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El espectro emocional: Emociones, Sentimiento, Afectos, Pasiones

y Pulsiones
Para un estudio de la vida afectiva.

Parto de dos planeamientos fundamentales: la realidad humana es multimodal


e irreductible en sus dimensiones, y todo estudio de las emociones es ya,
tradicionalmente, una presuposición moral de la expresión emotiva
(sentimientos, afectos y pasiones) de la vida humana.
Mi argumento asume la perspectiva crítica de Sartre sobre la necesidad de
revisar la psicología y el psicoanálisis desde la perspectiva filosófica1 al tratar
sobre las emociones. Si bien es cierto que para hacer las ciencias no es
necesario cultivar la filosofía, es necesaria una visión panorámica, de conjunto.
El matemático o el biólogo pueden realizar su disciplina sin discurrir sobre la
naturaleza del número o lo numérico, o lo biótico, sobre la naturaleza de la
vida, porque en su quehacer, por decirlo gráficamente, chocan con las
realidades numéricas y biológicas y pueden teorizar y desarrollar sus métodos
y técnicas dentro de su propia esfera. Pero una visión de conjunto es necesaria
porque siempre se asume, se tiene implícita, una visón de la realidad, de lo
humano, y del proceso del conocer. Las vacilaciones de Darwin, por ejemplo,
sobre la idea de progreso material del mundo entre lo plasmado en El Origen
de las especies y en El Origen del Hombre, son debidas a presuposiciones
asumidas sobre la naturaleza humana mental o espiritual.

A lo largo de los siglos las emociones, los sentimientos y las pasiones han sido
abordados de diferentes maneras. Aristóteles consideraba que una buena
persona comprendía que los deseos y pasiones son parte de una vida feliz, por
lo que había que desarrollar las pasiones mediante el hábito para llegar al
término medio. Los estoicos consideraban que la felicidad y las pasiones eran
incompatibles2. El alma de un hombre feliz debía ser como un lago sereno. Por
lo que había que buscar liberarse de toda pasión (apatheia). Consideraban que
la naturaleza humana es sólo racionalidad, por lo que era contra natura, por

1 Véase los siguientes pasajes de Bosquejo de una teoría de las emociones:


“El psicólogo admite, sin embargo, que el hombre tiene emociones porque la experiencia se lo
enseña. Así pues, la emoción es, ante todo, y por principio, un accidente. Los tratados de
psicología suelen dedicarle un capítulo que sigue a otros capítulos, como el calcio en los
tratados de química sigue al hidrógeno o al azufre.” (p. 15)
“Para el psicólogo la emoción no significa nada porque la estudia como un hecho, es decir,
aislándolo de todo lo demás. Será pues, desde el origen no significante. Ahora bien, si
realmente todo hecho humano es significante, para el psicólogo la emoción es, por naturaleza,
muerta, no psíquica, inhumana. Si queremos, como los fenomenólogos, hacer de la emoción
un verdadero fenómeno de conciencia, tendremos por el contrario que considerarla primero
como significante.” (p. 25)
Sarte, J-P. Bosquejo de una teoría de las emociones. Alianza Editorial (Madrid), 2015.
2 “Pero según Zenón la pasión misma es un movimiento irracional del alma y contrario a la

naturaleza, o un impulso excesivo. Hay según Hecatón en Sobre las pasiones II y Zenón en
Sobre las pasiones, cuatro géneros de pasiones principales: dolor, miedo, apetito, placer.
Creen que las pasiones son juicios, según dice Crisipo en su en su libro Sobre las pasiones,
pues la avaricia es la creencia de que el dinero es algo noble y, de manera semejante, la
embriaguez, la intemperancia, y las demás.” Diógenes Laercio, Vitae Philosophorum 7.110-
116.
ejemplo, sentir compasión por otras personas3. Consideraban que en la lucha
entre la razón y las pasiones, la razón tenía la capacidad de erradicar las
pasiones4.

