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FESTIVE

IN DEATH
(FESTIVO EN LA MUERTE)


El pecado tiene muchas herramientas, pero una mentira es la manija que los hace encajar
a todos.
-OLIVER WENDELL HOLMES


Jugar en Navidad y pasarla muy bien,
Ya que la Navidad sólo llega una vez al año.
-THOMAS TUSSER


Capítulo 1

Hombres, pensaba Sima, no se puede vivir con ellos y no se les puede golpear hasta matarlos con un
palo número nueve de golf.

Pero una chica podía exigir venganza, y ella era una chica inclinada justo a eso.

Nadie se merecía una buena dosis de venganza, o una paliza con un palo de golf del nueve, tanto
como Trey Ziegler. El cabrón la había echado a patadas del apartamento que habían compartido, aun
cuando ella tenía los mismos derechos que él.

En las siete semanas y media de su convivencia no oficial, había pagado la mitad de la renta, la mitad
de los gastos, incluyendo comida y bebida. Había hecho toda la limpieza (bastardo ocioso), todas las
compras. Y en esas siete semanas y media le había dado los mejores años de su vida.

Además del sexo.

Después de pensarlo mucho, en profundas conversaciones con amigos cercanos y confidentes, dos
sesiones de diez minutos cada una de meditación y seis tragos de tequila, había planeado
precisamente cómo, dónde, y cuándo exigir su venganza.

El cómo involucraba ese palo de nueve, una extensa colección de calcetines de cachemira, y polvo
pica-pica. El dónde era ese apartamento de un dormitorio sobre el Salón de Tatuajes y Piercings del
Pequeño Mike en West Village.

El cuándo era justo en este maldito instante.

Él no habría cambiado las cerraduras, bastardo mezquino, y no sabía que ella le había dado una copia
de su tarjeta magnética a uno de aquellos amigos y confidentes, quien resultaba que también era su
jefa, justo después de que se hubieran mudado a vivir juntos.

Y si había cambiado la cerradura, su amiga decía que conocía gente que conocía gente, se
comunicaría con uno de ellos, y estaría hecho.

Sima no estaba segura de querer conocer a la gente que conocía gente o cómo entrarían al
apartamento. Pero sabía que quería entrar.

De manera que con su amiga al lado para apoyo moral, ella sacó su tarjeta magnética para abrir la
puerta principal a los apartamentos sobre el salón de tatuajes.

Su sonrisa alimentada de tequila se hizo más amplia cuando la cerradura se abrió.

-¡Lo sabía! Él nunca se molestaría en gastar dinero para mantenerme alejada.

-Tal vez no en esta puerta. Todavía tenemos que ver el apartamento- Su amiga le lanzó una larga y
dura mirada -¿Estás absolutamente segura de que él no está dentro?
-Totalmente. Su supervisor apareció para un seminario de fin de semana, ha estado en los
preparativos durante semanas. Ni hablar de que él se lo fuera a perder. Habitación de hotel gratis,
comida gratis, y una oportunidad para exhibirse durante dos días.

Sima se giró hacia el pequeño elevador y comenzó a quitarse los guantes.

-Vamos a subir por las escaleras. Déjate puestos los guantes, ¿recuerdas? Nada de huellas digitales.

-Correcto, correcto. Es mi primer allanamiento.- Con una risita nerviosa Sima comenzó a subir por
las escaleras.

-No es un allanamiento. Tú tienes una llave, y pagaste la renta.

-La mitad.

-Él dijo que fue la mitad. ¿Alguna vez comprobaste para estar segura de cuánto se pagaba de renta?

-Bueno, no, pero...

-Sima, tienes que dejar permitir que te estén viendo la cara. Lo que estabas pagando por esa caja
apretada de aquí arriba probablementecubría todos los gastos.

-Lo sé. Lo sé.

-Te vas a sentir muchísimo mejor después de que le cortes las puntas de los calcetines. Recuerda el
plan, un calcetín de cada par, un pedacito para que comience a destejerse.Tú empiezas con eso y yo
pongo el polvo pica-pica en su crema hidratante. Entonces reemplazamos el palo de golf con el de
juguete, y nos vamos. No tocamos nada más. Dentro y fuera.

-Y él no sabrá nada. No va a ir a juguar golf hasta que consiguiera a alguien que pagara la tarifa
interna, de manera que de eso no va a poder culparme. Los calcetines lo harán enloquecer.

-Pensará que eso ocurrió en la lavandería. Se lo merece. Un tipo que hace que le laven los calcetines
en seco se lo merece.

-Sí. ¿Y el polvo pica-pica? Se irá chillando al doctor, creyendo que tiene una nueva alergia. Cabrón.

-Cabrón,- concordó su amiga, con todo derecho, mientras que finalmente llegaron al cuarto piso. -El
momento de la verdad, Sima.
Aspirando muy hondo, Sima se recompuso. Subir los tres pisos, ataviada con su abrigo de invierno,
bufanda, botas, sombrero, el mes de Diciembre del 2060 estaba tan amargo como su corazón, la
había hecho sudar un poquito.

Volvió a sacar la llave, cruzó los dedos de su mano libre, y deslizó la tarjeta.

La cerradura se abrió.

Sima soltó un silbido triunfal, y la hicieron callar inmediatamente.


-¿Quieres que los vecinos se asomen?

-No, pero…- Antes de que pudiera terminar de hablar, Sima se encontró empujada al interior con la
puerta firmemente cerrada detrás de ella.

-Enciende las luces, Sim.

-Correcto.- Le dio al interruptor, entonces siseó, -¡Mira este desorden! Ni siquiera me he ido una
semana, y ya tiene basura tirada por doquier ¡Mira allí dentro!- Echó a andar hacia la cocina mientras
señalaba. -Platos sucios, cajas de comida para llevar. Apuesto a que hay bichos. Eww, apuesto a que
hay bichos aquí dentro.

-Y mira la sala de estar. Prendas tiradas por todas partes, zapatos ¡Hey!- Levantó un zapato rojo
escarlata de tacón alto, entonces alzó un sujetador con lunares amarillos sobre encaje púrpura.

-Nunca noté ninguna tendencia transexual.

-¡Porque no tiene ninguna!

-Lo sé, Sim. Es como todos te dijimos. Te cortó porque se levantó una nueva falda. Y caray, ya ha
pasado como una semana desde que te sacó de aquí, de manera que tienes que imaginarte… No
lloriquees,- le ordenó cuando Sima empezó a hacer justamente eso. -¡Desquítate! Vamos.

Concentrada en la tarea a mano, le quitó el zapato y el sujetador, y los volvió a arrojar al suelo, tomó
a Sima del brazo. -Te pondré a que empieces con los calcetines.

-En cierto modo yo lo amaba.

-En cierto modo es en cierto modo. Te trató como basura, de manera que tú le devuelves el trato, y
luego puedes seguir adelante. Confía en mí.

Los ojos nublados de lágrimas y tequila de Sima regresaron al sujetador. -Quiero destrozar algo.

-No vas a hacer eso. Vas a ser inteligente y golpearlo en donde más le duele. En su vanidad y en la
billetera, luego nos vamos a tomar unos cuantos tragos.

-Un montón de ellos.

-Montones de montones de ellos.

Sima cuadró los hombros y asintió. Con su mano en la de su amiga, su apoyo moral, se dirigieron al
dormitorio que había compartido durante siete semanas y media con su mezquino, tramposo e
insensible novio.

-Ni siquiera puso algunas decoraciones de Navidad. Tiene un corazón frío.

No podía haber estado más acertada.

Trey Ziegler estaba sentado apoyado en la cama, el largo cabello con mechas color avellana y
dorado del que estaba tan orgulloso estaba cubierto de sangre. Sus ojos, recientemente teñidos de
verde esmeralda, miraban fijamente.

El cuchillo de cocina que estaba incrustado en su frío corazón sostenía un letrero de cartón en su bien
tonificado pecho. Decía:

¡¡¡Santa Dice Que Tú Has sido Malo!!!

¡Jo. Jo. Jo.!

Cuando Sima comenzó a gritar, su amiga le estampó una mano sobre la boca y la arrastró lejos de
allí.

-¡Trey! ¡Trey!

-Cállate la boca, Sima. Sólo cállate un minuto. Jesús, qué lío.

-Está muerto. Allí hay sangre. Está muerto.

-Ya me di cuenta. Santa Mierda.

-¿Qué hacemos? ¡Oh Dios! ¿Qué hacemos?

Escapar de allí sería genial pero… incluso los edificios tan piojosos como este probablemente tenían
alguna seguridad. O alguien podría haberlas visto entrar. O las escucharon hacer planes mientras
tomaban tragos de tequila. O algo.

-Tienes que calmarte un poco y no toques nada. Ni una sola cosa. Tengo que llamar a alguien.

-¿Vas a hacer que alguien venga para deshacerse del cuerpo?- Sima arrastró sus dedos garganta abajo
como si estuviera siendo estrangulada. -¡Oh Dios!

-Pon los pies en la tierra, Sima. Estoy llamando a un policía.

Dos de la madrugada, dos de la jodida madrugada en las entrañas congeladas de Diciembre, y tenía
que salir de la cálida cama al lado de un esposo ardiente y lidiar con lo que podría ser un cadáver, o
una broma de borrachos hecha por una mujer que la volvía loca en el mejor de los días.

En momentos como este, ser policía apestaba.

Pero la Teniente Eve Dallas era una policía, de manera que estacionó frente a un edificio que parecía
una caja sucia en el West Village, agarró su kit de campo, si es que había un cadáver de verdad, eso le
ahorraría tener que regresar a por él, y pisó fuerte cruzando la congelada acera.

Habría utilizado su llave maestra para entrar, pero la puerta cliqueó y zumbó en cuanto la alcanzó.

No le gustaba mucho la apariencia del elevador en el pequeño y maloliente vestíbulo, pero optó por
este. Lo más pronto que pudiera terminar con esto.
Hundió sus manos frías, no había pensado en los guantes, en los bolsillos de su largo abrigo de cuero
y miró malhumorada con ojos castaño dorados los números progresivos del uno al dos al tres, y
finalmente al cuatro en el panel abollado.

Cuando las puertas se abrieron, salió dando zancadas, una mujer alta, delgada, bastante cabreada con
una enmarañada melena corta casi del mismo color que sus ojos.

Antes de que pudiera golpear con el puño la puerta, esta se abrió. Allí estaba parada la mujer que le
cortaba el cabello a menudo si Eve quería el servicio como si no. Quien la había visto desnuda, y eso
era algo que Eve nunca quería.

-Si me estás jodiendo, voy a arrastrar tu trasero y arrestarte por presentar falsos reportes.

-Lo juro por Dios.- Trina levantó una mano, con remolinos festivos rojos y verdes en las puntas de
los dedos, entonces usó la otra para tirar de Eve hacia adentro. -Su nombre es Trey Ziegler, y está
realmente muerto en el dormitorio.

-¿Quién es esa?- Demandó Eve, haciendo un gesto con la cabeza hacia la mujer con una explosión de
rizos rojos aplastados bajo una gorra de lana negra que en ese momento sostenía una especie de palo
de golf de plástico rojo y azul, y estaba lloriqueando.

-Ella es Sima. Su ex. Ella vivía aquí.

-¿Tú vives aquí?- le preguntó Eve a Sima.

-Sí. No. Lo hacía, pero él, entonces él… Él está… está… está…

Cuando Sima se disolvió en llanto, Eve se volvió otra vez hacia Trina.-Quédate aquí, no toques nada.
No dejes que ella toque nada.

Dio los cortos cinco pasos hacia el dormitorio, echó un vistazo dentro. Vale, ese era un hombre
muerto.

Puso en el suelo su equipo y sacó su enlace. Informó, hizo los arreglos para que su compañera fuera
notificada.

-Tú.- Señaló a Sima. -Siéntate por allá. No toques nada.- Entonces le hizo un gesto a Trina para que
fuera a la cocina. -Si ella no vive aquí, ¿cómo entraron?

-Ella todavía tiene su tarjeta magnética. O la copia que me dio cuando se enganchó con el tipo en este
sitio. La echó de aquí hace sólo una semana.

-¿Por qué estáis aquí, y ambas tomadas? Puedo verlo, oírlo, y olerlo.

-Casi medio tomadas,- la corrigió Trina con una leve sonrisa satisfecha. La mirada llana de Eve con
los ojos entrecerrados hizo que Trina comenzara a moverse de aquí para allá, dándole a su pelo,
arremolinado con el mismo color y diseño que sus uñas, un pequeña sacudida.

-Vale, mira, ¿información completa, correcto? Trey se deshizo de ella. Llegó a casa del trabajo y él le
había empaquetado todas sus cosas, dijo que ya habían terminado y que se largara.

-Discutieron.

-Diablos, no. Ella tiene la columna de un gusano, no lo puede evitar, así que aun cuando había estado
pagando la renta, él decía que la mitad pero yo sé adónde quería llegar esa basura y era mucho más
que la mitad. Ella pagó por Diciembre, de manera que pagó la renta de este mes, y tiene derechos.
¿No?

-Tan sólo continúa,- ordenó Eve.

-Vale. De manera que sólo empieza a llorar, agarra sus cosas y se va. De alguna manera, consiguió un
albergue cerca de una semana, no me lo contó a mí o a alguno de nosotros porque dice que estaba
toda avergonzada, y entonces lo suelta todo. Yo la tengo en mi casa, en el sofá-cama hasta que pueda
arreglarse.

-¿Y?

-¿Y?

-Hablemos sobre lo de esta noche y el hombre muerto.

-Bien. Bueno, esta noche, un grupo de nosotros salimos juntos después del trabajo, y había tequila. Y
se nos ocurrió esta idea de la venganza. Se suponía que él estaría en Atlantic City un par de días, así
que compramos el palo de golf de juguete y un poco de polvo pica-pica. Íbamos a destejerle las
puntas de sus calcetines, ponerle el polvo en su crema de afeitar, reemplazar uno de sus palos de golf
con el de juguete, y luego salir. Eso es todo. Entramos aquí, fuimos allí atrás, lo vimos. La saqué de
allí, y te llamé.

-¿Polvo pica-pica?

-Es una mierda seria.- Asintió Trina sabiamente. -Él hubiese querido rascarse la cara hasta llegar al
hueso. Se lo merecía. Mírala.

Sima estaba sentada, con la cabeza inclinada, las lágrimas cayendo.

-Jesucristo. ¿Conocías a este tipo?

-Sí, algo. Terapista de masajes, entrenador personal. Trabajaba en Buff Bodies, el sitio más fino cerca
de mi salón. La mayoría del personal de allí utiliza mi salón. Sima trabaja para mí. Así es como se
conocieron.

-¿Alguna vez te enrollaste con él?

-Mierda, no.- Los ojos de Trina, de un atrevido verde Navidad, enmarcados con escarcha dorada
reflejaron insulto y disgusto. -El tipo era un cabrón y un jugador. Puedo hacerlo mejor. Sima pensó
que no podía. Problemas de autoestima, ¿sabes?

-¿De quién son los zapatos rojos y la ropa interior?


-Ni idea. No son de Sima.

-Quédate aquí.

-Hey, Dallas, no seas ruda con ella. Es una verdadera dulzura, y yo fui la que la convencí de hacer
esto. Pensé que darle un golpe podría hacerla sentirse, ya sabes, más en control. De otra manera,
alguien más lo habría encontrado, y ella no tendría eso en su mente.

-Por todo lo que sé ustedes lo matasteis, y me llamaste para que lo cubriera.

Trina soltó una carcajada, se sobrepuso instantáneamente ante la mirada pétrea de Eve. -Mierda. ¿En
serio? ¡No jodas!

-Quédate aquí.

Echó a andar hacia donde Sima estaba sentada hipando en silencio a través de las lágrimas.

-Cuéntame qué pasó.

-Trey está muerto. Alguien lo asesinó.

-Antes de eso. ¿Cómo es que tú y Trina terminaron aquí?

-Oh, bueno, después del trabajo nosotras, yo, Trina, Carlos, Vivi y Ace, todos nos fuimos a
Clooney's.

-¿Clooney's?

-Es un bar. Nos reunimos allí algunas veces. Sus cebollas retorcidas son bastante buenas, de manera
que compramos algunas, algunos bocaditos de queso y algunas margaritas. Nos tomamos unos
cuantos tragos porque me estaba sintiendo mal porque Trey se deshizo de mí. De manera que Ace
dijo, creo que fue Ace, o tal vez Vivi… que yo debería hacer algo por mi cuenta, entonces alguien
dijo que yo debería venir para acá y tirar sus cosas por la ventana, pero Trina dijo que no. Dijo que
eso era demasiado obvio, y me podría meter en problemas. Que debería de hacer algo más sutil.
Entonces fuimos y compramos el palo de juguete y el polvo, y vinimos para aquí, y...y… ¡Trey!

-Vale.- Eve levantó una mano, esperando detener la histeria, entonces rápidamente captó la atención
de Sima, extrayéndole los detalles.

Detalles, pensó, que estaban de acuerdo con la declaración de Trina.

-¿Alguna vez te golpeó, Sima?

-¿Qué? ¿Quién? ¿Trey?- Sus ojos empapados en llanto, delineados con azul brillante y plateado, se
abrieron horrorizados como platos. -¡No! Él nunca haría eso.

-No físicamente,- dijo Trina desde el otro extremo de la habitación, y se ganó otra mirada pétrea. -
Sólo lo digo. No la golpeaba, pero atacaba su autoestima. La golpeaba mucho con eso. No era bueno
para ti, Sim.
-Algunas veces lo era. Solía serlo.

-¿Te engañó?- le preguntó Eve.

-No lo creo, pero…- Señaló el zapato y el sujetador. -Esos no son míos.

-¿Estaba metido en problemas con alguien? ¿Mujeres, trabajo, drogas, juego?

-No… no lo creo. Él, supongo, estaba algo distante últimamente, y pasaba más tiempo en el trabajo o
en su computadora trabajando en rutinas para sus clientes y cosas así. Le pregunté si ocurría algo en
su trabajo, ya que se quedaba hasta tarde muchas veces, pero él dijo que no. Y que me metiera en mis
propios asuntos.

-Estaba metido en algo.- Cuando el comentario le valió a Trina otra mirada fija ella agitó las manos
en el aire. -Puedo oírte desde aquí, y es estúpido fingir que no puedo. Estaba metido en algo.

-¿Como en qué?

-No sé en que, sólo sé que en algo. Muchos de mi gente, personal, clientes, utilizan el BB, y algunos
de ellos tienen a Trey como entrenador personal, o para masajes. Se estaba corriendo la voz de que
estaba actuando de modo extraño, más de lo usual, el último par de meses tal vez. Puso un segundo
cerrojo en su gabinete del gimnasio, pasaba un montón de tiempo fuera de horas allí cuando no tenía
clientes. Un par de clientes mutuos me dijeron que él estaba hablando de abrir su propio lugar, como
un spa de clase alta, tal vez en St. Bart o Nevis o alguna mierda.

-¡Nunca me lo dijiste!

Trina se encogió de hombros. -Lo iba a hacer, pero entonces te cortó. No veía el punto ya que eran
sólo rumores. Pensé que si llevábamos a cabo lo de esta noche aquí, tal vez veríamos algo dejado por
ahí al respecto. Como una confirmación.

-¿Tenía algunos objetos de valor?- le preguntó Eve a Sima. -¿Cualquier cosa que valiera la pena
robar?

-Oh…

-Veo una mini computadora allí, bastante costosa, la pantalla de entretenimiento, de buen tamaño pero
portátil. ¿Qué hay acerca de la joyería, arte, efectivo?

-Tiene una realmente buena unidad de muñeca para trabajar, modelo deportivo, y un conjunto
verdaderamente bonito. Y, um, su colección de aros para la oreja, y un par de anillos. Uno de oro
amarillo, y uno de oro blanco. Nunca los usaba cuando estaba trabajando porque le estorbaban. Tiene
los palos de golf, y le gustan los accesorios de golf. No guardaba nada de dinero por aquí que yo
sepa. Nosotros en realidad no teníamos ninguna obra de arte, excepto un par de fotografías que él
había tomado y enmarcado.- Hizo un gesto hacia las fotografías, del muerto en mallas deportivas,
posando para mostrar sus bíceps, sus músculos deltoides. Estas flanqueaban un estante en donde había
varios trofeos terminados en la parte superior con una figura ataviada de la misma forma, haciendo
lo mismo.
-Un minuto.- Eve se volvió para abrir la puerta cuando la golpearon, entonces salió, dejando abierta
la puerta, para dar instrucciones a los dos uniformados que se habían reportado en la escena.

-Vale, necesito más información,- dijo cuando volvió a entrar, cerrando la puerta. -El nombre de su
empleador o supervisor inmediato, una lista de amigos y/o compañeros de trabajo. ¿Tenía una
relación seria antes de ti, Sima?

-Oh, bueno, supongo. Seguro.

-Salía con Alla Coburn justo antes de Sim,- dijo Trina servicialmente. -Una cliente mutua. Es la
propietaria de Natural Way, un lugar de comida saludable cerca de BB, y, para tu información, estaba
bastante destrozada por su ruptura. Ponía la cara de 'puedes irte al infierno', pero no lo sentía. Sé lo
que pasa con la gente que se sienta en mi sillón. Además, él se tiraba a muchas de sus clientas.

-El dejó de hacer eso cuando nos juntamos,- dijo Sim, parpadeando ante la mirada de frustrada
simpatía de Trina.-¿No lo hizo? Pero, pero él dijo…

-Ya hablaremos. Su supervisora es Lill Byers, y ella te dirá las cosas claras. Lo harías mejor con sus
compañeros de trabajo. El no salía con nadie fuera del trabajo durante mucho tiempo.

Sintiendo que había más, Eve sólo asentía mientras anotaba los nombres. -Un oficial las va a llevar a
casa.

-¿Ya nos podemos ir?- preguntó Sima.

-Manténganse disponibles. ¿Tú estás en casa de Trina por ahora?

-Bueno, yo…

-Estará conmigo hasta que todo esto se aclare. Estás conmigo, Sim, no te preocupes por eso.

Eso hizo que comenzaran a salir lágrimas frescas, de manera que Eve abrió la puerta. -Ve abajo con
el Oficial Cho,- le dijo a Sima. -Trina bajará en un momento.

Una vez que Eve hizo salir a Sima, se volvió hacia Trina. -Dispara.

-Vale, quería ser cuidadosa con ella. Era un cabrón. Lamento que esté muerto y todo eso, pero más
que nada por ella. Mira, apenas se había deshecho de Alla antes de enrollarse con Sima. El tipo era un
jugador, y un manipulador. ¿Algunas de las cosas que hay aquí? Son de ella, pero ella no pensaba
decirle, hey, estas son mis cosas. Hacía todo el trabajo aquí, ¿sabes lo que estoy diciendo?
Recogiendo todo detrás de él, aprovisionando el AutoChef, ocupándose de la colada y la lavandería
en seco. El hijo de puta lavaba en seco sus jodidos calcetines.

-No jodas.

-¡Lo juro por Dios! Vas a encontrar un montón de prendas lujosas en su armario, montones de
productos de primera calidad para la cara, el cabello, el cuerpo. El cabrón era un pavo real. Se veía
bien, le concederé eso, pero se levantaba a las mujeres, entonces las desechaba después de conseguir
lo que estaba buscando, y no solamente sexo.
-¿Qué más?

-Puedes apostar a que él no compró esas unidades de muñeca por sí mismo, o la mitad de ese lujoso
guardarropa. Investigaba a mujeres mayores y ricas. Clientas, como ya dije. O esa es la palabra.
Probablemente una de ellas le hundió ese cuchillo en el corazón, pero no fue Sim. No lo mató.

-Ya lo sé.

-Ella no podría, oh. Bueno, eso está bien.

-¿Sabes a quién pertenecen los zapatos y el sujetador de lunares?

-No, pero tal vez podría averiguarlo.

-Déjame eso a mí. Vete a casa. Y la próxima vez que te tomes un montón de tragos, vete a casa.

Envalentonada, Trina comenzó a enumerar puntos con sus uñas decoradas alegremente. -Ella pagaba
la renta. Tenía una llave. Algunas de sus cosas aún están aquí. Tenía derecho a venir.

-Lo entiendo. Pero el polvo pica-pica podría ser considerado como asalto, los calcetines como
destrucción de la propiedad y el palo de golf como robo. Es una forma muy creativa de vengarse,
pero no vale la pena las tarifas legales.

Trina de encogió de hombros. -De cualquier manera, gracias por ocuparte de esto.- Trina entrecerró
los ojos, y apareció en ellos la mirada que le congelaba la sangre a Eve. -Podrías darle un poco de
forma al peinado, y un facial hidratante. El invierno es un desgraciado con la piel.

-Sigue con eso, Trina, y voy a hacer que seas llevada a la Central, que te metan en la sala de
interrogatorios, y hacerte pasar por todo esto otra vez.

-Sólo estoy diciendo lo que sé. Te haremos todo el tratamiento antes de tu gran fiesta.- Echó a andar
hacia la puerta, hizo una pausa. -Sim es un poco ingenua y demasiado confiada. Algunas personas
nunca cambian, incluso cuando terminan cubiertas de moretones.

Bastante cierto, pensó Eve.

Eve camino de regreso al dormitorio, recogió su kit de campo. Decidió que había superado la
ingenuidad y la confianza excesiva hacía muchísimo tiempo, mientras sacaba una lata de sellador
para cubrir sus manos y botas.

Era mejor que un policía fuese cínico y suspicaz. Considerándose a sí misma armada con saludables
porciones de ambos, comenzó a lidiar con la muerte.

Hizo un lento escaneo para permitir a su grabadora de solapa documentar la escena, incluyendo las
salpicaduras de sangre en las paredes, las manchas de la misma en el suelo. Y los restos de sangre y
materia gris adheridos a la base de lo que parecía ser otro trofeo.

Una maleta abierta conteniendo prendas de ropa bien dobladas estaba colocada a los pies de la cama,
al lado opuesto del cuerpo.
-Parece que la víctima estaba empacando, casi había terminado, para un viaje programado. Las
testigos declaran que era un seminario en Atlantic City relacionado con su trabajo. Mucha ropa para
un par de días,- comentó. -Lo cual podría coincidir con la opinión de la testigo de que la víctima era
un pavo real. Bonitas prendas, lujosas,- dijo después de un rápido vistazo. -Verificando también las
declaraciones de la testigo.

Rebuscó un poco más, y sacó una bolsita llena de hojas secas.

-¿Qué tenemos aquí? Parece que son… hojas de té.- La abrió, la olfateó, y le vino a la mente el té de
flores de Mira, la psiquiatra del departamento, juró por lo bajo. -Huele como té. No parece una
sustancia ilegal con la que me haya cruzado. Embolsada para análisis. No es una prioridad ya que no
vamos a levantar cargos contra el tipo muerto por posesión.

Volvió hacia la cabecera, se arrodilló para examinar el gran trofeo con la figura de un hombre muy
musculoso, ataviado sólo con pantalones cortos de compresión, flexionando ambos bíceps. -Hay un
par de trofeos como este en la sala de estar. La sangre y la materia gris en éste, entrenador Personal
del Año, 2059, indica que fue usado para golpear a la víctima en el lado izquierdo de la cabeza.

Lo sopesó, apretó los labios. -Sí, tiene un buen peso. Un par de buenos golpes serían suficientes.

Bajándolo otra vez, se puso de pie, regresó a la sala de estar y levantó los otros trofeos.

Había dos círculos gemelos limpios debajo de ellos. El polvo cubría el resto del estante.

