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Analisis Transaccional y Gestalt
Analisis Transaccional y Gestalt
1. Presentación
o Los orígenes
o Filosofía y principios del Análisis Transaccional
o Las metas del Análisis Transaccional
o Principios de la aplicación del Análisis Transaccional
o Los campos de aplicación
o Qué ofrece el Análisis Transaccional
2. Algunos conceptos básicos
o Análisis Estructural
o El Análisis Transaccional
o Las hambres psicológicas básicas
o Posiciones existenciales o básicas
o El guión de vida y la identidad
o Los rackets y los juegos psicológicos
o Referencias bibliográficas
EL ANÁLISIS TRANSACCIONAL
1 Presentación
Los orígenes
El Dr. Eric Berne (1910-1970), médico psiquiatra, fue el fundador, principal creador e
innovador del Análisis Transaccional. Elaboró su modelo a partir de sus observaciones en la
psicoterapia de grupo a principios de los años cincuenta. En su elaboración reconoce la influencia
de sus maestros Paul Federn y Erik Erikson, con quienes se psicoanalizó. Siempre fue respetuoso
con las teorías psicoanalíticas en las que se formó. Se rodeó de un equipo de colegas y organizó
regularmente unos seminarios en San Francisco, California, para compartir sus experiencias como
terapeutas de grupo y con vistas a desarrollar un modelo de “psiquiatría social” basada en el
estudio de las interacciones entre las personas, que llamó Análisis Transaccional.
Esta investigación continuó gracias a la ITAA (Asociación Internacional de Análisis
Transaccional), fundada por el mismo E. Berne, y ha permitido profundizar ciertos conceptos del
Análisis Transaccional o aportar desarrollos diferentes dentro de la teoría.
La filosofía del Análisis Transaccional, basada en la filosofía humanista, parte del principio
de que “todos nacemos bien”. Berne decía metafóricamente que “todos nacemos príncipes
y princesas”. Después, en nuestras relaciones con los demás tomamos decisiones
autolimitadoras con las que nos convertimos en “sapos o ranas encantadas”. Pero
básicamente “Yo soy OK (valioso y respetable) - Tú eres OK (valioso y respetable)” como
persona. Soy una persona digna de confianza y respeto básico en mí mismo y en el otro.
El segundo principio en que se basa el Análisis Transaccional es que todos tenemos un
cierto potencial humano determinado por los condicionamientos genéticos,
circunstanciales de salud, y sociales de origen y procedencia, pero un cierto potencial
humano, que podemos desarrollar.
Las limitaciones externas al desarrollo de nuestro potencial humano, y sobre todo las
limitaciones internas decididas tempranamente, producen la infelicidad, la auto-limitación
de las habilidades personales para resolver problemas y enfrentarnos a la vida y, en
definitiva, la patología. De modo que yo soy responsable de mi vida y decido lo que es
bueno para mí.
El tercer principio en que basa su filosofía el Análisis Transaccional es que todos podemos
cambiar en pos de la autonomía y tenemos los recursos necesarios para hacerlo. Estos
recursos pueden ser personales o relacionales, e incluyen la posibilidad de tomar nuevas
decisiones más autopotenciadoras.
La meta del Análisis Transaccional como psicoterapia o como herramienta de intervención psico-
social es la autonomía, que se define por:
a) Comprender cómo entramos en relación con los otros, lo que buscamos en nuestras
relaciones y cuáles son nuestras raíces ocultas que nos hacen reaccionar de manera
repetitiva.
b) Sentir y tomar conciencia de qué es lo que pasa en nosotros y, por tanto, de qué
necesitamos, deseamos y de cuáles son nuestras metas.
c) Actuar y tomar la iniciativa para poner en marcha los cambios personales, relacionales u
organizacionales. Utilizar los Permisos, la Protección y la Potencia necesarios para alcanzar
nuestro desarrollo y evolución.
Principios de la aplicación del Análisis Transaccional
“Un contrato es un acuerdo Adulto con uno mismo o con otra persona para realizar un
cambio”.
