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EVANGELIZAR

1). SOMOS GANADORES DE ALMAS

Evangelizar es ganar almas para el reino de Dios, cumpliendo la gran comisión de Jesús, que nos
manda: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15). Jesús nos
envía a decirle al impío, que ha pecado y necesita arrepentirse. En El Mover De Dios hemos sido
llamados a ganar miles de almas, practicando un evangelismo sobrenatural, con señales divinas y
demostraciones visibles del poder de Dios.

AFIRMAR

2). ESCUELA DE DISCÍPULOS PARA NUEVOS CREYENTES

El propósito de esta Escuela es darle la última preparación básica al creyente para que esté bien
afirmado en la fe y listo para ser integrado a un grupo de discipulado, donde seguirá creciendo. Ahí
comenzará a ser formado con el fin de ser usado por Dios para ayudar a otros, e identificar y
desarrollar el llamado de Dios para su vida.

Objetivo: Preparar y conectar al Nuevo Creyente con un mentor y su discipulado.

Manual: Escuela de Discipulado para nuevos creyentes

El proceso de afirmación finaliza cuando la persona pasa por la Escuela de Discipulado para Nuevos
Creyentes.

DISCIPULAR

3). DISCIPULADO: LA CLAVE DEL CRECIMIENTO

Jesús dijo: “Id, y haced discípulos a todas las naciones…” (Mateo 28:19). Con doce discípulos Jesús
cambió radicalmente la historia de la humanidad, por eso el discipulado es clave para el crecimiento
de la iglesia. Las profesiones de fesuman almas, pero los discípulos multiplican el crecimiento. En el
discipulado un creyente se transforma en líder, recibe impartición y es empoderado por Dios para
llevar Su poder sobrenatural donde vaya. ¡Mira lo que hacen los discípulos!

ENVIAR

4). ENVIADOS A UNA MISIÓN ESPECÍFICA


El objetivo de todo discípulo es ser enviado, con autoridad, a un territorio específico. Su misión:
¡Hacer que el Reino de Dios avance! Jesús fue enviado por Dios el Padre, por eso dijo: “Como tú me
enviaste al mundo, así yo los he enviado…” (Juan 17:18). Quien es enviado carga la misma unción
de quien lo envió. Eso se llama impartición, y es la transferencia —por imposición de manos y por la
palabra hablada— de dones, habilidades, poder, unción y autoridad. ¡Éste es el poder que se desata
al ser enviados!

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