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CACAO ORGÁNICO EL CEIBO

Por Jorge Luis Flores Chavarría


El Ceibo es una cooperativa de producción
de cacao orgánico certificado y uno de los más
grandes ejemplos de desarrollo productivo sostenible
y sustentable en el tiempo, poco o nada reconocido por los
“pachamamistas” de la revolución democrática y cultural de moda.
J.L.F.Ch.
RESUMEN: CACAO ORGÁNICO, ENSAYO DE DESARROLLO PRODUCTIVO
PARA DESTACAR EL APORTE SIN PRECEDENTES DE PUEBLOS ORIGINARIOS
DESPOJADOS DE SU HABITAD Y REINSERTADOS A LA ACTIVIDAD
PRODUCTIVA, POR OBRA Y GRACIA DE ELLOS MISMOS, RECUPERANDO SUS
TERRITORIO, SIN OLVIDAR LAS PRÁCTICAS AGRO ECOLÓGICAS
APRENDIDAS DE SUS ANCESTROS PARA LA PRODUCCIÓN AGROECOLÍGICA.

PALABRAS CLAVE: CEIBO, AGRO ECOLOGIA, SOSTENIBLE, SUSTENTABLE.


“Cacao Orgánico” es un ensayo testimonial, del “granito de arena” aportado a la
Cooperativa de Cacao “El Ceibo” en sus orígenes, por el suscrito, como parte de un
grupo de investigadores de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) en 1986, un
contingente de treinta y cinco investigadores se aventuraron ese año al norte del
Departamento de La Paz, para conocer in situ, el estado de situación de esos
territorios, donde se depredo en la década de los años 70 sus bosques de madera
mara en cantidades industriales, El contexto de estos emprendimientos productivos
sostenibles y sustentables en el tiempo, se remontan al norte del Departamento de La
Paz, conquistado parcialmente, y donde todavía existen etnias no contactadas por la
“civilización”, las primeras incursiones se remontan a 1564 con fines evangelizadores a
cargo de doce misiones franciscanas para convertir a las etnias de Araonas y
Maracanis, junto a los Toromonas, Huacayanas, Guerisas, y Tacanas en cristianos,
pertenecientes a la jurisdicción de la Real Audiencia de Charcas de la colonia
española. Antes y después de la revolución de 1952, la conquista de la Amazonía
boliviana fue una prioridad para el desarrollo encomendado a misiones extranjeras,
para sacar al país de crisis coyunturales y su dependencia de la minería, como el plan
Bohan (1942), para conquistar el oriente y diversificar la economía con una onerosa
inversión de 1.300 millones de dólares, financiada por el erario nacional.
El plan Eder (1955), fue diseñado para estabilizar al país de una inflación galopante y
romper una alianza de clases y cogestión signada por la revolución de 1952, dada la
crisis económica y el impacto social en la economía de los trabajadores. Nuevamente
fue imperante diversificar la economía y la conquista del oriente y la amazonia del
norte del Departamento de La Paz, rico y diverso; muchas fueron las incursiones
desde las misiones franciscanas a uno de los territorios mega diversos y endémicos
más complejos del territorio nacional; su conquista está repelida por la espundia (lepra
blanca) desde la llegada de los franciscanos, no es casual, éstos se hayan replegado
más al norte (Pando) y al este (Beni) para establecer sus misiones, sin poder
permanecer en el norte grande del Departamento de La Paz. (Pardo Valle, 1998,87).
Se interrumpió la democracia en 1971, para iniciar una salvaje depredación de árboles
de madera mara en grandes cantidades industriales indeterminadas hasta el presente,
era el mismísimo hogar de las etnias señaladas, hoy casi extintas e incorporadas
contra su voluntad a la extinción de sus casas, los árboles de su selva. El ex dictador
Hugo Banzer Suarez se fue sin rendirle cuentas al país de su cuantiosa riqueza mal
habida por esta expoliación de recursos naturales entre otros, como el petroleo.
Después de las guerrillas de Ñancahuasu (1967) y su fallida continuación en
Teoponte (1970), el imaginario ideológico de los universitarios siempre aposto al
socialismo y a la vía armada para liberar a Bolivia de gamonales y dictadores, los
viejos amos y señores del bien común. Era la década de los años ochenta, se
recuperó la democracia y un grupo de estudiantes de sociología de la Universidad
Mayor de San Andrés (UMSA) viajaron a investigar el Norte de La Paz (1986), con el
propósito de contribuir desde la academia a su desarrollo, del brazo de sus etnias
despojadas de sus territorios; desde la población de Caranavi se inició la incursión
hacia el norte por Puerto Linares, Vella Vista, San Pedro de Cogotay, Popoy Covendo,
y las comunidades de Palos Blancos y Sapecho; se constató in situ el ecocidio y
familias enteras de araonas y maracanis acogidos por los nuevos dueños de sus
tierras y selva, despojados y trabajando para ellos como servidumbre a cambio de
comida y techo; los Toromonas, Huacayanas y Guerisas pelearon sus territorios y
aceptaron la siembra de cítricos, plátano, café y cacao, todos productos orgánicos
comprobada la gran calidad de las tierras; para los Tacanas el asalto a sus territorios
fue inaceptable y se replegaron al norte donde se mantienen sin contacto con los
considerados por ellos irrespetuosos invasores de su milenario y santo hogar, ahora
están en la Parque Nacional Madidi, recientemente invadido por mineros auríferos.

