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Apuntes Constitucional II, Enero 2013 (Ivan Diaz)
Apuntes Constitucional II, Enero 2013 (Ivan Diaz)
La idea de estos apuntes de clase es que puedan circular libremente entre los estudiantes
y egresados de Derecho de la Universidad Católica de Temuco, con miras a sus estudios
de pregrado y del examen de grado.
Por último, les deseo mucho ánimo y éxito a todos mis estudiantes, en especial si se
encuentran en el árido, pero también intelectualmente atractivo período de estudio del
examen de grado.
1 Agradezco sinceramente a los siguientes estudiantes y egresados que han respondido a esta invitación a
comunicarme los errores que subsisten en estos apuntes: Diego Belmar Ojeda, Marcos Pérez Yefi.
Capítulo V.
Derechos fundamentales.
(Nota importante: los títulos I y II, sobre Derecho a la vida y principio de igualdad,
respectivamente, han sido incluidos en la primera parte de este apunte, que corresponde
a Derecho constitucional I).
La Constitución dispone en su artículo 19, número 3, inciso sexto, que “toda sentencia
que emane de un órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso previo
legalmente tramitado. Corresponderá al legislador establecer siempre las bases de una
investigación y un procedimiento racionales y justos”.
Conviene explicar que la distinción entre racional y justo se hace porque se exige que el
procedimiento sea racional y que la decisión sea justa. Además, en la redacción original
de esta disposición sólo se aludía al procedimiento, pero no a la investigación. Esta
última fue añadida mediante la ley de reforma constitucional 19.519, del 1997, con la
finalidad de aplicar las exigencias de racionalidad y justicia a las pesquisas
desarrolladas por el Ministerio Público en la investigación penal. Aquí no interesa aludir
a la investigación, sino sólo al proceso.
6) Derecho a una sentencia motivada, es decir, con las justificaciones que conducen a su
decisión.
2 Para el presente listado se han considerado las sentencias del Tribunal Constitucional de Chile recaídas
en las causas roles 376, 389, 478, 481, 821, 934, 986, 1307, 1373, 1432, 1443, 1448 y 1449.
3) Derecho a un tiempo adecuado para preparar la defensa. El Comité de Derechos
Humanos ha declarado que diez minutos antes del juicio, cuatro horas antes del juicio y
el mismo día de inicio del juicio es un tiempo insuficiente cuando se trata de un proceso
en que se puede aplicar la pena de muerte.
8) Derecho a un recurso que permita revisar las pruebas y la pena aplicada. El Comité
ha declarado que no basta un recurso que tenga por finalidad revisar aspectos formales
de la sentencia de instancia, pero tampoco ha exigido un recurso de apelación en el
sentido de revisión de los hechos y el Derecho. El requisito a cumplir es que el recurso
permita revisar las pruebas y la pena aplicada.
Es un derecho aplicable tanto al ámbito penal como al no penal, aunque también incluye
derechos exclusivamente aplicables al ámbito penal.
El artículo 19, número 3°, inciso segundo, confiere el derecho a la defensa jurídica. Este
derecho es también denominado derecho a la defensa letrada o a la defensa técnica.
Consiste en la posibilidad de nombrar un abogado y sustituirlo para efectos de contar
con una defensa técnica en la tutela o protección de los derechos. Evans De la Cuadra
entiende que este derecho se puede ejercer no sólo frente a tribunales, sino frente a
cualquier ente que ejerza jurisdicción3.
3 Evans, Los derechos constitucionales, tomo II, Jurídica de Chile, Santiago de Chile, 2004, p. 142.
víctimas de delito dispondrán de defensa jurídica gratuita a efectos de ejercer la acción
penal. Por último, dispone que todo imputado tiene derecho a un abogado defensor
proporcionado por el Estado si no nombra uno en la oportunidad legal. Estas dos
últimas ideas fueron añadidas por la ley de reforma constitucional 20.516 (D.O. 11 de
julio de 2011) y se refieren específicamente al ámbito penal. La que otorga abogado
gratuito al imputado que no puede proveérselo por sí mismo es una especificación de la
disposición ya existente en el inciso tercero, aunque en el ámbito penal y precisando que
la defensa debe ser prestada por un abogado (con anterioridad a la reforma procesal
penal se admitía que la defensa fuera asumida por un egresado de Derecho en práctica
en las Corporaciones de Asistencia Judicial), pero se limita a conceder lo que la reforma
procesal ya había asegurado. La que confiere defensa jurídica a las víctimas es una
innovación que no tiene utilidad alguna mientras no se dicte la ley que regule este
derecho. En suma, se otorga el derecho a contar con asistencia jurídica en materia penal,
a víctimas de delitos y a imputados.
Verdugo y Pfeffer explican que el fundamento de este derecho se encuentra en que sin
el auxilio de un letrado la defensa o protección de los derechos puede resultar
malograda4.
4 Verdugo, Pfeffer y Nogueira, Derecho constitucional, tomo I, Jurídica de Chile, Santiago de Chile,
1999, p. 219.
4) Derecho a una representación eficaz. Al respecto el Comité ha sostenido que se
presume la eficacia de la defensa, de modo que sólo si existe una prueba clara de
negligencia profesional se podrá considerar vulnerado este derecho (caso Collins contra
Jamaica, 1991).
5) Derecho a defenderse por sí mismo, aún cuando la legislación del respectivo país
exija la defensa mediante abogado (caso Hill y Hill contra España, 1997).
El artículo 19, número 3, inciso quinto confiere el derecho al juez natural, también
conocido como derecho a la legalidad del tribunal o prohibición de comisiones
especiales. Al respecto dispone que nadie puede ser juzgado por comisiones especiales,
sino por el tribunal que señale la ley y que se halle establecido por esta con anterioridad
a la perpetración del hecho. En consecuencia, este derecho se infringe en dos casos.
Primero, y siguiendo a la jurisprudencia de los tribunales, cuando una persona es
enjuiciada por un órgano que carece de potestades jurisdiccionales en general o que
carece de competencia para enjuiciar un determinado caso. Segundo, si enjuicia un
órgano que no ha sido establecido por ley con anterioridad al acaecimiento del hecho a
enjuiciar.
La presunción de inocencia tiene una triple calidad. En primer lugar, es una regla de
consideración y tratamiento del imputado durante el desarrollo del procedimiento (nulla
poena sine iudicio). En segundo lugar, es una regla de juicio destinada al juzgador para
el momento en que debe pronunciarse respecto de la absolución o condena (in dubio pro
reo). Por último, es una regla destinada al legislador en la construcción de las normas
penales. Como se puede advertir, las dos primeras dimensiones son del ámbito procesal
penal y la tercera es propia del Derecho penal sustantivo. Este es el modo en que, en
doctrina y en el Derecho internacional, se entiende la presunción de inocencia.
Por último conviene advertir que la presunción de inocencia no es una presunción, pues
no presenta la estructura lógica de aquellas, que se componen de un hecho conocido, de
un hecho desconocido que se infiere del primero y de un nexo lógico entre ambos.
5 Sentencia del Tribunal Constitucional recaída en la causa rol 91, de 1990. El fundamento de la decisión
fue que el órgano jurisdiccional (el Senado) no se encontraba en funciones durante el régimen militar, aún
cuano había sido creado por la Constitución y sus potestades eran transitoriamente ejercidas por la Junta
Militar de Gobierno.
En lo que sigue sólo se analizará la presunción de inocencia en sus dos dimensiones
procesal penales, dejando la tercera dimensión para el momento en que se revisen los
derechos fundamentales del ámbito penal.
6 El imputado actúa como “objeto de prueba” y no como “sujeto de prueba” cuando se le somete a
actuaciones de investigación que, sin dañar su integridad física o síquica, permiten obtener información
acerca del hecho investigado. Es, por ejemplo, el caso de muestras de sangre o cabello, reconocimiento de
personas, o medición de hálito alcohólico. Para algunos autores estas acciones no estarían incluidas en el
derecho a no declarar contra sí mismo, de modo que constituirían mecanismos legítimos de investigación.
Ver, por ejemplo, Binder, Introducción al Derecho procesal penal, pp. 183 y 184.
7 González en Las garantías constitucionales de la detención, p. 88, expresa que este derecho impone “el
deber de no obligar, de no compelir al detenido a declarar”. Por su parte la sentencia del Tribunal
Constitucional 202/2000, fundamento jurídico 3, expresa: “no consta que el derecho a no ser obligado a
declarar en el momento de la detención no fuese garantizado a la recurrente. En efecto, nada seindica en
la demanda, ni se desprende tampoco de las actuaciones, acerca de la existencia de impedimento alguno a
la recurrente para ejercitar su derecho a guardar silencio en aquel momento, porque se hubiese visto
forzada o coaccionada a declarar ante los agentes de la autoridad (STC 127/2000, de 16 demayo, FJ 4)”.
8 En este sentido Cordero en Procedimiento penal, Tomo I, p. 214, afirma que “el silencio no significa
nada para los fines de la decisión”. Por su parte Binder en Introducción al Derecho procesal penal, p. 181,
afirma que “del silencio del imputado, de su negativa a declarar o de su mentira no se pueden extraer
argumentos a contrario sensu”. Por su parte, la STC 202/2000, de 24 de julio, expresa en su fundamento
jurídico 3: “el objeto del presente recurso de amparo se ciñe a determinar si la condena recaída en la
instancia, y ratificada en casación, ha podido vulnerar el derecho de la recurrente a no declarar (art. 17.3
CE) y, en relación con ello, a la presunción de inocencia (24.2 CE), enervada, no sobre la base de prueba
directa, sino en virtud de inferencia derivada de su negativa a declarar, penalizándose así el ejercicio de su
derecho a guardar silencio”.
c) La tercera facultad es el derecho a autoincriminarse. Por cierto más que una facultad,
constituye una renuncia del derecho a no declarar contra sí mismo y, simultáneamente,
una renuncia del derecho a guardar silencio.
