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FORMAS FARMACÉUTICAS

Son los vehículos destinados a la administración de uno o varios principios activos. Confieren al
principio activo un medio adecuado para la manipulación, la administración y la acción. Están
formadas por una parte activa (principio activo) una parte inactiva (excipientes).

Las formas farmacéuticas dependen de la vía de administración del medicamento. Pueden ser:

 Para administración oral: Comprimidos, cápsulas, jarabes, suspensiones.


 Para administración rectal y vaginal: Supositorios, enemas, óvulos
 Para administración tópica: Pomadas, geles, lociones, parches, colirios, gotas
nasales, gotas óticas.
 Para administración parenteral: Inyectables para administración subcutánea,
intramuscular o intravenosa.
 Para administración inhalatoria: Aerosoles, inhaladores

VÍA ORAL
Constituye el modo más frecuente de administración de medicamentos, por tratarse de una vía
cómoda y generalmente bien aceptada por los pacientes.
La liberación y absorción del fármaco se producen en el tracto digestivo; existen, por tanto,
circunstancias de carácter fisiológico, así como ciertos factores exógenos (ingesta de
alimentos, ejercicio físico, interacciones con otros medicamentos, etc.) que condicionan la
cinética, respuesta terapéutica y reacciones adversas de los medicamentos administrados por
vía oral, de manera que, en muchas ocasiones, tiene tanta importancia el cumplimiento de las
pautas posológicas (dosis adecuada o intervalo entre dosis) como el momento y modo de
administración (antes, durante o después de las comidas, volumen de líquido, etc.).

En general, es importante dar al paciente las siguientes pautas relativas a la administración de


medicamentos por vía oral:
 El paciente ha de estar en posición vertical; en caso de pacientes encamados se
recomienda sentarlos o, al menos, mantenerlos incorporados mientras se administra
el medicamento
 Generalmente los comprimidos han de tragarse enteros, sin masticar; este hecho es
de particular importancia si se administran comprimidos de liberación retardada o
controlada. Ver “Formas orales”

2.1.2. VÍA SUBLINGUAL

Esta vía de administración, dado que se trata de una zona muy vascularizada, se utiliza en los
casos en que se desea obtener una acción rápida, y únicamente con medicamentos cuya forma
farmacéutica esté especialmente diseñada para que la absorción se produzca a través de la
mucosa sublingual.

Es importante recordar a los pacientes que han de mantener los comprimidos debajo de la
lengua hasta que se disuelvan completamente, no debiendo tragar saliva en exceso ni beber
agua hasta que el comprimido desaparezca.

2.1.3 VÍA RECTAL

Por esta vía se administran enemas, supositorios, y pomadas, con objeto de conseguir una
acción local o sistémica.

Ventajas:

Útil en pacientes incapaces de ingerir medicación por vía oral (especialmente niños pequeños y
pacientes con vómitos o dificultades en la deglución)

Permite la administración de medicamentos que irritan la mucosa gástrica, que son destruídos por
el jugo gástrico o los enzimas digestivos, o que por su olor o sabor no se toleran por vía oral;
también es de gran utilidad para principios activos que sufren un marcado metabolismo hepático,
ya que mejora la biodisponibilidad.

Inconvenientes:

La absorción del medicamento es errática, menos fiable y, a veces, nula.

2.1.4. VÍA PARENTERAL

Se entiende por vía parenteral aquélla que se realiza a través de la piel mediante inyección.

Ventajas:

Presenta amplias posibilidades en lo que respecta a la rapidez con la que el medicamento ejerce
su acción terapéutica. La administración intravenosa, por ejemplo, da lugar a una acción
prácticamente inmediata, con máxima biodisponibilidad, mientras que los inyectables depot
provocan un inicio bastante más lento, pero con duración mucho más larga.
No se produce paso por el tracto gastrointestinal, con lo que se evitan efectos indeseables a este
nivel (efectos eméticos, purgantes u otros), constituyendo además la mejor alternativa para
fármacos que no se absorben cuando son administrados por vía oral o bien que se destruyen en
contacto con los fluidos gástricos.
Es útil en los casos en que el estado del paciente (inconsciencia o incapacidad para ingerir)
dificulta o impide la administración oral.

