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Hipótesis
Para delimitar contextual y teóricamente la presente reseña crítica se formula
la siguiente hipótesis:
¿Es posible hablar de descentralización administrativa en el orden público
colombiano actual, considerando las relaciones de poderes y funciones de la rama
del poder ejecutivo a todo nivel, y el contexto actual impactado por la pandemia del
COVID19, frente a la autonomía territorial a la luz de la ley 1801 de 2016?
1 La facultad de decretar el estado de emergencia está presente en el artículo 215 de la Constitución Política, y
en la Ley 137 de 1994
2
Decreto 417 del 17 de marzo de 2020 de la Presidencia de la República
3
Estado de emergencia por Decreto Legislativo 3405 de 1985.
4
Estado de emergencia social y económica por Decreto 601 del 6 de abril de 2017.
las situaciones, mediante acciones necesarias y humanitarias para la atención de la
población afectada.
Teniendo en cuenta el requerimiento de efectividad del Estado ante
situaciones calamitosas; uno de los múltiples intentos del Estado en este sentido se
concretó a través el Código Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana, en
este instrumento se destacó la competencia extraordinaria de las autoridades
descentralizadas, los gobernadores y alcaldes –con sus respectivos cuerpos de
policía- ante situaciones de emergencia y calamidad. Es importante apuntar que en
este ordenamiento se desarrollan las condiciones mínimas de convivencia y
seguridad para la ciudad, a través del control que estas ejercen, asimismo se
diferencian las atribuciones específicas de cada autoridad en sus componentes y
competencias frente a la expedición de las diferentes normas policivas que se
configuran a través de órdenes de policía en un sentido general, con el fin mismo
de extender la protección a la población.
De vital importancia está la concreción de la orden de policía, que no es más
que el ejercicio de la materialización de los medios y de las medidas para el
cumplimiento del poder y la función de policía, y el ejercicio del poder reglamentario,
a través de órdenes que no son más que las disposiciones dadas por medio de
reglamentos de policía, decretos, resoluciones, circulares, lineamientos, y por qué
no, tuits o mensajes vía WhatsApp, entre otros, que consiste según el artículo 23
ley 1801 de 2016, (Materialización de la orden) en la ejecución concreta de una
orden o norma de Policía. Esta es aplicada por la autoridad de Policía que la dictó
y por aquellas personas que, en razón de sus funciones, deban hacerlo o contribuir
a ejecutarla.
Así que la reflexión profunda está en que la responsabilidad del
mantenimiento del orden público y la convivencia ciudadana recae de manera fuerte
y poderosa en el personal uniformado de policía. Pese a las difíciles situaciones de
emergencia y en el estado actual de las cosas por la pandemia, este cuerpo
uniformado asume todas las disposiciones dadas en derecho, a través de leyes,
reglamentos, resoluciones, lineamientos circulares, redes sociales, entre otras,
situación que hace que el servicio público de policía sea demasiado exigente para
un personal que clama a gritos que su profesión sea respetada valorada y sobre
todo dignificada, desde la profesionalización y la capacitación constante y el análisis
de sus competencias y responsabilidades excesivas asignadas por todo este
gigante pilar de normas.
Del mismo modo, es importante poner en discusión el hecho de que el
legislador histórico a través del Código Nacional de Seguridad y Convivencia
Ciudadana encuadró el poder principal de policía, en la creación de medidas
correctivas ante comportamientos contrarios a la convivencia; estos se constituyen
en herramientas con las que las autoridades desarrollan el ejercicio del poder y la
función de policía a través del uso de los medios y las medidas correctivas.
Como ejemplo se transcribe la siguiente situación: el Presidente de la
República expidió el decreto 1168 del 25 de agosto de 2020, en el cual señaló:
Artículo 5. Actividades no permitidas. En ningún municipio del territorio
nacional, se podrán habilitar los siguientes espacios o actividades
presenciales:
1. Eventos de carácter público o privado que impliquen aglomeración de
personas, de conformidad con las disposiciones y protocolos que expida el
Ministerio de Salud y Protección Social.
2. Los bares, discotecas y lugares de baile.
3. El consumo de bebidas embriagantes en espacios públicos y
establecimientos de comercio. No queda prohibido el expendio de bebidas
embriagantes”.
