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EL JARDÍN DE LAS DELICIAS

Cuento musical sobre el cuadro de El Bosco

Para orquesta, útiles sonoros “Orellana”, narrador y


proyecciones

En homenaje al 20 aniversario de La mota de polvo (5-I-92)

Fernando Palacios

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El jardín de las delicias
Fernando Palacios

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REFERENCIAS
- Personajes e imágenes pertenecientes al cuadro El jardín de las
delicias de Hieronymus Bosch, El Bosco (1503). Museo del Prado.
- El poema “La conferencia de los pájaros” (Mantiq al Tayr), de Farid Ud-
Din-Attar, poeta persa del s. XII.
- El cuento infantil “El rey búho”.
- En homenaje al 20 aniversario de La mota de polvo (5-I-92)

PELÍCULAS PREVIAS
El autor ha confeccionado cuatro cortometrajes sobre el cuadro en el
que se basa esta composición, con la intención de ambientar y orientar
su estudio.

http://www.youtube.com/watch?v=GRptA5iDsWg&feature=player_embedded
http://www.youtube.com/watch?v=WowIoVKk_TM&feature=player_embedded
http://www.youtube.com/watch?v=Y7FVTOwY1qY&feature=share
http://www.youtube.com/watch?v=Gd95u336Pms&feature=youtu.be

ESTRUCTURA

1 – El mundo de cristal
Estatismo. No tensión. Confluencias geométricas. Repetición
2 – Aves de todas las especies
Ebulliciones y hormigueos. Micropalpitaciones. Cantos de pájaros
3 – El congreso
Cuatro solos de fagot, con contestaciones de la orquesta en
forma de coro protestón.
4 – El viaje
Vuelo: melodía a 2 voces orientalizante
“Las montañas azules” ondulaciones que se pierden
“Valle de la música” ritmo, gritos, graves
“El abismo de la muerte” melodía antigua, canon
“El laberinto de los engaños” ritmo cojo, citas y recuerdos
5 – El jardín de las delicias
Armonías. Cambios. Ritmos de baile. Horizonte. Vuelta a empezar.

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El jardín de las delicias

1) El mundo de cristal

Érase una vez un mundo de cristal. Las leyes y prohibiciones eran


inexistentes y las enfermedades y el trabajo se desconocían. Era un
mundo perfectamente ordenado que tenía de todo. La vida era
transparente, sin odios, deseos, ni envidias.
En el centro había una fuente de la que manaba agua por cuatro
chorros a un lago con piedras preciosas. Sus habitantes eran
vegetarianos y la hierba brotaba fresca y abundante.

No existía el ayer, tampoco el mañana: el tiempo se había diluido. No


habitaba la muerte, porque no se sabía bien qué cosa era la vida. Ni
paz, pues jamás había estallado la guerra. Nada evolucionaba, nada
prosperaba. Vivían, y ya está.
¿Se divertían, se aburrían?... nadie sabía qué era eso. ¿Jugaban?... ¿a
qué?. ¿Amaban?... ¿a quién? ¿Eran felices?... ni idea. Un mundo donde
nunca sucedía nada bueno, ni malo, ni regular. En fin, todo esto ocurría,
seguramente, porque no había seres humanos.

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2) Aves de todas las especies

Este mundo del que os hablo estaba poblado por aves de todas las
especies: había coros de ruiseñores, cardelinas y jilgueros; escuadras de
halcones amaestrados y águilas imperiales; gaviotas y albatros sacados
de cuentos; familias de gorriones urbanos; “troupes” de colibríes del
trópico; papagayos, loros y periquitos locutores; palomas de la paz;
oscuras golondrinas; flamencos gitanos y grullas viajeras.

También vivían aves desconocidas (pajarracos con


tres cabezas, chupa-sapos...), bandadas inmensas
de estorninos, plumíferas acuáticas y disfrazadas de
humanos. Entre ellas destacaban el cisne del lago,
el cuervo tenor, la urraca ladrona, el quetzal de la
ruta y un búho bibliotecario.

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3) El congreso

Un día, la más sabia –es decir, el búho– convocó una asamblea de


aves. A dicho congreso acudieron todas, volando desde los confines de
aquel mundo de cristal. Incluso avestruces y gallinas –
que no pueden volar– llegaron a paso ligero. Una vez se
hizo el silencio en aquella tremenda pajarería, tomó la
palabra el búho:
“Queridas compañeras. Como sabéis, mientras todas
dormís, yo paso las noches estudiando libros antiguos. En ellos he
aprendido que este mundo en el que vivimos es una sosería”.
Las aves agitaron nerviosas sus plumajes y protestaron con graznidos.
Cuando tornó el silencio, volvió a hablar el búho.
“Somos unas aburridas y no sabemos nada de la vida. Nos creemos
estupendas, pero no es cierto: hay otros lugares donde la vida es más
intensa y, afortunadamente, más breve, porque estoy de eternidad
hasta las plumas del bigote. Basta ya de tanta monotonía, quiero
marcha, necesito conocer el frío y el calor, vivir aventuras y pasiones... O
sea, ¡que me las piro!”
Nuevamente se oyó el graznar estrepitoso y desconcertado de las aves.
Jamás nadie había osado decir tales barbaridades. Después de un
largo debate, el búho retomó su mitin:
“He leído que existe otro mundo, llamado “Jardín de las delicias”,
donde hay juegos, diversiones, amor y arte; o sea, la vida se vive de
verdad. Aunque llegar a ese mundo no es fácil, es necesario realizar un
tortuoso y largo viaje, superar peligros y regatear a la muerte. Es un viaje
sin retorno: quien lo emprende no puede regresar. Amigas y amigos, ese
paraíso espera a quien se arriesga. Yo no le hago ascos”
En aquella interminable asamblea, las aves discutieron día y noche sin
llegar a una solución. Al final, el búho emitió sus palabras finales:
“El que quiera que siga mis indicaciones, sin despistarse ni mirar atrás, y
el que no, que se quede. No aguanto más, me voy a vivir la vida ahora
mismo. Bye, bye”.
El vuelo del búho fue seguido por el de miles de aves que, deseosas de
cambiar de aires, confiaron en la sabiduría del intrépido compañero.

