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y ¿Cómo enseñamos a
investigar? Una mirada desde el Programa de
Maestría en Enseñanza de las Ciencias. Tomo III
I.S.B.N:
978-607-8240-96-8
HECHO EN MÉXICO
ÍNDICE
Ricardo A. Aguilar Gordillo 9
Presentación
Mónica Guitian Galán 11
Prólogo
Mariana Ríos Martínez 17
El proyecto de la Red Latinoamericana de Metodología de las Ciencias
Sociales (RedMet) frente al fortalecimiento de la metodología de la
investigación como área del conocimiento social
Hugo Zemelman Merino 33
Los desafíos que plantea al conocimiento social la construcción de futuro.
Martín Retamozo 55
Subjetividad epistémica, el problema del objeto y la elaboración del
proyecto de tesis. Una mirada crítica desde el reconstructivismo
Juan Ignacio Piovani
Tendencias actuales en la enseñanza de la metodología en doctorados en 75
ciencias sociales de Argentina y Brasil
Gloria Clemencia Valencia G
El malestar de la productividad académica. Desafíos propios de idear y 93
experimentar alternativas que realicen la dialogicidad durante la formación en
investigación
María de los Ángeles Sánchez Noriega Armengol 117
El proceso de enseñanza-aprendizaje de la investigación: la dialéctica entre
las teorías y metodologías en ciencias políticas y sociales y las visiones del
mundo.
Daniel Carlos Gutiérrez Rohán
Reflexiones sobre la enseñanza de la metodología. Una mirada desde la 139
Universidad de Sonora.
Carlos Gallegos Elías
Sandra Aurora González Sánchez 163
A cinco años de la Maestría en la Enseñanza de las Ciencias Naturales
Andrea F. Schuman 173
Metodólogos en chancletas: la enseñanza-aprendizaje de metodologías de
investigación para fundamentar la acción
Presentación
L
a Secretaría de Educación cuenta con una tradición editorial que se manifiesta
en la diversidad de sus publicaciones dentro de un contexto social diverso en el
que coexisten distintas culturas que hacen de Chiapas un estado singular. Ante
esta diversidad, nuestro esfuerzo editorial impulsa la publicación de investigaciones y
propuestas novedosas en las áreas de educación, ciencias sociales y literatura de aca-
démicos y artistas interesados en la realidad sociocultural de nuestro país.
Auspiciar el trabajo intelectual es una de las acciones que desempeñamos con
la intención de consolidar la identidad regional, siempre en un marco de referencia
nacional que fomente el conocimiento de nuestra tierra. Por lo tanto, nuestra colección
bibliográfica está al alcance de profesores, alumnos y público en general, quienes
podrán conocer y estudiar el aporte de estas nuevas investigaciones de docentes y
académicos que tienen como objetivo principal exponer sus trabajos y fomentar en la
población el hábito de la lectura.
H
eráclito apuntó que “nada es permanente excepto el cambio”; posteriormente
Schopenhauer pronunciaría que “el cambio es la única cosa inmutable” y uno
de los escritores mexicanos más conocido por todos nosotros, Carlos Mon-
siváis, alguna vez dijo “o yo no entiendo lo que está pasando o ya pasó lo que estaba
entendiendo”. El cambio es pues la única cosa inalterable. Nada es más cierto en una
época como la que nos envuelve, un tiempo como el que rodea a nuestros países,
lleno de desafíos, convulso, época que requiere nuestra rápida comprensión a fin de
mantenernos en ella. Y el mundo de la investigación en ciencias sociales es también
reflejo de ésta dinámica. Por ello, es un reto mostrar una breve reflexión que sirva de
presentación de los trabajos derivados del Coloquio “El estado actual de la enseñanza
aprendizaje de la metodología de la investigación en Ciencias Sociales en América
Latina”. Encuentro realizado el mes de septiembre de 2013 en las instalaciones de la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, donde investigadores, profe-
sores y estudiantes de distintas latitudes del continente compartimos durante tres días
un espacio de reflexión en torno a experiencias y conocimientos de la metodología de
la investigación desde y en Latinoamérica, así como de la enseñanza de la misma en
las ciencias sociales.
Este libro está destinado a mostrar una visión del trabajo metodológico, un
mapa de lo que cada uno de los colegas reflexionó, expuso y ahora pone por escrito
después del intercambio y de ver más claramente las relaciones entre sus ideas y las
de los demás. Por ello, poner por escrito en este texto lo discutido no es solo para
recordar, es también para comprender mejor, para ver más claramente las relaciones
y contrastes, complicaciones e implicaciones que de otro modo podrían no haber sido
detectadas. Escribir las ponencias de lo dicho, indujo a que cada uno de los investi-
gadores y profesores re-pensara y mejorara sus reflexiones a partir de las notas, es-
quemas, resúmenes, comentarios y otras formas de pensar derivadas del intercambio
durante el Coloquio y ahora re-elaboradas, escritas y publicadas en el papel.
Se escribe para poder pensar mejor, y aun así, si se pudiese tener en mente
todo lo que cada uno de los colaboradores de esta empresa han descubierto, todavía se
necesitaría ayuda para organizar argumentos que van en diferentes direcciones, trazar
nuevas relaciones, resolver desacuerdos entre los expertos que nos han acompañado y
que incluso no solo los académicos involucrados sino que también el lector encontrará.
Por ello, en este escrito, a manera de proyección, se presentan apenas unas pinceladas
que recogen –a partir de una lectura particular– algunos de los desafíos planteados por
los participantes insertos en patrones más amplios de significado y relevancia.
12
La ciencia como práctica cultural es una actividad con características propias.
Desde sus orígenes el conjunto de las ciencias sociales, desde la sociología, la antropología,
la historia y/o la ciencia política, se ha debatido acerca de su estatuto de cientificidad
y junto con ello en torno a sus métodos o procederes para lograrlo. Si algo debe dis-
tinguirlas y brindarles identidad es, precisamente, la forma en la que construyen su
conocimiento y la manera de lograrlo. A pesar de las marcadas diferencias en lo que
puede ser el trabajo del científico social, aún hoy no hay acuerdo acerca de qué debe
entenderse por un “verdadero” proceder investigativo.
13
participan y se reconocen entre sí aún con enfoques diferenciados. Pero ello plan-
tea también desafíos y tensiones aún presentes en términos del tipo de conocimiento
científico social al que se aspira en América Latina, al tipo de juicios y enunciados que
el investigador social construye como resultado de sus investigaciones, sea que éstas
se realicen dentro o fuera de las instituciones educativas, para escaparse de la mera
subjetividad, de los juicios de valor y del dogmatismo aún presentes y acercarse a la
práctica investigativa como actividad con características propias.
Estos son pues algunos desafíos que apenas se esbozan y se espera inviten y
posibiliten la lectura del libro. El empeño que lo motiva no solo es la labor de difusión
de los autores que participan, sino la posibilidad que representa su reflexión para la
ampliación de nuestros horizontes.
15
Finalmente, vaya un reconocimiento al esfuerzo –sostenido– de la maestra
Sandra Aurora González Sánchez, coordinadora del Programa de Maestría en Ense-
ñanza de las Ciencias Naturales de la UNICACH, tenaz impulsora para que este tercer
volumen de la serie ¿Cómo investigamos? ¿Cómo enseñamos a investigar? salga a la
luz pública; y un agradecimiento a la Secretaría de Educación del Gobierno del estado
de Chiapas que hace posible la publicación de este libro, en particular a Alejandro
Soto Vives, director de divulgación de esta Secretaría; así como a Karina Domínguez
Domínguez, Hernan Sauceda Castro y Rafael Flores Román.
16
El proyecto de la Red Latinoamericana de Metodología de las Ciencias
Sociales (RedMet) frente al fortalecimiento de la metodología de la
investigación como área del conocimiento social
"...ningún otro campo del conocimiento (refiriéndose a las Ciencias Sociales) podría
contribuir tan decisivamente a construir un puente entre la reflexión y la visión de los
asuntos humanos, de una parte; y la formulación de políticas y la puesta en marcha
de acciones para mejorar la calidad de vida de los seres humanos, de otra."
Federico Mayor
E
ste trabajo tiene como propósito concentrar y describir el trabajo que desarrolla
la Red Latinoamericana de Metodología de las Ciencias Sociales (RedMet),
la cual surge de la necesidad de un grupo de docentes e investigadores que
imparten cátedras de metodología de la investigación en Universidades en América
Latina para reflexionar y discutir acerca de los desafíos que enfrentan los científicos
sociales en los procesos de enseñanza aprendizaje, de las herramientas y técnicas uti-
lizadas para construir objetos de investigación social.
Una de las preocupaciones que mueve a estos sujetos a incidir en la práctica
científica es hacer un diagnóstico sobre la situación actual de las Ciencias Sociales
en América Latina, cuyo análisis nos muestra las limitaciones de los modelos expli-
cativos que los científicos sociales han empleado para plantear, explicar y resolver los
problemas centrales que han preocupado en la región1 ; y que también, sirven como
referentes de conocimiento no sólo para docentes e investigadores sino también para
sujetos políticos.
Por ello, una de las dimensiones que surgen de la problematización de la me-
todología de la investigación social como campo de conocimiento es la constitución
de colectivos científicos que aborden los procesos de validez del conocimiento, es
decir, definir aquellos hábitos intelectuales que el sujeto investigador debe conocer,
cuestionar y apropiar para que los objetos de estudio en su proceso de construcción
pasen por una constante vigilancia que motive el control y reforzamiento del cono-
cimiento que se produce como resultado de dicha actividad científica.
Otra de las dimensiones de tomar a la ciencia como objeto es la transmisión del
conocimiento científico, es decir, conocer los paradigmas de enseñanza aprendizaje
del quehacer metodológico empleados para formar nuevas generaciones de científicos
sociales. En este planteamiento uno de los ejes de reflexión importantes para construir
nuevas opciones de transmisión del oficio científico es buscar guiar al sujeto investi-
gador en formación para que aprehenda a colocarse frente a su objeto.
Con estos dos desafíos, vistos como obstáculos epistemológicos, se abren po-
sibilidades para entender el mundo en el que vivimos, sobre todo el conocimiento que
se ha originado para explicarlo; para así, identificar aquellas opciones con las cuales
poder transformar la realidad social. Este acto de potenciación concentra aquellas ac-
ciones encaminadas a repensar y construir lógicas diferentes de articulación con las
cuales se puedan ofrecer alternativas de lo ahora visto.
A partir de la reflexión y discusión de estos problemas, surgen preguntas desde
diversas áreas del conocimiento social que tienen en común dar cuenta de los desafíos
que enfrenta un investigador social para construir conocimiento capaz de recuperar
los procesos históricos dados y en un siguiente paso hacer una reflexión epistémica
sobre la dirección que toma la realidad para resolver los problemas que se plantean. Es
decir, la idea de constituir una Red y formular estas preguntas, no es hacer un ejercicio
comparativo para revisar las formas de acercarse a un problema y construir un objeto
de investigación, desde los diferentes espacios de construcción de conocimiento en
Latinoamérica; sino abrir espacios de discusión sobre los problemas que enfrentan en
su que-hacer metodológico docentes e investigadores y la necesidad de incorporar un
1.Como ejemplos de estos problemas y que los científicos sociales en América Latina toman como objetos de investigación son:
Desigualdades sociales, pobreza, ausencia de justicia y democracia, trabas a la educación para todos, inadecuados servicios de
salud, penuria alimentaria, degradación del medio ambiente y otras. Cfr. López Segrera, Francisco, “Abrir, impensar y redimen-
sionar las ciencias sociales en América Latina y el Caribe ¿Es posible una ciencia social no eurocéntrica en nuestra región?” en
Gallegos Elías, Carlos et al., Lecturas de Metodología de las Ciencias Sociales. Tomo I, p. 19.
18
pensamiento epistémico-metodológico en el proceso de construcción de conocimiento
social sobre el o los problemas que se interesa conocer.
Reflexionar sobre los métodos y técnicas que se utilizan en una investigación en Cien-
cias Sociales es dirigir la mirada hacia el quehacer metodológico, es hablar sobre
hacer metodología; es decir, es reflexionar sobre el proceso cognitivo mediante el cual
se pueden tomar o construir herramientas que ayudan a entender las lógicas de articu-
lación de los múltiples significados del presente social; entendido, como un momento
dinámico entre lo dado y lo dándose que construye historia, abierta y susceptible de
ser transformada por las prácticas sociales2 .
Por ello, exponer la labor hecha por la Red Latinoamericana de Metodología
de las Ciencias Sociales (RedMet) implica detenerse a reflexionar sobre algunas pre-
guntas que se plantean los científicos sociales, desde diferentes espacios de estudio y
producción del conocimiento social, acerca de los problemas que enfrenta un investi-
gador en la tarea de conocer qué sucede en la región e identificar el marco de opciones
viables hacia los cuales puede desplegarse la realidad social.
A continuación, se recuperan algunas preocupaciones planteadas por docentes
de cátedras de metodología, principalmente, e investigadores que dan cuenta del de-
safío que implica reflexionar sobre el proceso de consolidación del campo académico
de las Ciencias Sociales en América Latina3 y cómo el actuar sobre este ha reper-
cutido en las instituciones de formación de científicos sociales:
¿Qué significa pensar la realidad y cómo enseñar a pensarla4? ¿Cuál es el es-
tatuto de las Ciencias Sociales hoy? ¿Qué se preguntan y cómo responden los investi-
gadores frente a los nuevos objetos de investigación? ¿Cómo trabajar en la actualidad
con las técnicas de investigación tradicionales? ¿Cómo podemos trascender sus limi-
taciones y resignificarlas para ver lo que no se ve; pero que constituye la explicación
de lo que realmente ocurre en un proceso determinado…? ¿Cómo resignificar lo dado
y cómo explicar lo dándose? ¿Cómo pensar más allá de lo evidente5? ¿Por qué un
2.Cfr. Delgado Ruiz, Heber; Franco Flores, Marco Antonio; Rosales Carranza, Gerardo; Tasso, Pablo, El presente como desafío
del Investigador: Hábitats, trincheras y bunkers ante las emergencias sociales en Memoria II Encuentro Latinoamericano de
Metodología de las Ciencias Sociales: Continuidades, rupturas y emergencias de la investigación científica en América Latina.
Volumen I, Universidad de Sonora, México, 2011, p. 84.
3. Retamozo, Martín, Subjetividad epistémica, el problema del objeto y la elaboración de proyecto de tesis. Una mirada crítica
desde el reconstructivismo, texto inédito, Argentina, 2013.
4.Zemelman Merino, Hugo, El conocimiento como construcción y como información, en Foro Nacional de Profesores Universi-
tarios, CISE, DGICSA, SEP, CGAD, ANUES, México, 1987, p. 82.
5. Gallegos Elías, Carlos, Presentación: Interrogantes sobre nuestro quehacer, en Revista Latinoamericana de Metodología de
las Ciencias Sociales (ReLMeCS), vol. 1, nº 2, segundo semestre de 2011, Argentina, 2011, p. 1.
19
fenómeno se presenta de una manera y no de otra6? ¿Cómo aprender a pensar desde
los elementos que constituyen las prácticas sociales emergentes y no desde las estruc-
turas que las excluyen? ¿Qué ejercicios me puedo plantear para reconocer las dis-
tinciones? ¿Cómo resignificar lo conocido? ¿Cómo abordar lo desconocido? ¿Cómo
construir una configuración que dé cuenta de lo que queremos explicar? ¿Cuál es el
proceso de la articulación, acerca de la configuración? ¿Qué ejercicios se pueden
plantear para agregar y desagregar elementos de análisis? ¿Cuáles son los ejercicios
de articulación y reconfiguración de lo real7?
Hacer estas preguntas tiene como objetivo revisar los caminos mediante los
cuales se construye el trabajo científico, es decir, identificar de lo observado aquello
que a primera vista luce incierto e inexplicable; pero que da cuenta que las herra-
mientas que usamos para construir el análisis responden a planteamientos encerrados
en perspectivas disciplinarias que no nos permiten reconocer claramente la compleja
realidad social. Como consecuencia, tenemos que los objetos de estudio se desbordan
de los límites disciplinarios8 .
La Red Latinoamericana de Metodología de Ciencias Sociales (RedMet) surge
a partir de inquietudes, discusiones, organización y realización de Foros y Seminarios
cuyo eje de reflexión es preguntarse acerca de los problemas centrales de orden teórico
y práctico alrededor de la metodología en América Latina.
De estas preocupaciones, surge la necesidad de articular espacios académicos
institucionales, tales como: Universidades, Institutos, Centros, cátedras, equipos de
investigación, profesores, investigadores, expertos, estudiantes y becarios interesa-
dos en los problemas metodológicos de las Ciencias Sociales. Esta articulación tiene
lugar luego de la realización del I FORO DE METODOLOGÍA Y PRÁCTICAS DE
LA INVESTIGACIÓN SOCIAL en el año 2006 y en las Jornadas Regionales sobre
Metodología y Prácticas de la Investigación Social realizadas en Montevideo9 ; así
como también, en las reuniones con colegas de la Universidad de la República (Uru-
guay), la Universidad de Concepción (Chile), el Grupo de Estudios de Metodología
de la Investigación Social (GEMIS) del Instituto Gino Germani de la Universidad de
6.Gutiérrez Rohán, Daniel Carlos, Cuaderno de Trabajo Número 11: Reflexiones sobre la construcción del objeto de estudio, Fa-
cultad de Ciencias Políticas y Sociales-Proyecto PAPIME (DGPA) EN 308004: Innovación de métodos, estrategias y materiales
didácticos para la enseñanza de la metodología para la investigación en Ciencias Sociales, Agosto 2007, México, 2007, p. 18.
7.Gallegos Elías, Carlos, Mejía Martínez, Antonio, Paredes Vílchiz, Yolanda (Coordinación académica), “Programa”, Seminario
Permanente de Metodología Contemporánea de la Ciencia (Quinta serie): Herramientas para la articulación de una investigación
en Ciencias Sociales. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, 18 de febrero al 30 de junio de 2008 México, 2008, p. 2.
8. Cfr. Gallegos Elías, Carlos, 2011, op. cit., p. 2.
20
Buenos Aires (Argentina), el Centro Interdisciplinario de Metodología de las Ciencias
Sociales (CIMeCS) de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la
Universidad Nacional de La Plata, (Argentina), el Centro de Estudios Avanzados de
la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina), y la Universidad Federal de Pelotas
(Brasil).
Con ello se integra un primer grupo promotor para la constitución de la Red,
cuya tarea fue hacer la difusión de la convocatoria y definir los objetivos. A finales de
2006 se solicitó y se obtuvo el aval del Honorable Consejo Académico de la Facultad
de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE) de la Universidad Nacional de
La Plata (UNLP), para respaldar la formación de la Red y hacer posible su sede en el
Centro Interdisciplinario de Metodología de las Ciencias Sociales (CIMeCS).
Con la finalidad de conformar la Red se invitó a participar a docentes de cá-
tedras de metodología de la investigación social, investigadores dedicados a cuestio-
nes metodológicas (ya sea en investigaciones que tienen como objeto temáticas epis-
temológicas y metodológicas de las Ciencias Sociales o en investigaciones empíricas
que las problematizan) y a representantes de centros o institutos de investigación
metodológicas.
Al hacer la invitación a investigadores y docentes en la materia, el trabajo re-
alizado deja de focalizarse en un punto, para extenderse en red a través de los espacios
académicos de reflexión metodológica existentes en Latinoamérica.
Los objetivos de la Red Latinoamericana de Metodología de las Ciencias So-
ciales (RedMet) se definen a partir de los resultados de los trabajos presentados en el I
FORO DE METODOLOGÍA Y PRÁCTICAS DE LA INVESTIGACIÓN SOCIAL.
Ellos son:
■Favorecer la generación de lazos académicos entre los expertos del área m e t o d o -
lógica de diferentes instituciones latinoamericanas vinculadas a la investigación y la
docencia.
■Generar un espacio de debate y reflexión inter-disciplinario e inter-institucional so-
bre la metodología y las prácticas de investigación social.
■Organizar actividades académicas (Congresos, Jornadas, Foros) y fomentar las políti-
cas de intercambio en el área de la metodología de las ciencias sociales.
■Contribuir a la discusión de criterios para ser aplicados en la enseñanza de la meto-
dología en el grado y posgrado.
Como se ha descrito anteriormente, el trabajo de la RedMet se ha llevado a
cabo por investigadores, docentes y alumnos que cotidianamente viven la experien-
cia de docencia-aprendizaje de la metodología en Ciencias Sociales; por lo tanto, el
respaldo de las Instituciones y Redes académicas en las cuales se desempeña cada
21
uno de los miembros de la Red es un factor determinante que facilita la articulación
de estos sujetos y el fortalecimiento de los vínculos académicos, a través de los Pro-
gramas de Intercambio y de Movilidad Académica entre las Instituciones a las cuales
pertenecen y que fortalece la organización, realización y difusión de las actividades de
la RedMet.
Entre los propósitos de las Instituciones que apoyan los trabajos de la RedMet
destacan:
■Respaldar a la RedMet en el fortalecimiento de su presencia en las Universidades en
América Latina
■Convocar, patrocinar o auspiciar los eventos organizados por la RedMet
■Abrir espacios de discusión y movilidad entre los miembros de la RedMet. La estruc-
tura organizativa de la Red Latinoamericana de Metodología de las Ciencias Sociales
(RedMet) se instituye sobre la base de NODOS REGIONALES, con sedes en distin-
tas Universidades Latinoamericanas.
Para cumplir con sus propósitos, la Red cuenta con un Coordinador General,
un Coordinador Alterno, una Secretaría Permanente y un Comité Directivo Promotor.
En principio los Nodos Regionales se integran con profesores e investigadores
de las Instituciones anteriormente mencionadas; sin embargo, en el año 2012, –con
motivo de la realización del III Encuentro Latinoamericano de Metodología de las
Ciencias Sociales, el cual se llevó a cabo en la Ciudad de Manizales, Colombia–, se
toma la decisión de conformar los Nodos por país. Es así como se constituyen, de
manera formal, el Nodo Regional Colombia y el Nodo Regional México.
Cada Nodo Regional organiza actividades propias (Seminarios, Talleres, Jor-
nadas) en su esfera de influencia, e invita a participar a miembros de otros nodos en
las actividades que organice, todo en el marco de la RedMet.
El cambio en la organización de los Nodos Regionales se debe a que en el
proceso para fortalecer la presencia de la RedMet, los profesores e investigadores que
participan en ella, redefinen sus tareas y compromisos frente a los eventos y trabajos
que se realicen en el marco de la Red.
22
los miembros de la RedMet decidieron abrir un espacio de reunión, con el propósito
de acercar a personas interesadas en temáticas epistemológicas y metodológicas de
la investigación en Ciencias Sociales. A este espacio de convergencia se le denomina
Encuentros Latinoamericanos de Metodología de las Ciencias Sociales (ELMeCS).
Para organizar actividades de mayor alcance regional, los Encuentros cuentan
con el apoyo de algunas Universidades de diversos países de América Latina, Centros
de Investigación y la participación de todos los Nodos Regionales.
Los Encuentros tienen lugar cada dos años; su realización tiene que ver con la
necesidad de construir un espacio académico para reunir a quienes tienen el interés de
interrogarse y discutir sobre los problemas sociales en América Latina y las formas en
las que se abordan; así como, el planteamiento de preguntas para la construcción de
objetos de investigación.
Más que llevar a cabo una labor descriptiva sobre lo que acontece en la reali-
dad Latinoamericana, se trata de hacer una reflexión crítica sobre los procesos históri-
cos en Latinoamérica, pero también, proponer alternativas de solución a los problemas
de la región.
La realización de los Encuentros, además de cumplir los objetivos de la Red-
Met, permite desarrollar un espacio de interacción entre los participantes, así como in-
tercambiar información y experiencias sobre el que-hacer metodológico de docentes,
investigadores, becarios y estudiantes de Ciencias Sociales.
Los Encuentros se han caracterizado por su convocatoria abierta a todos
aquellos interesados en los problemas de la metodología. En cada Encuentro hay un
eje o pregunta de discusión central sobre la cual se desprenden reflexiones de los
participantes11. Además,su condición itinerante, permite acercar a sus participantes
al conocimiento de las problemáticas que abordan colegas de otras regiones de Lati-
noamerica e identificar los rasgos comunes y específicos respecto los problemas de
investigación que se abordan.
Los Encuentros Latinoamericanos de Metodología de las Ciencias Sociales (ELMeCS)
que se han llevado a cabo son:
■V Jornadas de Sociología de la UNLP y I Encuentro Latinoamericano de metodología
de las Ciencias Sociales: Cambios y continuidades sociales y políticas en Argentina y
la región en las últimas décadas. Desafíos para el conocimiento social. Universidad
Nacional de La Plata (UNLP). La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina
■II Encuentro Latinoamericano de Metodología de las Ciencias Sociales: Continui-
dades, rupturas y emergencias de la investigación científica en América Latina. Uni-
versidad de Sonora (UNISON). Hermosillo, Estado de Sonora, México
11.Ibidem.
