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Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales - UADER

Profesorado de Educación Inicial


Prácticas Docente III Educación Inicial: Prácticas institucionales
Estudiantes: Pavón, Valentina - Reyas, Anabella

Recuperando los aportes de Ana Malajovich, en su apartado “Enseñar en la educación


inicial: Saberes, reflexiones y propuestas”, retomamos como pareja pedagógica la reflexión
acerca de la organización de los niños y niñas en grupos.
La misma se plantea como una estrategia que requiere del análisis por parte de la docente,
quien debe tener en cuenta múltiples características para que esta organización resulte
satisfactoria dada a sus múltiples interacciones dentro del grupo.
En este sentido, como experiencia personal dentro de la sala, consideramos este abordaje de
gran imporancia, ya que inicialmente la organización en grupos significaba una gran
incertidumbre en cuanto a la participación de los niños y niñas en la propuesta; sin dejar de
recordar que por el aislamiento del covid- 19 se modificaron los vínculos entre los niños, y
que la vuelta a la sala de forma presencial requirió por parte del grupo una nueva adaptación
en cuanto a la socialización.
En este sentido, y como propone la Malajovich (2017), “la situación de interacción social
permite, centralmente, coordinar puntos de vista, coordinar acciones y de esta manera los
chicos tienen la oportunidad de ampliar su campo de acción o su campo de representación de
la situación” (p.41) pero ¿Cómo lograr esto?
Es entonces que se plantean diversos tipos de interacción entre el grupo, y como participantes
dentro de la sala observamos y analizamos de qué manera esta estrategia de organización
podría ser más conveniente: de acuerdo a las personalidades de los niños, en cómo cada
participante podría contribuir para los demás en la propuesta, de acuerdo a su desempeño, etc.
A partir de esto y de situaciones particulares, reflexionamos acerca de cómo un compañero,
mediante sus propuestas de juego, de resolución y puntos de vista pueden guiar y enriquecer
la actividad, y así permitirle a los demás compañeros participar más activamente de las
propuestas.
A partir de la lectura del texto de Pulido González “Raíces, tradiciones y mitos en educación
inicial” pudimos ir diferenciando algunas situaciones que forman parte de la rutina en la sala
y relacionar con lo que el texto nos plantea.

Uno de los ejemplos que encontramos fue en la hora del lavado de manos para la merienda,
en donde nos llamó la atención la autonomía que los niños tienen a la hora de ir al baño solos,
lavarse las manos antes de la merienda o luego de los juegos. En este caso coincidimos con lo
qué Pulido González (2013) plantea acerca de que

Las rutinas, entonces, pueden convertirse en la oportunidad para el pleno ejercicio


de la autonomía, en tanto se generen espacios para la toma de decisiones, la
participación y la resolución de problemas. Todo esto enmarcado en un respeto por
los tiempos diferenciales de los niños (p. 88).

Consideramos necesario el poder resignificar las rutinas que se dan día a día con los niños
dentro de la sala, ya que esto nos va a permitir innovar y generar nuevas situaciones de
enseñanza, con nuevos contenidos utilizando nuevas herramientas y estrategias que sean
significativas y llamativas para los niños, a su vez, es una estrategia para que a nosotras como
docentes nos ayude a no caer en la monotonía.
Consideramos pertinente el establecimiento de rutinas, ya que son necesarias para darle un
significado en la vida del niño. Así también la inculcación de hábitos en esta etapa ayuda al
desarrollo moral, afectivo y social del niño, a su vez que les facilitará el aprendizaje de
diversas acciones en la vida diaria, interiorizando dichos hábitos y finalmente adquiriendo
una autonomía cada vez mayor en sus acciones.
Otro ejemplo fue en el momento de la iniciación, donde al ingresar los niños y niñas a la sala
cuelgan sus mochilas en los percheros y van a buscar una silla para ubicarse frente al
pizarrón. Es un momento que el grupo tiene muy incorporado en el día a día del jardín. Por lo
que las rutinas entonces contribuyen a establecer una organización de los momentos y
preparan de cierta manera a los niños y niñas para anticiparlos acerca del momento que
acontecerá. Son situaciones que contribuyen a la autonomía y dan avances significativos en el
ámbito social, sin dejar de mencionar que las rutinas son válidas en cuanto haya un
significado detrás de ellas, y tengan la capacidad de modificarse para encontrar nuevas
herramientas, juegos, actividades para resignificarla.

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