Estas dos visiones contrapuestas- pero con puntos de contacto- influirán a los
pensadores racionalista del siglo XVI y XVII, por ejemplo, Francisco Suárez,
René Descartes y Baruch Spinoza. Para Suárez y Descartes ethos y pathos
están vinculados, y ambos autores piensan que hay lugar para la pasión en la
vida virtuosa5. La pasión- junto con la voluntad y la inteligencia práctica- es un
elemento para alcanzar la vida virtuosa; esto es lo que planteaba Aristóteles.
Sin embargo, la pasión debía ser moderada, utilizada y reconducida. Lo cual
los acercaba a una cierta relectura del estoicismo. Sin embargo, ambos
reconocían que el control racional era extremadamente difícil.

En Suárez, un factor clave sería la voluntad; la cual, desde los Padres de la


Iglesia6 cristiana, refería a una especie de decisión autónoma inviolable7, una
facultad definitoria del hombre8. Las propiedades psicológicas de la voluntad,
piensa Suárez, son la inclinación, la propensión, la direccionalidad, la habilidad,
la potencia, pero sobre todo el deseo lleno de vitalidad: amar vitalmente un
bien. Hay dos clases de deseo en Suárez, el deseo innato (appetitus) y el
deseo propiamente dicho (elicitivus). El primero es la propensión natural, el
desear el apetecer; el segundo es el que inclina al bien y puede desear un acto
propio. La razón práctica prepara y hace posible la elección presentando los
elementos sobre los que se ha de elegir, pero es la voluntad que, en su propia
autonomía deseante, produce los actos. La voluntad, en tanto que poder
anímico, elige, y en tanto que deseo, ama y se deleita en alcanzar un bien. Las
pasiones, o los afectos del alma, son parte del apetito sentiente, que no se
hallan sometidas a las facultades cognoscitivas o volitivas, y en ese sentido son
libres, pero que circulan en el terreno de la unión (summa unitas) del alma y el
cuerpo como actos medios. Por eso verá las pasiones con la doble mirada, la

3 La idea de los buenos sentimientos (eupatheia) se introdujo en el corpus doctrinario estoico


como respuesta a la crítica de la ausencia de pasiones que equiparaba al hombre con una
planta.
4 Sin embargo, es importante precisar que para los estoicos la pasión y la razón no son dos

cosas distintas. Si no una especie de dos vías que llevan a dos destinos distintos, la virtud y el
vicio. Dice Plutarco: “También consideran que lo pasional y lo irracional no se distinguen de lo
racional por una diferencia ni por la naturaleza del alma, sino que la misma parte del alma, a la
que sin duda llaman ‘mente’ y ‘lo rector’, se vuelve vicio o virtud cuando se transforma y cambia
completamente no sólo en los estados pasionales sino también en los cambios de condición o
disposición, y [dicen] que en sí misma no contiene nada irracional.” (Plutarco, De virtute Morali,
441C-E) Este elemento racional de las pasiones en los estoicos vale la pena resaltarlo, sin
duda, porque es una especie de antecedente de un fuerte énfasis contemporáneo que
pretende destacar la participación de las emociones no sólo en la vida moral del ser humano si
no también en los modos de la vida racional.
5 Esta tesis la ha trabajado extensamente Giannina Burlado en varios trabajos. Ver por ejemplo:

Burlando, G. Psicología moral en Suárez y Descartes: La pasión en la vida virtuosa. Anales de


la Cátedra Francisco Suárez, No. 51 (2017). 277-302.
6 Principalmente los Padres Apologistas, siglos I-IV.
7 La antropología que parte de San Ireneo consolida al conocimiento, la volunta, la liberta y la

responsabilidad como las capacidades que tipifican al ser humano. Ver por ejemplo San Ireneo,
Contra las Herejías.
8 Este concepto de las facultades del hombre hay que retenerlo, porque es uno de los modos

en que se planteará la comprensión en Kant a partir de los fenómenos sensibles.


