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http://www.centrocultural.coop/revista/articulo/528/identidades_desatendidas_rostros_y_corporalidades_singul
ares.html
Cómo citar este artículo
Cava, Juan Ramiro; Chaneton, July; Gasparin, Florencia; Sanchez, Ariel; Vacarezza, Nayla. "Identidades
desatendidas, rostros y corporalidades singulares". La revista del CCC [en línea]. Enero / Junio 2015, n° 22.
[citado 2017-07-06]. Disponible en Internet: http://www.centrocultural.coop/revista/articulo/528/. ISSN 1851-
3263.
Resúmenes
Español: El texto presenta tres fragmentos de análisis que provienen de distintas investigaciones y autorías,
pero en conjunto, ofrece una aproximación a ciertas formas estéticas visuales y audiovisuales que se
desplazan con grados de libertad respecto a las codificaciones establecidas en el ámbito de lo visible humano
(cuerpo, rostro). Reunidos en su heterogeneidad, muestran lo que es común pero a la vez, también singular.
Las imágenes examinadas invitan a considerar la subjetividad social en términos de excepción o de
semejanzas inestables, trazadas desde puntos de vista y modalidades diferentes. Los tres tipos de instancias
visuales que se examinan complican las formas habituales del reconocimiento de los sujetos por medio de la
experimentación estética, alterando sutilmente las normas de identificación o de manera radical cuando se
elige la no identificación, con el consecuente efecto perturbador respecto a las miradas en recepción.
Palabras claves
Español: Subjetividad, Cuerpo, Imagen, Estética
¿A qué se debe ese parecido entre ellos? Sin duda, a una particular combinación entre
tradición, clase, género y ciudad. No sabemos el destino de estos varones que caminan. Sí, la
clase a la que pertenecen, o la intuimos: estudiantes, empleados, oficinistas. Llevan maletines o
libros y cuadernos. Visten trajes: no son “descamisados”. Y sus camisas están adornadas con
diferentes objetos (pañuelos, anillos, gemelos, etc.) que dan cuenta de su estatus social, o al
menos de aquel que quieren aparentar. Sus cuerpos flacos y estilizados, sus manos limpias
también son marcas de clase. Los trajes parecen hechos “a medida” de quienes los llevan, o más
aún, los varones parecen haber nacido a medida de los trajes; como si fuera la forma “natural”
de estar. No parece haber en su andar incomodidad alguna. Al contrario, se desplazan por la
ciudad con el pecho hacia adelante y unos pasos largos que dan cuenta de su aplomo y
seguridad, de su lugar de dueños del espacio público por el que circulan. Inclusive aquél del
margen superior derecho que no camina, hace de la pared su apoyo: no se oculta ni vacila, está
ahí, esperando o simplemente viendo pasar, pero en un lugar que le pertenece, al menos por
ese instante. Si existe una preocupación en estos “tipos porteños”, se diría que esta reside en su
propio andar, en su presencia, en su apariencia. Fuman, se tocan, se acomodan la ropa. En el
caso de tres de ellos, ubicados en puntos centrales de la composición, su acción más destacada
es la de arreglarse algo: el pelo, la corbata.
Intimidad Romero es el nombre de un proyecto estético realizado por una artista cuya
identidad civil se desconoce y que de hecho se mantiene deliberadamente en el anonimato. Su
trabajo toma como material imágenes fotográficas que son intervenidas a través del
procedimiento de “détournement”. Esta técnica consiste en distorsionar digitalmente una
imagen o parte de ella a través del barrido de píxeles o “blur”.
Lo que muestra el sitio es una vasta galería de fotografías propias (si aceptamos el hecho de que
Intimidad Romero es alguien empíricamente definido, o la encarnación figurada de un
personaje anónimo y colectivo) y ajenas,i cuya característica saliente es que en ellas los rostros
son obliterados por barras que escamotean los píxeles que les darían nitidez y definición.
Dada esta intervención en las imágenes, cabe preguntarse, ¿qué proceso de percepción sugiere
la obra de IRomero? ¿Qué efectos de desestructuración sufriría el actual régimen de visibilidad
si no se pudiese incluir en él el rostro de los fotografiados? ¿Podría tolerarse gente sin rostros,
gestos sin sentido calcificado por la máquina de rostridad? Las fotos nos observan y sorprenden
como sujetos de un régimen de visibilidad que exige rostros claros, gestos definidos
que representen a sus portadores: el espectador es ubicado por la obra en el sitio del que mira
buscando algo que estabilice el desorden del campo y pueda vincularse serenamente con su
figura. En este régimen de visibilidad IRomero lograría activar un umbral de
desterritorialización relativo respecto a lo que permiten las redes sociales. Para ello deshace la
máquina rostro-retrato, rostro-paisaje del agenciamiento fotográfico en la red social. Al
desnormalizarse, la imagen desestabiliza parcialmente el hábito ocular de concentrar en el
rostro la significación de un cuerpo. Aunque sea por un instante la obra lo hace, por más que
exista posibilidad de remisión a otros signos; que los márgenes no despixelados nos remitan a
alguna sensación del régimen subjetivo pasional (es una foto de amigos, es una foto en la
ciudad, en la playa, entre dos amantes, etc.). Logra la interrupción del sistema pared- agujero
negro del retrato fotográfico o las instantáneas. No importa que luego sea reprimido su intento
en una posterior interpretación. Existe una disidencia. Habrá que esperar cómo resuelve la
artista, si continúa o no migrando en su estilo, los riesgos constantes de recaptura; asimismo,
cómo lo resuelven los usuarios que la leen. No se sabe con qué hará rizoma, si es que lo hace.
Tampoco puede asegurarse una línea diagramática, creativa, creadora, que se desprenda
necesariamente de este acto estético, su relativa eficacia. En cualquier caso, la obra hace
posible la interrogación sobre el dispositivo que se habita. ¿Y si fuera posible una nueva
manera de construir un modo de ser sin rostro, comenzando por una foto, continuando con un
pseudónimo?
Hasta aquí, la lectura y el visionado de este informe que registra tres diferentes modalidades de
contravención de las identidades: por las corporalidades anónimas pero hilvanadas en su
exposición transversal de género/clase (los porteños varones de los años sesenta, en el ensayo
de D’Amico y Facio); por la aproximación a las personas irrepetibles en sus preciosas
diferencias, y en lo que comparten de la imposición social, sin obligarse a partir de sus nombres
propios (en las imágenes fílmicas de Malena Bystrowicz); por los rostros borroneados al
momento de descomponerse en miles de imágenes-partículas (el arte de Intimidad Romero,
¿quién es?). Como resultado del montaje textual operado, se percibe la pertinencia y la
relevancia de la fotografía y del cine cuando transitan la experimentación estética y así hacen
ver lo que no se muestra, por una convención largamente establecida.
iEn la página de Facebook que utiliza como perfil personal, IRomero agrupa las imágenes en álbumes de
distinto título de acuerdo con su contenido: "amigos", "viajes", "recuerdos", "old times", "Me, Myself and I", "a
day in a life", "fotos del perfil", carpetas con el nombre de algún país o región visitada (Valencia, Bilbao,
Colombia), “fotos de portada”, “fotos de perfil” y uno llamado "robados/stolen/facebook" que hace alusión a las
fotografías que fueron tomadas sin permiso de perfiles de usuarios de Facebook de cualquier parte del
mundo.