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LECCIÓN 6:

Modelo del repaso para el sábado:


LA SIMIENTE DE ABRAHAM.
Herramienta para los Maestros de Escuela Sabática.
La RESEÑA, el
COMENTARIO y
El Sábado la APLICACIÓN A
LA VIDA se
Enseñaré encuentran de la
página 71 a la 73.

MOTIVA «Cuando la
[1 Minutos] Biblia usa la

MOTIVA expresión
“Simiente de
EXPLORA
[1 Minutos] Abraham”, ¿a
quienes se está refiriendo y por qué eso es tan importante
[27 Minutos] para cada uno de nosotros? Como imaginarás, de eso se trata
APLICA
este repaso».
[15 Minutos]
Los tres puntos a los que yo haría mención en la clase son los
EXPLORA siguientes:
MOTIVA
[15 Minutos] 1. ISRAEL LA SIMIENTE ESCOGIDA. Uno de los términos
[1 Minutos] más importantes en la teología del pacto es la palabra
CONCLUSIÓN
«simiente». Justo después de la caída, en lo que hemos denominado el pacto con Adán,
Dios prometió que la «Simiente de la mujer» tendría un papel fundamental en la
[Sencilla ydel
erradicación Elegante]
pecado y su originador. Pues en el pacto Abrahámico, el término
reaparece y con gran significado.
]
Durante las últimas semanas, hemos leído bastantes veces la frase: «En tu simiente serán
benditas todas las familias de la tierra» como una promesa venida directamente de los
EXPLORA
labios de Dios a Abraham. Pues bien, esa misma afirmación fue repetida por el Señor a
Isaac y a Jacob en Génesis 26:4 y 28:14 respectivamente.
[27 Minutos]
El contexto de esas declaraciones fue el ofrecimiento divino, de hacer de ellos los padres
de una gran nación que poseería la tierra de Canaán. Por lo tanto, la simiente estaba
conectada con una muchedumbre de descendientes que conformarían el pueblo de Israel,
y que recibirían de Dios mismo el territorio prometido.

Con esto como base, invita a tu clase a leer Isaías 41:8, y luego pregúntales: ¿Por qué el
pueblo judío entendió que era la simiente de Abraham? El texto dice: «Pero tú,
Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo».
AQUÍ ENTRE NOS

Estoy completamente seguro de que la clase atinará a decir que ellos se consideraban la
simiente, porque Dios mismo lo declaró; además, cuando Isaías escribió esto, Israel ya era
una nación reconocida, que había surgido a partir de los doce nietos de Abraham, y que
había tomado posesión del territorio prometido (dos cosas que estaban ligadas a las
promesas del pacto). Aunque la Biblia Reina-Valera de 1960 traduce, en este pasaje, la
palabra hebrea zéra como «descendencia», la manera más precisa de hacerlo hubiera sido
«SIMIENTE» o «semilla», como aprendimos en un episodio anterior.

Ahora te invito a que centres la atención de tus alumnos, en el hecho de que Israel fue
constituido por Dios como SU PUEBLO, en función al pacto abrahámico. Léele a tu clase
Éxodo 19:5,6, y pídeles que identifiquen los títulos que el Señor le da a este pueblo.
«Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y GUARDAREIS MI PACTO, vosotros seréis mi
especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis
un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de
Israel». Si deseas, agrega también la lectura de Isaías 43:20 que otorga otro título especial
para Israel: «Las fieras del campo me honrarán, los chacales y los pollos del avestruz;
porque daré aguas en el desierto, ríos en la soledad, para que beba mi pueblo, mi
escogido».

Como puedes ver, expresiones como «especial tesoro», «reino de sacerdotes», «gente
santa» y «mi pueblo escogido», dan a entender el amor divino sobre esta nación. No
obstante, destaca frente a tus alumnos dos cosas: la RESPONSABILIDAD que conllevaban
tales designaciones y el carácter CONDICIONAL de la cita de Éxodo 19.

