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Elí, Elí, lama sabactani.

La cruz de Cristo es un símbolo del cristianismo, pero ¿qué significa


verdaderamente este símbolo y por qué fue necesario que Jesucristo muriera en ella?

Algunas cosas que podemos decir al respecto:

1º Su muerte no fue casual, fue diseñada por Dios y el aceptó realizar la obra.
2º ¿Qué tiene de especial su muerte? Muchos otros cristianos durante años han
muerto noblemente dando a conocer a Cristo, entonces ¿Qué hace la
diferencia?
3º Podemos decir que después de su muerte resucitó, pero lázaro también
resucitó. Y todos los que murieron en él también resucitarán cuando el retorne
por su iglesia.

Jesús logró muchas cosas para nosotros clavado en la Cruz de acuerdo a lo dicho
en:

Isaías 53:5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el
castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

Lo que consiguió Jesús por nosotros requiere de un minucioso análisis, pero este
presente estudio no tiene por fin detallarlo, así que, si me permiten, resumiré algunas
de las ganancias obtenidas:

• Pagó el precio justo para perdón del pecado en nosotros. Es decir logró que la
desobediencia de Adán fuera revocada. Dicha desobediencia se denomina, “El
Pecado” o “Pecado original”
• Pagó por los pecados pasados, presentes y futuros de cada uno en personal. Es
nuestro abogado permanente. Ahora con confianza podemos pedir perdón a
Dios y volver en su común unión.
• Pagó para que nosotros alcanzásemos la paz, nuestro dominio propio.
• Pagó por nuestra salud física y mental.
• Consiguió por nosotros la reconciliación con Dios. Volver a nacer de nuevo por
el espíritu santo.

Como podemos ver, Jesús con su muerte logró lo que ningún hombre a través de la
ley podía lograr. Obtuvimos el don de reconciliación con Dios y como todo don es
gratuito por el simple hecho de creer a aquel que es todopoderoso. Sabemos que su
muerte fue especial, pero en qué se diferencia con lo que han tenido que pasar
muchos cristianos durante siglos. Jesucristo fue brutalmente torturado y tuvo que
soportar una gran presión mental, pero de la misma manera muchos cristianos han
pasado por lo mismo. Jesucristo murió y lo mismo ha ocurrido con otros tantos

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cristianos. ¿Qué fue lo diferente? La respuesta la obtendremos de las palabras dichas
por Jesús en la cruz: Elí, Elí, ¿lama sabactani?

En dos de los evangelios, específicamente en el de Marcos y de Mateo, se detalla la


frase “lama sabactani”, la cual ha causado divisiones en la iglesia hoy en día y que su
contrariedad impide o dificulta entender la profundidad y diferencia de la muerte de
Jesús en la cruz.

Vemos dicha frase en los evangelios:

Marcos 15:34 Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama
sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

Mateo 27:46 Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama
sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

Es importante recordar que el evangelio de Marco describe a Jesús desde una


perspectiva de siervo, que debía cumplir un objetivo trazado por su señor. Por su parte
Mateo, se centra en Jesús como el Cristo, el mesías esperado.

Esta frase no es encontrada en los otros dos evangelios, donde la descripción de


Jesús se orienta a darlo a conocer como: hombre (evangelio de Lucas) y de hijo de Dios
(evangelio de Juan). Es decir, solo se encuentra en los evangelios que consideran a
Jesús como el cordero de Dios (siervo y mesías respectivamente) con el objetivo de
pagar por los pecados del mundo.

¿Por qué llama tanto la atención esta frase?

• Primero: ¿Por qué el autor deja esta frase registrada en las escrituras en su
idioma original y además nos da la traducción?
• Segundo: ¿Será que el escritor intentó colocar mayor énfasis, para que
prestemos atención a lo mencionado?
• Tercero: ¿Será porque no supo qué hacer con el significado de las palabras y
utilizó una posible traducción? Esta opción no la comparto, dado que confío
que la palabra de Dios es respirada de Dios y no es posible que el escritor no
supiera qué hacer con dichas palabras. Recordemos que el autor de la Biblia es
Dios y tuvo muchos escritores, donde el espíritu de Dios los guiaba.
• Cuarto: ¿Es verdad qué Jesús fue desamparado por Dios su padre? La respuesta
a esta pregunta ha sido la causa de división y trataremos en este estudio de
vislumbrar su respuesta.

