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LIBRES PARA AMAR A DIOS

¿Somos libres para amar? ó

¿Cómo aumentar nuestra libertad para amar?

¿QUE ES LA LIBERTAD (WIKIPEDIA)?

La libertad (en latín: libertas, -ātis) en sentido amplio es la capacidad humana de


actuar por voluntad propia; esta capacidad, permite hacer el bien o el mal; es
decir, somos responsables de este tipo de libertad. Ésta libertad, realmente no es
libertad, porque seguimos siendo esclavos del pecado; y por lo tanto, no hay
salvación.

¿QUE ES LA LIBERTAD (SIGNIFICADO BÍBLICO)?

Es la facultad de poder vivir en el amor, en la fe en Cristo Jesús; es decir,


Jesús nos da completa libertad, al recibirlo como nuestro único y suficiente
salvador, para dejar de ser esclavos del pecado y vivir dentro del propósito
de Dios. (Gálatas 3:13)
Así que, ésta libertad, nos salva.

Ésta libertad, sólo es manifestado a los verdaderos creyentes, a los que han
reconocido la necesidad de dejar la vida de pecado; es decir, los que han
dado frutos dignos de arrepentimiento (Mateo 3:6-8:  y eran bautizados por él
en el Jordán, confesando sus pecados. 7 Al ver él que muchos de los fariseos y de
los saduceos venían a su bautismo, les decía: !Generación de víboras! ¿Quién os
enseñó a huir de la ira venidera? 8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento).
Como ejemplos de frutos dignos de arrepentimiento son: cambio de actitud,
abandono de la práctica del pecado (1 Pedro 1:14-16: como hijos obedientes,
no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia;
15 
sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda
vuestra manera de vivir; 16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo).

Los frutos dignos de arrepentimiento se manifiestan con un testimonio de


vida que glorifique a Dios (Colosenses 1:10-12: para que andéis como es digno
del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en
el conocimiento de Dios; 11 fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de
su gloria, para toda paciencia y longanimidad; 12 con gozo dando gracias al Padre
que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz).

Cuando éste fruto se ve en el creyente, su convicción lo lleva a servir a Dios en


la predicación de su palabra a otras personas; como producir frutos en la vida
de otros, guiándolos a recibir a Jesucristo como su salvador, y discipulándolo
para que sean fieles seguidores de Cristo; dejando buen testimonio en
aquellos que están a su alrededor.

Ésta capacidad de dar frutos al ciento, al sesenta y al treinta por uno, nos lo da
el Espíritu Santo. Con la llenura del Espíritu Santo, tenemos la libertad de
amar a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda
nuestra mente, y además amar a otras personas (Mateo 22:37-39: Jesús le dijo:
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu
mente. 38 Este es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo).

Como pudimos leer en Mateo 22:37-39, fuimos creados a la imagen de Dios


para amarlo y amar al prójimo; pero desafortunadamente; pero hay casos, en
que ésta libertad, se ha usado para pecar, en vez de afirmarla; porque así
como tenemos la capacidad de amar; nacimos con la capacidad de
aborrecer, de odiar (Mateo 15:19 Porque del corazón salen los malos
pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos
testimonios, las blasfemias.; todo esto se manifiesta en nuestra carne; porque
vivimos en la carne (Gálatas 5:13: Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis
llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino
servíos por amor los unos a los otros.

¿CÓMO LIBERARNOS DE ALGUNAS ATADURAS PARA PODER AMAR A DIOS?

Cuanto más cercano es nuestro caminar con el Señor, más tenemos comunión
con Él, y por tanto crece más nuestro amor hacia Él;

¿Y ESTO CÓMO SE LOGRA?

Se logra a través de la palabra de Dios, que nos transforma y renueva nuestra


mente (Romanos 12: 1-3: Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de
Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios,
que es vuestro culto racional. 2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos
por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál
sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta).

Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que

no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con
cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.

Para poder transformarnos, necesitamos escuchar (Romanos 10:17), leer


(Apocalipsis 1:3), estudiar (hechos 17:11), memorizar (Salmos 119:9-11) y
meditar

(Salmos 1:2,3) las escrituras, fortaleciéndolo con oración, ayuno

(Isaías 58:6), servicio (Mateo 20:28) y sumisión (Santiago 4:7, Levítico 22:31); es
decir necesitamos las disciplinas Espirituales

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