del teólogo moralista, pero también la del filósofo natural, que apela a Galeno y
Averroes9. Como lo destacó en su momento E. Gilson y a su manera
Heidegger, Suárez inaugura un nuevo énfasis en la metafísica al pasar el ser al
existente, y abona a la visión naturalista del universo y el camino de la
independencia de las ciencias.
Descartes y Spinoza recorrerán el mismo camino de Suárez, aunque con una
cadencia distinta. Descartes y Spinoza, al tratar de explicar la naturaleza, el
movimiento, el primero, la naturaleza de todas la cosas y su orden causal el
segundo, profundizarán la brecha entre la concepción escolástica y la
concepción del racionalismo ilustrado sobre el entendimiento de la relación
mente (alma) y cuerpo. Descartes separará la mente del cuerpo, para después
intentar rescatar su vinculación mediante el concepto primigenio de la
unión10,11. Contra F. Suárez y la escolástica, que hablaban de la unidad 12
mente (alma)-cuerpo, Descartes postulará una unión, la cual como la extensión
o el pensamiento, son presuposiciones fundamentales de la comprensión del
mundo. Así, aceptando una dualidad sustancial del mundo, negará el dualismo
antropológico del cual se le había tachado ya desde antes de la publicación de
sus ideas. A Spinoza le será insatisfactorio este recular cartesiano, y en un
movimiento que va desde abajo, establecerá el conatus, el esfuerzo de
perseverar en el ser, como la causa que hace a la cosa ser lo que es, pero
también el origen de sus ideas y afecciones, fundando así en el orden natural
de las cosas las propiedades de la mente, su afección, su virtud y su
racionalidad13.
Con lo hasta ahora mostrado puede verse que las emociones son un grupo
muy heterogéneo de fenómenos que refieren a sensaciones, estados
fisiológicos, estados mentales, actitudes y reacciones.
Por otro lado, la terminología utilizada para referirse al conjunto de las
emociones ha variado históricamente. Hume y Descartes llamaban pasión a lo
que hoy llamamos emoción. Spinoza (affectus), Kant y Freud (affekt) hablan de
afecto para referirse al espectro de la emociones. Hoy, sin embargo, en el
lenguaje más cotidiano, pasión connota cierta intensidad positiva o negativa de
la emoción, y la idea de afecto es más conceptual (pues sería un tanto raro que
alguien dijera que “tiene afectos encontrados” o que se encuentra “alterado
afectualmente”)
9 “también los cuatro humores y los espíritus animales o vitales se acomodan a los diversos
movimientos del deseo, y por así decir, por un impulso natural a todos estos, mueve el alma en
la medida que conviene al ser viviente.” DP I, 1 4:457. Citado en: Burlando, G. Psicología moral
en Suárez y Descartes: La pasión en la vida virtuosa. Anales de la Cátedra Francisco Suárez,
No. 51 (2017). 277-302.
10 Descartes, R. Las Pasiones del Alma y Cartas sobre la Psicología Afectiva. Ediciones

Coyoacán, 2016, Art, 30, Art. 31 y Art. 32., 1649.


11 Nociones primigenias, nociones primitivas o nociones significativas son sinónimos. Así las

detalla la Dra. Monroy: “Pero, efectivamente, para el problema que nos ocupa, son tres las
nociones significativas: las noción de extensión (que incluye figura y movimiento), la noción de
pensamiento (incluyendo las percepciones del entendimiento y las inclinaciones de la voluntad)
y la noción de unión de la mente y el cuerpo (de la que dependen la interacción que causa las
sensaciones y las pasiones)” Monroy, Z. El Problema Cuerpo-Mente en Descartes. Una
cuestión semántica. Fac. Psicología/ UNAM (México), 2006, p. 60
12 La escolástica planteaba la unidad de dos elementos distinguibles racionalmente, la mente y

