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E.E.S.

Nº 5 – 6º 6º

TRABAJO PRÁCTICO Nº 4

MATERIA: FILOSOFÍA

DOCENTE: CUEVAS, DIEGO

FECHA DE ENTREGA: lunes 17 de mayo

EMAIL: filosofiaees5q@gmail.com

PRINCIPIO HISTÓRICO Y ORIGEN DE LA FILOSOFÍA

La pregunta por el ser de todas las cosas habidas y por haber nos lleva
inevitablemente a la plena conciencia de que efectivamente existe algo que solemos
denominar con el nombre de realidad. No sabemos cuáles son sus fundamentos ni cómo
se estructura, si tuvo un comienzo o si existió desde siempre, si tuvo un Dios creador o
si es el producto de un azar, pero lo que es cierto es que hay una realidad que nos rodea.
La filosofía, por su parte, se ha encomendado en la tarea de averiguar cuáles son los
fundamentos de esa realidad. Dicho esto, esta intención de la filosofía por dar cuenta de
la realidad - ¿De dónde viene? ¿Cuáles son sus principios elementales? - nace de un
impulso, de una tendencia que se sigue de la propia condición humana. Con esto nos
estamos refiriendo al origen de todo filosofar.

Si bien origen y comienzo nos pueden parecer lo mismo lo cierto es que presuponen
cosas distintas.

El comienzo se relaciona con un punto de partida histórico. Si de lo que se trata es de


esclarecer cuál es el comienzo de la filosofía lo que conviene es ubicar históricamente el
momento en que el ser humano inventó y le dio nombre a esto que llamamos filosofía.
Sobre este punto se puede establecer una polémica interesante que gira en torno a
delimitar cuándo se dio ese comienzo. En general se suele convenir que la filosofía nace
en el S. VI a. C en Jonia –actualmente perteneciente a la costa oeste de Turquía-, una
región perteneciente a la Grecia antigua, de la mano de los llamados milesios: Tales,
Anaxímenes y Anaximandro. Posteriormente la filosofía se esparció como reguero de
pólvora por toda Grecia teniendo sus momentos de mayor esplendor en Atenas durante
los siglos V a. C, con la aparición de Sócrates y los sofistas, y IV. a. C. con los
desarrollos filosóficos de Platón y Aristóteles

Esto significa que la filosofía dio “(…) sus primeros pasos en ciudades griegas y fue
monopolio de gente que pensaba en griego, hablaba griego y escribía en griego, y esto,
durante más de cinco siglos” 1. Volviendo un poco sobre nuestros pasos, y siguiendo
situados dentro de los marcos del principio histórico de la filosofía, podríamos
preguntarnos lo siguiente: ¿qué es lo que hace que podamos afirmar que Tales,
Anaxímenes y Anaximandro fueron efectivamente los que filosofaron por primera vez?
Fue Aristóteles quien determinó este lugar de privilegio y lo hizo afirmándose en lo
siguiente: estos filósofos fueron los primeros en encomendarse en la búsqueda de los
primeros principios de la realidad. ¿Y cómo eran entendidos estos principios? Para
Aristóteles, estos principios se referenciaban en aquellas causas fundamentales que
explican por un lado de dónde viene todo lo real y, por el otro, de qué está compuesto
todo lo real. Cada uno de estos filósofos brindó una respuesta distinta, dependiendo del
tipo de principio propuesto. De esa forma, para Tales el principio de todo lo real se
encontraba en el agua; para Anaximandro, en un elemento indeterminado al cual
denominó como lo ápeiron; y para Anaxímenes el principio de todo reposaba en el aire.
Siguiendo a otra gran figura de la filosofía, que fue cercana en el tiempo a estos
primeros filósofos, el inconfundible Heráclito de Éfeso, de lo que se trataba era de
encontrar y conocer aquel conocimiento fundamental –los primeros principios o causas
de todo lo que existe-, que en definitiva representaba la búsqueda por excelencia de toda
filosofía. He aquí entonces una versión acerca del principio de la filosofía.

De cualquier modo, y tal como se señaló anteriormente, principio no es igual a


origen. Si el principio refiere a un punto de partida histórico, el origen tiene que ver con
las fuentes eternas de donde brota el impulso por filosofar. Con esto lo que se quiere
decir es que hay una tendencia humana a filosofar y que se sostiene en una serie de
disposiciones que permiten que surja la filosofía

El principio se relaciona con un punto de partida histórico. Si de lo que se trata es de


esclarecer cuál es el comienzo de la filosofía lo que conviene es ubicar históricamente el
momento en que el ser humano inventó y le dio nombre a esto que llamamos filosofía.

Ahora bien, y tal como se señaló anteriormente, comienzo no es igual a origen. Si el


comienzo refiere a un punto de partida histórico, el origen tiene que ver con las fuentes
eternas de donde brota el impulso por filosofar. Con esto lo que se quiere decir es que
hay una tendencia humana a filosofar y que se sostiene en una serie de disposiciones
que permiten que surja la filosofía. Al respecto, el filósofo alemán Karl Jaspers
especificó tres fuentes fundamentales de las que surge todo impulso por filosofar: el
asombro, la duda y las situaciones límites.