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Existen dos corrientes que se contraponen directamente.

1. Unos sostienen que Dios no pudo desamparar a su Hijo en la cruz del calvario.
Para fines de este estudio los llamaremos “En contra del desamparo”
2. Otros afirman que Dios desamparó a su hijo clavado en la cruz. Los llamaremos
“A favor del desamparo”

Antes de comenzar con la diferencia bíblica entre ambas posturas es importante


entender una de las máximas en la interpretación bíblica: “La biblia se interpreta a sí
misma”. Es decir, si un escrito es muy difícil de entender, debemos buscar otros en la
misma escritura y que traten del tema, para poder ampliar y lograr mayor
entendimiento.

Es muy importante recordar lo anterior, dado que las dos diferentes posturas dan
argumentos bíblicos para confirmar sus posturas. Además cada grupo se apoya
adicionalmente en los estudios realizados por eruditos en lenguas antiguas, dando a
conocer sus análisis a favor o en contra.

Comentemos un poco sobre los análisis de lenguaje y sus argumentos:

Análisis del lenguaje “En contra del desamparo”

Comienzan con la hipótesis de que Jesús estaba diciendo lo mencionado en Salmos


22:1:

• Si en el evangelio se comienza con la palabra hebrea "lama", lo que


corresponde es continuar en hebreo con "azavtani". De acuerdo con lo
indicado en Salmos 22:1. Pero en vez de eso se detalla la palabra
“sabactaní”
• Si Jesús no estaba diciendo en hebreo el Salmo, sino que en arameo, lo
apropiado sería decir “Eli Eli metul mah shevaktani”. Pero en vez de
decir "metul mah" dice en su lugar "lama", y "shevaktani" en su lugar
dice "sabactani”.
• No se encuentra en ningún idioma conocido la palabra sabactaní, lo más
cerca de ella es según la raíz Shevak que significa “Reservado”,
“guardado”.

Por tanto este grupo concluye que:

• El idioma de la frase dejada por el evangelista “no se aviene a ninguna


lengua que se conozca.” Es decir, las palabras indicadas en estos
versículos no existe su correspondencia entre el hebreo o el arameo y
que por tanto no pueden ser consideradas como una traducción viable
el hecho de decir “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”
• De acuerdo con lo anterior, se refuta la hipótesis de que Jesús estaría
recitando las palabras dichas en Salmos 22:1

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• La traducción más probable en este pasaje del evangelio sería “Dios
mío, Dios mío, para esto he sido guardado”

Análisis del lenguaje “En favor del desamparo”

De acuerdo con lo analizado en el Diccionario Expositivo Strong y observando las


palabras que ahí aparecen en los idiomas antiguos, se puede resumir en lo siguiente:

• “Lama” es de origen hebreo (H4100) que significaría ¿por qué?


• “Sabactaní” es de origen caldeo y significa “tú me has dejado”
• La palabra griega usada por el evangelista para traducir “Sabactani” es
la palabra “enkataléipo” que significa “Dejar atrás en algún lugar”,
“deja” o “desamparar”.

Ellos sostienen que bajo esa perspectiva, la traducción dada por el evangelista
es correcta y que lama sabactaní se traduce como: “por qué me has desamparado” y
que efectivamente Jesús estaría diciendo las palabras escritas en Salmos 22:1

Ahora bien veamos las palabras utilizadas en Salmos 22:1, según la versión
Reina Valera de 1960:

“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos
de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?

Las palabras hebreas utilizadas en este versículo indican lo siguiente:

¿Por qué? Es la palabra hebrea lama (H4100) que se tradujo de la misma manera ¿por
qué?

Desamparado, se usa la palabra hebrea azab (H5800) que significa: abandonar,


apartar, desamparar, desechar.

