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Escuela Dominical:

Días de Muertos
Parte 1
Job 7:1-10
Propósito: Conocer el origen de las celebraciones a la muerte y presentar
defensa contra estas ideas con base en la Palabra de Dios.
La celebración moderna de Día de Muertos
Tres celebraciones de culturas diferentes convergen para integrar lo que hoy
en día se celebra en nuestro país como Días de Muertos: la celebración
comercial norteamericana conocida como Halloween, la conmemoración
religiosa católica de Día de los Fieles Difuntos o Todos Santos y la celebración
prehispánica de la cultura mexica. Vamos a conocerlas para replicarlas con la
Santa Biblia.
Halloween
La palabra Halloween es una contracción de All Hallows 'evening, que
traducido del inglés significa “Víspera de Todos los Santos” también conocido
Noche de Todos los Santos, Noche de los Muertos, Noche de Brujas o Víspera
de Difuntos. Es una celebración internacional que tiene lugar el 31 de octubre,
principalmente en países de habla inglesa. Existe una teoría que afirma que
esta tradición proviene de los antiguos festivales de cosecha celtas,
particularmente del festival gaélico Samhain, que significa “fin del verano”.
La costumbre es disfrazarse para salir en la tarde-noche a recorrer el
vecindario para practicar el trick-or-treat, dulce o truco; se tallan calabazas con
una linterna dentro conocidas como jack-o'-lanterns; se encienden hogueras;
se practican varios juegos como el de atrapar manzanas en agua; se decora las
casas con motivos de Halloween (calabazas, murciélagos, fantasmas, brujas,
etc.); se hacen bromas con el fin de asustar a los demás; se cuentan historias
de miedo o se ven películas de terror.
1 Samuel 28:8 Y se disfrazó Saúl, y se puso otros vestidos, y se fue con
dos hombres, y vinieron a aquella mujer de noche; y él dijo: Yo te ruego
que me adivines por el espíritu de adivinación, y me hagas subir a quien
yo te dijere.
1 Reyes 14:2-3 Y dijo Jeroboam a su mujer: Levántate ahora y disfrázate,
para que no te conozcan que eres la mujer de Jeroboam, y ve a Silo;
porque allá está el profeta Ahías, el que me dijo que yo había de ser rey
sobre este pueblo. 3 Y toma en tu mano diez panes, y tortas, y una vasija
de miel, y ve a él, para que te declare lo que ha de ser de este niño.
1 Reyes 20:35-38 Entonces un varón de los hijos de los profetas dijo a su
compañero por palabra de Dios: Hiéreme ahora. Mas el otro no quiso
herirle. 36 El le dijo: Por cuanto no has obedecido a la palabra de Jehová,
he aquí que cuando te apartes de mí, te herirá un león. Y cuando se apartó
de él, le encontró un león, y le mató. 37 Luego se encontró con otro
hombre, y le dijo: Hiéreme ahora. Y el hombre le dio un golpe, y le hizo
una herida. 38 Y el profeta se fue, y se puso delante del rey en el camino,
y se disfrazó, poniéndose una venda sobre los ojos.
En la Palabra de Dios existen varios casos de personajes bíblicos que se
disfrazan, por un propósito u otro. Cuando los jóvenes de la Iglesia quieren
hacer una representación teatral de carácter evangelístico se disfrazan y es
posible que alguien tenga que representar al adversario. No necesariamente
es malo disfrazarse, lo importante es el propósito con el que se disfraza.
Disfrazarse para honrar a la muerte o a las tinieblas no es un propósito santo.
Juan 1:5 La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no
prevalecieron contra ella.
Isaías 5:20 ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que
hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por
dulce, y lo dulce por amargo!
Todos Santos
La Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos es un día feriado religioso en
memoria de los fallecidos. Se realiza el 2 de noviembre y su objetivo es orar
por aquellos fieles que han acabado su vida terrenal y, en el caso católico, por
quienes se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio. Se
conmemora en las Iglesias Cristianas Ortodoxas Occidentales, la Unión de
Utrecht (Iglesias), la Comunión de Porvoo, la Comunión Anglicana y la Iglesia
Católica Apostólica Romana.
En el Libro de Macabeos 12 (libro deuterocanónico) se narra una batalla
comandada por cierto Judas y resulta que al recoger los cadáveres de los
muertos, se encontraron ciertos ídolos por lo que piensan que ésa fue la causa
de su muerte. Judas reunió cerca de dos mil dracmas y las mandó a Jerusalén
para ofrecer un sacrificio y oración por los muertos para que fueran
perdonados.
Se dice que también durante la época de la Iglesia Cristiana Primitiva se
escribían los nombres de los hermanos que habían partido en una especie de
libro, formado por dos tablas plegables, de un lado se anotaban los nombres
de los vivos y del otro los de los muertos por quienes se había de orar.
