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La importancia del Derecho Canónico para el ordenamiento de la

Iglesia Católica y
sus miembros en Sudamérica

Jimena Alejandra Ruiz Burga


jimenaaleruiz@gmail.com
Facultad de Derecho
Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo
2020

RESUMEN
El Derecho Canónico ha tenido gran trascendencia en los últimos años. Sin embargo,
el desconocimiento de la mayoría de los fieles y de algunos miembros del Clero, hace
que se desconozca muchas veces la aplicación de las normas canónicas y sobre todo
en los países sudamericanos en los que la cantidad de personas que profesan la
religión católica es grande. En este sentido, este trabajo investigativo tiene como
objetivo reconocer la importancia del Derecho Canónico para el ordenamiento de la
Iglesia Católica y sus miembros en Sudamérica; así como determinar el concepto,
historia y las fuentes del Derecho Canónico, así como sus variaciones a través del
tiempo e identificar las características y el rol del cliente jurídico – canónico como
miembro de la Iglesia; a su vez, analizar los procesos y medidas que toma la Iglesia
Católica para fiscalizar el cumplimiento del Código Canónico e identificar los
protocolos aplicados en el Código Canónico, tanto en casos de abusos por parte del
Clero, como en la vida sacramental del laico.

Palabras Clave: Derecho Canónico, Clero, laico, Código Canónico.


INTRODUCCIÓN

El Derecho Canónico también es conocido como “el derecho de la Iglesia Católica”. Los últimos
años, después de la promulgación del nuevo Código Canónico, han surgido muchas dudas e
inquietudes con respecto a la aplicación de los diferentes cánones. Sin embargo, muchos
especialistas y estudiosos aseguran que el Código Canónico actual, aprobado en el año de
1983, establece una serie de medidas a partir de la concepción de una nueva realidad en la
comunidad católica.

San Juan Pablo II adoptó nuevas medidas para incluir a las comunidades que no han sido
consideradas en el anterior Código. En este sentido, ha buscado velar muchos más derechos
y exigir muchas más obligaciones; a comparación del código promulgado en 1917 que solo
protegía a ciertos grupos “de élite” que la misma Iglesia consideraba pertinente. Hay que
mencionar además que, el carácter teórico y filosófico del de este Código obstaculizó las
relaciones entre Iglesia y laico, que trajo consigo el resquebrajamiento de la comunidad
eclesial. De esta manera, se discriminaba el trato hacia otras comunidades de inferior rango,
como las parroquias y nuevas congregaciones religiosas.

Además, describe el propósito del Derecho Canónico como la manera de establecer un orden
en la Iglesia Católica. De tal forma que, a través del amor y la gracia de Dios facilite la creación
y el desarrollo de las instituciones religiosas. Al mismo tiempo, asegura que una de sus
finalidades no es el de sustituir la fe ni la caridad en la Iglesia; por el contrario, es la base
fundamental para que el jurista use su capacidad de interpretación y análisis. De esta manera,
puede actuar según los protocolos establecidos en estas normas. En consecuencia, refuerza
la misión de luchar por los derechos que tenemos cada uno de nosotros como hijos de Dios
Padre y miembros de la Iglesia.

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1. ASPECTOS GENERALES DEL DERECHO CANÓNICO
1.1. Definición e historia
La Iglesia Católica, como una institución jerarquizada y a la vez ordenada
necesita actuar conforme a los preceptos de la propia religión. Pues, teniendo
en claro esto, la definición del Derecho Canónico se ha mantenido en el tiempo
como un conjunto de normas que la Iglesia Católica, basándose en la Biblia, los
Mandamientos y los Misterios de la Santísima Trinidad, que regula la disciplina
entre Clero y laico.

