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COLECCIÓN HISTORIAS

COLECCIÓN HISTORIAS

Isidro Vanegas

Las batallas de Boyacá


Hombres, mujeres, experiencias

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ISIDRO VANEGAS

Las Batallas de Boyacá


Hombres, mujeres, experiencias

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Colección TABLA DE CONTENIDO
HISTORIAS

Comité Editorial:
Isidro Vanegas - Daniel Gutiérrez - Magali Carrillo
Introducción 9

Casanare: umbral de Nueva Granada 21

Humo, ruido y nervios: una batalla 49

Soldados 71
ISBN 978-958-48-6528-1
Guerrillas 101
© 2019, ISIDRO VANEGAS Mujeres 123
© 2019, EDICIONES PLURAL
edicionesplural@gmail.com Motivos 147
La onda de Boyacá 183
Imagen de cubierta: La Batalla de Boyacá (detalle), de José María
Espinosa Ecos internacionales del 7 de agosto 209
Diseño de la colección: Blanca Irene Castilla Posteridad de la batalla 227
Tiraje de 1 a 1000 ejemplares

Impreso en Colombia
Printed in Colombia

Prohibida la reproducción o cita impresa o electrónica total o par-


cial de esta obra, sin autorización expresa y por escrito de Ediciones
Plural. Las opiniones expresadas en esta obra son responsabilidad
del autor.

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Introducción

L as luchas por la independencia fueron un torrente de ex-


periencias amargas y jubilosas, de combates cotidianos al
lado de grandes batallas, de modestas expectativas junto a utópi-
cos ideales. Vieron intervenir a los notables militares y civiles
pero también a muchos hombres y mujeres humildes y anónimos.
Buena parte de eso está perdido para el recuerdo y la reflexión
porque el grueso de los colombianos vislumbra aquellos aconte-
cimientos con los lentes, o bien, de un relato maniqueo, o bien, de
otro distinguible por lo insulso. Uno es el de historiadores como
Antonio Caballero (Historia de Colombia y sus oligarquías) y Pablo
Montoya (Adiós a los héroes), que desde la cúspide moral que se
autoasignaron, pretenden haber demolido todos los símbolos
y puntos de referencia nacionales, aunque lo único serio en sus
textos sea la ignorancia. El otro, es un relato surgido del achaco-
so espíritu de la historia de bronce, que recela de los hombres y
las motivaciones corrientes mientras se atarea en la elaboración
de estampas de santos, que, por supuesto, fallan en su objetivo de
movilizar las emociones cívicas. Es cierto que aparte de esas dos
versiones, algunos historiadores universitarios han publicado tra-
bajos innovadores, pero ellos no encuentran lectores más allá de
los límites disciplinares.

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LAS BATALLAS DE BOYACÁ INTRODUCCIÓN

Resulta difícil, por lo tanto, introducir dudas en la manera como realistas sino también de la persistencia de sensibilidades inéditas
los colombianos se figuran el origen de su propia nación, pues que habían surgido con la gran transformación operada por las pri-
ella nace de conocimientos que empiezan a ser adquiridos a una meras repúblicas, entre ellas el sentimiento de que España era una
edad muy temprana y que no cesan de ser afirmados, de modo que comunidad política enteramente ajena.
cada cual los considera, con razón, suficientes para salirle al paso a Durante todo el periodo de la Reconquista el ejército realista se
cualquier inquietud. No obstante, este bicentenario es una buena mantuvo en una aguda precariedad: sus recursos fueron insuficien-
excusa para ensayar el examen de algunos equívocos subsistentes tes, la población que se vio obligada a sostenerlo fue brutalmen-
respecto al periodo de la Independencia, ejercicio que tal vez pueda te empobrecida, muchos oficiales carecieron de motivación y sus
contribuir a la dilucidación de los dilemas comunes que preocupan soldados vivieron en la incertidumbre, mientras que en su seno se
a los ciudadanos. reproducían tensiones políticas propias de los cambios revolucio-
Uno de los equívocos es suponer que las tropas realistas que narios que también se habían estado dando en la Península, entre
combatieron en el altiplano tunjano en 1819 eran más numerosas otros problemas. Consciente de esas debilidades, Pablo Morillo, co-
que las del bando patriota y gozaban de unas condiciones mate- mandante del Ejército Pacificador, no cesó de anunciarle a sus jefes
riales mucho mejores. Esta idea, que comenzó a andar con las na- la inminencia de la catástrofe, al tiempo que les demandaba cuatro
rraciones de los vencedores, no solo carece de fundamento sino mil nuevos soldados y otros recursos que según él, salvarían la si-
que impide apreciar las dificultades que enfrentó la Reconquista. tuación. En noviembre de 1819 esta réplica suya a los reclamos del
Al hacer triunfar a un supuesto David sobre un coloso ficticio se le gobernador realista de Cartagena, Gabriel de Torres, nos permite
quita un mérito importante a los jefes militares patriotas, como fue atisbar las penurias de sus tropas: desde hace más de dos años, le
haber puesto en los campos de batalla neogranadinos una fuerza dice, es decir, “desde mi salida del Reino no ha recibido el ejército
militar superior en diversos aspectos a la de sus adversarios. Para de mi mando más que tres pagas y en todo este año ha tomado sola-
empezar, una superioridad numérica —en la batalla de Boyacá, por mente la cuarta parte de una”. Le sugiere, “no pensar en la abundan-
ejemplo, se calcula en 2670 los realistas y en 2850 los patriotas—, cia, renunciar a lo necesario y no esperar siquiera lo indispensable”.
que habían obtenido merced a su labor de reclutamiento en Europa La situación de las tropas realistas en la provincia de Antioquia a
y a la tenacidad organizativa de hombres como Santander, pero, mediados de este año era diciente: no había allí sino 130 hombres,
sobre todo, a la disposición de la población a enrolarse en los ejér- cada uno de los cuales disponía apenas de 10 cartuchos.
citos patriotas o a ayudarles. Al exagerar la debilidad de las tropas En este mismo terreno, estamos listos a aceptar que el apoyo de
patriotas se tiende, pues, a diluir un elemento crucial de su victoria: la población a la empresa independentista puede ser explicado por
el apoyo que recibieron en el centro de la Nueva Granada, el cual las generalizadas atrocidades de los realistas durante los tres años
derivaba no solo del repudio a la represión y las exacciones de los anteriores. Es innegable que los pacificadores actuaron con suma

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agresividad en algunos momentos y regiones, violencia que resul- con molestia, viniendo a ser para muchos, simples sufrimientos y
taba mucho más notable dado el contraste con la poca represión agresiones.
que habían ejercido los rebeldes patriotas durante las primeras Otro equívoco de la representación social de los colombianos
repúblicas. Sin embargo, la representación de los realistas como sobre la independencia es la presunción de que venezolanos y
simples verdugos hay que considerarla ante todo como una ne- neogranadinos trabajaron de manera completamente armoniosa,
cesidad propagandística en aquel combate contra la antigua me- por lo demás olvidados de sus respectivos países, durante todo el
trópoli, cuya virulencia exigía que se la presentara con los rasgos tiempo que duró aquella lucha. Los rebeldes neogranadinos cier-
más antipáticos que se le pudieran asignar. En realidad, y como tamente habían desarrollado vínculos intensos con los venezola-
lo muestra Daniel Gutiérrez, la Reconquista, y con ella los actos nos debido a la multitud de combates y proyectos que habían com-
represivos y las exacciones, tuvo variantes significativas, de pro- partido entre 1810 y la entrada de Morillo a Santafé, a mediados
vincias como Tunja o el Socorro, que fueron tratadas con mucha de 1816. Desde este momento, por añadidura, fueron conscientes
dureza, a otras como Antioquia, donde hubo relativamente pocas de que las fuerzas independentistas venezolanas prevalecían de
arbitrariedades. Los excesos de los realistas fueron sin duda un lejos sobre las suyas, en términos de destrezas, experiencia, lide-
factor decisivo en su propia derrota, pero lo fueron debido a que razgo, recursos, cobertura, reconocimiento internacional, y que
se enfrentaron a nuevas coordenadas sociales de interpretación sin su ayuda no podrían triunfar sobre los realistas. Esta prepon-
de la actuación de las autoridades. Porque la Reconquista vivió derancia no escondida de los venezolanos llevó a los neogranadi-
con un déficit del que nacieron casi todos sus problemas, y que nos a temer que su patria terminara sometida a una nueva metró-
consistió en el pobre ascendiente que lograron obtener los ma- poli, eventualidad que expresaron y repudiaron con nitidez. Esta
gistrados puestos por Fernando VII desde 1816. No obtuvo de tensión se nutría de algo más profundo, y era la diversa tradición
la población el reconocimiento suficiente para el monarca espa- política de que eran tributarios unos y otros, hecho nacido de su
ñol como único poder legítimo del cual derivaban su autoridad inmersión en experiencias revolucionarias en muchos puntos dis-
los funcionarios militares y civiles. El rey había dejado de ser el cordantes. Los triunfos militares de mediados de 1819 atenuaron
garante generalizadamente aceptado de un orden trascendente, esas discordancias, haciendo avanzar la unión neogranadino-ve-
de un orden increado por el hombre, al tiempo que se había ido nezolana en la medida que abrieron nuevos y amplios campos de
abriendo paso un nuevo repertorio de sensibilidades, ideas y ex- cooperación, pero muchas barreras bloqueaban el camino hacia
pectativas en medio de la conmoción revolucionaria de los años la unidad permanente, las cuales no pudieron ser sobrepasadas a
1808 a 1816. Esto hizo que las exigencias de las autoridades es- pesar de la buena voluntad de la mayoría de líderes revoluciona-
pañolas durante la Reconquista fueran vividas por la población, rios. Aquella primera Colombia, por lo tanto, nunca dejaría de ser
no con la antigua actitud estoica y deferente de los súbditos, sino algo incierto. Es verdad que el sentimiento de que venezolanos y

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neogranadinos formaban un solo cuerpo de nación logró una difu- damente en el centro y el oriente de Venezuela, pese a haber salido
sión y un anclaje nada desdeñables, pero ese sentimiento tendría derrotado recurrentemente. Debió contentarse con el diminuto
dificultades tal vez más grandes para expandirse y arraigarse, y no combate —habida cuenta su duración o el número de combatien-
por simples razones de pequeñez localista, como lo han alegado tes y de muertos— en que consistió la Batalla de Boyacá, el cual, no
los nostálgicos de la Colombia bolivariana. obstante, resultó decisivo sobre el curso de la guerra y posicionó
Los venezolanos, y Bolívar en primer lugar, fueron por supues- a Bolívar como el líder indudable de la lucha antimonárquica en el
to esenciales en la liberación de la Nueva Granada, pero no hasta el norte de Suramérica.
punto de que le hubieran otorgado graciosamente esa condición, Pero las batallas y los militares no fueron lo único en las luchas
como algunos llegaron a creer. Bolívar puso el grueso de las armas, independentistas. La gente común es imprescindible en una his-
su liderazgo y parte de las tropas, pero no solo fue neogranadina la toria compleja de aquellos acontecimientos: quienes participaron
mayoría de soldados sino ante todo la población de los Llanos y de en guerrillas o las mujeres que acompañaron a los combatientes,
las montañas centrales que sostuvieron la victoria. Por lo demás, o los esclavos e indígenas que intervinieron, por ejemplo. Pero
a los líderes patriotas venezolanos les interesaba básicamente la aun incluyendo esos actores, los relatos seguirían siendo toscos si
liberación de su país, lo cual era apenas lógico, de modo que la no hicieran entrar a los que simplemente se vieron arrastrados y
campaña de la Nueva Granada despertó entusiasmo únicamente golpeados por los acontecimientos, o los que no tuvieron ningún
en Bolívar, al punto que Juan Bautista Arismendi, José Francisco interés en participar, o los enemigos. Un descentramiento de lo
Bermúdez, y sobre todo José Antonio Páez, no hicieron mayores militar resulta, pues, necesario, y sería más saludable aún si envol-
esfuerzos por secundar la incursión al Reino, e incluso algunos de viera una ampliación de las exploraciones sobre el rol de la gente
aquellos jefes intentaron enjuiciar a Bolívar por haber emprendi- común, no su simple celebración como apoyos inconscientes de los
do, según alegaron, aquella empresa sin la autorización del Con- designios de los jefes patriotas. Es esto lo que ha sucedido con los
greso de Angostura. A Bolívar, por su parte, le interesaba la Nueva soldados y los militares de bajo rango, cuya intervención y cuyas
Granada sobre todo como recurso para hacer avanzar la indepen- vidas, borradas por la historia de bronce que solo canta las exis-
dencia de su patria y para hacerse más notorio en los combates tencias épicas de los prohombres, también han sido ignoradas por
americanos contra la Corona española. los historiadores, que ni siquiera han dado rostro a los soldados
La Nueva Granada, además, no le ofrecía al caraqueño el campo llaneros, únicos cuya intervención reconocieron los relatos de la
adecuado para un triunfo al estilo napoleónico sobre las tropas de campaña desde el comienzo. Porque más imperceptibles incluso
Fernando VII, como lo había soñado, entrando triunfante a Caracas siguen siendo los soldados y las gentes de las provincias de Tunja,
luego de una batalla en que hubieran intervenido grandes masas el Socorro, Pamplona y Cundinamarca, así como las del Valle del
de soldados, escenario en el que hasta 1819 había trabajado tozu- Cauca —a pesar de las evocaciones cansinas de los historiadores

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de las academias—, cuya intervención fue fundamental en la victo- nación de la maldad, que debía necesariamente ser extirpada. Por
ria independentista. ello, una nueva narrativa de las luchas de independencia debe es-
La preponderancia de los militares y sus triunfos de 1819 y forzarse por presentar y comprender las distintas facetas y alter-
años posteriores han engendrado un equívoco más: hacer de aquel nativas de los actores.
año el inicio de la historia de Colombia como comunidad política El bicentenario puede tener algún significado para los co-
autónoma, idea que subsiste a pesar de la fuerza que en la me- lombianos dado que nos interroga sobre la actualidad, tanto de
moria nacional mantienen los hechos de 1810. En realidad 1819 la república que se afianza con los triunfos de 1819, como de la
constituye un hito del proceso de separación de la metrópoli es- construcción nacional, que recibe un impulso muy importante con
pañola, que se venía forjando desde hacía diez años: consolida esa el proyecto colombiano de la década de 1820 que ellos hicieron
separación, la hace irreversible, pero en absoluto la inicia. Mucho posible. Pese a los grandes sufrimientos que le acarreó a mucha
menos inicia la república, esto es el régimen democrático en su gente, el esfuerzo por la independencia valió la pena, pues condujo
versión representativa, que entre 1810 y 1816 había dado casi a un estado de cosas —o simplemente lo cimentó— en el que fue
todos los pasos necesarios para hacerse una realidad —en devenir, posible el desarrollo de ideales irrenunciables para los individuos
por supuesto—, con el forjamiento no solo de las instituciones co- y para la colectividad nacional, como la autodeterminación y el go-
rrespondientes sino también del sentimiento de que no podía ser bierno de la sociedad por sí misma, los cuales siguen siendo nues-
otra la escogencia. Así, pues, hay que inscribir las batallas de 1819 tro patrimonio y nuestro desafío.
y el conjunto de la experiencia colombiana en una temporalidad
mayor, la temporalidad de la Revolución Neogranadina.
Las batallas por la independencia, vale la pena subrayarlo, ***
fueron un auténtico drama. En el sentido que estaban en juego
cuestiones fundamentales, como vivir en condición de súbditos
o en condición de ciudadanos, o el tipo de orden social bajo el Este libro no ofrece una historia sistemática de la Batalla de Boyacá
cual debían existir. También, en el sentido de que fueron muchí- ni de la campaña de 1819. Presenta, en cambio, algunas cuestiones
simos los sujetos que intervinieron en una u otra forma, viéndo- poco estudiadas por la historiografía nacional y que pueden enri-
se confrontados, arrastrados, vapuleados, involucrados de alguna quecer el conocimiento y la rememoración del conjunto de acon-
manera: los acontecimientos marcaron prácticamente a todos los tecimientos designados con el nombre de “Batalla de Boyacá”. Los
neogranadinos. Fueron un drama, en el sentido, igualmente, de capítulos tampoco son estudios sistemáticos sino más bien entra-
que el bando derrotado, los realistas, también eran portadores de das, aproximaciones a temas que siguen buscando investigadores
valores políticos y morales respetables: no eran la simple encar- que emprendan un desciframiento sistemático de ellos.

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Cada capítulo desarrolla con brevedad una cuestión específica, Las opciones de Bolívar luego de su catastrófico año 1818 y
a lo cual se añaden dos componentes. El primero, llamado cómo la campaña sobre la Nueva Granada no fue para nada su
“Huellas”, proporciona algunos breves documentos de la época opción ni su prioridad en Francisco Javier Vergara, 1818 (Guerra
que buscan complementar el abordaje, dándole al lector más de independencia), Librería Americana, Bogotá, 1897, p. 264 y
entradas a la cuestión. El segundo, llamado “Lecturas”, consiste siguientes. En páginas previas muestra cómo aquella racha de
tanto en la indicación de las fuentes utilizadas en el capítulo como victorias llevó a Morillo a subestimar a sus adversarios y a creer
algunas notas breves sobre temas colaterales. ganada la guerra anticipadamente.
Agradezco a Daniel Gutiérrez, por haberme compartido su
proyecto de hacer un libro, que terminaron siendo dos, y por su
inestimable ayuda en la corrección del texto.

Fuentes de la introducción
Las cifras de combatientes en la Batalla de Boyacá, en Camilo
Riaño, La campaña libertadora de 1819, Editorial Andes, Bogotá,
1969, pp. 270-272.
Las expresiones de Morillo en: Antonio Rodríguez Villa, Don
Pablo Morillo. Primer conde de Cartagena, marqués de la Puerta
(1778-1837), t. 4, Establecimiento tipográfico de Fortanet, Madrid,
1908, p. 45; Juan Friede, La batalla de Boyacá —7 de agosto de
1819— a través de los archivos españoles, Banco de la República,
Bogotá, 1969, pp. 187-188.
El estado de las tropas realistas en Antioquia, en Juan Friede,
La batalla de Boyacá —7 de agosto de 1819— a través de los archi-
vos españoles, Banco de la República, Bogotá, 1969, p. 147.
Sobre el periodo de la Reconquista en su conjunto, Daniel
Gutiérrez, La Restauración en la Nueva Granada (1815-1819),
Universidad Externado, Bogotá, 2016.

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Casanare: umbral de
Nueva Granada

E ran las cinco de la tarde del 25 octubre de 1818. Francis-


co de Paula Santander, los cuatro oficiales que lo acom-
pañaban y los bogas de las cuatro embarcaciones en que viaja-
ban por el río Orinoco acababan de llegar al pueblo de Meta, en la
provincia venezolana de Barinas. Les faltaba poco para arribar a
su destino, el Casanare, después de casi dos meses de avanzar tra-
bajosamente, con poco viento favorable, remontando la corriente
desde Angostura. Allí Bolívar le había dado a Santander el encargo
de reunir e instruir las fuerzas que debían servir de base para la
recuperación del Nuevo Reino, para lo cual le entregó el grado de
general de brigada, mil fusiles, ciento veinte arrobas de pólvora y
algunos enseres militares.
En aquel caserío los viajeros recibieron una noticia que no podía
sino entibiar sus afanes: José Antonio Páez, que controlaba la zona,
ordenó suspender la marcha porque, según dijo, Bolívar no lo había
notificado de aquella misión. El verdadero motivo, no obstante, era
que había interceptado una carta en que Santander convocaba a sus
colegas de armas neogranadinos a abatir el orgullo de los militares
patriotas venezolanos, a quienes calificaba de “malandrines follo-
nes”. Esta actitud puede resultar sorprendente, porque estamos

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LAS BATALLAS DE BOYACÁ CASANARE: UMBRAL DE NUEVA GRANADA

acostumbrados a pensar que, dado que venezolanos y neogranadi- otras provincias expuestas a la misma amenaza, e incluso habían
nos trabajaron armoniosamente en la campaña militar de 1819, sus recurrido a la mediación del gobierno venezolano.
relaciones en todo momento debieron ser fraternales. Para enten- Tales forcejeos no fueron, sin embargo, la única forma en que
der estos roces y para situar mejor a los actores de esta campaña, se plasmó la pertenencia de los insurgentes casanareños al conjun-
es necesario observar los sentidos de pertenencia que se habían to neogranadino, pues allí se vieron materializados también, con
venido construyendo desde los tiempos de las primeras repúblicas muchas limitaciones, sin duda, los mejores caracteres de aquel pro-
neogranadinas, particularmente en Casanare, región que servía yecto federativo: la escogencia de la república como única forma
tanto de vínculo primordial como de lindero con Venezuela. adecuada de organización política y de una carta constitucional
Casanare, provincia de escasa población comparada con otras como mecanismo primordial del orden. Casanare ratificó el Acta de
del Reino, estaba conformada por poblados dispersos y lejanos federación que a finales de 1811 había creado las Provincias Unidas
entre sí, posición modesta que no le había impedido tener parte de la Nueva Granada y se dio su propia constitución provincial, en
activa en las agitaciones revolucionarias de la Nueva Granada. A concordancia con aquella. Así pues, la etapa republicana de Casa-
mediados de 1810 dentro de la ola juntista que había recorrido nare, aunque en términos de mando estuvo restringida a una mi-
el antiguo virreinato, allí había sido creada una junta provincial noría, le abrió a un grupo más amplio de personas la posibilidad
que debió esforzarse por reunir el consentimiento de las distintas de asomarse a nuevos lenguajes, normas y expectativas. También
poblaciones de la jurisdicción. Sus líderes, así mismo, habían permitió el surgimiento de una capa distinta de líderes políticos y
reclamado la soberanía de su propio territorio y, en consecuencia, el afianzamiento de su singularidad como jurisdicción político-ad-
habían buscado establecer relaciones diplomáticas con otros ministrativa.
cuerpos políticos tanto del interior del antiguo virreinato como de Aquellos balbuceantes elementos republicanos, así como el
la vecina Venezuela. Esta afirmación de la soberanía formaba parte horizonte de la independencia respecto a la metrópoli española,
de una concepción muy arraigada entonces en Nueva Granada y pudieron reforzarse con la llegada, en 1816, de los emigrados
Venezuela acerca de una buena organización política, la cual no neogranadinos que huían de las tropas de la Reconquista.
podía consistir sino en pequeñas repúblicas que debían integrarse Arribaron a Casanare civiles que habían estado comprometidos
de una manera u otra en conjuntos más amplios que las protegieran con las transformaciones revolucionarias y que en muchos casos
de los tiranos internos y de las agresiones externas. Así, ante los llevaron consigo a sus familias. A todos ellos, acostumbrados a una
conatos expansionistas de la provincia de Cundinamarca, que vida citadina sin mayores sobresaltos, los Llanos les parecieron de
pretendió que regiones como esa le pertenecían por el vínculo entrada una tierra de horror, por su abrumadora geografía y por
de subordinación establecido desde la Conquista, las autoridades las penalidades que sufrieron, no solo a manos de los realistas sino
de Casanare habían acogido diversos proyectos defensivos con también de las pandillas de hombres sin ley que surgieron allí al

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vaivén de la guerra, entre quienes había desertores y comunidades solución adecuada, tal vez, a aquella situación, pero que a posteriori
indígenas de algunos parajes que asesinaban y robaban a quien se deja ver la existencia de dos tradiciones políticas con diferencias
pusiera a su alcance. significativas.
Arribaron simultáneamente a Casanare poco más de medio Casanare será en términos de autoridad en los meses siguien-
centenar de militares, encabezados por el francés Manuel Serviez, tes básicamente un campamento militar. En aquel tiempo de suerte
que había buscado salvar en aquellas tierras los restos de las tropas fluctuante para las tropas patriotas, la zona en general estuvo libre
patriotas del Congreso de las Provincias Unidas. Allí encontraron del control realista, pero los líderes independentistas estuvieron
unas fuerzas antiespañolas muy heterogéneas, compuestas por sumidos en agudas disensiones. Uno de los motivos radicó en las
varios centenares de combatientes venezolanos y neogranadinos difíciles relaciones entre neogranadinos y venezolanos, que se evi-
que habían adquirido gran experiencia de combate, particularmen- denciaron a finales de 1818, cuando Bolívar, por iniciativa de Páez,
te en el arma de caballería, y que pese a haber estado luchando bajo destituyó a Ramón Nonato Pérez de la comandancia de Casanare.
la bandera del gobierno de Casanare, habían construido unos lide- Pérez se negó a presentarse personalmente y envió en su lugar una
razgos derivados en gran medida de la proximidad personal y del comisión que le pidió a Bolívar reconsiderar su decisión. Le mani-
reconocimiento al arrojo en el combate. Sobresalía el venezolano festaron que si bien habían aceptado en enero de 1817 subordinar-
José Antonio Páez, que había alcanzado un enorme prestigio, pero se al mando de Páez, había sido como algo circunstancial, apurados
otros militares de esa proveniencia, como Francisco Olmedilla o por la presión de las tropas realistas. No solo cuestionaron a Páez
Genaro Vásquez, también se habían distinguido. Así mismo, algu- por haberles negado la ayuda prometida para continuar la lucha y
nos neogranadinos, como Juan Galea, Juan Nepomuceno Moreno, por pretender el mando cuando nunca lo habían reconocido como
Ramón Nonato Pérez o el cura Ignacio Mariño, se habían forjado un jefe de la provincia, sino que subrayaron que Casanare había obte-
prestigio significativo como hombres de armas. nido su libertad por sí mismo y pertenecía a la Nueva Granada, la
Aquellos militares neogranadinos encabezados por Serviez in- cual se lo recordaron al caraqueño le había dado los hombres
tentaron, como una de sus primeras medidas, reconstruir una au- que lo habían acompañado en la “campaña admirable” de 1813, de
toridad con algún atisbo de legalidad republicana, puesto que el la que más prestigio había obtenido.
gobierno de Casanare había desaparecido. Para ello designaron a la Los casanareños habían reconocido a Bolívar por el título que
cabeza del ejecutivo al exgobernador de la provincia de Pamplona, quiso darse, el de “Jefe Supremo de la Nación”. Por otro lado, tras
Fernando Serrano, y como jefe militar a Francisco de Paula Santan- la disolución del gobierno provisional encabezado por Serrano, el
der, arreglo fragilísimo que duró apenas dos meses, pues las tropas pequeño grupo de militares neogranadinos que había emigrado
hicieron comandante a Páez, quien desde esta posición decretó la en 1816 se marchó a fines de aquel mismo año a Angostura y se
concentración en sí mismo de toda la autoridad militar y civil, única congregó en torno a él. Tanto los combatientes neogranadinos que

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permanecieron en el Casanare como los que emigraron a Venezuela congreso de Angostura, al cual invitaron diputados de Casanare.
le profesaban a Bolívar un respeto sincero y ponían en él grandes Los neogranadinos instalados en esta provincia no se interesaron
esperanzas, pero su adhesión no era incondicional o sumisa. Su re- mucho, sin embargo, en aquella reunión, y si bien José María Ver-
lación con él no podía dejar de estar marcada por las simpatías y gara, uno de los diputados, creyó que la Nueva Granada reportaría
discrepancias desarrolladas entre los militares de uno y otro país “ventajas considerables” de esa participación, con ello no estaba
en su ya larga brega común, iniciada al menos en 1812 en Cartage- pensando sino en la posibilidad de acrecentar los recursos para la
na. Tampoco podía escapar a la cristalización de maneras diferen- campaña militar que liberara a su patria. Santander fue más tajante.
ciadas de concebir lo político y la guerra. En abril de 1819 instruyó a Vergara de que ocupara inmediatamen-
Porque los neogranadinos habían desarrollado una fuerte in- te su diputación: “Váyase luego, luego, y no deje que nos impongan
clinación hacia la legalidad republicana y el constitucionalismo, y la ley los representantes de 600 almas. Ya se dice que Nueva Grana-
habían sentido horror por la estrategia de guerra a muerte imple- da y Venezuela están incorporadas de hecho. No sé de dónde, por
mentada en 1813. Al mismo tiempo, los venezolanos habían forjado qué sea esa incorporación. Asista a algunas sesiones, pida licencia
un amplio y brillante grupo de militares, muy superiores en casi o renuncie, y véngase, aunque sea a pie”. Santander, de hecho, había
todos los aspectos castrenses a sus pares de este lado de la fronte- organizado en diciembre del año anterior —habiendo quizá reci-
ra, lo cual tal vez los condujo a designarlos a veces como rémoras, bido ya la nota que le daba a Casanare representación en Angostu-
como lo recordará mucho después con amargura el general neogra- ra— un “congreso provincial de Casanare” con los jefes militares
nadino Antonio Obando. Santander mismo se vio en la necesidad neogranadinos, el cual era ni más ni menos un acta de separación,
de reclamar en diversas ocasiones contra aquellas pretensiones. En cordial eso sí, respecto a lo que iba a decidirse en Angostura, y res-
junio de 1818, por ejemplo, le puso de presente a Páez tanto las pecto incluso a Bolívar, quien es reconocido, antes que como jefe,
“injurias con que mil veces” sus paisanos habían “insultado a todo como aliado en su calidad de supremo dirigente de Venezuela. Este
el pueblo granadino llamándolo cobarde, inepto, bárbaro”, como los congreso provincial de Casanare se colocó en posición de restaura-
malos tratos que recibían los neogranadinos de manos de aquellos. dor del gobierno de las Provincias Unidas de la Nueva Granada des-
Le llamó la atención también acerca de la eventual intención de hecho en 1816 y asumió la dirección del conjunto, mientras, como
tratar de imponer a la Nueva Granada “un nuevo yugo, obligándola lo esperaban, eran libertadas las demás provincias.
con las armas a recibir la ley”, a título del más fuerte, con lo cual los Esta era una de las facetas de la relación entre neogranadinos
venezolanos no harían más que convertir a los neogranadinos en y venezolanos al momento de los preparativos de la campaña de
sus “colonos”. 1819. Había un proyecto conjunto, muchas vivencias compartidas,
Uno de los mecanismos con los que Bolívar buscó integrar la intereses comunes. También experiencias e intereses particulares
Nueva Granada al proyecto independentista venezolano fue el en cada uno de los grupos. La comunión con los venezolanos, que

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irá a acrecentarse enormemente en la primera etapa de la Repú- después supe que estaban prisioneros pagando bien caro la necia
blica de Colombia, será en no poca medida un producto de la victo- confianza.
riosa campaña de 1819. Una comunión que no dejará de ser frágil. Después de dos jornadas sumamente penosas, en que a cada
paso nos veíamos obligados a detenernos para cortar árboles
que sirviesen de puente a los ríos, y torrentes que embarazaban
nuestra marcha, hicimos alto en un bello sitio llamado Servitá. Allí
había una casa perteneciente a un español que se había ausenta-
Huellas do hacía algún tiempo, y cuya hija, que era americana, nos hos-
pedó y trató con bondad. Solo tuvimos un día de descanso; y en
Documento nº 1 los dos siguientes llegamos a la cumbre denominada Buena Vista
de donde se descubren formando horizonte las inmensas llanuras
Relación que hizo el antioqueño José María Salazar de su fuga de San Martín; el alma del viajero oprimida entre aquellas selvas
hacia los Llanos a finales de abril de 1816 y su estadía allí y montañas se extiende y dilata con tan agradable espectáculo, y
por varios meses, luego del ingreso de las tropas realistas al
es un consuelo para el fugitivo ver un vasto espacio en que puede
centro de la Nueva Granada.
escapar de la persecución: véase en mi memoria sobre el Meta la
descripción de estas hermosas pampas en que todo lo ha hecho la
Dos veredas conducen a los llanos de San Martín, la de Cáqueza
naturaleza, y nada el hombre para su riqueza y hermosura.
y la del lado opuesto, aun menos frecuentada por los ganaderos,
Pronto conocimos por experiencia que de nada sirven tesoros
y ambas se reúnen en el paso de la Cabuya de Río Negro que es
escondidos; y que sin la ley del trabajo impuesto al hombre, es mi-
una maroma de cuerdas que ha de pasar el caminante en lugar de
serable en medio de los bienes, como el ciego rodeado de luz: la
puente haciendo oficio de volatín: tal ha sido el esmero de los ca-
tierra estaba inculta, la fiebre producida por la humedad y espesor
minos públicos: nosotros no escogimos la vía de Cáqueza a fin de
de las selvas había disminuido el pequeño número de habitantes
evitar aquel paso y por alguna razón política, y habiendo llegado
de Apiay, y los demás estaban huyendo temiendo la venida de los
a dicho punto de reunión encontramos allí a varias personas que
enemigos; todo parecía abandonarnos, hombres pusilánimes, ga-
también llevaban designio de emigrar; estaban leyendo boletines
nados, y caballos salvajes; ni era tiempo de detenernos porque es-
impresos de supuestos triunfos del General Bolívar, de su entrada
taban llegando a toda priesa las reliquias de nuestro ejército que
en los valles de Cúcuta, y otras patrañas evidentemente forjadas
acababan de sufrir una derrota en el Río Negro, consecuencia de la
por los enemigos o por sus adictos para seducir a los incautos, y
retirada anti militar del General Serviez que pudiendo en tiempo
prevenir la emigración: nos reímos de aquellas imposturas; mas
oportuno haberse dirigido a Casanare salvando la mayor parte de
como el hombre es naturalmente crédulo, algunos le prestaron fe,

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las tropas, contramarchó hasta Bogotá en donde desertaron a sus guraba a mis compañeros por propia experiencia que este hermoso
hogares: no había reveses para los soldados, ni para los particula- y sosegado río podía ser navegado de aquel modo; pero nada sabía
res y me acuerdo de haber cambiado un hermoso caballo en que del Upía, sino que su trecho hasta el Meta era corto. Nos aventura-
había venido de Bogotá por un poco de carne que partí con mis mos a la empresa premeditada y al cabo de unas pocas horas tu-
compañeros. vimos la agradable sorpresa de vernos en el Meta, uno de los más
Tratamos de dejar aquel sitio inclemente, y nos encaminamos bellos y espaciosos ríos de la Nueva Granada: renació la esperanza
al Meta por la vía del Río Negro, más frecuentada y conocida de de salud en nuestro corazón, y en breve tiempo, y como por encan-
los naturales que la de Pachaquiaro; pero de más difícil navegación. to, estuvimos a bordo de una bella canoa; cuando la habíamos divi-
No solo encontramos el río salido de madre, y precipitado como sado palpitó de placer nuestro pecho, mas temíamos fuese lancha
un torrente, mas no había siquiera una canoa en que pasarlo, y fue enemiga de Guayana por el sonido de una corneta militar que no
preciso retroceder tomando casi todos los emigrados el camino de sé cómo había ido a manos de los indios: nos persuadimos de lo
Upía punto muy distante, o para continuar por tierra hasta Casana- contrario muy pronto, y nos entregamos al contento que inspira
re, si las guerrillas enemigas no lo impedían, o para bajar desde allí una dicha inesperada: era una embarcación que había llevado a las
al Meta con mejores recursos. Mas no hay cálculos tan falaces como bajas misiones al respetable Canónigo Luis Mendoza, patriota más
los que forman los desgraciados que huyen de un enemigo victorio- previsivo que nosotros que no esperó el último momento para emi-
so; todo los abandona, y todos temen comprometerse prestándoles grar. Los indios nos recibieron a bordo ofreciéndonos llevar a los
auxilios, circunstancia que unida a la falta natural de recursos, hizo pueblos del bajo Meta.
impracticable a la tropa la bajada al Meta. Como no pretendo en esta memoria formar el diario de mi emi-
Yo que antes había navegado aquel río que me parecía el mejor gración sino solo exponer las circunstancias y los pasajes más nota-
medio de retirada, persuadí a tres amigos míos hacer lo posible bles que me ha ocurrido no describiré nuestra navegación del Meta,
para embarcarnos en cualquier punto de su margen. Los Señores cuyas misiones me parecieron más desiertas que en mi primer
Arrubla, y Doctor Ardila fiscal de la Alta Corte de Justicia con quie- viaje, y como están descritas en el diario del Sr. Cortés y Madariaga:
nes salí de Bogotá, y el Coronel Tomás Montilla con dos asistentes tan corto es el progreso que hace la sociedad cuando solo depen-
compusieron nuestra caravana: en vano tratamos de procurarnos de del celo religioso, y no se abren las fuentes de la agricultura y
algún buque en la misión de Cabullares cuyo buen cura no nos lo de la industria. Yo no las vi todas; mas de las mismas causas debo
pudo facilitar porque sus indios le habían dejado solo, mas tuvo la suponer los mismos efectos. Solamente el pueblo de Macuco mejor
bondad de franquearnos unos pocos víveres y tomamos la aventu- situado para el tráfico se hallaba en un estado de adelanto.
rada resolución de ir a la parte baja del Upía y construir una mala Allí tomamos algún descanso y luego llegamos en dos días a
balsa con nuestras propias manos para bajar en ella al Meta: yo ase- la ciudad de Pore, capital de la provincia de Casanare que era el

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punto dado de reunión a las reliquias del ejército y a los particu- tal postura un reo de la justicia, que un emigrado. Nótese de paso
lares. Todos fueron llegando sucesivamente después de innumera- el carácter atroz de esta guerra que hace abrazar tales extremos. Es
bles trabajos pasados en las cordilleras, y tuvimos la satisfacción de muy raro preferir la muerte a ser prisionero de guerra cuando esta
abrazar a nuestros compañeros. La provincia de Casanare es harto es regular y conforme a los usos de las naciones civilizadas.
escasa de recursos; pero tiene toda la virtud de un pueblo sencillo, Reunida y medio organizada nuestra fuerza en la Ciudad de
pobre y belicoso; su defensa consistía principalmente en caballería Chire que es una pobre aldea bajo el título de ciudad, como los
siendo una provincia llanera, y no hacía mucho tiempo que dos ba- pobres hijos dalgo que solo conservan sus pergaminos, se disponía
tallas célebres, la de Chire, y Mata de la Miel habían dado alta repu- a dar una acción a los enemigos. Yo que no estaba para Marte ni
tación al valor de sus habitantes, entre los cuales se distinguen los para Venus adelanté camino hasta el río Casanare por donde había
valerosos indios de Tame y Betoyes. Mas encontramos muy disemi- de ser nuestra retirada o marcha al siguiente día perdida o ganada
nada esta fuerza que apenas componía con la nuestra una pequeña la batalla: creí morir de debilidad y fatiga andando casi toda la
división, aguardando de un momento a otro la invasión enemiga. noche hasta una casa cercana al río; mas encontré allí un venerable
¡Qué tristes días los que pasé en Pore! Nuestra caravana del cura que emigraba con sus hermanas y criados a usanza persa, lle-
Meta cayó postrada de enfermedad en consecuencia de sus muchos vando cuanto era menester como si estuviera en su propia casa. Me
padecimientos. El coronel Montilla no tenía esperanza de vida, la dio un chocolate hecho sin duda con mejor grano que el de Caracas
mía estuvo en grave peligro y perdió la suya el Doctor Ardila pri- o Soconusco y un café que me pareció de moca. Me reanimó sobre
vando a la patria de uno de sus más dignos magistrados. Apenas todo su bondad patriarcal, y la cariñosa compasión de su familia.
empezaba a recobrar mis fuerzas cuando se me anunció que el El Casanare es un vasto río que ha dado el nombre a la provincia,
enemigo estaba al invadir la Ciudad, que solo distaba unas pocas por él pueden remontar, y ya han remontado los buques del Meta
millas, y que el General Urdaneta nuestro Jefe había determinado y Orinoco: con el tiempo será un gran canal de comunicación, y el
evacuarla. Imagínese cuál sería mi situación hallándome enfermo comercio cubrirá de velas sus hermosas riberas; mas una canoíta
y sumamente débil, sin un asistente, sin un caballo en que partir, y componía entonces toda su marina, le atravesé en ella y llegué en
resuelto a todo menos a caer en manos de los enemigos. Escribí dos dos días al pueblo de Betoyes, que era el punto dado de reunión
líneas al General pidiéndole su protección, y nunca olvidaré el ser- en donde hallé noticias diversas, y aun contrarias de la acción de
vicio que me hizo enviándome un asistente y un caballo que podía Chire; unos la referían perdida, otros ganada, y creo que ninguno
haber servido para un soldado útil. Igual cuidado tuvo de Montilla tenía razón porque el suceso no fue decisivo.
a quien fue preciso llevar en una hamaca por estar moribundo. Yo Era ya el tiempo de las lluvias; los llanos se inundan en esta es-
partí con gran dificultad, estaba tan débil, que me hice atar a la silla tación de modo que parecen un vasto lago, gran parte de tierra es
de mi caballo temiendo caer a cada instante, y parecía más bien en transitable en el primer período pero se forman esteros profundos

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en que es menester ir muchas horas dentro del agua: no parecía mos la campaña de Apure que será siempre célebre en la historia
fácil que el enemigo bajase de la cordillera a perseguir nuestra ca- militar de nuestra República y uno de los primeros elementos de
ballería, ni que pudiese verificarlo con caballos no acostumbrados su creación.
a los llanos: diversos fueron los pareceres en cuanto a la dirección Permítaseme describir el carácter original de los llaneros para
que debía darse a nuestra corta división, unos aconsejaban hacer amenizar algún tanto la aridez de esta narración. Siempre me ha
alto, y aun retroceder al Casanare para no dejar al enemigo esta agradado la vida del campo, y desde la infancia, edad en que se
provincia, sobre lo cual, oí pronunciar en público un discurso enér- forman las impresiones permanentes tuve llena la cabeza y el cora-
gico al respetable Dr. Ramón Méndez, hoy canónigo de la Catedral zón de Teócrito y Virgilio: los años van madurando nuestros juicios
de Bogotá, y otros opinaban que debíamos adelantarnos hasta el a costa de la dicha sensibilidad del alma; pasa la edad de oro de
río Arauca, confín del territorio granadino y venezolano, en donde nuestra vida, y nos aguarda la de hierro en un mundo de penas y
mantenía alguna fuerza el Coronel Valdés que estaba en comuni- tribulaciones. No era propia mi situación para imaginarme en el
cación con otra de caballería en el lado opuesto, mandadas por el Apure bellezas rurales; mas todavía creía que los pueblos pasto-
caudillo Páez. Prevaleció este último dictamen, y nos retiramos no res eran aunque groseros, dulces y sencillos en sus costumbres, no
sin graves dificultades al pueblo de Arauca, cercano al hermoso río siendo poderosa a transformarlos de repente la inmoralidad de la
que lleva su nombre, y que es uno de los mayores confluentes del guerra. Mas yo vi en los pastores de los llanos soldados aguerridos
Orinoco. que se formaban en un instante, y esto no hubiera podido ser sin
El único suceso importante que había ocurrido en aquellos días disposición natural y sin inclinación a la guerra; al ver estos pasto-
fue la formación de un Gobierno provisional tan simple como lo res montados en briosos caballos que manejaban diestramente su
exigían las circunstancias en que nos hallábamos. El proyecto fue lanza cosaca, ceño fiero y largos bigotes, no me venía a las mientes
propuesto por el Dr. Francisco Javier Yanes, Miembro del antiguo preguntarles por Amasitis ni si su ganado era de Melibeo.
Congreso Venezolano, ahora Juez en Caracas y uno de los patriotas El modo de vivir de estos pueblos, sus riñas, diversiones,
que por sus luces y principios honran más a Colombia: él mismo amores, música y poesía todo participa de la fuerza y del temple de
fue nombrado Ministro del nuevo Gobierno, y Presidente el Señor su carácter. Su común alimento es la carne de vaca que en la opi-
Fernando Serrano ex-Gobernador de la provincia de Pamplona, y nión de los pitagóricos produce la ferocidad, y si pasan dos y aun
Comandante de armas el Señor Santander, actual Vice Presidente tres días sin comer soportando muy bien el hambre, luego cum-
de Colombia. A este íntegro y digno triunvirato libramos nuestra plen también su deber gastronómico que devoran su presa como
suerte estableciendo en un campo de guerra la autoridad civil y el lobos. Se enciende una hoguera en que se asa la víctima en un largo
orden legal para hacernos propicios al Dios de las batallas, y de la espetón quedando medio cruda, como el beef-steak inglés, y los
libertad. Bajo tan favorables auspicios pasamos el Arauca, y abri- convidados, que lo son por sí mismos, van cortando la parte que les

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gusta armados todos de cuchillos, el que no lo está lleva la pena es- nocimiento del diapasón como hay elocuencia sin retórica, y el
tablecida de no comer. Si falta sal como nos sucedió casi siempre salvaje a falta de humana enseñanza recibe sus lecciones de los
en la campaña, la suple la salsa del apetito, si no hay pan de maíz cantores de los bosques.
o casabe, ni yuca o plátano, el riñón de la res hace veces de pan, y No me había prometido en los llanos otra especie de música,
en vez de guarapo que es la bebida favorita, un llanero se satisfa- mas no fue pequeña mi sorpresa cuando oí a los llaneros reunidos
ce con agua cristalina. Doman valientemente los toros y caballos, en coro entonando acordes composiciones regulares y canciones
luchando con los unos como los toreros de España, manejando patrióticas. El tráfico de estos ganaderos con las ciudades litora-
los otros como los volatines del circo. Se ejercitan en la carrera, les, y especialmente con Caracas en donde hasta el aire que se
el pugilato, el arte de nadar que es, más bien en ellos una habili- respira es filarmónico ha sido la causa de dicho adelanto.
dad natural, y en todos los juegos gimnásticos. No es extraño que La bandola, que es una especie de guitarra pequeña parece
con tales disposiciones sean buenos soldados y que hayan hecho que habla bajo los dedos de los llaneros y al tocar en ella su canto
en nuestra guerra cosas increíbles que después tendré ocasión de favorito llamado galerón adecuado a asuntos festivos se les cree-
mencionar. ría inspirados por la musa de la alegría: ella les hace improvisar
Una de las diversiones favoritas es la que llaman allí colear: versos regulares de ocho sílabas en una especie de romance ará-
consiste en agarrar diestramente la cola de un toro o de un ca- bigo que va siempre en cadencia, más de asonantes que de rimas,
ballo, y derribarle con fuerte caída por medio de un movimien- y aunque todavía ruda en su estilo siempre es animada y armo-
to particular. Es menester haber aprendido el arte, y no basta la niosa. Es grato ver a la poesía en su rusticidad nativa y recibiendo
fuerza sin la destreza: he visto hombres robustos aplicar en vano apenas la forma del arte.
sus esfuerzos y muchachos de corta edad derribar fuertes toros. En este romance cantan los llaneros las acciones de guerra, los
Los llaneros tienen este ejercicio en tanta estima que llamaban estragos de sus terribles lanzas, sus pasiones y amores: pintan los
bárbaros a algunos franceses que se habían asociado conmigo por objetos al natural, y con la viveza que sienten sus impresiones,
no saber colear, así como les daban el título de lenguarines (voz de usan de símiles sencillos tomados de las cosas que los rodean,
su invención) por no hablar, decían, “duro como nosotros”. y animan de este modo sus rudos conceptos. “Los guerreros se
Costumbres diversas sean las que fueren interesan por su atacan allí como toros furiosos que entrelazan sus cuernos y se
novedad; mas nada me ha divertido tanto en los llanos como la despedazan, la fuerza llanera es como la de un río salido de madre,
música y poesía de estos pueblos. El canto es natural al hombre y el amor pica como la víbora”. Es más común usar de metáforas
como a las aves, y tanto a estas como aquel inspira el placer que de comparaciones como nuestros indios salvajes, naucha,
tonos no aprendidos; él adelanta y perfecciona, y ellas repiten las Cupapí, tuta yarca decía una madre india que había perdido a su
mismas notas no igualadas por su melodía: hay música sin el co- hijo muy joven, en medio del día le anocheció.

