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Intervención psicológica, métodos de intervención y acoso psicológico.

Luis Eduardo Carrillo Carvajal

Tin114 | Modelos de Intervención

26 de julio de 2021
Introducción.

El acoso psicológico resulta un fenómeno en el que un sujeto, comúnmente nombrado


como agresor o victimario, ejerce un conjunto de comportamientos intencionales, hostiles y
poco éticos de manera frecuente y prolongada, con la finalidad de provocar daño moral en
otro, este último conocido como victima. Dicho comportamiento hostil puede ser llevado a
cabo por una persona o un grupo de personas valiéndose de un poder real o ficticio, en
ambientes familiares, escolares, vecinales o laborales, y puede ser reconocido por
representar una amenaza al estatus social o laboral de la victima, generar desestabilización
en sus labores, representar daños morales y psicológicos, y provocar aislamiento social
(Justicia, Benítez y Fernández, 2006). Las víctimas del acoso psicológico ven afectadas su
salud física y mental, sus relaciones interpersonales y su actividad escolar o profesional a
través de síntomas como insomnio, estados de ansiedad o depresión, presencia de estrés
post-traumático, disminución de la autoestima, falta de motivación, concentración y
disminución de su productividad.
Una manera de abordar el acoso es a través de una intervención psicológica, la cual
se trata de un proceso, competencia del psicólogo, enfocado en prevenir y resolver
problemas relativos al comportamiento humano, mediante la aplicación de las técnicas y
principios de la psicología. La intervención consiste en la evaluación, entrenamiento o
tratamiento, de la problemática en cuestión, y la posterior cuantificación de los efectos
inmediatos de las acciones implementadas, ésta continúa de la mano de la evaluación y del
seguimiento de los efectos conseguidos, valorando su persistencia temporal, su validez
social y su generalización a través de situaciones distintas a las del tratamiento o
entrenamiento (Olivares, Macia, y Rosa, 2013).
En la actualidad, la intervención psicológica puede ser realizada a través de un amplio
campo profesional, el cual incluyen las áreas clínica, del deporte, jurídica o forense, social,
organizacional o laboral y educacional. (Recalde, 2003).
Desarrollo.

Con el fin de ilustrar de manera clara en que consiste la intervención psicológica,


puede tomarse como ejemplo un tipo de intervención propio del ámbito educativo, enfocada
en la prevención del acoso escolar.
Mediante la aplicación de la intervención psicoeducativa se propone dar respuesta a la
necesidad de brindar un soporte a los procesos de educación, a través de acompañar a los
alumnos en lo relacionado con sus procesos de desarrollo y toma de decisiones en los
ámbitos personales, académicos y profesionales. Hablando particularmente de su forma, la
intervención suele consistir en una o varias reuniones o entrevistas que involucran a
profesores, familias y alumnos, éstas en ocasiones son individuales y otras en grupo, y
persiguen la finalidad de impulsar el desarrollo académico, personal y social de los alumnos.
De esta manera se entiende que la intervención psicoeducativa consiste en una acción
sistemática que es llevada a cabo en un tiempo y espacio definidos, que contribuye a
favorecer una educación integral y toma en cuenta necesidades particulares; cumple con
objetivos, como orientar en la toma de decisiones y favorecer las relaciones de las personas
que integran la comunidad escolar (González y Veláz, 2014).
Entre las principales funciones de la intervención psicoeducativa puede hablarse de la
enfocada en la prevención, que tiene el fin de adelantarse al surgimiento de dificultades, a
través de generar y compartir información útil para evitar que se generen problemáticas
afectivas y sociales. Otra de sus funciones es la de actuar directamente sobre la solución de
problemas, ya sean de aprendizaje, psicomotrices, de lenguaje, de relación o integración
grupal. También resulta útil en las labores de coordinación y colaboración de equipos
docentes y desarrollo de programas académicos. La intervención psicoeducativa puede ser
utilizada para evaluar, asesorar, mediar e impulsar el desarrollo de la interacción entre los
diferentes integrantes de la comunidad educativa.
En referencia a como es llevada a su aplicación una intervención psicoeducativa, es
posible reconocer distintos métodos o modelos, mismos que dependen, en primer instancia,
del enfoque y objetivos que pretenden cumplir. Para ilustrar lo anterior, puede imaginarse una
matriz con cuatro ejes. En su eje vertical se encuentran dos polos extremos en referencia a la
orientación de la intervención, uno que representa la salud y otro la educación; luego, en un
eje horizontal aparece el tipo de intervención directa versus la indirecta; en un tercer eje
diagonal, están, en relación con el destinatario de la intervención, las acciones grupales
contra las individuales; y finalmente, en un ultimo eje diagonal, se encuentra la intervención
reactiva versus la proactiva, haciendo referencia a la temporalidad de la misma (Erausquin,
et al, 2014).
De esta manera, dependiendo de las características que posea la intervención en
referencia a la matriz descrita anteriormente, es que se utilizará uno u otro método de los
siguientes: Modelo clínico de atención individualizada, nombrado comúnmente como
counseling o consejería, enfocado en un individuo a la vez y muy enfocado en la salud
psicosocial; Modelo de programas, de características grupal, proactivo e integral en cuando a
la salud y lo educativo, pretende el enriquecimiento y potenciación de la comunidad, grupo o
individuos en base a sus necesidades particulares; Modelo de consulta, principalmente
indirecto, que involucra un intercambio de ideas entre el consultado y el o los consultantes,
con el fin de adquirir conocimientos y habilidades en consenso para diseñar un plan de
acción; Modelo de animación socio-cultural, el cual es grupal y se enfoca en la gestión de
recursos y estrategias para el logro de objetivos compartidos en una comunidad; Modelo
constructivista de asesoramiento, el cual se enfoca principalmente en lo referente a la
educación, pretendiendo la generación de niveles cada vez mas altos de abstracción y
autonomía en los sujetos con el fin de potenciar la significatividad de los aprendizajes.
Retornando al tema del abuso escolar, es posible reconocer que los modelos de
intervención psicoeducativa que pueden ser aplicados, tanto para prevenir como para
atender la presencia de dicho fenómeno problemático, son el modelo de consejería,
particularmente para atender personalmente tanto a las victimas como a los victimarios,
aplicado de manera reactiva, directa y con un enfoque de salud psicosocial; y el modelo de
programas, a través del cual puede realizarse un trabajo preventivo que involucre a toda la
comunidad escolar, de forma proactiva, en la amplitud de temas que se ven involucrados en
el abuso escolar, para enriquecer el conocimiento sobre el fenómeno y desarrollar
herramientas de detección y abordaje oportuno.
Luego de esbozar una idea acerca de como puede ser llevada a cabo una intervención
psicológica para abordar una problemática en concreto, salen a relucir características, en
cuanto a modelos, métodos y formas de utilización, que llegan a ser compartidas por las
distintas áreas de la psicología aplicada. Dichas similitudes metodológicas quedan
manifiestas, por ejemplo, en cuanto a quien van dirigidas, siendo principalmente enfocadas
en el individuo las intervenciones clínicas y jurídicas, mientras que las intervenciones
sociales o comunitarias, deportivas, organizacionales y educativas trabajan, en la mayoría de
los casos, con el grupo o ecosistema.
Algo similar ocurre cuando la intervención tiene un enfoque preventivo, en donde de
acuerdo al momento en el que se realiza puede ser de tipo primaria, principalmente aplicada
en el área organizacional, educativa y social; secundaria, principalmente relacionada con el
área clínica; o terciaria, en la cual suelen presentarse esfuerzos desde todas las áreas de la
psicología.
Se presentan otras características que pueden resultar mas exclusivas de ciertas
áreas en particular, como es el caso del método clínico, propio del campo de la psicología
clínica; el cambio planeado de Kurt Lewin, presente en las intervenciones organizacionales; o
el de investigación-acción característico de la psicología social, pero que también puede ser
llevado a cabo en un ámbito educativo al considerar este se encuentra conformado por una
comunidad.
Conclusiones.

