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TALLER

DE LOS DEBERES Y OBLIGACIONES

Artículo 95. La calidad de colombiano enaltece a todos los miembros de la comunidad


Nacional. Todos están en el deber de engrandecerla y dignificarla. El ejercicio de los
Derechos y libertades reconocidos en esta Constitución implica responsabilidades.

Toda persona está obligada a cumplir la Constitución y las leyes.

Son deberes de la persona y del ciudadano:

1. Respetar los derechos ajenos y no abusar de los propios;

2. Obrar conforme al principio de solidaridad social, respondiendo con acciones


Humanitarias ante situaciones que pongan en peligro la vida o la salud de las personas;

3. Respetar y apoyar a las autoridades democráticas legítimamente constituidas para


Mantener la independencia y la integridad nacionales;

4. Defender y difundir los derechos humanos como fundamento de la convivencia


Pacífica;

5. Participar en la vida política, cívica y comunitaria del país;

6. Propender al logro y mantenimiento de la paz;

7. Colaborar para el buen funcionamiento de la administración de la justicia;

8. Proteger los recursos culturales y naturales del país y velar por la conservación de un
Ambiente sano,

9. Contribuir al financiamiento de los gastos e inversiones del Estado dentro de


Conceptos de justicia y equidad.

ACTIVIDAD A DESARROLLAR

1. A cada uno de los deberes constitucionales, se le debe aplicar mínimo un ejemplo de la


vida cotidiana de cada uno de los estudiantes.
2. ¿Qué es el civismo?
3. Como se aplica el civismo a cada uno de los deberes constitucionales
4. ¿Qué es la convivencia?
La palabra convivencia significa “vivir junto con “
Explique esta expresión 
5. Requisitos para la convivencia*Esfuerzo comunitario por lograr el bien común
Explique la expresión  
6. *El aporte de cada uno”
Explique la expresión 
7. *Reconocer la dignidad de los demás”
Explique la expresión 
8. .*Proteger y promover los derechos de los demás “
Explique la expresión 

Urbanidad y civismo.
¿Cómo se educa en las familias y en la escuela a los chicos que tienen la ciudad llena de pintadas
y los que tiran por el suelo papeles?
    Tenemos que volver al pasado para recuperar, con carácter generalizado, la urbanidad y el
civismo, pero no sólo en las aulas, como parece que se quiere conseguir (o se debería perseguir)
con la nueva asignatura de formación ciudadana, sino en el seno de las familias, de las empresas,
de los sindicatos, de las formaciones políticas y hasta en las comunidades de vecinos.

Urbanidad y civismo no son la misma cosa, pero suelen ir de la mano. Cualquiera habrá
comprobado que aquellas personas que, en el trato social, se muestran amables y educadas,
también se comportan como buenos ciudadanos. Los chicos que no sólo no saludan cuando se
cruzan con vecinos, sino que ni siquiera contestan al saludo de éstos, lo más probable es que sean
los autores de las pintadas en los ascensores.
¿Cómo se educa en las familias y en la escuela a los chicos que tienen la ciudad llena de pintadas
y los que tiran por el suelo papeles y botes de refresco cuando tienen al lado una papelera o un
contenedor de basura? ¿Y los que destrozan fachadas de edificios y cristaleras de escaparates?
Seguramente son hijos de quienes cuando les cedes el paso para entrar en las dependencias de
Tráfico, por ejemplo, ni te miran aunque estés sujetando la puerta para que no les golpee las
narices.

Un ochenta por ciento de conciudadanos, aproximadamente, no se digna pedir perdón cuando


invade la zona por donde deambulas y te da un empujón del carajo ni aun cuando seas tú el que
dice «perdone», una reacción automática de urbanidad que se mama en casa (ya que no en la
escuela) o ya no se adquiere jamás.

La urbanidad podría ser un antídoto contra la crispación y la intranquilidad. Valdría incluso para los
políticos. Como el civismo, como el comportamiento de buen ciudadano, todo lo contrario de
quienes hacen gala, permanentemente, de mezquindad, vileza y grosería. Si ser cortés y
caballeroso es una antigualla, es preciso un esfuerzo de los diseñadores del futuro para recuperar
(como se hace con la moda) esos valores para la pasarela de una sociedad que ha perdido el
norte, el sur, el este y el oeste, o sea,  que está desorientada.