Para explicar el concepto de vida privada se deben relacionar las expresiones vida
prública, vida privada e intimidad.
Se entiende por vida pública aquellos aspectos de la vida que una persona está dispuesta
a permitir sean de conocimiento público o general.
Se entiende por vida privada (o privacidad) aquellos aspectos de la vida que una persona
desea sustraer del conocimiento público o general. Algunos autores utilizan
indistintamente las expresiones vida privada e intimidad. Otros autores, en cambio,
distinguen ambas figuras, dando a la intimidad un sentido más estrecho, aludiendo a
aquellos ámbitos de la vida de una persona que la misma no desea poner en
conocimiento de terceros o que, eventualmente, sólo desea compartir con personas
determinadas. Así, por ejemplo, es parte de la vida privada la religión que profesa una
persona, pero parte de su intimidad la información relativa a su orientación sexual o las
enfermedades que padece.
El derecho a la vida privada fue reconocido como tal por primera vez en un artículo
publicado en la revista de Derecho de la Universidad de Harvard en 1890, y se le
definió como el “right to be let alone”, es decir, el derecho a ser dejado en paz, el
derecho a no ser molestado. En coincidencia con esa inicial forma de entenderlo, el
derecho fundamental a la vida privada presenta el siguiente contenido:
a) Inmiscuyéndose en la vida privada de una persona fuera de los casos autorizados por
la ley. El Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha explicado que la
injerencia ilegal no consiste en una intromisión prohibida por ley, sino en una
intromisión no autorizada por ley. Y ello porque las injerencias en la vida privada deben
estar expresamente autorizadas por la ley (Observación General n° 16).
No obstante, no todas las personas tienen derecho a la vida privada con la misma
intensidad. Tienen una vida privada atenuada las personas públicas (políticos) y quienes
han hecho de su vida privada un objeto de negocio (farándula). Así, por ejemplo, puede
ser de interés social la infidelidad de un político que toma como bandera de campaña la
centralidad de la pareja y la familia. Lo mismo ocurre con los bienes e intereses
económicos de un candidato presidencial o parlamentario, pues ello condicionará la
dirección de sus decisiones públicas.
El derecho fundamental a la vida privada incluye, junto con este derecho directamente
estatuido en la Constitución, otros dos derechos que pueden ser adscritos al mismo: el
derecho a la propia imagen y el derecho a la autodeterminación informativa.
El derecho fundamental a la propia imagen puede ser definido como el derecho que
tiene una persona sobre la totalidad de su figura corporal y sobre cada uno de los
aspectos específicos de la misma, así como respecto de los rasgos físicos que la
caracterizan, y que se traduce en la posibilidad de determinar su obtención,
almacenamiento, reproducción y difusión por parte de terceros.
En consecuencia, son objeto de protección del derecho a la propia imagen no sólo la
figura corporal como un todo, sino también cada una de las partes específicas de la
figura corporal y los rasgos físicos que caracterizan a la persona.
Un segundo momento se produce en 1993, por hechos similares a los anteriores. En este
caso la Corte de Apelaciones de Santiago acogió la acción de protección solicitada por
el padre de la menor fotografiada. Sin embargo, no se fundó en la afectación del
derecho a la propia imagen, ni en el derecho a la vida privada, sino en que el uso de tal
clase de fotografías en la portada del mencionado periódico atentaba contra el derecho a
la educación. Y ello por cuanto la menor fotografiada había sido sancionada por su
establecimiento educacional, colocándola condicional a menos que acreditara que no
había consentido que se le tomaran las fotografías publicadas13.
El giro definitivo se produce en 1997, como siempre por una acción de protección
entablada en contra del diario La cuarta por incluir en su portada una fotografía no
consentida de una joven en traje de baño en la playa. En este caso la Corte de
11 Ver Biblioteca del Congreso nacional de Chile. Departamento de Estudios, Extensión y Publicaciones.
El derecho a la información y el derecho a la vida privada en los tratados internacionales y en la
legislación de Colombia, Estados Unidos, España, Reino Unido y Alemania. Serie Estudios. Año XIV,
núm. 240, Santiago de Chile, febrero de 2004, pp. 49 y 50. Disponible en:
http://www.bcn.cl/xbcn3x/bibliodigital/pbcn/estudios/estudios_pdf_estudios/nro290.pdf. Citado: 23
noviembre 2010.
12 En este sentido se pronunció, por ejemplo, la Corte de Apelaciones de Santiago en la sentencia de
protección dictada el 1 de agosto de 1989, en el caso Alvarado Solari con Diario La Cuarta, disponible en
la Revista de Derecho y Jurisprudencia, vol. 83, Parte 1, pp. 126-128. Esta decisión fue confirmada por la
Corte Suprema en sentencia de apelación recaída en causa rol 14.598, de 16 de agosto de 1989. Citada por
Anguita R., Pedro. Jurisprudencia constitucional sobre el derecho a la propia imagen y vida privada en
Chile (1981-2004): un intento de sistematización. Disponible en:
http://www.derechoshumanos.udp.cl/libertad-de-expresion-en-chile/. Citado: 30 noviembre 2010.
13 Sentencia dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago, el 26 de abril de 1993. Publicada en la
Gaceta Jurídica, año 1993, octubre, Nº 160, Editorial Cono Sur, págs. 143 a 145. Citada por Anguita R.,
Pedro. Jurisprudencia constitucional sobre el derecho a la propia imagen y vida privada en Chile (1981-
2004): un intento de sistematización. Disponible en: http://www.derechoshumanos.udp.cl/libertad-de-
expresion-en-chile/. Citado: 30 noviembre 2010.
Apelaciones de Santiago sostuvo que la fotografía atentaba contra los derechos
fundamentales al honor y a la vida privada de la afectada. Y precisó con acierto lo
siguiente: “En efecto, el nombre y la imagen del individuo, como atributos de la
personalidad, no han podido ser utilizados como en este caso sin el consentimiento
previo y expreso de su titular, ni tampoco en provecho y beneficio exclusivos de un
tercero no facultado por la ley para ello” 14. Adviértase que, según se ha destacado en
cursiva en el texto transcrito, se alude directamente a la imagen de la persona afectada.
A partir de entonces la tutela constitucional del derecho fundamental a la propia imagen,
implícita o explícitamente considerado, se consolida en la jurisprudencia chilena.
Casos más recientes se han dado a propósito del uso no consentido de la imagen de una
machi mapuche en una publicidad de la CONADI, en el uso de la imagen de una
persona en una campaña publicitaria de SERNATUR en la Región de Los Lagos y de la
imagen de Nicolás Massú en la portada de una revista de ropa deportiva editada por una
de las grandes tiendas.
1. Concepto.
2. Contenido y lesión.
14 Sentencia dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago, el 8 de septiembre de 1997, confirmada
sin declaración por la Corte Suprema de Justicia el 17 de noviembre de 1997. Revista de Derecho y
Jurisprudencia, 2ª parte, sección 5ª págs. 126 y siguientes. Citada por Anguita R., Pedro. Jurisprudencia
constitucional sobre el derecho a la propia imagen y vida privada en Chile (1981-2004): un intento de
sistematización. Disponible en: http://www.derechoshumanos.udp.cl/libertad-de-expresion-en-chile/.
Citado: 30 noviembre 2010.
El derecho a la autodeterminación informativa presenta el siguiente contenido:
g) Derecho al olvido.
La ley 19.628 establece un catálogo de derechos para las personas respecto de las
informaciones y datos que se contengan en archivos o bases de datos. Entre tales
derechos resulta posible mencionar los siguientes, que son parcialmente coincidentes
con los derechos fundamentales en la materia:
1. Concepto y titularidad.
Como es obvio, el titular del derecho al honor es toda persona. Sin embargo, la Corte de
Apelaciones de Santiago, en sentencia confirmada por la Corte Suprema, declaró en el
caso de Felipe Camiroaga contra Ítalo Passalacua que este derecho pervive a favor de la
memoria de una persona ya fallecida, pues el accidente aéreo en el que falleció el actor
ocurrió después de iniciada la demanda, pero antes de la sentencia de segunda
instancia19.
A partir de la definición de honor que se ha dado, resulta posible inferir que se atenta en
su contra mediante las siguientes acciones:
a) Injuriando. El Código Penal define la injuria como toda expresión proferida o acción
ejecutada en deshonra, descrédito o menosprecio de una persona.
18 Derecho constitucional chileno, tomo II, Ediciones Universidad Católica, 2004, p. 180.
19 Sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, rol 4502-2009, de 5 de diciembre de 2011.
c) Difamando. La difamación no tiene definición legal, pero consiste en comunicar
hechos falsos sobre la vida de una persona. No constituye un delito penal, sino civil.
Así, por ejemplo, la Corte de Apelaciones de Valparaíso acogió la acción de protección
deducida por un abogado al que se le imputaron ilícitos en contra de los derechos
humanos y actos de corrupción en el ejercicio de su cargo de fiscal regional mediante
diversas páginas de Internet20.