-El arma asesina no estaba aquí con estos dos.- Anduvo de regreso al dormitorio, encontró un círculo
similar sobre la cómoda.

-El arma asesina estaba justo aquí. El asesino y la víctima están en el dormitorio de la víctima. No hay
signos evidentes de entrada forzada, de manera que es probable que la víctima conociera a su asesino.
No hay signos de lucha, ninguno de una víctima que gana trofeos de entrenador personal, así que no
parece que haya habido una pelea física. No es una riña, pero tal vez una discusión. El asesino levanta
el trofeo, y asesta el golpe.

-Pero no deja el cuerpo en donde cayó, y eso es interesante. El asesino arrastra el cuerpo a la cama,
deja algunas manchas de sangre en el camino, lo sube allí, y lo apoya contra la cabecera. Se toma el
tiempo, y tiene la rabia o la frialdad, de conseguir el cuchillo, escribir el mensaje, y apuñalar, al que
apuesto que era un hombre muerto, en el pecho sólo para poner la guinda en el pastel.

Sacó de su equipo su almohadilla de identificación y sus medidores, se levantó para acercarse al


cuerpo.

La víctima es identificada como Trey Arthur Ziegler, varón de raza mixta, treinta y un años. Residía en
este apartamento. Soltero. Ningún matrimonio, sin convivientes legales, sin hijos registrados.

Oyó abrirse la puerta, hizo una pausa hasta que escuchó los pasos pesados de las botas de su
compañera.

-Aquí atrás,- dijo Eve en voz alta. -Séllate.


La Detective Peabody apareció en la puerta del dormitorio. Botas vaqueras rosas, un gran abrigo
acolchado, un par de kilómetros de una bufanda a rayas con los colores del arco iris y un sombrero
azul brillante con orejeras.

Eve pensó que parecía un esquimal escapándose para ir al circo.

-Vi a Trina abajo,- comenzó Peabody, entonces le dio un vistazo al cuerpo en la cama-Wow, jo, jo,
aguafiestas.

-Sí, él no estará en casa para Navidad.

-Según me dijo Trina este era el exnovio de su amiga.

-A quien encontraron cuando se metieron a hurtadillas para poner polvo pica-pica en su crema de
afeitar.

-Divertido.- Peabody se quitó el gorro de su cabello oscuro, lo metió en su bolsillo. -No crees que
Trina tuvo algo que ver con el muerto.

-Desearía hacerlo, entonces podría arrojarla a una celda.

-Aw.- Peabody comenzó a desenrollar su bufanda.

-Pero de acuerdo con mi calibrador,- continuó Eve, retirando los medidores -parece que se lo ganó
hace como dieciocho horas. Vamos a comprobar las coartadas de Trina y Sima, pero se van a
sostener. Además, Trina es demasiado cautelosa como para matar a alguien de esta manera, y la
amiga no tienes las pelotas.

Eve guardó sus medidores, sacó las microgafas. -Registra y fíjate si hay cámaras de seguridad, luego
llama al Médico Forense y a su equipo. Hagamos que los uniformados empiecen el puerta a puerta en
el edificio. Tal vez alguien escuchó o vio algo.-

-Ah, caray, un grupo de vecinos cabreados.

-No una vez que sepan que ha habido un asesinato. A la gente le encanta saber que alguien está muerto
y ellos no. Dale curso a eso, luego revisaremos el lugar cuando termine con el cuerpo.

Eve se encajó las gafas, se inclinó para mirar con atención el destrozado costado del cráneo. -
Entonces, Trey,- murmuró, -¿qué tienes para contarme?

Capítulo 2

La muerte mataba cualquier ilusión de privacidad. Después de haber examinado el cuerpo, Eve
comenzó un registro sistemático del dormitorio.

Como Trina había declarado, Trey era propietario de un extenso guardarropa.Elegante, conjuntos
sensuales para ejercitarse, trajes a la moda, prendas con estilo para el club.

-El coordinaba sus calcetines con la ropa interior,- le comentó a Peabody cuando regresó-Colores y
diseños. ¿Quién hace eso, y por qué?

-Leí este artículo acerca de que lo que usas debajo de tu ropa es lo que te hace sentir poderosa y en
control.Es el Debajo de Ti.

-Si usar calzoncillos y calcetines que hacen juego te hace sentir poderoso, eres un pusilánime. Él
tiene un anticonceptivo masculino estándar sin receta, unos cuantos juguetes sexuales rutinarios,
algunos discos porno en el cajón de su mesa de noche.Palos de golf, varios accesorios de golf en el
armario con sus prendas de vestir.No hay prendas femeninas por aquí.

-¿Revisaste esto?- Peabody sostuvo en alto un enlace sellado dentro de una bolsa de evidencia.

-Sí, algunas verificaciones de clientes, un par de conversaciones de hombres, algunas citas con
mujeres, que todavía no han sido respondidas.Nadie amenazando con matarlo.

-Hay un bloque de cuchillos en la cocina al que le falta uno,- dijo Peabody -El que sobresale de él
parece ser parte del juego.

-Golpetazo con el trofeo, está a la mano.Entonces se vuelve un poco creativo con el cuchillo de
cocina, también está a la mano -Eve se puso las manos en las caderas, y echó a andar hacia la sala de
estar.

Escaneó la habitación, desordenado, descuidado, pero nada que indicara una pelea.-Vale,
considerando que no hay señales de entrada forzada, ni señales de pelea aquí, la víctima dejó entrar al
asesino. Conoce a él, o a ella. Está vistiendo pantalones de cordón ajustable y una camiseta, prendas
para estar en casa, de manera que está cómodo con el asesino, lo suficiente para que vayan al
dormitorio juntos.

-Tal vez lo forzaron a ir al dormitorio.Tal vez el asesino tenía un puñal.

-Si el asesino tenía un puñal,- argumentó Eve -por qué golpear a la víctima en la cabeza con un
trofeo? Además, la víctima era extremadamente musculosa, así que e imagino que habría dado
pelea.Pero la víctima fue tomada por sorpresa. Regresan al dormitorio ¿Por sexo? La cama está
desarreglada, así que tal vez hubo sexo.

-¿La dama de los zapatos rojos?

-Posiblemente.

Eve estudió los zapatos, el sujetador, todo a la vista.

-Pero si tienes la sangre fría de tirar a un tipo muerto sobre la cama, ir a la cocina, rasgar la tapa de
una caja de pizza, escribir el mensaje, tomar el cuchillo, regresar al dormitorio y apuñalar al tipo
muerto ¿no tendrías los sesos para agarrar tus zapatos y la ropa interior?

-Tienes los sesos suficientes y la sangre fría para llevarte el rotulador usado para escribir el mensaje,
porque no he encontrado uno en la escena, para limpiar el mango del cuchillo y la base del trofeo de
manera que no dejes huellas, pero ¿dejas tu sujetador de lunares y los zapatos rojos?

-Sí, sería un 'ups' bastante grande.

-Aun así… tal vez hubo sexo, o empezaron a hacerlo, él está completamente vestido, de manera que o
ellos lo hicieron y él se volvió a poner la ropa, o nunca se la llegó a quitar. De cualquier manera,
antes, durante o después, quien sea que haya venido aquí con él agarró el trofeo, y lo golpeó. La
victima cae, pero lo vuelve a golpear porque tenemos una herida en un lado de la cabeza, y una en la
parte de atrás. No te entra el pánico, no sigues golpeando de manera que hay algún control. Pero
tienes una necesidad de, ja ja, retorcer el cuchillo, así que buscas algún cartón y escribes la nota.
Tienes que ponerlo sobre la cama, apoyarlo para que quede sentado, entonces le metes con fuerza el
cuchillo, con la nota, en el pecho.

-Esa parte es simplemente perversa. Sí, el asesinato es la máxima perversidad- dijo Peabody cuando
Eve la miró. -Pero el cuchillo y la nota son sal en la herida. En serio.

-Eso es acero en el pecho. Realmente te hizo enfadar,- continuó Eve. -Pero le hiciste pagar. Hay
satisfacción aquí. Violencia rápida, probablemente por impulso, seguida por un broche de oro a
sangre fría.

-Bueno, sólo por el bien del argumento, digamos que fue Zapatos Rojos.

Tratando de visualizar un escenario alterno, Peabody camino alrededor de dichos zapatos.

-Las cosas se ponen calientes, ellos se están moviendo hacia el dormitorio. Ella cambia de parecer, él
se vuelve agresivo, batacazo. O ellos tienen sexo, y entonces el actúa como un imbécil. Dice algo
acerca de su peso, su técnica, o lo que sea. Batacazo. Ella sigue furiosa, lo suficiente para ponerlo
aquí arriba de esta manera, todo es furia y adrenalina.Entonces entra en pánico, y corre.

-Posible.- Había arrestado gente que había hecho cosas más estúpidas, consideró Eve. -Hagamos que
se lleven su computadora y la revisen. Y vamos a encontrar a Zapatos Rojos.

-Son de verdad zapatos lindos. ¿Me pregunto qué talla son?

-Jesús, Peabody.
-Sólo me lo preguntaba,- dijo y se apresuró hacia la puerta para dejar entrar al equipo forense, y
evitar la ira de Eve.

Al amanecer, Ziegler yacía sobre una losa en la morgue, el equipo forense pululaba por su
apartamento, y el sondeo inicial del edificio recaudó un no-esperado ‘nadie vio nada’.

-Voto por el clásico crimen pasional.- Peabody, una vez más envuelta como una mujer enfrentando la
Era del Hielo, salió del edificio con Eve. -Joyería, efectivo, créditos, tarjetas de crédito, electrónicos,
equipo elegante de deportes todavía en las instalaciones, ningún signo de allanamiento, obvias
señales de hanky-panky.

-¿Cómo se traduce hanky-panky a tener sexo? ¿A quién se le ocurren palabras como esas?

-Probablemente a las personas que no tienen sexo, las cuales no incluyen al tipo muerto. El
laboratorio debería ser capaz de darnos el ADN de quien sea con quien haya tenido hanky-panky
cuando el equipo forense les lleve las sábanas.

-Desearía que pudiera nevar.

-Si el estado de este apartamento, y la declaración de Trina acerca de que él se martilleaba cualquier
cosa que todavía no hubiera sido clavada son los indicadores, probablemente hallarán múltiples
ADN, ¿Qué?- Su cerebro registró la última declaración de Peabody. -¿Nieve?

-Si esto va a estar así de frío, debería nevar.- Peabody se metió de un salto en el coche de Eve, se puso
a temblar. -Casi es Navidad de manera que deberíamos tener nieve. La nieve es bonita.

-Entonces podríamos ponernos detrás de los quitanieves que la empujan contra los bordillos en
donde se convierte en lodo negro, abrirnos camino a través de todos los vehículos que patinan
porque la gente no sabe cómo diablos conducir en la nieve, o atropellar a todos los transeúntes que se
resbalan en las aceras nevadas.

-Necesitas una buena dosis de espíritu navideño.- Peabody se meneó en su asiento, agradecida y feliz
con los calentadores de asiento automáticos. Pensó en ese momento que un trasero caliente era un
trasero feliz. -Deberíamos conseguir un poco de chocolate caliente.

Eve ni siquiera le dispensó una mirada a Peabody. –Vamos al gimnasio.

-Si conseguimos primero el chocolate caliente, podríamos quemar las calorías en el gimnasio.-
Peabody le dedicó una encantadora sonrisa, se dio por vencida con un encogimiento de hombros. -
Voy a investigar al supervisor.

-Qué buena idea.

Eve navegó por las calles, todavía silenciosas en el débil amanecer invernal. Las farolas de la calle
hacían un ruido sibilante, dejando el aire frío y gris con bocanadas de vapor que se elevaban
intermitentemente a través de los respiraderos del metro. Sobrepasó un maxibus medio lleno en
donde todos los pasajeros se veían aturdidos y pálidamente verdes bajo las parpadeantes luces de
seguridad.

Incluso a esta hora temprana, tuvo que disputarse un espacio para estacionar en una zona de carga, a
media cuadra de Buff Bodies.

Puso su luz de 'En Servicio.'

-Lill Byers- comenzó Peabody mientras salían al frígido remolino de viento. -Edad veintiocho años,
divorciada, un hijo,varón, siete años de edad. Empleada con Buff Bodies desde hace doce años,
actualmente como gerente. Un bachecito aquí, arrestada por destrucción a la propiedad, alteración del
orden público, hace seis años. Aporreó el vehículo de su ex-esposo con una llave de rueda. Supongo
que no fue un divorcio amigable.

-No existe semejante cosa como un divorcio amigable.

Las luces del gimnasio brillaban contra las amplias ventanas frontales. El vidrio se elevaba muy alto,
para exponer tres pisos espaciosos. A través del primer nivel Eve vio varios cuerpos, apropiadamente
musculosos, corriendo, haciendo ejercicios con cuerdas, levantando pesas, trepando.

Mientras que los pasajeros del maxibus se veían aturdidos y cansados, la madrugadora brigada de
entrenamiento parecía terroríficamente alerta.

-Los odio a todos,- murmuró Peabody. -A cada uno de ellos. Sólo mira. Todos perfectamente
empaquetados en trajes regios diseñados para mostrar cada corte, rasgón, y ondulación. Miradas
presumidas en sus rostros, un brillo de sudor sobre sus pieles. Y cero por ciento de grasa corporal
entre todo el grupo de musculosos. ¿Cómo se supone que pueda disfrutar de mi espumoso chocolate
caliente ahora?

-No tienes un espumoso chocolate caliente.

-En mi mente lo tenía. Ahora incluso su bondadosa espuma imaginaria está estropeada.

-Anímate,- le sugirió Eve, quien pasó su tarjeta maestra sobre el rodete de entrada de miembros y
entró al interior.

Directamente hacia un muro de ruido.

Gritos, golpes, música palpitante salía por los altoparlantes y golpeaba contra sus tímpanos. Vio a
una mujer en una bicicleta, agachada encima, el rostro fiero mientras cantaba, presumiblemente a
todo pulmón.

Sus ojos se veían sólo un poco enajenados.

Las máquinas zumbaban y giraban, los pies se estampaban sobre bandas rodantes, las pesas chocaban
y golpeaban. El espacio abierto de los tres pisos tenía un bar de jugos, actualmente desocupado, en el
segundo nivel, y lo que parecían ser salones de clases, con paredes de vidrio, en el tercero.

Podía ver más cuerpos musculosos realizando elegantes movimiento de yoga saludando al sol detrás
del vidrio de uno de los salones.
-Deben estar increíblemente insonorizados,- decidió Eve.

El escritorio de ingresos, un semicírculo de blanco lustroso, estaba actualmente sin personal, pero
Eve divisó a una mujer en shorts ajustados y con una igualmente ajustada camiseta que llevaba
impreso el logo de la doble B del gimnasio, quien estaba vapuleando a un cliente a través de una serie
de sentadillas castigadoras sobre una tabla mientras él levantaba veinte libras de pesas.

-¡Vamos, Zeke! ¡Cuádriceps de acero! Agáchate. Empuja. ¡Aprieta!

-Disculpe,- empezó Eve.

-Un segundo. Haz un esfuerzo, Zeke. ¡Cinco más!

-Te odio, Flora.

Ella le dio una sonrisa absolutamente radiante. -Ese es el espíritu, eso es lo que quiero oír. Cuatro
más.

-¿Lill Byers? dijo Eve.

-Debería estar aquí, debería estar en su oficina. No renuncies, Zeke. No renuncies. Tres. Apriétalo,
bombéalo, forma, forma, forma. Dos más. Justo pasando el ingreso,- añadió para Eve. -Lo
conseguiste, lo conseguiste, la última. Termina con fuerza.

Eve escuchó al tipo colapsar, jadeando, cuando Flora dio un pitazo de aprobación en la última serie.

-Treinta segundos para tomar agua,- anunció Flora mientras Eve echaba a andar hacia la oficina. -
Luego es tiempo de abdominales.

-Eres un monstruo, Flora.

-Eso es lo que amas de mí.

-Tal vez debería conseguir un entrenador personal,- especuló Peabody. -Si tuviera a alguien como
esa machacándome, en poco tiempo tendría un trasero perfecto en forma de corazón y apretado
como un tambor.

-Tú la acribillarías con tu aturdidor antes del final de la primera sesión.

-Aparte de eso.

A través del angosto vidrio de la puerta de la oficina Eve vio a una mujer con un casquete de pelo
anaranjado y un cuerpo afilado como un escalpelo sentada ante una computadora con dos pantallas
funcionando.

Una mostraba la imagen en el ordenador de una mujer con tal vez once o trece kilos extras luchando
a través de una sesión de entrenamiento, abdominales, levantamiento y entrecruzamiento de piernas,
mientras que en la otra se ejecutaba una hoja de cálculo con nombres y números en varias columnas.
Eve tocó enérgicamente.

La mujer modificó una pantalla de forma que la figura empujó a través de algunos estiramientos de
una sola pierna.

En lugar de golpear nuevamente el vidrio, Eve empujó la puerta y dijo, -¡Hey!

-Vamos a añadir cinco rodadas completas,- dijo la mujer, y la figura en la pantalla soltó un gemido y
comenzó con ellas.

Eve tocó a la mujer en el hombro. Ella chilló y dio un brinco como si hubiera estado escaldada, se
giró para ver, y entonces se rio. Y finalmente se quitó los tapones de los oídos.

-Lo siento, lo siento mucho, no las escuché cuando entraron. El primer turno quiere la música tan alta
como para hacerme gritar, de manera que uso estos. ¿Qué puedo hacer por ustedes?

-¿Lill Byers?

-Así es. Soy la gerente.

Eve sacó su placa. -Teniente Dallas, Detective Peabody. ¿Hay algún lugar en donde podamos hablar?

El saludable color del rostro de Lill bajó a un gris. -Mi hijo. ¿Mi hijo está bien? ¿Evan está bien?

-No es nada que tenga que ver con su hijo. Es uno de sus empleados.

-Oh Jesús.- Se pasó una mano por el brillante casquete de pelo. -Lo siento. Mi hijo está con su padre
unos cuantos días, un trato pre-Navideño ya que el cabrón se está yendo a Belize con su zorra en
turno durante la verdadera fecha, así que mala suerte para su hijo. De cualquier manera.- Dejó
escapar un largo suspiro. -¿Pasa algo con alguien de mi plantilla?

-¿Hay algún lugar más silencioso en donde podamos hablar?- preguntó Eve.

-Claro. El salón de relajación, por aquí.- Dirigió el camino fuera de la oficina, a través de la zona de
entrenamiento, pasando por un bar de jugos de auto servicio, subiendo por unas escaleras curvas al
segundo nivel y entrando a un salón con paredes de un gris suave, dos largos bancos y una media
docena de sillas para dormir acolchadas.

La puerta se cerró, y llegó el silencio.

-Ofrecemos a nuestros clientes espacio meditativo para equilibrar las cosas. Yin y Yang. ¿Alguien
está en problemas?

-Trey Ziegler.

-Mierda.- Lill se dejó caer sobre un banco, les hizo un gesto a Eve y a Peabody para que tomaran
asiento. -Juró que se comportaría en Atlantic City. ¿Tengo que pagar fianza?

-Nunca llegó a Atlantic City. Lamento informarle que Trey Ziegler está muerto.
-¿Muerto?- No volvió a ponerse gris, pero se envaró, de pies a cabeza. -¿Qué quiere decir con
muerto? ¿Cómo muerto?

-Exactamente como muerto.

-Oh Dios mío.- Se impulsó hacia arriba, tomándose la cabeza con las manos mientras caminaba de
aquí para allá por el salón. -Oh Dios mío. ¿Hubo un accidente?

-No. Nosotras somos de Homicidios.

-Ustedes son…- Lill se detuvo, se volvió a dejar caer. -Homicidios. ¿Asesinato? ¿Alguien lo mató?
¿Cómo? ¿Cuándo?

-Fue asesinado ayer por la noche. ¿Cuándo fue la última vez que lo vio o habló con él?

-Ayer. Cerca de las dos, no, más cerca de la una. Lo dejé salir más temprano de manera que pudiera
terminar de arreglar su mierda y llegar a Atlantic City a tiempo para la reunión con los demás
participantes, para que se familiarizara con las instalaciones. También mandé a Gwen. ¿Gwen está
bien?

-¿Gwen?

-Gwen Rollins, una de nuestros instructores.

-¿Estaban viajando juntos?

-No, no.- Hizo una pausa, casi puso los ojos en blanco antes de contenerse. -No.

-¿No se llevaban bien?

-No se llevaban bien. Jesús, ¿qué le sucedió a Trey?

-Eso es lo que vamos a averiguar. ¿Alguien tenía un problema con él?

-No un problema como para asesinarlo. Deme un segundo, ¿vale?

Se sentó allí, se presionó los ojos con los dedos, tomó dos largas y lentas respiraciones. -Era alguien
con quien trabajé, lo veía cada día de trabajo, y algunas veces en los días de descanso si venía. Uno
llega a ser parte de la vida del otro, sabe usted, de alguna manera. No estábamos unidos fuera del
trabajo, pero era parte de mi vida. Ahora está muerto.

Bajó sus manos, miró directamente a Eve. -Él es, era… un buen entrenador. Llegaba al cliente
realmente bien, sabía cómo motivarlo. Mejor en el uno a uno que en grupo, no podía extender su
atención a un grupo muy bien, así que lo utilizaba como instructor de Grupo-X a menos que estuviera
corta de personal. Un maldito buen terapista de masajes. Lo usé para eso algunas veces para mí
misma.

Se pasó las manos por el cabello otra vez, resopló. -Y era una especie de cabrón.
-¿Cuál clase?

-Con las mujeres. Era un aprovechado. No veía ningún problema en engañarlas. Le gustaba la
atención, y alardeaba sobre su vida sexual. Tuve que decirle más de una vez que dejara de hacerlo.

-¿Se metía con las clientas?

-Seguro, y viceversa. Pero era cuidadoso en eso, quiero decir cuidadoso de no joderlo. Pierde un
cliente, pierde dinero, y a él le gustaba el dinero tanto como el sexo. De manera que lo mantenía
ligero con las clientas si es que iban en esa dirección. Había estado viviendo con alguien unas
semanas, pero rompieron. Sima Murtagh, pero ella no lastimaría a nadie. Lo mejor que pudo pasarle
es que él la cortara. Había estado jugando con ella todo el tiempo.

-¿Ella lo sabía?

-No lo creo.- Lill suspiró. -Es una dulce chica. Trabaja en el salón que queda en la esquina. Ultra Tú.
Sé que estaba viendo a un par de clientas cuando estaban juntos. Se inclinaba hacia mujeres mayores
fáciles de desechar. Del tipo que reservaría una suite de hotel unas pocas horas o una noche, le
comprarían la cena o regalos y no se pondrían emocionales acerca de todo el episodio. Y, mierda, se
estaba enrollando con Alla otra vez, estoy bastante segura.

-¿Alla Coburn?

-Sí, sí. Es la propietaria de Natural Way, es un local también. Fueron algo por un tiempo, entonces él
la cortó, o ella a él dependiendo de quién lo esté contando, y él fue por Sima. Alla es un miembro, y
los encontré agarrados a ella y a Trey hace sólo unos días. Él se rio mucho por eso.

Ella miró hacia abajo a sus manos, miserablemente. -Ustedes tienen que entender. El tipo tenía la
mirada, el cuerpo, el encanto cuando quería usarlo, y de acuerdo a los reportes, sabía qué hacer en la
cama.

-¿Alguna vez probó eso usted misma?

Lill volvió a levantar la cabeza, y otra vez su mirada fue directa. -No, y por dos razones: Soy su
supervisora, y me gusta mi trabajo. Tengo un hijo en quien tengo que pensar, lo cual en realidad hace
tres razones y Evan es la número uno. ¿Y la última? Estuve casada con uno de la clase de Trey
Ziegler cuatro años. Yo no repito.

-Pero apuesto que usted podría confeccionar una lista de los nombres que sí probaron.

-Sí.- Lill soltó el aliento, volvió a presionarse los ojos con los dedos. -Sí, podría. ¿Cree usted que fue
una cuestión de celos o de sexo lo que acabó con él? Entiendo eso. Quería sacar a mi ex a patadas por
la ventana de un doceavo piso muchísimo antes de que termináramos. Todavía lo quiero hacer de vez
en cuando.

-Pero en cambio le destrozó el coche.

Lill hizo un gesto de dolor. -Sí, lo hice. Mire, llego a casa enferma una tarde, un resfriado de mierda.
Las cosas no estaban bien, pero teníamos un hijo y yo quería intentar sacar las cosas adelante. Se
suponía que él estaría escribiendo un artículo de forma independiente sobre viajes, vigilando a Evan.
Llego a casa y Evan está en su cuna, llorando, empapado, y el cabrón en la cama, tirándose a nuestra
vecina de al lado. Me llevé a Evan directo a casa de mi madre, lo cambié, lo alimenté, lo dejé
instalado, entonces regresé, reuní todas las cosas de Evan y las mías que podía cargar y el cabrón
diciendo, Hey, no lo tomes tan enserio. Que ella lo había buscado y que no había estado poniendo
mucho de mi parte. Necesitaba relajarse, y no era una jodida niñera.

-Tiene suerte de que no lo golpeara con la llave de ruedas,- comentó Peabody.

-Oh sí, la tiene. Yo, también, supongo, pero tenía un hijo en el que tenía que pensar ante todo. Iba a
llevarme el coche, diablos, era mitad mío, y él se puso a gritar por la ventana que si yo me iba me
iba a pie con lo que estaba cargando en mi espalda. Que si me llevaba el coche, iba a llamar a la
policía diciendo que era robado. Así que perdí los estribos. Saqué la llave de ruedas, y le saque la
mierda al coche. Terminé siendo arrestada. Lo valió.

-Debe de ser irritante, eso de tener a alguien como su ex entre el personal.

-Dios- Se volvió a pasar las manos por el corto cabello. -Vale. Me pone nerviosa, pero sé por dónde
va usted de manera que se lo diré directamente. Las dos primeras veces que lo vi jugueteando con una
de las instructoras, le llamé la atención. Sabe, uno quiere ser cuidadoso. Y me dijeron que me metiera
en mis propios asuntos. De manera que me encargué de mis asuntos, incluso cuando perdí a unas
cuantas instructoras. Así que le puse las cartas sobre la mesa a Trey. Si pierdo a otra instructora, voy
a encontrar la manera de perderte a ti. No le gustó, pero yo soy la jodida gerente, y me hubiese
librado de él, profesionalmente,- añadió. -Dejó de coquetear con las compañeras de trabajo porque
sabía que yo podía, y lo haría, ponerlo de patitas en la calle. ¿Lo que hacía fuera de BB? No era de mi
incumbencia.

-Se rumorea que estaba pensando en instalar su propio lugar.

Lill se rio. -Él no sería el primero en soñarlo. Según lo que escuché, a Trey se le habían subido
mucho lo humos recientemente. Pero sólo eran habladurías. Mire, él elegía como objetivo a mujeres
como Sima y Alla porque eran trabajadoras, porque pagarían la renta o la mayoría de esta. Podía
vivir de ellas y gastarse su sueldo en prendas de vestir y equipos para deporte. Nunca hubiese podido
reunir lo suficiente para financiar un lugar como este.

-Me han dicho que él estaba haciendo horas extras por aquí.

-Yo trabajo de día, tengo a Evan, pero sí, ha estado viniendo fuera de horas. El personal está
autorizado a utilizar las instalaciones fuera de sus turnos, o ajustar su horario para que encaje con el
de un cliente. Nosotros abrimos de seis a.m. a diez p.m., y noté en el registro que él pasaba la tarjeta
bastante regularmente después de las diez. Dijo que estaba usando las computadoras para programar
algunas sesiones nuevas de entrenamiento, ejercitándose tarde cuando el lugar estaba silencioso.
Trajo a los clientes, se ganó su sueldo y la comisión. No le di importancia.