Todo lo anterior se desarrolla en un marco de respeto mutuo acerca de la propia valía y del
potencial que todo ser humano tiene para enfrentarse a la vida y a las situaciones. Es decir, desde
la perspectiva de “Yo soy OK (guay) - Tú eres OK (guay)”, “busco la ayuda que tú me puedes dar, y
que tú me ofreces”.
Los campos de aplicación
1. A cualquier persona:
o Formación básica, sencilla y clara en aspectos psicológicos esenciales como la
personalidad, la comunicación, las necesidades humanas, los sentimientos y
emociones, las actitudes, la dinámica de grupos, etc.
o Instrumentos útiles para explicar los comportamientos propios y de los otros para
poder basar de forma sólida las estrategias de relación y cambio.
o Opciones y medios efectivos para poder dar alternativas a los conflictos que se
producen en las relaciones interpersonales.
o Modelos de referencia para la observación, auto-observación y el crecimiento
personal y profesional.
o Experiencias vivenciales individuales y grupales que abren nuevas perspectivas en la
comunicación personal y en la solución de problemas.
2. A los profesionales de cualquiera de las áreas arriba indicadas:
o Una nueva perspectiva psico-social integradora e integrable con sus conocimientos
profesionales previos.
o Una serie de herramientas para el diagnóstico, intervención y evaluación de la
realidad psico-social donde se desarrolla su actividad.
o Una organización científica, profesional, bien estructurada en distintos niveles
regionales: nacional e internacional.
o Un código de ética profesional común.
o Unos requisitos de formación y unos procedimientos de entrenamiento profesional
comunes en prácticamente todo el mundo, en los distintos campos de aplicación
del Análisis Transaccional.
o Unos cuerpos de certificación profesional independientes de la estructura política
de las organizaciones.
o Una serie de publicaciones para la difusión de los avances científicos y profesionales
del Análisis Transaccional.
o Una serie de Congresos periódicos para el intercambio de experiencias y avances en
los distintos campos de aplicación del Análisis Transaccional.
ANÁLISIS TRANSACCIONAL
Análisis Estructural
El modelo que Eric Berne elaboró a partir de las observaciones clínicas, en especial en los
grupos de terapia, para comprender la estructura y la dinámica de la personalidad, es el modelo
de los estados del yo. Un Estado del Yo es “un sistema de emociones y pensamientos acompañado
de un conjunto afín de patrones de conducta” (Berne, 1964, 1987).
Berne observó que los diferentes estados del yo que usamos las personas pueden
clasificarse en tres grandes grupos que tienen algo en común y que los distingue entre sí. Los tres
grupos de estados del yo los denominó Padre, Adulto y Niño (cuando se refieren a estados del yo,
Padre, Adulto y Niño se escriben con mayúsculas), y se les representa mediante un diagrama como
el de la Figura nº 1.
Los estados del yo se consideran manifestaciones fenomenológicas de tres partes distintas
de la estructura de nuestro Aparato Psíquico. Estas partes son lo que Berne llamaba Órganos
Psíquicos, y suponía que son tres: La Extereopsique, la Neopsique y la Arqueopsique (Berne, 1961,
1976). Se manifiestan, tanto internamente (pensamientos y sentimientos) como externamente (lo
que hablamos y lo que hacemos), de manera distinta.
Berne definió el estado del yo Padre como “una serie de sentimientos, actitudes y pautas
de conducta que se asemejan a los de una figura parental” (Berne, 1964, 1987).
La Extereopsique puede manifestarse como un estado del yo Padre activo, o también como
una influencia interna sobre la Arqueopsique, de manera que cuando se analiza un estado del yo
Padre debe aclararse si se trata del estado activo del yo o la influencia Parental.
“una serie de sentimientos, actitudes y pautas de conducta que son reliquias de la propia infancia
del individuo” (Berne, 1961, 1976).
La Arqueopsique se manifiesta como estados del yo Niño, pero siempre está bajo la influencia
de la Extereopsique. De modo que la influencia Parental es la que determina si el Niño Adaptado o
el Niño Natural está en activo en un momento dado.