El grupo de treinta y cinco estudiantes del “Taller de Desarrollo” de la Carrera de


Sociología de la UMSA, se informaron del aporte de platines de cacao, traídos gracias
a la GTZ de Alemania (Theobroma cacao L. de la familia Sterculiaceae) es
normalmente un árbol pequeño, entre 4 y 8 m. de alto, aunque si recibe sombra de
árboles grandes puede alcanzar hasta los 10 m. de alto (UMSS-CICSO 1991,76). El
tallo es recto, la madera de color claro, casi blanco, y la corteza es delgada, de color
café. El fruto (la nuez de cacao) puede alcanzar una longitud de 15-25 cm. Cada fruto
contiene entre 30 y 40 semillas, que una vez secas y fermentadas se convierten en
cacao en grano. Las semillas son de color marrón-rojizo en el exterior y están
cubiertas de una pulpa blanca y dulce. Para obtener una producción ideal, los árboles
de cacao necesitan una precipitación anual entre 1150 y 2500 mm., y temperaturas
entre 21°C y 32°C. (Informe de la UNCTAD- 2004). Existen tres variedades de árboles
de cacao. La más conocida es la variedad Forastero, representa el 90% del cacao
producido en el mundo. Se encuentra en África del Oeste y Brasil. El segundo grupo
es el Criollo, que produce "cacao fino y de aroma", cultivado de manera extensiva en
el Caribe. También se cultiva en Venezuela, Nueva Guinea Papua, las Antillas, Sri
Lanka, Timor Oriental, Java y Costa de Marfil (África) el más grande productor y
exportador de cacao del mundo. Por último, existe la variedad Trinitario, que es un
cruce entre el Criollo y el Forastero. En Bolivia, se viene cultivando esta última
variedad, con la particularidad de utilizar suelos enriquecidos. Después de duro trabajo
de producción de plantines y su siembra por todo el territorio señalado, y efectivizado
por el grupo investigador y los comunarios entre colonos y nativos, la experiencia fue
replicada por el Lic. Julio Medina (Docente emérito de la UMSA) con otros grupos
sucesivos y en coordinación con la cooperativa el Ceibo fundada en 1977, último año
de la dictadura banzerista y preámbulo de prosperidad. Fue un proceso de trabajo,
inventiva y creatividad, que en 1981 transforma el cacao en pasta y bollos, en 1985 se
trae a Rio Seco de El Alto para la exportación a EE.UU. y se lanza el primer chocolate
con valor agregado “Ceibolito”, orgánicamente certificado. En 1997 se inaugura la
Fábrica en la Ceja de El Alto en una planta de 1000 m2, con equipos de segunda mano
pero operativos. Hoy el Ceibo tiene presencia nacional e internacional con centros
propios de comercialización.