Esta disyuntiva, como se puede observar, no puede ser discutida a través de


investigación de los eruditos en lenguas antiguas, dado que:

• Los que afirman que las palabras no existen en idioma conocido, no


necesariamente están en lo cierto, puede ser una palabra derivada de otro
idioma como lo demuestra el otro grupo.
• Los del segundo grupo pueden estar queriendo ajustarse a lo dicho por salmos
22:1, dado que no es muy lógico pensar que Jesús mezclara palabras en caldeo.
Es como hablar inglés mezclando palabras en español.

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El idioma más usado en esa época era el griego y el arameo. ¿Qué idioma hablaba
Jesús? Al igual que el presente estudio, un grupo sostiene que griego y otros arameo.
Se supone además que los evangelios están escritos originalmente en arameo, al igual
que unos versículos del antiguo testamento. El caldeo por su parte, existen estudios
que sostienen que estaba íntimamente relacionado con el arameo.

Ahora bien, hasta este momento se ha intentado entender la frase dicha por Jesús
en la cruz a través de su origen lingüístico y no hemos podido clarificarla. Por lo que
intentaremos resolver este dilema a través de la misma biblia, respetando la máxima
de interpretación bíblica: “La biblia se interpreta a sí misma”.

Comencemos pues por el primer grupo.

“En contra del desamparo”

Existe evidencia bíblica que dice que Dios no desampara a los justos y menos a
sus hijos.

Salmos 23:4 Aunque ande en valle de sombra de muerte,


No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

Josué 1:5 Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con
Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.

Juan 8:29 Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre,
porque yo hago siempre lo que le agrada.

Juan 16:32 He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno
por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo.

Mateo 3:17 Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien
tengo complacencia.

1 Reyes 6:11 Y vino palabra de Jehová a Salomón, diciendo:


1 Reyes 6:12 Con relación a esta casa que tú edificas, si anduvieres en mis estatutos e
hicieres mis decretos, y guardares todos mis mandamientos andando en ellos, yo
cumpliré contigo mi palabra que hablé a David tu padre;
1 Reyes 6:13 y habitaré en ella en medio de los hijos de Israel, y no dejaré a mi pueblo
Israel.

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Existe un versículo, que cita el grupo “A favor del desamparo”, donde establecen
que Jesús fue hecho pecado y que dado que el pecado es abominación para Dios tuvo
que desampararlo. Se encuentra en:

2 Corintios 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que
nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

Según el grupo que está “En contra del desamparo”, dice que:

La palabra pecado, es la palabra griega jamartía, que significa: pecado,


pecaminoso, pecar. Pero que existe otra manera de traducir la frase “Lo hizo pecado”,
por “lo hizo sacrificio por el pecado”, y esto estaría en concordancia con el siguiente
versículo en su versión NVI:

Romanos 8:3 En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa


anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a
nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado.
Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana,

Se establece que Jesús fue la ofrenda ofrecida por Dios, el cordero sin mancha,
que muerto su sangre quita el pecado al mundo.

Además se argumenta que Dios nunca desamparó a su hijo dado que Jesús
estaba realizando siempre su voluntad:

Juan 5:30 No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es
justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del
Padre.

Veamos como hacía su voluntad:

Juan 19:24 Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella,
a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron
entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes. Y así lo hicieron los soldados.

Juan 19:36 Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será
quebrado hueso suyo.
Juan 19:37 Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron.

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Por su parte Jesús tenía tal grado de confianza en Dios, como lo demuestran las
escrituras, que no se puede apreciar que Jesús sintiera o creyera que Dios lo
desampararía:

Mateo 26:51 Pero uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su
espada, e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, le quitó la oreja.
Mateo 26:52 Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que
tomen espada, a espada perecerán.
Mateo 26:53 ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me
daría más de doce legiones de ángeles?
Mateo 26:54 ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario
que así se haga?

Jesús entendía que en cualquier momento el podría pedir a su Padre y él le


daría lo que peticionara. Dios permanece con Jesús, dado que él hacía su voluntad.

