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INSTITUTO BÍBLICO KERIGMA

1-5-2021

DANIEL BUSTAMANTE GOMEZ 1


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FILOSOFIA DEL LIBRO DE JOB


1. En la sección en que Dios habla desde el torbellino aprendemos que el
padecimiento es parte de la estructura del universo, algo indispensable en la
providencia de Dios. "Los misterios de la vida no se resuelven abajo en la razón sino
arriba en el plan divino. Por lo tanto, debemos sujetamos a los designios de nuestro
Hacedor, sin que podamos pedir razones de ello (Job 9:14-16; 10:13-15).
Puesto que la razón de la aflicción a menudo es misterio, y no todo el padecimiento
es castigo por el pecado, no debemos aventurar juicios temerarios sobre la
culpabilidad del que sufre.
2. Los justos no son eximidos del sufrimiento en este mundo. Probablemente esto
se debe en parte a que Dios no quiere que el motivo de servirle sea por interés. Job,
a pesar de su carácter irreprochable, sufría las más terribles pruebas. Un apóstol
observa: "Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino
de Dios" (Hch 14:22).
3. No toda la aflicción que experimentan los creyentes viene de la mano divina. Dios
permite que el adversario nos ponga a prueba para aquilatar nuestra virtud
desinteresada. Pablo dice acerca de los apóstoles: "Hemos llegado a ser
espectáculo para todo el universo, tanto para los ángeles como para los hombres"
(1 Co 4:9).
Satanás sabe que Dios valora tanto la justicia del hombre que si ése quiere frustrar
los propósitos divinos, es preciso desmentir la rectitud humana. Lo que está en
juego en el padecimiento de algunos de los justos es el desenlace de la lucha en el
cielo entre el adversario y Dios. De modo que el sufrimiento de los piadosos tiene
significado y valor en proporción con la lucha titánica de las edades.
4. El padecimiento está bajo la soberanía divina (1:21,9-11). Si el hombre persiste
en la fe, incluso cuando su espíritu no encuentra sosiego, el sufrimiento no
provocará su destrucción sino, que será un instrumento para su bien.
Job ha dicho: "Me probará, y saldré como oro" (23:10). Su padecimiento refinó su
carácter. Aunque Dios testificó antes de la prueba de Job que el patriarca era un
hombre recto, se nota que la aflicción de éste completó lo que le faltaba a su
carácter. También el padecimiento por regla general nos motiva a acercamos más
a Dios y ser más espirituales y santos. "A los que aman a Dios, todas las cosas les
ayudan a bien. . . para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo" (Ro
8:28,29).

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5. En las pruebas, el creyente necesita más sentir la presencia de Dios que escuchar
razones filosóficas acerca de su aflicción; requiere un Dios que esté cerca. Job dijo:
"De oídas te había oído; más ahora mis ojos te ven" (42:5), Su experiencia personal
con Dios disolvió sus dudas y le infundió aliento. "No temeré mal alguno, porque tú
estarás conmigo" (SaI. 23:4).
6. Dios es digno de nuestra confianza absoluta, amor total, culto y alabanza aún
aparte de todos sus beneficios. Él merece nuestra admiración por su sabiduría
infinita, su perfección y su poder infinito. Es un privilegio incomparable conocerle y
contemplar las maravillas de su universo. El que tiene al Señor en su corazón tiene
todo lo que necesita y mucho más.
7. Hay una respuesta al problema del padecimiento inmerecido de los justos en la
insuperable sabiduría de nuestro Dios infinito. La visión que tenía Job de la sabiduría
y grandeza divinas quitó todas sus dudas referentes a la justicia de Dios.
8. El libro de Job nos enseña que la fe que agrada a Dios es la que se mantiene
firme aun cuando nos parece que Dios permanece indiferente ante nuestras
aflicciones, o cuando no podemos entender por qué Él no contesta nuestras súplicas
desesperadas. Digamos con Job, "Aunque él me matare, en él esperaré" (13: 15).

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