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2015

Volumen XI, número 1. Pp. 9-30.


Artículo original

EL USO DE ÁRBOLES DE SOMBRÍO EN CAFETALES DE


COLOMBIA: UNA HISTORIA SOMBRÍA
GERMÁN ESCOBAR BERÓN1,2
1
Sociedad Colombiana de Etnobiología, Coordinador Nodo Sur-Occidente – 2Universidad del Valle, Cali, Colombia.
Correo electrónico: gescoberon@gmail.com

ESCOBAR BERÓN, G. 2015. EL USO DE ÁRBOLES DE SOMBRÍO DE CAFETALES DE COLOMBIA: UNA HISTORIA
SOMBRÍA. ETNOECOLÓGICA 11 (1). Resumen: La persistencia y resistencia en el uso del sombrío en cafetales de Colombia
define la capacidad de adaptación e innovación de una caficultura tradicional enfrentada a otra caficultura moderna,
insostenible y a plena exposición solar. La percepción del papel, importancia y orígenes del sombrío en la caficultura han sido
poco documentada, siendo América donde el café con sombrío se siembra por vez primera con algún criterio y metodología,
con comunidades locales investigando y seleccionando árboles de sombrío adecuados para cada región, altura, suelos, relieve,
clima y gusto. Esta investigación introduce un esbozo histórico sobre el uso del sombrío y una nueva discusión sobre los
orígenes de esta práctica en cafetales de Colombia, con base en una revisión bibliográfica histórica. La experiencia del
aprovechamiento del cacao (Theobroma cacao, Malvaceae), originario del sotobosque, como producto silvestre de extracción
en Venezuela y Colombia, como cultivo prehispánico en México y como cultivo comercial con sombrío durante la colonia, es
el precedente del uso y selección de especies de sombra denominadas “madre del cacao”. Así, las prácticas de sombrío en el
cultivo de cacao que se desarrollaron en el México prehispánico, durante la colonia se fomentan a nivel comercial y se
introducen a Venezuela, como cultivo de exportación, se replican en cacaotales de Colombia y posteriormente ante el colapso
por enfermedades, se copian para el sistema productivo cafetero. Probablemente, en las zonas de cultivo compartidas, las
prácticas del cultivo del cacao fueron heredadas, imitadas o replicadas positivamente en el cultivo de café, o simplemente se
remplazaron y sustituyeron los árboles de cacao enfermos con los nuevos arbustos de café. La caficultura nace y se fortalece
desde experiencias prehispánicas y mejoradas en el tiempo. En Colombia, la temprana introducción de especies de sombrío
en cafetales es una práctica heredada del cultivo de cacao. Palabras clave: Sombrío, sombrío del café, caficultura, madre del
cacao, sombrío de leguminosas.

THE USE OF SHADE TREES IN COFFEE PLANTATIONS IN COLOMBIA: A SHADOW HISTORY.


Abstract: The persistence and resistance in the use of shade trees in coffee plantations in Colombia defines the adaptability
and innovation of traditional coffee production, which faces an unsustainable, sunlight dependant, modern coffee farming.
The perception on the role, importance, and origins of shade coffee production has been poorly documented, even though it
is in America where shade coffee was fist planted, under the criteria and methods by local communities, who did research and
selected the most appropriate trees according to the local geography and preferred taste. This paper presents a historical
overview on the use of shade trees in coffee cultivation, yielding to a discussion on the origins of this practice in Colombia.
The experience on the use of cacao (Theobroma cacao, Malvaceae), an understory native tree, a wild extraction product in
Venezuela and Colombia, a pre-Hispanic cultivar in Mexico, and a cash crop in the Colony, precede the use and selection of
shade species, known as "mother of cacao". In Colombia, the early introduction of shade coffee species derives from cocoa
cultivation: the shade practices in cocoa farming that developed in pre-Hispanic Mexico were also promoted commercially in
the Colony, then introduced to Venezuela as an export crop and replicated in cocoa farms in Colombia which later collapsed.
In share cultivation zones, it seems that cacao cultivation practices were either inherited, imitated or replicated in coffee
cultivation, or it may just be that unhealthy cocoa trees were replaced by coffee shrubs; coffee cultivation was born and
strengthened from pre-Hispanic times and improved over time. Keywords: Shade coffee, coffee culture, mother of cacao,
shading legumes.

Recibido 18.04.2013, aceptado 20.10.2014, publicado en línea 30.04.2015.


Tipo de documento: Artículo original. Enfoque: Histórico. 22 Pp.
Tipo de evaluación: Arbitraje doble abierto por pares académicos.
ISSN: en trámite. © Germán Escobar Berón.
Escobar Berón, G. 2015. El uso de árboles de sombrío en cafetales de Colombia: una historia sombría. Etnoecológica 11 (1): 9-30.

IN TR OD UCC IÓ N

La persistencia y resistencia en el uso actual del sombrío en cafetales de Colombia define la capacidad
de adaptación e innovación de pequeños productores cafeteros enfrentados a una moderna y voraz
caficultura tecnificada, insostenible y a plena exposición solar.
La caficultura tradicional y sus conocimientos locales han sido subvalorados en el tiempo y
espacio, donde los productores presentan múltiples estrategias para disminuir riesgos ecológicos e
incertidumbres económicas. El uso de sombrío en cafetales de Colombia es una práctica tradicional que
ahorra recursos, demanda menos tecnología y menos riesgos de inversión, lo que garantiza un sistema
productivo sustentable a largo plazo, en lo económico, social y ambiental para las frágiles laderas
andinas de Colombia.
La percepción del papel del sombrío, su importancia y orígenes en la caficultura ha sido muy
poco documentado, a pesar que es en América, donde el café con sombrío se siembra por primera vez
con algún criterio y metodología, con productores locales investigando y seleccionando los árboles de
sombrío adecuados para cada región, altura, suelos, relieve, clima y gusto.
Este ensayo es complementario al texto El Sombrío en los cafetales: un sistema, una estrategia
para la seguridad alimentaria*, documento que sistematiza el conocimiento, prácticas y percepciones
locales sobre los valores ambientales, culturales y económicos del uso de árboles de sombrío en cafetales,
compartidos por campesinos del sur de Colombia (Departamentos de Huila y Cauca). Resultado de esta
investigación se introduce y amplía un esbozo histórico sobre el uso del sombrío y una nueva discusión
sobre los orígenes del sombrío en cafetales de Colombia, en aras de despejar la historia sombría sobre
una importante práctica y estrategia campesina para el manejo de riesgos ecológicos y las
incertidumbres económicas y el logro de un sistema cafetalero más sustentable.

UN POCO DE HISTORIA

El café silvestre (Coffea arabiga) crece en el sotobosque de selvas de Etiopía (África), en condiciones
umbrófilas de dónde es originario y descubierto su uso hacia los años 600-800 D.C. Etiopía fue el único
proveedor de café hasta el año 1550. El primer cultivo (no silvestre) se realiza en Yemen en 1544, quien
monopoliza su exportación por más de 150 años (siglos XV-XVII), principalmente a países musulmanes,
quien lo exporta previo calentamiento y ebullición, para evitar la germinación y propagación. Fueron los
árabes y después el imperio Otomano los que introdujeron y popularizaron la bebida del café. En el año
de 1475 se abre la primera tienda de café en Constantinopla y en 1650, la primera tienda de café en
Oxford, Inglaterra. Durante las guerras de conquistas, con las primeras expediciones de búsqueda de
metales preciosos, especias y frutas, biopiratas de la época, los holandeses logran en 1616 contrabandear
semillas desde Yemen a su país. Estos siembran las primeras plantaciones de café en Asia (Ceilán, en
1658; Java en 1699), las cuales se realizan como monocultivo en zonas planas y a plena exposición solar.

