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El presente escrito contiene las normas fundamentales que regulan los actos de
comercio en la ley mercantil colombiana, así como apreciaciones que buscan
orientar y aclarar el sentido de algunos términos y expresiones.
Dentro del múltiple escenario de las relaciones jurídicas de Derecho Privado, las
personas pueden realizar actividades con significación jurídica o celebrar negocios
que pueden encuadrarse en la órbita del Derecho Civil o del Derecho Privado. La
distancia no es muy clara y, por ello, es imprescindible conocer el alcance de lo que
pertenece a una u otra demarcación. El acto de comercio juega, entonces, un papel
determinante porque es el que se encarga de ubicar los comportamientos en uno u
otro predio.
1
ALTERINI, Atilio A. “Unificación de las obligaciones civiles y comerciales”, en “Treinta estudios de
Derecho Privado”, P.U. Javeriana – Temis, 2011, p. 130)
“Con el criterio de que al tratar de hacer una definición del acto de comercio
pueden crearse dificultades de interpretación frente a una vida económica que
evoluciona con rapidez, se conserva el sistema tradicional en los códigos y se
hace una enumeración de las operaciones o negocios que han de considerarse
siempre como mercantiles. Y como la enumeración de tales actos no es
limitativa sino simplemente ilustrativa, se hace también una enumeración de
las principales actividades que no han de tenerse como comerciales sino como
civiles”2
“Esta concepción objetiva del acto de comercio ha hecho que se presente una
indeterminación en el ámbito de validez del derecho comercial, y que por
fuerza de tal indeterminación y de la falta de objetividad en sus lineamientos,
se ha visto expuesto a un proceso de expansión, y por lo mismo, ha ido
invadiendo campos de las actividades económicas que antes estaban
reservadas a la legislación civil. Es así como cada vez el campo de la legislación
comercial es más amplio y menos importante el área propia del derecho civil.”3
Bajo esta perspectiva ya no es evidente cuándo se aplican las reglas del Derecho
Civil y cuándo se aplican las del Derecho Mercantil. Lo único cierto, a primera vista,
es que cuando un acto es subsumido por cualquiera de las previsiones del Código
de Comercio, resultará mercantil y cuando, por el contrario, no cabe dentro de la
tipificación legal comercial, será de naturaleza civil, ya que el Derecho mercantil es
especial en relación con el Derecho Civil.
2
Exposición de motivos del proyecto de Código de Comercio actualmente vigente, citada por ARRUBLA
PAUCAR, en “Contratos Mercantiles, Teoría General del Negocio Jurídico Mercantil”, P.U. Javeriana -
LEGIS, Introducción XXXV.
3
VELÁSQUEZ RESTREPO, Carlos Alberto. “Instituciones de Derecho Comercial”, Biblioteca Jurídica, 2003,
p. 85.
Mientras en Colombia existan dos legislaciones que regulan los contratos y las
obligaciones, el acto de comercio marcará el lindero entre el Derecho Civil y el
Derecho Mercantil y será la opción inicial de consulta e interpretación para quien
pretenda desentrañar la naturaleza del acto jurídico.
TITULO II
DE LOS ACTOS, OPERACIONES Y EMPRESAS MERCANTILES
La presentación del título II del Libro Primero del Código de Comercio es tan amplia
que recibe estas tres distintos apelativos, aunque el uso general que la doctrina
suele dar a estas previsiones normativas se circunscribe a la denominación de acto
de comercio.
Sin embargo, para entender las razones por las cuales el legislador colombiano
acuñó las diferentes expresiones se debe tener en cuenta que no es lo mismo el
acto u operación que la empresa mercantil, porque mientras el acto o la operación
pueden ser realizados por cualquier persona, la empresa mercantil solo puede ser
producto de la actividad de un empresario.
4
GIL ECHEVERRI, Jorge Hernán. Aplicación del Derecho Civil a los asuntos del comercio y el principio de la
consensualidad”, Javeriana - ed. Ibáñez, p. 108
5
El texto de la ley es destacado en los recuadros grises.
6
VELÁSQUEZ RODRÍGUEZ, Oscar Darío. “Nuevo Manual de Derecho Comercial”, Librería Jurídica, 2003,
ps. 23-4.
Pero ahí no culmina la pluralidad de clasificaciones. Los artículos 21 y 22 del Co. Co.
incorporan otras clases de actos de comercio: por conexión y mixtos.
Hace referencia a la compra que realiza cualquier persona de toda clase de bienes,
sean muebles o inmuebles, donde está presente la intención de vender, sin
importar que quien compra a la postre resulte vendiendo o no, porque lo que le
impregna el carácter mercantil al acto es el propósito especulativo o ánimo de
reventa.
Si quien compra con esta intención realmente llega a realizar el acto subsecuente
de venta, le transfiere al segundo negocio el carácter mercantil y, por consiguiente,
los dos negocios, el originario y el consecuencial, llegan a tener el mismo carácter.