23
■III Encuentro Latinoamericano de Metodología de las Ciencias Sociales: Métodos
alternativos o críticos de la investigación en ciencias sociales. Construcción de op-
ciones metodológicas para las Ciencias Sociales. Universidad de Caldas–Universidad
de Manizales. Manizales, Departamento de Caldas, Colombia
Para cada Encuentro se organizaron mesas temáticas con profesores que venían
discutiendo sobre problemas como:
■El estado y desarrollo de la metodología en América Latina;
■La enseñanza de la metodología en el grado (Licenciatura) y posgrado (Maestría y
Doctorado);
■Avances en métodos cualitativos y cuantitativos;
■Perspectivas de articulación e integración metodológica;
■Cuestiones de medición y producción de datos;
■Problemas metodológicos específicos para investigar sobre pobreza, políticas públi-
cas, memoria y pasado reciente, discriminación, entre otros.
24
objetivos, su estructura, sus miembros, las Instituciones que la respaldan y difunde
el conjunto de actividades que lleva a cabo a través de los Nodos Regionales, entre
ellas noticias sobre los Encuentros, eventos, publicaciones, links y todos los datos que
puedan resultar de interés a los miembros. La dirección es http://redmet.fahce.unlp.
edu.ar/
Como productos de los Encuentros se realizó la publicación de una Memoria.
En ella se recopilan las ponencias de varios de los participantes en los Encuentros. Se
refleja la discusión contemporánea de la metodología; así como una propuesta sobre
las dificultades de acercarse al problema de cómo estudiar y explicar las emergencias
en América Latina.
La Memoria es un recurso pedagógico que da cuenta de las preocupaciones
relativas al campo de estudio de la metodología; así como, las formas de enseñar la
metodología, las cualidades que se deben desarrollar para poder construir el cono-
cimiento social y los espacios que se abren para compartir y discutir las formas de
abordar y explicar la realidad
■Memoria del II Encuentro Latinoamericano de Metodología de las Ciencias Social-
es: Continuidades, rupturas y emergencias de la investigación científica en América
Latina.
■Memoria del III Encuentro Latinoamericano de Metodología de las Ciencias Sociales:
Métodos alternativos o críticos de la investigación en ciencias sociales. Construcción
de opciones metodológicas para las Ciencias Sociales.
En las revistas se exponen los trabajos de miembros de la RedMet, además de brindar
una visión de conjunto sobre qué hacemos en América Latina en nuestros campos
académicos.
■Revista Latinoamericana de Metodología de las Ciencias Sociales (ReLMeCS)12
■Revista Latinoamericana de Metodología de la Investigación Social ReLMIS)13
En el contexto de las actividades de la Red Latinoamericana de Metodología
de las Ciencias Sociales se han realizado las actividades organizadas y realizadas en el
marco de los Proyectos PAPIME, los Seminarios, Diplomados, Foros, Cuadernos de
Trabajo y Libros organizados y vinculados con las actividades RedMet; las temáticas
que abordan están directamente relacionadas y encaminadas a resolver los problemas
y necesidades de revisión y actualización permanentes de los planes y programas de
estudio de las diferentes disciplinas que se cursan en la Facultad de Ciencias Políti-
cas y Sociales; que buscan proponer formas de solución a los distintos problemas de
la formación académica y de investigación en el área metodológica, no sólo de los
estudiantes y egresados de la Facultad sino también y, sobre todo, de los académicos
12.http://www.relmecs.fahce.unlp.edu.ar/
13.http://relmis.com.ar/ojs/index.php/relmis/index
25
e investigadores; en quienes recae, en gran parte, el peso de las limitaciones en la
formación, el egreso y el desempeño profesional de los estudiantes que se forman en
la Facultad. Estos problemas, fueron identificados en el diagnóstico para la revisión
y actualización de los Planes de Estudio de la Facultad14 ; y se enfrentan, con los re-
cursos, las formas y los medios al alcance, pero sin renunciar a la búsqueda de nuevos
métodos y estrategias para enfrentarlos y resolverlos15 .
El objetivo de realizar estas actividades es que los participantes conozcan la
especificidad del proceso de producción de conocimiento en las ciencias sociales, los
aspectos fundamentales del proceso de investigación en esta área de conocimiento,
apliquen dichos conocimientos en el desarrollo de sus proyectos de investigación y
sean capaces de enseñar a investigar16 .
Para cerrar este primer intento de comprensión sobre la labor desarrollada por los
miembros de la Red Latinoamericana de Metodología de las Ciencias Sociales, la
pregunta que considero importante abordar es: ¿hacia dónde va la RedMet en relación
con los desafíos que se plantean en los procesos de enseñanza aprendizaje de la me-
todología de la investigación social?
Esta respuesta se escribe a partir de revisar las temáticas de discusión que han
servido para realizar los Encuentros Latinoamericanos de Metodología de las Ciencias
Sociales (ELMeCS) y desde los cuales, puedo identificar los siguientes ejes episte-
mológicos y metodológicos, que dan cuenta de las necesidades de la formación de
los científicos sociales en Latinoamérica; y que además, cobran importancia como los
contenidos centrales de la reflexión sobre el rigor científico17 :
■Recuperar al sujeto investigador como eje central en la construcción del conocimien-
14.Para desarrollar este proyecto, a principios de 2003 se convocó a un grupo interdisciplinario de profesores de carrera, de
asignatura, técnicos académicos y alumnos de servicio social de los niveles de licenciatura y posgrado y a profesores de otras
instituciones públicas del país interesados en la docencia y la investigación en metodología de las ciencias sociales, para realizar
“un diagnóstico, una evaluación y una propuesta de rediseño del área metodológica del Plan de Estudios de la FCPyS” en Gal-
legos Elías, Carlos, et al. Cuaderno de Teoría y Metodología Número 1: Diagnóstico, evaluación y propuesta de rediseño del área
de metodología de los Planes de Estudio de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales 1997, Facultad de Ciencias Políticas y
Sociales, Septiembre 2005, México, p 15.
15.Cfr. Antonio Mejía Martínez, Reflexiones metodológicas y experiencia en el área de metodología, Ponencia presentada a
propósito del XXX Aniversario del Centro de Estudios Teóricos y Multidisciplinarios en Ciencias Sociales (CETMCS), Facultad
de Ciencias Políticas y Sociales, 22 de noviembre de 2012, México, p. 28.
16.Gallegos Elías, Carlos et al. (Coordinación Académica), Programa de los Diplomados de Formación de profesores
para la enseñanza de la investigación: Objetivos, UNAM, DGPA, PAPIME EN 308004, PAPIME PE302107, p.1
17. Cfr. Botero, Patricia; Mejía Martínez, Antonio; Retamozo, Martín (Coordinadores de la Mesa 14. Reflexiones epistémicas
sobre la construcción del conocimiento. Mesa para tesistas de posgrado), Relatoría de la Mesa 14. Reflexiones epistémicas sobre
la construcción del conocimiento (Mesa para tesistas de posgrado), Argentina-Colombia-México, 2012, p. 1.
26
to. El objetivo central es provocar momentos para que el investigador se atreva a
romper y rechazar las certezas y juicios previos que provocan distancia entre el sujeto
y su objeto;
■Revisar las formas predominantes de plantear y resolver problemas en las ciencias.
Dicho ejercicio permite identificar las miradas que obstaculizan la lectura de procesos
emergentes que las estructuras sociales, políticas, económicas y culturales excluyen,
pero que sus efectos sobre la realidad obligan a los científicos sociales a detenerse, re-
posicionarse y replantear las preguntas: qué estudiar, por qué y para qué estudiarlos;
■Intensificar los esfuerzos multidisciplinarios, interdisciplinarios y transdisciplinarios,
así como, avanzar en las acciones para constituir colectivos científicos que enfrenten
problemas y motiven la construcción de herramientas y métodos para abordarlos de
forma más comprensiva aquello que no es conocido, pero que existe un interés por
conocer cómo emerge, cómo se desenvuelve, hacia dónde se dirige y cómo insertarse
en ese proceso;
■Reflexionar y resignificar las categorías que se utilizan en las investigaciones abre
la posibilidad de asumir una actitud de conciencia histórica frente a la producción de
conocimiento científico de la sociedad y sus efectos sobre la misma;
■Reconocer la capacidad de potenciación de la labor científica, de la que se despren-
den la posibilidad de construir opciones de transformación para enfrentar desafíos
específicos de la realidad en América Latina
Dar cuenta de la labor de la Red Latinoamericana de Metodología de las Cien-
cias Sociales es reconocer un valioso intento por reforzar un área del conocimiento
social desde la cual podemos recuperar herramientas para fortalecer los intentos por
repensar esta región del continente desde sí mismo. Insertarse en esta discusión sig-
nifica resaltar los atributos de ser formados desde este campo del saber y que además,
exhibe el trabajo hecho para desarrollar las Ciencias Sociales Latinoamericanas. La
tarea de las nuevas generaciones de científicos sociales consiste en reconocer dichos
esfuerzos, pero también consiste en aprender a transmitir el oficio de investigar y por
lo tanto provocar reflexiones sobre el quehacer metodológico, cuyas herramientas de
pensamiento estimulan la capacidad creativa y de imaginación para formular distintos
escenarios de articulación social.
Por ello, aprender que la caja de herramientas abierta, está a la espera del
momento en que el investigador se atreva a romper y rechazar las certezas y juicios
previos que provocan una distancia entre el sujeto y su objeto. Así como, dejar claro
que la metodología de la investigación nos sirve para tener una visión más clara del
surgimiento y complejidad de los fenómenos sociales, proceso de conocimiento que
fortalece la visión del profesional en Ciencias Sociales.
27
Así que, los interesados por responder a las limitaciones históricas, teóricas, epis-
temológicas y metodológicas de la enseñanza e investigación en Ciencias Sociales
tienen un lugar para discutir estos desafíos.
Finalmente, entender que el cómo de nuestro quehacer es aquello que nos obli-
ga a construir puentes entre la teoría, los métodos y la realidad que se quiere entender.
Si bien realizar preguntas es una actividad constante en este oficio, la tarea investiga-
tiva no consiste del todo, resolver de fondo los problemas de injusticia social, sino,
aminorar el impacto de estos en nuestras sociedades; considerando, que lo hecho es
muestra de que nuestra labor camina con tropiezos, pero avanza y lo que se está por
hacer es muestra de los desafíos que rompemos para crear puentes entre una gener-
ación de científicos sociales y otra.
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31
Los desafíos que plantea al conocimiento social la construcción de futuro*
V
ivimos hoy un cambio de época y en consecuencia estamos ante la necesidad
de una auto-reflexión en las Ciencias Sociales. Con esta motivación tenemos
que hacernos cargo de algunas preocupaciones en torno del quehacer y futuro
de estas Ciencias, sin otro propósito que contribuir a abrir la mente a las inquietudes y
desafíos propios de nuestra responsabilidad intelectual.
Las transformaciones que han acontecido en los últimos años nos enfrentan
con desafíos para los cuales es probable que se requiera forjar nuevos conceptos. A
pesar de la gran acumulación de conocimientos, debemos estar alertas acerca de la ta-
rea de re-definiciones que hay que abordar para dar cuenta de los fenómenos, muchos
de ellos que han sido el cometido de estudios y reestudios durante largos periodos.
El desafío se puede formular como el esfuerzo por incorporar en el análisis a
la dimensión histórica de los fenómenos. El problema metodológico refiere al manejo
����
*Este artículo fue cedido generosamente para la formación de los estudiantes del Programa de Maestría en Enseñanza de las
Ciencias Naturales por el Dr Hugo Zemelman Merino; quien fuera distinguido miembro del Consejo Académico de este Pro-
grama, desde su constitución hasta la fecha de su fallecimiento
de los parámetros de tiempo y de espacio, así como lo que tiene que ver con la articu-
lación entre estos parámetros y el ritmo que presenta el fenómeno como acontecer. Es
parte del trabajo para abordar las complejidades de la realidad histórica que obligan
a concebir relaciones de conocimiento que no se agoten en las funciones cognitivas,
especialmente lo que se ha heredado del positivismo. Pensamos en una auto-reflexión
crítica que comprende diversos aspectos. El primero de éstos es tomar conciencia de
que el problema del conocimiento social no se puede discutir sin previamente resolver
si nos quedamos restringidos al ámbito de la ciencia, propiamente tal, o bien amplia-
mos la reflexión hasta el propio sujeto investigador. Lo anterior implica pensar que
el problema de las Ciencias Sociales no consiste exclusivamente en la naturaleza del
conocimiento, sino en el propio sujeto constructor. Por eso debemos detenernos en qué
ocurre con el pensamiento en el marco de estas disciplinas.
¿Es aplicable a las Ciencias Sociales lo que hace tiempo decía Husserl so-
bre las Ciencias Naturales, en cuanto que éstas estaban reduciéndose a una pura tec-
nología intelectual sin pensamiento? El desequilibrio entre el extraordinario desarrollo
técnico-metodológico y el escaso desenvolvimiento del pensamiento abstracto en las
Ciencias Sociales, en su expresión ya sea filosófica o bien epistémica, parece mostrar
una tendencia a exaltar el papel del saber hacer por sobre el saber pensar. El resultado
es una pérdida de su capacidad para colocarse ante la realidad en los distintos momen-
tos históricos de su desenvolvimiento, según diferentes ritmos temporales, ya sea al
interior de cada momento histórico o en su perspectiva longitudinal. Se desprende un
retraso respecto al devenir histórico de la sociedad, en la medida que se facilita la im-
posición de discursos formalmente estructurados pero a-históricos, los que disfraza su
naturaleza ideológica bajo la apariencia de una cientificidad que pretende dar cuenta
de los fenómenos en el momento actual.
Una manifestación de esta pobreza es el indiscutible divorcio entre las prác-
ticas de investigación y los discursos filosóficos y epistémicos. Divorcio que permite
que coexistan un acelerado desarrollo tecnológico con una inocultable pobreza con-
ceptual, la cual se hace evidente cuando se pretende abordar el desafío de la comple-
jidad de los fenómenos de la sociedad contemporánea. Ya que no es otro que poder
pensar los fenómenos sociales como fenómenos históricos, lo que supone incorporar
al sujeto que está detrás de las estructuras e instituciones. De ahí que sea indispen-
sable profundizar en las distintas prácticas sociales que se correspondan a los ámbitos
problemáticos de las distintas disciplinas científicas.
Por lo anterior, pensamos que debemos desplazar la discusión desde el discur-
so al sujeto pensante para enfrentar distintos desafíos. En primer lugar, la pérdida del
lenguaje que se da concomitantemente con un empobrecimiento en las concepciones
34
sobre la realidad. Habría que llevar a cabo un análisis en profundidad de las con-
cepciones de realidad implicadas en el lenguaje de las técnicas, ya que tenemos que
preguntarnos si estos lenguajes enriquecen el pensamiento, o más bien, lo disminuyen
sacrificándolo a la capacidad de operación.
La discusión tiene relación con el predominio, en las Ciencias Sociales ac-
tuales, de la idea de objeto sobre la de mundo como concepción de realidad. Se vincula
con la cuestión del sentido que tiene conocer enfrentando la lógica de apropiación de
la realidad, que la circunscribe a la condición de simple objeto. De este modo no se
toma en cuenta el momento histórico en que vive el sujeto y que lo envuelve como
contorno, pero que además le confiere al objeto una dimensión mayor que la de simple
artefacto de manipulación cognitiva o práctica.
En efecto, en el marco de la lógica del objeto casi no tiene significado plantearse
el sentido que tiene conocer, pues se agota en la simple apropiación del objeto. Y que
en el plano formativo, tanto profesional como científico, se traduce en que la orga-
nización de la información tiende a reducirse a una constelación de temas. Pero que si
afrontamos la necesidad de abordar una construcción social, entonces estamos obliga-
dos a responder a la cuestión del sentido desde un espacio más amplio que el del objeto
“disciplinario”. En este sentido estamos colocados en el ángulo de la capacidad del
sujeto para insertarse en el momento histórico mediante el acto de comprenderlo. Pero
que, en definitiva, es la condición para la definición de cualquier objeto de estudio.
Desde esta óptica, se plantea como relevante lo que concierne a la situación
contextual del investigador. Está claro que la ubicación institucional puede facilitar o
dificultar las tareas anteriores; lo que se manifiesta en el juego entre perfiles como el de
ser profesional o el de ser pensador. En el trasfondo se plantea que tener sentido exige
de un acto de pensar que trascienda los límites del quehacer técnico profesional.
Pero ocurre que el investigador no está entrenado para la construcción del
pensamiento, pues en el proceso de su formación se ha puesto la atención, antes que
nada, en el manejo del conocimiento ya codificado. Sin embargo, como no es lo mis-
mo saber (en la acepción de controlar) que pensar (como la capacidad de romper con
los límites de lo establecido) tenemos que plantear la pregunta sobre cómo estimular
la disposición a pensar, especialmente cuando lo que se privilegia es simplemente
la capacidad de hacer (vgr. creación de información, sistematización, corroboración,
proyectar).
En el marco de este planteamiento, la disposición a pensar está ligada a la
necesidad de futuro que se puede plasmar en desafíos de-ontológicos, tanto en el plano
individual como social. Un científico sin necesidades histórico-existenciales enfrenta
el peligro de terminar por reducirse a labores instrumentales, a veces sofisticadas y
35
sutiles, pero supeditado a los requerimientos problemáticos que plantean otros suje-
tos; por lo general, su responsabilidad se circunscribe a describir y, cuando puede, a
proyectar, aunque incapacitado de ahondar en lo más profundo de las circunstancias
del momento.
En la situación que describimos se encuentran, por lo general, los científicos
que convierten a la dominación en el espacio de su propio sentido histórico-existen-
cial, por lo que asumen los parámetros impuestos como los propios de la cientificidad.
Lo dicho tiene consecuencias en los modos de apropiación del conocimiento acumu-
lado que no pueden estar exclusivamente mediados por la cantidad de información
que el investigador pueda disponer, ya que conlleva el riesgo de una utilización lineal
y mecánica que no garantiza tener claro el sentido, no formal, para el que se requiere
su uso. Se deja fuera la significación histórica que tiene el conocimiento en lo que res-
pecta a su potencialidad para impulsar, o dificultar, variadas opciones de construcción
social.
Nos parece que debe estar fuera de discusión que la apropiación del cono-
cimiento tiene que obedecer a una visión de alternativas de construcción social, par-
tiendo de lo necesario y posible de reconocerse en un momento. De ahí que el empleo
del conocimiento, requiere considerar a los temas como partes de un cuadro pro-
blemático. Lo dicho es lo que no ocurre cuando el tema es definido por derivación de
premisas teóricas, o bien, cuando el problema social que se estudia es des-contextua-
lizado para reducirlo a objeto posible de teorización. Por eso la importancia que tiene
la capacidad del investigador para comprender el momento histórico en el que se de-
fine el problema.
Pero esta inserción en el momento consiste en la capacidad de pensar históri-
camente; como un pensar no-instrumental, pero que sirve de antecedente a cualquier
esfuerzo de operacionalización. Representa el esfuerzo por reflejar al conjunto de las
circunstancias que conforman al momento.
En este sentido, una mayor o menor riqueza de concepciones sobre la realidad
socio-histórica, si se pierde su riqueza por el esfuerzo de darle prioridad a la capacidad
operativa, empobrece la capacidad de pensar reduciendo el momento a simple ob-
jeto. El pensamiento queda refugiado en el simplismo que se justifica con argumentos
técnico-operativos, que no hacen sino ocultar lo que permanece subyacente: por lo
general, la aceptación de los parámetros dominantes como ángulos naturalizados de
lectura.
El otro desafío concierne a la formación de los científicos sociales. Cabe hacer
la distinción entre profesional e intelectual. En la medida que se debilita la capacidad
de crear pensamiento, enfrentamos la posibilidad de mayor efectividad de operar pero
36
sin saber de qué realidad se trata. Ello porque se descuida la construcción del pen-
samiento para limitarnos a una esfera, importante pero secundaria, que en el mediano
plazo terminará por convertir a los científicos sociales en simples técnicos. Disciplinas
tan importantes en la formación intelectual como historia de la ciencia, filosofía, teoría
del conocimiento, lógica, sin considerar la urgente inclusión de las enseñanzas prove-
nientes de los lenguajes simbólicos, o de los no-paradigmáticos, han quedado exclui-
das de las estructuras curriculares, no solamente en el nivel licenciatura, sino también
en los posgrados.
Por consiguiente, se hace imperativa una modificación de los currículos pero
también de las prácticas docentes a nivel universitario. Es preciso incorporar al in-
vestigador a labores docentes de modo más sistemático que lo que se observa en la
actualidad; aunque a la vez ser cuidadosos de que el problema no se resuelve con la
simple masificación de maestrías y doctorados. Por el contrario, se plantea la urgen-
cia de re-discutir los criterios por los que un programa universitario puede ser consi-
derado de excelencia. Pensamos que deba concentrarse la atención en verdaderos po-
los inter-institucionales regionales de formación científica, en forma de aprovechar
mejor los recursos y romper, simultáneamente, con el monopolio que algunas
instituciones académicas tienen en cuanto a imagen de altos niveles académicos.
Se plantea la contradicción entre las necesidades de la formación y las exigen-
cias de eficacia de las instituciones académicas y de financiamiento. La contradicción,
a veces aguda, entre los parámetros que sirven para definir las políticas de apoyo a
la investigación, con fuertes sesgos instrumentales, frecuentemente de corto plazo,
con la necesidad del proceso de construcción de conocimiento, puede conformar una
situación de esterilidad en la producción académica, en cuanto no se equilibren las
exigencias instrumentales con las propias de la búsqueda de lo nuevo, que no siempre
se resuelven mediante los expedientes exclusivamente técnico-metodológicos.
Estamos en presencia de problemas contextuales que requieren estimular la
imaginación creativa, que, en el corto plazo, puede entrar en conflicto con los paráme-
tros de productividad de las instituciones de asistencia. Se puede decir que, sin menos-
cabo de la necesaria asistencia financiera, podemos fijarnos una premisa ética: re-
valorar en el proceso de investigación a la imaginación más que al presupuesto.
De no remediarse esta tensión se enfrenta el peligro de que las Ciencias So-
ciales se restrinjan a simples descripciones, aunque procurando, en algunos casos,
eventuales proyecciones, pero sin la seguridad de estar profundizando más allá del
plano estrictamente morfológico de la realidad. Con lo que se descuida la tarea más
importante del conocimiento socio-histórico: descubrir alternativas desde las poten-
cialidades ocultas de la realidad.
37
Al renunciar a esta responsabilidad las Ciencias Sociales en su conjunto, (val-
ga destacar las excepciones, que afortunadamente siempre están presentes), quedarían
encerradas en los parámetros de lectura que impone la dominación en su capacidad de
mirar la realidad circundante. Entendemos por dominación la visión de realidad y de
sus posibilidades vinculadas a las exigencias de las políticas dominantes, no en una
acepción coyuntural sino estructural y de largo tiempo; pero que representan, como
debería ser obvio para todos, solamente una lectura entre otras plausibles de las cir-
cunstancias.
No obstante, no se puede desconocer que el trabajo científico social puede es-
tar circunscrito a estos parámetros para determinar las viabilidades de las políticas per-
tinentes, lo que no excluye que también pueda problematizarse la lectura que imponen
mediante otras propuestas que enriquezcan la visión acerca de la sociedad y de su
futuro desenvolvimiento. Más que nunca, hoy, es indispensable este esfuerzo de deve-
lamiento crítico-propositivo, en los países latinoamericanos que aparecen aplastados
por un discurso único con pretensiones de una verdad válida para todos, cualquiera sea
la situación económica y social de los sujetos.
No podemos dejar de plantear la inquietud en torno de si el científico social
tiene o no un compromiso valórico con el futuro, como claramente lo tuvo en déca-
das anteriores, primero con el meta-discurso del desarrollo, y después con el de la
liberación. ¿Tiene acaso fuerza movilizadora del espíritu de la comunidad académica
el discurso actual sobre la democracia; o, mejor aún, el de la globalización? ¿O, por
el contrario, su falta de utopía encierra a los investigadores en posturas carentes de
compromiso trascendente, que, en el mejor de los casos, los lleva a encontrar salida en
posiciones intelectuales estrictamente pragmáticas? ¿Desde qué proyectos de futuro
se construye hoy el conocimiento socio-histórico? ¿Estamos siquiera alertas ante los
desafíos y peligros que nos acechan en el momento histórico que nos determina?
Desde esta perspectiva, tenemos que plantear los problemas epistémicos-me-
todológicos que permitan estar en condiciones de un más fecundo abordaje de la com-
plejidad real que nos rodea. Entre estos desafíos debemos destacar, en primer lugar,
la crisis de los límites disciplinarios. ¿Es posible seguir trabajando según un modelo
de conocimiento organizado en disciplinas particulares? ¿O debemos enfrentar una
drástica modificación que haga posible respuestas que, rompiendo con los paráme-
tros dominantes, tanto ideológicos como teóricos y metodológicos, permita abordar
la tarea propia del conocimiento social: ver lo sabido y establecido desde fuera de sus
límites y aventurarse por nuevos caminos?