*
Escobar, Germán. 2007. El Sombrío en los cafetales: un sistema, una estrategia para la seguridad alimentaria. Artículo Premiado. Primer Concurso de Investigación sobre
Seguridad Alimentaria y Nutricional, impulsado por la FAO Regional América Latina y el Caribe, con la Iniciativa América Latina y El Caribe Sin Hambre (ALCSH), a través de
la Red de Investigación y Capacitación en Seguridad Alimentaria y Nutricional (REDSAN) Finalista http://www.rlc.fao.org/iniciativa/ Mayo 2008.
http://www.bvsde.paho.org/texcom/nutricion/memredsan.pdf

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De Holanda pasan semillas a Francia y España. Durante los siglos XVII y XVIII, países como
Holanda, Francia, España y Portugal introducen el café a sus colonias en América. En 1723, los franceses
introducen el café a Martinica y desde allí se propaga por todo el territorio americano (Patiño 1963†;
Gebre-Hiwot 2007).
Durante la Colonia, la siembra de café se realiza en su primera etapa en huertas o en pequeñas
áreas para autoconsumo. Patiño (1969b), cita al Padre José Gumilla, quien afirma haber sembrado con
éxito antes de 1741, árboles de cafeto en el territorio de las misiones jesuíticas del Casanare: "El café,
fruto tan apreciable, yo mismo hice la prueba, le sembré, y creció de modo, que se vio ser aquella tierra
muy a propósito para dar copiosas cosechas de este fruto", por lo que se afirma que fue ese religioso el
primero en haber sembrado dicho grano en Colombia. Sin embargo, en testimonios contemporáneos y
aún más tardíos, no se menciona el café como producto económico, sino como curiosidad. A partir del
nacimiento y estabilización de la república de Colombia, desde 1850 se inicia el auge del cultivo de café,
el crecimiento de la demanda y una primera bonanza en los precios del café (década de 1890) favorece
su extensificación como cultivo y aparecen las primeras plantaciones de café en zonas planas y expuestas
al sol. La primera expansión significativa de los cultivos de café se atribuye a propietarios con altos
recursos, aunque muchos pequeños propietarios en la región de Santander (desde 1850), y en
Cundinamarca y Antioquia, a partir de 1890, quienes con el cultivo de café lograron mejorar sus ingresos
monetarios en forma permanente y sustancial, sin abandonar los cultivos de subsistencia (Melo 1987).

Viloria (1997, 1) confirma que

la caficultura comercial se extendió en Colombia apenas en la segunda mitad del siglo XIX, siendo que en
países como Brasil, Venezuela, Cuba, Jamaica y otras islas del Caribe su cultivo para la exportación se venía
practicando desde finales del siglo XVIII y principios del XIX. Los costos de transporte determinaron en gran
medida la localización inicial de los cafetales en zonas próximas al Mar Caribe, ante la facilidad de acceder al
transporte marítimo. Este hecho explica que a principios del siglo XIX se comenzara la exportación del café
cosechado en la Sierra Nevada de Santa Marta, mucho antes que los productores establecidos cerca de
Cúcuta y otras zonas de Santander.

Rivas (1899)‡ critica el rezago de Colombia con respeto al cultivo de café:

Hacía muchos años que el cultivo del café había hecho la grandeza del Brasil, que había levantado a
Venezuela a un alto grado de prosperidad, y hecho ricas las pequeñas Repúblicas de Centro-América; y a
pesar de tan halagadores ejemplos, en Colombia no había una sola plantación; y sólo en Muzo, por una
tradición inexplicable, se cultivaba el muy poco café que exigía el escaso consumo del interior.

Desde 1870, la incipiente economía cafetera había empezado a prosperar, especialmente en


Cundinamarca y los Santanderes, siendo que a finales del siglo XIX producían poco más del 80% del
café colombiano, bonanza que se vio duramente afectada, porque fueron estas regiones el principal
escenario de las actividades bélicas de la “Guerra de los Mil Días” (1899-1092), la conflagración civil más


Para conocer sobre la dispersión y siembra del cultivo de café en América tropical recomendamos la lectura del Capítulo X, Estimulantes. 177 Coffea arabiga L. Coffea spp.
Tomo IV: plantas introducidas, del libro Plantas cultivadas y animales domésticos en América equinoccial, de Víctor Manuel Patiño. Edición original: Cali, Imprenta
Departamental. 1963.

Rivas, 1899. http://www.lablaa.org/blaavirtual/modosycostumbres/trabaj/trabaj15a.htm

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larga y cruenta y de efectos más devastadores para la naciente economía republicana. Sin embargo, a
la destrucción escapó la mayor parte de la región occidental del país y en particular Antioquia, Caldas y
el Valle del Cauca, donde la expansión de la economía cafetera creció sustancialmente, sustentada no
en el sistema de haciendas del siglo XIX, sino en la pequeña producción parcelaria del occidente del país.
A partir de 1900, se expande por laderas de cordilleras colombianas, siendo que para 1932, Antioquia,
Caldas y el Valle del Cauca contribuían con el 57% y Tolima con un 13% de la producción nacional
(Bejarano 1987). Hoyos (2007, 33) plantea que “existe una estrecha relación entre la colonización rural,
el auge del cultivo del café y el uso de las vertientes de las cordilleras, particularmente en la parte central
del macizo andino”.

Y nos recuerda el proceso de colonización antioqueña, cuando la expansión se realiza hacia el sur,

…ocupando a una altura constante las dos faldas de la cordillera central y la falda interna de la cordillera
occidental. Inicialmente, los colonizadores antioqueños arrasaron los bosques para el cultivo del maíz, el
banano, la caña de azúcar y la cría de ganado. Posteriormente, entre 1820 y 1920, buscaron un producto que
se pudiera exportar para compensar la disminución de ingresos provenientes de las minas de oro para los
antioqueños. El café resultó ser un producto ideal por su adaptación a las características del lugar y por
tratarse de un grano duro y resistente para su recolección, almacenamiento y transporte, que ocupaba poco
volumen comparado con su peso (Hoyos 2007, 34).

Deler (1993) en Hoyos (2007, 34) reconoce al café como:

la mata que se adapta fácilmente a los terrenos empinados y tolera los suelos de fertilidad mediocre, encontró
su ecología predilecta a la sombra de leguminosas arborescentes, en este piso temperado, entre 800 y 1800
msnm.

Esta “zona de colonización antioqueña llegó a ser en dos generaciones, el corazón del área
cafetalera”, llamada posteriormente “Zona cafetera”, “Eje Cafetero” o también “Triángulo del café”,
región topográfica comprendida entre los departamentos de Caldas, Risaralda, Quindío, nororiente del
Valle del Cauca, suroeste de Antioquía y noroccidente del Tolima, reconocido actualmente como el
“Paisaje cultural cafetero de Colombia”, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco § en el año
2011.
Finalmente, en la modernidad, el café a pleno sol retorna y desplaza rápidamente a los sistemas
tradicionales de cultivo de café a partir de los años 70´s. La ampliación del café a pleno sol o café caturra
conlleva la reducción de la producción de plátano y otros cultivos de pan coger, que antes se utilizaban
para dar sombra a los cafetales y para intercalar los cultivos creando la dependencia a insumos agrícolas
y a la pérdida de seguridad alimentaria.
Así, el profesor Andrés Guhl (2004; 2006), resume que los Andes colombianos experimentaron
dos periodos de transformaciones del paisaje, asociados con la producción del cultivo de café, su inicio
y expansión como cultivo desde 1850 a 1970 y los procesos de intensificación de la producción desde
1970 hasta nuestros días. El primer periodo, caracterizado por una caficultura tradicional con árboles de

§
UNESCO / World Heritage Centre. 2011. Coffee Cultural Landscape of Colombia. http://whc.unesco.org/en/list/1121/

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sombrío, con variedades arábigas de porte alto y de ciclo reproductivo largo (> 10 años), baja densidad
de siembra, poco uso de agroquímicos y condiciones agroecológicas menos exigentes, pero con menor
rendimiento productivo. El segundo periodo, caracterizado por una caficultura mejorada y por la
intensificación de la producción desde los años 70. Aparecen las variedades mejoradas de café
resistentes a la libre exposición solar, a plagas y enfermedades. Se “crearon” las variedades Caturra y
Colombia de porte bajo, exigentes en el uso de agroquímicos y de óptimas condiciones agroecológicas,
mayor densidad de siembra, de ciclo reproductivo corto (< 7 años) y supuestos mayores rendimientos
productivos.
Guhl (2006) plantea que en estos periodos de extensificación e intensificación de la caficultura,
el aumento del área sembrada no fue homogéneo y se restringió a patrones geográficos. Condiciones
agroecológicas ideales favorecieron la concentración de la producción tecnificada, ocurriendo una
evolución muy rápida del paisaje y caracterizando además la diferenciación de los sistemas de
producción según la tecnificación y la diferenciación de los productores según área sembrada (pequeño,
mediano, grande).

LOS ÁRBOLES DE SOMBRÍO, UNA VIEJA POLÉMICA

Los primeros cultivos de café se realizan en América a plena exposición solar. En Colombia el cultivo
comercial se inicia desde 1850 a raíz de la demanda internacional y una bonanza en los precios que
favorece su crecimiento como cultivo, así se realizan las primeras plantaciones de café en zonas planas
y expuestas al sol.
¿Dónde? ¿Cómo? ¿Por qué se originaron estas prácticas culturales de siembra de café bajo
árboles de sombrío? ¿Podría plantearse que son prácticas derivadas por el origen umbrófilo del café,
que crece silvestre en el sotobosque, bajo la penumbra de árboles más altos? ¿Los productores de
América tropical conocían su adaptación a la sombra, un ambiente que simula las condiciones naturales
que necesita el café para su crecimiento, desarrollo y productividad? ¿Pero de dónde se originan estas
prácticas?
Parsons (1997, 218) plantea que las primeras plantaciones de café en Antioquia estaban al
parecer sombreadas por árboles de floresta virgen, dejados intencionalmente. Aunque la costumbre que
se hizo general, fue el desmonte de árboles seleccionados y convenientemente esparcidos. Confirmando
el inicio de esta polémica con Mariano Ospina Rodríguez, que basado en su experiencia en Guatemala,
había dejado abierta la discusión. Así, las prácticas culturales de sombrío en la caficultura colombiana,
tempranamente originaron una dura polémica entre defensores y detractores del uso del sombrío.

