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La abogacía es una de las profesiones más trascendentales de la vida social; no

sólo porque se ejercita utilizando el derecho como su instrumento fundamental en


la búsqueda de la justicia, sino porque está directamente relacionado con los
bienes jurídicos del individuo de la sociedad, cuya protección organiza la ley. El
abogado, utilizando valores sociales como el derecho o la justicia, tiene en sus
manos valores individuales también muy importantes como la vida, la libertad y el
honor. Se trata pues de una actividad eminentemente social y que por eso
trasciende, inclusive, del caso particular al propio orden de la sociedad, pues, su
objetivo no es solamente alcanzar la sentencia que repare la injusticia en el
conflicto de intereses sino que por su precisión de justicia, contribuya al
restablecimiento del orden social quebrantado. En suma, la mayor responsabilidad
social del abogado radica en la búsqueda de la justicia al servicio de la humanidad
9 .

El ejercicio de la abogacía comenzó cuando los hombres más aptos o más


capaces, por un deber de solidaridad, invocaron ante quienes debían resolver los
conflictos, los derechos de las víctimas de la injusticia y el abuso.
Etimológicamente la palabra abogado deriva de ad y vocatus, del verbo vocare y
significa llamado para defender derechos de otros. En sus inicios el prestigio de
los abogados notables no se basaba ni en sus gestiones, sino en su entereza
moral. Eran los defensores de las personas, de la sociedad y de la República, de
la justicia y de la libertad.

El abogado debe hacer que el derecho cumpla su cometido como instrumento de


paz, debe hacer que las leyes se tornen justas en la realidad donde se aplique.
Sebastián Soler sostiene: “Difícilmente podrá el Estado mantener normas
coactivas que impongan a los súbditos deberes inmorales”, esto implica que en
realidad son los operadores del derecho los que deben hacer justo al sistema
jurídico.

En efecto, cuando una persona, como el abogado, tiene sobre sí la doble


responsabilidad como ciudadano y como profesional del derecho, la obediencia a
las normas éticas acarrea consecuencias mucho más graves. Esto, porque en
ellos cae la responsabilidad de que las normas sean eficaces, ¿cómo pedir que la
justicia exista, cuando los llamados a alcanzarla no hacen lo debido para
conseguirla?, ¿cómo hacer que las normas sean justas cuando quienes la
elaboran no saben o no conocen los valores positivos?, ¿puede el derecho, es
decir el sistema jurídico de por sí, ser justo? En realidad toda norma o sistema
jurídico no es necesariamente justo y si bien las normas pueden tener un
contenido ético, este contenido puede perderse en tanto el individuo encargado de
aplicarlo lo haga atendiendo solamente a sus intereses por lo que acarrearía el
mal uso o el uso arbitrario del derecho, convirtiendo así, al derecho, en un
conjunto de normas injustas, ajenas al interés común, por ejemplo, el abogado que
ejerce la defensa por el puro interés económico o el mero éxito personal aún
sabiendo que su cliente es culpable y que su defensa será exitosa en la medida
que acuda a valores negativos, es decir a las coimas, relaciones e influencias
personales, o creando con habilidad una duda razonable a partir del desprestigio
de un testigo, olvidándose del interés de toda la sociedad, cual es recuperar la
tranquilidad social sancionando las conductas desviadas. Si bien es un principio
jurídico el que toda persona tiene derecho a defensa, hay situaciones límites como
la planteada en la primera parte de la película en que el abogado se encuentra en
una disyuntiva, la defensa justa o la defensa no ética, en este caso ante la
decisión correcta del abogado de alejarse o separarse del patrocinio de un caso,
respecto al cual ha perdido la confianza necesaria que debe existir en la relación
abogado- cliente basada en la verdad de los hechos a partir del cual se una
defensa, queda el deber del Estado de conferir el derecho a defensa de oficio, la
cual debe también responder a criterios de equidad en la medida de la
responsabilidad del patrocinado – cliente.

La abogacía es una profesión complementaria con la labor del juez, porque está
comprometido con la justicia y con el derecho; de otro modo, su función sería
desviante, lograr la equidad es uno de sus cometidos. No es fácil lograr un campo
de equilibrio en quien es llamado para defender al cliente y debe hacerlo con
decisión; pero el abogado no es un mercenario, no debe ser un mercader de sus
habilidades dialécticas, un manipulador de la judicatura, un seductor capaz de
convertir en mentecato al magistrado. Tampoco moralmente, no debe actuar como
cómplice del mal o como su favorecedor. La identidad de la profesión jurídica
viabiliza la eficacia del derecho 10. Los abogados deben ser conscientes que su
profesión implica cultivar la justicia, profesar el conocimiento de lo bueno y
equitativo, separando lo justo de lo injusto, discerniendo lo ilícito de lo lícito
(ULPIANO 11). Es decir, se trata de una actividad intelectual dirigida a conseguir
lo que es justo y oportuno en la convivencia social.

El abogado que ha llegado a comprender la idea del Derecho como instrumento


de Justicia y de Paz, sabe bien que en los pilares de un orden social recto, se
asientan en la piedra angular de la libertad y el respeto de la persona humana.

La palabra Abogado tiene su origen en el latín “advocare” cuyo significado literal


es convocar, es decir el Abogado está llamado a ser, dentro de su ejercicio
profesional, alguien que sirva como un intercesor o un mediador entre quienes en
un momento dado pudieran requerir de sus servicios o asesoría como profesional,
como el natural conocedor del ordenamiento jurídico que rige la vida de una
sociedad, no para radicalizar una controversia o conflicto entre quienes tienen
desacuerdos como equivocadamente se cree, sino para procurar superar esa
conflictividad, pudiendo de igual manera prestar asesoramiento a quienes en una
determinada circunstancia necesitan conocer sobre el verdadero sentido de
aplicación de una ley. Para entender mejor la real misión social del Abogado es
oportuno recordar la función que se le asignó en la época de auge del Derecho y/o
del Imperio Romano cuando se adoptó la terminología de Jurisconsulto, que era
aquel Abogado destacado dentro de la sociedad que como profundo y
especializado conocedor del Derecho, era a quien se consultaba los más
importantes asuntos de interés de la sociedad de aquel entonces y su versada
opinión era considerada como un criterio irrefutable e inapelable que debía ser
respetado por todos, por eso en los textos de la Historia del Derecho se sostiene
que la opinión de un Jurisconsulto en aquella época tenía la fuerza de una
sentencia o cosa juzgada.
Desde otro ángulo de vista y recurriendo al sentido gramatical y lato de la palabra
derecho, significa rectitud de proceder, es lo equivalente a recto, lo contrario a
torcido y sinuoso, lo que no se bambolea o anda de un lado a otro, de cuyo
significado se infiere que contrariamente a lo que socialmente se percibe, el
Abogado está muy lejos de ser un promotor o instigador de conflictos, de
desencuentros entre personas, un fabricante de problemas, alguien que
perniciosamente busca cómo enfrentar unos a otros, sino que más bien y esa es
su razón de ser, debe procurar se superen esas diferencias de criterios o de
intereses, buscando con sus conocimientos y utilizando la sana y saludable
disposición de la ley solucionar aquellos desacuerdos o conflictos entre personas
o entre personas y grupos, instituciones u organizaciones de la sociedad.

LOS CAMPOS Y LAS ESFERAS DE ACCION DEL


JURISTA
El Jurista labora como tal en diversos campos de la compleja urdimbre de relaciones que
constituyen el antes definido sistema de Derecho. En general puede laborar y de hecho
labora en las empresas nacionales o mixtas, organismos y cooperativas como asesor legal;
en los bufetes colectivos nacionales e internacionales, como representante de los intereses
particulares ante la administración de justicia o ante el aparato estatal en función
administrativa y labora asimismo en las Fiscalías y los Tribunales.

