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FACULTAD DE TEOLOGÍA
CENTRO SAN PIETRO FAVRE
_________________________________________
LA SENSIBILIDAD RELACIONAL
PREMISA DE LA COMUNIDAD FORMATIVA
INTRODUCCIÓN
Mi intención, sin pretender decir que estoy usando un método científico, será
pasar de lo general a lo particular, es decir, presentar algunas generalidades en
el campo de la formación basado en los distintos aportes, exposiciones y datos
suministrados a lo largo de este curso y centrarme después en un punto concreto
de reflexión, que considero nuclear en el campo de la formación.
Considero que la vocación por ser don y misterio, no puede ser abordada de
una forma unívoca, tajante y esquemática, en lo que se refiere a la praxis
sobretodo. De ahí que se puede afirmar que los bellos proyectos, los espléndidos
medios, los más fantásticos recursos disponibles no garanticen el “éxito” en la
formación.
«Un proyecto bien elaborado o una programación bien pensada puede fallar, si
faltan las personas preparadas, capaces de orientar la acción formativa en la justa
dirección…»1
Y así como en el rol y relación padres-hijos hay una gran responsabilidad de
los progenitores, los formadores juegan un papel importantísimo en el
desarrollo de una vocación purificada, genuina y lo más transparente posible.
Esto último sin decir que cuando los resultados no son los mejores, la culpa toda
recae sobre los padres o los formadores.
Es indudable, entonces, el papel preponderante que los formadores tienen en
un proceso formativo. Son 6 o 7 años de vida que pueden ser determinantes y
productivos o huecos y tristemente superficiales. Una buena formación con un
grupo excelente de educadores no son el “seguro vocacional” y garantía de
excelentes sacerdotes, ya que el vocacionado puede resultar completamente
impermeable y “resistente” a este camino, sin embargo, es indudable que en
gran medida, el misterio de una vocación auténtica discernida, potenciada y
asumida, depende de la comunidad formativa. Por eso, quiero centrarme en este
tema concreto, ya que muchos de los contenidos expuestos a lo largo de este
año aunque se referían a los jóvenes que llegan a la formación, me parece que
son también aplicables a los formadores desde la perspectiva de la formación
permanente, que llegaremos a homologar con docibilitas.
1
M. GAHUNGU, Programmare e valutare nella formazione presbiterale e religiosa, 179
4
CAPÍTULO 1
NOTAS PRELIMINARES
En este orden de ideas, me parece que sin ser una cosa grave y determinante,
falta aún un poco de claridad y unidad en la comprensión y aprehensión de
conceptos. Aunque no se trata de pretender imponer un sistema rígido y
universal en el campo de la formación, porque como es lógico cada seminario
debe asumir, basados en la guía de la Ratio Fundamentalis y en las directrices
de cada conferencia episcopal su propia ratio adaptada según la realidad local,
si es importante manejar un lenguaje común. A mi juicio esto se convierte en
un obstáculo para un marco de referencia más “comunional” que permitiera una
mejor evaluación global de los logros y aspectos por mejorar. Creo que a veces
se confunde adaptación local con voluntarismo personal, y que a veces con el
argumento de contextualización e inculturación, se cae en el subjetivismo
“rebelde” contra el magisterio.
6
6
J.M. URIARTE, Una espiritualidad sacerdotal para nuestro tiempo, 20.
7
Cf. JUAN PABLO II, Exhortación apostólica postsinodal Pastores dabo vobis, 43.
8
Cf. JUAN PABLO II, Exhortación apostólica postsinodal Pastores dabo vobis, 65
9
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, El don de la vocación presbiteral Ratio fundamentalis
institutionis sacerdotalis, 10.
8
“que da una forma, la de Cristo. También hace pensar en que exige la presencia
de recursos humanos o de protagonistas, actores competentes, esto es, los
formadores y los formandos o personas en formación, así como la relación que
se desarrolla entre ellos, desde su propio rol14. Por supuesto que también sugiere
unos contenidos y un estilo. Desde este riel me permitiré abordar la reflexión
sobre la formación humana y la formación permanente centrada en la persona
del formador.
En segundo lugar, la palabra comunidad evoca encuentro, compañerismo,
amistad, comunión, fraternidad, trabajo en equipo, caridad, dimensión
relacional, colaboración, diálogo, etc., etc. Desde este segundo riel, espero
subrayar la importancia de vivir lo más coherentemente posible lo que significa
este vocablo en toda su amplitud y riqueza. De este modo se podrá destacar la
necesidad imperiosa hoy por hoy, de tener en nuestros seminarios, por medio
de la vivencia de la fraternidad sacerdotal en cada uno de los formadores,
auténticas comunidades de vida educantes que incidan afectiva y efectivamente
en las nuevas generaciones de presbíteros.