LA CONFUSIÓN MODERNA

Algunos autores plantean que fue en Centroamérica donde se iniciaron las prácticas culturales de
sombrío en cafetales y desde allí introducidas por “empresarios” cafetaleros colombianos (Mariano
Ospina Rodríguez e hijos), refugiados y exiliados en Guatemala, durante la segunda mitad del siglo XIX
(Villegas 2005)

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Mariano Ospina Rodríguez, católico, abogado y activo conspirador contra el Libertador Simón
Bolívar en 1828, representante, senador, secretario de Estado, fundador del partido conservador y
Presidente de la República en 1857, siendo derrocado por el General Tomás Cipriano de Mosquera,
condenado a muerte, logra escapar de prisión, con ayuda de su esposa y el Cónsul norteamericano de
la época parte en exilio para Guatemala (1861-1871). En Guatemala es apoyado y recibido por jesuitas
amigos (expulsados de la Nueva Granada) y el dictador conservador Rafael Carrera, quienes ostentaban
el poder en dicho país. Mariano Ospina llega a ocupar cargos de gran importancia en Guatemala,
además de llegar en pleno auge y promoción de la caficultura, cuando emigrados de Costa Rica, a partir
del auge en este país, habían empezado a plantar cafetales en Guatemala, a lo que Mariano hace el
siguiente análisis:

un terreno de igual fertilidad y situación para la exportación de los frutos, a propósito para el café, que en
Costa Rica cuesta 8.000 pesos, vale 1.000 en Guatemala; el precio del jornal en esta última es la mitad de lo
que se paga en aquella (Villegas 2005, 90).

Mariano Ospina Rodríguez en dicho país se dedica a la producción de café, y escribe para la Sociedad
Económica de Amigos de Guatemala algunos pequeños tratados como “Breve instrucción para el cultivo
del algodón en Centroamérica” y otros similares. Posteriormente a su regreso a Colombia publica en
1880 el libro “Cultivo del café”, lo que incita a afirmar a Villegas (2005, 9) que:

…su largo destierro en Guatemala fue poco lo que le aportó, a excepción, quizás de una mejor técnica del
cultivo del café, que luego difundiría con éxito en Antioquia”. “Mariano regresó al país, esta vez desterrado
de Guatemala donde se había residenciado con su familia, y donde adquirió experiencias muy valiosas, sobre
todo en el campo de la agricultura, en especial, el cultivo del café, que luego difundiría por Antioquia y todo
el país (Villegas 2005, 88).

Igualmente, sus hijos Pedro Nel y Tulio Ospina Vásquez **, tras el destierro de su padre Mariano
Ospina Rodríguez, vivieron 10 años en Guatemala. A su regreso a Colombia participan de las diferentes
luchas partidistas y fratricidas, y como jefes conservadores son capturados en la Batalla de “Los Chancos”,
cerca a Buga, Valle del Cauca, siendo desterrados nuevamente a Guatemala, donde se dedican al estudio
del café y su comercio, incluido el estudio de varias carreras universitarias en Estados Unidos y Europa.
A su regreso a Colombia (1882) se dedican a la industria, la ganadería y “al cultivo moderno y científico”
de haciendas cafeteras. Pedro Nel Ospina, como ingeniero fabricó las primeras despulpadoras de café
y otras herramientas para la agricultura.
Este regreso de los Ospina-Vásquez a Colombia, el montaje y tecnificación del cultivo del café,
pareciera volver a confirmar el origen centroamericano de las prácticas de cultivo desarrolladas en
Colombia. Todo este legado de los “Ospinas” daría fruto tiempo después, con la creación de la
Federación Nacional de Cafeteros (1927). Aunque Parsons (1997, 218) cita†† que Tulio Ospina, a su regreso
de Costa Rica recomendaba con ahínco el abandono de todo sombrío.

**
Reseña Biográfica de Mariano Ospina Pérez. http://www.presidencia.gov.co/historia/11.htm
††
Estanislao Gómez Barrientos. 1916. Informe sobre la industria cafetera Antioqueña. Boletín Agrícola. En Parsons (1997, 218)

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UNA VIEJA ACLARACIÓN

Mariano Ospina Rodríguez, en su libro sobre “Cultivo del café. Nociones elementales al alcance de todos
los labradores” (1880), dedica un extenso capítulo a discutir y describir sobre la importancia del sombrío
en los cafetales, texto que parece no haber sido revisado por posteriores autores.
En su texto, Mariano Ospina Rodríguez (1880: 13) confirma “como los plantadores de Colombia,
en Santander i Cundinamarca, han recibido de Venezuela las primeras nociones del cultivo de café,
siguen las practicas de aquel país respecto de la sombra”

Posteriormente desmiente el supuesto origen centroamericano del sombrío:

Los plantadores de café están mui divididos sobre la necesidad i conveniencia de cultivar café a la sombra
de árboles de mayor elevación. En Venezuela, los agricultores están profundamente preocupados a favor de
la sombra, i será cosa bien rara encontrar un cafetal sin ella, mientras que en Centro-América la sombra está
proscrita por la práctica, i sí hai alguna plantación que la tenga es una excepción (p.13)

Mariano Ospina Rodríguez (1880: 14) plantea que:

Los árboles de sombra deben ser bien escojidos, deben desecharse absolutamente … los que tengan una
copa espesa i concentrada, como los mangos i los naranjos; los que se elevan sin estender las ramas como
ciertos sauces i cipreses, porque no dan la sombra apetecida; los árboles que dan frutos aceitosos, como el
aguacate i el olivo, porque esquilman mucho la tierra, i los que absorven por las raíces con mucha rapidez
el agua como los eucalíptus, estos podrían ser ventajosos cuando el terreno es excesivamente húmedo. Son
árboles ventajosos para sombra los que crecen con rapidez, tiene larga duración, se elevan bastante, í
estienden sus ramas horizontalmente sin formar copa espesa, tales como el búcaro, el pisquín, usado en
Cundinamarca, semejante al piñón de Antioquia, el chingalé i el guamo, que, en nuestro concepto, es,
preferible a todos los demás especialmente la especie que da frutas cilíndricas, estriadas, vellosas i retorcidas
i ramas estendidas horizontalmente, que es el que en Antioquia llaman los labradores guamo bejuco.

Definitivamente el texto original de Mariano Ospina Rodríguez (1880), lo ubica como un pionero
de la caficultura en Colombia y un importante compilador de las prácticas tempranas del cultivo de café.
En su texto concluye que los orígenes del café como cultivo comercial y el uso de árboles de sombrío
en Colombia provienen de cultivadores venezolanos, prácticas que entraron por el nororiente de
Colombia, penetrando por Cúcuta a los Santanderes, seguidamente a Cundinamarca y desde allí a los
otros departamentos. Prácticas que llegaron, se instalaron y coparon territorios, dependiendo del
mercado y transporte, de beneficios institucionales y de productores dispuestos a copiar y arriesgar en
un nuevo cultivo.