el cuerpo, pero inseparables: “el alma racional como una entidad separada es sustancia
incompleta.” Suárez, F. Disputaciones Metafísicas 33, Sec. 1, Art. II, 1597. Citado en: Monroy,
Z. El Problema Cuerpo-Mente en Descartes. Una cuestión semántica. op. cit. p. 54.
13 Spinoza, B. Ética demostrada según el orden geométrico, E III, P VII y ss., 1677.
Pese a ello, puede decirse que las emociones, las Tabla 1 Las Pasiones básicas según
pasiones o los afectos se refieren a esa amplia René Descartes
gama o espectro de estados mentales que están
en el núcleo de la vida psíquica. Un poco de 1. Admiración
2. Amor
numeralia vale la pena. Descartes describe 38 Primitivas Emociones
3. Odio
pasiones en su tratado Las Pasiones del Alma, 4. Deseo
5. Alegría
aunque son seis, según él las pasiones simples y 6. Tristeza
14
primitivas (Art. 69) (Tabla 1).
Tabla 2. Las Afectos básicos Baruch Baruch Spinoza considera la existencias de
Spinoza 48 afectos, a los cuales dedica una buena
1. Codicia
2. Envidia parte de la tercera parte de su Ética
3. Celos demostrada según el orden geométrico. De
4. Orgullo
5. Humildad las 48 se destacan 15 pasiones básicas
6. Ambición (Tabla 2), las cuales pueden reducirse a tres
7. Venganza
Pasiones afectos primitivos o primarios: la alegría, la
8. Avaricia
Básicas
9. Trabajo
10. Pereza
tristeza y el deseo15.
11. Deseo Trabajos contemporáneos como el de José
12. Amor Pasional
13. Amor Paternal
Luis Díaz y Enrique O. Flores16 identificarán
14. Amor Filia 328 términos en idioma español que refieren
15. Odio a emociones, y en aras de darles
inteligibilidad teórica y allanarles funcionalidad técnica, las agruparán en un
modelo cromático de14 ejes polares dentro de un plano cartesiano cuyos ejes
de referencia serán las díadas Agrado/ Desagrado y Activación/ Relajación
(Tabla 3)
Tabla 3. Plano Afectivo Bidimensional de José Luis Díaz y Enrique O. Flores
Plano Afectivo Ejes cartesianos:
Bidimensional. Agrado- Desagrado
Activación- relajación

14 Ejes Polares que


agrupan 328 términos en
español que refieren
emociones humanas.

Adaptado de: Díaz, J.L. y Flores E.O. Salud Mental, vol. 24, No. 4, agosto 2001.

14 Descartes, R. Las Pasiones del Alma y Cartas sobre la Psicología Afectiva. Ediciones
Coyoacán, 2016, Art. 69, p.69. (p.o. 1649)
15 Spinoza, B. Ética Demostrada según el Orden Geométrico. Tecnos (Madrid), 2017, p.263

(p.o. 1677)
16 Díaz, J.L. y Flores E.O. La estructura de la emoción humana: Un modelo cromático del

sistema afectivo. Salud Mental, vol. 24, No. 4, agosto 2001.


Tratando de hilar un poco más fino, será importante destacar una polémica
adicional que tiene que ver tanto con la estructura clasificatoria pero también
con la apercepción del fenómeno emocional. Hay autores como Gabriela
Rodríguez, para quienes los afectos son la expresión psicológica más
elemental que incluyen las emociones (reacciones momentáneas con
manifestaciones fisiológicas), y los sentimientos (estados duraderos y
modificables a través del tiempo), los cuales, en principio, no son de carácter
cognitivo en sí mismos17.
Por otro lado, autores como Olbeth Hansberg consideran que las emociones
son una categoría más amplia de fenómenos mentales que incluyen las
sensaciones y cambios fisiológicos, como los sentimientos- que son una clase
de sensaciones con componentes cognoscitivos y actitudinales-, y estados
mentales relacionados o evidenciados con expresiones conductuales o
intencionales no racionales, racionales, o modificables mediante las creencias
o bien actitudes18. Considera incorrecto identificar las emociones con la idea de
disturbios filológicos de los sentidos, a la manera de Descarte, Hume, Kant y
James y Lange, puesto que hay emociones que no son sentidas ni percibidas,
puesto que se encuentran inconcientes, o desconocidas o no identificables por
el sujeto. Igualmente piensa que no es posible reducir las emociones a
conductas o disposiciones a actuar como en el caso de ciertos discursos
evolutivos y conductistas (Darwin, Skinner, Ryle).