Resumamos esta postura:

• Jesús hizo siempre la voluntad de Dios. Eso es muy cierto, el no hacía nada por sí
mismo, cumplió con toda la ley.
• Fue el cordero de Dios. Efectivamente, Dios lo colocó como cordero, al igual como se
demuestra en la historia de Abraham cuando se le solicitó que sacrificara a Isaac; en
ese momento Dios proveyó de cordero para el sacrificio. Esta es una analogía de los
que iba a hacer Dios con su propio hijo el cual colocó como el cordero que quita el
pecado del mundo.
• Es el hijo amado por Dios, en quien tenía complacencia. Efectivamente y aparece
expresamente en la palabra de Dios.
• Se hizo sacrificio acepto por Dios para perdón del pecado y de los pecados. Gracias a la
muerte de Jesús, nosotros siendo pecadores pudimos ser perdonados de nuestros
pecados. Pasamos de las tinieblas a la luz.
• Cumplió con las escrituras. Con la ley y los profetas. Con el plan divino por Dios para
perdón. Efectivamente, tal como hemos visto, cumplió a cabalidad con todas las
profecías que de él hablaban.
• Fue obediente hasta la muerte y muerte de cruz. Como dice la escritura, fue obediente
y no abrió su boca. Como oveja fue llevado al matadero.

Al ser todo lo que el Padre deseaba de su hijo, no es lógico pensar que lo


desampararía en la cruz. Él estaba realizando su voluntad, cumpliendo con todo lo que
se había escrito de él, en la ley y los profetas.

Por tanto esta postura recalca que Dios nunca desampara a sus hijos y sobre todo
si ellos están realizando su voluntad. La frase traducida de Elí, Elí, lama sabactaní,
debe traducirse correctamente como Dios mío, Dios mío, para esto he sido guardado.
Además estaría en concordancia con la última frase que dijo Jesús: “Consumado es…”,

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la cual pudo decir al cumplir con todo lo estipulado en la ley y los profetas y lograr para
nosotros la redención.

Continuemos con el estudio, pero ahora desde la otra perspectiva.

“A Favor del desamparo”

Esta postura establece, como se ha dicho, de un concepto que se orienta en


aceptar que Dios desamparó a Jesús en la Cruz. Mencionan que lo dicho por Jesús
“lama sabactaní” está correctamente traducido a “¿Por qué me has desamparado?” Y
está en completa sintonía por lo indicado en Salmos 22:1.

Como se sabe, las escrituras originales no tenían símbolos de puntuación, así como
versículos o capítulos. Los cuales fueron añadidos varios siglos después. Es por esta
razón, que los rabíes al dar a conocer una porción de las escrituras, comenzaban
recitando las primeras líneas del texto. Esto hace pensar que Jesús, en la cruz, nos
invita a comprender lo dicho en Salmos 22:1, revelando su sufrimiento.

Si Jesús siempre hizo la voluntad de Dios y la estaba cumpliendo; indudablemente


en la cruz seguía siendo el Cristo y todo lo que dijo en ella sigue siendo para cumplir las
escrituras. No pudo decir algo que no era correcto o que se alejaba de su misión
original. Si todo lo que hablaba estaba en concordancia con la palabra, esta vez en la
cruz no pudo ser distinto.

Revisemos los primeros versículos del Salmo 22:1

Salmo 22:1 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?
Salmo 22:2 Dios mío, clamo de día, y no respondes;
Y de noche, y no hay para mí reposo.

Jesús siente el desamparo de Dios, es real, es algo que le hace sufrir. Él


acostumbrado a sentir cerca a Dios, ahora no logra encontrarlo.

Salmo 22:3 Pero tú eres santo,


Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
Salmo 22:4 En ti esperaron nuestros padres;
Esperaron, y tú los libraste.
Salmo 22:5 Clamaron a ti, y fueron librados;
Confiaron en ti, y no fueron avergonzados.

El sentir de Jesús se hace más agudo, comienza a recordar la fidelidad de Dios.


Aquí existe una contradicción aparente, dado que nunca el pueblo de Dios vio que un
justo no fuera liberado por Dios.

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Salmo 22:6 Mas yo soy gusano, y no hombre;
Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo.

Aquí Jesús se considera a sí mismo un gusano y no hombre. ¿Por qué se


consideraba a él mismo como un gusano? Tiene que haber algo muy poderoso para
que se trate de esa forma.

