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similar al de Cristo
La preocupación principal del hombre en la vida no debiera ser la adquisición de
oro, fama ni posesiones materiales; no debiera ser la ejecución de proezas físicas ni
la fortaleza intelectual, sino que su meta, la más elevada en esta vida, debe ser el
desarrollo de un carácter similar al de Cristo1.
Introducción
El presidente David O. McKay comprendía la importancia de desarrollar un
carácter íntegro tomando como modelo el del Salvador; esto era evidente tanto en
público como en su vida privada. Su hijo Robert una vez dijo, hablando de él:
“En todos los años de mi relación con él, en nuestro hogar, en la granja, en los
negocios, en la Iglesia, nunca he sido testigo de una acción ni una palabra,
incluso mientras domaba un caballo voluntarioso, que dejara en mí duda alguna
de que sería, y al final llegó a ser, el representante y Profeta de nuestro Padre
Celestial”2.
El presidente McKay enseñó que el desarrollo de un carácter similar al de Cristo
es un proceso continuo y cotidiano, por el cual cada uno de nosotros debe asumir
la responsabilidad. Con el fin de ilustrar ese principio para los jóvenes, describió
así una ocasión en la que estuvo en el patio de un escultor, en Florencia, Italia:
“Desparramados allí había trozos irregulares de granito con los que el escultor se
preparaba para tallar algo que percibía en una visión mental…
“Si ustedes se hubieran encontrado en aquel patio y alguien les hubiera puesto en
la mano un cincel y un martillo, ¿se habrían atrevido a tomar uno de aquellos
bloques de roca sin forma y tallar con él una imagen humana? No hubieran
podido hacerlo. O, si alguien les hubiera colocado delante un lienzo y les hubiera
dado pinturas y puesto en la mano un pincel, ¿se habrían embarcado en la tarea
de pintar en ese lienzo el retrato de un alma ideal? Probablemente hubieran dicho
en el primer caso, ‘No soy escultor’, y en el segundo, ‘No soy pintor. No puedo
hacerlo’.
“Sin embargo, cada uno de nosotros está tallando un alma en este mismo
instante, su propia alma. ¿Será algo deforme, o será algo admirable y hermoso?
“La responsabilidad es de ustedes; nadie más puede tallarla en su lugar. Los
padres podrán guiarlos y los maestros podrán hacer sugerencias útiles, pero todo
joven, hombre o mujer, tiene la responsabilidad de tallar su propio carácter.”
A continuación, el presidente McKay procedió a describir los resultados de tallar
un carácter íntegro: “Si mantienen su carácter por encima de toda posibilidad de
censura, no obstante lo que otros piensen o las acusaciones que hagan, podrán
llevar alta la cabeza y liviano el corazón, y enfrentarse con el mundo
imperturbables, porque ustedes mismos saben que han mantenido su alma
inmaculada”3.
Las enseñanzas de David O. McKay
Debemos esforzarnos por seguir el ejemplo supremo del
Salvador.
En este mundo ha habido sólo un carácter perfecto: la inigualable personalidad de
Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, el Redentor del mundo. Nadie podría tomar un
mejor camino que el de aceptar a Cristo como el grandioso Ejemplo y el Guía
más seguro4.
Si deseamos saber cuál es la vida ideal para llevar entre nuestros semejantes,
encontraremos el ejemplo perfecto en la vida de Jesús. Sean cuales sean nuestros
deseos nobles, nuestras elevadas aspiraciones, nuestros ideales en cualquier fase
de la vida, podemos contemplar la de Cristo y hallar la perfección…
Las virtudes que se combinan para formar ese carácter perfecto son la verdad, la
justicia, la sabiduría, la benevolencia y el autodominio. Cada uno de Sus
pensamientos, palabras y acciones estaba en armonía con la ley divina y era, por
lo tanto, verdadero. El canal de comunicación entre Él y el Padre estaba abierto
constantemente, por lo que siempre conocía la verdad, que se basa en la
revelación.