FORMACIÓN FRANCISCANA

AGOSTO 2020

PARA INICIAR LA REUNIÓN DE FORMACIÓN O AL ENTRAR A UN TEMPLO O AL INICIAR CUALQUIER

ACTO LITÚRGICO, ADOREMOS A CRISTO BENDITO COMO SAN FRANCISCO NOS ENSEÑÓ:

G. ¡ADORÁMOSTE!…
T. Santísimo Señor Jesucristo, aquí y en todas las iglesias que hay en el mundo entero, y te
bendecimos pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
G. ¡OH SAGRADO BANQUETE!...
T. En el cual se recibe a Cristo, se renueva el memorial de su Pasión, el alma se llena de gracia y
se nos da una prenda de nuestra gloria futura.
G. LES DISTE, SEÑOR, EL PAN BAJADO DEL CIELO…
T. que en sí contiene todas las delicias.
Oremos: Señor Jesucristo, que en este admirable sacramento de la Eucaristía nos has dejado el
memorial de tu Pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal manera los misterios de tu
Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos continuamente en nosotros los frutos de tu
redención. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

En esta ocasión celebramos a:

Nuestra bienaventurada madre Santa Clara,

fundadora, junto a NSP San Francisco, de la Orden de
las Damas Pobres –hoy Orden de Santa Clara- y de
toda la Familia franciscana. Clara significa: “vida
transparente”.
Desde su origen, la misión clareana se desenlaza en
la vida contemplativa, es decir, vida ofrendada en
atender al Esposo Amado: Jesús, y a la oración, la
penitencia, el servicio generoso y el arduo trabajo. La
vida contemplativa sostiene a la familia franciscana y
a la Iglesia. Nuestra madre Santa Clara nos lo explica:
“Alguien debe rezar y sacrificarse por los que no
lo hacen. Si no se estableciera ese equilibrio
espiritual la tierra sería destrozada por el
maligno.”
Santa Clara nació en Asís, Italia, en 1193. Su
padre, Favarone Offeduccio, era un caballero rico y
poderoso. Su madre, Ortolana, descendiente de
familia noble y feudal, era una mujer muy cristiana,
de ardiente piedad y de gran celo por el Señor.
SU LLAMADA Y SU ENCUENTRO CON SAN
FRANCISCO. Cofundadora de
la Familia Franciscana. La
conversión de Clara hacia la
vida de plena santidad se
efectuó al oír un sermón de
San Francisco de Asís. En
1210, cuando ella tenía 18
años, San Francisco predicó
en la catedral de Asís los
sermones de cuaresma e
insistió en que para tener
plena libertad para seguir a
Jesucristo hay que librarse de las riquezas y bienes
materiales. Al oír las palabras: "este es el tiempo
favorable... es el momento... ha llegado el tiempo de
dirigirme hacia El que me habla al corazón desde
hace tiempo... es el tiempo de optar, de escoger...”,
sintió una gran confirmación de todo lo que venía
experimentando en su interior.
Clara sabía que el hecho de tomar esta
determinación de seguir a Cristo y sobre todo de
entregar su vida a la visión revelada a Francisco, iba
a ser causa de gran oposición familiar, pues el solo
hecho de la presencia de los Hermanos Menores en
Asís estaba cuestionando la tradicional forma de
vida y las costumbres que mantenían intocables los
estratos sociales y sus privilegios. A los pobres les
daba una esperanza de encontrar su dignidad,
mientras que los ricos comprendían que el Evangelio
bien vivido exponía por contraste sus egoísmos a la
luz del día.
Santa Clara se fuga de su casa el 18 de marzo de
1212, un Domingo de Ramos, empezando así la gran
aventura de su vocación. Se sobrepuso a los
obstáculos y al miedo para darle una respuesta
concreta al llamado que el Señor había puesto en su
corazón. Llega a la humilde Capilla de la Porciúncula
donde la esperaban Francisco y los demás
Hermanos Menores y se consagra al Señor por
manos de Francisco. Ella misma gustaba de
llamarse «PLANTITA DEL PADRE SAN FRANCISCO».
De rodillas ante San
Francisco, Clara hizo la
promesa de renunciar a las