Sin embargo, esa amplísima red de lugares y actividades no puede hacernos perder de vista
los elementos comunes, las acciones y habilidades generales y esenciales que deben tener
los egresados para que podamos afirmar que disponen de una formación básica e integral.

Desde la época de oro de la antigua jurisprudencia romana se decía que el jurista realizaba
tres grandes actividades: cavere, esto es, la redacción de las fórmulas correspondientes a los
actos jurídicos en que intervenían; ogere, o la acción directa, oral y como letrado, cuando
abogaba en los juicios y responderé, cuando evacuaba consultas que se le sometían, es
decir, cuando emitía dictámenes jurídicos.

Esta brillante generalización contiene aún parte importante de actualidad: el juristas actúa
como asesor; actúa como parte en los juicios (y decimos como parte incluyendo su posición
como letrado representante de particulares o como representante del Ministerio Público) y
actúa como Juez, y para todo ello debe estar provisto del conocimiento y las habilidades
correspondientes a la ejecución técnica adecuada de los escritos y actos procesales
convenientes.
Haciendo pues una valedera generalización de las multifacéticas actividades del jurista
podemos distinguir con claridad dos grandes campos de acción técnica del egresado:

El campo del ejercicio de la abogacía y de la actuación fiscal y jurisdiccional.


El campo de la asesoría jurídica.
Podemos afirmar que todas las acciones del jurista se desenvuelven en uno de estos grandes
campos o en la interrelación de los mismos, dado que en la vida social compleja los
fenómenos jurídicos no siempre se presentan aislados con la nitidez de la academia y el
laboratorio, sino intervinculados con toda la riqueza de la compleja vida social.

Lo que no deja lugar a dudas es que todas las ramas del Derecho y sus manifestaciones
jurídico - prácticas se expresan y concretan a través del trabajo jurídico en cada uno de
estos dos grandes campos enunciados.

Todos los problemas: jurídicos civiles, incluyendo los de familia, propiedad y, en estos
últimos, los de propiedad inmueble urbana, los de obligaciones y contratos; los jurídicos
administrativos y en materia laboral que ellos presenten; todos con sus correspondientes y
diferenciadas acciones procesales, incluidas las prejudiciales, quedan claramente
comprendidos en el primer campo de acción del ejercicio de la Abogacía y de la actuación
fiscal y judicial.

Asimismo todos los problemas jurídicos penales, incluyendo tanto los correspondientes a la
fase preparatoria como el juicio oral; los recursos que tengan lugar; y las acciones
preventivas que pueda realizar el jurista, con un valedero criterio criminológico; así como
todas sus acciones en los casos de índices de peligrosidad, quedan también contenidos en el
primer campo de acción enunciado; el de la abogacía, fiscalía y judicial.

Y finalmente, toda la acción de lo que los romanos llamaban responderé, es decir, asesoría,
queda incluida en el segundo campo de acción: la Asesoría Jurídica.

Sin embargo, este campo requiere algunas consideraciones adicionales: en el mismo se


mezclan las habilidades correspondientes al dominio de ramas diversas del Derecho, como
son el Económico, con su correspondiente acción procesal arbitral, el Administrativo, el
Laboral, el Financiero, el Comercial, etc. En la asesoría jurídica, en los niveles que más
adelante indicaremos; el jurista debe actuar con todos estos instrumentos legales,
asesorando a su órgano de trabajo con relación a esas diversas ramas del Derecho; pero
además, debe realizar con relativa frecuencia actividades correspondientes a las ramas de lo
civil o lo penal, dado que debe representar a su organismo o empresa en juicios civiles o
penales en los que dicha empresa sea tercero civilmente responsable.

Además, hay que indicar que los conocimientos y habilidades correspondientes al derecho
Internacional tanto público como privado, así como en sus expresiones comerciales, y por
tanto, referido al contenido del Derecho Marítimo o Comercial Internacional, los realiza el
jurista sólo a través de su actividad en la asesoría estatal o, cuanto más, empresas mixtas,
dado que el carácter socialista de nuestro país excluye la posibilidad de tales intervenciones
fuera de dicho marco. De tal modo, esas habilidades correspondientes a las indicadas ramas
internacionales del derecho no constituyen de por sí un nuevo campo de acción, sino sólo
una esfera singular del campo de acción de asesoría.

Ahora bien, la determinación del perfil amplio y la formación integral y básica de nuestro
egresado requiere una definición más precisa de las esferas de acción del recién egresado
dentro de cada uno de dichos campos, con exclusión de aquellas habilidades y tareas que
constituyan una forma de especialización propia del cuarto nivel y, por tanto, no
responsabilidad inmediata del nivel de Educación Superior que nos ocupa. En este sentido
hemos examinado tanto la legislación vigente como la experiencia acumulada en los años
de ejecución del Plan C; hemos consultado a los organismos que reciben al recién graduado
y hemos podido determinar con un criterio perspectivo y actual al paralelo, cuales deben ser
y son en realidad las esferas de acción del egresado en cada uno de dichos campos.

En el campo del ejercicio de la abogacía y de la actuación fiscal y judicial, hemos


connotado las siguientes esferas de acción: a) actividad del jurista a través de los Bufetes
Colectivos nacionales o internacionales, interviniendo en representación de los ciudadanos
y personas jurídicas en todos los juicios civiles y acciones administrativas o contencioso -
administrativas, propias de todas las ramas del Derecho Civil y de Familia, en todas sus
incidencias y consecuencias incluida la intervención en apelaciones y hasta casaciones y
revisiones; y, en representación de los particulares en los juicios y causas o expedientes
penales, en los cuales debe intervenir desde su fase preparatoria, desarrollando todas las
acciones que redunden en beneficio de su representando; incluyendo los recursos y
apelaciones que debe interponer hasta la misma casación y revisión y b) la esfera de acción
constituida por la actividad del ministerio fiscal a nivel municipal en que por imperio de la
Ley se requiere la acción del Fiscal y las habilidades correspondientes a la administración
de justicia a nivel municipal y c) la acción judicial.

Con respecto a estos dos grandes esferas de acción queremos señalar que aunque las
mismas no son coincidentes en sus manifestaciones jurídicas, se separan solo por el lugar
diferente que como partes del proceso que en relación con un caso concreto ocupan el
Abogado y el Fiscal o Juez, por cuanto las habilidades que deben tener uno y otro para su
desempeño, son semejantes, lo cual unifica esas esferas dentro del mismo campo.

Y en relación con el segundo campo de acción, correspondiente a la Asesoría Jurídica,


consideramos que sus esferas de acción deban circunscribirse a la asesoría de las Empresas
de Subordinación local o provincial; a las cooperativas; y los órganos del Poder Popular y
que la asesoría a los Organismos Centrales de la Administración y a la Asamblea Nacional
del Poder Popular debe reservarse para los resultados de una formación mas especializada,
propia de la acción de un cuarto nivel.

Como indicamos, en estas esferas de acción, la labor asesora debe entenderse en su sentido
más multifacético, como lo es en la realidad económico - social y jurídica, alcanzando a los
problemas y su expresión mercantil, los problemas financieros, registro de marcas y
potentes, laborales, administrativos e incluyendo la de marcas y patentes, laborales,
administrativos e incluyendo la más o menos frecuente representación de la entidad en
juicios civiles y penales.
La asesoría a este nivel indicado no excluye el enfrentamiento con problemas de carácter
internacional, sobre todo comerciales o de Derecho Internacional Privado, mas cuando se
trata de la asesoría de empresas que tienen actividad mercantil u otras de alcance
extranjero..