Con lo anterior, taxativamente estableció como orden cuáles actividades
económicas están completamente prohibidas, no obstante, en el parágrafo 1 del
mismo artículo, autorizó a los alcaldes distritales y municipales para solicitar ante el
Ministerio del Interior autorización para implementar planes piloto para la apertura
de actividades económicas que presten servicio de restaurante o bares o como los
denominó gastrobares, con consumo de bebidas alcohólicas o de bebidas
embriagantes dentro del mismo.
Asimismo, mediante Resolución 1569 del 07 de septiembre de 2020 la
autoridad especial de policía Ministerio de Salud y Protección Social, adoptó el
protocolo de bioseguridad para el manejo y control de riesgo del coronavirus
COVID-19 para el consumo de bebidas alcohólicas en restaurantes y bares
Por lo anterior el Gobierno distrital en cabeza de la alcaldesa, expidió el
Decreto Distrital 207 del 21 de septiembre de 2020 en el cual impartió órdenes para
mantener la convivencia ciudadana y dar continuidad a la reactivación económica y
mitigar el impacto causado por la pandemia (COVID-19) en la nueva realidad y el
Decreto Distrital 216 del 30 de septiembre de 2020, mediante el cual se adicionó al
artículo 2 del Decreto 207 como sector con horario especial: “cigarrerías,
panaderías, minimercados y tiendas de barrio para la venta presencial”
El problema radicó en que el Gobierno Distrital a través de su Secretaria
Distrital de Desarrollo Económico, encabezo la estrategia de reactivación
económica, atendiendo el Decreto 207 del 21 de septiembre de 2020, estableciendo
lineamientos para expedir desde su arbitrio autorizaciones para el ejercicio de la
actividad económica, y más aun a través de la circular 078 de 2020, delimito el
horario de funcionamiento de estos.
Ahora bien, desde la actividad de policía y desde el análisis del presente
escrito encontramos que la autoridad Nacional, dio las ordenes frente a la actividad
económica de bares y similares, el gobierno distrital dice que no permite el
desarrollo de esa actividad, pero inicia una estrategia similar, expidiendo unos
decretos que prohíben, regulan y exceptúan la actividad en el artículo 8 así:
CONSUMO BEBIDAS EMBRIAGANTES. Prohibir a partir de la entrada en
vigencia del presente decreto el consumo de bebidas embriagantes en
establecimientos de comercio y espacios abiertos, en el marco de la
emergencia sanitaria por causa del Coronavirus COVID-19.
La venta de bebidas alcohólicas por parte de establecimientos de comercio
estará restringida en el horario comprendido entre las 9:00 p.m. y las 10:00
a.m.
De manera excepcional se autoriza el expendio de bebidas embriagantes
cuando se realice como complemento a platos servidos a la mesa por parte de
establecimientos y locales gastronómicos y previo el cumplimiento de los
protocolos de bioseguridad correspondientes.
En este instrumento no se delimita el horario de funcionamiento de la
actividad de alto impacto relacionada con el horario nocturno, venta y consumo de
licor (gastrobares o restaurantes que expendan bebidas embriagantes o alcohólicas
como acompañamiento), pero la Secretaria Distrital de Desarrollo Económico
establece un horario hasta las 3 am (al parecer una extralimitación de funciones),
por las redes sociales la información es interpretada por todos, y en la práctica el
uniformado de policía tiene que interpretar todo lo anterior para el mantenimiento
del orden público y la convivencia, así las cosas la descentralización administrativa
queda en manos de la interpretación del uniformado que tiene una actividad material
y no jurídica (CNSCC, artículo 20, 2016), lo que genera por el grado de
responsabilidad que exista una falla en el servicio en aparente error de
interpretación, que deriva en situaciones que afectan la convivencia dado que se
deben aplicar medidas correctivas (multas, suspensión de actividades económicas)
lo que deteriora aun más la imagen de la institución policiva como una entidad
castigadora y sancionadora (por extralimitación de funciones), lo cual no
corresponde con su naturaleza, ello expone a que se enfrente una situación
compleja en la actualidad, debido a los acontecimientos más recientes, relacionados
con abuso de la fuerza y quejas por parte de la ciudadanía.
Conclusiones sustantivas
En relación con el modelo de Estado y su estructura la Constitución establece
un enfoque unitario que es, de cualquier forma, un modelo centralizado y rígido
donde se conserva el poder en el presidente de la República para el mantenimiento
y conservación del orden público.
