Está en la página 1de 11

1. Whitefield vs.

Wesley
2. Significado de la predestinación y de la soteriología
3. Estudio de Romanos 9
Proorizó: predeterminar, preordinar
Pró: antes/ horizo: establecer límites
Romanos 9:1-3: “Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da
testimonio en el Espíritu Santo, que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi
corazón. Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor
a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne;”
No hay misión más grande en toda la faz de la tierra que la salvación de las
almas perdidas. Según el Dr. Adrian Rogers: “la congregación que no está
interesada en evangelizar ni en ganar almas no es digna del suelo que ocupa”.
Nuestra comisión es predicar el Evangelio de Jesucristo a toda criatura.
Hacemos tan poco con tanto y ellos hicieron tanto con tan poco. Ellos no tenían
universidades, seminarios o radio y televisiones, no tenían imprentas o finanzas,
ni mucho menos prestigio. Ellos salieron a difundir el mensaje de un campesino
galileo, hijo de un carpintero que fue crucificado. Y fueron contra la voluntad
imperial de Roma, fueron contra la sofistería intelectual de Grecia, incluso en
contra de la intolerancia obstinada de la religión judía. Y está escrito de ellos
que pusieron a ese mundo de cabeza. Uno de los líderes de ese grupo, era un
judío llamado Pablo, y lo que tenemos en el texto que acabamos de leer es el
corazón de alguien con un peso por las almas, interesado en el evangelismo y en
la salvación de esas almas. Y quiero que veamos la preocupación que él tenía.
En el verso 1 dice “Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da
testimonio en el Espíritu Santo,”. El apóstol Pablo tenía una sincera
preocupación por las almas, y una preocupación firme. Verso 2:”que tengo
tristeza y continuo dolor en mi corazón”. La pasión por las almas del apóstol
Pablo no oscilaba entre el calor y el frío, no estaba un día arriba y un día abajo.
No se llenaba de convicción cuando el predicador enseñaba sobre eso u luego
se olvidaba de eso cuando volvía a casa y prendía la tele. Y tenía una
preocupación sacrificial por las almas. Miren verso 3:
“Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis
hermanos, los que son mis parientes según la carne;”
Lo que Pablo está diciendo acá es esto: “Estaría dispuesto a morir e ir al
infierno, si mis hermanos y hermanas judías pudieran ser salvos.”
Eso es la esencia del sacrificio. Muchos cristianos no nos atreveríamos a decir
esas palabras, pero Pablo estaba tan lleno de Cristo, que pudo dejar por escrito
el verdadero sentir de su corazón respecto a las almas, un corazón
transformado por la gracia de Dios.

No hay duda que al leerlo personalmente, soy capaz de notar el gran abismo
que me separa de la gran madurez espiritual de la entrega del apóstol Pablo y la
mía, un abismo colosal. Pablo dijo “estoy dispuesto a tomar su infierno, si ellos
pueden tomar mi salvación”. Eso es similar a lo que Cristo hizo en la cruz. Jesús
tuvo una preocupación sacrificial por las almas, y Pablo está tan lleno de él que
también cuenta con esa preocupación por las almas perdidas.
Pero no perdamos el enfoque del pasaje, el está hablando de sus hermanos, los
que son sus parientes según la carne, él está hablando de la nación judía.
Vamos a leer del verso 3 al 5:
“Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis
hermanos, los que son mis parientes según la carne; que son israelitas, de los
cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y
las promesas; de quienes son los patriarcas; y de los cuales; según la carne,
vino Cristo; el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén”
Pablo simplemente está diciendo que los judíos son el pueblo escogido. Dios
escogió a los judíos. Aunque a algunos no les guste, aunque algunos no lo crean,
hay un pueblo especial, escogido y bendito por Dios que fue elegido con un
propósito, y les fue concedido un gran número de privilegios. Por ejemplo:
1. Los llama israelitas: ¡ese es un nombre de honor, Israel significa príncipe!
2. Luego dice que de ellos es la adopción, Dios habla de Israel como si fuera
su propio hijo
3. Dice que tenían la Gloria, hablando de la Gloria Shekinah de Dios que los
guió fuera de Egipto hacia la tierra de Canaán, y la misma Gloria
Shekinah que moraba en el tabernáculo y el templo.
4. Tenían los pactos, los acuerdos especiales que Dios realizó. Son 6 los
pactos que Dios ha realizado con el hombre. (1. Adán, 2. Noé, 3.
