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Este documento presenta la introducción del segundo volumen de un estudio sobre Jesús. Explica que este volumen se centrará en cómo el cristianismo neotestamentario experimentó y conceptualizó la salvación a través de Jesús, así como las mediaciones históricas que influyeron en este testimonio. También indica que una cristología actual debe construirse gradualmente y que este volumen es otro "prolegómeno" o paso preliminar en ese proceso, en lugar de pretender ofrecer una conclusión definitiva.
Este documento presenta la introducción del segundo volumen de un estudio sobre Jesús. Explica que este volumen se centrará en cómo el cristianismo neotestamentario experimentó y conceptualizó la salvación a través de Jesús, así como las mediaciones históricas que influyeron en este testimonio. También indica que una cristología actual debe construirse gradualmente y que este volumen es otro "prolegómeno" o paso preliminar en ese proceso, en lugar de pretender ofrecer una conclusión definitiva.
Este documento presenta la introducción del segundo volumen de un estudio sobre Jesús. Explica que este volumen se centrará en cómo el cristianismo neotestamentario experimentó y conceptualizó la salvación a través de Jesús, así como las mediaciones históricas que influyeron en este testimonio. También indica que una cristología actual debe construirse gradualmente y que este volumen es otro "prolegómeno" o paso preliminar en ese proceso, en lugar de pretender ofrecer una conclusión definitiva.
a lo que he llamado estudio nunca acabado del acontecimiento de Jesús.
La utilización de determinados métodos es también un acontecimiento dentro de una historia. Sin embargo, prescindiendo de si se ha juzgado correctamente la in- tención de mi primer libro sobre Jesús, en este segundo volumen ya no intento precisar la aparición de Jesús en nuestra historia ni tampoco las reacciones preneotestamentarias ante este hecho: es una temática que su- pongo tratada (aunque no «solucionada» de una vez por todas) en mi pri- mer libro. Lo que aquí nos interesa directamente es cómo el cristianismo neotestamentario experimentó y tematizó la salvación en y a través de Jesús y cuáles son las mediaciones históricas que (entonces y ahora) en- vuelven este testimonio neotestamentario, el cual constituye una orienta- ción normativa para nuestra experiencia e interpretación de la salvación en Jesús. Por tanto, nos hallamos ante un planteamiento y un género lite- rario distintos del primer volumen. Un autor que escribe sobre Jesús no debe ser juzgado a partir de unos criterios «cristológicos» previos, sino por el planteamiento y la perspectiva que adopte. Una cristología actual que quiera ser fiel a Jesús y al evangelio, capaz de influir en nuestra con- ciencia sedienta y de tener un papel mediador en la salvación, sólo puede construirse por etapas. Quizá después de este segundo volumen se pueda dar comienzo a lo que llamamos «cristología». Yo diría que también este segundo volumen es un «prolegómeno». Y no movido por un escepticismo crítico (ni por miedo a generalizaciones precipitadas), sino porque la visión escatológica cristiana me hace pensar que una cristología significativa para nuestra vida sólo es posible en forma de pro-legomenon —palabra penúl- tima, búsqueda del legomenon o palabra justa—, pues en nuestra historia la redención me es conocida exclusivamente por los fragmentos, vividos de manera personal y colectiva, en que se apoya la promesa crítica y produc- tiva, hecha por Jesús, de un futuro definitivo e indefinible de salvación. En ningún sitio veo una redención «objetivamente realizada». No obstan- te, creo que nuestra acción en favor del hombre y de su liberación polí- tica, por fragmentaria que sea, tiene en sí y por sí un valor definitivo, incluso en los fracasos, y creo también que el Dios vivo le ofrece un futu- ro todavía mayor. El cristiano, incluso en su concepción cristiana de la gracia y de la redención, tiene que ser consciente de su condición humana. A él querría dedicar este segundo volumen en cumplimiento de una pro- mesa que hice en el primero.