Se supone que somos más cultos que nunca, pero no es creíble mientras reprobemos  o perdamos
en urbanidad y civismo, dos asignaturas que hay que implantar de nuevo. Pero ya y comenzando
por la familia y las aulas. Por favor.

 COMPRENSIÓN LECTORA:

Encierra en un círculo la letra de la respuesta correcta.

1. De acuerdo con el autor, la urbanidad debe recuperarse a partir de:

a. El pasado.

b. Las aulas

c.  La familia.

d. Las organizaciones sociales. (X)

2. Al indicarnos que “debemos volver al pasado”, el escritor insinúa que:

a. Es imposible rescatar la urbanidad y el civismo en el presente.

b. La urbanidad y el civismo son cosas del pasado.

c. En el pasado se veía uso generalizado de la urbanidad y el civismo.

d. En el pasado hallaremos modelos de urbanidad y civismo. (X)

3. Cuando se expresa que “civismo y urbanidad suelen ir de la mano”, quiere decir:

a.  Las palabras civismo y urbanidad se refieren a los  mismos asuntos.

b. Quien da muestras de buena educación, se comporta también como buen


ciudadano. (X)

c. No se puede hablar de civismo sino se habla antes de urbanidad.

d. Nadie podrá separar nunca y en toda ocasión el  civismo de la urbanidad.

4. El párrafo tres se puede concluir de este modo:

a. En la familia es donde se desmienten los modales de civismo y urbanidad.


b. Dime cómo te comportas y te diré cómo es tu familia. (X)

c. La escuela es la culpable de la falta de civismo y urbanidad.

d. Dime con quién andas y te diré quién eres.

5. En el texto la palabra mezquindad, significa:

a. egoísmo. (X) 

b. escasez.   

c.  generosidad.   

d. interés.

6. Vileza en el texto significa:

a. degradación.   

b. deshonra.  

c. honestidad.    

d. indecencia. (X)

7. Cuando el autor dice que “La urbanidad podría ser un antídoto contra la crispación y la
intranquilidad”, da a entender que:

a. Con ella se puede combatir la impaciencia y los sobresaltos.

b. Con ella evitaríamos el sosiego y la serenidad.

c. La urbanidad es un tóxico.

d. La urbanidad es un antidepresivo. (X)

MANUAL DE CARREÑO

En América Latina desde el siglo XVI circularon numerosos tratados de buenos modales, y el más
famoso ha sido -y es- el conocido Manual de Carreño, publicado en 1854 por primera vez, y que
hoy circula con renovadora fuerza en internet y reaparece una y otra vez en librerías tradicionales y
virtuales. El enfoque social vuelve la mirada atrás, en el afán de recuperar lo que se ha perdido, y
con la esperanza de darle nuevos valores contemporáneos y responder a las normas de
comportamiento donde les corresponde en la sociedad.

El autor de este documento tan popular fue Manuel Antonio Carreño (Caracas 1812 – París 1874).
Su Manual se convirtió en la guía de urbanidad más reconocida de la época en los países
bolivarianos, y declarada guía de texto en escuelas públicas. Era el padre de la reconocida pianista
venezolana Teresa Carreño y sobrino de Simón Rodríguez, el maestro del Libertador Simón
Bolívar.

Manuel Antonio Carreño, destacado pedagogo, músico, traductor, diplomático y escritor, pasó a la
historia por su tratado que inicialmente apunta: La urbanidad es virtud o manifestación de virtud:
reflejo exterior de realidades interiores, la intención de integrarse positivamente en la vida
ciudadana convertida en hechos.

El libro comienza con reflexiones de moral, ética, civismo y religión, y pasa a relacionar normas de
conducta que van desde observaciones sobre el aseo, al modo de conducirse las personas en sus
casas, en la sociedad, cita hábitos de mal gusto que deben eliminarse, aconseja las formas
correctas de actuar para con los semejantes, el respeto a la familia, a los conciudadanos.
Se cuenta que no había familia que no acudiera al Manual de Carreño para la formación de los
hijos, y era bochornosa la observación “ese no se ha leído a Carreño”.

El buen comportamiento, pan de cada día.


