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El alfiler y la mariposa, la

sombra y la luz: convención


y transgresión en la poética
de Dulce María Loynaz

Nara Araújo*

uando Dulce María Loy- mirable & Darío en memo de

C naz aceptaba, no sin reti-


cencia, la conexión entre
ciertas modalidades literarias y el
quince que comienza “Los b ~ -
baros, Francia, los bárbaros cara
Lutecia ...” y a cambio otras
sexo de sus autoras, evidenciaba como la “Carta lírica” de Al-
cómo los paradigmas han deter- fonsina Storni que nunca pudo
minado expectativas: hacerla un hombre, nihacerla ni
comprenderla. 1
...puedo admitir que en efecto,
por excepción, hay poesías que Paradigmas que por su carác-
parece imposible que pudiera ter sociohistórico revelan una
hacerlas uilil mujer, como “Los praxis cultural. Si la épica se
caballos de los conquistadores” asocia al hombre es porque lo
de Santos Cliocaiio o aquella ad- masculino ha quedado identifica-

IZTAPALAPA 37 * Dactorn en ciencias filológicas por la Universidad deMoscÚ. Profesora titular de la Universidad
JULIO-DICIEMBREDE 1995. pp. 141-156 de La Habana.
di, con la conquista, la actividad pública. la luerza y idea de un nexo entre lo femenino y el silencio:
C I poder. Para Nietzsche, el hombre está hecho para
la guerra. la mujer, para entretener a l guerrero. Si Eii el coinjuiito de poetisas hispairomiiericai~isque se
el intimismo se identifica con lo femenino es porque destacadi) eii esta primera initad del siglo, Dulce
tiaii

el espacio de lo privado ha sido el ambiente “natu- María L o y w da una iiota distiiita,iio condicionada por
ral” de la mujer. La reticencia expresada en ?.. las inquietudes y reacciones de lo que suele llamarse
puedo admitir que en efeetn. por excepcihii...”. ”la rmancipacióii de la mujer”. Piieti~anatural, sileri-
revela en Dulce María la voluntad de no dejarse ciosrr, destinada, una falta de fermento polémico en su
atrapar en un criterio reduccionista. Pero su libra expresión permite qur iu esenciu do lo femrnino tras-
literaria confirma el funcionainient» de esos para-. cierida en ella I.. .] Dulce Maria Loyiiaz es de esos pietas
diginas. IJn discurso lírico de lo privado es el eje 1...I (tiomimv o rnujem, .viengirc t m .femeninos, coino
central de toda su creaciíin -desde los poemarios BéLquer o R«salia de Castro) quz escapan de Io escrito
de .juventud hasta la novela Jardin, el libro de viaje. para vivir ri1 un iiimido de aislados misteriw, del yue iu
1Jn veruno 1% Tenenye y el extenso y profético o i t m cs siilii ugestiún y vi,v/wrúm,. (s. N . A. 1’

piieina “iiitiinos días de una casa”. LO que se iia


considerado como “la antítesis de una poética de la En este ,juicio, el énfasis en la hoinología entre Io
particip;iciírn” (Sainz: 1991, 202) puede indicar. femenino y el silencio resulta de su oposicih con lo
simplemente, la presencia de ciertos paradigmas. L a “einancipatorio femenino” y su desvinculaciíin de
liirma discursiva se corresponde en la obra de Dulce “un fermento polémico”. AI considerarlos como
Maria Luynaz con el funcionamiento de oposiciones fenómenos excluyentes, Vitier desactiva la poten-
hinarias. Su poesía está trenzada en el milenario cialidad emancipatoria y polémica del silencio, y
texto Judeocristiaiio pnr tanto. siguiendo su I6gica patriarcal. de lo feme-
h a crítica, carente de perspectiva feminista. ira nino. De paso descalifica. dogmátiamente. cua-
tenido sin embargo, ciertas intuicinnes. En las valo- quier discurso explícito y polémicn de emancipaciOn
raciones sobre su obra, los más variados autnres que. siguiendo el curso de su pensamiento, resulta-
destacan c~)morasgos esenciales lo misterioso y lo ría si no antifemeninn. al menos no femenino. Sin
inipenetrable. la nscuridad y el silencio, la sugestihn embargo, Vitier escapa del esencialismo hiolíigico,
y lii itisiiiuaciiin, elementos que obviamente integran al considerar que lo femenino no es privativo de la
un saki campo semánticn. Los críticos de los años mujer. En otro texto de los años 50,4 sugiere una
20. L i u s n y .Itis& Antonio Fernández de Casti-o: 30, lectura de furdin, a partir del nexo entre mujer y
Ratael Marquina; 40, José María Chacón y Calvci; iiaturalem Sus propuestas eran novedosas en la
50. Cintio Vitier, Max Heiiríquez Ureña y Eugenio cikicd cubana de esa década y aún son productivas
I-+r/t: 80. Ángel Augier y Marilyn Boves coinci- en Ins noventa.
den.?‘ pero es Cintio Vitier quien se aproxima ;I la Los Juicios de Vitier, ciertos atisbns y barruntos
El alfiler y la mariposa, la sombra y la luz... 143