CACAO / CAFÉ: DOS CULTIVOS, UN TERRITORIO COMÚN EN DISPUTA

Un aspecto poco documentado sobre el auge de la caficultura tiene que ver con el agotamiento de
productos de extracción para exportación incentivados por la Corona Española, tales como las maderas
preciosas, el palo de tinte, la tagua, el quina, incluido el cacao. Cuando los españoles reconocieron el

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valor y la importancia del cacao, “lo trasplantaron e hicieron plantaciones” (Gilij 1782). El cacao‡‡ fue un
producto de gran importancia económica en la sociedad colonial siendo el primer producto agrario de
exportación (Tovar 2000). Desde 1610 existían cultivos regulares dominados por los españoles hasta la
primera mitad del siglo XVIII, declinando su predominio a principios del siglo XIX.
Así, durante la colonia se logró un alto nivel de comercialización del cacao. Se desarrollaron
regiones económicas y para su explotación emplearon básicamente esclavos y mano de obra indígena.
Guatemala, México, Venezuela y Ecuador, adquirieron gran importancia en la producción de cacao a lo
largo de la colonia y de modo especial en el siglo XVIII. En la Nueva Granada los jesuitas introdujeron su
explotación y comercialización. En Colombia, el cultivo de cacao no fue extenso y no predominó el
sistema de plantación cacaotera, sino el de haciendas (finca multiestrata). Aunque en Mompox, hacia
1750 había haciendas con cultivos de cacao hasta de 60 mil árboles, que apenas ocupaban 40 hectáreas
de tierra (Tovar Pinzón 2000).
Parsons (1997) describe que todo el consumo de cacao en Antioquia provenía de Timaná (Huila)
y de Buga (Valle), alcanzando en 1808 una importación hasta de 2200 cargas de cacao.
Según Jaramillo (1987) la Nueva Granada no desarrolló una agricultura de plantación como en
las Antillas o Venezuela, ya que la Corona Española, con su política económica para las colonias
americanas, estas debían ser dependientes y complementarias con la metrópoli, estimularon la
producción en América de materias primas agrícolas y mineras necesarias para la industria española, así
especializó y restringió la producción dentro de sus colonias, asignando a la Nueva Granada la
producción de oro y reservando la producción de géneros agrícolas como el azúcar a Cuba y Puerto
Rico, el cacao a Venezuela, el cuero y la carne a Río de la Plata, el trigo a Chile, la plata a México y el
Perú. Hasta 1780 las exportaciones de la Nueva Granada casi exclusivamente eran de oro, pero a partir
de esa fecha empieza el estímulo a exportaciones agrícolas tales como el algodón, el tabaco, el cacao,
el palo de tinte y la quina, es decir, de los llamados “frutos”, los que con excepción del algodón, eran el
resultado de una actividad depredadora que explotaba productos silvestres, pero no de una agricultura
en sentido estricto.
En efecto, considerando sus colonias como provincias interiores de su imperio, los reyes de
España prohibieron el cultivo de la vid en Quito y lo autorizaron en Lima. Había olivares en Chile,
mientras que su cultivo se prohibía en Buenos Aires. México rico por sus explotaciones metalúrgicas, no
estaba autorizado a entregar a empresas industriales o agrícolas que hubieran suspendido sus relaciones
comerciales con España (Mollien 1823)
Las áreas cultivadas en las haciendas cacaoteras de la Nueva Granada no fueron muy extensas.
Normalmente el cacao se cultivó junto con otros productos de tierra caliente, en especial la caña de
azúcar. Jaramillo (1987)§§ nos confirma, que:

‡‡
El cacao (Theobroma cacao L.) es un árbol perenne nativo del trópico americano, con centro de origen en la parte norte de Suramérica, cuenca alta del río Amazonas (entre
las riveras de los ríos Napo, Caquetá y Putumayo), y de gran difusión por las regiones boscosas de América intertropical. Introducido a Centroamérica, es considerado el
primer centro de domesticación hace más de 2000 años por poblaciones mesoamericanas. Cuando llegaron los colonizadores a América, el cacao era cultivado,
principalmente por los aztecas y mayas en Centroamérica. Según los historiadores, este árbol, denominado por los indígenas cacahualt, se consideraba sagrado. Ya en el
siglo XVI, en la era poscolombina, el cacao se dispersó a otros continentes, cuando Hernando Cortés reportó el hallazgo de una bebida amarga usada por los aztecas
enviando semillas y recetas a Europa (Jaimes y Aranzazu, 2010)
§§
Jaramillo, 1987. http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/economia/histecon/histecon3a.htm

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En efecto, el mercado de las haciendas granadinas apenas cubría áreas locales o regionales y únicamente en
algunos productos como el ganado, el maíz y el cacao. Nunca la hacienda neogranadina llegó a producir
para la exportación, si se excluye el caso de los cueros en la Costa Atlántica y el cacao de la región de Cúcuta,
que se enviaba a México por la vía de Maracaibo.

Patiño (1990) plantea que el cultivo del cacao con fines comerciales en América equinoccial fue
tardío, puesto que comenzó hacia la última década del siglo XVI en unas partes, y sólo a principios del
XVII en otras. Las exportaciones empezaron de la región del lago de Maracaibo y en Venezuela, en los
últimos años del siglo XVI. Ya bien avanzado el periodo colonial, el cacao como producto de exportación
se zonificó en la costa venezolana y en la ecuatoriana; respecto al Nuevo Reino de Granada, apenas se
produjo para el consumo interior, y sólo a partir de la segunda mitad del siglo XVIII se comenzó a
exportar un pequeño remanente.
Las restricciones y prohibiciones le garantizaron al Imperio Español un sistema de dominación por
tres siglos, que finalmente por el crecimiento de las colonias, los onerosos impuestos, los diezmos, la
alcabala, los estancos y monopolios estatales, la poca libertad de comercio, los malos caminos, los costos
altísimos del transporte, el contrabando y las noticias liberación de otros pueblos del nuevo continente,
fueron creando fuertes alicientes y motivaciones para los movimientos de liberación, como la revolución
Comunera y finalmente la guerra de Independencia. No sobra decir, por ejemplo, que Nariño, Bolívar,
Santander y muchos de los próceres de la misma, fueron mercaderes, hijos y herederos de grandes
haciendas productoras de cacao, defensores de sus privilegios.

Martínez (2000)*** expone la importancia del cacao en la nueva república:

Con la derrota de los ejércitos españoles en 1819 dejó de existir la Nueva Granada, huyeron los virreyes,
emigraron los chapetones, se abandonaron peluquines, calzones y casacas, los escudos españoles y las
efigies de Fernando VII se esfumaron con la Real Audiencia, los Reales Tribunales de Cuentas y otras reales
instituciones, pero el chocolate que había sido símbolo de la grandeza del imperio español pasó de uno a
otro sistema, porque ya era uno de los pilares de la alimentación y de la economía nacional.

Mollien (1823, 107) en su “Viaje por la República de Colombia” asegura que:

la agricultura empezaba a desarrollarse. Esta estaba dividida en agricultura colonial y en agricultura europea.
Aquélla en manos más hábiles hubiera progresado enormemente: el azúcar, el café, el cacao, se daban con
pasmosa fecundidad; el añil y el algodón eran plantas indígenas y silvestres. Pero los otros cultivos estaban
abandonados; no había más que Caracas que se dedicase a ellos: por eso sus exportaciones eran el doble
de las del Virreinato.

El cultivo de cacao se convierte en referente obligado para la implementación de un similar y


nuevo cultivo arbóreo, el del café, a finales del siglo XIX. Sin embargo a pesar de sus semejanzas y
diferencias específicas, el cacao y el café, correrían parejos y compitiendo durante este siglo, por toda la
América liberada. El cacao con toda una historia prehispánica y colonial acumulada y el café con la
diáspora dispersa y una nueva historia por construir en América.

***
Martínez, 2000. http://www.banrepcultural.org/node/32926

http://www.etnoecologica.com.mx
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Escobar Berón, G. 2015. El uso de árboles de sombrío en cafetales de Colombia: una historia sombría. Etnoecológica 11 (1): 9-30.

Martínez Ribón (1878) en su libro Nuevo método para el cultivo del cacao ya comparaba los dos
tipos de cultivo en disputa y crecimiento, convencido que el cultivo de café tenía un campo más vasto y
el producir buenas cosechas sobre una zona más extensa. Mientras el café se producía en las zonas
templadas y en todas las alturas de la zona tórrida, el cacao sólo se producía en las partes húmedas de
la zona intertropical. Como defensor del cultivo de cacao sugiere que Colombia tiene suficientes terrenos
apropiados para su cultivo y superar la exportación de café, además de tener precios en alza y estables
en la época, comparados con los precios del café que tenían la tendencia a bajar anualmente, por la
excesiva producción y la mayor área de producción.
Dos cultivos con posibilidades de desarrollo en la naciente república, pero en feroz disputa con
las potencias imperiales, que al perder sus colonias americanas, desarrollaban nuevas zonas productivas
en colonias asiáticas y africanas. Dos cultivos con centros de origen distintos, con posibilidades de
desarrollo se encuentran en territorios comunes pero con intereses de clase y sectores políticos
confrontados (terratenientes, burguesía mercantil, el llamado “radicalismo liberal” y la reaccionaria
“regeneración conservadora”, exportadores y pequeños parceleros, esclavos e indígenas excluidos de
estos proyectos). Dos cultivos en disputa por territorios, gentes y ecosistemas.
Dos cultivos que por circunstancias externas e internas, no pudieron ser complementarios,
logrando la caficultura colombiana heredar territorios, ecosistemas y gentes. Dos cultivos, dónde la
caficultura se impuso y creó todo un modelo económico, una infraestructura, organización social-
empresarial y la transformación radical del paisaje en las laderas andinas colombianas.

