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enfermedad de sus pacientes y clientes, desde una patología menor con pocas sesiones para su
manejo, hasta grupos o trabajos colectivos, para evitar realidades dañinas a largo plazo. Como en
el caso del psicólogo, quien ejerce en centros penitenciarios, de cual se aborda la próxima lectura
crítica. En Colombia, toda decisión de intervención psicológica se encuentra guiada por el marco
legal, marcado por las diferentes leyes que plantearon la reforma penitenciaria.
Como antecedente histórico, la función de las cárceles son actividades practicadas desde
los siglos XVII y XVIII, según Valdés, en 1980, las primeras correcciones buscaban
principalmente, aprovechar el recurso humano para la aplicación de mano de obra económica sin
reproches. Más adelante, se empezó a escudriñar en busca de castigo y aprehensión, como evitar
a la sociedad más daño del hecho por los criminales, donde posteriormente, se complementaron
estos objetivos con la intención de reivindicar los fallos cometidos y darles valor como unidades
nuevamente sociales. Según Marco Marchioni, los esfuerzos no son suficientes en la busque de
una meta, sin analizar cómo llegar a ella. Y quienes se encargan principalmente, de brindar este
servicio, es el personal de salud, como equipo de cualquier cárcel de la nación, desligando esas
creencias obsoletas de mantener por mucho tiempo a los recluidos de la libertad, por mucho
tiempo, para posteriormente darles libertad, sin el buscar el porqué, como y la solución, ante el
hasta altas expectativas por su efectividad y adaptación, según la evolución de quien lo recibe.
Según Nuñez, en 1997, los psicólogos que ejercen en las instituciones penitenciarias, poseen
gran área para trabajar y dedicarse a una labor que nunca tendrá fin, siempre centrado en el
tiempo, pos delito y no antes, cuando lo ideal es prevenir lo más posible. De aquí se conecta a la
poca importancia que entrega la sociedad a la salud y los cuidados mentales, desde los primeros
pasos, sean en los hogares, guarderías, escuelas, debe intervenirse para brindar el debido manejo
hereditarias; aunque lastimosamente, la sociedad considera esto como papeles inútiles que como
obtener el resultado deseado, generando de por si otro punto de decaída entre los dictámenes
legales y la realidad de estos. Las prisiones, consideradas sitios de mala fama, conformada por l
escoria humana, y que no merecen salir de allí, brinda un mayor esfuerzo para los psicólogos
psicológico, ubicar y diseñar el manejo que debe dárseles a los reo, cumplen con variadas
Desde que se empieza a trabajar en estos lugares, según Genovés, en 1983, persisten
1974, lo más llamativo son las obras arquitectónicas poco capacitadas para los reos, desde
espacios pequeños, con errores de transición hasta divisiones erróneas de las secciones
organizativas. Todo guiado de la mano con un gobierno desinteresado por dar las condiciones
dignas mínimas necesarias, personal humano y capacidades resolutivas, para sacar el máximo
El alto índice de recidivancia delictiva, por quienes cumplieron sus condenas, pudieron
salir antes del tiempo estipulado o sencillamente no lo completaron, evidencia los rasgos y
quebrados por buscar semillas en terrenos con poca siembra. Es triste que los psicólogos
penitenciarios y el resto del equipo dedicado a la salud, generen las mayores intenciones de
brindar ayuda y apoyo, pero la eterna problemática de las condiciones infravaloradas, limita
enormemente toda cabida y dedicación correcta a los enfermos, para comprender su causal,
Todo manejo se estructura según cada caso y las acciones delictivas que sucedieron, pero
todo tratamiento no debe basarse en corregir, ni mucho menos considerar ni obligar a nadie a
tomar conductas para su bien, que no le interesan. Existe cierto límite para darles herramientas a
los demás en sus padecimientos para ayudarlo, pero debe detenerse cuando de forma clara no hay
resultados, o se torne sustancialmente peligroso una situación así. Según Mappelli, en 1983, una
última opción entre escoger el punto de enfoque, la cual muchos rechazan y miran como un
desgaste necesario por infravaloración social, económica y laboral. Algo que no puede negarse,
es quienes aceptan trabajar y centrarse en estas instituciones, por vocación en busca de generar el
cambio tan deseado, siendo conscientes de un mayor esfuerzo y uso de herramientas para
tratamientos mejorados, y en respuesta a las necesidades que surjan en cada caso en especial.
forma completa, hacen pasar a los psicólogos penitenciarios como deficientes en su trabajo, y
animales de carga que no deben nunca contradecir, ni negar todos los obstáculos de larga data.
según respuesta, pero si al inicio, es muy notorio fallas en todo este proceso, simplemente se
obtendrá un mal producto, con quizás alteraciones altercadas con momentos de confusión y poca
paz.