El artículo 2329 del Código Civil contiene una regla general en materia de
indemnización del daño en el ordenamiento jurídico chileno: “Por regla general todo
daño que pueda imputarse a malicia o negligencia de otra persona, debe ser reparado
por ésta”. Esto significa que, por regla general, todo daño debe ser reparado, tanto en lo
patrimonial como en lo moral.
El artículo 2331 del Código Civil establece una excepción a la regla del artículo 2329
cuando el daño se produce en la honra de una persona: “Las imputaciones injuriosas
contra el honor o el crédito de una persona no dan derecho para demandar una
indemnización pecuniaria, a menos de probarse daño emergente o lucro cesante, que
pueda apreciarse en dinero”. En consecuencia, en el caso del daño al honor de una
persona sólo se puede reclamar la reparación del daño patrimonial, sea por daño
emergente o por lucro cesante.
La Constitución asegura a todas las personas la inviolabilidad del hogar. El hogar sólo
puede allanarse en los casos y formas establecidos por la ley (artículo 19, número 5). No
hay elementos de interés en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional sobre este
derecho a la inviolabilidad del hogar.
1. Concepto de hogar.
Existe una estrecha relación entre hogar y vida privada. Y, por lo mismo entre
inviolabilidad del hogar y resguardo de la vida privada. En efecto, el hogar es el lugar
en el que se pueden desplegar actividades propias de la vida privada, con exclusión de
terceros. Por tanto, al protegerse la inviolabilidad del hogar se está protegiendo, al
mismo tiempo, la vida privada. Sin embargo, esto no significa que sólo se tutelen
a) La libertad del individuo para comportarse del modo que desee en un determinado
espacio físico, sea que se trate de conductas propias de la vida privada o de conductas
que se desplegarían frente a terceros.
2) Utilizando tecnologías que permiten colocar los sentidos en el interior del hogar,
traspasando los mecanismos de protección de la privacidad con que cuenta el mismo.
Ejemplo, escanear una casa.
3) Utilizando tecnologías que permiten capturar información que proviene del interior
del hogar y se manifiesta en su exterior, pero sólo se puede percibir en ese exterior
mediante el uso de tecnología. En otras palabras, se trata de tecnologías que permiten
visualizar lo que ocurre en el interior del hogar, pero sin vulnerar las protecciones
físicas (Corte Suprema de Estados Unidos, caso Kyllo).
25 Con acierto explica Benjamín Burgos en Curso de Derecho constitucional, segunda edición corregida,
Virtudes, Buenos Aires, 2005, p. 197, que “no se ha de creer que en la intimidad [privacidad, diríamos
aquí] se aloje y proteja únicamente a las acciones que de ninguna manera se exteriorizan al público”, sino
también aquellas que podría realizar frente a terceros.
bien nacional de uso público atentaba contra el derecho a la inviolabilidad del hogar,
por cuanto este último incluye el derecho a permanecer en el hogar sin ser molestado o
turbado en el mismo. La Corte tuvo en cuenta también que existía un juicio de precario
en contra del recurrente de protección por parte de la Municipalidad de Independencia,
que aún estaba pendiente. La decisión se justificó también en el derecho de propiedad y
en el derecho a la integridad síquica. La resolución es discutible desde el punto de vista
de la inviolabilidad del hogar, por encontrarse el bien inmueble en un bien nacional de
uso público.
a) Previa autorización del encargado. No tiene que ser el dueño. Debe ser quien tiene
autoridad para definir quien ingresa a la propiedad. En consecuencia, puede ser el
arrendatario. No tienen este derecho el personal que presta servicios. La Corte Suprema
de Estados Unidos ha dicho que los visitantes sí y que en caso de jerarquías familiares
se debe preferir la voluntad del que tiene mayor jerarquía. El Tribunal Constitucional ha
dicho que ninguno de los coocupantes puede autorizar la entrada y registro si tiene un
interés jurídico inconciliable con aquél ocupante que será objeto del registro dentro del
hogar (caso de violencia intrafamiliar en la que el agresor huye, la cónyuge permite el
ingreso y la policía encuentra droga perteneciente al primero en su closet).
c) En caso de delito flagrante perceptible desde el exterior del hogar. El delito debe estar
cometiéndose en el interior del hogar. Por ello, si se persigue a quien ha cometido delito
y se refugia en una casa, la policía no puede ingresar sin autorización de los que tienen
poder para permitir el ingreso.
1. Concepto de Comunicación.
Una comunicación pública es aquella que se realiza por vías destinadas al conocimiento
general. Por ejemplo, una conferencia de prensa, un medio de comunicación social.
Una comunicación privada es aquella que se realiza por vías que permiten la exclusión
de terceros. Por ejemplo, carta física, teléfono, correo electrónico. Aunque este derecho
se relaciona con el derecho a la vida privada, no se agota con el mismo. Esto se debe a
que no se protege sólo aquel contenido comunicativo que tiene carácter privado, sino
cualquier contenido comunicativo, sea privado o no.
Del mismo modo, el uso de tecnologías para conocer el contenido de una comunicación
que se desarrolla al interior de una cabina telefónica y que no habría sido posible
conocer sin el uso de dicha tecnología vulnera el derecho a la inviolabilidad de las
comunicaciones, aún cuando la cabina telefónica se encontraba en un lugar público,
pues el contenido de dicha comunicación sólo pudo conocerse precisamente mediante el
uso de tecnologías (Corte Suprema de Estados Unidos).
La Constitución dispone que las comunicaciones sólo pueden abrirse o registrarse en los
casos y formas establecidos por la ley. El Código Procesal Penal regula esos casos y
formas en lo relativo a comunicaciones físicas, electrónicas y telefónicas para el caso de
delitos penales.
c) Las comunicaciones telefónicas sólo pueden ser interceptadas y grabadas por el fiscal
cuando se trate de apartados del imputado o de quienes son sus intermediarios y se esté
investigando un delito que merezca pena de crimen (casos), previa autorización del juez
de garantía, quien la concederá por un plazo máximo de sesenta días, los que se pueden
prorrogar sucesivamente siempre que se sigan cumpliendo los requisitos mencionados
(forma) (artículo 222).
El decreto ley 211, de 1974, sobre libre competencia, regula igualmente la intercepción
de comunicaciones físicas, electrónicas y telefónicas en el caso de conductas contra la
libre competencia. En este caso el Fiscal Nacional Económico podrá solicitar tales
interceptaciones cuando tenga antecedentes graves y precisos de colusión (casos),
previa aprobación del Tribunal de la Libre Competencia y con autorización de un
Ministro de Corte de Apelaciones (forma).
También el Código Penal sanciona al que “en lugares que no sean de libre acceso al
público, sin autorización del afectado y por cualquier medio, capte, intercepte, grabe o
reproduzca conversaciones o comunicaciones de carácter privado”. De igual modo, se
sanciona a quien “difunda” las conversaciones o comunicaciones obtenidas de esa
manera (artículo 161 A).
1. Libertad de conciencia.
2. Libertad de creencia.
La creencia es el conjunto de afirmaciones que se tienen por verdaderas, pero que, sin
embargo, no están comprobadas, no existe certeza respecto de su veracidad o falsedad.
3. Libertad de culto.
La libertad de culto incluye una permisión y una prohibición. Se permite rendir honor
mediante los ritos y ceremonias que se desee a aquello en lo que se cree en materia
religiosa. En cuanto prohibición, impide que el Estado o terceros impongan o impidan
determinados ritos o ceremonias para rendir honor a aquello en lo que se cree.
4. Libertad religiosa.
A partir de esa definición, la libertad religiosa puede ser explicada como el derecho de
establecer un conjunto de creencias respecto de la divinidad, un conjunto de normas
morales para la conducta individual y social, y un conjunto de prácticas rituales para
rendir culto a la misma divinidad. Incluye, al igual que los derechos a las libertades de
conciencia, creencia y culto, una permisión y una prohibición. La primera permite
establecer tales creencias, normas morales y prácticas rituales, o no establecerlas
(agnosticismo y ateísmo). La segunda impide que el Estado o cualquier particular
impida el ejercicio de dicha permisión.
El orden público es, seguramente, uno de los conceptos más difíciles de definir y
respecto del cual no existe consenso entre los autores. Para efectos de este curso parece
posible sostener que consiste en el respeto de las normas relativas a la organización y
convivencia social por parte de la población.
Sin embargo, conviene advertir que los derechos fundamentales en general y las
libertades de conciencia, creencia y culto en particular, no sólo se encuentran limitadas
por estos bienes jurídicos de jerarquía constitucional. Los derechos fundamentales se
encuentran siempre limitados, además, por otros derechos fundamentales, pues el
ejercicio de uno de ellos puede implicar una lesión a otro de los mismos.
Sin embargo, el mismo Comité ha advertido que estas libertades no son ilimitadas. En
consecuencia, ha declarado que “una creencia que consiste en forma principal o
exclusiva en el cultivo y distribución de estupefacientes no puede en modo alguno
incluirse en el ámbito del artículo 18 del Pacto” (caso M. A. B. y otros c. Canadá). Del
mismo modo, ha sostenido que “la negativa a pagar impuestos por motivos de objeción
de conciencia escapa claramente del ámbito de la protección que ofrece este artículo”
(caso I. P. c. Canadá, 1991).