Abraham, 4. Moisés, 5. David, 6. Cristo). Dios ha hecho promesas
solemnes a los judíos.
5. Les fue dada la Ley/Torá, estándar de toda buena jurisprudencia y
fundación de toda Ley Verdadera.
6. Les fue dado el culto, el servicio que vemos en el libro de Levítico
conforme a los actos que los Levitas, la tribu de Israel, tenía que realizar
conforme al mandato de Dios, que apuntaban hacia nuestro Señor
Jesucristo, el Cordero que nos absolvió de la culpa de nuestros pecados.
7. Les fueron dadas las promesas
8. Y se les fue dado el Mesías, que vino de ellos, de los judíos, el Señor
Jesucristo (verso 5)
Los judíos son el pueblo escogido de Dios, la nación judía es una nación bendita,
preservada y protegida por Dios. Ellos fueron los que nos dieron al Mesías, y en
su soberanía, aunque alguien esté en desacuerdo, Dios decidió extender su
gracia y darles ese lugar de privilegio a los judíos.
Continuemos con versos 6 en adelante
“No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden
de Israel son israelitas; ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos;
sino; En Isaac te será llamada descendencia. Y no solo esto, sino también
cuando Rebeca concibió de uno; de Isaac nuestro padre (pues no habían aún
nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios
conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama),
se le dijo: “El mayor servirá al menor. Como está escrito: A Jacob amé, mas a
Esaú aborrecí.”
Cuando Pablo habla sobre Jacob y Esaú, no está hablando exclusivamente sobre
un pequeño y otro pequeño, él habla de esos bebés en el contexto de Génesis
25, versos 21 al 23. El contexto de Génesis nos va a dar un mayor
entendimiento respecto a lo que Pablo comparte a la iglesia de Roma.
“Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y
concibió Rebeca su mujer. Y los hijos luchaban dentro de ella; y dijo: Si es así,
¿para qué vivo yo? Y fue a consultar a Jehová; y le respondió Jehová: Dos
naciones hay en tu seno, y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; El
un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, y el mayor servirá al menor.”
Esto significa, que los descendientes de Esaú iban a convertirse en una nación,
que finalmente terminaron siendo los edomitas, en honor al nombre de Esaú,
que era Edom (rojo en hebreo, Esaú pelirrojo, color rojo de la tierra). Y los
edomitas, servirían a otra nación que sería formada por los descendientes de
Jacob, que sería el padre de doce niños, cuya descendencia en un futuro serían
las doce tribus de Israel. Los edomitas comenzarían a realizar rituales paganos, y
vemos a esta nación en enemistad con Israel, Saúl combatió contra los
edomitas, y fue el mismo Rey David quien los subyugó. Pero hay un pasaje que
quiero leerles.
Deuteronomio 23:7: “No aborrecerás al edomita, porque es tu hermano; no
aborrecerás al egipcio, porque forastero fuiste en su tierra.”
Ezequiel 35:15: “Como te alegraste sobre la heredad de la casa de Israel,
porque fue asolada, así te haré a ti; asolado será el monte de Seir, y todo
Edom, todo él; y sabrán que yo soy Jehová.”
Volviendo a Romanos 9, teniendo en cuenta el contexto del libro de Génesis,
entendemos claramente que no está hablando exclusivamente de dos pequeños
bebés, Pablo está hablando de dos naciones, no a nivel puramente personal,
sino nacional. Y Pablo no está hablando de salvación hasta ahora, sino de
servicio.
Leamos el verso 12:”se le dijo: El mayor servirá al menor.”
Acá Pablo no está diciendo nada sobre salvado o perdido, ni tampoco Pablo
redacta que uno de ellos será condenado al infierno mientras que el otro será
redimido. Es una distinción nacional, no personal, hablando sobre el servicio, y
no sobre la salvación.
Y acá puede surgir la pregunta: “¿Y qué hay de la parte en la que dice que ama a
uno y aborrece al otro?”. Eso sería lo que está escrito en verso 13.
Creo que todos sabemos esto, pero es bueno recordarlo, las maneras de utilizar
los términos en el siglo 21 para los occidentales, no son las mismas maneras que
acostumbraban los orientales del siglo I. Es decir, no es válido argumentar que
la palabra “aborrecer”, es nuestro contexto cultural, tenía el mismo significado
que en el siglo I.
Para que pueda entenderse mi punto, les voy a pedir por favor que vayan en sus
biblias al Evangelio de San Lucas, capítulo 14, verso 26:
“Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y
hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi
discípulo.”