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Los llaneros se desafían a cantar como los pastores de las an- nuras inundadas y nuestros jefes empezaron a tomar noticias de la
tiguas y modernas églogas usando como ellos de amebeos o cantos situación y maniobras del enemigo para abrir la campaña, y luego
alternados; mas en lugar de un juez entendido que adjudique el continuamos nuestro camino con jornadas harto penosas hasta el
premio de un rabel, según el mérito del canto, pierde la apuesta el pueblo de la Trinidad.
que tiene primero ronca la voz, cual si fuera combates de pulmones, Allí ocurrió el notable suceso de la mudanza del Gobierno exis-
y como si la fuerza física debiera decidirlo todo: algunos escolásti- tente, revolución que se había preparado de ante manos [sic] y se
cos disputadores usan de este mismo criterio. llevó al cabo sin efusión de sangre y sin seria contradicción. Había
Yo no sé cómo se han introducido en los llanos varias composi- prevalecido la idea de que en la autoridad civil consistió la pérdida
ciones sagradas semejantes a los actos sacramentales. Entre ellas de la Nueva Granada, que no era tiempo de Gobierno, y que si bien
es notable un largo romance de San Miguel que se canta con acom- el Comandante Santander era un buen oficial de infantería, no era el
pañamiento y coro. El General Serviez oficial francés, uno de los hombre a propósito para comandar a los llaneros. En consecuencia
jefes de la división, excelente juez en materia de música, admiraba se proclamó a Páez jefe del ejército, y aunque el Gobierno provisio-
mucho la de aquella composición sacro profana, y nos la hacíamos nal no carecía de amigos creyó más conveniente ceder y dimitir su
repetir muchas veces: parecía cosa de novela ver aquellos pastores autoridad que promover la discordia intestina.
bigotudos con sus largas lanzas cantando el triunfo de los ángeles, y Páez bien aconsejado dividió la fuerza en tres brigadas, confió
la caída de Lucifer que en el romance, así como en Milton hace una la vanguardia a Urdaneta, el centro a Santander, y la retaguardia a
figura brillante, los fieros cantores esforzaban tanto la voz y hacían Serviez. Nombró al Coronel Manrique mayor del ejército, organizó
tales visajes y representaban los diablos tan al natural, que me pa- un cuerpo de reserva de granadinos y venezolanos, hizo Secretario
recía verlos allí mismo. al Doctor
La musa llanera suele degradarse hasta recibir por su canto un Pumar de Barinas, y para que no dejase de haber de todo, aun
mezquino salario, sucede esto regularmente cuando está falto de cuando fuese solo nominal, nombró auditor de guerra al escritor de
dinero el trovador, y quiere refrescar sus labios con licor más espi- esta memoria.
rituoso que el agua cristalina, hácela entonces delirar la inspiración Mucho tiempo pasamos en marchar y contramarchar toman-
de Baco, menos parece musa que bacante furiosa, y aunque lleva la do posiciones diversas, y en examinar las de enemigo más cauto
medida del verso su sentido no tiene pies ni cabeza, ut nec pes nec que nosotros en ocultar sus movimientos: mas hay en los llanos un
caput uni reddatur formæ. signo indefectible de la reunión de tropas en un punto; aquel pájaro
Basta de poesía y continuemos nuestra marcha del otro lado negro que gusta de cebarse en los despojos de la muerte, útil al aseo
del Arauca. La división hizo alto en el Pueblo de Guasdualito medio y a la limpieza de nuestras ciudades descuidadas por la policía mu-
destruido por la guerra después de haber pasado algunos días lla- nicipal, llamado zamuro en Venezuela, gallinazo en la Nueva Grana-

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da, y vultus aura por los naturalistas, se reúne en grandes bandas Muchas ventajas tenía el enemigo en aquella acción memorable.
atraído del olor del ganado que se mata para la subsistencia de la Ocupaba las márgenes del Arauca, y contaba con los buques preci-
tropa, y oscureciendo el aire en su vuelo. Se le dio parte al Jefe de sos para asegurar su retirada; una gran zanja o caño de agua le hacía
este signo fatal después que había permanecido la división en la difícilmente accesible por el frente, y dos selvas espesas llamadas
Selva de Araguayuna, y asegurada por las descubiertas la verdadera matas cubrían sus flancos emboscando allí su infantería. Nosotros
posición del enemigo, se dispuso salir al encuentro y ahorrarle la llegábamos después de un día de penoso camino a arrostrar con
pena de caminar mucho. caballos medio cansados y cortos repuestos, los frescos y alentados
Araguayuna presentaba una escena interesante a la sensibili- del enemigo; contábamos al empezar la acción muchas horas de
dad y a la reflexión. Esposas que habían acompañado a sus maridos hambre, de sed y de fatiga; no teníamos otra artillería que un cañón
en una emigración larga y penosa, tiernas doncellas que seguían de a ocho, mal montado, y para que todo nos fuese contrario, el sol
a sus padres, y madres en trabajos que deberían ser reservados de poniente nos daba en cara, y la sombra y frescura favorecían al
para los combatientes, niños, ancianos, familias enteras decentes enemigo; mas no hay acciones más seguras que aquellas en que no
y virtuosas, y sacerdotes venerables huyendo todos de la proscrip- se cuenta con retirada, y por eso se ha aconsejado sin duda poner
ción general, se habían reunido en aquel sitio. ¿Sería por placer que puente de plata al enemigo que huye. A pesar de tantas desventajas,
abandonaban sus hogares y sufrían miserias de todo género tantas y de ser rechazada y perseguida nuestra primera línea de vanguar-
personas inviolables por el derecho de la guerra? ¿Y cuando deci- dia, varias maniobras que dispuso el General en jefe y sobre todo el
mos que nuestros enemigos la han hecho del modo más atroz, es movimiento del centro mandado por Santander y sostenido por la
esta una vana declamación? retaguardia y reserva decidieron la acción. La noche le dio fin y la
Nunca será bien alabado el valor de aquellos guerreros que de- mañana del siguiente día se vieron los patriotas señores del campo.
jando en Araguayuna objetos tan queridos de su corazón, marcha- Este triunfo fue precursor de otros muchos. La villa de Achaguas
ron a ahorrar al enemigo la mitad del camino: la salida de aquella fue tomada, la división del Gobernador de Barinas que era el Co-
selva más bien parecía un triunfo que preparación para el comba- ronel español [Francisco] López destruida en Apurito, y él mismo
te. Cuando me acuerdo que consumido por la fiebre, y extenuado y prisionero, aquella capital y la ciudad de Nutrias fueron ocupadas
débil mi cuerpo, no mi espíritu, fui en compañía de aquellos valien- por nuestras armas. Los españoles abandonaron sus posiciones y
tes, casi me inspira el amor propio orgullo militar; mas pensando se fortificaron en San Fernando de Apure.
luego que nada hice sino dar buen ejemplo, y que enfermo y pos- No habiendo artillería con que atacar en regla esta plaza, el sitio
tradas mis fuerzas, en la acción del Yagual fui solo en el campo de se prolongaba en vano y era insignificante: los llaneros habían des-
batalla espectador inútil, bien que, no por defecto de mi voluntad, cubierto el modo de tomar lanchas cañoneras con caballería, los he
dejo toda la gloria a los que la ganaron. visto atravesar los ríos apoyando una mano en la crin del caballo,

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mientras que nadando con la otra, y llevando en esta posición la su fuerza pues no hay mérito en vencer cobardes y débiles, noble
lanza en la boca, la silla a la espalda y la carabina en la cabeza ha victoria supone noble resistencia.
sido para ellos acto continuo llegar al otro lado del río tomar sus ca- Con la llegada del General Bolívar al territorio de Venezuela se
ballos y romper cuadros bien formados de infantería española. Mas abría un nuevo campo a nuestras esperanzas, ya por los recursos
no les era dado escalar muros a caballo porque el aire es un ele- militares para una guerra regular, ya para establecer alguna forma
mento más difícil de domar que el agua; la plaza surtida de víveres, de Gobierno, y contar con un centro de operaciones: Bolívar era
y ofreciendo muchas facilidades para obtenerlos hacía infructuosas Jefe Supremo, el General Piar bajo sus órdenes ocupaba parte de la
las tentativas de los sitiadores. provincia de Guayana, y el Jefe de Apure adoptó el consejo de abrir
En aquel tiempo desaparecieron de la escena dos actores nota- con él sus comunicaciones y pedirle pertrechos para rendir la plaza
bles; el General Serviez que mandaba nuestra tercer brigada, y el de San Fernando.
Coronel López del ejército real y Gobernador de Barinas, sujetos Yo fui uno de los encargados de esta comisión, y habiendo ob-
ambos de distinguido mérito e instrucción militar, aunque aplica- tenido pasaporte para algunos negociantes franceses que siempre
da a servicios y causas contrarias, el uno conocido por la brillante andaban en mi compañía, salí con el Presbítero José Félix Blanco,
acción del Palo ganada en el Sur de la Nueva Granada, y el otro como sujeto de gran resolución y mis antiguos compañeros del Meta, los
Jefe de Estado mayor del General Morillo, y por sus conocimientos Señores Arrubla y Montilla para la Provincia de Guayana.
de ingeniero; el primero murió asesinado por cuatro alevosos que Dejo el Apure por el Orinoco y mi alma se agita alternativamente
le atacaron durante la noche en el sagrado de su lecho para despo- de gozo y de tristeza. ¡Adiós campos de Apure! Cuando me acuerdo
jarle de su dinero, según se dijo, o por el odio que había excitado la lo mucho que he sufrido en vuestras matas y sabanas convertidas
dureza de su carácter; el segundo fue ejecutado por orden del Gene- en lagos durante la estación de las lluvias, de la carne sin sal que
ral Páez sin forma regular de proceso porque la división y el pueblo por muchos meses ha sido mi único alimento, de las noches que he
en una agitación extrema pedían que no se difiriese su muerte: su dormido en vuestro recinto a cielo raso, o como decían mis fran-
excesiva crueldad en el Gobierno de Barinas era asegurada por ceses à la belle étoile; de mis vigilias y largos ayunos que a ser vo-
todos, y a la sazón se recibían noticias de innumerables patriotas luntarios, hubieran sido meritorios, de mis frecuentes calenturas,
sacrificados en los cadalsos de la Nueva Granada. y de la pérdida de mis manuscritos, que siempre es sensible a un
Ya se sabía en Apure por las gacetas españolas tomadas a López autor por malos que sean, y aunque tal vez gane con ella la repúbli-
la venida del General Bolívar, sus primeros pasos y la reacción de la ca literaria; confieso que os digo un alegre adiós, y que no es uno
Isla de Margarita. Los gaceteros referían triunfos y más triunfos de de mis deseos el de volver a veros; mas al contemplaros teatro de
las armas del rey sin economizar elogios; no advertían que de esta glorias militares y tumba de los invasores, asilo de los perseguidos
manera alababan también las de la República dando buena idea de patriotas que os debemos la vida y país favorecido del cielo en ferti-

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lidad y hermosura, tomando esta palabra en cualquier sentido que  Acerca de la experiencia de los emigrados a Casanare en 1816,
se quiera, olvido mis trabajos pasados, no quisiera dejaros y os digo Francisco Soto, Mis padecimientos i mi conducta pública, Academia
con todo el corazón un triste adiós. Colombiana de Historia, Bogotá, 1978, pp. 26-33. Los recuerdos de
la emigración resaltan su extrema pobreza y su extrema fragilidad,
[José María Salazar, “Excursión de Bogotá a la Isla de Trinidad por no solo frente a los enemigos sino ante una naturaleza abrumadora
territorio de Venezuela, en el año de 1816”, Boletín de la Academia y extraña a sus hábitos. El amargo recuerdo que dejaron los Llanos
Nacional de la Historia, año II, t. II, nº 2, 3, junio, septiembre de en los emigrados puede palparse en la emoción con que Antonio
1913, Caracas, pp. 4-20] Obando recordará haberse despedido de aquellas tierras a media-
dos de 1819 cuando formaba parte de quienes emprendían la cam-
paña libertadora: “Desde el alto de Morcote me apeé de mi mula,
me acosté de espaldas sobre la verde yerba, y con los pies hice la
cruz a los llanos y juré no volver a ellos por mi gusto, sino ama-
Lecturas rrado”. Semejantes palabras dejan entrever que este sentimiento
no lo había producido solamente el deseo de ver derrotados a los
 El diario del viaje de Santander y sus acompañantes por el Ori- realistas sino la angustia ante la eventualidad de retornar a aquel
noco en Diarios de campaña, libro de órdenes, y reglamentos milita- mundo tan inhóspito (“Autobiografía de Antonio Obando”, Boletín
res 1818-1834, Biblioteca de la Presidencia de la República, Bogotá, de Historia y Antigüedades, n° 94, marzo de 1913, p. 601). El final
1988, pp. 8-14. La detención ordenada a Santander por José Anto- de texto de Salazar que insertamos muestra un sentimiento similar
nio Páez en la Autobiografía de este (Biblioteca Venezolana de Cul- al de Obando.
tura, Caracas, 1946, t. 1, pp. 170-171).
 Richard Vowell refiere la existencia de grupos de hombres sin
 Sobre el Casanare durante el periodo de las primeras repúbli- ley en Casanare, en Memorias de un oficial de la Legión Británica,
cas, véase: Daniel Gutiérrez, Un Nuevo Reino. Geografía política, pac- Biblioteca Banco Popular, Bogotá, 1974, p. 99. Francisco Soto tam-
tismo y diplomacia durante el interregno en Nueva Granada (1808- bién recordará a aquellos salteadores denominados matroces (Mis
1816), Universidad Externado, Bogotá, 2010. Consideraciones padecimientos, p. 30). A comienzos de diciembre de 1818 Francis-
importantes pueden hallarse también en el libro de Jane Rausch, co Antonio Zea desde Angostura le aconsejó a Santander: “Que las
Una frontera de la sabana tropical. Los llanos de Colombia 1531- embarcaciones vengan siempre armadas y con muchas precaucio-
1831, Banco de la República, Bogotá, 1994, pp. 301-405. nes, pues hay puntos peligrosos; yo no sé si por los indios bravos
o por desertores ladrones, pero ya han degollado toda la gente de

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dos embarcaciones, y quién sabe si más” (Andrés Montaña, comp.,  Desde que se marchó de Angostura para Casanare, Santander
Santander y los ejércitos patriotas, t. 1, Biblioteca de la Presidencia procuró reunir en torno suyo a los militares neogranadinos que ac-
de la República, Bogotá, 1989, p. 243). tuaban dispersos en cuerpos dirigidos por venezolanos. En carta
de abril de 1819 insta así a José María Vergara: “Véngase; aquí no
 Una rápida alusión al breve gobierno encabezado por Serrano falta qué comer, y nuestros bienes son comunes. Concha, Fortoul,
en Ernesto Restrepo, dir., Archivo Santander, t. 1, Águila Negra Edi- Almeida, Ruiz, Arredondo, París y yo, y ahora Morales, formamos
torial, Bogotá, 1913, pp. 39-40. Páez da su propia versión, obvia- una pandilla de cuenta. Es decir, todo es común. Cancino y Durán
mente negando haber tenido cualquier responsabilidad en la diso- son agregados” (Santander y los ejércitos patriotas, t. 2, p. 147).
lución del gobierno civil, en su Autobiografía, pp. 91-96.
 La carta de José María Vergara a Santander sobre el congreso
 Los documentos de Ramón Nonato Pérez, en Archivo General de Angostura en Archivo Santander, t. 1, p. 368. Sobre el congreso
de la Nación, República, Secretaría de Guerra y Marina, t. 323, ff. provincial de Casanare: Archivo Santander, t. 3, pp. 210-213.
20-60. Desde finales de 1817 Bolívar quizá tuvo claro que para la
campaña sobre la Nueva Granada debía nombrar un neogranadino,  José María Vergara, santafereño y general de brigada, fue enviado
por su familiaridad con el terreno y su reconocimiento entre la po- a Londres junto a Peñalver. Allí publicó su traducción del libro de
blación, pero también porque los líderes patriotas de Casanare, de Thomas Paine Disertación sobre los primeros principios del gobier-
donde saldrían gran parte de las tropas, difícilmente aceptarían a no (impreso por E. Justins, Londres, 1819). Nadie mejor que Paine
un venezolano como jefe. podía expresar el vínculo de los líderes independentistas neograna-
dinos con los ideales primigenios de la revolución en esta parte de
 Documentos que expresan la tensión entre los militares neogra- la América española, pues el revolucionario inglés había sido una
nadinos y venezolanos, particularmente las inquietudes de Santan- de las más fuertes inspiraciones intelectuales de los novadores de
der, en Santander y los ejércitos patriotas, t. 1, pp. 184-194, y t. 2, p. la Costa Firme, desde que Manuel García de Sena publicara La In-
146. En un oficio del 24 de abril de 1819 le hace a Bolívar una ex- dependencia de la Costa Firme justificada por Thomas Paine treinta
tensa relación de dicha rivalidad en Casanare y de cómo trató, “no años ha (Imprenta de T. y J. Palmer, Filadelfia, 1811).
de arrancarla de raíz, porque era imposible, sino de irla desterran-
do poco a poco” (Archivo Santander, t. 3, pp. 215-217). La expresión  Muchos hombres públicos de las primeras repúblicas que esca-
de Antonio Obando en su autobiografía publicada en el Boletín de paron de los reconquistadores hacia los Llanos lo hicieron con sus
Historia y Antigüedades, n° 94, marzo de 1913, p. 606. familias, que fueron a la vez un estímulo para la lucha y un proble-
ma para las tropas patriotas. A veces, mientras la presión de los

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realistas no era tan intensa, la población de mujeres, niños y hom-


bres de edad que marchaban con aquellos destacamentos podían
recibir algún tipo de protección, pero en ocasiones debían ser de-
jados a su suerte frente a los enemigos y las fuerzas naturales.
Páez contará que en cierto momento de 1816 dejó en los arena- Humo, ruido y nervios:
les de Araguayuna a las mujeres, niños e hombres inútiles para
la campaña custodiados por una compañía y que partió de allí, una batalla
no sin “consolar por vía de adiós con algunas palabras a aquellas
infelices familias, que allí dejaba con muy dudosas esperanzas de
volvernos a ver en este mundo, pues la campaña ofrecía grandes
obstáculos, no solo por la superioridad del enemigo, sino porque
las inundaciones de los ríos del bajo Apure en aquella estación,
U n combate podía comenzar con un intercambio de insul-
tos por parte de los jefes. Páez reconoció haber partic-
ipado en este ritual en cierta ocasión, cuando su destacamento
y las embarcaciones enemigas que defendían sus vados, iban a
estaba muy cerca de la tropa enemiga, y “el oficial que la mand-
presentarnos mil dificultades. Con tal perspectiva en la memoria,
aba y yo, principiamos desaforadamente a decirnos baladrona-
aquellas familias escuchaban mi despedida en medio de las ma-
das”, tras lo cual se desencadenaron las hostilidades. Tal aper-
yores muestras de dolor, y más de una lágrima brilló también en
tura se daba, tal vez, en combates de pequeña escala y servía
los ojos de aquellos bravos que iban animosos a salir al encuen-
para darse ánimo y personificar a los oponentes que debían ser
tro del enemigo” (José Antonio Páez, Autobiografía, t. 1, p. 104). A
embestidos. Pero una batalla también podía comenzar con el lla-
comienzos de 1819 Santander dictó medidas para proteger a las
mado caballeroso de un jefe militar a un colega rival para que
mujeres ante la inminencia de la incursión de los realistas: ellas
se diera inicio a la refriega. Así sucedería en la batalla de Aya-
podían trasladarse a Guanapalo a buscar abrigo ante el ataque
cucho, donde el general español Juan Antonio Monet se acercó a
(Archivo Santander, t. 3, p. 122).
la vanguardia patriota “espléndidamente uniformado y llamando
al General José María Córdova le dijo: ‘General! vamos a dar la
batalla!’. ‘Vamos’ le contestó Córdova, y se volvió a participárse-
lo al General Sucre”, que estaba unos metros atrás. Este tipo de
inicio quizá fue propio de un gran combate entre fuerzas que se
respetaban mutuamente; de jornadas que se presumía iban a ser
recordadas y en las que había un número considerable de jefes
militares de alto estatus.

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Aquellas batallas que comenzaban con gran expectación eran mente fueron una mezcla más o menos confusa de ruido, humo y
propicias para que el máximo comandante arengara solemnemen- emociones exasperadas.
te a los distintos cuerpos de su ejército antes de lanzarlos contra Tal vez quien reconstruyó de manera más vívida aquel ambien-
el enemigo. No sabemos si así pasó en las batallas del Pantano de te fue José María Espinosa, soldado patriota que participó en múl-
Vargas y Boyacá, pero pudo suceder que Bolívar se hubiera acerca- tiples combates entre 1811 y 1816. En un aparte de sus memorias
do a sus batallones y los hubiera animado con un breve discurso cuenta: “Se rompió el fuego de una y otra parte por hileras, y a
que exaltaba su origen regional o americano o hacía reminiscencias poco se hizo tan general y tan vivo que ensordecía, a lo cual se
históricas. En la primera de aquellas batallas bien pudo haberse agregaban el incesante tocar de las bandas y tambores. Como no
dirigido a la Legión Británica, y tratando de hacer más dramático corría viento, la inmensa masa de humo se había aplanado y no po-
aun el momento, decirles que era la primera vez que iban a pelear díamos vernos unos a otros; yo avanzaba siempre, pero sin saber
bajo las banderas de esta república del Nuevo Mundo, pero que no si me acompañaba mi gente; y en medio de esta confusión sentía
dudaba que honrarían a sus ancestros más aguerridos y se cubrirían silbar las balas por sobre mi cabeza, y muchas veces el ruido que
de gloria. Al Batallón de Cazadores Constantes de la Nueva Granada hacían al rasgar la bandera, la cual acabó de volverse trizas aquel
pudo tal vez recalcarles los sufrimientos de sus paisanos a manos día”. A aquel escenario de nervios y de desconcierto, de balas que
de los españoles en los tres años anteriores. Al Batallón Bravos de silbaban en los oídos de los combatientes, de órdenes, de gritos
Páez quizá le trajo a la memoria las proezas del jefe a quien debían de rabia y de dolor de los combatientes, se añadían los sonidos de
el nombre y cuán irresistibles eran sus lanzas y su valor. instrumentos musicales, sin cuya presencia no era concebible ni
Terminado el discurso del superior, el comandante del respec- una batalla ni el trasegar normal de una fuerza armada.
tivo grupo pasaba a arengar a sus tropas. El coronel neogranadino La carencia de instrumentos podía hablar muy bien de la ad-
Manuel Antonio López recordará cómo en la batalla de Ayacucho, versa fortuna de un ejército, como lo cuenta Richard Vowell a pro-
una vez Sucre hubo ordenado a Córdova cargar contra el enemigo, pósito de la tercera batalla de La Puerta, en Venezuela, en marzo
el antioqueño “recorrió a galope sus cuerpos haciendo a cada cual de 1818, cuando las fuerzas patriotas estaban tan abatidas que “ni
una arenga concisa y enérgica, si no esmerada”. Cada jefe de unidad siquiera teníamos instrumentos de música militar para animar
repitió a su turno la consigna lanzada por Córdova y enseguida la a nuestros hombres, a menos que se tuviesen por tales algunos
banda de música del batallón rompió a tocar el bambuco, con lo viejos tambores medio rotos”. La importancia de la música se tra-
cual él y sus compañeros, “ebrios de entusiasmo, se sintieron más ducía en el alto número de niños y adultos asignado a la sección
que nunca invencibles; y entre frenéticos vivas a la libertad y al Li- de tambores y trompetas, que totalizaban 83 en las fuerzas de Ba-
bertador”, que era su “grito de guerra”, avanzaron contra los realis- rreiro en julio de 1819: un número mayor que el de sargentos, por
tas. Se pasaba así a otro momento de una batalla, las cuales usual- ejemplo.

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Y es que los instrumentos musicales tenían varios usos impor- sidad de impedir que decayera la intensidad emocional del comba-
tantes en la guerra. En primer lugar, servían para transmitirle ór- tiente, sin la cual tal vez huyera o se sumiera en la depresión. Esa
denes a las tropas durante un combate, pues por medio de ellos se dinámica del enardecimiento era avivada también con pequeñas
indicaba el paso de ataque con que las tropas marchaban a la ofen- arengas, palabras de ánimo o incitaciones a la emulación que los co-
siva o se daba la señal de repliegue, entre otras maniobras. Y en los mandantes prodigaban a sus hombres. Son múltiples los recuerdos
entreactos de un combate los tambores, cajas y cornetas también de los jefes patriotas en una batalla yendo de un lado para otro, en
podían servir, combinados con el ruido de las detonaciones, para medio de las escaramuzas, observando, dando órdenes y dirigien-
intentar alterarle los nervios al adversario. En el discurrir cotidiano do expresiones de estímulo a los distintos regimientos. El realista
de los campamentos los instrumentos musicales servían igualmen- Rafael Sevilla también referirá cómo durante un combate uno de
te para indicar el momento de levantarse o para marcar los distin- sus comandantes “se multiplicaba en todas partes, arengándonos y
tos momentos de situaciones extraordinarias como la ejecución de animándonos con una elocuencia concisa puramente militar, pero
prisioneros. La música servía para darles ánimo a los soldados o a que hería las fibras del corazón”. Valían también las puyas dirigidas
la población, como hizo Bolívar en el fuerte de Puerto Cabello en al amor propio, mecanismo que Tomás Carlos Wright, un militar
1812, publicando un boletín que anunciaba noticias optimistas y inglés, dice haber visto usar a Bolívar en la batalla de Boyacá. El ca-
“haciendo salvas de artillería y tocando tambores y pífanos, para raqueño se había acercado a cada cuerpo de combatientes y le había
elevar de este modo el espíritu público, que se hallaba en abati- dicho, por ejemplo, a un destacamento de neogranadinos “que los
miento extremo”. En la vida ordinaria de los cuarteles, así como en ingleses se mofaban de ellos”, mientras que a la Legión Británica le
los desplazamientos, la música tenía la finalidad no menos impor- había dicho que el Batallón Rifles les “estaba enseñando el camino”
tante de relajar y cohesionar a los soldados, y de hacerles menos y que por ser ingleses todas las miradas estaban fijas en ellos. En
penosa su situación. Manuel Antonio López cuenta que las bandas aquella batalla el general Anzoátegui habría hecho algo similar, “y
de música de los distintos batallones rivalizaban entre sí, y que en en todo momento se le veía de comienzo a fin, infiltrándose en lo
la campaña de las tropas colombianas en Perú en 1824 se ocupa- más grueso de la contienda, con justicia, devengando los calificati-
ron de recordarle a los soldados sus hogares y sus afectos mediante vos ‘El Ney de la Jornada’, ‘El valiente de los valientes’”, y otros de
la ejecución de las melodías de sus terruños. Allí la banda favorita este género.
del ejército llegó a ser la del Batallón Vencedor, “aunque sólo de Aquellos mecanismos de motivación podían acrecentar el arrojo
cornetas, cornetines, pitos y tambores, por su mayor y más diestro de individuos o de pequeños grupos de combatientes que así, al-
personal y su abundante repertorio”. tamente motivados, decidieron en no pocas ocasiones una batalla,
En una batalla, aquel incesante tocar de las bandas y tambores como sucedió con el puñado de hombres de caballería que acompa-
que hemos evocado a través de Espinosa, estaba ligado a la nece- ñó a Juan José Rondón en su carga temeraria del Pantano de Vargas.

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El desenlace, para quienes vivían una derrota, conllevaba la re- Los muertos han sido enterrados o abandonados, los heridos,
tirada o la fuga o la dispersión y el apresamiento. Los triunfadores recogidos, los derrotados han huido o han sido apresados, los ven-
podían hacer el conteo de sus víctimas, recoger a sus muertos y cedores han tomado el botín y han celebrado. Sin embargo, la ba-
heridos, reunir los prisioneros y las armas capturadas. Pero desde talla no ha terminado. Hay que escribir el parte, que de diversas
su perspectiva, el desenlace de una batalla podía ser más caótico maneras la prolonga, la detalla ante las autoridades civiles y mi-
que su mismo desarrollo y podía, eventualmente, sacar a flote pa- litares, da aliento a la población simpatizante, exalta las virtudes
siones humanas más deplorables que las del combate. Con pesa- marciales y reparte recompensas simbólicas a los héroes. El parte
dumbre, Manuel Antonio López irá a rememorar cómo al final de la también le habla a la posteridad.
batalla de Ayacucho, “piquetes de soldados iban por sus breñales
y quiebras en cacería de fugitivos, o volvían con su presa”, y cómo,
estando los cadáveres desperdigados por el campo de batalla, en
el cielo los buitres se disponían a devorarlos al tiempo que en la
tierra los soldados y sus mujeres, ejercitaban el “repugnante de- Huellas
recho de botín”.
Para los vencedores el desenlace también implicaba la celebra- Documento nº 2
ción. Los militares que se habían destacado eran felicitados por sus
compañeros y algunos se paseaban haciendo alarde de sus gestas Relación hecha por José Hilario López de la batalla de la
durante el combate. Cada soldado refería a sus compañeros sus pe- Cuchilla del Tambo, librada el 29 de junio de 1816 en las
cercanías de Popayán. En ella los realistas derrotaron a las
ripecias y muchos esperaban alguna gratificación especial, como
exhaustas fuerzas patriotas.
un ascenso. En ocasiones los destacamentos recibían un premio
colectivo por su valor y la importancia de su intervención, bien
El 27 emprendimos la marcha con dirección a los atrincheramien-
fuera una recompensa económica o un nuevo nombre que ligara
tos del general Sámano. Toda nuestra fuerza estaba reducida a
el cuerpo con la batalla ganada. También podían recibir los com-
unos 580 infantes, 30 artilleros con dos piezas ligeras de a 4, y
batientes una condecoración, como la entregada a toda la Legión
como 70 de caballería, la mitad veteranos y la otra mitad volunta-
Británica en la batalla del Pantano de Vargas. Con el triunfo tam-
rios de Popayán, que generosamente nos acompañaron, mandados
bién era posible el jolgorio, si había manera de darles una pausa a
por el valiente capitán de milicias Juan María Medina, nuestro an-
las tropas. Entonces el aguardiente de las cantimploras hacía más
tiguo práctico, de quien he hablado en la relación de la campaña
expansivos los corazones y las lenguas, y había lugar para la pan-
de La Plata a Calibío. El 28 acampamos en una altura, cerca del
tomima y para las músicas de la risa y la melancolía.
pueblo de Piagua, a dos horas distantes del enemigo. En este día

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se escaramucearon las descubiertas de ambas partes, quedando la paró denodadamente sobre un parapeto, y yo le quité la vida de un
ventaja por la nuestra. El enemigo no dejó de molestarnos en esa pistoletazo. Por nuestro lado el enemigo había colocado un cañón
noche, pero estábamos bien persuadidos que, a pesar de su supe- al extremo del parapeto; el capitán de Antioquia José María Pino,
rioridad, no se atrevería a presentarnos un lance formal fuera de que se condujo bizarramente en esta batalla, me dio orden para que
sus posiciones. El 29, a las seis de la mañana, marchamos a dar la con el alférez Diego Pinzón y cosa de 10 soldados que nos hallába-
batalla, divididos en dos secciones iguales: la primera seguía por mos casi recostados sobre las trincheras enemigas, tomásemos el
el camino real con dirección al pueblo del Tambo, y a ella corres- referido cañón. Yo obedecí a pesar de la temeridad de la empresa,
pondía la caballería; la segunda se encaminaba casi paralelamente pero al desembocar a la tronera de dicho cañón, mis soldados caye-
por la misma Cuchilla, y a esta correspondía la artillería. Dos co- ron muertos, acribillados de balas. Sólo quedamos vivos el alférez
lumnas enemigas que observaban nuestros movimientos y oponían Pinzón, herido, y yo contuso, que fuimos hechos prisioneros por
resistencia a nuestra marcha, fueron rechazadas hasta su campo. una partida que por primera vez se atrevía a salir de su fuerte, al
Yo pertenecía a la descubierta de la segunda sección. El enemigo cual se nos introdujo en el mismo acto y se nos presentó al general
nos esperaba en sus fortificaciones, que se componían de un pa- Sámano, quien se hallaba a la sazón con un anteojo mirando hacia
rapeto de más de siete pies de elevación y cuatro de espesor, en el pueblo del Tambo. Ya nuestros fuegos apenas se dejaban sentir,
forma de pentágono irregular, con su respectivo foso que no estaba y nuestra caballería, que había sido colocada a retaguardia en el
concluido. Sus fuerzas eran de más de 2.000 hombres bien armados camino de Los Aguacates, único punto de retirada del enemigo,
y municionados. Nuestra columna llegó hasta el último mamelón a perdía terreno lentamente, y Sámano daba orden de salir en su per-
medio tiro de fusil del campo enemigo, y allí colocó sus dos caño- secución. A pocos instantes cesaron enteramente nuestros fuegos,
nes, esperando que la primera sección se aproximase, y se diese la y los vivas y algazara de los enemigos aplaudían el triunfo, que solo
orden del asalto por el comandante en jefe que marchaba por el debieron a sus fortificaciones y a la poca previsión de nuestro co-
lado del Tambo. Verificada esta, se dio la señal deseada, a la cual mandante en jefe, que creyó, sin duda, que sin escalas pudiéramos
arremetimos violentamente sobre los parapetos, en donde se nos subir sobre los parapetos enemigos.
recibió con un fuego de artillería y mosquetería mortífera; pero no Debo manifestar mi opinión sobre esta batalla, después de
por esto dejamos de fijar nuestras banderas al mismo pie de sus haber oído la de muchos de mis compañeros. Otras dos faltas co-
atrincheramientos. Sin ninguna clase de instrumentos aparentes, metió nuestro comandante en jefe, ofuscado por su impetuosidad:
no nos fue posible escalarlos, mas no por eso dejamos de redoblar primera, haber hecho situar la caballería ostensiblemente en el solo
nuestros esfuerzos, que sólo eran frustrados por la muerte de nues- punto de retirada del enemigo, con cuya imprudente medida se
tros valientes compañeros. El enemigo nos temía a pesar de esto, y obligaba a este a sostenerse con más obstinación; segunda, haber
no se atrevía a hacer una salida sobre nosotros. Un solo oficial se atacado a Sámano en sus posiciones atrincheradas, pues siendo el

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objeto de la campaña atravesar rápidamente hacia Quito, debimos talones y se me dejasen algunos tabacos de los que se me habían
verificar la marcha por otro de tantos caminos que conducen a quitado, ofreciéndome al mismo tiempo que no me dejaría matar.
Pasto; y, en este caso, si Sámano, como era regular, trataba de in- En efecto, el cabo fue obedecido, mis pantalones recobrados y de-
terponérsenos, lo hubiéramos batido infaliblemente, o podíamos vueltos cuatro de mis cigarros. Restablecida así la esperanza de la
ganar bastante terreno, de modo que Sámano no pudiera oponer conservación de mi vida por esos momentos, yo tuve la audacia de
obstáculo a nuestra marcha, y en esta última hipótesis perdíamos encender uno de mis cigarros en el botafuego del cañón, con licen-
solamente a Popayán, cuya resolución estaba ya hecha, pero ganá- cia del cabo. Este continuó manejándose muy bien conmigo, y aun
bamos un ciento por uno con la ocupación de los principales puntos dándome algo que comer hasta la entrada en Popayán, en donde le
de la actual república del Ecuador, en donde hubiéramos ensancha- cumplí mi palabra regalándole lo muy poco que poseía, consisten-
do nuestro teatro de guerra, encontrado recursos abundantes, ven- te en una montura, una escopeta, un caballo y algunas prendas de
cido al general Montes, presidente de Quito, y formado allí la base vestuario maltratadas.
de nuestras siguientes operaciones, puéstonos en comunicación A la tarde se me trasladó del cuartel de artillería a la barraca que
con el general San Martín y desconcertado por esta atrevida opera- servía a su guardia principal, y allí vi casi 20 de mis compañeros
ción todos los planes de los generales españoles. que habían sido hechos prisioneros; ellos me aseguraron que me
Para terminar la relación de este día, réstame referir algunos contaban por muerto. Muchos de ellos estaban heridos.
pormenores peculiares. Por el boletín del ejército real consta que en el campo de batalla
Al hacerme prisionero un cabo de artillería, me pidió mi espada, quedaron de nuestra parte 280 muertos, 78 heridos y 310 prisio-
que yo le entregué, y mientras me la desabrochaba de la cinta, otro neros. Total, 668; es decir, casi la totalidad de los que atacamos. El
soldado artillero preparó su fusil para matarme; pero yo me abracé enemigo no tuvo sino como 16 hombres fuera de combate.
del cabo, y por temor de herir a este no me descargó el soldado el
tiro con que me asestaba. Durante esta especie de lucha se cayeron [José Hilario López, Memorias, t. 1, Imprenta de D’Aubusson y Ku-
afortunadamente de mis bolsillos algunos reales, que el soldado se gelmann, París, 1857, pp. 46-49]
apresuró a recoger, y mientras tanto yo les dije que “tenía como
cien pesos, los cuales se los regalaría con algunas otras cosas que
llevaba”, a cuya voz el cabo, el soldado y dos soldados más se lan-
zaron a despojarme de mi dinero y de mi vestido, dejándome en Documento nº 3
camisa. Mientras yo era así tratado, dije al cabo que “si me salvaba
la vida yo le daría todo mi equipaje que tenía en Popayán”, a cuya Declaración entregada en Turbaco por el teniente coronel
oferta, que aceptó el cabo, ordenó que se me devolviesen mis pan- realista Sebastián Díaz el 10 de septiembre de 1819 sobre lo
sucedido el 7 de agosto y días previos a la batalla de Boyacá.

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En el citado pueblo, a 10 de los citados mes y año, el señor juez unieron algunas partidas de caballería y que como a las 11 del
fiscal, en virtud de haber llegado a él de la villa de Mompós el te- mismo día les llegaron también 300 hombres, que al parecer eran
niente coronel don Sebastián Díaz, dispuso se continuase este expe- paisanos, los que estuvieron todo aquel día fogueándose en ejerci-
diente, para lo que hizo concurrir a la casa posada de Su Excelencia cio doctrinal; que la fuerza de los enemigos con aquella reunión era
al citado jefe, y por ante mí le recibió dicho señor su palabra de en este día de 2.500 infantes y como 600 caballos, según aparecía
honor con arreglo a ordenanza. Y preguntado su nombre y empleo, del examen de la fuerza, que la tenían a la vista, y nuestra división
dijo llamarse como queda dicho y que es teniente coronel graduado tenía la de 1.792 infantes y 397 caballos. Al amanecer del día 5 se
de los reales ejércitos, encargado que ha estado de jefe interino del observó que los rebeldes estaban en movimiento y habían marcha-
estado mayor de la tercera división del ejército expedicionario. Y do por la dirección de Toca a Tunja. En vista de esto nuestra divi-
preguntado si el oficio y diario histórico que se le presentan de las sión lo verificó, después del amanecer de aquel día, por el camino
operaciones de dicha división que desde Mompós ha recibido el Ex- de Paipa. Mas como no le comunicase el comandante general Ba-
celentísimo Señor Virrey del Reino son los mismos que él le ha diri- rreiro las órdenes superiores que tenía ni lo que se proponía hacer,
gido (los que certificó ser los mismos que Su Excelencia incluyó en ignora con qué objeto; que, sin embargo, presumió sería dirigirse a
el oficio que hace cabeza de este expediente) y si para circunstan- Tunja para encontrar la tropa del tercer batallón de Numancia y
ciarlo más, tiene que añadir o quitar al último alguna cosa, expre- compañía del Tambo, que a las órdenes del comandante de aquel y
sando con la mayor menudencia todas las ocurrencias, posiciones y gobernador interino de Tunja, don Juan Loño, conducía tres piezas
operaciones que ejecutó la expresada tercera división desde el día de artillería y 12.000 cartuchos enviados de la capital, cuya reunión
4 del anterior, hasta el 7 que fue derrotada, con todo lo demás que se verificó felizmente en la Venta del Mico, entre 11 y 12 del mismo
pueda formar una entera inteligencia y motivo de la pérdida de ella; día, en la que la división se detuvo a racionarse de carne a la tropa.
dijo: que el oficio y diario que se le presentan son los mismos que A la una del día se presentaron allí al comandante general dos suje-
ha dirigido desde la villa de Mompós el 27 del pasado al Excelentí- tos emigrados de Tunja (cuyos nombres ignora) y le enteraron de
simo Señor Virrey; que a su llegada a Mompós fue sabedor de que que los rebeldes habían entrado en aquella ciudad a las 11 del
en el momento salía un correo para Su Excelencia, y deseando darle mismo día, por lo que habían escapado. En dicha venta se aumentó
noticia de todo lo ocurrido en los más breves términos que le per- la fuerza de la división hasta 2.029 infantes, las municiones expre-
mitía la premura del tiempo, formó dicho diario y remitió en segui- sadas y artillería, componiéndose esta última de dos obuses peque-
da, por cuya causa carece de algunos pormenores relativos a las ños y un cañón, al parecer de a cuatro. El comandante general ma-
operaciones que se ejecutaron en el intermedio porque es interro- nifestó en aquel punto a todos los jefes y al exponente, que aquella
gado, a las que hará relación esta su declaración; que el día 4, ha- noche intentaba marchase la división toda ella, con el fin de resultar
llándose los rebeldes de la otra parte del río Chicamocha, se les re- a la madrugada sobre las eminencias que dominan a Tunja y batir a

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los enemigos. A las siete de la tarde se movió la división por el última, al del comandante del tercer batallón de Numancia y gober-
camino de Cómbita y Motavita; mas una lluvia continua que se ex- nador interino de Tunja, don Juan Loño. Al amanecer del día 7 se
perimentó prohibió la celeridad del movimiento y a la una de la vio que el enemigo no había variado la posición sobre Tunja y se
noche se llegó a Cómbita. Después de un descanso de dos horas se dirigió la marcha de nuestra fuerza al amanecer, en el orden pres-
continuó la marcha y arribó la división a Motavita a las 11 del día 6, crito de columnas, por el camino de Samacá, rodeando de espalda al
desde cuyo punto se observó que los enemigos con todas sus fuer- páramo, cuya dirección se apartaba muy a la derecha de la de Tunja.
zas ocupaban la ciudad de Tunja y altura de Chiquinquirá, y por En esta forma, y ejecutados los descansos respectivos, a las dos de
consiguiente y a fin de estar prontos para batirlos, determinó el co- la tarde se llegó a las inmediaciones del puente de Boyacá, situado
mandante general se detuviese la división en el pueblo para limpiar en el camino real de Tunja a Santafé y a la mitad de la distancia que
las armas y enjugarse de la lluvia horrorosa de la noche anterior. A hay de aquella ciudad al pueblo de Ventaquemada, sobre cuyo
las 11 de la noche de este día dio cuenta el comandante general al puente, en la altura del cerro que lo domina, se avistó una corta
Excelentísimo Señor Virrey de todo lo ocurrido hasta el día 5 y guerrilla de caballería enemiga, que dispuso el comandante general
última posición del enemigo, así de tener obstruida la comunica- la reconociese la columna de vanguardia, ignorando el que declara
ción por él con la capital y cuanto intentaba ejecutar, por parte que si sus designios eran batir al todo de las fuerzas que allí se encon-
condujo un granadero disfrazado del batallón del Rey, bien práctico trasen, o pasar inmediatamente el puente y quedar situado entre la
del país y hombre de bien, al que ofreció, en premio del servicio de capital y ella, pues nada le dijo, a pesar de hallarse a su lado. El co-
que se encargaba de llevar aquel parte antes de las 24 horas, su li- mandante general se adelantó con el que declara y sus ayudantes a
cencia absoluta y cuatro onzas de oro de gratificación; cuya medida la casa de postas, situada en la falda de la altura en que se avistó la
se tuvo que adoptar en razón de la decisión casi completa que ma- guerrilla enemiga, que dominaba el puente, ordenando a la van-
nifestaban todos los pueblos en favor del enemigo, y a no encon- guardia que marchase a situarse en otra elevación sobre el camino
trarse en ninguno de ellos paisanos de ninguna clase con qué diri- real, frente a la ocupada por el enemigo, y reconociese las fuerzas
girlos, pues en la división no se llevaban más que los baqueanos que tenían, y al ejecutarlo, dispuso se detuviese el resto de la divi-
muy precisos para conducirla. En dicho punto se dio orden por el sión, que venía en desfilada, y formase en columnas cerradas por
coronel Barreiro para que el todo de la infantería de la división se los trozos señalados, que hiciese frente a la izquierda y al elevadísi-
subdividiese en cuatro columnas: la primera con la denominación mo cerro en que demoraba el enemigo, previniendo asimismo al
de vanguardia, al mando del coronel don Francisco Jiménez; la de- primer trozo más inmediato a la vanguardia que, en caso que el
nominada primera, al del comandante del primer batallón del regi- enemigo la cargase con fuerzas superiores, le sostuviese su retira-
miento del Rey, don Nicolás López; la segunda, al del comandante da. Efectivamente, en la referida eminencia se hallaba el todo de las
del segundo batallón de Numancia, don Juan Tolrá; la reserva y fuerzas de los rebeldes, de las que cargaron triplicadas sobre el

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trozo de vanguardia, después de tomar situación en la altura preve- conduciendo los caballos de diestro. El enemigo osado y atacando
nida, por cuyo motivo ordenó a su ayudante, subteniente de Drago- con decisión nuestras fuerzas, logró dirigir una columna de 600 in-
nes don José María Otero, dijese al jefe de vanguardia se replegase fantes sobre nuestra segunda a la carga y envolverla. En este mo-
a la casa de postas, que le sostendría al efecto la primera columna, mento el que declara fue a cumplir la orden del comandante gene-
disponiendo en el ínterin también la colocación de las demás co- ral, de situar al flanco izquierdo una mitad de compañía en guerrilla
lumnas sobre las quebradas lomas que formaba el terreno al pie de de la primera columna que, hallándose en el acto, fue avisado por el
la gran altura que ocupaba el enemigo, siendo el declarante el que capitán de Dragones de Granada, don José Duarte, de que los rebel-
de un orden [sic] dio la situación a la segunda columna; y a la iz- des, adelantando dos escuadrones de su caballería en fuerza de 300
quierda de esta, como a diez pasos, se situó la artillería, y más a la hombres sobre la derecha de la segunda columna, que mandó resis-
izquierda de ella, con proporcionada distancia, en otra loma, se tir el comandante general con la tercera y quinta compañías de
situó la reserva. La caballería tomó situación a retaguardia al des- dicho escuadrón de Granada, que compondrían como 60 caballos
censo suave de aquellas mismas lomas, con distancia entre sus es- menos de los enemigos, que divididos, cargó el uno sobre dichas
cuadrones. El cuerpo de vanguardia, mandado replegar sobre su compañías y el otro sobre la artillería. El primero de ellos, ya que
incorporación, cargado por triplicadas fuerzas enemigas, no pudo estuvo a las manos con las compañías nuestras, volvieron caras
verificarlo sobre la posición de las demás columnas, y su coman- estas y se retiraron a escape con el mayor desorden. Simultánea-
dante creyó mejor pasar el puente y tomar posición pasado él, en la mente, envuelta ya la segunda columna, se dispersó, por las cargas
primera altura inmediata, por lo cual quedó separado e indepen- de fuerzas enemigas de infantería y caballería, rompiendo ya toda
diente de la fuerza de la división. Entonces los enemigos dirigieron nuestra posición. Se introdujo progresivamente el desorden y dis-
sus ataques sobre la primera y segunda columnas, corriéndose a su persión en las columnas de la izquierda y toda la división quedó
derecha, e izquierda nuestra, formados en columna, con fuertes desordenada, a pesar del empeño y esmero con que todos los jefes
guerrillas que la precedían, que atacaban las nuestras, que se de- y oficiales, igualmente que el declarante, trataron de contener y re-
fendían por orden del comandante general en la misma forma. Y unirla. Pero los enemigos, ya interpolados, prohibieron la consecu-
como observase que determinaban también atacar y envolver por ción [sic] asimismo, y no hubo otro recurso que dividirse en peloto-
la izquierda de nuestra posición, reforzó con la primera columna nes y tomar la dirección que se pudo. Ignora la suerte del
aquel punto, la que se situó a la izquierda de la reserva. La artillería comandante general en este momento y las medidas que tomaría
jugó su fuego con el cañón de a cuatro, que al cuarto tiro quedó para evitar este desgraciado acontecimiento, por estar empleado
desmontado. El ataque se hizo general con sólo el fuego de guerri- de su orden, cinco minutos antes, en la comisión que deja referida,
llas de ambas partes, que sufrían fijas nuestras columnas, y las con y aunque lo buscó por el campo, solo tuvo la razón de que lo habían
que descendía el enemigo, que a retaguardia traía su caballería, visto a pie reuniendo la tropa, como todos. Que después continuó

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su marcha, en la forma que tiene manifestado en el diario que se le prese en qué punto y con qué motivo, dijo: que la fuerza que pudo
ha puesto de manifiesto, hasta la villa de Mompós; y que no calcula llegar a Guarumo de la reunida fueron como 210 hombres de todos
proceda el suceso desgraciado de esta acción a su parecer más que los cuerpos de la división, con las banderas del segundo de Numan-
de las ventajas que logró la caballería enemiga en sus choques y mo- cia y batallón del Tambo; que muchos más se reunieron el día 8, pero
vimiento decidido. La duración de esta acción duró desde las dos y que el cansancio, la deserción y el no tener un punto seguro de reu-
minutos de la tarde a las cuatro o cinco de ella. Y preguntado si, nión causaban unas bajas considerables cada día; que toda la fuerza
como ha expresado, era el designio del comandante general coronel que llegó a Guarumo se embarcó en las balsas hechas al efecto por la
Barreiro interponerse entre los enemigos y la capital, sabe por qué misma tropa, a causa de no haber paisanos que las construyesen, y
razón, sin haberlo logrado y hallándose la tropa con una jornada que sólo algunos cuatro o seis soldados que por miras siniestras o
hecha aquel día, resolvió sostener el combate y no lo evitó, subsis- remolonerías se quedaron, no obstante que se les obligó y dejó cons-
tiendo en su primera interesante idea, dijo: que ignora, como lleva truyendo dos balsas para ellos y alguno que pudiese no haber salido
dicho, los designios del comandante general con respecto a si trata- de la montaña por el cansancio o la necesidad. Que no tiene más que
ba de pasar el puente o batir a los rebeldes; pero que infiere se com- añadir, que lo dicho es la verdad a cargo de la palabra de honor que
prometió la acción por el reconocimiento que ejecutó el coronel Ji- tiene prestada, en la que se afirmó y ratificó, leída que le fue esta
ménez contra la columna enemiga con la nuestra de vanguardia, declaración. Manifestó ser mayor de 25 años y lo firmó con el señor
pues siendo como lo fue atacado y cargado constantemente por los juez fiscal y presente secretario, de que certifico.
rebeldes, aun en el movimiento que ejecutó para replegarse en aquel Sebastián Díaz
caso, ya no cree el declarante pudiese pasar la división el puente. E Francisco Warleta
infiere igualmente que el comandante general se empeñó en la
acción, porque de emprender una retirada a la vista de los enemigos [Alberto Lee, comp., Los ejércitos del rey 1818-1819, t. 2, Biblioteca
para dirigirse a tomar el frente de ellos, era necesario retroceder a lo de la Presidencia de la República, Bogotá, 1989, pp. 425-431]
menos un día para emprender la marcha por el camino de Ubaté u
otro que tal vez la demoraría más, y que en el ínterin los enemigos
que se hallaban en el camino de Ventaquemada siempre nos aventa-
jarían lo menos dos días en la dirección de la capital, la que en aquel
caso pudieran invadir de sorpresa con una marcha forzada, como Lecturas
hicieron con Tunja. Y preguntado qué fuerza reunió con los jefes que
le acompañaron y si toda ella se embarcó en el puerto de Guarumo  Los dos tipos de inicio de una batalla, en José Antonio Páez, Au-
para seguir hasta Mompós, y en el caso de separación de alguna ex- tobiografía, Ministerio de Educación Nacional, Caracas, 1946, t. 1,

