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La totalidad social como unidad compleja

Jaime Osorio

Antes de adentrarnos a tratar de entender a qué se refiere el autor, el profesor Jaime Osorio,
con estos dos conceptos, hay que conocer primero el contexto en el que estos se
desarrollan.
Nos encontramos, entonces, con una primer pregunta: ¿Qué y cómo conocer de las ciencias
sociales? O bien, cuál es el alcance y el método de las mismas.

Augusto Comte, desde el positivismo, sostiene la existencia de un universo natural y único


regido por leyes. Esto implica que las reglas del conocimiento de las ciencias sociales son
las mismas que las de las ciencias naturales. En otras palabras, existen regularidades
naturales e inmutables que rigen la vida social.

En contraposición, Max Weber postula que las reglas del conocimiento social son
específicas, por lo tanto diferentes a las de las ciencias naturales. Menciona que las
ciencias histórico-sociales son “Interpretables”. No busca alcanzar la comprensión con base
en la experiencia, si no a través de un conocimiento racional del mundo, con instrumentos
metodológicos y conceptuales para captar el “Sentido de la acción” (la forma elemental de
sociabilidad que permite a un individuo relacionarse y ser relacionado con los demás).

Wilhelm Dilthey aporta una nueva dimensión a este debate haciendo una distinción entre
ciencias del espíritu, cuyo objetivo es comprender; y ciencias de la naturaleza, cuyo
objetivo es explicar. Según Dilthey, el investigador social forma parte del objeto que
estudia (Sociedad). Esto es contrario a la relación investigador-objeto de las ciencias
naturales donde el objeto de estudio es externo al investigador.

Tras lo anterior, Osorio se plantea la siguiente pregunta: ¿Qué es posible conocer en las
ciencias sociales?
Para responder a esto es necesario recurrir a Wilhelm Windelband, quien divide las ciencias
en dos: Idiográficas (Orientadas a la individualidad del fenómeno) y nomotéticas
(Orientadas a la construcción de leyes generales). Para simplificar, podemos decir que las
ciencias Idiográficas se refieren a lo individual, y las nomotéticas a lo general.
Entonces, ¿son las ciencias sociales idiográficas o nomotéticas? Recordemos que
históricamente, lo individual y lo general se han considerado opciones aisladas,
irreconciliables entre sí.

Max Weber responde a este debate afirmando que las ciencias naturales e histórico-sociales
no se distinguen por la presencia o ausencia de un saber nomológico, un saber que es obvio
y simplemente es, sino que se distinguen por la función de este saber en unas u otras.
Agrega que conocer las leyes sociales no implica conocer la realidad social. La pretensión
es entonces alcanzar uniformidades que llama “Reglas generales del devenir” para así
lograr la explicación de los fenómenos en su individualidad. Para Weber lo general y
particular, más allá de repelerse, constituyen momentos en el proceso de aprehensión de la
realidad. Introduce entonces el concepto de "Tipos ideales" (Realce unilateral de elementos
que derivan de nuestro interés cognitivo, lo que capta nuestro interés) que permitan
construir conceptos generales para comprender procesos particulares. Es así como el
conocimiento nomotético está subordinado al idiográfico.

Karl Marx está de acuerdo, en cuanto a la necesidad de establecer regularidades que


expliquen la vida social, pero comprendiéndolas como “Construcciones sociales” mutables
por el tiempo y creadas por el ser humano que por su misma naturaleza son posibles de ser
transformadas por la acción humana. De igual manera, lo Idiográfico y nomotético están
estrechamente relacionados. Para conocer las reglas generales que rigen los movimientos
generales de la realidad social es necesario desentrañar las especificidades de momentos y
procesos particulares. En contraposición a la respuesta de Weber, lo Idiográfico se
encuentra suburdinado al nomotético en el sentido de que las especifidades de lo particular
se entienden dentro de un campo de interpretación global.

¿Pero qué noción de totalidad prevalece en uno y otro discurso? Visiones sobre la totalidad
y el conocimiento.

Comprendamos en primera instancia a la totalidad como la suma de todos los fenómenos y


acontecimientos. Esto implica asumir desde ya la imposibilidad de conocerla, pues el
conocimiento siempre se enfrenta a limitaciones. No existe conocimiento capaz de
abarcarlo todo.

