Está en la página 1de 10

Johann Wolfgang Goethe

(Frankfurt, 1749-Weimar, id., 1832) Escritor alemán. Nacido en el seno de una familia patricia
burguesa, su padre se encargó personalmente de su educación. En 1765 inició los estudios de derecho
en Leipzig, aunque una enfermedad le obligó a regresar a Frankfurt. Una vez recuperada la salud, se
trasladó a Estrasburgo para proseguir sus estudios. Fue éste un período decisivo, ya que en él se
produjo un cambio radical en su orientación poética. Frecuentó los círculos literarios y artísticos del
Sturm und Drang, germen del primer Romanticismo y conoció a Herder, quien lo invitó a descubrir a
Homero, Ossian, Shakespeare y la poesía popular.

Goethe
Fruto de estas influencias, abandonó definitivamente el estilo rococó de sus comienzos y escribió varias
obras que iniciaban una nueva poética, entre ellas Canciones de Sesenheim, poesías líricas de tono
sencillo y espontáneo, y Sobre la arquitectura alemana (1773), himno en prosa dedicado al arquitecto
de la catedral de Estrasburgo, y que inaugura el culto al genio.
En 1772 se trasladó a Wetzlar, sede del Tribunal Imperial, donde conoció a Charlotte Buff, prometida
de su amigo Kestner, de la cual se prendó. Esta pasión frustrada inspiró su primera novela, Los
sufrimientos del joven Werther, obra que causó furor en toda Europa y que constituyó la novela
paradigmática del nuevo movimiento que estaba naciendo en Alemania, el Romanticismo.
De vuelta en Frankfurt, escribió algunos dramas teatrales menores e inició la composición de su obra
más ambiciosa, Fausto, en la que trabajaría hasta su muerte; en ella, la recreación del mito literario del
pacto del sabio con el diablo sirve a una amplia alegoría de la humanidad, en la cual se refleja la
transición del autor desde el Romanticismo hasta el personal clasicismo de su última etapa. En 1774,
aún en Frankfurt, anunció su compromiso matrimonial con Lili Schönemann, aunque rompió el
noviazgo dos años más tarde; tras aceptar el puesto de consejero del duque Carlos Augusto, se trasladó
a Weimar, donde estableció definitivamente su residencia.
Empezó entonces una brillante carrera política (llegó a ser ministro de Finanzas en 1782), al tiempo
que se interesaba también por la investigación científica. La actividad política y su amistad con una
dama de la corte, Charlotte von Stein, influyeron en una nueva evolución literaria que le llevó a escribir
obras más clásicas y serenas, abandonando los postulados individualistas y románticos del Sturm und
Drang. En esa época empezó a escribir Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister (1795), novela de
formación que influiría notablemente en la literatura alemana posterior.
En 1786 abandonó Weimar y la corte para realizar su sueño de juventud, viajar a Italia, el país donde
mejor podía explorar su fascinación por el mundo clásico. De nuevo en Weimar, tras pasar dos años en
Roma, siguió al duque en las batallas prusianas contra Francia, experiencia que recogió en Campaña
de Francia (1822). Poco después, en 1794, entabló una fecunda amistad con Schiller, con años de rica
colaboración entre ambos. Sus obligaciones con el duque cesaron (tan sólo quedó a cargo de la
dirección del teatro de Weimar), y se dedicó casi por entero a la literatura y a la redacción de obras
científicas.
La muerte de Schiller, en 1805, y una grave enfermedad, hicieron de Goethe un personaje cada vez más
encerrado en sí mismo y atento únicamente a su obra. En 1806 se casó con Christiane Vulpius, con la
que ya había tenido cinco hijos. En 1808 se publicó Fausto y un año más tarde apareció Las afinidades
electivas, novela psicológica sobre la vida conyugal y que se dice inspirada por su amor a Minna
Herzlieb. Movido por sus recuerdos, inició su obra más autobiográfica, Poesía y verdad (1811-1831), a
la que dedicó los últimos años de su vida, junto con la segunda parte de Fausto.