1. El Niño Adaptado. Es un estado arcaico del yo que se encuentra bajo la influencia Parental.
Se manifiesta por medio de un comportamiento que está congruentemente bajo la
influencia o dominación de dicha influencia Parental, o sea, una conducta de aceptación,
obediencia u ocultamiento (y también de rebeldía).
2. El Niño Natural. Es un estado arcaico del yo que está libre (o, según Berne, trata de
liberarse) de la influencia Parental (en todo caso está bajo la Protección y con el Permiso de
dicha influencia). Se manifiesta con formas de conducta como la espontaneidad (Berne
pone aquí la rebeldía) o la satisfacción de los propios sentidos. Se diferencia del Adulto
autónomo por la ascendencia en el Niño de los procesos mentales arcaicos (primarios) y
por la clase diferente de probatura de realidad.
Berne definió el estado del yo Adulto como “caracterizado por una serie autónoma de
sentimientos, actitudes y pautas de conducta adaptadas a la realidad actual” (Berne, 1961, 1976).
El diagnóstico de los estados del yo, dice Berne, es una cuestión de agudeza visual y
auditiva, de perspicacia y de una especial sensibilidad intuitiva. La hipótesis es que en cada
momento es uno de los tres órganos psíquicos el que está al control y, por tanto, que las
manifestaciones fenomenológicas son discretas, es decir, se manifiestan una a una aunque
cambien de momento a momento.
Hay cuatro métodos de diagnóstico de un estado del yo que son complementarios y nos
permiten precisar el diagnóstico:
Diálogos internos
A la hora de enfrentar una determinada situación, los estímulos de la misma llegan a los
tres órganos psíquicos y se activan los estados del yo Padre, Adulto y Niño frente a la situación;
son los recursos internos de que dispone la persona para responder o reaccionar y darle salida a la
situación.
2. El Padre Interno (Influyente). Se experimenta frente a la situación como una voz dentro de la
cabeza que nos dice:
Los tres órganos psíquicos se influyen mutuamente (Figura nº 2). A veces tenemos
conciencia de ello (conciencia Adulta) y percibimos esa influencia como un auténtico diálogo
interno entre diferentes partes de uno mismo. Otras veces el diálogo es inconsciente (sin
conciencia Adulta), especialmente cuando es entre la Arqueopsique (Niño) y la Extereopsique
(Padre), pero el resultado o el efecto de ese diálogo puede evidenciarse en forma de
pensamientos, sentimientos, estados de ánimo o conductas a veces poco conscientes o
incontroladas, hasta que el diálogo interno es aclarado y el Adulto puede ganar control sobre él.
En determinados momentos y situaciones, entre los estados del yo puede haber armonía,
cooperación y, como consecuencia, coherencia y notable fuerza. En otras ocasiones, por el
contrario, puede haber conflicto, oposición y desarmonía, en cuyo caso habrá diferentes grados de
consistencia y de coherencia interna o exterior.
El poder ejecutivo
Uno de los resultados de la estimulación de los tres estados del yo, ante cualquier
situación, y de ese diálogo interno, es que, en cada ocasión, uno de los tres estados del yo va a
llevar el control del comportamiento de la persona. Él es el que tiene el control ejecutivo de la
personalidad en ese momento. Los otros estados del yo pueden estar conformes o no con la forma
en que el ejecutivo está llevando la situación. Si no lo están, con posterioridad habrá algún tipo de
secuela emocional como culpa, vergüenza, resentimiento, apatía, etc.
El adulto integrado
Este uso de los tres estados del yo de manera flexible, armónica, adecuadamente adaptada
a las situaciones de la vida, con el poder ejecutivo en el Adulto, es una forma óptima de funcionar
que a veces se denomina el Adulto Integrado.
Una persona, cuando funciona como Adulto Integrado, se comporta de manera que tiene
en cuenta y cuida adecuadamente sus necesidades y deseos, sus emociones, sentimientos e
ilusiones. Tiene en cuenta de manera realista los datos y circunstancias de las situaciones, los
efectos y consecuencias de sus decisiones y de sus actos, y el impacto que tendrán estos en su
entorno y las personas de él. Se dirige a alcanzar sus propios objetivos y tiene en cuenta sus
propios criterios y valores y su ética, y respeta los de los demás.