en Fina García Marruz (1987; 1991) y César López las labores de la Academia Cubana de la Lengua, se
( I 993), las contribuciones de Virgilio López Lemus había recogido en su casona del Vedado, entre aba-
(1986, 1991) y Susana Montero (1991), constituyen nicos de seda y querubines de biscuit, pastorcillos
antecedentes, en Cuba,5 para la crítica feminista de de Meissen y miniaturas de marfil. Observada por el
la obra de Loynaz. Para un análisis del funciona- águila de bronce del corredor central, escoltada por
miento de las oposiciones binarias, de su conven- sus fieles canes, transcurría sus días. Su obra circu-
ción o transgresión. Esa es la perspectiva de esta laba, como rara a v k , entre iniciados y místicos
lectura de algunos de sus textos, Besriarium, Jardín aprendices del oficio literario y, sobre todo, entre
y V m m (1920-1938). los jóvenes que admiraban su prematura maestría y
Lectura parcial, que no incluye toda su produc- se interesaban por sus éxitos de antaño, sus tertulias
ción literaria y se atiene a una de las posibles literarias y sus hermanos poetas, geniales y trági-
interpretaciones de su escritura. cos. La publicación, en 1984, de UM selección de su
Escrito en 1919, cuando la joven de diecisiete poespa7 había marcado un retorno triunfal que CUI-
años, ya publicaba poemas sueltos en la prensa minaría, en 1992, a los noventa años, con el Premio
periódica cubana, Besfiurium es un texto germinal. Cervantes .
Compuesto por tres cuadernillos, cada uno de ellos Como su título indica, el asunto de Besriurium es
contenía veinte poemas, dedicados al reino animal, la descripción de elementos de la naturaleza. De d l d
al vegetal y al mineral. Cuando he hablado con. se deriva, como en los bestiarios medievales, una
Dulce María sobre ellos, con una sonrisa pícara, me: lección moral: la crueldad humana sobre los anima-
ha respondido: fue sólo una broma. Según ella mis- les es condenada. Pero más allá del didactismo
ma ha contado (Simón: 1991, 62), los escribió para. explícito que la modalidad literaria empleada propi-
vengarse del tribunal de bachillerato, que la descali-. cia, en este poemario se opta por la naturaleza de
ficí) por no haber cumplido con un requisito comple-. una manera implícita y esencial. Los animales selec-
inentario al examen de Historia Natural: la entrega. cionados pertenecen a un entorno doméstico -la
de la descripción taxonómica de veinte ejemplares rana y la araña, la abeja y el ciempiés, cI cocuyo y
del reino animal, veinte del vegetal y veinte del. el mosquito, la mariposa y el ruiseñor. Los otros
mineral. Salvado del olvido y las polillas el relativo -la serpiente y el león, el rinoceronte y el elefante,
al reino animal fue publicado, en 1985, como una el camello y el oso-, al zoológico y al circo,
curiosidad bibliográfica.' Auténtico genotexto, su espacios en los que se prolonga la atmósfera fami-
sorprendente aparición revelaba que la poética de: liar. Los restantes comparten la peculiaridad -el
Dulce María Loynaz se había articulado desde fecha caballito de mar, el gusano de seda y el murciéla-
temprana. Tal acontecimiento ocurría en la etapa del go-, pero no hay animales fantásticos como en el
regreso de la escritora a la vida cultural cubana, de bestiario de Borges, ni personajes humanos bestial¡-
la que había estado un tiempo ausente. Dedicada a zados, como en el de Nicolás Guillén. Ni el alarde
erudito. ni la poesía política, propios a una voluntad tal vez producir una inversihn de su signo negativo.
d~ inserción en el espacio público y ajenos a una Optar por la iihertad, la imaginación y la naturaleza
autkntica preocupación por la naturaleza. En el hes- Seria una forma de alcanzar la sabiduría. Pero sabi-
[¡ario de Dulce María, desde lo privado. lo ordina- duría otra que la del conocimiento normativo y
rio y natural es eiwado por la imagen, sin grandilo- autoritario. Sabiduría de la liberación, la elevacihn
cuencia, Lomil un entorno valioso y necesario. espiritual y el sueño. En Bestiurium, el sujeto líriui
El impulso creador de estns poemas fur, literal- dignifica al murciélago por reunir dos glorias -alas
inente. una defensa de la imaginación, frente a la y pecho-, en un solo cuerpo. Quisiera cabalgar en
autoridad y la norma. La respuesta a la rigidez el caballito de mar‘ “al galope de un sueño por
iicadémica, este texto de znología poétko (Hernán- soñar”, y ser “leve como un sueño”, y admira en el
1988, 230). Broma, acto de subversión camello su “sueño mínimo del verde y el agua
11 libertad, acto de la naturaleza (lo femenino). iren- prometida”. La imagen de la mariposa, robada por
le a la instituciún como poder y la cultura como “el deseo de un hombre feo”, y clavada su cintura
prrscripciOn. como instancia que legitima, porque por un alfiler, apresa quizás, como ninguna otra, la
tirdena, clasifica y somete (lo masculino). Pero op- sujeción (masculina) del conocimiento al anhelo (fe-
tar por la naturaleza en Bestiurium, no es ignorancia menino) de alas, de liberación. El alfiler, símbolo
de los avances del conocimiento. No hay ideaiiza- fálicti que atraviesa, y la cintura, espacio atravaa-
ciím romántica, pues lo dañino conserva su condi- do, funcionan dentro de una convencional semántica
ción. En analogía que indica la inserción en la genérica. Pero io significativo es la tensibn contex-
inoderiiidad, el mosquito es: “Diminuto aeroplano tual de la imagen y su presencia en textos posterio-
cii que viaja la fiebre amarilla.“ Optar por la natu- res (la mariposa robada por el deseo de un hombre
raleza no es renuncia a la experiencia acumulada, al feo, clavada por un naturalista bajo un cristal o
continuum cultural. La sclecciún de un mndelo lite- cimholizada ptrr la joven que un hombre viene a
rario de urigeii popular, canonizado por la tradición buscar)
culta, así lo indica. En Besfiarium, además, el ele- La novela Jurdín también es un libro demorado.
tdnte es’ descendiente del último mamuth, el oso Publicado en Madrid en 1951, fue comenzado en
8
baila .fimfrol, la serpiente at&hecha de anillos de 1928 y concluido en 1935. Es una novela cercana 21
Saturnti y recuerda un jardín bíblico. El ruiseñor es Be.&zrium, aunque medie entre ellos casi una déca-
el de Julieta. Optar por la naturaleza es, más bien, da. En el texto juvenil, el juego de 11)s opuestos se
dar rienda suelta al anhelo de escapar a la norma estructura con los pares cultura/naturaleza, autori-
que constrifle y ata. En la fábula híblica, Eva suh- dadilibertad; en Jurdln, con ta oposiciún civiliza-
vierte la autoridad porque quiere alcanzar la sabidu- dúninaturaleza. En esta novela Ilrica, la protagonis-
ría. El texto de Loynaz parecería no sólo tnmar ta se llama Bárbara. La etimología de este nomhre
Ipirtidtr por el campo semántica de lo femenino, sino resulta un niarcador genérico por más que, en el
El alfiler y la mariposa, la sombra y la luz.. . 145