7
MEDINA VERGARA, Jairo. “Derecho Comercial. Parte General”, Temis, 2013, p. 234.
3) El recibo de dinero en mutuo a interés, con garantía o sin ella, para darlo en
préstamo, y los préstamos subsiguientes, así como dar habitualmente dinero en
mutuo a interés;
Está relacionado con el préstamo de dinero con cobro de intereses, siempre que la
intención del prestatario (mutuario) sea la de entregar dinero en préstamo con
intereses. La intención del mutuario es fundamental, porque el préstamo aunque
esté acompañado de intereses dejaría de ser mercantil si no está presente el
propósito de prestar.
En consecuencia, todos y cada uno de los préstamos a interés que realice un banco
o un prestamista son mercantiles, sin que importe la intención.
Todo negocio que verse sobre bienes que la ley considera mercantiles tiene la
calidad de acto u operación mercantil. Entre los bienes a los que la ley le asigna este
carácter, aparte del establecimiento de comercio, se encuentran los títulos valores,
la propiedad industrial y, por afinidad, en razón de su destinación, los locales
comerciales.
Al igual que ocurre con los bienes existen operaciones que por estar relacionadas
con instituciones típicamente mercantiles adquieren este mismo carácter. Es lo que
8
GIL ECHEVERRI, Jorge H. Op. Cit., p. 82
Las operaciones con mayor marca de onerosidad son las de tipo financiero, entre
las cuales se encuentran las operaciones bancarias, bursátiles o de negociación
abierta de títulos y las operaciones de martillo, también conocidas como subastas.
Su característica es la de ser especulativas, porque se espera que futuras
circunstancias permitan elevar el precio de las cosas que se adquieren o los frutos
del dinero que se presta o se invierte.
Basta que la operación sea realizada por un banco, que se realice en una bolsa de
valores o que sea producto de una subasta, para que se considere mercantil, sin
importar la intención de quien la realice o el precio de negociación.
Por tal razón la explotación de los mismos es de índole mercantil, a saber: cobro de
servicios, tasas y peajes, atención a pasajeros, servicios de recepción de mercancías,
servicios de abordaje, servicios técnicos de operaciones de transporte, etc.
Cuando son personas de derecho privado quienes prestan dichos servicios, los actos
que involucran son de naturaleza mercantil, porque los realizan con sus propios
medios y bajo su propia responsabilidad, como si se tratara de la explotación de
bienes propios.
Los siguientes numerales involucran actividades que sólo son mercantiles si son
realizadas por una empresa, entendiendo por tal “toda actividad económica
organizada para la producción, transformación, circulación, administración,
custodia de bienes y prestación de servicios”, según el texto del art. 25 Co. Co.
9
MADRIÑÁN DE LA TORRE, Ramón E. y PRADA MÁRQUEZ, Yolima. “Principios de Derecho Comercial”,
Temis – P.U. Javeriana, 2013, p. 92.
Este numeral se refiere a los diversos servicios de transporte prestados por una
empresa, independientemente del medio empleado, pudiendo ser aéreos,
terrestres, marítimos, fluviales o férreos; independientemente del radio de acción,
pudiendo ser urbanos, suburbanos, rurales, municipales, intermunicipales,
nacionales o internacionales, e independientemente de los agentes que intervienen
en la ejecución, pudiendo ser unimodales, segmentados, multimodales y
combinados.
Este ordinal está vinculado a cuatro modalidades de actividad, diferentes entre sí,
cuales son:
10
NARVÁEZ GARCÍA, José Ignacio. “La empresa y el establecimiento”, LEGIS, 2002, p. 32.
Todas estas actividades son propias del sector de servicios de información, que
comprende tanto la industria editorial como la publicitaria, cuyo objeto es la
producción de medios impresos y la generación de contenidos destinados al público
en general, extendiéndose incluso a la distribución y venta de las publicaciones.
Una curiosidad de este numeral es que al final adiciona una actividad genérica, que
comprende una amplia y variada modalidad de actividades: la prestación de
servicios. Como otros numerales hacen referencia a la prestación de servicios
específicos, en este caso se trata de otros servicios no especificados, que, desde
luego, sean prestados por empresas.
Las actividades a las que se refiere el presente ordinal puede recaer en minas,
canteras, yacimientos de petróleo y gas, el flujo del agua, la fuerza del viento, el
calor del sol, etc.
La utilización de estos recursos debe estar orientada a la generación de ganancias,
luego también están relacionados con las industrias o manufacturas que pueden
desarrollarse alrededor de dichas explotaciones.
11
NARVÁEZ G., José I. Op. Cit., ps. 38-9.
Se trata de empresas que, conociendo los mercados, las necesidades de los agentes
económicos y las oportunidades para celebrar contratos, guían, orientan, apoyan e
incentivan a otras empresas en la realización de negocios, mediante la realización
de exposiciones, presentaciones, demostraciones y otros procedimientos poco
usuales para el común de competidores en un mercado.