riquezas y comodidades del
mundo y de dedicarse a una
vida de oración, pobreza y
penitencia. El santo tomó
unas tijeras y le cortó su
larga y hermosa cabellera, le
colocó en la cabeza un
sencillo manto y la envió a
donde unas religiosas que
vivían por allí cerca, a que se fuera preparando
para ser una santa religiosa. Aún se conserva una
urna con sus rizos.
Días más tarde fue trasladada temporalmente, por
seguridad, a las monjas Benedictinas, ya que su
padre, al darse cuenta de su fuga, sale furioso en su
búsqueda con la determinación de llevársela de
vuelta al palacio. Pero la firme convicción de Clara,
a pesar de sus cortos años de edad, obliga
finalmente al Caballero Offeduccio a dejarla.
San Francisco, preocupado por su seguridad dispone
trasladarla a otro monasterio de Benedictinas
situado en San Ángelo. Allí la siguen su hermana
Inés, quien fue una de las mayores colaboradoras
en la expansión de la Orden y también su prima
Pacífica, más tarde se unirían su hermana menor
Beatriz y, al enviudar, su mamá Hortolana.
San Francisco lega a Santa Clara la Ermita de San
Damián, desde entonces, nuestra Abadesa de la
Orden, quiso ser ejemplo vivo de la visión que
trasmitía, pidiendo a sus hijas que todo lo que el
Señor había revelado para la Este amor por la pobreza
Orden se viviera en plenitud. nacía de la visión de Cristo
pobre, de Cristo Redentor y
Santa Clara acostumbraba
Rey del mundo, nacido en el
tomar los trabajos más
pesebre. Aquel que es el Rey
difíciles, y servir hasta en lo
y, sin embargo, no tuvo nada
mínimo a cada una.
ni exigió nada terrenal para
Pendiente de los detalles
sí y cuya única posesión era
más pequeños y siendo
vivir la voluntad del Padre. La
testimonio de ese corazón
pobreza alcanzada en el
de madre y de esa verdadera
pesebre y llevada a su
respuesta al llamado y
culmen en la Cruz. Cristo pobre cuyo único deseo
responsabilidad que el Señor había puesto en sus
fue obedecer y amar.
manos. Por el testimonio de las mismas hermanas
que convivieron con ella se sabe que muchas veces, LA POBREZA. La pobreza la conducía a un verdadero
cuando hacía mucho frío, se levantaba a abrigar a abandono en la Providencia de Dios. Ella, al igual
sus hijas y a las que eran más delicadas les cedía su que San Francisco, veía en la pobreza ese deseo de
manta. imitación total a Jesucristo. No como una gran
exigencia opresiva sino como la manera y forma de
Cuando hacía falta pan para sus hijas, ayunaba
vida que el Señor les pedía.
sonriente y si el sayal de alguna de las hermanas
lucía más viejo ella lo Siguiendo las enseñanzas
cambiaba dándole el de y ejemplos de su maestro
ella. Lavaba a las San Francisco, quiso
enfermas y no había Santa Clara que sus
trabajo que ella conventos no tuvieran
despreciara pues todo lo riquezas ni rentas de
hacía con sumo amor y ninguna clase. Al Sumo
con suprema humildad. Pontífice que le ofrecía
Su vida entera fue una unas rentas para su
completa dádiva de amor convento le escribió:
al servicio y a la
"Santo padre: le suplico
mortificación. Su gran
que me absuelva y me
amor al Señor es un
libere de todos mis pecados, pero no me absuelva ni
ejemplo que debe calar nuestros corazones.
me libre de la obligación que tengo de ser pobre
Con su gran pobreza manifestaba su anhelo de no como lo fue Jesucristo".
poseer nada más que al Señor. Y esto lo exigía a
A quienes le decían que había que pensar en el
todas sus hijas. Para ella la Santa Pobreza era la
futuro, les respondía con aquellas palabras de Jesús:
reina de la casa. Rechazó toda posesión y renta, y su
"Mi Padre celestial que alimenta a las avecillas del
mayor anhelo era alcanzar de los Papas el privilegio
campo, nos sabrá alimentar también a nosotros".
de la pobreza, que por fin fue otorgado por el Papa
Inocencio III.

