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SABER SUFRIR PARA MADURAR

Vivimos en mundo hostil, un mundo plagado de amenazas contra nuestro cuerpo y


contra nuestra psique. Tan es así, que incluso las personas encargadas de cuidarnos y las
que dicen querernos más, pueden terminar por provocarnos sufrimiento psicológico,
involuntaria o inadvertidamente. Para favorecer la supervivencia en semejantes
circunstancias, la naturaleza ha dotado a los humanos y a las demás especies animales
con un instinto que les hace buscar lo placentero y evitar lo incómodo y lo doloroso. En
los animales silvestres, tal inclinación cumple perfectamente con su cometido: propiciar
que hagan justo lo que necesitan para sobrevivir. Y ya está, fin de la historia. Pero con
nuestra especie, el lenguaje, la cultura y la complejidad de nuestra mente, hacen que esta
inclinación a buscar lo placentero y evitar lo doloroso, pueda incluso volverse en nuestra
contra y perjudicar nuestra salud corporal y psicológica. Intentaré ilustrar esta
afirmación de forma sencilla con un ejemplo:
••.Mientras un animal silvestre da satisfacción a su sed de forma instintiva, simplemente bebiendo
el agua que está a su alcance, un ser humano tiene más opciones que provienen de la cultura en la
que vive. Además del agua, tiene a su disposición café, refresco o cerveza, por citar algunos
ejemplos.
••.En este caso la decisión no será definida por el mero instinto de calmar la sed, sino por una
frase: “quiero cerveza” (lenguaje).
••.El instinto de hidratarse y de buscar lo placentero sigue presente, pero la elección está
condicionada por factores culturales y psicológicos.
••.Puede que haya aprendido a beber cerveza en su familia o con sus amigos, pero adicionalmente
podría haber desarrollado una adicción a las bebidas alcohólicas debido a problemas emocionales
no resueltos.
••.Si el consumo es moderado, la cerveza podría ser beneficiosa para su salud. Pero si el consumo
es excesivo, podría incluso poner en riesgo su vida.
••.Cuando la adicción al alcohol es causada por problemas emocionales no resueltos, aunque la
persona logre soportar el sufrimiento de privarse de bebidas alcohólicas con fuerza de voluntad,
también será necesario que asuma el sufrimiento psicológico que provendría de confrontar sus
problemas emocionales.
••.Seguir el instinto que nos hace buscar lo placentero y evitar lo doloroso, no haría más que
empeorar su adicción y su sufrimiento psicológico.
La mente humana, además del ya citado instinto que busca lo placentero y evade el
dolor, está provista también de una serie de estrategias más complejas que sirven para
hacer frente al sufrimiento psicológico: los mecanismos de defensa. Aunque estos
lleguen a ser tan sutiles que a veces pasen complemente inadvertidos para la persona que
los usa y para los demás, lo cierto es que, al final, se trata solamente de una evasión, una
incapacidad momentánea, persistente o permanente de hacer frente a un sufrimiento o un
sentimiento que creemos nos puede provocar sufrimiento (El amor, por ejemplo.
Enamorarse pone en riesgo de sufrir, y entonces lo que se evade de formas diversas es el
sentimiento amoroso).
Nos encontramos pues, ante una curiosa paradoja:
Para madurar y ser felices requerimos ser capaces de sufrir voluntariamente, aunque sea
de forma temporal. Y por el contrario, la supuesta medicina de evadir ese sufrimiento
necesario, puede convertirse en un mal mayor que el que pretendíamos evitar.
A ese sufrimiento continuo que es producto de la evasión, le llamamos neurosis.
“«La neurosis es siempre un sustituto de genuinos sufrimientos» (Carl Jung).
Pero el sustituto termina por convertirse en algo más penoso que el
sufrimiento legítimo que aquel debía evitar. La neurosis misma se convierte en
el máximo problema".

M. Scott Peck, "The Road less traveled".

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