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AMOR INCONDICIONAL

«…si todos los que se preocupan tanto por mí pudieran verme en mi ser más íntimo,
¿seguirían amándome?». Henri Nouwen

Hoy en día vivimos en una cultura que aspira a la perfección y que incluso se burla y humilla lo
imperfecto, aquello que no cumple con los estándares impuestos. Para muestra bastaría ver cómo
Scarlett Johansson fue duramente criticada por mostrar unas leves imperfecciones al usar traje de baño.
De tal modo, la presión social es tal, que la mayoría de las personas nos vemos obligadas a intentar
adaptarnos a los estándares de perfección de nuestro entorno. O por lo menos a fingir tal perfección, a
"maquillar" nuestra vida para que resulte más atractiva para los demás. Pero en el fondo, todas las
personas, si somos honestas, tenemos aspectos de nosotros mismos que nos avergüenzan. Secretamente
tememos que si los demás llegaran a conocer ciertos aspectos de nuestra vida, nos rechazarían, se
alejarían de nosotros. Y nada nos causa más terror que el aislamiento...
Pero esta tendencia no es nueva. Por lo menos así lo relata alegóricamente el libro del génesis, que fue
escrito hace miles de años:
"Yavé Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?» Este contestó: «He oído tu voz en el
jardín, y tuve miedo porque estoy desnudo; por eso me escondí.»" Gn 3, 9-10

El pudor para vestir con ropa nuestro cuerpo desnudo no es un problema. Pero avergonzarnos de la
imperfección de nuestro cuerpo o nuestra personalidad sí lo es. Porque todos anhelamos recibir un
amor incondicional, todos anhelamos ser aceptados a pesar de nuestros múltiples defectos. Víctor Hugo
expresó esto de manera muy elocuente cuando dijo:
«La suprema felicidad de la vida es saber que eres amado por lo que eres o, más
exactamente, a pesar de lo que eres».

Así que al final es cuestión de valentía: si queremos disfrutar la felicidad máxima de la vida, será
necesario tener el coraje de mostrarnos tal como somos. De lo contrario, huir de lo que más anhelamos
nos dejará en un estado permanente de insatisfacción.
La mayoría de nosotros ha experimentado las bondades de un amor incondicional. Tal experiencia suele
ser más común con nuestros padres (en particular con mamá) y con nuestros amigos. Pero incluso si
nuestros padres y amigos fallaran, siempre queda el amor incondicional de Dios. Seas creyente o no, lo
cierto es que la mera idea de que un ser superior te ame a pesar de todo, puede salvar tu vida o tu
cordura. Y esto es verdadero incluso si Dios no existiese. Lo cierto es que la conexión con el otro y el
amor incondicional son nuestra salvación, incluso si el otro no es real, como en la película "Náufrago",
en la que el vínculo que Chuck Noland establece con Wilson es lo que lo salva de la locura.
Si en nuestra vida se diera el peor escenario posible, en el que nuestra familia y nuestros amigos nos
dieran la espalda, siempre quedaría el consuelo y la esperanza de recordar el amor incondicional de
Dios expresado bellamente en estas palabras:
«El joven le dijo: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo
tuyo". Pero el padre dijo a sus servidores: "Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo,
pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y
mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba
perdido y fue encontrado". Y comenzó la fiesta». Lc 15, 21 - 24

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