Salmo 22:7 Todos los que me ven me escarnecen;


Estiran la boca, menean la cabeza, diciendo:
Salmo 22:8 Se encomendó a Jehová; líbrele él;
Sálvele, puesto que en él se complacía.

Estos versículos era lo que estaba viviendo en ese momento. Se estaba cumpliendo
la escritura en el momento que Jesús recitaba el salmo colgado en la cruz. Veamos lo
que dice el evangelio de Mateo.

Mateo 27:39 Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza,


Mateo 27:40 y diciendo: Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate
a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz.
Mateo 27:41 De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciéndole con
los escribas y los fariseos y los ancianos, decían:
Mateo 27:42 A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel,
descienda ahora de la cruz, y creeremos en él.
Mateo 27:43 Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de
Dios.

Por una parte Jesús recita las primeras palabras del Salmo 22:1 y nosotros al
leerlo vemos cómo se sentía Jesús, llamándose a sí mismo un gusano y no hombre,
como también vemos que lo escrito se cumplía perfectamente, según lo indicado por
el evangelio de Mateo.

Hasta aquí las dos posturas establecen, por una parte que Jesús no recitó
Salmos 22:1 y por otro que sí lo hizo. Están en franca contradicción. De hecho la
postura “En contra” da mucha argumentación bíblica, pero la postura que está a favor
del desamparo indica, de aquí en adelante, información adicional que es muy
importante entender, porque muchas veces se nos olvida algo importante: Dios, en el
antiguo testamento (ya que las escrituras son para nuestra enseñanza) nos enseña el
significado del sacrificio de Jesús.

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En el libro de levítico podemos encontrar un relato donde Aarón debía
presentar dos machos cabríos, lo que se denomina “El ritual del día de expiación” o
“día de la expiación”, el cual era el día más importante del año. Este rito no se
realizaba para obtener el perdón por faltas aisladas, sino que era para purificar al
pueblo en su totalidad.

En dicho ritual y entre otras cosas que menciona el libro, se solicita que un
macho cabrío sea para Jehová y el otro para Azazel. Este último, Azazel, según la
tradición hebrea significa “Chivo que desaparece” y otras tanta concepciones (según
numerosos estudios), pero todas ellas concuerdan con la idea de abandonar a su
suerte al macho cabrío, con el fin de sacar los pecados para que desaparezcan. Así que:

• El primer animal es inmolado y su sangre rociada. Es una ofrenda de expiación,


para borrar los pecados y obtener las promesas de Dios.
• El segundo animal, el sumo sacerdote imponía las manos y confesaba sobre él
todas las iniquidades, trasgresiones y pecados de los hijos de Israel. La idea era
cargar simbólicamente al animal con los pecados del pueblo, para luego
abandonarlo en un lugar apartado haciendo desaparecer dichos pecados.

Leamos el texto a continuación:

Levítico 16:7 Después tomará los dos machos cabríos y los presentará delante de
Jehová, a la puerta del tabernáculo de reunión.

Levítico16:8 Y echará suertes Aarón sobre los dos machos cabríos; una suerte por
Jehová, y otra suerte por Azazel.

Levítico 16:9 Y hará traer Aarón el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por
Jehová, y lo ofrecerá en expiación.

Levítico 16:10 Mas el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Azazel, lo
presentará vivo delante de Jehová para hacer la reconciliación sobre él, para
enviarlo a Azazel al desierto.
Levítico 16:11 Y hará traer Aarón el becerro que era para expiación suya, y hará la
reconciliación por sí y por su casa, y degollará en expiación el becerro que es suyo.
Levítico 16:12 Después tomará un incensario lleno de brasas de fuego del altar de
delante de Jehová, y sus puños llenos del perfume aromático molido, y lo llevará
detrás del velo.
Levítico 16:13 Y pondrá el perfume sobre el fuego delante de Jehová, y la nube del
perfume cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio, para que no muera.
Levítico 16:14 Tomará luego de la sangre del becerro, y la rociará con su dedo hacia el
propiciatorio al lado oriental; hacia el propiciatorio esparcirá con su dedo siete
veces de aquella sangre.