Esto, aunque se tome muchísimo en cuenta las fuentes Divinas y las


enseñanzas de Jesús, no significa que se le deba de exentar de un
ordenamiento jurídico, ya que, no se podrían velar los derechos ni hacer cumplir
las obligaciones. (Atanasio, 1876)

La historia se remonta desde la Edad Media, cuando la religión y el Estado unían


fuerzas para dirigir a una nación. Pero, todas las modificaciones hasta la
actualidad construyeron la base de lo que es el Derecho Canónico hasta donde
lo conocemos.
1.2. Fuentes generales
1.2.1. Especiales
Donde están las denominadas fuentes del conocimiento. Estas fuentes
constituyen todas las normas, documentos donde se contiene el Derecho
Canónico.
Estas fuentes deben estar moduladas, no solo en un carácter universal ni
autoritario de la ciencia del Derecho, sino se debe encontrar su
espiritualidad. Dicho en otras palabras, el derecho Canónico no es rígido,
en cambio, espera que las personas se integren de manera armoniosa a la
Iglesia, siendo consciente de su propia realidad. (Fuentes del Derecho
Canónico, 2020)
Las fuentes de conocimiento son esenciales porque permiten una
distribución precisa de las normas canónicas. Es más, es la base
fundamental de todo ordenamiento jurídico – canónico.
1.2.2. Divinas
El conocimiento pleno de la existencia de Dios es la fuente suprema de toda
esta rama del Derecho. La Verdad Divina instituida en la Liturgia y en el
sacramento de la Eucaristía hace que esta fuente sea la primordial para
entenderse el Derecho Canónico a profundidad.
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Muchas veces no se comprende la trascendencia que posee las fuentes
divinas en el Derecho. Lo vemos como simples “adornos” para rellenar un
poco la historia, haciéndola un misterio. Dios Padre, inspira el camino que
debe seguir la Iglesia Católica a través de la Revelación hecha y testificada
en el Antiguo y Nuevo Testamento.
1.2.3. Humanas
El Papa, los Ministros Sacramentales, Obispos y Arzobispos, sacerdotes y
también los laicos formamos parte de esta fuente. A través de los Tribunales
Eclesiásticos se busca el respeto irrestricto de los derechos y obligaciones
canónicas a los fieles católicos.
Aquí es donde entra la labor pastoral y la conciencia de cada fiel, que más
adelante se explicará a mayor profundidad. Lo importante es que sin las
fuentes humanas no sería posible la aplicación de ninguna norma canónica.

1.3. Sobre el cliente jurídico – canónico


Para el abogado canónico, un cliente jurídico-canónico es un fiel cristiano. Aquel
que haya recibido el sacramento del bautismo y que cumpla todos los preceptos
ordenados por la Iglesia Católica. Para ser mucho más específicos, cualquier
persona puede llegar a recurrir el servicio de un abogado canónico. Lo
destacable es que conozca sus derechos y obligaciones como miembros de una
comunidad jerarquizada, como lo es la Iglesia Católica.

1.4. El Derecho Canónico y la labor pastoral en la Iglesia


La labor pastoral en la Iglesia restituyó los valores negativos vertidos hacia el
Derecho Canónico. De tal forma que, al hablarse y al referirnos sobre este
punto, concretamente, relacionaríamos a la labor que vienen realizando la
Iglesia Católica para con sus miembros.
“Por ser verdadero Derecho, trata de ordenar según justicia el ser y el actuar de
la Iglesia, pero un ser y actuar que está caracterizado siempre por el espíritu
pastoral”. (Rincón-Pérez, 2007, p. 407)

2. EL ORDENAMIENTO EN LA IGLESIA CATÓLICA Y SUS


MIEMBROS EN SUDAMÉRICA
2.1. El ejercicio de las normas en el Clero
2.1.1. Derechos y obligaciones a la luz del Código Canónico
Los derechos y obligaciones son diferentes en los fieles y en las
autoridades eclesiásticas. Pero estas comparten algo, el respeto de su

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dignidad y de la aceptación a formar parte de la Iglesia recibido en el
sacramento del Bautismo.
Juan Pablo II durante 10 años ha analizado junto a las máximas autoridades
del Vaticano lo estipulado en el Código Canónico, ya que, al referirnos
exclusivamente al continente europeo como lo han hecho otras máximas
autoridades periodos anteriores, se excluiría por una parte a los miembros
sudamericanos y asiáticos.