-Vale. Tiene un casillero aquí.

-Todo el personal tiene casilleros.


-Nos gustaría echarle un vistazo. Puedo conseguir una autorización.

-No es necesario. Si él no quiere que la policía tenga toda la información que puedan conseguir para
averiguar quién lo mató, es demasiado estúpido para vivir.

Intrigada, Eve asintió. -Esa es una forma de verlo.

Lill las llevó escaleras abajo hacia los casilleros del personal, un cuartito apretado con unidades en
las paredes, dos bancos angostos, un inodoro y una ducha escuálida.

-Tenemos otro cuarto de casilleros para el personal en el tercer piso. La mayoría de los hombres
utilizan este mismo, las mujeres usan el de allí, pero ambos son mixtos. Él puso un segundo candado
en el suyo hace un par de semanas.La gente lo hace, algunas veces, clientes y personal. Lo cual es la
razón de que yo tenga una llave maestra universal porque la mitad del tiempo la gente olvida sus
códigos.

Lill pasó su tarjeta debajo del primer candado una vez, y luego dos veces más. Frunciendo el ceño, la
pasó debajo del cerrojo principal.

-No lo está leyendo.

-Permítame intentarlo con el mío.- Eve se acercó, repitió el proceso con los mismos resultados. -Se
ha tomado muchas molestias con esto. Eso es interesante- Le lanzó una mirada a Peabody -McNab.

-Al momento.

-Estoy llamando a alguien de nuestra División de Detectives Electrónicos. El accederá y confiscará


todo lo que haya en el casillero. Puede estar presenta si lo desea.

Con las manos en las caderas, Lill frunció el ceño mirando el casillero -Lo voy a hacer sólo porque
quiero saber qué demonios tiene ahí dentro.

-Mientras tanto, por qué no me da una lista de nombres. Personas, ya sabe, que podrían haber querido
agarrar a golpes su coche.

Lill se rio débilmente, dijo, -Mierda.

Mientras esperaban por McNab, Eve hizo que Peabody investigara a Alla Coburn y los nombres que
Lill había puesto en la lista mientras Eve hablaba con los instructores y entrenadores de servicio.

Se interrumpió cuando divisó a McNab.

Destacaba entre los cuerpos duros, los bien definidos músculos abdominales, los bíceps aceitados.

Pero bueno, destacaba en cualquier parte.

Ataviado con su largo abrigo rojo y gorra de lana verde brillante, se veía como una escuálida ramita
en un bosque de secoyas. La larga cola de su cabello rebotaba alegremente en su espalda mientras se
pavoneaba sobre sus botas de gel del mismo color que el gorro. Una hilera de aros de plata
destellaban en la curva de su oreja.

Observó su linda cara iluminarse, siguió la dirección de su mirada a Peabody.

El amor, pensó Eve, venía en todos los colores, formas, y tamaños.

Se cruzó en su camino antes de que el as de la DDE y su compañera hicieran algo embarazoso como
besarse en servicio.

-Cerrojos dobles- dijo sin ningún preámbulo. -Uno instalado por la fábrica, el otro añadido, ambos
reprogramados para bloquear el acceso a la llave maestra.

-Tengo tu dispositivo de desviación justo aquí.- Se palmeó un bolsillo de la docena que tenía su
abrigo.

-Tremendo sudadero- añadió echando un vistazo alrededor. -¿Tu cadáver trabaja aquí?

-Lo hacía.

-Apuesto que murió con buena salud. ¿Te hace pensar, verdad? Comer comida de conejo, sudar
diariamente, morir de todos modos. Hey, Cuerpazo. Olvidaste tus calentadores de los dedos de los
pies esta mañana- Sacó un par de gomitas delgadas de uno de sus bolsillos.

-Gracias. Aw, los activaste.

-No puedo dejar que los deditos de mi chica estén helados.

-No digas aw de nuevo,- le ordenó Eve, anticipándose. -Y nunca digas deditos. Están usando placas,
por todos los cielos. Por aquí.

Ella sabía muy bien que ellos hicieron su toquecito de dedos a sus espaldas.

-Nada destacó en la investigación, Teniente – dijo Peabody para compensar el toquecito de dedos con
un enérgico reporte -Un par de baches menores, uno con algunas violaciones de tráfico pendientes,
pero nada relevante. Coburn dirigió su negocio fuera de su actual ubicación cerca de seis años.

-Vale. No le gustaba a nadie. La mayoría de sus compañeros de trabajo no lo dicen directamente, pero
está claro que no será especialmente extrañado por aquí. Palabras como arrogante, solapado,
ambicioso, y cabrón son las más populares.

Le hizo un gesto de asentimiento a Lill.

-Lill Byers, la gerente, será testigo de nuestro acceso al casillero del empleado fallecido. También me
gustaría que el Detective McNab le echara un vistazo a cualquier computadora que Ziegler pudiera
haber utilizado.

-Oh, amigo.- Lill hizo el gesto de pasarse las manos por el pelo. -La sala del personal en el tercer
piso. Tenemos dos minis allí arriba. Mayormente todos traen sus propias computadoras de bolsillo,
pero proporcionamos las dos minis, software completo. No conozco su contraseña.
-Puedo conseguirla- le aseguró McNab.

En el interior de la sala de casilleros él extrajo un escáner de su bolsillo, lo pasó por encima del
primer cerrojo.

-Cambió la configuración de fábrica, la actualizó. Esperen.- Usando sus pulgares tecleó alguna
especie de código y volvió a pasar el escáner. -Una actualización seria. Calidad de bóveda de banco
en un casillero de gimnasio. Huh.

-¿Cuánto tiempo te va a tomar?- demandó Eve.

-Él rehízo las funciones, y tiene allí un código de trece dígitos, protegido con capas. Me va a tomar
unos minutos.

Eve hundió las manos en sus bolsillos, pensó en Roarke. Su esposo, el antiguo ladrón, probablemente
podría deslizarse a través de los malditos cerrojos como humo. Pero difícilmente podía pedirle que
hiciera una pausa en su día como emperador del mundo de los negocios para que abriera un maldito
cerrojo en un gimnasio.

-¿Por qué se tomaría todas estas molestias?- preguntó Lill. -¿Qué diablos tiene ahí dentro?

-Eso es lo que vamos a averiguar.

-¿Por qué diablos no se consigue una caja fuerte para su casa, o una caja de seguridad en un banco?

Eve observaba a McNab trabajar laboriosamente a través de los códigos. -¿Los casilleros de los
empleados son gratis, cierto?

-Sí- Lill suspiró, sacudió la cabeza.

-Bastardo miserable. ¡Mierda, mierda! Eso es horrible. Está muerto. No quise decir…

-No se preocupe por eso- le aconsejó Eve.

-Quizás les podría conseguir a todos ustedes algo. Algún jugo, un batido. Tenemos algunos tés
verdaderamente agradables. Por qué no…

-¡Lo tengo!

El último número chicleó, soltando el cerrojo principal.

-Vale, él puso dos capas de doce dígitos en este,- murmuró NcNab, más para sí mismo que para la
habitación. -Una total exageración, total desperdicio porque todo lo que tengo que hacer es… Sí, sí,
sí.

Los números empezaron a aparecer en su escáner, rojos brillantes mientras él pulsaba con sus
pulgares, meneaba las caderas, golpeaba el suelo con el pie en la danza que tantos expertos en
electrónica coreografiaban mientras trabajaban.
Los segundos se convirtieron en minutos hasta que Eve tuvo que pasearse alejándose y regresando
unas cuantas veces para evitar darle la lata para que abriera de una vez la maldita cosa.

-Ya casi estoy allí, Dallas. No es algo complicado, sólo tedioso. Pasó mucho tiempo con las capas,
pero no es algo especial. Sólo toma algún tiempo.- Le echó una ojeada, le sonrió -¡Imagínate que esté
vacía después de todo! ¿No sería una perrada?

-No hagas que te patee el trasero, McNab.

-La última secuencia en camino, entrando, y…¡bam! Invalidado. Es todo tuyo, Teniente.

-Vale, vamos a ver qué era tan jodidamente importante.

Este no estaba vacío.

Paquetes envueltos de billetes formaban nítidas pilas y filas. Baja denominación, notó Eve, ligados en
paquetes de mil dólares.

-¡Santa mierda!- Lill puso una mano en el hombro de Eve mientras se inclinaba, y miraba. -¿Santa
mierda, en dónde consiguió Trey todo ese dinero? Dinero en efectivo ¿Quién tiene ese tipo de dinero
real en alguna parte?

-Buena pregunta. Peabody, hagamos un conteo exacto con la Señora Byers de testigo, luego séllalo y
regístralo ¿Cuándo puso el segundo cerrojo?

-Ah. Dios. Tal vez hace un mes - dijo Lill -Tal vez algo así como más de seis semanas. Sí, como más
de seis semanas.

¿Qué clase de negocio secundario había empezado Ziegler en las pasadas semanas? se preguntaba
Eve. Cualquiera que haya sido, había probado ser lucrativo y mortal.

-Ciento sesenta y cinco mil, Dallas. Ciento sesenta y cinco mil pilas de dólares, y una pila abierta con
cinco mil. Billetes nuevos y crujientes de veinte dólares- añadió Peabody -Sujetos con bandas de
goma. No con bandas de banco.

-Séllalo. McNab, dales una revisada a las computadoras del personal que están aquí, luego recoge la
unidad de su casa, su enlace. Sigue los procedimientos. Apreciamos su tiempo y cooperación,- le dijo
a Lill.

-¿Podría de alguna manera mantenerme al tanto de las cosas? No puedo creer que Trey tuviera todo
ese dinero aquí. No puedo creer que esté muerto. Todavía no asimilo realmente todo esto ¿sabe?

-Le haremos saber lo que podamos cuando podamos.

-Vale. Oh, escuche, permítame conseguirle una bolsa. Una bolsa de cortesía del gimnasio Buff
Bodies. No puede sacar todo ese dinero de aquí en esas bolsas transparentes.

-Buena idea.
Una vez que cargaron todo en la bolsa de un color rojo fuerte con el brillante logo de la doble B, Eve
le echó un vistazo a su unidad de muñeca -Vamos a darle una muy buena mirada a sus finanzas.
Necesito poner esto como evidencia, luego volvemos aquí a hablar con Coburn, hacemos un
chequeo con Morris y comenzamos a trabajar la lista de clientes de Ziegler.

-¿Lo sé pero, Dallas? Estoy llevando ciento sesenta y cinco mil dólares en una bolsa de gimnasio-
Peabody se la tiró sobre el hombro como Santa Claus mientras caminaban de regreso al frío-¡Quiero
decir, cielos! ¡Jo, jo, cojonudo jo!

Capítulo 3

-Nunca he llevado tanto dinero a la vez en mi vida. Pensé que sería más pesado,- dijo Peabody
mientras entraban caminando a la Central de Policía.

-¿Qué clase de cabrón guarda semejante cantidad de efectivo en un casillero de personal en un


gimnasio? Bastardo miserable es correcto. Quería el efectivo- especulaba Eve. -No habría registro
del mismo, de esa manera puedes lavar el dinero lo bastante fácil.

-Comenzaré con las finanzas, pero ni hablar de que eso fuera ahorrado o legítimo. Era todo dinero
nuevo. El dinero nuevo huele realmente bien.

-No olfatear la evidencia.- Eve saltó fuera del deslizador.

Quería pasarse por Homicidios, revisar algunas cosas, empezar su libro y el tablero de asesinato
mientras Peabody escarbaba en las finanzas de la víctima. Después volverían para las entrevistas.

Además, su oficina en la Central ofrecía la única cosa a la que no había tenido acceso desde que había
sigo groseramente levantada de una cama caliente en mitad de la noche.

Café de verdad.

Giró hacia el departamento de homicidios y al ruido de las computadoras, las voces, los enlaces.
Alguien había desenterrado una larga guirnalda plateada toda raída y de mal gusto, y la había
colgado en las ventanas laterales. Un letrero más raído todavía anunciando ‘FELICES FIESTAS’
colgaba torcido.

Tal vez el mismo determinado elfo había arrastrado hasta allí el lastimoso y larguirucho árbol
sintético, y lo había apoyado en una esquina. Las fotos de los detectives y uniformados decoraban las
ramas con la de Eve plantada en la punta corta y achaparrada.

-¿En serio?- dijo Eve

El elegantemente vestido Detective Baxter se detuvo a su lado para estudiarlo con ella-Santiago lo
sacó del reciclador.

-Quien no malgasta no pasa necesidades- dijo Santiago desde su escritorio. -Carmichael hizo las
decoraciones.

-Somos el espíritu de las Navidades Homicidas- clamó Carmichael. -Si los policías de homicidios no
pueden estar alegres en esta época del año, ¿quién puede?

-¿Qué? 'Felices fiestas, hijo de puta, ¿estás bajo arresto?’

Carmichael se sonrió. -Funciona para mí.


-No está mal. Peabody, finanzas.- Se dio la vuelta, echó andar hacia su oficina, y se llevó la siguiente
sorpresa cuando Roarke salió de allí.

Se veía perfecto, como si los dioses se hubieran reunido una noche tomándose unos tragos y
hubieran decidido juntarse para crear algo extraordinario. De manera que habían tallado el rostro de
un ángel malvado, añadido ojos de un azul salvaje, luego esculpieron una boca diseñada para que una
mujer ansiara tenerla presionada contra la suya.

Esos ojos eran cálidos ahora, la boca curvada.

El amor, volvió a pensar ella, venía en todos los colores, las formas y los tamaños.

Se había sacado el premio mayor con el suyo.

-Allí estás, Teniente- El irlandés de su nacimiento pasó suavemente a través de sus palabras -Acabo de
dejarte un cubo de memoria.

-¿Me olvidé mis calentadores de dedos de los pies?

Sus cejas, de la misma negra tinta que el cabello que se derramaba casi hasta sus hombros, se alzaron
-¿Tus qué?

-Nada. Regresa aquí si tienes un minuto.

-Lo tengo ahora.

Él deslizó una mano por su brazo cuando echaron a andar de regreso. Su versión, suponía ella, del
toquecito de dedos de Peabody McNab.

-Tus hombres no estaban seguros de cuándo estarías de regreso. Tuve una rápida reunión por este
lado, así que me detuve aquí.

Entraron en su pequeña oficina.

Roarke tomó su rostro entre las manos, la besó antes de que ella pudiera objetar. -Buenos Días-
Luego le pasó un dedo por la hendidura en su barbilla. -ya has tenido un largo día a estas alturas.

-Tipo muerto- dijo ella simplemente.

-¿Y qué tiene que ver el tipo muerto con Trina?

-Ex de una amiga. Necesito café- Se volvió hacia el AutoChef, programó dos, calientes y negros. -
Estaba lista para estrangularla con su propio cabello por hacerme levantar y salir a esa hora, pero,
Oh, gracias gordo Santa y todos tus elfos de nariz puntiaguda,- dijo al primer sorbo de café.

Tomó otro sorbo, luego se quitó el abrigo, lo tiró a un lado -Ella y su amiga se tomaron unos tragos,
fueron a la casa del ex para hacer una travesura del nivel del polvo pica pica. Jesús, ¿acaso tienen
doce años? En cambio encontraron muerto al ex. Golpeado en la cabeza, y luego acuchillado. El
asesino dejó una nota festiva.
Él seguía el relato, y a ella, con bastante facilidad mientras tomaba su café. -¿Has eliminado a Trina y
a su amiga?

-Sí, sí. El tipo era un cabrón. Trabajaba en el Buff Bodies, venimos de allí. Tuve que hacer llamar a
McNab para acceder a su casillero de empleado. La víctima puso doble cerrojo, lo programó para
bloquear llaves maestras.

-Una lástima que no me llamaras a mí ya que estaba cerca.

-No lo sabía o lo habría hecho.

-¿Y qué es lo que estaba escondiendo?

-Ciento sesenta y cinco mil en efectivo. Todos billetes de veinte, todos nuevos.

-Interesante. Vaya, en verdad es muy interesante.

-No es un botín enorme en el gran esquema, en el gran esquema de Roarke, pero es una bonita
cantidad para un tipo que vivía en un estrecho apartamentito en un vecindario peligroso y al que le
gustaba la ropa verdaderamente buena.

-Es algo considerable,- corrigió Roarke, -en cualquier esquema, cuando es escondido en el casillero
de un gimnasio.

-Sí, lo es. De la manera en que se ve, obtuvo esa ganancia inesperada en las últimas semanas y cortó
con la amiga de Trina poco después. Ya se estaba tirando a alguien más y estaba metido en algo en el
trabajo. No sé qué, pero algo. McNab está con sus electrónicos y Peabody está con las finanzas. Yo
voy a escribir el reporte, abrir el libro y luego voy a ir a hablar con la ex anterior a la última ex.

-Ocupada, ocupada. ¿Qué hacía él en el Buff Bodies?

-Entrenador personal y masajes.

-Hmm. La clase de intimidad que lleva a la gente a hablar sobre sus negocios personales. ¿Chantaje?

-Mi primera elección- Podía apreciar que él también se hubiese inclinado a eso primero -Tengo que
pensar que en lo que sea que estuviera metido él, era una nueva empresa. Hablaba sobre empezar su
propio lugar en los trópicos.

-Costaría más que algo menos de doscientos mil el poner en marcha un gimnasio en los trópicos.

-Sí, pero él era un cabrón.

-Quizás uno que planeaba añadir algo más a esas ganancias inesperadas. Te dejaré que regreses a
eso. Puedo hacer tiempo para unas compras rápidas antes de mi siguiente reunión.

-No digas compras.

Él le sonrió. -No has terminado todavía, ¿verdad?


-Hay tiempo. Un montón de tiempo.

-Mmm. Apenas empezaste entonces.- La besó en el entrecejo. -La mejor de las suertes en eso. Te veré
en casa.

-Empecé,- le gritó ella, lo escuchó riéndose mientras se alejaba. -Algo así.

Ceñuda, alzó el cubo de memoria que él le había dejado sobre el escritorio. Lo activó.

Estaba en el vecindario, así que hice un alto aquí. La decoración por las fiestas en tu departamento es
encantadora, Teniente. Como no te di tu recordatorio diario esta mañana, considera esto como tal.
Tienes dos días hasta nuestra fiesta de Navidad. Mientras tanto, cuida de mi policía.

-¿Dos días? ¿Cómo puede ser que falten dos días?

Se dejó caer ante su escritorio. Vale, admitió, ir de compras ahora había saltado a la zona urgente en
su lista de cosas por hacer.

Pero primero lo primero.

Comenzó a instalar su tablero del asesinato.

Chantaje, pensó ella. Extorsión. Una estafa.

No había forma de que creyera que Ziegler consiguiera más de ciento cincuenta mil por medios
legales.

De manera que ¿a quién había chantajeado, extorsionado, o estafado?

Quienquiera que fuera sería el primero en su lista de sospechosos. Sólo tenía que averiguarlo.

ZAPATOS ROJOS, escribió en sus notas, luego agarro su abrigo, y salió.

-Peabody, conmigo.

-Nada sospechoso en sus finanzas que haya podido encontrar,- dijo Peabody, apresurándose para
llevarle el paso. -Vivía apretado, pero no debido a que gastara mucho en comida o vivienda. Todo lo
gastaba en prendas de vestir, cuidado de la piel, servicios para el cuerpo y el cabello, ese tipo de
cosas. Gastaba en sí mismo, en su apariencia. No hay grandes depósitos o retiros. Un montón de
débitos, pero en las áreas que ya dije. Termina con un montón de pagos atrasados, pero
eventualmente los paga.

-Así que todo es imagen y autocomplacencia. Y sexo.

-Algo así como un acompañante autorizado pero sin la autorización.

-No está mal, Peabody.

Eve se arriesgó a tomar el elevador, se preguntaba quién había tenido la brillante idea de poner
villancicos navideños en una jefatura de policía. Y cómo podría castigarlos.

-Podría haber empezado a cobrar por lo bajo, pero no me importa cuán bueno era, nadie vale esa
cantidad de dinero en el término de pocas semanas. Un cliente podría conseguir un Acompañante
Autorizado bueno, experimentado y seguro por una tarifa razonable. Pero el chantaje es otra cosa.
Amenazar con decírselo al esposo, tal vez.

-Corto de miras,- comentó Peabody cuando alcanzaron el nivel del garaje. -Con seguridad podrías
perder la clienta si la chantajearas, y luego pierdes la comisión y cualquier oportunidad de conseguir
más.

-Algunas personas sólo ven el momento presente, y terminan matando al pato de oro.

-Ganso. El ganso de oro.

-Pato, ganso, ¿cuál es la diferencia? Ambos son unos pájaros de aspecto extraño.

-¿Alguna vez jugaste Pato, Pato, Ganso?

Eve condujo fuera del garaje hacia el tráfico.

-¿Que si alguna vez jugué con patos y gansos?, ¿Por qué diablos lo haría?

-No, es el nombre de un juego de niñas, en donde te sientas alrededor formando un círculo, entonces
una niña camina alrededor, tocando a las otras niñas en la cabeza. Ella dice, 'Pato, pato,' hasta que toca
a una y dice, 'Ganso.' Entonces esa niña, el ganso, la persigue alrededor del círculo, trata de atraparla
antes que llegue al lugar en donde el ganso había estado sentado. Si no la atrapa, va alrededor del
círculo.

Eve miró fijamente el parabrisas. -Ese tiene que ser el juego más estúpido de todos los juegos
estúpidos.

-Es divertido cuando tienes seis años. Nosotros comimos ganso asado cuando fuimos a Escocia a
visitar a la familia de McNab en Navidad,- continuó Peabody, obviamente atrapada en el tema. -Estaba
realmente bueno. Vamos a tomar el vuelo rápido de ida y vuelta este año para ir a ver a mi familia.
Será soja y tofú, y montones de vegetales, lo cual no se compara. Pero mi abuelita va a hornear, un
montón, y eso lo compensa todo. Hace el más increíble pastel de picadillo de carne.

-Pensaba que ustedes no comían carne.

-La mayoría de ellos no lo hacen. El picadillo no es de carne.

-¿Entonces por qué lo llaman de carne?

Peabody se quedó por un momento desconcertada. -No lo sé. Tal vez solía tener carne, pero mi
abuelita no lo hace de esa manera. Está hecho de toda clase de frutas y especias y creo que lleva
whiskey o algo. Tengo que pedirle la receta esta vez. Me gusta hacer pasteles.

Las compras de Navidad habían infectado el centro de la ciudad. Con todas las tiendas abiertas,
publicitando regalos que todo el mundo tenía que tener, poder estacionarse se convirtió en un reto.
Eve le ganó a un mini el espacio en un segundo nivel poniéndose en vertical, elevándose y
estacionándose, raspando un par de capas de pintura.

-Jesús, Dallas, avísame la próxima vez. Mira, allí hay una panadería. Algunas veces las panaderías
tienen chocolate caliente, y siempre tienen pastelitos. Me comí un bocadillo de huevo simulado de la
máquina expendedora. Es peor de lo que suena. Muchísimo peor.

-Más tarde,- dijo Eve y se dirigió directamente a Natural Way.

Este era un pequeño lugar tranquilo, hogareño, con música de fondo que Eve pensó que era del tipo
Free Age, de hadas de los bosques.

Olía a arándanos, y un poco de pino, una pizca de canela. Y, en verdad, vio que la bebida especial del
día era una especie de té de arándanos y canela.

Algunas personas se sentaban ante pequeñas mesas bebiendo de tazas del color de las piedras o
comiendo lo que a Eve le parecía pasto y bayas, o en un caso un bizcocho que parecía corteza de
árbol.

La muchacha del mostrador les ofreció una sonrisa soñadora. -Bienvenidas al Natural Way. ¿Qué
podemos hacer por sus cuerpos, mentes, y espíritus?

-Puede traer a la propietaria. Eve mostró su placa en alto.

-Oh, ¿quisieran ver a Alla? Está ocupada en la cocina. Ya se nos han terminado nuestros pastelitos de
yamberry, y estamos bajas en nuestro pastel de nipnanna.

-Eso es un problema. Usted necesita traerla.

-¿Sí?

-Sí, por el bien de su cuerpo, mente, y espíritu.

-Oh, está bien.

-¿Qué diablos es nipnanna?- preguntó Eve.

-Pastel de nabo y banana.

Eve giró la cabeza, miró a Peabody a la cara con dureza. -Tienes que estar mintiendo.

-No. Mi tía lo hace. No es tan malo como suena, pero casi. Pastelitos de Yamberry, bueno, esos son
batatas y arándanos, eso sí es algo muy bueno.

-Por favor.

-No es manzana Danesa, pero es bastante buena.


Alla salió al mostrador. Su cabello avellana estaba recogido bajo un corto gorro de chef, dejando su
rostro fresco y bonito despejado. Llevaba un vestido largo floreado sobre su esbelta forma, y un
delantal sobre el vestido.

-¿Hay algún problema?- empezó.

-Podría ser.- Eve le mostró su placa. -Necesitamos hablar.

-No entiendo. Estoy al día en todo. La licencia del negocio, el departamento de salud.

-No se trata de eso. ¿Hay algún lugar en donde podamos hablar?

-Estamos realmente ocupadas atrás.- Echó un vistazo a sus espaldas. -Estamos ofreciendo especiales
navideños, y están dando resultado. Podemos usar esa mesa que está allí. Dora, sírvenos tres bebidas
especiales. Podría tomarme un pequeño descanso.

-Inmediatamente, Alla.

Ella se quitó el gorro mientras echaba a andar alrededor del mostrador. Una larga y brillante cola de
caballo cayó sobre su espalda.

-¿De qué se trata?

-Trey Ziegler.

Los grandes ojos castaños de Alla brillaron con irritación. -¿Qué pasa con él?- demandó ella al
tomar asiento. -Si está en problemas y me está buscando para que le pague la fianza, puede irse
olvidando.

-Está muerto.

-¿Qué?- Se echó hacia atrás como si la hubiesen golpeado. -¿Qué quiere decir?

-Su cuerpo fue hallado esta mañana temprano. ¿Cuándo fue la última vez que lo vio?

-Eso no está bien. Eso es un error.

Nada de lágrimas, notó Eve, pero si estaba fingiendo la conmoción y la negación, era
condenadamente buena haciéndolo.

-Usted ha cometido un error,- dijo Alla, pronunciando las palabras lenta y cuidadosamente. -Trey no
está muerto.

-Trey Ziegler,- dijo Eve, manteniendo su tono llano y enérgico mientras traía a la pantalla de su
computadora personal la fotografía de identificación. -Este es Trey Ziegler.

-Esto no puede estar bien. Esto no puede ser verdad.

Todavía no había lágrimas, pero sí temblores en su voz y en las manos.


-Usted y la víctima estaban involucrados.

-¿Víc… víctima?, ¿Víctima?

-Aquí tienes, Alla. ¿Les gustaría repartirse un pastelito de yamberry?, Acaba de salir una fuente del
horno.

-Estamos bien,- dijo Eve cuando Alla sólo miraba fijamente hacia adelante. -Retírese.

-¿Cómo… qué sucedió? ¿Cómo?

-¿Cuándo fue la última vez que vio o habló con Trey Ziegler?

-Yo…

-¿Le están faltando un par de zapatos rojos, Allá?

-Oh Dios. Oh Dios.- Se cubrió la cara con las manos. -Yo iba a mentir. Ni siquiera sé por qué. No
puedo aceptar esto. Lo vi ayer, tan sólo ayer. Estaba bien.

