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CARACTERÍSTICAS DE LA

CULTURA
Te explicamos qué es cultura, cómo y en qué
momento fue acuñado el término, y cuáles son sus
características principales.
El concepto de cultura nace en el siglo XIX.

Cultura
El término cultura proviene del vocablo latino cultura y éste a
su vez de colore, cuyo sentido es habitar, cultivar, proteger u
honrar, sentidos todos aplicables al ámbito del hogar, las
tradiciones y las herencias.
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Sin embargo, el sentido de la palabra cultura ha variado a lo
largo de los tiempos. Inicialmente vinculado con la labranza y
el mundo agrícola (de allí cultivar, cultivo), comparte orígenes
con las palabras colono y culto, a las que dejó de lado en su
camino a convertirse en una categoría abstracta y
fundamental en la consideración de mundo del hombre
moderno.
Actualmente por cultura entendemos dos distintas ideas:
• El afán por el conocimiento y las bellas artes, las
humanidades y los saberes. De allí una “persona culta” o
“inculta”. A este ámbito se le conoce como alta cultura.
• El conjunto de saberes, técnicas, creencias, tradiciones,
narraciones y otras elaboraciones discursivas que
definen la manera específica en que un conjunto
humano de lidia con el mundo y consigo mismo.
Primeras apariciones del término
Quizá la aparición histórica del término cultura que más
relevante se muestra para su historia y definición sea la del
romano Cicerón, en sus Tusculanae disputationes del año 45
a.C., en donde abogaba por la cultivación del espíritu
(cultura animi) como un ideal humano, valiéndose de una
metáfora agrícola para bautizarlo.
Es posible que el sentido original del término fuera el que aún
conserva en usos modernos como apicultura, piscicultura o
agricultura, vinculados con el arte de la siembra o la cosecha.
Y así se mantendrá hasta pasado el medioevo, cuando la
Ilustración encuentre en dicha metáfora la posibilidad de
distinguir entre el estado natural (salvaje) y el campo
cultivado, vale decir, cuando se funda la distinción entre
naturaleza y cultura.
Sinónimo de civilización
A partir del culto a la razón humana que nació con la
Ilustración europea, el término cultura pasa a representar
los valores de la civilización, de la mano de la idea del
progreso. Este giro, a la vez, vincularía de manera estrecha
a la cultura con lo patrio, en tanto su cultura particular sería el
orgullo de las naciones.
Así, el proceso civilizatorio implicaría el paulatino
perfeccionamiento de los pactos sociales, las normativas
jurídicas, formas de gobierno y la acumulación progresiva de
los saberes humanos: todo ello vendría a ser luego la cultura.
Sin embargo, las vertientes universalistas y nacionalistas
(francesa y alemana) tomarían el término para sí y
sembrarían una dualidad en su seno, pues nacería la cultura
universal y también las culturas locales. Una tensión que
permanecerá más o menos irresuelta hasta nuestros días.
Otros usos
Para las diversas ciencias sociales, el concepto de cultura
nace en el siglo XIX, cuando muchas de ellas eran aún
disciplinas jóvenes. Dicho contexto la obliga a tener que ver
con las maneras de pensar la sociedad humana que en esa
época imperaban: los primeros sociólogos como Émile
Durkheim nunca se sintieron cómodos con el término, y es la
opinión general que Carlos Marx hizo bastante de lado a la
cultura en sus filosofías sociales.
La antropología, en cambio, se fundaría teniendo el
concepto de cultura muy en el centro, a menudo teniéndola
como resultado de ciertos devenires históricos de la sociedad.
Finalmente, en UNESCO se define cultura como “el conjunto
de los rasgos distintivos espirituales y materiales,
intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad
o a un grupo social y que abarca, además de las artes y las
letras, los modos de vida, las maneras de vivir juntos, los
sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”.

Función social
La cultura opera, desde el punto de vista de lo social, como
una red de sentidos y símbolos que construyen una noción
de pertenencia, un nosotros. Dicha noción puede ser la de
un conjunto humano minoritario, tribal, o la de un hemisferio,
o incluso ciertos arquetipos culturales son comunes a la
humanidad entera.
La fabricación de dicha red, en efecto, ha sido asunto de
siglos y milenios de hibridación y traducción de ciertos
contenidos psíquicos primigenios, junto a las presiones
propias de nuestro espíritu gregario, que conducen a la
elaboración de lenguajes comunes y a la categorización
imaginaria del mundo.
Sistematicidad simbólica
La cultura opera como un sistema de símbolos que tienen
distinta o variada elaboración. He allí que existan conexiones
discusivas y fácticas entre rituales, representaciones
artísticas y estereotipos culturales entre los integrantes de
una comunidad y, más aún, entre distintos grupos
sociales.
La cultura, en tanto sistema, opera en base a la inclusión y la
exclusión de los otros, en base a la afirmación de un colectivo
y la singularidad del hombre en tanto individuo. Se trata, en
última instancia, de un sistema de símbolos sostenido en el
lenguaje verbal pero tal vez previo a su existencia, cuyo
cometido es ordenar psicoafectivamente la realidad de
los individuos.
Herencias
La cultura se transmite y perpetúa en el tiempo, y varía
también al hacerlo. Esto ocurre en la educación formal e
informal: tanto la que forma parte de las políticas educativas y
culturales de un Estado en cuestión, a través de sus
escuelas, museos, programación artística e histórica; como la
que se transmite entre padres e hijos, entre grupos de
influencia, medios de comunicación y el habla común,
cotidiana, en la cual se refuerzan valores y puntos de vista
populares.
En muchos sentidos se busca preservar la cultura (su
contenido tradicional y heredado de ancestros locales), pero
también se sabe que el campo cultural es un organismo
vivo y en perpetua mutación, tanto como un campo de
combate: así que hay discursos en elaboración y otros en
franca pérdida, a lo largo del tiempo.
Creencias
En la cultura están contenidas las creencias de un grupo
humano específico: sus modos de religiosidad específicos,
sus supersticiones, sus reminiscencias mágicas o
primitivas. Pero también su fe en la ciencia, en doctrinas
modernas del progreso o su fervor por la filosofía y las artes
del pensamiento, en tanto herramientas de interpretación del
mundo que nos rodea.
Valores, normas y sanciones
La enseñanza moral y ética forma parte también del
contenido cultural de las naciones. Sus aproximaciones al
otro, a la ley, al delito, sus ideas de lo sancionable, lo
aconsejable y lo réprobo, a menudo de la mano de su
pensamiento político y religioso. La cortesía, el protocolo, el
ordenamiento de los roles sociales y el sentido de la
justicia forman parte de ello.
La alta y baja cultura
Las manifestaciones artísticas, filosóficas y arquitectónicas de
un pueblo forman quizá la parte más visible, exportable y
celebrada de su cultura. Al conjunto de dichas
manifestaciones se las considera alta cultura cuando en
contacto con el discurso de las élites y baja cultura o cultura
popular cuando representa los modelos tradicionales del
folklore y las masas.

Tecnología
Aunque normalmente no se lo piense así, la ciencia y la
tecnología forman parte importante de la cultura
contemporánea. No sólo por su importancia en hacer del
mundo un lugar semejante a lo que de él imaginamos, sino
porque modelan, contaminan y forman parte de nuestra
manera de interrelacionarnos.
Hoy en día se habla de cultura digital, cultura 2.0 y otros
términos que apuntan a un sector creciente del ejercicio
cultural que se produce en Internet y redes sociales.

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