paratexto inicial, la autora lo descalifique. No será jardín, en un tiempo eterno, en el cual, las mdneci-
&te el único intento deslegitimador de este “Prelu-- llas del reloj se han detenido. Su imagen ha quedado
dio” que, como descubre Susana Montero, excede apresada en los viejos retratos y anunciada en leja-
los límites de la llamada ansiedad de autoría, y nas cartas de amor; en un tiempo de silencio, de
supone una actitud irhnica, tan “femenina”, frente voces apagadas. En un tiempo de rememoración e
al censor hipotético y la institución.Y Loynaz no ha insinuación, de déju vu. Tiempo cíclico, femenino.
escrito una novela canónica; según ella misma cues- Tiempo del sueño y la espera, como el de la Bella
tiona, no hay acción en su novela que no sea, este ir Durmiente evocada en la narración. Tiempo en el
v venir infatigable, este hacer cuminur a una mujer cual no han entrado l a historia, la cultura y la ley,
por un ,jurdín.(9) Tras la estrategia engañosa de la registros puntuales de acontecimientos y convencio-
autocrítica, Si en vez de dur a la protagonista ese nes, que forman el otro tiempo, lineal y masculino.
nombre de Bárbara, tun duro.. . hubiéralu llumaok Criatura singular, criatura de la sombra, de fantas-
&o parecido a Psiquis, habría, por lo meno,s al- magórica estirpe, su nombre, fuertemente semanti-
canzado algún fin. me habría por de pronto aproxi-- zado, contrasta con el nombre ausente del joven,
mudo al Símbolo.. . ,(11) subyace la pertinente selec- que la sacará de allí. Inversión sustancial del mito
ci6n del nombre de su protagonista, coherente con bíblico, p u a Bárbara no sólo ocupa primeramente
la e.xtruñeza de su novela. Psiquis hubiera servido ese espacio, sino que posee un nombre, mientras
sOlo parcialmente; en su acepción de mariposa, ex-- que el que a ella llega es sólo el hombre. Hombre
presaría aquel fragmento de la historia en que se asociado con la acción 4 1 cambiará la existencia
intenta fijar a la protagonista a un mundo de nor-- de la joven- y convencional simhología genérica:
mas; en la de alma, aludiría a lo esencialmente Lo veía uhora, agudo como flecha o clavo; medido
fenienino del personaje, a lo espiritual y afectivo, como hombre. Mds hombre que flecha lo veía, y que
como opuesto a lo material y racional. El nombre de clavo; y menos la hubiera sorprendido una ,flecha
Bárbara es más eficaz en su función temático-sim.- que un hombre. Aunque lo había dicho, todavía el
h6Iicd. hombre no se había hecho dardo cluvador. (219)
En la anécdota, Bárbara vive aislada en el jardín, Agudo y clavador, flecha, clavo y dardo: el Sema de
.sujardín; tan suyo, que era toda su patria, todo su la masculinidad no se oculta pues la descripción se
espacio, todo .su mundu. Junto al jardín había vivi.- refiere al hombre. Descripción tropológica que,
clr, .siempre. En él había crecido, y mús que en él, de desde la perspectiva de la mujer, se construye con
il mi.smo. (76) En ese jardín, se cuenta en el pr6lo.- objetos de penetración y sujeción (clavo, tlecha,
;o,’” ella ha enterrado a la luna rota, indicio ciara- dardo), análogos por cierto, al alfiler. Bárbara tdln-
mente genérico, que al final del relato, aumentará su bién es mariposa.
valor umnotativo. Criatura casi vegetal, casi intan- Desde el “Preludio”, la autora expiicita que se
gihle, Bárbara vive en una casa, ya invadida por el trata de la anécdota de una mujer y su jardín,
13h Nuru Aruújo

motivos eternos. unno que de unu mujer en un ,wrlu. regremr u1 claustro muterno de lu sornhru sin
jurdin. le viene la ruíz u1 mundo (lo), con lo cual nucer toduviu, .sin .vuher de lus 1uce.v de l»s hom-
coliici~su texto, desde un inicio. en una relación (288). La sombra escapando de l a luz ...
explícita con los relatos bíblicos. 61 vínculo c~inel negándola. En el mundo donde la mujer es “animal
paradigma mujerinaturaleza es ambivalente. E1 jar- blando y untuoso”. donde la maternidad, expectati-
díniparaíso es también el .jardínlczlda, como si la va insalvable, se vive de prisa y por eso se desacra-
Iiomología con la naturaleza constituyera esencia liza, en que al progreso sobreviene l a guerra (i,Eu-
,igiinica, irrecusable y fatal. Ahíta de Sumhrd, ex- ropa’!), se puede vivir feliz. Pero siempre Extraiije-
pectante de luz y nostálgica de alas -impulsos de la ra +xino indica la etimología de su nombre y lii
niariposa-. Bárbara sale del jardín (i,América?). llaman los del “mundo”. En cualquier país, en
del espacio privado. E s llevada por el hombre a la cualquier ciudad; siempre separada, iiicluso, de su
histiiria. al mundo del progreso y la técnica, la luz amado pcir un algo invisible. Inasible, inefable. La
elkcrrica y la prisa enfermiza, al espacio público. inquietud de la sombra la llama, la invoca. El apeti-
Para Bárbara, ki es guia y conductor: Ella no .vuh? 10 de luz (instinto mortal de la mariposa), la curiosi-
rnúx f4ue de unu sombra y un .sendero. (237) Coli~ca- dad anhelante hahían impulsado en Bárbara el gesto
t í a en el lado débil de l a construcciíin binaria, su de Eva y de la también castigada mujer de Lot.
.;igiio se fortalece cuando, desde la cualidad de sus Analogía explícita e implícita que en Jardín sirve
defectos. interpreta críticamente “el mundo“. Des- para reseinantizar los mitos bíblicos. Bárbara ha
de su perspectiva “natural” descubre sus cimientos: querido conocer el mundo y ha abandonado el jar-
ir<icioiiescuantitativas, definiciones, saber normati- dín. Experiencia ambigua, pues Este hucer de 1uc.e~
v i ) y por ende, autoridad: Definir es limitur. Cortur mundunu.s, qué huhíu sido en su vidu 2Pote.stud o
lu idel1 (‘o11 lu pulubru, vuciur el dter en el molde. ,tervidumbre.?(332) Pregunta sin respuesta que no
i293) Muiido de hombres que se repiten en sus sea este impulso vital, esta negación de luz citadina,
gestos cotidianos y de mujeres cuya semejanza resi- esta voCacii>nde sombra:
de en su inaleahilidad: mujere.7 hlmdtrv, m i s bien
hrmhru.c.. con e.vu hlunduru vegetul, uptu$ (I ser Huliíu yuei.;úo 10.r 1uw.v de 1o.r honilir(+ y yn IUJ puilíú
niidrleudus u1 unrojo. (288) Condiciíin ksta, impues- lihrar,rcde ellav; tampoco 1u.rhUftiíJr~acon tuntus lucrr
ILL por el muiido a su “especie”: madre. prostituta, pdríuri litJrurse ik lu .vornbru que rlln les llevuru,
.‘Bárbara sin jardín, Eva sin paraíso”. .suvhro de vientre,fimenino. de cólerti divinu. de,jurú¿n
La luz eléctrica, del progreso, no podrá mostrar uwochcciúo 1...I Hubíu rubudo u tr&ado con el cim
;I Bárbara un inundo mejor, que el que yu ellu hubíu da1 rniriJico úc.1mundo, pero sólo /u sornhra hobíu .sido
po.reíilo vn ,toledud. .sólo (‘onlufuenu de ,su de.seo. ,ruyu. Ysolo lu sornhru eru pura: estutw en elPrincipio.
1289) La naturaleza. De ahí ese primer impulso del y lu luz que veniu luego em vieripre violucirjri. Ln
regreso al jardín perdido: Apugur uyuellu luz, iipti- .vonihru eru lu virxiniduú del Univer.vo. I.../ Seducid(¡
El alfiler y la mariposa, la sombra y la luz.., 147