38
2. Memoria y proyectos emergentes en América Latina
39
problema consista en tomar conciencia de los alcances políticos, sociales y culturales
que tiene la construcción de la sociedad ceñida al empleo de técnicas productivas y
eficiencias competitivas.
A pesar de enfrentarse hoy una creciente tensión en la relación con las ge-
neraciones más jóvenes, no se observa ninguna política sistemática orientada hacia
ellas. Aparentemente se está gestando una contradicción entre la elevación del nivel
de escolaridad y de mayor profesionalidad, considerando las mayores oportunidades
de estudio del segmento de la población joven, con la pobreza de oportunidades ocu-
pacionales que ofrece el actual modelo económico. Lo anterior sin tomar en cuenta a
los jóvenes que no tienen oportunidades de estudio, con la consiguiente afectación en
la subjetividad social “juvenil”. Ambas situaciones son el germen de grandes frustra-
ciones que pueden tener distintas consecuencias políticas y sociales para el futuro.
En este sentido, adquiere verdadera trascendencia la afirmación de Lakatos
cuando sostenía que el progreso del hombre fue posible porque la razón se había
atrevido a pensar en contra de la razón. Lo que representa una expresión de la propia
liberación de sí mismo; aunque para ello se requiera de un compromiso ético que nace
de creer en lo que se hace, porque tiene un sentido de trascendencia.
Durante años hemos estado desarrollando una postura para acercarnos a una mejor
lectura de la realidad histórica. Sin que ello signifique abandonar los libros o la infor-
mación teórica, procuramos organizar un modo de organizar el pensamiento que per-
manezca abierto a un rasgo fundamental de la historia: su naturaleza profundamente
dinámica transformable que resulta de un entrecruzamiento de procesos heterogéneos
en momentos determinados; los cuales, no pueden comprenderse sin la incorporación
de los sujetos.
El esfuerzo obliga a un ejercicio en la construcción de conceptos. La dinámica
de los hechos obliga a estar atentos a su devenir, pues es frecuente el desfase de los
conceptos respecto de lo que se busca nombrar con ellos. No se trata de atrapar la
realidad de las circunstancias mediante una red de conceptos que, a pesar de la forma
impecable del discurso, no son adecuados por el desajuste entre la carga de significa-
dos que traen consigo y las exigencias de los procesos históricos.
Debemos tomar distancia de las circunstancias para poder resolver lo que en-
tendemos por sus exigencias. Estas pueden ser abordadas desde distintos planos de
abstracción, aunque debemos facilitar su organización a partir de explicitarlos. Pro-
blemática que ha sido el cometido de nuestras preocupaciones desde hace bastante
40
tiempo, pero que, considerando la pérdida de los hábitos en el pensar abstracto, mu-
chas veces se dificulta su comprensión. De ahí que nos propongamos este trabajo ori-
entado a facilitar el manejo de lo que hemos denominado pensar categorial.
Podríamos decir que el pensar categorial es la forma de pensar el presente en
términos de sus potencialidades. Y ello a partir de cuatro categorías fundamentales que
tienen sus propios movimientos internos y de conjunto. En primer lugar, la historici-
dad que se refiere a las exigencias de tiempo y de movimiento, en un momento dado,
que es lo que entendemos por presente potencial en tanto espacio de uno o múltiples
sujetos.
El momento se corresponde con un concepto de relación dinámica heterogénea
que requiere de un recorte de realidad apropiado a sus exigencias. Es la función que
consideramos que cumple la categoría de articulación, por cuanto refiere a un doble
movimiento: el interno al momento que refleja al conjunto de las relaciones que se dan
entre niveles de la realidad; pero también a la dinámica que refleja el hecho de que el
momento se ubica en una secuencia en el tiempo longitudinal.
Por lo que decimos, la articulación cumple la función de mostrar los nudos de
relaciones entre diferentes niveles, los cuales pueden contener potencialidades ma-
yores donde la intervención de la práctica pueda tener mayores efectos multiplicado-
res. No obstante, lo que decimos dependerá de otras condiciones, podría ser la pre-
sencia de sujetos con capacidad de intervención o las de aquellos que actúan desde las
necesidades que les plantean los proyectos que le confiere sentido a sus acciones. Es
la función que puede cumplir la categoría de potencialidad.
Es importante plantear que la capacidad de potenciación de los sujetos se tra-
duce en plasmar realidades, lo que dependerá de la relación del sujeto con las cir-
cunstancias del momento, pero también de la relaciones entre los sujetos. Reconocer
las potencialidades del momento, así como sus limitaciones, es la función de la coyun-
tura. Pero para reconocer la naturaleza del momento en todas sus fuerzas, se requiere
que el acto de pensar se organice desde un cierto distanciamiento respecto de las cir-
cunstancias. Para ello no puede el acto de pensar restringirse al ámbito de un objeto
preciso, determinado y perfectamente delimitado, sino que sea parte de una situación
incluyente de niveles en vez de restringirse a un recorte excluyente de niveles; por
el contrario, se requiere que revista la amplitud de un horizonte de posibilidades con
sentido para diferentes sujetos.
En esta dirección se plantea que las categorías con que se organice el pen-
samiento constituyan ámbitos de realidad, tanto de orden general como también ámbi-
tos en los que los sujetos sociales y el propio investigador reconozcan posibilidades de
experiencias. Por lo que, nos enfrentamos a un doble juego: el propio de las asevera-
41
ciones sobre lo definido como realidad “objetiva”; y el propio de la constitución de
abstracciones con las que abordar realidades dadas o emergentes, como campos de
experiencias, esto es, como desafíos de intervención, no solo de conocimiento o de
constatación.
Hay que dar cuenta de cómo el acto de pensar y conocer compromete la sub-
jetividad del sujeto; pero, a la vez, se plantea que la realidad histórica se tiene que
leer como sucesivas coyunturas, en el sentido de responder la lectura a desafíos de
construcciones de sentidos que trascienden el mero acto de dar cuenta de la situación
como simple constatación.
Se plantea la necesidad de llevar a cabo ejercicios de lectura de la realidad en
las que estas categorías tengan presencia, sin que el discurso se refiera a ellas como
abstracciones lógico-epistémicas; más bien, hacer el esfuerzo para que asuman su
presencia como posibilidades de realidad que, para su concreción, requieren de un
conjunto de relaciones que las caracterizan. Esperamos que de este modo se pueda
llegar a tener una mejor comprensión de su lógica.
C. Problemas metodológicos.
42
inserción en un campo de múltiples relaciones. Es la función propia de la exigencia de
historicidad que plantea el momento.
En esta dirección, se pone de manifiesto que la especificidad no es simple-
mente la complejidad concebida en términos de cantidad de información posible de
procesarse, en relación con un fenómeno, o de un conjunto de fenómenos, sino que
constituye la función analítica determinada por la articulación histórico-concreta del
fenómeno, en tanto esta expresa al momento como marco hermenéutico para el análi-
sis.
En consecuencia, la elaboración de la información cuantitativa o cualitativa
tiene que ser construida, no desde el fenómeno definido como objeto aislado, sino
desde su condición de componente de una articulación gestada por el momento históri-
co; por consiguiente, no se puede prescindir de un horizonte de relaciones necesarias.
De ahí que la articulación desde el momento sea la premisa para ubicar en un contexto
al fenómeno disciplinariamente definido como objeto. Es la condición necesaria para
conferirle una significación teórica que sea históricamente pertinente.
La consideración de un fenómeno desde su articulación en un momento obliga
a definir a este en sus relaciones constitutivas. Planteamiento acerca de lo constitutivo
que es congruente con la exigencia de concebirlo en movimiento, lo que lleva a dis-
cernir en el propio fenómeno una doble condición: por una parte, la de estar determi-
nado aunque simultáneamente, de otra parte, la de determinar; en otras palabras, estar
incluido en un ámbito de relaciones, pero también la capacidad de incluir por sí mismo
otras realidades.
De esta manera, nos ponemos en alerta acerca del peligro de considerar al
fenómeno como simple producto perdiendo su dimensión de producente. Lo dicho
es un requisito fundamental si estamos conscientes en que las Ciencias Sociales se
apoyan a la vez en una realidad dada y en una realidad todavía no producida, pero que
es creada por los propios hombres.
Por último, en la medida que la realidad socio-histórica está muy vinculada
con la práctica humana, individual y social, obliga a un constante esfuerzo por desci-
frar los límites (que pueden ser teóricos, ideológicos o axiológicos) en cuyo espacio el
fenómeno que se quiere estudiar reviste un significado particular.
Los límites a que aludimos expresan las opciones sociales desde las cuales se
construye el conocimiento; por lo tanto, suponen entender la realidad desde el cómo
y para qué construirla en una dirección determinada. Es relevante lo que decimos
cuando observamos que los parámetros, que en general se imponen sin mediar muchas
veces conciencia alguna del investigador, son los que constituyen el poder. Su impor-
43
tancia consiste en conferirle a los fenómenos el estatus de reales; más aún con los que
se pretende establecer una identidad como excluyentes de otras posibles visiones de
los mismos.
El conjunto de estas consideraciones se traducen en la urgencia por revisar
los límites en los que se construye el conocimiento, de manera particular el discurso
disciplinario. Es un hecho que el concepto de disciplina se queda corto comparado con
los desafíos que nos hemos planteado, pues estos exceden sus límites en la medida que
rompen con la lógica de objetos compartimentalizados.
En razón de lo anterior consideramos que la discusión epistémico-metodológica
conlleva la necesidad de revisar el concepto de disciplina, incluso el de ciencia y
de racionalidad. No hay duda de que el sistema clasificatorio de las ciencias, que
hemos heredado del siglo XIX, es insuficiente para abordar la cuestión relativa a la
historización de los fenómenos, a sus movimientos internos y a concebirlos como
espacios de potenciación. Por consiguiente, se impone un debate que no puede estar
restringido a los parámetros de la lógica centrada en objetos disciplinarios, pues más
bien se trata de avanzar en el conocimiento de los dinamismos constituyentes de los
fenómenos, así como en la pertinencia del momento histórico.
44
En verdad, se tiene que pensar en un programa de investigación epistémico-
metodológico que garantice poder avanzar hacia una renovación en los modos de
construcción del conocimiento, y, por consiguiente, con la capacidad de estimular un
cambio en los programas de formación de los científicos sociales, a menos que este-
mos de acuerdo en que estas ciencias se terminen por reducir a simples técnicas.
En consecuencia, se desprenden de lo anterior muchas líneas de reflexión en
términos de la definición de temas de investigación y los correspondientes desafíos de
formación en espacios tanto académicos como no académicos. Pensamos que el lugar
del pensamiento social es el propio del bloqueo histórico que paraliza al pensar en
estructuras burocratizadas, lo que hace imposible o difícil abrir el pensamiento para
concebir la posibilidad de otros mundos.
En esta oportunidad, nos ocupamos de los problemas que tienen directa re-
lación con los dos ejes que orientan nuestra reflexión: apropiación de la memoria y
necesidad-proyecto de futuro. En esta dirección, surgen dos cuestiones fundamen-
tales: I) problemática de un programa de investigaciones concretas; y II) cuestiones de
formación de los científicos sociales.
Comencemos por aclarar que el pensamiento se organiza desde espacios que resultan
de luchas entre sujetos. No es concebible ninguna realidad fuera de estas circunstan-
cias, lo que obliga a repensar lo que significan las estructuras y las instituciones desde
la perspectiva de las presiones que pueden ejercer los distintos sujetos. Y que obliga a
diferenciar entre los espacios de las estructuras e instituciones de los espacios asocia-
dos a la dinámica de proyectos posibles. O, en otras palabras, a distinguir entre lo que
son los productos del quehacer de los distintos sujetos y las dinámicas constructoras
que pueden desplegar los sujetos: entre los tiempos y espacios de lo construido y los
tiempos y espacios de las capacidades de construcción.
En esta dirección, tenemos que pensar, por ejemplo, a la democracia tanto
como conjunto de instituciones, mecanismos de representación, participación y de-
cisión, como siendo espacio de nuevos proyectos sean estos políticos, económicos,
sociales o culturales. Pensar la democracia no solamente como una construcción dada,
sino, además, como espacio que contiene su propio movimiento, el cual depende de
la correlación de fuerzas que sea capaz de contener. Desde esta perspectiva, se podría
considerar que los espacios de las estructuras y de las instituciones, los espacios insti-
tuidos y sometidos a cierta estabilidad, son los propios del pensar teórico clásico, pero,
45
a la vez, estar vigilantes de su emplazamiento en determinados parámetros que llevan
a mal interpretarlos como universales e inamovibles.
De lo que decimos se desprende la necesidad de historización de la realidad a
partir de los tiempos y espacios que denominamos de gestación y los tiempos y espa-
cios de lo consolidado. En nuestra opinión, se corresponden con la diferencia entre el
conocimiento de lo dado-establecido y el conocimiento del movimiento de lo necesa-
rio como lo posible de concretarse en algo tangible, medible, estructurado.
Esta distinción permite no quedar atrapados en significados asociados a reali-
dades producidas-dadas, de modo de no convertir esas realidades en modelos que blo-
quean al pensamiento en universos semánticos que se imponen como únicas versiones
de la realidad de un fenómeno.
El mejor ejemplo lo encontramos en las realidades a que se refiere la teoría
económica, negando por definición la posibilidad de darles otro nombre o signifi-
cado. Tenemos el caso de la pobreza, el crecimiento, el empleo-desempleo, el con-
cepto de oportunidad y de progreso, innovación, vulnerabilidad, etc., que aprisionan
al pensamiento en una suerte de bloqueo teórico, pero en el fondo profundamente
ideológico que nos lleva a la impotencia de pensar una realidad diferente. Lo mismo
pasa con otras teorías, como en el caso de la teoría política en torno de conceptos como
democracia, participación ciudadana, poder, pluralidad, sociedad civil que terminan
atrofiando la realidad, o, mejor dicho, cosificándola en contenidos particulares que no
son sino expresiones de determinadas visiones de la realidad propias de determinados
sujetos sociales y de sus exponentes intelectuales.
Un modo de enfrentar el problema es romper con la tendencia a utilizar con-
ceptos substantivos ontologizados, por el contrario, usarlos en términos dinámicos
como podría ilustrarnos hablar no de pobreza, sino de empobrecimiento o no empo-
brecimiento; hablar no de crecimiento, sino de empleabilidad; no de oportunidades,
sino de márgenes de construcción de proyectos; no de vulnerabilidad, sino de situación
de inserción o de exclusión en la economía.
En esta misma dirección, puede ocurrir con conceptos como democracia, trans-
formados en verdaderos íconos conceptuales, en lugar de hablar de democratización
y los límites de ésta; en lugar de hablar de participar, hablar de la capacidad de ser
sujeto activo; en lugar de poder, hablar de la capacidad para resolver entre opciones;
en lugar de ciudadanía, hablar de la posibilidad de articular lo personal con lo social;
en lugar de pluralidad, hablar de la posibilidad de influencia de los mundos de vida en
lo social atendiendo a sus posibilidades y limitaciones; en lugar de igualdad hablar de
la capacidad compartida para decidir entre opciones de vida, etcétera.
46
En este marco discursivo, cabe reflexionar los temas de la época, como en al-
gún momento lo fueran los juegos de caballeros y su concepto del amor cortés, como
lo es hoy el tema del mercado. Pero no hacerlo como un universal racional que es lo
que ocurre cuando un mecanismo estrictamente económico se extrapola a todos los
ámbitos de la vida, incluyendo el cultural, pues entonces se transforma en patrón or-
denador de la vida entera. Es lo que se manifiesta en la llamada mercantilización de la
subjetividad: una particular lógica, la económica, se convierte en lógica que domina
todos los ámbitos, necesidades y sentidos de los mundos de vida.
La cuestión de fondo es la relación que se establece entre “objetividades” /
“estructuras” / “instituciones” y “mundos de vida”/ “necesidad de vida”/ “sentido”
como expresión de los espacios de definición de los proyectos de realización de los
individuos. Pues ha sido bastante generalizado el hecho de que el pensamiento críti-
co, orientado al cambio social, no cuidará suficientemente que los cambios sociales
pueden cristalizar o no espacios de vida, en la medida que tiende a encuadrarse en un
razonamiento esquemático, en un causalismo lineal, que lleva a sostener que los cam-
bios sociales, por sí mismos, definen posibilidades de vida para todos los sujetos. Por
eso nos hacemos preguntas como las siguientes: ¿Cómo crear estos mundos de vida?,
¿Desde qué condiciones y necesidades?, preguntas que nos llevan a abordar la relación
entre lo macro y lo micro, relaciones que tienden a soslayarse porque se resuelven li-
nealmente desde el nivel macrosocial con el argumento de que como tal, determina las
posibilidades microsociales.
La preocupación por discutir esta confusión tiene relación directa con el papel
que se ha negado al individuo en los procesos históricos. Por lo general se ha partido
de la concepción de que el comportamiento individual es simplemente resultado o
efecto de los cambios que tienen lugar en el ámbito macrosocial de las estructuras. Y
quizás tengamos que recuperar una forma de abordar el proceso de los cambios desde
la preocupación por el hombre concreto, en tanto protagonista de estos, desde sus pro-
pios espacios de vida.
Como se ha sostenido en algunos debates políticos en el continente nos hemos
preocupado por las masas, por el pueblo, y al final nos despreocupamos del individuo,
de lo que siente y de lo que sufre, ¿Los procesos de cambio, acaso, no requieren
de personas alegres, comprometidas en su afectividad, vitales, no solamente lúcidos,
con la disposición de autotransformarse?, ¿Cuánta esquizofrenia oculta hay entre el
compromiso público por el cambio y un profundo retraimiento en lo más íntimo de la
persona?
En relación con la cuestión del individuo en la historia cabe plantear el peligro
que supone el rescate del individuo con prescindencia de una clara concepción de que
47
este siempre está historizado, que forma parte de pertenencias sociales, por cuanto
cuando hablamos de individuos en la historia estamos pensando en un individuo en
situación de relación con otros; lo que está siempre en proceso de cambio, pues de
lo contrario, estaríamos entendiendo al individuo como un simple fenómeno natural
inmodificable, ajeno a la historia como lo pretende la teoría económica neoliberal en
la formulación de Von Hayeck.
En cualquier tema que se elija encontramos una conjugación de racionalidades
que pueden ser muy distintas. Es lo que plantea la racionalidad económica frente a
otras, como ser las racionalidades que se plasman en los patrones culturales. El pro-
blema estriba en que, con base en una lógica de orden-poder, se termina por reducir
a las diversidades de racionalidades de la vida a una única racionalidad dominante,
como lo es en la actualidad la racionalidad asociada a la mercancía. Por eso, cuando
hablamos de democracia, nos tenemos que plantear las posibilidades de su desenvolvi-
miento, esto es, de una creciente democratización que no puede concebirse rompiendo
con los mundos de vida de las personas. En verdad ¿Cuánta democratización acepta
la democracia? Desafíos como estos son los que obligan al esfuerzo de colocarse ante
las morfologías de lo real, de su empiricidad y contingencia, que por inercia tecnológi-
ca nos encuadra, querámoslo o no en una constelación de realidades estrictamente
tematizadas: estos es, en los límites de la lógica de objetos.
Hemos sostenido que los temas que pueden ser los propios de las Ciencias
Sociales se ubican en espacios que resultan de la relación entre sujetos y sus contra-
dicciones, que pueden darse en diferentes planos. Es por ello, que decimos que es
importante distinguir entre situaciones de gestación y de desenvolvimiento respecto
de los espacios de empate, equilibrio o estancamiento. Su reconocimiento es funda-
mental para determinar posibilidades de cambios sociales, aunque ello dependerá en
última instancia de la naturaleza del campo de fuerzas que, desde el inicio del proceso
de investigación, se transforma en un campo problemático desde el cual se organiza el
ángulo de mirada de cualquier tema.
Las reflexiones anteriores refieren a las dinámicas constituyentes que tienen
que asumirse y resolverse, a partir de plantearse previamente cuestiones epistémicas
antes que comprometerse en definiciones de contenidos, la mayoría de las cuales es-
tán relacionadas con la capacidad del investigador para formular preguntas desde la
exigencia de objetividad que configura el campo de fuerzas, cuidando de no perderse
en dos extravíos opuestos pero igualmente peligrosos: el individuo abstraído de sus
circunstancias históricas, o el colectivismo social carente de individuos, así como de
los estructuralismos.
48
Estamos ante los desafíos de momentos que contienen una diversidad de nive-
les que configuran sus tiempos y espacios que cumplen la función de exigencias de
apertura de pensamiento, en el sentido de incorporar la complejidad en que el tema que
interesa está situado contextualmente; ya que resulta bastante evidente que cualquier
tema requiere formularse atendiendo a exigencias de niveles y de momentos.
Se pueden diferenciar distintas modalidades para la determinación de un tema,
tales como:
a. Un tema puede ser definido en términos de una delimitación particular;
b. El tema puede asumirse en términos de relaciones en una determinada dirección;
c. El tema puede determinarse en una relación abierta en varias direcciones;
d. En un plano más complejo, puede darse la determinación de un tema como articu-
lación con capacidad de inclusión de diferentes niveles y momentos de realidad;
e. Por último, el tema puede ser una articulación que en vez de incluir, está incluido en
otra articulación más compleja.
Si se trata de poner ejemplos que sirvan para aclarar lo que decimos, podríamos
pensar en las siguientes modalidades para determinar un tema en problema. Pensemos
en un ejemplo como la pobreza. El ejercicio podría darse en los siguientes términos:
a. La pobreza se puede definir como carencia de ingresos económicos suficientes para
comprar la canasta básica;
b. La pobreza resulta una condición de vida que, por la insuficiencia económica aso-
ciada, tiene consecuencias sobre la integración familiar;
c. La pobreza como condición de vida se asocia con patrones de resignación y/o de
agresividad que socialmente se pueden corresponder con modos de vida apáticos, in-
diferentes o anti-sociales;
d. La pobreza determina un estilo de vida que puede conformar modos de pensar lo
social desde una cierta capacidad de resistencia, aunque también,
e. La pobreza se puede vincular con determinadas políticas de exclusión que, a su vez,
son expresión de un modelo de desarrollo económico.
Valga lo que decimos como ejercicio respecto de la complejidad que tiene
enunciar un tema, asumiendo, en cada una de estas enunciaciones, diferentes connota-
ciones según sea la complejidad del recorte. Es válido lo que decimos, para abordar
cualquier tema, como puede ser el propio caso del Estado, de la dominación, de los
patrones culturales, de la violencia o de la marginación.
Nos colocamos ante la necesidad de estar alertas respecto de la morfología
social, ya que desde lo aparentemente empírico se pueden llegar a derivar cuestiones
complejas, que pueden incluso invalidar el significado de las estadísticas, desde luego
del sistema de indicadores mejor construido. En verdad, ¿De cuántas pobrezas estamos
49
hablando?, ¿De cuántas solidaridades?, ¿De cuántas participaciones?, ¿De cuántos
crecimientos y desarrollos?, ¿De cuántos equilibrios?, ¿De cuántas marginaciones?,
¿De cuánta vulnerabilidad?, ¿De cuántas violencias?
Todo lo dicho remite al imperativo de no dejar de considerar la pertinencia
histórico concreta que puede representar el contenido de un enunciado; de ahí la im-
portancia de saber preguntar.
F. Cuestiones de formación.
50
rio y de asertoria, lo que dificulta la construcción de enunciados abiertos a diferentes
predicados; pero en particular para incorporar las exigencias modales que, en el caso
particular de las materias histórico-sociales, requieren de mayor sutileza y de mati-
ces, muy propio de aquello que está en movimiento y que no obedece estrictamente a
una lógica de previsibilidad. De ahí que se haga necesario enriquecer nuestra sintaxis
liberándola de la obsesión por lo claro y coherente, no obstante, para lo cual puede ser
importante un análisis cuidadoso de las lógicas modales, ya que pueden contribuir a
enriquecer la formulación de enunciados.
En esta dirección, cabe abrir un espacio de confrontación para estudiar la con-
tribución de los lenguajes indígenas, en cuanto a aprender de ellos modos para en-
riquecer nuestra capacidad para construir enunciados, de modo de poder dar cuenta de
distinciones, precisiones dinámicas, que muchas veces escapan al afán dominante por
clasificar y operar, poniendo la atención en predicados excluyentes de posibilidades.
Se corresponde lo que decimos con el esfuerzo por recuperar la riqueza de las
preguntas, especialmente con la que entendemos como pregunta problematizadora,
que, partiendo de situaciones que no se circunscriben a objetos, puede dar lugar a
ejercicios de recortes de realidad cada vez más complejos. Y que se corresponden
con el propósito de subordinar la lógica de contenidos a una exigencia de objetividad
que trasciende cualquier contenido particular. De este modo poder potenciar de algún
modo la capacidad inherente al hombre para abrirse a lo nuevo, capacidad que no tiene
por qué agotarse en las primeras etapas del ciclo vital.
