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LAS CUATRO

CLASES DE PERDÓN
INTRODUCCIÓN
El perdón es la base de toda sanidad en la mente, conciencia y Corazón. El perdón es la clave de la liberación
espiritual. Cristo dijo (Mateo 5:23-24):

23 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja allí
tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.

Dando a entender el valor del perdón.

Cuando una persona no a aprendido a perdonar sufre de: rencor, resentimientos y amargura, dolor. El perdón es
la clave del éxito en tu familia, matrimonio y con tus semejantes.

Colosenses 3:13. “…Soportados unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que cristo os
perdono, así también hacedlo vosotros…”
El perdón esta basado en la obediencia a Dios y es parte de la voluntad de Dios.

Efesios 4:31-32 – quítese de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes
sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdono a
vosotros en Cristo.

Dios nos ha dado la capacidad de amar y ser amados, sin embargo, el pecado nos lleva a fomentar y a alimentar
el odio. La falta de amor es una atadura en nuestra vida que causa enormes problemas a nivel físico y espiritual.
El rencor es un sentimiento hostil y auto destructivo, alimentado por el recuerdo de una ofensa o daño recibido
y no perdonado, mientras que el perdonar nos permite sentir la paz de Dios.

El guardar resentimiento, rencor y odio producen el efecto contrario al deseado, ya que mientras que anidas
estas emociones en tu corazón, la persona repudiada vive indiferente.
PERDONAR
¿Qué significa perdonar? ¿Por qué es necesario perdonar? ¿Cómo debemos perdonar?
La palabra perdonar está formada por el prefijo per, un superlativo que refuerza o aumenta el
significado de la palabra que le precede y a la cual está unido, dándose así un efecto de
intensidad. La palabra donar significa regalar o ceder de forma voluntaria algo físico o
espiritual. Entonces la semántica de perdonar sería dar un regalo.
En primera instancia es el acto mediante el cual se restablece el favor divino, como una
respuesta a la súplica sincera por el perdón de los pecados. Así mismo, a nivel humano, al pedir
perdón se restituye la convivencia entre los hombres.
La palabra perdonar significa en el griego koiné—lengua común que se formó a partir de los
dialectos griegos y que dio lugar al griego moderno—soltar o liberar al que dañó o dijo algo
indebido.
PERDONARSE A UNO MISMO
Hay situaciones que producen una desilusión de nosotros mismos que nos hace decir estas
palabras: yo no sirvo para nada.

Hay actitudes y hechos cometidos por nosotros que nos humillan, nos denigran, y avergüenzan que
nos hace pensar que no valemos nada.
Las fallas de esta clase requieren de un auto-perdón.
Perdonarte a ti mismo es aceptar con humildad tu condición real de ser humano. Reconoce que no
eres perfecto y comienza a mejorar.
Sé libre hoy perdonándote de todo lo malo que hayas hecho.
Somos perfectibles y estamos en un camino de mejoramiento continuo.
PERDONAR A OTROS
Las heridas duelen y a veces mucho. Pero alguien dijo: “La mejor venganza es el perdón” porque
la falta de perdón te auto-esclaviza.

Te lastimas a ti mismo cuando no perdonas, mientras el ofensor no se percata de tus sentimientos,


tu estas sufriendo por la ofensa que te hizo.

Las ofensas de nuestros semejantes duelen muchos mas cuando se trata de las personas mas
cercanas, pero saber perdonar nos llevará a la liberación de algo que nos esclaviza, que es la falta
de perdón.

