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MAESTRÍA EN DERECHO PENAL

ADVERSARIAL

MATERIA: SUSPENSIÓN EN MATERIAL DE


AMPARO PENAL
ALUMNA: MARIANA GUADALUPE RUBIO
RODRÍGUEZ
PROFESOR: JOSÉ LUIS RAMÍREZ GONZÁLEZ
5TO. CUATRIMESTRE
REPORTE DE LECTURA

REPORTE DE LECTURA “ EL JURISTA Y EL


SIMULADOR DEL DERECHO” DEL AUTOR
IGNACIO BURGOA ORIHUELA
Presentación
En el libro "el jurista y del simulador del derecho" de Ignacio Burgoa Orihuela, el
autor establece y plasma las características que debe tener un abogado, un juez, un
jurisconsulto y un maestro de derecho; cuya característica al final es la importancia
del conocimiento del derecho; pero también menciona aquellas características de
quienes no lo son y solo simulan serlo. Menciona la importancia del jurista al igual
que la importancia de las leyes como reguladoras de la vida en sociedad, pero sobre
todo del estudio frecuente del derecho en todas sus ramas y su relación que guarda
con el Estado.Es bien sabido que la primordial función del jurista es preservar la
Justicia y la seguridad. Para poder lograr esto el jurista debe de ser libre y no estar
vinculado a ningún sector.

Esta libertad le da la facultad de poder atender cualquier caso independientemente


de las partes sin importar la clase social o profesión. Aquí hace mención que el
abogado debe de ser el hombre más libre de todos y estar dispuesto a prestar sus
servicios a cualquiera que se los solicite. El abogado debe de ser el que dirija y no
permitir que lo manden y por esto no debe tener “capacidad de obediencia”
entonces es imposible que haya abogados al servicio de alguien en específico ya
que “la libertad profesional” es sagrada, el jurista debe de tener ciertas
características como la antes mencionada; LIBERTAD, AUTENTICIDAD, la
VERACIDAD, y VALOR CIVIL.

Capítulo 1.- Necesidad del derecho como


orden normativo de la sociedad y del estado
El derecho puede definirse como un sistema de principios y normas, generalmente
inspirados en ideas de justicia y orden, que regulan la conducta humana en toda
sociedad y cuyo cumplimiento puede imponerse de forma coactiva por el poder
público.
El derecho nace de la compleja vida humana en sociedad, como una necesidad
para regular la conducta de los hombres, encaminandola a la consecución del bien
común, de la justicia y de la paz. El derecho tiene una gran importancia porque se
ha convertido en la fórmula de la conducta humana así como un regulador
insustituible de las relaciones y procesos de la vida social del hombre. A toda la
gente del planeta la ha introducido en el orden jurídico en consonancia con los
países y sus pueblos.

El derecho está impregnado de todo elemento social, político y cultural, económico y


también de valores morales y de conducta en una sociedad determinada, sin obviar
que la creación normativa es a la vez resultado de las luchas y logros sociopolíticos
de clases, grupos y sectores sociales representados en el órgano supremo de poder
y con los agentes sociales que lo aseguran. La importancia del derecho en la
sociedad radica en que, sin ella, todo lo que conocemos sería un caos, nadie se
interesaría en velar los derechos de los individuos, la justicia no sería aplicada, por
lo tanto, los delitos no serían castigados.

Para ello debemos recordar el aforismo latino “Ubi societas, ibi ius”, que significa
donde hay sociedad, hay derecho. Y donde hay derecho hay personas que se
ocupan de crear normas jurídicas, aplicarlas y explicarlas. En una sociedad sin leyes
y pautas de comportamiento; se impone el caos y la anarquía, impidiendo el
crecimiento y desarrollo armónico de esa sociedad y la vida feliz y productiva de sus
ciudadanos. Si nadie respetará las normas de convivencia no podríamos funcionar
como sociedad ya que existirían conflictos entre todas las personas y los valores
como el respeto y la tolerancia que son muy importantes en las relaciones entre dos
o más integrantes para poder llegar a acuerdos en común y poder convivir de
manera sana”.