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p. 80; y Manuel Antonio López, Recuerdos históricos, José Benito  Las arengas durante el curso de una batalla en: Daniel Florencio
Gaitán editor, Bogotá, 1878, p. 151. López también imagina las aren- O’Leary, Bolívar y la emancipación de sur-América, Biblioteca Ayacu-
gas que pudieron haberle dirigido los jefes patriotas a sus tropas a cho, Madrid, 1915, t. 1, p. 500; Rafael Sevilla, Memorias de un oficial
comienzos de la batalla de Ayacucho (pp. 151-155). La mayoría de del ejército español, Editorial América, Madrid, 1916, p. 218; Albert
combates, tal vez, comenzó sin ningún tipo de protocolo. Edward Wright, Destellos de gloria, Talleres gráficos Castroman,
Orbiz & cía., Buenos Aires, 1949, pp. 32-33.
Las referencias al uso de instrumentos musicales en: José María
Espinosa, Memorias de un abanderado, Imprenta de “El Tradicionis-  El final de una batalla, la de Ayacucho, en Manuel Antonio López,
ta”, Bogotá, 1876, pp. 22-23. También él dibuja un combate con su Recuerdos históricos, pp. 174-177.
humo y sus ruidos (p. 119). Ver asimismo: Richard Vowell, Memo-
rias de un oficial de la Legión Británica, Biblioteca Banco Popular,  Los partes de batalla guardan unas convenciones que se obser-
Bogotá, 1974, p. 85; José Hilario López, Memorias, t. 1, Imprenta van con claridad en los que redactaron los contendientes para dar
de D’Aubusson y Kugelmann, París, 1857, pp. 32, 63; Manuel Anto- cuenta de la batalla del Pantano de Vargas. Uno y otro alegaron
nio López, Recuerdos históricos, pp. 28, 134-135, 143, 159-160. La haber peleado en desventaja respecto al rival, afirmaron que sus
anécdota de Bolívar en Daniel Florencio O’Leary, Bolívar y la eman- tropas tenían más ganas que las contrarias de entrar en combate,
cipación de sur-América, Biblioteca Ayacucho, Madrid, 1915, t. 1, p. que igualmente tenían más valor y que todos los cuerpos e indivi-
132. La cantidad de tambores y trompetas en las tropas de Barrei- duos habían hecho prodigios de coraje.
ro en: Juan Friede, La batalla de Boyacá —7 de agosto de 1819—
a través de los archivos españoles, Banco de la República, Bogotá,  Las banderas fueron símbolos muy importantes en las batallas
1969, p. 49. Richard Vowell se refiere así a la formación de bandas de esta época. A propósito de la tercera batalla de La Puerta, cuenta
musicales: “Como la mayoría de nativos de la América del Sur tiene Vowell: “Cuando la acción se hizo general, Bolívar se mostró en
talento natural para la música, es cosa fácil hacer una banda para todos los puntos del campo de batalla, haciendo increíbles esfuer-
un regimiento, siempre que se puedan adquirir los instrumentos. zos para cambiar la suerte, que desde los comienzos de la acción
Era habitual que un coronel escogiera entre las filas a algunos de se había declarado en contra nuestra. / En una ocasión derribó
los mejores jóvenes criollos para destinarlos a músicos, sin ningún con su lanza al abanderado de uno de sus regimientos que se reti-
tipo de consulta previa de si tenían oído o gusto por la música, pues raba. Empuñó en seguida la bandera caída y la lanzó en medio de
esto siempre se da por sentado” (Richard Vowell, Campaigns and las filas enemigas, hacia las que había avanzado al galope, y gritó
Cruises, in Venezuela and New Grenada, t. 1, H. E. Carrington, Lon- a sus soldados que corriesen a rescatarla. Rescatáronla, en efecto,
dres, 1831, p. 471). mediante una impetuosa carga que dieron guiados por algunos ex-

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tranjeros que allí perdieron la vida” (Richard Vowell, Memorias de


un oficial de la Legión Británica, p. 86). Daniel Florencio O’Leary
refiere una actitud impulsada por similares sentimientos en la ba-
talla del Alacrán, en septiembre de 1816 en el oriente de Venezuela:
“el general en jefe, tomando la bandera del batallón de Barlovento Soldados
se puso a la cabeza de la infantería y la mandó atacar a la bayo-
neta” (Bolívar y la emancipación de sur-América, t. 1, p. 447). José
María Obando cuenta una anécdota más que revela la importancia

P
de las banderas: tras la batalla de Bomboná un militar realista que edro Contreras se alistó como voluntario en las fuerzas que
inicialmente había tomado una bandera de los patriotas, se la de- treparon la cordillera hacia el interior de la Nueva Grana-
volvió, “declarándose sin derecho a aquel trofeo por haber perdido da en junio y julio de 1819. Para entonces tenía en su haber una
el campo” (Apuntamientos para la historia, imprenta del Comercio, larga vinculación a los combates por la independencia, en los que
Lima, 1842, p. 24). El abanderado era el portador de un símbolo había probado la derrota en Cachirí en 1816, los trabajos forza-
que congregaba y hacía visible a un ejército, por ello su puesto era dos en Cartagena y la azarosa vida de una guerrilla patriota. Pedro
extraordinariamente peligroso. Martínez también era soldado patriota en la campaña de 1819,
pero era solo un niño, con sus casi doce años vividos en el pueblo
de Belén de Cerinza, en la provincia de Tunja. La suya era una fa-
milia campesina que tal vez no consintió en su separación algunos
días antes de que su nombre apareciera en el boletín que resumía
la batalla de Boyacá, en cuyas postrimerías capturó al comandante
de la Tercera División, el coronel Barreiro.
En el ejército patriota victorioso aquel día hubo más niños como
Pedro Martínez pero el promedio de edad de los soldados era un
poco más alto, quizá la veintena. Como él, los soldados de origen
neogranadino eran ante todo campesinos mestizos de los Llanos
o del altiplano tunjano, aunque también hubo indios y negros.
Como Pedro Contreras, una porción pequeña se había enrolado por
propia iniciativa, pero la mayoría eran hombres llevados a las filas
independentistas por medio de promesas difíciles de cumplir o me-

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diante la coerción. En Casanare, los jefes patriotas habían desarro- con holgura la proclividad de los soldados a la deserción. Este fe-
llado una compleja operación de reclutamiento en los pueblos de nómeno, que se presentó con similares características en el bando
la zona circundante al cuartel general, valiéndose de ardides que realista, fue un problema tan grave que algunos jefes patriotas en
hicieran menos duro algo que la población rechazaba, a pesar de su ciertos momentos se quejaron de que sus unidades estaban a punto
hostilidad hacia los realistas. Uno o varios oficiales habían ido con de esfumarse. En Casanare, Santander vio cómo sus esfuerzos por
un puñado de cabos, sargentos y soldados a los distintos poblados a reunir y disciplinar tropas eran erosionados por la deserción, ante
cuyas autoridades civiles se había ordenado previamente transferir lo cual ordenó que durante la etapa de instrucción los reclutas
parte de los hombres que ya tenían enganchados y ayudar a colec- fueran mantenidos en situación de arresto, no dejándolos salir sino
tar el número restante de los que se les había asignado. Debían ser a los ejercicios, y que en sus traslados, de ser necesario, se les ama-
enrolados los jóvenes y todos los solteros y casados que no tuvieran rrara. Los desertores eran buscados con afán, y cuando se les halla-
labranzas de consideración o familias muy numerosas, exceptuan- ba, eran castigados muy drásticamente, generalmente con la pena
do a los empleados y a los que se necesitaba para vigilar el terri- capital. Pero la defección no ocurría necesariamente por aversión
torio. Los reclutadores fueron instruidos para que prometieran a al bando en el que habían tomado las armas, sino que a veces tras
los futuros soldados que solo estarían dos meses en las filas, con el combate, como lo indicó Pablo Morillo, los soldados sentían la
el objetivo de atacar a los “godos” en Paya o La Salina, pueblos más necesidad de ver a su familia. De ahí que una estrategia de los dos
bien cercanos. Se les diría también que luego de esta operación, bandos consistiera en alejar a los soldados lo más posible de sus
los que así lo quisieran, podrían retornar a sus casas, pues en el querencias.
Reino se hallaría gente de sobra para sustituirlos. En los pueblos Una vez alistados, los soldados eran sometidos a una vertiginosa
del altiplano tunjano, escenario de la segunda oleada de recluta- transformación, operación en la que no era lo menos cambiarles su
miento patriota, tal vez muchos se presentaron voluntariamente en aspecto, porque, como cuenta Daniel Florencio O’Leary, había que
el primer momento, porque la simpatía hacia los independentistas darles una apariencia marcial a aquellos labriegos que, en las zonas
fue amplia entre la población, pero quizá también allí los jefes pa- frías, vestían una inmensa ruana y un sombrero de alas muy anchas
triotas debieron hacer promesas que hicieran menos traumática bajo el cual reposaba una frondosa cabellera, todo lo cual los hacía
la leva, que casi siempre dejaba a los familiares del reclutado en parecer “hombres sin brazos”. Por añadidura, eran completamente
una situación angustiosa, no solo emocionalmente sino también en ajenos al uso de las armas de fuego, de modo que su tendencia ini-
términos económicos, pues significaba la pérdida de brazos para la cial era disparar cerrando los ojos y volviendo la cabeza hacia atrás.
labranza y demás faenas de las que dependía la subsistencia. En los improvisados cuarteles proseguía la transformación de
Aquella renuencia a tomar parte directa en la guerra, actitud se- los conscriptos. Muy de mañana podían escuchar la misa ofrecida
guramente normal en la mayoría de países y circunstancias, explica por sus capellanes, luego tomaban algo de alimento y el resto del

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día debían consagrarlo a un adiestramiento que en pocos días les mentos y regiones conllevó una extrema agresividad por parte de
aportara las destrezas que los hiciera útiles en los combates. Se les ambos bandos. También se podía ingresar a las filas porque se per-
enseñaban los giros, las marchas, cómo mantenerse unidos, for- tenecía a un mismo pueblo o comarca, o por tener un vínculo fami-
marse en columnas y desplegarse en batalla, cómo cargar y dispa- liar, clientelar o de trabajo con alguien comprometido en uno de los
rar el fusil. Los ejercicios de la infantería debían ser tan tediosos ejércitos. Pero si se carecía de algún estímulo para tomar las armas,
que Santander escribió al cura de Betoyes para que consiguiera la por el camino se le podía tomar aprecio. Porque un soldado podía
incorporación de los indios de aquel pueblo prometiéndoles que en ciertas circunstancias degustar una libertad fuera de su alcance
estarían en la caballería y no en la infantería, y que no tendrían que en tiempos ordinarios, incluyendo la experiencia de viajar fuera de
hacer ejercicios. En medio de la marcha y los combates, además, su terruño, y la más extrema de matar en combate. Además, la vida
aquella instrucción no podía ser sino brevísima, pues Santander militar abría posibilidades de reconocimiento y ascenso social y
calculaba que dos meses era el tiempo óptimo para instruir a un creaba sentimientos muy fuertes de solidaridad entre compañeros
soldado, pero recordaría que los enlistados en el altiplano habían y de adhesión afectiva a algunos jefes carismáticos. No era desde-
tenido menos de dos semanas para ello, y lo habían hecho “al ruido ñable tampoco la expectativa del botín, cuya justa repartición cons-
de la bala y a la vista del enemigo”. tituía a los ojos de un soldado, un mérito importante de un jefe. A
Muchos reclutas deseaban desertar y muchos debieron tener propósito, el general José Antonio Páez relató cómo en una batalla,
sentimientos hostiles hacia quienes personificaban la situación en al momento de un ataque victorioso que les hubiera podido permi-
que se hallaban. Sin embargo, la paleta de sentimientos y motiva- tir el aniquilamiento de la fuerza enemiga, “habiendo encontrado
ciones de aquellos hombres es mucho más colorida, no solo porque la comisaría y todos sus equipajes, que los españoles dejaron del
alguien podía resistir a su propio enrolamiento y al mismo tiempo otro lado de una quebrada que quedaba a la espalda de su ejérci-
tener simpatías con la causa a la que se le vinculaba, sino también to, nuestros jinetes se detuvieron para apoderarse de los despojos,
porque hubo muchos grados de voluntariedad en la vinculación y desatendiendo completamente la persecución”.
porque la vida militar no carecía, por sí misma, de atractivos. El botín era un estímulo, porque, además, en campaña no era
Como hemos señalado, en el rango de soldado, sin ser la regla, extraño que los soldados vivieran en una pobreza material extre-
hubo voluntarios animados por algún tipo de adhesión explícita a ma. Las tropas patriotas que hicieron el ascenso desde los Llanos
los ideales asociados a la independencia. Este tipo de vinculación en 1819 marcharon casi en estado de desnudez, como lo confirma
no necesariamente contradecía el hecho de que algunos vieran el mismo Barreiro: “Los enemigos están enteramente en cueros, de
en la milicia la oportunidad de vengar un abuso sufrido en carne modo que me asombro de cómo pueden resistir los rigores de la
propia o en la de algún allegado, eventualidad nada extraña, pues estación”. Aquella pobre vestimenta era también muy variopinta,
para 1819 ya eran varios los años de una lucha que en muchos mo- como lo observó el militar británico George Laval Chesterton: “Una

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fuerza criolla consistía generalmente en hombres y muchachos de Antonio López recordará cómo en la expedición enviada al suroc-
todas las edades y colores; unos desnudos, otros con una camisa o cidente de la Nueva Granada en 1820, “la mayor parte de los ofi-
un par de calzones; algunos vestían viejas chaquetas militares sin ciales marcharon a pie, descalzos, y, lo mismo que la tropa, sin más
pantalón; algunos iban con la cabeza descubierta mientras otros equipaje que la ropa que tenían puesta, la que teníamos que lavar
tenían sombreros de paja o gorros peludos. Los que estaban arma- nosotros mismos, sin jabón, y esperar a que se secase para volver
dos con fusiles a menudo se ataban los cartuchos alrededor de sus a ponérnosla; y, de Capitán para abajo, todos cargábamos nuestro
caderas desnudas, mientras que la mayoría no tenía otras armas fusil al hombro”. Hubo, por lo demás, algunos espacios donde era
que picas amarradas a palos cortos y ásperos”. Lo común en el al- forzoso que soldados y oficiales se mezclaran, diluyéndose así en
tiplano era la ruana, que los cubría en el día y los calentaba en la algo, aunque fuera momentáneamente, los rangos militares y el es-
noche. tatus social y racial. Gustavus Hippisley cuenta con algo de extrañe-
Aquellas “bandas de harapientos furiosos”, como los llamó por za cómo en el oriente venezolano había debido viajar en un barco
su aspecto algún escritor de la época, también carecían de una ali- en el que los oficiales ingleses tuvieron que soportar la compañía
mentación mínimamente decente. Empezando por la sal, que esca- de un oficial criollo negro y varias mujeres negras y blancas, en tal
seaba sobre todo en los Llanos, y cuyo consumo, creían los soldados, proximidad física unos con otros que “por la noche, el espacio asig-
evitaba la disentería, la enfermedad más frecuente entre las tropas nado a nosotros se convirtió en una cama franca”, pues todos los
según un anónimo militar inglés de la época. Este contó también, con oficiales y las damas tomaron reposo allí.
no poca benevolencia, que, ante la escasez de alimentos, en algunas La convivencia en los Llanos también aportó algún pequeño ele-
felices ocasiones “un cerdo o un pollo callejero que había escapado mento de fraternidad y de horizontalidad social. A propósito, San-
a la atención de sus dueños, era encontrado en los poblados desier- tander contó cómo “los oficiales, soldados y emigrados que no eran
tos y permitía una comida más lujosa a sus afortunados captores”. llaneros pasaron trabajos y privaciones apenas concebibles”. Todos,
Al igual que la alimentación, el descanso de los soldados fue muy además, debieron participar en las acciones de armas, pues no era
precario, de modo que en la temporada de lluvias la mayor parte de necesario sino tener la capacidad física de tomar un arma para ser
ellos debía buscar algún precario resguardo o dormir sobre la tierra reclutado, de modo que en los combates de Yagual y Mucuritas
húmeda, pues “el equipamiento de campo, o tiendas de campaña” tuvieron “su lanza los abogados, los eclesiásticos y toda persona
eran “cosas desconocidas” en el territorio neogranadino. Tampoco que podía usarla”. Y hasta el año de 1818 “todos estaban forzados
contaron con muchos médicos o personal conocedor de la higiene y a vivir y marchar reunidos: militares y emigrados, hombres, muje-
las condiciones mínimas de salubridad de las tropas. res, viejos y niños, todos se alimentaban de una misma manera, con
Sin embargo, en campaña las carencias de los soldados fueron carne asada y sin sal, y todos iban descalzos”. Para esos notables,
compartidas con frecuencia por los oficiales. Así, el coronel Manuel carentes de los criados a los que estaban acostumbrados, debien-

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do someterse a las decisiones de los toscos jefes llaneros y reali- independentista demostrada por los habitantes de la provincia de
zar continuos desplazamientos en jornadas extenuantes, aquellas Santa Marta. Al entrar al Guáimaro no se veía una sola criatura vi-
circunstancias fueron un crudo acercamiento a la nueva sociedad viente, pues los habitantes no solo habían huido al monte sino que
nacida de la proclamación del principio de la igualdad legal. habían llevado consigo todos sus animales domésticos y todos los
elementos transportables de sus enseres domésticos. El ejército pa-
triota se encontró, por lo tanto, de forma repentina e inesperada, en
medio de un completo desierto y sin la posibilidad de obtener un
solo artículo para su manutención.
Huellas El estado de las comunicaciones entre las diferentes poblacio-
nes es tal en este país que incluso en aquellas partes perfectamente
Documento nº 4 planas, los carruajes de ruedas son desconocidos, por lo que todo
es llevado en bestias de carga. Por añadidura, las sendas a través
Narración de un anónimo militar inglés acerca de cómo de los bosques, dignificadas con el nombre de caminos, están en
marcharon y vivieron los soldados patriotas durante la un estado tan lamentable que en pocos días los pobres animales
campaña emprendida en 1820 sobre la Costa Atlántica, uno
quedan completamente agotados y es casi imposible que un ejér-
de cuyos frentes fue dirigido por los coroneles venezolanos
cito lleve consigo provisiones. Como la provincia de Santa Marta
Jacinto Lara y José María Carreño.
abunda en poblaciones considerables en las que el coronel Carreño
esperaba abastecerse, se sintió muy desconcertado por estas me-
Habiendo recibido información por parte de los espías, o, como los
didas de los realistas y se vio obligado a esperar hasta que su ca-
llaman los españoles, “escuchas” —servicio al que los indios están
ballería recogiera un número suficiente de reses para garantizarse
admirablemente adaptados— sobre la retirada de [Vicente] Sán-
un suministro regular. La caballería del ejército colombiano está
chez [de] Lima, las tropas se embarcaron en bongos y cruzamos a​​
compuesta casi enteramente, o lo estaba, al menos en aquel tiempo,
la provincia de Santa Marta: durante este breve paso, como conse-
de llaneros, que, criados desde su infancia entre las innumerables
cuencia de lo atiborradas que estaban las embarcaciones, dos o tres
manadas de que se alimentan en aquellas inmensas regiones, ad-
soldados cayeron al río y al instante se los tragaron los caimanes,
quieren una extraordinaria destreza en el manejo del ganado.
que siempre están en busca de presa y nunca dejan de seguir un
Los hombres y las bestias han estado tan acostumbrados los
bote cuando lo ven lleno de gente. Aunque el comandante de los
unos a los otros durante toda su vida que parecen haber adquiri-
patriotas sabía que no habría ninguna resistencia a su desembar-
do un lenguaje que mutuamente entienden, de ahí que los llane-
co en el Guáimaro, de ningún modo estaba preparado para el tipo
ros puedan llevar, a través de los bosques, una manada de ganado
de hostilidad con que se encontró, o la firme aversión a la causa

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sin perder una sola res, de lo cual serían incapaces los europeos. modo me formé una opinión tan favorable de ella. Siendo de cons-
Por lo tanto, sin gastar en comisariato y con muy pocos problemas titución tolerablemente buena nunca me produjo ningún efecto
para su comandante, un ejército siempre está seguro al menos de perjudicial, pero he visto a cientos morir bajo su efecto y debo
tener carne de res, y si tiene la suerte de estar en una zona donde confesar que yo mismo me siento mejor y más vigoroso cuando
haya agua, también puede disfrutar de esa bebida poco sofistica- tomo un buen filete, con sus acompañantes normales y una pinta
da. Sin embargo, este no es siempre el caso, puesto que durante de vino, en un restaurante de Londres, de lo que nunca me sentí
la estación seca, en las grandes planicies y a veces incluso en las tras comer del mejor buey o del arroyo más puro que jamás haya
montañas, el agua es un bien escaso y los hombres sienten temor sido alimentado o haya fluido de los bosques de la América del Sur.
de que pueda faltarles. La provincia de Santa Marta es afortunada Carreño, después de haber recibido una recepción tan inhospi-
al respecto, ya que la atraviesan una serie de arroyos que en todo talaria en el Guáimaro, luego de uno o dos días siguió al Peñón, otra
momento del año suministran este artículo necesario. aldea considerable a orillas del río, pero sucedió lo mismo: todos
En esa ocasión los patriotas se limitaron a aquella humilde los habitantes estaban en el monte. Por cierto, en los climas cálidos
dieta mucho antes de lo esperado, y durante la campaña encontra- de Suramérica para una familia no es mucho inconveniente hacer
ron muy poca variedad. A veces, de hecho, un cerdo o un pollo ca- este pequeño cambio de residencia, porque no están sobrecarga-
llejero que había escapado a la atención de sus dueños, era encon- dos de artículos de uso doméstico y en la estación seca la hamaca
trado en los poblados desiertos y permitía una comida más lujosa estará tan cómodamente colgada entre dos árboles en el bosque
a sus afortunados captores, pero dichos casos eran raros. En tales como en las vigas de la casa en la aldea: los cerdos y las aves de
situaciones un talego de sal es uno de los tesoros más grandes que corral, asimismo, están domesticados, de modo que siguen sin
un ejército pueda poseer, pues a pesar de la observación de Hum- escrúpulos los caprichos migratorios de la familia; y los plátanos
boldt de que los indios no son grandes consumidores de sal, con generalmente se encuentran a poca distancia del pueblo, de modo
frecuencia conocí soldados que incluso cuando no se podía conse- que puedan llegar, durante la noche, y tomar para sí mismos lo que
guir otra cosa, rechazaban sus raciones de carne de res si no esta- quieran. Por ello, hacen estos cambios temporales de residencia
ban acompañadas por ese producto, pues creen que sin sal ese tipo en ocasiones mucho más triviales que cuando esperan que un ene-
de alimentos inevitablemente ocasiona disentería, la enfermedad migo invasor les corte la garganta: a menudo, durante la guerra,
más frecuente y temida de cualquier tropa en los climas tropicales. he sabido que toda la población masculina de un distrito recurre a
En una antigua publicación interesante y divertida he visto este expediente para evitar las conscripciones arbitrarias con que
hacer un gran elogio de esa dieta de carne y agua y su autor imagi- en aquel momento fueron llenadas las filas del ejército.
naba que le había permitido soportar un grado de fatiga fuera de lo El comandante patriota, después de haber averiguado en deta-
común. Yo mismo lo intenté durante algunos meses pero de ningún lle la ruta tomada por Sánchez [de] Lima, decidió no perder más

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tiempo antes de salir a buscarlo y ordenó al ejército iniciar su marcha. Tal es la historia de muchas noches de campaña colombia-
marcha la tarde del día siguiente a su llegada al Peñón. Tan pronto na. Después de marchar la mayor parte del día siguiente, el ejército
como fueron dadas esas órdenes, cincuenta reclutas, asignados llegó a otra población, pero estaba igualmente desierta como las de
hacía muy poco al batallón Girardot, pero que ya estaban hartos de las orillas del río. Sin embargo, brindó un lugar más seco para que
la vida militar, desertaron y se fueron para el monte, remedio que los soldados extendieran su manta y fuera colocada una cubierta
nunca falla ante cualquier queja. Y dado que todo el país circun- que los protegiera de los rocíos, que en esta temporada, cuando
dante era bosque y habían dispuesto de dos horas antes de que se las lluvias periódicas acaban de cesar y el suelo está saturado de
descubriera su deserción, cualquier intento de retenerlos hubiera humedad, son muy pesados ​​y perjudiciales. La caballería también
sido infructuoso, por lo que el comandante se despreocupó de ellos. acampó aquí con el ganado e inmediatamente fue sacrificada una
Al final de la temporada de lluvias los caminos estaban en su res para el consumo de las tropas.
peor estado y los ríos y arroyos más pequeños estaban muy creci-
dos, y como la ruta que debía tomar el ejército transitaba por ellos, [Anónimo, The present state of Colombia, John Murray, Londres,
la primera marcha de la noche fue tediosa y fatigante. Todos los ofi- 1827, pp. 65-72. Traducción de Isidro Vanegas]
ciales iban a caballo, pero los soldados se vieron obligados a mar-
char por una angosta vía en miserable estado, en filas individuales,
metidos con frecuencia durante kilómetros en el barro y con el agua
hasta la rodilla, lo cual los agotó en exceso. Documento nº 5
Tras marchar hasta medianoche, el ejército alcanzó una pe-
queña cima, que al ser bastante menos húmeda que el nivel del Representación del soldado de Buenos Aires Pedro Gasitúa
país por el que había pasado, fue seleccionada como campamento en la que solicita su incorporación al ejército colombiano.
Septiembre de 1819.
nocturno. El equipamiento de campo, o tiendas de campaña, son
cosas desconocidas en Colombia: el oficial generalmente lleva una
Excmo. Señor Presidente de la República y General de sus armas
hamaca en su silla de montar la cual arroja entre dos árboles a uno
El Ciudadano Pedro Gasitúa natural de Buenos Aires, y actual en-
de los cuales ata su caballo, de modo que su alojamiento para la
fermo en este Hospital de San Juan de Dios ante Vuestra Excelencia
noche es preparado fácil y rápidamente. El soldado, mojado y hos-
con el mayor respeto parezco y digo: que yo me hallaba en el año
tigado como está, no tiene otra cama que la tierra húmeda, y todos
de [1]813 militando bajo las banderas de mi República en la Plaza
igualmente carecen de provisiones. Tan pronto como se percibe el
de Alférez abanderado; fui prisionero de los Españoles en el ataque
amanecer del día se toca la reveillée [la diana], y se requieren muy
del Desaguadero los que me condujeron a Lima, Quito, y última-
pocos minutos para que todo esté listo para la continuación de la
mente retrocedí a Popayán de soldado, y de allí me pasé volunta-

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riamente al Ejército Republicano: anduve casi toda la Nueva Gra- Documento nº 6


nada con la graduación de Alférez defendiendo su Independencia
hasta que en la irrupción última que hicieron los Godos en ella Representación de los soldados Miguel y Francisco Terreros
fui cogido en Honda. Estos tiranos me trataron con todo el rigor para que su padre sea ayudado económicamente. Fechada
en marzo de 1820, la hacen firmar “a ruego”, dado que no
que les es natural para con los Americanos: en varias ocasiones
sabían escribir.
me afligieron con duras prisiones y si existo aún es por efecto de
la Providencia. Ellos me destinaron a tambor del Tambo porque
Excelentísimo Señor.
en ese Batallón se perseguía más a los infelices prisioneros:
Miguel, y Francisco Terreros Soldados de Caballería veterana
sobre mí velaban todos los Jefes, en fin yo salí herido en un pie
ante Vuestra Excelencia con nuestro acostumbrado respeto pa-
por una casualidad en el ataque de Vargas cuando me hallaba
recemos, y decimos que hace el espacio de tres meses que es-
de centinela en el pertrecho. Mi situación no me ha permitido el
tamos sirviendo en nuestro cuerpo solo con el fin, y objeto de
salir a cumplir con el bando del Ciudadano Gobernador Militar
ser útiles a nuestra Patria, [y] contribuir con nuestras personas
de esta provincia: pero me presenté a Vuestra Excelencia cuando
a la defensa común del Reino. Para emprender voluntariamen-
entraba en esta Capital; y ahora lo hago segunda vez ofreciéndo-
te esta honorífica carrera nos vimos precisados a desamparar a
me a servir bajo de sus Banderas en el destino que tenga a bien
nuestros Padres que se hallan en una avanzada edad llenos de
colocarme: teniendo también en consideración el que me hallo
enfermedades, y sumergidos en una espantosa miseria después
en la última miseria, y que solo espero del bondadoso corazón
de haber sido el objeto de las iras Españolas que les quitaron
de Vuestra Excelencia el bien que solicito. Santafé Septiembre 4
los pocos bienes de fortuna que tenían, y que milagrosamente
de 1819. 9°
escaparon la vida huyendo por los Montes en nuestra compañía:
Pedro Gasitúa
cuyas circunstancias nos son demasiado sensibles, y tanto más
cuanto no podemos de ningún modo suministrarles los alimen-
[Archivo General de la Nación, Sección Archivo Anexo, Historia,
tos necesarios para su subsistencia a la que estamos obligados
t. 26, f. 609rv]
por el vínculo estrecho de la naturaleza. En este concepto no nos
queda otro arbitrio que el de elevar a la alta consideración de
Vuestra Excelencia los padecimientos de nuestros venerables
Padres para que su bondad se digne de algún modo mandar se
les suministre una corta pensión aunque sea necesario ocupar a
nuestro Padre en algún destino que pueda desempeñar según la
debilidad de sus fuerzas, o determinar lo que sea de su superior

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agrado en lo que recibiremos merced, y gracia. Bogotá Marzo 15 de Suplica a Vuestra Excelencia le permita continuar las informa-
1820. ciones contra él, interrogarle, y ponerle en consejo de guerra para
Excelentísimo Señor. ser juzgado, como el Gobierno manda en las ordenanzas que nos
A ruego de Miguel y Francisco Terreros, José Felipe Soto rigen. Bogotá Septiembre veinte, y tres de mil ochocientos veinte.
Excelentísimo Señor
[Archivo General de la Nación, Sección República, Peticiones y soli- José María Garzón Zabala
citudes, t. 6, f. 689rv] Excelentísimo Señor Vice-Presidente del Departamento de Cundi-
namarca Francisco de Paula Santander

Escuadrón de Húsares
Documento nº 7 Filiación
Ignacio Álvarez hijo de Ignacio y de Rudecinda Mesa, natural de
Documentos del proceso seguido al soldado del Escuadrón la Ciudad de Rionegro, Provincia de Antioquia, Departamento de
de Húsares Ignacio Álvarez por haber agredido a un oficial. Cundinamarca, y avecindado en la Capital de Bogotá, su oficio za-
Bogotá, septiembre de 1820. Además de las rivalidades entre
patero, su estado soltero, sentó plaza voluntariamente por cinco
cuerpos militares, estos folios nos acercan a la vida cotidiana
años en dicha Capital de Bogotá a tres de Junio de mil ochocientos
de los soldados cuando no están en campaña.
veinte.
Sr. Buenaventura Rangel Ayudante de dicho Cuerpo Certifico
Excelentísimo Señor.
que la filiación que antecede es copia de la original que se halla en
José María Garzón Zabala, Ayudante Mayor del Regimiento de Mi-
el Libro Maestro de filiación de este Cuerpo a fojas ciento quince;
licias de Infantería, hace presente a Vuestra Excelencia hallarse
y que a este Individuo se le han leído unas tantas veces las Leyes
preso en el Calabozo del cuartel de Húsares de esta Capital, el sol-
Penales, y para que conste lo firmo en la Capital de Bogotá a veinte
dado Ignacio Álvarez del escuadrón de Húsares por haber insulta-
y cinco de Septiembre de mil ochocientos veinte.
do al Teniente de Milicias Francisco Caballero la noche del quince
[Una rúbrica]
del presente mes a las siete, y media por haber tratado este oficial
de contener una quimera, que el expresado soldado tenía con el
Declaración del primer testigo Agustín García
paisano Antonio Chávez, y habiéndole seguido sumaria de orden
Inmediatamente compareció ante el juez fiscal con permiso de
del Señor Gobernador Militar ha resultado suficiente causa para
sus Jefes el soldado del cuerpo de Artillería Agustín García a quien
llevarlo a proceso, y no siendo [sic] de los crímenes exceptuados
dicho Señor le recibió juramento que hizo con arreglo a ordenanza
en las ordenanzas.

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de decir verdad en cuanto supiese y fuese preguntado y siéndolo de Declaración del tercer testigo Fermín Ramírez
su nombre, y empleo, dijo: que son los expresados. Incontinenti compareció Fermín Ramírez, a quien dicho Señor re-
Preguntado —Si se halló en la historia que tuvo un Húsar con un cibió juramento que hizo con arreglo a ordenanza de decir verdad
oficial de Milicias, y en este caso cuente menudamente cuanto pasó en lo que se le interrogase, y siéndolo de su nombre, y empleo dijo:
en el particular, dijo: que anoche quince del corriente, se hallaba el que se llama como queda dicho que es Cabo segundo de la primera
que declara de Guardia en el Parque y que como a las siete, y media compañía de la Brigada de Artillería.
llegó una mujer a la Guardia pidiendo auxilio, diciendo que dos Hú- Preguntado —Qué cosas pasaron anoche en el cuartel de Húsa-
sares le estaban dando [sic] a un oficial. Que entonces el cabo mandó res a tiempo de conducir a los dos Húsares presos, dijo: que anoche
al que declara, y a su camarada Nicolás Guzmán, que fuesen, y traje- después de las ocho hallándose el que declara de Guardia en el
sen presos a los agresores, y que habiendo llegado a donde estaban cuartel de Artillería lo mandó el Oficial de Guardia a conducir a dos
los Húsares, que era a la vuelta de la Artillería Calle abajo, casi a Húsares a su cuartel que a uno de ellos de color moreno lo llevaba
la mitad de la cuadra, le intimó el declarante a los Húsares, que si- amarrado, y que en el tránsito insultó al teniente de Milicias dicién-
guieran con ellos, que le contestó el Húsar de color prieto, que él no dole, que la pelea había sido porque iba con una tropa de guarichas,
seguía que por eso tenían un cuartel, que entonces el que declara dio y que era un carajo, que no merecía la presilla, y que lástima que
voces al cabo de la Guardia, y ocurrieron, que los llevaron al Parque, fuese amarrado, y que aunque el que declara le mandaba que se ca-
que estando en el Parque entró el oficial y empezó a reconvenir a los llase, no le obedeció, y continuó insultando al oficial hasta que llegó
Húsares diciéndoles, que ahora verían lo que les pasaba por haberle al cuartel, que inmediatamente hizo el que declara que el centinela
estropeado, que los Húsares le contestaron, que no les había pareci- llamase al sargento de Guardia y que habiendo comparecido entre-
do oficial en su traje, que si le hubieran conocido no hubieran tenido gó al preso, y que a este tiempo concurrieron muchos soldados a la
ningún choque con él, y le hubieran respetado como tal, que el cabo puerta del cuartel y le preguntaron al que declara que por qué lo
de la Guardia mandó al Principal a pedir auxilio, y habiendo llegado, llevaba amarrado, que si era algún ladrón, que él les contestó, que no
los ayudó a conducir el declarante hasta dejarlos en aquella Guardia hacía otra cosa, que cumplir con su obligación, y que al instante se
y que quien puede declarar con individualidad lo que ha pasado es despidió del Sargento y que este tiempo oyó que decían los Húsares,
la mujer del Sargento Castillo que no tiene más que añadir, que lo que los Oficiales de Artillería no valían nada, que eran unos carajos,
dicho es la verdad a cargo del juramento hecho en que se afirmó, que algún día caerían a sus manos de ellos, que el declarante vino
y ratificó leída que le fue esta su declaración, y dijo, ser de edad de inmediatamente y dio parte al oficial de Guardia, y al Comandante
veinte, y cuatro años, y por no saber firmar hizo una señal de cruz, y que se hallaba allí, que un comandante le mandó al declarante que
lo firmó dicho Señor y el presente escribano. lo siguiera, y que fueron hasta el cuartel de Húsares, que allí su co-
José María Garzón Zabala. Ante mí. Cayetano Galindo mandante pasó la queja al Ayudante de aquel cuerpo de los insultos

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expresados, que el Ayudante llamó al Sargento de Guardia y le pre- hizo por Dios Nuestro Señor y una señal de cruz de decir verdad
guntó que quién era el que había hecho los insultos, que el Sargento en cuanto supiese, y fuese preguntada, y siéndolo de su nombre y
le contestó que había sido Acuña el uno, que entonces el Ayudante estado, dijo: que se llama como queda dicho que es mujer casada
mandó lo bajasen al calabozo, y que él diría quiénes habían sido los con el sargento de Artillería Santiago Castillo.
otros, que entonces le mandó el comandante al que declara, que se Preguntada —Diga, qué fue lo que sucedió el quince del pre-
retirara para su Guardia, que no tiene más que añadir que lo dicho sente mes cerca de la casa de Pedro Garzón con unos Húsares, y
es la verdad a cargo del juramento hecho en que se afirmó, y ratificó Antonio Chávez, y todo cuanto pasó en la riña que estos tuvieron,
leída que le fue esta su declaración, y dijo ser de edad de veinte, y dijo: que [la] expresada noche como a las siete y media se hallaba
cinco años, y por no saber firmar hizo una señal de cruz, y lo firmó la que declara en la puerta de su tienda, que es cerca de la casa
dicho Señor y el presente escribano. de Garzón, y que a este tiempo pasó un soldado Húsar a quien no
José María Garzón Zabala. Ante mí. Cayetano Galindo conoce y le pegó una patada a su perro, que la que declara reconvi-
no al Húsar diciéndole, que por qué era atrevido, que el soldado le
Sr. Comandante General contestó con un ajo, y agarró una piedra, y se la tiró al perro, que en-
De lo actuado en la presente sumaria que he formado de orden tonces, se agarraron de nasones, y que a este tiempo salió Antonio
de Vuestra Señoría se deduce suficientemente haber mérito para Chávez de la casa de Garzón, y la declarante le dijo que mirase que
elevar esta causa a proceso, y juzgar en consejo de guerra al Húsar aquel soldado la estaba insultando, y le había pegado a su perro,
Ignacio Álvarez, pues están bastantemente probados los insultos, y que entonces Chávez le dijo al Húsar que por qué era atrevido, e
falta de respeto con que trató al Teniente Francisco Caballero. Así insultaba aquella mujer, que era casada con el sargento Castillo, y
mismo resultan en otros individuos Militares algunas faltas de dis- que este era el dueño del perro a quien había tirado la pedrada, que
ciplina, y puntualidad en el cumplimiento de sus obligaciones que el Húsar le contestó con un ajo, que entonces la que declara dijo,
merecen algún castigo para mantener las tropas de la República en a Chávez que cogiera él otra piedra, y le tirara al soldado, que el
una exacta subordinación, como que esta es la base fundamental soldado contestó que no era menester que le tirara con piedra que
del servicio militar. Vuestra Señoría con su alta penetración dictará le fuera a dar con las manos, y continuó echándole ajos, que Chávez
la providencia que estime convenir. Bogotá Septiembre 22 de 1820. entonces le dio dos bofetadas al Húsar; que a este tiempo pasaba un
José María Garzón Zabala. Húsar negro con un baúl en la cabeza, a quien tampoco conozco, y
este le preguntó al Húsar que había principiado la riña, que qué era
Declaración del 16º testigo Lucía Navarro lo que le sucedía, y que él le contestó que aquel paisano le estaba
En la referida Ciudad, dicho día, mes y año, compareció ante dicho pegando, que entonces el Húsar puso el baúl en el suelo, y cargó
Señor Lucía Navarro a quien por ante mí recibió juramento que contra Chávez, que Chávez trató de huir pero, que ambos Húsares

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lo alcanzaron, y le dieron de modo que lo tiraron al suelo bañado Conclusión fiscal


en sangre; que a este tiempo salió de su casa Pedro Garzón, el te- José María Garzón Zabala, Ayudante Mayor del Primer Batallón del
niente Francisco Caballero, el Ciudadano Tomás Rodríguez, y Blas Regimiento de Milicias de Infantería, Defensores de la Patria, y juez
Leaño, que todos trataron de contener a los Húsares, pero que el fiscal de esta causa, Vistas las declaraciones, cargo, y confrontacio-
teniente Caballero le dijo, al Húsar Negro que era el que continuaba nes, contra el soldado del escuadrón de Húsares, Ignacio Álvarez.
dándole a Chávez, que se contuviese, y que advirtiese, que era un Aunque no resulta bastante prueba del delito de haber maltratado
oficial quien se lo mandaba, que el Húsar contestó que se cagaba de obra al teniente de Milicias Francisco Caballero (como se anun-
en el oficial, que se fuera al carajo, que entonces el oficial agarró al cia en el parte cabeza de este proceso), pero estando plenamente
Húsar, y cayeron al suelo, que el Húsar cayó debajo, pero que luego probados los insultos que el acusado hizo a este oficial después de
volvió el Húsar, y puso al oficial debajo, que inmediatamente el otro haberle reconocido por tal, y a presencia de la tropa que lo condu-
Húsar, que ya se había sosegado, los ayudó a levantar, y le dijo, a su cía preso desde la Guardia del Principal a su cuartel, con escánda-
compañero, que se sosegase, y que mirara, que efectivamente era lo de los enterados en sumisión y disciplina militar, y alterando la
aquel sujeto un oficial, que entonces el oficial Caballero le manifes- obediencia, y subordinación, que debe guardarse a un oficial por las
tó la presilla al Húsar, y le dijo, que el Gobierno lo había condeco- clases inferiores: concluyo por el Estado de la República, a que el
rado con aquel empleo y que ahora le haría ver si era oficial, que el soldado, Ignacio Álvarez sufra la pena de dos carreras de Baquetas
Húsar le contestó, que se cagaba en la presilla, que entonces la que por doscientos hombres, y sea destinado a Presidio, u obras públi-
declara corrió al Parque y le dijo, al Cabo de Guardia que le estaba cas por el tiempo que le falta a cumplir el de su empeño en el ser-
pegando un Húsar, a un oficial, que el Cabo mandó inmediatamente vicio con arreglo al art. 33, tratado 8º, título 10 de las ordenanzas
dos soldados para que apresasen al Húsar, que el Húsar se resistió a generales contra los que fuesen convencidos de este delito. Bogotá
ir con ellos, que entonces le dieron voces al cabo, y este mandó más octubre diez y seis de mil ochocientos veinte.
gente, y lo llevaron al Parque, que la que declara también le dijo al José María Garzón Zabala
Húsar que mirase que era un oficial antes de que le agarrasen, que
no tiene más que añadir, y que lo dicho es la verdad a cargo del [Archivo General de la Nación, Sección República, Asuntos crimina-
juramento hecho en que se afirmó, y ratificó leída que le fue esta les, t. 28, ff. 594, 596-599, 614-616, 628-629]
su declaración, y dijo, ser de edad de veinte años, y por no saber
escribir hizo una señal de cruz, y lo firmó dicho Señor y el presente
escribano.
José María Garzón Zabala. Ante mí. Cayetano Galindo

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Lecturas imprevisto. Al mediodía, un grupo de negros semidesnudos llegó a


nuestro cuartel central trayendo consigo, como prisioneros, cinco
 Algunos elementos de la vida de Pedro Contreras pueden verse fugitivos británicos que habían tratado de unirse al enemigo. Se
en una representación suya que se halla en el Archivo General de la convocó inmediatamente un consejo de guerra general, en el cual
Nación, República, Peticiones y solicitudes, t. 6, f. 692. Sobre Pedro yo era el abogado defensor, cargo para el que había sido designado
Martínez, o Pedro Pascasio Martínez: “7 de Agosto”, Boletín de His- por las órdenes generales y por los deberes que había ejercido de
toria y Antigüedades, nº 12, agosto de 1903, pp. 651-655. vez en cuando anteriormente. El hecho de la deserción, con miras a
pasarse al enemigo, era indiscutible, y en consecuencia el conjun-
 El enganche y disciplinamiento de los reclutas de los Llanos en to de delincuentes fue sentenciado a muerte” (George Laval Ches-
Andrés Montaña, comp., Santander y los ejércitos patriotas, t. 1, Bi- terton, Peace, War and Adventure, t. 2, Longman, Brown, Green and
blioteca de la Presidencia de la República, Bogotá, 1989, pp. 265, Longmans, Londres, 1853, pp. 67-68).
271-273, 276-277, 292. El mensaje de Santander al cura de Beto-
yes, en este mismo libro (t. 2, p. 47).  La alusión de Santander a las penurias comunes en los Llanos,
en José Antonio Páez, Autobiografía, t. 1, Ministerio de Educación
 Acerca del reclutamiento de los patriotas en el altiplano tun- Nacional, Caracas, 1946, pp. 130-131. La parecida situación vivida
jano y las características de los reclutas: Daniel Florencio O’Leary, en la marcha hacia el suroccidente neogranadino a finales de 1820
Bolívar y la emancipación de sur-América, t. 1, Biblioteca Ayacucho, en Manuel Antonio López, Recuerdos históricos, José Benito Gaitán
Madrid, 1915, p. 680. Santander añade algunos elementos acerca editor, Bogotá, 1878, p. 31. Los apuntes de Gustavus Hippisley en
de cómo se dio instrucción a los soldados en: “El General Simón A Narrative of the Expedition to the Rivers Orinoco and Apure, John
Bolívar en la campaña de la Nueva Granada de 1819”, impreso por Murray, Londres, 1819, pp. 407-408.
Nicomedes Lora, Bogotá, 1820, p. 6.
 Sobre el botín, ver el relato de Páez en su Autobiografía, t. 1,
 Respecto a la deserción: Santander y los ejércitos patriotas, t. 1, p. 73. Allí mismo cuenta cómo, supuestamente, el general Joaquín
pp. 219, 309-311. También hubo deserción en los cuerpos milita- Ricaurte hizo un uso impropio de lo tomado en el combate de Chire,
res europeos. El inglés George Laval Chesterton cuenta el siguien- en octubre de 1815, pues al día siguiente “ordenó que todos los que
te incidente de mediados de 1819 en la zona de Barcelona, en el hubiesen tomado botín a los españoles lo pusieran a disposición del
oriente venezolano: una “tarde casi cuarenta hombres desertaron jefe de Estado Mayor, alegando que aquella medida tenía por único
y fue evidente que toda la fuerza estaba dispuesta a seguir su ejem- objeto mantener al soldado más expedito para atender al enemi-
plo si al día siguiente no hubiera ocurrido un incidente oportuno e go que aún estaba a la vista, ofreciendo después repartir el botín

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LAS BATALLAS DE BOYACÁ SOLDADOS

entre los cuerpos vencedores. Todos entregaron religiosamente los  Sobre la manera de hacer la guerra en la época, utilizando sol-
despojos recogidos, y Ricaurte se marchó al pueblo de Morcote, lle- dados de manera extensiva, Francisco Javier Vergara consignó re-
vando consigo el valioso cargamento que repartió exclusivamente flexiones sugestivas. Subraya el hecho de que ambos bandos re-
entre los individuos de su estado mayor y su escolta” (pp. 74-75). currieron a abundantes, más que a cualificados cuerpos militares
y achaca esta escogencia a la ignorancia del arte de la guerra. Tal
 La alusión de Barreiro a la desnudez de los patriotas, en Juan vez le asista algo de razón pero no puede pasarse por alto que con
Friede, La batalla de Boyacá —7 de agosto de 1819— a través de los aquellas tropas colecticias prestas a desertar, deficientemente gra-
archivos españoles, Banco de la República, Bogotá, 1969, p. 73. tificadas y mantenidas, era difícil que los cuerpos militares no se
estuvieran deshaciendo continuamente. Además, y esto es igual-
 La descripción que George Laval Chesterton hace de la vesti- mente importante, eran tropas carentes, las de uno y otro bando,
menta de los soldados, en Peace, War and Adventure, t. 2, pp. 157- casi completamente de un marco institucional que les diera la sufi-
158. ciente cohesión: les faltaba un Estado con un grado significativo de
legitimidad. Aquella conscripción masiva pudo ser utilizada, tal vez,
 El comentario sobre la escasa alimentación y las pobres con- para comprometer a la población. Vergara escribió: “aquella lucha
diciones de alojamiento de los soldados en: Anónimo, The present tan sangrienta y tenaz se desarrollaba a la vez con un candor que
state of Colombia, John Murray, Londres, 1827, pp. 67-68, 71-72. sorprende y cautiva, y quedan huellas de discusiones estratégicas
entre jefes connotados, que hacen sonreír por su adorable ignoran-
 El apunte sobre la carencia de médicos deriva de una observa- cia de la materia. Parece increíble que Bolívar citara a Boves como
ción que en ese sentido hizo José Félix Merizalde en su Epítome de ejemplo no sólo digno de imitarse en cuanto organizador, sino afir-
los elementos de higiene, Imprenta de Pedro Cubides, Bogotá, 1828, mando que de no hacerlo peligraba la victoria: llegó, pues, a pre-
p. 159. Tales deficiencias continuaron luego que los patriotas con- valecer, no la idea de los buenos sino la de los gruesos batallones,
trolaron el centro de la Nueva Granada, como se indica reiterada- a esperarse el triunfo del número, porque permitía sacrificar los
mente en la investigación por la muerte de un grupo grande de sol- hombres ciegamente, y sin medida; a incorporar en las filas a todo
dados en Sogamoso a comienzos de 1820. Inicialmente se supuso ser viviente, aunque faltaran armas para poner en sus manos; a re-
que las chicheras de aquella población los habían envenenado, pero clutar hasta en la víspera de la batalla; a reducir tanto la instrucción
la indagación mostró que su deceso se había debido tanto a su debi- del peón (giros y fuegos: orden de Bolívar a Monagas), que la in-
lidad física como a la mala atención médica que se les dio (Archivo fantería resultaba máquina estorbosa, incapaz de desarrollar las
General de la Nación, República, Guerra y Marina, t. 1262, ff. 686- condiciones de seguridad y movilidad, y reducida a las de fuerza,
748). con evidente perjuicio del conjunto: lo dicho explica por qué en