Ahora bien, no todo lo que la Constitución incluye en el artículo 19, número 7, responde
a la definición de libertad personal que acaba de darse. Algunas de sus disposiciones
pueden ser reconducidas a otros derechos, como ocurre con las estatuidas en las letras
f), g), h) e i). En efecto:
26 Verdugo, Pfeffer y Nogueira, Derecho constitucional, tomo I, Jurídica de Chile, Santiago de Chile,
1999, p. 235.
27 Oficina Regional para América Latina y el Caribe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Derechos Humanos, Derecho internacional de los derechos humanos, segunda edición, Santiago de
Chile, 2007, p. 280.
3) La acción de indemnización de perjuicios por error judicial (letra i) es un mecanismo
procesal constitucional que será analizado junto con las demás acciones de tutela de
derechos fundamentales.
La letra a) del artículo 19, número 7, precisa el contenido del derecho fundamental a la
libertad personal. En esta disposición se confieren los derechos de residir y de
permanecer en cualquier lugar de la República, de trasladarse de un lugar a otro dentro
de ella y de entrar y salir de su territorio. Las limitaciones al ejercicio de estos cinco
derechos se refieren a que se deben ejercer respetando las normas legales que los
regulan y los derechos de terceros.
La Constitución dispone que al ejercer estos derechos se deben respetar las exigencias
establecidas en la ley. Esto se refiere a que el modo en que se ejerzan cualquiera de esos
cinco derechos debe hacerse de conformidad con las regulaciones establecidas. Así, por
ejemplo, una persona se puede trasladar utilizando un vehículo motorizado por las
carreteras, pero pagando los peajes establecidos. Del mismo modo, puede entrar o salir
del país, pero exhibiendo su cédula de identidad y, si corresponde, la visa que le
autoriza la entrada al país.
Por otra parte, la letra b) del artículo 19, número 7, prescribe que a nadie se puede privar
o restringir su libertad personal, sino en los casos y en la forma establecidos por la
Constitución y las leyes. En consecuencia, la libertad personal encuentra limitación no
sólo en los derechos de terceros, sino también en las regulaciones constitucional y legal.
A continuación se revisarán tales regulaciones.
3. El arresto.
El arresto es una medida coercitiva que consiste en la privación de libertad del sujeto
con la finalidad de presionarlo para que cumpla con una determinada obligación.
Resulta aplicable a cualquier ámbito del Derecho.
El arresto sólo procede previa orden de funcionario público expresamente facultado por
la ley y luego que dicha orden le sea presentada al sujeto. Así, el arresto se aplica previa
autorización judicial, por ejemplo, al testigo que no comparece al llamamiento judicial,
al alimentante que no provee los alimentos judicialmente decretados a favor del
alimentario, al infractor que no cumple con el pago de la multa que le ha aplicado un
juez por una infracción de tránsito. Todos estos casos son de regulación
infraconstitucional.
El arresto sólo se puede ejecutar en la propia casa del afectado o en lugares públicos
destinados a este objeto (artículo 19, número 7, letra d).
4. La detención.
La orden judicial emana de un juez de garantía, previa solicitud del fiscal, respecto de,
por ejemplo, imputados citados a presencia judicial y que no han comparecido. Sin
embargo, también puede emanar de cualquier juez, sin importar su competencia,
respecto de delitos cometidos en la sala del despacho del tribunal (artículo 128 del
Código Procesal Penal).
b) Duración de la detención.
La Constitución prescribe que el detenido por orden judicial debe ser puesto a
disposición del juez en el plazo máximo de cuarenta y ocho horas (artículo 19, número
7, letra c). Sin embargo, el Código Procesal Penal disminuye este plazo a veinticuatro
horas (artículo 131 del Código Procesal Penal).
La Constitución autoriza al juez para ampliar los indicados plazos de detención hasta
por cinco días, aunque el Código sólo permite aumentarlo en tres. Por último, la
Constitución dispone que en caso de delitos terroristas el plazo de veinticuatro horas se
puede aumentar hasta en diez días.
c) Lugares de detención.
La detención sólo se puede ejecutar en la propia casa del afectado o en lugares públicos
destinados a este objeto (artículo 19, número 7, letra d).
5. La prisión preventiva.
La prisión preventiva es una medida cautelar, es decir, de aseguramiento de los fines del
procedimiento, propia del ámbito procesal penal que consiste en la privación de libertad
del sujeto con el fin de garantizar que se encontrará a disposición para la realización de
actuaciones procesales o para el cumplimiento de la condena.
Por último, se entiende que la prisión preventiva es necesaria para la seguridad del
ofendido cuando existieren antecedentes calificados que permitieren presumir que éste
realizará atentados en contra de aquél, o en contra de su familia o de sus bienes.
La prisión preventiva sólo se puede cumplir en la propia casa del afectado o en lugares
públicos destinados a este objeto (artículo 19, número 7, letra d).
Por último, la Constitución prescribe que nadie puede ser “preso” sino en la propia casa
del afectado o en lugares públicos destinados a este objeto (artículo 19, número 7, letra
d). Por tanto, lo único que se regula es el lugar en que se cumple la prisión.
Cuando el tribunal aplica la privación de libertad en el domicilio del imputado, cada día
bajo esta modalidad corresponde a un día de privación de libertad en la cárcel. Y si esta
medida se aplica por doce o más horas cada día, entonces se computa como medio día
de privación de libertad. Esto es importante para el cumplimiento de una eventual
condena, pues los días en que la persona ha estado sometida a esta medida cautelar se
imputarán a los días de privación de libertad a los que se le condene.
Por último, dispone que debe existir un sistema de calificación para lo relativo a la
exhibición de la producción cinematográfica.
El artículo 19, número 12, incluye tres derechos: a opinar, a informar y a recibir
información. A ellos se debe añadir el derecho a buscar información. Todos ellos se
revisan a continuación.
Informar, por su parte, consiste en dar noticia de algo, dar a conocer algo 29. La libertad
de informar consiste, en consecuencia, en el derecho de dar noticia o dar a conocer un
cierto hecho o una determinada afirmación. La diferencia entre la opinión y la
información es que en la primera lo comunicado emana de quien ejerce el derecho de
opinión, mientras que en la segunda lo comunicado es ajeno a quien ejerce el derecho de
informar, proviene del hacer o expresar de un tercero.
A estos dos derechos se debe añadir el derecho a recibir información, que ha sido
reiteradamente reconocido por el Tribunal Constitucional30. Se trata de un derecho
adscrito o implícito en las libertades de opinar e informar, pues de nada servirían estas
últimas si no se confiriera, además, el derecho a recibir una información oportuna, veraz
28 Silva Bascuñán, Alejandro, Tratado de Derecho constitucional, tomo XII, Jurídica de Chile, Santiago
de Chile, segunda edición, 2008 p. 291.
29 En similar sentido, Silva Bascuñán, Alejandro, Tratado de Derecho constitucional, tomo XII, Jurídica
de Chile, Santiago de Chile, segunda edición, 2008 p. 292.
30 Sentencias rol 226, de 30 de octubre de 1995, considerando 20; rol 634, de 9 de agosto de 2007,
considerando noveno; y rol 1732-10-INA y N° 1800-10-INA (acumulados), de 21 de julio de 2011,
considerando vigésimo noveno;
y completa31. Sin embargo, y a diferencia de las dos libertades mencionadas, el titular en
este caso es el destinatario de la opinión y de la información, y no quien desea opinar o
informar. Con todo, el propio Tribunal Constitucional ha precisado que este derecho a
recibir información sólo nace una vez que la información ha sido proporcionada por los
medios de comunicación. En consecuencia, no incluye el derecho a obligar a una
persona o a algún medio a entregar determinadas informaciones32.
En íntima relación con el deber de responder por el uso abusivo de estos derechos, la
misma Constitución otorga el derecho de rectificación: toda persona natural o jurídica
ofendida o injustamente aludida por un medio de comunicación tiene derecho a que su
declaración o rectificación sea gratuitamente difundida por el mismo medio en que
dicha información fue emitida, en las condiciones establecidas por la ley (artículo 19,
número 12, inciso tercero).
El derecho de reunión consiste, según Verdugo y Pfeffer, en “la libertad que tiene un
número indeterminado de personas para agruparse momentáneamente con el fin de
plantear problemas comunes. El elemento vinculante de los reunidos son sus intereses
Las reuniones que se realizan en un lugar de uso público se deben regir por las
disposiciones de policía, es decir, por normas jurídicas de jerarquía inferior a la ley.
Conviene advertir que se trata del único derecho fundamental que, por autorización
constitucional, no requiere ser regulado por ley, sino que puede ser regulado por normas
infralegales. Se entiende por lugar de uso público los bienes nacionales de uso público,
tales como caminos, calles, plazas y puentes, pero no incluye los lugares de acceso
público, como restaurantes, teatros u hoteles36.
1. Concepto.
35 Verdugo, Pfeffer y Nogueira, Derecho constitucional, tomo I, Jurídica de Chile, Santiago de Chile,
1999, p. 235.
36 Verdugo, Pfeffer y Nogueira, Derecho constitucional, tomo I, Jurídica de Chile, Santiago de Chile,
1999, p. 237.
Asociarse consiste en agruparse con otros de manera más o menos permanente, y bajo
una organización determinada, con la finalidad de alcanzar objetivos comunes.
De este modo, se está en presencia de una asociación cuando se cumplen los siguientes
requisitos:
Como se puede advertir, existe una asociación sin importar si cuenta con personalidad
jurídica o si carece de ella.
