Está en la página 1de 4

1919 – 15 de enero – 2018

LA JORNADA DE LAS OCHO HORAS FUE


LA PRIMERA VICTORIA POLITICA DE LA
CLASE OBRERA PERUANA
Historicamente la lucha del Trabaio contra el Capital
se expresa o adquiere inicialmente la forma
de una lucha, tenaz, despiadada y heroica,
por la reducción de la jornada de trabajo.

El quince de enero de 1919 el naciente proletariado peruano conquistó la


jornada laboral de las ocho horas. Este derecho, precedido de una aureola de
sacrificio e inmolación, fue la culminación de una sostenida, prolongada e
intensa lucha iniciada catorce años antes, el 1 de mayo de 1905, cuando la
Federación de Panaderos Estrella del Perú incorporó la jornada de las ocho horas
como parte de su plataforma. La huelga general, que paralizó durante tres días
Lima y algunas provincias, obligando al gobierno terrateniente-burgués de José
Pardo a decretar la jornada de las ocho horas en todo el país, fue la expresión
mayor, el corolario de diversas formas de protesta que precedieron esta gesta
heroica. Fueron catorce años de lucha y movilización con un enorme costo social
(muertos, heridos, presos) como Andrés Vilela, Manuela Diaz Chaflojo, Irene
Salvador pero antes Florencio Aliaga (Callao, 1905).

La conquista de la jornada de las ocho horas tiene aspectos históricos,


políticos como ideológicos que es necesario destacar: históricamente, fueron
cuatro los factores que posibilitaron este triunfo proletario; 1) La unidad en
torno a la Federación Obrera Local y el Comité Central de Huelga; 2) La
combatividad de las masas que en forma multitudinaria se volcaban a las calles
de Lima; 3) La vanguardia sindical consecuente y culta; 4) La acción directa
de las masas cuya máxima expresión fue el paro general del 13, 14 y 15 de enero
de 1919.

Políticamente, la conquista de la jornada de las ocho horas (testimonio


además de la extraordinaria capacidad de lucha de un emergente proletariado)
constituyó la primera victoria política de la clase obrera peruana contra la clase
capitalista desde que surgió como clase a fines del siglo XIX; ideológicamente,
tal como lo precisa Carlos Marx en el Tomo I de El Capital concretamente el Cap.
VIII, la lucha entre el Capital y el Trabajo por fijar los límites de la jornada de
trabajo es una lucha multisecular que desnuda la esencia de la explotación
capitalista: la búsqueda insaciable de plusvalía mediante la prolongación e
intensificación de la jornada de trabajo.
LA JORNADA LABORAL DE LAS OCHO HORAS EN
EL CONTEXTO DE LA SITUACION ACTUAL
Los trabajadores conmemoramos el glorioso 99 aniversario de la conquista
de la jornada de las ocho horas en circunstancias difíciles; el grado de explotación
capitalista y la situación económica, social y laboral de millones de obreros(as)
peruanos(as) convertidos hoy en verdaderos esclavos modernos nos retrotrae al
infierno que padecían nuestros hermanos de clase a comienzos del siglo XX. El
nivel de desprotección laboral hoy en día (apenas el escandaloso 6% de
la población asalariada esta organizado sindicalmente) es tal que las
aterradoras imágenes de los padecimientos proletarios de comienzos del
siglo pasado parecen reflejarse en las fábricas de Lima y provincias.

En el plano económico lo más alarmante es la caída de la producción


nacional: del 3.9% el 2016 al 2.7% el 2017; la desaceleración económica del país
confirma las limitaciones estructurales del modelo primario exportador y la
urgencia de cambiar el modelo neoliberal e industrializar el país ampliando el
mercado interno y diversificando las exportaciones.

Perú - Evolución del PBI

2016 3,9%
2017 2,7%

Fuente: INEI - BCRP

La conclusión entonces, es clara: el Perú requiere cambiar el modelo económico


neoliberal, es decir reemplazar la actual estructura productiva dependiente primario-
exportadora por una economía con industrialización que agregue valor agregado a nuestros
productos de exportación sobre la base de un mercado interno articulado.