Déjenme hacerles una pregunta: ¿Ustedes creen que Jesús nos está enseñando
que debemos despreciar a nuestros padres? ¿A nuestros hermanos y
hermanas? ¿Creen que Jesús nos dice que debemos despreciar a nuestros
propios hijos para poder ser sus discípulos?
¡Definitivamente no! Escuchen, porque amo a Jesús, yo amo a mi papá mucho
más de lo que podría amar a mi papá sin Cristo en mi corazón. Es decir, yo amo
a mi papá con un amor que no podría tener si no amara a Cristo.
La palabra aborrecer, tal y como es usada en tiempos neotestamentarios,
simplemente quiere decir cosas como “tener en menor lugar en cuanto a algo”.
Es decir, todos entendemos que lo que el texto quiere decir en Lucas 14 es que
Jesús debe tener el primer lugar en nuestras vidas, él es quien nos ha dado
nuestras familias, nuestra propia vida, por el Verbo todas las cosas han sido
creadas. El texto no dice que debemos odiar a nuestras familias, eso violaría los
dos grandes mandamientos de amar al Señor nuestro Dios con toda nuestra
alma, nuestro corazón y mente y amar a al prójimo como a nosotros mismos. Si
aborrecer realmente significara odiar, tendríamos una gran contradicción entre
las enseñanzas de Cristo en Lucas 24, y las enseñanzas de Cristo en el sermón
del monte en Mateo 5, o en múltiples partes de la escritura en las que nos
manda a amar a nuestras esposas tal y como él amó a la iglesia, dando su vida
por ella, pagando el precio de la muerte, y muerte de cruz. Yo no tengo esposa
pero ustedes esposos tienen que vivir conforme a ese estándar.
Pero ningún creyente con criterio diría que la Escritura es contradictoria, sino
que diría que deben interpretarse conforme a su contexto inmediato, lo cual
vuelve evidente que Cristo no está hablando en Lucas 14 de odiar a nuestras
familias, sino de no ponerlas en el lugar más alto, porque lo más alto en
nuestras vidas tiene que ser el Dios trinitario, él merece nuestro primer lugar,
porque a diferencia de nuestras familias, él verdaderamente nos ha dado todo,
porque fue nuestro Dios el que dio la vida a cada uno de los miembros de
nuestra familia en primer lugar, de no ser por él, ninguno de nosotros existiría,
pero por su amor y misericordia hoy participamos del acto de ser, de existir, y
gozamos de todas estas bendiciones, pero nunca debemos olvidar que lo más
alto no son las bendiciones que Dios nos da, sino, Dios mismo.
Entonces, volviendo a Romanos 9, es claro que Dios no aborrece a Esaú en el
sentido de “odio”, que tampoco está hablando de condenación, y que tampoco
está hablando a nivel personal, sino nacional. Podríamos decir que Dios en su
soberanía tomó la decisión de que el mayor sirviera al menor, que la nación que
se formaría en consecuencia de los descendientes de Esaú, serviría a la nación
que tendría su origen en la descendencia de Jacob.
“A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí”. ¿Qué significa que Dios haya tenido una
preferencia particular por Jacob?
Por supuesto que el texto no dice que Dios creó a Esaú para ir al infierno porque
lo odió desde antes de que naciera, esa sería literalmente la peor interpretación
bíblica que se puede sacar de este pasaje, ni siquiera los calvinistas llegarían a
afirmar esa interpretación de Romanos 9 verso 13.
En resumen, hablamos de naciones, no de personas, hablamos de servicio, no
de salvación, de preferencia y elección con un propósito, no de odio y
aborrecimiento en el sentido que le damos en el siglo 21.
Pero hablemos un poco del servicio que está hablando en Romanos 9. Déjenme
realizarles una ilustración. Mi papá tuvo 3 hijos, uno de los cuales está en la
presencia del Señor, otro que se encuentra en su casa, y otro que está parado
frente a ustedes. Dios en este momento me está utilizando para transmitir su
palabra a su amada iglesia, podríamos decir que es posible que Dios me haya
llamado para enseñar, pero hasta donde entiendo Dios no llamó a ninguno de
mis hermanos a enseñar, esta fue una decisión que Dios tomó. Podría decirse
que Dios me llamó, yo no elegí el enseñar, Dios me ha llamado a enseñar.
¿Pero eso significa que al llamarme Dios al servicio de la enseñanza de su iglesia
él va a enviar a mis hermanos al infierno? ¡No! Él nada más me llamó al servicio.