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caso de derrota se fundía con la misma rapidez con que se la im- alférez, esas trincheras que usted ve allá, no son trincheras sino el
provisaba, no salvándose de ordinario sino los cuadros veteranos, enemigo formado en batalla, y tenemos que parar muy seco, porque
sucediendo casi la inversa entre los realistas peninsulares”. Precisa los godos han declarado la guerra a muerte’. —‘Y para parar seco,
que Morillo hacía algo similar a los patriotas, reclutando “cuanto decía otro, es para lo que nos hemos mojado el gaznate’ […] el trago
haya” (1818 Guerra de independencia, Librería Americana / Librería que me hicieron tomar antes de la batalla fue el que me dio ánimo,
Nueva, Bogotá, 1897, p. 26). y así él es quien merece las alabanzas. ¡Cuántos generales en el
mundo entero y en todos los tiempos, no han debido su fama de
 Daniel Florencio O’Leary da pistas sobre la instrucción a los sol- héroes a un buen trago tomado a tiempo, y después se han acostado
dados en el conjunto de las campañas militares lideradas por Bolí- a dormir sobre sus laureles!” (José María Espinosa, Memorias de
var: “El Código militar español fue adoptado con cortas variantes; un abanderado, Imprenta de “El Tradicionista”, Bogotá, 1876, pp.
pero como Bolívar tenía el ejército en movimiento constante, no 117-118). Sin embargo, en el amplio conjunto de relatos que es-
había tiempo para entregarse mucho a los ejercicios disciplinales. tudié para la elaboración de este libro no encontré ninguna otra
No se observaban reglas uniformes, y cada comandante de batallón referencia al uso de licor para animar a los soldados. Solo Manuel
ejercitaba su cuerpo conforme al método que mejor le parecía; pero Antonio López alude a una celebración con licor, pero es luego del
este defecto quedaba remediado con la concordia que reinaba entre triunfo, en Ayacucho (Recuerdos históricos, p. 175).
los diferentes cuerpos” (Bolívar y la emancipación de sur-América,
t. 1, p. 660).  Resulta erróneo afirmar que en Nueva Granada las luchas inde-
pendentistas enfrentaron soldados americanos contra soldados es-
 Acerca del uso del licor para envalentonar a los soldados, José pañoles, pues la mayoría de combatientes, en ambos bandos, habían
María Espinosa cuenta que antes de la batalla del río Palo, en 1815, nacido en América. Sin embargo, la dicotomía americano-español
“llegaron los proveedores con zurrones de aguardiente para re- tuvo materialidad y eficacia desde el punto de vista político, en el
partir a los soldados; mi compañía, que era, como siempre la 2ª de sentido que los patriotas consiguieron identificar lo español con
Granaderos, mandada por el capitán Higinio Camacho, tomó dis- un conjunto de ideas, instituciones y sentimientos antagónicos a lo
tancias de fila, y en una totuma, porque no había otra vasija, nos americano, que fue cargado con todos los rasgos positivos.
repartieron sendos tragos. La dosis que yo me eché a pechos debió
de ser más que regular, pues me sentí bastante alegre, y en verdad
que lo necesitaba, porque, convaleciente todavía de la fiebre, había
menester adquirir fuerzas artificiales para entrar en combate. Un
sargento había hecho lo mismo que yo, y a poco rato me decía: ‘mi

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Guerrillas

L a guerrilla de Coromoro se incorporó al grueso de las tropas


republicanas en el pueblo de Bonza, antes de que tuviera
lugar la batalla del pantano de Vargas, y desde ese momento com-
partió sus combates y sus tareas. Este grupo había tomado forma a
finales de 1817, cuando José Gabriel Tobar, militar patriota de las
fuerzas de Casanare, se trasladó a la zona de Charalá, pueblo en el
que era reconocido como un vecino destacado y en cuyos sucesos
revolucionarios había participado activamente. Tobar, quien fue
enviado a hacer propaganda mediante la difusión de proclamas,
marchó acompañado de unos pocos soldados pero en aquella in-
hóspita zona del sur de la provincia del Socorro logró reunir un
grupo considerable de partidarios merced al apoyo de la población,
particularmente conocido por el caso de Antonia Santos, que por
este motivo fue fusilada por los realistas junto a otros dos paisanos
el 28 de julio de 1819.
Durante el periodo de la Reconquista, sin embargo, hubo gue-
rrillas en muchos más lugares de la Nueva Granada, particularmen-
te en su región central. De acuerdo con la información que en los
Llanos recibió Francisco de Paula Santander en junio de 1819, para
ese momento en varias provincias había guerrillas, más precisa-
mente las siguientes: “La que llaman de Coromoro y la de Guadalu-

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pe en el Socorro: la de Sátiva, Provincia de Tunja: la de Chocontá y de Oiba. Además, al menos en ciertos grupos o situaciones hubo
la de las inmediaciones de Monserrate, Provincia de Santafé; la de algo de bandidismo, es decir, al objetivo político se le pudieron so-
Capitanejo, Provincia de Pamplona”. El reporte añadía que ellas le breponer algunos móviles delictivos, como se cuenta de un sujeto
causaban muchos perjuicios a los realistas y protegían a quienes que en la provincia de Tunja, “en tiempo de los Españoles andaba
desertaban de sus filas. huyendo de ellos, y era mandón de una tropa de ladrones en las
El listado que le entregaron a Santander pudo haber incluido guerrillas que tenían robando, y saqueando cuantas casas podían
otros grupos de resistencia existentes en el momento, pero el lista- para mantenerse”.
do de guerrillas de esos años es aún más amplio, como lo muestran Por otro lado, las guerrillas de la constelación anti-realista tu-
diversos documentos y como lo determinó la amplia investigación vieron entre sí grandes variaciones en cuanto a número de inte-
de Oswaldo Díaz. En la provincia de Santafé existió una guerrilla di- grantes y capacidad operativa. Muchas fueron pequeñas agrupacio-
rigida por José Ignacio Rodríguez en Tocaima y otra por José Anto- nes con escasas posibilidades de atacar objetivos realistas, aunque
nio Olaya en La Mesa. También hubo formas de resistencia armada pudieron ejercer algún tipo de control en pequeños territorios. Tal
en Guachetá, Guaduas y La Palma, entre otras poblaciones. En la fue la “partida de ladrones” de que habló Barreiro en octubre de
provincia de Tunja hubo guerrillas en Soatá, Quicagota, Chiquin- 1818 para referirse a un grupo que actuaba en el páramo de Alba-
quirá, Ventaquemada y el Cocuy. En la provincia de Pamplona las rracín, junto al pueblo de Ventaquemada, al que sus tropas estaban
hubo en Cácota y Capitanejo, entre otras poblaciones. En la provin- persiguiendo, “pero que les es imposible coger por la feracidad del
cia del Socorro existieron en Charalá, Fábita, Chitaraque, Guapotá, terreno”. Unas pocas guerrillas, sin embargo, llegaron a tener un
La Aguada, Zapatoca, Oiba, Chima, Aratoca y Guadalupe. En esta número importante de miembros, como lo indicó Barreiro mismo a
última provincia fue donde el fenómeno alcanzó mayor amplitud, comienzos de 1819 cuando aludió a los 400 “rebeldes del Socorro”.
puesto que en el triángulo escarpado colindante con la de Tunja En este mismo sentido un delator le adjudicó por la misma época
—entre Soatá en el extremo nororiental, Gámbita en el extremo a la guerrilla de los Calvo, 207 integrantes, lo que explica que pu-
suroccidental y Charalá en el norte— las autoridades realistas se dieran realizar ataques de cierta envergadura contra las fuerzas
vieron confrontadas a un desafío permanente. realistas, como el efectuado en Guadalupe en los primeros meses
La vinculación de los lugareños a aquellas formas de insurgencia de 1819, donde lograron dar muerte a varios soldados enemigos.
no siempre se debió a convicciones independentistas, pues en cier- Diversa fue también la duración de las actividades de las guerri-
tos individuos pudo mezclarse el rencor personal o familiar ante los llas patriotas. La que Miguel Rodríguez y sus hermanos lideraron en
abusos de una autoridad realista. Fue lo que, según el gobernador Guachetá subsistió casi tres años, mientras que la organizada por
del Socorro, Lucas González, sucedió con la guerrilla de los Calvo, Juan Nepomuceno Toscano en el Cocuy en 1816, y que tuvo como
en la que por esa razón se incorporaron muchos sujetos del pueblo objetivo proteger la emigración a los Llanos, no duró sino pocos

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meses. La guerrilla de los Almeida también tuvo una vida corta, tas o ayudaron a perseguir a los realistas derrotados, sino también
pero por otras razones. A finales de 1817, los hermanos Ambrosio y porque en muchos lugares lograron mantener en tensión a las auto-
Vicente Almeida se fugaron de una cárcel de Santafé, trasladándose ridades monárquicas e impidieron, en la etapa final de la campaña,
a la zona limítrofe entre las provincias de Tunja y Santafé en cuyos la llegada de refuerzos desde provincias inmediatas a Tunja y desde
pueblos —Chocontá, Manta, Gachetá, Chipazaque, Tibirita, La Ca- Venezuela. Aquella dispersión puede observarse en la solicitud de
pilla, Machetá, Tenza— desarrollaron una serie de actividades de auxilios que el 9 de julio hicieron los alcaldes de Susa, Ubaté y Chi-
resistencia armada, llamando por el lapso de unos meses a la pobla- quinquirá ante la amenaza en que los “bandidos” tenían a sus pue-
ción y a las autoridades locales a sacudir el “yugo de los españoles”. blos, petición a la que no pudieron acceder los jefes realistas. Dos
Habiendo logrado vincular a un número considerable de hombres días antes Barreiro le había reportado al virrey su partida de Tunja
y mujeres, fueron aniquilados por las tropas realistas, terminando sin poderse llevar ninguna fuerza del tercer batallón de Numancia
unos pocos en las filas de los rebeldes del Casanare. porque, “habiéndose presentado en estos días una partida de re-
Un hecho fundamental para la constitución de guerrillas y el for- beldes en la parroquia de Chiquinquirá y otra en la de Cincelada,
talecimiento de las existentes fueron los rumores que desde finales es indispensable dejar alguna fuerza que sostenga la población y
de 1818 empezaron a circular sobre la inminencia de la incursión cuide los muchos enfermos que quedan en el hospital”. Más impor-
patriota al centro de la Nueva Granada. No obstante, es preciso sub- tante aún fue el rol de las guerrillas en Charalá, que con el concurso
rayar que las guerrillas en general no fueron una iniciativa de los de gran número de habitantes impidieron que el gobernador del
jefes patriotas de los Llanos, como se deja ver en las ya indicadas Socorro, Lucas González, sumara sus fuerzas a las de Barreiro que
pesquisas que debió hacer Francisco de Paula Santander para saber estaban afrontado la ofensiva militar, debiendo en cambio retirarse
su número y actividades, información que le llegó bastante frag- hacia Cúcuta.
mentada. Pocas guerrillas, de hecho, tuvieron contacto con el co- Pero las guerrillas no fueron simplemente un actor militar.
mando de Casanare, como sí lo hizo la de Coromoro, y la de Fábita, Fueron, ante todo, la expresión de una toma de posición política de
que también logró tejer vínculos con los Llanos a través de los pa- ciertos grupos de neogranadinos en el marco de los cambios revo-
triotas de Sogamoso, tal cual se aprecia en una carta interceptada lucionarios iniciados unos años atrás. Por ello, las autoridades rea-
por los realistas en octubre de 1818. Las guerrillas fueron, pues, listas, al igual que hacían con las tropas regulares que desafiaban
una obra más bien espontánea de líderes locales o regionales que el poder del monarca español, englobaron a los miembros de la re-
encontraban inspiración en la resistencia de Casanare, pero que no sistencia irregular en el calificativo de delincuentes, de “bandidos”,
dependían de sus directrices. sin poder negar que gozaban de simpatías considerables. En mayo
Las guerrillas fueron importantes para los triunfos de mediados de 1819, por ejemplo, tras una incursión por la zona de Guadalupe,
de 1819, no solo porque algunas se incorporaron a las filas patrio- provincia del Socorro, un militar realista apuntó: “Estoy persuadi-

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do por práctica experiencia, de que generalmente chicos y grandes sistemática. No obstante, durante todo el periodo de la Reconquis-
toman empeño en ocultarnos la verdad, para que no demos con los ta se habían dado formas de resistencia, las más de las veces mo-
facinerosos, a quienes descubren circunstanciadamente nuestros destas y aisladas, mas no por ello insignificantes, pues contribu-
pequeños movimientos”. Unos días más tarde Barreiro se quejaba yeron a minar el poder monárquico y a tejer progresivamente el
ante el virrey Sámano de que incursiones como la realizada por aislamiento de las tropas realistas, lo que vino a ser fundamental
esos días en Chiquinquirá no podría ser castigada porque cuales- en su derrota. Son conocidos ampliamente los actos subversivos
quiera fueran las disposiciones tomadas, “jamás conseguiremos de Policarpa Salavarrieta y sus amigos en Santafé de Bogotá. Son
una perfecta tranquilidad, por la imposibilidad que existe en el ex- sabidas, igualmente, las ayudas que muchos hombres y mujeres le
terminio de estos malvados; ellos son auxiliados y encubiertos por dieron a los patriotas del Casanare mediante el transporte de ma-
los pueblos; estos no toman un interés en perseguirlos y muchos teriales, el ocultamiento o el cobijo de combatientes y la difusión
curas párrocos, que debían auxiliar a las tropas en la cimentación de proclamas. Así lo hicieron los hermanos Pedro y Pascual Molina,
del sosiego en sus feligresías, son los primeros que contribuyen al de Sogamoso, que además de enviar algunos elementos militares
desorden auxiliando descaradamente a estos infames; así es que informaron constantemente acerca del estado de las fuerzas rea-
diariamente recibo noticias de robos y asesinatos y cuando mando listas y protegieron a algunos patriotas enviados desde los Llanos.
algunas tropas en su persecución se estropean en continuas mar- También se conoce la ayuda dada a soldados que desertaban de las
chas y nunca logran ni saber de la dirección que han tomado, señal filas realistas, como lo hizo, por ejemplo, el músico tunjano Pedro
clara y positiva de que permanecen ocultos en los mismos pueblos Lucas Rodríguez a comienzos de 1819, escondiendo a uno de ellos
donde cometieron sus atrocidades”. También en la provincia del por varios meses.
Socorro la antipatía de la población hacia los realistas llegó a ser Un tipo de resistencia dispersa no menos significativa la prota-
generalizada, como lo indicó su gobernador el 30 de julio: “Con los gonizaron sujetos o pequeños grupos que rehusaron entregarse a
pueblos no puedo contar de ninguna manera, pues apenas encuen- las autoridades, optando por enmontarse. A finales de 1816 Pablo
tro un habitante que pagado sirva de espía, y los pocos buenos se Morillo aludió a la existencia, por los lados de Simacota, de algunos
han huido”. revoltosos refugiados pero armados, entre ellos dos curas. Durante
Ese clima de hostilidad hacia los realistas alcanzó su máximo casi todo el tiempo de la Reconquista José María Gutiérrez, vecino
grado a mediados de 1819, cuando el resentimiento por los atro- de Tunja y morador en Upía que en 1811 había sido miembro del
pellos de los años anteriores se había acumulado, al tiempo que Colegio Electoral de aquella provincia y como tal había firmado la
la marcha de los ejércitos patriotas daba forma a un próximo re- Constitución, debió esconderse en los montes. La joven Ramona
sarcimiento, con lo cual, al menos en las provincias de Tunja y el Rojas, de Paipa, debió así mismo vivir desterrada y oculta por sus
Socorro, la resistencia dispersa se convirtió en una desobediencia simpatías con los patriotas, al igual que Mariano Gaona, de Soga-

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moso, que se escondió durante varios meses para luego incorporar- amenaza militar grave, pero sí expresó un desafío a los viejos cáno-
se a las tropas patriotas de los Llanos. Similar actitud asumió José nes e hizo sentir que la experiencia republicana, pese a todos los
María Jaimes, patriota del pueblo de Siachoque, que para eludir las desengaños e incumplimientos, aún en la derrota, seguía labrando
persecuciones de los realistas se refugió en los montes. Santiago pequeños segmentos del alma neogranadina.
Arroyo, por su parte, habla en sus memorias de los “muchos mili-
tares patriotas” que permanecieron ocultos en el Valle del Cauca, y
particularmente de un herrero caleño conocido como Guasca, “que
en los montes en que había estado oculto fabricaba lanzas y oculta-
ba algunos fusiles y un pedrero”. Huellas
El caso tal vez más amplio de retraimiento a los montes para
escapar de los realistas se dio en las inmediaciones de Pamplona, Documento nº 8
donde diversos grupos que incluían mujeres y niños constituyeron
especies de rochelas donde incluso establecieron cultivos hasta Documentos de Camilo Gaona, del pueblo de Tibasosa en la
que fueron capturados por las autoridades. Un testigo aludió de provincia de Tunja, acreditando haber participado en la
guerrilla de Coromoro desde el año de 1817.
este modo a algunas de esas “cuadrillas”: que “José María Araque,
José Antonio Clavijo, Ignacio Burgos, andan con una mujer del Valle,
Camilo Gaona, vecino de Tibasosa, Subteniente de la segunda com-
Isabel Rivera, y que tiene huerta en los Barriales, que tienen cuatro
pañía del comandante Francisco Olmedilla, en la provincia de Casa-
fusiles sin municiones y huyen por patriotas decididos, hablando
nare, presentado al servicio en el año de 1817 en cuyo servicio per-
mal del Rey y a favor de la patria, a pesar de haberse querido pre-
manecí hasta el mes de diciembre del mismo año, en cuyo tiempo
sentar Ignacio Burgos cuando el indulto y no permitiéndoselo los
marché a incorporarme a la guerrilla de Coromoro con el capitán
otros. Salvador Contreras, Santiago y Esteban Archila, hermanos,
Gabriel Tobar y en donde estuve desempeñando el destino de sub-
y Dámaso Sierra, con unas mujeres y niños han vivido en el Mono
teniente, hasta la entrada de las tropas libertadoras, hallándome
y que hace tiempo no sabe de ellos, que son igualmente rebeldes
en las acciones de Vargas y Boyacá, ofreciéndome a ser una de las
y unos salteadores, que tiene Contreras un sable y un fusil que le
primeras víctimas ofrendadas en las aras de la patria y sin acor-
dio Araque, sin municiones”. En aquella provincia incluso se dio el
darme de los sagrados deberes de alimentar a una tierna Esposa, y
caso de un cura que se ocultó en los bosques próximos a la villa del
tres hijos párvulos, sólo por manifestar a mi Patria, lo mucho que la
Rosario con medio centenar de sus feligreses.
amaba; esta ofrenda preciosa de mi vida, de mis intereses, y de mi
Ese alejamiento del poder realista puesto en práctica por un
tranquilidad, me reserva la alta penetración de Vuestra Excelencia
número creciente de neogranadinos ciertamente no constituyó una
para que atendiendo al mérito de mis servicios, según lo acredi-

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to por las dos certificaciones, y la Información que solemnemente Documento nº 9


presento, y de que hago mérito, ante Vuestra Señoría con mi acos-
tumbrado respeto digo: que los documentos que presento, mani- Declaración dada en marzo de 1819 por Juan José García,
fiestan mis servicios, en distintas campañas y como he consumido natural del Socorro y miembro de una guerrilla que fue
conocida con varios nombres: de Fábita, de los Calvo o de
todos mis intereses en este intermedio para sostenerme, me veo en
Gámbita. Dicho grupo, liderado por Ignacio Calvo, actuó en la
la precisión de solicitar el pago del haber militar que tengo deven- zona sur de la provincia del Socorro.
gado. A este fin elevo a la superioridad de Vuestra Señoría la más
reverente súplica para que se sirva librar la orden respectiva para Excmo. Sor.
que se verifique la satisfacción por quien corresponde. — Ahora que son las 12 de la noche se acaba de aprehender una [sic]
A Vuestra Excelencia suplico reverentemente se sirva proveer espía cuya declaración original remito a Vuestra Excelencia por la
en esta solicitud como pido en ella, que protesto lo necesario etc. posta para su superior inteligencia, habiendo remitido testimonio
Camilo Gaona de ella al señor Coronel don Francisco Jiménez al punto de Sogamo-
so. En esta misma hora he prevenido al Capitán del Batallón ligero
Juan José Patria, primer comandante de los Ejércitos de Colom- del Tambo, don Antonio Rex y al del 3.° de Numancia don Ramón
bia, de los libertadores de Venezuela y la Nueva Granada, conde- Sanmiguel, el primero acantonado en Charalá y el 2.° en Moniquirá,
corado con la Cruz de Boyacá que con la velocidad del rayo, y sin atender a las órdenes anteriores
Certifico en debida forma que desde el mes de Junio de 1817, co- que a uno y otro les tenía comunicadas sobre el primer parte que
nozco al ciudadano Camilo Gaona en el servicio de las armas en la a Vuestra Excelencia dirigí en el día de ayer, se reúnan en Chitara-
provincia de Casanare en clase de subteniente y en el mismo año que y tomando el mando el más antiguo, llevando de baqueano a
se vino a lo interior de la Provincia de Tunja con el capitán Gabriel don Ramón Arandia vecino de Chitaraque de acreditado amor al
Tobar, y otros más a incorporarse a las guerrillas de Fábita y Coro- Rey y de la mayor inteligencia en la montaña de Castame, ataquen
moro y que el año de diez y nueve se reunió dicha guerrilla al Ejér- a toda costa, destruyan al traidor Calvo, no trayéndome prisionero
cito Libertador en el campo de Bonza, antes de la Batalla de Vargas, alguno, quedando la espía en un calabozo con toda seguridad hasta
y en obsequio de la verdad doy el presente, a pedimento verbal del que vista por Vuestra Excelencia su deposición me preceptúe sus
interesado en Bogotá a 9 de Agosto de 1826. 16º órdenes. No ejecutando yo esta operación personalmente por no
J. J. Patria atreverme a dejar la cabeza de la Provincia, los muchos presos que
de la clase de la espía hay en la cárcel, la poca tropa que me queda
[Archivo General de la Nación, República, Guerra y Marina, t. 104, por hallarse una partida, como en mi anterior tengo hecho a Vues-
ff. 1004r, 995r] tra Excelencia presente, por los caudales [sic] a Vélez, con un oficial

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para [que] reunidos en esta y con el comisionado por el Comisario Calvo le dio doce reales, y le mandó a esta Villa del Socorro, con el
de la 3.ª División, marchen a Sogamoso, y otra partida con otro fin de averiguar la tropa que había y se volviese.
oficial que al mismo punto acompañó al señor Coronel Jiménez, y Preguntado —Si ha traído papel alguno, para alguna persona
aún no ha vuelto; habiéndome apresurado a la ejecución de esta del Socorro o recado de palabra; dijo: que no ha traído papel alguno
operación por si resultase cierto el parte anterior, no dar lugar a ni recado para nadie, sino que averiguase la tropa que había.
la reunión de las dos partidas de rebeldes, sin que a Vuestra Ex- Preguntado —Dónde habita Calvo, cuántos hay en su compañía,
celencia le quede duda que según la posición de la 1.ª no es otro qué armas tienen, dijo: que habita en Castame, montañas de Fábita
el fin que reunirse con Calvo por el alto de Quichín que pueden a la orilla del río, en donde tienen rancherías, que su fuerza es de
ejecutarlo con facilidad, si no se acude pronto a destruir la 1.ª por doscientos siete hombres.
las tropas de Tunja. Preguntado —Qué armas y municiones tienen, dijo: que armas
Dios Nuestro Señor guarde la interesante vida de Vuestra Exce- de fuego entre fusiles y escopetas, cada uno tiene la suya, como
lencia muchos años. Socorro 12 de Marzo de 1819. treinta machetes, que en cuanto a municiones, no sabe el número
Excelentísimo Señor. porque cada uno las tiene en sus garnieles.
Antonio Fominaya Preguntado —Qué conversaciones les ha oído, dijo: que lo que
Excelentísimo Señor Don Juan de Sámano, Virrey, Gobernador, les ha oído que estaban aguardando la orden de los Llanos para
Capitán General, Presidente de su Audiencia del Nuevo Reino de atacar, que no sabe a dónde, mas sí le han mandado a esta, a que
Granada, etc. examine la fuerza.
Preguntado —Por qué paraje tienen comunicación con los
Declaración Llanos, dijo: que salen en pequeñas partidas por Firavitoba e Iza.
En la Villa del Socorro a los doce días del mes de Marzo de mil Preguntado —Con qué motivo se ausentó de su patria, dijo: que
ochocientos diez y nueve, a las nueve de la noche, habiéndoseme el motivo de haberse ausentado del país, fue a causa que lo sacaron
traído por mi Escribiente Víctor Losada, un hombre que encontró a la fuerza ahora 3 años, antes de haber entrado el Ejército real en
en la calle, a quien conocía de antemano, este le llamó y le dijo que esta Villa.
venía de espía en el instante. Acompañado el Losada de su herma- Preguntado —Qué otros sujetos de esta Villa o de las circunve-
no lo condujeron a mi alojamiento, a quien se le recibió juramento cinas se hallan con los rebeldes y cuál es su entusiasmo, dijo: que
en la forma de decir verdad, en lo que supiere y fuere interrogado, los que se hallan son Ignacio Calvo, el que hace de Comandante de
siéndolo por su nombre y ejercicio, patria [sic], dijo llamarse José todos, y N. Segura, su segundo del mismo, en que tiene depositada
García, natural del Socorro, de oficio labrador, que hace dos años toda su confianza; que este sale con las partidas sueltas, roba, mata,
que anda en la partida de Calvo, en las montañas de Fábita; que y a todo aquel que aprisiona los pone de soldados, y que todas sus

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conversaciones es contra el Gobierno monárquico, siendo tal su de que lo han tenido de ranchero y le han dado iguales raciones,
entusiasmo que sólo se dirigen entrar al Reino y desolarlo. cuando no ha habido [sic] tropas dispersas.
Preguntado —Cuántas ocasiones ha venido a este país, y con Preguntado —Si todos los doscientos hombres que expresa son
qué objeto, dijo: que en dos, la primera en la semana de Santa Bár- infantes, o hay parte de ellos montados, dijo: que todos son infan-
bara con el destino de saber la fuerza que ocupaba esta plaza, y la tes, y que cuando se ofrece salir alguna partida suelta, recogen bes-
segunda el día de ayer, con el mismo fin, que ambas veces fue remi- tias y sin montura se cabalgan.
tido por el traidor Calvo, que en la primera volvió, y había mucha Preguntado —Si sabe qué partida entró en la Parroquia de Gua-
fuerza, y ahora encontrándose con el citado Escribiente le dijo al dalupe, quién la comandaba, qué hicieron en ella, y qué sujetos del
fin que venía por lo cual fue presentado al señor Juez Fiscal de esta lugar tuvieron parte en lo ocurrido, dijo: que N. Segura, segundo de
actuación. Calvo, salió para Guadalupe, cree que con veinticinco hombres, y
Preguntado —Por qué lugares ha venido en ambas veces a esta cuando supo esto fue amanecido a los tres días siguientes en el que
Villa, dijo: que ha venido por un camino que sale a los vados de oyó decir en ese lugar, y habían matado dos sujetos, que no sabe
Tolotá, en dirección a Oiba, y jamás se ha dado a conocer con per- qué otras personas tuvieron parte en el hecho.
sona alguna. Preguntado —Si sabe cuántas acciones han dado, a dónde y
Preguntado —Si a más de los doscientos siete hombres que ex- cuáles han sido sus resultados, dijo: que como no se habla nada
presa hay algunas otras partidas o divisiones inmediatas al lugar a cuando tienen que salir a sus ladronicios, sino a la vuelta de su em-
donde se halla Calvo, y si frecuentemente se comunican, dijo: que presa, no sabe más, sino que fueron a Chitaraque y volvieron, y por
no hay partida alguna de tropa rebelde en estas inmediaciones; lo tanto ignora los resultados.
pues el grueso de ellas se halla como a doce días de camino, a las Preguntado —Por qué causa en la primera ocasión que fue man-
orillas del Meta, con quienes se comunica Calvo. dado a esta Villa, no se delató presentándose, sino que por el con-
Preguntado —Cómo es que dice que intentan entrar al Reino, trario, se vuelve a darle noticia al Comandante Calvo de las tropas
no teniendo más que los doscientos siete hombres que expresa; y armas que había visto en ella, por donde da a conocer lo adicto
cuando es incompatible atacar solamente con ellos, de donde se in- que se halla al partido rebelde: así mismo diga, con qué objeto se
fiere que hay más fuerzas para la empresa, dijo: que no ha visto ni dio a conocer en esta noche al declarante, dijo: que la primera vez
sabe haya más tropas que la que menciona. por miedo a causa de que sabía porque le dijeron en el mercado
Preguntado —Cómo sabe que es la fuerza rebelde del mando que el señor Gobernador le quitaba la vida al que se presentaba, y
de Calvo doscientos siete hombres pues no está en el orden que un no conoce a la mujer que se lo dijo; que en esta ocasión se encontró
Jefe declare a su tropa, la fuerza que la compone, dijo: que sabe con con el Escribiente del mismo señor a quien le comunicó a lo que
certeza es compuesta la fuerza de doscientos siete hombres a causa venía con el objeto de que lo presentara.

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Reconvenido, cómo dice que no se presentó la primera vez por  La indagación más sistemática sobre las guerrillas de este pe-
el miedo que tenía, y lo verifica ahora debiendo tenerlo igual y por riodo es la de Oswaldo Díaz en La Reconquista española, t. 2, Acade-
qué si tuvo miedo la primera vez, no se queda en su país como nato mia Colombiana de Historia, Bogotá, 1967, especialmente p. 165 y
en él, y no que se marcha a cumplir lo que le habían mandado, luego siguientes. El trabajo de Díaz es encomiable, no solo por la amplitud
claro está que si se ha presentado ahora como dice, es por lo débil de de su indagación y la riqueza de sus fuentes sino también por el es-
fuerzas en que se hallan los rebeldes, y temeroso que en una acción píritu que lo anima, que hoy conserva toda su pertinencia: “mostrar
le quitasen la vida, dijo: que se afirma en la respuesta anterior. que la lucha por la independencia no se libró solo en las ciudades
Que es cuanto tiene que decir en esta su declaración en que se mayores o en los campos de las conocidas batallas, que no fue obra
afirma y ratifica, y habiéndosela leído dijo estar como lo ha expues- exclusiva de las grandes figuras con páginas propias en los manuales
to, y firma con el señor Gobernador por ante mí de que doy fe. de historia. También se combatió por la emancipación en los cami-
Antonio Fominaya Juan José García nos, en las veredas, en los labrantíos, en los pueblucos escondidos;
Ante mí, Nicolás Villegas también dieron su vida, su sangre, sus bienes, su libertad y su paz
Escribano público del número y Gobierno por ella los humildes, los anónimos, los desconocidos y los olvida-
dos” (p. 397).
[Ernesto Restrepo Tirado, dir., Archivo Santander, t. 3, Águila Negra
Editorial, Bogotá, 1914, pp. 207-208, 192-195]  El apoyo de los habitantes de Oiba a la guerrilla de los Calvo, en
Archivo Histórico José Manuel Restrepo, Fondo I, vol. 22, ff. 553-554.

 En la provincia de Pamplona fue fundamental la intervención de


los desertores y el apoyo de la población para bloquear la ayuda que
Lecturas desde Venezuela se le pretendía dar a la 3ª división, como lo cuenta
el mariscal de campo Miguel Latorre en un informe del 30 de julio
 Sobre la guerrilla de Coromoro, algunos datos fragmentarios en de 1819: “Una partida de 70 reclutas que venía de las provincias de
Archivo General de la Nación, República, Guerra y Marina, t. 104, ff. Venezuela se sublevó dos horas antes de llegar a la Villa del Rosario
994-1007. de Cúcuta y se fueron a los montes. En la villa nombrada y en la de
San Cristóbal había 100 hombres del batallón del Tambo para aten-
 La enumeración de guerrillas por el general Santander, en Er- der a los movimientos de Páez. Estos salieron a perseguir a los reclu-
nesto Restrepo, dir., Archivo Santander, t. 2, Águila Negra editorial, tas sublevados; cogieron 40 y tantos, matando otros, logrando huir
Bogotá, 1914, p. 149. hacia Guasdualito unos ocho o diez de ellos. Con estas noticias, o con

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el efecto de atender a los puntos de la montaña de San Camilo, vino de los rebeldes de estas inmediaciones” (Alberto Lee, comp., Los
a estos valles el gobernador de Pamplona, dejando aquella ciudad ejércitos del rey 1818-1819, t. 2, Biblioteca de la Presidencia de la
al cargo de un alférez con ocho hombres, con los cuales tenían que República, Bogotá, 1989, pp. 376-377).
atender a custodiar más de 20 presos, entre ellos el coronel de re-
beldes N. Mantilla, que su causa estaba a la aprobación de Santafé  El caso en que se mezcla bandidismo en las guerrillas, en Archi-
para ser pasado por las armas, y un tal Villamizar. Bausá, luego vo Regional de Boyacá, Fondo Archivo Histórico de Tunja, t. 505, f.
que llegó a esta villa, determinó remitir a Pamplona los reclutas 487. La referencia al grupo armado de Ventaquemada, en Los ejér-
cogidos, en partidas de a diez hombres; la primera llegó a aquella citos del rey, t. 1, p. 68.
ciudad, y la segunda fue cogida con la escolta por sublevados de
estos valles en el pueblo de Bochalema. / En esta situación vino  El número de rebeldes del Socorro en Archivo Santander, t. 3,
la noticia a Pamplona de que las tropas de Bolívar ocupaban parte p. 205.
de la provincia de Tunja y, por consiguiente, quedaba cortada la
comunicación de Pamplona con las tropas de la tercera división y  Sobre la guerrilla organizada por Toscano en el Cocuy: “Inser-
la capital de Santafé. El rebelde Mantilla, aprovechándose de esta ciones. Un recuerdo”, Gaceta Oficial, nº 1207, marzo 27 de 1851,
crítica situación, ganó cinco soldados, de los ocho que los custodia- Bogotá, p. 188. Documentos relativos a las actividades subversivas
ban, con los que lograron él y los demás presos ponerse en liber- de los Almeida, Santafé de Bogotá, agosto de 1817, en Archivo Ge-
tad, coger las armas, reunir gente, robar las cajas reales y a algunos neral de la Nación, Sección Archivo Anexo, Historia, t. 22, ff. 479-
particulares y proclamarse gobernador de la provincia. / Con estas 660.
noticias el gobernador Bausá cogió 70 hombres del Tambo con los
que se dirigió hacia Pamplona, dejando en estos valles 30 solda-  Los vínculos de los patriotas de Sogamoso con la guerrilla de
dos. / Con la marcha del gobernador y la tropa se han puesto más Fábita, o de los Calvo, en Los ejércitos del rey, t. 1, pp. 80-82.
soberbios los ladrones de los valles de Cúcuta, habiendo robado las
parroquias de San Antonio y San Cayetano. Estas noticias me han  La solicitud de los alcaldes de Susa, Ubaté y Chiquinquirá, así
hecho tomar la determinación de mandar detener en la ciudad de como el reporte de Barreiro, en Los ejércitos del rey, t. 2, pp. 252-
La Grita los 100 presos que traen los capitanes Reaño y Garrido, 256, 239.
mandado los custodien los vecinos de aquella ciudad, al cargo de
dos oficiales, y que el resto de estos, con los 30 fusileros que traen  El apoyo a la guerrilla en Guadalupe, en Horacio Rodríguez, La
de la compañía de Mérida, sigan a este pueblo, para con ellos hacer antigua provincia del Socorro y la independencia, Academia Colom-
yo mi marcha segura al Rosario de Cúcuta y contener los progresos biana de Historia, Bogotá, 1963, p. 442. El apoyo a los insurgentes

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en Chiquinquirá en Los ejércitos del rey, t. 2, p. 123. El gobernador y aún actualmente, son las guerrillas y no un ejército disciplinado
Lucas González sobre la actitud de la población del Socorro, en Ho- con las cuales se defiende al pueblo cediente [sic] de paz, de la in-
racio Rodríguez, La antigua provincia del Socorro, p. 453. justicia y opresión!” (La batalla de Boyacá —7 de agosto de 1819—
a través de los archivos españoles, Banco de la República, Bogotá,
 Las actividades de Pedro y Pascual Molina, de Sogamoso, en Ar- 1969, p. LIV). Aquel tranquilo señor polaco creía que las guerrillas,
chivo General de la Nación, Sección Archivo Anexo, Historia, t. 26, ff. a priori, por su sola existencia, conllevaban grandes beneficios para
621-634. una sociedad, de modo que podían ser equiparadas unas que habían
sido instrumento para la construcción de la independencia y la li-
 Sobre el tunjano Pedro Lucas Rodríguez, Archivo Regional de bertad con otras que eran instrumento del totalitarismo y la deshu-
Boyacá, Fondo Archivo Histórico de Tunja, t. 505, f. 209. manización.

 Sobre los individuos o grupos retirados a los montes: los curas


de Simacota, en Oswaldo Díaz, La Reconquista española, t. 2, p. 166;
José María Gutiérrez, en Archivo Regional de Boyacá, Fondo Archivo
Histórico de Tunja, t. 509, ff. 22-23; Ramona Rojas, en Archivo Gene-
ral de la Nación, República, Peticiones y solicitudes, t. 2, ff. 701-702;
Mariano Gaona, en AGN, República, Guerra y marina, t. 104, ff. 994-
1007; José María Jaimes, en AGN, SAA, Historia, t. 26, ff. 595-596. Los
enmontados de Pamplona, en Oswaldo Díaz, La Reconquista españo-
la, t. 2, pp. 263-265; los que hicieron lo propio en Cali, en Santiago
Arroyo, Apuntes históricos sobre la revolución de la independencia en
Popayán, Biblioteca Popular, Bogotá, 1896 [1824], pp. 313-314.

 La dispersión de las fuerzas realistas a mediados de 1819, en Los


ejércitos del rey, t. 2, pp. 239, 255-256.

 Juan Friede apuntó, con razón, que el ejército libertador de la


Nueva Granada fue “esencialmente popular”, pero añadió una mora-
leja izquierdista común para la época: “¡Es que desde tiempos atrás

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Mujeres

N inguna mujer fue combatiente en las batallas de mediados


de 1819, aunque en las luchas independentistas algunas
participaron en combates. Tal fue el caso de la compañera de José
Padilla, quien tomó parte en un combate naval y ayudó a capturar
una embarcación española, por lo que fue nombrada teniente cor-
onel. Las mujeres seguían siendo, como lo habían sido desde las
primeras repúblicas, una de las principales inspiraciones de los
hombres de armas. Encarnaban el recuerdo de los seres queridos
muertos en defensa de la patria y simbolizaban la república con su
pudor, sus virtudes y su generosidad. Pero ni su ocasional inter-
vención en los choques armados ni su rol simbólico agotan la rel-
evancia de las mujeres en la campaña de la Nueva Granada y en el
conjunto de la lucha independentista.
La importancia de las mujeres en la guerra tal vez se alcanza a
percibir en las instrucciones que Morillo había dado en enero de
1819 para unas operaciones en la región central de Venezuela: “es
menester cogerles la mujerada, que es con la que mantienen los
hombres, dispersándola también a puestos distantes; y aquellas
más malas y sospechosas que se lleven hasta los valles de Aragua”.
En el caso particular de la campaña de 1819, un número indetermi-
nado de mujeres hizo la marcha desde los Llanos, aunque no en la

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División de Vanguardia, pues desde cuando se aprestaban en Tame bable que ayudaran a enterrar los muertos. Manuel Antonio López
a remontar la cordillera se dio la orden de que en dicho cuerpo no enumera la contribución de aquellas “hermanas militares de la ca-
marchara ninguna mujer, “bajo la pena de cincuenta palos a la que ridad”, como él las designa: “aliviaron la ímproba tarea de nuestra
se encuentre”, advirtiendo a los oficiales y hombres de tropa que independencia, desde sacar agua y víveres, como Moisés, hasta de
contravinieran esa orden que también serían sancionados. En los las rocas del desierto, y hacer el rancho y vendar las heridas, hasta
demás cuerpos del ejército patriota hubo mujeres, como lo muestra cargar pertrechos y fusiles y espiar a su manera al enemigo”.
el militar británico Richard Vowell cuando recuerda cómo Bolívar Entre las mujeres que hicieron el ascenso hacia la provincia
cruzaba repetidamente los torrentes de los páramos “llevando a la de Tunja en compañía de las tropas, debieron ir parte de las que
grupa soldados débiles o enfermos, o mujeres que acompañaban a habían emigrado a Casanare con sus familias. Allí, habían hecho
sus maridos”. O’Leary también recordará que en aquella travesía frente no solo a la amenaza de los ataques de los realistas sino a la
un día le llamó la atención un grupo de soldados detenido cerca privación de lo más básico para vivir, como alimentos y medicinas,
del sitio donde él se había sentado a descansar, y viéndolos afana- confrontadas a un mundo en el que las situaciones límite ocurrían
dos le preguntó a uno de ellos qué ocurría, a lo que contestó “que a cada paso, como cuando alguna daba a luz, tal como le sucedió
la mujer de un soldado del batallón Rifles estaba con los dolores a Juana de Dios Villamizar, la esposa de Francisco Soto. Pero en la
del parto. A la mañana siguiente, vi a la misma mujer con el recién zona patriota de los Llanos las mujeres de los habitantes locales
nacido en los brazos y aparentemente en la mejor salud, marchan- habían debido afrontar penalidades aún mayores, por la escasez
do a retaguardia del batallón. Después del parto había andado dos de alimentos, por la sustracción de sus familiares varones para ser
leguas por uno de los peores caminos de aquel escabroso terreno”. enrolados en el ejército o para trabajar en las obras y cultivos de
Aquellas mujeres que anduvieron con las tropas seguramente las tropas independentistas, además de sufrir todas las formas de
tomaron parte en la consecución y elaboración de los alimentos violencia que necesariamente conlleva una guerra. Por los case-
y en las demás faenas de sus itinerantes hogares. En cuanto a las ríos del piedemonte, zona generalizadamente patriota, más muje-
tareas propiamente militares, una forma de participación directa res experimentaban sufrimientos por la represión de los realistas.
fue su ayuda en la distribución de cartuchos durante los comba- Estos, en diversas incursiones a los Llanos habían maltratado a la
tes, como lo indica Francisco Burdett O’Connor, por ejemplo, quien población de manera sistemática, incluyendo a los curas y las mu-
cuenta que en 1820 en las proximidades de Santa Marta, un grupo jeres, asesinando, azotando, incendiando los pueblos y quemando
entero resultó muerto “y con ellos muchas mujeres, que salieron de las labranzas, obligando también a algunas familias a servirles de
las trincheras siguiendo a los soldados, con munición de repuesto”. guías. En la incursión de noviembre de 1818 por el río Upía, por
Ellas también asistieron a los combatientes heridos o enfermos, ejemplo, más de 20 mujeres con sus “proles” habían sido detenidas
participaron en la captura de botín cuando hubo ocasión y es pro- y aunque no las encontraron comprometidas con los patriotas, los

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militares realistas las obligaron a ir con ellos por cerca de un los hermanos Almeida organizaron en 1817 en la zona limítrofe
mes, tal vez como escudo. entre las provincias de Cundinamarca y Tunja.
Además de las mujeres que se involucraron en los Llanos con A comienzos de 1819, cuando las tensiones se exacerbaron
las fuerzas patriotas que luego marcharon hacia el Reino, en una ante la inminencia de la ofensiva patriota, los realistas termina-
amplia zona del centro de la Nueva Granada otras más se ligaron ron por no discriminar el sexo de los insurgentes, pues el virrey
a sus esfuerzos durante la etapa de resistencia y acumulación de Sámano ordenó que “todo hombre o mujer” que de forma volun-
fuerzas contra la Reconquista. Así, mujeres patriotas ayudaron taria auxiliara a los enemigos sería castigado con el último su-
tanto a las tropas regulares como a las guerrillas, bien dándoles plicio. Aquella indistinción iría aún más lejos al momento de los
protección o cobijo a combatientes o colaboradores en tránsito, combates finales de esta campaña, en julio y agosto de aquel año,
bien ayudándoles en labores logísticas, como llevar información cuando los ánimos estuvieron tan encendidos que en el combate
o adquirir y transportar elementos de guerra. En mayo de 1819 de Charalá del 4 de agosto de 1819, en que la muchedumbre se
cuatro mujeres fueron apresadas en el pueblo de Ramiriquí acu- enfrentó a las tropas realistas, las mujeres participaron y mu-
sadas de dar apoyo a los patriotas. Y en marzo del mismo año rieron por decenas. Con ellas perdieron la vida en total cerca
una incursión realista que perseguía insurgentes en Cincelada, de 300 personas, incluidos niños, que trataban de impedir con
en el sur de la provincia del Socorro, capturó en los montes cer- sus debilísimas armas que los soldados veteranos del goberna-
canos a su casa a la mujer del cabecilla, María Catarina Sana- dor del Socorro, Lucas González, pudieran abrirse paso para ir a
bria. Por más que la presionaron para que revelara el paradero sumarse a las tropas realistas que combatían en la provincia de
de los guerrilleros, no dijo nada, “solo sí que había comprado 16 Tunja.
pares de alpargatas y media arroba de arroz” por indicación de Aquel enfrentamiento fue uno de los desenlaces del cúmulo
su marido. de experiencias y de amarguras en los años anteriores. Durante
Algunas mujeres patriotas también compartieron con sus pa- la Reconquista las mujeres patriotas habían soportado grandes
rientes los riesgos de las actividades insurgentes o contribuye- penalidades: las que no fueron desterradas o violadas, padecie-
ron a ellas con recursos de diverso tipo, como fue el conocido ron la ejecución, prisión o expatriación de sus familiares y la ex-
caso de Antonia Santos, que terminó ejecutada por apoyar las propiación de sus bienes. Pese a ello, habían hecho constantes
actividades de la guerrilla de Coromoro, implantada en la zona contribuciones a la resistencia, sirviendo de informantes e inclu-
suroriental de la provincia del Socorro y en la que se enrolaron so participando en conspiraciones, como fue el caso de Policarpa
varios familiares suyos. Por similares comprometimientos su- Salavarrieta. En el altiplano tunjano, cuando arribaron las tropas
frieron la pena capital una decena de mujeres, humildes en su patriotas, aquellas vivencias acumuladas se expresarían en el en-
mayoría, que participaron en las actividades de la guerrilla que tusiasmo con que ellas les ayudaron a recuperarse de sus fatigas

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y sus penurias. A este propósito el general Anzoátegui escribió cargaría consigo su hembra, como lo hacían los Jefes, cuyos nom-
a su mujer: “el genio del Libertador pudo salvarnos y nos salvó bres, y apellidos, y el de las Mozas no me acuerdo y solo sí de los
efectivamente; auxiliado eso sí por el patriotismo y el entusiasmo Señores Soublette y Valdés, y que entonces veríamos a ver qué al-
de los patriotas de la provincia de Tunja, especialísimamente por calde lo incomodaba, como no lo harían con aquellos ningún Juez”.
las mujeres que, ¡no lo creerás! se despojaron realmente de su ropa Con un moralismo rencoroso, un militar europeo también diría
para hacer con ella camisas, calzoncillos y chaquetas para nuestros que el general Urdaneta llevaba consigo en campaña dos amantes.
soldados y de todo lo que tenían en sus casas para socorrernos”. Aquel sensualismo, duramente criticado por el militar inglés Gus-
En 1818 una mujer de nombre desconocido había sido la artí- tavus Hippisley sería incluso considerado por algunos conserva-
fice de la fuga de su marido y ocho sujetos más reclutados en dos dores europeos como una marca de la revolución en esta parte de
pueblos del norte de la provincia de Tunja por las autoridades rea- Suramérica. En la versión francesa de las memorias de Hippisley le
listas. Mientras eran conducidos a la capital, ella logró emborra- pondrán estas palabras: “Yo tuve ocasión de observar que, desde la
char a quienes los custodiaban, tras lo cual, entre todos, magulla- revolución, los matrimonios ya no eran santificados por la religión,
ron al alcalde que dirigía el traslado y desaparecieron. Se trató de y que las parejas que se unían, se vinculaban sin ninguna solem-
un acto de resistencia que bien hubiera podido dirigirse contra el nidad. Tuve ocasión también de percibir la igualdad perfecta que
reclutamiento adelantado por los patriotas, pues las levas fueron existía en todos los rangos, desde la mujer del general hasta la del
generalizadamente odiadas, sin distingo de partido. Otro aspecto carpintero, desde la amante hasta la mujer casada”.
de la guerra que sobrepasó las fronteras de los bandos en contien- En 1819 no acababan las autoridades realistas de desalojar las
da fue su contribución al cambio de las claves sentimentales y mo- últimas poblaciones del centro de la Nueva Granada y ya las mu-
rales de la población. jeres volvían a usar con denuedo el término de “ciudadana” para
En efecto, la guerra hizo avanzar un poquito más el cambio de definirse a sí mismas y para hacer peticiones a las nuevas autori-
las costumbres sexuales y los cánones matrimoniales iniciado en dades en su propio nombre y en el de sus familias. De hecho, en los
las primeras repúblicas. Numerosos serían los matrimonios de mu- años que siguieron las mujeres incrementaron de manera signifi-
jeres neogranadinas con militares extranjeros no católicos y puede cativa su intervención en la escena pública. A ellas, pese a todo, no
decirse que las normas morales en general se suavizaron. Algo de les fue reconocida la igualdad política, pero es justo decir que esta
esto vemos en un individuo que habiendo sido militar iría a alegar idea no estaba en la cabeza ni de las propias mujeres. Con todo,
en 1821 en la población de Soatá que tener relaciones sexuales por muchas de ellas, así como el conjunto de la sociedad, conquistaron
fuera del matrimonio no era pecado. Añadía que había sido oficial nuevos espacios de libertad y autonomía, mediante la educación
de las tropas de la república, de las que había sido licenciado, “pero en primeras letras, la lectura de periódicos, la agitada vida política
que si se le antojaba volvería a incorporarse, y entonces como tal de la que no podían estar del todo alejadas. Estos nuevos horizon-

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tes cobijaron incluso a las mujeres que habían simpatizado con los Señor Gobernador Político y Militar de Santafé.
realistas, que por supuesto también las hubo e intervinieron activa- Excelentísimo Señor:
mente en las luchas. El día 14 de Julio del presente año de 1816 ha llegado a este pueblo
Josefa Rodríguez a establecerse de orden de Su Excelencia. Luego
que se presentó ante mí la exhorté en orden a la conducta que debía
observar, y la remití al señor Cura para que supiese había llegado
otra persona a su feligresía, y que guardásemos acerca de ella, así
Huellas como con las antecedentes doña Josefa Barco y doña Bárbara Ortiz,
las mismas órdenes y precauciones que nos encomienda Su Excelen-
Documento nº 10 cia. Avísolo a Su Excelencia para su gobierno.
Dios Nuestro Señor guarde a Su Excelencia muchos años.
Oficios de diversas autoridades locales indicándole al Serrezuela, y Julio 16 de 1816.
gobernador realista de Santafé haber recibido la notificación Excelentísimo señor, beso su mano.
de que una o varias mujeres habían sido desterradas a sus
Mariano Matiz
respectivas jurisdicciones por sus compromisos personales o
Excelentísimo Señor Gobernador, Don Antonio María Casano.
familiares con las novedades revolucionarias. Como dejan ver
los documentos, este castigo fue impuesto muy rápidamente,
con la entrada de las tropas de la Reconquista a la antigua El de Vuestra Señoría de fecha de 5 del que corre hemos recibido,
capital virreinal a mediados del año 1816. y en su consecuencia se tendrá la custodia que nos ordena con la
expresada Juana Cecilia [no se expresa el apellido] luego que se nos
Enterados de la orden de Vuestra Señoría, 12 del corriente, en que entregue (lo que aún no se ha verificado), y de cualesquiera novedad
avisa pasan a esta villa Rosalía Contreras y Manuela Camero, a quie- que haya en el particular daremos pronta noticia.
nes considerándose perjudiciales en esa ciudad, por haber sido de Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años.
las alborotadoras públicas cuando las tropelías de los Excelentísimos Pinchote, Julio 16 de 1816.
señores Virreyes, vienen expulsadas aquí. Estos Juzgados, en obede- Bernardo Meléndez, Cura —Francisco Moreno
cimiento de lo preceptuado por Vuestra Señoría, vigilarán sobre la Señor Gobernador don Antonio Casano.
conducta y demás procedimientos de aquellas, luego que lleguen.
Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años. En virtud del oficio de Vuestra Señoría, fecha 12 del corriente,
Guaduas, Julio 16 de 1816. hemos solicitado en esta jurisdicción por las personas de Luciana
José María Acosta —Dr. Andrés Ardila de la Plata Rozo y María Rivera, destinadas a este pueblo, y aún no han llegado.