El derecho y la sociedad se exigen mutua y necesariamente, de tal modo que no


puede haber Derecho sin sociedad, ni puede haber sociedad sin Derecho. Se
trataría de dos conceptos reversibles, en el sentido de que, si nos topamos con uno
de ellos, al darle la vuelta, nos encontraríamos con el otro.
Capítulo 2.- Semblanza del jurista
Un jurista (del latín iurista; con la raíz ius, que significa «derecho») o jurisconsulto
(latín: iurisconsultus) es una persona que se dedica al derecho de forma profesional,
bien como abogado o bien en cualquier otra profesión que tenga alguna relación con
el desarrollo o la aplicación del ordenamiento jurídico, como juez, funcionario,
profesor universitario o investigador.El jurista tiene que conocer el fenómeno, para
poder generar su punto de vista fundamentado en la ciencia jurídica, y aplicarlo con
el fin de generar soluciones jurídicas a los problemas que imperan en la actualidad.
Para hablar de la semblanza del jurista, se marcan algunos aspecto completamente
necesarios para definir a un verdadero abogado; como que el jurista debe de ser
libre, esto quiere decir que no debe de estar “atado” a algún tipo de sector como
puede ser público, privado o social; así no asilarse en los intereses particulares que
alguno de los sectores antes mencionados primerien, ya que estos pueden afectar
la capacidad de selección en el ámbito de lo que es justo y honrado. Por otro lado,
cuando el abogado es libre también lo es su juicio para poder elegir entre defender a
la parte que él considere que sea ético y moral dependiendo de la situación ya sea
patrón o trabajador, rico o pobre, etc. Es por eso que los que están atados a alguna
empresa con el único fin de seguir sus intenciones para el beneficio de esta sin
importar si lo que está haciendo es algo correcto en el aspecto de la honradez,
justicia y moral no se pueden considerar unos verdaderos abogados ya que estos
deben ser los hombres más libres del mundo.

El abogado no debe tener capacidad de obediencia, ya que él no debe de ser


trabajador solo debe de guiar al cliente, ósea que debe de gobernar a su
patrocinado y no ser gobernado por éste, porque la libertad es sagrada y para esta
profesión es primordial y algo que solo un verdadero abogado tiene, esta jamás
debe de ser enajenada con algún tipo de sueldo por más alto que este fuere.

En conclusión ser abogado significa dar voz a quienes no la tienen. Conlleva un


compromiso de servicio a la sociedad y una responsabilidad de actuar siempre
apegados a los más altos valores que distinguen a quienes reciben la oportunidad
de tener estudios profesionales. Ser jurista significa alcanzar la excelencia que
permite analizar, ejecutar y participar en cualquier asunto relacionado con el
derecho. Por lo que una persona puede ser a la vez un abogado y jurista, pero un
jurista no es necesariamente un abogado, ni un abogado necesariamente un jurista.

“El derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos, serás cada día
un poco menos abogado.”

Capítulo 3.- La cultura jurídica


De acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española, el término cultura proviene
del latín cultura, que significa cultivo. Las distintas acepciones que proporciona son:
“Resultado o efecto de cultivar los conocimientos humanos y de afinarse por medio
del ejercicio las facultades intelectuales del hombre; conjunto de modos de vida y
costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en
una época o grupo social; conjunto de manifestaciones en que se expresa la vida
tradicional de un pueblo.”

La cultura jurídica puede ser un concepto útil en la medida en que nos permita
vincular el derecho a la sociedad. Permitiendo que lo jurídico se transforma para
beneficio de las personas. Mejorando la imagen que del derecho pueda tener un
conglomerado social.

La cultura jurídica debe abarcar rasgos o características que no se alejen del mundo
del derecho, ya que se corre el riesgo de hacer de la cultura jurídica algo no jurídico.
Lo que significa que la cultura jurídica siempre deberá de enmarcarse dentro de la
norma jurídica, la jurisprudencia, la costumbre, la dogmática jurídica, los principios
del derecho, la historia del derecho, la sociología jurídica o la filosofía jurídica. La
cultura jurídica está constituida por las formas de pensar, sentir y actuar de los
operadores del derecho, de los científicos del derecho y de los filósofos del derecho,
así como de la sociedad que se encuentra vinculada a un sistema normativo
determinado.