Para que se geste la pregunta sobre el ser de las cosas alguien tuvo que preguntarse
“¿por qué hay ser y no más bien nada”? En esta pregunta lo que emerge es la
conmoción por ser testigo de una realidad que exige ser develada en sus fundamentos. Y
en este punto es que se puede apreciar la tendencia primaria sobre la que se asienta toda
pregunta filosófica: el asombro. Si nos preguntamos por el ser de todas las cosas es
porque partimos del asombro de que exista ser y no más bien nada.

1
Cordero, Néstor (2009): La invención de la filosofía. Una introducción a la filosofía antigua, Biblos,
Buenos Aires, pág. 20.
El segundo origen filosófico parte de la duda. En este momento, se pone en tela de
juicio todo aquello que se presenta como conocimiento consolidado. La filosofía
formula conocimientos y luego establece una crítica sobre la base de la duda. Se filosofa
dudando de todo.

El último de los orígenes mencionados por Jaspers se refiere a las situaciones límites.
Con esto lo que se quiere decir es que el pensamiento filosófico encuentra su impulso de
aquellas situaciones existenciales, es decir, aquellas situaciones que son propias de
nuestra existencia en el mundo, que nos recuerdan todo el tiempo acerca de nuestra
finitud humana. Por ejemplo, una situación límite por excelencia es el hecho de que
nuestra vida encuentra un fin en la muerte. Esa es una situación de la cual no podemos
escapar. Es algo propio de nuestra existencia, lo cual significa que todos, sin distinción
alguna, nos vamos a morir algún día. Lo que dice Jaspers es que la certeza de la muerte
nos mueve a filosofar; nos impulsa a preguntarnos sobre el condicionamiento de la
muerte y, de ello, a ser conscientes de nuestros límites.

Se trata entonces de situaciones insuperables, situaciones más allá de las cuales no se


puede ir, situaciones que el hombre no puede cambiar porque son constitutivas de su
existencia, es decir, son tan propias de nuestro ser hombres. Porque el hombre no puede
dejar de morir, ni puede escapar al sufrimiento, ni puede evitar hacerse siempre culpable
de una u otra manera.

En cuanto que tales situaciones limitan al hombre en su ser, le fijan ciertas fronteras
más allá de las cuales no puede ir, puede decirse también que manifiestan la radical
finitud del hombre. En definitiva, es nuestra finitud la que nos constituye como seres
humanos y la que caracteriza nuestra existencia. Entonces, es en la conciencia de las
situaciones límites, o de la finitud del hombre que aparece el tercer origen de todo
filosofar.

Bibliografía utilizada:

-Aristóteles (2013): Metafísica, Gredos, Madrid.

-Los filósofos presocráticos (2007): Heráclito en “Obras I”, Gredos, Madrid.

-Cordero, Néstor (2009): La invención de la filosofía, Biblos, Buenos Aires.

-Jaspers, Karl (1953): La filosofía, Fondo de Cultura Económica, México.

FRAGMENTO

El filósofo alemán Karl Jaspers (1883-1968) señala en libro La filosofía las tres fuentes
que posibilitan la actividad filosófica. Estas son: el asombro, la duda y las situaciones
límites.
Veamos cómo lo explica Jaspers:

“Este origen (es decir, el origen de la filosofía) es múltiple. Del asombro sale la
pregunta y el conocimiento, de la duda acerca de lo conocido el examen crítico y la
clara certeza, de la conmoción del hombres de la conciencia de estar perdido la cuestión
de sí propio. Representémonos ante todo estos tres motivos.

Primero. Platón decía que el asombro es el origen de la filosofía. Nuestros ojos nos
“hacen ser partícipes del espectáculo de las estrellas, del sol y de la bóveda celeste”.
Este espectáculo nos ha “dado el impulso de investigar el universo. De aquí brotó para
nosotros la filosofía, el mayor de los bienes deparados por los dioses. Y Aristóteles:
“pues la admiración es lo que impulsa a los hombres a filosofar: empezando por
admirarse de lo que les sorprendía por extraño, avanzaron poco a poco y se preguntaron
por las vicisitudes de la luna y del sol, de los astros y por el origen del universo.”

El admirarse impele a conocer. En la admiración cobro conciencia de no saber. Busco el


saber, pero el saber mismo, “no para satisfacer ninguna necesidad común”. (…)

Segundo. Una vez que he satisfecho mi asombro y admiración con el conocimiento de


lo que existe, pronto se anuncia la duda. A buen seguro que se acumulan los
conocimientos, pero ante el examen crítico no hay nada cierto. Las percepciones
sensibles están condicionadas por nuestros órganos sensoriales y son engañosas o en
todo caso no concordantes con lo que existe fuera de mí independientemente de que sea
percibido o en sí. Nuestras formas mentales son las de nuestro humano intelecto. Se
enredan en contradicciones insolubles. Por todas partes se alzan unas afirmaciones
frente a otras. Filosofando me apodero de la duda intento hacerla radical, más, o bien
gozándome en la negación mediante ella, que ya no respeta nada, pero que por su parte
tampoco logra dar un paso más, o bien preguntándome dónde estará la certeza que
escape a toda duda y resista ante toda crítica honrada. (…)

Y tercero. Entregado al conocimiento de los objetos del mundo, practicando la duda


como vía de la certeza, vivo entre y para las cosas, sin pensar en mí, en mis fines, mi
dicha, mi salvación. Más bien estoy olvidado de mí y satisfecho de alcanzar semejantes
conocimientos.