ORDEN FRANCISCANA SEGLAR. REGIÓN SAN RAFAEL GUÍZAR Y VALENCIA 3

LA PENITENCIA. Siempre vivió una vida austera y
comía tan poco que sorprendía hasta a sus propias
hermanas. No se explicaban como podía sostener su
cuerpo. Durante el tiempo de cuaresma, pasaba días
sin probar bocado y los demás días los pasaba a pan
y agua. Era exigente con ella misma y todo lo hacía
llena de amor, regocijo y de una entrega total al
amor que la consumía interiormente y su gran
anhelo de vivir, servir y desear solamente a su
amado Jesús.
Por su gran severidad en los ayunos, sus hermanas,
preocupadas por su salud, informaron a San
Francisco quien intervino con el Obispo
ordenándole a comer, cuando menos diariamente,
un pedazo de pan que no fuese menos de una onza
y media.
LA VIDA DE ORACIÓN. Para Santa Clara la oración
era la alegría, la vida; la fuente y manantial de todas
las gracias, tanto para ella como
para el mundo entero. La oración
es el fin en la vida Religiosa y su
profesión.
Ella acostumbraba pasar varias
horas de la noche en oración
para abrir su corazón al Señor y
recoger en su silencio las
palabras de amor del Señor.
Se postraba rostro en tierra ante
el Señor y, al meditar el Oficio de
la Pasión –que escribió San
Francisco- las lágrimas brotaban
de lo más íntimo de su corazón.
Hizo fuertes sacrificios los
cuarenta y dos años de su vida
consagrada. Cuando le
preguntaban si no se excedía,
ella contestaba: Estos excesos son necesarios para
la redención, "Sin el derramamiento de la Sangre
de Jesús en la Cruz no habría Salvación". Ella decía:
"Hay unos que no rezan ni se sacrifican; hay
ORDEN FRANCISCANA SEGLAR. REGIÓN SAN RAFAEL GUÍZAR Y VALENCIA
muchos que sólo viven para la idolatría de los
sentidos. Ha de haber compensación. Alguien debe
rezar y sacrificarse por los que no lo hacen. Si no se
estableciera ese equilibrio espiritual la tierra sería
destrozada por el maligno". Santa Clara aportó de
una manera generosa a este equilibrio.
MILAGROS DE SANTA CLARA
LA EUCARISTÍA ANTE LOS SARRACENOS. En 1241
los sarracenos atacaron la ciudad de Asís. Cuando se
acercaban a atacar el convento que está en la falda
de la loma, en el exterior de las murallas de Asís, las
hermanas se fueron a rezar muy asustadas y Santa
Clara que era extraordinariamente devota al
Santísimo Sacramento, tomó en sus manos la
custodia con la hostia consagrada y se les enfrentó
a los atacantes. Ellos experimentaron en ese
momento tan terrible oleada de terror que huyeron
despavoridos.
En otra ocasión los enemigos
atacaban a la ciudad de Asís y
querían destruirla. Santa Clara y
sus hermanas oraron con fe ante
el Santísimo Sacramento y los
atacantes se retiraron
confundidos.
EL MILAGRO DE LA
MULTIPLICACIÓN DE LOS
PANES. Cuando solo tenían un
pan para que comieran
cincuenta hermanas, Santa Clara
lo bendijo y, rezando todas un
Padre Nuestro, partió el pan y
envió la mitad a los hermanos
menores y la otra mitad se la
repartió a las hermanas. Aquel
pan se multiplicó, dando a basto
para que todas comieran. Santa Clara dijo: "Aquel
que multiplica el pan en la Eucaristía, el gran
misterio de fe, ¿acaso le faltará poder para
abastecer de pan a sus esposas pobres?"
4
En una de las visitas del Papa al Convento, dándose
las doce del día, Santa Clara invita a comer al Santo
Padre pero el Papa no accedió. Entonces ella le pide
que por favor bendiga los panes para que queden de
recuerdo, pero el Papa respondió: "quiero que seas
tú la que bendigas estos panes". Santa Clara le dice
que sería como un irrespeto muy grande de su parte
hacer eso delante del Vicario de Cristo. El Papa,