Desde tan lejanos tiempos el buen comportamiento es pan del día de las sociedades, y en la
actualidad no lo es menos. En círculos parlamentarios de naciones latinoamericanas se discuten
leyes educacionales para la reintroducción de materias de Urbanidad, Moral y Cívica, que estaban
abandonadas, resurgen tratados y análisis. En Medellín, en 2005, se llevó a debate una resolución
para “desarrollar en toda la comunidad educativa la temática de la Urbanidad y el Civismo en aras
de tener una ciudad cada día más culta”. Parlamentarios en Ecuador, Chile y otras naciones,
instituciones pedagógicas nacionales e internacionales proponen el regreso a aquellas viejas
materias.

Un estudio internacional de Educación Cívica apunta: “Debe superarse la vieja idea de que cuando
nos graduamos en una profesión, terminó nuestra época de estudiantes y ya nunca necesitaremos
aprender nada nuevo o mucho menos regresar a un aula escolar”.

En la culta, vieja y civilizada Europa también se discute, y en Madrid se suceden los llamados a la
ciudadanía a respetar normas de convivencia, a aprender a ser respetuosos con sus
conciudadanos, a mantener limpias y decentes las ciudades, a no hacer ruidos en exceso para no
molestar a los demás.

En nuestra sociedad.
Pero el mal de muchos no puede ser consuelo para nadie. La inquietud por la falta de urbanidad en
niños, jóvenes y adultos es legítima, como la ausencia de buenas maneras en instituciones
públicas, en las relaciones interpersonales, en la prestación de servicios, en la vida hogareña, al
establecer conversaciones o cumplir normas al momento de sentarse a la mesa, llegar a una casa
de visita, en las presentaciones formales, en el cuidado de las plazas públicas y de la propiedad
social en general, en el respeto a los demás en los edificios multifamiliares, en las barriadas, en el
transporte público, en playas y teatros, en el cuidado al entorno.

La relación se hace interminable, y al abundar un tanto en el tema se convierte en inmenso el


horizonte donde estamos obligados todos a trabajar, en los ámbitos sociales y familiares. Primero
hay que tomar conciencia profunda del fenómeno. Son varias las generaciones que adolecen en
nuestro país de una sólida formación de urbanidad.

“Se han perdido valores”, se lamentan las personas mayores, al percibir una conducta grosera de
un joven estudiante que lleva incorrectamente su uniforme o grita palabrotas y le falta a los adultos
con un lenguaje chabacano y agresivo. No son pocos los que suelen arremeter a ciegas,
injustamente, contra la juventud en ese sentido, como si la responsabilidad del problema les fuera
ajena.

COMPRENSIÓN LECTORA

Encierra en un círculo la letra o el número de la respuesta correspondiente.

1. Del primer párrafo se deduce que:

a. Numerosos tratados de buenos modales circularon en América antes del siglo XVI.

b. El Manual de Carreño se recuperó desde las redes sociales de Internet.

c. El enfoque social considera que los buenos modales se deben recuperar.

d. Hay un movimiento social para retomar y renovar los buenos modales

2. Para Manuel A. Carreño, la urbanidad es:

a. Demostrar con hechos nuestra integración positiva a la sociedad.

b. Hechos positivos demostrados en nuestra vida interior.

c. El equilibrio entre vida interior y vida exterior.


d. Es una virtud que ya pasó a la historia.

3. El texto de M. A. Carreño esencialmente:

a. Es un texto de moral, ética, civismo y religión.

b. Se refiere a cómo debemos actuar con nosotros mismos y con los demás.

c. Una relación de normas de conducta para con los demás y la familia.

d. Es una introducción a la moral y otras materias relacionadas.

4. La expresión “Ese no se ha leído a Carreño” era bochornosa porque se la decían a alguien:

a. Que daba muestra de ignorancia.

b. Que demostraba mala educación.

c. Que avergonzaba a la familia.

d. Que hacía caer mal a Carreño.

5. Del texto se puede concluir que:

a. La preocupación por los malos modales se extiende a todo el mundo.

b. Sólo en la actualidad los gobiernos se preocupan por los buenos modales.

c. En muchos países se hacen esfuerzos por recuperar los buenos modales.

d. La pérdida de valores es un problema principalmente de los jóvenes.

6. Según estudio internacional de Educación Cívica:

a. Es necesario volver a la escuela.

b. Nuestra época de estudiante termina cuando nos graduamos.

c. Después que nos graduamos no aprendemos nada nuevo.

d. Hay que derrotar la noción de que no se aprende nada después de graduado.

7. Cita, según el texto, algunos casos de falta de Urbanidad:

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