Como resultado de lo que argumentamos se plantea, en el plano de las pre-
guntas, abordar lo que principalmente tiene que ver con la complejidad del momento
y su secuencia en el tiempo, a partir de reconocer niveles en un momento, o entre
niveles en un mismo momento, como así mismo entre niveles de diferentes momen-
tos. Exigencias que desafían la tendencia al cierre cognitivo, como también a ubicar
al pensamiento no solo en espacios asociados con las estructuras, sino abriéndose al
espacio propio del tránsito entre momentos, por inaprensibles que aparentemente sean
en términos de un particular patrón de coherencia.
Una condición para abordar estos desafíos es pensar desde la historicidad de
los contenidos; esto es, desde la especificidad que resulta de la inserción del contenido
en una articulación que a su vez es parte de un momento, momento que a su vez está en
movimiento. Y es un requisito para pasar de una simple descripción a un conocimiento
con capacidad de intervención, o construcción, ya que ella no es posible desde un uni-
versal.
Discusión que lleva a plantearse la cuestión relativa a la naturaleza de las teorías
en cuanto estas privilegian resolver cuestiones particulares desde premisas generales.
51
En esta dirección, consideramos como central la cuestión de saber pensar, y, en con-
secuencia, construir conocimiento desde coyunturas, que constituyen el espacio donde
mejor se puede reconocer la presencia y capacidad de construcción de los sujetos; en
particular, de lo que entendemos por opciones valóricas de construcción.
Las opciones de construcción social, y sus correspondientes exigencias de
conocimiento, se tienen que entender desde la problemática de la viabilidad del valor
desde el cual se pretende construir. Ello se corresponde con el desafío de la histo-
rización de los valores, que, en un plano más general, conduce a enfrentar la pro-
blemática de la historia como construcción.
Los procesos históricos se despliegan en una secuencia de coyunturas en tanto
éstas son los espacios en los que tienen presencia y despliegue las capacidades de los
sujetos para intervenir en un sentido u otro. Pero que, desde las exigencias de la in-
vestigación concreta, plantea la tarea de cómo resolver los recortes empíricos. Estos
deben dar cuenta, en tanto empiricidad recortada, de su carácter de espacio de posibles
sujetos, con sus respectivas capacidades de despliegue o de construcción que no se
agota en un recorte de tiempo y espacio, sino, más bien, en una articulación que se va
dando en una sucesión de momentos. Es decir, el tiempo y el espacio no se pueden
trabajar solamente como parámetros, pues también constituyen una propiedad de los
diferentes sujetos: el tiempo como ritmo y el espacio como espacialidad posible para
el despliegue.
Desde estos planteamientos tenemos que enfrentar el significado que pueden
alcanzar los sistemas de indicadores. Surgen cuestiones como las siguientes:
a. Definir qué vemos, desde dónde y cómo nos enfrentamos con la llamada realidad
externa, desde dónde y cómo;
b. ¿Las relaciones que se construyen son realidades o solamente representan síntomas
al interior de un determinado recorte?;
c. Cómo se están reflejando las dinámicas constituyentes de una situación, pues
muchas veces los discursos, especialmente los de naturaleza tecnocrática, se quedan
atrapados en el juego de indicadores sin preocupación por la especificidad de los sig-
nificados;
d. En consecuencia, saber resolver la articulación de la que el indicador particular
hace parte;
e. Pero, a la vez, asumir que la articulación está en secuencia, de manera que no se
agota en indicadores referidos a un momento, ya que requiere de indicadores que den
cuenta de su apertura en el tiempo.
En síntesis, estamos hablando de indicadores de situación en tanto espacio de
sujetos constructores; de indicadores propios de la capacidad de intervención de los
52
sujetos; de indicadores relacionados con resultados o productos, pero también de indi-
cadores de proceso, de construcción; de indicadores de dinámicas al interior de un mo-
mento, pero también de indicadores de desenvolvimiento y/o apertura del momento.
El conjunto de indicadores tendría que poder permitir ver la emergencia de
dinámicas que responden a necesidades del momento, como sus necesidades históricas,
que son más difíciles de capturar. Es una de las principales funciones que considera-
mos deben cumplir al interior de situaciones incluyentes de relaciones posibles, antes
que partir acotando el recorte a los espacios y tiempos de objetos particulares.
De todo lo cual resultan muchos desafíos concernientes al proceso de formación
de científicos sociales; pero, principalmente, uno que consideramos como piedra de
tope: la recuperación del sujeto investigador, que, además de representar un reto para
hacerse cargo de las deformaciones positivistas, aunque también de otros paradigmas
que han descuidado la relación entre discurso y sujeto, no haciéndose cargo del cierre
cognitivo.
En esta dirección se plantea de gran centralidad la cuestión del sujeto en tér-
minos de su potenciación. Entendemos como potenciación a la capacidad de colocarse
ante el momento, lo que supone saber recuperar la propia subjetividad pero histo-
rizada: es lo que concebimos como sujeto en situación desde donde forjar el ángulo de
mirada y su concreción en preguntas problematizadoras.
Se trata de poner la atención en la subjetividad historizada desde la cual asumir
el acto de pensar en situaciones de relaciones incluyentes. Pues no se puede pensar
sino desde un nosotros, esto es, a partir de un conjunto de relaciones que nos determi-
nan, pero que también nos potencian en nuestra capacidad de colocación.
El sujeto en situación es el sujeto histórico, por lo tanto el que verdaderamente
existe en sus circunstancias. Es el sujeto de la subjetividad determinada pero también
creadora, por lo mismo abierta para que en ella puedan resonar como ecos las necesi-
dades del momento histórico que se vive. Por eso es que conocemos desde el asombro,
no solamente desde lo útil; tampoco conocemos solamente para explicar, sino también
para construir desde sentidos, siempre que estemos de acuerdo que la realidad social,
antes que conformar un conjunto de objetos es una constelación de ámbitos de sen-
tido.
El desafío consiste en traducir lo que planteamos antes que en un conjunto de
contenidos particulares, en una articulación que responda a una lógica de razonamiento
para pensar en situaciones que contengan posibilidades de relaciones. Situaciones en
las que se pueda abordar los desafíos de conocimiento en la perspectiva de compartir
socialmente la capacidad de construcción de sentidos de futuro.
53
En la puesta en práctica de lo que decimos se requiere un comentario adicional:
que las situaciones permitan, además, el reconocimiento de los puntos nodales en
los que la articulación entre planos de la realidad contenga los mayores márgenes que
puedan ser potenciados por la práctica humana.
54
Subjetividad epistémica, el problema del objeto y la elaboración del proyecto
de tesis. Una mirada crítica desde el reconstructivismo.
Martín Retamozo1
E
l proceso de consolidación del campo académico de las ciencias sociales
en América Latina ha repercutido en las instancias de formación en la investi-
gación. Un crecimiento en las matrículas de carreras vinculadas a las ciencias
sociales tanto en grado como en posgrado ha generado un conjunto de desafíos pe-
dagógicos, epistemológicos e institucionales. Las investigaciones en el ámbito de gra-
do y de posgrado han sufrido una serie de transformaciones que son evidente producto
de la expansión de ofertas de maestrías y doctorados, sumado a la ampliación en las
opciones de becas y el incremento de la competencia en la que un título de posgrado
puede mejorar el juego de opciones posibles para el desempeño laboral. Más allá de
las evaluaciones que puedan hacerse sobre las tendencias a la profesionalización, los
sistemas de incentivos a la investigación (a veces ligados a la productividad) e incluso
1.UNLP/CONICET. Doctor en Ciencias Sociales (FLACSO-México). Profesor de Filosofía y Magister en Ciencias Sociales.
(Universidad Nacional de La Plata- UNLP, Argentina). Investigador del CONICET y profesor de grado -Licenciatura en So-
ciología- y de posgrado en el Doctorado en Ciencias Sociales (UNLP-Argentina).
la burocratización de ámbitos académicos, es necesario detenerse a pensar sobre las
influencias que estas transformaciones tienen en el quehacer investigativo en el ám-
bito en general y en el ámbito de posgrado en particular. Muchas y variadas son las
formas de encarar el proceso de investigación, cada una buscará sus propios modos de
legitimidad y legitimación. Necesitamos aceptar el debate pero no el silencio perezoso
en ocasiones funcional a “modos dominantes de producir conocimiento dominante”.
En un horizonte contemporáneo donde la promesa de una verdad última e indubitable
está cuestionada es necesario reafirmar un principio de publicidad de las condiciones
de producción del conocimiento, los lugares de enunciación, los compromisos éticos,
políticos y valorativos así como las decisiones inherentes al proceso de investigativo.
No hay investigación sin decisiones, las cuales pueden ser adoptadas pasivamente a
partir de ciertos lugares marcados por los modos establecidos o asumidos como espa-
cios en los cuales se juegan las propias convicciones de los sujetos que investigan.
Este trabajo aborda algunas de las cuestiones presentes en la investigación de
posgrado y que creemos merecen por diferentes razones un profundo debate. Una fun-
damental, se centra en el olvidado proceso de recolocación epistémica como momento
de situación del sujeto –asumiendo su subjetividad epistémica– en y frente al mundo
social que pretende conocer. Esta subjetividad epistémica no puede acotarse a una se-
rie de reglas cognitivas, sino que responde a una noción mucho más amplia y compleja
de la subjetividad humana y sus dimensiones éticas, del deseo, volitivas, pasionales,
corporales, emotivas, creativas, poiéticas, sensibles, además de las estrictamente cog-
nitivas. Subjetividad que no se constituye como una especie de mónada sino que es
por definición social y que al ser epistémica responde a cierto campo de posibilidades.
La conformación de la subjetividad epistémica es un momento fundacional de la
construcción de conocimiento, sitúa al sujeto en una posición frente a las circunstan-
cias en la que producirá conocimiento y ante ese mundo del que –siendo parte– inten-
tará comprender, interpretar, transformar. La capacidad de interrogar nuestras diversas
circunstancias es un punto de partida para el conocimiento.
La construcción de la subjetividad epistémica implica partir de una actitud (que
articula conciencia y voluntad) que no es disociable de una posición ético-política y
ni de la posibilidad de apertura de campos de opciones viables. Pero tampoco de los
contextos –condiciones de posibilidad e imposibilidad– y los recursos asequibles. La
recolocación del sujeto en este proceso tiene potencialidades para pensar en una opción
de epistemología crítica. En el ámbito de las ciencias sociales críticas la construcción
de la subjetividad epistémica también implica una colocación histórica. Esta posición
asume una idea del conocimiento social en estrecha relación con los proyectos sociales
tendientes a cumplir con postulados políticos, prosiguiendo con la línea que vienen
56
trabajando autores como Hugo Zemelman, Enrique Dussel y Boaventura de Sousa
Santos. Las “posiciones de sujeto”, para jugar con la expresión foucaultiana, pueden ser
diversas, también los modos de subjetivación que cuestionan esas estructuras, las fisuras
y abre un campo explorando nuevas potencialidades. El imperativo epistemológico
de la recolocación del sujeto tiene implicancias en el ámbito meto-dológico.
Ahora bien, la producción de conocimiento crítico encuentra con el campo
académico una tensión que no siempre es explícita ni mucho menos resuelta aunque
sea constante. Por un lado, generado en instituciones públicas o privadas insertas en
un sistema científico, burocrático y estatal con estándares específicos de validación
y calidad. Por otro, con la pretensión de explorar opciones críticas de lo instituido y
colaborativo con procesos constituyentes.
Allí ubicamos el anclaje de la intervención de este capítulo en tanto nos preo-
cupa vincular la investigación en el ámbito de posgrado desde perspectivas críticas. En
este horizonte nos ocuparemos primero de establecer algunas consideraciones sobre la
configuración de la subjetividad epistémica. Luego propondremos algunas reflexiones
sobre el constructivismo como estrategia para reposicionar nudos problemáticos en el
quehacer investigativo. Finalmente dedicaremos algunos párrafos específicos sobre
desafíos del pensamiento crítico en el campo de los estudios de posgrado.
Desde sus orígenes, según nos enseña Enrique Dussel, “método, metà-ódos, es subir
a través del camino, es saber caminar, es saber resolver las cuestiones que se van pre-
sentando” (1977:221). Ahora bien, para caminar es preciso adquirir ciertas competen-
cias que –a su vez– se van desarrollando simultáneamente a la praxis: una de ellas es
la postura. El método como un camino del pensamiento requiere una postura singular,
la cual si bien es una construcción continua, puede concebirse como un momento
inicial y básico de la investigación, en algún sentido “pre-teórico” y vinculado a lo
que Zemelman (2005) denomina “pensamiento epistémico”. Esta postura fundacional
del conocimiento humano, adquiere para las ciencias sociales una relevancia frecuen-
temente descuidada y tiene implicancias importantes desde nuestra perspectiva. No se
trata de un momento incondicionado de formalidad desinteresada sino de asumir desde
el comienzo los aspectos que inciden a la hora de hacer ciencias sociales y construir
conocimiento en contextos biográficos, institucionales, políticos y epocales. En otras
palabras, abordar esta cuestión significa contemplar aspectos históricos, políticos, so-
ciales y culturales además de epistémicos en el momento de plantear una tarea humana
–demasiado humana– como la investigación en el campo de las ciencias sociales. El
57
pensamiento se construye situado en tramas de poder y contiene –sea consciente u
oculto– una dimensión eminentemente política. Enrique Dussel identifica en esta pos-
tura un rasgo distintivo de las ciencias sociales (y del pensamiento) crítico en tanto
la recolocación propiamente crítica implica reconocer la negatividad de la totalidad
vigente, situarse en ese punto de partida y construir desde allí conocimiento (a su vez
este posicionamiento tiene implicancias metodológicas que Dussel identificó como el
paso de la dialéctica a la analéctica).
El método exige postura y por lo tanto supone al sujeto. Esta es la primera im-
plicancia que es necesario asumir en toda su radicalidad: la recolocación del sujeto es
fundamental en el proceso de conocimiento científico, repensar su lugar es un impera-
tivo epistémico so pena de caer en una tecnificación de la producción intelectual con
lo que no se elimina el sujeto sino que se lo pauperiza. Desde esta perspectiva la in-
vestigación en ciencias sociales, como una instancia de producción de conocimiento,
implica una postura (consciente o no, implícita o explícita) y allí encontramos el sujeto
en toda su extensión o cercenado por pretensiones de objetividad simplificada. Esto no
solo significa la trivial y potente afirmación que en cualquier investigación en ciencias
sociales “hay sujetos”, sino también que esta subjetividad se instala como condición
de posibilidad, tanto del conocimiento mismo como de la objetividad en las ciencias
sociales (que se juega en el terreno de la intersubjetividad y las marcas del poder que
hacen al campo).
En este sentido parece necesario remarcar lo obvio: en la investigación en
ciencias “hay sujeto” porque alguien investiga, y en las ciencias sociales la cuestión
se complejiza porque los sujetos que hacen la investigación intentan dar cuenta de lo
que hacen (piensan, sienten, desean) otros sujetos (Vasilachis, 2007). El espejismo de
la objetividad sin sujeto, el viejo anhelo positivista, que cada tanto reencarna en los
salones de clases y en ciertos investigadores es una trampa. Incluso sus defensores
están obligados a dar el debate admitiendo el estado actual de la epistemología de las
ciencias sociales. Esconder esta dimensión no hace desaparecer al sujeto sino que lo
empobrece. Ahora bien, frente a la obstinada presencia del sujeto si recuperamos su
lugar (y tematizamos su topografía y su gramática) estaremos en mejores condiciones
de no sucumbir a los parámetros dominantes en la construcción de conocimiento. No
detenerse en este momento de la investigación puede conducir a un obstruccionismo
epistémico o la mera repetición técnica de una investigación social carente de histori-
cidad, creatividad y perspectiva de futuro. Esto no implica invalidar otros modos de
producir ciencias sociales amparadas en parámetros positivistas. Nuestro pluralismo
epistemológico (Olivé, 1998) nos obliga a admitir diferentes modos de entender lo que
es o no conocimiento. No obstante eso no nos impide interpelar esas otras maneras de
58
trabajar marcando lo que consideramos sus limitaciones y abriendo el diálogo inter-
paradigmático.
Lo que proponemos, por nuestra parte, es recuperar ese “momento” inicial de
la investigación, el momento de la subjetividad del sujeto que investiga y su relevan-
cia a lo largo de todo el desarrollo de la investigación (esto sin desconocer la suma
relevancia del sujeto que ocupa el lugar –o forma parte– del objeto de conocimiento).
En este punto es conveniente reflexionar sobre la posición del sujeto y la necesidad
de construcción de una “subjetividad epistémica” que supone situarse en y ante las
circunstancias y construir una postura frente a un horizonte de conocimientos posibles
de construir y su parte del hacer historia.
Este requisito de construcción de una subjetividad epistémica es un intento
que debe leerse desde un imperativo crítico. En otras palabras, el pensar sin con-
tenido, propio de un pensamiento categorial, puede entenderse como un ejercicio de
la razón crítica orientado a deconstruir nuestros propios puntos de partida, a poner en
cuestión los contenidos que aceptamos para hacer investigación social, incluso como
un modo de clarificarlos y fortalecerlos. Esto implica situarnos en la aventura de cono-
cer a partir de someter a reflexión y abarcan desde postulados ontológicos, valorativos,
ético-políticos, emotivos, etc., no para ocultarlos o eliminarlos (cómo si esto fuera
posible) sino para ubicarlos en el proceso de construcción de conocimiento.
La formación de la subjetividad epistémica requiere, en principio, de dos
elementos: voluntad y conciencia. El método como postura, podemos tomarlo como
la primer tesis, exige una voluntad de conocer (Zemelman, 2005) que supone la
construcción de la “subjetividad epistémica”. Voluntad sin voluntarismo puede parecer
una consigna pero quizás sintetice la necesidad de atender a una tensión. Por un lado,
la voluntad es clave en el proceso de construcción de conocimiento. La voluntad tiene
una relación íntima con el deseo. “Todo hombre por naturaleza desea conocer” inicia
Aristóteles el libro Alfa de la Metafísica y Enrique Dussel encuentra en la “voluntad-
de-vivir” un punto arquimédico para la Filosofía de la Liberación. No hay producción
de conocimiento social relevante sin la puesta en juego de la voluntad de romper con
ciertas determinaciones. Ligado a lo anterior, encontramos el problema de la concien-
cia histórica, Zemelman define “conciencia histórica como modo de pensar y actuar
en el mundo, además de sus funciones gnoseológicas, conforma el imperativo ético
para no quedar atrapados en los espacios de realidades definidos por las determina-
ciones del discurso del poder, y que nos orienta a pensar al sujeto desde el movimiento
de su misma interioridad” (2002:5). Ahora bien, conviene hacer dos precisiones, una
sobre la voluntad y otra sobre la conciencia. En ocasiones la cuestión de la voluntad
se ha confundido con un voluntarismo sobre las potencialidades históricas de ciertos
59
sujetos y/o procesos. Esto no sólo ha llevado a errores “sociológicos” sino que la
inscripción de expectativas que exceden la potencia del proceso ha conducido a der-
rotas políticas. Como dice Bloch “todo es posible allí donde las condiciones existen
parcialmente suficientes, pero también es verdad, por la misma razón, que todo es
fácticamente imposible allí donde las condiciones no existen en absoluto”(1977:153)
No se trata pues de una mirada complaciente (que confunde el legítimo lugar
de la esperanza, del todavía-no, del crepúsculo hacia adelante, para usar el bello giro
de Bloch) sino de la voluntad de asumir una tarea que requiere de trabajo, esfuerzo
y actividad. La idea de conciencia histórica ha generado dificultades por la ligazón
con una Verdad que ha adquirido en la forma de “toma de conciencia”. Ahora bien,
en un terreno dominado por la pérdida de la certeza en una verdad última (la ilusión
de acceder a las cosas tal cual son) –algo que marca el escenario postpositivista– la
conciencia no puede ser otra cosa que una posición en el mundo que asume desafíos
históricos (y lo político como construcción de historia, activación de potencialidades).
En efecto la conciencia no puede estar escindida de la comprensión histórica de las
potencialidades de los procesos y sujetos (entre ellos el que investiga). Debe compren-
derse entonces como la puesta en situación antes que el reencuentro con una esencia
verdadera.
Voluntad y conciencia, tal como las concebimos, son terrenos inertes sin la
inscripción del poder-potentia como condición para romper con las determinaciones
del poder-potestad. El ejercicio de la potencia humana encuentra condiciones de po-
sibilidad en los espacios colectivos. Incluso si pudiera concebirse la producción de un
conocimiento por un individuo en soledad éste sería estéril sin la actualización de ese
conocimiento como activación de lo potencial. El conocimiento como activación de
potencialidades no es algo externo al proceso mismo de construcción y no depende de
la voluntad del sujeto sino también de condiciones históricas y políticas.
El postulado epistemológico de la recolocación del sujeto tiene una corre-
lación en el ámbito metodológico y, en el ámbito de las ciencias sociales críticas, la
construcción de la subjetividad epistémica también implica una colocación histórica.
Esta posición asume una idea de que el conocimiento social debe ser puesto en función
de proyectos sociales tendientes a cumplir con postulados éticos (Dussel, 2006). En
consecuencia, la construcción de esta subjetividad epistémica no sólo va en contra de
una pretendida neutralidad valorativa –que ya es mucho en tiempos de la banalización
del compromiso ético– sino que requiere de situarse en y ante las circunstancias con
una pretensión de transformación: el conocimiento como praxis.
La epistemología crítica de la que venimos hablando entonces tendrá un fuerte
componente político en tanto asume como propios los acontecimientos de la polis
60
(local, nacional, regional y global) y tiene una pretensión de elaborar conocimiento
sobre ellos, de forma tal de transformarlos y de potencializar aspectos que puedan
actualizarse en el futuro, a esto –creemos– se refiere Zemelman cuando refiere la
necesidad de “transformar la utopía en historia” (2001). La adopción de una postura,
en este sentido, conlleva una actitud frente a la producción de conocimiento, una
asunción de responsabilidades éticas y políticas en una actividad que puede estar en
función de la reproducción del orden existente (manteniéndose en los parámetros
establecidos) o en función de introducir transformaciones.
Por último quisiéramos anotar que si bien hablamos en singular (subjetividad
epistémica) esto no indica una actividad individual, cuasi solipsista. La construcción
de conocimiento y la transformación social son empresas colectivas, sociales, históri-
cas y políticas. La subjetividad epistémica involucra por supuesto al individuo pero
también a grupos, colectivos e instituciones que construyen en diferentes condiciones
de posibilidad (este es un aspecto relevante y problemático al pensar en la elaboración
de tesis que son estrictamente individuales). Un estudio sobre las subjetividades epis-
témicas presentes y circulantes en los espacios disciplinares e institucionales ayudaría
mucho a un diagnóstico sobre el estado actual de las ciencias sociales. La reflexión
sobre los modos de hacer ciencias sociales, por su parte, es una necesidad histórica
para el pensamiento crítico.
Asumir la formación de una subjetividad epistémica a la altura de los tiempos
agitados que nos tocan vivir no agota el problema de la construcción de conocimiento
social relevante, riguroso y en perspectiva emancipatoria. Asumir el compromiso con
una perspectiva crítica impone una serie de desafíos sobre los modos de plantear las
investigaciones, problematizar el campo temático, definir estrategias de investigación,
lenguajes y escrituras. Cuestiones ontológicas, epistemológicas, metodológicas (in-
cluso técnicas) y políticas deben ser replanteadas para evitar una conjunción entre la
pretensión de legitimidad epistémico-crítica y trabajos que evaden o diluyen la riguro-
sidad en el vocabulario.
La construcción de la subjetividad epistémica como momento de la investi-
gación no recae ni en voluntarismo y en subjetivismo en tanto incorpora nociones de
realidad social que no diluyen la realidad en las visiones de mundo de los investiga-
dores. Allí encontramos uno de los grandes desafíos a la hora de plantear la investi-
gación y un reencuentro con el constructivismo como un campo sugerente para desa-
rrollos en esta perspectiva. En este horizonte, en el próximo apartado nos abocaremos
a integrar las discusiones sobre la subjetividad epistémica y el constructivismo en
algunas reflexiones sobre el quehacer de la investigación en el marco de los posgrados
en ciencias sociales.
61
III. Revisar el constructivismo2 .
2. Esta sección recupera argumentos vertidos en “Constructivismo: Epistemología y Metodología en las ciencias sociales” en
Enrique de la Garza y Gustavo Leyva, coords. (2012).
62
no puede plantearse sobre dicotomías vetustas. El abordaje de la construcción social
de la realidad no puede prescindir de la capacidad de los sujetos ni de los condiciona-
mientos estructurales en que los hombres, como ya advirtió Marx, hacen su historia.