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Levítico 16:15 Después degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del
pueblo, y llevará la sangre detrás del velo adentro, y hará de la sangre como hizo
con la sangre del becerro, y la esparcirá sobre el propiciatorio y delante del
propiciatorio.
Levítico 16:16 Así purificará el santuario, a causa de las impurezas de los hijos de
Israel, de sus rebeliones y de todos sus pecados; de la misma manera hará
también al tabernáculo de reunión, el cual reside entre ellos en medio de sus
impurezas.
Levítico 16:17 Ningún hombre estará en el tabernáculo de reunión cuando él entre a
hacer la expiación en el santuario, hasta que él salga, y haya hecho la expiación por
sí, por su casa y por toda la congregación de Israel.
Levítico 16:18 Y saldrá al altar que está delante de Jehová, y lo expiará, y tomará de la
sangre del becerro y de la sangre del macho cabrío, y la pondrá sobre los cuernos
del altar alrededor.
Levítico 16:19 Y esparcirá sobre él de la sangre con su dedo siete veces, y lo limpiará,
y lo santificará de las inmundicias de los hijos de Israel.
Levítico 16:20 Cuando hubiere acabado de expiar el santuario y el tabernáculo de
reunión y el altar, hará traer el macho cabrío vivo;
Levítico16:21 y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y
confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus
rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío,
y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto.
Levítico 16:22 Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a
tierra inhabitada; y dejará ir el macho cabrío por el desierto.

A Dios le fue necesario realizar este rito para que su pueblo entendiera lo que
Jesucristo, su hijo amado, debería realizar. Era imposible que un solo sacrificio
demostrara toda la magnitud de la muerte del mesías y por tanto tuvo que explicarlo
con dos corderos.
• Por una parte debía morir en la cruz y su sangre nos permitía limpiarnos del pecado
y de los pecados pasados, presentes y futuros. Se convirtió en nuestro abogado
permanente y a través de ello logró nuestra reconciliación con Dios.
• Pero además debía demostrar que él llevaría nuestros pecados y que debía
hacerlos desaparecer en un lugar desolado, para que Dios nunca más se acuerde
de ellos.

Ahora bien, recordemos algunos versículos:

Deuteronomio 21:22 Si alguno hubiere cometido algún crimen digno de muerte, y lo


hiciereis morir, y lo colgareis en un madero,
Deuteronomio 21:23 no dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin
falta lo enterrarás el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado; y no
contaminarás tu tierra que Jehová tu Dios te da por heredad.

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Salmos 101:3 No pondré delante de mis ojos cosa injusta.
Aborrezco la obra de los que se desvían;
Ninguno de ellos se acercará a mí.
Salmos 101:4 Corazón perverso se apartará de mí;
No conoceré al malvado.

Isaías 63:9 En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en
su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la
antigüedad.

Gálatas 3:13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros
maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),

Jesucristo tuvo que aceptar nuestras culpas, llevarlas sobre sí. No fue suficiente
morir por ellas (Cordero inmolado para Jehová), sino que además tuvo que SER EL
CULPABLE (cordero desamparado con los pecados). Y como culpable se transformó en
maldito para Dios. El tomó nuestras culpas, porque eran nuestras, estuvo en nuestro
lugar y murió desamparado de Dios.

Isaías 53:4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y


nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
Isaías 53:5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el
castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Isaías 53:6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su
camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Isaías 53:7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al
matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su
boca.
Isaías 53:8 Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará?
Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue
herido.
Isaías 53:9 Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su
muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.
Isaías 53:10 Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento.
Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por
largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.
Isaías 53:11 Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su
conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.
Isaías 53:12 Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá
despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los
pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los
transgresores.

Jesús clavado en la cruz debió sentir mucha, pero mucha aflicción. Sintió el peso
del pecado. Sufrió como si el mismo fuera el transgresor. El verdaderamente llevó

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nuestros pecados y murió por ello. El quiso ser el culpable para que yo pudiera
reconciliarme con Dios.

Hebreos 4:15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de


nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza,
pero sin pecado.