por voce.s insidiosas, habia dejado violar la sombra- c o m o en Bestinnurn-, ha quedado invertida. Re-
suya por la luz ajena. Pero había un punto donde lu
tornar al jardín, entonces, es retornar al vientre
luz no había llegado todavía, y ese punto estaba allimaterno, a la sombra, al agua, principio universal;
1.../ Alli estaban su cma y su jardin, donde las VWZIL,‘
a las pulsiones semióticas, como diría Julia Kriste-
luces terrenales nunca habían osado penetrar. Allípo-va. Hasta aquí, la subversión ha consistido en des-
dríu dormir siquiera un poco ... iQué buen sueño se calificar el elemento primario y privilegiar al secun-
dormiría allí! Dormir, volver, reintegrarse al Mentrc?
dario.
tibio de la sombra sin nacer todavia, sin saber de la; Pero el retorno de Bárbara a su jardín ocurre
luces de los hombre Su tierra la llamaba quedamen- cuando éste, debido a la soledad y al abandono, se
te, la llamaba por su nombre intimo que nadie sabía ha convertido en selva. Esa selva la absorbe y
y ella se sentia conmovida ante la insinuaci6n de su finalmente la traga. Ella queda apresada, para siem-
tiniebla, ante el olor de su transpiración húmeda y pre, en la naturaleza que luego será transformada
verde. (334-335) por la “civilización invasora”, al irrumpir de espal-
das al mar en el jardíniselva. El orden de la fábula
En este fragmento, la reiteración de los términos bíblica ha sido alterado: la pérdida del paraíso y la
agrupados en campos semánticos opuestos revela la sombra tiene en el hombre su vehículo necesario; él
homología de aquellos que se identifican con 10 ha conducido a la luz y al extrañamiento. Es cierto
masculino y lo femenino. El hombre es la luz y la que a ella la mueve un anhelo de luz, pero su culpa
mujer es la sombra/jardín/vientre. Existe una idea ya no es un afán de sabiduría -distinguir el bien del
de cnmplementación en el enunciado, tampoco los mal-, sino abandonar su entorno natural, para co-
hombres podíun 1ihrur.Te de la sombra que ella le,\: nocer el mundo. El sentido primigenio del “pecado
llevuru, .vombru de vientre femenino, de cólera divi.- original” se ha transformado.” Eva ha quedado
nu. de jurdín anochecido, en el cual la contraposi.. redimida, la causa y los efectos de su acto sólo se
cihn del plural hombres y del singular ella apunta revierten sobre ella. Ella pierde el edén por seguir al
hacia el esencialismo. La homología entre som-- innombrado. Y su “culpa” no promueve un destino
hraivientre femenino/cólera divinaijardín anocheci-. reproductor en “el mundo”, más bien, lo cancela.
do conforme un polo de la oposición binaria. Este Si como insinúan sus caderas, con lu redondez y lu
polo es validado -sombra/pura/Principio/virgini-. plenitud de la copa, de la fruta, del nido y de todo
dad del Universo-, frente a la luz/violación y la!; lo que da dulzura y calor u la vida... (329) regresa
vunm luces terrenales. El retorno a la naturaleza st: encinta, el alumbramiento se disolverá en las entra-
asocia al sueño, al vientre tibio sin nacer todavíu, a ñas de la naturaleza. Vientre en el vientre, Vida en
la matriz, sin saber de las luces de los hombres, a la la vida. L a semántica del vientre femenino, la sim-
oscuridad y al silencio. Fragmento revelador, en él biosis con lo telúrico y esencial se potencia. La
operan las oposiciones binarias, pero su Valencia., mujer de Lot quedó convertida en una estatua de sal.
i-tx Nuru Aruúlo

Eternidadosí, pero eternidad improductiva. El "MS~. predominio de la fuerza y el abuso, sobre el derecho
tigo" de Bárbara tamhien SK ha resemantizado. No y los principios. Enfrentar civilizaci6n y barbarie
hay muerte física porque su final KS reintegrarse y mediante una fábula, en la que uii hombre se enfren-
ciinvertirse, ahora más que nunca, en esencia de ta a una mujer, KS ejemplo del funcionamiento coil-
por los siglos de los siglos. vencional de la oposición binaria. IJiia metáfora la
Parece obvio. pero imprescindible, apuntar que resume: El hilo de 10,sulumbruúos, lu línea rectu d d
la L(árh;ira de Loynaz c«mpartc e1 nombre con la hombre dentro de la lined curvu de In Nuturulezu,
liiinosa heroíiu de KOmulo Gallegos. Personajes dernurcuríu en lu rierrci de /(IS innunierub1e.s cunii-
disiiiitiis, casi opuestos, la primera es UII "ser no.r (. , .), uno .vola ?; derec,ho hui.& el porvenir.
irreal": la segunda, "una mujerona". Ambas son (104) La identificaciiin es obvia: la línea recta,
víctinias del hombre, aunque en distintos grados. A símbolo fálico. se vincula. explícitamente, cim el
reserva de su raigal diferencia, unto en .Iurdín hombre. La línea recta entra en la línea curva.
corno en Dofiu Búrburu, funciona la oposición biiia- símbolo ginésico, asociado implícitamente con la
ria. Eii la de Galleg(i~,SK trata de la relaciOn .jerár- mujer. al quedar esta elíptica dentro del conwpro
quica entre civilizaci6ii y barbarie que, desde el naturaleza. El predominio de lo masculino Sobre lo
iniodelo sarmientino. había expresado la pr«bkmáti- femenino KS garantía del porvenir, del futuro. L a luz
i;;~ de lil sociedad latinoainericana. Modelo desarro- y el progreso, l a ciudad y la civilizaci6n (io mascu-
llista que. en esta novela. identifica l a civilizaciíiii lino) deben imponerse a la sombra y el atraso, el
coi1 fuerzas autíictonas y en la cual el signo de lii canipo y la barbarie (lo femenino). Victoria que se
cxii'anjerri difiere del de Sarmiento." En su fábula, aiiiicipa en l a transformación ilustradora que .Santo&
cI proyecto civilizador corresponde ai hombre. Suti- Luzardo ejerce sobre la hija "bárbara" (y virgen),
iiis Luzardo +vidente inarcador genérico-, ha de la "embrujadora de hombres", y en su nombre.
ii;icidii en los llanos violentos y aiiárquicos, llanos Marisela, derivación mariana. ÉIes "el civiiizadiir
de caudillos, sangre y vendettu. Educado en la ciu- de la llanura", Doña Bárbara, la "devoradora de
dad. regresa c m la voluntad de hacer cumplir al hombres". identificada con "la tierra brava". Por
respeto a la pr<ipiedad. ''21 luchar COntTa la naturale- tSO, tamhien dla dKSapdrKCX en la IlatUrdkZd, Sin
"contribuir a l a destrucción de las fuerzas muerte física, quizás ahogada en el tremedal (I esca-
retardatarias de la prosperidad". "con liis ideales pada. en un bongo, río abajo. Su debilidad ha sido
del civiiizatio". 61representa el progreso necesario. el amor. El lo,qo.r ha vencido a l puthos.
tiente a una barbarie por tlomeilar. A reserva de la En ambas novelas operan ciertas invariantes del
13
iUStif¡caci<lii pard ki c(ii1duCXd de la pi(i~ag(liliSt¿i, texto occidental: la mujer KS naturaleza, el hombre,
Doha Bárbara -otro marcador-, está asociada con civilización. Pero la semántica de la barbarie eii
el desiirden que ha conducido al mal. Víctima dz lit Doñu Búrburu, no es coincidente con la d e la iratu-
IWbariK, la encarna en su forma exacerbada: el raieza e11 ,lurdin; no son términos iicimOlog«s, ni
El alfilery la mariposa, la sombra y lu luz 149