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Lo que ponemos en noticia de Vuestra Señoría, en cumplimiento de Las dos mujeres llamadas María González y María López, que Vues-
nuestro deber. tra Excelencia nos indica en el oficio que hemos recibido, su fecha
Dios Nuestro Señor guarde la vida de Vuestra Señoría muchos años. del 12 del que rige, hasta hoy día de la fecha no han parecido; lo que
Bogotá, 17 de Julio de 1816. informamos a Su Excelencia para su gobierno, advirtiendo al mismo
Pedro de Biedma —José Nicolás Quevedo, Alcalde tiempo que esta parroquia es tan sumamente ruin, que ni hay casa ni
Señor Gobernador de la Provincia, don Antonio María Casano. tienda adonde, en caso de que aparezcan, se puedan alojar.
Dios guarde a Vuestra Excelencia muchos años.
Por oficio de Vuestra Señoría, fecha 12 del presente, que recibimos, Parroquia del Colegio, y Julio 18 de 1816.
nos comunica Vuestra Señoría que pasan a este pueblo Juana Saa- Fray Joaquín Buitrago —Francisco Javier Torres
vedra y María de los Ángeles [no se indica el apellido], desterradas Excelentísimo Señor Gobernador don Antonio Casano.
de esa capital por perjudiciales, y como hasta esta fecha no se hayan
presentado, lo participamos a Vuestra Señoría para su inteligencia y Hoy 28 de Junio hemos recibido la impresa y reservada de Vuestra
en cumplimiento de su superior orden. Dios guarde a Vuestra Seño- Señoría sobre la vista y cuidado que hemos de tener en la conducta
ría muchos años. de doña Genoveva Ricaurte, que llegó a este pueblo de Facatativá el
Mesa, Julio 17 de 1816. domingo 23 del corriente con una hija y otra nieta y una criada.
Clemente Alguacil —Fray Lucas Domingo —Francisco Fernández Queda a nuestro cuidado el cumplimiento exacto de cuanto
—Miguel de Aza. Vuestra Señoría nos previene y daremos cuenta inmediatamente
Señor don Antonio María Casano, Gobernador Militar y Político de la de cuanto notemos en contra de su conducta y buenas costumbres,
Provincia de Santafé. como también hacerla cumplir con el ejercicio y obligaciones de
cristiandad que debe ejercitar.
Está en nuestro poder la orden de Vuestra Señoría de 12 del pre- Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años.
sente, a la que se le dará su puntual cumplimiento luego que las no- Facatativá, Junio 18 de 1816.
minadas Joaquina y Dolores [falta el apellido] se presenten, porque Dr. José Torres y Estauz —Andrés Molina —Vicente Vargas
hasta la fecha no lo han verificado. Señor Gobernador don Antonio María Casano.
Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años.
Guayabal, Julio 17 de 1816. Señor Gobernador don Antonio Casano.
Fray José Dávalos —Cristóbal Roche Con fecha 12 tenemos recibida orden de Vuestra Señoría, en que se
Señor Gobernador de Santafé, don Antonio María Casano. nos previene estar a la mira de los procedimientos de Ángela y Eu-
frasia, mujer de N. Barreto, y como no haya aparecido en este pueblo

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esta sobredicha, damos parte a Vuestra Señoría como se nos previe- Con fecha 12 del corriente recibí de Su Excelencia un pasaporte
ne. encargando de la conducta y personas de Bárbara Sosa y Juana
Dios Nuestro Señor guarde a Vuestra Señoría muchos años. González; y como hasta la fecha no hayan llegado a este vecinda-
Bituima, y Julio 20 de 1816. rio, se me hace preciso ponerlo en noticia de Vuestra Señoría.
Manuel Plata —Esteban Estrada —José Manuel Hernández Dios guarde la importante vida de Vuestra Señoría muchos años.
Ubaté, 20 de Julio de 1816.
En atención a haber recibido un oficio de Vuestra Señoría el día 15 Juan Esteban Murcia, Alcalde del Partido
del corriente Julio, su fecha 5 del mismo mes, dirigido por el Alcal- Señor Gobernador Político y Militar de Santafé.
de de Santa Ana, en que me dice viene a este pueblo Juana Ortega,
y que de su llegada se le diese pronto aviso, y que celásemos sobre [José Dolores Monsalve, Mujeres de la independencia, Academia de
el porte y conducta de esta, la cual no se ha verificado su llegada, Historia, Bogotá, 1926, pp. 273-276]
ni tampoco noticia de su paradero; lo que comunicamos a Vuestra
Señoría en cumplimiento de lo prevenido.
Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años.
Chitaraque , y Julio 20 de 1816. Documento nº 11
Lorenzo León de Quirós —José Joaquín Vanegas
Señor Gobernador Militar y Político, don Antonio Casano. Representación de la “ciudadana” Juana Plazas, de Sogamoso,
quien había compartido la vida de los Llanos con su marido,
con quien escapó de la persecución de las autoridades de la
Hemos recibido el oficio de Vuestra Señoría, fecha 5 de Julio, el
Reconquista. Agosto 27 de 1819.
que no habíamos contestado por estar ausentes dos de los conoci-
dos a su arribo; y decimos que el referido José Garzón y su mujer
Señor Gobernador Político y Comandante Militar
no han llegado hasta la fecha a este lugar; quedando al mismo
La Ciudadana Juana Plazas legítima consorte del Ciudadano
tiempo encargados de observar lo que en oficio se nos previene.
Apolinar Chaparro Subteniente de la 2ª Compañía de Cazadores
Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años.
constantes de la Nueva Granada ante Vuestra Señoría con todo
Moniquirá, 20 de Julio de 1816.
mi respeto represento: que dicho mi Esposo para escapar de la
Francisco Pastor Vega —Helí de Santiago Vergara
persecución de muerte de los Españoles abandonó no solo sus in-
Señor Gobernador Militar y Político de la ciudad de Santafé, don
tereses, sino sus tiernos hijos pasando por entre mil riesgos a la
Antonio María Casano.
Provincia de Casanare, y Yo en su compañía por correr la misma
suerte y riesgo de parte de nuestros enemigos. Allí ha estado sir-

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viendo a la Patria el espacio de dos años batiéndose en calidad de Documento nº 12


Miliciano con los Españoles hasta que el día 18 de Enero último
fue agregado al referido Cuerpo por el Señor Coronel Comandante Carta en que un grupo de mujeres del Socorro ofrece al
Arredondo hallándose en todos los reencuentros [sic] con el ene- gobierno mantener a sus expensas cien soldados. Enero de
1820.
migo hasta pisar la Capital. De pasada por Sogamoso hemos abra-
zado a nuestros abandonados hijos, hemos experimentado su mi-
Señor Gobernador y Comandante General.
serable estado, y la dispersión y depredación de nuestros bienes.
Las liberales de la Villa del Socorro que suscribimos este memo-
Para poner en cobro estos y recoger nuestros hijos, no hallo otro
rial, deseosas de contribuir a la salud de la Patria, y a la seguridad
recurso, que la piedad de Vuestra Señoría a la que me acojo a fin de
de esta Provincia en cuanto esté a nuestro alcance, tenemos el
que se sirva destinar a mi esposo a algún destino en el distrito de
honor de ofrecer a Vuestra Señoría que mantendremos cien hom-
Sogamoso lugar de nuestra vecindad u otro cercano de cuyo modo
bres a nuestra costa con el objeto de que se instruyan y disciplinen
podremos recuperar nuestros perdidos intereses, recoger nuestros
en la táctica Militar, y que en cualesquiera acontecimiento sirvan
caros hijos, y al mismo tiempo mi esposo podrá restablecer su per-
en defensa de la Nación. Al efecto, y para vestir los indicados cien
dida salud en aquel temperamento pues de efecto de su marcha se
hombres, tenga Vuestra Señoría la bondad de aceptar los cien ves-
halla sumamente enfermo. Así lo espera de la considerada rectitud
tuarios que acompañamos. Nuestras firmas serán el mejor apoyo
de Vuestra Señoría su más rendida súbdita.
de nuestro comprometimiento. El Gobierno y nuestros Conciuda-
Juana Plazas
danos recibirán este pequeño tributo, que ofrecemos a la libertad;
y el fiero Español sabrá que en la Provincia del Socorro tiene que
Otro sí digo y suplico a la piedad de Vuestra Señoría que en el ínter
combatir hasta con el sexo delicado.
se determina en orden a mi anterior petición, se digne franquearme
Dios y la República. Socorro Enero 8 de 1820.
su superior licencia para pasar a Sogamoso a solicitar un rancho
María del Pilar Villareal —Ignacia Silva —Ana Ignacia Villarreal
donde alojar a nuestra familia lo que no puedo verificar sin que me
—Apolinaria Franco —Rosa Delgadillo — [siguen las firmas de
acompañe mi referido esposo. Así lo espero de su benignidad.
45 mujeres más]
Juana Plazas
Señor Gobernador Comandante General de la Provincia del Soco-
rro.
[Representación de Juana Plazas, agosto 27 de 1819, en Archivo Ge-
neral de la Nación, Sección Archivo Anexo, Historia, t. 26, f. 587rv]
[Archivo General de la Nación, República, Historia, t. 6, ff. 547-548]

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Documento nº 13 guntó cuál era la causa, o qué delito había cometido que le condu-
jese a semejante trance, y que ella le contestó, no tener otro delito,
Documento relativo a la indagación sobre las chicheras de que el haber comerciado ilícitamente con un sargento de los de la
Sogamoso, acusadas de haber envenenado, en marzo de 1820, misma columna Valdés, y que este en una de las noches que estaba
a los soldados patriotas de la columna Valdés. Inicialmente se
en su tienda le dijo al tiempo de brindarle ella un poco de chicha,
habló de 50 militares muertos pero la averiguación desmintió
“en verdad mujer que parece que la chicha va enfermando la tropa”
esta acusación y se enfocó en la pobreza de la alimentación
y el alojamiento de los soldados. Enseguida se transcribe la y que ella por jocosidad y por expender con brevedad sus licores,
declaración de uno de los alcaldes de Sogamoso, tomada hacia le respondió “pues no se han de enfermar, si las chichas están enve-
junio de este año y que resume a grandes rasgos lo sucedido. nenadas? Y así, Usted no beba en otra parte sino de la que yo bato,
y de la [que] se expende donde [mi] hermana Carmen Pérez”, que
Incontinenti en adelantamiento de esta diligencia Yo el Juez Comi- el Sargento le había preguntado qué especie de veneno le echaban
sionado, hice comparecer ante mí al Ciudadano Juan Luis Pérez de a la chicha y que ella con la misma jocosidad le había respondido,
esta feligresía de quien a presencia de testigos recibí juramento que pepas de Muelle, y de Borrachero, y que el sargento tomando a
que hizo por Dios Nuestro Señor y una señal de cruz, bajo cuya gra- una verdad lo que ella por chanza le había dicho, fue en derechura a
vedad ofreció decir verdad, en lo que supiere, y fuere preguntado; delatarla donde el Coronel Mariño; pero que hallaba en su concien-
y siéndolo conforme a las preguntas que por mí se le hicieron, a cia, y por la cuenta que iba a dar a Dios, que ni por mal pensamiento
efecto de descubrir la verdad en todo cuanto se solicita por el Señor había procedido semejante cosa, y que estas palabras las había pro-
Procurador General de la Provincia dijo: que solo sabe, puede y ferido con sinceridad, en jocosidad, y sin juzgar pudiese atraerle la
debe declarar en conciencia por lo sagrado del juramento que tiene muerte que se le prevenía.
prestado, que la noche en que su Excelencia el Señor Presidente Preguntado; si efectivamente fue pasada por las Armas, la ex-
Libertador se mantuvo en este lugar, fue llamado el que declara presada Isidora González, o si existía en este lugar dijo: haberse
como Alcalde en depósito por ausencia del propietario Ciudadano suspendido la orden dada contra ella, que al día siguiente destina-
Joaquín Plazas, por el Señor Coronel Comandante general Maestro ron al exponente, conduciendo presos a Santa Rosa, y que estando
Fray Ignacio Mariño para que pasase a la pieza donde se mantenía allí la vio llegar presa en unión de otras varias mujeres, con direc-
en captura Isidora González, y le previniese y dispusiese su con- ción a la Angostura en donde la contempla ya el declarante, y añade
ciencia para confesarse; que el declarante, pasó inmediatamente e que esta mujer hacía muy pocos días se había aplicado a fabricar
hizo sensible la orden a la expresada Isidora, quien en el momento las chichas.
juzgando sería pasada por las Armas, comenzó a llorar, diciendo al Preguntado: si las mujeres que refiere haber marchado a la An-
exponente, que no tenía remedio, y que iba a morir; que él le pre- gostura en unión de la González eran chicheras, o por qué causa

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fueron remitidas, dijo: que ninguna de ellas fabricaba licores, y que duos dijo: que le consta haber fallecido en los Hospitales, como cosa
la causa porque fueron remitidas fue, según ha llegado a entender de veinte y ocho soldados todos de muerte natural, de cuyas enfer-
por habérseles acusado comercio ilícito con los Españoles en el medades venían heridos, cuando arribaron a esta Plaza, y según ha
tiempo que se mantuvieron en este lugar. oído decir, de calenturas, y fiebres malignas, evacuaciones y pujos
Preguntado: si ha llegado a sospechar, que las chicheras, en ge- de sangre, contribuyendo a un total exterminio los alimentos que
neral, o alguna de ellas, en particular, hubiesen durante la [estancia apetecían de panela, queso, maíz a medio tostar, tocino, carne, lon-
de la] tropa Valdés en esta villa, introducido materias venenosas en ganiza, que casi crudo lo comían, las malas aguas, y tenderse al sol,
los licores, pan, y demás alimentos con el fin de causar la muerte y al sereno, sin guardar la más mínima dieta, como puede acreditar-
a los individuos de ella dijo: que le asiste pleno conocimiento de se por un certificado, dado por el Muy Reverendo Padre Fray José
la conducta arreglada, tanto de las venteras, como de panaderas María Ferro, que le parece existe en poder del Ciudadano Alcalde
de este lugar, quienes lejos de cometer tan horrendo crimen, le es Plazas. Que todo lo expuesto es la verdad en fuerza del juramento
constante al que declara el cariño y amor con que atraían, y servían que tiene interpuesto en el que se ratificó, leída que le fue esta su
a los militares de la expresada columna, franqueándoles, unas los declaración. Dijo ser mayor de cuarenta años, y encargándosele el
alimentos y otras vistiendo a los que veían enteramente desnudos, sigilo de esta su declaración firma conmigo, y los testigos que pre-
pruebas nada equívocas, que contrarrestan las imposturas falsas, senciaron su juramento =
con que han querido destrozar el honor de este lugar, y Provincia Bárcenas . Juan Luis Pérez. [Tres testigos]
de donde depende.
Preguntado: si le consta, se hubiese por la Comandancia Militar [Archivo General de la Nación, República, Guerra y marina, t. 1262,
o Jueces Políticos formádose sumario, o practicado judiciales, o ex- ff. 721v, 720rv, 719rv]
trajudiciales diligencias sobre la investigación del veneno dijo: que
no sabe se hayan levantado sumarios, ni practicádose judiciales, ni
extrajudiciales diligencias contra persona alguna sobre la inquisi-
ción del veneno que se acusa; y que solo por orden del Juez Político
Departamental se hizo un general reconocimiento de todos los lico- Lecturas
res, y no se halló en ellos mácula alguna, que este se extendió por
diligencia y cree se halle en poder del ciudadano Alcalde Joaquín  La alusión a la compañera de Padilla en: M. Rafter, Memoirs of
Plazas, a que se remite. Gregor M’Gregor, J. J. Stockdale, Londres, 1820, p. 182. No se indica
Preguntado: si en el corto tiempo que se mantuvo en esta Villa la cuándo ocurrió, pero fue en este periodo de lucha independentista.
columna Valdés, observó hubiesen fallecido algunos de sus indivi-

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 La expresión de Pablo Morillo en Simón B. O’Leary, ed., Memo-  La represión de los realistas contra mujeres, a finales de 1818 y
rias del general O’Leary, t. 11, Imprenta de la “Gaceta Oficial”, Cara- en el año siguiente en Alberto Lee, comp., Los ejércitos del rey, t. 1,
cas, 1880, pp. 490-491. Biblioteca de la Presidencia de la República, Bogotá, 1989, pp. 115,
131-132, 305 y t. 2, pp. 101 y 290. José Dolores Monsalve (Mujeres
 El castigo de los cincuenta palos a las mujeres: Diarios de cam- de la independencia, Imprenta Nacional, Bogotá, 1926, pp. 265-295)
paña, libro de órdenes, y reglamentos militares 1818-1834, Bibliote- muestra diversas formas de castigo contra las mujeres patriotas
ca de la Presidencia de la República, Bogotá, 1988, p. 56. En cuanto durante la Reconquista.
a las mujeres que marcharon de los Llanos al altiplano tunjano en
1819: Richard Vowell, Memorias de un oficial de la legión británica,  El combate de Charalá, del 4 de agosto de 1819, es relatado
Biblioteca del Banco Popular, Bogotá, 1974, p. 149; Daniel Florencio por el cura de aquella población, Pedro José de Vargas, en un do-
O’Leary, Bolívar y la emancipación de sur-América, t. 1, Biblioteca cumento del Archivo General de la Nación, Sección Archivo Anexo,
Ayacucho, Madrid, 1915, pp. 670-671. Historia, t. 26, ff. 589, 594. Vargas se quejó allí de la conducta del
coronel Antonio Morales, enviado por Bolívar a la zona a organizar
 Lo relativo a las tareas militares femeninas en Francisco Bur- la resistencia, pero pocos días después Diego Fernando Gómez re-
dett O’Connor, Independencia americana, Biblioteca Ayacucho, cogió testimonios diversos que exculparían a Morales (ff. 590, 593,
Madrid, 1915, p. 51; “Carta 4.ª” atribuida a Eladio Urisarri, impreso 592, 591).
por José Ayarza, Bogotá, diciembre 28 de 1837, p. 28; Manuel An-
tonio López, Recuerdos históricos, José Benito Gaitán editor, Bogotá,  La carta de Anzoátegui, en Carlos Cortés Vargas, “De Arauca a
1878, p. 148. Este recordará cómo en el almuerzo que las tropas pa- Nunchía. Campaña Libertadora de 1819”, Talleres del Estado Mayor
triotas se dieron antes de comenzar la batalla de Ayacucho, uno de General, Bogotá, 1919, pp. 25-27. La fuga de los presos en 1818, en
los temas de conversación fue “la salud a toda prueba de la madre Archivo Regional de Boyacá, Fondo Archivo Histórico de Tunja, t.
de un niño nacido en la peligrosa noche de Matará. Esforzada mujer 504, f. 395rv.
de un soldado colombiano, habíalo acompañado desde su tierra en
marchas y batallas; el alumbramiento no la atrasó un día, y madre  El alegato de 1821 sobre la libertad sexual se halla en el proce-
y niño estaban en su puesto en nuestro campo y siguieron triun- so actuado contra Dolores Avendaño y Juan José Pérez por el delito
fantes hasta la remota Chuquisaca. Seis años más tarde ella me re- de concubinato: Archivo General de la Nación, República, Asuntos
conoció en Tocuyito de Venezuela, y marido y mujer continuaban Criminales, t. 47, ff. 82-86. Las mujeres de Urdaneta en George
inseparables”. Laval Chesterton, Peace, War and Adventure, t. 2, Longman, Brown,
Green and Longmans, Londres, 1853, p. 66. El pasaje de la traduc-

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ción francesa de Hippisley en Charles d’Herbouville, Le Conserva- es que Evangelista en la época era un nombre masculino y no feme-
teur, t. 5, París, 1819, pp. 607-611. nino. Los “Evangelista” que encuentro en documentos de la época
son varones. Juan Evangelista Gonzáles, marido de Isabel Ochoa,
 Merece atención la supuesta participación directa de mujeres en quien desde Maracaibo se queja de que él y otros individuos han
los combates de mediados de 1819, reiteradamente enunciada pero sido desterrados a Curazao por el general Justo Briceño en enero
que examinada con algo de cuidado queda reducida a nada. Para de 1828 (AGN, República, Peticiones y solicitudes, t. 10, f. 164r).
empezar, Evelyn Cherpak (“Las mujeres en la independencia”, en En un documento del pueblo de La Mesa, correspondiente a 1828,
Las mujeres en la historia de Colombia, t. 1, Norma, Bogotá, 1995, p. aparece otro Juan Evangelista de la Torre (Colección de documen-
96) dice que Teresa Cornejo, Manuela Tinoco y Rosa Canelones par- tos relativos a la vida pública del Libertador, t. 16, p. 184). También
ticiparon en las batallas de mediados de 1819. Remite a la Corona hallé a Evangelista Guerra, capitán nacido en Mompós (Leonidas
fúnebre de los próceres de la independencia (Imprenta de Medina e Scarpetta y Saturnino Vergara, Diccionario biográfico de los cam-
hijo, Bogotá, 1910, pp. 53-54, 94). Allí se corrobora la información peones de la libertad, imprenta de Zalamea, Bogotá, 1879, p. 200).
pero no se dice una sola palabra de la fuente de donde es tomada. Es de considerar, además, que Evangelista Tamayo llegó al grado
Ahora bien, Teresa Cornejo había muerto a mediados de 1814, de capitán, rango militar considerable que de habérsele concedi-
como lo indica José Dolores Monsalve (Mujeres de la independen- do a una mujer habría hecho muy sonado su caso. Ramón Correa,
cia, p. 60). Dice también que Josefa Cornejo, Rosa Canelones y Ma- que trazó unos rasgos biográficos de Evangelista Tamayo dice esto:
nuela Tinoco “fueron combatientes en Gámeza, Pantano de Vargas “Nació en la ciudad de Tunja. Hizo la campaña de Boyacá en 1819
y Boyacá” (p. 60). Una de las fuentes de Monsalve son las Memorias bajo el mando del Libertador Simón Bolívar. Murió peleando por la
del general Rafael Urdaneta (Imprenta y litografía del gobierno na- independencia en San Luis de Coro, el 2 de julio de 1821. Alcanzó
cional, Caracas, 1888, p. 118), pero lo que este consigna allí es que el grado de capitán” (Diccionario de boyacenses ilustres, Imprenta
las tres damas —Josefa “Camejo”, una mujer de apellido Canelones Departamental, Tunja, 1955, p. 323). Por añadidura, la supuesta
y Manuela Tinoco— se incorporaron en San Carlos (Cojedes, Vene- “Evangelista Tamayo” con frecuencia aparece como “Evangelina
zuela) a las filas patriotas, vestidas de hombres, y que “siguieron Tamayo”. Y tampoco he podido ubicar el origen de la afirmación de
hasta el reino”, es decir hasta la Nueva Granada. Pero Urdaneta se que esta supuesta mujer participó en la batalla de Boyacá…
está refiriendo a hechos de mediados de 1814 y no alude a ningún
tipo de participación de ellas en la campaña de la Nueva Granada de  Quienes se afanan en enumerar mujeres que supuestamente
1819, en la que él, por lo demás, no participó. Otros autores indican tomaron las armas en las batallas, como si hubiera sido su única
que Evangelista Tamayo participó en las batallas de mediados de forma de participación política, no hacen más que trillar la senda
1819 en la Nueva Granada. El dato es verídico: el único problema heroizante de la historia patria, justamente criticada por pretender

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que lo militar es la sola cosa importante en la lucha independentis-


ta. Su imprecisión en los datos va de la mano de la mitologización:
los héroes y mártires patriotas son seres excelsos en cuya existen-
cia y hazañas no se puede dudar.

Motivos
 A mucha distancia geográfica, las mujeres de los militares extran-
jeros también sufrieron en razón de la guerra de independencia en
la Costa Firme. Desde Londres, Francisco Antonio Zea le puso de

A
presente esta situación a Bolívar, en carta del 1º de julio de 1820: su entrada a Santafé, en junio de 1816, Pablo Moril-
“Otras de las causas que más han influido en nuestro descrédito, es lo atribuyó las agitaciones de los años anteriores a unos
la miseria de las viudas de los oficiales ingleses, muertos en servicio pocos líderes insurgentes que, enceguecidos por sus pasiones, par-
de la República; es increíble la impresión que hace en el público ticularmente el deseo de novedades, habían intentado cambiar el
verlas abandonadas por un gobierno en cuyo nombre se les hicie- sabio gobierno del rey por una quimérica república. Según él, parte
ron las más lisonjeras promesas por los charlatanes que aquí han de los neogranadinos había secundado a aquellos “pérfidos man-
reclutado tropas, exceptuando al benemérito Coronel Elson, que no dones”, engañados con sus mentiras sobre la injusticia y la falta de
debe contarse entre ellos. Siento, decir a vuestra Excelencia que su oportunidades de la monarquía. Los realistas locales, como José
viuda, rodeada de hijos pequeños, y tan moderada como él mismo, Antonio Torres y Peña, pensaban de forma similar: los neograna-
vive de limosna, y no por eso se queja como otras. Ruego a vuestra dinos habían sido arrastrados a un trastorno general consentido
Excelencia tome en consideración la suerte de estas infelices, y muy por Dios como castigo, para que conocieran por experiencia “las
en particular la de la señora Elson, cuyo marido era un verdadero ruinas a que conducen las pasiones” cuando los hombres se dejan
amigo de la causa” (Pedro Ignacio Cadena, Anales diplomáticos de arrebatar de su impulso, para que vieran con sus propios ojos los
Colombia, Imprenta de Manuel de J. Barrera, Bogotá, 1878, pp. 49- desastres del sistema republicano “tan preconizado en los libros de
50). los necios filósofos” de la época, y apreciaran “cuán vana y funesta
es la falsa libertad con que alucinan al vulgo”.
Esta explicación, aunque marcada por el aborrecimiento hacia
sus adversarios, contiene elementos útiles para entender por qué
los patriotas, y particularmente sus líderes, tomaron las armas
para enfrentarse a su antigua metrópoli, y por qué se mantuvieron
tan largo tiempo en ese empeño, a pesar de las muchas adversida-

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des que les sobrevinieron. Nos remite a una especie de vértigo, a el asesinato de prisioneros o de civiles inermes en que incurrieron
una fuerza poderosa e innominada que eludía todo control, a la cual en ocasiones. Sin embargo, el odio que en los inicios de la revolu-
los contemporáneos de uno y otro bando asociaron las conmocio- ción alentó a los patriotas no estuvo fundado en arbitrariedades
nes revolucionarias. efectivamente cometidas por los realistas, pues hasta bien entrados
En efecto, algunos hombres de letras realistas cuando intenta- en las conmociones revolucionarias todos los neogranadinos reco-
ron comprender por qué el Reino, como toda la monarquía españo- nocieron al rey y a la nación española, de modo que siendo ajenos a
la, había sido envuelto por la agitación y la discordia, evocaron fuer- una división entre independentistas y lealistas, las agresiones orga-
zas naturales como el torbellino, que agita todo a su paso, o como nizadas de un bando sobre el otro resultaban imposibles.
un volcán, que cubre y destroza lo que encuentra. Aquella revolu- Ese odio racionalizado con que empezó el alinderamiento de los
ción, dijo un cura, fue algo espantoso e ineludible “que a manera de patriotas tuvo su génesis en un conjunto vario de temores, ilusio-
un fuego eléctrico rápidamente se difundió para incendiar la mayor nes e ideas políticas, imprecisas aunque poderosas, que, nacidas
parte de nuestras Américas”. Los patriotas hicieron una elucidación con los sacudimientos de la monarquía española tras la invasión de
semejante. Antonio Nariño escribió que en los “tiempos de revo- Bonaparte en 1808, tomaron como blanco la condición de español
lución” las pasiones “toman una fuerza y una energía que obligan más que la de realista, transformadas ambas en sinónimo de todo
a desconocerse a sí mismo”. Un publicista de Cartagena habló en lo aciago que podía albergar una sociedad. Los “españoles ame-
1814 de unas “revoluciones tempestuosas en que todos miden sus ricanos”, que hasta ese momento habían visto a los peninsulares,
operaciones con la ansiedad”. Un año más tarde alguien relacionó no como “españoles” a secas, sino como “españoles europeos” —y
esos tiempos con el “espíritu de vértigo” con que en ocasiones Dios por ende como sus hermanos y co-vasallos de una misma monar-
castiga a los pueblos y a sus líderes. quía—, pasaron progresivamente a diferenciarse y a estigmatizar
Aquel estado de exaltación generalizado estuvo acompañado de a aquellos como “chapetones”, “godos”, “ñopos” o “argolleros”, de-
potentes sentimientos, como el odio, que con la Revolución Neogra- signaciones que en sí mismas contenían el antagonismo en ciernes.
nadina adquirió un carácter inédito, no solo por su intensidad sino Aquella separación y su consecuente antipatía fueron alimentadas
por su naturaleza política, que lo convirtió en poderoso móvil de por montones de intervenciones públicas en folletos, periódicos,
enrolamiento de los neogranadinos en los cuerpos militares patrio- sermones y conversaciones en que lo español fue confinado a la
tas. El odio, ingrediente necesario por lo demás en toda confronta- maldad y el oscurantismo, tratándose de actos discursivos que a
ción bélica, se desplegó en multitud de actos arbitrarios, estigmati- posteriori pueden parecer artificios propagandísticos pero que
zaciones y castigos para los adversarios, pues la certidumbre de los fueron expresiones espontáneas de una muy reciente polarización,
patriotas de estar luchando contra una opresión superlativa pudo inevitable en toda revolución, en las que el adversario necesaria-
justificar a sus ojos muchas cosas, algunas de ellas terribles, como mente debe ser sometido a una simplificación.

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Al lado de aquel tipo de odio, hubo otro que sí tuvo alguna rela- jóvenes que empezaban su formación como ingenieros militares
ción con agresiones reales —y que también provocó enrolamien- en Antioquia en 1814. Caldas en absoluto los incitaba a la simple
tos—, pero en esa medida solo pudo producirse luego del desenca- venganza. Los convidaba a un destino grandioso: forjar una patria
denamiento de la guerra, que estalló en la Nueva Granada apenas republicana derrotando el poder que impedía su nacimiento. Ese
en 1811, tres años después de iniciada la crisis monárquica, y que alumbramiento necesitaba mucho más que violencia: necesitaba,
tuvo una intensidad bastante baja si se compara con lo sucedido entre otras cosas, de héroes, figura que la América, hasta entonces
en Venezuela. En cualquier caso, la animadversión contra los “es- esclava de España, no había requerido, puesto que la “obediencia
pañoles” fue cultivada no solo en las filas castrenses, mediante la ciega” con que se había conformado hacía innecesarios los actos
exaltación de los caídos y las incitaciones a vengar los ataques, osados. Dar vida a la patria era el destino más grande y más glorio-
sino en todo tipo de escritos privados y públicos, como lo vemos so que podían pretender aquellos jóvenes que Caldas tenía ante sí,
en el antioqueño José María Salazar, quien publicó en 1819 unos poseídos de una “imaginación ardiente” y de un corazón “ansioso
bocetos biográficos de los patriotas ejecutados por la Reconquista de gloria y de virtudes”. José María Córdoba seguramente estaba
con el objetivo de “excitar un odio eterno a los feroces agentes de la entre el auditorio. Como él, Atanasio Girardot fue muy receptivo a
tiranía”. La enemistad fue cultivada igualmente en el seno de las fa- la incitación a adquirir gloria en los campos de batalla, ideal que
milias, lo cual era de esperarse, dada la amplitud de las represalias manifestó reiteradamente desde su incorporación a las fuerzas pa-
de los realistas durante la Reconquista así como el involucramien- triotas. En una carta les anunció a sus padres que pronto iría “a po-
to de una parte considerable de la población. De este modo, Rafael nerse a sus pies cubierto de gloria”, y en otra buscó tranquilizarlos
Eliseo Santander —escritor sin relación familiar con el general diciéndoles que si tenía “la gloria de morir defendiendo la Patria y
de igual apellido— siendo un niño fue abofeteado por su propia nuestra libertad, quédeles a sus mercedes la satisfacción de que su
madre cuando lloró durante el espectáculo de la ejecución del co- más humilde hijo falleció defendiendo los derechos más sagrados
ronel Barreiro y sus compañeros realistas, en octubre de 1819. En del hombre”.
aquel gesto había leído falta de patriotismo. Una censurable indi- El joven Girardot, antes de partir a finales de 1810 para la cam-
ferencia o aversión a la desgracia de quienes habían dado muerte a paña del sur, le había dejado como presente a una mujer santa-
su propio padre y a los patriotas en los años recientes. fereña un libro sobre Numa Pompilio, el personaje de la antigua
Los militares revolucionarios, obviamente, eran el brazo ven- Roma. Ese amor por los héroes de la Antigüedad fue común a los
gador de la América que los rebeldes habían concebido sometida patriotas neogranadinos que pudieron acceder a ciertos niveles
por tres siglos al despotismo español. Ellos eran “los elegidos para educativos, pues desde las décadas finales del siglo XVIII los pa-
llevar el terror y el espanto al corazón feroz y sanguinario del espa- peles públicos y los ambientes escolares estuvieron saturados de
ñol que quiere subyugarnos”, les dijo Francisco José de Caldas a los referencias a las grandes acciones políticas, literarias y militares de

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griegos y romanos. Vemos así a Francisco José de Caldas incitando de estar contrariando los cánones del antiguo orden, arrastrados
en el discurso ya mencionado a los jóvenes antioqueños a imitar por la potencia de los nuevos aires que circulaban en la sociedad.
el celo de Leonidas y de Jerjes, las virtudes y la honradez de Epa- Algo de esa dinámica se alcanza a ver en la explicación que el
minondas, la clemencia de Alejandro, la austeridad de Camilo, de pintor José María Espinosa ofreció de su propio enrolamiento
Cincinato, de Régulo y de Emilio. Por otro lado, Miguel de Pombo y muchos años después: “Me sucedió a mí lo que a muchos otros jó-
Francisco Antonio Ulloa fueron recordados por José María Salazar venes de mi tiempo, que, de la curiosidad pasamos al entusiasmo,
como jóvenes “familiarizados con la lectura de los griegos y de los y de meros espectadores nos convertimos en soldados. Sin saber
romanos”, de cuyos héroes habían aprendido tanto “lecciones de li- cómo, fui enrolado en las filas de los patriotas, que engrosaban por
bertad” como a afrontar la muerte. instantes, y me hallé formando en la plaza mayor con mi lanza al
Pero lo que en principio llevó a los neogranadinos a optar por el hombro”. Puede percibirse un itinerario semejante en las palabras
camino de la rebelión no fue ni el deseo de gloria ni el odio, pues la de un payanés que aludió en 1810 a una “especie de vértigo”, a un
magnitud que alcanzaron estas pasiones fue una consecuencia, no “atolondramiento común que arrebata de su taller al artesano, al
una causa del ambiente revolucionario. Lo que dio cuerpo al campo labrador de su choza, y aun al religioso del fondo de su claustro,
insurgente fue el conflicto simbólico creciente en torno a los pila- para correr desatinadamente en pos de novedades, sin determinar
res del viejo orden, el cual derivó en un aire social electrizado que las que desean”. Veía tanto a la Nueva Granada como a Europa y
arrastró a los hombres interesados en los asuntos públicos a la mili- América sumidas en ese “cuadro horroroso” que no parecía estar
tancia en una de las dos alternativas que se abrían ante la situación. siendo dibujado por el hombre sino por una “mano omnipotente”
Es de notar que no pocos rebeldes dieron de su escogencia explica- cuyos designios se le escapaban.
ciones que parecían más plausibles que el simple aturdimiento, el El periodo de palpitante confusión que llevó a los patriotas por
entusiasmo colectivo o el afán de novedades a que aludió Pablo Mo- su propio camino fue relativamente corto. Luego, se dotaron de
rillo. Algunos apuntaron a una especie de operación analítica que objetivos precisos y de discursos complejos para explicar los mo-
los había conducido a hallar la justicia del lado de la causa indepen- tivos que los impelían a lanzarse a la escena pública y a los campos
dentista, esto es, la causa de la América contra su metrópoli, senti- de combate. Su amor a la patria, que tanto evocaron, era amor por
miento que sin duda llegó a ser decisivo pero que fue el resultado la libertad, que, pensaban, solo era posible en una comunidad po-
de la exacerbación de las posiciones. Así pues, en lugar de suponer lítica de hombres capaces de autodeterminarse, de modo que no
que los alineamientos fueron forjados por el peso de unas ideas o dudaron en luchar por aquella libertad, aunque eventualmente
de una voluntad fácilmente discernible y adjudicable a un grupo, fuera peligrosa. Llegaron a creer que solo en el seno de una nación
resulta más verosímil que los revolucionarios se hubieran conver- independiente podían ensayar una vida republicana. Estuvieron
tido en tales de una manera paulatina, con una cierta inconsciencia convencidos de que una república era intrínsecamente mejor que

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una monarquía, pues en aquella las personas podían desarrollar pero queriendo también gozar el privilegio de la libertad de im-
plenamente su humanidad: ser libres, ser justos, ayudar a sus se- prenta (concedido por nuestros pecados) voy a ver si acierto a de-
mejantes, adquirir racionalidad. Para Félix Restrepo, por ejemplo, sarrollar sencillamente unas ideas que hace quince meses traen
la república y la independencia eran el camino para fundar una mi espíritu en fatal revolución. Nadie se asuste, creyendo que yo
educación y un gobierno racionales, esto es, basados en el enten- profeso el diabólico idioma de la maledicencia y personalidades.
dimiento y no en el capricho o el respeto insensato a la tradición. No Señores: vuelvo a repetir, que soy hombre de bien a la rústica;
que carezco de la fina ilustración de zaherir a mis prójimos; y que
por fortuna sólo sé conocer el arte ingenioso con que tan repetida-
mente se usan estas dos palabritas de última moda: Patriotismo, y
Egoísmo. —He aquí los dos duendes sobre que voy a discurrir en
Huellas un estilo sencillo y natural, para que me entiendan todos.
El abuso que se hace de los nombres de patriota y egoísta, en-
Documento nº 14 cierra a la verdad el más profundo misterio que ha sabido inven-
tar la intriga, para dar resorte a todas las pasiones; pero misterio
Folleto de autor anónimo sobre el patriotismo, sentimiento que se patentiza muy bien a los hombres ingenuos, que miran los
que contrapone al egoísmo. Fue publicado en Santafé de objetos desde el punto de vista que erige la razón. Aunque la mía
Bogotá a mediados de 1812 e ilustra sobre la sensibilidad
no es tan fina como se necesita en el siglo ilustrado, que algunos
de los hombres comprometidos en las transformaciones
llaman Napoleónico; no obstante, yo, poniendo en acción todas las
políticas.
facultades animásticas y sacando fuerzas de flaqueza, voy a hacer
cuanto me sea posible porque mi Folleto sin título sea un espejo en
EL FOLLETO SIN TÍTULO.
que nos conozcamos y nos demos a conocer.
Cuando parecía que la libertad de la imprenta iba a causar una
El que no ama a su Patria es indigno de que ella lo ame, y sola-
ilustración sólida y general a toda la América, y a producir infinitos
mente merece el ser contado entre las bestias. Aun estas por sólo
bienes al género humano, nos está demostrando todo lo contrario
el natural instinto conservan siempre una constante inclinación
la experiencia. Podíamos decir, que llenas de entusiasmo las pa-
al lugar en que nacieron; y el animal racional debía avergonzarse
siones se han metido a escritoras públicas para deprimir cientí-
de que el animal bruto lo exceda en esta buena cualidad. Como el
ficamente a las virtudes; pero ¡con qué ingeniosidad y artificio de
egoísmo es la pasión más dominante del espíritu humano, se resis-
tan bello gusto! Medítese bien esta proposición, y vamos a delante.
te a todas las acciones que no son dirigidas a su propia convenien-
Yo no soy más que un hombre de bien, a la rústica: no me precio
cia, y a satisfacer los antojos de su capricho. De aquí es, que esta
de sabio, de docto, de filósofo, de literato, de estadista, etc., etc.;

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palabra patriotismo anda casi siempre vaga allá por los espacios único que puede satisfacer con plenitud es el testimonio sencillo
imaginarios, y en el mundo civil sin su genuina aplicación; pero sir- de las obras, y los datos inconcusos de la experiencia? ¡Oh! la expe-
viendo artificiosamente de común escudo a los intrigantes y egoís- riencia!… ¡Esa es una bella quisicosa! —¿Cómo creemos que tiene
tas. Estos son los que la repiten con más frecuencia y entusiasmo, verdadero amor a su Patria y fiel interés por el bien común, el que
porque son los que menos procuran llenarla con sus acciones y con- cuantos desembolsos y sacrificios hace (si es que hay algo de eso)
ducta. Ellos son los hipócritas más viles que existen sobre la faz del son conocidamente dirigidos a saciar sus ambiciosos proyectos de
globo, y bajo la piel de ovejas y corderos ocultan más ferocidad que conveniencia propia y miras particulares?— Desengañémonos:
los lobos y los tigres; pero como la virtud fingida tarde o temprano sólo es y debe llamarse verdadero patriotismo al amor puro, des-
descubre su maligno carácter, vienen al fin a ser más aborrecidos interesado y generoso hacia la Patria y compatriotas, estando dis-
por su simulación, que pudieran serlo por su declarada iniquidad. puestos a defender constantemente esta ilustre causa con todos los
¡Qué insensatos son los egoístas preciados de buenos patriotas! esfuerzos de nuestra posibilidad; sin que las promesas ni las ame-
Como la ambición, la avaricia, y demás pasiones los traen nazas nos puedan hacer desistir jamás de tan gloriosa empresa.
continuamente ciegos y aun obcecados, no conocen que se dan a Los que leyeron todo el capítulo que acabo de citar, confesarán
conocer en las mismas acciones artificiosas con que más intentan sin duda que el egoísta se halla contaminado con todos aquellos
encubrir sus depravados designios. No es necesario mucho talento vicios, oscurecido con todas aquellas manchas, sofocado con todos
para conocer esta verdad; pero permite Dios que esos infelices sean los hálitos pestilentes; pero sobre todo, él esta afrentosamente
detestados generalmente por las mismas máximas que siguen con borrado del precioso libro de la sociedad, que lo abriga a más no
el villano fin de ser estimados, y así llevan el castigo de su engañosa poder, separado de sus propios conciudadanos, odiado de su misma
conducta en su propio engaño. ¿Quién será tan necio que no com- patria, y proscrito de los malos y de los buenos. Sí por cierto: su
prenda las falacias y supercherías con que esos espíritus de abo- aborrecimiento y execración se aumentarán al mismo paso que se
minación hacen continuo alarde del más acendrado patriotismo? aumenta su iniquidad, pues en esta como en las otras pasiones hay
Semejantes a aquellas personas gibosas, de ridícula estatura y de más y menos desorden, más y menos vicio. —Alerta, Pueblos Ame-
torpe movimiento, que con sólo ponerse una máscara bien ajustada ricanos, alerta, os repetiré cien mil veces: mirad que los egoístas no
al rostro se consideran seguras de ser conocidas, sin contar con los saben amar la Religión, la Patria, ni la libertad sobre que os hablan
defectos más notables, de la misma suerte son conocidos de todos con tanto entusiasmo. ¿Pues qué es lo que saben amar?— Su en-
con escarnio y mofa los egoístas preciados de buenos patriotas. — grandecimiento, sus intereses, sus conveniencias, porque estas y
No hay que arrugar la frente porque digo estas verdades sin arruga. sus demás pasiones son los ídolos que adoran exclusivamente; y
Pero ¿cómo no serán demasiado patentes las felonías, bajeza, y entretanto sucumbiréis vosotros en mísera esclavitud bajo el afren-
rusticidad de esos pobres malandrines, cuando en todos asuntos lo toso yugo del despotismo más atroz.