Friedrich von Schiller
(Friedrich o Federico Schiller; Marbach, Alemania, 1759 - Weimar, id., 1805) Poeta y dramaturgo
alemán. Hijo de un cirujano militar, estudió medicina y derecho en la Escuela Militar de Stuttgart, en
lugar de teología, tal como era su deseo. Sin tener en cuenta las prohibiciones de la disciplina militar,
empezó a interesarse por la literatura protorromántica del «Sturm und Drang» y, en 1781, estrenó su
primera pieza teatral, Los bandidos, drama antiautoritario que le supuso la deposición del cargo de
cirujano mayor y la prohibición de escribir obras que pudieran atentar contra el orden social.

Schiller
Obligado a abandonar Stuttgart, se dirigió primero a Mannheim (1782), donde representó obras de
contenido republicano que ensalzaban la libertad y la fuerza de espíritu; más tarde, por temor a nuevas
represalias, se trasladó a Leipzig. Durante este período de vida errante, fundó una revista y trabó
amistad con una dama influyente, Charlotte von Kalb, que le brindó su protección.
Finalmente, se desplazó a Dresde, y se hospedó en casa del jurista Körner, admirador suyo, quien lo
encaminó hacia una ideología y una estética menos exaltadas. Bajo esta influencia acabó su Don
Carlos (1787), obra que marca la frontera entre su primera etapa revolucionaria y clasicista,
caracterizada, sin embargo, por un clasicismo más próximo a Shakespeare que a la cultura grecolatina.
Según la crítica, su obra más lograda es la trilogía en verso Wallenstein (1776-1799), un drama en el
cual los acontecimientos históricos adquieren una dimensión ideológica en los personajes que los
protagonizan. Durante su estancia en casa de Körner escribió también su himno A la alegría (1775),
incorporado por Beethoven a la novena sinfonía, en el que expresa su generoso e imperturbable
idealismo.
En 1787 se dirigió a Weimar con el ánimo de conocer a Herder, Wielan y Goethe. Se dedicó entonces a
la investigación histórica, y en 1789 obtuvo la cátedra de historia en la Universidad de Jena. Escribió
algunos trabajos en los que expuso su concepción idealista de la historia, así como los poemas
filosóficos Los dioses de Grecia (1788) y Los artistas (1789).
En 1790 se casó con Charlotte von Lengefeld, y un año más tarde obtuvo una pensión del duque de
Holstein-Augustenburg, gracias a la cual pudo dedicarse al estudio de Kant, en cuya filosofía se refugió
de las consecuencias reales de la Revolución Francesa, que con tanto ardor había defendido
teóricamente. Fruto del estudio de la filosofía kantiana, publicó algunos tratados estéticos en los que, a
su ideal de perfección moral, unió la busqueda de la belleza, según él, los dos valores que, asumidos
individualmente, determinan los progresos y las transformaciones de la sociedad.
Dejando de lado sus investigaciones históricas y filosóficas, en 1794 fundó la revista Die Horen e
inició una fructífera colaboración con Goethe. Su amistad se consolidó tras fijar su residencia en
Weimar (1799), cuando ya habían fundado (1797) otra revista, Musenalmanach (Almanaque de las
musas), en la que también colaboraba Wilhelm von Humboldt. En ella, Schiller y Goethe publicaron en
colaboración la colección de epigramas Xenias (1797) y, un año más tarde, cada uno de ellos publicó
por separado sus Baladas, inspiradas principalmente en la Antigüedad y la Edad Media.
Schiller dedicó los últimos años de su vida al teatro, el género en el que más refulgió su talento. En
1804 vio la luz la más popular de sus obras, Guillermo Tell, en la cual el amor y la glorificación de la
libertad, ideal constante en el escritor, se manifiestan de la forma más armoniosa y eficaz. Falleció un
año después sin haber podido dar cima a su tragedia más ambiciosa, Demetrio, sobre el hijo de Iván el
Terrible, y que parecía preludiar un cambio de orientación en su obra.
Friedrich von Schelling
(Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling; Leonberg, actual Alemania, 1775-Baz Ragaz, Suiza, 1854)
Filósofo alemán. Uno de los máximos exponentes del idealismo y de la tendencia romántica en la
filosofía alemana, su gran precocidad se hace evidente en el hecho de que a los ocho años dominaba las
lenguas clásicas, y que antes de los veinte había desarrollado ya un sistema filosófico propio.