USO DE ÁRBOLES DE SOMBRÍO EN COLOMBIA: HIPÓTESIS

Todas las prácticas productivas prehispánicas y coloniales desarrolladas en el cultivo del cacao: sistemas
de siembra, herramientas, técnicas de beneficio de la cosecha (lavado y secado), empaque, incluidos el
uso de árboles de sombrío, fueron prácticas heredadas, copiadas y replicadas por la naciente agricultura del café.
Mientras el cultivo de cacao maduraba como sistema productivo para exportación, durante los
siglos XVII - XVIII y mitad del XIX; el cultivo de café se iniciaba tímidamente durante el siglo XVIII, en
pequeñas áreas, desde las islas del Caribe, logrando rápidamente su dispersión por las laderas andinas
y consolidando su predominio desde la segunda mitad del siglo XIX. Cuando el comercio del café se
hizo un cultivo de exportación en el siglo XIX, el cacao y el té cedieron espacios a una nueva bebida que
consolidaría nuevas fortunas, nuevos sectores sociales y una profunda transformación del paisaje de las
laderas cordilleranas de la Nueva Granada, hoy República de Colombia.
Este traslape y cambio de sistema productivo cacaotero al auge de la caficultura se produce por
varios factores, aumento de la demanda externa y comercio con países, como Inglaterra y Estados
Unidos; primera bonanza de precios del café en la década de 1890; las continuas guerras fratricidas †††
con graves impactos en las zonas productivas cacaoteras de la época; la colonización y crecimiento de

†††
Sastoque (2011): “Hacia 1850 se impuso la tendencia liberal, conocida como radicalismo (1850-1880), la cual contemplaba reformas económicas, sociales y políticas
ambiciosas, tales como la eliminación de monopolios estatales, la libertad para trabajar u organizar cualquier negocio, libertad de imprenta, libertad para viajar por el territorio,
entrar o salir de él, libertad de enseñanza, libertad de culto, libertad de asociación, libertad para poseer armas y municiones y comerciar con ellas. La sobreposición de
medidas y la aplicación asimétrica de las mismas, sumadas a la disímil actividad económica –no todas las regiones, o estados tenían la posibilidad de producir o extraer
aquellos productos que se demandaban en otros países– y las diferencias ideológicas y culturales, se tradujeron en la práctica en varios conflictos armados regionales e
incluso algunos nacionales: las llamadas guerras civiles de 1851, 1854, 1860-1862, 1876-1877, 1885, 1895 y 1899-1902”

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la pequeña producción parcelaria al occidente del país‡‡‡, y en zonas alejadas de los conflictos, también
como respuesta al agotamiento de productos para exportación como el añil y la quina, pero por encima
de todo, al fracaso del cultivo de cacao por el impacto devastador de la escoba de bruja y la moniliasis §§§.
Históricamente, desde el inicio de las primeras plantaciones comerciales, la moniliasis ha sido
considerada la enfermedad más grave para el cacao (Phillips-Mora y Wilkinson 2007). En Surinam,
Ecuador y Trinidad causó grandes estragos. Así, la historia de la escoba de bruja está asociada a desastres
económicos de los países en donde se había desarrollado el cultivo del cacao. Igual, en Venezuela que
tuvo en el cacao su principal producto de exportación desde principios del siglo XVII hasta fines del XVIII,
que debido a dicha enfermedad, el café tomó su lugar (Coto y Villegas 1983)
Según Parsons (1997, 184) después de 1.850 se realizaron plantaciones de cacao a gran escala
en los alrededores de Antioquia y Sopetrán, que serían devastados por una enfermedad fungosa que
causó la ruina de los cultivadores. Describe que:

la Mancha (escoba de bruja) apareció primero a fines de 1.851, en las plantaciones al este del río Cauca y al
norte de Sopetrán. El fruto era cubierto con hongos como terciopelo, virulentos, que al secarse se convertían
en polvo impalpable. Pronto se esparció a todos los cacaotales a lo largo del Cauca, causando la pérdida de
la cosecha de 1952

Salvador Camacho Roldán, en sus Memorias (1827-1900)**** transcribe que

el cacao se producía ahora cincuenta o sesenta años en las vegas del Cauca, cerca de la ciudad de Antioquia;
en las del río de Girón, en la ciudad de este nombre, y en las de Pamplonita y del Zulia, en los valles de
Cúcuta; pero en todos estos lugares ha desaparecido casi por entero: en Antioquía, por la aparición de la
enfermedad de la mancha; en Girón y Cúcuta, acaso por la vejez de los árboles que, como en la de todos
los seres que nacen, es una causa de muerte; pero no se han hecho esfuerzos serios ni para combatir la
enfermedad, ni para reponer las plantaciones en otros lugares. Se dice que en el sur del Tolima está
sucediendo igual cosa (Camacho Roldán 1827).

Tovar (2000) recuerda que en Antioquia, desde 1855 había disminuido notablemente el cultivo
de cacao en Antioquia, por efecto de plagas y pestes. Los estudios del CINEP (1998) confirman que la
zona cacaotera del Huila, al finalizar el siglo XIX padeció una crisis por causa de la plaga de la mancha
y las repercusiones de la ´Guerra de los Mil Días´. La región vivió un dramático estancamiento económico
del cual tardó en recuperarse.
Ante la crisis del cultivo de cacao producida por la escoba de bruja y la moniliasis, siendo que
ambos cultivos compartían sistemas de cosecha y pos-cosecha parecidos, rápidamente todas las
prácticas culturales desarrolladas en el cultivo de cacao fueron ensayadas y utilizadas exitosamente en
el cultivo del café, con la diferencia que el cacao crecía en regiones bajas hasta una altura de 1000 msnm,
mientras que el café podría cultivarse hasta los 1800 msnm, extendiéndose rápidamente por todas las
laderas del territorio nacional.

‡‡‡
El café se acomoda bien a la economía parcelaria una vez estabilizada, ya que no requería grandes inversiones de capital; además, es un producto durable y de fácil
procesamiento, de modo que no era necesaria la inversión en maquinaria cara, ni estaba sujeta a economías de escala significativas y se combinaba bien con otros cultivos
de subsistencia (Bejarano,1987)
§§§
El cacao presenta dos patógenos de alta incidencia, los hongos Moniliophthora perniciosa y Moniliophthora roreri, agentes causales de la enfermedad de la escoba de
bruja y la moniliasis del cacao, respectivamente. Estos dos patógenos son los causantes de las mayores pérdidas en la producción a nivel mundial y las dos amenazas más
grandes al suministro mundial de chocolate (Posada, 1993)
****
Camacho, 1827-1900. http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/historia/memor/memor16.htm

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ÁRBOLES DE SOMBRÍO EN CULTIVOS DE CACAO: PRUEBAS DOCUMENTALES

Es posible suponer que debido a los altos riesgos e incertidumbres en la producción de cacao y café
(baja productividad a pleno sol, pérdida de la fertilidad del suelo, la inestabilidad de precios y la presencia
de plagas), los primeros cultivadores hayan copiado las condiciones de origen de ambos cultivos,
manteniendo, adaptando e innovando con especies leguminosas por su importancia ecológica, y con las
musáceas para su seguridad alimentaria.
Los árboles de sombrío fueron una alternativa a un cultivo nuevo, que resultó favorecido con la
experiencia acumulada siglos atrás con el cultivo de cacao. Así, los árboles de sombrío se convirtieron
en una diversidad deseada, planificada y sembrada por los cultivadores de cacao y café, de acuerdo a
múltiples criterios de selección, en una estrategia de validación y producción de conocimientos y como
respuesta a los riesgos e incertidumbres, tanto ambientales como económicos (inseguridad alimentaria)
desde la lógica y racionalidad campesina, expuesta y sustentada con detallada sabiduría y experticia
(Escobar 2007).
El cacao crecía silvestre en los cursos superiores y medios del Amazonas y cursos superiores del
Orinoco que conectan con las cabeceras del río Negro, tributario principal del Amazonas, que debido a
su auge y comercialización en el exterior tomó fuerza su cultivo regular.
El Jesuita italiano, Felipe Salvador Gilij (1782) en su Ensayo de Historia Americana††††, plantea
sobre su escasez en otras partes de América:

“Esto parece un efecto de su rareza, y yo mismo creo que entonces, fuera del mucho o poco que se cultivó
en México, no hubo otro cacao sino aquel que sin cultivo alguno daban las selvas, y que los españoles lo
encontraron allá donde Dios lo puso la primera vez, como dije del cacao del Orinoco que encontró Bobadilla.
Después los españoles, conocido su valor, lo trasplantaron e hicieron plantaciones como las que hacemos
aquí con los olivares y árboles semejantes que producen frutos apreciados”.

