Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
¿Estas ofendido?
¿Hicieron cosas con las cuales te han hecho daño y ha maltratado tu corazón?
Cuando estamos en esta situación, debemos saber que Dios no quiere que
alberguemos en nuestro corazón esta clase de sentimientos.
Y la pregunta más importante ¿que debes hacer con aquella persona que te ha
ofendido?
Veamos entonces lo que nos enseña la Palabra de Dios acerca de este tema en 2
Corintios 2: 5 al 11 dice: Pero si alguno me ha causado tristeza, no me la ha causado sólo a mí, sino
en cierto modo (por no exagerar) a todos vosotros. Le basta a tal persona esta reprensión hecha por
muchos; así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido
de demasiada tristeza. Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él. Porque también para este
fin os escribí, para tener la prueba de si vosotros sois obedientes en todo. Y al que vosotros perdonáis, yo
también; porque también yo lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en
presencia de Cristo, para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus
maquinaciones.
Hablemos rápidamente acerca del contexto de este pasaje: Había una persona
que le había causado tristeza al apóstol Pablo, tal persona había pasado un
periodo de disciplina y ahora era tiempo de perdonarle y restaurarle, y lo único que
le aconseja el apóstol Pablo a los demás creyentes que estaban allí en Corinto,
era que debían perdonar a aquella persona que le había ofendido.
Por lo que nosotros podemos leer acerca del apóstol Pablo, entendemos que era
un hombre temeroso absolutamente de Dios, un hombre con un llamado especial,
un hombre a quien Dios le llamó como apóstol y lo envió específicamente a los
gentiles.
Él combatía toda ofensa con el perdón producto del amor de Dios en su corazón.
Es claro y fácil de entender qué es lo que yo debo hacer con aquella persona que
me ha ofendido y cómo me libro de los sentimientos en mi corazón producto de
aquella ofensa.
Para algunos resulta simple y para otros no, pero aunque nos resulte sencillo o
difícil, debemos perdonar.
Cuando perdonas, eres engrandecido y puesto en mejor posición que aquel quien
te ha ofendido.
Muchos dirán: Es difícil y creo que no puedo hacerlo, ¡fue muy grande la ofensa!
Escucha bien lo que quiero decirte: Dios está esperando que pongas en práctica el
perdón, Dios quiere y es su voluntad que perdonemos sin hacer preguntas y sin
poner condiciones.
San Mateo 18: 21 al 22 dice: Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces
perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun
hasta setenta veces siete.
San Marcos 11: 25 y 26 dice: Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno,
para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si
vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.
Efesios 4:32 dice: Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros,
como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Colosenses 3:13 dice: soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere
queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros
Que Dios te bendiga y que el Señor nos de la gracia suficiente para perdonar a
aquellos que nos ofenden.
La intención de este ejemplar en formato PDF es que sirva para tu propio uso, o
para que lo compartas con amigos que tengan interés.
No debe ser vendido o usado con fines lucrativos.
Oidores y Hacedores