Sin embargo, los problemas más sutiles y especializados de la asesoría internacional que
corresponden a organismos especializados como el MINREX o el MINCEX a nivel central,

forman parte de tareas que requieren habilidades y experiencias sólo alcanzables en un


cuarto nivel y, por tanto, no exigibles a los recién graduados del tercer nivel.

Finalmente queremos reiterar que las habilidades propias de estos dos campos de acción
con sus correspondientes esferas y, por ello, las tareas que se corresponden a cada uno, se
entrelazan totalmente, se mezclan en la vida profesional, del mismo modo que están
mezcladas en la vida social y económica, por lo cual constituyen campos de acción en que
hay problemas, tareas y habilidades que deben ser dominados, enfrentados y resueltos,
respectivamente, por el egresado que tenga una formación básica e integral.

A continuación señalamos los problemas esenciales que deba afrontar el egresado en esos
dos campos de acción y sus esferas; las tareas que debe afrontar para resolver dichos
problemas y las habilidades de que debe estar provisto para ello.

CITAS:

Kkerímov, D, A. Carácter democrático de la edificación estatal soviética en problemas de la


teoría y la práctica. Citado por Vladimir Kudriasev en el Sistema Jurídico del Socialismo,
en Rev. De ese nombre de la A. de C. de la URSS, Red. C Sociales Contemporáneas Moscú
1987. Página 24.

PROBLEMAS QUE DEBE AFRONTAR Y RESOLVER EL JURISTA EN LOS


CAMPOS DE TRABAJO.

Ante cualquier caso que se presente hay que resolver correctamente: a) si se trata de un
problema jurídico, es decir, de una relación jurídica y en caso de serlo b) por qué rama del
Derecho está tutelada dicha relación, o cuáles ramas diferentes tienen relación con el
asunto, lo cual permite la correcta aplicación legal al caso e incluso la determinación de las
autoridades competentes para su solución.
Resuelto el indicado problema, que es premisa de la solución de todos los demás técnico -
profesionales que debe afrontar en el ejercicio de la abogacía y de la actuación fiscal y
judicial debe enfrentar:

La protección de los derechos personales y patrimoniales de las personas, referidas a su


capacidad, ausencia y aquellos que se generan por causa de ineficacia de los actos jurídicos,
nulidad de los mismos y por las actividades que generan riesgos.
Los procesos concernientes a la adquisición y transmisión de la propiedad en sentido
general, y a otros derechos sobre determinado bien.
Los procesos referidos al cumplimiento e incumplimiento de las obligaciones y contratos
civiles.
Los asuntos y procesos referidos a la sucesión testada y abintestato.
Los procesos correspondientes al derecho de familia concernientes al matrimonio y sus
causas de extinción, a las relaciones paterno filiales, deuda alimenticia, tutela y a la
adopción.
Los juicios penales y expedientes de peligrosidad que se ventilan a nivel municipal y
provincial, en el caso de los abogados defensores, y a nivel municipal en los casos de
Fiscales y Jueces.
Las apelaciones penales en todas las instancias, incluida la casación y la revisión, si
procediere.
Los trabajos investigativos sobre el sistema jurídico penal y especialmente, en lo referido a
la prevención práctica del delito.
En el campo de acción correspondiente a la asesoría jurídica debe afrontar los problemas
siguientes:
La asesoría a los niveles de dirección de la entidad laboral correspondiente y a los
trabajadores, en lo concerniente a la legislación en materia económica, laboral, financiera,
comercial y administrativa y evacuar las consultas que en estas materias le fueren
formuladas.
La asesoría al jefe de la entidad y a los dirigentes facultados en cuanto a la aplicación de las
medidas disciplinarias establecidas en la legislación laboral y administrativa y toda la
aplicación de la legislación laboral, en todo su alcance y de las formas financieras, etc.
La elaboración de los reglamentos correspondientes a las entidades económicas o
administrativas en que labore el Jurista.
Representar a la empresa en los procesos laborales y de seguridad social, administrativos,
contencioso - administrativos, arbitrales, civiles y en los penales y en las negociaciones
comerciales cuando procediere.
Redactar los instrumentos jurídicos correspondientes, a fin de que puedan promover y
tramitar los asuntos de distinta índole sometidos a la consideración o solución del asesor
jurídico y elaborar y dictaminar proyectos de disposiciones jurídicas en materia económica,
fiscal, laboral, comercial, marítima, financiera e internacional.
TAREAS QUE DEBE DESENVOLVER EL JURISTA PARA RESOLVER LOS
PROBLEMAS ANTES PLANTEADOS.

Debe valorar el alcance de cada asunto que se le someta profesionalmente y encontrar si


está o no normado jurídicamente dentro del sistema de Derecho y, en caso positivo,
encontrar las normas jurídicas que regulan el asunto y las autoridades competentes para su
tramitación y solución.
Debe sustanciar como abogado o saber intervenir como Fiscal o Juez en los asuntos
siguientes:
Todos los asuntos civiles que se ventilan mediante el proceso ordinario.
Todos los asuntos civiles que se ventilan mediante el proceso sumario, y sus
particularidades.
Todos los asuntos civiles que se deben tramitar por el proceso de amparo.
Todos los asuntos que se dirimen mediante el proceso incidental.
Debe sustanciar como abogado, o intervenir como Fiscal o Juez, en su caso, en los asuntos
siguientes:
En los procesos de expropiación forzosa.
En los procesos de embargos de bienes.
En el proceso de ejecución.
En los casos en que debe aplicarse la vía de apremio.
En los casos de tercerías.
Debe sustanciar como abogado, o intervenir como Fiscal o Juez, en su caso, en los asuntos
siguientes:
En el proceso sumario en caso de alimentos.
En el proceso sucesorio.
La tramitación de declaratorias de herederos y de herencias testadas.
El divorcio por mutuo acuerdo o justa causa.
La tramitación - en todas sus variables - de la celebración o reconocimiento de matrimonio.
La substanciación de los escritos relacionados con la filiación.
La substanciación de los asuntos relacionados con la determinación y cambio o pérdida de
la guarda y cuidado de los menores y la patria potestad.
La intervención en los asuntos y procesos relacionados con las pensiones alimenticias entre
padres e hijos y cónyuges.
La intervención en la substanciación de tutelas y adopciones en todas sus variables.
Para ello no sólo debe afrontar la tarea de conducirse en dichos procesos, sino que debe
además, fundar correctamente sus pretensiones y, por tanto, encontrar el correcto alcance y
valedera solución sustantiva de cada caso.
Intervenir, como abogado defensor, o como Fiscal o Juez, en su caso, en los juicios penales
y expedientes de peligrosidad, a nivel municipal o provincial desde la fase preparatoria
hasta el juicio oral.
Realizar las apelaciones correspondientes a los juicios penales, en todas las instancias, hasta
la casación y la revisión.
Realizar investigaciones discretas sobre el comportamiento de la política criminal, en nivel
local y de la delincuencia en igual campo, así como de la eficacia social de la ley Penal y de
la prevención delictiva, contando para ello con adecuados criterios criminológicos.
Hacer dictámenes sobre el tipo de relación jurídica que constituye el objeto del asunto que
se le consulte, evacuar consultar y/o dictaminar y a partir de ello definir la institución
jurídica de que se trate y la legislación correspondiente, incluyendo la posible aplicación
del Derecho Extranjero a relaciones jurídicas conectadas con más de una legislación.
Hacer dictámenes sobre la aplicación de la legislación económica, laboral, financiera,
comercial, fiscal y administrativa correspondiente a la actividad de la entidad a que
pertenece.
Instrumentar los expedientes y trámites correspondientes a su entidad en materia financiera,
administrativa, comercial, económica, fiscal o laboral.
Elaborar y dictaminar proyectos de contratos, protocolos y convenios comerciales y de
colaboración económica según corresponda en materia económica, financiera, comercial y
marítima internacional.
Participar activamente en la toma de decisiones del Consejo de Dirección a que pertenece.
Representar a la entidad en los asuntos y procesos laborales en que ésta se persone.
Redactar los instrumentos legales que se requieran de su entidad.
Intervenir en la constitución, modificación o extinción de empresas mixtas y en todo lo
atinente a sus labores fiscales etc.
Advertir al jefe de la empresa o entidad de las irregularidades que detecte y que puedan
constituir violaciones de la legalidad socialista.
Debe actuar en los procesos laborales, administrativos, contencioso - administrativos
fiscales, civiles y penales en que deba representar a su empresa o entidad.
Debe representar a su empresa o entidad en la suscripción de los contratos que ésta deba
firmar; redactar los mismos y asesorar sobre su contenido, consecuencias y cumplimiento.
Debe representar a su empresa o entidad en las conciliaciones, procesos arbitrales, o
contenciosos que se deriven de la contratación correspondiente.
Expresar, en correcto contenido técnico jurídico, los problemas y situaciones concretas de
su entidad o empresa, en los reglamentos que deba redactar para el funcionamiento de ésta
asegurando la armonización de dichos cuerpos legales con el resto del ordenamiento
jurídico.
Estudiar los proyectos de disposiciones jurídicas sobre las cuales deba dictaminar,
asegurando su legitimidad y considerando su posible eficacia social, económica, laboral,
etc., según su naturaleza.
En todos los casos, y a través de todos los temas, debe ser capaz de armonizar las mismas
con las correspondientes a la defensa de la Patria, mediante la realización de la Ley de la
Defensa y demás instrumentos legales atinentes.
HABILIDADES PROFESIONALES QUE DEBE POSEER EL JURISTA PARA
CUMPLIR LAS TAREAS QUE LA PROFESIÓN LE PLANTEE.