En México, el fraile Juan de Torquemada (1615, 427) describe:

“El cacao es una fruta de un árbol mediano, que el más alto no pasa de cinco varas, el cual lo plantan de su
mismo fruto en almácigos y de allí lo trasponen como la oliva (digo en el concierto por hileras y calles muy
concertadas); junto de él ponen una vara de otro árbol muy jugoso, que llaman cacahuanantli, que quiere
decir madre del cacao; y es así, porque luego que se hinca la estaca, cobra vida y se arraiga y comienza a
echar hoja y a recibir la planta del cacao debajo de su sombra, con la cual le ampara de la fuerza del sol en
el estío; y cuando ha menester calor se la da por estar sin hojas la dicha madre, que es en el invierno; porque
esta mata de cacao es de suyo muy delicada y el mucho sol la ofende y achucharra; y poco frío la hiela, por
eso no se da sino en tierras muy calientes y se tiene mucho cuidado con su beneficio y cultura.

Gilij (1782)‡‡‡‡ reconoce que los aborígenes mexicanos ya realizaban prácticas de siembra de
cacao con sombrío, antes de la llegada de los colonizadores españoles:

††††
Gilij1782. http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/historia/enhia/enhia4c.htm
‡‡‡‡
Idem

http://www.etnoecologica.com.mx
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Entre los muchos relatos en que abunda la obra de Giambatista Ramusio§§§§, hay uno de cierto gentilhombre
de Cortés, conquistador de México, en el que se describe la manera como usaron del chocolate los mexicanos.
Es muy singular y vale la pena conocerla con las mismas palabras del autor: "Hacen, dice él, y beben vino
de diferentes clases; pero la bebida principal y más notable que usan se llama Cachanatle (debería escribirse
cacauatl) y son ciertas semillas sacadas del fruto de un árbol, fruto que tiene la forma de melón y en el interior
tiene ciertos granos gruesos parecidos a los huesos de los dátiles. El árbol que da este fruto es el más delicado
entre todos, no se da sino en tierra caliente y buena y antes de sembrarlo se siembran otros dos árboles que
tienen hojas grandes, y como éstos últimos tienen la altura de dos hombres, en medio de los dos siembran
el otro que produce este fruto para que lo guarden y defiendan del viento y del sol y mantengan cubierto a
aquél que es muy delicado. Estos árboles son muy estimados porque aquellos granos constituyen la principal
moneda que corre en aquel país, y cada uno vale como medio marco entre nosotros, es la moneda más
común, muy incómoda con relación al oro y la plata y la que más se consume de cuantas hay en el país.

Es decir, en el México prehispánico ya se cultivaba el cacao con árboles de sombrío, los cuales
por historia, toponimias y uso actual, podrían ser Erythrina americana y Gliricidia sepium, ambas especies
leguminosas, también conocidas en dicho país, como “madre del cacao”. En México, los cacaotales son
conocidos localmente como madreados y según el tamaño o número de árboles de cacao, en
madreaduras, madreadito y haciendas, precisamente por la necesidad de sembrar primero un árbol
madre que de cobijo, cuido, protección, brindando las condiciones óptimas para la siembra posterior
del cacao (Ramírez 2007). Nombradas así, como “madre del cacao” aquellas especies de árboles
seleccionadas como sombrío en cultivos de cacao, principalmente especies leguminosas (Gliricidia
sepium*****, Erythrina spp, Inga spp, Albizzia spp). En Venezuela y Colombia, algunas leguminosas son
reconocidas también como “madre del cacao”, nombre que se traspasa a los árboles de sombrío en el
cultivo de café como “madre del café”.
Así, los españoles inician un proceso de intensificación del cultivo del cacao en las tierras de la
Nueva España con el fin de ejercer el comercio con Europa. En el virreinato, el comercio de cacao fue
controlado por la Corona, a través de la Casa de Contratación de Sevilla, con una legislación que impedía
su libre circulación entre las colonias, virreinatos y capitanías generales del imperio español. Venezuela
sería el mayor productor de cacao entre 1799 – 1803, de donde pasa el éxito comercial de este cultivo,
por la frontera de los Santanderes a la Nueva Granada. En las diferentes haciendas multiestrata comienza
a incentivarse el cultivo de cacao a mayor escala.
Posiblemente, una de las razones fundamentales para definir que las prácticas de sombrío
entraron por Cúcuta, desde Venezuela, podría ser deducida cuando Gamboa (2009) ††††† afirma que:

en las primeras décadas del siglo XVIII se introdujo el cultivo del cacao en toda la región de Cúcuta (Santander)
y empezó un periodo de bonanza. El cacao era exportado hacia Europa y las otras colonias americanas por
la vía del Lago de Maracaibo y muchas personas empezaron a formar haciendas cacaoteras cercanas a los
ríos que permitían el transporte del producto”… “El auge del cacao y del comercio hacia la capitanía de
Venezuela hizo que llegaran más gentes y la población empezara a crecer.

§§§§
Giovanni Battista Ramusio (1485-1557) geógrafo italiano, aunque viajó poco, escribió y publicó una colección de testimonios sobre descubrimientos geográficos,
navegaciones y viajes de exploradores. N. de A.
*****
Según historiadores mexicanos su uso como sombrío en el cultivo de cacao data desde la época de los aztecas y los mayas, quienes lo bautizaron como “cacahuanantl”
que significa: madre de cacao.
†††††
Gamboa 2009. http://www.banrepcultural.org/node/119786

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Referencias documentadas por algunos geógrafos y viajeros de la época documentan


claramente la presencia de especies de árboles de sombrío en cultivos de cacao, que ayudan a confirmar
esta premisa.

Así, Gilij (1782)‡‡‡‡‡ describe algunas prácticas de manejo del cultivo del cacao en Venezuela y
sus necesidades umbrófilas. Plantea que el cacao:

se encuentra solamente en tierras calientes. Las frías y las templadas no lo soportan. Es por sí mismo delicado
a tal extremo que cuando es joven y no está suficientemente enraizado en tierra, que por otra parte debe
ser húmeda y buena, es delicado a tal extremo que si el sol lo ofende con sus rayos abrasadores muere
fácilmente. Por eso los modernos, siguiendo en esto las costumbres de los antepasados, ponen aquí y allá
en el campo destinado para plantarlo varias plantas de sombrío, que al crecer juntamente con él y llegando
a una altura superior, con su copa lo abrigan del excesivo calor. Estos árboles que al principio son muchos y
que después cuando el cacao se ha robustecido van desapareciendo poco a poco, son de varias especies.
Para las nuevas plantaciones es más que suficiente el plátano; para las fuertes necesita la ceiba árbol de por
sí muy fresco o el bucaré.

Tovar (2000)§§§§§ cuenta de un viajero inglés que al pasar por la Hacienda de Estanques en la provincia
de Mérida, en 1820, describió que:

En estas fincas los árboles de cacao se siembran en hileras, con intervalos de tres o cuatro metros y como es
necesario protegerlos de los rayos directos del sol, se siembran al mismo tiempo, alternadamente, otras
hileras de plátano y de eritrinas que crecen muy rápido y dan magnífica sombra. La eritrina protege la
plantación después del segundo año, y el plátano el primero, al mismo tiempo que produce sus propios
frutos...

Hamilton (1823)****** un coronel inglés narra que:

... el cacao que se cultiva en esta finca††††††, se dice que tiene un magnifico sabor y logra precio alto en el
mercado. Los árboles se plantan en triángulos a buena distancia entre sí. El sombrío es absolutamente
necesario para el desarrollo del árbol de cacao; por consiguiente se planta siempre con otros árboles,
especialmente el plátano.

Martínez Ribón (1878) reconoce que el cacao es una planta originaria o indígena de América,
que crece silvestre en la sombra de los bosques y que se desarrolla con feracidad en terrenos situados
en vegas cordilleranas, regadas por quebradas y arroyos, y temperaturas que no bajen los 24º
centígrados. El cultivo de cacao necesita para su desarrollo, sombra, calor y humedad. Aduciendo, que
el cacao obligatoriamente necesita un bosque de grandes árboles para lograr una atmósfera húmeda y
una gran capa de terreno vegetal, por la cual recomienda su siembra a la sombra de grandes sementeras
de plátano, así, tal y como lo aconsejaban naturalistas como Humboldt, Bonpland, Boussingault y
Rossignon.

‡‡‡‡‡
Gilij1782. http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/historia/enhia/enhia4c.htm
§§§§§
Tovar 2000. http://www.lablaa.org/blaavirtual/revistas/credencial/octubre2000/130elcacao.htm
******
Hamilton 1823. http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/historia/viinpro/viinpro0e.htm
††††††
Finca El Ancón, posiblemente en el Departamento del Tolima, cerca al río Magdalena. N.del A.