El dato más destacable de la situación económica del país es la caída del PBI para este año
(2.7%); esta disminución si bien ha sido precipitado por factores como el Niño Costero que
comprometió el 1,5% del PBI y la paralización de importantes obras públicas por el caso
Odebrech tiene como causa de fondo el carácter primario exportador de materias primas de
nuestra economía producto de 25 años de neoliberalismo; precisamente en Marco
Macroeconómico Multianual (MMM) ratifica los objetivos económicos esbozados en el
mensaje presidencial del 28 julio 2017: reactivar la economía mediante una mayor inversión
pública (reconstrucción de la infraestructura deñada por el Niño Costero)) y privada mediante
el “destrabe” de los proyectos de inversión especialmente mineras; “destrabamiento” que
significa facilidades (reforma laboral en curso) de todo tipo para que la gran empresa se
decida a invertir

El ilegal indulto del asesino y corrupto Fujimori aparte de agudizar la crisis política del país
abre un nuevo escenario político caracterizado por el cogobierno de PPK con Fuerza
Popular (FP) bajo el liderazgo de Alberto Fujimori con el objetivo de profundizar la
política económica neoliberal y garantizar la impunidad de PPK, KF y AG.; por sus
negocios económicos con Odebrecht y por su burdo negocio político (llámese indulto) PPK
no solo ha agravado su aislamiento político y social sino que se ha deslegitimado y debe
renunciar.

Los trabajadores y los verdaderos demócratas del país debemos valorar este peligroso
nuevo mapa político y entender que la lucha contra el ilegal indulto y la corrupción es
indesligable a la lucha contra el cogobierno de PPK y el Fujimorismo, por el cambio de
la política económica neoliberal, por una nueva constitución y en particular contra la reforma
laboral en curso, lucha que debe darse en todos los escenarios (congresal, judicial, TC,
CIDH, etc.) y fundamentalmente en las calles; pero para que esta lucha democrática
sea sostenible en el tiempo debe definirse un Plan de Lucha articulado a nivel nacional
que en lo inmediato se manifieste en una Jornada de Lucha en perspectiva al Paro
Nacional. Urge fortalecer el COMANDO NACIONAL UNITARIO DE LUCHA como la
instancia superior que unifique a las organizaciones sindicales, sociales y políticas del país.

LUCHAR POR LA REDUCCION DE LA JORNADA DE TRABAJO

La jornada ordinaria de trabajo es de ocho horas diarias y de


cuarenta y ocho horas semanales. Puede reducirse por convenio
colectivo o por ley.
Artículo 44 de la Constitución de 1979

Bien sabemos que en el sistema capitalista la fuerza de trabajo del obrero es la


única mercancía que crea nuevo valor en el proceso de producción y que va a
parar al bolsillo del capitalista por su sola condición de dueño de los medios de
producción (fábricas, minas, tierras). Durante la jornada laboral (sea de 8, 10, 12
y hasta de 16 horas como hace 97 años) el trabajo del proletario (que
supuestamente le debe permitir adquirir los alimentos, bienes y servicios
indispensables para reproducir su existencia y la de su especie) se denomina
trabajo socialmente necesario y siempre representa una parte de la jornada
laboral. Más claro, el salario o el precio de la fuerza de trabajo equivale a
determinadas horas de trabajo el resto es trabajo excedente gratuito, no
retribuido por el capitalista; es la plusvalía, la llamada ganancia.

Con el incesante desarrollo tecnológico del capitalismo, con la incorporación


de nuevas técnicas en el proceso productivo y hasta los nuevos métodos
organizacionales empresariales (lo cual se traduce en el aumento de la
productividad del trabajo) el trabajo socialmente necesario del obrero
tiende a disminuir sustancialmente y el trabajo excedente a aumentar,
incluso sin que ello signifique la reducción de la jornada laboral, por el
contrario el capital busca la forma de prolongarla. He aquí el principal
argumento económico para exigir ya no solo el respeto de la jornada laboral de
las ocho horas sino la reducción de la jornada de trabajo. Pero, obviamente, esto
se decidirá en el terreno de la correlación de fuerzas.

Mas que mecanismo para contrarrestar el desempleo, medida


anticrisis o instrumento para redistribuir la riqueza en los marcos del
sistema capitalista la bandera de la reducción de la jornada laboral
responde a las necesidades de la clase obrera de disponer de un mayor
tiempo para su desarrollo integral y debe significar (y asi debemos
enmárcalo) como un paso importante en nuestra lucha por eliminar la
explotación capitalista.

Por ello ad portas el centenario inclinamos nuestra banderas de clase ante


la memoria de Manuel y Delfín Lévano, Julio Portocarrero, Adalberto Fonkén,
Nicolás Gutarra, Nicolás Gutarra, Luis Felipe Grillo, Hector Merel, etc. y
renovamos nuestro compromiso de persistir en la lucha no solo por el
irrestricto respeto de la jornada de las ocho horas sino la reducción de la
jornada laboral hasta conquistar una sociedad, nueva, superior y
diferente al infierno capitalista.

¡ ABAJO LA ESCLAVITUD ASALARIADA !


¡ Honor y gloria eterna a los luchadores
de la jornada de las ocho horas ¡
A. Ramos Lima, 04/01/2018

También podría gustarte