14
14
M. GAHUNGU, Programmare e valutare nella formazione presbiterale e religiosa, 180
10
Capitulo II
La formación permanente
15
CF. S.E.M. J. BRAZ DE AVIS, Visita a la congregación para los institutos de vida
consagrada y sociedades de vida apostólica , Giovedi 23 Novembre 2018
16
Cf. B. STELLA, Visita alla Congregazione per il Clero, martedì 14 novembre 2017.
17
F. IMODA, Maturità del formatore, Conferenza al Centro Favre PUG, martedi 9 Maggio
2018.
11
18
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, El don de la vocación presbiteral Ratio fundamentalis
institutionis sacerdotalis, 3c.
19
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, El don de la vocación presbiteral Ratio fundamentalis
institutionis sacerdotalis, 3f.
20
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, El don de la vocación presbiteral Ratio fundamentalis
institutionis sacerdotalis, 152.
12
21
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, El don de la vocación presbiteral Ratio fundamentalis
institutionis sacerdotalis, 80.
22
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, El don de la vocación presbiteral Ratio fundamentalis
institutionis sacerdotalis, 82b.
23
Cf. RFIS, 88
24
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, El don de la vocación presbiteral Ratio fundamentalis
institutionis sacerdotalis,53.
13
Por otra parte, Cencini expone la crisis como «aquello que mueve el yo a
definirse en una estrada correcta, donde se siente la necesidad de cambiar»28.
En esta visión positiva de la crisis, se afirma que «Jesús se sirvió de ella como
25
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, El don de la vocación presbiteral Ratio fundamentalis
institutionis sacerdotalis, 56.
26
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, El don de la vocación presbiteral Ratio fundamentalis
institutionis sacerdotalis, 56b.
27
JUAN PABLO II, Exhortación apostólica postsinodal Pastores dabo vobis, 71.
28
Cf. A. CENCINI, La formazione oggi, problemi e prospettivi, Conferenza al Centro Favre
PUG, giovedi 12 Ottobre 2017.
14
29
Cf. A. CENCINI, La formazione oggi, problemi e prospettivi, Conferenza al Centro Favre
PUG, giovedi 12 Ottobre 2017.
30
F. IMODA, Maturità del formatore, Conferenza al Centro Favre PUG, martedi 9 Maggio
2018.
15
31
F. IMODA, Maturità del formatore, Conferenza al Centro Favre PUG, martedi 9 Maggio
2018.
32
Cf. Ef 4,13.
33
Cf. S.S FRANCISCO, Estatutos del nuevo dicasterio para laicos, familia y vida, 13 Mayo
2108.
16
34
R. RANIELLI, Visita al colegio internacional de las hijas de la caridad, martedi 8 maggio
2018
35
C. BRESCIANI, Orientamento para la utilización de las competencias psicológicas,
Conferenza al Centro Favre PUG, martedi 9 Maggio 2018.
17
36
H. ZOLLNER, Centro para la protección de menores, Conferenza al Centro Favre PUG,
martedi 9 Maggio 2018.
37
A. CENCINI, ¿Hemos perdido nuestros sentidos? En busca de una sensibilidad creyente,
217.
18
38
J.M.URIARTE, Una espiritualidad sacerdotal para nuestro tiempo, 19.
39
Cf. RFIS, 94.
40
Cf. A. CENCINI, La formazione oggi, problemi e prospettivi, Conferenza al Centro Favre
PUG, giovedi 12 Ottobre 2017.
41
Cf. A. CENCINI, La formazione oggi, problemi e prospettivi, Conferenza al Centro Favre
PUG, giovedi 12 Ottobre 2017.
42
Cf. Fil 2,5
43
Cf. A. CENCINI, La formazione oggi, problemi e prospettivi, Conferenza al Centro Favre
PUG, giovedi 12 Ottobre 2017.
19
44
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, El don de la vocación presbiteral Ratio fundamentalis
institutionis sacerdotalis, 39.
45
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, El don de la vocación presbiteral Ratio fundamentalis
institutionis sacerdotalis, 43.
46
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, El don de la vocación presbiteral Ratio fundamentalis
institutionis sacerdotalis, 43.