Ante un fenómeno negativo, como resulta el abuso psicológico, que se presenta con
una frecuencia alta y en áreas diversas de las relaciones humanas, la intervención
psicológica tiene un terreno sumamente amplio y elevadas expectativas de alcance,
empezando por la identificación y cuantificación de su incidencia, causas y efectos, desde la
investigación, la implementación de atención clínica, el desarrollo de instrumentos que
permitan su detección y abordaje oportunos, en áreas laborales, escolares y
organizacionales, o la implementación de esfuerzos de psicoeducación, los distintos campos
de la psicología aplicada pueden y deben trabajar en conjunto para la prevención y atención
de esta faceta oscura del comportamiento humano.

En el caso particular de México, donde, debido al entendimiento de la violencia, en sus


distintos tipos, como parte de la normalidad, la presencia del acoso psicológico se encuentra
prácticamente en todas las áreas, pero su estudio y esfuerzo para atender dicho problema
suele concentrarse principalmente en lo relativo a las organizaciones y escuelas, resultando
estas las que reciben una mayor atención. Sin embargo, el problema del acoso psicológico
puede considerarse inherente a las estructuras y relaciones sociales en nuestro país, por lo
que, un abordaje con mayor amplitud, que involucre al ecosistema a través de la intervención
comunitaria, podría resultar, a largo plazo, en cambios más profundos que lleguen a
manifestarse en las áreas que hoy reciben una atención directa.
Fuentes.

Justicia, F., Benítez, J. y Fernández, E. (2006). Caracterización del acoso psicológico en el


contexto universitario. Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones. 22,
(3). 293-308. ISSN: 1576-5962. https://www.redalyc.org/pdf/2313/231317121004.pdf

Olivares, J., Macia, D. y Rosa, I. (2013). Intervención psicológica: estrategias, técnicas y


tratamientos. Editorial Pirámide.
https://www.researchgate.net/publication/265013674_Intervencion_psicologica_estrategi
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Trujillo, M., Valderrabano, M. y Hernandez, R. (2006). Mobbing: historia, causas, efectos y


propuesta de un modelo para las organizaciones mexicanas. INNOVAR. Revista de
Ciencias Administrativas y Sociales. 17, (29). 71- 91
https://www.redalyc.org/pdf/818/81802905.pdf

Hirigoyen, M. (1998) El acoso moral. Ediciones Paidós Ibérica.

Recalde, M. M. (2013). Psicología. 3ª. Ed. Buenos Aires: Ediciones del Aula Taller.

González-Benito, A. y Veláz-de-Medrano, U. (2014). La acción tutorial en el sistema


escolar. Madrid: UNED

Erausquin C., Denegri A. y Michele J. (2014). Estrategias y modalidades de intervención


psicoeducativa: historia y perspectivas en el análisis y construcción de prácticas y
discursos. Material Didáctico Sistematizado.
https://www.aacademica.org/cristina.erausquin/195

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