entonces, le ordena bajo el voto de obediencia que
haga la señal de la Cruz. Ella bendijo los panes
haciéndole la señal de la Cruz y al instante quedó la
Cruz impresa sobre todos los panes.
LA ÚLTIMA NAVIDAD. En la solemnidad de la
Natividad de Cristo de 1252, la última de su vida,
Clara gravemente enferma fue transportada
milagrosamente a la iglesia de San Francisco y así
pudo asistir a todo el oficio de los maitines y de la
misa de medianoche, y además pudo recibir la
Sagrada Comunión; después fue llevada de nuevo a
su cama.
Poco después, ellas llegaron. Alegres, sonrientes, la
abrazaron deseándole feliz Navidad. Todas habían
aprendido con Francisco a celebrar de manera muy
cariñosa aquel día en que Jesús se hiciera un
pequeñito como nosotros. Pues Santa Clara les
describió detalladamente toda la celebración y
cómo fue llevada a la Santa Misa, todas quedaron
muy edificadas y aún más alegres.
ORDEN FRANCISCANA SEGLAR. REGIÓN SAN RAFAEL GUÍZAR Y VALENCIA
LARGA AGONÍA. Santa Clara estuvo enferma 27
años en el convento de San Damián, soportando
todos los sufrimientos de su enfermedad con
paciencia heroica. En su lecho bordaba, hacía
costuras y oraba sin cesar. El Sumo Pontífice la visitó
dos veces y exclamó "Ojalá yo tuviera tan poquita
necesidad de ser perdonado como la que tiene esta
santa monjita".
San Francisco ya había muerto pero tres de los
discípulos preferidos del santo, Fray Junípero, Fray
Ángel y Fray León, le leyeron a Clara la Pasión de
Jesús mientras ella agonizaba. La santa repetía:
"Desde que me dediqué a pensar y meditar en la
Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, ya los
dolores y sufrimientos no me desaniman sino que me
consuelan".
El 10 de agosto del año 1253 a los 60 años de edad
y 41 años de ser religiosa, y dos días después de que
su regla sea aprobada por el Papa, se fue al cielo a
recibir su premio. En sus manos, estaba la regla
bendita, por la que ella dio su vida.
El cuerpo de la bienaventurada
madre Santa Clara ha sido
preservado por el Señor, libre
de corrupción.
5
 Festejando a Santa Clara
de Asís
HIMNO A SANTA CLARA
Es la esposa del Rey la virgen Clara,
virgen y esposa cual la Iglesia santa,
para el divino Amor su sueño es vela,
y canto el despertar antes del alba.
Ni muro ni castillo aquel recinto
que en caridad congrega a las hermanas;
es San Damián bello jardin, clausura
para el coloquio santo de la amada.
Aquí palpita el mundo doloroso
en el cuerpo de Clara y su plegaria;
junto al altar, junto a la cruz es madre,
y en silencio engendra, gime, abraza.
Pobre de corazón, como en Belén
nuestro Señor nacido en unas pajas,
pobre como en la cruz el Dios Altísimo
que se nos da sin retenerse nada.
Hermana de los ángeles, contempla
al Vencedor con cara iluminada,
y en el desierto clama peregrina:
Clara es tu nombre, claro tu vivir,
«¡Tráeme al olor de tu fragancia!»
trigo tus cabellos, miel tu sonreír.
Que Cristo se levante, inmenso, santo, Frágil como un mimbre, sed de eternidad.
que derrame la luz de su mirada: Dios te da su fortaleza, sol de claridad. / (2)
¡la Iglesia te bendice, bienamado,
CLARA, CLARA, CLARA, TRIGO, LIRIO Y LUZ.
y en ti se goza con la virgen Clara! Amén.
CLARA, CLARA, CLARA, ESPOSA DE JESÚS.
Flor que nos ofrece la fraternidad, CLARA, CLARA, CLARA, ALMA DE CRISTAL,
Dios te da su fortaleza, sol de claridad. / (2) / EN INVIERNO Y EN LA NIEVE
FLORECIÓ EL ROSAL. (2)
Alma franciscana, llama de oración,
búsqueda constante en tu sed de Dios.
Flor que nos ofrece la fraternidad,
Dios te da su fortaleza, sol de claridad.