El Señor les dice: «SI diereis oído a mi voz, y GUARDAREIS mi pacto, vosotros seréis mi
especial tesoro», es decir, que la designación como pueblo de Dios estaba ligada al
cumplimiento del pacto; de la misma manera, la tierra que Dios les entregó podía
perderse por el quebrantamiento del convenio, según se estipula en Levítico 26 bajo el
acápite «consecuencias de la desobediencia»; algo que se evidenció en exilio definitivo
por parte de asiria a Israel, y el temporal ejecutado por Babilonia a Judá.

¿Por qué pasó esto? Fundamentalmente por dos cosas: el abandono al pacto y la negativa
a realizar su misión pedagógica de enseñar al mundo en cuanto al Dios verdadero. En
lugar de instruir a las naciones en acerca de su fe, y ser los «sacerdotes del planeta», el
pueblo de Dios del Antiguo Testamento dejó sus principios y se volvió idólatra, lo que casi
termina en el exterminio del linaje abrahámico, si no hubiera sido por el Remanente fiel
que, regresó del exilio y preservó de la línea de consanguinidad mesiánica.

Sin embargo, hay un texto que atestigua que, aunque la descendencia biológica de
Abraham llegó a ver gran parte de las promesas cumplidas, hubo una que,
definitivamente, no pudo contemplar; invita a tu clase a encontrarla en Romanos 4:13, que
expresa: «Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que
sería HEREDERO DEL MUNDO, sino por la justicia de la fe».

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AQUÍ ENTRE NOS

Resalta ante la clase, que a Abraham y a su linaje no solo se le había prometido Canaán,
sino el PLANETA ENTERO, y la razón era porque iban a ser quienes lo evangelizaran;
pero su renuencia a la predicación y su ensimismamiento exclusivista lo impidieron. Esto
no les dejó ver el cumplimiento absoluto de la promesa de que en la simiente del
patriarca serían «benditas todas las familias de la tierra».

2. CRISTO COMO LA SIMIENTE. Hasta aquí hemos visto que la zéra o SIMIENTE de
Abraham fue la nación de Israel, pero con un cumplimiento parcial de las promesas, ya
que se descalificaron por no obedecer las obligaciones del pacto. Sin embargo, el apóstol
Pablo hace un análisis teológico a Génesis 22:18 y llega a conclusiones asombrosas. Invita
a tu clase a leer Gálatas 3:15,16 y luego pregunta: según el escritor, ¿quién es la simiente
de Abraham? El texto dice:

«Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez
ratificado, nadie lo invalida, ni le añade. Ahora bien, a Abraham fueron hechas las
promesas, y a su simiente. No dice: y a las simientes, como si hablase de muchos, sino
como de uno: y a tu simiente, la cual es Cristo».

Seguramente la clase responderá al unísono que la Simiente es nuestro Salvador; pero


esto tiene más implicaciones que las que en un comienzo se observan. La línea de
pensamiento paulina indica que, al ser Cristo la Simiente abrahámica, no tiene
importancia que Israel no haya podido bendecir a «todas las familias de la tierra», ya que
esto sólo sería posible por medio del Salvador quien, al traer la redención eterna,
entregaría la mayor bendición a nuestro mundo y, además de eso, Él es el único que
puede darnos el planeta entero como herencia, al crear «cielos nuevos y tierra nueva».

Al ser Cristo la SIMIENTE, a partir de Él se crea el pueblo definitivo de Dios formado


(como originalmente estaba previsto) por individuos tanto de la estirpe biológica, como
de la línea de fe de Abraham, quienes en cada caso se acogieron al pacto. Así que Cristo
(la bendición de todas las familias del planeta), es quien hizo un solo pueblo entre judíos
y gentiles, y quien, además, nos dará la tierra por heredad.

