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pleno
Romero, Gerardo c. Estado Mayor General del Ejército. • 15/04/1999
Sumarios
1 - - La falta de habilitación de la instancia puede ser declarada previo al traslado de la
demanda en los supuestos de incumplimiento de los requisitos exigidos para la
admisibilidad de la acción.
2 - - Los plazos establecidos en el art. 25 de la ley 19.549 (Adla, XXXIX-C, 2339 --t.a.-
-), al igual que los demás requisitos de admisibilidad formal, deben ser examinados
previo a correr traslado de la demanda contenciosoadministrativa.
TEXTO COMPLETO:
La mayoría integrada por los doctores Coviello, Herrera, Damarco, Mordeglia, Argento,
Galli y Uslenghi fundaron su voto del siguiente modo:
El mentado examen de los requisitos de admisibilidad suele integrar una primera etapa
del proceso contencioso administrativo, atinente a la admisión del proceso o
habilitación de la instancia judicial, que puede concluir con un pronunciamiento que
García de Enterría y Fernández denomina de inadmisión anticipada.
"La habilitación de la instancia comporta la comprobación del cumplimiento de los
presupuestos procesales que el administrado debe presentar en el ámbito de la justicia"
(Bartolomé A. Fiorini, "Derecho Administrativo", segunda edición actualizada, t. II,
Buenos Aires, 1976, p. 653). En la mentada comprobación parece razonable incluir lo
atinente al plazo perentorio que la ley establece para casos como el sub examine, en la
inteligencia de que la temporaneidad de la acción constituye en la especie un así
llamado presupuesto procesal o, si se prefiere, un requisito extrínseco de admisibilidad,
cuya ausencia autoriza el rechazo in limine de la demanda en los términos del art. 337
del Código Procesal".
II. Que en lo que respecta al proceso contencioso administrativo el actor, además de las
condiciones de admisibilidad establecidas en el Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación, debe cumplir con aquellos requisitos específicos de este tipo de procesos
previstos en el título IV de la ley 19.549, cuyo cumplimiento en cada caso concreto el
juez está facultado a verificar.
Que, por lo demás, la revisión de oficio in limine litis de los requisitos de admisibilidad
antes de correr traslado de la demanda también está establecida en diversas leyes
federales que regulan procesos contencioso administrativos especiales (art. 3°, ley
16.986, de amparo; arts. 84 y 85, ley 11.683, de procedimiento para la aplicación,
percepción y fiscalización de impuestos; arts. 1175 y 1176, ley 22.415, Cód. Aduanero,
y arts. 1° y 2°, dec.-ley 14.715, régimen de contestación de demandas del Banco
Central) y en la mayoría de los códigos procesales administrativos provinciales (Buenos
Aires, art. 36, ley 2961; Catamarca, art. 22, ley 2403; Córdoba, arts. 11 y 20, ley 7182;
Corrientes, arts. 58 y 59, ley 4106; Chaco, art. 32, ley 848 modificada por la ley 4051;
Entre Ríos, art. 45, ley 7061; Formosa, art. 45, ley 584; Jujuy, art. 34, ley 1883,
modificada por la ley 4141; La Pampa, art. 29, ley 952; La Rioja, art. 43, ley 4243;
Mendoza, art. 38, ley 3918 modificada por la ley 4232; Neuquén, art. 39, ley 1305;
Salta, art. 34, ley 793; Santiago del Estero, art. 33, ley 2297; Tierra del Fuego, art. 30,
ley 133 y Tucumán, art. 30, ley 6205).
III. Que teniendo presente lo expuesto corresponde decidir que dada la condición de
presupuesto procesal del plazo de caducidad establecido en el art. 25 de la ley 19.549 el
juez de primera instancia estaba facultado para examinar de oficio su cumplimiento y
rechazar en caso contrario in limine la pretensión (art. 337, Cód. Procesal), pues su falta
no requería la expresa denuncia por parte del demandado (conf. CS, causa
G.1530.XXXII. Recurso de hecho. Gorordo Allaria de Kralj, Haydée María c. Estado
nacional (Ministerio de Cultura y Educación).
IV. Que como señala Lino E. Palacio, toda pretensión procesal --y no sólo las de índole
contencioso administrativa-- debe reunir dos clases de requisitos: de admisibilidad y de
fundabilidad, los primeros están regidos por normas procesales (sean formales o
materiales), en tanto que la fundabilidad debe juzgarse mediante las normas del derecho
material; el examen de los requisitos de admisibilidad debe ser necesariamente previo al
examen de la fundabilidad, y un pronunciamiento negativo sobre la existencia de los
primeros excluye, sin más, la necesidad de dictar una sentencia relativa al mérito de la
pretensión ("Derecho Procesal Civil", t. I, segunda edición ps. 396/397). Tales
principios parecen informar el art. 337 del Cód. Procesal, según el cual "Los jueces
podrán rechazar de oficio las demandas que no se ajustan a las reglas establecidas,
expresando el defecto que contengan". Ello impone a los jueces el deber de
pronunciarse, aun de oficio, sobre los requisitos de admisibilidad. Se trata, como enseña
Carlos J. Colombo, de eliminar el material superfluo y las causas de eventuales
excepciones o pedidos de nulidad ("Código Procesal Civil y Comercial de la Nación,
anotado y comentado", t. III, p. 170). El referido artículo contempla la circunstancia de
que no puede pretender "proceso", contestación de demanda, prueba, etc., quien desde
el comienzo pone de manifiesto que pide amparo judicial para algo que la ley
desautoriza (Fenochietto-Arazi, "Código Procesal Civil y Comercial de la Nación
anotado y concordado", t. 2, segunda edición, p. 176). El artículo citado y los principios
que lo inspiran, aplicables a la generalidad de los juicios civiles y comerciales, son
aplicables a fortiori en el proceso judicial administrativo en cuanto atañe a la llamada
habilitación de la instancia judicial en el proceso contencioso administrativo, en
atención a las peculiaridades de éste y a las razones de bien público que median en estos
casos; tales razones permiten tomar como pauta orientadora general lo dicho por la
Corte Suprema; "puesto que hace a la condición jurídica de la Nación en cuanto tal, no
caben a su respecto convenios modificatorios" (Fallos: 200:196).