in~ercambiables.Tampoco la civilización. En Jar-


din la relaciíin con el polo afirmado (la naturaleza)
es amhivalente: jardínlhueno; Jardín/malo. En Doñu
Búrhuru, la civilización carece de fisuras; aun cuan-
do, para imponerla, no se excluya la “bravura arma-
da. , , I 4 Amén de los respectivos contextos sociocul-
turales, la distancia entre estas novelas, cercanas e11
el tiempo, puede estar vinculada a la posición enun-
ciativa de sus creadores, nada ajena al género. i,Au-
toridad monolíigica del escritor’? [,Libertad dialógica
de la escritora’! Gallegos ha construido una historia
de lucha frontal entre el hombre y la mujer. Loynaz
no Iia recurrido al “tenebroso aborrecimiento del
v a r h ” : incluso se ha permitido cierta armonía entre
sus protagonistas. En conversación reciente, cuando
le contaba de estas páginas, Dulce María me h;i
manifestado: “Jardín n o tiene nada que ver con
»oñu Búrhara, pero debo confesarle que nunca lei
e%t novela”. Cuando le he explicado chmo, a reser-
va de las diferencias, he encontrado una inquietud
común por el encuentro entre I« “civilizado” y lo
“110 CiViIiZddO”, Dulce María me h d cílntestddo:
.’(?laro, porque America es geografía y Europa,
1iistori;L.“ Advertí entonces que Dulce María no
abandonaba la oposición binaria; y pensé que este
tsquema podia servir para representar la conquista y
la colonización. America poseída por Europa, pene-
trada por ella, el hilo recto de la espada, y la cerca,
en la curva de la naturaleza. Comprendí que, desdi:
Be.vrzurium,Dulce María ha (IptddC por la geOgrafía,
piir América. Record6 que en Ver.ro.shay un poema
que se titula “Geografla”, en el cual se define a I;i
isla y la península, al lago y al océano, y a l sueño.
Otra vez el sueño. Y que, en Un veruno en Tenerffe,
1.50 Nuru Aruúlo

üulce María se autodefine como una isla. Éstas son protagonista. Su irrealidad, es vehículo idóneo de
iilgiiiiai de sus claves: espacio, geogratia y naturale- un esencialismo. Esencialismo que no por pilar deja
l a . IA femenino. de ser cruz, ccintradicci6n de la cual emana una
En Jurdin, el discurso de la naturaleza enjuicia al tensión latente. Esencialismo paradójico que susten-
discurso (le l a civilización, precisamente. desde un ta a otros poemarios fundamentales: Versos, Juegos
escncialisiiio que revalida ese signo. frente a las de uguu y Poemas .sin nombre.
w n m 1ui.e.~terrc.nu1e.r de la ciudad y el progreso. Publicado en 1938, Ver,rov recoge, como indica
Frente a las c»nsecuencias, negativas pero inevita- su título, la priiduccih lírica entre 1920y 1938.j5
Ibles. de la modernidad, Hotel de nzodu, casino Si la etapa de creación de Jurdln es l a que afirma su
í~le,ycin.tcen c.ierne,r Embrión do hulneurio puru autora, la novela es ctrntemporánea de algunos de
nino,s pobre,\,yuizú.j.. . Algunu de lar í‘odu.~ bonitas estos poemas. Coinciden no s»lo en el tiempo. sino
ilr /u ( ~ i v i l i z u c ~ iinwroru,
h (35 I) se dice en el en su magma germinal. En este poemario, el sujeto
cpílogo. 1a . luna rota, enterrada por Bárbara, reapa- lírico se identifica con elementos que, dentro de la
rece aliorii cnniii u n desdeñable disco de hojalata iiaturaleza, se corresponden con un polo de la opo-
Trtunto de la civilización sobre la naturaleza, pen) sición: la luna y el agua, la noche y la nube, la selva
Bárbara, por .siempre. por urribu, por ubujo. por y el aire. Ciertos motivos se reiteran: silencio,
sienzpre.. . ([d.),esencia, sigue en el jardín y pcgu somhra y ausencia, libertad y éxtasis, instinto y
SIL u r ( i púlidu u 1o.s burrote,! de hierro, (id.) ensueño. Lo efímero e inapresahle, lo intangible,
Discurso implícito. discurso del silencio, resis- parece constituir una esencia, el impulso de lo que
kntc y locuaz, que como en Be.stiurium,construye pasa, se eleva n simplemente, no es. El silencio y el
u11 sujeto femenino siinhOlico en tensión cnn la no ser se articulan, sobre todo, con la enunciacihn
dutoridad y la norma. De ahí s u fermento polémico de la paldhra y con la pareja h«mbre/mujer.
y su vocación emancipatoria (y mi discrepancia con Pero esta relación también es ainhivalente. En el
aquel juicio temprano de Vitier ...). Discurstr que el poema “Vino negro”, el silencio se expresa median-
ecofeminismo actual podría hacer suyo pues desde te el símil con “un vino amargo y negro”, en un
Io femenincr1naturaleza se recusa lo mascutinoicivi- cnntexto en el cual los adjetivos “amargo” y “ne-
lizaciírn. tan cnsificante para el hombre cano para gro”, colocados en el verso final, resumen y con-
la mujer. Se alerta sobre las paradojas de la moder- centran el tono del poema: “Para siempre estoy
nidad y el progreso, a través de la ironía y el desafío llena de silencio1 como vaso colmad«/ de un vino
a la novela canónica. Su protagonista es un ser de amargo y negro.. .” El sujeto lírico es el espacio del
~ I I L ’ Ucurnp )I poco hue.vo, un personaje ideal, impo- silencio. y esta condición es agúnica. Pero en “La
.vihle encujur en n u e . s t r ~molrles
~ (10) declara la selva”. el sintagma “selva de mi silencio”, repetido
autora en el Preludio. De nuevo excusa, ironía o a lo largo del poema, adquiere un valor afirmativo.
hroma. ~iuesesta novela diferente legitima a su El nexo entre selva y silencio conlleva, al nivel
El a@er y la mariposa, la sombra y la luz 151

