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TEORIA CONTRATUALISTA

Teoría procedente de la antigua doctrina francesa fundándose que la Sociedad nace de la


celebración de un contrato (contrato o pacto social) efectuado por sus fundadores con el
propósito de efectuar aportes y así desarrollar una actividad económica en beneficio común.

En el derecho comparado se suscriben a esta teoría, países como: Colombia, sin embargo en
nuestra legislación peruana la Ley General de Sociedades, es sentido estricto podemos advertir
que no establece un carácter contractual a la creación de la Sociedad, por ello si revisamos las
disposiciones dentro del cuerpo normativo, se puede deducir que alude innumerables veces al
denominado “pacto social” como acto creador de la Sociedad, concluyéndose que la Ley General
de Sociedades, mantiene si bien no expresamente sino tácitamente, una posición contractualista
respecto a la creación de la Sociedad.

Sin embargo, esta teoría enfrenta críticas, no sería posible aplicar las reglas clásicas de los
contratos bilaterales a las sociedades dos partes con intereses contrapuestos, uno porque al
momento de la creación de la sociedad los socios tienen un fin común, descartándose la existencia
de intereses contrapuestos, como si ocurre en un contrato sinalagmático puro, donde las partes se
obligan recíprocamente a efectuar prestaciones a favor de la otra.

TEORIA DEL ACTO COMPLEJO

Se sustenta como una en contraposición a la teoría contractualista, donde el acto que da origen a
la Sociedad no puede denominarse contrato por cuanto no existen prestaciones recíprocas entre
los sujetos que fundan la Sociedad ya que las voluntades de estos se fusionan y forman una sola
voluntad, lo que pese a existir una pluralidad de personas al momento de la constitución, éstas
comparten una sola manifestación de voluntad convirtiéndose así en un acto jurídico unilateral
que engloba a todas las manifestaciones de los creadores por tener éstas un fin común que es la
creación de la Sociedad, descartándose así que el acto generador de la Sociedad sea un contrato
por carecer de manifestación de voluntad bilateral o plurilateral.

TEORIA ORGANICISTA

Se señala que el Derecho Mercantil ha ido evolucionando año tras año, desde los actos que
individualmente desarrollaba el comerciante, para luego pasar a la comercialización en masa, y
que en la actualidad, el antiguamente llamado comerciante, que hoy se autodenomina empresario
es el organizador en base a su experiencia y los antecedentes de ese ente organizado denominado
empresa, teoría que define que la Sociedad es un instrumento para el desarrollo de la actividad
empresarial siendo así que la empresa es el género y la Sociedad la especie.

Entonces, la Sociedad es la receptora de esa entidad organizada llamada empresa, que en palabras
de JEAN PAILLUSEAU se traduce en que “la Sociedad es una estructura de recepción de la empresa
pues o bien aquella ha sido constituida especialmente para una empresa individual que existe y
funciona, o bien la Sociedad se crea para ejercer una actividad económica, y una empresa nace y
se desarrolla, siendo la Sociedad la organización jurídica de la empresa”16, estableciendo así una
similitud con la concepción que ensaya BRUNETTI al establecer que la Sociedad es un medio
técnico por el cual se desarrolla una actividad económica de manera organizada.
TEORIA PERSONALISTA

Bajo este postulado, la Sociedad es calificada como persona jurídica, en el entendido que, a causa
de las manifestaciones de sus creadores se origina un sujeto de derechos y obligaciones que surge
de una ficción que la Ley le atribuye, así por ejemplo; el Código de Comercio de Venezuela17
señala en su artículo 201° que “Las compañías son personas jurídicas distintas a sus socios”, y es
que en esencia esta teoría señala que la Sociedad tiene existencia propia distinta a la de sus
miembros, por cuanto es un sujeto independiente que cuenta con un patrimonio distinto a los
sujetos que la crearon.

Es así que, desde la “tribuna” del maestro ECHAIZ, “la autonomía de la voluntad (presente en el
contrato social), abre paso a una nueva personalidad jurídica, que trasciende aquel acuerdo
interpartes para proyectarse en la realidad a través de un sujeto de derecho que surge de una
ficción legal”18, señalando que en esta teoría no se discute ni se especifica el acto que genera a la
Sociedad, sino mas bien, a la consecuencia del acto mismo se define al ente, a la creación, mas no
a la fuente.

TEORIA DEL CONTRATO PLURILATERAL DE ORGANZIACION

Siendo la teoría más aceptada doctrinalmente que señala que la Sociedad se crea mediante un
contrato, pero no cualquier contrato –como en la clásica teoría contractualista la cual ha sido
criticada por la Teoría del Acto Constitutivo por cuanto no existían prestaciones reciprocas entre
los socios–, sino que la particularidad de este contrato es que existe prestaciones autónomas, que
van dirigidas a crear una entelequia denominada sociedad como acertadamente señala el maestro
ECHAIZ al afirmar que “Los contratantes no se encuentran uno frente al otro (lo que sí sucede en
los contratos con prestaciones recíprocas como una compraventa), sino que, por el contrario,
están del mismo lado mirando hacia un objetivo compartido: la constitución de la Sociedad”19, de
similar modo Barrera señala lo siguiente: “Se trata, en efecto, de un contrato, si bien distinto a los
bilaterales con obligaciones recíprocas o contratos de ambio, en cuanto que en la Sociedad existe
una finalidad común, con dos o más partes (socios) en el que se dan relaciones complejas entre
cada uno de los socios y la Sociedad misma que se crea, tenga ésta o no personalidad propia”20