47
A. CENCINI, ¿Hemos perdido nuestros sentidos? En busca de una sensibilidad creyente,46.
20
debe hablar de una vigilancia de la sensibilidad. Otra cosa a tener en cuenta son
algunos elementos constitutivos de la sensibilidad que ya de alguna forma se
mencionaron, a saber, «sentidos externos e internos, sensaciones, mociones,
sentimientos, gustos, deseos, afectividad, que se deben formar hacia el querer
lo bueno, lo verdadero y lo bello»48
Antes de dar una definición final a modo de conclusión de este capítulo, es
necesario mencionar los tipos de sensibilidad, describiendo brevemente en
particular el que considero fundamental para sustentar mi reflexión; Cencini en
uno de los seminarios dio una lista amplia y detallada, refiriéndose a las
sensibilidades relacional, estética, creyente, moral, penitencial e intelectual y un
sentido más amplio la sensibilidad pascual.
La sensibilidad relacional indudablemente tiene que ver con la relación con
el otro, con el sentido de alteridad y expresa la relación con lo bueno49; en este
tipo de sensibilidad se encuentra toda la capacidad comunicativa y caritativa del
ser humano que se manifiesta desde las relaciones afectivo-sexuales hasta la
capacidad de donarse buscando el bien de los demás. Así pues, una sensibilidad
relacional madura es la de la persona virgen que sabe ser inteligente y coherente,
es decir que «hace siempre emerger la centralidad de Dios en todo afecto
humano»50, en fidelidad a su propia identidad, es la del que tiene «sentido del
otro, que lo acoge en su diferencia, que lo valora tal como es, y es la del que ha
aprendido a vislumbrar el misterio del otro, su ser más de lo que parece o
aparece»51.
Para el propósito de mi reflexión, es muy importante la siguiente afirmación
de Cencini:
«De ahí la necesidad de trabajar sobre la sensibilidad, sobre sus elementos, para
que surja una orientación emocional relacional nueva, a nivel espiritual y
psicológico, en el corazón, la mente y la voluntad, y tal vez una humanidad nueva,
donde Dios se haga presente, y donde comunidades nuevas de hombres y mujeres52
48
A. CENCINI, La formazione oggi, problemi e prospettivi, Conferenza al Centro Favre PUG,
giovedi 12 Ottobre 2017.
49
A. CENCINI, ¿Hemos perdido nuestros sentidos? En busca de una sensibilidad creyente,
69.
50
A. CENCINI, ¿Hemos perdido nuestros sentidos? En busca de una sensibilidad creyente,
74.
51
A. CENCINI, ¿Hemos perdido nuestros sentidos? En busca de una sensibilidad creyente,
75.
52
La cursiva es mía por el énfasis que quiero hacer.
21
que juntos marchan hacia Dios, sean finalmente sensibles nos respecto de
otros»53(A. Cencini, Hemos perdido nuestros sentidos? Sal Terrae, pag. 76).
53
A. CENCINI, ¿Hemos perdido nuestros sentidos? En busca de una sensibilidad creyente,
76.
54
A. CENCINI, ¿Hemos perdido nuestros sentidos? En busca de una sensibilidad creyente,
217.
55
A. CENCINI, ¿Hemos perdido nuestros sentidos? En busca de una sensibilidad creyente,
218.
56
A. CENCINI, ¿Hemos perdido nuestros sentidos? En busca de una sensibilidad creyente,
219.
57
A. CENCINI, ¿Hemos perdido nuestros sentidos? En busca de una sensibilidad creyente,
218.
22
Capítulo III
La comunidad formativa
Habiendo hecho este camino de definición semántica, espero que sea más
claro el contenido de este capítulo que expondré y que viene a ser el punto
central y de llegada de mi reflexión.
Sin embargo es necesario hacer una precisión más: qué se entiende por
comunidad formativa. Y lo primero que podemos decir que ahora se prefiere
usar este término en vez del anterior, que aunque es en cierto modo sinónimo,
puede tener una connotación diferente, y es el de equipo de formadores.
58
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, El don de la vocación presbiteral Ratio fundamentalis
institutionis sacerdotalis, 132b.
59
CF. RFIS, n.139.
23
60
Cfr. OT, n. 5
24
derecho de parte de los fieles, sobre los cuales recae positivamente los efectos de la
buena formación y la santidad del sacerdote»61
Tomando una cita de la nueva RFIS donde dice «La comunidad formativa
está constituida de personas escogidas y bien preparadas encargadas de
colaborar a la delicada misión de la formación»62, creo que podemos afirmar
que sin la atención debida a este aspecto, el proceso formativo no tendrá la
mediación más adecuada y por ende no se darán los frutos esperados. Esto nos
obliga a pensar qué quiere decir escogidas y bien preparadas. En otras palabras,
antes de hablar de la misión, estamos obligados a tener en cuenta el perfil, la
idoneidad, y la vocación del formador.