El perdón a nuestro semejantes nos ayudará a conseguir el perdón de Dios. (Mat.11:25-26) 25 En


aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque
escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. 26 Sí, Padre,
porque así te agradó.
Mateo 18:21-35
21 
Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí?
¿Hasta siete? 22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
Los dos deudores
23 
Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. 24 Y
comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. 25 A este, como no pudo
pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la
deuda. 26 Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo
pagaré todo. 27 El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. 28 Pero saliendo
aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo:
Págame lo que me debes. 29 Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia
conmigo, y yo te lo pagaré todo. 30 Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la
deuda. 31 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo
que había pasado. 32 Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné,
porque me rogaste. 33 ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de
ti? 34 Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. 35 Así
también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus
ofensas.
El perdonar a otros no es optativo para los cristianos; es una orden. En Mateo 6:12, Jesús nos
enseñó a orar, ‘Perdona nuestras deudas como también nosotros hemos perdonado a nuestros
deudores’. Él dejó claro que la oferta de perdón de Dios es inseparable de nuestra disposición
a perdonar a los demás. ¿Por lo tanto, cuál es la naturaleza de este vínculo?

En primer lugar, perdonar a los demás cuando nos hacen mal es parte de nuestro
agradecimiento al perdón de Dios para nuestros propios pecados a través de la muerte de Jesús
en la cruz. Su perdón está basado exclusivamente en su amor incondicional y en su gracia.
Nosotros no lo merecemos. La palabra griega para pecado en Mateo 6:12 significa
literalmente ‘deuda’. Porque hemos roto la ley de Dios, tenemos deudas con él que nunca
podremos pagar. Si le pedimos a Dios que cancele nuestras enormes deudas mientras nos
negamos a cancelar las deudas diminutas que las personas nos deben, actuamos en el mejor de
los casos de forma incoherente y en el peor, con hipocresía.
Colosenses 3:12-15
Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable
12 

misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de


paciencia; 13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si
alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así
también hacedlo vosotros. 14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que
es el vínculo perfecto. 15 Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a
la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.
En segundo lugar, el perdonar a la gente es una demostración convincente de amor a ella. Ya que Dios nos
ama como Padre, quiere perdonar nuestros pecados y restaurar nuestra relación con él. Así como Dios nos
exige que amemos a nuestro vecino, también debemos perdonarlo.

◦ ¿Quién es su vecino?
◦ ¿Cómo nos desafía este pasaje en nuestras relaciones con las personas que nos han herido?.
Finalmente, perdonar a los demás por lo que han hecho es una prueba confiable para nuestra fe.
¿Representa nuestra fe una diferencia real en nuestra vida? Perdonar a otros no es fácil. No es natural –
nuestra respuesta natural es querer tomar venganza. Pero Jesús perdonó a sus enemigos que lo
crucificaron – antes de morir oró; ‘Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen’ (Lucas 23:34).