Schelling
Su pensamiento pasó por numerosas etapas distintas -tanto gracias a su precocidad como a su
longevidad- que la mayoría de críticos han clasificado en cinco. Estudió filosofía y teología en el
Seminario de Tubinga, donde coincidió con Hegel y Hölderlin; como ellos, recibió la influencia de la
filosofía kantiana y del pensamiento de Fichte, entonces en boga, como también las ideas de la
Revolución Francesa, y se fue apartando de la teología para encaminarse hacia la filosofía.
A partir de 1795 fue preceptor en Leipzig, donde se relacionó con el círculo romántico de los hermanos
Schlegel. Este contacto determinó su alejamiento de la filosofía de la conciencia de Fichte, así como la
elaboración de una filosofía de la naturaleza que reivindicaba su principio activo y vital, frente a la
noción de Fichte, que veía en ella una mera resistencia pasiva frente al sujeto. En 1796 conoció a
Goethe, quien logró para él una cátedra en la Universidad de Jena, donde compartió la fama con Fichte.
Por esa época contrajo matrimonio con Caroline Schlegel, quien le inspiró una profunda pasión.
El intento de conectar su filosofía de la naturaleza con la de Fichte, que partía del Yo, lo llevó a
elaborar también un idealismo trascendental, en que la relación entre naturaleza y sujeto se producía a
través de la intuición intelectual, que participa a un tiempo de la inmediatez de la intuición sensible y
de la comprensión (mediación) del intelecto; Fichte no aceptó, sin embargo, sus tesis.
En el año 1803 se trasladó a la Universidad de Wurzburgo, donde enseñó hasta 1806. En esta época, su
filosofía del Absoluto derivó hacia la llamada filosofía de la identidad, que afirma la indiferencia entre
sujeto y objeto, ambos procedentes del Absoluto previo a su distinción y en el que son «lo mismo».
Hegel, cercano a las posiciones de Schelling en un principio, se apartó de ellas en la Fenomenología
del espíritu (1807), donde critica la vaguedad y en último término la vacuidad de sus conceptos de
absoluto e intuición.
Desplazado a un segundo plano de la escena intelectual alemana por el éxito del sistema hegeliano, se
retiró de la vida pública y aceptó el cargo de secretario general de la Academia de Bellas Artes de
Munich. La muerte de su esposa, en 1809, le afectó profundamente. Schelling realiza en esta época un
giro importante en sus concepciones, que desemboca en la llamada «filosofía de la libertad», en la cual
niega que la racionalidad sea el fundamento del mundo, y pone en su lugar el deseo, el impulso vital
irracional, con lo cual se anticipa en cierto modo a las concepciones de Schopenhauer y al vitalismo
filosófico posterior. La libertad humana sólo puede ser tal si es libertad para el bien y para el mal, al
que reserva una entidad positiva, en contra de la tradición agustiniana, que lo concebía negativamente
como ausencia de bien.
Su pensamiento adopta en esta etapa un tono cada vez más cercano a la teología, y concibe la historia
del mundo como el proceso de autoconocimiento de Dios, el Absoluto, a través de la contraposición de
«luz» y «oscuridad», conceptos de los que el primero corresponde a la transparencia y la apertura a la
razón y el bien, frente al egoísmo y la fuerza centrípeta que domina a cualquier ser; este impulso
desviado del deseo, que tiende a encerrarse sobre sí y a apartarse del Espíritu, constituye la positividad
del mal.
Tras un breve período como docente en la Universidad de Erlangen (1820-1827), en 1841 regresó a
Munich en calidad de profesor de la universidad creada por Luis de Baviera, con la intención de
exponer las teorías que había desarrollado en los años precedentes, sin publicarlas, para renovar
profundamente la filosofía. Sin embargo, su doctrina no cuajó, dado el auge del hegelianismo; poco
después, abandonó definitivamente la enseñanza. Su pensamiento sólo fue recuperado, años más tarde,
por Heidegger y otros pensadores existencialistas.
Richard Wagner
(Leipzig, actual Alemania, 1813-Venecia, Italia, 1883) Compositor, director de orquesta, poeta y
teórico musical alemán. Aunque Wagner prácticamente sólo compuso para la escena, su influencia en la
música es un hecho incuestionable. Las grandes corrientes musicales surgidas con posterioridad, desde
el expresionismo hasta el impresionismo, por continuación o por reacción, encuentran en él su
verdadero origen, hasta el punto de que algunos críticos sostienen que toda la música contemporánea
nace de la armonía, rica en cromatismos, en disonancias no resueltas, de Tristán e Isolda.