ORDEN FRANCISCANA SEGLAR. REGIÓN SAN RAFAEL GUÍZAR Y VALENCIA 6

 DEL TESTAMENTO DE SANTA CLARA,
VIRGEN Y FUNDADORA
En el nombre del Señor. Amén.
Entre los múltiples dones que hemos recibido y dia-
riamente recibimos del que nos da con
esplendidez, el Padre de las misericordias, y por los
que mayormente debemos dar gracias al mismo
Padre glorioso, está el de nuestra vocación, pues
cuanto más perfecta y mayor es, tanto más es lo
que le debemos a él; por eso dice el apóstol:
Conoce tu vocación. El Hijo de Dios se ha hecho
para nosotras camino, que nos mostró, de palabra
y con el ejemplo, nuestro bienaventurado padre
Francisco, verdadero amante e imitador suyo.
Debemos, pues, considerar, amadas hermanas, los
inmensos dones que Dios ha derramado sobre
nosotras; y, entre ellos, los que se ha dignado
concedemos por
medio de su siervo
amado, nuestro
bienaventurado pa-
dre Francisco, no
sólo después de
nuestra conversión,
sino incluso cuando
nos encontrábamos
en medio de las
miserables vanidades del mundo. Pues el mismo
santo, cuando aún no tenía hermanos ni
compañeros, casi inmediatamente después de su
conversión, mientras edificaba la iglesia de San
Damián y, alcanzado de lleno por el consuelo
divino, se sintió impulsado a abandonar total-
mente el mundo, movido por una gran alegría e
iluminación del Espíritu Santo profetizó acerca de
nosotras lo que más tarde cumplió el Señor. En
efecto, encaramándose entonces sobre el muro de
dicha iglesia, decía a vo-ces, en lengua francesa, a
unos pobres que vivían cerca de allí: «Venid y
ayudadme en la obra del monasterio de San
Damián, porque vivirán en él unas señoras, con
ORDEN FRANCISCANA SEGLAR. REGIÓN SAN RAFAEL GUÍZAR Y VALENCIA
cuya famosa y santa vida religiosa será glorificado
nuestro Padre celestial en toda su santa Iglesia».
En esto, pues, podemos considerar la copiosa
benignidad de Dios para con nosotras, pues él, por
su abundante misericordia y caridad, se dignó
decir, por medio de su santo, estas cosas acerca de
nuestra vocación y elección. Y nuestro beatísimo
padre Francisco profetizó esto no sólo de nosotras,
sino también de todas aquellas que habían de venir
para seguir la santa vocación a la que nos llamó el
Señor.
¡Con cuánta solicitud y con cuánto empeño del
alma y del cuerpo debemos guardar, pues, los
mandatos de Dios y de nuestro padre, para que,
con la ayuda del Señor, restituyamos multiplicado
el talento recibido! Porque el mismo Señor nos
puso a nosotras y nuestra forma de vida como
ejemplo y espejo no sólo para los demás, sino
también para
nuestras mismas
hermanas, a las que
llamó el Señor a
nuestra vocación,
con el fin de que
también ellas sean
espejo y ejemplo
para los que viven en
el mundo.
Habiéndonos, pues, llamado el Señor a cosas tan
grandes, de modo que en nosotras puedan mirarse
como en un espejo aquellas que son ejemplo y
espejo para los demás, estamos muy obligadas a
bendecir y alabar a Dios, y a afianzamos más y más
en el Señor para hacer el bien. Por ello, si vivimos
según dicha forma, dejaremos a los demás un
noble ejemplo, y con poquísimo trabajo
conseguiremos el premio de la eterna
bienaventuranza.
7

AVISO
¡MUY IMPORTANTE!
Hermanos y Hermanas de penitencia, llamados a
consolar al pueblo de Dios (Is 40, 1), llevemos los
tesoros su Misericordia a los que hoy sufren los
dañinos efectos de la pandemia.
Decreto de la Penitenciaría
Apostólica relativo a la concesión de
indulgencias especiales a los fieles en
la actual situación de pandemia
Viernes 20 de marzo 2020
DECRETO. Se concede el don de Indulgencias
especiales a los fieles que sufren la enfermedad de
Covid-19, comúnmente conocida como
Coronavirus, así como a los trabajadores de la
salud, a los familiares y a todos aquellos que, en
cualquier calidad, los cuidan. […]
Para que todos los que sufren a causa del Covid-19,
precisamente en el misterio de este padecer,
puedan redescubrir "el mismo sufrimiento redentor
de Cristo" (ibíd., 30), esta Penitenciaría Apostólica,
ex auctoritate Summi Pontificis, confiando en la
palabra de Cristo Señor y considerando con espíritu
de fe la epidemia actualmente en curso, para vivirla
con espíritu de conversión personal, concede el don
de las Indulgencias de acuerdo con la siguiente
disposición.
Se concede la Indulgencia plenaria a los fieles
enfermos de Coronavirus, sujetos a cuarentena por
orden de la autoridad sanitaria en los hospitales o
en sus propias casas si, con espíritu desprendido de
cualquier pecado, se unen espiritualmente a través
de los medios de comunicación a la celebración de
la Santa Misa, al rezo del Santo Rosario, o del himno
Akàthistos a la Madre di Dios, a la práctica piadosa
del Vía Crucis, o del Oficio de la Paràklisis a la Madre
de Dios o a otras oraciones de las respectivas
ORDEN FRANCISCANA SEGLAR. REGIÓN SAN RAFAEL GUÍZAR Y VALENCIA
tradiciones orientales, u otras formas de devoción,
o si al menos rezan el Credo, el Padrenuestro y una
piadosa invocación a la Santísima Virgen María,
ofreciendo esta prueba con espíritu de fe en Dios y
de caridad hacia los hermanos, con la voluntad de
cumplir las condiciones habituales (confesión
sacramental, comunión eucarística y oración según
las intenciones del Santo Padre), apenas les sea
posible. […]
Los agentes sanitarios, los familiares y todos
aquellos que, siguiendo el ejemplo del Buen
Samaritano, exponiéndose al riesgo de contagio,
cuidan de los enfermos de Coronavirus según las
palabras del divino Redentor: "Nadie tiene mayor
amor que éste: dar la vida por sus amigos" (Jn
15,13), obtendrán el mismo don de la Indulgencia
Plenaria en las mismas condiciones. […]
La Iglesia reza por los que estén imposibilitado de
recibir el sacramento de la Unción de los enfermos
y el Viático, encomendando a todos y cada uno de
ellos a la Divina Misericordia en virtud de la
comunión de los santos y concede a los fieles la
Indulgencia plenaria en punto de muerte siempre
que estén debidamente dispuestos y hayan rezado
durante su vida algunas oraciones (en este caso la
Iglesia suple a las tres condiciones habituales
requeridas). Para obtener esta indulgencia se
recomienda el uso del crucifijo o de la cruz (cf.
Enchiridion indulgentiarum, n.12).
Si conoces enfermos de Covid-19,
familiares de ellos, personal médico, de
enfermería y hospitalario, y cuidadores y
asistentes sociales en riesgo de contagio
o ya enfermos, por favor: ¡Comparte este
mensaje!... ¡No lo guardes!... Demos
aliento a los que sufren.
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8