lexical, un reforzamiento. Asociarlos con la idea de En estos poemas, la persona lírica, que es una
protección implica un énfasis mayor, sobre todo mujer, se asocia con l a ausencia de sonoridad, en un
cuando otros enunciados expresan lo opuesto: “Sel- contexto en el cual, el interlocutor, implícito o
va de mi silencio;/ En ti se mellan/ todas las hachas; explícito, es la voz masculina. La imposibilidad
se despuntani todas las flechas;/ se quiebran/ todos literal de un diálogo consiste en esa oposición pala-
Ins vientos.. .” Hachas, flechas y vientos, elementos bra/masculino, siiencio/femenino, una de las mane-
agresivos que intentan penetrar la selva de silencio, ras y no la única, en la que se expresa una erótica de
espacio pasivo, de nieblas, sin sol. Esa selva es la frustración. En otros, la enunciación de la palabra
“Selva Negra”, “espesa maraña del verde”, “masa ocurre desde un lugar marginal. En “Desde ésta, mi
hinchada, semhrdda, crecida toda/ para aplastar aque- arca”, el sujeto lírico asume el acto de l a palabra, en
lla/ tan pequeña/ palabra de amor... La palabra y el
” soledad: “Desde ésta, mi arca, a tientas/ suelto al
silciicii) adquieren, ai final del poema, una explícita mundo una palabra;/ La palabra va volando.. ./ Y no
connotación genérica que, en este contexto, es de vuelve.. .” El arca puede ser un espacio de salvación
lucha y tirantez, de incomunicación. En el poema (este mismo poema se llama “Noé” en Juegos de
“Una palahra”, de cnncentrado título y expresión agua). Espacio privado pues el pronombre posesivo
(sólo dos versos), el vínculo entre la palabra y la luz así lo indica. Desde esa posición, se suelta al mundo
aparece con tnno celebratorio: “Una palabra, sólo una una palabra, “a tientas”. La acción de soltar, desde
palabra:/ Y deprontolavida semellenódeluz ...” La la sombra, parece expresar sacar de adentro, de lo
palabra/ luz es el elemento activo/ masculino, que íntimo a lo público. La palabra va volando y no
llena el espacio de silencio/ pasivo/ oscuro/ femeni- vuelve; i,se esfuma? jno trasciende? A esas pregun-
no. La concreción de esos dos versos, cierto, puede: tas responde el silencio.
pretender el énfasis de la plenitud, pero igualmente Sólo la palabra de la poesía parece alcanzar la
puede ser señal de poquedad, de hecho fortuito, plenitud. Plenitud de la soledad creativa que es la
excepcional. En V e m w , predomina más la tensión única libertad. En el poema “En mi verso soy
trunca que la exaltación. En “La balada del amor libre”, se establece una comunicación que es el
tardío”, la palabra y el silencio se relacionan en clímax de lo iniciado en Bestiarium. Aquella bús-
contlicto: el sujeto lírico resulta identificado con Ici queda de la libertad en la imaginación y en la
impronunciado, la luna y el mar. La voz es, de naturaleza, ahora es certidumbre: “En mi verso soy
nuevo, el elemento activo: “Amor que me has busca-- Iihre: él es mi mar.” El uso del pronombre posesivo
dn sin buscarte,/ no sé qué vale más:/ la palabra que subraya el aislamiento en un espacio en el que
vas a decirme/ o la que yo no digo ya.. ./ Amor.. . ¿,No coexisten la persona lírica y la poesía; la metáfora
sientes frío? Soy la luna/ Tengo la muerte blanca y la del agua la semantiza doblemente, es la libertad,
verdad/ lejana... -No me des tus rosas frescas;/ soy pero también lo femenino. Sólo allí se vence el
grave para rosas. Dame el mar.. .. ” silencio y se realiza la plétora amorosa. Plétora que
iio es lii del hombre y la mujer, sino l a del encuentro hilidad: “(La nube que podría haber sido.. . )”. P w i
con cl y),con l a identidad: “En mi verso y11 ando en “MuJer de humo“, el vínculo enrre el rio ser y la
siihre ei mar.! camino siihre olas deSd(ihkddAS/ de mujer es explícito. Si la imposibilidad del diálogo
ovas olas y de otras olas.. . Ando/ eii mi verso: era uiia furma de expresar una eriitjca de la frustra-
respiro, vivo, crezco/ en in¡ verso, y en él tienen ción, la intangibilidad corporal es otra. LAmujer es
iiiis pies! camino y mi camino rumbo y niisi manos humo y viento, raso y espacio; el homhre es flecha
qué su-jetai-y mi esperanza/ qué esperar y mi vida su y acero. El elemento activo del poema es el hombre;
sentido./ Y« soy lihre en mi verso y él es lihre! &Ihesa y ciñe, cierra, alza y cava, levanta. sujeta y
coino yii. Nos amamos: Nos tenemos./ Fuera de & I tira. Acciones todas que implican fuerza, dominio.
soy pequeña y me arrodillo ante la obra de mis autoridad. L a s pocas acciones de la mujer +nun-
manos,/ la tierna arcilla amasada entre mis dedos.. ./ ciadas desde la primera persona- son respuestas
Ikiiirii de él. m e levanto y soy yo misma. inscrita en ~ S I A semintica. Si &Icierra el camino,
.1

(:(iiitrasta esta excepcional exaltacióii narcisista ella sigue de largo, si él alza una torre, ella sigue
con uiia ideniidad inapresahle, que se afirma en In caiitando, si &I clava la tierra, ella pasa despacio. si
oscuridad y , sobre todo, en la disolucii)ii. El poema él levanta un muro, ella se va volando. Las acciones
..A g a escondida” es de aquellos que, aparecidos inascnlinas se asocian a lo estable y Io firme, las
por primera vez en Ver.ms, serán incluidos de nuevo femeninas, a In etimero. Si 61 tiene la flecha. ella, el
eii .lue,cy~.sdi, iiguu. Poema enfático, e11 el cual la espacio, si su mano es de acero, el pie dr.ella es de
repetición del “tú eres” he articula coi1 otra reitera- raso. L a oposición de la flecha, (que se tira) y el
ciOii: agua oscura. que mana dentro de 13 roca, espacio (ancho), ya vista en otro poenia. es un claro
riiti-añahlc. que c ~ r r ha.jo
e la tierra, ignorada del sol indicador genérico. L a mano de acero. implica la
y sin destino, sin nombre e intocada, secreta. juhilo- f6rrea sujeción (inasculina) y el pie de raso, el ansia
sa y honda. Agua negra sin nomhre. Pero esa agua de huir y la debilidad (femenina). Como aquel alfi-
es “esta dulzura mía”, “;apretada, apretada contra lei’ y l a mariposa. AI Juego de opuestos de las
mí!” Es en ella que se reconoce el sujeto líi-icci, en primeras cinco estrofas. sigue la afirmacih en la
csm intensa afirmación del paradigma femenino. Un nada del sujeto lírico, de las dos sibwienks. El yo se
2r;tdn inayor de oscuridad es la total negación. Eii el asocia a lo que no queda, ni vuelve; a lo que disuelto
ipiieina “Más hien”, la persona lírica niega a la en el todo, no existe; a lo que se pierde en lo oscuro
C S L r d h ((lrt2SellCld de [UZ) y afirma Li la nube y en I« claro, en el minuto que PASA. En el espacio
(ausencia de la forma). L a nube es borrosa, carece y el tiempo. En la penúltima estrofa, cristaliza Io
de color i i destino, es fugitiva, flota, se va pronto. que el título anunciaba: la persona lírica se identifi-
se esfuma. se deshace. “Y más nada”. L a imagen ca con e1 humo, “crecido y ya roto”; el h u m , que
(IC la nube reaparece en “Divagaciírn“. cuando la es iiadü, ya disuelto. L a nada de la inada. El poema
persoria lírica se identifica con ella, como una posi- culmina en la apoteosis de esta eríitica de la frustra-
El alfiler y la mariposa, la sombra y la luz.. . 153