El ejemplo de los dos corderos nos enseña que no era suficiente que Jesús
experimentara dolor corporal, ni que fuera afligido mentalmente. Él debía sentirse
desamparado por Dios, porque esa es la consecuencia necesaria del pecado. No podría
ser realmente un salvador si siguiera sintiendo el calor de Dios acompañándolo en su
suplicio. Si analizáramos a los mártires, como Esteban, ellos pudieron soportar las más
diversas aflicciones, porque tenían a Dios. Si Cristo siguiera sintiendo lo mismo,
¿podría ser realmente nuestro salvador en todas las cosas? ¿Qué haría la diferencia?

Recordemos que el pecado quebranta nuestra relación con Dios. Hoy renacidos
de nuevo, si pecamos, tenemos un abogado permanente que nos dice “Yo pagué por
eso” y podemos volver a Dios. Pero quienes no tienen a Dios, viven desamparados de
él.
Adán ciertamente murió. Perdió su relación (su común unión) con Dios por
desobedecerle y esta desobediencia fue porque él decidió hacerlo así. El nuevo Adán,
Jesucristo, por obedecerle a Dios (él decidió hacerlo), murió en nuestro lugar y cargó
sobre sí nuestros pecados, pero renació y ganó para nosotros la reconciliación con
Dios. Y es gracias a eso que ahora podemos decir confiados, que Dios no nos
desamparará, porque Jesucristo ya fue desamparado en lugar nuestro y es un sumo
sacerdote que fue tentado en todo.

Analicemos otro ingrediente más “pase de mí esta copa”. Jesucristo oró tres
veces por lo mismo. Leamos los versículos.

Mateo 26:36 Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a
sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro.
Mateo 26:37 Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a
entristecerse y a angustiarse en gran manera.
Mateo 26:38 Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte;
quedaos aquí, y velad conmigo.
Mateo 26:39 Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo:
Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino
como tú.
Mateo 26:40 Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así
que no habéis podido velar conmigo una hora?
Mateo 26:41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad
está dispuesto, pero la carne es débil.

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Mateo 26:42 Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede
pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.
Mateo 26:43 Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban
cargados de sueño.
Mateo 26:44 Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas
palabras.
Mateo 26:45 Entonces vino a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad. He aquí
ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores.

¿Qué nos llama la atención en estos versículos? ¿Jesús se entristeció hasta la


muerte, por todas las torturas que sufriría? ¿No han sufrido otros cristianos lo mismo y
soportaron? ¿Qué significado tiene la copa, la cual oró tres veces que pasara de él,
pero que no se hiciera su voluntad sino la de Dios?

No podemos decir que Jesús se angustió porque iba a ser torturado y sobre
todo al punto de decir “Mi alma está muy triste, hasta la muerte”. El confía en Dios e
incluso dijo que podía pedir a Dios 12 legiones de ángeles. Entonces ¿estaba
angustiado por eso?

Revisemos dos registros en la escritura que narra sobre la copa de Dios:

Salmos 75:8 Porque el cáliz está en la mano de Jehová, y el vino está fermentado,
Lleno de mistura; y él derrama del mismo;
Hasta el fondo lo apurarán, y lo beberán todos los impíos de la tierra.

En la versión NVI el versículo anterior se traduce más crudamente como:

Salmos 75:8 En la mano del SEÑOR hay una copa de espumante vino mezclado con
especias; cuando él lo derrame, todos los impíos de la tierra habrán de beberlo hasta
las heces.

Otros de los versículos que narra sobre la copa de Dios lo encontramos en:

Jeremías 25:15 Porque así me dijo Jehová Dios de Israel: Toma de mi mano la copa del
vino de este furor, y da a beber de él a todas las naciones a las cuales yo te envío.
Jeremías 25:16 Y beberán, y temblarán y enloquecerán, a causa de la espada que yo
envío entre ellas.

Como hemos visto el significado de la copa que da el señor, en estos casos,


refleja una copa para ser dada a los impíos. Una copa de su furor, que al beberla,
temblarán y enloquecerán.

Jesucristo sabía y conocía la escritura y solicitó a Dios tres veces si era posible
no beber de esa copa, la copa de la furia de Dios. Sabía que él al aceptar ser nuestro
representante debía beber de esa copa hasta las heces. Dicho de otra manera, Jesús

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pedía a Dios si existía otra manera de realizar la reconciliación que no fuera bebiendo
la copa de Dios. Pero las tres veces que oró dijo que no sea mi voluntad sino la de Dios.