Los posicionamientos que emergieron en este escenario en las últimas décadas requieren
de un debate articulado entre la filosofía, la teoría social y la teoría política en un
horizonte superador de las dicotomías pero que a su vez contenga íntegramente las
dimensiones analíticas en juego. El conocimiento también es parte de la construcción
de la historia.
El segundo sentido en torno a la actividad del sujeto se inscribe en la teoría
del conocimiento y tiene implicancias epistemológicas. Algunas de las perspectivas
constructivistas del conocimiento se proponen indagar el lugar de los procesos ce-
rebrales y neuronales desde la biología para elucidar los modos de conocer del ser
humano (Maturana, 1995), temática también abordada desde la filosofía de la mente
(Rabossi –comp.– 1995), y desde la psicología (Piaget, 1992, Vigotsky, 2001,Geren,
2007). Dentro de la teoría del conocimiento –la gnoseología– encontramos el interés
estrictamente epistemológico, es decir, centrado en el lugar del sujeto epistémico (un
individuo, una comunidad o un sistema), en la producción, la validación, aceptación
y comunicación del conocimiento científico. En este escenario encontramos algunas
versiones del constructivismo social como una teoría sociológica del conocimiento
tal como lo expresa, por ejemplo, el programa fuerte de la Escuela de Edimburgo. Así
como una teoría de la psicogénsesis del conocimiento con implicancias en una epis-
temología genética (Gil Antón, 1997) y como una teoría del conocimiento acoplada a
una teoría de la sociedad más amplia como la de NiklasLuhmann.
El problema de la concepción de realidad convoca a las discusiones ontológi-
cas tantas veces olvidadas y que en ocasiones genera equívocos en los debates. Más
allá del carácter eminentemente filosófico de los asuntos ontológicos, éstos tienen in-
dudable relevancia en la reflexión integral del proceso de conocimiento y consecuen-
temente en la tarea de investigación. Como argumenta Margaret Archer “la consis-
tencia es una precondición necesaria y señalar esto ahora es definir una de las condi-
ciones que deben cumplir quienes buscan reemplazar tanto el individualismo como el
colectivismo al proponer ontologías sociales alternativas y programas metodológicos
asociados” (2005:49)
En el campo del constructivismo, en lo que concierne a las nociones de reali-
dad, convergen varias posturas que en general comparten la crítica a las posiciones
realistas metafísicas o ingenuas (Putnam, 1994) que postulan una realidad exterior,
completa y objetiva independiente del sujeto (algo que, claro, tendrá consecuencias
63
en la concepción del conocimiento, es decir, en un nivel epistemológico)3. La te-
sis realista ingenua afirma la existencia de un mundo exterior (la realidad objetiva)
que el sujeto puede conocer si dispone de los instrumentos adecuados. Es cierto que
esta visión, notablemente reductivista, no es sostenible a la luz de los debates epis-
temológicos de los últimos ochenta años, sin embargo la ausencia del debate lleva a
muchos investigadores en el campo de las ciencias sociales a la aceptación implícita
de este punto de partida. En el constructivismo, por el contrario, habitan posiciones
que defienden que la realidad se configura con algún grado de intervención del sujeto.
Esta intervención opera en la construcción de los hechos que se investigan a partir de
ciertas concepciones, conceptos y determinaciones que producen el objeto y los datos.
A su vez, en el campo de las ciencias sociales el constructivismo avanza más allá de
ser una teoría del conocimiento y se propone también aportar a la teoría de la consti-
tución de la sociedad.
Las posiciones del constructivismo en referencia al sujeto cognoscente y a la
realidad se conjugan para cuestionar la clásica idea de verdad como correspondencia.
Es decir, la tesis que sostiene que la tarea de la ciencia es producir un conocimiento
que refleje el mundo exterior y que pueda corroborar la verdad de sus enunciados a
partir de contrastarlos con el mundo exterior. Allí la mente funcionaría como espejo
de la naturaleza (Rorty, 1983) que está allí lista para ser descubierta y descripta. En
consecuencia, el conocimiento será válido mientras se aproxime con mayor corre-
spondencia a esa realidad exterior con la cual se contrasta. En consonancia ataca a
uno de los pilares del edificio positivista: el modelo nomológico y el procedimiento
hipotético-deductivo como el ideal de la ciencia.
León Olivé propone aceptar un pluralismo epistémico como un modo de dar
respuesta a este debate. El pluralismo implica conceder que en una disciplina coha-
biten diferentes teorías y que éstas definan su mundo de referencia. De este modo es
concebible el realismo interno o realismo pragmático compatible con el constructivis-
mo kuhniano y ambos son fundamentos de una teoría pluralista en la ciencia (Ransanz
y Álvarez, 2004). Es importante destacar como aspectos específicos del conocimiento
científico no sólo la construcción de herramientas, teorías o textos científicos, “sino
que se trata en sentido literal de la construcción social del mundo al que se refieren las
teorías científicas, y con el que interactúan los científicos” (Olivé, 1998:196). Esto, sin
embargo, no propone un relativismo extremo ya que es compatible con la existencia
de “lo que es independiente de los deseos y la creencias de los sujetos epistémicos,
entonces, no son los hechos previamente existentes –como tal o cual hecho específico.
3.Von Glaserfeld (2001) argumenta que el constructivismo no es una teoría del ser (ontológi-
ca) por lo tanto no se pronuncia por la existencia o no de la realidad, sino que afirma que la única
posibilidad de conocimiento se registra sobre aquello a lo que tenemos acceso en nuestra experiencia.
64
Sino la realidad independiente como totalidad” (Olivé, 2001:177). La construcción
de los datos, será tarea del investigador a partir de sus herramientas conceptuales que
intentan ordenar esa realidad y producirla como objetividad. Esto conlleva a una tesis
fuerte del constructivismo que reconoce que el conocimiento depende y está constre-
ñido por el mundo tanto como por las teorías, metodologías y técnicas disponibles en
una comunidad científica. Al admitir diferentes comunidades la única posibilidad de
intercambio es apostar a que entre diferentes perspectivas puedan intentarse diálogos
críticos analizando las concepciones de realidad, las teorizaciones, los modos de in-
vestigar y sus implicancias en la producción de conocimiento.
65
(la relación concreto-abstracto-concreto) en el plano metodológico como una de las
principales herencias del marxismo en este campo (Dussel, 1985, de la Garza, 1988).
Esa totalidad que se resiste constituye procesos históricos y la producción de entra-
mados sociales con dinámicas propias, posibles de múltiples reconstrucciones (de allí
que la propuesta se ubique en el pluralismo). Los modos de producción de la totalidad
subvierten la distinción objetivo-subjetivo, prácticas que se objetivan, estructuras que
se subjetivan y como resultado la concepción de un proceso histórico-social dinámico,
multidimensional, multitemporal y en movimiento con desafíos metodológicos (Ze-
melman, 1992).
Las propuestas latinoamericanas centradas en la reconstrucción (De la Garza,
1988, 2001; Zemelman, 1992, et. al.), han asumido el reto de pensar los procesos de
constitución de la realidad social incorporando aspectos centrales del constructivismo
en los diferentes planos. A su vez, han ido más allá en la incorporación de la realidad
social en un proyecto de ciencias sociales críticas que precisamente busca dar cuenta
de las dimensiones complejas de los modos de dominación, las acciones de resistencia
y las perspectivas de futuro, esto es, la realidad multidimensional en movimiento. La
historia como construcción, la política como espacio instituyente y los conocimientos
como activación. Asimismo, la perspectiva reconstruccionista propone una apropia-
ción de las contribuciones del constructivismo y un desarrollo consecuente a la hora
de pensar los modos construcción de teorías, datos y proyectos de investigación en
perspectiva crítica. Un lugar central de la investigación, por consiguiente, lo en-
contramos en la construcción de objetos a partir de problemas, con la interven-
ción de los sujetos epistémicos y la totalidad, como síntesis de lo heterogéneo.
Por lo tanto, la totalidad, el sujeto epistémico y también el objeto, son producto
de construcciones: La primera como producto de la construcción social de la reali-
dad, el segundo como operación en el campo de la epistemología y el tercero como
resultado de una intervención metodológica. De este modo podemos hablar de una
ontología construccionista, una epistemología constructivista y una metodología de la
reconstrucción, y una integración en la configuración teórica (re)constructivista. Esta
perspectiva, frecuentemente desechada frente a las comodidades de ciertos modos de
entender las ciencias sociales conlleva para el investigador desafíos que obligan a
replantear el hacer ciencias sociales. A la hora de plantear tesis de posgrado, muchas
veces, estas comodidades se exacerban ante las exigencias de estructuras instituciona-
les particulares. Por otro lado, en ocasiones, las mismas estructuras de poder instituido
en los diferentes centros de enseñanza superior ofrecen instancias para trabajar en la
recolocación epistémica y la proyección de la investigación. Ahora bien, asumir el
66
reto implica un arduo trabajo en la producción de andamiajes para el conocimiento en
perspectiva crítica.
Una de las consecuencias que podemos destacar en esta opción es la centralidad
en la definición de problemas de investigación y, fundamentalmente, la construcción
de objetos inclusivos que en esta corriente conlleva desafíos metodológicos: la incor-
poración de la historicidad y sus múltiples temporalidades; la cuestión de la indetermi-
nación y la contingencia; la inclusión del futuro; el desafío de asumir el movimiento
y las múltiples dimensiones de lo social que intervienen en el proceso que hacemos
eje de nuestra construcción. Aquí tenemos uno de los principales desafíos a asumir en
nuestras investigaciones y lógicamente también en las tesis de posgrado. Si el objeto
es una construcción difícilmente podamos ceder a la idea de recortar temas y recoger
datos y debamos asumir la intervención que supone la elaboración del objeto. Objeto,
sin embargo, que no es una invención arbitraria sino una reconstrucción articulada de
la totalidad objetivada.
Otro de los aspectos a destacar en esta propuesta es el uso crítico de la teoría
para abordar procesos histórico-políticos (lo dado-dándose). En efecto, el abordaje de
las dimensiones complejas de realidad social requiere de un momento de construc-
ción de teoría que permita analizar aquello de los procesos que no puede ser inquirido
fenomenológicamente ni que está allí para ser des-cubierto, sino que exige la interven-
ción de los investigadores y sus teorías (De la Garza, 2001). El vínculo con la dialéc-
tica es ineludibleen el plano metodológico.
El constructivismo nos ofrece sugerentes aportes para la proyección de una
ciencia social crítica capaz de superar el obstruccionismo epistémico proveniente tan-
to de las visiones positivistas –obsoletas en epistemología pero con vida en investiga-
ciones empíricas– como de posiciones relativistas, algunas que también habitan en el
campo del constructivismo. Aporta también el constructivismo a una revitalización de
la teoría social que revisita los temas clásicos del pensamiento social pero con un hori-
zonte superador. Asimismo, el constructivismo es un campo necesario de estudiar para
quienes realizan sus investigaciones fuera de dogmas y relativismos. Se constituye así
en un elemento indispensable para su propia superación en el campo de las ciencias
sociales.
67
sito para acceder a determinados cargos, funciones e incluso plazas docentes, la obten-
ción de títulos de posgrados preferentemente doctorados. En consecuencia una mayor
cantidad de jóvenes investigadores eligen como parte de su formación la realización
de tesis. En muchos casos la elaboración de la tesis es la primera investigación de en-
vergadura que los alumnos realizan, algunos becados a tiempo completo. La influencia
de la realización de tesis como instancia de formación en la investigación no puede,
por lo tanto, ser soslayada por la función bautismal y formativa que ha adquirido.
Hemos concordado con el pluralismo, por lo tanto estamos comprometidos
con la admisión un conjunto de formas de abordar el proceso de elaboración de tesis,
las cuales en todo caso deberán dar cuenta de sus condiciones de producción, de al-
cance y validez en el marco de los posgrados. De hecho, modos alejados de los aquí
propuestos son dominantes en muchos posgrados más ligados al mainstream que al
pensamiento crítico. Admitir la pluralidad no significa renunciar al debate argumenta-
do sobre las gramáticas de producción del conocimiento, sus alcances, potencialidades
y limitaciones. En esta perspectiva nos gustaría alegar a favor de una posible –y ur-
gente– compatibilización entre la investigación en contextos institucionales dedicados
a impartir posgrados y la producción de conocimiento desde un enfoque crítico que no
relega la rigurosidad, que cumple criterios expandidos en el campo pero no a costa de
asumir perspectivas hegemónicas.
En este camino, el planteo de las investigaciones de grado y de posgrado im-
plica asumir ciertos desafíos de colocación epistémica en consonancia con el construc-
tivismo. Esta recolocación podemos pensarla en dos campos que requieren ejercicios
de posicionamiento.
El lugar del sujeto epistémico en referencia a las condiciones institucionales
en las cuales desarrolla su tesis; la cuestión de lo que, siguiendo a Zemelman, iden-
tificamos como voluntad de conocer y conciencia histórica. La producción de tesis
de grado y posgrado se realiza en diferentes contextos institucionales, generalmente
altamente profesionalizados (y a veces burocratizados). Verdaderos campos cuyas
dinámicas es preciso conocer y que como toda institución puede resistirse y explotar
intersticios pero que albergan lógicas, procedimientos y temporalidades que inciden
en el trabajo. En efecto será difícil que alguien obtenga una maestría o un doctorado
sin realizar la tesis correspondiente si así lo estipula el programa del posgrado. Segu-
ramente será improcedente plantear una escritura colectiva si la reglamentación de la
universidad consigna la realización de tesis individuales. Los plazos para entregar in-
formes, avances y el escrito final son aspectos que marcan el trabajo sobreimprimien-
do una temporalidad que puede no ser la que requiera la labor de la investigación. Los
modos de institucionalización de la ciencia, sus criterios, fuentes de financiamiento
68
inciden como una red sobre el estudiante en proceso de elaboración de su tesis. Esto
no es frecuentemente explicitado aunque se encuentre a la vista de todos y es necesario
situarse para tomar las decisiones en un campo que no determina pero instaura condi-
ciones de posibilidad. Sin embargo, las mismas instituciones son cristalización de re-
laciones sociales, producto de luchas que dejan marca, muchas con actores –docentes/
investigadores– dispuestos a impulsar o conceder espacios destinados a producir un
conocimiento desde esta perspectiva. Esto es parte de la recolocación de la subjetivi-
dad epistémica, incluso a la hora de elegir contextos institucionales para la formación
de posgrado.
Por supuesto que es factible construir conocimiento riguroso por fuera de las
instituciones universitarias y apartados del sistema científico nacional e internacional.
Pero si la decisión es desarrollar actividades al interior del sistema es preciso también
situarse. Situarse no significa adaptarse o aceptar las lógicas hegemónicas. Incluso
si la decisión es resistir parámetros establecidos, disputar criterios de validación, las
reglas que guían el quehacer científico y el status quo es imperioso tomar conciencia
de esas condiciones para no pelarse con molinos de viento. Convertir el campo univer-
sitario y académico en un espacio de disputa política es una decisión tanto como per-
manecer y buscar acumular capital al interior de ese campo (como son las maestrías y
los doctorados) o como habitar las comarcas de la producción de conocimiento social
externo a las universidades, opciones estas que no son estancas.
La recolocación del sujeto en el espacio institucional y disciplinario en el que
inserta su investigación es una tarea que puede realizarse colectivamente mediante la
producción de talleres de discusión y reflexión conjunta. Por otro lado, la existencia
de las estructuras institucionales son condiciones de posibilidad para la producción
de conocimiento y muchos lugares de América Latina son espacios que potencian el
pensamiento crítico y riguroso.
¿Por qué quiero cursar este posgrado y no otro? ¿Cuáles son los requeri-
mientos de la institución? ¿Cuáles son mis deseos en referencia al programa que elijo?
¿Qué espacios de la institución son los que me interesan? Son algunas de las preguntas
que ayudan a problematizar al “sujeto posgraduando”.
El segundo terreno de recolocación epistémica del sujeto en el desarrollo de
las tesis de posgrado se vincula con el proceso de situarse en/frente a la realidad que
se pretende indagar y la problematización de ese terreno que lleva también a la repro-
blematización del propio sujeto que investiga. Este punto también es frecuentemente
invisibilizado y la consecuencia es la naturalización de los lugares en el proceso de in-
vestigación. El cuestionamiento, sin embargo, nos lleva a explicitar las concepciones
que tenemos sobre qué es y para qué hacer ciencias sociales en América Latina. En
69
este eje, si asumimos las sugerencias del constructivismo, no podemos olvidar que
nuestra acción está “haciendo mundo”, produciendo realidad social, interviniendo en
la producción, la reproducción o el cambio de la sociedad. Significa asumir, al fin y al
cabo como dice Juan Gelman, la “inocencia de no ser un inocente”; esta tarea también
tiene su dimensión colectiva y exige aquello que sintetizábamos con Zemelman en
voluntad de conocer y producción de conciencia histórica. Más allá de la individuali-
dad de la tesis tanto la producción de conocimiento como la experiencia de formación
en ámbitos de posgrado no dejan de ser relaciones sociales compatibles con espacios
colectivos de trabajo.
El tercer aspecto en el cual el constructivismo brinda insumos para el desar-
rollo de las investigaciones de posgrado –y que tal vez subsume los momentos ante-
riores– radica en la centralidad de la construcción del objeto de investigación. Desde
el constructivismo esta instancia exige la recolocación epistémica del sujeto y la con-
textualización institucional del estudiante de posgrado y se erige sobre la diferencia
entre un tema de investigación y un objeto de investigación. El campo temático que
se define como referencia de la investigación podemos pensarlo como el espacio de
interés que el posgraduando comparte con otros (ciudadanos e investigadores) y que
se considera relevante por el campo académico o que puede argumentarse como re-
levante para el desarrollo de una tesis de posgrado. Aquí frecuentemente nos topamos
con el paso mecánico entre un área temática (desigualdad, migración, movimientos
sociales, violencia, género etc.) y los casos de estudio (un barrio periférico, los alum-
nos de una universidad, un partido político, los migrantes de una comunidad, etc.). Sin
embargo, desde la perspectiva que venimos tratando la producción del objeto concita
una intervención del sujeto que produce ese objeto, por lo tanto éste no puede enten-
derse simplemente como un aspecto de la realidad “recortado” de ella. El material que
es independiente de nuestra voluntad, las relaciones sociales configuradas en deter-
minadas condiciones, deben ser a su vez incorporadas en el objeto. En este sentido es
clave la construcción del objeto porque exige del investigador su capacidad de utilizar
una “lógica de la inclusión” en la elaboración de objetos de investigación lo necesa-
riamente densos para incorporar dimensiones sociales e historicidad, y a la vez ser
lo suficientemente preciso para ser abordados por investigaciones que en el campo
de las ciencias sociales suelen tener un fuerte sesgo individual4. La problematización
del campo temático se transforma así en una de las principales tareas de las primeras
etapas de la investigación (que acompaña a todo el proceso). Las preguntas que ex
ploren dimensiones de las relaciones sociales a estudiar deben luego articularse para
4 Las mismas reglamentaciones de los posgrados exigen explícitamente que el trabajo de tesis sea individual, más allá de que la
dimensión colectiva y social en la producción de conocimiento.
70
que la multitemporalidad y la complejidad de la realidad social puedan incorporarse al
objeto, cuyo tratamiento generará conocimiento sobre las dimensiones incluidas. La
valentía de las preguntas y su rigurosidad son elementos cruciales y la advertencia es
fundamentalmente contra las preguntas de investigación que se limitan a la descripción
de situaciones o cuya relevancia difícilmente pueda sostenerse. ¿Por qué me interesa
este tema? ¿Cuál es su relevancia social, política y académica? ¿Qué quiero conocer
que no se conoce? ¿Cómo incorporo en el objeto las dimensiones de movimiento, tem-
poralidad (pasado-presente-futuro) y la complejidad? Son algunas preguntas posibles
de formular a nuestro trabajo y a nosotros mismos. No existen buenas respuestas sin
buenas preguntas. “Caminar preguntando” es un precepto metodológico fundamen-
tal.
Los desafíos de la investigación en las ciencias sociales latinoamericanas, con
sus diferencias nacionales, regionales y locales, son de gran magnitud. No podemos
abordar aquí con mayor exhaustividad estos campos del quehacer de los posgraduan-
dos en ciencias sociales, nos basta por ahora con dejar planteados algunos insumos
para la discusión. Algunos comunes a la tarea de investigación en general y otros
específicos de la tarea de producción de la tesis.La extensión de la reflexión sobre los
modos de producción de conocimiento en el ámbito de los posgrados requiere también
de la elaboración de espacios de debate sobre estos asuntos tanto en las instituciones
(Talleres de Tesis) como promovido por los propios estudiantes que comparten los
posgrados.
La reflexión sobre los modos de trabajar en los posgrados en ciencias sociales
permanece en un estado incipiente en América Latina en tanto el abordaje de esta
cuestión se ha reducido a la producción de manuales de orientación para la escritura
de la tesis. El constructivismo puede aportar para una revisión de las lógicas de pro-
ducción de las investigaciones de posgrado, su influencia epistemológica al respecto
es insoslayable. El debate atañe a cuestiones epistemológicas y metodológicas, de
diseños curriculares y de enseñanza de la metodología en un horizonte de recupe-
ración de la dimensión humana y política del conocimiento en el campo de las ciencias
sociales. Allí podremos concluir, como nos enseña el poeta, “hurrah por fin ninguno
es inocente”
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73
Tendencias actuales en la enseñanza de la metodología en doctorados en
ciencias sociales de Argentina y Brasil
1. Introducción
E
ste artículo se inscribe en el marco de un proyecto de investigación orientado
a la problematización del lugar de la metodología científica en los procesos de
socialización secundaria y de formación de investigadores en ciencias sociales
en América Latina.En particular, se centra en el análisis de planes de estudio y progra-
mas de materias metodológicas de doctorados del área de las ciencias sociales/huma-
nas de universidades públicas de Río de Janeiro (Brasil) y del Área Metropolitana de
Buenos Aires2 (Argentina).
El interés por conocer el lugar de la metodología en las instancias de for-
mación de investigadores tiene varios orígenes y presenta múltiples aristas. En líneas
generales, los interrogantes que se plantean están vinculados con el proceso histórico
de institucionalización de la Metodología, así como con las diferencias y particulari-
1.Doctor en Metodología de las Ciencias Sociales (Università di Roma “La Sapienza”) y Magíster en Métodos Avanzados de
Investigación Social y Estadística (The City University – London). Coordinador de la Red Latinoamericana de Metodología de
las Ciencias Sociales (RedMet). Profesor titular ordinario y Director del Programa de Maestría y Doctorado en Ciencias Sociales,
Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de La Plata. Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas
y Técnicas (CONICET). Ha publicado Alle origini della statistica moderna. La scuola inglese di fine Ottocento, Milán, Angeli
(2006) y Metodología de las Ciencias Sociales, Buenos Aires, Emecé (con A. Marradi y N. Archenti) (2007) y Cengage (2010,
2012), y co-editado La metodología de la investigación en debate, La Plata, Edulp-Eudeba, 2008 (con N. Cohen). Instituto de In-
vestigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS), Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad
Nacional de La Plata/CONICET. Calle 48 entre 6 y 7, La Plata, Argentina. Teléfono: +542214230125 int. 262
2. Se utiliza la definición del Observatorio Urbano Local - Buenos Aires Metropolitana (OUL-BAM), que integra la red de
Observatorios Urbanos de ONU-HABITAT
dades que éste ha adquirido en distintos contextos nacionales e institucionales: ¿qué
grado de institucionalización tienen los cursos metodológicos en los doctorados en
ciencias sociales de América Latina? ¿Qué concepciones prevalecen en ellos? ¿Cómo
se presenta y actualiza en la formación metodológica el debate cualitativo/cuantita-
tivo? ¿Cómo son recibidas y resignificadas las ideas metodológicas desarrolladas en
los principales centros de producción de conocimiento? ¿Cómo se producen y repro-
ducen, en el marco de la socialización secundaria, sentidos compartidos en torno de
lo que significa hacer investigación social? ¿Cómo y por qué se habilitan y legitiman
ciertas prácticas de investigación, en tanto se deslegitiman otras? ¿Qué relación existe
entre las formas de enseñanza de la metodología en América Latina y la lógica de di-
visión internacional del trabajo científico?, entre otras.
Resulta claro que no todas estas preguntas serán abordadas en el artículo, y las
que se aborden no serán necesariamente resueltas de un modo categórico. Pero son
importantes en tanto definen el horizonte de las cuestiones problemáticas en las que se
sitúan nuestros intereses de investigación en relación con la formación metodológica.