Después se menciona a los monjes benedictinos que oraban por los muertos
el día siguiente de Pentecostés.
Con estos antecedentes se hizo costumbre en la Iglesia Católica el rezar por los
difuntos, hacerles misas con y sin el cuerpo presente, novenarios, para que las
almas puedan escapar del Purgatorio, un estado del alma transitorio de
purificación y expiación en el que, después de la muerte, las personas que han
muerto en estado de gracia sufren la pena temporal que aún se debe a los
pecados perdonados y también expiar sus pecados veniales no perdonados.
La Biblia dice que la salvación y el perdón divino se alcanzan en vida, después
de la muerte nada podemos hacer por el fallecido.
Eclesiastés 9:5-6 Porque los que viven saben que han de morir; pero los
muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta
en olvido. 6 También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y
nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.
Lo que se puede hacer por alguien es mientras está vivo, muerto ya no hay
nada qué hacer.
2 Corintios 6:2 Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, y en día de
salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí
ahora el día de salvación.
Hebreos 9:27 Y de la manera que está establecido para los hombres que
mueran una sola vez, y después de esto el juicio,
Día de muertos
Esta es una celebración tradicional mexicana, un poco diferente en cada
Estado de la República y que se ha extendido a otras partes de Latinoamérica.
Los mexicas creían que las almas podían tener uno de cuatro destinos:
Tlalocan o paraíso de Tláloc, dios de la lluvia. Los que morían en circunstancias
relacionadas con el agua: ahogados, por un rayo, por enfermedades como la
gota o la hidropesía, la sarna o las bubas. El Tlalocan era un lugar de reposo y
de abundancia.
Omeyocán, paraíso del sol, presidido por Huitzilopochtli, el dios de la guerra.
A este lugar llegaban sólo los muertos en combate, los cautivos que se
sacrificaban y las mujeres que morían en el parto. El Omeyocan era un lugar
de gozo permanente, en el que se festejaba al sol y se le acompañaba con
música, cantos y bailes. Después de cuatro años, volvían al mundo, convertidos
en colibríes.
Mictlán, destinado a quienes morían de muerte natural. Este lugar era
habitado por Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl, señor y señora de la muerte.
Era un sitio muy oscuro, sin ventanas, del que ya no era posible salir.
Chichihuacuauhco, lugar a donde iban los niños muertos donde se encontraba
un árbol de cuyas ramas goteaba leche, para que se alimentaran. Los niños que
llegaban aquí volverían a la tierra cuando se destruyese la raza que la habitaba.
De esta forma, de la muerte renacería la vida.
Un «Día de Muertos», como tal, no existía en la cultura nahua. Eran tres las
fechas en las que se honraba a los muertos (a quienes habían "levantado su
sombra", según la traducción del náhuatl al español). Primero, alrededor del
16 de julio, se llevaba a cabo la celebración denominada Miccailhuitontli, o
"fiesta de los muertos chiquitos". En segundo lugar, el Miccailhuitl, en el mes
de octubre. Alrededor del 5 de agosto se celebraba la Ueymicailhuitl o fiesta
de los muertos grandes. Se acostumbraba realizar sacrificios de personas y se
hacían grandes comidas. En esta fiesta, la gente acostumbraba colocar altares
con ofrendas para recordar a sus muertos, lo que es el antecedente del actual
altar de muertos.
La Biblia nos declara los lugares a donde van las almas de los que han muerto:
los que mueren sin Cristo abren sus ojos en el Hades o Seol y ahí deben esperar
la segunda Resurrección, para ser juzgados y condenados al Lago de fuego:
Lucas 16:23 Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de
lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.
Apocalipsis 20:13-15 Y el mar entregó los muertos que había en él; y la
muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron
juzgados cada uno según sus obras. 14 Y la muerte y el Hades fueron
lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15 Y el que no se
halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.
Los que mueren en Cristo se van al Paraíso donde esperan la resurrección en
la Segunda Venida de Cristo.
Lucas 23:43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás
conmigo en el paraíso.
Apocalipsis 2:7 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio
del paraíso de Dios.
Apocalipsis 20:6 Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera
resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que
serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.
Lo que podemos y debemos hacer se hace en vida; muertos nada podremos
hacer, ni nadie podrá hacerlo por nosotros. Si nos preocupa dónde pasaremos
la eternidad, el tiempo para aceptar a Cristo, trabajar y servir para su gloria, es
hoy. Lo que hagas hoy es lo que determinará tu destino final.
Eclesiastés 9:4 Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los
vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto.
Mateo 24:13 Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
1 Corintios 3:13-15 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día
la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál
sea, el fuego la probará. 14 Si permaneciere la obra de alguno que
sobreedificó, recibirá recompensa. 15 Si la obra de alguno se quemare,
él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.

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