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de

YAMILA FRISON
PARA
Frison, Yamila
Escuchame un cuento / Frison, Yamila - 1a ed ilustrada. - Rosario : Defensoría del Pueblo de la
Provincia de Santa Fe. Defensoría de Niñas, Niños y Adolescentes de la Provincia de Santa Fe, 2017.
20 p. ; 14 x 20 cm.

ISBN 978-987-46643-3-4

1. Cuento. I. Título.
CDD A863 Ilustrado por
MARíA FLorencia edvemon
Había una vez, hace pocos días,
en una ciudad cercana, distintas maneras de mirar.

En este lugar las personas no miraban de una única manera.


Ni tampoco escuchaban los mismos sonidos o palabras.
No hablaban con voces iguales ni escribían con idénticas
y gastadas letras.

Cada quien tenía su modo de sentir.


Pero mucha discusión, pelea y tristeza les llevó llegar a ese acuerdo.
Porque al principio,
estaban quienes no toleraban
que hubiera ojos que se centraran en los rincones,
ni oídos que captaran los susurros,
ni voces que cantaran poesía.
No, estas personas querían
que todo se viera desde arriba y ordenado.
Y mucho se enojaban con quienes
no llegaban a ver desde lo alto.
Pero de a poco, fueron cambiando de opinión. No porque se
volvieron más blandos sus corazones (bueno, algunos sí);
sino porque las y los chicos del lugar hicieron algo muy
grande, gigante.

Cansadas y cansados de escuchar que los adultos les


dijeran “No, los monstruos no existen”, o “Es mentira que
los árboles hablan”, o “¡Callate!”, o “Dejá de inventar”,
se reunieron, se organizaron y armaron un plan.
Su estrategia fue convocar a unos aliados importantes.
“Si nos dicen que tenemos muchos pajaritos en la cabeza,
invitemoslós a participar”, consensuaron en su asamblea.
Así fue que, en solidaridad con el reclamo de las y los
chicos, todas las aves del lugar hicieron huelga de silencio.
Entonces, dejó de oírse su canto al amanecer
y cuando se escondía el sol. Los parques y las personas
se volvieron más tristes, aunque tardaron unos cuantos
días en darse cuenta de lo que pasaba.
Indignados, adultos y mayores
exigieron a los gobernantes que
obligaran a las aves volver a
cantar. Pero nada pudieron hacer.
Nadie sabía a qué podría deberse
tremendo fenómeno, entonces
convocaron a especialistas.
Surgieron varias hipótesis, pero
ninguna pudo explicar lo que
sucedía. Por primera vez, se
quedaron sin qué decir...
Y fue durante ese silencio en que las y los chicos
tomaron la palabra y contaron la verdad del cuento.

Fue gracias a su valentía que todas las personas


aprendimos que hay voces que se tienen que callar
un rato para que puedan hablar otras,
que hay voces que nos hacen muy felices
pero que no las valoramos hasta que se van,
que hay silencios que nos hacen bien
y otros que nos lastiman,
que así como aprendemos a hablar
también tenemos que aprender a escuchar,
que hay voces que -desde lo bajo-
pueden cambiar la historia.
Serie Tanto tiempo hoy

Un ratito que queda en la memoria,


instantes que vuelven poético el día,
quedarse todo lo que se pueda para
escuchar, mover palabras que traen
saberes de antes ahora descono-
cidos, contar los sueños, imaginar
historias para un dibujo, aprender a
leer los labios y los ojos, intentar
escribir con una rica merienda...
compartir tanto tiempo hoy.

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