La descentralización tal como se puede observar en la práctica está limitada
en su autonomía, haciendo difícil que las entidades territoriales puedan desempeñar
sus funciones administrativas y de policía, lo cual puede ir en menoscabo de la
seguridad ciudadana en los contextos locales.
En la práctica, la descentralización en Colombia obedece a una estrategia
del gobierno nacional para crear una supuesta independencia que no se enfoca en
centros periféricos de poder, que otorguen a las entidades territoriales
autodeterminación y funciones específicas en sus gestiones de seguridad,
convivencia, garantías de los derechos de los ciudadanos y orden público.
Ante la hipótesis planteada, se comprueba que no es posible determinar en
la práctica la noción de orden público, seguridad y convivencia ciudadana, en
relación con la descentralización administrativa, considerando las inconsistentes
relaciones de poderes y funciones de la rama del poder ejecutivo nacional y local
especialmente frente a las disposiciones policivas.
Es importante entender que la delegación de poder y funciones en las
entidades territoriales mediante la descentralización administrativa y de policía en
el tema de orden público y seguridad ciudadana, no es contraria al reconocimiento
del presidente de la República como máxima autoridad del orden público, pero si
entra en choque con la autoridad local, en el entendido que el presidente es la
máxima autoridad de la Policía Nacional - en todo sentido-: institución de la Fuerza
Pública (artículo 189 Constitución Política), y como autoridad local, por ejemplo, la
alcaldesa mayor de Bogotá es la máxima autoridad de policía, es decir, responsable
del control de la ciudad (artículo 315 numeral 2 Constitución Política).
Queda absolutamente probada la incapacidad de las corporaciones públicas
de elección popular de hacer su trabajo de control político en todos los órdenes, y
en implementar el poder principal, subsidiario y residual de policía, del que se deriva
toda la jurisdicción policiva, dejando en manos del ejecutivo las decisiones y
responsabilidades, más aun en estados de emergencia como el que estamos
pasando, sin límites y sin control político y con una evidente concentración de poder
en el Presidente, demostrando que la descentralización administrativa es en sí
misma relativa.
Es un factor determinante diferenciar la función de policía (alcaldes y
gobernadores) de función pública o servicio público de policía (uniformado) desde
una visión doctrinaria para una efectiva delegación de poderes y funciones en temas
de paz y seguridad de los ciudadanos, y para el cumplimiento de órdenes.
Por último, y lo más importante, es la responsabilidad de la actividad de
policía (uniformado) en la materialización de lo expuesto en la normatividad en
materia policiva, como se expuso, es otra de las múltiples responsabilidades que
tiene el personal uniformado, aunque esas determinaciones parezcan injustas tales
como las restituciones de espacio público y acciones preventivas por perturbación
entre otras operativas de inspección, vigilancia y control de actividades económicas,
como en el caso de Bogotá. En este sentido, los decretos 2075 y 2166, los cuales
causaron choque y desarmonización con las disposiciones nacionales, se puede
decir que fueron imprecisos en su interpretación, posteriormente se adiciona el
contenido del lineamiento sobre el horario de funcionamiento (Circular 078 de 2020
de la Secretaría Distrital de Desarrollo Económico de Bogotá). La situación descrita
demuestra la ausencia de colaboración armónica entre entidades territoriales que
detentan la función de policía, en últimas le transfieren responsabilidades al
uniformado que potencian la extralimitación de sus funciones; asimismo esta
situación se aborda en la jurisprudencia de las Altas Cortes que han definido que la
actividad de policía es eminentemente material y no de interpretación jurídica, hacen
que en tiempos de pandemia se incremente la desgastada imagen institucional en
aspectos negativos.
Referencias bibliográficas
5
Fechado el 21 de septiembre de 2020, por el cual se imparten las instrucciones necesarias para preservar
el orden público, dar conformidad a la reactivación económica y social de Bogotá D.C., y mitigar el impacto
causado por la pandemia de Coronavirus SARS-Cov-2 en el período transitorio de nueva realidad.
6
Fechado el 30 de septiembre de 2020, Por medio del cual se da continuidad a las medidas previstas en el
Decreto Distrital 207 del 2020 y se dictan otras disposiciones"
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