Cabe señalar que, en Sudamérica, las autoridades eclesiales poseen


diversas maneras de interpretar estos derechos: unos, quizá, se rijan en lo
estipulado en el Código; y otros, lo adaptarán a sus propias circunstancias.
Las obligaciones son jerárquicas. El Papa es Cabeza de la Iglesia, y por lo
tanto, carga con muchas más obligaciones: la principal es velar por el
cumplimiento y el respeto de las normas canónicas, jurídicamente hablando.
Si nos referimos al laico, pues, cabe señalar que, estas obligaciones estarán
de acuerdo a la conciencia moral que cada uno posee.

“La comunión entre los fieles, por ejemplo, implica ciertamente que
exista entre ellos comunión en la fe y en la caridad; pero también
reclama que todos promuevan la justicia social, que urge especialmente a
los cristianos ‘por el mandato del Señor’” (Cenalmor, 2005, p. 26)

A través del sacramento del bautismo, todos estamos llamados a una


obligación de ayudar a la Iglesia y a la misión de predicar el Evangelio. Todo
esto se puede ver reflejado en los Mandamientos de la Iglesia.

2.1.2. La reforma de la Curia Romana


Precisemos que la Curia Romana son todos aquellos Obispos y Arzobispos,
que, llamados por el Papa, son designados para tareas y funciones
específicas.

“Es prudente pensar que para el Papa Francisco la reforma de la Curia


Romana es una tarea prioritaria y a la que, además, le dedica no pocas de
sus energías, como podremos apreciar luego, atendiendo a la multiplicidad
de cambios que constantemente está produciendo”. (Cappello, 2018, p.
185)

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Debemos tener en claro que el mayor motor que el Papa Francisco exige
para con la Curia es la conversión de sus corazones abriéndolos hacia la
Verdad Contemplada, que es Jesucristo.
La principal función de la Curia Romana es ayudar; no solamente en un
sentido estrictamente pastoral, a las personas más vulnerables en el mundo.
Así pues, el Papa Francisco destaca la importancia de la Curia como eje y
soporte de la Iglesia Católica. (Cappello, 2018)

La reforma en la Curia Romana es, sobre todo, estructural. Lo que el Papa


Francisco quiere buscar es el adecuado manejo pastoral de los asuntos
relacionados con la Iglesia y sus miembros más vulnerables.

2.1.3. Autonomía en la administración de la Iglesia


La relación entre los miembros de la Iglesia es importante para establecer
participaciones de forma activa y solidaria que socorra a los más
necesitados. El sacerdote cumple una doble función: administrar los
recursos de su parroquia y los suyos; llegando así a un equilibrio, evitándose
la malversación de fondos designados por la Iglesia.

“(…) la autonomía se refiere no solo al ejercicio de la potestad legislativa


(“los derechos particulares”), sino también a la organización y al ejercicio de
la potestad ejecutiva”. (Miñambres, 2017, p. 409)
La autonomía en la administración implica también un sentido teológico;
basándose en la enseñanza moral implantada en la misma Iglesia (dícese:
Biblia, Encíclicas y Exhortaciones)

En este sentido, el principio de subsidiaridad es lo que prima de toda


actividad administrativa. Sin esta, no nos podríamos referir a un trabajo
comunitario en donde se haga presente la caridad y el orden en la Iglesia
Católica.

“A su vez, conviene recordar que comunión no significa uniformidad, sino


más bien unidad en la diversidad. La comunión requiere la presencia de
sujetos diferentes, alteridad, relación”. (Miñambres, 2017, p. 409)
El significado de comunidad puede ser interpretado de muchas formas; no
obstante, los valores morales son los que priman en una relación Iglesia-
laico propiciando el desarrollo de una relación en el ámbito jurídico.