La propuesta de investigación, tal como fue concebida originalmente —y con el
fin de cumplir los diversos objetivos cognoscitivos que implica—, exige la utilización
de una estrategia multi-método. Sin embargo, en esta primera instancia, con énfasis
en la descripción de los planes y programas de estudio, se ha recurrido al análisis de
documentos. Complementariamente, se han realizado entrevistas en profundidad con
autoridades, docentes y estudiantes de los programas de doctorado objeto de interés,
orientándolas a conocer con mayor grado de detalle la lógica de los planes de estu-
dio y de las propuestas de formación metodológica, más allá de lo objetivado en los
documentos escritos. Con relación al tratamiento de estos últimos, se ha estructurado
el trabajo en dos niveles, relacionando cada uno de ellos con una serie de preguntas
relevantes:
a. Programa de Doctorado / Plan de estudios: ¿cómo está estructurado? ¿Qué y
cuántas materias metodológicas tiene? ¿De qué tipo? ¿Con qué objetivos/ contenidos
mínimos? ¿Cómo están articuladas entre sí y con el resto de las materias?¿Son obliga-
torias u optativas? ¿Hay correlatividades? ¿Cómo se relacionan con las prácticas de
investigación, diseño de investigaciones y realización de las tesis?
b. Programas de materias metodológicas: ¿cómo está organizada la materia? ¿Cuáles
son sus objetivos explícitos? ¿Qué contenidos cubre? ¿Cómo están organizados dichos
contenidos? ¿Se prevé alguna instancia práctica? ¿Hay articulación entre el desarrollo
de los contenidos y los temas de tesis de los cursantes? ¿Qué bibliografía se utiliza?
¿Se trata de libro, artículo u otro material?¿Quién/quiénes es/son el/la/las/los autor/a/
as/es? ¿Cuál es la fecha de publicación? ¿Dónde fue publicado (original y traducción,
76
si correspondiese)? ¿En qué idioma se incluye el texto (original y traducción, si co--
rrespondiese)? ¿Qué temas metodológicos trata? ¿Cuál es su orientación epistemológi-
ca, metodológica y teórica? ¿Cómo se evalúa el ajuste entre material bibliográfico,
tema que cubre, orientación del texto y de la materia?
En lo que respecta a la conformación de la muestra, cabe consignar que el cri-
terio utilizado en la investigación en la que se inscribe este artículo se basa principal-
mente en la selección intencional (Marradi, Archenti y Piovani, 2007), pretendiendo
lograr la saturación —en un campo que se reconoce heterogéneo en múltiples niveles
y dimensiones— a partir de factores tales como: tipo de doctorado (personalizado/
semiestructurado/estructurado); disciplina (multidisciplinario: ciencias sociales - cien-
cias humanas / disciplinario: sociología, ciencia política, comunicación social, trabajo
social), tipo de institución (estatal/privada); ámbito geográfico de radicación institu-
cional; valoración de CAPES3 / CONEAU4 , etc. Este trabajo, en particular, se centra
en una submuestra específica constituida por cuatro casos: el doctorado en Ciencias
Humanas (Sociología) de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ), y los doc-
torados en Ciencias Sociales de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ),
de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de la Universidad Nacional de La Plata
(UNLP)5. Todos ellos tienen una serie de importantes características comunes:
a.Con respecto a los contextos institucionales de inserción: se trata de universidades
estatales metropolitanas grandes (también llamadas “macrouniversidades”), con
trayectorias académicas consolidadas y ampliamente reconocidas en sus respectivos
sistemas de educación y en el nivel regional. En efecto, de acuerdo al QS World Uni-
versity Rankings6 la URFJ y la UERJ ocupan los puestos 3ero. y 10mo. en Brasil,
mientras que la UBA y la UNLP se encuentran posicionadas en 1er. y 4to. lugar en
Argentina. En América Latina, ocupan los puestos 8 (UFRJ), 11 (UBA), 24 (UNLP) y
38 (UERJ). Y considerando exclusivamente la investigación científica, la UFRJ se en-
3. La CAPES (Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível Superior) es un órgano estatal de Brasil que se ocupa, entre
otras cosas, de la evaluación de las carreras de posgrado (Maestría y Doctorado) desde 1976. El resultado de la evaluación se
expresa en una nota numérica en la escala 1 - 7 (siendo esta última la máxima calificación posible).
4. La CONEAU (Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria) es la institución estatal de Argentina que, entre
otras funciones, acredita y categoriza las carreras de posgrado (Especialización, Maestría y Doctorado). La categorización se
expresa por medio de letras (A, B, C y D), siendo la A la máxima calificación que se contempla.
5. Los doctorados de Brasil (los aquí presentados y otros) fueron objeto de un estudio exhaustivo en Piovani, Iuliano, Aliano et al,
2012. Por su parte, los doctorados de Argentina ((los aquí presentados y otros) fueron analizados en Piovani, Rausky y Santos, 2012.
6. Se trata de un ranking que, para el caso latinoamericano, considera una serie de indicadores tales como: docentes con doc-
torado, nivel de satisfacción de los estudiantes, relaciones con universidades extrarregionales, webmétrica, etc. Cabe hacer notar
que muchos de estos indicadores han sido cuestionados por los posibles sesgos que producen y, en este sentido, el ranking en sí
mismo ha sido objeto de críticas fundamentadas.
Fuente de datos: http://www.scimagoir.com/pdf/ranking_iberoamericano_2012.pdf
77
cuentra posicionada 5ta. en América Latina, la UBA 7ma. la UNLP 13era. y la UERJ
23era. (Sci Mago Institutions Rankings, 2012)7.
b. Con respecto a los programas de doctorado en ciencias sociales / humanas: se trata
de doctorados multidisciplinarios que han sido evaluados y calificados con notas altas
por parte de los respectivos sistemas nacionales de acreditación, y que por su contexto
institucional de inserción suelen ser referencia para el diseño de programas del mismo
campo en otras universidades.
7. Este ranking se construye a partir de la base de datos Scopus, tomando en cuenta: producción científica, ratio de colaboración
internacional, calidad científica promedio de cada institución, proporción de artículos publicados en revistas de prestigio y ratio
de excelencia investigadora. Fuente de datos: http//www.scimagoir.com; /pdf/ranking:iberoamericano.2012.pdf
78
tor fija en cada caso. Se trata generalmente de seminarios de lectura guiada, como
es tradición en los doctorados personalizados. Como queda en evidencia, no existe
ningún seminario obligatorio dedicado a la Metodología, los métodos o las técnicas de
investigación en esta fase.
Entre las asignaturas electivas, se registran en los últimos 5 años tres especí-
ficamente metodológicas, todas ofrecidas entre 2010 y 2012. Se trata de materias de
corte cuantitativo (aunque una de ellas, a pesar de usar la palabra “métodos cuantitati-
vos” en su título, incluye algunos contenidos de metodología cualitativa) y, en general,
con una clara orientación aplicada. Los 3 cursos electivos señalados presentan las
siguientes características:
El primero tuvo por objetivo introducir a los alumnos al análisis estadístico de
datos secundarios, utilizando el paquete SPSS. Los temas de aplicación incluyeron:
desigualdad de clase, renta, justicia social, mercado de trabajo, género, raza y políti-
cas públicas. La bibliografía se compuso de 10 textos, 7 de los cuales son estudios
locales sobre los temas de aplicación (3 de autoría del docente a cargo) y con fecha de
publicación entre 1964 y 2007. Los restantes textos son de origen francés (1) y esta-
dounidense (2). En todos los casos se usa la traducción portuguesa. Sólo uno de ellos
se dedica exclusivamente a cuestiones metodológicas: se trata de un clásico manual de
estadística para las ciencias sociales, publicado en Brasil en 1987.
El segundo tuvo por objetivo auxiliar a los alumnos a transformar sus intereses
de investigación en proyectos viables, relevantes y metodológicamente sólidos. El
curso se desarrolló en cuatro partes: 1) reflexión epistemológica; 2) revisión de los
métodos de investigación social básicos; 3) presentación y discusión de problemas
de investigación empírica con invitados; 4) discusión y reelaboración de los proyec-
tos de los alumnos, con énfasis en los instrumentos operativos y conceptuales de la
investigación. A la primera parte se dedicaron 3 clases en las que se discutió la obra
de autores reconocidos sobre: a) los problemas de la relación teoría-hechos (Alexan-
der; López), y b) los mecanismos explicativos, niveles y unidades de análisis (Elster).
En todos los casos se utilizaron obras en portugués. La segunda parte, de 4 clases,
abordó los diferentes métodos, su complementariedad y las ventajas y desventajas en
la administración de controles y la generalización de resultados. Asimismo, se trató la
operacionalización de conceptos y los criterios de calidad en la medición. Finalmente,
se presentó una introducción al análisis univariado de datos, con énfasis en las me-
didas de tendencia central y de dispersión. A pesar de estos contenidos explícitos, la
bibliografía para esta unidad constó de 3 textos clásicos de principios de la década de
1970, todos en inglés, sobre el método comparado en el campo de los estudios sociales
y políticos (Lipjhart; Przeworski y Teune; Sartori). La tercera parte se abocó al análi-
79
sis crítico de problemas y desafíos metodológicos en la investigación empírica, con
reconocidos docentes invitados que trataron los siguientes temas: pobreza, percepción
de las elites, educación, desigualdad, raza y clase, mercado de trabajo. Una de estas
sesiones con docentes externos se dedicó a los problemas del análisis de datos cualita-
tivos. Para esta parte del curso, así como para la siguiente, centrada en la discusión de
los proyectos de los alumnos, no se presentó bibliografía específica.
El último de los cursos electivos tuvo por objetivo presentar técnicas estadísti-
cas para el análisis de datos en ciencias sociales (con énfasis en los temas de desigual-
dad y “riesgos para la salud”) y, complementariamente, reflexionar sobre los posibles
modos en que algunas investigaciones cualitativas sobre estos temas podrían realizarse
con técnicas cuantitativas. El curso se desarrolló sobre la base de clases teóricas y
prácticas, con uso del software SPSS. Los temas metodológicos tratados incluyeron:
conceptos de medición en ciencias sociales; estadísticas descriptivas básicas: tenden-
cia central y dispersión; lógica de la inferencia estadística clásica: distribución nor-
mal, muestra e inferencia, tests de hipótesis, correlación, asociación y análisis de la
varianza; regresión lineal. La bibliografía constó de 8 textos, uno de los cuales es un
reconocido y reciente libro de Metodología de Howard Becker, concebido desde una
perspectiva crítica. Los restantes son investigaciones sobre desigualdad, pobreza, sa-
lud, políticas públicas, etc. La mayoría de ellos es de origen brasilero (3 de autoría de
los docentes a cargo del curso), publicados entre 1996 y 2011. Uno de los textos está
en lengua inglesa.
El cuerpo docente del doctorado está compuesto por 28 profesores permanen-
tes y 6 profesores colaboradores. El 100% de la planta permanente tiene título de
doctor; 64% son mujeres; 50% es doctor en Antropología, 25% en Sociología, 14%
en Ciencia Política y 11% en Ciencias Sociales / Humanas; 21 docentes obtuvieron
su doctorado en Brasil, 4 en Estados Unidos, 2 en el Reino Unido y 1 en Francia.
Entre las áreas de expertise/interés encontramos una amplia variedad: teoría social y
antropológica; sociologías y antropologías especiales (de la cultura, política, del tra-
bajo, económica, histórica, de la religión, agraria, del deporte, del arte, urbana, de la
ciencia, de la tecnología, de las profesiones, etc.); y temas tales como: estratificación,
desigualdad, familia, género, políticas sociales, memoria, cultura popular, dependen-
cia académica, corporalidad, educación, identidad, globalización, relaciones raciales,
historia de las ciencias sociales, campesinado, desarrollo, cooperación internacional,
indigenismo, sexualidad, moda, medios de comunicación, ecología, folclore, estudios
afro-brasileros, violencia y criminalidad, pensamiento social brasilero, entre otros.
Ninguno de los docentes declara a la Metodología (o temas conexos) como su área de
especialización y/o de interés.
80
2.2. El Doctorado en Ciencias Sociales de la UERJ
81
significación, etc.); medición de la relación entre dos variables (tablas de contingen-
cia, coeficiente de correlación, etc.). El programa presenta una bibliografía compuesta
por 12 textos que abordan desde temas epistemológicos hasta técnicas estadísticas,
pasando por la metodología general, los diseños de investigación y la investigación
comparativa. Para cada tema tratado, y aunque no se presenta bibliografía analítica, se
pueden encontrar textos de autores de referencia, predominantemente norteamerica-
nos y, en menor medida, europeos (von Wright; Ragin; King, Keohane y Verba; Cook
y Campbell, entre otros). Del total de materiales utilizados 8 están en inglés, 2 en
portugués y 1 en castellano (un muy referenciado trabajo de origen español sobre mé-
todos y técnicas cuantitativas, escrito por Cea D’Ancona). El texto más antiguo data
de 1971, y el más reciente de 1992, aunque la mayoría de ellos fue publicado durante
la década de 1980.
Metodología II, por su parte, y también de acuerdo al programa 2008, se cen-
tra en los abordajes cualitativos, e incluye el tratamiento de contenidos relacionados
con el trabajo de campo/observación participante, entrevista abierta, historia de vida,
grupos focales y uso de la imagen. La propuesta tiene como trasfondo el problema
de la relación “investigador-investigado” y se focaliza en el “hacer etnográfico”. La
mirada se construye desde la Antropología Social y la estrategia didáctica se basa en
un análisis de etnografías que permita poner en cuestión los aspectos metodológicos y
los debates disciplinarios. En este sentido, se propone una discusión de trabajos resul-
tantes de estudios cualitativos, incluyendo las ideas de investigación de los alumnos.
También están previstas las visitas de investigadores con el fin de ilustrar los conteni-
dos del curso a través de sus experiencias de investigación empírica. La bibliografía
incluye 23 textos de diferente tenor: estudios generales de metodología, trabajos más
específicos sobre etnografía y métodos etnográficos, reflexiones sobre el problema
de la alteridad, y etnografías en sentido estricto. Se incluyen varios textos de autores
clásicos y/o muy reconocidos en su campo, especialmente europeos y norteamerica-
nos: Becker, Bourdieu, Geertz, Malinowski, Clifford, Marcus, entre otros. También se
encuentran referenciados trabajos recientes de antropólogas/os brasileras/os. Del total
de los materiales bibliográficos, 17 (74%) están en portugués y 6 (26%) en inglés,
y las fechas de publicación de las ediciones usadas en el curso van desde 1977 hasta
2007.
En línea con la Maestría, la propuesta curricular del doctorado propone una
formación interdisciplinaria con concentración en una de las tres disciplinas rectoras
y formación complementaria en una segunda área mediante la elección de seminarios
ofrecidos por el PPCIS. Este bloque de cursos optativos guarda relación con las líneas
de investigación y con los proyectos desarrollados por los profesores, y se conforma
82
fundamentalmente de materias que abordan sociologías o antropologías específicas
(Sociología de la cultura o Antropología de la familia, por ejemplo) o seminarios
abocados a problemáticas sociales (violencia y políticas públicas; religión; relaciones
étnicas y raciales; turismo y medio ambiente; segregación urbana y social; movimien-
tos sociales; relaciones de género; justicia y ciudadanía; desigualdades sociales y po-
breza), sin existir cursos específicamente metodológicos.
Sin embargo, cabe señalar que la estructura curricular del doctorado ha sufrido
algunos cambios recientes —con efecto a partir de 2012— que resultan de particular
interés. De acuerdo con el plan vigente hasta 2011, la formación de doctorado comple-
mentaba la Maestría adicionando un curso en Teoría Contemporánea y 4 materias
optativas. La modificación curricular reciente implica la obligatoriedad de sumar al
menos un curso de Metodología y un Seminario de Tesis, de modo que puede obser-
varse que, a partir de 2012, el área metodológica del Doctorado ha sido reforzada.
El cuerpo docente del Programa (Maestría y Doctorado) está conformado por
25 profesores, 17 (68%) de los cuales son mujeres. Según los datos obtenidos, con
cobertura del 75 % del staff, se puede elaborar el siguiente perfil: el 100 % de los do-
centes tiene título de Doctor, existiendo cierta diversidad en su formación que se ajusta
al enfoque interdisciplinario del programa. En un análisis desagregado encontramos
que un 25% es Doctor en Sociología, otro 25% lo es en Antropología Social, y el
restante 50% posee doctorados en Sociología de la Cultura y de la Religión, en Cien-
cia Política, en Comunicación y Cultura, en Arquitectura y Urbanismo, en Ciencias
Sociales y en Letras. Por otra parte, una amplia mayoría de estos doctores obtuvieron
su título en universidades de Brasil (75%), mientras que el resto lo ha obtenido en
Estados Unidos, Francia, Inglaterra y España. Al analizar los campos de investigación
y las áreas de interés académico de los docentes se observa, más allá de la dispersión
disciplinaria, una recurrencia en torno de temas vinculados con la sociología de la
cultura y la antropología social, destacándose solo en un caso un perfil docente con
explícita referencia a la especialización en metodología de la investigación.
83
Según la información que proporcionan los documentos oficiales, el objetivo
fundamental del programa es la formación de investigadores con capacidad para di-
señar, realizar y, en su caso, conducir en forma independiente investigaciones, como
así también para hacer una contribución original al conocimiento en el ámbito de las
Ciencias Sociales.
El Programa diferencia dos trayectos denominados: 1) Ciclo Inicial o Primer
Ciclo y 2) Ciclo Principal. El primer ciclo está dirigido a aquellos alumnos que no po-
seen un título de Posgrado o trayectoria equivalente, y que deben acreditar veintitrés
créditos (diez cursos en total) para alcanzar dicho nivel en un plazo máximo de dos
años lectivos. El segundo ciclo está destinado a aquellos candidatos que, a criterio de
la Comisión de Doctorado: 1) acrediten el Primer Ciclo o su equivalente (a- estudios
de Maestría previos que a juicio de la Comisión tengan un alto valor académico y que
requieran la defensa oral y pública de una tesis; b- desempeño con beca de perfec-
cionamiento de alguna institución científica del país; c- ser investigador de carrera del
CONICET 8 o Profesor Investigador miembro del Instituto de Investigaciones de la
Facultad de Ciencias Sociales de la UBA; d- ser Profesor-Investigador en otros insti-
tutos del área de las Ciencias Sociales de otras instituciones de reconocida solvencia
académica; e- dedicación a la investigación en Ciencias Sociales y un nivel de produc-
ción científica que, a juicio de la Comisión de Doctorado, sea equivalente a la exigible
a un investigador asistente del CONICET), y 2) desarrollen una propuesta de calidad
suficiente de su proyecto de investigación y tesis.
De acuerdo a la condición de ingreso al doctorado las trayectorias de los estu-
diantes variarán sustancialmente. Quienes deban cursar el primer ciclo harán un recor-
rido semiestructurado9 , mientras que aquellos que ingresen directamente al segundo
ciclo (Ciclo Principal) deberán seguir un trayecto personalizado –con el cursado de
unos pocos seminarios o talleres.
Para los alumnos del Primer Ciclo se requiere la acreditación de: a) dos asig-
naturas obligatorias: una Metodología general o específica y un Taller de Tesis I; b) 4
asignaturas obligatorias, a elegir entre: una Teoría Social Contemporánea, una Teoría
Cultural Contemporánea, una Teoría Política Contemporánea, una Historia Social
Contemporánea, una Filosofía o Epistemología y, c) cuatro asignaturas optativas (en-
tre las que se incluyen ofertas metodológicas). Una vez finalizadas las cursadas se
prevé que el alumno escriba un artículo en el que plasme algunos de los aspectos de
su investigación. Cumplimentados estos requisitos podrá pasar al siguiente ciclo. A
84
quienes cursen el Ciclo Principal se les puede asignar el cursado de una (o más)
materia/s metodológicas y el Taller de Tesis II10 .
Los talleres de tesis son de dos tipos: específicos (con orientación temática
y/o de abordaje metodológico) y generales (sin orientación temática y/o metodológica
definida). Según el último registro, la oferta para los ingresantes al primer ciclo fue
de cuatro talleres: dos generales y dos específicos. Independientemente de su tipo, lo
central de los talleres I radica en la forma de trabajo: una reflexión, discusión y pro-
ducción colaborativa de los participantes y los docentes en relación con los proyectos
de tesis. Los talleres de tesis I específicos cuentan con bibliografía genérica que acom-
paña el proceso de traducción de los intereses de investigación en un proyecto forma-
lizado y un corpus de materiales preestablecidos que están orientados a profundizar
el conocimiento y/o discusión sobre el campo de interés compartido, ya sea teórica o
metodológicamente. En los talleres de tesis I generales el aporte bibliográfico tiende
a ser genérico y la bibliografía específica no es fija, sino que surge de los intereses,
temas y abordajes elegidos por los/as propios participantes. Los talleres de tesis II
asumen la misión fundamental de aportar al desarrollo y escritura de la tesis doctoral,
siendo más frecuentes los de tipo general.
Las opciones de asignaturas metodológicas obligatorias o electivas (generales
o específicas) se basan en una planificación anual que no es fija. La oferta reciente se
centró en 4 asignaturas: una general (Metodología de Investigación Social. El diseño
de investigación) y tres específicas (Aproximación crítica al método estándar de inves-
tigación en las ciencias sociales; Cuestiones metodológicas: ¿cómo usar las fuentes de
datos?; El testimonio. Teorías y aproximaciones metodológicas).
Metodología de Investigación Social: El diseño de investigación es una ma-
teria de corte integral. En ella se presentan las principales estrategias y técnicas rela-
cionadas con el proceso de la investigación social. La propuesta encara la lógica del
proceso de investigación en ciencias sociales entre teoría y hechos, abordando como
casos los estudios por encuesta, los estudios en profundidad y los experimentales. La
estrategia didáctica incluye lecturas teórico-metodológicas, análisis crítico de inves-
tigaciones y ejercicios de aplicación para internalizar la lógica del proceso de inves-
tigación, evaluando las ventajas y limitaciones que ofrecen los diferentes diseños y
métodos de investigación más empleados. La asignatura trabaja con 24 textos, varios
de ellos en la forma de manuales que son utilizados en distintas unidades, sobre todo
los que recuperan las distintas estrategias metodológicas o comparten una misma
perspectiva epistemológica. En la bibliografía analítica se incluyen 18 capítulos de
libros, 4 artículos de revistas y un material de cátedra. Este último, y dos artículos,
10. Salvo casos excepcionales el Taller de Tesis II es obligatorio para todos los cursantes del Doctorado.
85
son de autoría del docente a cargo del curso. Casi todos los textos pertenecen a autores
extranjeros (21/24). En todos los casos de lengua original no castellana se usa una tra-
ducción. Entre los autores de los materiales existe primacía de origen estadounidense,
seguida de españoles o mexicanos y, por último, argentinos.
Otra materia de la oferta metodológica, pero de carácter específico, es Aproxi-
mación crítica al método estándar de investigación en las ciencias sociales. Se trata de
un curso que aborda –desde una perspectiva crítica– el método estándar (cuantitativo)
de investigación en las ciencias sociales. Su propuesta se basa en la presentación, de-
sarrollo y análisis de los principales tópicos del enfoque. La asignatura inicia con una
clasificación de las aproximaciones a la ciencia y, a partir de ello, desarrolla los fun-
damentos del enfoque estándar en ciencias sociales. Para ello trabaja los principales
aspectos conceptuales y técnicos del método de la asociación, abordando los concep-
tos de matriz de datos, muestreo, propiedades y variables, confiabilidad, fidelidad de
los datos, medición, escalamiento, validez, índices y diseño de la investigación. La
bibliografía cuenta con 13 textos, entre los que se encuentran 8 libros completos, 3
capítulos de libros y 2 artículos de revista. La mayoría de ellos son de autores extran-
jeros, con peso de estadounidenses, españoles y algunos argentinos. Salvo un texto, el
resto se encuentra en idioma español. El docente es coautor de un manual integral que
consta en la propuesta bibliográfica.
La otra asignatura metodológica específica es El testimonio. Teorías y aproxi-
maciones metodológicas. Se trata de una materia que aborda la temática de los relatos
testimoniales para la comprensión de los fenómenos de naturaleza social e histórica.
Propone abrir un espacio de conocimiento en torno a la problemática del testimonio,
destacando la importancia de los relatos personales para el análisis de los fenómenos
sociales y aportando elementos teóricos y prácticos que permitan construir un corpus
basado en testimonios y los conocimientos teórico-metodológicos para la realización
y análisis de los mismos. La bibliografía consta de 31 textos: 3 artículos de revista,
13 capítulos de libros y 15 libros completos. De ellos, 10 son de origen argentino, 7
estadounidenses, 10 europeos (5 franceses, 3 alemanes, 1 inglés y 1 italiano), 1 ve-
nezolano y 1 peruano. Salvo dos textos en inglés, el resto se encuentra en ediciones en
castellano. La docente a cargo de la asignatura es autora de uno de los artículos de la
propuesta bibliográfica.
La última asignatura metodológica específica es Cuestiones metodológicas:
¿cómo usar las fuentes de datos? Se trata de una materia que asume una perspec-
tiva estándar de la ciencia, abordando cuestiones metodológicas para el uso y aprove-
chamiento de fuentes de datos secundarios relacionados con familia, género, salud
y trabajo, y con énfasis en aspectos sociodemográficos. La bibliografía consta de 19
86
textos: 10 capítulos de libros, 5 artículos de revista, 3 libros completos, 1 ponencia y 1
apunte de cátedra. De ellos, 11 son de origen argentino, 6 son latinoamericanos (3 de
México, 2 de Chile y 1 de Perú) y 4 Europeos (3 españoles y 1 francés). Todos son en
español o cuentan con ediciones esta lengua. Las docentes a cargo de la asignatura son
autoras de un libro y artículos incluidos en la bibliografía.