Este ordinal indica que la enumeración del art. 20 no es taxativa sino meramente
enunciativa, lo cual quiere decir que puede haber más actos mercantiles dispersos
por todo el ordenamiento mercantil.
Ejemplo de esto son actos u operaciones como el hospedaje (art. 1192 Co. Co.),
prenda sin tenencia (art. 1207 Co. Co.), la cuenta corriente (art. 1245 Co. Co.), la
comisión (1287), la consignación (1377), el fletamento de naves y aeronaves (arts.
1666 y 1893 Co. Co.), etc.
Adicionalmente a la enumeración del art. 20 Co. Co. el presente artículo acoge los
actos mercantiles por conexión o conexidad, que se descomponen en los actos por
relación y los actos de garantía.
Los actos por relación son los que guardan relación con la actividad propia del
comerciante o de la empresa. Aunque estos actos son de naturaleza civil se
convierten en comerciales por ser complementarios a la actividad mercantil, pero
sin los cuales la empresa no podría realizar plenamente sus actividades mercantiles.
Los actos de garantía, por su parte, son las hipotecas, prendas, fianzas y demás
seguridades que teniendo la naturaleza de actos civiles, están garantizando
obligaciones derivadas de actos u operaciones mercantiles. Aquí el negocio
accesorio (la garantía) sigue la suerte del negocio principal celebrado por el
empresario.
Se trata de una de las normas más curiosas del ordenamiento jurídico mercantil,
porque acoge la teoría de la fragmentación del acto jurídico, según la cual el negocio
puede ser mercantil para una parte y no mercantil para la otra parte.
a la parte para la cual representan una actividad profesional. Por esta dualidad
de consecuencias se los ha llamado frecuentemente actos mixtos, puesto que
son en parte comerciales y en parte civiles, a pesar de que se rigen por la ley
comercial, según el artículo 22 del Código.”12
Así las cosas, quien sin ser comerciante compra en una tienda los productos
necesarios para su desayuno celebraría una compra no mercantil, mientras que el
tendero que se los vende celebraría un negocio mercantil.
El art. 20 es de tal alcance que indica el carácter mercantil para ejemplos como este,
sin necesidad de acudir a otras normas y sin que se deba fraccionar el negocio
jurídico. En particular el numeral 13 señala como tal el expendio de toda clase de
bienes. Si a esto se le suma que el tendero es un empresario, porque tiene un
establecimiento de comercio destinado al desarrollo de sus actividades
comerciales, no cabría duda que el acto de compraventa de los productos para el
desayuno es mercantil.
El Código contempla una serie de actos que no son mercantiles. Cabe preguntarse:
¿Si dispuso cuándo un acto es mercantil qué sentido tiene consagrar actos que no
son mercantiles?
Este artículo rompe la lógica de interpretación del acto jurídico de derecho privado,
según la cual primero debe establecerse la mercantilidad o especialidad del acto, a
partir de su consulta en la ley mercantil. El acto sería no mercantil sólo si no está
regulado en la ley.
Así las cosas, la enunciación legal de los actos no mercantiles es antitécnica y poco
coherente, además de que genera contradicciones al momento de aplicarse a casos
concretos. Sin embargo, como se trata de una norma dispositiva, con el mismo
alcance de una norma imperativa, y como además se trata de una norma especial,
debe tenerse en cuenta de manera articulada con las demás disposiciones
mercantiles.
12
Sentencia Corte Suprema de Justicia, Sala Civil, agosto 5 de 2009, M.P. Arturo Solarte Rodríguez.
Se trata de compras para uso personal o familiar, en las que no está involucrada una
intención especulativa.
Las actividades artísticas, por las peculiares características de quienes las realizan y
por la forma en que tienden a desenvolverse, escapan a la regulación mercantil.
Estos actos no son de derecho privado y, por consiguiente, se rigen por las normas
administrativas y las que regulan la contratación pública.
A todas las actividades mencionadas en los ordinales anteriores cabe hacerle una
común observación: Por su naturaleza son civiles, pero si se realizan a través de una
empresa adquieren el carácter de mercantiles.
“Nada más típicamente civil, que el ejercicio de una profesión, pero cuando el
profesional deja de trabajar individualmente para establecer una organización
empresarial, está abandonando los terrenos del Código Civil y está entrando
en la legislación mercantil. Con este proceso de expansión se ha llegado a un
punto en el que las relaciones económicas reguladas por el código civil son
escasas y de poca importancia; el Código Civil se encarga de los actos a título
gratuito, de las ventas de los pequeños agricultores y ganaderos, de las
actividades artísticas y de los actos de adquisición para el uso o consumo de la
persona.”13
Así las cosas, dentro del universo de actos y negocios jurídicos de Derecho Privado
que se pueden desarrollar en cualquier entorno del país, una amplia proporción son
de índole mercantil, cuando están previstos como tales en la ley, al paso que los
demás son no mercantiles.
13
VELASQUEZ R., Carlos Alberto. Op. Cit., p. 86.