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María Fernanda Nava Marmolejo

Biología de invertebrados
5 de febrero de 2020

“El origen de la multicelularidad”


Una de las mayores interrogantes que se ha tenido a lo largo de toda la existencia
del razonamiento humano, es sobre el origen de la vida, posteriormente
comenzaron a desarrollarse nuevas preguntas relacionadas a la primera como la
formación de los reinos que engloba a todos los seres vivos o el surgimiento de los
organismos multicelulares. ¿Cómo es que pasaron las formas de vidas primitivas
de ser unicelulares a multicelulares? ¿Cómo los organismos multicelulares
obtuvieron nuevos genes para sintetizar productos necesarios para su
supervivencia?
Se cree que algunos de los motivos que llevaron a los organismos simples a
convertirse en multicelulares fue el poder aumentar su tamaño corporal y con ello
evitar la depredación por seres unicelulares, así como poder realizar varios
procesos de manera simultánea al tener células especializadas para cada función
y, por supuesto, tener un mayor alcance de dispersión. Aunque también,
necesitaron desarrollar mecanismos de control para mantener la estabilidad e
integridad del organismo, cosa que en los primeros individuos no era necesario.
Anteriormente, la mayoría de los estudios sobre el origen de la multicelularidad se
basaba en el análisis de registro fósil o en la comparación morfológica o genómica
entre animales, pero, recientemente se realizó una comparación genómica con el
organismo unicelular más cercano a los pluricelulares con el cual se obtuvieron
ciertas respuestas a interrogantes anteriores y como siempre, se obtuvieron muchas
más.
Entre la información obtenido, una de las más valiosas fue saber que los organismos
unicelulares ya contenían en su genoma muchos de los genes necesarios para la
multicelularidad refutando la idea que se tenía previamente de que moléculas
implicadas en la multicelularidad y desarrollo animal eran exclusivamente de éstos,
sin embargo, se descubrió que individuos unicelulares ancestrales poseían genes
que sintetizaban estas moléculas indispensables para los seres complejos. Por lo
que, para la existencia de los animales no hizo falta inventar nuevos genes, bastó
con modificar los ya existentes para que pudieran realizar otras acciones por medio
de procesos como la coopción, barajado de exones, duplicación y regulación. Esta
nueva información abrió diversos panoramas y ahora se trata de averiguar el modo
en el que sucedieron dichos procesos.

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