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¡Oh fatal egoísmo, principio, raíz, fundamento de todos los males sus legítimos derechos. Él procura la ilustración nacional, engrosa
morales y políticos! ¡Tú eres el fiero antagonista de las virtudes, y el el tesoro público con su bolsillo o con sus benéficos proyectos. Él
sangriento destructor de todos los bienes! ¿Cuándo serás proscrito procura aliviar a los Pueblos de sus cargas cuando entra a ser su Re-
de entre nosotros, y tus viles secuaces expulsos a los bosques y presentante, si ha sido electo espontáneamente para un ministerio
entre las fieras, para que no te volvamos a ver y de desconozcamos tan delicado. Él como soldado nato procura de su parte acrecentar
para siempre? ¿Cuándo desaparecerás de nuestra compañía, para las tropas, aumentar las armas, y en todos peligros es el primero
ver entre nosotros la justicia y la paz dándose el ósculo del amor, que presenta su pecho en defensa de la patria. Él es un buen hijo,
y que te suceda el feliz imperio del verdadero patriotismo? ¡Sólo buen esposo, buen padre, buen sacerdote, buen magistrado, y buen
entonces será apreciado el buen consejo, respetada la prudencia, vecino, cumpliendo exactamente con sus respectivas obligaciones.
amada la urbanidad, honrado el desinterés y veneradas todas las Él promueve el aumento de la agricultura, del comercio, de la in-
virtudes! dustria; de las ciencias, de las artes; no da descanso a su cuerpo sin
Efectivamente: así como el egoísta todas sus miradas y todos sus haber hecho algún bien en el día y meditado otros muchos. Él es
fines los dirige a sí propio; por el contrario, el que está penetrado amable pero con circunspección, es sumiso pero sin abatimiento,
de un verdadero patriotismo todas sus acciones las dirige a favor de es valiente pero sin arrogancia, es instruido pero sin presunción.
su patria. Es un Ciudadano pacífico que sin molestar a sus paisanos Él perdona las injurias con generosidad, procura que se castigue
respeta al Gobierno y obedece las leyes ciegamente. Él se dedica el vicio y que se premie la virtud en donde quiera que se halle. Él
todo al obsequio y honor de su patria, y no pierde ocasión de servir- es todo para todos sin afectación ni hazañería: se conduele de los
la con generosa eficacia en cuantos lances se le presentan. Él ama pobres y atribulados, los socorre como puede, trata de extinguir la
y sirve a sus semejantes con prontitud y esmero, procura la unión holgazanería, fomenta las escuelas, los hospicios, los hospitales, y
de las familias, y disipa en cuanto está de su parecer el genio de la todas las casas de misericordia. Él propende por el culto divino, y
discordia. Él desconoce la vil intriga, el infame cohecho, y espíritu tiene una moral ajustada, porque sabe muy bien que entre nosotros
de facción. Él no es avaro ni ambicioso, y se regocija cuando hace no puede haber un verdadero patriota sin ser un buen cristiano. ¿Y
algún bien, o ve que se hace por otros a sus semejantes. La envi- por ventura tendremos muchos patriotas de esta clase?
dia, esa horrible bestia abortada del infierno, le es desconocida: y si Ah! Yo me avergüenzo al ver tantos vicios y tan pocas virtudes!
conoce sus traiciones es para sacar de ellas alguna utilidad respecto Me lleno de rubor cuando vuelvo los ojos a la historia, y en sus anales
de la causa pública. Él es un hombre de bien en toda la expresión repaso las ilustres acciones de aquellos Héroes del patriotismo, que
significativa de esta palabra, y posee en grado eminente todas las aún sin profesar la ley de la sabiduría como nosotros, procedieron
virtudes sociales. Él sirve a la Patria con sus luces y con todos los de un modo justo y admirable. Veo en los Camilos y Marcelos, en los
esfuerzos de su existencia, y les hace conocer a sus conciudadanos Escévolas y los Brutos, en los Codros y Cicerones, en los Temístocles

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y Aníbales: veo en una multitud de gentiles de ambos sexos, unos a ambos los conozcáis en su propia figura, y no es dejéis alucinar
modelos brillantes que debíamos imitar los que nos preciamos de de los que sobre su palabra se apellidan pomposamente patriotas;
una educación más noble y mejor establecida. Pero las imágenes cuando quizás son los más traidores enemigos de la Patria. Yo os
de aquellas almas se miran hoy entre nosotros con menosprecio aconsejo, que miréis con aprecio a los unos y con execración a los
que las débiles y fugaces sombras de una linterna mágica. Ah! por otros, pues los unos son instrumentos de felicidad y vida, y los otros
cierto: mas no tenemos disculpa cuando leemos la reciente historia de exterminio y muerte. No os dejéis engañar con las apariencias
de la ilustre Pensilvania. Si vosotros, anglo americanos, que estáis seductoras: buscad la solidez y no la brillantez de los proyectos
sepultados en las selvas antes que volver a doblar la cerviz al nefa- que se dicen de seguridad: discernid bien el carácter esencial del
rio yugo de la tiranía, habéis dado a la faz del Universo los ejemplos intrigante y del prudente: y examinad con reflexión el camino por
más sublimes del verdadero patriotismo: Vosotros, no poseídos del donde os quieren conducir.*
bárbaro ardor y despecho de Numancia y Sagunto, sino penetrados Sabed, que de justicia debéis servir a vuestra Patria, y que todo
del valor heroico que inspiran la prudencia y el honor, os reunisteis sacrificio a favor de ellas es necesario, indispensablemente. ¡Infe-
(o mejor diré, os conglutinasteis como las almas de David y Jonatás) lices de vosotros, si llegaréis a olvidaros que la sangre misma que
protestando con solemne juramento morir como libres y no vivir circula por vuestras venas es patrimonio de la Patria! y que esta
como esclavos. Aunque hay muchos Pueblos de la América que sólo tiene derecho inconcuso para mandárosla derramar, así como voso-
miran vuestra conducta y desean constitucionarse como vosotros tros lo tenéis para disponer de vuestra hacienda; y aquel es indigno
¿a dónde están los que se han propuesto imitar vuestra discreta hasta la respiración, que falta a los naturales deberes de fiel ciuda-
política y generoso patriotismo? ¿A dónde están…? dano [sic]. Apartaos de los egoístas, despreciad esos inicuos zánga-
Yo no negaré que entre nosotros hay hombres grandes muy be- nos que se alimentan con el trabajo y sustancia de las verdaderas
neméritos de la confianza pública, que hay verdaderos patriotas abejas. Avergonzaos de su compañía, y miradlos bajo el odioso as-
que aguardan la oportuna ocasión para demostrarse con dignidad; pecto de unos excomulgados cívicos con quienes no podéis tratar.
pero como hay también tantos infames egoístas, ¿qué podrán hacer No les hagáis caso cuando veáis que, con exageraciones hiperbó-
si no se da lugar a sus honrados designios, ni se oyen sus pruden- licas se lamentan del Gobierno: lo hacen por usurpar el mando, y
tes consejos? —Esperar que algún día calme ese furor maniático su ambición ha sofocado en ellos el verdadero patriotismo, pues
de politicar [sic] al aire, y de querer figurar neciamente sujetos a la en vez de mirar por el bien público sólo miran por su propia per-
vergonzosa cadena de la tiranía. Entretanto, pues, que soplan vien- sona y particulares conveniencias. En prueba de esto, vedlos cómo
tos más suaves y bonancibles, he querido yo reunir estas sencillas a la menor desgracia que sienten o al más leve motivo de disgus-
reflexiones con el laudable intento de presentaros ¡Oh Provincias to, acusan a la Patria de criminal y no quieren servirla valiéndose
Americanas! al hombre egoísta y al verdadero patriota, para que de excusas vagas e insignificantes. Yo os aconsejo por último, mis

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amados conciudadanos, que si anheláis ser libres e independientes, Confieso que al llegar aquí me iba dando gana de concluir mi
si queréis la felicidad para vosotros y para vuestros hijos, que seáis Folleto, por estos cuatro motivos: Primero, por juzgar haber dicho
verdaderos patriotas mirando con horror a la felonía, y procediendo ya todo lo esencial en la materia: segundo, porque el papel y la
en todo con noble generosidad. imprenta van cada día siendo más caros a causa del diluvio de pa-
Y tú, amada patria mía, jamás olvides a los que te han servido con peluchos que inunda este valle de lágrimas: tercero, porque ya con
urbano desinterés, pues también es de justicia que des a conocer la libertad de imprenta es mayor la libertad de los críticos ignoran-
el grande aprecio que haces de su distinguido mérito. Si en Roma tes que ladran y muerden como perros rabiosos: cuarto, porque a
hubo Héroes que la hicieron respetable, porque hubo un Senado que todo discurso que trata verdades importantes, se le desprecia por
los distinguiera: si tuvo soldados valerosos que inmortalizaron su cansado, por insulso, y ¿qué sé yo qué más…? Así discurría; pero
nombre, porque hubo para ellos carros triunfantes y laureles, estos conociendo que el desarrollo de mis ideas requiere un poco de más
ilustres ejemplos no se deben olvidar jamás en todo Gobierno sabio. flema me resolví a dar otros golpecitos, aunque sea atormentando
Es cierto que el que sirve por principios de honor no se debe detener la paciencia política de mis lectores. —Ea pues, manos a la obra, y
en intereses; pero al que se le hace el sacrificio no debe olvidarlo, ni a bostezar.
tampoco las recomendables circunstancias con que se le hace. —¡Oh Plumas muy delicadas han escrito del amor a la Patria, y han
Patria! ¡Cuán digna eres de que todos tus hijos se sacrifiquen por pintado con vivísimos colores este genio más desconocido que el
tu libertad y tu gloria! Yo que soy el mínimo de todos, quisiera que ave fénix; o mejor diré, conocido de muy pocos. Unos han llama-
mis luces no fuesen tan cortas, para saber ponderar tus derechos, do Patria el lugar de su nacimiento, otros su Provincia, otros su
persuadir tu amor, y merecer dignamente el ilustre título de buen Nación, y no ha faltado quien apellide al globo entero su adorada
Patriota. Patria, denominándose Ciudadano de todo el Universo.** Yo con-
Pero los que lo sean con más ilustración, tratarán este asunto con vengo en que es un instinto de la naturaleza perfeccionado por la
toda la dignidad que corresponde, conociendo que es el más intere- razón y el amor a la Patria; pero como se hallen tan prostituidos
sante en nuestros días; porque las rivalidades y discordias van cu- estos nombres sagrados de Patria y Patriotismo, intento para au-
briendo de tinieblas el Soberano Alcázar de la Prudencia, y eso es lo torizar más mis reflexiones anteriores hacer ver ahora en qué con-
que se quiere el tirano para sorprendernos en el confuso torbellino siste el verdadero patriotismo, pues con tan bonita máscara tam-
de nuestra locura. bién se disfrazan sus enemigos, y por estas señales los podremos
conocer fácilmente; a lo menos no padecer tantas equivocaciones
en un asunto tan importante. La empresa es demasiado ardua en
En Santafé de Bogotá, en la Imprenta Patriótica un tiempo en que parece que todos tienen por empeño disfrazarse
de D. Nicolás Calvo y Quijano, año de 1812. con esta máscara patriótica; aunque en mi sentir, unos han ganado

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porque son más de lo que parecían, otros han perdido porque pa- bierno sino en tanto le protege sus propios intereses o sus miras
recían más de lo que son; y a otros no los hemos podido echar la ambiciosas; pero si no le salen bien sus cálculos, lo desacredita,
Sondaleza por lo profundo de su corazón. Sin embargo, siempre lo turba y aun lo ataca: y en cuanto está de su parte lo destruye, y
hemos ganado poca cosa, porque hemos despejado mucho terre- quisiera acabar con él por acabar con los que mandan, cuya des-
no, y vamos aclarando el camino conociendo a los patriotas y anti- enfrenada envidia y erizados celos no pueden sufrir que otros go-
patriotas; aquilatando de este modo el verdadero patriotismo. Yo biernen viviendo él. El egoísta no está ligado con la sociedad, sino
creo que el mejor modo de conocerlos será pintando primero la con los intereses de ella en cuanto considera que le pueden cebar
antípoda y enemigo declarado del verdadero patriotismo, que es el su avaricia; y así es un Ente misterioso que a ninguno pertenece,
egoísmo, ese bicho infernal que devora los frutos más preciosos de y todos le pertenecen a él en su insaciable corazón. Finalmente, el
la inocencia y de la justicia. Vamos, pues, definiéndolo conforme lo egoísta tiene tantas caras y tantos idiomas como son los motivos y
concebimos acá en nuestro limitado caletre. ocasiones que quiere aprovechar para sus proyectos: y si hablando
El egoísta no tiene otro Dios que a su persona, no repara en de la caridad, dijo el Apóstol, que el hombre caritativo se hace todo
otros intereses que en los propios suyos, ni tampoco hace bien sino para todos con el fin de ganarlos a todos para Dios; por el contrario
cuando cree que le ha de resultar otro mayor. El egoísta no sirve el egoísta se hace todo para todos en su dulce gazmoñería, para ga-
a su Patria sino es que esta le sirva más a él en el logro de sus de- narlos a todos hacia su depravado intento. Pero ¿para qué es can-
signios, pues si abraza la milicia o solicita cualesquier empleo es sarme en apurar más esta pintura? Los que quisieren ver un retra-
por el prest y por el vano honor que le resulta; pero siempre que to más completo y autorizado del egoísmo, vean en el mismo San
la Patria lo necesita se excusa con varios pretextos de maniobrar Pablo el capítulo 3 de la segunda Carta a Timoteo, que empieza de
a su favor. El egoísta no sigue partido alguno, y si acaso lo sigue este modo: “Vendrán ciertos hombres idólatras de sí mismos, que
no consulta con la razón para ver si es el de la justicia; pues siem- no buscarán sino su gloria, y hollarán y despreciarán la de Dios.
pre sigue el más fuerte fundando su política en aquel adagio: Viva Serán devorados y consumidos de una avaricia indecente: tendrán
quien vence. El egoísta no tiene opinión propia y la va con todos los una ridícula opinión de que son muy útiles y sabios: se levantarán
partidos, de suerte que él sacrifica a su Patria por un vano honorci- sobre los demás con vanidoso orgullo, y se harán insufribles en sus
llo o por un corto interés que le redunde el cual recibe en perjuicio propias alabanzas, etc., etc.
de su posteridad, aunque este le venga por el gran Turco. El egoísta
sacrifica tranquilamente un pueblo, una provincia, y un Reino, por * Si el Comercio fuere hacia la Regencia y Cortes es seguramente el camino
de la esclavitud y de la irreligión, porque todo aquello es una ingeniosa
sus resentimientos particulares, por ganar aunque sea una sola trama de Bonaparte; por más que los traidores se empeñen en negarlo.
migaja, y él es el que al ídolo de su propia persona sacrifica todas ** Patria tua est, ubicum que bene est.— Séneca Liber de moribus— Ubi
bene ibi Patria: Vetus dictum.
las virtudes y a todos los ciudadanos. El egoísta no respeta el Go-

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[Anónimo, “El folleto sin título”, Imprenta Patriótica de D. Nicolás tierra: que nunca [una palabra ilegible], ni ha jurado banderas ni
Calvo y Quijano, Santafé de Bogotá, 1812] tomado filiación ni tomado enganchamiento. Que es una cosa muy
claro [sic] que ningún hombre puede cambiar su país tranquilo por
uno en revolución por ser militar y sin grado o sueldo a menos era
[sic] un hombre loco, y sin razón humana. Que en atención a que
Documento nº 15 el Señor Coronel Blosset es mi enemigo declarado; no me conviene
hacer ningún servicio bajo sus órdenes porque sería igual sacrifi-
Representación del soldado escocés David Reston dirigida al cio al de ponerme en un cadalso.
general Soublette, Angostura, diciembre 5 de 1820. Que en atención a que puede [puedo] hacer por mi facultad
algún servicio a la República, y por las artes de la manufactura, en
David Reston Natural de Escocia ante Vuestra Excelencia con el esa misma ciudad, para cuyo efecto deben venir por mi encargo los
más profundo respeto expone: que ha llegado a este país en cam- muebles necesarios a la Europa [sic].
paña de la Legión Británica, por haber celebrado una contrata en Suplico a Vuestra Excelencia me conceda licencia absolutamen-
Londres, con el Señor General English, y que habiendo dicho Señor te fuera del servicio militar, y licencia para continuar este trabajo
General fallecido en la Isla de Margarita, y no haberle podido satis- que pretendo emprender.
facer su contrata (como era de particular) pidió al encargado de la Gracia que espero alcanzar de la conocida justicia de Vuestra Ex-
División su pasaporte para volverse a su país: y que lejos de con- celencia.
cederle fue imperiosamente maltratado con palabras denigrativas Angostura 5 de Diciembre de 1820.
por el Señor Coronel [John] Blosset; y que últimamente le hizo David Reston
por la fuerza quedar en la Legión, ofreciéndole cuantas amenazas
puede recibir un malhechor. Que después de haberle acompañado [Archivo General de la Nación, República, Secretaría de Guerra y
hasta la ciudad de Maturín, tuvo el exponente facilidad de pasar a Marina, t. 3, ff. 890-891]
enseñar una [sic] cuerpo de música criollos haciendo las funcio-
nes de maestro por el Señor General Arismendi; el que le ofreció
por este servicio una buena gratificación, sueldo todos los meses
después que entrega [sic] la música a la Plaza, vestir, y el empleo Documento nº 16
de Capitán: y que a la fecha no ha recibido ni el empleo, el sueldo,
ni ninguna otra cosa desde que llegó el país [sic], que ha sido una Relación escrita por José María Obando en 1842 acerca de su
muy escasa y inconstante ración, que su ánimo, ni su contrata fue ingreso a las filas realistas, en las cuales permaneció dos años
otra, sino concluyendo su enseñanza tomar su licencia para su y tres meses, según él mismo cuenta.

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El grito de emancipación política en el antiguo Virreinato del nuevo Inglaterra, como musulmanes en el imperio de la Media Luna, y ca-
Reino de Granada en 1810, acaeció hallándose Don Miguel Tacón tólicos en los dominios de España: nuestros padres que son siem-
de Gobernador de la provincia de Popayán, en cuya capital esta- pre nuestro primer modelo, nos conducen en lo común al protes-
ban domiciliados mis padres. Fuese que las relaciones de este Jefe tantismo si son protestantes, o al judaísmo si son judíos; y culpar
prudente y sagaz sirviesen de obstáculo para que se generalizase a un hombre de ser mahometano, es sin duda culparle neciamen-
la opinión de independencia en el país que mandaba: fuese que los te de haber nacido en Turquía de padres de esta misma creencia.
hombres de nota augurasen mal del éxito de la revolución: o fuese Popayán es un nuevo ejemplo de esta verdad: los notables y los
en fin, que dichos hombres estimasen más la conservación de sus padres de familia se llevaron tras de sí a la generación que levan-
riquezas y comodidades que la gloria de contribuir a la libertad e taba, en la cual estaba yo comprendido sin ninguna culpa de mi
independencia de la patria; lo cierto es que Popayán, mi domicilio, parte: seguí, pues, la suerte de mis padres, tributándoles mis aten-
no recibió bien esta novedad, y que con las escasas excepciones ciones y cuidados personales, y esto y la reparación de sus bienes
que han ilustrado la historia política de aquella ciudad, la mayoría arruinados por aquella revolución, formaron por algún tiempo el
de ella abrazó y defendió el partido de la corona. pequeño todo de mis ideas, pensamientos y aspiraciones.
Si se considera además que yo estaba entonces bajo la depen- Vencido el Gobernador Tacón en el campo de Palacé, mi padre
dencia inmediata de mis buenos padres por una parte, y por otra con otros emigró a Pasto por poco tiempo; luego regresó espon-
bajo la influencia remota de tantos hombres tenidos por los orácu- táneamente a someterse al nuevo gobierno; cesó de figurar entre
los de su lugar; que yo me hallaba a la edad de catorce años; que los españoles y quedó en Popayán al frente de su familia, dando
la vigilancia del gobierno metropolitano hacía que fuesen entera- por concluidos sus comprometimientos con el gobierno a quien
mente ignorados los principios que justifican, sancionan, y en su había servido. Su índole sobremanera pacífica, sus bondadosas
caso convierten en un deber casi religioso el sacrosanto derecho inclinaciones y su edad, no le llamaban a otra cosa; pero no era
de insurrección; y que mi amado padre Don Juan Luis Obando era esto suficiente para los espíritus que se creen infelices cuando no
capitán al servicio del gobierno español existente, que le dispensa- encuentran a quien perseguir; y una política pésima hizo reducirle
ba honores y distinciones; no se extrañará seguramente que yo re- a una prisión inmerecida, de la cual salió en virtud de su manifiesta
sistiendo inspiraciones de que yo mismo no sabría darme cuenta, inocencia. Algunos alborotadores, después de los reveses del Ge-
y permaneciendo bajo mis naturales dependencias, dejase de au- neral Nariño en Pasto, en lugar de emplear sus fuerzas y su genio
mentar el diminuto número de los que se atrevieron a disentir de en el adelantamiento de la grande obra de la emancipación por
la opinión de la mayoría, y que formaron aquella honrosa excep- medio de la concordia, hicieron un tumulto en la plaza de Popayán
ción. Hay ciertas circunstancias accidentales que desde antes de alzando bandera negra, signo de la guerra a muerte. Partieron de
nacer determinan la suerte del hombre: nacemos protestantes en allí a intimidar y perseguir a algunos realistas, eligiendo capri-

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chosamente las víctimas, y llevando las vejaciones hasta el extre- do así echada la suerte, emigraron para Pasto con los españoles
mo de hacer perder a los perseguidos la esperanza de disfrutar derrotados, todos los realistas, siendo digno de advertir en este
de seguridad por medio de la buena conducta, y mi padre salió lugar, que dicho Mosquera y este mismo Tomás C. Mosquera, que
a buscarla por los bosques, sacando de este modo lances al furor hoy degüella cobardemente a los Córdovas, Vanegas, Vesgas, Ga-
revolucionario. lindos y otros fundadores de la independencia y sostenedores de
Por consecuencia de los reveses de Nariño en Pasto, marchó la libertad, fueron del número de estos mismos realistas emigra-
de allí una división sobre Popayán y valle de Cauca a órdenes del dos. Mi madre, que conservaba frescos los recuerdos de lo que mi
Jefe español Vidaurrázaga, que fue derrotado en el Palo. Al regre- padre había sufrido, emigró también para Pasto, y yo seguí sus
so de este, mi padre, no debiendo ya confiar en lo que merecía huellas para consagrarle todos mis servicios en el tiempo en que
su buena conducta, emigró a Pasto, llevando a su familia: En esta más los necesitaba.
ciudad murió en Febrero de 1816: desde entonces quedé como La guerra de Patía era desastrosa. Un subalterno del ejército
único hombre en la casa y único apoyo de mi madre a quien res- patriota llamado Eusebio Borrero, en la época que abraza el ca-
tablecí a Popayán después del suceso de la Cuchilla del Tambo en pítulo precedente, había incendiado loca y atrozmente aquella
que triunfaron los españoles. En este mismo año fue el aniquila- población, de lo que se siguió lo que era de esperarse: que los pa-
miento y destrucción total de los ejércitos que combatían por la tianos enfurecidos fueron irreconciliables con el partido llamado
independencia y libertad del país; presentándose los españoles patriota, y juraron implacable venganza. Los españoles refugiados
vencedores desde Venezuela hasta Quito. Llamo la atención hacia en Pasto tuvieron ya esta inmejorable vanguardia con la venta-
esta época, porque en ella fue que Don Rafael Mosquera, hoy sis- ja de no tener que hacer gastos para sostenerla. Mil volúmenes
tematizador de mis persecuciones, sacó informaciones de godo en podrían escribirse de las iniquidades cometidas por consecuen-
Popayán para satisfacer a los españoles de su fidelidad y amor a cia de aquel hecho brutal e impolítico; y como las incursiones de
la causa y persona del Rey: si él logró o no logró probarlo, es cues- los patriotas de Popayán al valle de Patía, se hicieron frecuentes
tión independiente; además, tan fácil parece esta prueba como la desde la ocupación de aquella plaza, la ferocidad subió de punto.
contraria. Doy a tener a mis lectores estas indicaciones porque La guerra a muerte que hacían ambos partidos, medrando a la
ellas irán a tener uso a su tiempo en el curso de este manifiesto. sombra de este desorden los malos servidores de las dos causas,
Pero triunfan las huestes libertadoras en Boyacá y San Juanito hizo de ese valle un teatro continuo de recíprocas venganzas, y
en 1819. ¿Qué deberá hacerse? El caso se presenta difícil para los de robos y devastación de las propiedades: parecía existir entre
que quieren figurar bajo todos los gobiernos. ¿Quién vencerá al los dos partidos la fatal emulación de cuál aventajaría al otro en
fin? Nadie puede saberlo; pero los españoles tienen más poder, asesinatos, robos y otros excesos que la decencia no permite men-
y son más difíciles de contentar. Todo esto era cierto, y quedan- cionar.

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En estas circunstancias me llamó en Pasto el General Calzada, canzar una igual entre los españoles que gastaban tanta mesura en
español, hombre muy distante de ser indiferente a tantos males la concesión de grados militares. Con todo, este hombre que habría
aunque se hicieran en favor de su causa, y me dijo: “Quiero corre- dado todos sus intereses y habría pasado por cualquier acto de hu-
gir la clase de guerra que se hace en Patía: aquel país se destroza millación por verse en mi lugar, es una de las personas que se han
lastimosa e inútilmente: Usted tiene allí sus propiedades que devo- creído autorizadas para hacerme una guerra sorda enrostrándome
ran todos los partidos: por esto, por su edad y por otras cosas que los pocos meses que serví en el ejército español.
descubro en Usted le considero llamado a la carrera de las armas,
y muy particularmente a hacer este servicio: Usted debe tomar in- [José María Obando, Apuntamientos para la historia o sea manifes-
terés en esto: yo voy a mandar a Usted a Patía para que organice tación que el general José María Obando hace a sus contemporáneos
una fuerza de orden, llevando de aquí una base, instrucciones y el y a la posteridad, del origen, motivos, curso, y progreso de la perse-
despacho de capitán. Mi objeto es morigerar aquella guerra intere- cución que ha sufrido y de los consiguientes trastornos políticos de la
sante: resuélvase Usted”. Yo que no conocía otra ambición que la de Nueva Granada durante las administraciones intrusas principiadas
satisfacer los deseos de mi madre, le respondí que no podría con- en marzo de 1837, Imprenta del Comercio, Lima, 1842, pp. 1-4]
testar definitivamente hasta consultar su voluntad, sin la cual yo no
me sentiría dispuesto a aceptar. Referí, pues, a mi madre lo que me
sucedía: le manifesté cuán cierto era lo que decía el General acerca
de la destrucción de nuestras propiedades en Patía, y no descuidé
representarle la bondad del mismo Calzada que me pedía por favor Lecturas
lo que bien podía haberme ordenado despóticamente. Mi madre
consintió, y Calzada me despachó el 5 de Noviembre de 1819.  Las ideas de Morillo en: “Don Pablo Morillo Teniente General
Este fue el primer día que yo entré a formar parte del ejército es- de los Reales Ejércitos General en Jefe del Ejército Expedicionario
pañol: entré a servir sin ningún comprometimiento que me ligara al Pacificador de esta Costa firme por el Rey Nuestro Señor Don Fer-
otro partido, cuando no había en la República una cosa que tuviese nando VII que Dios guarde”, impreso por Juan Rodríguez Molano,
visos de gobierno; y empeñado por una autoridad que en lugar de Santafé de Bogotá, 1816; Pablo Morillo, “Habitantes de la Nueva
imponérmelo como precepto, empleaba la expresión de la más fina Granada”, noviembre 15 de 1816, Imprenta del Gobierno, Santafé
solicitud. Tomás Mosquera estaba entre los realistas emigrados en de Bogotá, 1816. Las palabras de José Antonio Torres y Peña en:
Pasto: cualquiera que le conozca y sepa el hipo de papelonear que Memorias sobre los orígenes de la independencia nacional, Academia
le asiste a todas horas, podrá inferir la pesadumbre que le causaría de Historia, Bogotá, 1960 [1814c], pp. 115-116.
el verme en aquella colocación, tan distante como estaba él de al-

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 Los apuntes de los realistas: “Exhortación que hizo a sus feligre-  La creación del antagonismo con los españoles europeos en
ses el D. D. Juan José Serrano Presbítero, Ecónomo de la Parroquia Isidro Vanegas, La Revolución Neogranadina, Ediciones Plural,
de San Pedro, el día 7 de Abril de 1816, en la solemne festividad Bogotá, 2012, pp. 103-105.
de acción de gracias por el restablecimiento del legítimo gobierno
de España”, Imprenta del Gobierno, Medellín, 1816, p. 9; Nicolás de  Los bocetos biográficos de José María Salazar en: “Memoria
Valenzuela y Moya, “Oración gratulatoria y parenética, pronunciada biográfica de la Nueva Granada”, Correo del Orinoco, nº 39-54, sep-
el día 10 de Septiembre de 1816 en la Parroquial de la Ciudad de tiembre 11 de 1819 a marzo 11 de 1820, Angostura. El recuerdo de
Neiva”, Imprenta del Superior Gobierno, Santafé de Bogotá, 1817, Rafael Eliseo Santander en José María Cordovez Moure, Reminis-
p. 13; Antonio de León, “Discurso político moral sobre la obedien- cencias de Santafé y Bogotá, Aguilar, Madrid, 1962, p. 325.
cia debida a los reyes”, Imprenta de D. Bruno Espinosa, Santafé de
Bogotá, 1816, p. 4.  Las expresiones de Caldas, en “Discurso preliminar que leyó
el c. coronel Francisco José de Caldas el día en que dio principio al
 Para acercarse a los motivos de la militancia de los patriotas que curso militar del cuerpo de ingenieros de la República de Antio-
lideraron la campaña de la Nueva Granada del año 1819 hay que re- quia”, Imprenta del Gobierno, Medellín, 1815. El discurso fue pro-
montarse a los primeros momentos de la Revolución Neogranadi- nunciado a finales de agosto o comienzos de septiembre de 1814.
na, puesto que allí emergen las discrepancias y la voluntad de lucha Las alusiones de Girardot a la gloria en: Eduardo Posada, comp.,
con la metrópoli, al tiempo que comienza la incursión en la escena “Documentos para la vida de Atanasio Girardot”, Boletín de Historia
pública de la mayoría de líderes que alcanzaron figuración pública y Antigüedades, año III, nº 36, junio de 1906, Bogotá, pp. 753, 756.
a finales de la década de 1810. Francisco de P. Santander, Antonio En 1822 José María Córdova le presentó de este modo a su padre
Obando, Joaquín Ricaurte, Antonio Morales, Pedro Fortoul, José los motivos de su incorporación a la vida militar: “emprendí la ca-
María Ortega, por nombrar unos pocos, todos habían comenzado rrera del honor, la carrera de la gloria; la fortuna me ha favorecido
muy jóvenes, en 1809 o 1810, su participación en las filas patriotas. en ella, y apreciando su favor la seguiré hasta que ella misma me
detenga; sirvo a mi patria y conseguiré algún honor para toda mi
 Los tiempos revolucionarios desde el punto de vista de los pa- familia” (Pilar Moreno, José María Córdova, t. 1, Instituto Colombia-
triotas: Antonio Nariño, “Carta del Filósofo sensible a un amigo”, La no de Cultura, Bogotá, 1979, p. 47).
Bagatela, nº 15, octubre 13 de 1811, Santafé de Bogotá; “Prospec-
to”, Década Miscelánea de Cartagena, nº 1, septiembre 29 de 1814;  Las palabras de José María Espinosa en: Memorias de un aban-
“Continúa el Discurso del amigo de la humanidad”, El Republicano, derado, Imprenta de “El Tradicionista”, Bogotá, 1876, p. 12. La
nº 17, julio 20 de 1815, Tunja. siguiente expresión en la carta anónima escrita en Popayán, sep-

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tiembre 4 de 1810, en Archivo General de Indias, Estado 57, n° 29, unión de otros muchos niños, entre los cuales se encontraban
1, sin foliar. Tomás, Manuel María y Manuel José Mosquera, que hoy son, el
primero general de la República, el segundo Ministro plenipoten-
 Así narra José Hilario López su propia vinculación al campo in- ciario de la Nueva Granada y el tercero Arzobispo de Santafé de
dependentista: “Nací en la ciudad de Popayán, capital de la pro- Bogotá, se impuso al último un castigo de los acostumbrados, y
vincia de este nombre, el 18 de febrero de 1798. Mis ascendientes porque este se quejaba del dolor que había experimentado, se le
pertenecían a las primeras familias de la antigua nobleza: mi padre obligó a tomar una taza de orines, dizque para aplacarle la sober-
era oficial real de la Santa Cruzada. Desde mi nacimiento me tomó bia, en cuya escena figuraban, no sólo el maestro Basto, sino su
a su cargo mi abuela paterna doña Manuela Hurtado, en la consi- mujer e hijos, que estaban igualmente autorizados para infligir
deración de ser yo el primogénito de su primogénito; y logré ser penas a los alumnos.
su predilecto y mimado en extremo. Mi familia no era rica, pero A consecuencia de este suceso, el doctor José María Mosquera,
poseía una fortuna suficiente para vivir con decencia y desahogo. padre de los tres niños mencionados, los retiró de este estableci-
Mis padres y abuelos eran muy caritativos y generosos, y amaban miento. ¡Felices los que hoy se educan en nuestro país, en donde,
mucho a sus parientes. en vez de ir temblando a las escuelas como sucedía en el tiempo a
Mi educación primaria fue la misma que en aquellos tiempos se que me refiero, asisten llenos de gozo y rebosando en esperanzas
daba a los niños: ella consistía en aprender la doctrina cristiana, a de aplausos y recompensas que les estimulan agradablemente en
leer y escribir, los principios de aritmética y algunos rudimentos de la escabrosa carrera de su educación, sin temor a los tormentos
historia. El gobernador español don Diego A. Nieto, íntimo amigo materiales que apocaban antes el talento y contristaban el espí-
de mi familia, me halagaba con regalos para estimular mi aprendi- ritu, sin permitir tomar vuelo al juicio y a la capacidad! Cuando
zaje. Los directores de establecimientos de educación eran crueles comenzó la revolución de la independencia en la Nueva Granada
e injustos en aquel tiempo, y no se reputaban buenos cuando no me encontraba yo en el colegio de Popayán, empezando a recibir
eran extraordinariamente severos en sus castigos. Baste decir, que los demás conocimientos que entonces se podían adquirir, los
por la más pequeña falta de algún alumno, se imponía una pena cuales consistían en la gramática latina, filosofía y teología dog-
general a toda la clase; y esas penas no consistían en estímulos mática y moral; pero yo apenas había hecho el curso de latinidad
nobles y decentes que exaltaran los sentimientos de sus discípulos con bastante provecho; no obstante que la violenta inclinación a
sino en golpes furibundos de férula y látigo, en largas penitencias, la caza y la perniciosa contemplación de mi abuela me distraían
hincados de rodillas y en otros tormentos de la laya. demasiado de mis ocupaciones literarias. Por fortuna yo tenía bas-
Recuerdo, con este motivo, que estando yo aprendiendo a leer tante memoria, y esto suplía a la falta de concentración. Mi abuela
y escribir donde un señor Joaquín Basto, que era el preceptor, en pretendía que siguiese la carrera eclesiástica. Yo no amaba sino los

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placeres del campo, ni deseaba saber más que física y matemáti- combinado hizo nacer en mí el deseo de ser uno de los que debían
cas. Poco tiempo después se despertó en mí el deseo de la gloria luchar contra los Españoles; y desde entonces se exaltó mi ima-
militar, como lo diré luego. ginación con la perspectiva de la gloria. Yo era un patriota loco, e
A fines de 1810 se instaló en Popayán la primera junta revolu- imprudente a veces” (José Hilario López, Memorias, t. 1, Imprenta
cionaria, aprovechando la oportunidad del cautiverio de Fernando de D’Aubusson y Kugelmann, París, 1857, pp. 1-3).
VII. Mi tío don Mariano Lemos, que vivía en mi propia casa, fue de
los primeros corifeos, y su habitación era el club de todos los prin-  Tan pronto como los neogranadinos se embarcaron en la lucha
cipales sujetos de la ciudad adictos a la independencia de la metró- contra su metrópoli, los líderes de la movilización se mostraron
poli. Yo allí veía algunos diarios de Madrid, y por primera vez oí el conscientes de la utilidad de la ambición de gloria como estímulo
nombre de Bonaparte que, aunque citado como un monstruo del para ganar adhesiones, no solo para el combate militar sino para la
género humano, el criterio de los tertulios le daba siempre un fa- lucha política en general. Sabían que la gloria debía ser fomentada,
vorable colorido, o al menos se le reputaba un héroe. Este nombre, el heroísmo y el honor encomiados. Las autoridades instituciona-
tan ilustre por sus hazañas militares, se fijó en mi imaginación de lizaron el reconocimiento de las acciones distinguidas mediante
tal manera, que en mis composiciones latinas era el principal per- títulos, medallas, monumentos. Los publicistas, como Francisco
sonaje de mis discursos; y recuerdo que no encontrándolo en el José de Caldas, llamaron a cumplimentar a quienes se habían sa-
diccionario, lo suplía con el calificativo bonus, a, um, y el sustantivo crificado por la patria. Ante la muerte en combate de Miguel Cabal
pars, tis, y así formaba yo mi Bonapars. Mi catedrático don Bernar- en 1811, Caldas escribió: “cumpliendo con la obligación sagrada
do Valdés existe y puede hacer un recuerdo de esta circunstancia. del reconocimiento formemos la urna para depositar sus cenizas
En la conversación, que yo escuchaba atentamente, se trataba de la venerables y elevémosle un monumento de gloria a las orillas del
lucha en que debían empeñarse los independientes hasta arrojar Palacé. Sí, yo no dudo que el Gobierno de Popayán penetrado de
a los españoles; se hacía cuenta de los hombres que podían ser gratitud por Cabal haga erigir una pirámide en el mismo lugar
calculados para ponerse a la cabeza del partido armado, y aun se en que murió este ilustre defensor de nuestra libertad, y que no
trazaban planes de guerra. Yo recogía las palabras, observaba los olvide trasladar los restos de este valiente Capitán a la Capital de
gestos de los socios, advertía en sus semblantes la halagüeña es- la Provincia que estando a la vista del pueblo le recuerde sus virtu-
peranza de un mejor porvenir para el Nuevo Reino de Granada y des, y lo estimule a imitarlas. […] Sin orgullo, jamás lo inquietó la
para todos los habitantes de la América española. Mis parientes ambición de la gloria, ni la de los puestos. Los libros, y la pasión de
pertenecían casi todos al partido de los independientes: la justicia hacer bien formaron sus delicias. Honesto en sus costumbres, amó
de la revolución me parecía incuestionable, y por lo que oía decir, siempre el celibato y no nos dejó ningún heredero de sus virtu-
el triunfo de la causa de la independencia era seguro. Todo esto des, ni de su gloria. Buen hijo, amigo seguro, excelente ciudadano,

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cumplió con todos los deberes que impone la religión, la naturale-  Las ideas de Félix Restrepo en “Educación”, Gaceta de Colombia,
za y la sociedad” (Francisco José de Caldas, “Memoria 11ª. Elogio n° 201, agosto 21 de 1825, Bogotá.
histórico del Dr. D. Miguel Cabal”, Continuación del Semanario del
Nuevo Reino de Granada, Imprenta Patriótica de D. Nicolás Calvo y
Quijano, Santafé de Bogotá, 1811, pp. 21-22). En 1815 el gobierno
de las Provincias Unidas emitió un decreto que buscaba encauzar
sistemáticamente el afán de gloria de los militares: “Se prohíbe a
todos los Ciudadanos empleados en el servicio de la Patria ma-
nifestar el menor desagrado: antes bien todos, particularmente
los Comandantes, Oficiales, Sargentos y Cabos, especialmente los
veteranos, dedicarán sus conversaciones a dar a sus compañeros
todo el aprecio debido a la carrera militar, fomentando en ellos por
todos los medios posibles el entusiasmo por la gloria militar, y de-
fensa de la Patria, con frecuentes relaciones de las batallas y accio-
nes heroicas de nuestros compatriotas, de la injusticia de nuestros
enemigos que quieren esclavizarnos: y en fin los harán formar una
justa idea de las acciones que se deben graduar de distinguidas y
de cuán preferentes son el honor y la Patria, a la vida” (“El gobier-
no general de las Provincias Unidas”, imprenta de Bruno Espinosa,
Santafé de Bogotá, 1815, pp. 18-19).

 Seguramente fueron pocos los casos de hombres incorporados


a las filas patriotas por una especie de escogencia racional, más o
menos libre del calor de alguna pasión. Tal vez se le pueda creer
eso a Juan Nepomuceno Eslava, peninsular e hijo del virrey Eslava,
quien presentó su adhesión a la causa independentista como fruto
de una convicción razonada, de “principios”, sobre la justeza de la
causa del separatismo americano (“Cartagena”, Gazeta Ministerial
de Cundinamarca, nº 102, marzo 25 de 1813, Santafé de Bogotá).

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La onda de Boyacá

S olo seis días después de la derrota de las tropas realistas en


la Batalla de Boyacá, en los remotos pueblos de La Palma y
Caparrapí, en el extremo noroccidental de la provincia de Cundina-
marca, ya “se habla con variedad de la suerte de la capital”, como lo
constataron los soldados realistas encabezados por el hasta entonc-
es gobernador de Tunja, Juan Loño, que trataban de escapar por
la vía del Río Magdalena, siguiendo las huellas del virrey Sámano.
Hacia las provincias del norte y del sur la noticia voló con rapidez,
llevada consigo por los realistas, militares y paisanos, que trataron
de ponerse a cubierto. Así, en cuestión de dos semanas la catastró-
fica derrota de la 3ª división era conocida incluso en los confines
meridionales de la Nueva Granada, pues llegó el 29 de agosto a
Pasto, donde “llenos de sentimiento y angustia” los notables locales
se pusieron, nuevamente, en pie de guerra.
A la capital del restaurado virreinato la información arribó al
día siguiente de los sucesos, el domingo al comenzar la noche, por
intermedio de dos oficiales realistas que se la comunicaron con
alguna discreción al virrey, que la difundió entre algunos funciona-
rios y civiles allegados. En una sociedad cuyas tensiones políticas
habían producido el distanciamiento de los simpatizantes lealistas

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con el resto de habitantes, muy pocos fueron los santafereños que santafereños y el Libertador, que duraría algunos años bajo el signo
supieron antes del amanecer los motivos de los ires y venires de de la armonía. Sobre aquella fecha todos los testimonios coinciden
quienes se preparaban a abandonar la ciudad. Entre estos, el pri- en lo superlativo del regocijo producido por la noticia del triunfo y
mero que lo hizo fue Sámano, quien partió precipitadamente en la el arribo del jefe que lo había dirigido. “La gente de Santafé parecía
madrugada del 9, pocas horas después de recibir la noticia, acom- loca de contento cuando entró el general Bolívar y apenas creían lo
pañado de los soldados de su guardia de honor, abandonando en su que estaban viendo”, le informaron en esos días a Francisco Antonio
pavor a los oidores de la Real Audiencia así como los archivos y el Zea. Años después Florentino González recordará ese como uno de
dinero de las cajas reales. los días más felices de su vida, sin importar que por el camino él le
En las primeras horas de la mañana del lunes 9 la situación pasó hubiera tomado tanta antipatía al caudillo, que había participado
a ser de conocimiento general, por los aprestos de los militares en el intento de quitarle la vida en septiembre de 1828. Efectiva-
realistas para retirarse y por la numerosa migración de civiles que mente, en el tiempo que siguió al triunfo en Boyacá la euforia alcan-
los acompañaron. En este momento muchos santafereños fueron zó tal amplitud que a Bolívar le dedicaron tantos festejos en Santafé
poseídos por una inmensa alegría y una ansiedad semejante, pues y le dedicarán tantos más en los lugares de su recorrido posterior
la ciudad quedó desprovista de toda autoridad, presa eventual del por el nororiente, que Januario Silva, uno de sus acompañantes, re-
caos, que trataron de conjurar a la carrera unos antiguos milicianos sumió así la actitud de los neogranadinos: “Hasta Tunja los pueblos
encabezados por Francisco Javier González, los cuales pusieron en tributaron al General honores divinos; en la Provincia del Socorro
pie una precaria fuerza de orden. “El día se pasó en escenas de más lo han deificado”.
o menos desorden, y en continua incertidumbre y alarmas, sin que La victoria, celebrada por los patriotas con algarabía, con cam-
se adoptase ningún partido decisivo para salir de tan angustiada panas al aire, con cañonazos, músicas y provocaciones a los venci-
situación”, recordará Florentino González, pero al caer la noche se dos —todo lo cual afianzaba la enemistad— fue para los realistas
trató de organizar mejor la vigilancia, previendo la incursión de un piélago de amarguras. Bien es cierto que Bolívar había dejado
soldados realistas dispersos, lo cual efectivamente ocurrió a media de preconizar la guerra a muerte, pero en los meses precedentes
noche, aunque sin consecuencias graves. las autoridades realistas habían continuado alimentando el odio y
Al día siguiente (10 de agosto) fue organizado un gobierno de el temor hacia Bolívar y los independentistas, de modo que muchos
emergencia para la ciudad, del cual fue encargado el antiguo revo- españoles y realistas decidieron lanzarse al escape tan pronto su-
lucionario de Maracaibo José Tiburcio Echeverría, pero el hecho pieron del triunfo en el Puente de Boyacá. A punto de quedar opri-
más importante fue la llegada de Bolívar, hacia las cuatro de la midos aquellos fieles vasallos del monarca español, Santafé no se
tarde, en compañía de un puñado de militares. Con este encuentro, les aparecía en el horizonte sino como una “Jerusalén desolada”,
tan ansiado, comenzaría una nueva etapa de la relación entre los de la que buscaron evadirse en las condiciones más desastrosas,

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pues la mayoría debió hacerlo a pie y apenas con la ropa puesta, Calzada, Sámano y otros jefes realistas al parecer también creyeron
dejando atrás la mayor parte de sus bienes y en algunos casos in- que la derrota de las tropas realistas sería algo pasajero, pero otros,
cluso familiares desvalidos. Una de las rutas del éxodo fue hacia el más perspicaces, como Pablo Morillo, el fiscal Agustín de Lopetedi
norte, la que terminó escogiendo el virrey, tras el cual siguieron la o el gobernador de Cartagena, Gabriel de Torres, comprendieron
mayor parte de funcionarios, y con ellos de 400 a 500 emigrados que la victoria de quienes a sus ojos eran los rebeldes, iba a tener
que según una carta de fines de agosto, habían llegado a Mompós, consecuencias significativas.
desde donde esperaban pasar a Cartagena, “a aumentar la mise- Los patriotas, por su parte, desde el comienzo de la campaña
ria”, ya grande en la ciudad. Su travesía fue extenuante y dolorosa: tuvieron fundadas esperanzas de que un triunfo militar en el centro
con sus penurias a cuestas, varios murieron por el camino y otros del virreinato les reportaría importantes frutos. “No son calculables
fueron hostilizados por las poblaciones ribereñas del Magdalena: las ventajas que ha conseguido la República con la gloriosa victoria
“Los pueblos estaban algunos mal dispuestos y sus vecinos en las obtenida ayer”, escribió el general Soublette en el parte de la Batalla
orillas del río asaltaban las barcas indefensas”. La otra vía de escape de Boyacá. En efecto, con poco o ningún esfuerzo adicional, por la
fue hacia el suroccidente, la cual tomaron las tropas reunidas por el simple defección o fuga de las tropas realistas, o por la sublevación
coronel Sebastián de la Calzada, quien salió en dirección a Popayán de la población, los patriotas controlarían las provincias de Tunja,
unas horas después de Sámano, con unos 450 soldados y al parecer Santafé, Socorro, Pamplona, Antioquia, Mariquita, Neiva, Chocó y
con un grueso número de civiles que alguien calculó, quizá con exa- parte de la de Popayán. En esta, el general Joaquín Ricaurte salió
geración, en más de 600. del sitio donde había permanecido oculto desde 1816 y encabezó
Para los realistas, que hasta la víspera veían la guerra más bien unas tropas compuestas por la población del Valle del Cauca, mo-
lejana y a los patriotas como enemigos endebles que encajaban vilizada espontáneamente contra los realistas, algo que no dejó de
una derrota tras otra, la situación resultaba inverosímil. Algunos asombrar a Calzada: “los del Valle se han conmovido de tal modo y
de los más firmes, como el obispo de Popayán, inventaron o di- tan generalmente que todos han tomado las armas contra nosotros
fundieron rumores que hacían inminente la derrota de las tropas y no ha quedado uno que no haya peleado; pues primeramente han
patriotas. Dijeron que Morillo había partido de Venezuela con 12 acometido a cerca de ciento cincuenta hombres nuestros que esca-
mil hombres, que el “infame Bolívar” había mandado a sus “tropas paban de Santa Fe por Cartago y los han destruido. Y después, en
bárbaras” a saquear Santafé pero que lleno del terror “que siempre número de más de mil hombres, han atacado a la división de Rodrí-
acompaña al malvado”, no se había atrevido a entrar, prefiriendo guez, que era el que yo había mandado al Valle, y derrotándola sin
quedarse en Tunja, “por no perder de vista la retirada de los Llanos que haya podido escapar ninguno y quedando el mismo Rodríguez
que será muy difícil que la pueda verificar, pues el insigne y vale- prisionero, cuya misma suerte será tal vez la del comandante Simón
roso general Morales lo persigue hasta con catorce mil soldados”. o en caso de haber escapado, habrá sido solo ayudado de su mucha