Antonio Damasio no subsume las emociones y los sentimientos en un grupo


dentro de otro sino que los ve como un proceso- bajo la influencia de
Shakespeare y Spinoza- con un modo secuencial, que corresponden al teatro
del cuerpo (emociones) y al teatro de la mente (sentimientos). Dice en su libro
En busca de Spinoza: “Las emociones y las reacciones relacionadas parecen
preceder a los sentimientos en la historia de la vida. Las emociones y los
fenómenos asociados son el fundamento de los sentimientos, los
acontecimientos mentales que forman la base sólida de nuestra mente y cuya
naturaleza deseamos dilucidar.” Para terminar añadiendo: “Emociones y
sentimientos están tan íntimamente relacionados a lo largo de un proceso
continuo que tendemos a pensar en ellos, de forma comprensible, como si
fueran una sola cosa.”19

Es claro por que Damasio va hacia atrás, a la búsqueda y al encuentro de


Spinoza, para dar sustento a su visón reduccionista, o anidatoria- siguiendo su
nomenclatura-, de la realidad emocional20.
17 Rodriguez, G., Juárez, C., y Ponce de León, M. La culturización de los afectos: Emociones y
sentimientos que dan significado a los actos de protesta colectivo. International Journal of
Psychology, vol.45, num 2, mayo-agosto, 2011, pp. 193-201.
18 Hansberg, O. Emociones Morales. En: Guariglia, O (ed.). Cuestiones Morales. Editorial Trotta

(Madrid), 2007, pp. 107-127


19 Damasio, A. En busca de Spinoza. Neurobiología de la emoción y los sentimientos. Crítica

(Barcelon), 2010, p.32.


20 “Existen al menos tres tipos de emoción propiamente dicha: emociones de fondo, emociones

primarias, y emociones sociales. El principio de anidamiento también es de aplicación aquí. Por


ejemplo, las emociones sociales incorporan respuestas que son parte de las emociones
primarias y de fondo”. Ibídem, p. 48
Descartes concibe las pasiones como aquello que en el alma y en el cuerpo se
generan por el movimiento acelerado de los espíritus animales. Dice en el
Artículo 27 de Las Pasiones del alma: “Después de haber visto en qué difieren
las pasiones del alma de todos los restantes pensamientos, paréceme que en
general pueden definirse como percepciones, sentimientos o emociones del
alma, que se refieren particularmente a ella y que son causadas, mantenidas y
fortificadas por algún movimientos de los espíritus.” Estos espíritus animales,
de gran velocidad, compuestos de partes sutilísimas que se encuentran en la
sangre, llegan al cerebro a través del corazón que los calienta; del cerebro se
filtran a los nervios y de allí a los músculos que mueven el cuerpo (Art. 10). Así
pues hay algo material en la sangre, capaz mecánicamente de causar
impresiones en el alma. La física de Descartes- y toda su fisiología de las
pasiones-, como la física de Newton, funciona a tirones y empujones. Sin
embargo, el modelo cartesiano tiene inflexiones, puesto que los espíritus
también pueden ejercer efecto mecánico sobre la glándula pineal, empujándola
a un lado u otro del cerebro. Y lo mismo puede hacer el alma al tratar por
ejemplo de recordar: empuja la glándula a un lado u otro del cerebro tratando
de encontrar las impresiones dejadas por lo que se quiere recordar (Art. 42).
Más aún, los pensamientos del alma pueden ser obtenidos por dos vías, las
acciones y las voliciones, o bien las pasiones. Las acciones y las voliciones
están bajo el poder de la voluntad y racionalidad del alma, pero poco
influenciadas por el cuerpo; y las pasiones bajo el poder de las acciones, y
están indirectamente influidas por el alma. Se mantienen así dos terrenos sobre
los que se establece una aparente batalla: “En la repulsión que existe entre los
movimientos, que a la vez tiende a excitar en la glándula el cuerpo con sus
espíritus y el alma con su voluntad, consisten todos los combates que es
costumbre imaginar entre la parte inferior del alma, que se llama sensitiva, y la
parte superior que es racional, o entre los apetitos naturales y la voluntad
porque no hay en nosotros más que una alma y en ella no hay variedad de
partes, siendo (asimismo) racional la sensitiva y voliciones los apetitos” (Art.
47)