Como la Constitución dispone en el inciso segundo del artículo 19, número 15, que
“Para gozar de personalidad jurídica las asociaciones deberán constituirse en
conformidad a la ley”, el derecho de asociación se puede ejercer para coformar tal clase
de colectivos con o sin personalidad jurídica.
2. Contenido
1) Los partidos políticos no pueden intervenir en actividades ajenas a las que le son
propias. Recíprocamente, se prohíbe que las asociaciones, movimientos, organizaciones
o grupos que no son partidos políticos persigan los fines o realicen las acciones que
corresponden a estos últimos, pues de lo contrario son ilícitos y se les sancionará de
acuerdo con la ley.
5) Los estatutos del partido deben establecer normas que aseguren una efectiva
democracia interna.
6) Las primarias organizadas por los partidos políticos son vinculantes para los
candidatos que a ellas se presenten, de modo que quien no resulte elegido en dicha
primaria no podrá presentarse como candidato al mismo cargo en la respectiva elección.
4. El derecho de sindicación.
5. La negociación colectiva.
Prescribe el artículo 19, número 16, inciso quinto, de la Constitución chilena: “La
negociación colectiva con la empresa en que laboren es un derecho de los trabajadores,
salvo los casos en que la ley expresamente no permita negociar. La ley establecerá las
modalidades de la negociación colectiva y los procedimientos adecuados para lograr en
ella una solución justa y pacífica. La ley señalará los casos en que la negociación
colectiva deba someterse a arbitraje obligatorio, el que corresponderá a tribunales
especiales de expertos cuya organización y atribuciones se establecerán en ella”41.
El enunciado transcrito contiene cuatro aspectos, dos de los cuales deben ser destacados
en este momento. El primero de ellos se refiere a que la negociación colectiva es un
derecho que sólo se otorga a los trabajadores del sector privado. Así se desprende de la
expresión “empresa” que se utiliza en el precepto. En el mismo sentido se pronuncian
Verdugo y Pfeffer, cuando explican que, de acuerdo con esta disposición, “la
negociación colectiva está consagrada como un derecho de los trabajadores
dependientes o sujetos a una relación laboral” 42. Al respecto, Caamaño y Ugarte
sostienen que el derecho a la negociación colectiva ha sido establecido en la
Constitución de manera bastante restrictiva, pues “no todos los trabajadores lo tienen,
por cuanto se circunscribe a quienes laboran en el sector privado”43.
41
Nogueira explica que, de acuerdo con la disposición constitucional, el derecho a la negociación colectiva
“sólo puede ser regulado por ley y no por disposiciones que conforman la potestad reglamentaria, salvo
remisión del legislador a la potestad reglamentaria en aspectos secundarios y determinados”. Ver
Nogueira Alcalá, Héctor, Derechos fundamentales y garantías constitucionales, tomo 3, Librotecnia,
Santiago de Chile, 2009, p. 432.
42
En Verdugo Marinkovic, M., Pfeffer Urquiaga, E., y Nogueira Alcalá, H., Derecho constitucional, tomo
I, Jurídica de Chile, Santiago de Chile, 1999, pp. 289 y 290, quienes explican que “la negociación
colectiva está consagrada como un derecho de los trabajadores dependientes o sujetos a una relación
laboral”.
43 Caamaño Rojo, Eduardo, y Ugarte Cataldo, José Luis, Negociación colectiva y libertad sindical. Un
enfoque crítico, Legal Publishing, Santiago de Chile, 2008, p. 34.
44 En palabras de Caamaño y Ugarte, “he aquí lo más representantivo de la opción ideológica en materia
de relaciones colectivas del trabajo impuesta por el régimen militar”. Ver Caamaño Rojo, Eduardo, y
Ugarte Cataldo, José Luis, Negociación colectiva y libertad sindical. Un enfoque crítico, Legal
Publishing, Santiago de Chile, 2008, p. 34.
significa, como coincidentemente interpretan José Luis Cea 45, Hernán Molina46, o
Caamaño, Ugarte y Gamonal47, que no existe el derecho constitucional a negociar por
rama profesional, por área de actividad económica o en cualquier otro nivel distinto de
la empresa48. Justificando esta opción, Molina Guaita explica que es en esta unidad
productiva “donde se producen los beneficios económicos a repartir y en donde es
posible determinar con exactitud la productividad que corresponde a cada integrante de
la empresa”49. Sin embargo, una tal justificación no parece atendible. En palabras de
Diego López, “la descentralización productiva ha operado en Chile como un poderoso
medio para lograr que las empresas que pagan las remuneraciones no sean las mismas
que consolidan las utilidades del negocio, lo que priva a la negociación colectiva de
cualquier posibilidad real de incidir en cómo los salarios traspasan parte de los
resultados del negocio a los trabajadores subcontratados”50.
6. La huelga.
1. La libertad de trabajo.
La libertad de trabajo es reiteradamente regulada en el artículo 19, número 16. Por una
parte, se presenta el enunciado normativo general que precisamente confiere este
derecho. Por otra parte, se incluyen cinco disposiciones que explicitan el significado o
contenido de la libertad de trabajo. Tales disposiciones prescriben que el contenido de la
libertad de trabajo es el siguiente:
a) El derecho a la libre elección del trabajo. Esto significa que la persona tiene el
derecho de decidir a qué actividad económica desea dedicarse y a cuál no, así como la
posibilidad de cambiar en cualquier momento dicha opción. Por ejemplo, ser abogado,
ser informático, ser administrativo de una empresa, etcétera.
El inciso primero del artículo 19, número 16, confiere la libertad de trabajo y su
protección. Pues bien, lo que se protege no es la libertad de trabajo, sino el trabajo
mismo, es decir, la actividad productiva. Esto significa que se deben tomar las medidas
necesarias para que los trabajos sean sanos y seguros, es decir, que no generen
enfermedades ni accidentes.
Esta disposición es complementada por la ley 16.744, sobre accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales, que establece todo un sistema de protección para que los
trabajos dependientes en Chile sean sanos y seguros. Este sistema de protección incluye
prestaciones médicas y económicas para los trabajadores que sufren accidentes o
enfermedades laborales, un sistema de prevención de riesgos laborales en las empresas
y la exigencia a las empresas de pagar una cotización para financiar el sistema de
protección contra accidentes y enfermedades laborales.
Este derecho fue revisado al analizar el derecho fundamental a la igualdad, pues se trata
de una norma que prohíbe la discriminación, en este caso por parte del Estado en el
acceso a las funciones y empleos públicos.
51 Verdugo, Pfeffer y Nogueira, Derecho constitucional, tomo I, Jurídica de Chile, 1999, p. 297.
mantenerla o concluirla, así como las prohibiciones dirigidas al Estado y a los
particulares de interferir en el ejercicio de tales libertades.
Sin embargo, la Constitución ha distinguido estos dos derechos e incluso los ha limitado
en virtud de diferentes bienes jurídicos constitucionales. En efecto, el ejercicio del
derecho a desarrollar cualquier actividad económica se encuentra limitado por los
siguientes bienes jurídicos constitucionales: la moral, el orden público y la seguridad
nacional. Además, debe ejercerse respetando las normas legales que la regulen. Como
se puede advertir, existe poca coincidencia con los bienes jurídicos constitucionales que
limitan la libertad de trabajo, que son la moral, la seguridad pública, la salubridad
pública y el interés nacional, pues sólo coinciden en la moral como restricción.
2. El estado empresario.
El inciso segundo del artículo 19, número 21, dispone que el Estado o sus organismos
podrán realizar actividades económicas siempre que se cumplan dos requisitos. En
primer lugar, que una ley, que deberá ser de quórum calificado, los autorice. En segundo
lugar, que en caso de contar con dicha autorización, se sometan a la legislación común
aplicable a los particulares que se dedican a la misma actividad económica. Esta
disposición regula lo que en doctrina se ha denominado “el Estado empresario”.
La segunda disposición pretende evitar que el Estado o sus organismos cuenten con un
tratamiento preferencial por parte del ordenamiento jurídico, respecto de los
particulares, al momento de desarrollar actividades económicas. Esta disposición se
justifica en que tal clase de tratamiento generaría una situación privilegiada para el
Estado y, en consecuencia, una competencia desleal respecto del resto de los operadores
económicos.
El derecho a la propiedad consiste en la libertad para adquirir toda clase de bienes, sean
muebles o inmuebles, corporales e incorporales.
A partir de lo expresado en el artículo 19, número 23, es posible distinguir tres clases de
bienes: los susceptibles de apropiación, los que la naturaleza ha hecho comunes a todos
los seres humanos y los que deban pertenecer a la Nación toda y una ley lo declare así
(estos últimos son denominados bienes nacionales de uso público). Los bienes comunes
a todos los seres humanos y los bienes nacionales de uso público no son susceptibles de
apropiación, de modo que respecto de ellos no se puede ejercer el derecho a la
propiedad.
1. Concepto.
Las limitaciones que derivan de la función social son exigidas por el interés nacional, la
seguridad nacional, la utilidad pública, la salubridad pública y la conservación del
patrimonio ambiental.
2. Expropiación.
2.1. Concepto.
La expropiación es el acto de autoridad en virtud del cual una persona es privada del
dominio sobre un bien corporal o incorporal, o de alguno de los atributos esenciales del
dominio, a cambio de una indemnización. Puede entenderse como una venta forzada, en
que la voluntad del particular es reemplazada por la voluntad del legislador.