El Análisis Transaccional
El análisis estructural permite un análisis muy sofisticado de lo que está pasando entre dos
o más personas cuando éstas están en interacción social, o de lo que está pasando en el proceso
interno de una persona entre sus tres estados del yo. Es decir, permite el análisis de las
transacciones sociales y de las transacciones internas.
Transacciones complementarias
Las transacciones más sencillas son complementarias: son aquellas en las que la respuesta
regresa del estado del yo que recibió el estímulo al que lo emitió; es decir, la respuesta es la
esperada, sigue el orden natural de las relaciones humanas. Una transacción complementaria
involucra un estado del yo en cada persona. Las transacciones tienden a producirse en cadena, de
modo que cada reacción es a su vez un estímulo que puede tener o no una respuesta.
Una transacción es cruzada cuando la respuesta no vuelve del estado del yo que recibió el
estímulo al que lo emitió.
En una transacción ulterior se envía más de un mensaje a la vez. Uno de ellos es abierto y
generalmente verbal: es el nivel social del mensaje. El otro es oculto, generalmente no verbal: es
el nivel psicológico del mensaje. Muchas veces el nivel social de la transacción tiene un contenido
Adulto-Adulto, mientras que el nivel psicológico de los mensajes son Padre-Niño o Niño-Padre; en
el ejemplo anterior, Adulto-Niño. Veamos otro ejemplo:
Tercera regla de la comunicación: “lo que ocurre después de una transacción ulterior está
determinado por el nivel psicológico y no por el nivel social”. Si deseamos comprender el
comportamiento debemos prestar atención al nivel psicológico de la comunicación.
También asociado con este hambre de estímulos podemos valorar el hambre de incidentes.
De hecho los incidentes son situaciones que alteran el estado del medio, y toda alteración del
medio resulta en un estímulo para la persona. La ausencia de estímulos y de incidentes provoca el
aburrimiento, que para la mayoría resulta insoportable.
Las caricias
Las caricias son esenciales para la vida de una persona. Sin ellas, dice metafóricamente
Berne, la “medula espinal se encogerá”. Se ha comprobado que un niño muy pequeño necesita
caricias físicas reales para mantenerse vivo y sano. Los adultos pueden sobrevivir con menos
caricias físicas conforme aprenden a intercambiar caricias verbales o simbólicas.
Las caricias pueden ser positivas, como alabanzas y expresiones de aprecio, y negativas,
como los juicios negativos o las devaluaciones. Pueden ser incondicionales, cuando se dan y
reciben por el mero hecho de existir y por lo que se es, y condicionadas, cuando se dan y reciben
por lo que hacemos.
Hambre de estructura
El hambre de estructura empieza a ser importante en cuanto se desarrolla de forma
operativa el Adulto. Es decir, cuando el niño empieza a dar sentido a su experiencia en contacto
con el mundo que le rodea y en sus relaciones transaccionales con las personas que le rodean. El
hambre de estructura lo planteaba Berne como la necesidad de estructurar el tiempo con el fin de
obtener la máxima cantidad de ganancias internas y externas. En este sentido, el hambre de
estructura podríamos decir que tiene al menos dos dimensiones principales: estructura externa y
estructura interna.
En las áreas en las que el parentamiento no ha sido tan satisfactorio, la adaptación a esas
circunstancias y a los mensajes recibidos y percibidos da como resultado una serie de decisiones
autolimitadoras que constituyen nuestro guión de vida con diversos niveles de identidad que
veremos más adelante.
Berne dice que hay tres tipos de fuentes de programación del tiempo: material, social e
interna o individual. Cada una de ellas dará como resultado distintas formas de estructurar
nuestro tiempo en relación social con los otros y las formas de intercambio de caricias, es decir, las
transacciones.