Ahora bien, «Los superiores y los profesores han de ser escogidos de entre
los mejores»64; también «téngase en cuenta que a pesar de la alta exigencia y
casi idealización, lo que se busca es generar esa sana tensión en la evaluación y
motivación a mejorar cada día»65.
Este listado de cualidades que se exigen en el que llamamos perfil del
formador, no debe hacer olvidar que la IDONEIDAD de una persona «no resulta
61
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, El don de la vocación Presbiteral Ratio fundamentalis
institutionis sacerdotalis, 82.
62
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, El don de la vocación Presbiteral Ratio fundamentalis
institutionis sacerdotalis, 132.
63
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Directrices sobre la preparación de los
formadores en los seminarios, 12.
64
Cf. OT n.5
65
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Directrices sobre la preparación de los
formadores en los seminarios, 7.
25
3.1.2 Carisma
66
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Directrices sobre la preparación de los
formadores en los seminarios, 22.
67
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Directrices sobre la preparación de los
formadores en los seminarios, 12.
68
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Directrices sobre la preparación de los
formadores en los seminarios, 13.
26
69
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Directrices sobre la preparación de los
formadores en los seminarios, 23.
70
Cf. PDV, n. 60.
71
Cf. RFIS, n. 80.
27
72
CF. CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Directrices sobre la preparación de
los formadores en los seminarios, 33.
73
CF. H.J.M. NOUWEN, El sanador herido, 100.
28
Si hay alguna forma de vida común, especialmente a nivel del clero diocesano,
que posibilita ‘por fuerza’ en sentido propio y preciso la fraternidad sacerdotal,
es la comunidad formativa del seminario. Qué se espera entonces de una
comunidad formativa en un seminario o casa de formación? Ciertamente al
entrar a un proceso comunitario ya hay una disposición o pre-disposición a
compartir techo, pan, bolsa, trabajo apostólico e intercambio humano y
espiritual. Por supuesto que no basta con “con-vivir” para hacer comunidad, y
como no quiero caer en un reduccionismo “humanístico-sentimentalista”, es
preciso que recordemos algunos elementos importantes que la Iglesia nos
sugiere para la comprensión y vivencia de la comunión presbiteral, así como los
elementos ya estudiados de la formación permanente y la formación humana.
74
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, El don de la vocación presbiteral Ratio fundamentalis
institutionis sacerdotalis, introducción n. 3.
75
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Directrices sobre la preparación de los
formadores en los seminarios, 4.
76
Cf. PDV, n. 60
77
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Directrices sobre la preparación de los
formadores en los seminarios, 10.
29
78
Cfr. PDV 23; PO 14
79
J.M.URIARTE, Una espiritualidad sacerdotal para nuestro tiempo, 19.
79
Cf. RFIS, 87.
80
J.M.URIARTE, Una espiritualidad sacerdotal para nuestro tiempo, 19.
80
Cf. RFIS, 88.
81
Cf. CONCILIO VATICANO II, Decreto Presbyterorum ordinis, 8.
82
Cf. CONCILIO VATICANO II, Constitución Lumen Gentium, 28.
30
83
J.M.URIARTE, Una espiritualidad sacerdotal para nuestro tiempo, 89.
84
J.M.URIARTE, Una espiritualidad sacerdotal para nuestro tiempo, 92.
85
J.M.URIARTE, Una espiritualidad sacerdotal para nuestro tiempo, 95
86
J.M.URIARTE, Una espiritualidad sacerdotal para nuestro tiempo, 95
87
J.M.URIARTE, Una espiritualidad sacerdotal para nuestro tiempo, 96
31
Por otra parte, como ya se dijo antes en el tema del proceso de selección de
los candidatos a la formación, subrayo una vez más aquello de que que el
componente humano debe ser preponderante, pues un formador que carezca de
capacidad de trabajo en equipo, de apertura y de diálogo fraterno, en otras
palabras de una sensibilidad relacional bien orientada, preferiblemente no
debiera ejercer este servicio. “La experiencia demuestra en efecto que sin un
verdadero trabajo de equipo (teamwork) es imposible que un seminario
funciones bien88 (Directrices sobre la preparación de los formadores en los
seminarios pg. 6)
En la práctica, esta vida común de la comunidad formativa necesita el
encuentro, el dedicarse tiempo, un acompañamiento constante en la auto-
evaluación, visión, evaluación, corrección fraterna, rectificación. Aquí entran
88
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Directrices sobre la preparación de los
formadores en los seminarios, 6.