Debe ser capaz de valorar cada relación social que se le presenta profesionalmente para
determinar si es o no relación jurídica y, en caso de serlo, debe poder precisar la o las ramas
del Derecho que tutelan dicha relación, y, para ello, debe tener un conocimiento profesional
claro del alcance del sistema normativo y sus partes componentes.
Como el conocimiento antes expresado no puede ser memoristico tiene que saber los
principios informadores del sistema de Derecho y saber orientarse dentro del mismo.
Debe saber como buscar, y donde buscar la posible regulación jurídica de un hecho social,
lo cual requiere saber apreciar la naturaleza jurídica del hecho y saber manipular la
legislación que pueda subsumirlo.
Debe entonces saber claramente las diferencias y correlaciones de las diferentes ramas del
Derecho.
Debe saber interpretar la norma jurídica, persiguiendo su sentido y alcance. Para ello debe
saber aplicar los métodos de interpretación de una forma creadora, guiándose por la
gnoseología materialista dialéctica.
Esa correcta interpretación de la norma le obliga también a dominar con el método
materialista histórico la evolución histórica y el contenido político social, de clase, de dicha
evolución y su expresión actual.
Debe saber correctamente el sistema jurídico institucional del país desde su regulación
Constitucional para poder determinar que instituciones y autoridades del mecanismo estatal
y del aparato jurídico institucional son competentes para conocer y resolver el asunto
jurídico que se le somete.
Debe saber redactar las proformas de los distintos contratos civiles, los escritos
provisionales de solicitud de intervención judicial, en los procesos especiales, sucesorios o
de jurisdicción voluntaria, así como otros documentos de tramite o de actuación judicial en
material civil.
Debe saber promover tramitar los procedimientos judiciales de carácter civil o
administrativo, antes enunciados.
Debe saber tramitar el reconocimiento de unión matrimonial y de liquidación de la
comunidad matrimonial, así como la autorización para contraer matrimonio.
Debe saber sustanciar y tramitar el reconocimiento de filiación de hijos; la reclamación de
paternidad, la impugnación de reconocimiento de hijos; privación o suspensión de la patria
potestad, la regulación de la comunicación con los hijos; la reclamación de alimentos, la
determinación y variación de la guarda y cuidado, modificación de la regulación de la
comunidad, de la pensión alimenticia, rebaja y cese de ésta.
Debe saber tramitar los casos de presunción de muerte, preterición de herederos,
impugnación del testamento, declaratorio de heredero, liquidación y partición del caudal
hereditario, adveración de testamento ológrafo, designación del gestor de positario, y
aseguramiento de bienes.
Debe saber tramitar los casos de nulidad de inscripción en el registro civil; subsanación de
resoluciones judiciales y error sustancial.
Debe saber confeccionar las escrituras que se requieren para resolver los problemas
jurídicos que afronte,
Debe saber tramitar los casos de perpetua memoria.
Debe saber formular la solicitud de intervención judicial en los casos de incapacidad.
Debe saber redactar escritos de liquidación de impuestos y sustanciar expediente de
consignación
Debe saber tramitar el embargo de salario, desembargo de salario e impugnación de
embargo de salario.
Debe saber tramitar y hacer los escritos correspondiente a expedientes de tutela y adopción.

Dichas habilidades especificas requieren otras generales y comunes


Saber actuar dentro de los limites legales de la jurisdicción y la competencia judicial y
administrativa.
Saber actuar legalmente ante conflictos de atribuciones entre autoridades civiles y
administrativas.
Saber desempeñarse en lo referente a la recusación y excusa de jueces y secretarios;
facultades de los tribunales y de la fiscalía.
Saber actuar legalmente dentro de las normas referidas a la capacidad procesal y la
representación en el proceso.
Saber actuar legalmente en lo referido a las acumulaciones de procesos e intervención de
terceros.
Saber redactar los escritos legales según los requerimientos técnicos de cada uno de ellos y
desempeñarse en las audiencias según las normas legales y de la ética profesional.
Saber redactar y poder impugnar notificaciones, citaciones, emplazamientos y
requerimientos y actuar, en todo caso, dentro de los términos procesales.
Saber realizar los actos preparatorios del proceso.
Saber solicitar, practicar, impugnar y dictaminar todos los medios de pruebas admitidas
legalmente.
Saber redactar y tramitar todos los recursos o medios de impugnación contra resoluciones
judiciales o administrativas y notariales.
Saber redactar los distintos tipos de resoluciones judiciales y sus documentos de
tramitación.
Saber redactar actas y otros documentos notariales.
21.saber para todo ello, unir y conjugar armónicamente, con correcto sentido técnico y
político, las normas sustantivas y su realización adjetiva.

22. Por lo anterior requiere, no dominar memoristicamente el contenido de la legislación


positiva - lo cual es un lastre positivista y normativista, sino dominar los principios técnicos
y los valores volitivo - clasistas informadores de cada rama e institución jurídica.

En la esfera de acción penal debe estar en capacidad de:

23. Saber intervenir en todas las actuaciones propias de la fase preparatoria de los procesos
penales y en la confección de los expediente de peligrosidad.

24. Solicitar y dirigir las acciones de instrucción operativa de tipo criminalístico y proponer
dictámenes medico legistas que permitan la mayor justeza en la aplicación de la justicia
penal.