11.La letra n contigua a la calificación (B) indica que al momento de su evaluación se trataba de una carrera nueva, que no con-
taba todavía con graduados.
87
Seminario de Tesis (36 horas), Metodología y técnicas de la investigación social (52
horas), Taller de Tesis I (36 horas). En el caso de los cursos optativos, algunos de los
que se han ofrecido con regularidad refieren a la profundización de aspectos meto-
dológicos. El segundo trayecto, es decir el eje investigativo, incluye instancias en las
que se busca que los alumnos se centren en sus prácticas de investigación: Seminario
Temático Específico (afín al tema de tesis) y Taller de Tesis II.
La formación metodológica provista por este Doctorado exige, como mínimo,
la cursada del Seminario de Tesis, Metodología y técnicas de la investigación social,
Taller de Tesis I y Taller de Tesis II¸ así como las asignaturas optativas que pudiera
elegir el alumno a partir de la oferta e intereses específicos. Del conjunto de estas
asignaturas mínimas, 3 tienen como propósito directo aportar a la consecución de la
tesis de doctorado. En este sentido, el Seminario de Tesis y el Taller de Tesis I tienen
como objetivo asistir en la transformación de los intereses cognoscitivos de los alum-
nos en proyectos de investigación viables y metodológicamente coherentes y sólidos;
y el Taller de tesis II se plantea como un ámbito de apoyo al avance de la escritura y
discusión de los resultados de la investigación de doctorado. Estas materias12 , aunque
le asignan un lugar a la cuestión metodológica, no tienen una finalidad directa de
formación en metodología. En cambio, “Metodología y técnicas de la investigación
social” se concibe como asignatura de formación metodológica general, con una pro-
puesta de tipo integral.
Entre las asignaturas optativas la formación metodológica no tiene una oferta
fija, pero la coordinación académica del doctorado, que planifica y gestiona los semi-
narios electivos, reserva en cada ciclo lectivo espacios para cursos metodológicos de
profundización. Para ello recurre a los recursos humanos existentes en la Facultad y,
por invitación, a expertos nacionales y extranjeros. Algunos de los últimos cursos me-
todológicos ofrecidos fueron: Métodos Etnográficos, Historias de Vida, Construcción
de Indicadores Sociales, Técnicas estadísticas avanzadas, Análisis de datos cuantitati-
vos con SPSS, Análisis de datos cualitativos con Atlas.ti y Análisis del discurso.
Metodología y Técnicas de Investigación Social es la materia obligatoria e ini-
cial de la formación metodológica del doctorado. Se trata de una asignatura específica
que presenta un panorama integral y pluralista de las estrategias metodológicas de
12.Las asignaturas mencionadas, salvo la primera que se denomina Seminario, son definidas como Talleres y lo hacen por su mo-
dalidad de trabajo. En efecto, las formas de trabajo se plantean como activas, colaborativas y participativas en torno a la produc-
ción de la tesis de doctorado. Las asignaturas asumen esta tarea de producción con un sentido marcadamente operativo, en tres
tramos: a) avanzar inicialmente en la construcción del objeto de investigación en el seminario de tesis, b) cristalizar los aspectos
del diseño en el proyecto de tesis en Taller de Tesis I y c) terminar en el avance de la elaboración y escritura de la tesis en Taller
de Tesis II. Si bien en cualquiera de las asignaturas pueden darse instancias de descripción y/o profundización de algún aspecto
metodológico esto deviene de una necesidad surgida de los proyectos de los doctorandos. En este sentido, no son contenidos cur-
riculares definidos, fijos ni sistemáticos de los programas de estas asignaturas.
88
las ciencias sociales, estableciendo un puente entre la especulación epistemológico-
metodológica y las diferentes alternativas técnicas para enfrentar problemas de inves-
tigación concretos. En el tratamiento de ambas dimensiones asume una perspectiva
de reconstrucción sociohistórica. Los temas tratados se ordenan en torno a 3 módu-
los. El módulo 1, introductorio, se propone abordar las reflexiones preliminares sobre
la producción de conocimiento científico, el debate del campo metodológico en las
Ciencias Sociales y el diseño de investigación, centrándose en sus tipos y sus núcleos
decisionales básicos (construcción del objeto, selección de unidades, recolección de
información, análisis de la información). En el módulo 2 se abordan los orígenes y
características del tipo de diseño estándar de investigación social y sus aspectos bási-
cos (discusión/explicitación de la teoría, operacionalización, selección de unidades
[población-muestra], recolección y análisis de los datos). En el módulo 3 se abordan
las características de los abordajes no estándar, recuperando los aspectos del diseño
"flexible", las referencias a la selección muestral intencional, los dispositivos de pro-
ducción de datos y aspectos del análisis de los materiales cualitativos. Asimismo, se
problematizan contenidos que apuntan a la integración metodológica (triangulación) y
a la superación de la tradicional dicotomía “cualitativo vs. cuantitativo”. La forma de
trabajo plantea que en cada una de las clases se acompañe de experiencias prácticas
a fin de ligar las reflexiones metodológicas con problemas concretos de la investi-
gación social. A tales fines, para cada módulo del programa se proponen un conjunto
de trabajos, ejercicios y actividades especiales. La asignatura trabaja con 16 textos.
Todos ellos son capítulos de libros y casi todos los autores son extranjeros (12/16),
aunque se utiliza la traducción al castellano. Los autores tienen primacía de origen
estadounidense para la versión estándar y franceses y españoles para la no estándar.
Quien tiene a cargo el curso es coautora de un texto incluido en el programa.
3. Conclusiones
89
los futuros investigadores ha de llevarse a cabo por medio de su inmersión en prácticas
de investigación, y de la mano de un tutor con experiencia.
Si bien ninguno de los cuatro casos analizados puede considerarse un tipo puro,
en relación con el continuo apenas descrito, en líneas generales puede argumentarse
que los doctorados de Argentina han tendido tradicionalmente hacia el primer polo,
mientras que los brasileros hacia el segundo: los programas argentinos le han asignado
mayor peso relativo a los cursos formales de metodología y los brasileros han puesto
mucho más énfasis en las instancias investigativas concretas.
Es interesante hacer notar, en este punto, que se han señalado críticamente los
supuestos riesgos que ambas tradiciones conllevan, al menos en sus versiones más ex-
tremas: por un lado, la posibilidad de que la Metodología se vuelva un conocimiento
estéril y puramente especulativo, incapaz de reflejarse adecuadamente en las prácti-
cas de investigación; por el otro, la tendencia a reproducir formas de investigar que
prescindan de la reflexión crítica acerca de las decisiones metodológicas que hacen
posible la construcción del conocimiento, reforzando así la práctica de una ciencia
“normal” (en el sentido de Kuhn, 1962) metodológicamente rutinaria.
Sin embargo, cabe hacer subrayar que los casos analizados distan de estas
posiciones extremas. Por el contrario, se observa un claro intento por trascender el
antagonismo entre formación especulativa y teórica (prescindente de las prácticas) vs
formación “en” las prácticas (prescindente del entrenamiento formal en las técnicas
de investigación más objetivadas y/o de la reflexión metodológica en torno de dichas
prácticas investigativas). En efecto, en el caso brasilero se registra en los últimos años
un aumento de la presencia de cursos metodológicos y, en el argentino, un creciente
espacio destinado a las instancias de discusión y seguimiento de las investigaciones de
los doctorandos (especialmente en el formato de talleres de tesis).
Un aspecto común de la formación metodológica que ofrecen los cuatro doc-
torados analizados es que ésta suele concentrase en las instancias iniciales de la car-
rera, en el marco de una estrategia de articulación vertical entre un módulo más es-
colarizado y otro más orientado a la investigación. Ya sea que los doctorados estén
concebidos explícitamente en el marco de un programa integrado de Maestría y Doc-
torado, o que se organicen entorno de un ciclo inicial/introductorio/formativo y otro
principal/investigativo o de profundización, se sigue una misma lógica: la formación
estructurada antecede al desarrollo de un proyecto de investigación doctoral y la con-
secuente redacción de la tesis.
En este sentido, los seminarios específicos de Metodología tienden a ubicarse
en el plan de estudios de las Maestrías (o en el ciclo inicial del doctorado, cuando este
último no articula obligatoriamente con una Maestría), aunque con matices: en algu-
90
nos casos se exige como curso obligatorio y en otros forma parte de la oferta de semi-
narios electivos. En líneas generales, los doctorados argentinos tienen un requisito de
obligatoriedad para la formación metodológica y, además, ofrecen mayor cantidad de
cursos especializados electivos. En contraste, la presencia de materias metodológicas
es relativamente escasa en los doctorados de Brasil, en contraste con lo que sucede
en la formación de grado en ese mismo país, de acuerdo con lo que se señala en Vilas
Boas (2003) y Gugliano y Robertt (2010). Esto no indica necesariamente un desinterés
por este tipo de formación; en cambio, podría ser el resultado de asumir (correcta o in-
correctamente) que los alumnos llegan al doctorado con conocimientos metodológicos
consolidados.
En los planes de estudio de todos los casos se evidencia un cierto reposiciona-
miento de los métodos cuantitativos, superándose —al menos en apariencia— la es-
tigmatización prevaleciente durante en el período que Pawson (1994) denomina “me-
todolatría” para dar cuenta de las fases históricas del debate cuantitativo-cualitativo.
Sin embargo, esto no puede considerarse linealmente como una vuelta de página con
relación al antagonismo metodológico, porque los espacios curriculares del área con
frecuencia siguen definidos en términos de dicha oposición y, además, porque en los
programas de las materias específicas muy rara vez se registran contenidos ligados a la
articulación / combinación /complementariedad metodológica. Esta situación respecto
de la clasificación de los cursos como cuantitativos o cualitativos reproduce lo que
plantean Gugliano y Robertt (2010) al referirse a la formación de grado en Brasil, y
que también vale en gran medida para la Argentina. Pero, en línea con una sugerencia
de estos autores, esta organización didáctica de la Metodología no parece responder
ya a una inflexible toma de posición epistemológica, entendiendo a cada método como
la realización de los supuestos y fundamentos de paradigmas inconmensurables (Bry-
man, 1988). En cambio, la situación podría ser mejor caracterizada en términos de lo
que Pawson (1994) denomina “pluralismo pragmático.”
Con respecto a los métodos cualitativos, los planes de estudios y las ofertas
de seminarios electivos ponen en evidencia que, siempre en términos relativos, estos
tienen más presencia formal en los doctorados argentinos. Por otra parte, también se
observa mayor variedad de enfoques y estrategias (cursos sobre métodos etnográfi-
cos, historias de vida, análisis de discurso, etc.), mientras que en el caso brasilero no
sólo la oferta es escasa, sino que además suele limitarse a los enfoques clásicos de la
Antropología Social. Esta situación plantea interrogantes y paradojas, porque resulta
inconsistente con el contundente interés por las investigaciones empíricas basadas en
enfoques cualitativos, que se observa tanto en los proyectos de tesis de los alumnos
91
como en muchas de las líneas de investigación desarrolladas en los centros, laborato-
rios y núcleos ligados a dichos doctorados.
Finalmente, otro aspecto destacable, ya aludido al inicio de esta sección, apun-
ta al mayor énfasis que los doctorados de Brasil ponen en las experiencias y prácticas
concretas de investigación por sobre la capacitación escolarizada y formal en métodos
y técnicas. Esto tal vez sea uno de los factores que explican la mayor tasa de gra-
duación que estos programas tienen en comparación con los de Argentina. Por otra
parte, la menor o mayor presencia de cursos formales metodológicos guarda correlato
con la situación de la Metodología, en cuanto campo de conocimiento específico, en
los contextos institucionales en los que se desarrollan los doctorados analizados. En
el caso de Brasil, a pesar de la diversidad de centros, núcleos y líneas de investigación
ligados a los doctorados, no se registran instancias específicas que se dediquen a la
problematización y la investigación —teórica y empírica— de objetos metodológicos.
En cambio, tanto en la UBA como en la UNLP existen centros de investigación espe-
cializados en estas temáticas y, por lo tanto, no debería sorprender que sus integrantes
promuevan la presencia sistemática de cursos metodológicos en sus respectivos pro-
gramas de doctorado.
Bibliografía
■Bryman, A. (1988) Quantity and quality in social research, Londres, Routledge.
Gugliano, A. y Robertt, P. (2010) “La Enseñanza de las Metodologías en las Ciencias
Sociales en Brasil”, en Cinta de Moebio, núm. 38.
■Kuhn, T. (1962) The Structure of Scientific Revolutions, Chicago, University Press.
■Marradi, A.; Archenti, N. y Piovani, J. I. (2007) Metodología de las ciencias so-
ciales, Buenos Aires, Emecé.
■Pawson, R. (1994) “Quality and quantity, Agency and structure, mechanism and
context, dons and cons”, en World Congress of Sociology, Bielefeld, ISA.
■Piovani, J. I., Iuliano, R., Aliano, N. et al (2012) “La enseñanza de la metodología
en posgrados universitarios de Ciencias Sociales de Brasil”, en Memorias del III En-
cuentro Latinoamericano de Metodología de las Ciencias Sociales, Manizales, Uni-
versidad de ▪Manizales – Universidad de Caldas.
▪Piovani, J. I., Rausky, M. E. y Santos, J. (2012) “La enseñanza de la metodología en
posgrados universitarios de Ciencias Sociales de Argentina”, en VII Jornadas de So-
ciología de la UNLP, La Plata, Fahce-UNLP.
■Vilas Boas, G. K. (2003) “Currículo, iniciação científica e evasão de estudantes de
ciências sociais”, en Tempo Social, vol. 15, núm. 1.
92
El malestar de la productividad académica.
Desafíos propios de idear y experimentar alternativas que realicen la
dialogicidad durante la formación en investigación1
Mario Benedetti
L
A modo de introducción:
a formación en investigación ha sido asunto que ocupa a profesores y exper-
tos en currículo de las Universidades. El cuestionamiento a los alcances y las
limitaciones de los cursos de metodología de la investigación, ha derivado en
reformas que van desde diseños curriculares por asignaturas, pasando por núcleos
temáticos y problemáticos, diseño por proyectos, diseño por problemas. Cada uno
con resultados diversos, lo que mantienen en común es el cuestionamiento sobre los
1.El presente documento es una versión revisada y ampliada de la ponencia presentada en el III Encuentro Latinoamericano
de Metodología de las Ciencias Sociales (ELMeCS) “Métodos alternativos o críticos de la investigación en ciencias sociales”
Construcción de opciones metodológicas para las ciencias sociales contemporáneas. MESA 6: Desafíos actuales para la meto-
dología: cómo explicar procesos emergentes en América, elaborada en coautoría con el profesor Carlos Gallegos. Se retoma con
su autorización
2.Docente de la Maestría en Educación desde la Diversidad. Universidad de Manizales. Investigadora y consultora en GHAM-
MASS Asesorías y Consultorías en Educación, gcvg18@gmail.com. Ha realizado investigación en Desarrollo humano, Edu-
cación Superior y, en los últimos tiempos, en la línea de Educación y Democracia.
límites que estas opciones ponen a la formación investigativa de los sujetos en pre-
grado (licenciatura) o en posgrado, en tiempos de la industrialización en la producción
del conocimiento.
En países como Colombia, México y en general, en América Latina, el
surgimiento y consolidación progresiva de los sistemas nacionales de ciencia y tec-
nología, con sus respectivos sistemas de información, ha ido consolidando dinámi-
cas de producción industrial de conocimiento, de tal modo que los indicadores, las
mediciones, las normalizaciones, logran categorización, control, visibilización, nor-
malización, medición y comparación entre investigadores, grupos y productividad in-
vestigativa. En síntesis, genera cierta comodidad, y al mismo, tiempo, cierto malestar.
La comodidad viene dada por la certeza en el camino a seguir para lograr emerger,
mantenerse y ser visible dentro del sistema. El malestar, no tan generalizado, viene
dado por los cuestionamientos sobre la transformación de las realidades, sobre las
implicaciones del asumir ciertos parámetros de lectura de la realidad y no otros y, en
general, sobre el conocimiento pertinente en relación con los contextos específicos.
En este texto nos adentraremos en el malestar, la comodidad ha sido documen-
tada en diversos textos y su normalización se traduce más en las discusiones sobre los
modelos de medición que en sus alcances3. Mientras el malestar nos lleva al esfuerzo
por el pensamiento en el margen y a la identificación de alternativas.
El adentrarnos en este malestar implica al menos tres núcleos de problemas, el
primero, la pregunta por la territorialización del conocimiento, América Latina. El se-
gundo, la perspectiva del proyecto de investigación como trayecto en in-certidumbre.
El tercero la politización de la formación en investigación en ciencias sociales, tanto
en pregrado como en posgrado, como en la actividad investigativa ejercida por fuera
del ámbito académico.
94
y la abandonan o “permanecen obligados” dentro de ella; sujetos que dejan sus tierras
y sus raíces sin integrarse al nuevo lugar y sin retornar al anterior; sujetos que comer-
cian en la calle -en el semáforo-, bien al servicio de otros –a veces de la delincuencia
organizada- o bien para sí mismos. Concomitante con la elaboración del problema de
indagación, surge la pregunta por ¿cuál es el modo y cuáles los dispositivos propicios
para la indagación pertinente?, ¿Cómo se involucra la voz de quien investiga en el
proceso que indaga? ¿Desde dónde se coloca?
Las reflexiones teórico-conceptuales sobre la formulación de problemas en
pertinencia y magnitud desde América Latina, permite identificar rasgos particulares
sobre los modos y dispositivos de método en emergencia, aún como parte del en-
granaje dominante de trabajo con el conocimiento. Dentro de lo que la razón lógica
en Occidente ha consolidado como ciencia, la formulación de los problemas de inves-
tigación ha sido reconocida, aceptada y asumida como el fundamento de la actividad
científica propiamente. A su alrededor se organizan y se legitiman los criterios de
rigor, coherencia y consistencia de los proyectos de investigación. Desde allí se han
ido estructurando y estableciendo los principios que soportan la validez del denomi-
nado conocimiento científico, entre ellos:
■Que soporten la confrontación teórica interna dentro del campo de conocimiento
particular en relación con los paradigmas vigentes.
■Que sus resultados sean estables en contextos diversos con condiciones semejantes
■Que los miembros de la comunidad científica particular los legitimen como parte
coherente y consistente de su saber.
Generar estos principios y criterios ha sido el resultado de modos de orga-
nización históricamente constituidos y ha derivado modos de organización específicos
y cambiantes. En consecuencia, tal como lo encontramos en los textos sobre historia
de la ciencia, comprender la ciencia contemporánea exige adentrarse en su vinculación
estrecha con las coordenadas de tiempo, de espacio, de alcances tecnológicos y de
interacciones entre los sujetos, las instituciones y los poderes4.
En la perspectiva de lo latinoamericano que nos ocupa, una lectura de los
planteamientos de Santiago Castro-Gómez y Eduardo Mendieta (1998) en la intro-
ducción del texto Teorías en debate,“teorías sin disciplina”, deja ver como en el tras-
fondo de la discusión entre las teorías poscoloniales, los estudios latino-americanos y
los estudios subalternos, se juega el papel y el lugar de pensadores migrantes o hijos de
migrantes que, habiendo logrado espacios en ámbitos académicos del primer mundo,
especialmente en Norteamérica, utilizan los mismos dispositivos del sistema académi-
4.Véase por ejemplo: Ruiz-Rodgers Natalia, (2011. The Role of Research University in the Third World: A Case Study of the
National University of Colombia pp. 107 a 124. En Paths to a World-Class University. Nian Cia Liu, Qi Wang and Ying Cheng
(Eds), Boston.
95
co para interrogarlo, repensarlo, desbordarlo. En síntesis, para lograr espacios, voces
y re-conocimientos que, vinculados con experiencias vitales, lingüísticas y estéticas,
cuestionan la centralidad de occidente, de Europa y las configuraciones discursivas,
temporales y espaciales de aquello que denominamos latinoamérica.
Como parte del espectro de acontecimientos generado durante los últimos cin-
co siglos, las ciencias se han hiperespecializado, las instituciones se han redefinido,
los científicos se han multiplicado, los conocimientos han sido validados y revaluados
según las dinámicas propias de la investigación. Está claro que la dinámica y la ebul-
lición generadas en la interrelación entre sujetos-saberes-instituciones-tecnologías-
poderes anclados en un tiempo y espacio específicos genera y legitima el concepto
de ciencia, la actividad científica organizada en disciplinasy el valor estratégico del
conocimiento en cada época y espacio particular.
De modo concomitante con la hiperespecialización y la disciplinariedad del
conocimiento, emergen, sobre todo en las tres últimas décadas, polémicas intelectuales
que configuran campos de problemas y problematización, en las cuales la complejidad
del objeto evidencia un carácter transdisciplinar alrededor del cual dialogan diversidad
de disciplinas para elaborar convergencias y divergencias. Tal es el caso de América
Latina que, al decir de Castro-Gómez y Mendieta (Op. Cit 1998), congrega verdaderas
teorías sin disciplina. Disciplinarias o teorías sin disciplina, el conocimiento humano
y social actual, está interrogado por la fuerza de los acontecimientos que superaron
y destruyeron la expectativa de orientar todo el orden social bajo la égida de la razón
lógica. Estamos aún elaborando-nos en las enseñanzas del breve siglo XX5 con dos
guerras mundiales, globalización de la economía, mundialización de la cultura, fa-
bulación y virtualización de la realidad; como fenómenos paralelos, intervinientes y
parámetros desde los cuales identificar, significar y dotar de sentido las dicotomías que
han orientado la tradición científica construida, sus derivaciones y sus consecuencias
para el presente y el futuro del planeta y de la vida en él.
5.En la perspectiva de Hobsbawm, Eric J. (1998) el breve siglo XX está marcado por acontecimientos y sus consecuencias,
acaecidos entre dos guerras mundiales. El autor denomina a la segunda guerra mundial como “una guerra civil ideológica inter-
nacional (…) Y en esa guerra civil el enfrentamiento fundamental no era el del capitalismo con la revolución social comunista,
sino el de diferentes familias ideológicas: por un lado los herederos de la Ilustración del siglo XVIII y de las grandes revoluciones,
incluida, naturalmente, la revolución rusa; por el otro, sus oponentes. En resumen, la frontera no separaba al capitalismo y al
comunismo sino lo que el siglo XIX habría llamado "progreso" y "reacción" con la salvedad de que esos términos ya no eran
apropiados". El mismo autor indica que (,,,) “fue una guerra internacional porque suscitó el mismo tipo de respuestas en la mayor
parte de los países occidentales” y que (…) fue una guerra civil porque en todas las sociedades se registró el enfrentamiento entre
las fuerzas pro y antifascistas". (p 150). En general, el texto plantea que el breve siglo XX implicó no sólo la caída del comunismo
sino, y sobre todo, una crisis de todos los sistemas. Lo cual fue re-afirmado con la crisis financiera del 98 y el desenvolvimiento
de guerras posteriores en extensas regiones del mundo, vinculadas con la desintegración de la Unión Soviética.
96
Desarrollo/subdesarrollo, ciencias naturales/ciencias sociales, dominador/
dominado, centro/periferia, nacional/global, tradición/cambio, constituyen, entre otras,
dicotomías sobre las cuales, ciencias y profesiones han formulado problemas, estatu-
ido soluciones y difundido alternativas que devienen en naturales y generalizables,
en ocasiones, con mínima interrogación sobre su territorialidad, su valor histórico y
su capacidad heurística en una georeferencia particular, con espacios y tiempos que
se superponen, donde el conocimiento devino en el mayor bien para la generación de
riqueza, desplazando a la tierra, a la industria y al capital financiero.
De manera específica, esta América Latina del siglo XXI, heredera de ances-
trales culturas originarias (dominadas, arrasadas y mezcladas) de conquistas y de colo-
nizaciones, se erige como terreno fértil de interrogantes y cuestionamientos sobre el
qué de las ciencias contemporáneas en virtud de sus teorías y conceptos; los quiénes
de dichas ciencias en virtud de los científicos que ha formado y que han orientado
su actual tradición y los para qué de la tradición construida en virtud de los resulta-
dos que saltan a la vista y los aún no evidentes. América Latina, se configura como
geo-referencia territorial-izada, desterritorial-izada y reterritorial-izada que demanda
diferenciar los alcances, los límites, los márgenes y las consecuencias de hablar para
América Latina, hablar desde América Latina, hablar de América Latina y hablar so-
bre América Latina.