Desde la hora sexta hasta la novena hubo tinieblas sobre la tierra y Jesús
crucificado por primera vez no sintió la presencia de Dios con él. No tenía consuelo
frente a la angustia que estaba pasando. Podía superar los dolores de su cuerpo
sufriente, pero no podía soportar el estar sin Dios. Por eso al sentir tal abandono y
como no podía ser de otra manera, porque fue tentado en todo, pero sin pecado,
buscó en las mismas escrituras la expresión más correcta para dar a entender cómo se
sentía. El comprendía las escrituras, sabía por todo lo que iba a pasar y a pesar de ello
oró a Dios tres veces para conocer si había otra manera de cumplir con su ministerio,
pero hizo la voluntad de Dios.

Como se ha dicho, Jesús clavado en la cruz no pecó y siguió con su ministerio,


hablando a su discípulo y a su madre:

Juan 19:26 Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba
presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo.

O cuando consoló a uno que estaba colgado con él:

Lucas 23:42 Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.


Lucas 23:43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el
paraíso.
¿No será que sus palabras son para que no olvidemos todo lo que la cruz significa?

Juan 19:28 Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para
que la Escritura se cumpliese: Tengo sed.
Juan 19:29 Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en
vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca.
Juan 19:30 Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo
inclinado la cabeza, entregó el espíritu.

Las dos posturas que hemos analizado se contraponen y han causado divisiones
en la Iglesia. Pero analizándolas, podemos decir lo siguiente:

Dios no desampara a ningún justo, el es fiel y no tiene cambio de variación, sus


promesas son eternas y siempre les da en cumplimiento.

Adán pecó desobedeciéndole a Dios y ciertamente murió, perdió la común-


unión con Dios (su espíritu, creado a imagen de Dios). Con este pecado la humanidad
nace muerta para Dios, son por naturaleza hijos de ira, desamparados del amor de
Dios.

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No tiene compañerismo la luz con las tinieblas, está alejada y desamparada de
la gloria de Dios.

No podemos hacer absolutamente nada por nosotros mismos para que se nos
quite esta mancha de pecado.

Dios enseña sobre el sacrificio que era necesario realizar para que seamos
justificados delante de él. Y Dios mismo colocó el cordero que quita el pecado del
mundo.

Jesús aceptó ser ese cordero de Dios, hacer su voluntad. Y esa voluntad era:

• Morir y su sangre rociada a la humanidad permitiría expiar el pecado y los


pecados.
• Llevar nuestros pecados, ser maldito. Para que al igual que el cordero que se
aleja del lugar donde recibe su comida para morir solo, el debía ser partícipe de
lo mismo, para lograr que nuestros pecados sean olvidados.

Así que no era solo morir, sino que debía aceptar voluntariamente ser injusto y
vivir y sentir esa injusticia alejado de la presencia de Dios quién le daba sustento.

Dios le hizo beber la copa de su furor y Jesús no dejó absolutamente nada en ella.
Solo en la cruz, por primera vez, tuvo que cargar y pagar por nuestros pecados. Ahora
se hacía difícil, no tenía el aliento y consuelo de parte de Dios, estaba alejado de su
mano todopoderosa. No pudo soportar tal desconsuelo, pero a pesar de aquello no
pecó, sino que buscó en las mismas escrituras lo que mejor se asemejaba a lo que
estaba sintiendo y era:

Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

A pesar de su aflicción, seguía tratando a Dios como suyo, no se alejó de él y al


igual que Abraham no dudo que Dios es lo suficientemente poderoso para hacer lo que
él quiera. Sabía que resucitaría, lo conocía por las escrituras, pero tal angustia no era
capaz de soportarla. Dios no estaba con él, ya no le respondía, ni lo ayudaba. Sintió y
fue real el desprecio de Dios; verdaderamente se convirtió en maldito para él. Pero a
pesar de aquello y recordando para qué había nacido dijo:

CONSUMADO ES.

Amén y amén.

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