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En este trabajo partimos de la noción de trayectoria de Pierre Bourdieu, quien la define

como la “serie de las posiciones sucesivamente ocupadas por un mismo agente (o un mismo
grupo) en un espacio en sí mismo en movimiento y sometido a incesantes
transformaciones” (1997: 82). Es decir que de acuerdo al sociólogo francés, el concepto de
trayectoria hay que pensarlo como el posicionamiento de un sujeto o de un grupo en
relación con su medio, a través del tiempo e inscripto en un espacio social. Gráficamente
sería la curva formada al unirse las diferentes posiciones ocupadas por un sujeto en todo el
trayecto de su vida. (Davila y Ghiardo, 2011)

En cuanto al espacio social, este es esencialmente un espacio de relaciones, sistema de


posiciones sociales que se definen unas en relación con otras “por relaciones de
proximidad, de vecindad, o de alejamiento y también por relaciones de orden como debajo,
encima y entre…” (Bourdieu 1998:30). Es decir, las distintas posiciones y los distintos
grupos de posiciones adquieren significado en su relación con otras posiciones y otros
grupos de posición. Tal como lo señala en otra obra el mismo Bourdieu, “los agentes tienen
tantas más cosas en común cuanto más próximos están en ambas dimensiones y tantas
menos cuanto más alejados. Las distancias espaciales en el papel equivalen a distancias
sociales” (Bourdieu, 1997: 18) El espacio social pertenece a su vez a una esfera social más
amplia: el campo, el cual se encuentra determinado por la existencia de un capital común,
unos recursos específicos que lo definen y la lucha por su apropiación- conflicto que tiene
lugar entre los distintos actores involucrados. El cam

Desde una perspectiva diferente, algunos estudios de la última década proponen reconocer
los “condicionantes de la estructura social pero reprueban su determinismo”, pues se hace
foco en que los sujetos toman sus propias decisiones acerca del rumbo a seguir. Por ello
proponen la noción de “recorridos con bifurcaciones”. (Kossoy, op. cit.) “La noción de
bifurcación intenta dar cuenta de configuraciones en las cuales ciertas perturbaciones que
ocurren en las vidas particulares son el origen de las reorientaciones de las trayectorias
individuales”.

También señala Bourdieu, que en las trayectorias sociales reside “el principio de las
diferencias entre los habitus individuales”. (Bourdieu, 2010: 98) Entendiendo el habitus
como el sistema de disposiciones adquiridas por la experiencia y socialmente constituidas,
es decir que permite a cada persona de acuerdo a su posición social desarrollar
determinados esquemas para obrar, sentir y pensar, el habitus docente se conformaría por el
conjunto de esquemas desarrollados en distintos momentos de la vida y que en el docente
deviene “en un sistema de disposiciones estructuradas y estructurantes que se constituye en
la práctica docente, orientado hacia la práctica misma; lo que, conduce a explicar que los
saberes y el modelo de la práctica docente construido por el (docente) refleja un proceso de
apropiación y construcción configurado en el curso de su formación, en el que se incluye la
asimilación de saberes provenientes de diversos ámbitos, tanto escolares, como culturales y
referenciales”

los docentes acumulan experiencia en los diversos ámbitos de sus trayectorias sociales por
los que circulan y a partir de esa experiencia vivida construyen marcos de referencia desde
los cuales sienten, piensan y actúan en la práctica docente. Tales marcos de referencia,
entendemos no es otra cosa que lo que Bourdieu refiere como el sistema de disposiciones
adquiridas (habitus), el cual es producto del mundo social en el que se está inserto (campo)
y es a la vez lo que contribuye a constituirlo, a dotarlo de sentido. A lo largo de sus
trayectorias sociales, los docentes van acumulando diferentes tipos de capitales:
bienes/objetos culturales; certificaciones/títulos; y hábitos, esquemas de percepción y gusto
(diversos tipos de capital cultural8 ) los que a su vez permiten ir estableciendo diversas
relaciones sociales a través de la pertenencia a grupos, relaciones que pueden
institucionalizarse, reproducirse y ser utilizadas a corto o largo plazo (capital social9 ).

El concepto de itinerario refiere al rumbo, a la orientación, al camino, que puede incluir


diversas estaciones o paradas, seguidos por un sujeto. Y el de recorrido alude al itinerario
efectivamente transitado.10 Kossoy señala que la noción de itinerario “sugiere una mayor
plasticidad” dado que no está atado al origen social sino que resulta de múltiples factores; y
que en la noción de “recorrido” prevalece “la voluntad del actor, su reflexividad para
decidir qué rumbo tomar”, aunque se asemeja a la de itinerario en cuando a que la
direccionalidad también es multireferencial. (Lahire, 2001, citado en Kossoy, op. cit.).

Esto esta bueno como contraposición de aquellos docentes como estela que a partir de su
caso empezó la lucha contra los agrotoxicoss

La idea de experiencia ligada al ser permite asomarnos al proceso interno que vive cada
sujeto, a “eso que nos pasa, que nos acontece, que nos llega” (Larrosa, 2003). Así
entendida, la experiencia remite a algo que está fuera de lo común, que linda con lo
extraordinario, que “nos pasa” en el cuerpo, en las ideas, que “padecemos” porque es algo
de lo que no podemos escapar. En este sentido entonces, estudiar las trayectorias sociales
no permite mirar el ser de la experiencia en tanto sujeto que vive, sufre, que le pasan cosas.
Escuchar los relatos de docentes que recuperan su experiencia tiene por objeto captar la
singularidad de “eso” que vivieron y protagonizaron en los itinerarios no escolares de sus
trayectorias sociales esperando comprender no sólo lo que pasó en esas trayectorias sino lo
que les pasó a partir de ellas. Dicho de otro modo, cómo opera en su configuración
formativa como buenos docentes “eso que vivieron y que les pasó”, es decir cómo actúa en
ellos, cómo los “formó” o forma. Se trata aquí de la relación entre experiencia y formación:
“la experiencia es lo que me pasa y lo que, al pasarme, me forma o me transforma, me
constituye, me hace como soy, marca mi manera de ser, configura mi persona y mi
personalidad”. (Ibid)

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