32
CONCLUSION
Con todo lo dicho hasta el momento, quiero proponer una serie de preguntas
como otro modo de presentar el propósito y contenido de este trabajo, sin dar
una jerarquía u organización práctica a las mismas.
Qué se debe entender por comunidad formativa? Qué es lo más importante
para consolidar una comunidad formativa? Qué se debe exigir para seleccionar,
formar y delegar un formador? Cómo se entiende hoy la formación vocacional?
Por qué se debe dar prelación a la formación humana y cómo se debe asumir?
Estos interrogantes y otros que puedan sugerirse, han dado sentido y
dirección a mi reflexión, con la conciencia y esperanza que susciten nuevas
preguntas que permitan seguir encontrando caminos de comunión conceptual y
pastoral en el ejercicio de la formación de formadores que sepan y puedan
responder mejor a la necesidad de recrear probadas comunidades formativas.
Soy consciente entonces que mi aporte es una interpretación de la realidad de la
formación con un carácter reflexivo, no dogmático y que al no poder abarcar y
profundizar este basto horizonte eclesial en la complejidad de su devenir y
articulación, el camino personal y el de los agentes implicados sea desde el
campo racional o desde el práctico, viene a ser largo, desafiante y ojalá cada
vez más fructífero y enriquecedor por el bien del sujeto en vocación y el bien
de la misma Iglesia. El Espíritu Santo nos siga guiando por este bello y complejo
itinerario de la formación de sacerdotes según el corazón de Cristo.
89
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, El don de la vocación presbiteral Ratio fundamentalis
institutionis sacerdotalis, 152b.
35
BIBLIOGRAFÍA
JUAN PABLO II, Exhortación apostólica postsinodal Pastores dabo vobis, México
2016.
_______, Pastores dabo vobis, Paulinas, Colombia 2005.
36
MORGALLA. S., La formazione oggi come sfida per il domani, GPB, Roma 2018.
SEBASTIÁN B., Plenamente de Cristo: aspectos psicológicos y formativos de la vida
consagrada, España 2015.
RAVAGLIOLI. A., Psicologia Studio interdisciplinare della personalitá, EDB,
Bologna 2006.
RULLA. L. – IMODA. F., Antropología de la vocación cristiana (2), Atenas, Madrid
1994.
URIARTE. J. M., Ser sacerdote en la cultura actual, Sal Terrae, Santander 2010.
____________, Una espitualidad sacerdotal para nuestro tiempo, Sal terrae 2016.
37
INDICE
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................... 2
Capítulo I ............................................................................................................................................. 5
Notas preliminares .............................................................................................................................. 5
1.1 El problema semántico……………………………………………………………………………………………………………5
1.2 Debilidades y desafíos……………………………………………………………………………………………………………..7
Capítulo II .......................................................................................................................................... 10
1.1 La formación permanente ........................................................................................................... 10
1.1.1 La formación permanente en la Nueva Ratio .......................................................................... 11
1.2 La formación permanente en la propuesta de Amedeo Cencini……………………………………………….12
2.1 La formación humana……………………………………………………………………………………………………………..16
2.1.1 Enfoques reductivos…………………………………………………………………………………………………………….16
2.1.2 Hacia una más amplia comprensión……………………………………………………………………………………..17
2.1.3 El verdadero sentido…………………………………………………………………………………………………………….21
Capítulo III…………………………………………………………………………………………………………………………………….22
La comunidad formativa……………………………………………………………………………………………………………….22
31. Selección de formadores…………………………………………………………………………………………………………23
3.1.1 Perfil e idoneidad…………………………………………………………………………………………………………………24
3.1.2 Carisma………………………………………………………………………………………………………………………………..25
3.1.3 Vocación del formador…………………………………………………………………………………………………………25
3.2 Formación de los formadores………………………………………………………………………………………………….25
3.2.1 Fase inicial……………………………………………………………………………………………………………………………26
3.2.2 Fase sucesiva………………………………………………………………………………………………………………………..26
3.3 La comunidad formativa, significado y praxis…………………………………………………………………………..27
3.3.1 Sentido y fundamento teológico…………………………………………………………………………………………..28
3.3.2 Conditio sine qua non…………………………………………………………………………………………………………..31
CONCLUSIÓN………………………………………………………………………………………………………………………………..33
BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………………………………………………………………….35
38