¿Sabía que un hermano
terciario franciscano es el
Santo patrono universal contra
las epidemias y los contagios?
VIDA AMIRABLE DEL GLORIOSO SAN
ROQUE1
Confesor2, hijo de la Tercera Orden Seráfica, Abogado
universal de las epidemias.
Nació este insigne varón en la Villa de Montpellier,
señorío de sus nobilísimos Padres, que se llamaron
Juan y Libera. Al salir del vientre de su madre llevaba
en su pecho una Cruz roja, formada de la misma
carne, pronóstico cierto de que sería grande en el
Reino de Cristo.
1 2
Tomado de: Fray Antonio Arbiol, ofm. Los Terceros Hijos de
el Humano Serafín. Ed. Pedro Carreras. Barcelona, 1714.
ORDEN FRANCISCANA SEGLAR. REGIÓN SAN RAFAEL GUÍZAR Y VALENCIA
Aunque era único heredero de sus Estados –señorío,
no le pusieron término sus padres a sus
intempestivas mortificaciones, dándoselo a Dios
que lo señaló como suyo. Murieron sus padres
cuando tenía doce años y quedó a la tutela de un tío
suyo a quien pidió los bienes que le pertenecían y
los distribuyó todos a los pobres.
Salió de su Patria oculto, vestido con el Hábito de los
Hermanos de la Tercera Orden Seráfica, en la cual
hizo solemne Profesión antes de salir de su Patria,
como prueba con eficaces razones nuestro gran
cronista el ilustrísimo Cornejo y consta también de
otros graves autores que citaré después.
Salió San Roque de Montpellier para la ciudad de
Romajusto cuando la mayor parte de Italia estaba
tocada de contagiosa pestilencia. Se detuvo en una
población llamada Aquapendiente y allí se quedó
por coadjutor de un fervoroso Sacerdote; allí asistía
a los apestados, sobre los cuales, haciéndoles la
señal de la Cruz, los fue sanando, y por sus oraciones
quedó libre del contagio aquel venturoso pueblo.
Antes de curar los cuerpos solicitaba la curación de
las almas, aconsejando hiciesen los dolientes
verdadera confesión de sus pecados. Pasó por la
ciudad de Ceseña, y también los libró de mortal
peligro. Llegó a la Santa Ciudad de Roma donde curó
a innumerables heridos de pestilencias. Salió
fugitivo de Roma, no pudiendo sufrir las
aclamaciones de “santo” que hería su humildad;
pasó a Plasencia, donde estuvo muchos días en el
piadoso ejercicio de servir a los enfermos, y
habiendo curado a muchos, se sintió herido de la
peste.
Salió el Santo a un bosque solitario con su pestilente
dolencia y el Señor le envió a algunos de sus Ángeles
a que dilatasen su afligido corazón y le rompiesen el
tumor o granula que se le había hecho en la corva
Este título se refiere a ser Confesor de la fe, se le considera
un paso anterior al martirio en razón de la disposición
incondicional del santo a ofrendar su vida.
9
de una pierna, pues la malignidad del tumor le
quitaba la vida. Llegó también un perro que le lamía
la llaga con su lengua medicinal y de la casa de su
amo le llevaba todos los días el pan que podía
comer, y así pasaba Roque sus trabajos en aquella
soledad, hasta que el caballero curioso, siguiendo al
perro, dio con el Santo.
Le trajo a su casa y le fue de mucho provecho para
su alma y para todo el resto de su familia. Apagado
el incendio de la pestilencia en Italia, San Roque se
volvió a su patria Montpellier, donde no le
reconocieron como hijo, sino como sospechoso
forastero. En juicio de algunos fue tenido como
espía y en el de otros por hipócrita y embustero. Su
mismo tío era Gobernador, y sin reconocerle, le
mandó poner en la cárcel, cargado de cadenas.
Le examinaron los jueces preguntándole de su
patria, nombre y ocupación, pero el Santo, no
faltando a la verdad, respondió sin descubrirse,
valiéndose para esto de su buen entendimiento. No