25. Saber actuar en todo el proceso penal, tanto en primera instancia como en apelaciones.
A esos fines debe saber:

Actuar dentro de los limites legales de la jurisdicción y la competencia penal, incluida la


militar.
Saber actuar dentro de los limites procesales y hacer recusaciones, escritos y resoluciones
judiciales.
Saber exigir las normas procesales de la detención y registro.
Saber solicitar y resolver cuestiones de previo y especial pronunciamiento.
Saber actuar dentro del juicio oral, con correcta expresión técnico - jurídica y dentro de los
principios de la ética profesional.
Saber evacuar e impugnar conclusiones provisionales y definitivas y evaluarlas como juez.
Saber pedir, practicar, impugnar, dictaminar y resolver todos los medios de prueba
admitidos por la ley procesal penal.
Saber redactar y tramitar y resolver todos los medios de impugnación contra resoluciones
judiciales penales.
Saber redactar los escritos correspondiente a los procedimientos especiales y actuar dentro
de ellos.
26. Debe calificar los actos presuntamente delictivos que se sometan a su consideración,
como abogado o fiscal, aplicando la Parte Especial y General del Código Penal, en todo lo
referente a:

tipificación penal.
Acción de la ley en el tiempo y el espacio
unidad y pluralidad de acciones y delitos
consumación del delito; tentativa ;desistimiento, etc.
Responsabilidad penal y eximentes de ella; circunstancias atenuantes y agravantes, etc.
27. Debe saber juzgar en extensión a todo ello y con pleno dominio de las normas de
adecuación de sanciones.
28. Saber apreciar el aporte social criminológico de las investigaciones para contribuir con
soluciones preventivas a la elaboración de un sistema profiláctico que conduzca al
fortalecimiento de la legalidad socialista.

29. Detectar los elementos criminógenos y su relación con las contradicciones sociales
regresivas.

30. Instrumentar soluciones profilácticas en el nivel individual para lograr la reinserción del
delincuente.

31. Confeccionar pequeños diseños de investigación criminológicas, e instrumentar


soluciones preventivas adecuadas a diferentes niveles de funcionamiento mediante la
redacción de recomendaciones concretas a diferentes instancias.

32. Debe saber interpretar y aplicar minuciosamente la legislación aplicable a la esfera de


acción de su empresa o entidad, tanto en materia económica, financiera, comercial, fiscal o
laboral y saber los principios informadores del sistema jurídico en general.

33. Saber aplicar a las particularidades de su entidad la legislación financiera, económica,


laboral, fiscal, comercial o administrativo ateniente, lo cual requiere de su capacidad
intelectiva y técnico - jurídica de adecuación de lo general a lo particular.

34. Saber redactar los escritos y realizar las actuaciones administrativas correspondiente a
los expedientes que deba tramitar, por su entidad, en materia laboral, administrativa,
financiera, fiscal o económica.

35. Saber actuar en todo lo referente a la constitución, extinción de sociedades mercantiles.

36. Saber redactar los contratos, protocolos y convenios comerciales y de colaboración


económica que deba suscribir su entidad, acomodados a sus requerimientos técnico
formales y, al paralelo, lograr mediante ellos la protección jurídica correcta de los intereses
de la entidad, lo cual requiere poder aplicar correctamente en dichos instrumentos
contractuales, la legislación positiva atinente.

37. Saber actuar jurídicamente en los procesos administrativos, civiles y penales, laborales
y contencioso administrativos en que represente a su empresa, lo cual requiere las
habilidades antes indicadas al respecto.

38. Saber redactar según la técnica jurídica y con correcto contenido sustantivo.
Resoluciones, proyectos de Decretos, Reglamentos, etc. Requeridos o solicitados a su
entidad.

39. Debe saber actuar dentro de las conciliaciones comerciales en todo su contenido y
desarrollo.
40. Debe estar en condiciones técnicas de evaluar con criterio jurídico y político los
proyectos de disposiciones normativas sometidas a su entidad.

Todo lo anterior requiere el dominio de determinadas habilidades generales:

Deben aplicar, interpretar y eventualmente intervenir en la creación del Derecho con


conocimiento del carácter de las relaciones sociales que se regulan jurídicamente, lo cual le
obliga a dominar y aplicar activamente las leyes y categorías del materialismo dialéctico e
histórico y de la economía política..
Esa aplicación creadora política y científica del Derecho requiere que su actuación
profesional sea ajena al formalismo formalista y, por tanto, es imprescindible que sepa
utilizar no solo la legislación positiva, sino las conclusiones teóricas mas actuales y
valederas de la doctrina jurídica en cada rama del Derecho.
Asimismo debe dominar los principios básicos de la Metodología de la Investigación Social
para aplicarlos tanto en relación con los calificados como nexos genéticos del sistema
jurídico, como en relación con la eficacia social del Derecho.
Debe tener una irreprochable redacción y ortografía y una correcta expresión oral, y además
debe expresarse de manera oral o escrita con adecuado empleo.
Debe saber usar y aplicar siempre que sea posible y de manera progresiva las ventajas de la
computación electrónica, aplicada al mejor funcionamiento de la gestión jurídica.
Debe saber usar la información científico - técnica actualizada.
Debe poder consultar literatura de su profesión en una lengua extranjera.
Debe tener las habilidades militares que le permitan asumir las tareas de la defensa de la
patria y del Socialismo en sentido general, como corresponde a un oficial de la Reserva de
nuestras FAR.
Debe gozar de la salud y disposición física propias de un joven de nuestra sociedad,
mediante el dominio de las habilidades básicas correspondientes a la practica de algún o
algunos deportes.

IV.      La ética en el ejercicio profesional del derecho


 
Con motivo de una profesión, la rectitud de la conducta obliga a una
actitud de respeto hacia todo lo positivo, determinado por nuestros
semejantes o desde una perspectiva personal. En el caso de la
profesión jurídica, que nos interesa en este apartado, la ética se
centra en las reglas de conductas morales que han de acatarse con
motivo del ejercicio profesional del derecho. Trata sobre las normas
de conducta que rigen el comportamiento del abogado, en su
relación con el cliente, sus deberes para con los tribunales y demás
autoridades, su relación con la contraparte y naturalmente su
responsabilidad para con la sociedad.
 
La exigencia del apego a las normas de la Ética profesional
es asentada en la Enciclopedia Omeba: “Hablar del abogado,
implica, forzosamente, hablar de la ética profesional. Por ser tal, el
abogado debe ajustarse a normas de conducta ineludibles, que al
par que regular su actuación, enaltecen y dignifican a la
profesión... El alto ministerio social que cumple, los intereses de
todo orden –la libertad, el patrimonio, la honra- que le son
confiados y el respeto que debe guardar a sí mismo y al título
universitario que ostenta, exigen del abogado el cumplimiento fiel
de las normas de ética consagradas por la tradición (Omeba; 1980:
tomo XI, 259).
 
El ilustre filósofo del Derecho, Luis Recaséns Siches
manifestó su preocupación por la actitud en ocasiones denostante
que suele emplearse contra la profesión de la abogacía, y expresa
“desde remotos tiempos circulan por el mundo dos ideas
contradictorias sobre la profesión jurídica. Por un lado, la idea de
que la profesión de abogado y la de juez constituyen el ejercicio de
una nobilísima actividad. Por otra parte, abunda un juicio irónico
de acre sátira, contra los juristas” (1955: 63).
 
Luis Jiménez de Asúa, citado en la enciclopedia Jurídica
Omeba, considera que “la conducta moral es la primera condición
para ejercer la abogacía... nuestra profesión es, ante todo, ética...
el abogado debe saber derecho, pero , principalmente, debe ser un
hombre recto” (Omeba; 1980: tomo XI, 262).
 