En Juan 15:16 Jesús dijo:”No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a
vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto
permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo
dé.”
Sigamos leyendo desde el verso 14 al verso 23:
“¿Qué, pues, diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera. Pues
a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me
compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere,
ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.
Llegamos a creer que contamos con méritos y que Dios nos debe algo, y muchos
llegan a enojarse porque algunos obtienen más que ellos, obtienen mayor
reconocimiento, prestigio, bienes, o lo que sea, y terminan enojándose porque
creen que solo ellos son dignos de todo ese reconocimiento, como si Dios les
debiera algo por sus buenas obras. La realidad es que Dios no nos debe nada, y
si fuera así, lo único de lo que somos dignos es del juicio de Dios, ese si lo
merecemos, pero gracias a Dios, no recibimos lo que merecemos, no recibimos
equidad, recibimos gracia. Dios no es equitativo, es justo, y solo cuando
entendemos que Dios es justo, la misericordia va a comenzar a significar algo
más para nosotros, porque la misericordia no la ganamos por nuestros méritos,
sino que es dada por Dios.
Acá en el pasaje vemos que Pablo relata que Dios es libre de perdonar y de
juzgar al hombre. ¿Acaso eso significa que Dios perdone y juzgue al hombre
arbitrariamente? No. Dios hace lo que le place, pero siempre le place hacer el
bien, porque actúa conforme a su naturaleza, que es incorruptible, perfecta, su
misma esencia es el amor, y solo puede actuar conforme a su esencia. No hay
injusticia en Dios. Dios perdona conforme a su soberana voluntad.
“Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me
compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere,
ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.”
¿Qué quiere decir Pablo acá? ¿Eso significa que Dios no va a tener misericordia
de nosotros si pedimos misericordia? No.
¿Significa que si le pedimos a Dios por misericordia, no nos la va a dar? Para
nada. Acá Pablo está diciendo, es que si vas a ser salvo, vas a ser salvo por
gracia. No es que voy a ser salvo porque yo quiero que Dios tenga misericordia
sobre mí, es porque Dios tiene misericordia sobre mí que soy salvo, no depende
del que quiere, sino de Dios que tiene misericordia.
La misericordia de Dios no está enraizada en el mérito del hombre. La
misericordia de Dios, se encuentra solo en Dios, porque Dios es un Dios
misericordioso. Vayamos a la carta de Tito, capítulo 3 verso 5:
“nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por
su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el
Espíritu Santo,”
Salmos 32:10:”Muchos dolores habrá para el impío; Mas al que espera en
Jehová, le rodea la misericordia.”
Proverbios 28:13:”El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los
confiesa y se aparta alcanzará misericordia.”
Si alguno de nosotros quiere misericordia, puede tenerla. Uno puede decir:
“Bueno, es de acuerdo a la voluntad de Dios que desea manifestar su
misericordia.” Eso es cierto, y Dios desea darte misericordia. Dios es un Dios de
misericordia.
El perdón es de acuerdo a la soberanía divina, Dios ha decidido que nos daría
misericordia incluso cuando no la merecemos, la misericordia que Dios tiene no
está basada en nuestros méritos, sino en su carácter. Pero el castigo es de
acuerdo a la perversidad del ser humano.
Vean versos 17 y 18:“Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he
levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado
por toda la tierra. De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que
quiere endurecer, endurece.”
Este pasaje ha sido colosalmente malinterpretado por varios teólogos. Muchos
creen que Dios creó a Faraón exclusivamente para convertirlo en un villano y
luego condenarlo al infierno, como si fuera un títere en las manos de Jehová.
Pero la realidad está completamente alejada de ese entendimiento.
Cuando Pablo dice que Dios levantó a Faraón, no significa que Dios lo trajo a la
vida y que lo hizo crecer, el término que utiliza Pablo, el “levantar” significa
ponerlo en el trono más alto, Dios le dio poder y prestigio que finalmente lo
llevarían a su propia destrucción.
Muchos cometen el error de pensar que Dios tomó posesión del libre albedrío
de Faraón, y que fue Dios quien realmente lo convirtió en ese monstruo. 18
veces a lo largo del libro de Éxodo encontramos la frase “Y Faraón endureció su
corazón” o “el corazón de Faraón fue endurecido”, de las cuales la mitad de esas
veces, Faraón endureció su propio corazón.
Miren Éxodo 8:15 “Pero viendo Faraón que le habían dado reposo, endureció
su corazón y no los escuchó, como Jehová lo había dicho.”