Richard Wagner
La infancia de Wagner se vio influida por su padrastro Ludwig Geyer, actor, pintor y poeta, que suscitó
en el niño su temprano entusiasmo por toda manifestación artística. La literatura, además de la música,
fue desde el principio su gran pasión, pero el conocimiento de Weber y, sobre todo, el descubrimiento
de la Sinfonía núm. 9 de Beethoven lo orientaron definitivamente hacia el cultivo del arte de los
sonidos, aunque sin abandonar por ello su vocación literaria, que le permitiría escribir sus propios
libretos operísticos.
De formación autodidacta, sus progresos en la composición fueron lentos y difíciles, agravados por una
inestable situación financiera, la necesidad de dedicarse a tareas ingratas (transcripciones de partituras,
dirección de teatros provincianos) y las dificultades para dar a conocer sus composiciones. Sus
primeras óperas -Las hadas, La prohibición de amar, Rienzi- mostraban su supeditación a unos
modelos en exceso evidentes (Weber, Marschner, Bellini, Meyerbeer), sin revelar nada del futuro arte
del compositor.
Hasta el estreno, en 1843, de El holandés errante, no encontró el compositor su voz personal y propia,
aún deudora de algunas convenciones formales que en posteriores trabajos fueron desapareciendo.
Tannhäuser y Lohengrin señalaron el camino hacia el drama musical, la renovación de la música
escénica que llevó a cabo Wagner, tanto a nivel teórico como práctico, en sus siguientes partituras: El
oro del Rin (primera parte de la tetralogía El anillo de los nibelungos) y Tristán e Isolda.
En estas obras se elimina la separación entre números, entre recitativos y partes cantadas, de modo que
todo el drama queda configurado como un fluido musical continuo, de carácter sinfónico, en el que la
unidad viene dada por el empleo de unos breves temas musicales, los leitmotiv, cuya función, además
de estructural, es simbólica: cada uno de ellos viene a ser la representación de un elemento, una
situación o un personaje que aparece en el drama.
No sólo en el aspecto formal fue revolucionaria la aportación wagneriana: en los campos de la melodía,
la armonía y la orquestación -con el uso de una orquesta sinfónica de proporciones muy superiores a las
que tenían las habituales orquestas de ópera-, sino que también dejó una impronta duradera. Su gran
aspiración no era otra que la de lograr la Gesamtkunstwerk, la «obra de arte total» en la que se
sintetizaran todos los lenguajes artísticos.
Sus ideas tuvieron tantos partidarios como detractores. Uno de sus más entusiastas seguidores fue el rey
Luis II de Baviera, gracias a cuya ayuda económica el músico pudo construir el Festspielhaus de
Bayreuth, un teatro destinado exclusivamente a la representación de sus dramas musicales, cuya
complejidad superaba con mucho la capacidad técnica de las salas de ópera convencionales. En 1876 se
procedió a su solemne inauguración, con el estreno del ciclo completo de El anillo de los nibelungos.
Años antes, en 1870, el compositor había contraído matrimonio con la hija de Franz Liszt, Cosima, con
quien había mantenido una tormentosa relación cuando aún estaba casada con el director de orquesta
Hans von Bülow. Wagner dedicó los últimos años de su vida a concluir la composición de Parsifal.
Novalis
(Friedrich Leopold von Hardenberg; Oberwiederstedt, actual Alemania, 1772 - Weissenfels, id., 1801)
Poeta alemán; tomó el nombre de Novalis de un antiguo título nobiliario de su aristocrática familia. Las
concepciones estéticas de Novalis, cuya obra constituyó un canto a la integración mística de espíritu y
naturaleza, influyeron notablemente en el desarrollo posterior del romanticismo europeo.
Nacido en el seno de una familia noble de Sajonia, recibió una educación pietista. Estudió derecho en
Jena, donde asistió a los cursos de historia de Friedrich Schiller y conoció a Fichte, cuya filosofía
idealista gravita sobre toda su obra. Tras su traslado a Leipzig en 1791 conoció a los hermanos August
y Friedrich von Schlegel, y un año más tarde pasó a Wittenberg, donde ejerció la jurisprudencia.