2.2. Requisitos.
1) Ley general o especial que autorice la expropiación, por causa de interés nacional o
utilidad pública, calificada por el legislador.
2) Pago de una indemnización que debe cumplir los siguientes requisitos. Monto: debe
considerar el daño patrimonial efectivamente causado, fijada de común acuerdo o por
los tribunales en subsidio. Forma: al contado y en dinero efectivo. Oportunidad: antes
de tomar posesión del bien, determinándose su monto provisoinalmente por peritos si
falta acuerdo sobre el monto.
El derecho de propiedad intelectual constituye una especie dentro del género “derecho
de propiedad”. Es el mismo derecho, y no uno diverso, calificado o especificado por el
objeto del derecho, lo que genera un haz de atributos o facultades especiales.
4.1. Conceptos.
El derecho de propiedad intelectual es el conjunto de facultades que se otorgan al
creador de una obra del intelecto humano, con la finalidad de conservar, proteger e
indemnizar el uso exclusivo de dicha obra.
1. Regulación constitucional.
De este modo, la definición de medio ambiente debe recoger los elementos naturales y
humanos que coexisten en un determinado territorio, más las interacciones que
permanentemente se producen entre todos esos elementos.
En este mismo sentido, la ley 19.300, sobre bases del medio ambiente, define en su
artículo 2°, letra ll), al medio ambiente como “el sistema global constituido por
elementos naturales y artificiales de naturaleza física, química o biológica,
socioculturales y sus interacciones, en permanente modificación por la acción humana o
natural y que rige o condiciona la existencia y desarrollo de la vida en sus múltiples
manifestaciones”. Esta definición ha sido seguida por la jurisprudencia de los tribunales.
1) El medio ambiente se constituye no sólo con elementos naturales, sino también con
elementos artificiales. Y esos elementos pueden ser de naturaleza física, química o
biológica, pero también socioculturales. En consecuencia, el medio ambiente no sólo es
la naturaleza, como erróneamente se podría suponer. También está integrado por
elementos socioculturales, esto es, por elementos naturales o artificiales que tienen un
significado o relevancia de carácter social o cultural.
c) El mandato dirigido al Estado para adoptar las políticas y realizar las acciones
tendentes a eliminar del medio ambiente los contaminantes que se encuentren en
concentraciones o períodos superiores a aquellos susceptibles de constituir un riesgo a la
salud de las personas, a la calidad de vida de la población, a la preservación de la
naturaleza o a la conservación del patrimonio ambiental52.
5. El daño ambiental.
52 La idea sobre el carácter prestacional de este derecho ha sido extraída de Nogueira Alcalá, Humberto,
Derechos fundamentales y garantías constitucionales, Librotecnia, Santiago de Chile, 2008, p. 636.
El daño ambiental es definido de la siguiente manera en el artículo 2°, letra e), de la ley
19.300: “Daño Ambiental: toda pérdida, disminución, detrimento o menoscabo
significativo inferido al medio ambiente o a uno o más de sus componentes”.
El artículo 51 de la misma ley dispone que todo el que dolosa o culposamente provoque
daño ambiental responderá del mismo de conformidad con lo dispuesto en dicha ley. Y
agrega que, en lo no previsto por la ley 19.300, se aplicará el título XXXV del libro IV
del Código Civil, sobre responsabilidad extracontractual.
De este modo, la legislación establece el deber de reparar el daño causado, sea al medio
ambiente, sea a las personas como consecuencia del daño al medio ambiente.
En tal sentido, dispone la Constitución: “El Estado protege el libre e igualitario acceso a
las acciones de promoción, protección y recuperación de la salud y de rehabilitación del
individuo”.
Por útimo, concluye: “Es deber preferente del Estado garantizar la ejecución de las
acciones de salud, sea que se presten a través de instituciones públicas o privadas, en la
forma y condiciones que determine la ley, la que podrá establecer cotizaciones
obligatorias”.
El último inciso del artículo 19, número 9, es una libertad y no tiene relación con el
ámbito prestacional propio de los derechos sociales: consiste en el derecho de optar
entre el subsistema público y el subsistema privado de salud. Al respecto dispone:
“Cada persona tendrá el derecho a elegir el sistema de salud al que desee acogerse, sea
éste estatal o privado”.
La doctrina tradicional entiende que los derechos sociales y entre ellos el derecho a la
salud no tienen la misma calidad que los demás derechos fundamentales de carácter
político o civil. Se trata de aspiraciones que deben ser satisfechas en la medida de las
posibilidades financieras del Estado. En consecuencia, no se deben otorgar mecanismo
de tutela jurisdiccional de tal clase de derechos.
Esta perspectiva es la que se consagra en la Constitución de 1980, pues la acción de
protección establecida en el artículo 20 no incluye los derechos sociales (salud,
educación, seguridad social). En consecuencia, estos derechos no pueden ser tutelados
por parte del Poder Judicial y quedan entregados en cuanto al grado de su satisfacción a
las decisiones de la autoridad política.
En ese contexto, lo único que resulta tutelado por la acción de protección es el derecho a
elegir el sistema público o el privado de salud, que no es un derecho social, sino un
derecho de libertad. Por ello la tutela del derecho a la salud se ha hecho por vía de
deducir acciones de protección a favor del derecho a la vida. En este sentido, la posible
afectación del derecho a la vida implica la tutela del derecho a la salud, es decir, el
derecho a mantener un estado de salud adecuado para la conservación de la vida
biológica.
Desde hace décadas existen al menos dos contradictorias visiones respecto del rol que
debe asumir el Estado frente al derecho a la salud. Desde 1925 y hasta 1973 prevaleció
una perspectiva crecientemente socializante que otorgaba al Estado un muy poderoso
rol en la protección de la salud de toda la población.
Tras el golpe militar se produjo un fuerte enfrentamiento al interior del mismo entre
quienes defendían esta misma visión (los comisionados demócrata cristianos Alejandro
Silva y Enrique Evans, y el Ministro de Salud de los años setenta y luego comandante
en jefe de la Fuerza Aérea, Fernando Matthei) y quienes eran partidarios de entregar al
mercado la regulación de este derecho, de modo que el Estado tuviera sólo un rol
subsidiario (los comisionados de Derecha Enrique Ortúzar y Jaime Guzmán, y los
economistas que sustentaban al gobierno militar).
Por último, la Constitución precisa que las leyes que regulen el ejercicio de este derecho
serán de quórum calificado.
Se entiende por contingencia un evento que puede ocurrir o no ocurrir y que provoca en
el individo o en su familia una disminución en su nivel de ingresos o un incremento en
su nivel de gastos. Se le apellida social cuando la sociedad está dispuesta a asumir su
protección, es decir, proteger a los que padezcan esas contingencias, esos eventos que
pueden ocurrir o no ocurrir. Aunque su enumeración depende del respectivo
ordenamiento jurídico, en general son la enfermedad común, el accidente común, la
enfermedad profesional, el accidente del trabajo, la maternidad, la vejez, la
sobrevivencia, la cesantía y la pobreza. Las contingencias son también denominadas
riesgos, aunque esta expresión no resulta tan aplicable a eventos como la maternidad, la
vejez o la sobrevivencia.
Se entiende por estado de necesidad la situación de carencia que afecta a un sujeto. Esta
carencia puede ser de carácter económico (falta de ingresos) o sanitarios (falta de salud).
El sistema de seguridad social chileno puede ser explicado concisamente a partir de los
sistemas institucionales que lo integran.
El público está integrado por FONASA, que otorga las prestaciones económicas, y el
sistema nacional de servicios de salud, la red de establecimientos de salud de menor
complejidad (consultorios, policlínicos) y las personas naturales (profesionales de la
salud) y jurídicas (clínicas, laboratorios, centros médicos) que han suscrito el respectivo
acuerdo con FONASA, que otorgan las prestaciones médicas.
El sistema privado está integrado por las ISAPRES, que administran el sistema y
otorgan las prestaciones económicas, y las personas naturales (profesionales de la salud)
y jurídicas (clínicas, laboratorios, centros médicos) que han suscrito el respectivo
acuerdo con la ISAPRE, que otorgan las prestaciones médicas.
d) Otros: El sistema de seguridad social chileno está integrado también, entre otros, por
el seguro de cesantía, el sistema de pensiones asistenciales, el sistema de protección a la
infancia Chile crece contigo, la reforma previsional de protección a trabajadores de
menores ingresos, etcétera.
a) Concepto.
Podría decirse que constituye una especificación del derecho a la libre iniciativa
económica, pues se trata de un derecho de libertad tendente a organizar la provisión de
un determinado servicio, en este caso el servicio educativo. Sin embargo, y a diferencia
del derecho a la libertad económica, no supone de manera necesaria el afán de lucro
porparte de quien abre, mantiene y organiza un establecimiento educacional. Esta
pretensión se encuentra, sin duda, presente en la generalidad de los particulares que
ejercen este derecho. Sin embargo, no se encuentra en el caso de otros particulares, ni en
el caso de las iglesias, pues aquellos y estas en muchos casos tienen objetivos benéficos
o religiosos.
a) Objetivo de la educación.
La Constitución entiende, en el inciso segundo del artículo 19, número 10, que “La
educación tiene por objeto el pleno desarrollo de la persona en las distintas etapas de su
vida”. Esta declaración es coherente con la finalidad atribuida a la educación en el
Derecho internacional, que es todavía más ambicioso al identificar los objetivos de la
educación.