-Cuénteme sobre el día de ayer.

-Lo había visto esa mañana, temprano, en el gimnasio. Buff Bodies. Yo estaba allí temprano para mi
clase de yoga y… habíamos empezado a pensar en volver a vernos. Había roto con la mujer con la
que había estado viviendo, y dijo que me extrañaba. Fue algo estúpido. Fui una estúpida, pero él me
pidió que fuera a su casa. Me ausenté un par de horas, incluso me arreglé para ir. Estúpida, estúpida.
Volví a acostarme con él. Yo extrañaba el sexo,- admitió. -Él es bueno en la cama, y tiene una manera
de hacerte sentir que le importas, por el tiempo que él quiera hacerte sentir de esa manera. Más tarde,
empezó a hablar sobre ir a Aruba o a St. Bart's, poner en marcha un spa. Al principio pensé que me
estaba pidiendo que fuera con él, cómo podríamos empezar todo esto juntos. Era una fantasía, pero
era bonita. Pero no era eso.

Ella se presionó la boca con la mano, se meció un momento. -Eso no era todo. Tuvimos una segunda
sesión de sexo, y yo en realidad necesitaba regresar, pero me hubiese quedado si él me lo hubiese
pedido. Así de estúpida podía hacer que me volviera. En cambio él dijo que yo era una de las mejores
en la cama, que podría vivir de eso. Como si yo debería sentirme halagada. Entonces me preguntó si
yo estaría interesada en hacer un trío, que él tenía a esta clienta, y estaba buscando una pequeña
aventura. Me dijo que me pagaría.- Ahora las lágrimas brillaron. -El me pagaría.

-Eso debió de haberla cabreado.

-Yo no podía creer cuán estúpida había sido. Qué estúpida, y todo por un orgasmo. Le dije que se
fuera al infierno. Empecé a agarrar mi ropa, y él está allí acostado riéndose, diciendo, Oh, vamos,
nena, será divertido. Que él iba a hacer que valiera la pena, que era la primera mujer en quien había
pensado cuando se le presentó eso.

Las lágrimas ahora se derramaron, pero no de pena. Eve leía claramente la vergüenza.

-Eso es lo que él pensaba de mí. Yo le permití que pensara eso de mí. Yo salí, yo salí, y dije… Oh
Dios mío, dije que deseaba que estuviese muerto. Y ahora lo está.

-Usted se fue de allí en el mes de Diciembre, sin zapatos.

-Tenía mis zapatos de trabajo en mi bolso.- Le mostró a Eve los zuecos de material reciclado color
azul marino. -Ni siquiera pensé en los malditos zapatos rojos. No quiero volver a verlos nunca más.
Los usé para él. Me permití a mí misma pensar que yo le importaba, pero no era así.

-¿A qué hora abandonó el apartamento?

-Um, cerca de las tres de la tarde. Me fui a casa, me di una ducha, y regresé directamente aquí.
Necesitaba trabajar. Creo que estaba de regreso aquí antes de las cuatro. Puede comprobarlo con
quien sea del personal.

-¿Y a qué hora se marchó de aquí ayer?

-Seis y cuarto, seis y media. Me fui a casa. Vivo justo arriba. Me fui a casa, y tuve una buena
lloriqueada. Luego me comí todo mi alijo secreto de galletas con helado, el de verdad. Me tomé
media botella de vino y miré videos empalagosos.

-¿Habló usted con alguien, vio a alguien?

-No. Apagué mi enlace. Quería auto compadecerme, así que me auto compadecí. No lo maté. Dije que
quería que estuviese muerto, pero no lo maté.

Nuevamente afuera, Eve midió la distancia desde la tienda de comida saludable a la escena del
crimen.

-Podría haber salido de aquí a las seis y cuarto, haber regresado a la casa de él, golpearlo en la
cabeza. Bastante tiempo para ir de aquí hacia allá de acuerdo a la hora de la muerte.

-Sí, pero su declaración realmente suena,- arguyó Peabody. -Comer helado, beber vino, mirando
videos tristes. Es lo que montones de mujeres hacen después de una mala ruptura o una sacudida
emocional.

-Por lo cual ella recorrería esa ruta para nosotras, ¿verdad?, puede que suene, pero tenía motivo y no
tiene coartada.

-Ella lo habría golpeado, si es que ella tuvo la inclinación a golpear, cuando él trajo a colación lo del
trío y lo de pagarle por eso.

Aunque estaba de acuerdo, Eve se encogió de hombros.

-Tal vez ella es un fuego lento. Vayamos a hacerle una visita a Morris, entonces podemos empezar a
trabajar con los clientes. Tal vez podemos averiguar a quién tenía él en mente para ser el tercer
miembro de su trío.

El blanco túnel de la morgue olía a una limpieza reciente. Algo que frotaba limones sobre la muerte y
dejaba un ligero olor a antiséptico industrial.
Eve se preguntaba si aquellos que pasaban sus días y noches trabajando en sus madrigueras lo
notaban.

Pasó por las luces brillantes y coloridas de la máquina expendedora, sintió un bajo nivel que anhelaba
más cafeína, hizo un gesto de asentimiento hacia alguien del equipo empujando una bolsa para
cadáveres sobre una camilla.

No todos los muertos eran de ella, pensó Eve, pero de una extraña manera, todos ellos le pertenecían
a Morris.

Encontró al jefe forense inclinado sobre su muerto, con una capa protectora transparente sobre el
elegante traje verde bosque de Morris.

Dos cuerpos más esperaban en las planchas de acero.

-Tienes un embotellamiento,- comentó.

-Fiestas Navideñas. Algunos decoran los pasillos, otros optan por rondarlos. Un aparente pacto de
suicidio, pero ya veremos.- Se bajó las microgafas y sonrió. -Ya ha sido un largo día para ustedes.
¿Podemos ofrecerles algún refresco? Tengo soda de naranja en la nevera.

Peabody se alegró. -¿Sí?

-Conozco a mis policías. La Pepsi está fría, Dallas.

-Gracias. Pareces… animado.

-Tuve un par de días de descanso, visité a algunos viejos amigos. Fue bueno para mí.

-Agradable.- Y era bueno verlo usando colores otra vez, viéndose relajado. En los meses desde que
había perdido a la mujer que amaba, el dolor y el agotamiento nervioso habían pesado visiblemente
sobre él.

Abrió la lata que Peabody le trajo, tomó un trago de cafeína fría. -Entonces. Ziegler, Trey. El no
estará decorando ningún pasillo, tampoco.

-Trauma con objeto contundente, demostrado.

-Trofeo del Entrenador Personal del año.

-Ah, la ironía. Tu víctima estaba en muy buena forma. Tono muscular excepcional, baja grasa
corporal, no hay señal alguna de que haya pagado para que le hagan un trabajo corporal. Y debo
decir que su piel está maravillosamente firme y lisa.

-Se amaba a sí mismo, un montón.

-Tenía una buena cantidad de productos costosos- añadió Peabody. -Cabello, cuerpo, piel. Algunos ni
siquiera estaban abiertos todavía.- Su melancólico suspiro se ganó una dura mirada de Eve. -Es sólo
que me parece un desperdicio, eso es todo.
-¿Y no te parece morboso el codiciar las porquerías para la cara de un tipo muerto? ¿Cara a cara, el
primer golpe?- le preguntó Eve a Morris.

-Sí. Golpeando aquí, en la parte izquierda de la frente, y el segundo en la parte de atrás del cráneo.-
Se volvió a su pantalla, hizo aparecer la vista de la segunda lesión, ya limpiada. -Mientras que el
primer golpe podría haber incapacitado, conmoción cerebral severa, considerable pérdida de sangre,
dejando la herida irregular que ves aquí, el segundo, un golpe bajo de considerable fuerza, fracturó
el cráneo, incrustando fragmentos de hueso en el cerebro. Muerte en minutos. El trofeo tenía su buen
peso, diría yo.

-Sí, es pesado. Unos buenos 2 o 3 kilos. Cerca de 45 centímetros de largo.

-Agregaremos eso al informe. - Se volvió hacia su computadora, tecleó algunos datos.

-Tenía una figura en la parte superior,- añadió Peabody. -Músculos bien definidos.- Extendió los
brazos y los flexionó.

-Por supuesto,- murmuró Morris, con diversión en sus exóticos ojos mientras añadía más datos.- Por
los ángulos y la profundidad de las lesiones de la cabeza, el ataque podría haber sido, probabilidad
noventa y seis punto ocho por ciento, de esta manera.

En pantalla dos figuras se enfrentaban. Una agarraba el trofeo con ambas manos balanceándolo de
derecha a izquierda, golpeando a la otra figura en la sien. La figura de Ziegler se tambaleó hacia
atrás, y luego se lanzó hacia adelante. Mientras caía, el atacante volvió a golpear, ahora de izquierda a
derecha, golpeando la parte de atrás del cráneo.

-Golpes con las dos manos.

-Considerando el peso del arma, los ángulos y la fuerza, esa es mi conclusión. Como tratando de
hacer un home run en la primera, luego volviendo y golpeando hacia abajo, casi como un corte, para
el segundo.

-Ziegler medía metro ochenta y cinco. El asesino debe de tener casi la misma altura.

-Sí, de acuerdo con los ángulos, cerca de la misma altura. Unos tres centímetros de diferencia, yo no
diría que más. Y también concluiría que el asesino tenía una excelente fortaleza en la parte superior
del cuerpo. Estos no fueron golpes de refilón.

-Sí, me doy cuenta. Entonces tienes ochenta y dos kilos de peso muerto, todo músculo, para levantar
del suelo hacia la cama.

-Nuestro asesino no es un debilucho de cuarenta kilos. Un antiguo cliché,- dijo Morris ante la mirada
en blanco de Eve. -Y con respecto a la herida de cuchillo, la víctima estaba muerta antes de que eso le
fuera infligido, y todavía había un uso considerable de fuerza, la suficiente para romper la punta del
cuchillo.- Hizo un gesto hacia un pequeño recipiente para muestras, y al pedazo diminuto de metal
que contenía.

-Alguien estaba realmente cabreado,- reconoció Eve. -¿La víctima tuvo sexo antes de su muerte?
-No puedo pensar en nadie a quien no le gustaría tenerlo, pero no puedo decírtelo. Se había duchado
o tomado un baño, y lo había hecho a fondo. Lleva que es llamado un Continental.

Eve miró abajo hacia el zigzag de vello en la ingle muy estrecho, bordeado con fuerza.

-Sí, lo había notado. Raro.

-Pero pulcro. Sus genitales y todo el vello púbico que tiene fueron meticulosamente lavados y
acicalados. Murió limpio. Había consumido cerca de dos vasos de vino tinto menos de una hora antes
de la muerte, una ensalada de vegetales verdes y una bebida energizante cerca de dos horas antes.

-Tenía una bolsa de hojas secas en su maleta. Se veían y olían como té para mí, pero…

-El toxicológico todavía no ha llegado, están atascados como de costumbre, pero por la condición de
su cuerpo, sus órganos, tengo dudas de que él usara habitualmente ilegales. No veo señales de que
haya tomado cualquier tipo de droga de manera regular. Este era un hombre muy saludable con una
condición física superior.

-Entrenador personal del año.

-En la vida y en la muerte.

-Gracias.- Hizo rodar su lata de Pepsi vacía, y la apuntó hacia su reciclador. -Eso fue de ayuda.

-Cuando quieras. Tengo muchas ganas de ir a tu fiesta. Es el golpetazo de la temporada.

-¿Sí? Yo supondría que probablemente Ziegler siente que su gran trofeo fue el golpetazo de la
temporada.

-Ja,- dijo Morris.

Con Peabody, Eve trabajo la lista de clientes de Ziegler, dando prioridad a las mujeres con recursos.

Visitó a la socia directora de una galería de arte, a la directora de finanzas de una compañía de bienes
raíces, a la propietaria de una pequeña cadena de spas, y a un par de mujeres que se habían casado
bien y pasaban la mayor parte de su tiempo gastando dinero.

-La última era flaca como una serpiente y apenas medía un metro sesenta.

-Y su actual marido mide metro ochenta y dos, también tiene una membresía en el BB, y juega
lacrosse. Los maridos celosos califican, Peabody. Lo investigamos.

-Lo tengo.

Eve echó a andar hacia el elegante edificio de piedra rojiza de tres pisos completamente cubierto del
oropel navideño. -Tomaremos a esta, Natasha Quigley, esposo, John Jake Copley, ambos son clientes.
Entonces daremos por terminado el día.
-Yay. Mi trasero se está arrastrando.

-Bueno, hazlo caminar.- Tocó el timbre.

Buenas tardes.

La voz computarizada entonó un cortés saludo.

Por favor declare su nombre y su asunto.

-Teniente Dallas, Detective Peabody. NYPSD.- Eve puso en alto su placa para que fuera escaneada. -
Nuestro asunto es con la Señora Quigley y el Señor Copley.

Su identificación ha sido verificada. Un momento, por favor.

-La gente debería responder a sus propias puertas de vez en cuando,- dijo Eve, -sólo para ver lo que
se siente.

-Tú tienes a Summerset- señaló Peabody. -Y un portón realmente grande.

Antes de que Eve pudiera responder, se abrió la puerta. Una mujer, no un droide, reparó Eve con
rapidez, en un elegante uniforme gris sonreía con la misma cortesía que la computadora de
seguridad. -Por favor, pasen. La Sra. Quigley las verá…

La casa se abría a un altísimo vestíbulo de tres pisos. Arañas plateadas de libre diseño caían como
cascadas, bañando de luz lo que Eve pensó que podrían ser pisos de madera original.

Ese espacio fluía hacia una sala de estar en donde un fuego ardía en el interior de una chimenea de
mármol negro, un árbol envuelto en cristales y cinta roja centelleaba, y dos mujeres estaban sentadas
en un enorme sofá circular bebiendo en copas de Martini un líquido transparente.

Ambas eran rubias, ambas atractivas, con las suficientes similitudes en sus facciones y colorido como
para que Eve supusiera que existía una conexión familiar.

Una, la mayor por tal vez cinco años según la estimación de Eve, dio un toque en el cojín a su lado.
Un brazo elegante y angosto se deslizó hacia arriba. Puso allí su copa, y se puso de pie.

-Yo soy Natasha Quigley. Esto debe de ser debido a Trey. Martella acaba de decirme que él fue
asesinado. Mi hermana. Ambas somos clientas. En realidad, todos nosotros somos clientes. Mi esposo
y el de ella. ¿En qué puedo ayudarlas?

-¿Cuándo fue la última vez que vio o habló con el Señor Ziegler?

-Yo… oh, lo siento, esto ha sido un shock. Por favor, tomen asiento. ¿Puedo ofrecerles alguna cosa?

-Estamos bien, gracias.- Eve tomó un sillón con un respaldo bajo semicircular. Todo en la sala
parecía seguir el tema redondeado.

-Lo siento.- Natasha volvió a sentarse.- Creo que esta es la primera vez que hemos tenido a la policía
en la casa oficialmente. Tuve mi sesión matutina de costumbre con Trey el martes. Entreno con él dos
veces por semana. Los Martes y Jueves, diez a.m. Los jueves tomo un masaje después del
entrenamiento. No teníamos una sesión programada para hoy ya que él estaba saliendo de la ciudad
para una conferencia.

-¿Y usted, Señora Schubert? Ya que está aquí.

-Oh.- Martella le dio un rápido sorbo a su bebida, se mordió el labio. -Habría sido el miércoles por la
mañana. Yo iba los miércoles en la mañana y los viernes por la tarde. De manera que, um, fue ayer en
la mañana. Tilly dijo que él había muerto ayer, pero yo lo vi, y estaba bien.

-¿Tilly?- preguntó Eve.

-Tilly Burke. Ella lo escuchó de Lola. Ustedes fueron a ver a Lola, y ella habló con Tilly. Tilly no
entrenaba con Trey, ella trabajaba con Flora porque quería una entrenadora, pero conocía a Trey.
Todo el mundo conocía a Trey.- Ella hizo una pausa, volvió a beber. -Estoy hablando demasiado.

-Sí, lo estás haciendo.- Natasha le palmeó la pierna. -Esto es inquietante. Se siente terrible.

-¿Cuánto tiempo fueron ustedes clientes del Señor Ziegler, específicamente?

-Hasta ahora deben ser unos seis meses. Un poco más para ti, Tella.

-Yo me cambié a BB. Tilly y yo acostumbrábamos ir a Sensible Fitness pero ellos se volvieron
realmente aburridos, y BB acababa de ser remodelado, mejorando completamente sus vestuarios. Dan
una sensación tan agradable, que decidimos unirnos, entonces Tash se unió cuando le dijimos lo
mucho que nos gustaba. Entonces empecé a entrenar con Trey. El mejoró mis rutinas de ejercicios.
Compré a Trey para Lance para su último cumpleaños.

-Quiere decir que le compró a su esposo sesiones semanales de entrenamiento personal,- explicó
Natasha. -Tella hablaba con tanto entusiasmo que tomé dos semanas de prueba con él y me quedé
enganchada.

-¿Usted socializaba con él?

-¿Socializar?- Natasha levantó una ceja como si la pregunta la desconcertara. -¿Quiere decir
personalmente?, almorcé con él unas cuantas veces en el bar de jugos para discutir opciones y
estrategias de mis rutinas.

-¿Y fuera del gimnasio?

-No realmente. Aunque JJ y yo lo invitamos a nuestro club una o dos veces. Sentimos que él había
mejorado mucho nuestro juego de tenis. Velocidad y resistencia,- añadió con una sonrisa.- Y su
enfoque en trabajar la parte superior del cuerpo fortaleció seriamente mi revés. El y JJ jugaban golf
de vez en cuando- añadió. -Ambos son fanáticos del golf.

-¿Alguna vez usted fue a su apartamento?

-Caray, no. ¿Por qué lo haría?


Eve dirigió su atención a la hermana. Martella le daba toda la suya a su bebida. -¿Sra. Schubert?

-¿Sí? ¿Qué?

-¿Alguna vez vio usted al Señor Ziegler fuera del gimnasio?

-Oh, bueno… el vino al club. Tash, le voy a pedir a Hester otra copa.

-¿Señora Schubert?- dijo Eve, con voz firme y llana.

-¿Sí?

-¿Cuánto tiempo estuvo usted sexualmente involucrada con el Señor Ziegler?

-Esa es una pregunta ridícula,- espetó Natasha. -Eso es increíblemente grosero. Tella, no tienes que
dignificar eso con una…- Dejó de hablar después de echarle un vistazo a la cara de su hermana. -¡Oh
Dios! ¡Martella!

-¡No fue algo así! ¡No fue así en absoluto! Te lo iba a contar, Tash, estaba por contártelo, pero
entonces ellas entraron. Fue solamente una vez. Bueno, dos veces, pero en el mismo día. Y hace
semanas. Semanas y semanas.

-Creo que no deberías decir algo más.- Natasha puso una mano restrictiva en el brazo de su hermana.
-No creo que mi hermana deba decir nada más sin un representante legal.

-Esa es su elección. Vamos a necesitar que venga con nosotras, Señora Schubert, a la Central para un
interrogatorio más amplio. Es libre de llamar a su abogado o representante legal.

-Pero no quiero ir con ustedes.- Su voz se quebró y sus grandes ojos azules imploraban. -No quiero
eso. Lance se enteraría. Tash, fue sólo esa única vez. Lance y yo tuvimos esa gran pelea. ¿Recuerdas?
Y él simplemente se fue en ese viaje de negocios incluso estando yo tan alterada. Escucha. Sólo
escucha.

Asió la copa de su hermana y se tomó todo el contenido.

-Le conté a Trey todo al respecto, sobre la pelea, acerca de cómo Lance simplemente se marchó
mientras estábamos enfadados uno con el otro. Y él podía ver que yo estaba realmente alterada. Dijo
que podría venir a casa, darme un masaje, ayudarme a relajarme y desintoxicarme. Así que lo hizo.

-¿Y el sexo fue parte del servicio?- preguntó Eve.

-¡No!, Yo nunca… no se suponía que lo fuera. Yo estaba alterada y él era comprensivo, y se


preocupaba. Incluso me preparó un té, comenzó con algo de Reiki sólo para ayudarme a encontrar mi
centro, luego comenzó el masaje corporal y… eso simplemente ocurrió.

-¿Dos veces?- dijo Natasha con agudeza.

-Sí. Era sólo que… yo estaba tan relajada, como flotando. Nunca me sentí tan suelta, y todo era tan
cálido, y olía tan bien con el incienso.
-Incienso,- murmuró Eve.

-Y el té era tan agradable.

-¿Qué clase de té?- preguntó Eve.

-Té de hierbas. Una mezcla especial.

-Apuesto. Señora Schubert, Martella. Míreme. ¿Tenía la intención de acostarse con Trey? ¿Esa era su
intención o había considerado tener sexo con él antes del incidente?

-No. No. Quiero decir, es realmente muy atractivo, y ese cuerpo es increíble. Pero no. Lo juro. Nunca
ni siquiera pensé en eso. Amo a mi esposo, de verdad lo hago. Es sólo que yo estaba tan tensa y
alterada, y él… Trey no tenía turnos libres para un masaje o desintoxicación durante las horas
laborables. Me estaba haciendo un favor viniendo a mi casa, haciendo una visita personal.

-¿Por cuánto?

-Dos mil, pero era un tratamiento personal a domicilio. Después de eso, volví a alterarme. Había
engañado a mi esposo, pero Trey dijo que no era algo como eso. Era sólo encontrar mi equilibrio,
abriéndome y expulsando los sentimientos negativos, abrazando lo positivo. Estando todo despejado
nuevamente, yo podría entender cuánto amaba a Lance. Y él tenía razón. Pero Lance, no lo
entendería.

-¿Cuánto le dio para que fuera… discreto?

-Añadí mil dólares como agradecimiento personal, y acordamos que nunca pensaríamos en ello o
hablaríamos al respecto. Y yo realmente no lo hice, hablar sobre ello.

-¿Alguna vez volvió a ofrecerle el té nuevamente, antes o después de ese incidente?

-No. Él ya no me ha vuelto a dar masajes. No me parecía correcto. No quería que, simplemente no


quería que volviera a tocarme, a hacerme recordar. Ahora Trudy me da masajes en el club. Y yo…-
Se secó una lágrima. -Iba a cambiarme con Gwen para el entrenamiento. Simplemente no había
encontrado la manera de hacerlo sin perturbar a los demás.

-¿Quién inició el sexo? preguntó Eve.

-Dios. Yo lo hice. Estoy tan avergonzada. Fue mi culpa. Fue todo culpa mía.

-¿Usted lo inició, después de beber el té? ¿Después de que usted estaba sobre la mesa, y él había
encendido el incienso?

-Sí. Simplemente me sentía tan a la deriva, y tan… necesitada. Esto es terrible.

-¿Qué está usted implicando? ¿Piensa que le dio algo?- Natasha agarró la mano de su hermana.-
¿Piensa que él le dio a Tella alguna especie de droga?

-El nunca haría eso. Sólo estaba tratando de ayudarme. Me ayudó. Por favor.- Extendió ambas manos
hacia Eve. -Por favor, no quiero que Lance lo sepa. Él no lo entendería.

-Lo que usted le diga a su marido es cosa suya,- dijo Eve. -¿En dónde estaba usted entre las cinco y
siete de anoche?

-Estaba con Tilly. Estábamos en el salón. Estábamos en Ultra Tú. Nos hicieron el tratamiento.
Cabello, uñas, faciales, tratamientos corporales. Todo para la gran fiesta de anoche de Tash y JJ.
Estuve en el salón con Tilly desde la una hasta las siete. Tuvimos el paquete felicidad total.

Seis horas en un salón le sonaba a Eve como el paquete tortura total. -Necesito el nombre completo
de su amiga y su información para contactarla, y el nombre de sus técnicos.

Capítulo 4

Los faroles de la calle se habían encendido mientras ellas estaban dentro del edificio Quigley. Había
empezado el día en la oscuridad, pensó Eve, y terminaría de la misma manera.

-¿Piensas que él le puso algo en el té?- Mientras abría la puerta del coche, Peabody volvió a echar un
vistazo a la casa -Yo también lo pienso.

-Me estoy inclinando hacia eso, y hacia lo que sea que él había empaquetado en la maleta. Té- Eve
entró al coche, tamborileó los dedos en el volante -Algo en el té, y él decide llevar una provisión con
él al seminario. O él tenía un objetivo allá, o escogería uno que activara su maldita imaginación.

-Y él hizo de Martella Schubert un objetivo porque ella era rica, atractiva y vulnerable. Y ella confió
en él - añadió Peabody -Ella se sintió segura con él.

-Más fácil de conseguir su confianza. Ella simplemente se lo soltó todo- añadió Eve -Si las cosas
fueron como ella dice, él fue a su casa hace un par de semanas. Las probabilidades de que nosotras
averiguáramos eso son pocas, pero ella lo soltó.

-Diría que es malísima guardando secretos, pero se guardó éste de su marido.

Eve condujo hacia la calle. -Tal vez ella lo hizo, o tal vez él lo descubrió, fue a la casa de Trey, y lo
golpeó en la cabeza con un trofeo. Si ella mantuvo cerrado el pico, fue debido a que se había
convencido a sí misma de que era alguna cosa Zen en lugar de una sacada de vuelta. Necesito tener
una mejor sensación de lo que ella es, pero mi opinión inicial es que no es mucho más tonta que
crédula. Ella ha llevado un estilo de vida privilegiado, los Quigleys vienen de la riqueza, y ella se
casó con alguien acaudalado; tomó el nombre del marido. Eso es un poquito pasado de moda, de
manera que la estoy catalogando como una romántica. De nuevo, si las cosas fueron como ella dice,
Ziegler hizo que ella se confiara. Hizo el papel del oído comprensivo, le ofreció un servicio, no
sexo. Un servicio. Y llega con té e incienso.

-Esto cambia las cosas, añade motivos adicionales, y tal vez sospechosos. Con un poco de suerte el
laboratorio puede analizar los mechones de pelo que la convenciste que nos diera.

-De ser cierta su medida del tiempo, y sólo han pasado un par de semanas, ellos pueden hallar
Rohypnol o uno de sus componentes en el cabello. De cualquier manera, sabremos más cuando
tengamos los resultados de lo que hay en la bolsita, de las cosas del casillero. Debería de haber
adelantado eso.

-Parecía té en la bolsita y parecían conos de incienso en el casillero. Algo quisquilloso, pero no es


particularmente extraño que alguien lleve su propio té en un viaje. No es extraño encontrar conos de
incienso en el casillero de un club de fitness con servicios de masaje.

-Tal vez no.- Pero ella aún lamentaba haberles dado baja prioridad.
-Pero ¿por qué haría esto?- preguntó Peabody -Tenía una novia, otra en espera y por lo que estamos
oyendo tenía mucha acción con las clientes; entonces ¿Por qué drogar a una para conseguir más
acción? Ella le hubiese pagado sólo por el masaje y la comprensión.

-Conquistar, Ego, Práctica—mayor pago cuando le añades el dinero por el 'por favor sé discreto'
¿Quién diablos sabe lo que hay en la cabeza de alguien tan enamorado de su propio pene? Apuesto a
que él se imaginaba que le estaba haciendo un favor.

Considerándolo, Eve giró en una esquina. -Te dejaré en tu casa.

-¿Lo harás?

-Esta en el camino, básicamente.- Y, recordó que Peabody también empezó y terminó su día en la
oscuridad -Comprueba la coartada. Se va a sostener, pero igualmente revisala.

-Es en el salón de Trina. Puedo llamarla, comprobar la de la delgaducha.