Camus, también citado en la enciclopedia Jurídica Omeba,
en el siglo XVIII, definió al abogado como “un hombre de bien,
capaz de aconsejar, defender a sus ciudadanos” (obra citada: tomo
XI, 264).
 
Por su parte Rafael Gómez Pérez cuando se refiere a una de
las actividades más importantes de la profesión jurídica, la función
judicial y su trascendencia ética, expone que “si es grande la
responsabilidad ética de quienes elaboran, aprueban y promulgan las
leyes, no es menor, la de los jueces, que tienen que aplicarla. La ley
en su generalidad, todavía no ha alcanzado al caso concreto, es
decir, a los intereses, deseos, expectativas y sentimientos de las
personas singulares. El juez hace que entren a los casos concretos en
el ámbito de la ley, suponiéndose con esto que realiza la justicia”
(Gómez Pérez Rafael; 1982: 114). En el mismo sentido Saldaña
Serrano Javier en una conferencia impartida recientemente en la
Universidad Autónoma de Baja California, México, expuso que
“actualmente es muy difícil sustraerse de la influencia de la moral
en los diversos sectores de la vida humana y en el campo del
derecho al presencia de la ética cada vez es más actual, por ejemplo
un juez para resolver un caso concreto, como lo afirma Donald
Workin, no puede apegarse sólo a la norma jurídica, se tiene que ir
más allá porque hay que tomar en cuenta los principios y por lo
tanto en la decisión judicial el elemento moral tiene que estar
presente (Saldaña Serrano Javier; 2005).
 
Lo expuesto por los autores citados, nos lleva a considerar,
que no sólo es necesario tener en el ejercicio profesional el
constante contacto con la ética profesional, sino que es de interés
cotidiano. Por supuesto que ante la posible dificultad que pudiera
encontrarse en la determinación de los principios éticos, orientados
hacia la realización del bien, es conveniente que examinemos en
particular los deberes que se han considerado como integrantes de
las reglas de conducta morales que conforman la ética profesional
del abogado.
 
Se encuentran antecedentes que demuestran un viejo anhelo
de la comunidad jurídica internacional por establecer normas
comunes de ética profesional, entre los esfuerzos que demuestran
este interés se identifican en Europa entre otros, los siguientes
antecedentes, que se exponen a continuación.
 
En general se observa en Europa, una tendencia hacia la
unificación de normas deontológicas de la abogacía, esto se hace
patente en los trabajos de la International Bar Association, IBA, que
culminaron en sus normas actualmente vigentes.
 
Expone José María Martínez Val que estos trabajos iniciaron
en las conferencias celebradas en La Haya en 1948, continuaron en
Londres en 1950 y Madrid España en 1952, y se formalizaron en la
reunión celebrada en Mónaco en 1954, con un informe redactado
por J. Voute y L. Harsenberg, miembros del foro de Amsterdam. El
proyecto de código se discutió en la reunión de Mónaco en 1954, y
recibió después propuestas complementarias de la Unión de
Abogados de Alemania Federal; del General Council del foro de
Inglaterra y Gales; de la Law Society de Países Bajos; de las
Uniones de Abogados de Noruega y Suiza; de la asociación del foro
de Tailandia; y de la Asociación de Mujeres abogadas (de USA). En
enero de 1956, en Ámsterdam, se llegó al texto definitivo de código
de ética profesional de la IBA.
 
Un dato importante de destacar es el interés por incorporar
en los planes de estudio de la licenciatura en derecho la asignatura
de ética profesional, así se propuso en la conferencia de la
Federación Internacional de Abogados (Roma, 1950) y en las
reuniones interamericanas de abogados (Lima, 1945 y Sao Paulo,
1953); propuesta que también se presenta en la conferencia
internacional de la IBA reunida en Madrid en 1985 (Martínez Val
José María; 1987: 18).
 
En la III reunión mundial de la IBA, celebrada en Madrid en
1985, con asistencia de delegaciones de 42 países de los cinco
continentes, se puso a consideración lo relativo a que en la
enseñanza y conducta del abogado era necesaria o conveniente por
lo menos, incorporar normas deontológicas, proponiéndose estos
temas: Honorarios profesionales, quota litis y secreto profesional del
abogado, que en la normativa deontológica de la IBA estaban
brevemente tratados, por lo que resultaban deficientes y poco
orientadores. En esta reunión había congresistas muy interesados en
la cuestión, procedentes de Gran Bretaña, Irlanda, USA, Italia,
Francia, Nigeria, Zaire, Jamaica, Canadá, Australia, Nueva Zelanda,
Corea del Sur, Portugal, Japón, entre otros países (Martínez Val José
María; 1997: 20).
 
Se afirma así, que en su mayoría las organizaciones de
abogados europeas, incorporan normas deontológicas comunes,
como es el caso de la Comission Consultative des Bureaux
Europpeens (C.C.B.E.) cuyos esquemas siguen muy de cerca el
antecedente de la IBA.
Por lo que respecta al continente americano, se encontraron
los siguientes antecedentes relativos al esfuerzo de establecer
normas comunes de ética profesional en el derecho:
 
        El 32 Congreso de la Asociación del Foro de Nueva
York en 1909, en el que se aprobaron reglas de ética, traducidas
más tarde al español por el Dr. Rodríguez Sarachaga (Buenos Aires,
Argentina, 1931).
        El Código de Ética Profesional para el Foro de Sao
Paulo, Brasil de 1921.
        El proyecto de Normas de Ética Profesional, de la
Federación Argentina de Colegios de Abogados, propuesta por el
Dr. González Sabathié (Buenos Aires, Argentina, 1931).
        Acuerdos de las V, VI Y VII Conferencias
Interamericanas de Abogados, celebradas respectivamente en Lima,
Perú (1947), Detroit, USA (1949) y Montevideo, Uruguay (1951),
para la articulación de un Código de Ética Profesional de la
Abogacía de las Américas.
        Los estudios y proyectos presentados por el Dr. Ruy de
Azevedo Sodre y Dra. Blanca de Cassaque Serres, en la VIII
Conferencia (Sao Paulo Brasil, 1953).
        Las tesis presentadas por los abogados hondureños, Drs.
B. Selva y R. Vivas Bernard, en la IX Conferencia Interamericana
de Abogados, celebrada en Dallas Texas USA, 1953.
        El proyecto del Dr. Sánchez Mejorada, que ya había
sido recomendado como base de futuros estudios, en el congreso de
Lima Perú de 1947.
        El proyecto presentado como ponencia oficial por el
Dr. José M. Martínez Val en el V Congreso de la Unión
Iberoamericana de Colegios y Agrupaciones de Abogados, UIBA
en la cuidad de Quito, Ecuador, en abril de 1983.
 
En la actualidad las barras y colegios de abogados,
incorporan en sus estatutos el régimen normativo sobre el
comportamiento ético o tienen códigos de ética. En el caso de
México La Barra Mexicana, Colegio de Abogados A.C. en los
estatutos vigentes, en el artículo 2do. Fracción III enuncia como uno
de sus objetos el procurar el decoro y la dignidad de la abogacía y
que su ejercicio se ajuste estrictamente a las normas de la moral y el
derecho, e imponen a los asociados el deber de cumplir con las
normas de ética profesional que establezca la asamblea general, a
propuesta de la junta de honor.
 