3. LA SIMIENTE DE LA FE. Esto significa que a través de la SIMIENTE (en mayúsculas),


nosotros somos considerados «simiente» (en minúsculas). Por favor, asegúrate de que
alguien lea para toda la clase Gálatas 3:29 y luego pregunta: según este texto ¿qué
llegamos a ser gracias al Señor Jesús? El texto refiere: «Y si vosotros sois de Cristo,
ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa».

En el episodio anterior dijimos que el equivalente griego a zéra es el vocablo spérma;


pues bien, ésta es la palabra que aquí se traduce como «linaje», y que debió haber sido
consignada como SIMIENTE, para mantener la coherencia en la línea de pensamiento de
Pablo, ya que él está haciendo una conexión entre la simiente de Abraham de Génesis 22,
y su cumplimiento tanto en el Mesías, como en aquellos que lo aceptan como su salvador.

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AQUÍ ENTRE NOS

Recordemos que el apóstol había declarado en Gálatas 3:16 que la simiente de Abraham es
Cristo; pues ahora, en el mismo capítulo, pero trece versículos más adelante, manifiesta
que, en Él, nosotros llegamos a ser «SIMIENTE de Abraham y herederos según la
promesa». Es decir que, mediante la Simiente mesiánica, nosotros llegamos a ser (por la
fe) pueblo de Dios y simiente de Abraham. Es decir, que además de haber una simiente
biológica, hay una espiritual: la iglesia.

Pero al igual que Israel, nosotros tenemos obligaciones en el pacto; no fuimos


constituidos simiente de Abraham para sentarnos frente al espejo, admirarnos
laodicensemente y decir: «soy rico, me he enriquecido y no tengo necesidad de nada»,
como en su momento hizo el pueblo judío. Invita a tus alumnos a abrir sus Biblias en la
clase y leer 1 Pedro 2:9,10 para luego resaltar cuál es la razón por la que nos constituyó
pueblo de Dios.

El texto dice: «Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo
adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas
a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois
pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis
alcanzado misericordia».

Así como a Israel se lo llamó en Éxodo 19:5,6 e Isaías 43:20 «especial tesoro», «reino de
sacerdotes», «gente santa» y «pueblo escogido»; a la iglesia cristiana y simiente de
Abraham se la llama «linaje escogido, real sacerdocio, nación santa y pueblo adquirido
por Dios» para que realice la misma labor que el linaje biológico se negó a llevar a cabo:
anunciar «las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable».

Nuevamente el elemento de la condicionalidad aparece; lo que indica que, si no


cumplimos con la razón de ser de nuestra existencia, por más que ostentemos el título de
pueblo de Dios, sólo los fieles verán el cumplimiento de las promesas. Y hablando de
promesas, una de ellas sigue siendo la tierra como Mateo 5:5 remarca: «Bienaventurados
los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad».

Presenta a la clase los siguientes casos y actividades:


APLICA 1. Imagina que estás hablando con un judío que te dice que a
[12 Minutos] pesar de que Israel haya fracasado en cumplir su misión, ellos
seguirán siendo el único pueblo de Dios porque son la

APLICA
simiente de Abraham. ¿Qué le contestarías?

2. Realicen en clase una lista de las implicaciones de que Cristo sea la Simiente suprema
[15 Minutos]
de Abraham.

3. Hablen sobre la condición bíblica para ser considerados «linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa y pueblo adquirido por Dios».

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AQUÍ ENTRE NOS

En sus devocionales diarios, dediquen tiempo a escribir una


CREA frase que anime al cumplimiento de la misión como pueblo de
Dios, y compártanla en un mensaje de texto con los demás
[2 Minutos] miembros de la clase.

CREA
CONCLUSIÓN
[2 Minutos] «Cristo es la Simiente de Abraham y, por medio de la fe en
Él, nosotros somos constituidos pueblo de Dios y herederos
[Sencilla y Elegante] de las promesas».

CONCLUSIÓN
[Sencilla y Elegante]

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