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2.2. Aplicación de las normas canónicas en la pastoral de los “fieles no practicantes”
Actualmente se está viviendo una crisis de fe. Desde la era tecnológica y los
avances que revolucionaron al mundo de la ciencia no es de sorprenderse que
todos aquellos “defensores de la verdad” se manifiesten en contra de la religión,
haciéndola ver como una forma nociva para ordenar y “encasillar” a las
personas. (Baccioli, 2008)

Por otro lado, existen los fieles que solo acuden a la Iglesia para celebraciones
importantes, tales como, los sacramentos. Todo es superficial; sin embargo, no
pensamos en el papel que cumple el sacerdote o los miembros de una parroquia
para incluir a todos los miembros de la Iglesia.

En Sudamérica, sobre todo, prima la religión católica. ¿Pero, qué se está


haciendo por vivirla como debería ser? Nada. Las revueltas sociales y culturales
de una nación pueden ser nocivas o enriquecedoras para quien lo vea.
“Por obra y gracia de tutelas y amenazas desaparecen en muchas partes los
símbolos religiosos de aulas y espacios comunes "para garantizar el respeto al
derecho de la libertad religiosa". Y es así como por defender el respeto a las
minorías, se falta al respeto a las mayorías”. (Baccioli, 2008, p. 234)

En el descuido de una sólida educación religiosa en las escuelas, es posible


que se influya de una manera negativa los diferentes valores ya forjados en
nuestra familia, además, de distorsionar los conceptos o enseñanzas
aprendidas en la religión católica, convirtiéndose en un odio injustificado hacia
todos sus miembros y preceptos.

La Iglesia está plenamente consciente de la diversidad cultural, lingüística y


social de un país o pueblo. No busca adoctrinarlos como se piensa ahora, sino,
busca formas para estrechar lazos de amor, paz y fraternidad en todos los
hombres, miembros de una sola comunidad. (Baccioli, 2008)
Recordemos aquí que la Iglesia es “Una, Santa, Católica y Apostólica”. Las
distintas maneras y concepciones que tienen las personas alrededor del mundo
hacen que se consideren más derechos y necesidades, evidenciándose en las
diferentes organizaciones que hay alrededor del mundo: entre orfanatos,
hospitales, asilos, entre otros.

2.2.1. Las consecuencias de la conciencia moral del fiel

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Hay que tener en claro que la conciencia moral es aquella que juzga
nuestras buenas y malas acciones. Podría compararse con esa “voz interior”
que nos llama hacia un camino del bien.
En un sentido teológico, nos invita a la conversión de nuestros corazones a
Dios guiándonos bajo la luz y la contemplación que la Verdad Revelada nos
brinda.

“La mayor variante notoria en el nuevo Código son los términos que se
utilizan, pero también es cierto que son menos los cánones que hacen
referencia a la conciencia moral como tal, aun teniendo en cuenta que las
referencias “priorizan a las personas” que poseen el ejercicio de la autoridad
y para su discernimiento pastoral y no a las cosas”. (Busso, 2018, p. 19)
Esta conciencia se ejercita a través de la práctica de los sacramentos, ya
que, al conocer plenamente la forma en como Dios hace que cada uno de
sus hijos alcance la Salvación divina y viva en perfecta armonía y comunión
con el prójimo, nosotros somos quienes podemos evangelizar a través del
ejemplo y la práctica; tal como lo señala el Código de Derecho Canónico.

En el Bautismo, los padres y padrinos reciben preparación y atención


pastoral. Cabe señalar que muchas veces la conciencia no prima en el
bautizado (en este caso, si fuese un recién nacido) y esta recae sobre los
formadores y que, en el transcurso de los años, moldearán al niño o niña
formándole un propio criterio.

Donde también se hace presente esta conciencia moral, es en el


sacramento de la Reconciliación. Según el Cannon Nº 988, el que se
confiesa debe tener conciencia de pecador. Por ello, se le invita a un
examen de conciencia para evaluar sus pecados graves y también,
mortales.

Ciertamente, en este sacramento, el aspecto de la conciencia moral es


superior a cualquier otra norma establecida en el Código Canónico. Y
aunque hay un rito determinado para realizar las confesiones, cada
sacerdote tiene la facultad de hacer sentir mejor al confesor, brindándole
perdón, respeto y confianza.

