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Orión Vargas Vélez

Doctor en filosofía Universidad Pontificia Bolivariana

En el análisis de la prueba judicial, el razonamiento inferencial es útil y necesario. Las


inferencias utilizadas por el fiscal en la formulación de imputación exigen que esté
preparado para encontrar y valorar toda clase de pruebas imaginables.

Pruebas cuya pertinencia, credibilidad y fuerza inferencial o probatoria deben ser


establecidas en la formulación de imputación (artículo 287 del Código de Procedimiento
Penal - CPP), máxime cuando la misma es realizada con miras a la ordenación de una
medida de aseguramiento (artículo 306 CPP) por parte del juez de control de garantías.

Cuando el fiscal investiga los hechos genera hipótesis o conjeturas que intentan dar
explicación a sus observaciones. Estas hipótesis o conjeturas están relacionadas con
hechos que han ocurrido (formulación de imputación) o con hechos que podrían ocurrir
(medidas de aseguramiento).

Estas hipótesis o conjeturas son lanzadas como una red por el fiscal, con miras a atrapar
algo que le permita, con base en los elementos materiales probatorios, la evidencia física
y la información legalmente obtenida, tener motivos, indicios, razones o alertas de la
existencia de una posible o probable conducta, ya sea inmediata o en el corto plazo, que
puede ser realizada por un supuesto autor o partícipe en relación con la comisión del
delito que es investigado.

Predecir y prevenir tal conducta es el objetivo obvio de la fiscalía en su esfuerzo por


construir una inferencia razonable, que le permita realizar el acto de formulación de
imputación y, de ser procedente, la solicitud ante el juez de control de garantías de la(s)
respectiva(s) medida(s) de aseguramiento.

El fiscal debe hacer inferencias sobre las capacidades e intenciones de la persona a la


que se le formula la imputación y con respecto de la cual se solicita(n) una(s)
determinada(s) medida(s) de aseguramiento.

La persona investigada puede tener capacidad mas no intención, y viceversa.

El fiscal puede considerar, con base en la información legalmente obtenida, que es muy
posible o muy probable que el imputado tiene la intención de obstruir la justicia si se le
presenta la oportunidad adecuada. El funcionario puede exponer algunos motivos graves
y fundados relacionados con actividades del imputado, que posible o probablemente
podrían alterar elementos de prueba que han sido producidos, dando cuenta que el
imputado ha realizado este tipo de conductas en otras ocasiones y en el caso
actualmente investigado.

Si de la información legalmente obtenida por el fiscal se establece (de acuerdo con la


inferencia razonable como grado de aval exigido por la ley procesal penal) que la
conjetura del fiscal es posible o probablemente cierta, entonces la decisión del fiscal será
la de formular la imputación, ante el juez de control de garantías.

Si de los motivos graves y fundados expuestos por el fiscal y relacionados con


actividades del imputado se establece (de acuerdo con la inferencia razonable como
grado de aval exigido por la ley procesal penal) que la conjetura del fiscal es posible o
probablemente cierta, entonces la decisión del juez de control de garantías será la de
ordenar la medida de aseguramiento solicitada por el fiscal.
La inferencia razonable como grado de aval, exigido en la ley procesal penal para la
formulación de imputación, y/o solicitud de medida de aseguramiento, por parte del fiscal,
así como para el decreto de medida de aseguramiento por parte del juez de control de
garantías, se fundamenta en hipótesis o conjeturas, hechos, elementos de juicio y reglas
de la experiencia. Ilustremos esto con un ejemplo.

Para la solicitud de medida de aseguramiento del imputado el fiscal formula la siguiente


hipótesis o conjetura:

H: El imputado tiene la intención de obstruir la justicia si se le presenta la oportunidad


adecuada.

El fiscal formula el siguiente hecho:

h: El imputado ha realizado actividades que han pretendido alterar elementos de prueba.

El fiscal provee el siguiente elemento de juicio:

P: Prueba documental donde se observa y escucha que el imputado induce a un tercero


para que informe falsamente y se comporte de forma desleal en el proceso.

El fiscal y el juez de control de garantías pueden enlazar estos tres ingredientes mediante
reglas de la experiencia.

RE # 1: La primera regla de la experiencia que el fiscal construye desde la prueba


documental (p) hacia el hecho (h) es la siguiente:

Si lo que dice la prueba documental (p) es cierto (no es un montaje), entonces es más
posible o más probable el hecho (h) que el imputado haya pretendido alterar elementos
de prueba.

RE # 2: La segunda regla de la experiencia que el fiscal construye desde el hecho (h)


hasta la hipótesis o conjetura (H) es la siguiente:

Si con base en la prueba documental (p), es más posible o más probable la ocurrencia
del hecho (h), entonces es muy posible o muy probable la hipótesis o conjetura (H) que el
imputado tiene la intención de obstruir la justicia si se le presenta la oportunidad
adecuada.

Se puede observar que dichas reglas de la experiencia emplean expresiones tales como
“más posible o más probable” y “muy posible o muy probable”. Las palabras “posible” y
“probable” son elásticas. Esto significa que pueden ser estiradas en determinados
grados, rangos o medidas de aval.

Por ejemplo, la palabra “posible” puede ser estirada de la siguiente forma:

no posible<poco posible<posible<más posible<muy posible<casi cierto<cierto

Por ejemplo, la palabra “probable” puede ser estirada de la siguiente forma:

no probable<poco probable<probable<más probable<muy probable<casi


cierto<cierto
La expresión inferencia razonable como grado de aval exigido por la ley procesal penal
para la formulación de imputación (artículo 287 CPP) y la solicitud y decreto de medida
de aseguramiento (artículo 306 CPP), contiene otra palabra elástica: “razonable”.

Si se estira la palabra “razonable” entonces es plausible una graduación de la misma.

no razonable<poco razonable<razonable<más razonable<muy razonable<casi


cierto<cierto

Se puede observar cómo el estiramiento de las palabras “vagas” e “imprecisas” tales


como “posible”, “probable” y “razonable” disminuyen tal vaguedad e imprecisión.
Adicionalmente, el estiramiento de estas palabras “vagas e imprecisas” permiten ubicar el
estándar de prueba requerido, no solo para la inferencia razonable, sino también para la
probabilidad de verdad y el conocimiento más allá de toda duda, que son exigidos por la
ley procesal penal como grados de aval, en la formulación de acusación (artículo 336
CPP) y en el conocimiento para condenar (artículo 381 CPP), respectivamente.

Las inferencias realizadas pueden ser ubicadas plausiblemente de la siguiente forma:

Razonable para la formulación de imputación por parte del fiscal ante el juez de control
de garantías.

Entre razonable y muy razonable en atención a lo invasivo o restrictivo de las garantías


y derechos fundamentales, para la solicitud de la medida de aseguramiento, por parte del
fiscal y el decreto de la misma, por parte del juez de control de garantías.

Entre muy razonable y casi cierto para la formulación de acusación por parte del fiscal
ante el juez de conocimiento.

Entre casi cierto y cierto para condenar por parte del juez de conocimiento.

En conclusión, puede afirmarse que si bien los estándares de prueba en materia penal
contienen expresiones con palabras vagas e imprecisas, dichas palabras pueden ser
estiradas o graduadas de forma consistente en rangos de posibilidades o probabilidades,
que permitan al funcionario jurisdiccional tomar una determinada decisión en relación con
la imputación, la medida de aseguramiento, la acusación y la condena.

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