Max Weber añade a esta idea que sólo una parte reducida de la realidad forma parte del
objeto de la investigación científica, y esa parte debe ser la única esencial en el sentido de
que merece ser conocida.Se acerca al historicísmo alemán cuando menciona que “es
necesario renunciar desde el principio a toda pretensión totalizadora, al intento de abrazar
en un único movimiento total de la realidad entera”.

Karl Popper comparte esta visión: “Si queremos estudiar una cosa, nos vemos obligados a
seleccionar ciertos aspectos de ella. No es posible observar o describir un trozo entero del
mundo o un trozo de la naturaleza”.

Ante la imposibilidad de una visión global de la organización social, ¿Qué determina el


fragmento de la realidad que merece ser conocido?

De acuerdo a Weber: Son los valores del investigador los que permiten privilegiar un
determinado aspecto de la realidad, definir una parcela de conocimiento. Relativismo: No
hay posibilidad de conocimientos de la totalidad y son los valores de los investigadores los
que establecen las franjas que se privilegian. De acuerdo con Heinrich Rickert: “Los
valores como universales, validan no sólo “la parcela” que se debe conocer, sino también el
conocimiento”.

Karl Marx coincide en la existencia de una realidad infinita, imposible de abarcar en todas
sus dimensiones. Añade que la realidad social tiene varios órdenes, unos inmediatos y otros
más profundos, que es necesario construir y desentrañar. Conocer, menciona, no es poder
explicarlo todo, sino un esfuerzo que se encamina a desentrañar los elementos que
estructuran y organizan la realidad social y que permiten explicarla como totalidad.

Ahora sabemos que la totalidad es lo que organiza una realidad infinita. El conocimiento
puede formular una explicación de la totalidad, pero nunca alcanzará la completud.

Marx considera posible una explicación de la totalidad (no completud) social, si la totalidad
no es indiferenciada (que da prioridad la idea de que “todo tiene que ver con todo”), sino
estructurada y jerarquizada.

La propuesta marxista enfrenta un error doble: Empirismo, que cree conocer formulando
leyes generales sobre simples regularidades observadas y el de la filosofía especulativa que
explica el devenir de la humanidad a partir de cómo los hombres se ven a sí mismos. Esto
ha de superarse comprendiendo que además de las “leyes empíricas”1 existen “leyes
explicadas por una teoría”2.
1 “Se basan en la aplicación de construcciones operativas con el fin de describir, por su
medio, las regularidades”. 2 “implican otro nivel de interpretación, pues en este caso se
atribuyen a los objetos de las relaciones necesarias establecidas en las construcciones
teóricas”.

Las teorías y los paradigmas, entonces, son mucho más que simples generalizaciones
formuladas a partir de experiencias.

Karl Popper menciona que “las teorías no son el resultado de descubrimientos debidos a la
observación, pues la misma observación está guiada por la teoría”. La inducción, es decir,
la inferencia basada en muchas observaciones es un mito”. “El procedimiento real de la
ciencia consiste en trabajar con conjeturas: en saltar a conclusiones, a menudo, después de
una solo observación”. Se trata “de proponer teorías intrépidamente”, pero, a su vez, “de
hacer todo lo posible por probar que son erróneas”. Para esto, “no hay procedimiento más
racional que el método del ensayo y del error, de la conjetura y la refutación”.
Menciona Osorio que Popper y Weber comparten una confusión entre los conceptos de
totalidad y completud. Aunado a esto, Popper considera que las ciencias sociales deben
estar encaminadas hacia la matemática y la estadística.
Erra también Popper, según el autor, en simplificar los mecanismos de prueba derivados de
la formulación de hipótesis generales que constituyen una estrategia de conocimiento entre
las ciencias en general, y las sociales en particular.

Para comprender mejor la dimensión del concepto de totalidad, Osorio plantea dos ideas:
Primero, la totalidad es más que la suma de sus partes.