Asimismo, la barra aprobó su Código de Ética Profesional,
en que se expresa, que: en este instrumento los barristas empeñaron
solemnemente su honor en la observancia de ciertos principios de
moralidad, entre ellos los dos fundamentales, de que el concepto del
honor y de la dignidad profesionales, así como el sincero deseo de
cooperar a la buena administración de justicia, deben estar por
encima de toda idea de lucro en el ejercicio de la abogacía y de que
el patrocinio de una causa no obliga al abogado a otra cosa que a
pedir justicia y no a obtener éxito favorable a todo trance. El Código
está estructurado en cuatro secciones que integran 49 artículos y se
agrupan las normas éticas en los temas: Relaciones del abogado con
los tribunales y demás autoridades, relaciones del abogado con su
cliente y relaciones del abogado con sus colegas y con la
contraparte.
 
V.   Recomendaciones éticas formuladas en el libro
blanco de la reforma judicial
 
 
Las recomendaciones éticas que aquí se presentan fueron resumidas
del Libro Blanco de la Reforma Judicial “Una agenda para la
justicia en México”,editado por la Suprema Corte de Justicia de la
Nación.
 
El comité organizador de la consulta nacional para un
reforma integral y coherente sobre el sistema de impartición de
Justicia del Estado Mexicano, integrado por los Ministros Mariano
Azuela Guitrón, José Ramón Cossío Díaz y José de Jesús Gudiño
Pelayo, encomendó a los Doctores José Antonio Caballero Juárez
del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad
Nacional Autónoma de México, UNAM, a Sergio López Ayllón del
Centro de Investigación y Docencia Económica, CIDE y al Maestro
Alfonso Oñate Laborde, Exconsejero de la Judicatura Federal y
consultor independiente, la redacción del Libro Blanco de la
Reforma Judicial.
 
El contenido del Libro Blanco de la Reforma Judicial
corresponde a la interpretación de los autores sobre los resultados de
la Consulta Nacional con relación a la Reforma Integral y Coherente
del Sistema de Impartición de Justicia en el Estado Mexicano, es de
su exclusiva responsabilidad y no representa la opinión institucional
del Comité ni de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
 
La obra trata de reflejar la riqueza y variedad de las
sugerencias, por ello se apuntan propuestas de acción en ocasiones
excluyentes y en otras complementarias.
 
El apoyo del grupo de investigadores externos,
independientes de la Corte, permitió integrar diagnósticos y
enfoques que resultan difíciles de exponer desde una perspectiva
institucional. Su principal virtud es tener una visión integral y
coherente para la reforma judicial del país.
En los siguientes apartados se presentan algunas de las
consideraciones que fueron planteadas en el Libro Blanco sobre la
Reforma Judicial
 
Educación jurídica y universidades
 
Un aspecto claramente identificado durante la consulta fue la
calidad de la educación jurídica y la mayor vinculación que podría
existir entre los poderes judiciales y las universidades.
 
Durante la consulta se expresaron en varias ocasiones serias
preocupaciones por la calidad de la educación jurídica para impartir
una educación jurídica de calidad. En este campo se considera que
el desarrollo por parte de las autoridades responsables de un
mecanismo de certificación parece necesario para mejorar la calidad
de la educación jurídica.
 
La profesión jurídica
 
Amplia convergencia se da en el sentido de que el ejercicio de la
profesión jurídica ante los diversos órganos de impartición de
justicia debe asegurar estándares de calidad ética, técnica y
responsabilidad profesional, pues de lo contrario, por mas esfuerzos
que se realicen en el ámbito de la carrera judicial, si no se ven
acompañados por empeños similares de quienes acuden ante los
tribunales en representación de las partes, poco habrá de lograrse
para mejorar la calidad de la justicia mexicana.
 
El debate plantea algunas alternativas pues mientras hay
quienes se inclinan por la colegiación obligatoria, otros sugieren el
registro de abogados postulantes ante los tribunales para de ahí
pasar a mecanismos de certificación. En este punto se amplía el
abanico de opciones pues algunos se inclinan porque sean las
instituciones académicas las encargadas de la certificación, mientras
que otros consideran que corresponde a los poderes judiciales o las
agrupaciones profesionales.
 
 
Ética y valores
 
Los funcionarios jurisdiccionales deben tener no sólo conocimientos
técnicos de las reglas y procedimientos, sino también una sólida
formación axiológica que les permita orientar su conducta con base
en los valores propios a su función, uno de los cuales es la
transparencia y la rendición de cuentas.
 
Aunque en principio la ética se refiere a un comportamiento
humano unilateral propio a la conciencia del sujeto, resulta crucial
para el desempeño de la función jurisdiccional que los miembros de
los poderes judiciales compartan un conjunto de valores y principios
de comportamiento que les permita un ejercicio equilibrado y con
sentido del poder que el estado deposita en ellos.
 
En particular, es necesario reconocer que el juez desarrolla
su actividad en un entorno complejo que, de muy diversas maneras,
ejerce influencia en su conducta. Desde los medios de comunicación
hasta las presiones de las instituciones y las partes, el juez esta
inmerso en una dinámica de interrelaciones de múltiples intereses
que genera con frecuencia conflictos importantes sobre su manera
de actuar. Por ello, es crucial dotar a los jueces de los elementos
que les permitan discernir los valores que deben orientar su
actuación
 
Es fundamental destacar que esta orientación debe fundarse
en valores compartidos e interiorizados por parte de todos lo
funcionarios judiciales, y no ser una mera imposición externa
incapaz de producir un cambio de comportamientos. Se trata de
generar un enfoque continuo de auto conocimiento que genere
pautas de comportamiento solidamente fundadas en la conciencia y
capacidad critica del juzgador.
 
La carrera judicial
 
Quizá el más amplio consenso dentro del debate en torno a la
reforma judicial sea el que se suscita en torno a la carrera judicial.
Existe unanimidad respecto a la necesidad de consolidarla y
profundizarla, no así respecto de los cargos que forman parte de la
misma.
 
Un aspecto en torno al cual hay grandes coincidencias es el
relativo a la necesidad de intercambiar experiencias, establecer el
sistema de mejores prácticas y el poder emprender proyectos
conjuntos que involucren a los diversos poderes judiciales y cuenten
con el concurso de las instituciones de educación superior mas
prestigiadas.
A propósito de la carrera judicial existen otros debates relacionados
con el ingreso a la carrera judicial mediante concursos abiertos de
oposición, la calidad y transparencia de los concursos, así como la
confianza en la administración de la carrera judicial al interior de los
propios poderes judiciales.
 
La ética judicial
 
Como parte importante de la carrera judicial se considera la
necesidad de incluir en ésta de manera preponderante la ética del
personal jurisdiccional, en particular, y en general de todo el
personal del sistema de impartición de justicia.
Una de las consecuencias de este convencimiento es la
creciente proliferación de códigos de ética por lo cual se apunta
hacia la necesidad de establecer cuales son las mejores prácticas y a
partir de ellas tratar de unificar los cuerpos éticos en busca de que
sea un sólo cuerpo normativo el que establezca los estándares éticos
a que deben ajustarse todos aquellos que trabajan en el sistema de
impartición de justicia.
 
Imagen pública del juez
 
El juez es el actor central del sistema de impartición de justicia. Sin
embargo, poco o nada se conoce sobre los jueces. Quienes son, cual
es su educación, cuales sus actividades y desarrollo profesional.
Parece importante promover una nueva imagen pública de los
jueces, que enfatice sus valores y visión, y que contribuya a generar
legitimidad y aprecio social por su función. Es necesario que los
usuarios del sistema y la población en general reconozcan la
trascendencia de la función jurisdiccional para la sociedad.
(Suprema Corte de Justicia de la Nación. Libro Blanco de la
Reforma Judicial. México 2006)
 
 
CONCLUSIONES
 
Primera.- El diseño curricular y contenido del plan de estudios para
la formación del profesional del derecho, que demanda la
circunstancia histórica del presente y la tendencia hacia el futuro,
debe considerar: Establecer contenidos que garanticen una
formación más sólida en aspectos metodológicos, donde se debiera
abordar: metodología de la creación del derecho; métodos de la
investigación y conocimiento del derecho; problemas metodológicos
en la interpretación, argumentación y aplicación de las normas y
reglas del derecho; y, metodología o técnica de la enseñanza y
aprendizaje del derecho.
 