Cabe destacar que este ejemplo de desarrollo productivo sostenible y sustentable en


el tiempo, está siendo emulado en Cochabamba en la Región de Colorado-Ayopaya,
con el apoyo del Servicio Departamental Agropecuario (SEDAG-Cbba.) y la
Cooperativa El Ceibo de La Paz. Se han trabajado viveros, sustratos, macetas y
selección de plantas madre. Se viene administrando los procesos germinación y
manejo de plantines de vivero, análisis de suelos para cultivo y precipitaciones
pluviales, así como para la temperatura, viento, altitud y luminosidad. La preparación
del terreno y el sistema de plantación de “marco real” y plantación “tres bolillos”, son
técnicas traídas desde el Ceibo en Alto Beni, apto para terrenos con pendientes como
se tiene en la localidad agrícola de Ayopaya-Cochabamba. En el Departamento de
Cochabamba, se está trabajando arduamente en los hoyados, trasplante, deshierbe y
la poda de formación, así como la de mantenimiento, sin descuidar la acción
fitosanitaria tres veces al año para el control de plagas y enfermedades como la
Moniliasis, un hongo letal en Alto Beni fermentador del fruto antes de ser cosechado y
provocador de pérdidas cuantiosas en la producción y exportación. En Ayopaya-Cbba.,
se están practicando técnicas de enjertación de yema parche, corona lateral y de púa;
se ha apostado a la polinización natural gracias a los mosquitos de la zona y el futuro
se torna halagüeño para replicar la experiencia de la Cooperativa del Ceibo del norte
paceño; siendo la gran interrogante ¿Seguiremos importando azúcar orgánica del
Brasil, para producir chocolate orgánico? (CATIE, 1985,23). La esperanza de hace 50
años era construir un ingenio azucarero en San Buenaventura, no obstante los
estudios con resultados negativos de probada pre y factibilidad, la fábrica es una
realidad, pero no se ha declarado su producción como orgánica, es una mala y
onerosa replica de lo que se produce en Santa Cruz de la Sierra con agroquímicos y
agro tóxicos, en el contexto de la agro industrialización ¿Cuál desarrollo agroecológico
y productivo? En este contexto cabe destacar los testimonios recogidos por el
Periodista y abogado Andrés Gómez Vela, de los protagonistas de este ejemplo
insuperable de desarrollo económico productivos de los pueblos y comunidades del
Norte del departamento de La Paz, que sufrieron como muchos sectores, las
restricciones de comercialización provocado por la pandemia del Coronavirus y sus
letales Sars-CoV2, Delta y Omicron (2020-2021). “Bertha Nate, de 42 años, tiene dos
dientes de conejo que resaltan cuando ríe por la ausencia de sus dos incisivos
laterales. Mide apenas 1.50 metros y tiene la fortaleza mosetén. Sus ojos negros
vivaces y sus curtidas manos acompañan su explicación sobre el chaqueo sin quema:
‘Hemos aprendido que las propias plantas cortadas se convierten en abono. También
hemos aprendido a sembrar el cacao en cuatro por cuatro (distancia de cuatro metros
entre planta y planta) – narra - Este año, vamos a vender el cacao en Bs1.200 el
quintal. Bueno, ese precio es fijo desde hace años-agrega. Vicente Cabrera tiene el
pie izquierdo más corto que el derecho, pero no tiene dificultades en subir, bajar,
trepar o caminar ligero en un suelo con un declive pronunciado y resbaloso a causa de
la llovizna. Porfiria, su esposa, es casi diminuta. Si no fuera por las huellas que deja el
tiempo en la piel, ella pasaría como una niña de 10 años porque es delgadita como un
tallo de una planta de plátano joven: Nosotros hemos hecho el chaqueo sin quema
porque nos hemos enterado a través de Santiago (compañero de cooperativa) y
hemos visto que el follaje que se ha quedado en el chaco (de 2.500 m2) se ha
convertido en materia orgánica. Hemos visto que los micro-organismos benefician al
suelo-relata Vicente y Porfiria asiente. Freddy Durán Cartagena se identifica como hijo
de colla y una reyesana. Explica que su papá se quedó en la Amazonía después de la
guerra del Acre (1899-1903) y se casó con Sara, su madre, que es de Yata, Reyes-
Beni. De esa unión nacieron 10 hijos. Uno de ellos, Freddy: Antes quemábamos.
Luego, aprendimos que la ceniza es un abono temporal porque es resultado de la
quema del sistema orgánico. Por ello, comenzamos a hacer desmonte con la mano a