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Además según Martínez Ribón (1878, 52)

como la sombra de plátano no es perenne o duradera hay necesidad de plantar otros árboles de corpulencia
que mantengan la sombra cuando perezca aquel. Estos árboles se colocan en el medio de las filas de plátano
saltando dos por medio. Se colocan para el efecto, en trecho de 8 metros, semillas o matas de caracolí,
guamos y guayabos”, lo mejor para facilitar el proceso es sembrar “estacas de un árbol muy generalmente
usado para eso en Venezuela, que se llama bucaro o madre-cacao (cantagallo), y otro no menos aparente
llamado azuceno, los cuales se desarrollan pronto, y pueden sembrarse en orden é intercalados. A los cuatro
años ya su follaje es suficiente para cobijar el cacao y es hasta precisa la destrucción del plátano para su
mejor desarrollo.

Hettner (1884)‡‡‡‡‡‡ precisa la importancia de mantener los árboles de sombrío en ambos cultivos,
aunque “más todavía que el cafeto, el árbol del cacao requiere para su desarrollo de protección contra
los rayos solares directos, exigiéndole al cultivador por lo tanto sembrar árboles, en contra de su
inclinación generalizada a destruirlos”.

Tulio Ospina (1887, 11) escribe con detalle el cultivo de cacao en Antioquia:

... la necesidad de un sombrío que no ramifiquen a la altura del cacao, sino 2 ó 3 metros sobre sus copos, a
fin de que el aire circule libremente, condición indispensable para la salubridad de ellos. Deben ser dichos
árboles poco quebradizos, de crecimiento rápido, y de los que no produzcan frutos que atraigan pájaros
perjudiciales a las flores y frutos del cacao, ni hojas grandes que al caer derriben éstos. ...Poquísimos son los
árboles que reúnen todas las condiciones requeridas para un buen sombrío. En nuestra opinión los mejores
son: saibó ó písamo del Cauca, el búcaro, el chingalé, el hobo y el aguacate...

Entre todos, Ospina prefiere al písamo (Eritryna sp) por las cualidades que posee como sombrío:
crece rápido y reproduce fácilmente, produce una copa, altura y sombra adecuadas, se defolia
estacionalmente, permite un baño de sol fecundante y benéfico, y abonan los cultivos. Tulio Ospina
termina diciendo “...en fin, reúne todas las ventajas apetecibles para un árbol de sombrío”, características
importantes que van a permanecer en el tiempo y hasta nuestros días como criterios fundamentales
para los productores de café.

ÁRBOLES DE SOMBRÍO EN CULTIVOS DE CAFÉ: NUEVAS PRUEBAS

Viajeros a finales del siglo XIX, ya describen fincas cafeteras con árboles de sombrío presentes en
cafetales, referencias previas o del mismo periodo en que Mariano Ospina Rodríguez en el año 1880
escribiera el texto sobre el Cultivo del café”.
Francisco Ospina (1872) en su Tratado práctico sobre el cultivo del cafeto discute sobre la
importancia del sombrío o no en los cafetales y termina el dilema al optar por el sombrío, además de
recomendar el árbol de cámbulo (Erithryna sp) para clima caliente y el guamo (Inga sp) para clima fresco.

‡‡‡‡‡‡
Hettner 1884. http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/historia/viaand/viaand18.htm

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Hettner (1884)§§§§§§ plantea que:

parece ser la irradiación solar excesiva la que hace sufrir al café, motivo por el cual se trata de protegerlo en
muchas partes, primero con la siembra de matas de plátano de crecimiento rápido entre los cafetos, para
luego cambiarlos de preferencia por árboles mimosas, cuyas copas dejan una sombra benigna.

Nicolás Sáenz en su Memoria sobre el cultivo del cafeto (1892) y Memoria sobre el cultivo del
cafeto o Guía para fundación de un cafetal en Colombia (1895) relaciona estudios muy completos sobre
el cultivo de café. Allí documenta las enfermedades y plagas presentes en la época, además de presentar
una novedosa propuesta sobre diversificación con cultivos accesorios de plátano, caña y pastos.
Pierre d'Espagant (1900, 109) durante su recorrido por Colombia en los años 1897-1898, en uno
de sus viajes, analiza cómo:

el perímetro irregular del cafetal avanza sus ángulos caprichosos, sus salientes irregulares, y sobre la
ondulación verde-gris de los cafetos, que se elevan a la altura de un hombre y que con sus ramas inclinadas
y sus racimos de cerezas os azotan al pasar, la cara, los guamos que les protegen de los ardores demasiado
fuertes del sol redondean sus copas negras y arrepolladas.

Medardo Rivas (1899)******* describe:

...un vasto cafetal, cuyas matas siempre floridas o cargadas de granos rojos se extiende en una extensión de
una legua: la sombra de los cámbulos y guamos, refrescando la atmósfera e interceptando los rayos del sol,
le dan al paisaje un aspecto fantástico...

Tulio Ospina (1913, 60) en texto académico sobre la Agricultura Colombiana. Notas de un curso dictado
en la Universidad de Antioquia precisa:

Cualquiera que sea la altura a la cual se siembre el café, en las regiones donde el aire es demasiado seco,
necesita de sombra; pero donde las lluvias son abundantes, la sombra sólo se requiere cuando se requiere
cuando la temperatura media excede de 22 grados C…
… Aun en los casos en que el café necesita sombra, ésta debe ser moderada, sobre todo en las cañadas y
parajes húmedos; porque el café que crece resulta zancón, es decir, con mucha distancia entre las ramas, y
es poco productivo.
Cada país tiene sus árboles favoritos para sombrío: en Colombia se ha usado principalmente el guamo, de
las variedades llamadas rabo de mono y vejuco, y el pisquín que algunos denominan impropiamente piñón;
pero se ha hallado con mucha frecuencia los guamos secan al cabo de algún tiempo, y en los parajes
húmedos, durante las estaciones lluviosas, se cubren de una lama negra ocasionada por algún pulgón, y que
se contagia los cafetales … El pisquín satisface plenamente como árbol de sombrío; porque siendo
leguminosa enriquece la tierra; porque arraiga muy superficialmente; y porque siendo su follaje ralo deja
pasar en parte los rayos del sol. Algunos alegan que no se produce en todas las tierras; pero son tan
semejantes las condiciones que exige el pisquín, a las que requiere el café, que se puede decir que donde
no se da el pisquín no se debe sembrar café … Es un error sembrar café debajo de montes socalados; porque
la fuerte red de raíces que hay en ellos impide el desarrollo de los cafetos. También lo es dejar para sombrío
algunos de los árboles que formaban el monte; porque éstos, que podían sostenerse contra los vientos con

§§§§§§
Hettner, 1884. http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/historia/viaand/viaand18.htm
*******
Rivas, 1899. http://www.lablaa.org/blaavirtual/modosycostumbres/trabaj/trabaj15a.htm

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el apoyo y protección de los otros árboles, nunca tienen raíces suficientes para resistir aislados a los huracanes,
y uno tras otro van cayendo sobre la plantación y destruyéndola o estropeándola.

Con la aparición de los primeros libros y manuales de cultivo del cacao y café, la organización
de la Sociedad de Agricultores de Colombia -SAC- en 1871 y con la creación de las Escuelas y Facultades
de Agronomía en Colombia††††††† se inicia un proceso científico de “modernización y tecnificación” del
agricultura colombiana. Así mismo con la fundación de la Federación Nacional de Cafeteros (1927) y del
Centro Nacional de Investigaciones del café –Cenicafé– en Chinchiná, Caldas (1938).