-Sí, haz eso.

-Es increíble que no lo haya intentado con la hermana. Ella es justo su tipo ¿no es así? Justo en los
cuarentas, montones de dinero, realmente atractiva.

-¿Quién dice que no lo hizo?

-Bueno, ella lo dijo- Pero ahora Peabody arrugó el ceño. -Pero sí, da la impresión de que miente
mejor que su hermanita.

-Ya veremos. Y mañana visitaremos al resto de clientas de la lista. Martella Schubert no va a ser la
única a la que drogó, si es que él la drogó. Podemos empezar a trabajar ese ángulo.

-Es nuestro muerto,- dijo Peabody -pero de verdad odio cuando son unos estúpidos de mierda.

-Ser un estúpido de mierda es una buena razón para meterle un puñetazo a alguien en la cara, no para
abrirle el cráneo.

-Aun así, desearía que hubiese sido un tipo agradable. Pero entonces, por el otro lado, él sería un
tipo agradable muerto, y tendrías que sentirte mal. Así que tal vez ser un estúpido de mierda es lo
mejor.

-Tan sólo comprueba la coartada, Peabody.- Eve aparcó en el bordillo.

-Estoy en eso. Gracias por traerme. Hey,¡ mira esa sudadera encapuchada!

Ella señaló hacia un puesto callejero donde se veía una sudadera encapuchada de un virulento color
naranja con una bailarina hawaiana animada plasmada en la parte delantera.

-Eso es simplemente perfecto para McNab. Un regalito de Santa.

-¿Él sabe que Santa no existe?


-Santa existe en los corazones de los verdaderos creyentes.- Con el rostro radiante, Peabody se
palmeó el suyo. -¿Me puedes prestar cincuenta dólares?

-¿Qué?

-Voy justa hasta que el día de la paga.

-Tú estás justa todos los días.

-Je, je, je. Financieramente, en este caso. ¡Por favor! Él verdaderamente adoraría esa sudadera.

-Cristo. Santa Claus y bailarinas hawaianas,- murmuró Eve mientras rebuscaba en sus bolsillos.

-¡Oh, hay uno con un Elvis girando con un gorro de Santa! ¡Qué divertido es ese!

-Elvis lleva muerto cien años ¿Cómo puede ser divertido tener a un hombre muerto girando en tu
pecho?

-Elvis nunca muere, al igual que Santa. No, es la bailarina hawaiana. Excepto--

Eve le dio el dinero a Peabody. -Anda, cómprale a McNab la ridícula sudadera. Fuera de mi coche.

-¡Diversión! ¡Compras! ¡Adios!

Eve se alejó del bordillo, echó una mirada al espejo retrovisor. Y vió a Peabody haciendo una
bailecito felíz en frente de las sudaderas giratorias y bailarinas.

Felíz Navidad.

Pero eso la puso a pensar, la hizo maldecir y comprobar la hora. Sólo tenía dos días, y el día de hoy
estaba prácticamente perdido, ¿cuando demonios se suponía que iba a comprar las cosas para la gente
que de alguna manera las normas imponían que debía que comprar?

Ella se dirigió a la zona residencial, tomó un desvío. Era un poco tarde, pero había una oportunidad
de encontrar a alguien que podría terminar todo por ella—o al menos algunas cosas—rápida y
fácilmente.

Dió una pasada primero, divisó al chiquillo en su esquina, atendiendo su puesto, entonces lidió con la
locura de aparcar.

Tuvo que caminar dos manzanas, a través del embravecido mar de turistas, de compradores, de
neoyorquinos semicuerdos que sólo trataban de llegar a casa después del día de trabajo.

Ella estudió el puesto mientras se acercaba. Bufandas, capas, calcetines, guantes, mitones, gorros,
sombreros—el chiquillo se había expandido desde su último encuentro.Lo observó dar el cambio,
doblar tres bufandas y meterlas en una bolsa transparente. -Que tenga una buena Navidad.

Entonces sus ojos oscuros giraron y se encontró con los de ella. Su sonrisa se amplió. -Hola, Dallas
¿Qué dices?
-Hola, Tiko. El negocio va bien.

-El negocio está difícil - era un pedazo de persona, un chiquillo que probablemente debería estar en
casa jugando a video juegos o sufriendo por sus deberes de matemáticas. Pero en el fondo, Tiko era
un hombre de negocios.

-¿Atrapaste algunos tipos malos?

-Hoy no, pero el día todavía no ha terminado. Es tarde para que estés por aquí fuera ¿no es así?

-Negocios por las fiestas. Tengo hasta las siete y treinta. Mi abuelita está de acuerdo con eso.
¡Deke! Ayuda a esa señora de allá. Uno de mis empleados- le dijo Tiko, haciendo un gesto con la
cabeza hacia un chiquillo delgaducho que usaba guantes sin dedos y una gorra con orejeras -Tengo
dos.

-¿Ahora tienes empleados?

Sus ojos hicieron una danza divertida bajo las brillantes rayas de su gorro de lana que usaba tirado
hacia abajo. -Por el ajetreo Navideño, de hecho. Tengo algunas bonitas bufandas aquí. Tengo de
algodón, lana, cachemira y mezclas de seda. Puedes hacerlas combinar con guantes y un gorro, y
hacer un conjunto para regalo.

-Sí. Sí.- Ella hundió las manos en los bolsillos. -Tengo algunas chicas para las que necesito
comprar cosas.

-¿Qué clase de chicas? ¿Amigas, relaciones, compañeras de trabajo?

Eve resopló. -Amigas, supongo. Amigas.

-¿Buenas amigas? ¿O del tipo a las que sólo les regalarías alguna mierda?

Ella tuvo que reírse. El conocía el tipo.

-De las buenas.

-Voy a llevarte con mi asociado.

-¿Tu asociado?

-Sí ¡Deke, Manny! Encargaros de la tienda ahora, y no estén jodiendo por allí. Tú ven conmigo- Él
tomó la mano de Eve y la llevó a la esquina -¿Recuerdas esa tienda que clausuraste la última vez? ¿te
conté que eran malos tipos, y tu viniste y los arrestaste?

-Sí. Ladrones callejeros, negocios fraudulentos.

-Ahora tienen un nuevo negocio en esa tienda. Un negocio de Mamá-y-Papá. Son buenas personas,
te van a ayudar en todo.

-¿Lo harán?- Dispuesta a intentarlo si eso finiquitaba esa mierda de compras navideñas de una vez
por todas, ella cruzó la calle con él.

-Cierto. También te darán un buen precio, porque estás conmigo.

El zigzagueó por aquí y por allá a través de las multitudes, y al final entró en una tienda larga y
angosta.

-Hola ¡Papá!

El hombre, probablemente no mayor de treinta y cinco años, usaba un largo gancho para alcanzar la
correa de un bolso que parecía estar entre medio millón más de bolsos. Él lo descolgó de la pared, lo
bajó, y se lo ofreció al cliente que estaba esperando.

Entonces le sonrió a Tiko. -¡Hola, Tiko!

-Hola, Mamá.

La mujer, detrás del mostrador, doblaba y esponjaba papel de seda dentro de una bolsa de compras. -
¡Tiko!

Jóvenes para los papeles de mamá-y-papá, pensó Eve. Ellos estaban demasiado relajados y felices de
ser comerciantes en la ciudad de Nueva York. Y ninguno de los dos vestía de negro.

-Felices fiestas,- dijo la mujer mientras le daba al cliente la bolsa de compra. -Vuelva por aquí y
visítenos.

Tiko arrastró a Eve directamente a la parte trasera. -Esta es Dallas. Ella es la policía que despejó este
lugar y asi lo pudisteis alquilar.

-Oh, Teniente Dallas, Tiko nos contó todo sobre usted. Yo soy Astrid.- Ella le ofreció la mano. -Es
estupendo conocerla por fin.

-Dallas, ella necesita regalos para algunas amigas ¿Cuántas amigas tienes?

-Mierda. Necesito algo para . . . supongo que son cinco de las que necesito encargarme.

-Sólo permítame . . . Ben, esta es la Teniente Dallas de Tiko.

-¿Bromeas? Es genial conocerla. Si me disculpa un minuto, volveré en seguida con usted.

-¿Ve usted algo que le guste?- le preguntó Astrid a Eve.

-No lo sé.- Había carteras, con correas, sin correas, bolsos y maletas, carteras diminutas que serían
absolutamente inútiles, otras enormes en las que podría entrar una habitación de muebles. -No
consigo entender estas cosas.

-A las damas les gustan los bolsos ¿Acaso tú no tienes bolsos? dijo Tiko.

-Yo tengo bolsillos. Tengo un equipo de campo. Tengo un bolso para archivos cuando lo necesito.-
Y ella tenía las docenas de bolsos femeninos que encontraban el camino a su armario junto con
docenas de zapatos, y el bosque de prendas de vestir.

Su esposo definitivamente entendía de esas cosas.

-Por qué no elige a una de las cinco,- le sugirió Astrid. -Cuénteme algo sobre ella.

-Ah. Ok, elegante, con clase, no es rígida o estirada, pero tiene clase. Generalmente va por colores
suaves, pero te puede sorprender. Todo siempre hace juego como si lo preparara con anterioridad en
un programa. Profesional, inteligente. Amable.

-Ella ya me gusta. Tengo algo en la parte de atrás que justo acaba de llegar. Creo que podría
funcionar.

-Te dije que ellos se encargarían de tí,- dijo Tiko cuando Astrid salió apresuradamente.

-Las cosas de allá atrás no son robadas ¿verdad?

El insulto le cubrió el rostro. -¿Tú qué piensas? Estas son buenas personas.

-Ok, ok. Salir de compras me pone nerviosa ¿Por qué hay aquí tanto de todo?

-Para que todo el mundo no tenga lo mismo.

Astrid regresó con una caja, la deslizó fuera de una bolsa larga y angosta. -Únicamente hice el
pedido por unos cuantos de estos, sólo para ver que tal nos iba. Estan pintados a mano, pensé que
eran realmente especiales.

-Ah.- Eve lo estudió. Suave, un poco sedoso, con un jardín de flores en tonos pastel y un mariposa
enjoyada como broche.

-Como son pintados a mano, son únicos en su clase.

-Yo creo que ella también lo es,- dijo Eve, pensando en Mira. -Creo que a le gustaría esto.

-Yo tengo una bonita bufanda de seda de ese tono de rosa.- Tiko tocó una de las flores. -Uno la
esponja dentro del bolso, y consigues clase, como tú quieres.

Eve le lanzó una mirada a él. –Vendido, sigamos. Ahora, hay tengo una amiga que anda por ahí.
Nada es demasiado, demasiado salvaje, demasiado cualquier cosa. Le gusta el color, el brillo, es
cambiante, vivaz. Oh, y tiene una hija. Una nena que todavía no ha cumplido el año.

-Oh, lo tengo.- Astrid dió una palmada con las manos. -Tenemos estos bolsos estupendos madre-
hija. Simplemente son muy divertidos. Prácticos, también, ya que se pueden convertir de bolsos para
el hombro a bolsos para mano o mochilas.

Astrid señaló hacia arriba.

Eve divisó una explosión de colores brillantes, un bolso grande, uno pequeño, enganchados juntos. Y
un par con unos unicornios centelleantes bailando sobre cada uno de ellos.

-Oh sí, esas son para Mavis y Bella. El juego del unicornio.

-Permítame traer el gancho.

Mientras Astrid hacía justamente eso, Eve bajó la mirada hacia Tiko. -Apuesto a que tienes una
bufanda que va con eso.

-Tengo una bufanda perfecta para la mamá, y tengo una gorrita para la nena, una color de rosa con la
forma de ese caballo con el cuerno.

-Jesús, Tiko, me estás matando. Vendido.

Cuarenta minutos después que ella hubiera aparcado, Eve cargó sus bolsas de compras en el coche, y
luego se puso detrás del volante.

Entonces se quedó allí sentada hasta que la cabeza dejó de darle vueltas.

Dios, ella quería un trago. Dos tragos.

Diciéndose a sí misma que agradecía que la Navidad sólo llegara una vez al año, volvió a meterse en
el tráfico y luchó con la furia de las fiestas todo el camino hasta el portón de su casa.

Luces blancas como diamantes centelleaban en los árboles a lo largo del camino de entrada,
prestándole al terreno un aire de fantasía. Y la casa se alzaba, toda maravillosa en piedra gris y
cristales resplandecientes, una fantasía por sí misma con sus torres y torretas.

Las luces destellaban, resplandecían, recortando la casa contra el cielo nocturno. El follaje la
envolvía y caía como cascadas, añadiendo calidez a la elegancia. Las velas brillaban en cada ventana,
y eso era ser bienvenida.

Ella, la niña perdida, se había acostumbrado a su belleza, eso era el amor. Pero nunca daría por
sentado ni una sola pulgada. Eso era gratitud.

En este instante, después de casi dieciocho horas de haber salido por estas puertas, el prospecto de
volver a entrar principalmente le traía alivio.

Salió del coche hacia el frío en donde el viento la pateaba como un niño de mal humor. Arrastró las
bolsas de compras del maletero ¿Cómo diablos había comprado tanto? El evento completo parecía
ahora algún tipo de delirio, dejándola exhausta y con un leve dolor de cabeza.

Ella arrastró, jaló, levantó. ¿En primer lugar cómo conocía ella a tanta gente? ¿Cómo había sucedido
esto?

El papel de seda aleteaba, amenazando con salir volando, las cajas se entrechocaban. Sse dijo a sí
misma que si las bolsas se rompían, ella dejaría todo el estúpido lote donde fuera que cayera.

Con las bolsas golpeteando contra sus piernas cargó todo hasta la puerta, luchó para abrirla, y entró
tambaleándose.

Él estaba allí por supuesto, al acecho el espantapájaros vestido de negro que era Summerset. El
mayordomo de Roarke estaba de pie en el vestíbulo brillantemente encendido, con una sonrisa
burlona en su cara pálida y huesuda, y el gato gordo Galahad aposentado a sus pies como un Buda
peludo.

-¿Es éste el Fantasma de la Navidad Presente?- preguntó en voz alta Summerset.

Eve entrecerró los ojos, quería lanzarle algo en respuesta, alguna réplica aguda sobre cadáveres de
Navidad, pero . . . Dejó caer todo donde estaba parada. -Te pagaré mil dólares si envuelves todo esto.

Sus cejas gris piedra se elevaron. -No puedes comprarme. Sin embargo- dijo él mientras el gato se
acercaba para olfatear las bolsas y el papel de seda. -Podría ser persuadido.

-¿Qué es lo que quieres?

-Usted es la anfitriona de una fiesta pasado mañana por la noche.

-Eso lo sé. Por supuesto que lo sé.- La noche de pasado mañana significaba un día menos ¿no es
así? Ella no quería pensar en eso.

-Los preparativos para dar la bienvenida a doscientas cincuenta y seis personas a su hogar empiezan a
las ocho a.m.

Ella pensó: ¿Doscientas cincuenta y seis personas? Jesús Cristo ¿Por qué? Pero sólo dijo -Ok.

-Participe.

-Pero qué tal si . . .- Ella bajo la vista hacia la pila de bolsas, al trasero del gato que trataba de meterse
dentro de una. Se rindió. -Hecho.

Ella se quitó el abrigo, lo tiró sobre el poste de la escalera, un pequeño desafío.

No había vergüenza en la retirada, se decía Eve mientras subía por las escaleras. Habría otras
batallas, otras guerras. Ella se dirigió directamente a su dormitorio, y con un gemido se lanzó sobre
el glorioso lago azul que era su cama.

Diez minutos, se prometió. Se tomaría diez minutos para recobrarse del trauma de las compras y de
las negociaciones con Summerset. Entonces se iría a su oficina, instalaría el tablero allá. Se
despejaría la cabeza y comenzaría a trabajar en el asesino de Trey Ziegler.

Cabrón o no, él se merecía lo mejor que ella tenía.

Diez minutos, volvió a pensar, y cayó dormida como un ancla en el mar.

Ella despertó, había un peso sobre su trasero que reconoció como el gato. Dedos entrelazados con
los suyos, los de Roarke. Abrió los ojos, miró los de él de un color imposible de azul.
El árbol del dormitorio centelleaba. Él había encendido el fuego, de manera que las llamas ardieran
lentas y rojas. Si todas las cosas fueran iguales, ella se habría acurrucado contra él y se hubiese
vuelto a dormir.

Pero todas las cosas raramente eran iguales para un policía.

-Fui de compras,- dijo ella.

-¡Querido Dios! ¿Estás bien? ¿Debería de llamar a los paramédicos?

-Listillo. Enganché al chiquillo ¿recuerdas a Tiko?

-Ah, sí, el joven empresario. Recuerdo, con mucho cariño, el pastel que su abuela horneó para
nosotros.

-Tiene a otros dos chiquillos trabajando para él por las fiestas. Ha expandido sus existencias
también. Me llevó a ese lugar que clausuré, hay nuevos inquilinos. Podrían pasar por familiares de
Peabody, Free-Age. Y entonces fue …….como si hubiese caminado a través de algún portal hacia un
universo alterno.

-El universo alterno de un establecimiento de ventas al por menor, sin crimen.

-Eso- concordó ella -Y entonces habían allí todas estas cosas, y alguien decía que ésto podría ser
bueno para esta persona, y yo digo, ok, bien. Entonces es que esto podría ser bueno para esta otra
persona, y está bien. Jesús, ok, está bien. Pero eso siguió y siguió. Y el chiquillo empezó a traer
cosas de su puesto, diciendo, le pones esta bufanda o lo que sea con esa cosa, y esta cosa con la otra.
Yo sólo seguía diciendo, ok, está bien, ok, porque quería que se terminara. Podría tener estrés post-
traumático- dijo ella.

Él la besó levemente. -Pobre bebé.

-De verdad no quieres decir eso, crees que es gracioso. Crees que es gracioso porque tú de veras
habrías disfrutado con todo eso. Pero se pone peor.

-¿Cómo puede ser posible?

-Estaba debilitada por la experiencia e hice un trato con Summerset.

El presionó los labios contra su frente como comprobando si tenía fiebre. -Puede que sea demasiado
tarde para los paramédicos.

-Ja ja. Ahora debido a que él va a envolver todas esas cosas, yo tengo que participar en los
preparativos para la fiesta ¿Por qué van a asistir doscientas cincuenta y seis personas?

-Creo que serán cerca de dos-setenta, y damos la bienvenida a tu participación, eres una jefa,
¿recuerdas? Tú asignarás, delegarás, decidirás, ordenarás. Puede que incluso lo disfrutes, un
poquito.

-No lo creo, pero un trato es un trato.


Ella se giró un poquito y lo estudió. Pensó en su reacción de esa mañana cuando lo vió salir de su
oficina inesperadamente.

Tan perfecto, tan hermoso. Todo de ella.

-No estás usando tu traje.- Ella pasó una mano por la suavidad de su camiseta gris piedra.

-He estado en casa un poco más de tiempo que tú. Incluso me dí una rápida zambullida.

-Huh, eso no parece justo. Te das una refrescante zambullida, te pones ropa relajante, y yo consigo
un asesinato y un tumulto de compras. Además de que todavía tengo mis botas puestas.

-Eso no parece justo ¿verdad? Veamos qué puedo hacer para igualar las cosas.

Él se impulsó hacia arriba, le levantó una de sus piernas y le quitó la bota. Repitió el proceso -
¿Mejor?

-Es un comienzo.

-Ambos estaríamos más relajados si no estuvieras armada.- le soltó el arnés del arma y se lo quitó.
Lo dejó en el suelo junto con sus botas -¿Ahora?

-Asesinato y tumulto- le recordó ella -Tú tuviste dinero y reuniones.

-Bastante de cada uno, en realidad- se sentó a horcajadas sobre ella y le sacó la camiseta azul marino
con cuello en V que se había puesto en medio de la noche -¿Cómo te sentirías acerca de poseer un
pequeño pueblo en la Toscana?

-¿Un pueblo? Anda ya.

-Una aldea en realidad, y bastante encantadora- Sonriéndole le desabrochó el cinturón -Una aldea
destartalada que podría ser pieza de exposición con los toques correctos. Vistas adorables, angostas
calles adoquinadas, las ruinas de un muro medieval.

-Compraste un pueblo.

-Mañana lo haré- le bajó los pantalones, hasta quitárselos -Mi esposa tienes unas largas e increíbles
piernas.

-Ellas me ayudan a ir del punto A al punto B.

Él las recorrió con sus manos hacia arriba, de las pantorrillas a las caderas -No estás yendo a
ninguna parte en este momento.

El diamante que él le había dado cuando había aceptado que la amaba colgaba alrededor de su cuello,
descansando sobre su sencilla camiseta blanca. Él lo levantó, frotó sus dedos sobre la forma de
lágrima de éste, recordando lo conmocionada que había estado por el regalo, el diamante, y el amor.

-¿Más relajada ahora?


-Lo estoy consiguiendo; cuando conducía a casa pensé que lo que necesito es una copa de vino
verdaderamente grande. Entonces llegué aquí y pensé, No, lo que necesito es caer de bruces por diez
minutos. Pero eso tampoco era completamente lo que necesitaba.

-¿Qué era?

-Lo que necesitaba, lo que necesito- se impulsó hacia arriba, lo envolvió en sus brazos -Eres tú.

Aquellas largas e increíbles piernas se engancharon alrededor de su cintura. Sus manos se deslizaron
hacia arriba, agarraron su pelo. Sosteniéndose, pensó él, a él, a ellos, a lo que habían logrado.

Toda calidez y bienvenida, toda fortaleza y realidad.

Él podía desentenderse de su día, como ella se desentendía del suyo, boca a boca, corazón a corazón.

Ellos se balancearon allí sobre la gran cama, sosteniéndose, deslizándose a lo que para ambos era el
hogar.

El presionó los labios en su garganta, en el pulso que latía por él -Extrañé nuestro tiempo esta
mañana, ese poquito de tiempo del café y el desayuno.

-Lo sé. Yo también.

-Esto hace que todo sea más precioso- Sus labios rozaron su pómulo, su sien. -Aquellos tiempos,
estos tiempos.

Se aferró a él -Siempre.

Ella yacía con él, ligeras caricias y besos largos y suaves que borraban las horas pasadas. Sólo él,
sólo ellos por este pequeño espacio fuera del mundo con todo su ruido y luces penetrantes, y sombras
malvadas.

Ella le deslizó la camiseta hacia arriba y la lanzó a un lado, se dió a sí misma el placer de tocar la
carne cálida, los músculos esbeltos, arqueándose como un gato ronroneante bajo la habilidad de sus
manos. Su corazón comenzó a golpear con fuerza, sus latidos incitados por sus labios, su lengua, sus
dientes.

La necesidad se extendió, ardiendo bajo como el fuego de la chimenea, y entonces convirtiéndose en


una flama.

Él se apoderó de ella, siempre podía, de manera que la necesidad y el placer enlazados con fuerza la
conducían a las alturas, manteniéndola en ese único punto de gloria, y luego la llevaba a la liberación.

Ella podría haber llorado por ese simple placer.

Tomando su rostro entre sus manos, ella buscó su boca con la suya otra vez. Se hundió con él,
profundamente. Murmurando, lo hizo echarse de espaldas. Ahora se puso a horcajadas sobre él y se
apoderó de él. Suavemente, suavemente, suavemente, mirándolo a la cara, tomó las manos de él y las
presionó contra su corazón mientras comenzaba a moverse.
Fluida como el agua, aumentando el placer, alargándolo más y más mientras su corazón golpeaba
contra sus manos.

Él se dejó tomar, la dejó dar mientras la belleza de esto ardía en su sangre. La luz de las llamas
hacían brillar su piel como el oro, estaba cautivo de sus ojos. Las diáfanas capas de sensaciones se
hicieron más intensas hasta que él llegó a preguntarse si podría respirar a través de ellas.

Le presionó una mano en el corazón, se inclinó hacia adelante para tomar su boca con la suya.

-Eve.

-Lo sé, lo sé, lo sé- Volviendo a enderezarse, ella dejó caer la cabeza hacia atrás, cerró los ojos y los
llevó a ambos a una cabalgata hacia la oscuridad perfecta.

Capítulo 5

Ahora en ropa cómoda de casa, con una copa de vino en mano, y rebanadas de alguna especie de
pollo sabroso junto con unas pequeñas patatas doradas y alguna ensalada de hojas verdes
identificables en su plato, Eve pensó que un largo día tenía sus recompensas.

Se sentía laxa y relajada en vez de cansada y traumatizada. Y aunque se habían perdido su ritual
mañanero, por lo menos habían preservado el nocturno.

Instaló su tablero, o empezó a hacerlo, y ahora podía pasar repasar el día durante la cena en la mesita
de su oficina.

-Primero- empezó Roarke, -¿qué compraste?

-Un montón de cosas. Más que nada bolsos.

-Un montón de cosas hace un bolso pesado.

-Exactamente.- Apuntó con su tenedor, luego trinchó algo de pollo -Si la gente no llevara tantas
cosas, no necesitarían bolsos para llevarlo todo. Bolsos de mano, bolsos de hombro, bolsas para
cargar. La gente anda por ahí cargando su vida en ellos, como refugiados. No lo entiendo.

-Pero igual los compraste, como regalos, eso es de lo que se trata el regalar, ¿no es así?

-Había calcetines, también. Calcetines peludos,- recordó sombríamente. Se dio cuenta de que era
como la confusión de la guerra. -Y gorros, y cosas para meter dentro otras cosas que van dentro de
los bolsos. Hacen elegantes cajitas sólo para los lápices de labios. Es una locura.

-¡No puedes estar hablando en serio!- El abrió mucho lo ojos, ella lo miró entrecerrando los suyos. -
Increíble.

-Gracioso. Y fui arrinconada para comprar un unicornio parlante.

-Discúlpame, ¿un qué?

Vaya, por lo menos lo había sorprendido, decidió ella, y no estaba segura de la razón por la que lo
encontraba satisfactorio.

-Un unicornio parlante que va en el bolso de unicornio para Bella que hace juego con el gran
unicornio del bolso de Mavis. Es rosado, el unicornio, con un cuerno plateado y dice cosas. Y baila.
Es probable que vaya a darle un susto de muerte.

-Apuesto que lo va a adorar.

-En cierto modo me asustó. Pero Tiko siguió entrando y saliendo con más cosas. Tuvo que
comunicarse con su abuela, conseguir un poco de tiempo extra debido a todas sus entradas y salidas.
Creo que él me echó el 'mal de ojo'.

-Aun así, mírate, aquí estás, con tus compras hechas- Brindó con ella. -Felicidades

-preferiría un mano a mano con un par de adictos al Zeus que pasar por eso otra vez. ¿Qué es esta
cosa verde?

Roarke solo sonrió.

-¿Algún progreso en tu investigación?

-Me estoy dando cuenta de que la víctima era probablemente un cabrón más grande de lo que había
pensado. Voy a verificarlo mañana cuando pase por el laboratorio, pero creo que dopó a una mujer, y
probablemente a más.

La sonrisa de Roarke se desvaneció.

-Eso lo hace mucho más que un cabrón.

-Sí, lo hace. Y si tengo razón, es una maldita vergüenza que no vaya a recibir su buena patada en el
culo por eso. Pero como consiguió que lo asesinaran, tengo que hacer el trabajo.

-¿Una mujer que descubrió lo que le hizo? me inclinaría a ponerme de su lado.

-Se merecía una celda, no una losa. Tal vez una mujer que descubrió que él le había dado un brebaje,
tal vez un marido o novio que lo descubrió. Tal vez una mujer a la que no le gustaba que la engañara
con otras, o un tipo al que no le gustaba que lo engañaran. Un montón de variables. Entonces añades
el dinero, de modo que tal vez hay chantaje, lo cual nunca termina bien.