plan de machete y máquina desbrozadora. Es una tarea morosa, pero los beneficios
son notables. Las plantas desbrozadas se convierten en abono y los cacaoteros son
más frondosos, y a los tres años ya dan frutos’ –cuenta - . Isidora Mollo Soto tiene 77
años. Llegó con su esposo a Sapecho desde Curahuara de Carangas (Oruro) a sus 25
años y se quedó porque vio que a diferencia del lugar de donde venía (altiplano) en su
nueva residencia la tierra era fértil: Antes quemaba en mi lotecito porque no sabía el
daño que hacía a la tierra- cuenta - en castellano mezclado con palabras aimaras-.
Cuatro años ya estamos cosechando nuestro “cacawuito”, sembrado con abono
orgánico. Nos han hecho despertar con el proyecto en el que incluso hemos aprendido
a no reñir a nuestros hijos’ – dice -. Bertha, Vicente, Porfiria, Freddy e Isidora viven en
el municipio de Palos Blancos (419 metros sobre el nivel del mar), provincia Sud
Yungas, La Paz, y viven de la agricultura. Son afiliados de la Cooperativa CEIBO
Ltda., y son beneficiarios del proyecto Interactuando con Territorios Vivos (ITV),
implementado por la ONG belga ECLOSIO, la ONG boliviana Asociación de
Organizaciones de Productores Ecológicos de Bolivia (AOPEB) y financiado por la
Dirección General de la Cooperación Belga” (Entrevistas de Andrés Gómez Vela,
publicadas en el Periódico Pg. 7).
Antes y junto a Andrés, el suscrito ha comprendido de sobremanera como los Pueblos
Indígena, Originario y Campesinos (PIOC’S), convivían en armonía con la naturaleza
devolviendo de manera natural lo que esta les proveía (La caca y el pis), estos
deshechos fisiológicos ahora canalizados a los ríos sin plantas adecuadas de
tratamiento, se convierten en “serpientes negras” mal olientes y arrastradas por
cantidades industriales de agua para el uso doméstico del aseo, lavado de ropa y
procesamiento de alimentos en comida diaria; en la selva y en las tierras de cultivo
estos “deshechos” retornan a su esencia, la tierra y la revitalizan, está escrito en la
Biblia “de la tierra venimos y ella volvemos”. Continua el relato del colega Gómez en el
que destaca: “Hasta antes de conocer a las personas mencionadas y ver in situ sus
logros, pensé que la única forma de chaquear (deforestar un campo para cultivarlo,
quitando primero la vegetación baja, luego los árboles y sus ramas y, finalmente,
quemando los desechos) era prendiendo fuego al monte. No había sido así. Hay otro
método ecológico, Al principio no es tan fácil. Hay que trabajar duro, pero después te
das cuenta que los beneficios son buenos porque hay más producción, porque las
mismas plantas chaqueadas abonan la tierra - dice René Leonardo Jara Juchani, otro
de los beneficiarios. En todas las visitas a las parcelas, vi naranjales, platanares,
árboles de achachairú, carambolas, chirimoyas, copuazú, caya, mandarinas, pomelo,
plantas de café y plantas de cacaó cargadas de mazorcas. Quisiera tener 20 años y
contar con estos conocimientos que permitieron cosechar cacaó y grandes racimos de
plátano, pero tengo 60 años. Sin embargo, mis hijos cosecharán un mejor futuro
porque el chaqueo sin quema no hace daño a la tierra, la fertiliza más. Un día me
dijeron que eche maíz sin escarbar la tierra en el lugar donde hice chaqueo sin quema,
hice caso, y coseché maíz-comenta Raúl Chambi de la Escuela Ecológica. Ahora,
además, ya no trabaja sólo el esposo en el terreno como antes. Las mujeres
acompañan, hasta se hacen cargo de toda la producción. Las mujeres ya sabemos
usar la motosierra - narra - Milenta Foronda, una joven que quiere vivir de la
agricultura. Óscar Torrez, ingeniero Agrónomo y docente de la Estación Experimental
de Sapecho de la Facultad de Agronomía de la Universidad Mayor de San Andrés
(UMSA) de La Paz, sintoniza el pensamiento ecologista que corre por el país e indica
que el chaqueo sin quema debería ser una política estatal fomentada por el Estado, el
gobierno departamental y el gobierno municipal”. (ibíd.).

Bibliografía: Trópico del Norte N. Pardo Valle 1985 Premio Nal. Inv.
Guía Prod. Cacao, SEDAG Cbba.
PIAF-CEIBO, 2011 “Oro Morado”.
UMSS-Fac. De Cs. Sociales (CICSO 1991,76).
CATIE.2015, 240 Manual para el Cultivo de Cacao en Cbba.
Reportaje de Andrés Gómez vela publicado en Pg.7 abril de 2022

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