cihn. “Hombre que me besad tu beso es en vano.. .I


Hombre que me ciñes:/ ¡Nada hay en tus bra-
” Erhtica persistente, acuciante que reapare-
ce en otras zonas del poemario, con similares sím-
bolos: “Voy a medirme el amor/ con una cinta de
acero;/ Una punta en la montaña;/ La otra.. . jcláva-
la en el viento! ...” (“Tiempo”) Como esos falsos
indicios de la luna roja, que baña el cielo de sangre
y. de nuevo, la mariposa clavada en el muestrario
dc cristal, de Io que no fue ni sucedió jamás. (“El
miedo”). Quizás esta agonía de lo imposible alimen-
te el ansia de disolverse, de reintegrarse en la nada
que es el todo, como ocurre con Bárbara. Lograr al
mismo tiempo la fuga y la eternidad. Ser como el
tío: “Partir, llegar, pasar siempre/ y ser siempre el
río fresco” (“Tiempo”). Impulso erótico y tanático,
en el que muerte, amor y vida forman un solo haz:
“Si fuera nada más que una/ Sombra sin sombras;
que una íntima/ tiniebla de dentro para fuera.. ./ [...I
Si ni siquiera fuera almohada/ ni casa ni Sombra ni
vía/ de retorno o de fuga, ni/ miel que recoger, ni
x í h a r .../ Si solo fuera -al fin un breve/ rein-
tegrarse a la nada tibia ...” (“Si fuera nada más”).
Ansia maximalista que, como en Jarúfn, tiende a un
desnacer, a u n volverse esencia de esencias:
“iQuién me volviera a la raíz remota/ sin luz, sin
fin. sin término y sin vía!...’‘ (“Divagación”). Un
volver a lo semidtico.
El último poema de Verms, “Canto a la mujer
estkrii,’,’6 cierra el volumen, con un tono exciama-
tivo, quizás, por ser apoteosis temática, y no shlo.
Lo imposible, el silencio, la ausencia son significa-
dos por la esterilidad de la mujer y afirmados por su
exaltacihn. Esterilidad que se expresa, en la Noche
154

y en la sombra, pero también en un juego de opues- en su escritura, de este asunto se deriva una medita-
tos metafóricos, de franca connotación genérica, ya ción sobre el sentido del decursar: dNo .ron iguules
visto en otro poema: “No hay hacha que te abra¡ sol todos los octubres ? Y toúas lar maiíanus... ? 2No lo
en la selva oscura [. . , I ” . En otros versos, la tensión son? Y unu hoja de custcuío, jno es iguul u otru hoiu
se derivaba de la erótica ansiada y frustrada, en de castaño, aunque desciendan siglos por un árbol?
“Canto a la mujer estéril”, del diálogo con el texto (30) Esta idea de un tiempo, que no logra destruir
judeocristiano. Aquí se encuentra el mismo fermen- las esencias, es herencia y resaca del viejo discurso
to polémico de Jwdín, en su inversión del mito occidental. Tiempo que no implica total estatismo
bíblico: “Los que quieran que sirvas para lo¡ que sino relativo movimiento. Movimiento de io estable
sirven las demás mujeres,¡ no saben que tú eres/ y lo fluido, convención y transgresión; alternancia
Eva .../ ¡Eva sin maldición,/ [...I”. De nuevo, Eva conflictual y agónica, en un corsi e ricorsi inelucta-
ha quedado redimida. Y no sólo. L a superación del ble. Tiempo fugaz y eterno de un imaginario en el
f u u m reproductor, del esencialismo biológico. ocu- cual, el alfiler sujeta a la mariposa, mientras la
rre mediante otro esencialismo, metafísico, que se sombra escapa de la luz.
cumple en la naturaleza. El sujeto lírico sanciona:
“Y reinarási en tu Reino/. Y serM la Unidadi
perfecta que no necesita/ reproducirse, como no se NOTAS
reproduce el cielo,¡ ni el viento,/ ni el mar..,/
Pedro Simón, “Conversación con Dulce María LUYMZ”.
I . . . I ” . La asunción del tono bíblico para negar aquel
Valoración Múitiple Dulce María Loyna.? (comp. Pedro
inandato divino, refuerza la transgresión. La mujer, Simón), La Habana, 1991, p. 49.
sí, es naturaleza, pero en una magnitud que supera Los textos de estos Butores pueden consultarse en el volu-
u n destino biológico. La mujer estéril, más que men citado anteriormente, primera compilación de textos
nunca, es río, luna y mar, es sueño y paisaje. Es críticos s h r e LOYMZ.
algo más, es “gelatina sensible”, es “talco herido Cintio Vitier, “Dulce Mana Loynaz”, ancuenta aiios de
poesía cubana, 1902-lY52, LA Habana. 1952, p. 157.
de luz fugaz”, en una proyeccicín ccísmica, ontológi- EnnotaalpiedepáginadeLocubamenlupoesía, (19571,
ca. Por eso, su fecundación ocurre en otra dimen- Vitier recomiemia un estudio particular de la obra de Dulcc
si6n. Y le es necesario llegar a ese hijo que l a llama Maria Loynaz. (ver ob. cit., La Habana. 1970, p. 378.)
desde el Sol. La oposición binaria cumple, hasta en E n el extranjero se hanpublicado recientemente estudios dc
el último verso del poemario, su función. la ’obra de Loynaz desde esd perspectiva. En ”Eva sin
paraíso: una lectura feminista de Jardín“ (Nueva Revista
Una concepción tal de lo masculino y lo femenino
de Filología Hispánica, Tomo XLI. 1993, núm. 1, p p
tendría que inscribirse en una visión global de la 263-277). Variely Smith parte de Luce Irigaray y Ernno
existencia. En otro texto salvado, el “Tríptico de Beltelheim, para realizar un sugcrente análisis de motivos
San Martín de Loynaz”, la escritora recobra la fundamentales en Esta novela cornu el cuento (IC liadas. el
iiiemoria de un antepasado vasco. Como es habitual cspejii y cI rarato. En “Juegos de aguu el imaginario dc
El ulfiler y la muripou, lu somhru y lu luz.. . 155