pudieron los jueces asegurarse de quien era, y en
caso de duda, resolvieron tenerle a buena custodia
en un calabozo. Cinco años estuvo en esta
obscuridad asquerosa, padeciendo necesidades,
soledad y desamparo. La causa única de padecer era
su voluntad, porque sólo con descubrir su persona
estaría libre; pero estimaba mucho el padecer por
Cristo.
Estando en el calabozo le reveló Dios la cercanía de
su muerte y en los últimos lances de su vida pidió al
Señor, que por su gran misericordia, se doliese de
los apestados. Le concedió Su Majestad su petición,
constituyéndole por gracia particular suya, el que
fuese Abogado de los Pueblos en la fatal tribulación
de los contagios, y le mandó lo dejase así escrito,
para que sabiendo los hombres el gran poder de su
intercesión, buscasen su remedio.
Al tiempo de expirar se llenó el calabozo de
portentosas luces, publicando esta maravilla, se
extendió la fama de su santidad por toda aquella
ORDEN FRANCISCANA SEGLAR. REGIÓN SAN RAFAEL GUÍZAR Y VALENCIA
tierra. Fue su tío a ver su cadáver y le halló en el
pecho una cédula, que decía estas palabras en
lengua latina: “Los que padecieren tocados de la
peste, implorando con fe el patrocinio de Roque, se
librarán de la fatalidad del contagio”. Le descubrió
en el pecho la Cruz roja con que Dios le señaló para
suyo y al punto entró en su pensamiento de si sería
su sobrino, viendo que convenían el nombre y la
cruz.
Al poco tiempo halló comprobada la verdad, viendo
que él había sido el tirano, aunque por ignorancia,
que labró la corona a su Santo sobrino. Sus exequias
se celebraron con aquella pompa y solemnidad que
pedían tan relevantes circunstancias. Le hizo luego
dueño de una piadosa devoción de los pueblos con
aclamaciones de Santo, y le empezaron a erigir
templos y altares dedicados a su culto en Francia,
España e Italia, con permiso tácito de la Silla
Apostólica. Los Padres del Concilio de Constancia en
el año 1414, viendo arderse esta ciudad en el
incendio de la peste, imploraron el patrocinio de San
Roque con pública demostración y luego se vieron
sanos cuantos contagiados había en la ciudad.
Este prodigio, autorizado de un Concilio General,
levantó a tal punto la fe para este glorioso Santo,
que apenas hay pueblo en el que no se halle altar
consagrado a su nombre. Su Santidad Urbano VIII
concedió, que el día de su tránsito, en todos los
lugares donde hubiese culto a San Roque, se
celebrase su Oficio Divino del Común de Confesores
no Pontífices y se celebrase la Misa del mismo
común.
En las tres Órdenes de San Francisco se reza su oficio
y tenemos indulgencias concedidas para su día en
los conventos de nuestra Seráfica Religión. Su
pintura ordinaria es un hombre vestido con Hábito y
Cordón de Terciario franciscano, con esclavina de
peregrino, un Ángel que le cura su llaga sobre la
rodilla, y un perro con un pan en el hocico, símbolo
del que le llevaba de comer y le lamía la llaga.
10
Las imágenes de este glorioso Santo tienen la
particular virtud, en todos los aposentos y casas
donde se hallan, de preservar de la pestilencia y el
contagio. Por la veneración y aclamación universal
de todo el Pueblo Cristiano se le tiene por Santo. Lo
citan como Hermano de la Tercera Orden Seráfica
autores gravísimos como: Rivadeneyra, Pedro de
Vega, Miranda, Daza, Antonio Silino citando a
Wading. El ilustrísimo Guillistegui afirma, que por
Bula del Papa Paulo III, está declarado que san
Roque fue hijo de la Tercera Orden de nuestro
Seráfico Padre San Francisco.
ORACIÓN A SAN ROQUE DE MONTPELLIER
-por el fin de la pandemia y libres de todo contagio-
