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¿LIMPIEZA ÉTNICA EN MYANMAR?

LOS ABUSOS DEL EJÉRCITO DE MYANMAR CONTRA LA


MINORÍA ROHINGYA

El presente análisis intenta contrarrestar el general desconocimiento occidental sobre


los conflictos del sudeste asiático. El efecto mediático de dichas crisis, es limitado, y
en general se aborda desde aspectos superficiales, siendo raro el caso en que se
profundiza en las causas de raíz, eminentemente históricas o provenientes de
intereses comerciales ocultos. El caso de Birmania es especialmente singular por las
cuantiosas veces que su ciudadanía ha intentado instaurar un régimen democrático,
sin que el actual gobierno militar haya permitido esta transición. La situación de los
derechos humanos aún hoy deja mucho que desear, y como veremos, los actores e
intereses en la economía de este país son de muy diversa índole.

La República de Birmania (o Myanmar) es un país ubicado en el sudeste asiático,


rodeado por el mar de Andaman y la bahía de Bengala, y fronteras con Bangladesh y
Tailandia. Desde 1989 posee un sistema político parlamentario y una división política
de siete estados y siete regiones 14 entes territoriales en total.

Desde finales de la primera mitad del siglo XX Birmania vive situaciones conflictivas
dentro de su territorio por parte de numerosos grupos y movimientos que aspiran a
tomar el poder central o a separarse de él. Esta proliferación de grupos y movimientos
se da en 1948, época en la cual el Reino Unido abandona la zona y se crea un vacío
de poder a falta de un gobierno central. La República de Birmania como república
democrática llega a su fin en 1962 cuando el General Ne Win toma el poder para
reprimir los grupos y movimientos competidores al gobierno central. Empieza
formalmente el conflicto armado interno.

En 1989 se logra una apertura democrática en Birmania donde la Junta Militar permite
elecciones libres con la convicción de una pronta victoria. Sorprendidos por su derrota,
la Junta desconoce los resultados y lleva a cabo una ofensiva a los movimientos
considerados pro Derechos Humanos, occidentales y democráticos. Con este
recrudecimiento del conflicto armado, también se cambia la dinámica de la violencia,
ya no sólo es entre Gobierno Central -la Junta Militar- y grupos armados organizados
-KNU, KIA, SSA, CNF- sino que también se traslada la violencia a las poblaciones
étnicas del país, especialmente a los cristianos y a los musulmanes.

En 1990 vuelve el ejercicio democrático a Birmania, en este caso la nobel de paz Aung
San Suu Kyi bajo la bandera de la Liga Nacional para la Democracia, el gobierno
birmano vuelve a desconocer los resultados y encarcela a Kyi. Con esto se agrava la
situación del país, llevando a la dictadura militar a tomar una conducta autista. En
1990 se aprueba la State Law and Order Restauration Council – SLORC; y en 1997,
State Peace and Development Council. Mecanismos para solventar los problemas
internos del país.

La población birmana es de sesenta millones aproximadamente, según la Central de


Inteligencia Americana (2018) la mayoría de la población es birmana (68%), los grupos
étnicos como los Sahn, Karen, Rakhine, entre otros no superan un 10% cada uno. La
mayoría de la población birmana profesa el budismo con más del 80%, entre los
cristianos y los musulmanes suman poco más de un 10%.

El pueblo rohinyá (quienes practican una forma de islam sunita) sufre uno de los
peores gravámenes de la historia contemporánea, su pecado es ser musulmanes y su
delito es no tener nacionalidad birmana, es así como se configura un conflicto
separatista y xenófobo que ha invocado históricamente el gobierno del actual
Myanmar

La represión militar en contra del grupo étnico musulmán rohinyá ha provocado que
cientos de miles de hombres, mujeres y niños huyan de sus casas en Birmania
durante las últimas semanas; la ONU estima que han salido más de 400.000 del
estado de Rakáin desde los últimos días de agosto y que la mitad de ellos son
menores de edad.

Los rohinyás han soportado las agresiones y la discriminación de la mayoría budista


del país desde hace décadas, pero ahora están escapando en cantidades sin
precedentes de una violencia a la cual el Alto Comisionado para Derechos Humanos
de las Naciones Unidas, Zeid Ra’ad al Hussein, calificó como “un ejemplo claro de
limpieza étnica”.

Birmania no reconoce a los rohinyás como ciudadanos, y los concibe en cambio como
inmigrantes de Bangladés que llegaron a Rakáin cuando era colonia británica. En
2014, se llevó a cabo el primer censo birmano en 30 años, pero no contempló a los
rohinyás; a los que se identificaron como parte del grupo se les obligó a registrarse
como bengalíes e indicar que sus orígenes se encontraban en Bangladés. La postura
del gobierno los vuelve uno de los grupos apátridas más grandes del mundo. Muchos
viven en condiciones miserables.

No fue hasta mayo de 2012, donde la violencia se intensifico rápidamente, teniendo


por detonante la violación y el homicidio de una mujer budista mismas que provocaron
una serie de ataques de venganza en contra de los musulmanes. El ejército comenzó
a reprimirlos a gran escala y cientos de miles tuvieron que huir. Teniendo a
Bangladesh como primera opción de escapatoria.

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