La programación individual estructura las transacciones de dos formas. Una en la que las
transacciones discurren de modo natural, no programadas socialmente ni materialmente, de
forma que el intercambio de caricias se orienta a satisfacer la necesidad de encuentro genuino y
directo entre las personas. Es lo que Berne llamaba intimidad.
Para que esto sea posible es necesario que las personas estén en contacto con su identidad
personal realista positiva, de modo que tengan Permiso para ser conscientes, espontáneos,
auténticos, aceptando los límites propios, ajenos y de la realidad, es decir, autónomos.
Cuando las personas están en contacto con sus identidades de guión, basadas en
decisiones tempranas autolimitadoras, su programación individual tenderá a estructurar las
transacciones de modo que las caricias que se intercambian procuren confirmar esos aspectos de
las identidades de guión.
Como hemos visto antes, desde el mismo momento de nuestra existencia todos realizamos
un proceso de adaptación con el fin de asegurarnos la satisfacción de nuestras necesidades básicas
tanto físicas como psicológicas, en especial las necesidades de estimulación, de reconocimiento y
de estructura.
Esta actitud, que Berne llamó saludable o transparente para la relación interpersonal, tiene
pues sus raíces en decisiones tempranas tomadas en la infancia en nuestras primeras relaciones.
Después, a lo largo de la vida, en cada encuentro, en cada ocasión relacional, podemos reforzar o
no esta decisión.
Por otra parte, puedo pensar nuevas estrategias de cómo conducir una situación relacional
para conseguir que al final se refuerce en mí esa posición u otra cualquiera. Aunque
aparentemente esto parezca poco espontáneo, a la larga es un buen procedimiento Adulto de
mejorar tanto el estado satisfactorio de uno mismo como la relación con el otro.
Sólo la posición psicológica básica de ‘Yo soy OK (guay) - Tú eres OK (guay)’ hace posible
unas relaciones auténticas entre las personas. En aquellas en las que las necesidades y deseos
naturales no se ven satisfechos, o la expresión de sus emociones y sentimientos no reciben la
atención, el apoyo o la aceptación del entorno social, el niño decide ensayar nuevas formas de
expresión y de comportamiento que le proporcionen la atención que requiere y las caricias que
necesita para sobrevivir. En este proceso el niño además adopta decisiones relativas a sí mismo y a
los otros distintas de las de ‘Yo soy OK (guay) - Tú eres OK (guay)’.
Estas posiciones de vida adaptativas para la supervivencia, se convierten así en una manera de
percibirse a sí mismos y a los otros en la relación, que autolimitan su realización como persona
pero al menos le permiten sobrevivir y conseguir, aunque sea de manera manipulativa, la atención
que necesita. Posteriormente repetirá episodios de comportamiento sobre la base de estas
creencias que darán como resultados confirmaciones sucesivas de las mismas.
4. ‘Yo soy OK - Tú serás OK si… complaces, eres perfecto, te das prisa, eres fuerte o te
esfuerzas’. (+/+ si…)
5. ‘Tú eres OK - Yo seré OK si… complazco, soy perfecto, me doy prisa, soy fuerte o me
esfuerzo’. (+ si…/+)
Todas estas posiciones distintas de la posición existencial saludable tienen una influencia
grande en el desarrollo de relaciones que, más que de autentica comunicación, son relaciones
simbióticas manipulativas y favorecen posiciones desde las que se establecen los conflictos de
relación y los juegos psicológicos.
Las posiciones existenciales, así como los otros aspectos de la identidad, forman parte de
nuestro guión de vida y son fruto de decisiones tempranas que adoptamos en respuesta a los
mensajes recibidos y percibidos del entorno en relación con nuestra conducta natural.
la identidad potencial (el Príncipe o la Princesa) es la primitiva identidad con la que todos
nacemos.