Pensar los problemas de indagación desde América Latina implica reconocer
los rasgos históricos, políticos, económicos, sociales y humanos que la diferencian;
cuestionar desde dónde y hacia donde se orientan los referentes teórico-conceptuales
y metodológicos con los cuales elaboramos los problemas de indagación y valorar sus
alcances contemporáneos. Las últimas décadas han sido especialmente ricas en pro-
puestas de pensadores que han puesto en evidencia condiciones del ser, del saber, del
estar, del pensar y del vivir esta latino-américa.
La territorialización del conocimiento en esta América trasciende la demanda
por la identidad latinoamericana en la perspectiva de lo propio, de lo incontaminado,
de lo específico, articulado por la lengua, la sangre o la nación; para moverse en la
línea de lo global localizado, en el cual las comunicaciones desterritorializadas, el ac-
ceso a bienes y servicios globales, así como a industrias culturales globales, se vincula
y se realiza desde subjetividades y localidades particulares. De algún modo, todos par-
ticipamos con grados y modos diferentes de poder, tanto desde las instituciones como
desde los sujetos. En esta línea, señalada por Castro-Gómez y Mendieta (op. cit.),
surge una “glocalización” asimétrica generadora de riqueza tanto como de pobreza.
97
América Latina llamada, impulsada y presionada para articularse a la denominada
sociedad del conocimiento y su concomitante sociedad de mercado, deviene en te-
rritorio desterritorializado para pensar. Está desafiada, destinada a aprender a negociar
con este fenómeno de orden global planetario. Para ello, el surgimiento y uso crítico
de las categorías con las cuales se nombra la realidad elaborada, se pone a la orden
del día, de modo tal que las mismas categorías puedan devolverse contra el propio
pensamiento occidental. La colonialidad del poder y del saber, la descolonialidad, la
creación “interesada” del tercer mundo, son entre otras, categorías propuestas por pen-
sadores Latinoamericanos para pensar esta América. Su uso implica hacer explícita
una postura política y la expresión de voluntades en lo que denominan Castro-Gomez
y Mendieta “la historialización radical del propio locus de enunciación” (Op.cit: 14),
de tal modo que lo relevante sean los “efectos de verdad” que se deriven como modos
de maniobrabilidad política y no sólo su referencialidad ontológica.
De modo cada vez más vertiginoso emerge ante nosotros la pregunta por
nuestro tiempo histórico actual, donde la denominada sociedad del conocimiento, una
nueva forma de dominación simbólica, demanda adaptaciones, cambios, ordenamien-
tos nuevos y, al mismo tiempo, impone fuerzas, orientaciones y adecuaciones para
formar parte de la sociedad de mercado. En consecuencia, la elaboración de objetos
de indagación en pertinencia implica un elaborar-se del sujeto de indagación desde un
conocimiento situado en lectura de tiempo y espacio específicos, en tensiones, movi-
mientos y ejercicios de poder territorializados y encorporados (puestos en el cuerpo).
La formación de investigadores en la educación superior se realiza como parte
de un acuerdo, al menos tácito, en que el rasgo superior de esta educación es trabajar
con el conocimiento (interrogarlo, validarlo, transmitirlo, construirlo), por un lado.
Por el otro, formar ciudadanos que se articulen productivamente a la sociedad. En esa
medida la formación en investigación con sus características y alcances diferenciales
en pregrado y posgrado realiza, en parte, tal acuerdo con tiempos, espacios, modos de
realización y resultados específicos.
A título de ejemplo, si este sujeto de la educación superior se interesa por
aquello de la ciudadanía como objeto de indagación ¿se cuestiona el valor histórico
contemporáneo de la categoría ciudadano?, ¿establece vínculos entre su ser ciudadano
y los otros ciudadanos que pretende indagar?, ¿cómo percibe y cuál es su mirada frente
a los habitantes de la calle? Estos interrogantes devienen en anclajes decisivos para
pensar “la realidad” y establecer el valor y el alcance de las teorías sobre ciudadanía,
en países que como Colombia o como México, están aún tejiendo la respuesta en re-
lación con ¿Qué estado fue el que configuró?, ¿Quiénes son los quienes en ese estado?,
efectivamente ¿somos ciudadanos o será necesario pensar otras categorías para nom-
98
brar aquello que aún no podemos nombrar? ¿Desde dónde podemos colocarnos para
entender y explicar la exclusión y la desigualdad?
Hoy la elaboración del objeto de indagación en contemporaneidad deriva en:
hacer explícitas las articulaciones vitales del propio indagador, quien debe tener claro
desde dónde y para qué investiga; cuestionar el valor heurístico de las teorías desde
su capacidad para nombrar los acontecimientos territorializados, identificar los víncu-
los y derivaciones políticas de la indagación; tejer relaciones aunque ellas impliquen
cuestionar el statu quo y establecer articulaciones que pongan en evidencia la con-
tradicción, la disyunción, la probabilidad, el azar, tanto como las regularidades, las
tendencias, la estabilidades.
La realización de éstos objetos en pertinencia actualiza la discusión relacio-
nada con las implicaciones de hablar sobre América Latina y hablar desde América
Latina, la importancia de interrogar este asunto durante la formación en investigación
radica en reconocer y dar cuenta de los alcances políticos e ideológicos que tiene el
trabajo con el conocimiento y de cómo el cuidado exclusivo de los presupuestos epis-
temológicos centrados en la lógica disciplinaria interna devienen insuficientes ante las
demandas de una elaboración inteligente de contexto6.
Ingresamos ahora al nudo problemático más clásico dentro de los modos contemporá-
neos de trabajo con el conocimiento: el proyecto de investigación. Éste actúa como
el dispositivo de ideación, orientación y organización de la misma en su conjunto.
Desde él se ordena la gestión del trabajo investigativo y elaboración de las produc-
ciones finales. En él confluyen los trayectos entre el problema, el método y la creación.
Nos detendremos en cada elemento de esta ecuación para identificar las implicaciones
del ángulo desde donde se comprenda el proyecto como tal y las tramas que pueden
derivar-se dependiendo del ángulo de comprensión adoptado.
Si la elaboración del objeto de indagación como problema demanda profundi-
dad y amplitud en la condición intelectual del indagador, el camino metodológico de-
safía su creatividad para adentrarse en el problema mediante un tratamiento pertinente,
6.Está claro que la discusión vinculada con lo latinoamericano es rica en matices y está lejos de ser un asunto unificado en sus pos-
turas. Incluso, pensadoras como Nelly Richard (1994) se mueve de la pregunta por el locus de enunciación hacia la pregunta por
el carácter formal de la propia enunciación y el riesgo de que en el esfuerzo de integrar aquello que llamamos latinoamérica a la
globalidad teórica, imbricada en instituciones específicas, terminemos integrando los saberes locales y marginales a una máquina
teórica con pretensiones de comprensión universal, desde la cual finalmente se determina el canon de autores a ser leídos, a ser
citados. Y, sobre todo, los temas que han de considerarse relevantes. Por lo tanto, la fertilidad misma de las discusiones es lo que
hace valioso abordarlas a la hora de territorializar el conocimiento en América Latina.
99
ideado en complejidad creadora, más que un uso experto de la “caja de herramientas”
metodológicas7.
El adentrarse de modo pertinente en un problema desde las ciencias sociales
en la América Latina por venir, implica adentrarse en los espesores y concentración
del problema tejido desde sus relaciones, sus contradicciones, sus previsiones, sus
posibilidades y sus probabilidades. Demanda pensar su grandeza en virtud de la ter-
ritorialización geográfica, vital, teórico-conceptual, en un espacio y un tiempo pensa-
dos desde sus parámetros históricos de constitución y no de modo exclusivo desde la
cronología arbitrariamente asumida. En la perspectiva de Hugo Zemelman (2005) se
trata de incorporar el sujeto al discurso como dinámica constituyente de los contenidos
teóricos. Un sujeto que no sólo es portador de discurso ni trabaja con el discurso sino
que se incorpora en el discurso mismo.
El proyecto de indagación comprendido como atractor8 orienta la acción del in-
vestigador. Por lo tanto, es pertinente y necesario identificar la concepción de proyecto
que guía el trabajo con el conocimiento. Pertinente por cuanto da cuenta explícita del
lugar desde donde se ubican los sujetos en su actuar como investigadores y necesa-
rio porque concepciones diferentes derivan en dinámicas distintas de ordenamiento-
orientación y realización del trabajo con el conocimiento.
Es diferente concebir el proyecto como un conjunto de planes, disposiciones
e instrucciones para cumplir unos objetivos determinados a partir de la aplicación de
metodologías prescritas, reconocidas y validadas (proyecto como trayecto en certe-
za) a concebirlo como un ejercicio no lineal, realizado en aventura, pensado, sen-
tido, vivido, corporalizado; donde el sujeto de la indagación se reconoce en debili-
dad, en incitación para prepararse y proyectarse, el conjunto que forma el proyecto ni
prescribe, ni proscribe, prevé-avizora-aventura-dialoga-revisa, accede a los paráme-
tros estatuidos en alerta de sus alcances y de sus límites (proyecto como trayecto en
in-certidumbre).
Las consecuencias derivadas de una u otra concepción son diversas: si acepta-
mos que el proyecto como trayecto en certeza ha sido la realización reiterada y sosteni-
da con teorías, métodos y prácticas que naturalizamos y, por lo tanto, no cuestionamos,
7. En relación con los modos de abordar el asunto del método Vargas Guillén (2003) caracteriza tres maneras de adentrarse en el
asunto: un dominador de manuales de investigación desde donde acomoda el método que mejor calce al problema. El "aplicador
de modelos epistemológicos": en éste hay algún nivel de especialización, tránsito de la teoría a la práctica y dos alternativas, la
primera, que su enfoque sirva para todo y, en consecuencia, fuerza tanto la realidad como el método y la segunda, que tenga un
alcance restringido, por lo tanto cuestiona si su enfoque y los modos de operaciones derivadas, se ajusta o no a su tema de inves-
tigación. Finalmente, "el vendedor de las cosas mismas" reconoce diversidad de enfoques y métodos para resolver su problema
de investigación; entra en diálogo con teóricos y metodólogos para elaborar el enfoque y métodos pertinentes a cada problema.
Su experiencia está en el problema mismo y no en un modo específico de resolución.
8.El atractor se comprende como “la entidad hacia la que fluyen las trayectorias de las distintas y posibles entidades dentro de los
distintos sistemas” http://www.infinitefractal.com/movabletype/blogs/my_blog/atractor-definicion.html
100
hemos de asumir la consecuencia: nos movemos con estructuras de pensamiento como
parámetros in-cuestionados, en palabras de Hugo Zemelman. Parámetros asumidos
como válidos para cualquier contexto ya que cuestionarlas sería asunto de epistemólo-
gos e investigadores teóricos. Naturalizar el proyecto como parámetro y los paráme-
tros que lo componen deriva en formas y formatos, que demandan primordialmente
habilidad técnica para ser diligenciados y configuran el conjunto de prescripciones y
orientaciones seguras que derivarán en una meta prevista y previsible9. Esta concep-
ción del proyecto como trayecto en certeza ubica al sujeto fuera del proyecto mismo.
Si bien el propio sujeto lo con-figura, el trayecto deviene camino a seguir, ruta dada,
externalidad con la cual el sujeto hace contacto, realiza, sin ser parte de él.
La configuración de redes de supuestos aceptados, no problematizados y el
desarrollo de habilidades técnicas relacionadas, tiene valor dentro del trabajo con el
conocimiento; el asunto está en su insuficiencia si este suelo común no logra generar
un espacio visible y visibilizado de diversas controversias, que se constituya en foco,
en nudo de problematización. De otra manera, potencialmente terminamos en modos
fragmentados de producción de conocimiento con campos de trabajos académicos re-
ducidos, auto-referidos. Cuyo confín último es la revista indexada y la puntuación
para los sistemas de investigaciones institucionales, nacionales e internacionales. Lo
anterior, tiene un valor para los sujetos que actúan como investigadores, para los gru-
pos de investigación y para las instituciones que los acogen.
Entre tanto, sujetos que se debaten por el acceso al agua o sujetos que dejan
sus tierras y sus raíces sin integrarse al nuevo lugar y sin retornar al anterior; operan
como muestra de que los paradigmas de explicación, las herramientas de apropiación
que nos han servido para elaborar lo que denominados sociedad, estado, economía,
desarrollo, política, son insuficientes o, en muchos casos, inútiles, por su incapacidad
para imaginar respuestas.
Fenómenos como: -La administración pública comprendida y orientada como
gestión empresarial a favor de la empresa privada. -El estado realizado en virtud de su
relación con los colectivos, ciudadanos o no. -La cooptación de los sujetos de ciencia
en el marco de productividad académica industrial que orienta la actividad de pen-
samiento y las vertientes de investigación, entre otros muchos; actualizan la pregunta
por ¿cuáles son los alcances y las posibilidades de un proyecto de investigación com-
prendido como trayecto en certeza para los tiempos presentes y por venir?
9. Es esta la manera más difundida, aceptada y consolidada de trabajar en investigación. Desde esta perspectiva se inscriben
los proyectos en los sistemas institucionales y nacionales de investigación; se identifican los financiamientos y se miden los re-
sultados en virtud de la eficiencia, la eficacia y la efectividad, derivadas de la confrontación entre los planteamientos-trayectos-
resultados, los productos propuestos y los efectivamente obtenidos.
101
Desde un pensamiento descolonializado pensar el proyecto de investigación como
trayecto en in-certidumbre, se traduce en interrogar el modo en que planteamos el
problema y su tratamiento, como alerta que expresa una manera particular de vincu-
lación social, llamada a dialogar y a tender dispositivos comunicacionales con otros
saberes, incluso si están por fuera de los parámetros teóricos y metodológicos domi-
nantes. Asumir el proyecto como trayecto en in-certidumbre implica reconocer que,
efectivamente, hay asuntos técnicos válidos y necesarios para ingresar y mantenerse
en la máquina industrial de trabajo con el conocimiento. El asunto está en la alerta
vital de sujetos vivos, con razón sensible, dispuestos a ver-se, leer-se, sentir-se, a in-
comodarse con las certezas y a interrogar las huellas y los indicios sutiles y burdos que
emergen en una indagación realizada por sujetos vivos, dispuestos a des-colocarse. En
la perspectiva del proyecto como trayecto en in-certidumbre el sujeto se encuentra
inmerso en el proyecto mismo, no es sólo su ejecutor. Por ello está desafiado como
sujeto capaz de dotar de sentido las rutas, los paradigmas, los autores, las técnicas, los
métodos; tanto como sus creencias, sus pre-juicios, sus ilusiones, sus des-encantos,
sus encantamientos.
El ejercicio intelectual demanda pensar y cuestionar el valor heurístico de las
teorías y los métodos en ciencias sociales, generados y validados en espacio – tiempo
distintos a los fenómenos que abordamos ¿son generalizables los fenómenos y pro-
blemas en ciencias sociales? El asunto del ángulo de comprensión de la investigación
deriva así en elaboración del contexto.
Elaboración comprendida como ejercicio del leer, que incluye y trasciende la
percepción sensorial. Articula y teje la razón analítica con la sensibilidad: el ver con el
mirar, el sentir con el sentir-se. Una lectura inteligente de contexto advierte y asume
que éste emerge de las redes de relaciones que establece el sujeto. No es ámbito ob-
jetivado con existencia y vida por fuera de él mismo. Se deriva de las articulaciones
entre hechos -acciones u obras que suceden-, datos – documentos, testimonios, cifras,
-información para ser ordenada- que opera como antecedente necesario para elaborar
un conocimiento sobre algo o para deducir sus consecuencias y fenómenos –manifes-
taciones y condiciones de las cuales el sujeto tiene conciencia y las cuales objetiva–.
Vista así, ésta lectura inteligente reconoce la existencia de hechos, datos y fenómenos
externos a la creación y condición del sujeto, empero, él configura la red relacional
y es allí donde realiza la lectura inteligente. Una lectura que implica profundidad en
el conocimiento relacionado para poder establecer las articulaciones, auto-recono-
cimiento y auto-posicionamiento del sujeto o los sujetos en condición de lectores, de
perceptores. De modo tal que comprendan su posición de intérpretes y, por supuesto,
la urgencia y la necesidad de identificar y hacer explícitos los criterios para la selec-
102
ción de fuentes de información y para la valoración de los datos e información antes
de convertirlos en conocimiento.
Aprendientes de Renato Ortiz, el esfuerzo intelectual se encamina hacia
mantener la alerta al establecer relaciones, a modo de planos interconectados, en-
tre lo global y lo local, los cuales se cruzan, se articulan y se expresan en ámbitos y
geografías específicas de la cotidianidad. Un modo de concreción de ésta alerta la
plantea Zemelman (2003) desde la referencia y elaboración en conciencia histórica en
la cual se identifican, se reconocen y se tejen vínculos entre los rasgos de la realidad
histórica de los sujetos en sus propias coordenadas de espacio y tiempo particulares,
para interrogarlos y asumir posturas. Desde aquí, el llamado a los intelectuales, sujetos
de indagación que trabajan con el conocimiento, para que su formación teórica se vin-
cule con la matriz histórica que viven y a partir de las relaciones establecidas planteen
problemas y soluciones situadas10.
Configurar un proyecto de investigación en el cual el sujeto está inmerso desde
las coordenadas de espacio y tiempo, así como en el propio discurso que elabora y es
elaborado por él, posibilita la emergencia del proyecto como trayecto en in-certidum-
bre, al menos por tres rasgos: 1. La elaboración del objeto de indagación compren-
dida como totalidad dada/dándose (Gutiérrez Rohan). 2. El planteamiento del método
como sistema complejo en el cual confluyen tres esferas: la empírico-lógico-racional;
la técnico-procedimental y la histórico-cultural-axiológica (Rodríguez ). 3. La mo-
vilidad de los parámetros de configuración del proyecto en virtud de las articulaciones
planteadas y confrontadas progresivamente, desde la alerta, la crítica, la discusión y
el hacer explícitas tanto las transformaciones como los criterios sobre su emergencia,
aceptabilidad y modificabilidad.
Gutiérrez Rohan (2009), señala que el objeto de estudio ha de ser elaborado
como totalidad, en el sentido de estructura sintética en la cual se reúnen lo teórico, lo
empírico y lo instrumental, en un entramado de relaciones donde se involucra el pro-
pio sujeto, para pensar el recorte de realidad que configura como objeto. El desafío es
plantear el objeto de indagación como totalidad concreta, indica Gutiérrez, como un
recorte de realidad dada/dándose, en sus condiciones internas y externas. Un proceso
en el cual el sujeto construye su propio método al identificar como piensa la realidad
y qué estrategias le permiten pensar el objeto. El sujeto ordena su pensamiento a partir
del propio objeto, piensa la teoría en función del objeto mismo y no de la teoría per se.
En este proceso el sujeto identifica y asume una lógica espacio-temporal en la cual se
10,El mismo Zemelman señala que historia hace referencia a la interpretación y construcción de explicaciones y comprensiones
de fenómenos en las coordenadas del espacio y del tiempo y sus relaciones con la memoria para comprender el presente, que es
finalmente su valor. Por su parte, la historicidad hace referencia a la comprensión de un fenómeno en la complejidad que tiene
para un tiempo - espacio específico sin requerir reconstrucciones histórico-genéticas.
103
apropia de una premisa básica: los tiempos del sujeto no son los del objeto y éste tiene
su propio modo dado y dándose.
Por su parte, Rodríguez (2005) al plantear el método como sistema complejo
alude y acude a las relaciones explícitas que se establecen entre esa dimensión empíri-
co-lógico racional que trabaja la filosofía de la ciencia y que corresponde al investiga-
dor navegar e identificar los hilos pertinentes para el tratamiento de su objeto de inves-
tigación. La dimensión técnico-instrumental, comúnmente asociada a la denominada
metodología de la investigación (referida a la caja de herramientas metodológicas que
pueden ser valiosas y pertinentes en uno u otro momento) Y, la tercera dimensión,
histórico-cultural-axiológica como el punto de intersección entre la historia de las
ciencias, la sociología de las ciencias y el conocimiento11.
Emerge aquí una de las mayores tensiones para adentrarse en el objeto de in-
dagación en pertinencia para los tiempos presentes de América Latina: la relación de
la tradición estatuída con los conocimientos que se trabajan. Es tan innegable que las
ciencias han podido construirse, elaborarse y sistematizarse a partir de criterios del uso
sistemático de los métodos de investigación, las teorías y los paradigmas específicos;
como innegable es que sus rupturas y movimientos han sido generados por sujetos ca-
paces y dispuestos a pensar desde la fractura, desde la divergencia, desde variaciones
en el ángulo de lectura. Por lo tanto, el sutil llamado es a transitar del autor referido,
referenciado, al autor invitado.Establecer amistad bibliográfica con el autor implica
conocer su obra, dialogar con él, conocer su espacio tiempo, conocer su trayecto y
su proyecto para invitarlo a caminar con la propia indagación. Implica alerta sobre la
territorialidad y los rostros específicos de lo que se indaga de modo tal que la abstrac-
ción propia del concepto retome su espacio vivo en la historia concreta. Surge así una
vigilancia no sólo epistemológica sino epistémica, en la cual la fractura tiene tanta re-
levancia como la solidez. Relevancia derivada de tener siempre presente que el objeto
es un recorte de realidad dada/dándose y que el método al mismo tiempo posibilita y
constriñe la relación con el objeto, generando una co-producción y co-organización de
la praxis de trabajo con el conocimiento.
Ahora bien, el establecimiento de parámetros móviles para el planteamiento y
revisión de las articulaciones a lo largo del proyecto de investigación, nos adentra un
asunto de considerable magnitud: el poder del lenguaje, lo nombrado y lo nombrable.
Si aceptamos que el lenguaje nos habla, vale la pena preguntarnos la relación entre el
nombre/lo nombrado/las consecuencia del nombrar. Nos referimos específicamente a
lo que va de la recolección de datos en un proyecto de investigación a la generación de
11.El autor hace referencia explícita a concebir y desarrollar una ecología de la metodología, al establecer relaciones de doble vía
entre la historia de las ciencias y las condiciones sociopolíticas de la sociedad en un tiempo histórico particular.
104
los datos. Por acercamiento semántico recolectar implica reunir-juntar, en consecuen-
cia, solo se junta aquello que ya existe objetivado. La pregunta es: en ciencias sociales,
en las ciencias sociales desde América Latina, con fenómenos que aún no logramos
nombrar con claridad ¿recolectamos los datos? o, ¿generamos los datos en la relación
con los sujetos, los espacios, los tiempos y los conceptos particulares? En este sentido,
generar hace referencia a producir, a ocasionar, a originar, en una dinámica donde el
sujeto de indagación y el indagado se encuentran y desencuentran, se abstraen y se
concretan. En suma, se plantea aquí la tensión entre: la lógica del control, de la ex-
clusión y de la verificación vs la lógica del hacer explícito, del conjugar y del articular.
Probablemente la magnitud del asunto del lenguaje requiera de una dia-lógica -diálogo
entre lógicas– más que de una oposición radical.
En una contemporaneidad donde los tiempos se superponen, los planos de
comprensión se vinculan y los objetos de indagación son móviles; nuestro trabajo con
el conocimiento demanda dispositivos para generar los datos y para transformarlos en
información y en conocimiento, caracterizados por su capacidad para tejer relaciones
entre instituciones, discursos, cuerpos humanos, corpora teóricos, arquitecturas, arte-
factos, disposiciones. De modo tal que nos permitan leer-nos en presente, comprender
y explicar nuestro acontecer y concebir un futuro que empieza hoy.
El desafío del proyecto como trayecto en in-certidumbre y la generación de
dispositivos metodológicos pertinentes tiene ya realizaciones históricas y enseñanzas
importantes desde las propuestas sistemáticas de comprensión del sistema de pen-
samiento latinoamericano (filosofía latinoamericana de Enrique Dussel)12, la búsqueda
de una ciencia propia (Orlando Fals Borda); pasando por la comprehensión histórica
de categorías como tercer mundo (Arturo Escobar), raza (Walter Mignolo), poder (co-
lonialidad del poder de Aníbal Quijano); circula y se adentra en las comprensiones de
autores eurocéntricos en su contenido, pero no en su forma (técnicas y dispositivos de
Santiago Castro-Gómez –en relación con Michel Foucault-); genera categorías com-
plejas en su concepción y sus potencialidades heurísticas como semiopráxis (José Luis
Grosso). Hugo Zemelman quien propone recuperar el sujeto y la historia. Iván Illich
en su reflexión sobre cómo dejar de lado una educación que constriñe, Paulo Freire
preocupado por una pedagogía crítica, Emir Sader ocupado en reconstruir el análisis
de los movimientos sociales y su potencialidad como pensamiento contrahegemónico
en América Latina. Pablo Gentili y su trabajo sobre los procesos de privatización del
conocimiento y de la educación; la propuesta de una epistemología para las nuevas
ciencias sociales y las humanidades de Pablo González Casanova y, desde luego, las
12.Una discusión interesante con los planteamientos dusselianos lo presenta Mario Rojas Hernández en su texto: Vida Humana,
Razón Humana, razón objetiva, crítica racional de la crítica de Dussel a razón. Ver referencia completa en acápite de autores