Si asumimos la totalidad como una unidad de partes interrelacionadas, significaría


mantenernos en el primer paso de su comprensión
De acuerdo a Osorio, es quedarse en la idea de que “todo tiene que ver con todo”. Si esto
no es así, entonces ¿Qué es la totalidad? Sí es una unidad, pero sus partes no están todas
integradas en ella, sino que están estructuradas en jerarquías, por lo que sí nuestro fin es
comprenderla, debemos desechar la idea de que la totalidad es la simple suma de sus partes.
El conocimiento de los fragmentos estudiados individualmente no dará jamás el del
conjunto.

La segunda idea que propone Osorio es que La totalidad es también menos que la suma de
sus partes.
Tenemos al reduccionismo, que cree conocer el todo por el conocimiento de sus partes y
ahora al holismo, que cree conocer considerando sólo la totalidad. La reconstrucción de la
totalidad ordena el conocimiento de las partes, pero no nos absuelve de la necesidad del
conocimiento de éstas.
Podemos inferir entonces que “El todo es más que la suma de las partes, pero también es
menos”. La totalidad es ahora una unidad compleja que rechaza “la explicación del todo a
las propiedades de las partes”, y las explicaciones que reducen “las propiedades de las
partes a las propiedades del todo”. Es imposible conocer las partes sin conocer el todo, y
también conocer el todo sin conocer cada una de las partes”. Así, el paso que va del todo a
las partes y de las partes al todo es permanente. Este vaivén entre lo general y lo particular
es un camino indispensable en la construcción del conocimiento.

La totalidad como unidad compleja


¿Cómo hacer análisis de la totalidad social sin desvalorizar las unidades menores?
Las dificultades de integrar ambos elementos, particular y general, en las ciencias sociales
vienen regidas por dos modalidades de pensamientos simplificantes: uno, que asume un
tipo de pensamiento “que no ve más que el todo”. Y otro, que reduce las ciencias sociales A
actores, en el que lo que importa es lo particular, pero nunca lo que lo organiza. El análisis,
entonces, debe ser capaz de ayudar a comprender la totalidad. Este enfoque holístico es a
menudo presentado como una meta que se debe alcanzar. Pero no todo análisis holístico
nos conduce a buenos resultados. Hay un holismo que termina oscureciendo más que
aclarando.
La globalización es un claro ejemplo de un discurso holístico en el que las partes de la
totalidad pierden relevancia para construír una totalidad vacía y global.
Al contrario de lo que se pensaría, la globalización da paso no al desarrollo unificado del
mundo, sino más bien a su fragmentación y a la ampliación de las brechas económicas y
sociales entre naciones y regiones.
Existe también una mistificación del conocimiento parcelario que termina igualmente
oscureciendo la realidad. El estudio de lo singular es lo que importa, lo que imposibilita una
reconstrucción de una unidad mayor.
El holismo y el análisis fragmentario provocan que lo uno y lo múltiple no terminen nunca
de conjugarse. Impiden articular lo general y lo particular.
Si no podemos reducir el todo a las partes, ni las partes al todo, es preciso concebir juntas
las nociones de todo y de partes. A esto se refiere el autor con unidad compleja. Aceptar la
totalidad como unidad compleja implica concebirla como una unidad contradictoria, que
organiza y desorganiza a la vez. "Su estudio debe poner atención a los elementos y
procesos que transformándo se permanecen, así como aquellos que permaneciendo,
propician procesos de ruptura."

La totalidad en la investigación y la exposición


El camino del conocimiento arranca de la totalidad, tal y como es percibida por los
sentidos, de allí se pasa a un proceso de separación de elementos con el fin de determinar su
papel en la organización y dinámica de la realidad social. Para después reconstruir la
totalidad, pero ahora como una unidad interpretada ya explicada.

Marx explica este mismo proceso de la siguiente manera De la totalidad inmediata se pasa a
una totalidad concreta. Como paso intermedio tenemos el proceso de abstracción (que
consiste en separar elementos, determinar su peso y su papel en la totalidad) para
posteriormente integrar y reconstruir la totalidad previamente desarticulada.

Cabe añadir que proceso de investigación y el proceso de exposición son dos procesos
diferentes.
De acuerdo a Marx: La investigación debe captar con todo detalle el material, analizar sus
diversas formas de desarrollo y descubrir la ligazón interna de éstas. Solo después de
cumplirse esta tarea se puede exponer adecuadamente el movimiento real”.

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