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Cuando el fiscal investiga los hechos genera hipótesis o conjeturas que intentan dar
explicación a sus observaciones. Estas hipótesis o conjeturas están relacionadas con
hechos que han ocurrido (formulación de imputación) o con hechos que podrían ocurrir
(medidas de aseguramiento).
Estas hipótesis o conjeturas son lanzadas como una red por el fiscal, con miras a atrapar
algo que le permita, con base en los elementos materiales probatorios, la evidencia física
y la información legalmente obtenida, tener motivos, indicios, razones o alertas de la
existencia de una posible o probable conducta, ya sea inmediata o en el corto plazo, que
puede ser realizada por un supuesto autor o partícipe en relación con la comisión del
delito que es investigado.
El fiscal puede considerar, con base en la información legalmente obtenida, que es muy
posible o muy probable que el imputado tiene la intención de obstruir la justicia si se le
presenta la oportunidad adecuada. El funcionario puede exponer algunos motivos graves
y fundados relacionados con actividades del imputado, que posible o probablemente
podrían alterar elementos de prueba que han sido producidos, dando cuenta que el
imputado ha realizado este tipo de conductas en otras ocasiones y en el caso
actualmente investigado.
El fiscal y el juez de control de garantías pueden enlazar estos tres ingredientes mediante
reglas de la experiencia.
Si lo que dice la prueba documental (p) es cierto (no es un montaje), entonces es más
posible o más probable el hecho (h) que el imputado haya pretendido alterar elementos
de prueba.
Si con base en la prueba documental (p), es más posible o más probable la ocurrencia
del hecho (h), entonces es muy posible o muy probable la hipótesis o conjetura (H) que el
imputado tiene la intención de obstruir la justicia si se le presenta la oportunidad
adecuada.
Se puede observar que dichas reglas de la experiencia emplean expresiones tales como
“más posible o más probable” y “muy posible o muy probable”. Las palabras “posible” y
“probable” son elásticas. Esto significa que pueden ser estiradas en determinados
grados, rangos o medidas de aval.
Razonable para la formulación de imputación por parte del fiscal ante el juez de control
de garantías.
Entre muy razonable y casi cierto para la formulación de acusación por parte del fiscal
ante el juez de conocimiento.
Entre casi cierto y cierto para condenar por parte del juez de conocimiento.
En conclusión, puede afirmarse que si bien los estándares de prueba en materia penal
contienen expresiones con palabras vagas e imprecisas, dichas palabras pueden ser
estiradas o graduadas de forma consistente en rangos de posibilidades o probabilidades,
que permitan al funcionario jurisdiccional tomar una determinada decisión en relación con
la imputación, la medida de aseguramiento, la acusación y la condena.