2.2.1.1. Exhortación Apostólica “Christifideles Laici”

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Todos los miembros de la Iglesia recibimos y compartimos la
vocación de la santidad. Los fieles laicos están llamados, a pleno
título, a esta común vocación, sin ninguna diferencia respecto de
los demás miembros de la Iglesia. La vocación a la santidad
hunde sus raíces en el Bautismo y se pone de nuevo ante
nuestros ojos en los demás sacramentos, principalmente en la
Eucaristía.
“Sólo dentro de la Iglesia como misterio de comunión se revela la
«identidad» de los fieles laicos, su original dignidad. Y sólo dentro
de esta dignidad se pueden definir su vocación y misión en la
Iglesia y en el mundo”. (Juan Pablo II, 1988, p. 9)
Concretamente, la principal misión de nosotros los laicos, como
miembros de la Iglesia, es anunciar la verdad contemplada en el
misterio de la Santísima Trinidad. Esto conlleva a afrontar
diferentes circunstancias de vida y modos de pensar. Influye
también la cultura en la que nos desenvolvemos y que tan
arraigada puede llegar a ser nuestra fe.

3. IMPORTANCIA Y ALCANCES DEL CÓDIGO CANÓNICO


3.1. En la vida sacramental
3.1.1. Procesos matrimoniales en el Derecho Canónico
“(…) el concepto de matrimonio que subyace en sus cánones es el de «una
sociedad permanente entre varón y mujer para engendrar hijos» (can.
*1082, § 1), y que esa sociedad se constituye mediante un «acto de la
voluntad por el que ambas partes dan y aceptan el derecho perpetuo y
exclusivo sobre sus cuerpos en orden a los actos que de suyo son aptos
para engendrar la prole» (can. *1081, § 2)” (Olivares, 2019, p. 629).

El matrimonio no significa conceder los derechos al cónyuge, como lo


señalaban algunos estudiosos, y en cambio, se le puede considerar una
“cooperación” entre varón y mujer para la formación de una familia en Cristo.
El proceso matrimonial siempre es el mismo; se requiere una preparación
especial que ya se explicará más adelante. (Reyes, s.f. Ius Canonicum)

Las causas de nulidad matrimonial establecidas en el Código Canónico no


varían según la ubicación geográfica. Sin embargo, hay que precisar que en

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países europeos, asiáticos y sudamericanos varía la interpretación de estas
normas canónicas.
En los países sudamericanos influye muchísimo la cultura y los diferentes
casos que se puedan presentar. A decir verdad, las normas canónicas son
aplicadas de acuerdo a las particularidades de cada caso.

La función de toda actividad jurídica – canónica es la búsqueda de la verdad.


“En el caso de los procesos de nulidad matrimonial, los órganos de justicia
han de determinar si en el supuesto de hecho el matrimonio fue nulo o no,
es decir, si hubo o no matrimonio. Lo cual es independiente del desarrollo
posterior de la vida en común de las partes procesales.” (Reyes, s.f.)
Los procesos matrimoniales son diversos, pero al adaptarse a las diversas
realidades, hace que sea más complejos, dinámicos y efectivos.

3.1.1.1. Preparación, celebración y atención pastoral


La preparación matrimonial supone varios aspectos; desde la
búsqueda de la santidad y de la perfección por la caridad en la
pareja hasta que se logre tener una mayor conciencia moral.
“En el código de derecho canónico, en el canon 1063, después
de la breve referencia a la preparación remota, se refiere a la
santidad personal de los novios que se deben disponer a vivir
la santidad propia del estado matrimonial” (Bonet, 2012)

Una preparación inmediata debe encontrar la ocasión adecuada


para iniciar a los novios en el rito del matrimonio. Las actitudes
en torno a la moral y a la predisposición para recibir a Dios y a
la pareja son pilares fundamentales, avalados en el Pontificio
Consejo para la Familia.
Con mucha frecuencia se suelen presentar casos en donde uno
de los cónyuges sea católico y el otro no sea católico, o bien
sea ortodoxo, anglicano o sea protestante “podrá solicitarse y
obtenerse la correspondiente dispensa de dicha forma otorgada
por la autoridad eclesiástica” (Bonet, 2012, p. 16)

La liturgia sacramental puede hacer que la formación de un


modelo de familia cristiana sea más consecuente. Dicho de otra
manera, los sacramentos ayudan a que la unión conyugal
fructifique y sea de gran ayuda para que la Iglesia pueda cumplir
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su misión edificadora sobre la tierra y sobre cada uno de los
hombres.