El Derecho es concebido por muchos como un oficio que consiste en que los
abogados deben saber en qué libros se debe buscar para encontrar las respuestas
a los problemas que les plantean sus clientes, y cuáles libros citarles a los jueces
que están decidiendo el destino de sus clientes. Debe corregirse ese error al situar
el Derecho en el contexto correcto, es decir, no solo en el contexto de las ciencias
sociales, sino en el de las humanidades en general, reconociendo que la
interpretación jurídica es por mucho un arte, valiéndose de todas las tradiciones de
las humanidades, tal como sucede con la interpretación literaria, la histórica o la
teológica.

Un buen abogado necesita conocer bien la realidad que lo rodea y el entorno en el


cual toma decisiones. Quien sólo aprende la legislación y la aplica con más o menos
habilidad en el mundo real de los casos concretos, cuando mucho será un legista,
nunca un jurista verdadero.

Capítulo 4.- Tipología del jurista


Jurisconsulto significa persona que conoce profundamente la ciencia del derecho y
se dedica principalmente a resolver consultas legales. En el derecho existen
diversas "profesiones jurídicas", que si bien requieren del estudio del derecho, en su
ejercicio se diferencian de manera importante y, en un momento dado, los requisitos
para su práctica pueden variar. El título de licenciado en derecho faculta a quien lo
ostenta para el ejercicio de las diversas profesiones jurídicas, así, se estudia
derecho pero profesionalmente se ejerce la abogacía, la judicatura, el notariado o la
academia en su aspecto tanto de investigación científica como de docencia jurídica.
Algunas de las profesiones jurídicas son incompatibles entre sí, como la judicatura y
la abogacía. La regulación debe especializarse, dependiendo de la profesión jurídica
de que se trate, y ser indispensable, para, de ese modo, contar con una ley general
de la abogacía, que haga referencia a los aspectos particulares de su ejercicio.
La abogacía es la actividad dirigida a la defensa de los intereses de otras personas
ante autoridades y tribunales. El abogar consiste en la presentación y el apoyo de
las razones a favor de una persona, ante quien ha de juzgar o decidir sobre ellas. El
término abogado proviene de la expresión latina ad vocatus. En Roma intervenían
dos clases de personas en la defensa ante tribunales: el defensor propiamente
dicho, quien llevaba la voz en las audiencias y debates del juicio, que era el
abogado, y el jurisconsulto o jurista, quien, como conocedor y experto, ilustraba al
primero en el conocimiento del derecho.

El abogado debe ser un jurisprudente, esto es, un sapiente del Derecho. Sería
absurdo que no ID fuese, es decir, que padeciese "ignorantia juris". Sin los
conocimientos jurídicos no podría ejercer digna y acertadamente su profesión.
Ahora bien, el abogado es una especie de jurisprudente que se vale de su sabiduría
para patrocinar, dirigir o asesorar a las partes contendientes en un litigio ante el
órgano jurisdiccional del Estado que deba resolverlo.

Es inobjetable que el maestro de Derecho debe ser jurisprudente. Sería


francamente inconcebible que no lo fuese, ya que no es posible transmitir
conocimientos que no se tengan. "Nadie enseña lo que no sabe." La misión del
magister juris se realiza en dos ámbitos: diferentes pero complementarios: la
enseñanza y la educación jurídicas.

En ese mismo orden de ideas, es posible observar que en la realidad muchos


licenciados en derecho se ostentan como juristas, cuando realmente se
encuentran corrompidos convirtiéndose como bien lo dice el autor, en Simuladores
del Derecho, quienes tienen entre otras características el ser vanidosos, ególatras,
mentirosos, fraudulentos, falsos,mediocres y corruptos. Desafortunadamente, este
tipo de seudo-abogados son los que más encontramos a nuestro alrededor y
por ello se pierden entre sus sombras los verdaderos juristas.

Capítulo 5.- El simulador del derecho


La simulación es la acción de fingir o imitar lo que no se es. El simulador hace de su
vida una farsa, o sea, una comedia. Su personalidad psíquica envuelve muchos
vicios como la vanidad, la egolatría, la megalomanía, la mentira, el engaño, el
fraude, la falsedad, la mediocridad, la corrupción, entre otros.