El proyecto de Spinoza incluye dar cuenta del las emociones y de las acciones
humanas, la conducta, como algo natural en el mundo. Para Spinoza la vida
afectiva es una parte de la acción de la mente humana. El alma son las ideas
que se forman por las afecciones del cuerpo. Alma y cuerpo son dos carriles de
la vida humana, pero no dos lados que se afectan mutuamente como en
Descartes. Para elegir una Vida Buena hay que saber la naturaleza de todas
las cosas, y en particular la del hombre. La vida buena no puede ser elegida
independientemente del ser natural. En Spinoza no existe la libre voluntad sino
un Movimiento causal natural que produce un conjunto de ideas que guían
nuestra elección. El orden de los afectos también es de origen causal natural
(geométrico). El hombre no es libre para equivocarse, sino que está en el orden
de las cosas. El vicio es impotencia frente a los propios afectos; La virtud es
potencia para comprender y ordenar los afectos que los dirigen: seguir su
esencia natural. El Afecto es una afección del alma, no un acto voluntario del
alma; una formación, una idea hecha en el alma a través de las percepciones
que sufre el cuerpo. Las pasiones son las afecciones, no la miseria moral del
ser humano como en los moralistas. La voluntad es la conciencia de cómo se
ha formado un apetito, una idea dirigida para modificar una pasión. El conatus
es un impulso, es una facultad incondicionada para ser lo que debe ser de
acuerdo a su esencia: es la voluntad de ser. El deseo es el apetito
acompañado de la conciencia del mismo. Nos es la conciencia la que desea.
La conciencia sólo transforma el impulso de la vida para hacerlo consciente. El
deseo no es algo que la conciencia elija, es algo que la conciencia sigue,
obedece; el deseo es algo que se ha formado por un mecanismo previo. No es
que se busquen las cosas porque sean buenas, el deseo que se formó
previamente es el que induce a la cosas, que nos hace creer que son buenas
(necesarias para nuestra perseverancia).
Las impresiones que produce el Orden de la Naturaleza tienen correlación en el
Orden de las Emociones. Las impresiones producen afecciones; las afecciones
inteligibles y comprendidas nos permiten actuar, aumentan la potencia de
actuar, propiciando la vida ética. Las afecciones incomprendidas, ininteligibles
disminuyen la potencia de actuar, generando la pasión y el vicio.

Dice en el apartado de las Definiciones de la Ética demostrada según el orden


geométrico: “Por afectos entiendo las afecciones del cuerpo, por las cuales
aumenta o disminuye, es favorecida o perjudicada, la potencia de obrar de ese
mismo cuerpo, y entiendo, al mismo tiempo, las ideas de esas afecciones. Así
pues, si podemos ser causa adecuada de alguna de esas afecciones, entonces
entiendo por ‘afecto’ una acción; en los otros casos, una pasión.”21

Afecciones Potencia de Actuar (de Ser) Afecto-Acción


(Virtud)

Afecciones Disminución de Potencia de Pasión-Padecer


Actuar (de Ser) (Vicio)

En Spinoza, las afecciones y el afecto están en la ruta de la formación de las


ideas y del conocer y actuar rectamente. El afecto es la idea adecuada que
potencia al ser. Pero es en realidad un primer nivel, el imaginativo, al crearse
sólo imágenes vagas, confusas, limitadas, como lo es limitado el cuerpo que
las recibe. El segundo nivel es el que abstrae y asocia ideas (E V Proposición
X). El tercer nivel es de carácter intuitivo y está referido al conocimiento del
amor intelectual de Dios, que es una especie de principio ordenador que
genera felicidad (E V Proposición XX).

John Locke, contemporáneo de Spinoza, será fundamental para el desarrollo


de una línea de pensamiento que corre hasta Kant y más allá, y donde el
conocimiento se adquiere mediante los sentidos, y donde sensaciones y
sentimientos se entrelazan con la imaginación y las facultades para llenar de
contenido las mentes de los seres humanos. Dice el antropólogo Marvin Harris
en su famosa y controvertida obra El desarrollo de la teoría antropológica que
es Locke y su Ensayo sobre el entendimiento humano el precursor de todas las
ciencias modernas de la conducta, incluyendo la psicología al poner en

21 Spinoza, B. Ética Demostrada según el Orden Geométrico, III Definiciones (III), op.cit. p. 200
estrecha correlación el medio condicionante y el pensamiento y las acciones, y
al tratar de demostrar que al nacimiento la mente humana es un gabinete vacío
que se va llenando de conocimiento e ideas22. Los Estímulos sensoriales
(datos de la experiencia) producen Intuiciones y estas a su vez Ideas
Complejas, lo que da como resultado el Conocimiento humano.
Será Kant quien le agregará a este camino algunas precisiones y, por su
puesto, las garantes de que el proceso se lleve acabo, las facultades humanas.
La percepción, mediante la facultad de la Sensibilidad, produce
representaciones, estas, a través de la Imaginación, producen imágenes. Las
imágenes se convierten en conceptos a través del Entendimiento, y los
conceptos forma ideas mediante la Razón.