Inconvenientes:

Administración dolorosa (a pesar de la utilización de anestésicos locales en algunos casos),


riesgos de infección y necesidad de personal cualificado para su administración
Una vez que un fármaco se ha administrado por vía parenteral es muy difícil revertir su efecto
farmacológico; probablemente el peligro más grande de esta vía de administración es la dificultad,
por tanto, de corregir un error de administración o intolerancia al medicamento, especialmente si
se utiliza la vía intravenosa, siendo imprescindible en este caso disponer del antídoto específico.

Principales vías de administración parenteral en Atención Primaria:

Aunque la administración de medicación por esta vía se puede realizar directamente en forma de
bolo, este método no es el más apropiado debido a que, en general, la mayoría de los fármacos
necesitan un tiempo de infusión relativamente amplio.
Es más habitual, por tanto, la canalización de una vía venosa para administración por goteo
intravenoso; en ese caso, para calcular la velocidad de perfusión ha de tenerse en cuenta que cada
mililitro de solución equivale a 20 gotas o 60 microgotas.
Para elegir la zona de punción hay que valorar una serie de factores tales como:

 duración del tratamiento: si es menor de 6 horas se pinchará en el dorso de la mano; en


caso contrario, se preferirá el antebrazo.
 tipo de solución: para las soluciones fleboirritantes, aunque su uso es poco frecuente en
Atención Primaria, se aconsejan las venas gruesas.
 tamaño de la aguja: condicionará el calibre de la vena que hemos de utilizar
 tipo de vena: es preferible hacer la punción en venas flexibles y rectas; está contraindicado
pinchar cualquier trayecto venoso que esté inflamado.
 edad del individuo: en los niños son de elección las venas superficiales del dorso de la
mano, del antebrazo y del pie (en lactantes a veces es necesario recurrir a las venas del
cuero cabelludo) y en los adolescentes y adultos las de la mano y el antebrazo. En los
ancianos son preferibles las venas del antebrazo dado que, las de la mano, además de
tener un trayecto bastante tortuoso, son difíciles de fijar a la hora de pincharlas.

A la hora de elegir el lugar de la punción ha de tenerse en cuenta la edad del paciente y su masa
muscular, la cantidad de medicamento a inyectar, si es una sustancia más o menos oleosa, etc:

El músculo deltoides es el que presenta la velocidad de absorción más rápida pero, además de que
admite muy poco volumen de líquido, la inyección es muy dolorosa. El músculo glúteo, por el
contrario, es el que tiene la velocidad de absorción más lenta, especialmente en mujeres, que por lo
general tienen una capa de tejido graso sensiblemente mayor que la de los hombres, la cuál está
escasamente irrigada; por este motivo, los pacientes muy obesos también pueden presentar
absorción irregular tras la administración intramuscular.

Es necesario tener en cuenta, además, que el flujo sanguíneo del músculo esquelético se
incrementa durante el ejercicio, por lo que en este caso aumenta la velocidad de absorción con
independencia del lugar de administración. Por el contrario, en caso de circulación deficiente (shock
circulatorio, insuficiencia cardíaca, hipotensión, etc.) suele estar contraindicada esta vía de
administración, siendo de elección la vía intravenosa. También está descartada la administración
intramuscular de medicación anticoagulante, así como de adrenalina (por su acción irritante del
tejido muscular y el peligro de producir nodulaciones)

vía subcutánea: Aunque la vía subcutánea se ha utilizado clásicamente para la administración de


insulina, heparina y vacunas, la incorporación del cuidado al paciente terminal en Atención Primaria
ha ampliado considerablemente las utilidades de esta vía.

Permite la administración mediante inyección de soluciones o suspensiones de pequeño volumen


(0,5-2 ml). Está especialmente contraindicada en pacientes con trastornos vasculares que
disminuyan la perfusión de la zona de administración o en pacientes con alteraciones o patologías
del tejido adiposo (obesos, quemados, etc.)
Se pellizca la piel del paciente con la mano “no dominante”, formando un pliegue de unos 2 cm, y se
coge la jeringa con el pulgar y el índice de la otra mano.

A continuación se coloca la aguja formando un ángulo de 45º con la base del pliegue que hemos
formado, con el bisel mirando hacia arriba, y se clava introduciéndola unos 3-4 mm. Con objeto de
disminuir el dolor, se suelta el pliegue y se introduce lentamente el medicamento.

Via intradérmica. La absorción del medicamento por la dermis, debido a la baja irrigación que
presenta esta capa de la piel, es muy pequeña, de ahí que esta vía de administración se utilice
fundamentalmente en inmunoterapia o con fines diagnósticos (como es el caso de las pruebas de
alergia o la prueba de Mantoux)

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