Por lo tanto, la Sociedad no sólo se agota en su carácter contractual bajo el acto constitutivo que
la origina, sino que además, crea una persona jurídica que adquiere vida propia independizándose
de los socios que la conforman, adquiriendo la condición de sujeto de derecho que la Ley le
confiere y que es pasible de derechos y obligaciones contando para ello con un patrimonio propio.
Por ello “la Sociedad no es sólo un contrato”, pues, “a lado de su aspecto constitutivo negocial,
hay que considerar otra faceta de extraordinario interés: el aspecto institucional”21

Por nuestra parte, consideramos que sí, en efecto, la Sociedad no se origina mediante un contrato
en el sentido tradicionalista –donde existe prestaciones recíprocas–, sino que se trata de un
contrato plurilateral en el cual se efectúan prestaciones que van dirigidas además a crear un ente
independiente de aquellas personas naturales o jurídicas que la fundan, es decir, la Sociedad se
crea mediante un contrato plurilateral de organización, en cuyo caso la Sociedad no solamente se
agota en su aspecto contractual, sino que además, crea una organización independiente de sus
fundadores. No obstante, al aseverar esto último pareciera que el planteamiento que nos llevó a
desarrollar la presente investigación no tendría cabida de ningún modo al afirmar nuestra
adhesión a esta teoría, sin embargo nuestra propuesta radica en, como se señaló anteriormente,
no pretender desconocer el acto por el cual la Sociedad se ha creado tradicionalmente durante
estos últimos años, pues eso llevaría a una reformulación total de todas las instituciones y figuras
que se han creado en base a una pluralidad de socios denotando su carácter contractual.

Es por ello que, lo que se pretende establecer con la presente investigación, es “flexibilizar” el
concepto de Sociedad gestada en sus inicios bajo una concepción asociativa, adaptarla a los
cambios que la práctica mercantil requiere, concluyendo así que una Sociedad como instrumento
jurídico empresarial no solamente puede crearse mediante un contrato plurilateral de
organización, sino que también mediante un acto o negocio jurídico unilateral de organización,
proveniente de la manifestación de una sola persona, sea esta natural o jurídica.

NATURALEZA JURIDICA ADOPTADA POR LA LGS

La mayor parte de la doctrina peruana, sin lugar a dudas, adopta el criterio de la Teoría
Contractualista –en el sentido del contrato plurilateral de organización– respecto a la naturaleza
jurídica de la Sociedad, es así que para el jurista HUNDSKOPF “la Sociedad nace de un contrato,
como producto de acuerdo de voluntades destinado a crear una relación jurídica de carácter
patrimonial. Perfeccionando el contrato por la voluntad social, y gestada la nueva persona jurídica,
en virtud de su inscripción en el registro (artículo 6° de la Ley General de Sociedades), ésta asume
derechos y obligaciones, adquiere composición orgánica, voluntad y patrimonio autónomo”22.

Por su parte, el maestro ECHAIZ reflexiona en los siguientes términos: “Así, aquello que empezó
como un contrato es ahora una persona jurídica que cuenta, por ejemplo, con una organización
corporativa (junta de socios, directorio y gerencia) y una organización jurídica interna (pacto y
estatutos sociales 23.

Sin embargo, pese a las diversas posiciones doctrinarias respecto a la naturaleza de la Sociedad, la
Ley General de Sociedades24 se ha reservado de establecer una definición precisa de la Sociedad
dentro de su normativa, apartándose así y adoptando en primera instancia una posición neutral
frente a la discusión doctrinal y legislativa que se ha venido gestando hasta ese tiempo; empero,
muchos doctrinarios aseveran que si bien es cierto que la Ley General de Sociedades no se
pronuncia sobre la naturaleza jurídica al no definir a la Sociedad, se puede deducir que su
naturaleza contractual está contenida en el artículo primero al señalar que existen una pluralidad
de sujetos y estos convienen en aportar bienes o servicios para el ejercicio de un bien encomún,
así HUNDSKOPF señala que “La LGS no se ocupa de definir a la Sociedad. No obstante ello,
opinamos que del texto de su artículo 1° se desprende que nuestra legislación se inclina por la
teoría contractualista”25, y es que aparentemente del texto “Quienes constituyen la Sociedad
convienen en aportar bienes o servicios para el ejercicio en común de actividades económicas”26,
se puede inferir del término convienen un acuerdo de voluntades que lleva a suponer que se trata
de un contrato y que nuestra actual Ley General de Sociedades ha adoptado tácitamente la
posición contractualista sobre la naturaleza jurídica de la Sociedad, a diferencia del antiguo texto
normativo27 , el cual asumía en su artículo primero la discutida teoría de manera expresa.

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