Esta marcada línea de pensamiento, de pensar la interioridad facultativa, el


interior organizado con sus facultades, y su manejo de los datos sensibles, y en
última instancia el fundacionismo del conocimiento, ha recibido críticas
formales desde de muchos flancos. Se le ha llamado “el mito del sujeto” por el
filósofo analítico D. Davidson o la “metáfora del ojo interno” por el pragmatista
R. Rorty. La fenomenología, el existencialismo y el pragmatismo se han
delineado en parte en combate con esta posición.

Charles Peirce, filósofo pragmatista y semiótico, por ejemplo, en la segunda


mitad del siglo XIX, criticó lo que consideró el repliegue de la filosofía moderna
hacia el interior de la conciencia, y la introspección como vía de acceso a la
estructura de la mente pensante, sea esta como virtudes, (San Agustín y gran
parte de las escolástica medieval) o como facultades (Kant), y de esta manera
fundar, certeramente, el conocimiento. Si la percepción es el primer
conocimiento a través de las sensaciones que comunican los sentidos, ¿cómo
puede llevarse acabo la percepción interna? ¿En la introspección puede la
intuición sentirse a sí misma? Lo que objeta es que pueda haber una
conciencia que pueda ser conciencia de sí misma. Por otro lado, si no hay una
conciencia de sí que nos permita conocer la estructura de la mente y sus
facultades, puede objetarse también el carácter a priori del pensamiento, como
mente sentiente e interpretante. Lo que Peirce insiste en decirnos es que no
hay conciencia sin signos, y de una manera más general y ontológica, que no
hay experiencia sensorial, emocional o cognitiva sin una correlación entre el
orden de particular de la experiencia y el orden del sistema, entre el entorno y
el sistema (léase sujeto de la experiencia). En el caso de la emoción, esta es
una primera manera de intuir el mundo, el orden del mundo, y por lo tanto es
una primera hipótesis. La emoción es un juicio vinculado a las cosas externas,
que se genera por las percepciones externas y que se realiza (materializa/
corporaliza) mediante elementos externos, los signos, que son los modos de
predicación del lenguaje, los modos de formalizar los estados emocionales. La
emoción produce conocimiento a través de una sucesiva y continua prueba de
hipótesis en la que participan la inducción, la deducción y la abducción, pero
que nunca parte de cero, ni de una suspensión del saber, para partir de las
certezas que brinda la duda metódica (descartes), ni de una tabula raza o
gabinete vacío (Locke). Peirce está inscrito en la tradición que desde
22 Harris, M. El desarrollo de la teoría antropológica. Siglo XXI (Mexico), 2018, p. 9
Aristóteles ve la relación epistemológica como un triángulo donde mente,
realidad y lenguaje se correlacionan (Figura 1)

Significado
Pensamiento
Concepto

Simboliza Se refiere

Símbolo Referente
Significado Cosa
Significante Realidad

Representa

Figura 1 Triángulo aristotélico del conocimiento. Adaptado de la ponencia del Dr. Julio Horta.
CPM, 22-may-2001

Dice Julio Horta: “Así pues, y de acuerdo con Richard Bernstein (2013), dos
son los caminos que Peirce abre para una crítica hacia la epistemología
cartesiana, y que construyen los cimientos de su programa pragmaticista; por
un lado, todo proceso cognoscitivo implica necesariamente el uso de signos,
pues el hombre piensa, conoce e interpreta el mundo mediante signos; por otro
lado, que todo proceso cognoscitivo es de carácter inferencial, donde las
hipótesis explicativas constituyen la condición necesaria para la adquisición de
nuevos saberes.”23