Se puede declarar que Jesús era el Hijo de Dios, y que nosotros no lo somos, que está más allá de nuestra
naturaleza humana pecadora amar a nuestros enemigos como Jesús nos ordenó que lo hiciéramos. Sin
embargo, si la fe cristiana está basada en tener una relación personal con Dios y si Dios es real y
poderoso, entonces ciertamente dará la fuerza suficiente a los que confían en él para que experimenten el
poder de su amor y su perdón en sus propias vidas.
Sin perdón no hay paz genuina. Como todos hacemos el mal y nos herimos los unos a
los otros, necesitamos pedir perdón tanto como perdonar. Disculparse y pedir perdón a
las personas a las que hemos hecho mal a veces es aún más difícil que perdonar a los
que nos hicieron mal. Pero si con la ayuda de Dios decidimos hacer el perdón nuestro
modo de vida, éste nos llevará a la paz, la paz con nosotros mismos, con los demás y
con Dios. Esta paz es una grande y maravillosa bendición que Dios quiere que
todos disfruten.
◦ ¿Hay algo nuevo, o único, en la manera en que Jesús encara el problema del perdón?
◦ ¿Hay algunas personas a quiénes necesitemos perdonar o pedir perdón?
◦ ¿Cuáles son las implicaciones sociales de la fe cristiana, por lo que se refiere a
lograr la reconciliación entre diferentes personas?
Entonces, ¿Cómo debemos actuar si alguien nos trata de forma cruel y se niega a disculparse o ni siquiera
reconoce su error? La Biblia dice: Deja la ira y abandona el furor; no te irrites, sólo harías lo malo (Salmo
37:8 LBLA).
Aunque no aprobemos lo que nos hayan hecho, no permitamos que nos consuma la ira. Más bien, tengamos
confianza en que nuestro Señor permitirá que se haga justicia (Hebreos 10:30-31). 30 Pues conocemos al que
dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. 31
¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!
Dejar de sentirnos enojados o de guardar rencor nos ayuda a estar más calmados, mejora nuestra salud y nos
permite ser más felices (Proverbios 14:30). El que guarda una raíz de amargura en su corazón está pecando
directamente contra Dios, porque deseamos un castigo de acuerdo a nuestra justicia y no de acuerdo a la divina:
Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del
Señor tiempos de refrigerio. Hechos 3:19 (RVR1960)
Nunca olvidemos la recomendación del apóstol Pablo: No seas vencido por el mal, sino vence con el bien el
mal (Romanos 12:21 LBLA). Ser el primero en pedir perdón es más importante que tener la razón. Demos
testimonio del proverbio español que reza: El perdón es el perfume que despide una flor después de ser pisada.
¿Te fallaron? Bienvenido al planeta tierra.
Este es un mundo con injusticias, con
seres humanos que tienen libre
albedrío.
Quienes saben perdonar y olvidar las
ofensas poseen una actitud suprema.
PERDONAR A DIOS
PERDONAR A DIOS
Muchas veces pensamos que ciertas tragedias son fallas de Dios y culpamos a Dios en especial cuando le
servimos. Pero este no es al caso. Dios no abandona al hombre, el hombre es quien abandona a Dios.
Algunas veces hemos sentido de que Dios no esta con nosotros principalmente cuando estamos en una
situación bien difícil, y decimos de balde es servir a Dios no sabiendo que es porque realmente somos
nosotros mismo que no hemos llegado a conocer bien a Dios.

Tal es el caso de el pueblo de Israel. (Malaquías 3:13-15)


13 Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti?
14 Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos
afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos? 15 Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los
soberbios, y los que hacen impiedad no solo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon.
El PERDÓN DE DIOS
1 Juan 1:9
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y
limpiarnos de toda maldad.
Dios es el creador de todo y juez del universo y Dios a pesar de ser Juez no se complace en
juzgar si no en perdonar.
(Romanos. 5:8).

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo
murió por nosotros.
Dios es amor , por eso su naturaleza es perdonar a sus hijos, no importa lo que hallas hecho,
Dios te perdona. Lucas 15: 11-24.
11 También dijo: Un hombre tenía dos hijos;
12 y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.
13 No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus
bienes viviendo perdidamente.
14 Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.
15 Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos.
16 Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.
17 Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de
hambre!
18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.
19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.
20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se
echó sobre su cuello, y le besó.
21 Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
22 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.
23 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta;
24 porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.
La misión de la venida de Cristo fue esta: PERDONAR.
Donde hay un verdadero arrepentimiento hay un perdón
asegurado.
El dijo antes de morir Padre perdónalos no saben lo que
hacen. (Lucas 23:34)
CONCLUSIÓN
Puesto que deseamos que los demás perdonen nuestros errores, nosotros también debemos perdonar los
suyos, sin embargo, lo que más importa es que perdonar a los demás es imprescindible para que Dios
perdone nuestros pecados (Mateo 6:14-15).

Empero, perdonar no es aprobar una mala acción, minimizarla o actuar como que no ha pasado nada.
Perdonar no es olvidar. Es recordar sin que te duela. Pero llegar a ese punto no es cosa rápida ni fácil en
algunas ocasiones, pero tampoco es imposible deshacernos de la carga emocional y del dolor que nos
causan las heridas de quienes nos han decepcionado, traicionado o herido.

Para algunos, el perdonar es un acto de valentía; para otros, una revelación de debilidad. No podemos
olvidar que el perdón empieza por uno mismo. ¡Sonríe, agradece y abraza tu vida!

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