La Corte en Fallos 200:196 decidió que si no fue advertido por el juez antes de correr
traslado de la demanda ni planteado como defensa por la Nación, las actuaciones
posteriores no resultan inválidas ni cabe que el tribunal vuelva luego oficiosamente
sobre una cuestión preclusa; impedimento que obedece a principios procesales
diferentes y que fundó una reiterada doctrina del tribunal, aplicada sin cuestionar el
examen inicial de la admisibilidad de las demandas.
La minoría integrada por los doctores Licht, Garzón de Conte Grand, Gallegos Fedriani
y Otero fundaron su voto del siguiente modo:
II. Que en la causa C.302.XXI "Caja Nac. de Ahorro y Seguro c. N.C.R. Argentina
S.A.I.C.", del 15 de diciembre de 1987 el Alto Tribunal remitió al dictamen del
procurador fiscal, quien afirmó que "si bien la determinación del alcance de las
cuestiones comprendidas en la litis es materia privativa de los magistrados que en ella
entienden (Fallos: 270:162; 276;111 --La Ley, 131-594; 139-127-- y otros), tal principio
reconoce excepción cuando lo decidido, con mengua de la defensa en juicio, signifique
un apartamiento de las pretensiones enunciadas al trabarse el diferendo, incorporando
temas no introducidos por las partes en el pleito. Ello, porque reconocer derechos no
debatidos es, como principio, incompatible con el art. 18 de la Constitución Nacional
(causa: "Bromaq S.A. c. Robles, Roberto R.", B.567.XIX, sentencia del 30 de agosto de
1984).
Dicho funcionario expresó, además, en la citada ocasión, que "el a quo no estaba
habilitado para introducir, como lo hizo, de oficio, el tema de la caducidad de la
impugnación que efectuó la accionada" que "si el derecho de fondo que se esgrime --
estrictamente patrimonial-- es renunciable la Administración pudo, en ejercicio
discrecional de sus defensas, aducir temporáneamente --o no hacerlo en absoluto-- la
caducidad que consagra el art. 25 de la ley 19.549, en la que podía haberse amparado
conforme al criterio sentado por la mayoría en el caso 'Petracca'", y que "dada la actitud
de la Administración consideró que el fallo, lejos de expresar la voluntad de aquélla en
punto a un derecho fundacionalmente disponible, invadió su esfera de actuación
adjudicando a su silencio un alcance que no surge de norma alguna, sea de carácter
administrativo o de derecho común".
III. Que esta doctrina es de plena aplicación en aquellos supuestos en que los tribunales
inferiores deniegan de oficio la habilitación de la instancia judicial cuando esa defensa
era susceptible de renuncia por parte de la demandada. Tal actitud implica, en
consecuencia, suplir la actividad de las partes, con grave desmedro de la garantía de
defensa no sólo del actor, sino también de la demandada. Cabe advertir en este aspecto
que --razonablemente-- existía la posibilidad de que el Estado opte por renunciar a
oponer la defensa de caducidad, introducida de oficio por los magistrados.
IV. Que la citada concepción se ve reforzada con especial énfasis en supuestos en que el
demandado es el Estado nacional o uno de sus entes descentralizados, toda vez que no
compete al Poder Judicial la disposición, en forma expresa o tácita, de bienes cuya
gestión voluntaria corresponde a los restantes poderes; la adopción de una posición
contraria puede implicar no sólo un menoscabo a los derechos de propiedad y defensa
en juicio de las partes, sino también al principio de separación de poderes, propio de
nuestro sistema republicano de gobierno. Debe recordarse al respecto, "que no incumbe
a los jueces, en ejercicio regular de su misión, substituirse a los poderes del Estado en
atribuciones que le son propias, ya que la función más delicada del Poder Judicial es la
de saberse mantener dentro de la órbita de su jurisdicción sin menoscabar las facultades
que incumben a otros poderes o jurisdicciones.
En virtud del resultado de que instruye la votación que antecede se establece como
doctrina legal la siguiente:
"Los plazos establecidos en el art. 25 de la ley 19.549, al igual que los demás requisitos
de admisibilidad formal, deben ser examinados previo a correr traslado de la demanda
contencioso administrativa".