Es recomendable estructurar un plan de estudios flexible que
permita ir incorporando los contenidos identificables conforme a las
transformaciones y avances de la disciplina, sin necesidad de
modificación formal del mismo. Esto puede atenderse mediante
asignaturas optativas, en número suficiente que pueda alcanzar este
objetivo.
 
 
Segunda.- En los contenidos formativos y proceso de
aprendizaje del futuro profesional del Derecho se deberá: procurar
mayor equilibrio entre la teoría y la práctica; es decir, valorar el
peso de carga teórica y práctica que deba contener cada asignatura:
en este aspecto se debe considerar que tanto en el derecho sustantivo
como en el derecho procesal debieran incluirse en cada asignatura,
dependiendo de la materia, las siguientes técnicas y dinámicas de
aprendizaje: prácticas de campo, estudios de caso, consultas
bibliográficas, jurisprudencia, prácticas profesionales, lecturas
dirigidas, clínicas procesales, entre otras.
 
Con respecto a las prácticas profesionales, estas deben ser
ubicadas como asignaturas independientes, para lo que en este caso,
se debe cuidar la planeación bajo una metodología especial, y llevar
un seguimiento para su cumplimiento. En México tenemos varias
experiencias en esta materia, como es el caso de las licenciaturas de
ingeniería en el sistema de institutos tecnológicos y en las
licenciaturas de medicina.
 
Fomentar más la interdisciplinariedad, en especial en áreas
como economía, sociología, historia, ciencia política, filosofía,
administración, contabilidad; tanto mediante asignaturas
diferenciadas, así como su inclusión mediante temas en asignaturas
específicas del derecho. Todo propósito de renovación del derecho
debiera realizarse como actividad multidisciplinaria y sería deseable
que las asignaturas del área interdisciplinaria se cursaran en la
propia carrera y unidad académica que corresponda, cuidando los
aspectos administrativos de registro escolar.
 
Dar al derecho en sus distintas ramas, el contenido teórico
adecuado, comprendiendo sus métodos, sistematizando sus reglas,
descubriendo sus nuevas instituciones y principios, abandonando el
plano de la exposición pura de preceptos positivos con que se tiende
a enseñarlo.
 
Replantear los métodos de aprendizaje y evaluación en la
formación jurídica; las propuestas del modelo educativo por
competencias aportan mucho en este punto.
 
Dar un mayor impulso en la formación integral del futuro
abogado, mediante la profundización de contenidos axiológicos y
métodos didácticos que inciden hacia cambios significativos en un
ejercicio profesional más ético.
 
Tercera.- En el ejercicio de la profesión jurídica es
necesario dar un impulso renovado que asegure su mejor calidad,
iniciando con los sustentos éticos que guían esta profesión, para
continuar con los estándares de calidad técnica y responsabilidad
profesional. En esto, tienen una misión central los abogados
postulantes en lo particular y las asociaciones de Licenciados en
Derecho.
 
Los profesionales del Derecho deben formarse no solo con
el conocimiento de la doctrina, normatividad y procedimientos
jurídicos, sino con una sólida formación axiológica que les permita
orientar su conducta con base en los valores propios de esta
profesión.
 
Cuarta.- Resulta crucial para el desempeño de la función
jurisdiccional que los integrantes de los poderes judiciales, en su
formación axiológica, compartan los valores y principios de
comportamiento que orienten su actuación y les permita un ejercicio
equilibrado y con sentido del poder que el Estado deposita en ellos.
 

Fuentes bibliográfícas
 
-    Arellano García, Carlos. Manual del abogado, práctica jurídica.
Editorial Porrúa. México. 1998.
 
-    Brice Ángel, Francisco. Compendio de Práctica Forense. España,
1962.
 
-    Centro Nacional para la Evaluación de la Educacion Superior
CENEVAL. Perfil del Licenciado en Derecho, México, 2000.
 
-    Cicerón. Tratado de la republica. Editorial Porrúa. México, 1973.
 
-    Gómez Pérez, Rafael. Deontología Jurídica. Universidad de
Pamplona. Pamplona, España. 1982.
 
-    Martínez Val, José María. Ética de la Abogacía. Bosh Casa
Editorial. Barcelona, España. 1987.
 
-    Moliérac, J., Traducción de Macedo Pablo. Iniciación a la
abogacía. Editorial Porrúa México. 1990.
 
-    Omeba. Enciclopedia jurídica. Tomo XI. Argentina. 1980.
 
-    Pásara, Luis. Reformas del sistema de justicia en América latina:
Cuenta y Balance. Congreso Internacional de Culturas y Sistemas
Jurídicos Comparados. Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
UNAM. México, 2004.
 
 

-    Real Academia Española de la Lengua. Diccionario de la


Lengua española. Editorial Espasa Calte. Barcelona, España. 2002.
 
-    Recaséns Siches, Luis. El oficio noble y diabólico. Revista de la
Facultad de Derecho, UNAM. México.1955.
 
 

-    Rodríguez Espinoza, Héctor. El día del abogado y el abogado de


hoy día. Revista del H. Supremo Tribunal de Justicia del Estado de
Sonora. México. 1989.
 

-    Rubio Oca, Julio. La universidad en el futuro inmediato, 2010.


conferencia impartida en el centro de estudio sobre la universidad,
CESU, de la Universidad Autónoma de Baja California, UABC.
México. 19 de noviembre de 2003.
 

Campo laboral del Lic. en Derecho


Campo Laboral del Lic. en Derecho

 Hacer ejercicio libre de la profesión.


 Trabajar en organismos internacionales, organizaciones sociales,
organizaciones no gubernamentales e instituciones educacionales.
 Docente universitario.
 Asesor en los despachos jurídicos, como funcionario judicial en los fueros
federal y local ocupando puestos como actuario, secretario, juez, magistrado
y ministro.
 Trabajar en instituciones bancarias, notarías, en dependencias federales
como Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Secretaría de Relaciones
Exteriores y Ayuntamientos.
 Como abogado litigante en las ramas del derecho penal, civil, corporativo y
en la docencia.
 La procuración e impartición de justicia en el ámbito registral, así como
abogado postulante o asesor de empresas.
 Podrás desempeñarse como consultor, miembro o director de
departamentos jurídicos, tanto en el sector público como en el privado,
defensor del pueblo, procurador, contralor y en cualquier corporación pública
del orden nacional o departamental.

 Como director en despachos o bufetes jurídicos y en departamentos legales


de empresas, organizaciones no gubernamentales y otras instituciones.
 Como prestador de servicios profesionales en la administración pública:
federal, estatal y municipal.
 En dependencias del poder judicial, en la jurisdicción federal y estatal.
 En el ámbito internacional como auxiliar, asesor o consultor en el área
jurídica del cuerpo diplomático, consular o de organismos internacionales.
 Como depositario de la fe pública, como notario o corredor público; en las
dependencias del registro público de la propiedad y de organismos
aduanales y hacendarías.
 Como asesor de personas jurídicas colectivas.
 Como asesor jurídico en el sistema financiero.
 Como defensor en los organismos protectores de los derechos humanos, y
organismos agrarios.

 Procurador General de Justicia.

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