3.1.2. Bautismo y confirmación

3.1.2.1. Coherencia entre fe y vida en los padres y padrinos

El padrino es quien cumple funciones de apoyo y soporte


espiritual al nuevo cristiano; primándose ciertas relaciones de
parentesco o de afinidad. Muchas veces esto no concuerda con
la definición establecida en el Código Canónico.
“La naturaleza del padrinazgo consiste en ser una extensión de la
familia y de la Iglesia, con quienes colabora para que el bautizado
o confirmado alcance la debida maduración de la fe y crecimiento
espiritual.” (González, 2016, p. 345)

El haber asumido esta enorme responsabilidad hace que se


tomen en cuenta tres aspectos importantes;
a. No haber renunciado a la fe católica;
b. Si es casado, haber recibido el sacramento del
matrimonio; y
c. Ser un cristiano practicante (asistiendo a Misa todos los
domingos, realizando obras de caridad, confesarse
regularmente)
Ante todo, se busca que los padrinos y madrinas tanto de
Bautismo como de Confirmación estén llenos de alegría y
esperanza ante un encuentro gozoso con Cristo.

3.1.3. La homilía
Quien realiza principalmente el acto litúrgico (es decir, quien oficia la Misa)
es el sacerdote y los presbíteros. Ellos son los únicos quienes pueden
celebrar la Misa. Es importante precisar que, si bien hay actos litúrgicos que
requieren la presencia de un sacerdote o de alguna autoridad competente
de la Iglesia, también existen otros, que pueden ser celebrados por los
laicos.

“Se toma como punto de referencia las celebraciones litúrgicas en ausencia


de presbíteros, ya que fueron las pioneras en cuanto a la posibilidad de que
los laicos (fieles no ordenados) pudiesen recibir el encargo –en cierta

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medida– de predicar la palabra de Dios en las iglesias u oratorios”. (Oltra,
2013, p. 273)

Conservar la labor pastoral de la Iglesia es tarea de todos. Sin embargo, los


pastores deben buscar dirigir las actividades pastorales que encaminen a
un buen trabajo. Por ello, las congregaciones religiosas tienen diferentes
maneras de organizar a los laicos a la predicación de la Palabra de Dios.
En síntesis, cuando se habla de “homilía” podemos asociarlo con la Santa
Misa, sobre todo, el momento de la Eucaristía. Pero va mucho más allá, se
trata de la predicación de la Palabra de Dios, comprometiéndose así a una
cercanía a Dios en el corazón.

3.2. Procesos disciplinarios dentro del Clero.


Como primer punto, nos referiremos al protocolo de actuación frente a casos de
abuso sexual a menores de edad y adultos en situación de vulnerabilidad.
“(…) la Conferencia Episcopal Argentina ha recordado que “todo Ordinario
velará para que, en su jurisdicción, todos los fieles sepan a qué instancias deben
acudir en el supuesto de tener conocimiento de la eventual comisión de los
delitos’ “. (Arquidiócesis de Paraná, 2018, p. 245)
Para hacerse efectivo todo este protocolo, se necesita, sobre todo, de
instituciones eclesiásticas que puedan ayudar en este caso en materia jurídica-
canónica.

