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APRENDIENDO A CONVIVIR EN LA

DIVERSIDAD CULTURAL
¿Qué vamos aprender?

Si pensamos en nuestras familias nos daremos cuenta que tienen orígenes muy diversos: quizás
nuestros abuelos nacieron en otras regiones o fueron nuestros padres los primeros en mudarse a la
capital y fue ahí que se conocieron. En esta ficha, aprenderemos a valorar las prácticas culturales de
diversos pueblos compartiendo nuestros puntos de vista con respeto y cuestionando prácticas y
estereotipos que vulneran derechos de mujeres y hombres.
Diversidad cultural en las familias

En el Perú, muchas familias se forman entre personas que se han conocido en el colegio, en el barrio
o a través de parientes. En esos casos, lo más probable es que esas familias compartan la misma
cultura, lo que quiere decir que muchas de sus costumbres y valores son semejantes. Cuando
conocemos a nuestra pareja en lugares como la universidad o el centro de trabajo, o cuando nos
mudamos a vivir a otra ciudad, como fue el caso de Jorge, al empezar a vivir juntos nos percatamos
de que tenemos distintas costumbres. En esas situaciones, las familias que se forman terminan
optando por adaptarse a las costumbres de una u otra familia de origen o por combinar ambas maneras
de vivir.

Si las diferencias no son muchas, ni muy


marcadas, eso puede ser bastante fácil y
ocurre casi sin notarse. Si las diferencias son
muy grandes, se requiere un esfuerzo para
poder encontrar una manera satisfactoria de
vivir para ambos. Por ejemplo, si una pareja
peruana se va a vivir a Estados Unidos, tendrán
que aprender inglés para comunicarse con la
mayoría de ciudadanos de ese país, aunque en
casa se comuniquen en castellano. En cambio,
si un peruano o peruana formase una pareja
con un o una angloparlante en Estados Unidos,
es probable que el idioma que se use entre
ellos sea el inglés. También se pueden aceptar o adaptar costumbres cotidianas como formas de
celebración, maneras de comer, de relacionarse y, sobre todo, formas de pensar y de creer.

Inmigrantes y emigrantes

La población inmigrante y la emigrante siempre se definen como tales en relación con un lugar
específico. Si nos referimos al departamento de Piura, por ejemplo, la población inmigrante son las
personas que, habiendo nacido fuera de Piura, se mudan (o migran) a Piura para vivir allí. En el cuadro
del año 2007, puede apreciarse que poco más de cinco millones de peruanos y peruanas son
migrantes internos interdepartamentales. Así, observamos que, en Piura, 79 028 habitantes han nacido
en otro departamento, como es el caso de Jorge. La población emigrante, por otro lado, son las personas
que, habiendo nacido en Piura, han dejado ese departamento para vivir en otro. En el cuadro, 351 613
personas han emigrado de Piura.
¿Las fiestas se celebran igual en todos lados?
Jorge, Ofelia, Javier y Lucero están llegando a Llusita
justo para la celebración del Día de Todos los
Santos. En el Perú, el 1 y 2 de noviembre hay dos
celebraciones católicas importantes: la del Día de
Todos los Santos y la del Día de los Difuntos.

En el bus rumbo a Ayacucho, Lucero le preguntó a


su papá si para la celebración de esta fiesta, ahí en
Llusita, también invitan “angelitos” (pequeños panes
dulces, que a veces son teñidos de colores) y cucharadas de miel a los niños, como en Piura. Por su
parte Javier quiere saber si también acostumbran hacer “velaciones”
(dejar velas prendidas toda la noche en los nichos de los familiares
fallecidos).

Jorge les cuenta que la visita a los cementerios no se realiza durante


la noche como en Piura, por lo que no hay “velaciones”, sino durante
la mañana y la tarde del día 2. Las familias suelen ir a los
cementerios llevando arreglos florales, así como ofrendas de comida
y bebida. Generalmente, se estila llevar el plato preferido de la
persona fallecida y lo que más le gustaba tomar. También se llevan
golosinas y unos panes dulces muy ricos, las tantawawas, que se
preparan especialmente para esta fecha. Algunos de estos panes
tienen forma de muñeca, caballo y otros animales.
Ofelia, que ha estado escuchando muy atenta el
relato, le preguntó a Jorge cuál era el plato
preferido de su mamá para saber qué iba a tener
que preparar. Jorge le responde que el puka
picante y todos se ríen, porque ya saben que
Ofelia nunca había aprendido a cocinarlo. Pero
también iban a llevar chicharrones, que le
gustaban mucho a la mamá de Jorge; así iban a
poder ayudar todos: Jorge se encargaría del puka
picante; Ofelia, de la carne de cerdo para el
chicharrón, y Javier y Lucero ayudarían a
desgranar el mote para poder sancocharlo. El plan
ya está listo, ahora solo les falta llegar. La
emoción los acompaña durante todo el viaje.

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