Sartre pensaba que el hecho psicológico no pertenecía a la vida interior puesto


que la conciencia no era un contenedor. Siguiendo a la fenomenología,
entenderá la conciencia como intencionalidad, conciencia de algo, y por lo tanto
algo que existen intencionalmente y que no tiene una existencia real, y por lo
tanto ha de entenderse como algo que acontece. La nada sartreana es esa
conciencia vacía que es pura relacionalidad, o si se prefiere, es lo mismo decir
que la interioridad kantiana (sujeto lógico trascendental y sus facultades) o la
freudiana (instancias psíquicas preñadas de afecto en una mente que pulsa),
esa interioridad es pura exterioridad. En cierto sentido Sartre tiene razón, si
como Peirce lo ha destacado, hay una estructura que correlaciona entre el
orden de la experiencia y el orden del sistema. Sin embargo, ni en Peirce ni en
Sartre se prescinde de un yo conciente que sabe, que deduce, que abduce, y
que ejerce mala fe. La mala fe sartreana, que pretende sustituir al inconciente
freudiano, no es más que la vida psíquica expresada de manera ética en los

23Horta, J. Pragmatismo y pragmaticismo. Condiciones semióticas para la fundamentación del


conocimiento científico. En: Publicaciones del Instituto de Investigaciones Sociales, 2019, pp-
123-146.
actos concretos, por lo que la antropología peirceana o sartreana, si la hubiera,
parecen no desdibujar considerablemente los planteamientos freudianos ni las
escuelas psicoanalíticas de ellos emanadas. Pienso en la obra de M. Klein
como un buen ejemplo de porosidad de la psique donde el adentro y el afuera
son solo lados aparentes, y la interioridad está vertida al exterior y viceversa.

En las tradiciones psicoanalíticas la temática de los afectos, las emociones y


sentimientos es poco abordada como temática cardinal. Los afectos son vistos
desde la economía operativa de las instancias psíquicas, las cuales tienen una
deuda metafísica escolástica y cartesiana. La metapsicología freudiana
finalmente no alcanza- y nunca tuvo el objetivo de servir- para una visión crítica
de la vida psíquica dentro del horizonte de la vida humana en su realidad total.
¿Hay otro comienzo para la teoría psicoanalítica? Derrida consideraba que el
lenguaje psicoanalítico era imperfecto, tentativo, armas provisionales pero que
apuntaba a problemáticas dignas de atender. Decía: “Me pregunto si ese
aparato conceptual sobrevivirá mucho tiempo. A caso me equivoque, pero el
ello, el yo, el superyó, el yo ideal, el ideal del yo, el proceso secundario y el
primario de la represión, etc.- en una palabra las grandes máquinas freudianas
(¡incluido el concepto y la palabra inconciente!)- a mi manera de ver no son si
no armas provisorias, hasta herramientas retóricas caseras contra una filosofía
de la conciencia, de la intencionalidad tranparente y plenamente responsable.
No creo mucho en su porvenir”. 24.
¿Y si subvirtiéramos el lenguaje y sus categorías? ¿Si lo psíquico no fuera una
propiedad de la mente sino de la realidad, del orden de la realidad, y la
sensitivad una propiedad irreductible a otras propiedades como la biótica o la
física o la lingüística o la ética? Entonces podríamos plantear a las instancias
psíquicas, a la conciencia y al inconciente, y a toda la gama de afectos,
emociones y sentimientos como producto de las interacciones entre las
propiedades de la realidad. Lo mental y la mente concreta de un sujeto sería
ese despliegue procesual de la vida afectiva en su historicidad material. Las
pulsiones, los afectos y las emociones podrían ser entendidas en su dimensión
biológica o en su dimensión ética como momentos analógicos que explicarían
por qué unas emociones están relacionadas (cercanas) con las estructuras
neurofisiológicas, y son farmacológicamente modificables, y otras son
influenciables por los hábitos y las costumbres. Podríamos plantear el terreno
inconciente de algunas emociones, o bien por qué en otras de su dependencia
de las prácticas lingüísticas y las categorías socializadas.

Dejo acá estas notas como constancia de lo asimilado durante el Diplomado


Breve historia de los afectos y las pasiones, y mis especulaciones sobre la vida
mental, como una declaración de intenciones sobre algo en lo que creo vale la
pena continuar trabajando.

Ángel Ravizé
19-Jun-2021

24 Derrida, J y Roudinesco, E. Y mañana qué… FCE(Mexico), 2003, p.187-188.

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