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NTRODUCCTON

H ^ El título de un libro, de un texto, es como un prólogo en


tfWforma de aforismo que busca, en su metafórica brevedad,
contener la totalidad textual de la que es puerta de acceso. Puerta
de acceso que se abre ante la inquietud y la curiosidad despertada en el
posible lector, alterando su actitud f r e n t e al texto. Buscando, sobe todo,
ponerlo en situación de escucha, dejando así que el texto hable y cuente,
revele, lo que tiene que decirle.
En el primer artículo que acompaña estas notas se puede leer: "la
magia en realidad no designa nada en concreto, a no ser, una forma
cualitativamente singular de plantearse las relaciones entre los seres
humanos y el mundo, una actitud del espíritu (acaso un requisito, dada la
generalidad de ámbitos y momentos culturales en que aparecen sus
manifestaciones) frente a las cosas." Ahí está de nuevo: la actitud. El
artista originalmente fundamentaba la experiencia estética en la obra.
Posteriormente lo hizo en sí mismo. Finalmente, tan importante era el
artista como el espectador de su obra1. Sucede, además, que en nuestro
caso el mago es ¡ndisociable de la obra representada, siendo así marco de su
propia obra. Es una ética, una forma de ser, y una estética, una forma de
hacer. Es, en definitiva, un arte encarnado. Mago, obra y espectador son los
Nudos de Borromeo susceptibles de generar la experiencia mágica, nunca
garantizada2.
La actitud de espíritu es el requisito para poder acceder y comunicar
esa especial relación entre los seres humanos y el mundo. Esa relación hace
que la realidad quede encantada, es decir, sometida a poderes mágicos.
Dado que la magia es un arte encarnado, esta capacidad de espíritu para
encantar el espacio de realidad que envuelve el acto en vivo, corresponde al
mago
Con el cuadro de Rene Magritte (Reproducción prohibida, 1937) se
intenta simbolizar este arte encarnado. Sólo cuando el mago es capaz de
reflejar su actitud de espíritu en la obra, de werse así mismo desde fuera,
es posible, sólo posible, que "se entorne lentamente la puerta que da al
zaguán para dejarnos ver el prado donde relincha el unicornio" de Cortázar.
A partir de este instante la realidad es otra.

1
Borges decía que cada lector reescribe el texto que lee.
2
Mario Benedetti escribió un libro de poemas titulado La casa y el ladrillo, título inspirado
en una frase de Bertold Brecht: "Me parezco al que lleva el ladrillo consigo para mostrar al
mundo como era su casa". ¿Qué hace el mago sino llevar su baraja consigo (que cada cual
escoja el símbolo que le convenga) para mostrar al mundo como es su casa, su espíritu?
Imagino al personaje que me simboliza sonriendo de espaldas al
espectador abandonado ante el misterio que la magia le ofrece, librado a su
propia imaginación. La misma imaginación que pone al leer una obra de ficción
{Aventuras de Arthur Gordon Pym de E. A. Poe) que aparece perfectamente
reflejado a la derecha del personaje del cuadro. Porque lo cierto de todo
esto es que sólo la imaginación del espectador avala el arte de
encantamiento que el mago sólo puede sugerir. El secreto de la magia, de
cualquier magia, sólo lo posee el espectador.
Ese mago que se refleja de espaldas a sí mismo es como un juego
infantil hecho posible por la imaginación del que juega. Así recuerdo mis
pequeñas luchas contra la realidad, entre ellas, aquella en la que
pretendiendo ser más veloz que yo mismo, me giraba, rápido como el rayo,
para verme de espaldas en el espejo. Nunca lo conseguí. Con imaginar su
posibilidad bastaba. No dudaba del éxito, igual que no dudaba que aquel palo
de escoba sobre el que cabalgaba era un brioso caballo, transformando mi
habitación, mi casa, el mundo entero, en el Salvaje Oeste 3 . Luky Luke es más
rápido que su sombra no porque sea un personaje de cómic. Le avala el
mítico Oeste, la ética del héroe inmutable f r e n t e a su propio heroísmo. Es
decir, le avala el deseo que en mi nace, identificándome, de ser como él.
Personaje de tebeo. Juego imaginario al fin 4 .

* * *

3
El Sí Mágico de C. Stanislwsky.
4
Hasta Clasius Clei jugaba cuando decía que era tan rápido boxeando que cuando golpeaba el
interruptor de la luz, él ya estaba acostado antes de que la habitación quedara a oscuras.
obre la magia
Jj^^^^P 5e oye hablar mucho de la magia. Lo mágico es uno de esos
artilugios conceptuales que parece tener un valor polisémico poco
menos que inagotable y que sirve para designar o calificar multitud de seres,
objetos o situaciones a las que se atribuye una cierta inefable calidad de
maravillosos, fascinantes, especiales... Se suele decir que hay instantes
"mágicos" en la vida, del mismo modo que se habla de la "magia" del cine, del
circo, de la fotografía, de la fiesta... Todo el mundo sabe que los niños viven en
un "mundo mágico", del mismo modo que existen automóviles o perfumes cuya
publicidad enfatiza virtudes "mágicas". Hay hasta deportistas "mágicos", como
Magic Johnson, por ejemplo. Etc.
Pero sobre todo se entiende que la magia es también algo extraordinario
que se hace, que se practica, y en ese sentido el mago puede ser tanto el
ilusionista del show-bussínes, como el hacedor de lluvia zuñi o también una
manera de nombrar la actuación del antiguo druida céltico o de un sacerdote
del vudú haitiano. Un casi ilimitado campo de actividades rituales, presentes en
todas las sociedades, es agrupado por nosotros -que no por ellas- bajo el
epígrafe difuso e inconcretado de "prácticas mágicas". Una calificación que
tiene no pocas veces carácter peyorativo, de manera que magia puede ser la
manera como desde las religiones institucionalizadas se designa todo el
conjunto de prácticas y creencias con las que se enfrentan en su expansión o
que se apartan del dogma oficial.
En realidad, la magia, en un sentido estricto, sólo sirve para designar lo
que operaban los mágoi medas, más extensamente la forma como los griegos
antiguos designaban a los sacerdotes iranios, de manera que si nuestros Reyes
Magos son "magos" no es porque practicasen ningún tipo de "magia" sino porque
se entiende -de acuerdo con la propia tradición neo y apócrifotestamentaria-
que eran miembros del culto zoroastriano. Aparte de eso, la "magia" en
realidad no designa nada en concreto, a no ser, una forma cualitativamente
singular de plantearse las relaciones entre los seres humanos y el mundo, una
actitud del espíritu -acaso un requisito, dada la generalidad de ámbitos y
momentos culturales en que aparecen sus manifestaciones- frente a las cosas.
La antropología explica cómo el pensar y lo pensado, la mirada y lo
mirado se parecen. A partir de ahí, la magia se constituiría en ese lugar en
donde el conjunto de dispositivos mediante el que la cultura representa,
sustituyéndola, la realidad alcanza su nivel más ejecutivo y es capaz de
restablecer la continuidad -que se siente como enajenada- entre hombre y
naturaleza. Rescatado, de acuerdo con tal premisa, lo mágico de la
arbitrariedad de su uso vulgar, se puede definir provisionalmente la magia
como el conjunto de creencias y prácticas basadas en la convicción de que el
ser humano puede intervenir en el deterninismo natural, bien
complementándolo o bien modificándolo, mediante la manipulación o el
encarnamiento de ciertas potencias, accesibles a través de aptitudes,
conocimientos o técnicas especiales.

"La realidad encantada"


Manuel Delgado

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