La cosa se vuelve otra cosa cuando me doy cuenta de mí mismo en mi situación. (…)

Considerémonos de nuestra humana situación. Estamos siempre en situaciones. Las


situaciones cambian, las ocasiones se suceden. Si éstas no se aprovechan, no vuelven
más. Puedo trabajar por hacer que cambie la situación. Pero hay situaciones por su
esencia permanentes, aun cuando se altere su apariencia momentánea y se cubra de un
velo su poder sobrecogedor: no puede menos de morir, ni de padecer, ni de luchar, estoy
sometido al acaso, me hundo inevitablemente en la culpa. Estas situaciones
fundamentales de nuestra existencia las llamamos situaciones límites. Quiere decir que
son situaciones de las que no podemos salir y que no podemos alterar. La conciencia de
estas situaciones límites es después del asombro y de la duda el origen, más profundo
aún, de la filosofía”

(Jaspers, K. (1953): La filosofía, Fondo de Cultura Económica, México. pp. 15-17)

ACTIVIDAD:

Tomando como punto de partida el material de estudio que tiene a disposición se le pide
lo siguiente:

1) ¿Por qué “comienzo” y “origen” no son lo mismo? Explique con sus palabras en
qué consiste la distinción entre comienzo y origen.
2) Explique en qué consisten los 3 orígenes que Jaspers reconoce en toda actividad
filosófica
3) A continuación se le ofrece a modo de lectura el extracto de un texto de
Aristóteles que aparece en un libro del filósofo Cicerón. En este pequeño escrito
se hace mención de un grupo de personas que luego de haber transitado sus
vidas aislados de la superficie de la tierra descubren, luego de tener contacto con
la realidad exterior, las maravillas que componen el mundo. Esta referencia que
hace Aristóteles pareciera estar indicándonos algo sustancial sobre la capacidad
humana de habitar en el asombro; es decir, de mirar con otros ojos, con otra
actitud, esas maravillas que nos rodean y que habitualmente nos pasan
desapercibidas. A continuación el fragmento aludido:

FRAGMENTO:

“Supóngase que hubiera unos hombres que hubieran vivido siempre bajo tierra, en
recintos espléndidos y bien iluminados, adornados con estatuas y pinturas y
pertrechados de todas las cosas poseídas en abundancia por aquellos a quienes se
considera felices. Supongamos que jamás hubiesen salido a la superficie de la tierra,
pero hubiesen sido informado por referencias y testimonios, que hay una divina
potencia y poder. Y que, después, en cierto momento, se abrieran las gargantas de la
tierra y pudieran ellos escapar de aquellos ocultos lugares y llegar a estos sitios que
habitamos. Al ver, de pronto, la tierra y el mar y el cielo, al saber la magnitud de las
nubes y el ímpetu de los vientos, al mirar el sol y reconocer su amplitud y esplendor, así
como la eficacia con que causa el día esparciendo su luz por el cielo entero; y cuando,
además, al sumir la noche en oscuridad los campos percibiesen el cielo entero sembrado
y adornado de estrellas y la variedad de las fases de la luna, ya creciendo, ya
menguando, y las salidas y puestas de todos ellos y sus trayectorias reiteradas e
inmutables por toda la eternidad, cuando, en fin, viesen esto, pensarían inmediatamente
que por cierto hay dioses y que estas cosas son las poderosas obras de ellos”
(Aristóteles, De la filosofía, en Cicerón, De la naturaleza de los dioses)

Luego de haber leído el texto escriba un breve relato simulando ser una de esas
personas de las que habla Aristóteles y describa todas aquellas cosas que a su juicio
podrían despertarle su asombro. Es un escrito libre, use su imaginación y, por sobre
todas las cosas, permítase asumir una actitud de asombro frente a la realidad que lo/a
rodea. Para dicho texto se pide un mínimo de 70 palabras.

4) Sin ningún lugar a dudas la pandemia que viene asolando nuestras vidas desde el
año pasado ha significado un cambio rotundo respecto a la manera que tenemos
de entender nuestra existencia en el mundo. Siguiendo lo dicho por el monje
benedictino David Steindl-Rast, en una entrevista al diario Clarin del 8 de
noviembre de 2020, “la pandemia es un llamado de atención. También una gran
oportunidad de cambio”. Según tu opinión y tomando en cuenta lo apuntado
sobre las “situaciones límites”, ¿por qué podríamos decir que la situación actual
de pandemia nos hace ser conscientes de nuestra finitud humana? ¿qué cambios
ha traído esta situación inédita sobre nuestra existencia? Desarrolle en base a
estas dos preguntas utilizando un mínimo de 60 palabras.

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