Así se expresa en los incisos tercero y cuarto del artículo 19, número 10, que al efecto
disponen:
Tanto el número 10 como el número 11 dicen algo sobre los padres respecto de la
educación. El artículo 19, número 10, inciso tercero, de la Constitución dispone que:
“Los padres tienen el derecho preferente y el deber de educar a sus hijos. Corresponderá
al Estado otorgar especial protección al ejercicio de este derecho”. En una disposición
que parece complementaria, el artículo 19, número 11, inciso cuarto, prescribe: “Los
padres tienen el derecho de escoger el establecimiento de enseñanza para sus hijos”.
Por último, el inciso final del mismo artículo 19, número 10, prescribe lo siguiente: “Es
deber de la comunidad contribuir al desarrollo y perfeccionamiento de la educación”.
El inciso sexto del artículo 19, número 10, dispone lo siguiente: Corresponderá al
Estado, asimismo, fomentar el desarrollo de la educación en todos sus niveles; estimular
la investigación científica y tecnológica, la creación artística y la protección e
incremento del patrimonio cultural de la Nación.
Capítulo VI.
Tutela de la supremacía constitucional.
I. Introducción.
10) También hay otras acciones que deben ser conocidas por el Tribunal Constitucional
(artículo 93, números 8 a 15), que no serán aquí mencionadas.
El artículo 19, número 26, dispone que la Constitución asegura a todas las personas: “La
seguridad de que los preceptos legales que por mandato de la Constitución regulen o
complementen las garantías que ésta establece o que las limiten”. De este modo,
implícitamente se está ordenando que los derechos constitucionales sólo sean regulados,
complementados o limitados por “preceptos legales”, es decir, por normas de jerarquía
legal. Es lo que se denomina principio de reserva legal o principio de desarrollo
legislativo de los derechos.
Por otra parte, es necesario tener presente que existen las normas jurídicas de jerarquía
infralegal, las que en muchos casos sirven para completar, especificar al detalle o
aplicar a casos concretos las normas generales de jerarquía legal.
Considerando estas dos variables (el mandato de reserva legal de los derechos y la
posibilidad de utilizar normas infralegales para complementar las normas de jerarquía
legal), es posible preguntarse lo siguiente:
¿Está permitido que las normas infralegales completen o especifiquen las normas
legales en su tarea de regular, complementar o limitar los derechos constitucionales? En
otras palabras, ¿pueden las normas infralegales intervenir en la regulación de los
derechos constitucionales, que es una materia que la Constitución ha entregado al
dominio legal?
Por último conviene hacer presente que, de acuerdo con la regulación constitucional, el
derecho de reunión en lugares públicos se rige por “disposiciones de policía”, es decir,
por normas de jerarquía infralegal. Este es el único derecho que está excluido del
principio de reserva legal, por así disponerlo la Constitución.
Al respecto, dispone el artículo 19, número 26, que la Constitución asegura a todas las
personas: “La seguridad de que los preceptos legales que por mandato de la
Constitución regulen o complementen las garantías que ésta establece o que las limiten
en los casos en que ella lo autoriza, no podrán afectar los derechos en su esencia, ni
imponer condiciones, tributos o requisitos que impidan su libre ejercicio”. Esta
53 Sentencia del Tribunal Constitucional recaída en la causa rol 480-2006, de 27 de julio de 2006,
considerandos décimo tercero, décimo cuarto y décimo quinto.
54 Sentencia del Tribunal Constitucional recaída en la causa rol 2069-2011, de 31 de julio de 2011,
considerando 36.
disposición prescribe que, al regular, complementar o limitar los derechos
constitucionales, el legislador no puede afectar los derechos en su esencia. Por tanto, si
bien la regulación, complemento o limitación de los derechos puede implicar ciertas
restricciones a su ejercicio, esas limitaciones no deben afectar la esencia de los
derechos.
Esta disposición es perfectamente coherente con la idea de tutelar los derechos y, más
ampliamente, la supremacía constitucional. En efecto, si no existiera esta prescripción,
el legislador podría afectar los derechos en su esencia, provocando que se hagan
irreconocibles, o irrealizables, es decir, que en los hechos desaparezcan del
ordenamiento.
1. Antecedentes.
55 Ver sentencias roles 43, considerando 21, 200, considerando 4° y 2042-11, considerando trigésimo
sexto.
56 Al respecto explica BORDALÍ SALAMANCA, Andrés. “El Recurso De Protección Entre Exigencias
De Urgencia Y Seguridad Jurídica” /en/ Revista de Derecho, Universidad Austral, Vol. 19, 2006, pp.
Completar página, que “el Recurso de Protección fue creado como instrumento de lucha política. Se trata
de una propuesta política que quería robustecer el papel de los tribunales superiores de justicia frente a los
poderes democráticos “progresistas” (Legislativo y Administrativo) de un momento determinado de
nuestra historia nacional”. Y añade: “Era muy relevante encargar a la Corte Suprema la tutela de los
derechos fundamentales vía apelación porque ésta se había manifestado en un par de ocasiones
contrariando al gobierno socialista”.
57 Sobre el punto, señala el autor: “La crisis política y jurídica en un ámbito de fuertes pugnas sociales y
anarquía mostraron, en los inicios de los años setenta, las significativas falencias del ordenamiento
jurídico y mecanismos institucionales que garantizaban los derechos de las personas”. Nogueira Alcalá,
Humberto, El recurso de protección en Chile /en/ Aberastury, Pedro y otros, la protección constitucional
del ciudadano. Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica y Venezuela, CIEDLA, Buenos Aires,
1999, p. 81.
El primer antecedente de la acción de protección en los términos actualmente
contemplados en la Constitución vigente se encuentra en un proyecto de reforma
constitucional presentado por la oposición durante el gobierno de Salvador Allende58.
Además, el inciso segundo disponía que en caso del artículo 19, número 8, la acción de
protección sólo procedía en contra de acciones simultáneamente ilegales y arbitrarias e
imputables a una autoridad o persona determinada.
Por último, la reforma constitucional del 2005 mantuvo la redacción del inciso primero,
pero modificó la del inciso segundo. En cuanto a este último, dispuso que la acción de
protección procedía tanto contra acciones como contra omisiones, y que las mismas
debían ser ilegales.
2. Concepto.
3. Características.
Los derechos del artículo 19 no tutelados por la acción de protección son los siguientes:
1) Los derechos vinculados a la igualdad ante la justicia, con excepción del derecho al
juez natural que sí está tutelado.
2) El derecho a la salud del número 9, con excepción del derecho a elegir entre el
sistema público y el privado.
5) El derecho al trabajo del número 16, con excepción de la libertad de trabajo, su libre
elección y la libre contratación, de los incisos primero, segundo y cuarto.
5. Tramitación procesal.
Titular de la acción. El escrito puede ser presentado por el afectado o por cualquier
persona a su nombre. Este titular puede ser una persona natural o jurídica, e incluso un
grupo sin personalidad jurídica, según Verdugo, Pfeffer y Nogueira. Y puede ser
nacional o extranjera, domiciliada o transeúnte, según Cea.
2) Evaluación de admisibilidad.
A partir de lo dispuesto en la Constitución y en el auto acordado de 1992, las causales
de inadmisibilidad de la acción de protección son, de acuerdo con su diseño en el
Derecho legislado, las siguientes59:
1) No se mencionan los hechos que vulneran los derechos tutelados. De acuerdo con el
texto actualmente vigente, la Corte respectiva deberá examinar si en la acción deducida
“se mencionan hechos que puedan constituir la vulneración de garantías de las indicadas
en el artículo 20 de la Constitución Política de la República”. Y añade que en caso de no
señalarse tales hechos “lo declarará inadmisible desde luego por resolución fundada”.
En este punto parece conveniente tener a la vista que con anterioridad a la reforma de
2007, el auto acordado disponía que la Corte respectiva debía examinar si la acción
deducida “tiene fundamentos suficientes para acogerlo a tramitación”. Y añadía que en
caso que adolezca “de manifiesta falta de fundamento lo declarará inadmisible desde
luego por resolución someramente fundada”.
Ilegal significa contrario al texto legal, según Verdugo, Pfeffer y Nogueira, lo que es
bastante ambiguo. Según Cea, significa contrario al Derecho positivo, al ordenamiento
jurídico oficial, lo que es más preciso.
Arbitraio significa contrario a la razón, fruto del simple capricho según Verdugo,
Pfeffer y Nogueira. Según Cea significa injusto, irracional, desproporcionado.
59 Molina Guaita señala tres requisitos de procedencia de la acción de protección, a partir de lo dispuesto
en el artículo 20 de la Constitución. Esos requisitos coinciden con las tres primeras causales de
inadmisibilidad expresadas en este trabajo. Ver Molina Guaita, Hernán, Derecho constitucional,
LexisNexis, Santiago de Chile, sexta edición, pp. 283 y 284. En el mismo sentido se pronuncian Mario
Verdugo Marinkovic, Emilio Pfeffer Urquiaga y Humberto Nogueira Alcalá en Derecho Constitucional,
tomo I, Jurídica de Chile, segunda edición, 2002, pp. 338 a 342, quienes aluden a los “presupuestos del
recurso de protección”.