Glorioso San Roque, sé nuestro auxilio pues
necesitamos que nuestras débiles oraciones por
causa de nuestros pecados, alcancen la Gloria de
Dios para implorar Su misericordia. Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
Roque santo, ruega a Dios por nosotros, que es
Padre de misericordia, ahora que gozas de su vista
en la gloria celestial. Padrenuestro, Avemaría y
Gloria.
Hermano San Roque, presenta nuestras humildes
súplicas, uniéndolas a las de la Inmaculada Virgen
ORDEN FRANCISCANA SEGLAR. REGIÓN SAN RAFAEL GUÍZAR Y VALENCIA
María y a las de todos los Santos Franciscanos, para
que seamos oídos y podamos dar a todos las gracias
en el nombre de Jesús. Padrenuestro, avemaría y
Gloria.
La Cruz santa + selle nuestra frente.
La Cruz, santa + selle nuestra boca.
La Cruz santa + selle nuestro corazón.
Por el amor a la Cruz de Cristo que profesó San
Roque, pues con su señal libró a los pueblos del mal
contagioso, líbranos Señor de todo mal.
V. Ruega a Cristo, Roque santo, en todas nuestras
flaquezas,
R. Para que seamos dignos de sus alcanzar su divinas
promesas.
OREMOS: Todopoderoso y sempiterno Dios, que
por los méritos e intercesión del bienaventurado
San Roque, hiciste cesar una peste general que
desolaba a todo el género humano, dígnate
conceder por nuestros ruegos, que todos los que
llenos de confianza en tu misericordia te suplicaren,
les preserves de semejante azote, sean libres de
esta enfermedad por la intercesión del santo, así de
la enfermedad como de todo lo que pueda turbar su
sosiego y tranquilidad. Por Nuestro
Señor Jesucristo, que contigo vive y
reina por los siglos de los siglos.
Amén.
SANTORAL OFS
-agosto-
4: Santa Juan María Vianney, presbítero.
6: Beato Francisco Zanfredini, penitente.
Beata María Francisca Rubatto de Jesús, virgen
fundadora.
8: Beata Margarita Caiani del Sagrado Corazón,
virgen fundadora.
12: Santa Juana de Chantal, viuda fundadora de
la Orden de la Visitación.
16: San Roque de Montpellier, peregrino.
21: San Pío X, papa.
11
24: Santa Emilia Vialar, virgen fundadora de las Tus benditas y santas estigmas
Hermanas de San José de la Aparición. iluminan mi débil razón,
Santa María de Jesús Sacramentado, fundadora. y un amor fervoroso enciendan,
25: San Luis, rey de Francia, terciario, patrono de en mi pobre amante corazón...
los varones de la OFS y de la III Orden
Alejarme de Ti, ya no acierto,
27: Beatos mártires de China:
noble, santo y bendito varón;
Beatos Gaspar y María Vaz, esposos.
mas al irme te dejo mi amante,
Beata Magdalena Kiyota, viuda.
pobre, fiel y enfermo corazón.
Beato Cayo Jiyemon, catequista.
Beatos Francisca y Francisco Kurobioye, ¡Adiós! padre glorioso Francisco
esposos. Mi guía santo, mi ilustre patrón
Beato Luis Matsuo Soyemon. no me dejes partir, te lo ruego,
Beato Martín Gómez. sin tu santa y feliz bendición.
Beato Tomás Wo Jinyemon.
Beato Juan Romano.
Beato Lucas Kiyemon.
Beato Miguel Kizayemon.

BENDICIÓN DE SAN FRANCISCO

(Núm 6, 24-26)

t El Señor nos bendiga y nos guarde… Amén

t Nos muestre su Rostro y tenga misericordia de
nosotros… Amén
t Nos mire benignamente y nos conceda Su paz…
Amén
t El Señor nos bendiga, en el Nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

CANTO DE DESPEDIDA A
SAN FRANCISCO DE ASÍS
Me despido, glorioso Francisco,
mi guía santo, mi ilustre patrón,
no me dejes partir, te lo ruego,
sin tu santa y feliz bendición.
Los deberes del mundo me llaman
con urgencia, imperio y tesón,
pero al irme te dejo mi Padre, mi Padre,
a tus plantas, a tus plantas, mi fiel corazón.

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