Dulce María Lvyiiaz en su escritura acuático-poética" n:iiiilo todavía. N o envaiio si1pecado ha sido el mismo, el
(A>illiropu,r,
núm. 151. dic.. IYY3,pp.151-154),Asunción )lrimcro: l a curiosidad." Ver Aldo MartínezMalo. «b. cit..
Homo asume una tarea pendiente. a1 someter este segundo .,1 44.
pucmario a una iirterpretaciún de acuerdo con presiipuestos 12 Eii Sarmicnto se otorgo un valor civilizador al pohlamienm
te6ricns de lrigaray y Julia Krisleva. con inmigriintes europeos. Para Callegos, en Europa se hi
(> Eu IYX5 apareció CII 1;i Revista Revulucih v. Cultura con cumplido el ideal de la civilización. perv i1 pob1;uniento h a
ci título de üestiario. Posteriormente se han realizado dc salir de la propia nación. en mi Jlroyecto civilizador. La
v:iria\ edicioiics con el título origiiial, Bestiariuni. Cito por presencia forinea tiene en s u novela iin signo negativo,
lii iiiición cubam ilc 1491 Encarnado en cl personaje de MI. Danger, N ~urvpcoN
En l a edición de Puesías escugidas (comp. Jorge Iglesias). civilizado, sino voraz yanqui.
La Hülsina, 1984, l:i escrilou exigi6 la inclusih de deter- l3Adolcscente desampararla. Barbaritd sufrió el e s c m i r i y la
iiiin:ido\ poemas. l o cual luc dado a conocer por c1 compi- humillación de los homhres. La pérdida criminal de su única
I : K I u ~ . L:i imponanci;i de esta edición de su poesía es ser la ilusión amorosa y su violaciún colectiva, la transforman en
priiner:i rializiida, CII Cuba, después de 1959. un ser vengativo cuyo impulso vital is "el aborrcciiniento
Esva\ fcchiis lliiii sido suiniiustradas por l a cscrilora. Ver al varón".
Aldo M;iníticL Miilii, Cr,ntL.siones de Dulce Maria Loy- '4 La caracterizacióii dc Santos Luzardu no es polar. Gallcgos
naz, Pinar dcl Río. 1993. )J. 65.Jardín fue publicada por le atribuyc la herencia viiilenta de sus zincestrus, l o cual
priiiicxi vez en Españ,~en l Y 5 1 , por clla cito. La edickin justifica la decisión del persomijc, de asumir las ;innas. si
ciiha,i;i ddl2i de 1993. fuera necesario al pretendido sanzamiento.
'I
L:i pioiicr:~en el estudio feminista dc la obra dc Loynaz en 1s Primcr poemario fi>rmal de la ritorri. fue puhlicado CII
Ciih:i CI Susana Moiitero Ver "Semántica de la negaiióu L a Habana en 193% pnr esta ediciún c i t o
16 Este poema fiie publicado, por primera vez, en 1937,CII 1:i
o I:! dclcnsa dc un CSl1:iCiO sin nombre", Instituto de
Lireratiir:i y Lingüística. La Hahan~,1991, sip. (material Revista Birriesrrc Cubaiia: fui incluido en Verms, y CII
iniincoprahilo). Luis;! C:iinpiizdilO ha rc;ilirado un examen 19x4,por deseo expreso de la autora. en Puesíiis escogi-
<IC liis criiiiicas y textcx incmorialisks dc Loynaz que se das. Creo que su colociiiibn al final d i Versu.y es conse-
puhlicar5 piir Aii1hi-oppo.s. cucnic.
~1:iiiio pri>l<igo :j I :
,pcqueña acciiin -1 enticrro dr Iii
luii,i quc :intcccde II la Primera Parte d i la novela y que
,jiics:i cnii Io que wxrrc en cI epiliigu, s u desenterramiento BIBLlOCRAFfA
(fr:ipnientos distinguidos cn e1 libro. adcrnás, en la lipogra-
i'íii). Rcspcto y cinplei> la dcnomimción d i Prcluilio que lii
Baudrillard. Jmn. El intercamhiu simbrjlicu y la muerle. Cara-
:iut(ira d a al arat texto inicial y.~quc su editor espafiol
cas. Monte Ávila. 1YY2.
denomina Priilogi,.
Ii S d r e c1 "p~cadu" de Bárbara v su "condena". la escritvra Franco, Jcnii. "Apuntes sobrc la crítica lminista y la literatura
Ii;i dicliii lu siguiente: "Duraiite todos CSIOS añns se inc lid
hispiinoamcricana", Hispamérica, año XV. núm. 45, pp.
31-43.
~prcgiiiit:iilo si pnr lin Bárbara moria en la novela. Y hc
cnnicstxlo sinccramcnte. no l o sé: aunque me parece que Garcia h4arruL. Fina. "Aquel Sirón de luz", Valoración múlii-
ella est5 cniiiteruda :I vivir 1101 l o s siglos de Ins siglos, tal ple. Dulce Muria Lupa? (cnmp Pedro Sunún) L a Habana,
v c i porque en ella sc iuiidcn todas ias mitieres del mundo,
Casa dc las AmEricas, 1991,pp. 163-176.
]:IS que est6n vivas y liis que cstin muertas y kis que no han - "Jardín, una novela inatendida". Ibidem. pp. 548-595.
I56 Nuru Aruujo

Ciallegiis. R6muio. Doña Bárburu, Bucnvs Airu. B p a a Calpz. Loynaz, Dulce María. "T~$Xico de San Martin de L o y r t i r " .
1947 Poemus nriofragos, L a Habana, Letras Cuhanas, 1991
tiwmindc,. Navis, Raúl. "Del iiithismn y sus conlliciiw". Munich. ALiricMe. "Notorious signs, Scminist criticisin ;ind
C'alr~rn«>n Múltiple Dulce Moria
Lovnuí. id. cit , pp literary tradition", Makirig I¡ d(fference: .feniini.rrliterary
177 234. crificisrrl,Londrcs. Methucii, 19x5, pp. 258-261
I.i>peZ, Cbsar. "Proyecto para una lectura denl"r*<~a", prlbgii 3 Sainz. Enrique. "Retlexionesen torno a la poesía de Dulce Maria
Duicc María Loynar, Poe,sía cornpieta, L o Haban;,: Ediliiriai Liipi~". Vuloruccón rnúltiple. Duke Maria Lo,vmz. i d
Le1r:is Cubanas. 1993, p p 5-13. cit.. p p 1%-213.
I.iipi/. Lcinus. Viqiiio. "Rdos del Jordín", Le(:turadternuiiwi
<leJurdin, (material mimeoprafisdo), La Hdbdira, Academia
dc Ciencias. 1993. s . p.

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