Ya, al haberse iniciado la sospecha del delito de abuso sexual, se tomará mayor
responsabilidad en el caso. En este proceso se les solicita a ambas de las partes
que mantengan la responsabilidad de los datos y las opiniones vertidas que
servirán para el esclarecimiento del caso en particular.
Ante una denuncia formal, el Arzobispo “pondrá en marcha una investigación
previa o preliminar, tal como lo exige el ordenamiento canónico.
Si, como medida cautelar, se apartara al acusado de sus oficios mientras dura
la investigación, esto no implicará admisión de culpabilidad” (Arquidiócesis de
Paraná, 2018, p. 248)

En el caso del delito de pornografía infantil, la Iglesia ha establecido dos


supuestos para iniciar una denuncia formal:
a. Evidencia audiovisual y fotográfica del acto sexual cometido a menores de
edad, o también, material pedo-pornográfico en su defecto y;

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b. Testimonio de la víctima (en este caso representado por su madre, padre, o
tutor legal) o de algún testigo.
Ha de tenerse en cuenta que será bastante difícil diferenciar imágenes “reales”
de las creadas de manera informática, de manera que, en este tipo de actos se
le atribuye al clérigo responsabilidad penal la retención y divulgación de este
material.

“(…) lamentablemente en las curias diocesanas y religiosas se deben afrontar


dolorosos casos que tienen por denominador común el abuso sexual, sea este
perpetrado o registrado en algún tipo de material magnético para su posterior
visión.” (Regordán, 2018, p. 161)

En materia jurídica-canónica, se le considera menor de edad a los de rango


inferior de los 14 años. Así mismo, las denuncias pueden variar de acuerdo a la
situación de vulnerabilidad y otros factores como la salud emocional, situación
familiar y algún tipo de problema de salud a nivel físico o psíquico.

El segundo delito constituido en el código canónico y que afecta directamente a


los laicos, es el delito de crimen sollicitationis o crimen de solicitación. Ante ello,
el canon 1387 indica:

El sacerdote que, durante la confesión, o con ocasión o pretexto de la


misma, solicita al penitente a un pecado contra el sexto mandamiento
del Decálogo, debe ser castigado, según la gravedad del delito, con
suspensión, prohibiciones o privaciones; y, en los casos más graves,
debe ser expulsado del estado clerical. (Reyes, s.f. Ius Canonicum)

El sexto mandamiento prohíbe cualquier acto impuro y por estos, se entienden


a los actos sexuales ilegítimos y que, por lo tanto, si un sacerdote promueve
este tipo de acciones, será denunciado ante su superior. El delito es
considerado como tal, si el sacerdote invita al laico cometer el acto sexual.

El protocolo de denuncias establecido en el CIC señala que la persona debe


recurrir a la sede eclesiástica para efectuarla. Se inicia un proceso de
investigación en la que ambas partes dan su descargo. Sin embargo, hay que
tener en cuenta que el denunciante asumirá los cargos penales si es que se
llegase a la conclusión de que existe una falsa denuncia, o bien, que se
aprovechase de la autoridad del sacerdote para incitarlo a cometer actos en
contra del sexto mandamiento. Frente a estas situaciones, es que existe una
pre-investigación ante el superior jerárquico más próximo al sacerdote que haya
cometido tal delito.

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3.3. Procesos administrativos en casos de nulidad en los sacramentos

3.3.1. Autoridad del Obispo diocesano y del sacerdote en casos de nulidad


sacramental
El Obispo diocesano tiene la facultad de solicitar “gracia especial” para que,
a través del Código canónico, un matrimonio pueda ser anulado o en todo
caso “sanado”, según lo disponga el Tribunal Eclesiástico. (Landra, 2018)
En un proceso de nulidad sacramental siempre se enfatizarán dos aspectos
muy importantes; el primero es la falsedad de datos vertidos al momento de
la inscripción; y concretamente en el caso del matrimonio, la anulación será
válida en casos sumamente excepcionales: uno de los cónyuges lleva una
doble vida, o puede que engañara con su verdadera identidad.