-Y aun así sigue siendo un clásico- comentó Roarke.

-Los secretos más la codicia generalmente terminan en una losa para alguien.

-Matemática Policial- Roarke alzó su vino. -Y usualmente exacta.

-Su lista de clientes se inclina mucho a las mujeres, aunque tiene hombres en ella. Esta también se
inclina bastante a las adineradas.

-Y en algún lugar a lo largo de la línea él le dio al pozo equivocado.

-Sí, eso estoy pensando. Pienso, también, que esta nueva área de negocios, el dinero por el sexo y/o
chantaje, era bastante nueva. No es que él no hiciera trampas y cosechara alguna recompensa, pero se
metió en esto más a fondo. Mantuvo a la amiga de Trina hasta hace un par de semanas, pero él añadió
los cerrojos dos o tres semanas antes.

-Cubriendo sus apuestas, tal vez- sugirió Roarke.

-Asegurándose de tener una buena reserva, desechando a la ex antes de esta ex. Podría ser. Y sí, le dio
al pozo equivocado.
Le echó un vistazo a su tablero, a las identificaciones que había empezado a colocar.

-Tenía un montón de donde escoger. Voy a tener que hablar con Sima otra vez, y eso significa que
tengo que volver a hablar con Trina.

-¿Le compraste un regalo?

-No- Horrorizada, lo miró boquiabierta. -Por qué tendría… no tengo que hacerlo… ¿O sí? No voy a
regresar allí, Roarke. Son decentes, la gente de los bolsos, pero no voy a volver.

-¿Por qué no me encargo de eso por ti? Es tu consultora de cabello, rostro y cuerpo, lo quieras o no.
Un pequeño detalle sería apropiado.

-Esto está muy, muy fuera de control- Vertió más vino. -Está completamente fuera de control- En su
conmoción, se comió todas las hojas verdes. -Tú la vas a traer aquí, ¿no es así? para que salte sobre
mi pelo, mi cara y mi cuerpo antes de la fiesta.

-Ese es el precio que pagas, querida Eve, por ser la anfitriona de lo que muchos consideran un
importante evento navideño.

-Voy a encontrar a esos adictos- murmuró. -Voy a salir a cazar un par de adictos al Zeus.

-¿No será eso divertido? ¿Te gustaría que compruebe las finanzas del cabrón de tu víctima? Ver si
tenía algo más guardado en otro lugar.

-No creo que lo tenga, pero no haría daño si tienes tiempo para hacerlo.- Volvió a mirar el tablero. -
Si él quería intercambiar sexo por dinero, ¿por qué no conseguir una licencia? Potencialmente,
podría haber hecho más, y hacerlo legítimamente.

-Algunos, incluyéndote a ti, todavía siguen viendo a los acompañantes autorizados como prostitutos.

-Bueno, sexo por dinero.

Roarke sacudió la cabeza, le ofreció un rollo.

-Autorizados, regulados, pagando impuestos, seguros. La gente paga por terapia, por entrenamiento
físico,- añadió, asintiendo hacia el tablero. -Por orientación espiritual, y etc. etc. La gente paga por
todas las formas de necesidades básicas, y otros se entrenan para proporcionar esas necesidades. El
sexo es una necesidad básica.

-Es algo legal así que no voy a discutirlo. Pero tienes un buen punto.- Consideró su tablero mientras
comía. -Él no lo veía como una transacción de negocios, o no quería hacerlo. No quería verse a sí
mismo como vendiendo un servicio. Les estaba haciendo un favor, permitiéndoles disfrutar de la
maravilla de su apariencia, su cuerpo, sus habilidades. El dinero, el dinero lo justificaba como algo
que le permitía mantener su apariencia.

Tomó un sorbo de vino.

-Sí, sí, sí. Esto comienza por la diversión, por la conquista, y puedes conseguir tener sexo en una
bonita suite de hotel tal vez, tomar champagne, una buena comida, tal vez ella te compra un detalle o
dos. Ella pasó un buen rato, ¿no es así? Entonces tal vez decides trabajarla de manera que ella
entiende que un pequeño detalle o algo de efectivo por debajo de la mesa sería realmente apreciado.
La hiciste pasar un buen rato, ella te da un pequeño bono. ¿Qué daño hace? No te estás vendiendo; tan
sólo mostrándole tu gratitud. Sólo una amiga, sólo una cliente, que te da algo extra porque tú le diste
algo extra.

-Suena como si estuvieras llegando a conocerlo.

-Tal vez. Con la que hablé hoy, ¿la que creo que él drogó? Le cobró dos mil por un masaje a
domicilio, para él que iba a haber sexo. De manera que podía llamarlo un masaje, un servicio, algo
especial para una cliente, y él podría ponerle una tarifa. Apuesto a que él ha hecho un montón de
visitas a domicilio recientemente. Masajes, entrenamiento personal. Una pareja, por tres mil el turno.
Eso suma. Añade la charla de almohada, y sí, podrías hacer que un poco de chantaje funcionara. Hijo
de puta.

-Pero él es tu hijo de puta muerto.

-Sí. Sí, lo es.

Así que le dio a Ziegler su tiempo, su atención, lo mejor de ella.

Escribió sus notas, organizó un reporte de progresos incluyendo todas las entrevistas conducidas.

Creó una tabla enlistando los clientes que hasta el momento habían admitido haber tenido cualquier
tipo de relación sexual con Ziegler, y cuánto cada uno había admitido haber pagado en efectivo,
regalos, gastos de hotel.

Al lado de cada nombre añadió el estado civil, o el estado de convivencia, añadió cuántos de esos
maridos y parejas también estaban en la lista de clientes de Ziegler.

Investigó a cada uno, buscando cualquier caso de comportamiento violento u ofensas criminales.

Los verificó comparando con los nombres que Trina había proporcionado, hizo una pasada por los
compañeros de trabajo.

Y reflexionó.

Cuando Roarke entró, tenía los pies sobre el escritorio.

-Otro ángulo- empezó diciendo ella.

-No es el financiero. A menos que él fuera mucho más inteligente que el crédito que yo le doy, no
tiene otras cuentas que las que tienes registradas.

-No lo pensé, pero es bueno tener la opinión de un experto en ello. Un competidor. He estado
completamente enfocada en clientes y sexo. Pero él fue golpeado con un trofeo. Consigue y mantiene
un montón de clientas adineradas no sólo porque, considerándolo todo, es bueno en su trabajo, sino
porque les ofrece algo de sexo duro. Hace sólidas comisiones, lo adicional por el sexo, y consigue
reconocimiento. El trofeo, lo comprobé, también viene con un premio en metálico de mil dólares. Ha
ganado los últimos tres años seguidos, y era el favorito para ganar este año. Pero en vez de ir a
Atlantic City para la conferencia, y hacer campaña para la competición, está en la morgue.

-¿Piensas que otro entrenador lo asesinó por mil dólares y un trofeo?

-Prestigio, potencialmente más clientes, derecho a alardear. No tenía amigos en Buff Bodies. Apuesto
que no tenía ninguno en otros centros, tampoco. Alguien que él conocía, fue un ataque cercano, cara a
cara. De modo que, sí, tal vez un competidor, un asociado, alguien de la profesión que ya lo había
aguantado lo suficiente.

-Un asociado- repitió Roarke, -un competidor o uno de la misma profesión. Podrías agregar el sexo,
porque uno nunca puede tener lo suficiente, y especular que este competidor también era utilizado
para el sexo, o fue engañado.

-Esa es una buena. Es una idea. Creo que Peabody y yo vamos a regresar al gimnasio mañana.

-Con eso en mente -La tomó de la mano, la hizo ponerse de pie -Vamos a la cama.

-¿No hicimos ya eso?

-Y a dormir, es casi la medianoche. Si sigues con esto un poco más, habrás estado en pie veinticuatro
horas.

-Siento como si quisiera apurar esto, y es porque él no me gusta.

-No te gustará mucho más mañana. Puedes apurarlo entonces.

-Parece que lo hare; sin importar lo que podamos decir acerca de Ziegler, no era ocioso. Entre el
trabajo y el sexo, el tipo se mantenía acelerado cada maldito día.

-Igual que tú -La llevó con él -Tiempo de apagar los motores.

Se despertó con el aroma del café, y de verdad, no había nada mejor que eso.

Y sin embargo, lo había.

Cuando abrió apenas los ojos, vio a Roarke. Completamente vestido en uno de sus trajes de
gobernante del mundo de los negocios, con el gato despatarrado sobre su regazo. Estaba sentado
sobre sofá en la sala de estar del dormitorio, trabajando en una Tablet. En la pantalla que él había
puesto en modo silencioso, pasaban números financieros, datos y códigos.

La leve luz azul de la Tablet y de la pantalla proporcionaba la única iluminación, haciéndolo verse
tanto misterioso como fascinante.

No tenía idea de la hora, le daba mucha flojera mirar. En cambio ella lo observaba trabajar mientras
pasaba mentalmente el orden de las cosas que necesitaba hacer esa mañana.

Necesitaba comunicarse con Peabody, decirle a su compañera que se encontrarían en Buff Bodies
para perseguir el ángulo del competidor asesino. Pasarse por el laboratorio, para intimidar o
sobornar a Dickhead, el Jefe Técnico Dick Berenski, sobre el té y el incienso. Hablar con Trina y
Sima otra vez. Y creía que se imponía pasar de nuevo por la escena del crimen, esta vez buscando
específicamente el té y el incienso.

Hacer eso, decidió, antes del laboratorio. Tener las muestras justo a mano, si es que encontraba más.

Y hacer más entrevistas con los clientes de la víctima.

Alguien que lo conocía. Alguien que él dejaría entrar en el apartamento, y a su dormitorio mientras
empacaba para su viaje de negocios.

Un cliente. Un compañero de trabajo. Una víctima de chantaje. Una amante.

¿Podría haber sido lo bastante arrogante o confiado como para dejar entrar en su dormitorio a una
víctima o a un cliente, amante o asociado seriamente molesto?

Sospechaba que no, pero no haría daño obtener la opinión de un experto.

-Añadir una rápida sesión con Mira a la lista.

-Encender luces, veinte por ciento,- dijo Roarke, mirándola a los ojos. -Por lo menos deberías tener
algo de luz ya que estás pensando en voz tan alta.

-Estaba pensando muy silenciosamente. Tú tienes oídos de murciélago.

-Cuando se trata de ti, aparentemente.

Ella se impulsó para quedar sentada.

-¿En qué estás trabajando? Puedo interesarme- añadió cuando el arqueó una ceja. -A las... mierda,
cinco y treinta y ocho de la mañana.

-En realidad, podrías estar interesada. Hemos hecho algunos cambios al diseño de An Didean, y
hemos añadido un jardín conmemorativo en el tejado.

El antiguo edificio en Hell's Kitchen, pensó, él lo había comprado con el plan de rehabilitarlo y
convertirlo en una casa segura para chicos conflictivos. Y en donde los esqueletos de doce chicas
jóvenes habían sido descubiertos detrás de las paredes.

-Eso es bonito.

-Tendremos una cúpula de manera que pueda ser usada todo el año, y aquellos a quienes alojemos allí
pueden aprender algo de horticultura. La arquitecta está dudando si deberíamos usar piedras o bancos
con los nombres de las chicas que murieron allí.

Eve se levantó, sin decir palabra mientras caminaba hacia el AutoChef por café. El gato abandonó a
Roarke para correr a toda velocidad detrás de ella, serpenteando solapadamente entre sus piernas,
siempre esperanzado, sabía ella, de que estuviera involucrada la comida.
-Creo que me estás preguntando lo que pienso.

-Lo hago- le dijo.

-Pienso que crear un jardín demuestra respeto. Y creo que los chicos que alojarías allí, en donde los
educarías, no necesitan que se les recuerde sobre la crueldad y la muerte, sino sobre la vida. Sobre,
bueno, las distintas posibilidades de la vida.

-Creo que tienes toda la razón. Gracias.

-Cuando quieras. Voy a tomar treinta en el gimnasio antes de alistarme.

Con el café en la mano, bajó en el ascensor, dio una buena carrera a lo largo de una orilla simulada
con olas azules rompiendo.

Después de una ducha con agua achicharrante con los multichorros a todo dar, entró al tubo secador.

-Está muy mal que el resto del mundo no pueda ser calentado como una ducha- comentó mientras
echaba a andar hacia su armario.

-Como no se puede, querrás vestirte para eso. No va a estar tan ventoso hoy de acuerdo al
cuestionablemente fiable pronóstico del tiempo.

Ella agarró un suéter que sabía que era abrigado a pesar de ser delgado y suave como un pañuelo de
papel, pantalones rectos y un chaleco que añadiría abrigo y cubriría el arnés de su arma.

Después de vestirse, agarró un par de botas.

-Esas botas no- dijo Roarke echándole apenas una mirada cuando ella se acercó para sentarse y
ponérselas.

-¿Qué tienen de malo estas botas?

-Nada, pero el gris con los cordones simulados resaltarán el color de ese suéter, le quitará lustre a las
cosas.

-No necesito lustrar… bien, bien, bien- Más fácil, pensó, era cambiarse las malditas botas que entrar
en un debate de moda que con seguridad perdería.

Además quería ver qué había en los platos tapados en la mesa. Si se cambiaba las botas, tal vez no
sería avena.

Él le sirvió café cuando ella volvió a sentarse.

-Buenos días, Teniente.

-Ya veremos- Levantó la tapa. -Oh diablos sí, es una buena mañana.

-Pensé, considerando lo de ayer, que te habías ganado unos panqueques.


Inmediatamente los ahogó en jarabe.

-Todos son de manzana y canela.

-Y se merecen algo mejor que ser un vehículo para el jarabe, pero ah bueno.

En cualquier caso, él adoraba ver su apreciación de la comida, especialmente desde que demasiado a
menudo se olvidaba de comer.

-Podría necesitar un soborno para Dickhead- dijo entre bocados. -Considerando que él ha tenido
veinticuatro horas, mi ira debería ser suficiente, pero sólo por si acaso.

-Llévale una botella de whisky sin mezclar,- le sugirió Roarke. -Tenemos varias ya en bolsas para
regalo. Eso lo hará perder el equilibrio en seguida si le ofreces un detalle por las fiestas.

-Podría hacerlo, ¿verdad? Realmente detesto ir transportando regalos y todo eso, pero cualquier falta
de cooperación después de eso lo haría verse incluso más Dickhead de lo que ya es. Es una especie de
ganar o ganar para mí.-

-Es el antiguo dicho de atrapas más moscas con azúcar que con vinagre.

-¿Por qué alguien querría atrapar moscas? Lo que uno quiere es que se vayan al diablo.

-Ese es el punto, y ahora otro clásico dicho muerde el polvo.- Le palmeó la pierna.- Desayunar
contigo es un continuo aprendizaje.

-Hago lo que puedo. Si resulta que la mezcla de té de la víctima incluía una droga para violar en una
cita, puedo utilizar eso para hacer que más de sus clientes se abran. La indignación tiende a
desconectar los filtros.

-Tú nunca has mencionado a los familiares.

-Hijo único, los padres se divorciaron cuando él tenía diez años. Ambos volvieron a casarse. El
rebotó entre la madre en Tucson y el padre en Atlanta hasta que llegó a la mayoría de edad. Ninguno
de ellos lo han visto en más de seis años. Ambos estaban conmovidos, pero no percibí ninguna
sensación de lazos familiares.

-Así que ni amigos o familia.

-No en realidad. Y por lo que puedo decir, por propia elección. Los amigos y la familia requieren
trabajo.

Pensó en su batalla de cuarenta minutos por permanecer cuerda con Tiko y la gente de los bolsos. De
lo mejor, pero tomaban trabajo.

-Todo su trabajo estaba enfocado en sí mismo,- añadió. -Hablando de familia, supongo que ya
enviaste todos los regalos a Irlanda.

-Lo hice, sí. Tú trabajaste algo en eso.


-Yo no compré.

-Me ayudaste a decidir en varias cosas, y el juego de computadora de Policías y Ladrones para el
joven Sean fue tu idea.

-Era uno fácil. Peabody y McNab van a hacer un viaje de ida y vuelta en Navidad para visitar a la
familia de ella. Tú no quieres hacer algo como eso, ¿verdad?

-Tuvimos Acción de Gracias y eso funcionó bien para mí, tenerlos a todos aquí. Me gusta tener
nuestra Navidad, tú y yo.

-A mí también. Y como de verdad me gustaría tener este caso cerrado antes de eso, será mejor que me
ponga en camino. Buenos panqueques- dijo, se inclinó hacia adelante y lo besó.

-Te veré esta noche. Podríamos hablar acerca de la estrategia para el trato que has hecho con
Summerset.

-Estoy tratando de no pensar en eso.- Se impulsó hacia arriba-. ¿En dónde está el licor para
Dickhead?

-Habitación de los regalos en el cuarto piso.

Ella lo miró fijamente en silencio diez segundos.

-¿Tenemos una habitación de los regalos?

Medio riéndose, él sacudió la cabeza.

-Un día, querida Eve, de verdad que deberías ir por toda la casa. Ala este, cuarto piso de la torre.

-Vale.- Ya que no estaba completamente segura de dónde quedaba eso, echó a andar hacia el elevador.
Lo ordenó.

-No te molestes en sacudir cajas,- le gritó él. -Ninguno de los tuyos están en esa ubicación.

-Yo no fisgoneo,- dijo mientras se cerraban las puertas.

Pero, por supuesto, ahora lo quería hacer.

Habitación de regalos, pensaba. ¿Quién daba tantísimos regalos que tenían que tener una habitación
dedicada a guardarlos?

Las puertas se abrieron; salió. Se quedó boquiabierta.

Aparentemente ellos lo hacían.

Estantes y mostradores contenían un colorido conjunto de regalos envueltos con lazos brillantes y
elaborados. Bolsas de regalo en plateado o dorado, o en rojo o verde estaban de pie como soldados
uniformados.
Abrió una de las puertas de la pared, descubrió más estantes con regalos rigurosamente organizados
sin envolver. Lujosos juegos de velas o juegos de baño de lujo, en variedades para hombres, mujeres
o unisex.

Copas de vino en sus cajas, elegantes marcos para pinturas, electrónicos, incluso algunos juguetes.

¿Por qué diablos tenía que ir de compras cuando simplemente podía subir aquí arriba?

Encontró una organización más implacable, hasta el punto de ser aterradora, en las cajas de regalo,
papel para envolver, papel de seda, cintas y lazos.

Todo tan prístino como en una boutique de regalos de alto nivel y todo en la habitación de la alta
torre completa con una pantalla de pared y una computadora. Apostaba que la computadora contenía
un catálogo completo del contenido de la habitación, hasta de la última pulgada de cinta brillante.

Agarró una de las bolsas plateadas de regalo, revisó el contenido.

Whisky americano.

Revisó una dorada, encontró el whisky escocés, entonces, por pura curiosidad, revisó una de las
bolsas rojas. Coñac. Encontró whisky Irlandés en las bolsas verdes, lo suponía.

Tanto impresionada como intimidada, volvió al elevador, ordenó el piso principal.

Levantó su abrigo del poste de la escalera, y decidió que un hombre que poseía la mitad del mundo
podía muy bien tener una habitación cargada de cosas que preparaba para regalar.

Por lo menos ya sabía exactamente adonde ir la próxima vez que necesitara un soborno.

Había salido lo bastante temprano como para que el tráfico se mantuviera ligero y le dio la
oportunidad de pasar sobre la asistente de Mira quien se lo pondría difícil por pedir una sesión
rápida. En cambio envió un correo de voz directamente al enlace de Mira.

-Me gustaría una consulta rápida hoy si puedes arreglarlo. Te estoy enviando el archivo de Ziegler.
Principalmente quiero estar segura de que mi valoración sobre él es correcta. Si no puedes hacerme
un hueco en una consulta, tal vez un resumen de los perfiles de la víctima y el asesino. Te lo
agradezco.

El primer dirigible de publicidad avanzó cruzando el cielo cuando ella llegaba a los límites del West
Village. Este anunciaba una VENTA VENTA VENTA en el SkyMall hasta las diez de la noche en
Noche Buena.

Jesús, ni siquiera ella era tan floja como para esperar hasta la Noche Buena para comprar un regalo.

Entonces, algo increíble para ella, éste anunció una VENTA VENTA VENTA a puertas cerradas
empezando a la una de la mañana del veintiséis de Diciembre.

¿Por qué la gente hace eso? ¿Qué podrían necesitar comprar el día siguiente de Navidad, en el medio
de la noche del día siguiente? Su segundo pensamiento fue que creía que podría suicidarse si tuviera
que ganarse la vida en ventas al por menor.

Aparcó, y se dio cuenta que había llegado unos diez minutos más temprano. En vez de esperar por
Peabody, optó por entrar, y ponerse en marcha.

Una música ensordecedora volvió a darle la bienvenida, pero esta vez con algo de diversión cuando
reconoció la voz de Mavis chillando acerca de divertirse ahora que el amor se había terminado.

Divisó a Lill arrodillada al lado de un tipo enclenque que sudaba luchando por hacer algunas
flexiones.

Eve cruzó hacia allí, escuchó al hombre resollando incluso por encima de Mavis y el thump, thump
de pies corriendo a ninguna parte sobre las bandas giratorias.

-Necesito un minuto.

Lill asintió. -Vamos, Scott, sólo dos más. No me falles. ¡Muy bien!- gritó ella cuando él colapsó en un
montón. -Treinta segundos de descanso, y luego quiero que hagas diez minutos en la banda giratoria.
Nivel cinco, Scott. No te rajes.

-Vale.- Él se puso temblorosamente de pie. -Vale, Lill.- Y se tambaleó hacia la banda giratoria.

-Tengo que vigilarlo- dijo Lill. -De verdad está avanzando.

-¿Empezó arrastrándose?

-Casi. Son los clientes como Scott los que hacen que este trabajo valga la pena. Se esfuerza, realmente
trabaja. ¿Tiene noticias sobre Trey?

-Tengo algunas preguntas de seguimiento. Esta cuestión del entrenador del año, ¿cómo de
competitiva es?

-Mucho, o sino ¿cuál es el punto? Yo presento reportes de progreso de todos mis entrenadores,
mostrando las mejoras de sus clientes. Y cada entrenador entrega tres programas originales por
separado que hayan organizado. La buena forma del entrenador y las rutinas establecidas también son
tenidas en cuenta. Esto es un proceso. ¿Por qué?

-¿Quién era su principal competidor?

-Difícil decirlo con certeza, pero en la franquicia BB, yo diría que Juice, Jacob Maddow. Pero él es
uno de los míos, de manera que soy parcial. Y está Selene, está justo por encima. Está fuera de
nuestro establecimiento de Morningside Heights. Fuera de BB, me inclinaría hacia Rock. Tiene su
propio gimnasio, un lugar limpio de polvo y paja en Midtown West Side. Es llamado el Duro Rock, y
lo es. Pero tengo que decir que pensaba que Trey volvería a ganar el premio este año. Ha
desarrollado algunos programas agresivos.

-¿Todos ellos se conocen entre sí?

-Seguro, uno tiende a eso. Rock y Juice salen juntos, lo han hecho por años. Habría perdido a Juice
por Duro Rock, pero la mayoría de los clientes de Juice no se habrían ido con él. A ellos les gustan
los privilegios que hay aquí.

-Algún problema entre cualquiera de ellos y Ziegler.

-Mierda- Suspirando se pasó la mano por su cabello naranja. -Juice es un tipo fácil de llevar, un
hombre de familia. Con seguridad no era un admirador de Trey, y tal vez tuvieron unas cuantas
palabras de vez en cuando. Pero Juice no es de los que empiezan los problemas. No conozco tan bien
a Selene, pero escuché que Trey la perseguía. A él no le importaba que ella fuera gay, ella tiene tetas,
y eso era suficiente para que Trey hiciera el intento. Rock odiaba sus malditas agallas, pero no se
movían en los mismos círculos.

-¿Entonces por qué el odio?

-Algún tiempo atrás, tal vez cerca de un año, Trey se tiró a la hermana de Rock. Ambos estaban en
algún club, y ella estaba bastante bebida. La llevó a casa y se la tiró, luego se puso a alardear sobre
eso. Sabía que era la hermana de Rock. Juice le advirtió que cerrara el pico, y finalmente tuve que
decirle que lo cerrara, por lo menos estando aquí. Escuché que él y Rock se habían enfrentado por
eso, y Trey se echó atrás. Pero no tengo los detalles. No los quería saber. La verdad es que Trey era
mi dolor en el culo personal. Pero profesionalmente, era un recurso valioso, y es mi trabajo
mantener a los recursos valiosos en este lugar.

-Vale.

-Acerca de Rock. No pensé en él ayer porque eso fue hace como un año, y hasta donde yo sé aquellos
dos nunca se veían excepto quizás en la conferencia de Atlantic City o en la competencia que tenemos
en Nueva York cada primavera. Eso es todo.

-Todavía necesito hablar con él. Con ellos tres. ¿En dónde podría encontrar a Juice?

-¿Ve a ese tipo en ese banco por allí levantando cerca de ciento cincuenta de peso? Ese es Juice.

-Vale, gracias.

-Es un tipo agradable. Tiene esposa, un hijo y otro en camino.

-Tendré eso en mente.

Eve echó a andar hacia el área de pesas, y hacia el hombre que en ese momento estaba levantando
pesas mucho más pesadas que ella misma.

-¿Jacob Maddow?

-Juice, sí- El continuó haciendo fuerza, el sudor resbalaba por su agradable rostro, y por sus muy
impresionantes bíceps. Pero él le dio una rápida sonrisa -¿Qué puedo hacer por usted?

-Teniente Dallas, NYPSD- Le mostró su placa -Me gustaría hablar con usted.

-¿Acerca de Ziegler? Lo escuché ayer cuando llegué aquí - Colocó la barra en el soporte de
seguridad, y se deslizo por debajo.

Medía cerca de seis pies, estimó Eve, y en su mayoría era puro músculo. Llevaba su cabello castaño
con reflejos peinado en una pequeña cola.

-Podemos hablar en el salón de clases privadas. No hay nadie allí en este momento, y no tendremos
que gritarnos uno al otro.

-Funciona para mí - Divisó a Peabody -Un minuto, esa es mi compañera.

-¿Le importa si me consigo una bebida? - Señaló hacia la máquina de jugos en la esquina.

-Adelante.

-¿Le traigo algo?

-No, gracias - Le hizo una seña a Peabody, y luego fue con ella hacia la máquina -Detective Peabody,
Jacob Maddow. Le llaman Juice. Vamos a hablar en privado.

-Es justo por aquí.

Las guio al interior de una habitación con paredes de cristal pavonado en donde el nivel de ruido
bajaba hasta alcanzar un murmullo como ruido de fondo.

-Quiero decir que lamento lo que le pasó a Ziegler, pero no voy a mentir. No éramos amigos.

-Por qué no nos dice en dónde estuvo usted anteanoche, desde las, digamos, cinco hasta las siete.

-En casa. Era mi día libre, de manera que no buscamos una niñera. Estuve con mi hija mientras mi
esposa estaba trabajando. Llegó a casa alrededor de las cinco. Comimos cerca de las seis, supongo, y
luego se llevó a Mimi al piso superior para un baño. Pasé las siguientes dos horas ensamblando un
triciclo para Mimi para Navidad. Sale más barato sin ensamblar, pero déjeme decirle, no lo vale.

-¿No fue enviado a Atlantic City?