Berne decía que “todos nacemos Príncipes y Princesas” para hacer referencia a esta
identidad potencial inicial. Como decíamos antes, en el mejor de los casos, si las necesidades
básicas de aceptación, amor, estimulación y reconocimiento se satisfacen adecuadamente, esta
identidad básica está llamada a desarrollarse en la identidad realista positiva característica del
individuo autónomo. Se manifiesta en todas aquellas áreas de la vida en las que el individuo ha
conseguido interiorizar de su entorno, es decir de los padres y demás figuras parentales, mensajes
con el Permiso o los Permisos apropiados para su autorrealización positiva y realista. Esto incluye
integrar tanto sus potencialidades como sus límites. El resultado es un conjunto de decisiones
autopotenciadoras de su identidad realista positiva que incluye una posición existencial de ‘Yo soy
OK - Tú eres OK’.
La posición existencial asociada con la Máscara y el Héroe, es alguna de las que hemos llamado
condicionadas. Tanto la Máscara como el Héroe contribuyen a mantener oculto, y a veces
inconsciente,
la identidad psicológica negativa o de guión (el Sapo o la Rana que decía Berne)
que fue real para el niño en algún momento en aquellas áreas de la vida en las que recibió o
percibió un mensaje limitador, es decir, un Mandato.
Los contramandatos son muy variados; son mensajes verbales o modelados por los padres y toman
la forma de normas y prescripciones a cerca de cómo hay que comportarse en la vida para ser
aceptado socialmente en el entorno familiar y social.
Los mandatos son mensajes más emocionales y no verbales que verbales. Se envían y se reciben en
momentos de estrés y afectan a áreas específicas de la identidad y el comportamiento natural de
la persona. Los Robert y Mary Goulding (1976), a partir de la experiencia clínica, identificaron al
menos doce mandatos específicos:
Todos hemos recibido una cierta variedad de ellos e incluso hemos imaginado recibirlos, y
respecto de cada uno de ellos nosotros tomamos decisiones de forma arqueopsíquica más que
neopsíquica. Son estas decisiones tempranas, dependientes, contradependientes o
independientes frente a esos mensajes lo que determina el tipo de autolimitación de vida concreta
que adoptamos dentro de la identidad de guión.
En este nivel de identidad, las posiciones asociadas son: la posición introyectiva (-/+) en los
aspectos en los que se sigue el mandato de manera dependiente; la posición proyectiva (+/-) en
los aspectos contradependientes frente al mandato; y la posición nihilista (-/-) en los aspectos de
independencia frente al mandato, pero bajo su influencia.
La terapia de redecisión, ideada por los Goulding, va orientada a crear el ambiente y la relación
terapéutica que permita el adoptar nuevas decisiones a nivel arqueopsíquico e integrar esas
vivencias a nivel neopsíquico, de forma que no interfieran en la adaptación saludable a la realidad
y transformen los aspectos de la identidad de guión en aspectos de la identidad positiva realista.
Una vez decidido nuestro guión de vida, cuando estamos en contacto con nuestros niveles
de identidad relacionados con el guión de vida, distorsionamos la percepción de las situaciones de
la vida de forma que encajen en nuestras creencias de guión; seleccionamos las personas con
quien relacionarnos de modo que nos permitan entablar transacciones motivadas por esas
creencias; experimentamos sentimientos y sensaciones somáticas familiares pero no conectadas
directamente con la realidad “aquí y ahora”, que por tanto no motivan una acción efectiva para la
resolución de las situaciones de forma satisfactoria. La consecuencia es que se refuerzan todavía
más esos niveles de identidad.
Distorsión de la percepción
Todos elaboramos un Marco de Referencia (Schiff et al., 1975) a través del cual filtramos
los estímulos que percibimos de la realidad para que encajen en nuestras creencias de guión y a
través del cual autorregulamos nuestra conducta de manera que se mantenga estable este
sistema de creencias que es el Marco de Referencia.
El mecanismo psicológico interno que utilizamos para perpetuar este Marco de Referencia
basado en el guión es el descuento. La consecuencia es una autolimitación en las opciones a la
hora de resolver los problemas y una serie de conductas pasivas a la hora de enfrentarlos, que van
desde ‘no hacer nada’ hasta otras formas más sutiles de pasividad dentro del guión como son:
‘sobreadaptarse’ a los otros, a sus supuestas necesidades o a normas que no resultan efectivas
para resolver los problemas; ‘agitarse’ intentando actuar sin un objetivo dirigido a la resolución de
los problemas; ‘incapacitarse’ o ejercer ‘violencia’ contra las personas o las cosas como forma de
descarga después de la agitación sin que ello resulte en la resolución de los problemas.