O en el verso 32:“Mas Faraón endureció aun esta vez su corazón, y no dejó ir
al pueblo.”
Faraón desde sus comienzos como rey, ya estaba perdido, Dios no fue la causa
de que él se perdiera. Faraón era vil, malvado, cruel, un déspota, asesinó a miles
de personas, tenía un corazón puesto en contra de Dios. Los juicios de Dios
sobre el Faraón solo lo cristalizaron en su pecado. Dios no endureció su corazón
cuando era joven y tierno, cuando era un niño. En el Éxodo vemos que Dios le
dio testimonio, Dios le advirtió, Dios le envió un mensajero, Dios envió las
plagas, pero el Faraón endureció su propio corazón. Dios no creó a Faraón para
que se fuera al infierno. Dios simplemente nos enseña por medio del mal
ejemplo del Faraón. Él mostró su poder en él.
Romanos 9:19 dice “Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? Porque ¿quién ha
resistido a su voluntad?”
Muchos dicen: “Si Dios es soberano, entonces no somos más que victimas, no
hay nada que podamos hacer”
Vean verso 20: “Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con
Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? ¿O
no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un
vaso para honra y otro para deshonra? ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su
ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira
preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria,
las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano
para gloria,”
Presten atención al verbo que utiliza Pablo, el verbo formar, “dirá el vaso de
barro al que lo formó”
Acá Dios está formando, dando forma, y algunos no van a tomar la forma que él
alfarero desea. Miren verso 22.
“Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con
mucha paciencia los vasos de ira”
Esos términos, “mucha paciencia”, fueron traducidos del griego
(makrothumia), ¿y saben qué? Esta palabra puede ser traducida de dos
maneras, es decir, tiene dos significados complementarios. Uno de ellos es
paciencia, pero el otro significado de esta palabra es “mucho sufrimiento”.
Dios tuvo que soportar con mucho sufrimiento los vasos de ira. Dios está
trabajando, formando, pero estos vasos de ira no ceden ante las manos del
alfarero.
Miren este versículo, 2 Pedro, capítulo 3 verso 9: “El Señor no retarda su
promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con
nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento”
Otra vez, cuando dice paciente habla del término “makrothumeó”, que es una
ramificación de la misma estructura del término anterior, que también
significa paciente, con perseverancia, y con mucho sufrimiento.
Es prácticamente el mismo término que está usando Pablo en Romanos 9, Dios
sufre por nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos
procedan al arrepentimiento”.
Uno puede decir, pero en el texto dice que fueron preparados para destrucción.
Vamos de vuelta al verso 22.
“¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con
mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción,”
Déjenme decirles lo que el erudito bíblico inglés W.E Vine, en su diccionario
expositivo del Nuevo Testamento, escribió:
“la voz media indica que los vasos de la ira se prepararon para la destrucción”
W.E Vine dice que no es el alfarero el que los prepara para la destrucción, sino
que ellos mismos se prepararon para la destrucción, él los soportó con mucho
sufrimiento.
Porque cuando Faraón endureció su corazón contra Dios, aunque Jehová con
mucho sufrimiento le advirtió de las consecuencias, él no aceptó sus
advertencias y fue hecho un ejemplo para todo el mundo.
Leamos del verso 22 al 26:
“¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó
con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para
hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de
misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha
llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los
gentiles? Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi
pueblo, y a la no amada, amada. Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no
sois pueblo mío, allí serán llamados hijos del Dios viviente.”
Dios está hablando de adoptar como sus hijos no solo a los judíos sino también
a los gentiles. Este es el propósito de Dios, no hay privilegio más grande en esta
tierra que ser una hija o un hijo de Dios. Dios desea que seamos salvos.
Juan 3:17 “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo,
sino para que él mundo sea salvo por él.”
Isaías 53:6 “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se
apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”
1 Juan 2:12 “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si
alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el
justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los
nuestros, sino también por los de todo el mundo.”
Lucas en Hechos 17 versos 24-27 “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas
que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos
hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si
necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.
Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten
sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempo, y los
límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera,
palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de
nosotros.”
Esta es la razón por la cual me da gozo ser un hijo de Dios, esa es la razón por la
que puedo decirle a cualquier persona, en cualquier lugar y en cualquier
momento, “si usted quiere misericordia, puede tenerla”, si usted desea
salvación puede tener salvación.
Tal y como dice Apocalipsis 22:17 “Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que
oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la
vida gratuitamente.”

También podría gustarte