-A Lill le hubiese encantado, pero tan cerca de la Navidad, quiero estar en casa con mi familia.
Además, mi esposa está embarazada. Va por el séptimo mes.

-Escuché que usted es uno de los mejores competidores para el siguiente premio al entrenador del
año.

-Conseguí una oportunidad - Se tomó el jugo -Sería agradable el premio en efectivo, con otra niña en
camino. Otra niña - dijo con una rápida sonrisa -Estoy rodeado de chicas.

-También escuché que usted tuvo algunas palabras con Ziegler acerca de la hermana de su amigo
Rock.

-Vale, seguro, eso fue hace un tiempo, pero sí, claro. Mire, he conocido a Kyria desde que era una
niña. Cuando esto sucedió, era apenas era mayor de edad, y, vale, estaba un poco descarriada, pero él
no tenía por qué tocarla. Pero ese era Ziegler. Sé condenadamente bien que se acostó con ella porque
era la hermana de Rock. No me gustó escucharlo alardear al respecto, de manera que le dije que lo
dejara de hacer, y le advertí que no querría que la mierda que estaba difundiendo llegara a oídos de
Rock.

-¿Y cuando le llegó?

-Rock hizo lo que cualquier hermano haría. Le plantó cara. Y tan pronto como lo hizo, Ziegler se
echó para atrás.

Después de una mirada de disgusto por la cobardía, Juice engulló un poco de su bebida.

-Él cerró el pico- continuó Juice-, y se escabulló. No iba a arriesgarse a una golpiza. Sé que difundió
alguna mierda sobre el negocio de Rock, pero eso no importaba. El Duro Rock no atiende a la misma
clase de clientes que atendemos aquí, de manera que eso no le hacía mella. Pero esa era la única
forma en que Ziegler podía tratar de recuperar su reputación, manchando la de Rock.

-Si alguien mancha mi reputación, voy a querer plantarle cara- comentó Eve.

-Eso no importaba. El tipo era como un mosquito zumbando. Uno simplemente lo ignora. Mi idea fue
que Rock o yo ganáramos ese premio la siguiente primavera, y esa sería la revancha contra Ziegler.

-Él fue favorecido.

-Ya no más- Juice sacudió la cabeza -Sé cómo suena eso, pero dije que no iba a mentir. Odiaba a ese
hijo de puta.

En el exterior, Eve echó a andar hacia su coche.

-Un competidor podría ser un buen ángulo aquí. Te pondré al día sobre los tres principales
candidatos que Lill me dio de camino al apartamento de Ziegler

-¿Te fijaste en los brazos de ese tipo? ¿Y los pectorales? - Peabody se acomodó en el coche-Me
preguntó cuánto cobra por un entrenamiento personal.

-Tienes acceso a un gimnasio en la misma Central- le recordó Eve.

-No tengo acceso a esos brazos - Peabody echó un vistazo hacia atrás mientras Eve se sumaba al
tráfico -O a esos pectorales.

Capítulo 6


Eve rompió el sello de la puerta del apartamento y entró.

Olía a muerte y al polvo de los barredores.

-El lugar lógico para el té es la cocina ¿verdad? ¿Donde guarda la gente el incienso?

-No había nada en el dormitorio, no que yo recuerde -empezó Peabody -Si lo usa en trabajos no
declarados o en masajes a domicilio, tal vez tenga algo en su equipo.

-Revisa el equipo, yo revisaré la cocina.

Eve se dirigió a la pequeña cocina en forma de U, le dió una rápida mirada en conjunto. AutoChef
Standard, nevera, horno compacto, estufa de tres hornillas, mini lavaplatos.

No era que Ziegler hiciera mucho uso de ésta, notó Eve.

Platos y cristalería apilados en el lavadero, cajas de comida para llevar vacías o semi vacías
esparcidas sobre la encimera. Los barredores se habían llevado la caja de pizza sin tapa, pero ella no
podía imaginarse qué les podría decir eso a ellos.

En cualquier caso, la conclusión obvia era que Ziegler había sido demasiado vago para tirarlo.

Por curiosidad abrió la nevera. Bebidas energizantes, cerveza baja en calorías, una caja de vino, una
jarra de uno de esos jugos mixtos de frutas y verduras, una botellita de leche de soja.

Revisó el menú en el AutoChef. Un par de roscas de pan de trigo entero, una pizza vegetariana, café,
picadillo de verduras y pavo de tofú.

Nada de té, notó ella, y se giró hacia la corta línea de armarios.

Patatas fritas de soja, cereal seco que parecía corteza y ramitas, algunas bayas deshidratadas, varias
botellas de vitaminas y suplementos. Y tres pequeñas cajas con hojas etiquetadas como té: Té
Relajante, Té Digestivo, Té Energizante.

Los embolsó todos.

-Cono de incienso; un paquete variado- Peabody entró con una caja transparente con cerca de una
docena de coloridas pirámides pequeñas -En su bolsa de masajes. Es una forma inteligente de
transportar y almacenar, algo así como una pequeña caja de aparejos de pesca, todos están
etiquetados por aroma. Ninguna de ellas dice “inducción al sexo” Tienes pachuli, vainilla, lavanda y
etc. etc.
-No creo que la etiquetaría como “inducción al sexo”. Obtuve tres tipos de té: la mezcla de hojas
sueltas como en la bolsita- Eve salió de la cocina -Vamos a darle otra pasada al lugar. Los
barredores no habrían estado buscando nada como esto. Luego hablaremos con Sima otra vez antes
de llevar esto al laboratorio.

-Si algo de esto contiene alguna especie de droga para violar en una cita, probablemente la usó con
ella tambien. Quiero decir, ¿por qué no?

-Sí. Cuento con eso.

La música tocaba en el salón de Trina, pero no a un volúmen que hiciera que la cabeza palpitara
como en el gimnasio, aquí era música de fondo. El lugar olía un poquito demasiado como un prado
para el gusto de Eve, con una leve base de químicos. Sabía Dios qué mezclaban aquí para
embadurnarte el cabello, la cara, y otras partes de la anatomía.

La gente se sentaba en sillones de colores brillantes bebiendo sodas, murmurando entre ellas o
concentradas en discos prestados—revistas de moda, de belleza, de música—mientras las técnicas
embadurnaban, cortaban o pintaban. Los productos estaban alineados en las paredes.

Más atrás, pequeñas divisiones ofrecían algo de privacidad para lo que sea que sucediera detrás de
ellas. El lugar zumbaba con voces, pequeñas herramientas que cortaban o resonaban o pulían, y los
sillones estaban levantados, bajados o reclinados.

Una mujer con una fuente de cabello blanco con las puntas rojas hablaba alegremente en un audio-
enlace mientras toqueteaba un calendario en su pantalla con un dedo tatuado.

-Te hice un hueco, Lorinda. Dos y quince, en la noche de Año Nuevo, con Marcus. Tienes su último
turno. Oh ¡acaso no lo sé! Te veremos entonces. ¡Que tengas una maravillosa Navidad!

Ella tocó su audífono, les sonrió a Eve y a Peabody. -¡Buenos días! ¿En qué puedo ayudarlas?

-Estamos buscando a Sima Murtagh.

-Sima está con un cliente, pero tiene un turno a las . . . -Tap, tap con el dedo tatuado con una mariposa
roja. -Una y treinta.

-No estamos aquí para un servicio.- Eve sacó su placa.

Los ojos verde lima de la mujer se agrandaron -¡Oh! Oh, ustedes están aquí por . . . - Su voz bajó
hasta convertirse en un susurro. -Trey. Eso es horrible- dijo en el mismo susurro siseante -¡Tan
trágico! Permítanme ir a la parte de atrás y comprobar dónde está trabajando.

Saltó del taburete y cliqueteó en camino a la parte de atrás sobre los elevados tacones de sus botas
rojas a la altura de las caderas.

Eve empezó a hablar, entonces se dió cuenta de que Peabody no estaba al lado de ella sino que se
había acercado a un mostrador para jugar con las muestras.

-Basta- ordenó Eve.


-Sólo están puestos aquí- Apresuradamente Peabody se frotó algo de crema en las manos -Y huele
realmente bien.

-Trata de tener algo de dignida - murmuró Eve cuando Trina apareció desde la parte de atrás.

A diferencia de su recepcionista, Trina calzaba zapatos de suela plana—pero Eve encontró difícil
considerarlos prácticos ya que unos renos de nariz colorada retozaban sobre ellos.

-Sima necesita un par de minutos, está en un momento crítico del servicio. Se tomará cinco minutos
cuando termine de aplicar toda la máscara. Deberían venir atrás. Tengo un cuarto de tratamiento
abierto, estamos repletas con los preparativos para las fiestas, pero podemos usarlo por unos cuantos
minutos.

-Bien- Eve empezó a ir con ella hacia la parte de atrás, agarró por el brazo a Peabody para
asegurarse de que su compañera no volvía a jugar con las muestras -No mencionaste que Ziegler
usaba inductores en las mujeres.

-¿Hacer qué?

-Tú sabes, un poquito de algo en el té para hacer que una mujer esté más . . . dispuesta a tener sexo.

Trina se paró en seco frente a una hilera de cómodos sillones en donde algunas mujeres tenían los
pies metidos en agua azul llena de burbujas, otras los tenían cubiertos de un menjunje verde, y habían
otras que tenían a las técnicas pintándoles las uñas de los dedos de los pies.

-Lo sabía ¡Lo sabía! Hijo de puta.

-Lo sabías ¿pero no pensaste que valía la pena mencionarlo?

-No es que yo lo sepa sepa, pero lo sabía. Hijo de puta- repitió ella, el sonrojo de la cólera le subió
a las mejillas mientras caminaba con fuerza hacia una puerta con sus botines de renos.

En el interior se paseó alrededor de una mesa acolchada, pasó por delante de unos mostradores
plateados que contenían lo que a Eve le parecían aparatos de tortura.

-Uno no puede decir mierda como esa si no lo sabes con seguridad, pero lo sabía. En mis entrañas-
Lanzó las manos hacia arriba, mientras continuaba paseándose de manera que la bata roja de
laboratorio que usaba sobre un traje negro de piel aleteaba.

-Te dije que había tenido mujeres en mi salón que se habían acostado con él y algunas decían que no
lo habían planeado, pero que les vino la urgencia durante una sesión, siempre una sesión a
domicilio. Masaje o entrenamiento personal.

-Nombres.

Ahora Trina detuvo su paseo – Por favor Dallas, mis clientes tienen que saber que mantendré el pico
cerrado sobre sus asuntos personales. Tienen que confiar en mí.

-Esto es asesinato, Trina, y ser drogada es un tremendo motivo para llevarlo a cabo.
-¡Cristo! Ninguna de mis clientas asesinó a ese bastarado baboso- Ella pateó un estante, Eve entendía
que esa era una manera de desfogar la emoción y el temperamento -Bien, bien. Joder. Te daré los
nombres, pero tienes que dejarme contactar con ellas primero, ponerlas sobre aviso. Necesito hacer
lo correcto con ellas.

-Nada de detalles, Trina. Puedes decirles que la policía te obligó a darles sus nombres como parte de
una investigación, pero eso es todo.

-Maldición. Maldición. Desearía que no estuviera muerto para que yo pudiera despellejarle las
bolas, Sima. ¡Hijo de puta! El seguro que usó algo con ella tambien.

Mientras despotricaba Sima asomó la cabeza por la puerta -Lo siento mucho en verdad, no podía
dejar a mi clienta hasta haber terminado la aplicación- Entró, cerrando la puerta tras ella, luego se
retorció las manos -¿Saben quién mató a Trey?

-Las investigaciones están en curso. Sima ¿sabes en donde conseguía Trey su té?

-¿Té? Oh, usted quiere decir las hierbas. Cielos, realmente no lo sé. El lo compraba suelto, y venía
en bolsitas. La primera vez yo pensé que eran ilegales, tal vez Zoner o algo y estaba realmente
sorprendida porque él era tan cuidadoso con respecto a lo que entraba al cuerpo, ¿sabe? Pero decía
que eran hierbas especiales, sólo un agradable reanimador para los clientes antes del masaje o
despuesde el entrenamiento, ni siquiera les cobraba más.

-¿Y los inciensos?

-No lo sé. El rara vez los encendía en casa. Eran sólo para los clientes. Usted sabe, aromaterapia.

-¿El lo usaba en casa, contigo?

-Unas pocas veces.

-¿Alguna vez él te preparó un té? -Claro, unas cuantas veces. Para ayudarme a relajarme despues de
un día duro. El té y el incienso, y un masaje en los hombros -Las lágrimas brillaron -El podía ser de
esa manera tan dulce cuando quería.

Por el rabillo del ojo, Eve vió a Trina apretar los dientes, y darse la vuelta; y vió a Peabody
frotándole el brazo.

-Permíteme preguntarte esto, Sima, y necesito que seas franca conmigo. Cuando él preparaba el té y
encendía el incienso, ¿tenías sexo con él?

-Bueno . . . supongo- Ella frunció un poco el ceño, se sonrojó un poco -Sí, supongo. Yo me relajaba,
sabe usted.

-Despues de un día duro - continuó Eve - puede que no te sintieras con muchas ganas de tener sexo . . .
hasta que te relajabas.

-Algunas veces uno está de pie por cerca de ocho horas, casi sin descanso. Esto puede ponerse así, y
eso es bueno porque significa que la gente pide tu especialidad. Pero cuando llegas a casa, sólo
quieres sentarte, ver algo en la pantalla, tal vez irte a la cama, a dormir quiero decir, un poco más
temprano.

-Claro, sé cómo va eso.

-Todo el mundo lo hace ¿verdad? Bueno, en su mayoría. Trey, se lo juro, podía querer hacerlo dos
veces al día todos los días.

-De manera que tú sólo querías descansar, mirar algo en la pantalla, y él quería sexo.

-No me presionaba, si yo le decía que estaba realmente cansada o lo que sea, él se quedaba tranquilo.

-El te prepararía algo de té, para que te relajes.

-Sí, y lo hacía, me relajaba y comenzaba a tener ganas de hacerlo despues de todo.

-Sima, he tomado una declaración de una de sus clientas, una que no tenía ganas, tampoco, hasta que
él le preparó su té- Eve esperó un momento para dejar que lo captase, vió que no lo hacía. -Está
bastante claro que habrá más.

-No comprendo.

-Llevaremos el té al laboratorio para que lo analicen, y creo que encontrarán alguna forma de droga
para violar en esa mezcla.

-No, no, él no haría eso ¡Santo Dios! Usted está equivocada, Trina.

-Piénsalo, Sim. Piensa- insistió Trina -¿Alguna vez te hizo el maldito té cuando tú ya querías tener
sexo, o despues de tener sexo? ¿O por las mañana antes de que ambos salieran al trabajo, o en algun
maldito momento no tuviste sexo despues de beberlo?

-Yo . . . El . . .- Sus ojos se anegaron de lágrimas -No. Pero, ¿por qué él haría eso? ¿Por qué me haría
eso a mí? El no tenía que hacerme eso a mí. Quiero decir que algunas veces uno sólo quiere dormir
o solamente acurrucarse. ¿No es así?

-Claro que sí, cariño. Seguro- Trina se acercó y abrazó con fuerza a Sima.

-No tiene que ver contigo, y ni siquiera lo pienses. No tiene que ver contigo, y no es acerca del sexo.

-Pero…

-Tiene que ver con que él quería lograr que hagas algo que no querías, para que así él pudiera
sentirse como un gran hombre. Cualquiera que haga algo así es mezquino.

-El me importaba. Pensé que yo le importaba.

-A él nunca le importó nadie más que sí mismo- Sobre la cabeza de Sima, los ojos de Trina miraron
con fiereza a los de Eve -Y eso tampoco se tiene que ver contigo.
-Investiga los nombres que Trina nos dió,- dijo Eve mientras andaban de regreso al coche.

-Enterada. Esto realmente la hundió.- Peabody sacó su PC para empezar las investigaciones cuando
subió al coche. -Imagínatelo. Imagina que descubres que alguien a quien pensaste que le importabas,
alguien con quien vivías, con quien dormías, te daba una droga sexual. Si es que él lo hizo. No
estamos cien por ciento seguras.

-Estoy lo bastante segura. Perfílalo, Peabody. Todo lo que sabemos de la víctima. ¿Es él la clase de
hombre que prepara té para su novia cuando ella está demasiado cansada para el sexo?

-Probablemente no, ¿no?

-Y entonces, por casualidad, una vez que ella bebe el té ¡bang! ¿a ella le entran ganas de hacerlo
despues de todo? Si ese es un té limpio, me comeré las hojas en seco.

-Eso es violación- Peabody fruncía el ceño mientras trabajaba en su PPC -Si tuvieramos razón, y
creo que la tenemos, esto es violación. No es diferente a sostener un cuchillo contra su garganta. Le
quita la opción a elegir.

-Eso es. Exactamente, correcto.

-Ya era lo bastante malo cuando sólo era un cabrón.

-Lo que sea que haya sido, ahora está muerto. Nosotras hacemos el trabajo. Podemos pensar que es
condenadamente malo que Trina no haya tenido la oportunidad de despellejarle las bolas, pero
hacemos el trabajo.

Ella respondió al enlace empotrado en la consola cuando éste marcó una comunicación y observó a
Mira llenar la pantalla.Se había hecho algo diferente en el cabello, pensó Eve. Cómo le decían a esa
elegante especie de onda hasta los hombros ¿Un bob? ¿Por qué le decían a eso un bob? ¿Qué clase de
nombre era bob para el cabello?

-Eve he leído el informe que enviaste. En realidad tengo una mañana bastante despejada, así que
puedo reunirme contigo.

-Genial. Tengo otra parada que hacer, pero no estoy segura cuánto tiempo me tomará.

-Si puedes estar aquí en una hora, tengo tiempo. Si no, tengo un hueco a finales de la tarde.

-Estaré allí en una hora, gracias.

-Hey, Dra. Mira- Peabody se inclinó hacia adelante. -Me gusta su pelo.

-Oh, gracias- Como hacían las mujeres, Mira se esponjó el cabello -¿No es demasiado serio?

-Claro que no.

-Yo quería un cambio, así que viviré con esto unos cuantos días. Te veré en una hora Eve. Tengo una
reunion que comenzar.
-Estaré allí. Gracias.

Eve desconectó mientras buscaba donde aparcar -¿Por qué las mujeres siempre quieren cambiarse el
cabello? Si les gusta de una forma ¿por qué cambiarselo a otra?

-Por diversión. O sólo por revolver las cosas. Tú cambias tus zapatos o tu chaqueta o lo que sea
todo el tiempo.

-No están pegados a mí.

-Cambiar tu pelo hace que sea incluso más personal, así es como lo veo- Peabody retorció un
mechón de pelo que asomaba de su gorro -Creo que voy a hacerme algo diferente para las fiestas.
Debería de haber hablado con Trina.

-No debería haberlo traído a colación - decidió Eve, aparcando en un espacio -Llevaremos el cabello
de Schubert a Harvo.

-La Reina del Cabello y de la Fibra.

-Sí, a ella. Dáselo solo a ella, pídele que nos tenga los resultados tan pronto como pueda, luego
iremos donde Dickhead para hacer algo de té.

La fiebre Navideña había infectado el laboratorio con luces de colores y un árbol, el doble de tamaño
que la piltrafa desechada en Homicidios, decorado con bolsas de evidencia, escobillas, pinzas, y otras
herramientas de los barredores.

Pero la pieza principal era un gordo Santa vestido como un barredor llevando un cartel que decía:

¡CSI SANTA SABE CUANDO HAS SIDO MALO!

A Eve le dió escalofríos.

Pero tambien se los daba Dick Berenski.

Aún así, ella llevó su bolsa de regalo hacia el largo mostrador ante el que él se sentaba en su taburete
rodante. Sus dedos como patas de araña se intercambiaban entre dos computadoras. Llevaba una
perilla medio descuidada, eso era nuevo. El triángulo puntiagudo en su barbilla, el escaso vello
sobre su labio superior le hacían pensar en un graffiti dibujado torpemente en un huevo.

Puso la bolsa de regalo sobre el mostrador -Felíz Navidad.

El hizo una pausa en su trabajo, le lanzó una mirada recelosa a ella y luego a Peabody antes de echar
un vistazo dentro de la bolsa.

La sorpresa inundó su rostro, luego el deleite, demostrado por el movimiento de la pobre excusa de
bigote cuando sus labios delgados se curvaron. Luego, mirando a la derecha e izquierda, volvió a
meter la botella en la bolsa, luego la introdujo en uno de los cajones de su estación de trabajo.

-Gracias.
Eve meneó sus dedos a Peabody, quien alineó bolsas de evidencia sobre el mostrador.

-¿Qué es esto?- demandó Berenski.

-Eso es lo que necesito que me digas. Ahora.

-¿Quieres que haga un análisis de todo esto, en este instante?

El extendió los brazos sobre su estación de trabajo -¿No ves que tengo trabajo que hacer aquí?

-Esto tambien es trabajo. Ya te hemos enviado muestras.

-Baja prioridad.

-Ahora es alta prioridad. Empieza con esto -Ella empujó el té etiquetado como Relajante hacia él -
Sera suficiente por ahora. Si estás tan ocupado, delega. ¿Cuánto tiempo te lleva analizar unas hojas
de té?

-Ponte en la cola. Llegaremos a eso cuando lleguemos.

Sin decir nada, Eve dió una palmadita en el cajón en donde él había escondido el whisky escocés.

El irradió indignación -Eso era un regalo.

-Síp, y si alguna vez quieres otro regalo, analizarás esta evidencia.

Quizás Summerset no podía ser comprado, pensó ella, pero ella sabía condenadamente bien que
Dickhead si podía.

-Te estoy haciendo un favor - El apuntó uno de sus largos y delgados dedos hacia ella.

-Ok.

El agarró el té y se impulsó rodando hacia el otro extremo de su mostrador, murmurando todo el


camino.

Satisfecha, Eve no dijo nada, y se apoyó en su extremo del mostrador. Lo observó ponerse unos
delgados guantes, abrir la bolsa de evidencias, y destapar el envase.

El lo olió y frunció el ceño -Mierda de manzanilla y lavanda.

El tomó unas pinzas de una bandeja, transfirió algunas de las hojas a un tubo, puso el tubo en una
ranura de una pequeña máquina sobre el mostrador. El repitió el proceso, esta vez añadiendo líquido
al tubo con un gotero.

-¿Por qué estás haciendo eso?

-¿Acaso yo te digo cómo hacer tu trabajo?

Eve sólo se encogió de hombros cuando él le lanzó una mirada torva, luego volvió a trabajar.
El puso una tapa transparente sobre los tubos, y recorrió con sus dedos flacos un panel de control. La
máquina empezó a zumbar, y Eve, todavía apoyada en el mostrador, lo sintió vibrar.

Con curiosidad, ella se retiró del mostrador, con la intención de caminar hacia allá para echarle una
mirada más de cerca.

-Teniente Dallas, Detective Peabody.

La Dra. Garnet DeWinter, la nueva antropóloga forense, entró a paso rápido. Llevaba una bata de
laboratorio rosa fuerte sobre un vestido con rayas rosa y verde que moldeaba su cuerpo alto y
curvilíneo. Se había alisado el pelo hacia atrás con gel haciendose alguna especie de elegante moño
que hacía que sus exóticos ojos dominaran el rostro de facciones afiladas.

Sus afilados tacones verdes, lucían diminutos lazos rosados en las correas del tobillo.

-Dra. DeWinter.

-Alguien debe de estar muerto.

-Alguien siempre lo está.

-Eso es verdad ¿no es así? Oh, bueno, eso nos mantiene ocupadas. Richard, tan sólo quería bajar y
agradecerte por darme ese informe con tanta rapidez esta mañana.

¿Richard? pensó Eve, y observó a Berenski esponjarse.

-No hay problema, Doc. Estamos en el mismo equipo.

-Sí, lo estamos -Ella se inclinó, puso una mano en su hombro y estudió la pantalla de la computadora
junto con él. -Manzanilla, lavanda, valeriana. ¿Té? ¿Un tranquilizante?

-Hasta el momento.

Hundiendo sus manos en los bolsillos, ni hablar de tocar a Dickhead, Eve se acercó para leer por sí
misma la pantalla.

-¿Qué es eso?- demandó ella cuando un elemento impronunciable apareció en la pantalla.

-Espera,- murmuró Berenski, entonces asintió cuando un segundo elemento, y luego un tercer
elemento apareció.

-Tan seguro como el infierno que esas no son hierbas. Eso es un compuesto de Rohypnol-
bremelanotide. Erótica con algo más. Es una droga sexual.

-DeWinter miró a Eve. -La combinación estimularía el deseo sexual, sí, y disminuiría potencialmente
las inhibiciones. El té es una mezcla relajante, y podría ocultar los químicos, sumar a la falta de
inhibiciones y ciertamente aumentar el deseo sexual.

-Tu víctima no tenía nada de esto en él,- le dijo Berenski. -Ví su pantalla toxicológica, y estaba
limpio.

-El no lo tomaba. El lo usaba en mujeres.

-Lo que tienes aquí es como un super tranquilizante, y contiene ilegales. Una especie de droga suave
para violar.

Eve lo chamuscó con una mirada. -Nada es suave con respecto a una violación.

-No me malinterpretes, no estoy diciendo eso. Digo que el producto está en el lado suave. No es
como las drogas 'ramera' o 'conejo' y el que lo usa es probable que se sienta relajado en lugar de
acelerado despues de que el trabajo esté hecho. Eso no lo hace legal, y de seguro que no lo hace
correcto. Tu víctima era un cabrón si es que usaba esto sin decirles a las mujeres lo que era.

-No hay pérdida de memoria con esto - añadió DeWinter -No hay altas y bajas frenéticas o
desesperación. Sino docilidad y deseo sexual en aumento. Sus víctimas, ya que lo son justamente,
probablemente habrían pensado que estuvieron de acuerdo, incluso complacidas. Luego, otra vez
dependiendo de las circunstancias, puede haber habido algun arrepentimiento o verguenza.

-El tambien usó esto -Eve le hizo un gesto a Peabody para que pusiera el estuche de incienso sobre el
mostrador -En combinación.

-Los analizaré ¿Quieres analizadas las otras hojas de té?

-Sí, analiza el lote completo, pero creo que dimos en el clavo. Agradezco el rápido trabajo- añadió
ella, y se dió la vuelta para marcharse.

DeWinter se puso a la par con ella. Eve la miró de soslayo.

-¿Richard?

-Lo hace sentirse especial, y haciendolo sentirse especial con frecuencia consigo que mis muestras y
especímenes sean movidos arriba de la lista ¿Y si es un poquito gilipollas? -dijo DeWinter con una
leve sonrisa -Absolutamente. Pero tambien es excelente en su trabajo.

-Acabo de sobornarlo.

-Esa tambien es una opción viable. Quería decirte que tengo muchas ganas de ir a tu fiesta. Li me va a
llevar.

-¿Morris? ¿Tú y Morris?

-Sí y no, así que no parezcas tan asombrada. Tenemos la muerte, una apreciación por la música, y
absolutamente ningun interés en una relación en común. De manera que es agradable para ambos
tener una cita para tu fiesta. Así que, las veré a ambas entonces.

-Es bonito- dijo Peabody mientras se dirigían a la salida. -Es bonito que Morris tenga a alguien con
quien salir. Es un tipo sociable.
-Tal vez- Eve todavía tenía que formarse un juicio sobre DeWinter.