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baquía, pues los del Valle, como tengo dicho, ocupan todos los cami- parecían seguir operando los mismos patrones cohesionadores de
nos y se presentan armados en todas partes”. cinco o siete años atrás. La situación, no obstante, no era la misma
Junto al control de la mayor parte de nueve provincias, el triunfo de las primeras repúblicas, porque los neogranadinos habían hecho
conllevó el inesperado acceso a cerca de 800 mil pesos, suma con- diversos aprendizajes durante la Reconquista, empezando por la
siderable perteneciente a la tesorería real, que en su fuga Sámano necesidad de postergar temporalmente la libertad en aras de la in-
dejó olvidada. También fueron incautados los bienes de los rea- dependencia, tolerando lo mejor que pudieron las odiosas exaccio-
listas escapados de Santafé —y seguramente de las demás pobla- nes del Estado y de un ejército inmenso.
ciones— entre quienes estaban los más ricos comerciantes de la La triunfante campaña neogranadina desempantanó la guerra
ciudad, cuyas mercaderías no pudieron llevarse ni vender, de modo que habían venido librando los venezolanos, poniendo a los rea-
que fueron tomadas tanto para mejorar las condiciones de las listas a la defensiva. Tuvo también otra consecuencia fundamental,
tropas como para engrosar los bolsillos de los inescrupulosos, en como fue la entronización de un liderazgo fuerte y distinguible:
una rebatiña caótica que duró algunos días. Los recursos más im- Bolívar se hizo el “jefe supremo” indiscutible de la lucha indepen-
portantes a que accedieron los patriotas fueron, sin embargo, todos dentista en el norte de Suramérica. La victoria sobre la 3ª división,
aquellos que irían a proveerle los neogranadinos en su calidad de la fuga del virrey, los recursos de que dispuso al igual que el gran
ciudadanos del nuevo Estado que se empezó a reconstruir. reconocimiento popular que se le dispensó, diluyeron las reticen-
La sorprendente facilidad con que habían tomado unos terri- cias de los neogranadinos ante Bolívar y ante los venezolanos, acer-
torios tan extensos hizo pensar en un primer momento a los jefes cándolos hasta el punto de hacer viable la unión en el marco de la
republicanos que en muy pocos meses podrían lograr la liberación República de Colombia.
de toda la Nueva Granada. Pronto deberían ver las cosas bajo otra Pero aquellos triunfos produjeron a su vez una aguda trans-
óptica, pues se encontraron no solo ante la dificultad de ocupar la formación de Bolívar en su rol de líder militar, pues aunque había
amurallada Cartagena, sino también de someter a las otrora pro- sido un jefe notable, tanto interna como internacionalmente, hasta
vincias realistas de Santa Marta y Riohacha, y el sur de la provin- ese momento había contabilizado más derrotas que victorias, nin-
cia de Popayán, a partir de las goteras de su capital, empezando guna de estas con vocación de durar. Boyacá hizo pasar a Bolívar
con el Patía y siguiendo con la región de los Pastos. En este sen- de ilustre personaje de limitadas ejecutorias militares, a capitán
tido, la victoria patriota venía básicamente a rehacer el mapa de invencible que podía darse el lujo de soñar con la libertad de todo
la implantación republicana previa a la Reconquista: las provincias un continente. Esta mutación estuvo acompañada de una traslación
rápidamente recuperadas fueron aquellas —salvo Cartagena— que radical del ámbito geográfico de la lucha independentista, pues si
habían optado entre 1810 y 1816 claramente por la insurgencia Angostura y el oriente venezolano habían sido el eje de los com-
novadora. En las regiones lealistas y en las regiones republicanas bates, ahora el centro militar y diplomático pasó al otro extremo, a

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Bogotá y la zona central de la Nueva Granada. Eso hizo, entre otras el patriotismo humedeció con lágrimas, y el despotismo regó con
cosas, que el Congreso de Angostura terminara perdiendo casi todo la sangre republicana. El 8 de agosto por la noche, el Capitán Mar-
su significado. Justamente después de los triunfos de mediados de tínez de Aparicio, que había logrado escapar de la derrota total que
1819, sus diputados propusieron trasladar las deliberaciones a un sufrieron las fuerzas reales en Boyacá, llegó a Bogotá y anunció al
lugar menos marginal, pero los jefes militares patriotas desoyeron virrey la espléndida victoria de Bolívar y la completa destrucción
esa solicitud y aquella asamblea debió seguir confinada a la mar- del ejército realista que mandaba el General Barreiro, quien fue
ginalidad. Esta tirantez tendría consecuencias importantes, pues hecho prisionero con casi todos los jefes, oficiales y soldados que
aquellos diputados instalados en el olvidado oriente venezolano si- componían aquella fuerza.
guieron sesionando a pesar de que en Santafé se había conformado Eran las 12 de la noche, hora en que el silencio de los sepulcros,
un gobierno general e irían a hacerle cara de pocos amigos al con- reina regularmente en Bogotá. Este silencio habitual fue interrum-
greso de Cúcuta que se celebraría dos años después, en una actitud pido por el ruido de los caballos que se aprestaban para la fuga, por
que parecía replicar la negativa neogranadina de 1818 a aceptar el sonido de las puertas de las casas a donde entraban a advertir a
el congreso de Angostura como poder legislativo de toda la nueva los españoles que era llegado el momento de partir, y por los movi-
nación. mientos de los cuerpos militares de la guarnición, que se prepara-
ban para salir. Sospechamos, desde luego, los patriotas, lo que su-
cedía; y a pesar de que la ciudad estaba amenazada con el degüello
general de los habitantes, en caso de un suceso adverso, algunos
se aventuraron a salir a informarse de lo que había, y adquirieron
Huellas pleno conocimiento de lo sucedido.
Amaneció el día 9, y el palacio, los cuarteles, las prisiones y los
Documento nº 17 puestos militares aparecieron sin custodia. Los encargados de la
autoridad habían fugado todos, y una ciudad de 40.000 almas que-
Relación de Florentino González sobre la llegada a Santafé de daba sin quien mantuviese el orden público. Yo entré en el palacio,
Bogotá de la noticia del triunfo sobre los realistas y sobre los en los cuarteles, en todos los edificios públicos, y no había en ellos
primeros momentos de la nueva situación. Como parte de sus
una alma. En el cuartel de caballería encontré algunos caballos y al-
memorias, fue escrita entre 1841 y 1845.
gunas sillas y pares de pistolas, que habían dejado allí los soldados,
y que en el desorden en que estaban, indicaban la precipitación con
Llega ya la época en que los vencedores que nos habían tiraniza-
que sus dueños se habían escapado. El hombre que ha vivido mucho
do, insultado y degollado, caen del poder a que la suerte de las
tiempo bajo la impresión del terror, si de repente ve desaparecer las
armas los elevó, y vienen a ocupar aquellas mismas prisiones que

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causas que la producían, queda agobiado de una especie de estupor, ciudad en anarquía. Creo que aquellos españoles se habían vuelto
que le impide tomar de pronto una resolución. Así me parece que locos con el repentino cambio de fortuna.
nos sucedió a los habitantes de Bogotá, desde las 5 hasta las 9 de El Teniente Coronel patriota Hermógenes Maza, después Ge-
la mañana de aquel día. A esta hora me hallaba yo en la puerta del neral de Colombia, apareció por la tarde en las orillas de Bogotá,
palacio, observando las idas y venidas de los habitantes, cuando un y armado de una carabina hacía frente solo a los derrotados que
fuerte estallido, que conmovió la ciudad, e hizo saltar todas las vi- osaban entrar en la ciudad. Entre estos se presentó a las cuatro de
drieras, y golpear las puertas, nos sobresaltó a todos con la idea de la tarde en la plaza de San Francisco el Capitán Brito, y pagó con su
que la ciudad era atacada. Media hora después se supo, que aquel vida tal acto de temeridad. Vi tendido su cadáver en aquella plaza,
ruido procedía del almacén de pólvora, que estaba a una legua de atravesado de un balazo. El día se pasó en escenas de más o menos
distancia de la ciudad. Los españoles lo dejaron minado, y voló a la desorden, y en continua incertidumbre y alarmas, sin que se adop-
hora que dejo indicada. tase ningún partido decisivo para salir de tan angustiada situación.
La explosión del almacén de pólvora fue la señal para que la po- Mas al acercarse la noche ya algunos ciudadanos combinaron el
blación se pusiese en movimiento. El anciano Coronel de Milicias modo de mantener el orden y defenderse contra un ataque impre-
don Francisco Javier González, asociado a algunos de sus antiguos visto. Se organizó el servicio de uno o dos cañones de a ocho, que
compañeros, tomó varias providencias para mantener algún orden se llevaron a una esquina de la plaza, y se armó algunos individuos
en la ciudad. Otros patriotas se ocuparon de desclavar los cañones, con fusiles, carabinas y lanzas. Esta fuerza se mantuvo en la plaza
que habían encontrado en el parque, y armar alguna gente, para toda la noche. A las 12 de ella, algunos tiros anunciaron que había
defendernos contra las partidas de dispersos que no podían dejar alguna novedad; y, en efecto, una partida de dispersos al mando del
de presentarse y atacarnos. A pesar de todo, a las doce de aquel Capitán Vencoechea había entrado en la ciudad y después de un ti-
día reinaba en la ciudad la anarquía más completa, y los grupos de roteo de una media hora, se retiró y emprendió la fuga que había
gente vagaban por las calles a discreción del primero que quería acaudillado el Virrey en la noche anterior. El ciudadano Armero
conducirlos. De tiempo en tiempo se presentaban algunos de los murió en aquel combate, al pie del cañón que estaba en la esquina
derrotados de Boyacá, corriendo a caballo por las calles, con sem- de la Catedral.
blante despavorido, y apuntando sus carabinas a los ciudadanos Al día siguiente, don José Tiburcio Echeverría que se hallaba
que se presentaban por delante. Tres de estos recorrieron casi toda oculto, y había logrado burlar las más exquisitas pesquisas de los
la ciudad, y cuando salieron de ella, casi habían cansado sus caba- expedicionarios, salió de su escondite y fue encargado de la Gober-
llos. Jamás he podido explicarme cómo hombres a quienes sus ene- nación de la ciudad por aclamación. Desde entonces todo se hizo de
migos picaban los talones, podían perder el tiempo y cansar sus acuerdo con sus órdenes, y nos pusimos a aguardar la llegada del
caballos, corriendo a la aventura y sin designio, por las calles de una General Bolívar y del ejército patriota.

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A las cuatro de la tarde del 10 de agosto de 1819, estábamos ministración militar y de la hacienda, y se aseguraron los caudales,
varios habitantes de Bogotá en la plaza de la Recoleta de San Diego, armas, municiones y demás pertenecientes al servicio público; que
cuando vimos acercarse como una docena de militares a caballo, en había quedado en las arcas y almacenes del gobierno. El ejército li-
cuyos morriones se leían en chapas de cobre las palabras “Liber- bertador llegó desnudo y desprovisto de todo; los oficiales mismos
tad o muerte”. Bolívar fue reconocido entre ellos y aclamado por la no tenían una casaca ni un par de zapatos. Me acuerdo que cuando
multitud. Entonces vi a este guerrero ilustre por la primera vez, y tuve el gusto de abrazar a mis dos tíos Fermín y José Vargas, enton-
cuento ese día por uno de los más felices de mi vida; pues aunque ces Capitán el primero y Teniente el segundo, y después Coroneles
en época más lejana sus aberraciones políticas me obligaron a ha- de Colombia, todo su vestido consistía en un pantalón, una camisa
cerle una oposición decidida, y deslucieron la gloria que con tan y capisayo. Su calzado era un par de alpargatas; y si así estaban ves-
heroicos esfuerzos había adquirido, en aquel tiempo gozaba yo tidos los oficiales fácil es suponer cómo estarían los soldados. Al
de la plenitud del placer que siente una alma reconocida cuando ver aquellas mesnadas desnudas y mal armadas, el que pocos días
conoce al hombre de quien ha recibido grandes beneficios. Veía en antes había visto el ejército español, tan imponente por su discipli-
él la mano vigorosa que había quebrantado nuestras cadenas, y el na, por sus brillantes uniformes, excelente armamento y completo
genio republicano que había de asegurar a la libertad su imperio en equipo, hallaba difícil el convencerse de que aquellos eran los ven-
Colombia; y me entregaba todo entero a los sentimientos de amor y cedores y el último el vencido. El entusiasmo por la libertad había
admiración que me inspiraba. Creo que cuantos lo rodeábamos en obrado esta milagrosa peripecia. Un mes después ya se presenta-
aquel momento éramos igualmente felices, y dudo que la felicidad ron en revista los cuerpos independientes perfectamente vestidos
del que recibía los homenajes fuera mayor que la de los que se los y equipados.
tributaban.
Durmió Bolívar aquella noche en el mismo palacio, y en la [Florentino González, Memorias, Editorial Bedout, Medellín, 1971,
misma cama, en que tres días antes descansaba el Virrey. A la cons- pp. 62-67]
ternación y lágrimas de los días anteriores, sucedieron las mues-
tras más notables de alegría. Bailes, convites y fiestas de diferentes
clases, proporcionaron a aquel guerrero y sus compañeros placeres
de que habían estado privados por muchos años. Mas esto no fue un Documento nº 18
motivo para que las atenciones importantes se descuidasen. El ejér-
cito real fue perseguido vigorosamente hasta Honda, en donde el Carta que el oidor de la Real Audiencia, Agustín de Lopetedi,
virrey se embarcó con los pequeños restos que pudo salvar, y todos envió desde Cartagena al rey dándole cuenta de la suerte del
Reino y de los oidores luego del triunfo de los patriotas en
los españoles que habían emigrado de Bogotá. Se organizó la ad-
la batalla de Boyacá. También contiene una explicación del

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apoyo de los habitantes a las tropas patriotas. El mensaje está Entre tanto pudo ser un alivio de tamaños males la pronta expe-
fechado en septiembre 25 de 1819 y lo que se inserta enseguida dición de los informes pedidos por Vuestra Majestad sobre el des-
es un fragmento. estanco del tabaco y aguardiente en este reino, porque esta medida
habría contribuido eficazmente al fomento de la agricultura, y a la
Este cúmulo de males sobre pueblos extraviados por las circunstan- animación del comercio; pero ningún negocio se ha seguido con
cias del tiempo, debió naturalmente disgustarlos; y exponerlos a las tanta lentitud, siendo tan importante y urgente su despacho: y ello
consecuencias de la inconsideración. Estas gentes en general son es que se ha quedado sin concluirse, y sin esperanzas de que se
las más mansas de la tierra, y aman la tranquilidad hasta un punto, concluya por ahora, a pesar de que el presente ministro lo promo-
que ha podido justamente confundirse con la inacción y la apatía; vió activamente, fundando con extensión la necesidad y ventajas
pero al verse siempre vejados, oprimidos con el peso enorme de del desestanco, y pidiendo que se pasasen cuanto antes a la Junta
las contribuciones, insultados hasta por los soldados, mirados con superior de Real Hacienda como lo mandaba Su Majestad.
desconfianza, amenazados y testigos de casi diarios suplicios, han Todas estas cosas habían ocasionado una pobreza muy nota-
debido irritarse, considerando que en vez de la paz se procuraba su ble en el reino; pero iba sosteniendo [sic] con la circulación de la
destrucción, y que se les trataba no como a hermanos, sino como a moneda provisional, que creó vuestro Virrey D. Francisco Montal-
enemigos. vo; y de repente, y cuando menos se esperaba, fue mandada recoger
Efecto de este disgusto fue, el abandono de los campos y talle- y amortizar por el actual Virrey, o más bien por la junta superior
res, el retiro a los bosques, y la formación de partidas de salteado- de tribunales, sin sustituir otra en su lugar cuando apenas existía
res, que o robaban los pueblos y haciendas, o pasaban a los llanos una muy pequeña parte legítima antigua. Esta operación mal pre-
de Casanare a ofrecer sus brazos y su desesperación a los cuerpos parada, y ejecutada de sorpresa, produjo el mismo efecto que una
que allí han alimentado y fomentado el fuego de la insurrección. sangría inoportuna en un hombre extenuado. El cuerpo político
Consecuencia de esta conducta ha sido el atraso de la agricul- quedó exánime, y con las convulsiones que atacan a un moribundo.
tura por defecto de brazos, que huían de las extorsiones y malos La pobreza se aumentó: los clamores y lágrimas se hicieron más
tratamientos. generales: creció el descontento, y con él todo era de temerse.
La revolución había disminuido el numerario circulante en el Todavía hubieran sido muy provechosas unas medidas suaves
reino: las excesivas contribuciones directas, y el aumento progresi- y prudentes para acallar los ánimos ya que necesidades extraordi-
vo de las indirectas dio ocasión a retirar los pocos fondos, que que- narias hubiesen obligado a irritar tanto; pero como si una fatalidad
daban del giro y circulación: y esta causa combinada con la anterior, hubiese presidido a todos los consejos, se aplicaron nuevos irritan-
y con los excesivos derechos de aduana, desanimó el comercio, que tes, en lugar de sedativos, y por una consecuencia forzosa, el mal se
casi no se ha hecho sino de contrabando, con grave perjuicio de la hizo más grave y arriesgado.
Real Hacienda y de la moral pública.

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En efecto, la amortización de la moneda provisional había pri- días diez y once, en que se anunciaron dos victorias conseguidas
vado al reino de numerario: los campos no se trabajaban por falta por el ejército real sobre los rebeldes.
de fondos: las haciendas estaban casi incultas, y los edificios sin Sin embargo, y aunque no se llegó a publicar otra noticia prós-
repararse: en esta situación se decreta la contribución de uno y pera o adversa, se sabía privadamente que el enemigo marchaba
medio por ciento sobre el valor de todas las propiedades y capi- con dirección a la capital por Santa Rosa, Bonza y Paipa, en donde
tales, para reembolsar la moneda amortizada a los que la habían estaban observándose los dos ejércitos el día 31: y así este silencio
consignado en cajas. Una medida tan dura en sí, como con relación profundo de parte del gobierno, y los rumores sordos del vecinda-
al estado del reino, no ha podido menos de aumentar el desconten- rio hacían temer funestas consecuencias.
to hasta el extremo; porque primero, las contribuciones directas La audiencia estaba encargada por vuestro supremo consejo de
que siempre han de ser proporcionadas a las riquezas de los con- las Indias de dar frecuentes avisos de todo lo que ocurriera en este
tribuyentes, no deben exigirse en razón del valor de los bienes sino reino: la audiencia ha sido siempre el cuerpo de quien han tomado
de sus productos. En segundo lugar, porque la escasez de nume- consejo los virreyes, y con cuyo acuerdo han procedido en los
rario, y el estado improductivo de las posesiones, imposibilitan la casos arduos: y la audiencia ignoraba el verdadero estado de las
contribución. En tercero, porque no es justo reembolsar la moneda cosas, temiendo como todos un suceso desgraciado de la guerra.
provisional, a los que las consignaron con la legítima antigua que Para instruirse debidamente: para tomar la parte que debe tener
de estos mismos se exige, pudiendo evitarse esta segunda ope- en las circunstancias, para dirigirse en sus acuerdos: y en fin para
ración, para hacer olvidar el disgusto ocasionado por la primera, poder dar las noticias exigidas por el Consejo de Indias, pidió al
o por la amortización. Y en fin porque tratándose de reembolsar virrey que le comunicase una idea exacta del estado de los nego-
una cantidad determinada, cual es la recogida que no alcanza a un cios públicos, y especialmente de la guerra, y no tuvo otra contes-
millón de pesos, se exige una ilimitada, que si se cobra debe subir tación, sino la de que se le mandarían pasar las gacetas de Santafé
a más del duplo. que le instruirían de lo que deseaba saber. Los ministros las leían
En estas circunstancias Bolívar, caudillo de los insurgentes de como los particulares: en ellas no se han publicado sino sucesos
Venezuela contando seguramente con el descontento de los pue- prósperos: y como jamás estos papeles han dado una instrucción
blos del reino, meditó invadirlo y lo efectuó en el mes de Julio de exacta de los negocios, el Tribunal reconoció que no quería dársele
este año por la parte de Casanare, entrando por la provincia de parte en ellos, siempre temiendo sin poder dar un paso, y sin atre-
Tunja. El fiscal ignora si entró por el camino de Labranzagrande y verse a hacer propuesta alguna.
Sogamoso, o por la Salina de Chita, ni cómo penetró sin resistencia Tal era el estado que tenían las cosas el día 8 de agosto, cuando
hasta el Puente de Gámeza, o qué sucesos le condujeron hasta allí, a la primera hora de la noche llegó al virrey la noticia de haber sido
pues no se publicó otra cosa, que los partes de las jornadas de los destruida el día anterior, a poco más de quince leguas de la capital,

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por las fuerzas invasoras la tercera división del ejército expedi- El exponente y el fiscal del crimen Don Eugenio de Miota, en
cionario que cubría al reino por aquella parte, y en que consistía medio de la fatiga, del sobresalto, y de las penas de una retirada
su principal defensa. tan repentina y precipitada, que emprendieron a pie por falta de
Este suceso aciago ponía la capital a merced de los rebel- caballerías, que encontraron a distancia de más de tres leguas
des, y todo exigía que se tomasen medidas activas y prudentes de la capital en que lo perdían todo, menos el honor, sufrieron el
para salvar cuanto merecía serlo, y disminuir la importancia doloroso bochorno de que pasase el virrey por junto a ellos, lle-
del triunfo de los enemigos. Justo, natural y debido fue reunir vando consigo la caballería de su guardia montada, y que ya que
el acuerdo para deliberar lo conveniente; pero de nada menos no supo proporcionarles bagajes en Santafé, tampoco tuvo la con-
se trató. Algún ministro que merecía la particular consideración sideración de hacer desmontar dos soldados, al menos hasta el
del virrey, fue avisado por este jefe, y la noticia le sirvió para primer pueblo, distante legua y media, para que siguiesen mon-
salvar sus intereses. También se comunicó a otros empleados y tados los ministros de Vuestra Majestad, dignos por sus personas
particulares privada y amistosamente; pero de oficio no se dio y empleos de toda consideración.
al Tribunal. Por este medio se propagó a los parientes y amigos Ninguna merecieron a dicho jefe, el cual no cuidó sino de su
de los noticiosos, y el virrey evacuó la capital sin haber dado la equipaje y de su persona, y de las de algunos particulares: así
menor medida para salvar o asegurar los archivos y caudales pú- es que en la capital quedaron todos los archivos y oficinas, sin
blicos y cuanto podía ser útil al enemigo y perjudicial su pérdida haberse salvado un papel, y en la casa de moneda, más de 600
a la causa pública. mil pesos fuertes de la amortizada, que al instante habrá hecho
La Audiencia reunida en acuerdo por los esfuerzos que hizo circular Bolívar, y cerca de 200 mil en doblones y barras de que
el exponente, luego que tuvo la noticia por un amigo particular se han aprovechado.
(Don Pedro Sáenz) y que se instruyó de la deliberación del virrey, De Honda para abajo tampoco hubo orden ni consideración.
determinó salir también de la capital, y a excepción de un mi- El virrey se embarcó con su guardia y algún otro empleado, y la
nistro que como digo arriba tuvo noticia temprano de todo, los audiencia tuvo que hacerlo después, confundida con la multitud,
demás salieron sin equipajes ni otra cosa, que lo que llevaban irrespetada y aun ultrajada por los soldados, que a la fuerza ocu-
puesto, habiendo sólo tenido tiempo para salvar el sello real. paron el buque que se la destinó.
Así salieron al amanecer del día nueve todos los empleados Así llegó a esta plaza, que de antemano gemía bajo la más
públicos, y casi todos los vecinos principales de la capital, siendo espantosa miseria, y en donde los ministros, ni algún otro em-
un objeto de tierna compasión el gentío inmenso, que cubría pleado pueden contar con la menor parte de sus sueldos, pues su
aquellos hermosos campos, y que huía abandonando cuanto guarnición subsiste por la contribución mensual, que sufre este
tenía, sin contar con algo seguro para un viaje penoso e incierto. vecindario pobre.

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La jornada del 7 de Agosto y la evacuación precipitada del 9 han nidad y dulzura que son el fruto de la sabiduría, y el único apoyo
causado, después de la pérdida del cuerpo de ejército que hacía del trono.
la defensa del reino, la de la capital con todas sus oficinas, archi- Mucho es de temer que el remedio venga tarde; pero es el
vos, secretarías, caudales públicos y fortunas de los particulares: único y si la providencia que protege las miras justas y benéfi-
la de toda la provincia de Tunja, la del Socorro, la mayor parte cas de Vuestra Majestad detiene el curso de los sucesos, todavía
de Pamplona, Mariquita, Neiva, una gran parte de la de Popayán, puede ser oportuno. De todos modos el exponente se aplaudirá de
toda la del Chocó y Antioquia: por manera que a excepción de las haber llenado sus deberes, y de haber hablado a Vuestra Majestad
litorales Cartagena, Santa Marta y Riohacha, el istmo de Panamá con la verdad, sencillez y libertad, con que debe hablar un hijo
y la presidencia de Quito, todo lo demás está bajo de la fuerza del a su padre, y un vasallo a su señor. Así prospere el cielo vuestro
invasor, quien desde luego procurará extenderse más hasta dejar gobierno, y haga eficaces las medidas propuestas, las que ha suge-
aislada a esta plaza, única esperanza de vuestros fieles servido- rido el celo por la felicidad de vuestro imperio, y el amor a vuestra
res; pero que tal vez no podrá sostenerse por la falta de marina, real persona, sin otro interés y sin otras miras, que las de vuestro
y de toda clase de recursos, para poder levantar y sostener un real servicio.
cuerpo de ejército que la cubra.
Lo cierto es que se obra con la mayor lentitud, que todo es mis- [Agustín de Lopetedi, “Representación dirigida al rey por el fiscal
terio y que de ninguna parte esperan prontos socorros, si no es de de lo civil y real hacienda de Santa Fe de Bogotá”, imprenta de la
Venezuela, de cuyo estado y situación no se tienen noticias exac- ciudad, por la viuda de Periu, San Fernando, 1820]
tas y seguras, aunque se procura esparcir algunas halagüeñas.
En tan apuradas circunstancias, el exponente considera, que el
único remedio a tantos males sería la remisión de un cuerpo res-
petable de tropas, al mando de un jefe muy político, muy mode- Documento nº 19
rado, y de conocimientos extensos, que al mismo tiempo de obrar
con vigor para arrojar o exterminar a los invasores, haga respetar Relación del recibimiento que Angostura le hizo a Simón
las leyes y sus magistrados, las propiedades, y la seguridad indi- Bolívar a su retorno a la sede del congreso como vencedor de
la campaña de la Nueva Granada.
vidual, procurando el beneficio de estos pueblos, inspirándoles
un amor respetuoso a vuestra real persona, y a vuestro gobierno,
Hoy a las diez de la mañana ha entrado en esta Capital el Exce-
en lugar de aterrarlos y escarnecerlos: que procure su bien en vez
lentísimo Señor Presidente de la República, sin que se tuviese
de su ruina: que les inspire confianza; y en fin que dé todas las
noticia de su venida sino pocas horas antes de su llegada. Apenas
muestras de la ternura paternal, de la beneficencia, de la huma-
se recibió el aviso, cuando el Pueblo lleno de alborozo comenzó a

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ponerse en movimiento sin embargo de ser las tres de la madru- prodigios no solo le deja asegurada su Independencia, sino la de la
gada. No puede pintarse el entusiasmo de que estaba animado Nueva Granada y de todo este inmenso Continente? —Al ver que
todo el vecindario. En un momento se vio adornada de ramos flori- vuelve a la cabeza de seis mil hombres él que partió apenas con dos
dos y de palmas la calle por donde había de pasar Su Excelencia, a mil, y con ellos batió en desfiladeros y posiciones terribles fuerzas
cuyo encuentro salió el Gobernador de la Plaza con varios Oficiales, siempre superiores hasta destruirlas enteramente, libertar la
a más de dos leguas del puerto. Luego que se avistó el buque en que Capital y catorce Provincias de la Nueva Granada, abrir al comercio
venía Su Excelencia, comenzó la Escuadrilla su salva, a que siguió del Mundo los puertos del mar Pacífico, ponerse en comunicación
la de la Plaza al poner Su Excelencia el pie en tierra en donde lo con la Escuadra y con el Gobierno de Chile, y mandar un Ejército al
esperaban una Diputación del Soberano Congreso, el Comandan- Norte, y otro al Sur de Santafé dobles del que él mismo llevó —al
te General de la Provincia con su Estado mayor, Generales, Jefes y ver otra vez en su seno al genio que ha hecho cosas extraordina-
Oficialidad residente en la Plaza, la Municipalidad presidida por el rias y vuelve para hacer otras acaso mayores, ¿qué Pueblo no ha
Gobernador Político, y un lucido acompañamiento de vecinos prin- de llenarse de ese entusiasmo sublime que inspira la presencia de
cipales y extranjeros de distinción. Pero el Pueblo no pudo contener un grande hombre, consagrado al servicio de su país, y amante de
su entusiasmo al ver al Libertador de su país y de la Nueva Grana- la humanidad? —Venezuela y la Nueva Granada se honrarán siem-
da, y prescindiendo de todo ceremonial se precipitó a recibirlo con pre pronunciando con admiración el nombre de su LIBERTADOR
vivas y aclamaciones repetidas, y lo condujo en brazos hasta la casa SIMÓN BOLÍVAR.
del Comandante General situada enfrente. Las Señoras más distin-
guidas que se habían reunido en ella con la esposa del Comandante [“Angostura, 11 de Diciembre de 1819”, Correo del Orinoco, nº 46,
General, rompieron por en medio de la multitud, y arrebatándolo diciembre 11 de 1819, Angostura]
lo condujeron en triunfo a su Palacio, proclamándolo Libertador y
Padre de la Patria, Destructor de la opresión y Vencedor de la tira-
nía. Más de dos horas estuvo Su Excelencia recibiendo a toda clase
de personas, y pasó después a la casa del Comandante General, en
donde se sirvió un magnífico refresco, siendo obsequiado por las Lecturas
Señoras con las demostraciones del más acendrado patriotismo. —
Un espléndido banquete está preparado para esta tarde, y habrá  La difusión de la noticia en el norte de Cundinamarca, en el
por la noche una iluminación general. relato que hizo Sebastián Díaz el 27 de agosto del mismo año, re-
¿Qué Pueblo, sensible a la gloria y a la Libertad no se llenaría cogido en Alberto Lee, comp., Los ejércitos del rey 1818-1819, t. 2,
del mismo entusiasmo al ver al Héroe que por una rápida serie de Biblioteca de la Presidencia de la República, Bogotá, 1989, pp. 415-

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416. Su recepción en Pasto, en Juan Friede, La batalla de Boyacá —7  La recepción de la noticia por parte de los realistas, su éxodo, y
de agosto de 1819— a través de los archivos españoles, Banco de la la fuga del virrey: “Cartas interceptadas”, Correo del Orinoco, nº 41
República, Bogotá, 1969, pp. 224-225. octubre 23 de 1819, Angostura; Agustín de Lopetedi, “Represen-
tación dirigida al rey por el fiscal de lo civil”, pp. 3-4; “Relación de
 El conocimiento en Santafé de la batalla librada el 7 de agosto, los grados literarios, méritos y servicios del doctor D. Juan Manuel
en: Los ejércitos del rey, t. 2, pp. 432-435; Agustín de Lopetedi, “Re- García de Castillo y Tejada”, impreso, en Archivo General de Indias,
presentación dirigida al rey por el fiscal de lo civil y real hacienda Estado, 19, nº 122-1b; Juan Friede, La batalla de Boyacá, pp. 176,
de Santa Fe de Bogotá”, imprenta de la ciudad, por la viuda de Periu, 290, 217-222.
San Fernando, 1820, p. 3; Florentino González, Memorias, Edito-
rial Bedout, Medellín, 1971 [1845], pp. 62-67; carta de Francisco  Sobre el control de las distintas provincias por parte de los pa-
Antonio Zea, septiembre 24 de 1819, en Juan Friede, La batalla de triotas, una visión de conjunto en José Manuel Restrepo, Historia
Boyacá, pp. 321-323. La carta de Januario Silva, en Ernesto Res- de la Revolución de la República de Colombia, t. 2, Imprenta de José
trepo, dir., Archivo Santander, t. 3, Águila Negra Editorial, Bogotá, Jacquin, Besanzón, 1858, pp. 544-547. Detalles de esta progresión
1914, pp. 274-275. en diversos artículos de la Gazeta de Santafé de Bogotá: “Neyva y
Mariquita”, n° 2, agosto 22 de 1819, p. 8; “Socorro”, n° 3, agosto 29,
 El arribo de la noticia del triunfo patriota a Santafé y el ambiente p. 9; “Antioquia”, n° 4, septiembre 5, p. 14.
de ese primer momento están recreados en diversos relatos, unos
más fiables que otros. El testimonio que ofrece un diario supuesta-  La sublevación de los pobladores del Valle de Cauca, en Juan
mente elaborado por Joaquín Acosta que incluye su hija Soledad en Friede, La batalla de Boyacá, pp. 242-243.
la semblanza que hizo de él (Biografía del general Joaquín Acosta,
Librería Colombiana, Bogotá, 1901, pp. 24-27) parece retocado,  Sobre la incautación de los bienes de los realistas fugados de
y aunque interesante, no es convincente en diversos detalles. Por Santafé y el desorden que la acompañó, José Manuel Restrepo, His-
ejemplo, afirma que la noticia de la Batalla de Boyacá llegó a la ca- toria de la Revolución, t. 2, pp. 542-543. Ver también “Carta 4.ª”, atri-
pital dos días después y que los primeros oficiales realistas en arri- buida a Eladio Urisarri, impreso por José Ayarza, Bogotá, 1837, pp.
bar transmitieron la información “a todos los españoles”, datos que 31-32.
son contradichos por los testimonios de la época. Tampoco es muy
preciso en este episodio José María Espinosa, Memorias de un aban-  Es plausible pensar que la codicia de Juan Sámano, defecto que
derado, Imprenta de “El Tradicionista”, Bogotá, 1876, pp. 255-265. en su tiempo era de dominio público, pudo alterar el curso de los
acontecimientos. Respecto a los cerca de 800 mil pesos que en su

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huida dejó abandonados, un individuo realista se preguntaba pocos


días después, ¿“en qué pensaba este Señor con esos fondos y estar-
nos agobiando con empréstitos y contribuciones”? (“Cartas inter-
ceptadas”, Correo del Orinoco, nº 41, octubre 23 de 1819). Viendo
las penurias del ejército realista, que como indicaba Morillo no le Ecos internacionales
había podido pagar a sus soldados sino una ínfima parte de los
sueldos, aquellos 800 mil pesos utilizados adecuadamente en equi- del 7 de agosto
pamiento y prest, o en rebajar las exacciones sobre la población, tal
vez hubieran podido cambiar las cosas.

E l 7 de agosto de 1819 el periódico The Scotsman anunció


en Edimburgo (Escocia) que Francisco de Paula Santander,
tras haber derrotado la incursión de Barreiro a Casanare a comien-
zos de ese año, marchaba a ocupar Santafé y que su ejército era
“recibido con el mayor entusiasmo” por donde quiera que pasaba.
La nota hace parecer que los acontecimientos de la Nueva Grana-
da eran seguidos en Europa con simultaneidad temporal, pero la
curiosa coincidencia de aquella noticia se debió a que la campaña
patriota sobre el interior del Nuevo Reino fue un proyecto anuncia-
do a los cuatro vientos. Se les notificó a los visitantes en el cuartel
de Angostura y fue promocionada por los agentes patriotas en el
exterior, que desde algunos periódicos hicieron ver como un hecho
lo que era apenas un propósito. Con esto, lo que Bolívar buscaba no
era tanto reforzar internacionalmente el proyecto independentista,
sino presionar al comando de las tropas realistas, incitando a Pablo
Morillo a reducir sus fuerzas en Venezuela antes de que se entrara
en una nueva fase de combates.
La noticia de la batalla de Boyacá salió del país hacia Europa y
Estados Unidos a través de las Antillas. Sólo veinte días después ya
llegaban los primeros informes a Jamaica, quizá por conducto de
los desafortunados emigrados realistas escapados de Santafé. Los

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detalles no eran precisos inicialmente, pues se indicaba que cerca octubre, pero solo cerca de dos meses después fue publicada por
de Tunja las tropas lideradas por Bolívar habían obtenido una vic- las autoridades, que asumieron una actitud que parecía igualmente
toria importante, pero no que hubieran entrado a la capital, si bien tranquila. La Gaceta del Gobierno de México consignó sin muchos
se enunciaba como conjetura ese hecho así como la posesión del detalles el triunfo del “insurgente” Bolívar, sugiriéndole a sus lec-
interior del Reino, pues “la población está en su favor”. El periódico tores que no era decisivo, y anunciando que muy pronto sería des-
inglés The Morning Chronicle resaltó el entusiasmo que había gene- alojado de sus posiciones por la rápida reacción de las divisiones
rado el triunfo patriota entre los comerciantes jamaiquinos, “que militares que supuestamente enviaría Morillo.
esperaban que todas las costas marítimas inmediatas se abrirían A los independentistas americanos, por el contrario, el triunfo
pronto a sus empresas comerciales”. de Boyacá les dio aliento en un momento en que sus posibilidades
A partir de aquel momento las noticias del acontecimiento de triunfo definitivo tenían todavía mucho de incertidumbre.
neogranadino se precisaron y difundieron por muchos lugares. En En Chile, la Gaceta Ministerial publicó la noticia a comienzos de
Europa, multitud de periódicos contaron lo sucedido. Así lo hizo diciembre a partir de la información consignada en el periódico re-
en forma rápida a finales de octubre una publicación de la ciudad alista de Lima. Los editores expresaron su alegría por un aconteci-
de Gante (Países Bajos), que, siguiendo una noticia fechada en San miento que a su juicio mostraba que a los tiranos españoles les era
Tomás el 13 de septiembre decía que acababa de arribar a dicha imposible detener por largo tiempo la libertad americana. La liber-
isla caribeña un barco proveniente del golfo de México anunciando tad de la Nueva Granada, conseguida por un Bolívar heroico e infati-
“la toma de Santa Fe, capital de la Nueva Granada, por Bolívar y las gable, constituía una ayuda significativa para la causa chilena en la
fuerzas insurgentes que él comanda”. medida que disminuía los recursos de que podían disponer los rea-
En la América española, el periódico oficial de la realista ciudad listas en el conjunto de la América del Sur. Los editores hicieron una
de Lima hizo pública la noticia, dando abundantes detalles de las lectura sutil de la versión limeña de los hechos neogranadinos mos-
operaciones militares tomados de los partes de Barreiro y de otros trando las contradicciones del relato y sus dudosas ilusiones, pues
documentos que relataban cómo el virrey Sámano había evacuado les resultaba inconsistente que las tropas patriotas fueran débiles
Santafé y Bolívar había ocupado la ciudad y sus alrededores. Pese a cuando, según los partes de los mismos realistas, derrotaban a sus
ello, se mostraban confiados en que las tropas del rey pronto desha- rivales, ponían en fuga a las autoridades y suscitaban temor entre
rían la situación pues, según creían, no solo el comandante español las autoridades realistas de zonas como Popayán y Quito. La Batalla
Sebastián de la Calzada había logrado salvar una fuerza de 2.500 de Boyacá, concluían, significó “que Santa Fe está libre, que Morillo
hombres, sino que Morillo se había puesto en marcha desde Vene- se halla en los mayores apuros y probablemente ha sido destrui-
zuela al frente de un temible ejército. En México, la noticia llegó por do a la fecha; y que los ilustres venezolanos deben haber coronado
diversas vías al puerto de Veracruz a más tardar a comienzos de su obra con la toma de Caracas, y la libertad de todo su territorio”.

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Como resultado de la nueva situación en el norte suramericano, en ces de Bolívar trató, en primer lugar, de conocer la situación de las
abril de 1820 llegó a Santiago de Chile el capitán mayor José Anto- poblaciones costeras del Pacífico, y a finales de octubre, viendo que
nio Muñoz, comisionado por el gobierno de la Nueva Granada para permanecían en poder de los españoles, atacó y tomó el puerto de
solicitar apoyo en materiales militares, que obtuvo de comerciantes Guapi e hizo otras incursiones. También las actividades antiespa-
particulares, mas no del gobierno, que en ese momento estaba a ñolas de Gregor MacGregor en el Caribe se vieron impulsadas por
punto de enviar una expedición al Perú. el triunfo en Boyacá. Aquel aventurero escocés atacó Riohacha en
En Buenos Aires, que era el otro foco independentista surame- octubre de 1819 y la ocupó durante algunos días, siendo finalmen-
ricano, el triunfo de los patriotas de la Costa Firme provocó un en- te derrotado por unas tropas realistas compuestas básicamente de
tusiasmo menos notorio. En los primeros días de enero de 1820 la campesinos de la región circundante. MacGregor y un puñado de
noticia del triunfo en Boyacá fue difundida mediante la reproduc- asaltantes lograron escapar, pero 155 compañeros quedaron pri-
ción literal del artículo que cerca de un mes antes había aparecido sioneros, en su mayoría irlandeses y escoceses, aunque también
en Santiago de Chile. En un número posterior la Gaceta de Buenos había ingleses, franceses, alemanes, portugueses, estadounidenses
Aires expresó su complacencia con los acontecimientos neograna- y suecos, que fueron pasados por las armas. Solo se salvaron unas
dinos diciendo que “la libertad esparce su vuelo plácido sobre el pocas mujeres y sus hijos, que acompañaban a los expedicionarios.
hemisferio americano”, a lo cual añadían algunas noticias generales Los gestores de los triunfos de mediados de 1819, Bolívar, en
sobre los combates de mediados del año anterior. Otros impresos primer lugar, se ilusionaron con que les podían ser de gran utilidad
públicos de la ciudad hicieron alusiones semejantes a los triunfos para posicionar mejor el proyecto independentista en la escena in-
de los patriotas sobre el ejército español en Nueva Granada. ternacional y para obtener apoyos económicos y militares adicio-
A partir de aquellas noticias, los patriotas chilenos, y tal vez los nales. A mediados de noviembre de dicho año le escribió esto a
de otros lugares, tendieron inicialmente a sobreestimar las fuer- Santander: “Mucho espero de la nueva diputación a Londres por
zas dirigidas por Bolívar, no solo en razón del valor intrínseco de las buenas noticias que les habrán llegado. Son muy a tiempo los
los logros de estas y de sus simpatías, sino también debido a que, Diputados y Boyacá”.
atenidos a los reportes exagerados de uno y otro bando, conjetu- La nueva diputación, enviada a comienzos de julio por el Con-
raron que las tropas patriotas eran mucho más numerosas de lo greso de Angustura para obtener a toda costa nuevos recursos con
que en realidad eran, suponiendo, además, que habían logrado un los cuales proseguir la lucha por la independencia, la componían el
desequilibrio definitivo sobre sus rivales. Esta suposición estimu- venezolano Fernando Peñalver y el neogranadino José María Ver-
ló los ataques de los corsarios patriotas en las costas de la Nueva gara. Su tarea, como la de los enviados que los habían precedido,
Granada. El comandante del corsario de bandera chilena Los Andes, resultaba extremadamente difícil pues debían conseguir de los co-
Juan Illingworth, habiendo sabido en Panamá de los rápidos avan- merciantes ingleses un cuantioso préstamo para el que no podían

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ofrecer sino garantías inciertas, aparte del impago de los préstamos plan de engaño y mala fe para procurarse los medios de sostener la
anteriores. Así, su primer informe, redactado el 5 de octubre cuando guerra”. En cuanto a la imagen política, según Zea, el descrédito era
aún no sabían del triunfo en Boyacá, tiene un tono bastante pesimis- aún mayor que el comercial, pues “se cree que solo manda la fuerza”
ta. Contaban que su comitente, la República de Venezuela, estaba y que los nuevos gobiernos carecen de un proyecto político claro,
completamente desacreditada por los incumplimientos de Luis como podía verse en el de Buenos Aires, que negociaba secretamen-
López Méndez a los contratos que había suscrito a nombre de los te el establecimiento de un protectorado francés para el Río de la
patriotas, por los fraudes de Gregor McGregor y su reciente fracaso Plata, decisión que al parecer había generado muchos recelos. Hacía
en Portobelo, a lo que se añadían las reticencias del gobierno inglés, falta, añadía, mostrarle a los gabinetes europeos de todas las formas
todo lo cual llevaba a los comerciantes a pensar que la nueva nación posibles, que los colombianos no tenían otra meta que la indepen-
carecía de las posibilidades de permanencia que les permitiera recu- dencia absoluta respecto a su antigua metrópoli. El ciclo de batallas
perar su dinero. Peñalver y Vergara esperaban que las deseadas no- que había culminado el 7 de agosto de 1819 había hecho una contri-
ticias del triunfo en Nueva Granada y el oriente venezolano hicieran bución decisiva al cumplimiento de tal condición.
cambiar de actitud a los capitalistas londinenses.
Las perspectivas de obtener dinero o material de guerra en Ingla-
terra no mejoraron, sin embargo, en lo inmediato con la noticia del
triunfo en Boyacá. En aquel momento en Londres y en todo el Reino
Unido la buena imagen de Bolívar, el principal referente patriota, Huellas
se había visto especialmente perjudicada por los relatos que en sus
libros habían plasmado Hippisley y Wilson, dos militares que habían Documento nº 20
rememorado con amargura su experiencia como mercenarios en el
oriente de Venezuela. El prestigio de la nueva república sufría aún Apreciación de los sucesos de la Nueva Granada ofrecida
más abolladuras con las constantes publicaciones que en la prensa por la Gaceta de Caracas. En este periódico se expresan bien
las ilusiones de las autoridades realistas de Venezuela, que
hacían los oficiales del general irlandés John D’Evereux, que regresa-
afirman que el triunfo de los patriotas no tendrá consecuencias
ban atormentados de su experiencia de miserias en la isla Margarita. duraderas.
Aquel descrédito lo confirmó Francisco Antonio Zea, quien le
informó a Bolívar desde Londres en julio de 1820, que los nuevos AMÉRICA.
gobiernos de la América española gozaban de muy mal concepto. CARACAS.
Particularmente el colombiano, no solo por sus fluctuaciones, sino Todos deben recordar que el 28 de Marzo último el traidor Simón
también “por la idea ya generalizada en el comercio, de que sigue un Bolívar, terrible, ignominiosa y consecutivamente batido en todas

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partes, lo fue de un modo más vergonzoso en el trapiche de la tuvo en su patria. En efecto, aún humea la sangre de las infelices
Gamarra sobre la orilla derecha del Apure por un puñado de va- víctimas con que señaló en ella su entrada.
lientes del 2° de Valencey. Desde entonces no fue tan estúpido El Miserable creyó que la ocupación de una capital era en las
que no conociese por esta lección cuán inútiles eran y serían sus guerras de opinión la terminación de la lucha, e ignoraba que el
esfuerzos en estas provincias que defendía el valor, la actividad, gobierno en estos casos no está en lugares determinados, sino
la pericia y la fortuna de un General adorado por los pueblos en el corazón de los hombres. Él ocupó a la capital de Santafé y
y por un ejército numeroso. Él cesó en sus proyectos y dirigió a las tres pequeñas provincias que la rodean, y en ello no hizo
sus miras al virreinato de Santafé, porque nuevos países podían otra cosa que ocupar materialmente unos pocos pueblos de los
presentarle diversa fortuna. Marchó a las desiertas llanuras de muchos que compone aquel vastísimo país: o más bien, tres pe-
Casanare, y unido allí a la gavilla que capitaneaba Santander, queñas provincias de las quince que lo componen.
emprendió probar nueva suerte invadiendo la capital de aquel Para entonces el mariscal de Campo D. Miguel de la Torre
virreinato. había ocupado a los Valles de Cúcuta con el primer batallón de
Penetró en la provincia de Tunja. La tercera división del ejér- Navarra y un número de valientes del país, consiguiendo con su
cito español, que estaba en ella, le batió en los días 10, 11 y 25 situación las ventajas que eran inseparables de ella.
de Julio; pero sea que no hubo la actividad necesaria para apro- El 21 de Septiembre este General fue atacado por grandes pe-
vecharse de la victoria: sea que la fortuna quiso por la primera y lotones de facciosos bajados de Pamplona. Aún no le habían lle-
quizás única vez volver la espalda a las armas del Rey: sea que no gado las municiones y auxilios que estaban en marcha: el solda-
se tomaron las disposiciones necesarias para la batalla; la terce- do solo tenía los cartuchos que llevaba en sus cartucheras; y con
ra división fue en mucha parte dispersa en Boyacá con pérdida todo, después de algunas horas de combate, consumidas las mu-
de 80 muertos y mayor número de prisioneros, salvándose los niciones, los enemigos desistieron de su empeño dejando cerca
demás por efecto de su dispersión. de 200 muertos en el campo, sin más pérdida de nuestra parte
El Sedicioso entró en su consecuencia en la capital que encon- que un oficial y 5 soldados muertos y 21 heridos. Quien conozca
tró evacuada de la mayor parte de sus habitantes. Un batallón de el tiempo que se necesita para formar un soldado que esté en
Numancia al mando del teniente coronel D. Juan Loño se retiró y serenidad en medio de una batalla y maniobre perfecta y tran-
entró en Mompós; y el batallón de Victoria con mucha parte de quilamente, no extrañará la desigualdad de pérdidas en choques
varios cuerpos, teniendo a su cabeza al coronel D. Sebastián de la tenidos entre pelotones de hombres tumultuarios e indisciplina-
Calzada, ocuparon el camino de Popayán. dos, y soldados veteranos y aguerridos.
Quien conozca a aquel Inhumano debe esperar que su con- El mariscal la Torre quiso aprovecharse del suceso para re-
ducta en aquella infeliz ciudad debía ser la misma que en 1814 tirarse hacia Bailadores, por cuyo camino iban su auxilios, llegó