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4) El viaje

De este modo, las aves partieron rumbo a aquel mundo deseado.

E Al cabo de varias jornadas atravesaron la tierra de “Las montañas


azules”.

Algunas de las aves, creyendo que el color azul solo era posible en el
cielo y en el mar, se desorientaron y se perdieron entre aguas
ponzoñosas.

Las que quedaron siguieron su vuelo rumbo al Jardín.


E Días después atravesaron el “Valle de la música”. Sintieron los sonidos
de arpas, zanfonas, cornetas y bombardas. Algunas siguieron las
indicaciones del búho y no hicieron caso, pero otras se quedaron
hipnotizadas y enloquecieron con los sonidos.

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Era la primera vez que veían escenas horripilantes (desconocidas para
ellas): extraños seres pequeños y sin plumas sufrían espantosas torturas
sobre instrumentos gigantescos... Quedaron atrapadas, dando vueltas
sin fin a una gaita infernal.
Las que quedaron siguieron su vuelo rumbo al Jardín de las delicias.
E Pasaron meses; la fatiga y las enfermedades empezaron a hacer
mella en la expedición. “El abismo de la muerte” no se hizo esperar.

Fuego, humo y desesperación se respiraban en aquel lugar. El búho dio


indicaciones para sobrevolar lo antes posible ese infierno, pero algunas
compañeras, aturdidas por el espectáculo y exhaustas, cayeron a las
profundidades y perecieron achicharradas.
Las que quedaron siguieron su vuelo rumbo al Jardín de las delicias.
E A pesar de que la sed y el hambre eran ya insufribles, la escuadra de
aves continuaba en su empeño. Nublada la mente, algunas vieron
espejismos y creyeron haber llegado. Pero todavía no era el jardín, sino
“El laberinto de los engaños”, un artificio que habían inventado las
alimañas para engatusar a los más débiles.

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Las aves que cayeron en la trampa fueron apresadas, encadenadas y
enviadas a guerras sangrientas e interminables.

5) El Jardín de las delicias

Por fin, cuando ya parecía imposible, el búho localizó a lo lejos la


ansiada meta. Viraron hacia el sur, se tiraron en picado y se dejaron
llevar por la luz.

De las miles de aves que habían partido meses atrás, sólo 30


consiguieron llegar hasta allí, las demás sucumbieron a las penurias del
viaje. No sabían si era fruto de su imaginación o del agotamiento, pero
les parecía que aquel lugar era igual a su país, a la tierra que habían
dejado. ¿Habían vuelto al mismo lugar de dónde partieron? ¿Tantas
penalidades para nada? Fuera un mundo u otro, lo cierto es que las 30
heroínas estaban allí, en el llamado “Jardín de las delicias”.

En “El jardín de las delicias” nuestras heroínas comprobaron que sus


habitantes vivían en entera libertad. Tenían su mismo tamaño y
convivían amigablemente con muchas especies de aves.

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Esos seres iban con la piel al aire y les encantaba jugar.

Se alimentaban de frutos gigantes.

Y su entretenimiento favorito era el carrusel.

Una cuadrilla de jóvenes montaba sobre un variado tipo de


animales (caballos, ciervos, vacas, osos, jabalíes, unicornios, camellos y
otros) dando vueltas alrededor de una piscina. Había peces fuera del
agua, juegos malabares, animales en burbujas, equilibristas y muchos
pájaros, porque a este divertido carrusel se incorporaban nuestras aves,
felices de haber encontrado un mundo de amistad, libertad e
imaginación.

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Ya sabéis, si queréis llegar a este lugar no tenéis nada más que
emprender el viaje y superar los peligros del trayecto: “Las montañas
azules”, “El valle de la música”, “El abismo de la muerte” y “El laberinto
de los engaños”. Allí os esperan, en ”El jardín de las delicias”.

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© Fernando Palacios, 2012

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EL JARDÍN DE LAS DELICIAS

Cuento musical sobre el cuadro de El Bosco

Para orquesta sinfónica, útiles sonoros “Orellana”,


narrador y proyecciones

PARTITURA

En homenaje al 20 aniversario de La mota de polvo (5-I-92)

Fernando Palacios

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El jardín de las delicias
Fernando Palacios

Para orquesta, útiles sonoros, narrador y proyecciones

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Plantilla orquestal

2 Flautas
2 Oboes
2 Clarinetes en sib
2 Fagotes

2 Trompas
2 Trompetas en do
1 Trombón
1 Tuba

Timbales
Narrador
Útiles sonoros: 1 Imbaluna, 1 Sinusoido, 1 Ululante 2, 1 Prehimulinho,
varios Puntuales, 1 Impromperias, 1 Burbuxá, 1 Cirlúm,
1 Frobuí, varios Tubarc, 1 Pinzafer y 1 Herroin.

Violines I
Violines II
Violas
Chelos
Contrabajos

Es necesario un lector de Power Point, un proyector y una pantalla (de


un tamaño proporcional a la sala) para efectuar las proyecciones.

(La notación en la partitura de los útilies sonoros es aproximada, solamente el


ritmo -en su caso- debe ser exacto)

DURACIÓN APROXIMADA = 20 minutos

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