Sentimientos naturales y parásitos
La función de lo que sentimos es la toma de conciencia de las situaciones en las que nos
encontramos y la motivación de la acción emocional efectiva que resuelva la situación, de modo
que se satisfagan nuestras necesidades actuales.
Las emociones básicas que tienen ese valor funcional son la alegría, la tristeza, el miedo y el
enfado. Son las emociones naturales que el niño experimenta en la interacción natural con el
entorno en función de la satisfacción de sus necesidades.
Los rackets
En cuanto a las relaciones transaccionales motivadas por las creencias de guión, adoptan la
forma de relaciones simbióticas de extorsión de caricias, generalmente inconscientes, que se
denominan rackets. Berne adoptó esta palabra del ‘slang’ de los ‘gansters’ para expresar de forma
eidética su carácter de extorsión transaccional que tienen este tipo de relaciones.
En este tipo de relaciones las personas están en contacto con su Mascara o su Héroe o
Heroína; una de las dos personas adopta el rol de Víctima y la otra adopta el rol de Salvador
(Karpman, 1968) en forma de ‘Generoso inefectivo’ o de ‘Controlador ineficaz’. Mientras el
acoplamiento se mantiene se experimentan sentimientos parásitos de una seguridad inestable.
Un juego psicológico es una serie de transacciones ulteriores que se realizan sin conciencia
Adulta, en las que se implican las personas de forma repetitiva, que conducen a un final previsible
dentro del guión de cada persona que participa. En el final del juego las personas experimentan
sentimientos parásitos y terminan pensando ideas que refuerzan sus creencias de guión.
Los juegos incluyen pues un cambio en el proceso relacional que comprende un cambio en
los estados del yo de las personas implicadas, un cambio de roles y un cambio en la posición
simbiótica inicial. Los roles iniciales de Víctima y Salvador en la extorsión de caricias, cambian al
final del juego a Perseguidor o Víctima perseguida.
Los juegos están motivados por la ilusión arqueopsíquica de satisfacer necesidades arcaicas
insatisfechas en el momento de las decisiones del guión de vida. Berne decía que los juegos, así
como el guión del que proceden y al que refuerzan, pertenecen a los fenómenos transferenciales.
El control del comportamiento es arqueopsíquico, y son un intento ilusorio de reproducir las
relaciones con alguien del pasado y conseguir las caricias o la estructura que no se consiguieron en
su momento.
El análisis y antítesis del juego permite comprender esta dinámica transferencial, su papel
en el guión de vida de la persona y las alternativas transaccionales más conectadas con la realidad
actual. Solo así se pueden diseñar las intervenciones terapéuticas que faciliten la resolución del
conflicto intrapsíquico; que ayuden a asumir el dolor inicial que motivó la decisión de guión; que
posibiliten la integración neopsíquica de las vivencias y los recuerdos de forma que la persona
aumente sus opciones de satisfacer sus necesidades actuales y se desarrolle como persona
autónoma.
Referencias bibliográficas
http://www.en-contacto.net/introteoriaat.h
PAUTAS PARA PREPARAR EL TRABAJO TERAPÉUTICO
Pueden ser útiles para enfocar y preparar el trabajo de las sesiones de terapia.
4º Reflexiona sobre las causas externas y sobre todo sobre las causas internas (creencias,
sentimientos, decisiones, actitudes y comportamientos asociados) completando la siguiente pauta
de reflexión:
Tengo ese problema porque pienso que yo soy……..
Y entonces me siento…….
Y tengo tendencia a………
Pienso que el (los) otro(s) es (son)………
Y entonces me siento…………..
Y es por eso que…….
Pienso que la vida es………
Y me siento……..
Y es por eso que……..