En el caso de que la pareja decida casarse solamente por lo civil, igual tiene
derecho a recibir ayuda por parte de la Iglesia Católica.
“A priori, el católico que no desea casarse por Iglesia, y sólo lo quiere hacer
por civil, por estar alejado de la fe, por negarse a dar su consentimiento ante
un ministro católico, o entiende que le puede causar perjuicio social solo
podrá ser dispensado por la Sede Apostólica”. (Landra, 2018, p. 109)
El Obispo diocesano está invitado a fortalecer la unión en parejas alejadas
de la Iglesia por cualquier motivo, llamándolas a un aprendizaje pastoral y
a un encuentro cercano con Dios.

3.4. Principales aportes en materia jurídica – canónica

Durante todo este tiempo, desde la promulgación del Código Canónico en 1983,
es importante destacar un gran aporte en materia jurídica-canónica.

En el año 1997, el Pontificio Consejo Para La Interpretación De Los Textos


Legislativos ha recibido una solicitud de licitación de pedir la celebración de la
Misa a sacerdotes que han atentado matrimonio:

En cuanto a los clérigos que han sido dimitidos del estado clerical según la
norma del can. 290 CIC y can. 394 CCEO y que hayan contraído o no
matrimonio después de una dispensa del celibato concedida por el Romano
pontífice, es conocido que tienen prohibido el ejercicio de la potestad de orden
(cfr. can. 292 CIC y can. 395 CCEO). Por lo tanto, y salva siempre la excepción
del sacramento de la Penitencia en peligro de muerte, ningún fiel puede
legítimamente pedirles un sacramento. (Pontificio Consejo Para La
Interpretación De Los Textos Legislativos, 2007)
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CONCLUSIONES

El derecho canónico ha tenido grandes transformaciones a lo largo de la historia. La


Iglesia encontró en el Código Canónico una forma más especializada de ordenar
jerárquicamente a los miembros que están en ella, respetando sus derechos y
obligaciones como hijos de Dios, a través de la participación activa en la pastoral.

La importancia del Derecho Canónico en el ordenamiento de la Iglesia Católica radica,


sobre todo, en la interpretación y aplicación de las normas (derechos y obligaciones)
que están establecidas en el Código Canónico y fundamentadas en la Palabra y la
Verdad Revelada sobre Dios.

El ejercicio de las normas en el Clero y en el laico tienen una aplicación diferente. Por
un lado, las autoridades eclesiásticas y los miembros del Clero están sujetos a respetar
estrictamente lo que establece el Código. Sin embargo, el laico no está obligado a
cumplirlas: es ahí donde la conciencia y el sentido de obligación son los principales
protagonistas. Los derechos y obligaciones expresadas abiertamente en el Código son
necesarias para poder hablar de una adecuada aplicación.

Los procesos, tanto administrativos como disciplinarios, reflejan que la Iglesia no es


simplemente una comunidad. Se puede hablar de algo ‘jerárquicamente constituido’
debido a lo establecido en el CIC. En este sentido, los principales aportes en materia
jurídica – canónica tratan sobre nuevas formas de “regularización” e interpretación de
las normas aplicables a casos concretos: casos de abuso, sacramentos, y otros tantos
procesos administrativos.

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REFERENCIAS

Arquidiócesis de Paraná. (2018). Protocolo de actuación ante la sospecha o


descubrimiento de abusos sexuales en los que sean víctimas menores o adultos
vulnerables. Anuario Argentino de Derecho Canónico, (24), 246 - 249.
https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/8405

Atanasio, M. (1876). Curso de enciclopedia del Derecho (3ra edición). Imprenta del Estado.
https://books.google.es/books?id=W4wWAAAAYAAJ&printsec=frontcover&hl=es&s
ource=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false

Baccioli, C. (2008). La aplicación de las normas canónicas en la pastoral de los "fieles no


practicantes". Anuario Argentino de Derecho Canónico, (15), 231 - 248.
https://repositorio.uca.edu.ar/bitstream/123456789/5737/1/aadc15.pdf

Bonet, J. (2012). El matrimonio en la parroquia: preparación, celebración, atención


pastoral. Anuario Argentino de Derecho Canónico, (18), 11 - 28.
https://repositorio.uca.edu.ar/bitstream/123456789/5561/1/matrimonio-parroquia-
preparacion-celebracion.pdf

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