Novalis
La muerte de su prometida, la jovencísima Sophie von Kühn, a causa de la tuberculosis (1797), le
sumió en una profunda una crisis espiritual. En sus Himnos a la noche (Hymnen an die Nacht, 1800),
colección de poemas en prosa y verso, el poeta exalta la noche, identificada con la muerte, como el
paso hacia la «vida verdadera», un renacimiento místico en la persona de Dios donde el reencuentro
con su amada y con el conjunto del universo sería posible, todo ello evocado por medio de un lenguaje
sugestivo y armónico.
En 1798 marchó a Freiberg para estudiar geología, y en 1799 se convirtió en administrador de minas en
Weissenfels, poco antes de su prematura muerte, también a causa de la tuberculosis. Su obra publicada
en vida se limita a los Himnos y a dos series de Fragmentos (Fragmente) aparecidos en la revista
Athenäum en mayo de 1798. El conjunto de su producción fue publicado a su muerte por Friedrich
Schlegel y Ludwig Tieck.
Los Fragmentos, compuestos entre 1795 y 1800, comprenden una serie de apuntes, aforismos y
comentarios breves sobre filosofía, estética y literatura, en los que expresa las principales inquietudes y
concepciones teóricas del romanticismo. La angustia del poeta es provocada por la fractura que separa
al sujeto del objeto, dentro de los estrechos límites fijados por el kantismo: la mediación conceptual
falsea la unidad esencial de la vida, de la que participa el poeta, sin poder asirla ni expresarla jamás. El
papel asignado al arte se acerca al de la religión, por cuanto tiene la misión de hacer visible aquella
intuición absoluta, aunque en sus apuntes Novalis indica que tal acceso debe realizarse desde la
autorrevelación del arte como mediación, como falsedad y, por tanto, como absoluta libertad creativa.
Junto a estas consideraciones se hallan otras muchas sobre las más variadas materias, desde el
esoterismo hasta la matemática y las ciencias, pasando por el derecho y la política. Según explicó su
amigo Tieck, Novalis "había desarrollado el plan para una obra enciclopédica propia, en la cual las
experiencias e ideas de las diversas ciencias debían explicarse, apoyarse y animarse mutuamente".
La novela inconclusa Los discípulos de Sais (Die Lehrlinge zu Sais) presenta una visión alegórica de la
naturaleza; escrita durante los estudios geológicos del autor, narra los esfuerzos de un grupo iniciático
por desentrañar la verdad sobre la esencia de la naturaleza. También la novela Enrique de Ofterdingen
(Heinrich von Ofterdingen) quedó en estado fragmentario, aunque una vez publicada se convirtió en
paradigma del romanticismo. Novela de aprendizaje, el autor proyecta en ella las obsesiones que
guiaron su propia vida. El protagonista, un juglar medieval cuya existencia histórica es incierta, aunque
se le supone autor del Cantar de los Nibelungos, debe salir al «exterior» para hallar su propia identidad,
a través de los lugares comunes literarios del viaje y del enamoramiento. Las preocupaciones
románticas que distinguen la novela se resumen en la imagen de la flor azul que el protagonista ve en
sueños, y a cuya búsqueda se dedica, símbolo de la esencia del arte como reconciliación entre mundo
interior y exterior, es decir, como realización del concepto en lo concreto. El elemento central de la
obra son las reflexiones de Novalis sobre la esencia de la poesía y su objeto.
En el ensayo La Cristiandad o Europa (Die Christenheit oder Europa), Novalis expresa toda la
nostalgia romántica por la perdida unidad de la Europa cristiana medieval, en una exaltación de la fe
cristiana. Escrito en 1799 para la revista Athenäum, no se publicó entonces por intervención de Goethe,
y no se pudo dar a la imprenta, recortado, hasta 1826. Otra de sus obras que han ganado con el paso del
tiempo son sus Cánticos espirituales (Geistliche Lieder), conjunto de poemas religiosos de gran
emotividad que testimonian una fe teñida de piadosa resignación y que fueron escritos por la misma
época que sus Himnos, a los que prolongan y completan en parte. Están hechos también con una
expresión más íntima, sencilla y rítmica y fueron escritos para ser cantados. Cristo aparece en ellos
como símbolo de la unidad de poesía y religión.

También podría gustarte