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efectivamente a aquel pueblo y se reunió a ellos, pasando entre- cuchillo toda su guarnición y restableció el gobierno de Su Ma-
tanto a Guasdualito el llamado jefe de Estado Mayor General Sou- jestad.
blette con aquellos pelotones que capitaneaba, habiendo dejado A estas horas deben estar en movimiento las columnas es-
una guarnición en Cúcuta. pañolas, y el Traidor, si permanece en aquel país, debe también
El mariscal la Torre volvió a fines de Octubre sobre estos estar de muy distinto modo del que creyó después de su triunfo
puntos, con tal rapidez, que el 28 ocupó el pueblo de San Antonio, de Boyacá. Probablemente estarán ya en Cartagena, y en marcha
cuando aún se ignoraba su partida de Bailadores: hizo prisionera para lo interior, 1500 hombres de la expedición venida a la
la guarnición a excepción de un oficial, un sargento y 4 soldados Habana a fines de Agosto con el Excelentísimo Señor D. Juan M.
que escaparon: se puso en comunicación con las tropas de Ocaña, Cagijal, en consecuencia de los auxilios pedidos por el Excelentí-
Mompós y Cartagena; y comenzó a reunir los muchos desertores simo Señor Virrey de Santafé en la goleta de guerra San Miguel, y
que se le presentaban de la división de Soublette: de esta divi- de los cuales había avisos en Santa Marta. La correspondencia de
sión que en su tránsito a Guasdualito había perdido muchos de este jefe alcanza hasta el 10 de Noviembre.
los reinosos que traía, muertos unos, desertado otros, pero esos Si el Miserable vuelve sus ojos a Venezuela, cuyo territorio le
calenturientos e inútiles. es tan funesto: si ha entrado en sus cálculos conducir de la Nueva
Un silencio absoluto cubría todos los sucesos de lo interior Granada algunos centenares de infelices para probar con ellos
de aquel país, que por lo menos anunciaba los estorbos que para otra vez su suerte en su patria, ¡desgraciado! El ejército inven-
sus miras había encontrado el Sedicioso; pero afortunadamente cible que le ha deshecho tantas veces, y el hombre que le hace
comienza a correrse el velo que los cubría, y a llegar a nuestra no- temblar, están en aquella tremenda y tranquila actitud que es in-
ticia varios acontecimientos que dan alguna idea de su situación. separable de la victoria.
El coronel Tolrá ocupa a Zaragoza con una fuerza de antioque- ¡Desgraciado igualmente, si dirigiendo todas sus miras hacia aquel
ños. A mediados de Octubre fue atacado por 300 rebeldes de lo territorio, sufre en él el enorme peso de una autoridad irresistible que
mejor de sus pelotones, y quedaron todos ellos muertos o prisio- le buscará en todas partes!
neros, saliendo Tolrá levemente herido. El público debe estar impuesto de los justos deseos que el Ex-
El Magdalena está cubierto por treinta buques de guerra pro- celentísimo Sr. General en jefe manifiesta en el siguiente oficio, y
pios para aquel río, que dominan hasta Honda. corresponder a ellos como dirigidos al bien público y particular.
Lo interior se ha llenado de guerrillas por el Rey que han
puesto la situación de los invasores en el estado más crítico, cau- [“América. Caracas”, Gaceta de Caracas, n° 282, diciembre 22 de
sándoles males irreparables en sus comunicaciones y proyectos. 1819, pp. 2178-2181]
Una muy fuerte mandada por un catalán entró en Salazar, pasó a

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Documento nº 21 do de que la presencia de sus jefes Bolívar, Santander, Anzoátegui,


Soublette, Nonato Pérez y otros que ignoro sus nombres, nunca
Artículo aparecido en un periódico chileno en diciembre de será capaz de imponer a unos soldados tan valientes como los de
1819 sobre el triunfo de los patriotas en la batalla de Boyacá. la tercera división, se ha retirado lleno de vergüenza y confusión”.
Después de haber leído lo que antecede, nadie podía figurar-
En vano es el empeño de los tiranos por sofocar en América el se que el resultado de aquella acción tan favorable a los españoles
germen de la libertad. El amor de los pueblos a esta, más pode- hubiera sido la evacuación de la capital, Santa Fe de Bogotá, por
roso que todos los esfuerzos de aquellos, se despl[i]ega luego que ellos, y su ocupación por las mismas tropas de Bolívar que huyeron
encuentran la menor ocasión para sacudir el yugo. La Nueva Gra- llenas de vergüenza y confusión. Sin embargo, llega a tal extremo el
nada, tanto tiempo oprimida, ha sido restaurada por el ilustre Bo- espíritu de impostura y la impudencia que anima a los enemigos,
lívar, por este hombre infatigable, heroico, emprendedor, sombra bien sea en Santa Fe, bien sea en Lima, que las gacetas de ambas
de Morillo y azote de los españoles. Con la libertad de aquella rica capitales publicaron el parte de Barreiro; sin tener consideración
y dilatada región, ha dado un paso gigantesco la causa noble que en la primera, a que todo el mundo se desengañaría pronto, como
nosotros defendemos, y se han disminuido considerablemente sucedió con el abandono que hizo el virrey de la ciudad a los pocos
los recursos de los enemigos. Los pormenores de este importante días; y sin tener en la segunda el menor rebozo de poner a conti-
suceso se encuentran en la gaceta de Lima número 78, de la cual nuación del mismo parte los documentos de que vamos ahora a
hemos tomado lo que sigue: hablar.
D. José María Barreiro da un parte al virrey de la Nueva Gra- Es el primero un oficio del Presidente de Quito don Melchor
nada, fecho en los Molinos de Tópaga a 11 de Julio de 1819, en Aymerich al virrey del Perú, en que después de las falsedades acos-
que le dice “que se puso en marcha desde dichos Molinos el día tumbradas con que procuran los enemigos denigrar el espíritu de
10 con 900 infantes y 180 caballos para hacer un reconocimiento la insurrección y el carácter de sus héroes, dice que Santa Fe había
sobre los puntos en que tenía noticia se hallaba el enemigo (los sido evacuada por las tropas del rey de España; que Bolívar se ha-
patriotas). En el pueblo de Gámeza encontró a los enemigos, que se llaba en Tunja, y Morillo marchaba en su seguimiento de Venezuela
dirigían a atacarle con 2.000 infantes, y 150 caballos. Le cargaron, a la Nueva Granada.
según confiesa el mismo Barreiro, con intrepidez; duró la acción Siguen después varias comunicaciones entre el gobernador y el
cinco horas de un fuego vivísimo. Dice el comandante español que obispo de Popayán, y este último y el comandante de división don
los patriotas huyeron en desorden, con pérdida de 180 muertos, Sebastián de la Calzada, quien se dice se retiraba sobre Popayán
100 fusileros y muchos prisioneros y dispersos; y que la suya fue con 2.500 hombres. Nosotros no creemos que Calzada haya podido
muy corta, si se atiende al largo y vivísimo fuego que fue nece- salvar una fuerza de 2.500 hombres; pero aun cuando lo conceda-
sario sostener”. “El enemigo, añade, escarmentado y desengaña-

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mos, ¿qué otra cosa prueba esto sino la considerable preponderan- se confiesa en la gaceta de Lima número 78, y que la fuerza de Bo-
cia de los patriotas? lívar sea infinitamente mayor, pues de lo contrario no se podía re-
Entre las varias providencias tomadas por el gobernador y el tirar Calzada con 2.500 hombres a una distancia tan considerable
Obispo de Popayán, y que por su propia confesión manifiestan el como la de Santa Fe a Popayán!!!). “Santa Fe que tenía poca guarni-
crítico estado de sus negocios para los fieles servidores de Su Ma- ción precisada a abandonarla, y las pocas fuerzas (obsérvese aquí
jestad Católica aparecen; una orden del obispo a las prioras de los la verdad del reparo que hemos hecho más arriba!!) que han que-
monasterios para que solo ellas puedan bajar al locutorio a tratar dado, perdida la opinión, obligadas a retirarse conmigo hacia esa
solo de las cosas pertenecientes al bien y utilidad del monasterio, ciudad”. Continúa después en el lenguaje usual de los españoles
sin mezclarse de ningún modo en las cosas políticas del día; otra del de que pronto sería castigado Bolívar, porque Morales marchaba
mismo a las dichas prioras para que luego que se presente a ellas contra él y estaban prontos a venir de Venezuela 14.000 hombres
un oficial de Calzada le entreguen sus alhajas para impedir que (Risum teneatis, vosotros los que sabéis los apuros de Morillo!!!).
caigan en manos de los insurgentes, si llega el desgraciado caso de Por último, para acabar de convencernos del estado de la opi-
abandonar la ciudad; una circular del mencionado Obispo a los nión en Nueva Granada, dice Calzada en carta de 1º de Septiembre
curas, amenazando a todo el que sea traidor al rey; una orden del en Totoro al Obispo de Popayán, que en su “tránsito halló a todos
mismo Obispo al cura de Paniquita para que obligue a los Indios los pueblos de Neiva en sublevación”.
a dar a la división, que se retiraba, de Calzada todos los auxilios Tal era ahora tres meses el estado de las cosas en aquella inte-
que ellos habían ocultado por su natural timidez; y otras medidas resante porción de nuestro continente. —Es probable que los pa-
del gobernador de Popayán, que manifiestan todas el espíritu que triotas se hayan posesionado a esta fecha de Popayán y Pasto; y es
anima a los pueblos contra sus opresores, y el temor de los tiranos. fácil juzgar de la situación actual del virrey del Perú con atenciones
Calzada dice lo siguiente en oficio al Obispo de Popayán fecho urgentes por todas partes.
en la Plata a 24 de Agosto. “Cuando esperábamos que una victoria
pusiese fin a la revolución de este país, nos hemos visto envueltos [“Restauración de la Nueva Granada”, Gaceta Ministerial de Chile,
en una desgracia que casi no era posible calcular, y de que Vues- nº 22, diciembre 11 de 1819]
tra Señoría Ilustrísima como todos los demás estará espantado.
La tercera división del ejército, más fuerte que el de Bolívar, fue
derrotada por este” (nótese, decimos nosotros, que esta es aquella
misma tercera división de que habla Barreiro, y dice que era infe-
rior a las fuerzas de Bolívar; que es preciso, para entender todo
esto, que los realistas, hayan sufrido mucha más pérdida de la que

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Lecturas  La expectativa de Bolívar en: Ernesto Restrepo, dir., Archivo San-


tander, t. 3, Águila Negra Editorial, Bogotá, 1914, p. 299. La corres-
 La recepción de la noticia en Escocia: “Venezuela”, Gazeta Mi- pondencia de los enviados a Londres puede verse en Pedro Ignacio
nisterial de Chile, nº 28, enero 22 de 1820. Su llegada a las Antillas: Cadena, Anales diplomáticos de Colombia, imprenta de Manuel de J.
El español constitucional, t. 2, nº 15, noviembre de 1819, Londres, Barrera, Bogotá, 1878, pp. 22-36, 47-54.
p. 560. A México: “Veracruz”, Gaceta del gobierno de México, nº 168,
diciembre 11 de 1819, pp. 1300-1301.  Matthew Brown muestra cómo en Inglaterra la imagen que ter-
minó predominando de las guerras de independencia en Venezuela
 El conocimiento de la batalla en Perú y Chile en: “Restauración y Nueva Granada fue la elaborada por los militares desencantados
de la Nueva Granada”, Gaceta Ministerial de Chile, nº 22, diciembre que regresaron pronto a su país, como Gustavus Hippisley, James
11 de 1819; “Noticias importantes”, Gazeta Ministerial de Chile, nº Hackett y George Laval Chesterton. Las visiones más matizadas y
30, febrero 5 de 1820; “Nueva Granada”, Gazeta Ministerial de Chile, mejor informadas, como las de Richard Vowell y Alexander Alexan-
nº 38, abril 1º de 1820. El arribo de la noticia a Buenos Aires en: der circularon poco. Así, desde mediados de la década de 1820 los
Gaceta de Buenos Ayres, nº 154, enero 5 de 1820, pp. 680-681; “No- ingleses concibieron estos territorios con una gran simpleza y un
ticias importantes de Nueva Granada”, Gaceta de Buenos Aires, nº gran pesimismo, presente en la famosa novela de Joseph Conrad,
159, febrero 9 de 1820; El Americano, nº 46, febrero 11 de 1820, Nostromo (Aventureros, mercenarios y legiones extranjeras en la
Buenos Aires. Independencia de la Gran Colombia, UPTC / La Carreta, Medellín,
2010, pp. 228-233).
 La noticia vista desde Gante en el artículo: “Indes occidentales”,
Le véridique de Gand, nº 330, octubre 27 de 1819. Diversos docu-  Respecto a la actitud de los españoles hacia los independentistas
mentos sobre la batalla de Boyacá en: “Toma de Santa-Fe. —(No- Juan Friede muestra cómo las cortes españolas y las corrientes libe-
ticias oficiales)”, El español constitucional, t. 2, nº 16, diciembre de rales intentaron tender puentes con los insurgentes pero cómo esas
1819, Londres, pp. 629-636. iniciativas estuvieron fundadas en la negativa a admitir la indepen-
dencia, que era la única salida para los patriotas, y en concepciones
 Las operaciones sobre Riohacha en: Juan Friede, “La expedición que estaban completamente desfasadas respecto a los alcances que
de Mac-Gregor a Ríohacha-Año 1819”, Boletín Cultural y Bibliográfi- había logrado para comienzos de la década de 1820 el movimien-
co, vol. 10, nº 9, 1967, pp. 69-85. to independentista (Juan Friede, La independencia americana vista
por los españoles, Tercer Mundo, Bogotá, 1972).

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Posteridad de la batalla

E l primer aniversario del triunfo en el Puente de Boyacá fue


celebrado con entusiasmo en el cantón de Ubaté. Su protag-
onista más visible fue el retrato de Simón Bolívar. Encabezando un
tropel de milicianos y de autoridades, la imagen fue llevada con el
máximo respeto de un pueblo de la comarca hasta la capital can-
tonal, donde, en medio del bullicio de las campanas, la pólvora y la
música fue paseada por las calles y conducida a la iglesia, siendo
recibida solemnemente por los sacerdotes, que, animados con
aquella presencia figurada, exhortaron a los feligreses a sostener la
independencia. Al final de los ocho días con sus noches que duraron
las festividades, en las que además hubo toros y bailes, el retrato
fue regresado al pueblo de donde había salido.
En los años inmediatamente posteriores al acontecimiento, sin
embargo, pocas veces se registraron actos públicos de celebración
por fuera de la capital del país. Puesto que una sola jornada les pa-
recía insuficiente para demostrar tanta alegría y gratitud hacia sus
libertadores, durante unos cuatro días Bogotá se llenaba, desde
el amanecer hasta la noche, de los sonidos de las salvas de artille-
ría, del repique general de campanas y de la música. Nadie podía
quedar al margen de aquel regocijo que también era animado por
el ajetreo de los militares, por la inusual iluminación de las calles y

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la confluencia de visitantes comarcanos. Se ofrecían misas en reco- Constitución o los festejos por los triunfos en Junín y Ayacucho or-
nocimiento del apoyo divino a la causa patriota, pero también había denados en 1825, se siguió conmemorando el 20 de julio de 1810,
lugar para las diversiones profanas, tanto en recintos cerrados como se festejó el establecimiento de la República de Colombia dispuesto
abiertos: bailes, representaciones teatrales, música patriótica, re- constitucionalmente entre el 25 y 27 de diciembre y se celebró por
citación de poesías, disfraces, baile de máscaras, toros, simulacros todo el país el día de San Simón, el 28 de octubre. Las fiestas patrias
militares. Muy particulares fueron las comidas colectivas en lugares no parecen reflejar un proyecto coherente de construcción nacio-
públicos como la alameda de San Victorino, con las cuales se buscó nal, lo cual obedece, quizá, a la incertidumbre acerca del conjunto
recrear las duras condiciones de vida de los soldados patriotas en político que los líderes patriotas estaban tratando de construir.
los Llanos, al tiempo que se quería estimular la fraternidad ciuda- De repente, sin embargo, hacia 1826 dejan de celebrarse casi
dana. Las noticias de las celebraciones de estos años dejan ver una todas las fiestas cívicas y en las contadas ocasiones en que tienen
participación animada y amplia de los habitantes de la capital, pero lugar, quedan marcadas por las luchas de las corrientes políticas en
aquella concordia no borraba completamente las jerarquías socia- que se divide la república.
les, que seguían haciendo presencia en el espacio público. En cuanto a la batalla de Boyacá, durante el resto del siglo XIX no
Aparte de Bogotá y Ubaté, sabemos de festividades en otros fue motivo de celebraciones públicas sino muy esporádicamente,
pocos lugares, como Medellín, Neiva y San Cristóbal. No obstante, como ocurrió entre 1834 y 1837 durante el gobierno de Francisco
el combate del 7 de agosto de 1819 fue reconocido por colombia- de Paula Santander, aunque se trató de una festividad casi exclusiva
nos de muchos más lugares como un acontecimiento extraordina- del estamento militar. Este desinterés en conmemorar un combate
riamente positivo y como una de aquellas proezas que el porvenir que tantos sentimientos patrióticos había despertado inicialmente
debería honrar porque, según algunos, era comparable incluso a las entre los neogranadinos tal vez se haya debido al distanciamiento
más grandes gestas militares de los antiguos griegos y romanos. A de la sociedad respecto a los militares, y particularmente al lugar
la batalla es asociado ante todo un Bolívar prodigioso colmado de dado a la figura que había protagonizado el relato de la campaña,
virtudes, a quien se ofrecen expresiones de gratitud muy directas Simón Bolívar, que desde antes de su muerte se había convertido
que no excluyen a sus oficiales y soldados. La batalla representa la en uno de los principales símbolos, ya no de la unidad, sino de las
recuperación de la libertad y un sinnúmero de bienes espirituales divergencias políticas.
recibidos por obra no solo de los libertadores sino de una divinidad Si el 7 de agosto no fue rememorado y exaltado en celebraciones
vengadora de las maldades de los enemigos españoles. públicas, lo fue en cambio en la enseñanza escolar y en los manua-
En los primeros cinco o seis años, el triunfo en Boyacá fue una les de historia, que, con gran emoción, evocaron de manera siste-
de las celebraciones patrias anuales, entre un conjunto heterogé- mática aquella jornada como un hito de la patria cuyos protagonis-
neo de ellas. Sin contar las fiestas ocasionales, como las juras de la tas y detalles debían ser memorizados por los jóvenes. José Benito

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Gaitán, por ejemplo, publicó en 1870 un manual para los colegios símbolo de una nación reunificada bajo la consigna de orden tras
y escuelas en el que enseñaba una batalla que había sido la “más los años del caos nacional que supuestamente había distinguido el
trascendental para la emancipación del continente”, la que había periodo liberal precedente. Esta concepción se materializó en su
dado término a los atropellos de los reconquistadores encabezados declaración como fiesta nacional, en 1886, pero sobre todo en la
por Pablo Morillo y había sido ganada por un ejército patriota su- designación de tal fecha, en lugar del 1º de abril, para la toma de po-
puestamente inferior en número casi en una tercera parte respecto sesión del presidente de la república, lo cual comenzó a tener efecto
a los realistas. En general en el siglo XIX prevaleció un relato que en 1888 con el mandato de Carlos Holguín. Esto fue acompañado
hacía de la batalla el fin del despotismo español: era el sello a la tanto de una recordación más frecuente de los personajes y proezas
independencia presuntamente proclamada en 1810, cuando lo que de la independencia en la prensa como de celebraciones aisladas en
en realidad se había creado eran juntas de gobierno en distintas poblaciones como Cunday (Tolima), donde en 1890 además de una
provincias bajo la presunta autoridad de Fernando VII. La creencia alborada, los niños de las escuelas hicieron recitaciones de la bata-
de que los patriotas habían luchado en inferioridad de condiciones lla y del testamento de Bolívar, al igual que una función de teatro
resaltaba aún más la abnegación de los soldados y el talento de Bo- en la que representaron las características de los departamentos
lívar, de modo que el tiempo anterior a los combates en la provincia colombianos. “Terminó el acto con la muerte del Libertador”, dice
de Tunja tendía a ser borrado por los detalles de las batallas, y lo el relato.
mismo sucedía con la contribución de la población, que práctica- Los líderes políticos nacionales y seccionales de la Regeneración
mente desaparecía ante las hazañas de los militares. no parecen haberle prestado en realidad mucha atención al festejo.
Es de notar que la celebración del triunfo del 7 de agosto fue dis- En estos años en la capital del Tolima, por ejemplo, apenas reportan
tinta en la actual Boyacá, donde generó un gran orgullo ciudadano la celebración en 1889: “Esta fecha imperecedera en Colombia, fue
desde el inicio, aunque solo desde la década de 1870 se le ofrenda- celebrada aquí con unos disparos de cañón”. No se trasluce mucho
ron conmemoraciones públicas solemnes. Allí no solo halló reco- entusiasmo. Tal vez su proyecto de nación se sustentaba más en el
nocimiento en la designación del Estado como tal en 1857, en los ideal católico que en el ideal republicano de orden, que precisaba
discursos de las autoridades y en su designación como fecha para de la evocación de las gestas de los libertadores.
la posesión del presidente seccional, sino que llegó a ser vista como Con la separación de Panamá, en 1903, los sentimientos nacio-
el momento en que las distintas fracciones administrativas presen- nalistas se reanimaron significativamente, lo que a su vez produ-
taban sus adelantos como tributo a los próceres de aquella gesta. jo una revalorización de las fiestas patrias nacionales que resultó
A nivel nacional, en la década de 1880 la corriente política Re- perdurable y que en buena medida definió la manera como incluso
generadora indujo a una revalorización de la batalla de Boyacá hoy celebramos la batalla de Boyacá. Aquella actitud, que formaba
en concomitancia con su exaltación de la figura de Bolívar como parte del esfuerzo por superar las luchas partidistas tan agresivas

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del primer siglo de vida republicana, se plasmó en el terreno de las tador quien “hizo” la batalla de Boyacá sino más bien la batalla de
fiestas cívicas y del relato histórico en una reconciliación narrati- Boyacá la que “creó” al Libertador, en el sentido que la dinámica in-
va de las gestas patrióticas. La batalla, que como hemos indicado, dependentista hubiera podido prescindir del caraqueño, “pero sin la
estaba asociada a la figura de Bolívar, estará en adelante ligada tam- batalla de Boyacá el Libertador no hubiera sido lo que fue”. Los his-
bién a Francisco de Paula Santander, incluso en periodos de predo- toriadores universitarios de la segunda mitad del siglo XX también
minio conservador, como a mediados de siglo durante los gobiernos criticaron la versión heroizante de aquellos acontecimientos, pero
de Mariano Ospina, Laureano Gómez y Gustavo Rojas Pinilla. En negándoles cualquier relevancia, como se la negaron íntegramente
1952, por ejemplo, el programa de las fiestas en Bogotá incluyó un a la historia de lo político.
desfile del ejército, actos en honor a Santander en las academias li- La celebración del 7 de agosto, que en el calendario patrio de co-
terarias y centros de estudio, cine gratuito para los niños, concierto mienzos del siglo XX estuvo claramente subordinada al 20 de julio,
popular en el teatro la Media Torta y concierto de la banda nacional terminó equiparándosele. Con el correr de los años, y hasta el pre-
ante la estatua del mismo prócer, inauguración del salón anual de sente, se volvió, así mismo, algo más bien rutinario que no moviliza
artistas colombianos y premiación del concurso al mejor cuadro de muchos sentimientos cívicos. La festividad ha sido ocasión para que
tema histórico. El 7 de agosto había suscitado emociones patrióticas algunos presidentes enfaticen las líneas centrales de su proyecto de
también en los grupos de izquierda, en sus comienzos, mientras ella gobierno. Rafael Reyes (1904-1909) lo mismo que Gustavo Rojas
mantuvo su filiación democrática, constituyendo entonces una festi- Pinilla (1953-1957) afirmaron con ella su pretensión de hombres
vidad importante para los grupos obreristas y socialistas. providenciales. Alfonso López Michelsen, que quiso mostrar su pre-
El 7 de agosto se convirtió en una fecha de remembranza cons- sunta cercanía con el auténtico pueblo desdeñado por las oligar-
tante y generalizada, pues aunque las festividades de la jornada se quías, organizó en 1975 una enorme cabalgata y una muestra de las
limitaron generalmente a la capital del país, a través de la escuela y tradiciones populares de todos los departamentos. Con el recrudeci-
los medios de comunicación de masas la batalla fue recordada, en- miento de la violencia política, a finales del siglo XX y comienzos de
señada y propuesta como momento privilegiado de vínculo senti- este, la celebración de la batalla de Boyacá pasó a reducirse en gran
mental de los colombianos con su nación. En los libros de historia medida a la exaltación del ejército, de su capacidad para combatir
y en los manuales escolares siguió predominando un relato de la las fuerzas insurgentes consideradas enemigas del país.
campaña libertadora de 1819 que se concentraba en lo militar y lo Pero las fiestas patrias escapan a la instrumentalización en los
heroico, pero hubo también quienes, como Carlos Arturo Torres o que unos u otros pretenden encerrarlas, puesto que son los feste-
Luis Tejada, propusieron en las primeras décadas del siglo pasado jos de una patria republicana, en la que por principio, ningún poder
interpretaciones más complejas. Tejada cuestionó la divinización está en capacidad de controlar la sensibilidad ni el pensamiento de
del héroe militar y postuló la sugestiva idea de que no fue el Liber- los ciudadanos.

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Huellas triotismo festejando el memorable día de la Batalla de Boyacá,


y satisfecho al mismo tiempo que su entusiasmo patriótico a
Documento nº 22 la vez que recuerda en el día [sic] precursor de la felicidad de
Colombia harán uso de su acostumbrada moderación, alegría
Plan de fiestas ordenado en 1823 por el gobernador de y orden que se necesita para tales casos, he tenido a bien de-
Antioquia, Francisco Urdaneta, para celebrar en Medellín el cretar fiestas y regocijos públicos desde el siete inclusive del
aniversario de la batalla de Boyacá. entrante Agosto hasta el nueve en cuyos días se ejecutará lo
siguiente.
Gobierno y Comandancia de Armas de Antioquia
Sala de Gobierno. Medellín Día 7
Julio 28 de 1823 —13. Por la mañana se dirá en la Iglesia parroquial una misa con Te
Al Ilustre Cabildo de Medellín Deum en acción de gracias al todopoderoso por la felicidad de
Para Solemnizar el aniversario de la memorable jornada de Boyacá Colombia a la que encarga el Gobierno la asistencia de todos los
que dio la libertad a Colombia, he tenido a bien decretar el plan de Ciudadanos cuyo patriotismo inflama el reconocimiento a tan
fiestas que acompaño a Vuestra Señoría, para que en su inteligen- grande beneficio. Por la tarde a las cuatro de la tarde se hará
cia contribuya por su parte con su asistencia y demás oficios de su un paseo militar sacando en triunfo de la casa de Gobierno el
incumbencia. retrato de Su Excelencia el Libertador conducido por los Alcal-
Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años des Ordinarios. A este paseo deberán concurrir todos los Ciu-
Francisco Urdaneta dadanos montados, o a pie los que no pudieren de otro modo,
terminará en la casa de Cabildo dando antes vuelta en la Villa.
Sala Capitular Medellín y Agosto 4 de 1823 Por la noche se representará una comedia.
Recibido y contéstese
Puerta —Estrada —Muñoz —Pontón —Vélez—Torres Escribano
Día 8
Francisco Urdaneta Coronel de Dragones de los Ejércitos de la Re- A las diez de la mañana verá el público un simulacro militar, en
pública y Gobernador Comandante de Armas de la Provincia de que se haga ver en pequeño el ataque y defensa de una plaza o
Antioquia del Departamento de Cundinamarca, y en ella Subdele- toma de un reducto y se concluirá este espectáculo con un ejer-
gado de Hacienda y Rentas públicas, por la suprema autoridad etc. cicio de fuego a la [una palabra ilegible]. Después de ver el pú-
Deseando el Gobierno de la Provincia complacer a los Ciuda- blico una muy pequeña acción de guerra, se satisfará del estado
danos de esta Villa que tanto se empeñan en demostrar su pa-

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de disciplina militar en que se halla su guarnición. Por la tarde El Secretario


se presentará al público el muy bello y gracioso espectáculo Andrés Avelino de Uruburu
de juegos olímpicos a caballo o lo que se llama vulgarmente
maestranza, o parejas. Por la noche se representará otra pieza [Archivo Histórico de Medellín, Fondo Concejo de Medellín, t. 96,
en el Teatro. ff. 27-28]

Día 9
Habrá máscaras y disfraces desde las nueve de la mañana,
toros a soga por las calles. Por la tarde habrá comida cívica en Documento nº 23
la playa del río, y por la noche habrá un baile de máscaras en
la plaza. Plan de actividades para la celebración de la batalla de
Este día dedicado al regocijo, a la franqueza, y a la diversión Boyacá en Tunja en el año de 1873.
más popular, seguramente será el más divertido, si los Ciuda-
danos se reúnen de tres en tres, o en el número que les parez- 7 DE AGOSTO
ca, hacen una comida frugal, y formando sus toldas en el paraje DE 1819.
destinado contribuyen con su concurrencia a llenar el objeto CELEBRACIÓN EXTRAORDINARIA DE SU ANIVERSARIO EN
que el Gobierno se propone en él. —Como debe haber un Juez 1873.
dedicado a conservar el orden, se nombra al Alcalde Ordinario INICIATIVA DE LA COMUNIDAD DEL COLEGIO DE BOYACÁ.
de primer voto, bajo cuya seguridad podrán asistir las Señoras
al baile con disfraces o máscaras, si tratasen de bailar. I
En la noche de la víspera, fuegos artificiales y canciones patrióti-
Por último el Gobierno que desea complacer como ha dicho a cas, obsequio espontáneo de la Sociedad de artesanos
los Ciudadanos de esta Villa exige que en estos tres días se cierren
billares y toda casa pública que con título de juegos permitidos II
distraen a los Ciudadanos de la diversión y buen humor que deben Saludo a la aurora del día.
mostrar en días de tan glorioso recuerdo. Publíquese por bando, y
fíjese en los lugares acostumbrados. III
Dado en Medellín a 28 de Julio de 1823— Función religiosa a las 8 de la mañana, en la iglesia de Santiago a
Francisco Urdaneta cargo del Clero de la capital.

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IV coloniales? c) Martirio y sufrimientos de la Patria, de 1816 a 1819.


Formación a las 11 a.m., del cortejo conmemorativo que debe des- d) Justa aspiración de los pueblos oprimidos a la libertad. e) La
filar por la misma vía que en los alrededores y calles de la ciudad mano de Dios en la independencia de la América. f) La Instrucción
siguió en 1819 el Ejército libertador. pública en tiempo de la Colonia. g) Himno fúnebre a los mártires;
marcha al campo en que se levantaron los patíbulos de los patriotas
V que en Tunja fueron inmolados.
Principio, a las 11 y media, del desfile por la vía histórica, marcada 8º En honor de Tunja, a cargo de la Corporación Municipal. Dis-
por los siguientes monumentos: curso en que se presentará el resumen de la historia de la antigua y
1º En honor de la entrada del Ejército patriota. En él se pronun- patriótica ciudad hasta la llegada del Ejército libertador.
ciará un discurso resumiendo los acontecimientos de la guerra de 9º A la memoria de los patriotas que en la ciudad fueron sacri-
la Independencia, hasta el principio de la campaña en que se dio ficados; a cargo del señor Jefe departamental. Discurso descriptivo
libertad al Virreinato de la Nueva Granada. del sacrificio. Himno bélico; marcha al campo de batalla.
2° En honor del combate de Gámeza, a cargo de la Guardia del 10º En honor de la decisiva e inmortal victoria de Boyacá, a
Estado. Discurso descriptivo del combate. cargo del Poder Ejecutivo. Discursos, a) Descriptivo de la batalla.
3° En honor de los célebres movimientos del Ejército libertador, b) Influencia que ella tuvo en la libertad del Continente. Himno de
después de Gámeza y antes de Vargas, a cargo del Tribunal Superior victoria.
del Estado. Discurso descriptivo.
4º En honor de la batalla de Vargas, a cargo de la Guardia colom- ———
biana. Discurso descriptivo de la batalla.
5º A la memoria de los patriotas inmolados por los españoles Un día de tregua a las pasiones políticas; siquiera el día de la Patria!
desde el siglo anterior, a cargo del señor Alcalde de la ciudad. Elogio
de las víctimas. [“7 de agosto de 1819. Celebración extraordinaria de su aniversario
6º A la memoria del Libertador, a cargo de la Sociedad de artesa- en 1873. Iniciativa de la comunidad del Colejio de Boyacá”, El Boya-
nos. Discurso biográfico del héroe. cense, n° 317, julio 26 de 1873, Tunja, p. 214]
7º En honor de la Ciencia, fruto de la libertad, a cargo de la co-
munidad del Colegio de Boyacá. Discursos en que se desarrollarán
los siguientes temas: a) Lo que hoy es el Estado de Boyacá, ¿qué
era antes de la conquista? b) Lo que el mismo Estado era en la
Colonia, ¿debía desearse la continuación de la paz y la tranquilidad

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Documento nº 24 El cambio de régimen.


Le prestó singular movimiento a la ciudad la circunstancia de ve-
Relación que un periódico liberal hace de la celebración del 7 rificarse ayer, además la transmisión del mando, ceremonia que
de agosto y de la toma de posesión del presidente conservador cada cuatro años se celebra con mucha solemnidad. En el pre-
Mariano Ospina Pérez en 1946.
sente la curiosidad pública tuvo mayor interés por el cambio de
régimen. El partido liberal de Colombia, que hasta ayer tuvo el
Cómo transcurrieron los actos oficiales y públicos
supremo mando del Estado que mantuvo con la adhesión entu-
ocurridos en la capital el día de ayer
siasta del pueblo durante 16 años, en que se operaron las mayores
transformaciones de que haya noticia en beneficio de la nación,
Las escuelas militares ovacionadas a su paso por las avenidas. —
hizo dejación de su mandato después de haber sido vencido en las
Un gran despliegue de fuerza armada en toda la ciudad. — Algunos
urnas, no por mayoría de votos del partido contrario, sino por la
incidentes en las calles reales. — Severa vigilancia de la policía.
división interna que surgió en sus filas al lanzarse al debate del 5
de Mayo con dos candidatos tras de cuyos nombres se moviliza-
La ciudad amaneció ayer embanderada con ocasión de la fiesta
ron las grandes masas liberales de Bogotá y de todos los pueblos
nacional del 7 de Agosto, con que tradicionalmente conmemora el
colombianos. Si bien es cierto que el liberalismo confirmó en las
pueblo colombiano la gloriosa jornada libertadora del Puente de
urnas de Mayo la fuerza incontrastable de sus grandes mayorías,
Boyacá, en que se selló la independencia de la patria. Como ocurre
no lo es menos que fue vencido en el debate democrático porque el
en esta fecha, todos los años, tanto en los edificios públicos, como
candidato del partido conservador, doctor Mariano Ospina Pérez,
en todas las residencias, así las ubicadas en los barrios extremos,
obtuvo, como resultado de esta jornada, superioridad sobre el
fue colocado el pabellón tricolor en homenaje a los próceres de
doctor Gabriel Turbay y sobre el doctor Jorge Eliécer Gaitán, cada
la independencia. El programa de los festejos patrios que se ha
uno de los cuales no alcanzó a superar el número de votos del Dr.
venido celebrando de acuerdo con lo resuelto por la Academia de
Ospina Pérez aunque el total de los sufragios demostró suficiente-
Historia y por la Junta de Festejos, culminó ayer cuando en las
mente, dentro de las amplísimas garantías que el gobierno le dio
primeras horas de la mañana hubo las salvas de reglamento. Las
al partido conservador, la enorme mayoría de los efectivos libera-
radiodifusoras iniciaron sus programas radiales con el himno na-
les en todo el país. El liberalismo, vencido, pues, en esa insensata,
cional, que tradicionalmente abre las actividades en las emisoras
y estéril división de sus dos grandes grupos, reconoció, dentro de
capitalinas en nuestras dos fechas magnas: el 20 de Julio y el 7 de
las más puras normas democráticas, el triunfo del candidato con-
Agosto.
servador, y entregó ayer la presidencia de la república al doctor
Mariano Ospina Pérez, primer presidente que tiene el conservatis-

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mo después de tres lustros fecundos y grandes de administración personas que deseaban presenciarlo a su paso por la Avenida de
liberal. la República y las calles reales. Los balcones estaban colmados a lo
Naturalmente el cambio de régimen despertó en Bogotá, y en largo de este trayecto.
otras ciudades del país, el interés público. Eso se advirtió ayer en
las calles de la capital. Se inicia el desfile.
En esta información vamos a reseñar fielmente el desarrollo de El desfile se inició a eso de las 2 de la tarde en el Parque del Cente-
las diversas actividades de Bogotá en el día de ayer. nario, al norte de la ciudad. Lo abrió una división de motocicletas de
la motorización, que iba seguida por los jeeps ametralladores con
Gran despliegue de fuerza. todo el personal militar debidamente equipado.
Pocas veces había registrado la ciudad un despliegue de fuerza
armada como el del 7 de Agosto de 1946. Participó en esa gran Ovación a las Escuelas.
concentración de tropas toda la Brigada de Bogotá y la Policía A continuación seguían dos oficiales montados: uno de Colombia y
Nacional. Las tropas fueron distribuidas adecuadamente en otro del país hermano. E inmediatamente, en impecable formación,
diversos sectores urbanos, y una inmensa zona céntrica quedó con sus vistosos trajes de gala y su casco militar de rojo penacho,
prácticamente bloqueada desde el mediodía hasta después de las 8 pasaron los cadetes de la Escuela Militar de Colombia. El público,
de la noche, cuando los regimientos y batallones que participaron estacionado a lo largo de las vías centrales, ovacionó a nuestro gran
en el despliegue regresaron a sus cuarteles, terminadas las instituto militar. Fueron estos los gritos que escuchamos:
ceremonias de la trasmisión en el Capitolio Nacional. Intervinieron “Viva la Escuela Militar de Colombia! —“Viva el ejército!” “Viva
en el despliegue de las fuerzas armadas las Escuelas Militares de el ejército que deja el partido liberal! “Viva Colombia! “Viva el par-
Cadetes de Colombia y de Venezuela, las escuelas de infantería, tido liberal!”.
caballería, motorización, el batallón Guardia Presidencial, la Siguió a la Escuela Militar de cadetes, la Escuela Militar de Ve-
compañía de sanidad, etc. Varios miles de unidades armadas del nezuela, en admirable formación y en medio de grandes ovaciones
ejército estuvieron así distribuidas en el sector comprendido entre que saludaron con fraternal cariño a los gallardos muchachos de las
San Diego y la calle 6ª. La Policía Nacional, por su parte, sirvió en milicias venezolanas qua tuvieron la grata ocasión de apreciar ayer
muchas manzanas ubicadas dentro del mismo perímetro. el sincero afecto que nuestro pueblo tiene por el suyo. La Escuela
Militar de Venezuela, que hizo una brillante demostración de disci-
En los balcones. plina, demostrativa del alto grado de superioridad a que ha llegado,
El anuncio del desfile de las Escuelas Militares de cadetes de Co- vestía un uniforme de pulcro corte, en tono azulado, que impresio-
lombia y de Venezuela llevó a las arterias públicas a millares de nó al público capitalino. Al paso del estandarte de la nación her-

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mana, el pueblo se descubría con admiración y respeto, mientras reglamento, al nuevo presidente de la república. En los balcones
de una y otra ala de las avenidas salían voces de entusiasmo y de del Palacio municipal, el edificio Liévano, etc., había numerosas
emoción: personas.
Viva Venezuela!
Viva el país hermano! Incidentes en las Calles Reales.
Viva el ejército venezolano! Después de las 4 de la tarde hubo numerosos incidentes en las
Viva Colombia! Calles Reales de Bogotá, entre la 11 y la 14, por la carrera 7ª. En
Viva el gran partido liberal! nuestra información policiva registramos con amplios detalles
Los cadetes venezolanos, huéspedes muy gratos de nuestro los resultados de tales incidentes. Se originaron muchos de ellos
país, tuvieron la ocasión muy propicia de medir y apreciar el cuando grupos nutridos de liberales, muchos de los cuales lleva-
afecto de Bogotá por el pueblo hermano, y de escuchar los respe- ban el pabellón tricolor, prorrumpieron en estruendosos vivas al
tuosos vivas lanzados a su paso por las vías céntricas de la capital partido liberal. Se organizaron varias manifestaciones que estu-
de Colombia. vieron recorriendo esas calles vivando al liberalismo. Pero algu-
nos de ellos llevados por el excesivo entusiasmo y visiblemente
En la Plaza de Bolívar. exaltados por algunos mueras que varios provocadores lanzaron
En la Plaza de Bolívar se congregaron las dos Escuelas Militares y que no queremos registrar en esta información, contestaron
que estuvieron allí hasta la terminación de los actos cumplidos esas voces descompuestas con otras igualmente descomedidas
en el Capitolio sobre los cuales informamos en otro lugar de esta y que tampoco podemos registrar en esta reseña. Cuando los
edición. Grupos muy nutridos de curiosos ocuparon el andén grupos liberales trataron de acallar las voces desmedidas de los
norte de la plaza, donde está el edificio de la tesorería en la calle provocadores se provocaron dichos incidentes.
11, y el occidental de la carrera octava, entre las calles 10 y 11.
Los costados oriental y sur no se dieron al libre acceso del pú- Granadas de gases lacrimógenos.
blico. Cordones de policía cerraron con muchas seguridades las La policía que tenía órdenes terminantes de reprimir con seve-
vías de acceso a la plaza de [sic] presentaba un aspecto intere- ridad todo intento de perturbación de la tranquilidad ciudadana
sante, pues estaba vacía a fin de que pudieran transitar libremen- que pudiera empañar o deslucir la jornada de ayer, disparó no
te hacia el Capitolio las misiones diplomáticas especiales y los menos de medio centenar de proyectiles de gases lacrimógenos
parlamentarios e invitados a las ceremonias del salón elíptico. que se expandieron por todas las vías céntricas. Una humilde
Solo ocupaban puesto en la Plaza las dos escuelas de cadetes que mujer del pueblo resultó gravísimamente lesionada con uno de
se formaron frente al Capitolio con el fin de rendir los honores de los cascos de las bombas disparadoras [sic] por la policía que se

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ciñó estrictamente a las órdenes que se le impartieron para evitar La vigilancia fue severa, completa, total. La caballería estuvo en
cualquier incidente desagradable. San Francisco hasta las 8:30 de la noche. En la carrera 7 también
hubo piquetes de caballería. En la calle 11 hasta la carrera 6 montó
Lágrimas y tumultos. guardia con bayoneta calada la infantería. Todos los costados de la
Desde las cinco de la tarde hasta mucho después de las 9 de la noche, Plaza de Bolívar estaban cerrados por carabineros de la policía o por
fueron dos las características de la concentración ciudadana en las agentes provistos de los gruesos cables de seguridad para impedir el
calles reales: lágrimas y tumultos. Los liberales que colmaban las vías acceso del público a la plaza mayor en la que se destacaba la silueta
céntricas, las señoras curiosas, los mismos agentes de la policía des- del monumento del Libertador.
provistos de la mascarilla de protección, lloraban a torrentes. Todas La carrera 6 estuvo completamente bloqueada en el trayecto
las personas que por allí pasaron tuvieron muy serias irritaciones comprendido entre las calles 12 y 6. En la plazuela de San Agustín se
oculares por las bombillas de gas disparadas constantemente por la cerró el tránsito con unidades de la policía que montaron cordones
policía para disolver a los grupos de ciudadanos que con mucho en- de seguridad en la carrera 9, en la 8 y en la 7. Por ninguna de las
tusiasmo gritaban: Viva el partido liberal! Apenas se escuchaba un calles comprendidas entre las 6 y la 9, y las calles 12 y 6, se pudo
viva sonaba el golpe duro, seco, profundo de la bombilla de gas. Y transitar hasta muy avanzadas horas de la noche. Naturalmente
se producía el tumulto. Hubo algunas pedradas especialmente en la no hubo servicio de tranvías sino después de las 11 de la noche. La
zona comprendida entre las calles 12 y 13, donde se localizó un foco ciudad estuvo, pues, prácticamente paralizada hasta esa hora cuando
de agitación que estuvo moviéndose por espacio de muchas horas. comenzó a restablecerse la normalidad. Los cafés fueron cerrados
Varios de los miembros del cuerpo diplomático, numerosos par- como medida de precaución. Pero a las 12 de la noche la tranquilidad
lamentarios e invitados especiales a las ceremonias del salón elíptico era ya completa con lo cual terminó a esa hora exactamente, el día 7
sufrieron también el irritante fastidio de los gases lacrimógenos que de agosto de 1946.
mantuvieron durante largo tiempo en condiciones de difícil circula-
ción las calles reales. [“Cómo transcurrieron los actos oficiales y públicos ocurridos en la
capital el día de ayer”, El Tiempo, agosto 8 de 1946, Bogotá, pp. 1, 11]
Una severa vigilancia.
Los redactores de este diario que se desplazaron por las principales
vías de la zona central presenciaron estas escenas. Y tuvieron que
correr cada vez que sonaba el estallido de la fastidiosa bomba de gas.
Y se vieron obligados como todas las personas que estaban en ese
bloque urbano, a usar el pañuelo para librarse de la molestia ocular.

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Lecturas P. ¿Qué hechos notables de valor y de patriotismo registra la his-


toria de la guerra de nuestra independencia? / R. Para responder
a esa pregunta sería necesario recitar aquí la historia entera de
 La celebración en Ubaté, en Archivo General de la Nación, Repú- aquella gloriosa guerra: toda ella es un tejido de acciones gran-
blica, Secretaría de Guerra y Marina, t. 323, f. 185rv. des de valor y de patriotismo. ¡Qué denuedo, qué arrojo en los
combates! ¡Qué sufrimiento en los campamentos y en las mar-
 Algunas de las celebraciones de los primeros cinco años en: chas! ¡Qué abnegación personal! ¡Qué ardimiento, qué entusias-
“Aniversario de Boyacá”, Gaceta de la Ciudad de Bogotá, nº 56, mo, qué fe ciega en la santidad y en el triunfo de la causa! Algunas
agosto 20 de 1820; “Día de Boyacá”, La Indicación, nº 3, agosto 10 de las campañas de aquella heroica lucha, ofrecen los rasgos de
de 1822, Bogotá; “Batalla de Boyacá”, Gaceta de Colombia, nº 205, un poema o de una novela” (imprenta de “El Mosaico”, Bogotá,
septiembre 28 de 1825, Bogotá; “Convite por Junín”, Gaceta de 1865, pp. 20-21).
Colombia, nº 200, agosto 14 de 1825, Bogotá.
 Uno de los artículos de prensa sobre la conmemoración du-
 Sobre la celebración del 7 de agosto entre 1821 y 1861 con- rante la Regeneración en: “Correspondencia”, El Tolima, nº 105,
sulté sistemáticamente los periódicos Gaceta de Colombia, Gaceta octubre 9 de 1890, Ibagué.
de la Nueva Granada y Gaceta Oficial.
 La reflexión de Luis Tejada en Gotas de tinta, Instituto Co-
 La referencia del libro de José Benito Gaitán: El institutor. Co- lombiano de Cultura, Bogotá, 1977, pp. 155-157. Una idea simi-
lección de textos escojidos para la enseñanza en los colejios y en las lar a la de Tejada había expresado Carlos Arturo Torres en “Las
escuelas de los Estados Unidos de Colombia, Imprenta de Gaitán, injusticias de la posteridad”, La Civilización, nº 13, febrero 18 de
Bogotá, 1870. El Catecismo republicano que Cerbeleón Pinzón es- 1910, Bogotá, p. 1. Allí planteó: “Erigiendo nuevos monumentos
cribió para la Guardia Colombiana enseñaba así las principales al Capitán victorioso [Bolívar] pueden tranquilamente relegarse
batallas de la independencia: “P. ¿Cuáles fueron las batallas más al olvido los otros próceres; la fama del vencedor integra, o di-
notables, ganadas por las huestes libertadoras, y que más con- suelve la de sus predecesores, los padres de la Patria; la deuda
tribuyeron a afianzar nuestra independencia? / R. Boyacá, Cara- para con esta queda salvada, y satisfecha la justicia retrospectiva.
bobo, Pichincha, Junín y Ayacucho. / P. Decid las fechas de esas La mentalidad que para los propósitos de la rememoración y de
gloriosas batallas. / R. Boyacá el 7 de agosto de 1819. / Carabobo la gloria sustituye así un hombre a un pueblo y que nos apresu-
el 24 de junio de 1821. / Pichincha el 23 de mayo de 1822. / Junín ramos a declarar, no ha sido la de un grupo de ciudadanos, sino
el 6 de agosto de 1824. / Ayacucho el 9 de diciembre de 1824. […] la de todo el país, es la misma que hemos bautizado en otra parte

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con el nombre de herolatria, en cuanto esta comporta la injusta bates y diversos triunfos quedaron reducidos a uno solo: la victoria
aplicación a uno solo de lo que de muchos es: se confirma una en el Puente de Boyacá. Había sido el combate final y seguramente
vez más que ante la fascinación del héroe afortunado y del éxito era más fácil forjar una conexión emocional con una sola jornada
coactivo todo desaparece, principiando por la justicia y acabando que con una serie de hechos. Véase “Día 7 de agosto”, Gazeta de la
por la memoria”. ciudad de Bogotá capital del departamento de Cundinamarca, n° 55,
agosto 13 de 1820, Bogotá, p. 144.
 La primera izquierda, heterodoxa y reformista, celebró el 7 de
agosto como uno de los días memorables de una nación que era
preciso transformar dentro de la democracia. La izquierda poste-
rior, totalitaria e internacionalista, se negó a darle un significado
positivo a las celebraciones patrias. Su fiesta primordial, el pri-
mero de mayo, es una celebración transnacional. Sobre la prime-
ra actitud, véase: “El homenaje obrero”, El Obrero Colombiano, 2ª
época, nº 24, agosto 11 de 1917, Bogotá, pp. 1-3; “La plataforma
socialista”, La Libertad, nº 192, mayo 28 de 1919, Bogotá, pp. 2-3.

 Sobre la celebración del 7 de agosto durante los gobiernos con-


servadores de mediados del siglo XX: “Solemnemente condecorado
el Ejército en todas sus armas”, El Tiempo, agosto 8 de 1948, Bogotá,
p. 1; “Actos celebrados ayer en honor al General Francisco de P. San-
tander”, El Tiempo, agosto 8 de 1948, p. 1; “El 133º aniversario de
la Batalla de Boyacá se celebra con varios actos”, El Tiempo, agosto
7 de 1952, p. 1.

 La celebración de López Michelsen en: “Fiesta! Imponente ca-


balgata y desfile folclórico”, El Tiempo, agosto 8 de 1975, p. 1A.

 Desde el primer aniversario de los triunfos militares de mediados


de 1819 en la provincia de Tunja, lo que habían sido diversos com-

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