El simulador del Derecho, aunque posea título de licenciado o doctor, no es ni


jurisprudente, ni abogado, ni magister juris, ni juez. El simulador del Derecho es la
negación de la jurisprudencia, que evidentemente no se agota en el aprendizaje de
la ley. No le interesa la justicia. Su proclividad pragmática le veda este interés.

El simulador, al ostentarse como lo que no es, al aparentar valía para cubrir su


insignificancia, al fingir sabiduría para envolver su ignorancia, se muestra vanidoso,
es decir, vacío por dentro y engañoso por fuera. La audacia del simulador, no la
inteligencia de la que carece, lo convierte en un farsante ante quienes no lo
conocen, buscando su aplauso y admiración. Esta audacia se torna cobardía frente
a las personas que están enteradas de sus limitaciones intelectuales y culturales. El
complejo de inferioridad que aqueja al simulador y todos los defectos que de él se
derivan, lo imposibilitan para ser autárquico o independiente en la vida. Como diría
José Ingenieros "es sombra de otro y no luz por sí mismo".

Como no tiene vocación por la cultura, se aleja por inclinación natural del estudio.
Los libros no le interesan, pues su objetivo vital no es el saber sino la obtención de
ganancias económicas o beneficios personales de otra índole, hacia cuya
consecución encamina sus más empeñosos y tenaces esfuerzos. Le apasiona el
éxito, no la gloria, tendencia que acentúa su mediocridad.

El simulador del Derecho no es la persona que realiza actividades fuera del campo
jurídico aunque tenga la licenciatura o el doctorado correspondiente. En todo caso
se trata de un "no jurista", pudiendo ser político, funcionario público, banquero u
hombre de negocios en general, cuya falta de vocación por el Derecho lo proyectó
fuera de su esfera. Al simulador del Derecho le aterra su ignorancia juris, que, por
su falta de vocación por el estudio y la investigación, no puede vencer. Permanece
en ella y, para que no se advierta por quienes conocen la ciencia del Derecho,
rehuye toda discusión, a menos que su extrema vanidad lo impulse a incurrir en
graves despropósitos. Por sí mismo es incapaz de resolver un problema de Derecho
y recurre a quien le pueda proporcionar el dictamen respectivo, que acostumbra
adjudicarse a sí mismo sin pudibundez profesional. La apariencia de abogado que
ostenta se manifiesta en actitudes extrajudiciales. Halaga a jueces, secretarios y
empleados de los tribunales, con los que empeñosamente traba relaciones cuasi
familiares. Los frecuenta y agasaja para captar su simpatía. Los saluda con abrazos
estruendosos y con risas y carcajadas, procurando inspirarles amistad.

Conclusión
En el libro habla del derecho como regulador del comportamiento social,
mencionando su importancia y que es una disciplina la cual debe de estudiarse con
detenimiento y que esta debe actualizarse con frecuencia ya que el derecho, las
leyes o normas cambian constantemente debido al contexto; haciendo hincapié en
la importancia del jurista como abogado, ya que esté es el encargado de hacer valer
el derecho a través de leyes, al igual que vela por la seguridad y justicia de la
sociedad. Hace mención que a pesar de poseer un título que acredite y respalde a
un individuo como licenciado o doctor en derecho, no todos lo son; ya que para serlo
se necesitan cumplir algunas características mencionadas por el autor. La primera
característica es la libertad, en la cual hace referencia a que un abogado debe
trabajar por su propia cuenta y no para una empresa privada o pública, ya que al
hacerlo vela por los intereses de la empresa y no por lo que es correcto,
Sobran los epítetos para calificar al simulador en su mediocre personalidad
concurren vicios como el desconocimiento del Derecho, la cobardía, la indignidad, la
prepotencia y la proclividad adulatoria, que lo exhiben ante la opinión pública como
un perverso personaje acuciado por la ambición económica y abrumado por el temor
de perder el cargo que deshonra con su conducta antijurídica y antisocial.

Los simuladores, que desafortunadamente se ostentan como abogados, es una


realidad podría desanimarme, sin embargo, con este libro comprendí que lo
importante es luchar por esa convicción de hacer bien las cosas, yendo más allá de
la descripción de la norma al tener cualquier caso en mis manos, reflexionando,
profundizando, analizando y sobre todo incrementando el conocimiento con ese
amor al Derecho que tiene que caracterizar a cualquier persona que se haga llamar
ABOGADO.

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