LA DISCUSIÓN ACTUAL

Desde la década de 1950 y 60´s, se inicia la conversión de los sistemas agroforestales cafeteros en
monocultivos sin sombrío. Se emplean nuevas variedades altamente productivas en un manejo intensivo,
tolerantes a la exposición solar y con resistencia a enfermedades como la roya y plagas como la broca
del café (Smithsonian Migratory Bird Center 1977).
La mayor parte de la zona reconocida como el “Eje Cafetero” ha sido “modernizada y
tecnificada”, donde el cafetal con sombrío fue desplazado por el monocultivo de café a pleno sol, por
presión y política de la Federación Nacional de Cafeteros. La “Federación” con apoyo de sus Comités
Departamentales y Municipales de Cafeteros implementaron diversas estrategias, tales como incentivos
o subsidios económicos para la transformación, modernización y tecnificación de cafetales tradicionales
a monocultivos de libre exposición solar. Políticas que han mantenido a los productores cafeteros en la
quiebra, porque el monocultivo de café de alto rendimiento sin sombrío necesita de altos subsidios en
fertilizantes y pesticidas, crea mayor dependencia de inversión de capital y de una mejor experticia
técnica, introduciendo mayores problemas de funcionamiento a largo plazo en lo ambiental y social. Los
aspectos negativos del monocultivo de café incluyen la creciente erosión de los suelos, la pérdida
progresiva de biodiversidad, y los altos costos ambientales y económicos por uso de fertilizantes y
pesticidas‡‡‡‡‡‡‡.
En las regiones periféricas al eje cafetero, y sobre todo en las pequeñas fincas cafeteras, los
campesinos se niegan a erradicar los árboles de sombrío de sus cafetales, ya que por experiencia
acumulada, racionalidad, lógica y saberes adaptados, el sombrío se convierte en un sistema y estrategia
para minimizar los riesgos ecológicos y económicos para garantizar su soberanía y seguridad alimentaria.
Reconocen al cafetal con sombrío como un sistema de producción sostenible y amigable con el medio
ambiente, previene la erosión, facilita la recarga de acuíferos, protege los sistemas hídricos, favorece el
reciclaje de nutrientes, estimula el control biológico, se produce un café de mejor calidad, se logran
bonificaciones por cafés amigables, mejora la conservación de la biodiversidad y restablece el hábitat
para muchas especies (Escobar 2007).
†††††††
Escuela de Agricultura, en Medellín, Antioquia, 1911; Escuela de Agricultura Tropical y Veterinaria, en Bello, Antioquia, 1914; Instituto Agrícola Nacional (1934) que pasa a ser
parte esencial de la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá, 1937, y luego daría origen a su Facultad Nacional de Agronomía, en 1938, con sedes en Medellín y Palmira.
‡‡‡‡‡‡‡
La crisis económica de la caficultura en Colombia es permanente, el café dejó de ser un negocio rentable a raíz de la supuesta “modernización”, ya que a partir de los
años 70´s, la “Federación” impulsó la “revolución verde” con un paquete tecnológico, que obligaba la destrucción del histórico sombrío, se impusieron variedades modernas
(primero las variedades “caturra”, ahora las variedades “castillo”), produciendo enorme dependencia de fertilizantes, plaguicidas y herbicidas, la perdida de suelos, fuentes de
agua y de la biodiversidad. Esta crisis se ha expresado en diferentes movilizaciones, paros y huelgas cafeteras recurrentes, en 1995, en el 2001, en el 2013, con duración de 12
días, y la más reciente, el paro cafetero de abril de 2014. N.de.A.

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CONCLUSIONES

El uso de árboles para sombrío fue producto de la capacidad de adaptación e innovación de


productores locales, incluidas las comunidades indígenas mesoamericanas, antes y durante el proceso
de colonización y posterior modernización de la agricultura. A pesar de las dificultades de
comunicación durante la colonia, existía permanente flujo e intercambio de información y migración
de un país a otro.
La experiencia predecesora del cultivo de cacao, originario del sotobosque, como producto
de extracción en Venezuela y la Nueva Granada (Colombia); o como cultivo prehispánico en la Nueva
España (México) y como cultivo comercial con sombrío durante la colonia, es el cultivo antecesor y
precedente donde se seleccionan e introducen las mejores especies de árboles de sombrío en
campos de cultivo de cacao, tales como las especies leguminosas (eritrinas, gliricidia e ingas),
denominados como “madres del cacao” como óptimos árboles de sombrío, sistema que pudo ser
imitado o replicado positivamente en el cultivo de café.
Los textos de Fray Juan de Torquemada (1615) y del Jesuita Felipe Salvador Gilij (1782) son
claves para definir el posible origen del sombrío en el cultivo de cacao prehispánico en México §§§§§§§,
cuando describen la presencia de los árboles “madre del cacao” que antes de sembrar el cacao
“siembran otros dos árboles que tienen hojas grandes” y en medio de los dos siembran el cultivo de
cacao debajo de su sombra.
Patiño (1969a) también nos entrega la siguiente clave, al plantear que la historia del cacao
como planta cultivada en sur América se inicia primero en su condición de fruto espontáneo y
extractivo. Primero el cacao como fruto silvestre, espontáneo, sin simetría, ni tampoco monte limpio,
que con otros grupos de frutas, incluidas las guamas (Inga spp) que son consumidas por aborígenes
locales, que se encargan de dispersar la semilla y enriquecer el bosque con estas especies, además
de la dispersión de semillas de estos frutos comestibles por grupos de animales (aves y mamíferos).
Así, estos parches de bosques enriquecidos con especies útiles por aborígenes locales y zoocoria, se
convierten en sitios de regreso y de nuevas ocupaciones cíclicas humanas.
En una segunda etapa, cuando llegan a sangre y fuego los españoles, el cacao se convierte
en un producto de extracción masiva en la región del Orinoco, se conocen sus formas de preparación,
se recrean nuevas recetas y se reinventa el “chocolate” de los mexicanos, siendo de gran aceptación
y consumo masivo en la Europa colonialista y el nuevo continente.
Con el incremento de la demanda europea y de las exportaciones del cacao extractivo, se
inicia la tercera fase, como cultivo, tal como los olivares y árboles semejantes que producen frutos
apreciados en España, pero con fracasos por sembrarse a pleno sol según las técnicas agrícolas
peninsulares (Gilij 1782). Un ciclo de aprendizaje, de pruebas, de observación del cacao silvestre, de
las formas productivas indígenas (conucos, milpas, chagras), se prepara la cuarta etapa “siguiendo en
esto las costumbres de los antepasados, ponen aquí y allá en el campo destinado para cultivar el
cacao varias plantas de sombrío (Gilij 1782).

§§§§§§§
Gilij, 1782. http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/historia/enhia/enhia4c.htm

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Patiño (2002, 354) también plantea que los procedimientos de cultivo y beneficio aplicados
por los españoles en México y Guatemala fueron llevados a América del Sur, dando origen a las
prácticas agroecológicas del uso de sombrío en los cultivos de cacao; prácticas que serían heredadas
en el cultivo de café.
Con base en documentos de la época, consideramos que el inicio del cultivo comercial y las
prácticas culturales del sombrío en el cultivo de café, se inician en México con los cultivos
prehispánicos del cacao, se fortalecen en Venezuela durante la colonia, con el cacao como cultivo
de exportación y entran a Colombia por los santanderes, se replican en los cacaotales de Colombia
y posteriormente ante el colapso del cacao por las enfermedades, se copian para el sistema
productivo cafetero. Posiblemente, en las zonas de cultivo compartidas, simplemente fueron
remplazados y sustituidos los árboles de cacao por árboles de café, que iniciaba su desarrollo
ascendente, máxime su respuesta positiva al sombrío por sus orígenes umbrófilos como el mismo
cacao.
Descartamos la teoría del supuesto origen guatemalteco de la práctica del sombrío en café,
introducido por Mariano Ospina Rodríguez, a quien se le endilgaba su traspaso a Colombia desde
Guatemala, quien describe el sombrío en cafetales como técnicas originarias de Venezuela y que
entraron a Colombia por los Santanderes. Aunque si es en Centroamérica dónde se inicia el uso de
árboles de sombrío en cultivos de cacao prehispánicos.
Esta revisión sobre los inicios del café y el uso del sombrío, ilustra la capacidad de adaptación
e innovación de productores locales, para un cultivo introducido que prontamente se convirtió de
gran importancia para las economías de los países de centro y sur América. Hubo mucha
experimentación en cada país y hasta los inicios del siglo XX, todas estas caficulturas se habían
fortalecido con la experimentación y prácticas locales, transmitiéndose la información de una región
a otra, de un país a otro. Se plantea que la caficultura nace y se fortalece, desde experiencias locales,
prehispánicas y mejoradas en el tiempo, siendo por ejemplo, para Colombia que la temprana
introducción de especies de sombrío en los cafetales fue una práctica heredada del cultivo de cacao,
prácticas basadas en la observación de los sistemas productivos nativos, muy anterior a la creación
de las 9 facultades de agronomía, a la fundación de la Federación Nacional de Cafeteros (1927) y
por ende, del Centro Nacional de Investigaciones del café –Cenicafé- en 1938.
El cultivo tradicional del café con sombrío es un importante sistema con múltiples estrategias
para la sustentabilidad ecológica, económica y social. Así, podemos concluir que el sombrío es un
sistema para el manejo del riesgo ambiental y la incertidumbre económica. Un sistema disperso por
toda la geografía de América tropical, con múltiples prácticas y experiencias acumuladas, que está
siendo transformado sin que aún haya sido estudiado y comprendido en la lógica que le ha
permitido permanecer. La modernización agrícola ha socavado y minado los conocimientos
ancestrales. Muchas propuestas y tecnologías han fracasado porque desconocen o ignoran las
lógicas, estrategias y gustos de los productores y consumidores. Sistemas y estrategias culturalmente
aceptables y respetuosas, en armonía con la naturaleza y adaptadas al medio ambiente. Sistemas y
estrategias que podrían ser económicamente viables y sustentables, si las visiones desarrollistas, la
prepotencia científica y el capitalismo barbárico y de usura no las destruyen (Escobar 2007).

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