60 En lo pertinente, dispone el artículo 20, inciso primero, de la Constitución que se podrá ocurrir ante la
Corte de Apelaciones respectiva si se producen “actos u omisiones arbitrarios o ilegales”. Y precisa el
inciso segundo del mismo artículo que en el caso de contravención al artículo 19, número 8°, se podrá
ocurrir ante la Corte en caso de “acciones u omisiones ilegales”.
61 En lo pertinente, dispone el artículo 20 de la Constitución que puede ocurrir ante la Corte de
Apelaciones respectiva el que “sufra privación, perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio de los
derechos” que luego se enumeran.
se encuentre entre los señalados en el artículo 20 de la Constitución. Además debe haber
sido objeto de una privación, perturbación o amenaza en su legítimo ejercicio.
3) Solicitud de informe.
El auto acordado dispone que la Corte también puede solicitar este informe a quienes,
en su concepto, son los responsables de dicha acción u omisión. Sin embargo, la Corte
de Temuco ha declarado inadmisibles las acciones de protección en las que no se indica
la persona en contra de la cual se dirige esta acción. Por tanto, parece imprescindible el
señalamiento de las mismas.
El auto acordado expresa que la acción de protección debe ser puesta en tabla al día
subsiguiente de recibido el informe o de vencido el plazo para su recepción.
La causa se pone en tabla para cualquiera de las salas de la Corte. Si no se alcanza a ver
el día que correspondía, se fija para la tabla de la semana siguiente, en el mismo día.
Aquí puede cambiar la sala, pero no cambiará el relator.
Vista. El día para el cual ha sido puesta en tabla la acción, los abogados deben
inscribirse con el relator para informar cuanto tiempo durarán sus alegatos. La relación
se realiza en presencia de los abogados de las partes, los que luego de la relación pueden
realizar sus alegatos ante la sala.
Fallo. Concluidos los alegatos los ministros pueden resolver de inmediato o dejar la
decisión en acuerdo. En todo caso deben resolver de acuerdo con las normas de la sana
crítica. La sana crítica consiste en que el juez valora libremente la prueba, pero
sometido a las máximas de la experiencia, los principios de la lógica y los
conocimientos cientíicamente afianzados. El plazo para dictar sentencia es de 5 días
hábiles contados desde la vista de la causa, excepto respecto de los derechos estatuidos
en los números 1, 3, inciso quinto, 12 y 13 del artículo 19 de la Constitución, en cuyo
caso el plazo es de 2 días hábiles.
6) Apelación.
La Apelación se debe presentar dentro de cinco días hábiles contados desde que se
notifica al accionante. Los requisitos de la apelación es que contenga los fundamentos
de hecho y de Derecho y las peticiones concretas que se formulan al tribunal.
V. La acción de amparo.
1. Antecedentes.
2. Definición.
La acción de amparo es un mecanismo de tutela de la libertad personal y de la seguridad
individual. No es un mecanismo de tutela de la supremacía constitucional en general.
3. Características.
4. Derechos tutelados.
e) No ser sometido a prisión preventiva. Esta sólo procede si se estima necesaria para el
éxito de la investigación, la seguridad de la sociedad o la seguridad del ofendido.
5. Tramitación procesal.
Actualmente hay cierta discusión respecto de si siguen vigentes las normas del Código
de Procedimiento Penal relativas al amparo. Según algunos la derogación tácita del
Código de Procedimiento Penal por el Código Procesal Penal implicó la derogación
igualmente tácita de las normas sobre el recurso de amparo contenidas en los artículos
306 y siguientes del primero. Según otros el Código de Procedimiento Penal no ha sido
derogado en lo relativo a las normas de tramitación del amparo, debido a que el nuevo
Código Procesal Penal no contiene normas que rijan dicha materia. Esta última
interpretación parece jurídicamente más acertada. En consecuencia, las siguientes
explicaciones se formulan a partir de las mencionadas disposiciones del Código de
Procedimiento Penal.
En cualquier caso, continúa vigente el auto acordado emitido por la Corte Suprema el
19 de diciembre de 1932, sobre tramitación y fallo del recurso de amparo. Con todo,
este auto acordado más bien constituye un conjunto de recomendaciones dirigidas por la
Corte Suprema a las Cortes de Apelaciones frente a ciertos problemas detectados en la
tramitación de los amparos y no contiene una regulación general para su tramitación.
3) Solicitud de informe.
El artículo 307 del Código de Procedimiento Penal dispone que la Corte puede pedir los
datos e informes que considere necesarios para resolver el amparo. En consecuencia,
puede solicitarlos a la persona natural o jurídica que estime conveniente y no sólo a las
que aparezcan mencionadas en el respectivo escrito.
4) Otras medidas.
La Corte puede comisionar a uno de sus ministros para que visite al afectado en su lugar
de detención o para que concurra al lugar en el que supuestamente se encuentra.
También puede solicitar que el afectado sea traído a su presencia.
5) Puesta en tabla.
El auto acordado dispone que una vez en estado de fallarse, o que debe entenderse en el
sentido de una vez recibido el informe o decidido que se continuará su tramitación
prescindiendo del mismo, la causa se debe agregar extraordinariamente a la tabla para el
mismo día, lo que debe entenderse día siguiente hábil.
6) Vista de la causa y fallo.
Vista. El día para el cual ha sido puesta en tabla la acción los abogados deben
inscribirse con el relator para informar cuanto tiempo durarán sus alegatos. La relación
se realiza en presencia de los abogados de las partes, los que luego de la relación pueden
realizar sus alegatos ante la sala.
El tribunal debe fallar la causa en el plazo de veinticuatro horas. Sin embargo, si fuera
necesario realizar alguna investigación o esclarecimiento para establecer los hechos del
recurso fuera del lugar en que funciona el tribunal, este plazo se puede aumentar a seis
días o al término de emplazamiento si este último excediere de seis días (artículo 308).
Al resolver, la Corte puede adoptar las medidas que estime necesarias para el
restablecimiento del imperio del Derecho y dar debida protección al afectado. En
particular puede ordenar la inmediata libertad del sujeto, que sea traído a su presencia,
que se le ponga a disposición del juez competente o que se subsanen los defectos
legales.
7) Apelación.
1. La disposición legal62.
El recurso de amparo económico fue creado mediante la ley 18.971, la que fue dictada
en las postrimerías de la dictadura militar. De hecho fue publicada en el Diario Oficial
de 10 de marzo de 1990, es decir, el día anterior a aquel en el que asumía la Presidencia
de la República el candidato de la coalicción de partidos opositores a la dictadura
(Concertación por la Democracia).
“Cualquier persona podrá denunciar las infracciones al artículo 19, número 21,
de la Constitución Política de la República de Chile.
La acción podrá intentarse dentro de seis meses contados desde que se hubiere
producido la infracción, sin más formalidad ni procedimiento que el establecido
para el recurso de amparo, ante la Corte de Apelaciones respectiva, la que
conocerá de ella en primera instancia. Deducida la acción, el tribunal deberá
investigar la infracción denunciada y dar curso progresivo a los autos hasta el
fallo respectivo.
2. Problemas de interpretación.
En otros casos la Corte Suprema ha afirmado que el recurso de amparo económico sólo
procede en caso de infracción a las normas que regulan al Estado empresario, es decir,
en caso de vulneración al inciso segundo del artículo 19, número 21. En este caso el
fundamento es la historia fidedigna del establecimiento de la ley, en la que consta que
su objetivo era resguardar el orden público económico de atentados que provinieran de
la actividad empresarial del Estado64.
La acción ha sido mal formulada porque se le configuró como una acción meramente
declarativa, esto es, como un mecanismo procesal tendente a constatar o verificar la
existencia (o inexistencia) de una determinada trasgresión a la Constitución. Sin
embargo, la ley 18.971 no estableció las consecuencias de una tal declaración, no otorgó
potestad alguna a las Cortes para adoptar medidas una vez declarada la trasgresión. Así
lo ha entendido de manera aparentemente uniforme la Corte Suprema 65. Totalmente
diverso es el caso de las acciones constitucionales de protección y amparo, en las que
63 Entre las sentencias que se pronuncian en este sentido amplio se puede mencionar la dictada por la
Corte Suprema en la causa rol 3899-1994, de 26 de enero de 1995, y la dictada por la Corte de
Apelaciones de San Miguel en la causa rol 186-1997, de 17 de diciembre de 1997.
64 Las sentencias que limitan el recurso de amparo económico son más recientes. Al efecto se puede
mencionar la dictada por la Corte Suprema en la causa rol 501-2009, de 1 de abril de 2009.
65 Ver, por ejemplo, sentencias de la Corte Suprema recaídas en las causas sobre recurso de amparo
económico rol 3796-2001, de 29 de octubre de 2001, y rol 265-2002, de 29 de enero de 2002.
expresamente se autoriza a los tribunales a adoptar las medidas necesarias para
restablecer el imperio del Derecho o para dar debida protección al afectado, entre otras
medidas.
La acción de amparo económico es, en cuanto mecanismo de tutela del inciso primero
del artículo 19, número 21, realmente inútil. Esto se debe a que el ordenamiento jurídico
chileno y más precisamente la Constitución ya contemplan un mecanismo de tutela de la
libre iniciativa económica. Este mecanismo es, según ya se ha visto, el recurso de
protección del artículo 20 de la Constitución. Añadir un nuevo mecanismo, como el que
se analiza, ha resultado superfluo, redundante, si se la entiende como una acción
cautelar del mencionado derecho subjetivo.