Eve empujó la puerta -Quiero que empieces con la lista de Trina, comienza a hablar con esas
mujeres. Si cualquiera de ellas admite haber tomado el té de Ziegler, dale todos los detalles y
consigue una declaración completa. Presiona por el ángulo del dinero, tambien. Averiguemos quién
le dio el efectivo y por qué razón. Hazte una idea de ellas, Peabody.

-¿Porque una de ellas podría haberlo asesinado?

-Comienza. Yo tengo que ir a la Central a encontrarme con Mira. Te llamaré tan pronto como haya
terminado y te alcanzaré.

-Lo tengo, Dallas. Seré la policía comprensiva, porque yo lo soy. Por lo general puedo conseguir
más de esa manera que siendo ruda.

-¿Es esa cosa de la mosca, el azúcar y el vinagre?

-Sí, supongo que lo es.

-Todavía no lo entiendo- dijo Eve y caminó hacia su coche.


Capítulo 7


La asistente de Mira solo le ofreció silencio y una mirada helada cuando Eve entró en la oficina
exterior de Mira. Eve se preguntaba si debería de haber cogido otra de aquellas prácticas bolsas de
regalo, pero la mujer con los ojos de hielo le dió un golpecito a su enlace intercomunicador.

La Teniente Dallas está aquí. Por supuesto -Ella volvió a darle un golpecito - Usted puede entrar.

-Gracias- Eve abrió la puerta, y entró- Tu asistente está cabreada porque pase por encima de ella

Mira levantó la vista de su trabajo en el escritorio, sonrió un poquito.

- Ella es protectora. Pero tengo algún tiempo libre esta mañana, y en verdad disfruto asesorando en
tus casos - se puso de pie.

- ¿Té? – pregunto

-Definitivamente no, pero eso es algo que quiero discutir contigo

-¿Sobre el Té? - dijo Mira mientras se daba la vuelta hacia su AutoChef.

-Sí. Resulta que Ziegler mezclaba un bajo grado de droga para violar con té suelto, lo preparaba
cuando tenía la urgencia

Eve hojeó su cuaderno - Un combo de Rohypnol-bremelanotide mezclado con manzanilla, lavanda y


valeriana. Dickhead lo llamó Erótica con algo especial.

-Ya veo -Mira programó una taza del té con aroma a flores que le gustaba - No me sorprende saber
eso.

-¿Por qué?

-Toma asiento - la invitó Mira, trayendo su té hacia uno de sus bonitos sillones modernos azules.

Estos se adecuaban a ella, elegantes y funcionales. Así como el suave color coral de su vestido, el
leve color audaz de sus tacones rompe talones, la sencilla pero excelente joyería se adecuaban a la
principal psiquiatra y perfiladora del departamento.

Él era un narcisista - comenzó Mira - Extremadamente enfocado en sí mismo. Su elección de


carrera, y aparente habilidad en ella, proporcionaba un servicio a otros, pero lo ponía a él en control
de ellos, físicamente y emocionalmente. Incluso espiritualmente para algunos que consideran su
régimen físico como una especie de religión. Esto también lo ponía en el centro de atención.

-Sí, lo entiendo, añádele las fotografías de sí mismo en el apartamento, los espejos, la ropa, la
realmente extensa colección de productos para el cabello y el cuerpo. Él podría haber abierto su
propia tienda allí. También entiendo que algunas personas pueden enfocarse en sí mismos, pueden
consentirse a sí mismos sin ser narcisistas o violadores.

-Violadores - Mira tomó un sorbo de su té - Háblame sobre eso

-Una de las mujeres que durmió con él que está casada y fue su clienta, describió la experiencia -le
habló sobre la declaración de Martella Schubert, sobre sus sospechas, y el descubrimiento del té.

-El agregaba algo al té a fin de ganar el consentimiento de esta mujer para tener sexo y tú crees que
también lo hacía con otras mujeres; les servía el té como si fuera una especie de gesto romántico.

-Exactamente, incluso lo usó con su anterior conviviente cuando no estaba de ánimos para tener
sexo.

-Él no lo habría visto como una violación

-Eso no cambia el hecho

-No, pero podría haberlo visto como una especie de seducción, preparación de la escena. Y esto otra
vez, le daba el control física y emocionalmente. Para este hombre el sexo era otro acto para ser
admirado, una confirmación de su destreza, su apariencia física, su cuerpo. Pensaría que les daba un
servicio a ellas, les regalaba su habilidad. Y como con sus otras habilidades ¿por qué no deberían
pagarle por ella? Un narcisista, un adicto al sexo con tendencias socio patológicas.

-No tenía amigos- añadió Eve - Sus compañeros de trabajo podían respetar su habilidad, pero como
mucho sólo lo toleraban. Todo ese dinero en su casillero…

-Su secreto. Poner dinero en el banco o invertirlo es tan ordinario, ¿no es así? Él era extraordinario
¿por qué él debería hacer un esfuerzo para ser amigable con sus compañeros de trabajo cuando él era
tan obviamente superior?

-Demasiado especial, demasiado superior como para pasar por el entrenamiento y los canales para
conseguir su licencia para el sexo ¿Para qué entrenar por algo en lo cual el sobresalía? ¿Ser
monitoreado por alguna burocracia? ¿Una licencia? Demasiado reglamentado.

-Y cuesta. Se dice que, y esto se está confirmando, él era mezquino con todo menos consigo mismo.
Negociaba en efectivo, sólo en efectivo, dinero sin denunciar. Y pienso que era lo bastante codicioso
como para recurrir al chantaje.

-Oh, absolutamente, aunque una vez más, él no lo hubiese considerado como chantaje. El
intercambio del pago por un servicio

Mira sorbió su té, volvió a cruzar sus muy elegantes piernas - En su mente, él se lo merecía todo y
más. Yo creo que él se hubiese extendido, sexo y dinero, mientras continuaba. El uso de los ilegales
demuestra con certeza su motivación para tener exactamente lo que quería, para controlar a las
mujeres que seleccionaba. No sólo sucumbían a su atractivo, en la mente de él, sino que pagaban por
el privilegio. Cada éxito reforzaría su fe en sí mismo, y él hubiese querido más.Los premios, los
trofeos, ellos jugaban su parte.Reforzando otra vez que él era especial, por encima de los demás. Te
estás aproximando a esto por un ángulo diferente - comentó Mira.
-Un perfil de tu víctima en vez del del asesino

-Cuanto más averiguo sobre él, se hace mucho más claro que cualquiera que lo conociera habría
podido hacerlo. Temperamento, venganza, una discusión sobre el sexo, chantaje, una competición,
un cliente. Pienso que el mismo asesinato fue en un momento de furia, en un impulso, pero el resto . .
.

-Frío, calculado. Todavía enfurecido ¿Cómo podrías apuñalar a un hombre muerto a menos que
hubiese ira? ¿Y el mensaje dejado? ¿Un insulto? Una clase brutal de sarcasmo

-Un definitivo “vete a la mierda”

Precisamentea, la ira era personal e intensa, pero controlada ¿Furia absoluta? Uno esperaría más
violencia. Y estoy de acuerdo con tu conclusión en el informe de que él conocía al asesino, no tuvo
miedo, ni tiempo para defenderse. Él era un individuo muy fuerte y en buena forma. Pero no habían
signos de lucha, ni heridas ofensivas o defensivas en el cuerpo, sólo los golpes asesinos y la herida
de cuchillo post-mortem ¿Y no se llevaron nada?

-Nada que la ex-novia supiera. Mucho dinero fácil en electrónicos y joyería, de manera que no hubo
robo, no. No puedo saber si el asesino le dio algo a él de lo que la ex no tenía conocimiento, y luego
se lo llevó. Joyería o más efectivo. Pero él estaba empacando para salir de la ciudad, y dejó entrar a
esta persona en el apartamento, y por la evidencia en la escena, la dejó entrar en el dormitorio.

-Él estaba completamente vestido cuando lo mataron.

-Vestido, sí. Con salpicaduras de sangre en el suéter de la herida de la cabeza. Yo no pienso que el
asesino vino por sexo o que Ziegler estuviese buscando sexo. Debería haber salido para Atlantic City
cerca de treinta minutos después de la hora de fallecimiento, y él no había empacado completamente

-Estas pensando que una de las mujeres que violó descubrió lo que él había hecho

-Tengo a Peabody hablando con una corta lista en este mismo instante. Podría ser eso. Podría ser un
marido o un novio, especialmente desde que tú dices que él no lo hubiese considerado como
violación, no podría ver nada malo en ello

-Más aún, si lo hubiese visto como algo malo, tampoco le hubiese importado

-Correcto. O podría haber sido un competidor - añadió Eve - Tengo a un tipo con el que tengo que
hablar. Uno de los principales competidores por el estúpido premio además Ziegler tuvo sexo con su
apenas mayor de edad, y, en ese tiempo problemática hermana.

-Otra vez, voy a concordar contigo. Cualquiera de esos tipos de personas podrían haberlo asesinado
en esa forma, en ese momento. Eso no es de mucha ayuda

-Ayuda el que no me incline demasiado en que haya sido una mujer, el dormitorio era el campo de
muerte. Para mí era posible que fuera una mujer. El asesino era casi de la misma estatura, pero
incluso una mujer más baja con tacones daría la talla. Pero por la manera en que lo has perfilado a él,
puedo verlo haciendo pasar a su dormitorio a un tipo enojado mientras él empacaba. Es como otra
bofetada, ¿no es así? “Estoy ocupado, tengo lugares a donde ir, puedes tener un par de minutos de mi
valioso tiempo”

-Él debe de haber sido un individuo irritante. Aun así él acumuló clientes, y novias de corta duración;
sabía cómo ser encantador y atento. La mayoría de los narcisistas pueden serlo, particularmente si
eso les hace ganar admiración y atención

-Él consiguió montones de ambos. El arma asesina. Eso fue probablemente un impulso, algo que
estaba justo a la mano, pero no puedes dejar pasar la ironía

-Gracias por darme un tiempo, será mejor que le dé el alcance a Peabody

-Dennis y yo en verdad estamos esperando la noche de mañana. Es uno de los eventos destacados de
nuestra temporada navideña.

-¿De verdad?

-Tú y Roarke ofrecen una fiesta magnífica, Eve, en su maravilloso hogar. Y siempre hay tanta gente
allí que nosotros disfrutamos. También sé que mientras al menos una parte tuya estaría encantada de
nunca volver a ser anfitriona o asistir a una fiesta en tu vida, tú también la disfrutarás

-Tuve que hacer un trato con el diablo y acordé ayudar con los preparativos

Mira se rió - No Roarke, Summerset.

-Es por eso que tú eres la jefa de psiquiatría por aquí. Síp

Ella se puso de pie. - Como si ellos me necesitaran para decirle a alguien en donde poner un florero
o lo que sea.

-Estoy segura de que Summerset podría ocuparse de los preparativos a la perfección. Pero, Eve, tu
participación es valorada

-¿Sí? Vamos a oírlo decir eso después de que yo lo joda todo

Eve le dio el alcance a Peabody en la esquina de la Doceava Oeste y Broadway después de meter
el coche en un lote escuálido, carísimo a un par de cuadras al norte. La caminata a través del fresco
aire invernal le dio un poco más de tiempo para pensar.

-¿Con cuántas haz hablado? - preguntó Eve.

-Las tres primeras, de manera que sólo queda una en la lista de Trina. Pero todavía hay más en la lista
global de clientes.

-Hablaremos con la última de la lista de Trina, luego iremos tras Rock Britton. Él está
probablemente en su gimnasio, y no está tan lejos

-Okay. Oh, mira, allí hay un carrito. Podríamos llevar un par de salchichas, y yo podría ponerte al
corriente antes de que hablemos con la última mujer. Kira Robbins
-Tú estás pensando más en poner al corriente tu estómago que en ponerme al corriente a mí

-Dos pájaros, una salchicha. Cada una

Divertida, Eve se dirigió al carrito. - ¿Todavía estás corta, correcto?

-Sólo hasta el día de pago. Hemos empezado este programa de ahorros McNab y yo. Casi hemos
conseguido ahorrar lo suficiente para darle a Roarke

Eve se detuvo ante el carrito -¿Por qué le darían dinero a Roarke? Él ya tiene casi todo el dinero de
todo el universo conocido

-Para que invierta por nosotros. Él dijo que podría, y en quién confiarías más para que haga eso sino
en Roarke, ¿quién tiene casi todo el dinero de todo el universo conocido?

-Buen punto - Ella levantó dos dedos al operador del carrito – Cargados -añadió ella - E inteligente -
ella añadió para Peabody.

-Pensamos que en un par de años tal vez podamos comprar un lugar. Eso es una especie de inversión
de una inversión, de manera que ahorramos algo cada día de pago, y es como si no lo tuviéramos -
Ella hizo un gesto juntando una palma contra la otra y deslizándolas, -Quiero decir que es algo que
acordamos, el no sacarlo excepto para emergencias. No para regalos de Navidad, ni para ir a ver
videos y cosas como esas.

-Eso es bastante . . . adulto

-¡Lo sé! Es un poco aterrador

-Lata de Pepsi - Eve le dijo al vendedor, y miró a Peabody.

-Yo ya tomé mi soda. Maldición. Que la mía sea de Pepsi Diet

-Okay - Con las salchichas en la mano, Eve se volteó hacia Peabody.

-Informe - dijo ella y dio su primer mordiscó.

-Louanne Parsons - comenzó Peabody mientras echaban a andar.

-La encontré en su trabajo. Ella y una amiga son dueñas de una tienda de regalos en el SoHo, no es
que yo pueda permitirme nada de allí. De cualquier manera, ella negó, al principio, cualquier tipo de
encuentro sexual con la víctima. Está en una larga relación monógama. Pero con un poquito de
estimulo, admitió que sí. Una vez, dijo ella. Sólo una vez. Ella se había lastimado el hombro y
Ziegler fue para darle un masaje

-Con té

-Así es. En resumen, cuando la puse al corriente, no se puso furiosa y empezó a llorar. Sólo se
quedó allí sentada, con las lágrimas corriéndole por las mejillas. No me dio la impresión, Dallas. No
sentí ni el más leve zumbido de ella
-¿Coartada?

-En la tienda hasta las cinco, tanto su socia como un empleado lo verificaron. Dice que se fue a casa,
el novio llegó del trabajo alrededor de las cinco y treinta y se quedaron en casa hasta las ocho.
Salieron, se reunieron con unos amigos para cenar. Dijo que iba a contarle a su novio todo lo que
pasó y que no sabía qué podría él pensar o hacer. Han estado juntos seis años. Me preguntó si le
podría dar tiempo para hacerlo antes de que nosotras se lo digamos a él.

-La pondremos abajo de la lista por ahora, y le daremos una pasada al novio. Tal vez él lo descubrió,
se encargó por sí mismo de Ziegler ¿Siguiente?

-Teera Blankhead. Casada por segunda vez, dinero por los dos lados. Un gran loft convertido en el
Greenwich Village. Tres hijos. Uno del primer matrimonio de él, uno del primero de ella, uno de
ambos. Ella lo admitió, estaba cabreada. ¿Qué negocio del infierno era ese para mí? Ella se salió de
sus casillas cuando le di los detalles. Lloró, también, pero estaba furiosa mientras lloraba.

Peabody le dio otra mordida a su salchicha de soya - Caray, ¿por qué las salchichas callejeras son tan
buenas? De cualquier manera, Blankhead tiene un gimnasio bastante bonito en su casa, aunque va al
centro de fitness dos veces por semana. Ella hacía que Ziegler viniera dos veces al mes para una
sesión personal. Él tenía el té helado, lo llamaba mezcla energizante/desintoxicante. Terminaban la
sesión teniendo sexo en su esterilla de yoga. Dijo que después ella se sentía molesta consigo misma,
que tanto ella como su primer esposo se habían sacado la vuelta, y que había entrado en su segundo
matrimonio prometiéndose a sí misma que no lo haría, sin importar nada. Ella interrumpió las
sesiones personales después de eso, y las mantuvo sólo en el centro de fitness.

Peabody bebió un poco de su soda. -Ella tiene su genio, es alta como de tu tamaño y fuerte. Era
creíble, pero yo podía imaginarla alzando un objeto contundente y golpeando a Ziege en un ataque de
furia

-¿Su paradero?

-Un almuerzo de caridad hasta cerca de las tres, dice que optó por caminar a casa, se puso a mirar
vidrieras. Los dos hijos mayores tenían actividades después del colegio, el esposo un almuerzo y un
juego de basketball con un par de amigos y la niñera se había llevado al menor a una fiesta navideña.
Estuvo sola en casa hasta después de las siete, cuando los niños empezaron a llegar

-Entonces la mantenemos alta en la lista por ahora

Peabody se detuvo en frente de un guarnecido edificio encalado - Robbins vive aquí. Cuarenta y dos
años, actualmente soltera. Dos convivientes previos, ningún matrimonio. Es una escritora. Blogs de
modas y libros. Tiene todo el quinto piso superior del edificio. Encontré un artículo sobre ella -
explicó Peabody mientras echaban a andar hacia la entrada.

El edificio no contaba con un portero, pero sí incluía seguridad en la puerta y el vestíbulo. Cuando
Eve deslizó su tarjeta magnética, una voz computarizada requirió su número de placa para
verificación. Una vez que ella la dio, la misma vocecita inquirió por la naturaleza del asunto a tratar.

-No debería ser de su incumbencia - le respondió Eve - Asunto policial, estamos aquí para hablar
con Kira Robbins

-Gracias por su cooperación. La Srta. Robbins será notificada de su visita, Espere, por favor

-Esto sólo me cabrea por principios - dijo Eve, moviéndose a través del pulido piso de concreto
hacia el reluciente elevador plateado - Tener a un montón de chips y circuitos diciéndome lo que
tengo que hacer

Ella presionó el botón de subida, frunció el ceño cuando la voz dijo:

-Un momento por favor. La Srta. Robbins requiere la naturaleza de su asunto

-Excelente - replicó Eve, pero segundos después, la puerta del elevador se abrió. En el interior, antes
de que ella pudiese ordenar el quinto piso, la voz volvió a hablar.

-Este carro ahora la llevará directamente a la residencia de la Srta. Robbins, en donde ella la
está esperando. Por favor, disfrute su visita y el resto de su día

-¿Querido Dios, alguna vez cierran el pico? -preguntó Eve mientras el elevador subía suavemente -
No entiendo por qué la gente te dice que disfrutes tu día, mucho menos que las máquinas. Si ellos no
te conocen, ¿Qué diablos les importa?

-¿Ningún hombre es una isla? - sugirió Peabody.

-¿Por qué razón alguien diría eso? Una isla es un pedazo de tierra flotando alrededor sobre un
montón de agua

-Yo pienso que eso quiere decir, no importa - decidió Peabody cuando las puertas se abrieron hacia
una amplio vestíbulo con un montón de altos árboles en macetas.

Kira Robbins estaba de pie entre dos árboles florecientes, una cascada de cabello rubio se derramaba
sobre los hombros de un corto vestido rojo ceñido. Ella usaba tacones y labios a juego y una curiosa
mirada en los sesgados ojos azules.

-Honestamente creí que era una broma, pero ustedes son policías. Yo la conozco a usted - dijo ella,
apuntando un dedo con una brillante uña rojo hacia Eve - Eve Dallas, la amada de Roarke, y policía
principal del famoso caso Icove; y Delia Peabody ¡Mi Dios!- continuó ella, acercándose a Eve - Ese
es un abrigo fabuloso, simplemente fabuloso. Cuero italiano, corte ligeramente masculino, lo cual
sólo lo hace más femenino en usted y poderoso y adoro las botas. ¿Le importaría si le tomo una
foto? “Teniente Dallas: Policía a la Moda.” Un gran artículo para el blog de mañana

-Sí, me importaría. Estamos aquí por un asunto oficial. Tenemos algunas preguntas

-Yo siempre estoy en asuntos oficiales y hablando de botas - Ella sonrió mirando las de Peabody -
Esas son adorables. Bueno, entren. Podemos tomar algo y ponernos en plan de negocios, cualquiera
que estos sean

Ella se dio la vuelta hacia una gran área abierta con ventanas que daban al centro de la ciudad y un
alto pino navideño decorado en oro y plata en el centro.
Un discreto sofá en un color beige estaba cubierto con llamativos cojines florales. Este estaba
colocado en frente de una pequeña chimenea arqueada. Lustrosas mesas negras portando brillantes
lámparas blancas con pantallas azules flanqueadas por sillones con estampados florales con cojines
color beige.

-¿Entonces, que será lo que desean?

-Respuestas - le dijo Eve.

-Quise decir para beber - Robbins se dirigió hacia un bar de brillante esmalte negro -Tengo ganas de
una soda de limón

-Nosotras estamos bien. ¿Usted era conocida de Trey Ziegler?

-Trey, por supuesto - Robbins abrió una pequeña nevera empotrada, sacó una botella alta. - Escuché
acerca de lo que le sucedió anoche, y más cuando fui al gimnasio esta mañana, es terrible, por
supuesto. Él era un tremendo entrenador, pero no esperaba que la policía viniera a mi puerta por eso

Ella puso hielo en un vaso alto y delgado, vertió la bebida de limón sobre éste.

- ¿Seguro?

Eve sólo sacudió la cabeza. - Usted no parece estar muy apenada al respecto

-¿Por qué lo estaría? Él era un tremendo entrenador, pero hay otros. Y él era una mierda, por otro
lado - Ella llevó su bebida al sofá, tomó asiento, se reclinó hacia atrás -Tomen asiento

-¿A usted no le gustaba él?

-¿Personalmente? No en realidad. Él era genial para mirarlo. Quiero decir que ese cuerpo era
matador. Y él sabía cómo trabajarme para que mantuviera el mío en forma. Pero él era presumido,
arrogante, y no era terriblemente inteligente

-Pero usted se acostó con él de cualquier manera

Robbins bajó el vaso que había empezado a llevar a sus labios. Su voz se volvió tan helada como el
hielo que tenía en su vaso - ¿Qué tiene eso que ver con todo?

-El sexo a menudo puede llevar al asesinato

-¿Eso es así? No había pensado en eso. Para mí, el sexo generalmente lleva a la liberación, o sino
¿cuál es el punto? ¿Soy realmente una sospechosa? ¿En serio? Porque yo me acosté con él una vez,
contra mi mejor juicio, añadiré. No sé en qué diablos estaba yo pensando.

-Anteayer, entre las cinco p.m. y las siete. ¿En dónde estaba usted?

-Aquí, trabajando. Estoy casi terminando un nuevo libro, y tengo el blog. He estado poniendo un
montón de horas al día en ambos ya que paso la mayoría de las noches fuera. Fiestas navideñas,
eventos, ellos son mi materia prima
-¿Sola?

-Sí, sola - Ella hizo un gesto - Prefiero trabajar sola, sin distracciones. Tengo una asistente, pero la
tengo fuera la mayoría de los días en estos momentos, explorando las tiendas y boutiques,
enviándome fotografías

Ella bebió ahora - Dios. Se supone que tenga una coartada. Tengo una fecha de vencimiento en Enero
por el libro que quiero cumplir, luego voy a ir a Milán y a Paris, haciendo la cobertura de las
tendencias de primavera. No maté a un hombre porque fui lo bastante estúpida para tener sexo con él.
Fue un buen sexo, para el caso. Aun cuando él no era mi tipo. Era un cabrón a un nivel personal,
quiero decir

-¿Cuánto le pagó?

Robbins siseó a través de sus dientes - ¿Qué diablos? Le di cinco mil. El no vino y dijo exactamente
que algunos de los competidores en mi campo podrían encontrar divertido el que yo me haya
acostado con mi entrenador, ¿pero para qué correr el riesgo? Eso no haría mucha diferencia, sé
cómo darle la vuelta a eso. Yo haría probablemente una serie de blogs sobre eso si no fuera por. . . . el
factor gilipollas

Ella suspiró, bebió -estaba avergonzada - admitió ella - Avergonzada por haber tenido sexo con un
hombre que no me gustaba, a un nivel personal. Así que le di cinco mil, le dije que fue agradable,
pero que lo mantuviéramos entre nosotros, y eso fue todo. Pensaba que la próxima primavera
cuando mi membresía terminara, podría cambiar de gimnasio

-¿Él le dio algún indicio de chantajearla?

-Supongo que ese es el término para eso, sí

-¿Cuándo sucedió eso?

-Hace un par de meses. No, más, como unas seis semanas, supongo. No fue mi mejor momento.

-¿El vino aquí? ¿Para un masaje a domicilio? ¿Una sesión de entrenamiento?

-Una combinación. Nosotros habíamos hecho eso, no el sexo, un par de veces antes. Mi asistente,
también. Le di un extra para que trabajara con ella un par de veces. Fue divertido

-¿Estuvo su asistente aquí para esa vez?

-No

Su pierna derecha, cruzada sobre la izquierda, comenzó a balancearse. Eve leyó irritación y nervios
en el movimiento.

-¿Mire, tenemos que ir sobre cada maldito detalle? Tuve sexo con él, le pagué. Es algo humillante.
Pero yo no lo maté

-¿Qué tuvo usted para beber?


-Jesús Cristo - Robbins se puso de pie de un salto, arrojó las manos al aire.

-Estaba haciendo un entrenamiento. No estaba bebiendo. Algo de té. Sólo un té de hierbas que él hizo.
Le puse hielo, y era bastante agradable

-¿Encendió incienso?

-¿Y qué? - Pero las cejas de Robbins se juntaron, y ella volvió a sentarse - Sí. Justo antes del masaje.
El masaje que no fue un masaje porque yo decidí que mejor teníamos sexo. Cómo es que usted sabe
sobre el incienso, ¿por qué le importa lo del té?

El color abandonó su rostro – Jesús, Jesús ¿él me drogó? Oh Dios, ¿me dio algo?

-Creemos que Ziegler rutinariamente se lo daba a sus clientas a domicilio, potencialmente a otras,
una droga para violar disfrazada en el té, y acentuada con el incienso que también estaba cargado.

-Ya veo - Ella presionó los labios, apartó la vista - Eso lo explica. Él no me atraía de esa manera,
simplemente no lo hacía, pero esa noche. . . yo lo inicié - Le temblaba un poco la voz. Ella volvió a
tomar su vaso, bebió lentamente. -Yo lo inicie casi tan pronto como estuve sobre la mesa de masajes.

-No, usted no lo hizo - dijo Eve. - Él lo inició y le quitó su elección cuando le dio la droga sin su
conocimiento.

-No sé cómo sentirme al respecto - Ella presionó el vaso helado contra su frente. - No sé cómo
sentirme. Fui violada cuando tenía dieciséis años por un chico al que yo pensé que le gustaba. El me
dio algo también. No lo suficiente, porque en realidad no bebí mucho, sólo lo suficiente para
sentirme rara y mareada. No lo suficiente, así que dije que no y cuando yo dije no, él me retuvo. El
me lastimó, y me forzó y yo no se lo dije a nadie, estaba tan avergonzada. Pasaron varios años antes
de que se lo dijera a alguien, y me sobrepusiera. Y ahora esto - Ella volvió a cerrar los ojos - Trey
no me forzó. Él no me lastimó

-Sí, lo hizo - El tono llano de Eve hizo que Robbins volviera a abrir los ojos - Él no la retuvo o le
hizo moretones, pero la forzó. El la violó

-Tiene razón. Tiene razón

Sus ojos se llenaron de lágrimas. Eve la observó presentar pelea contra ellas. La ganó.

-Ahora tengo que volver a sobreponerme a esto. Lo haré. Bueno, de regreso a la terapia - Ella
levantó su vaso en un brindis.

- Qué divertido

-Puedo darle el contacto de un centro para víctimas de violación - le dijo Peabody.

-Está bien. Tengo un psicólogo disponible. Yo no tengo una coartada, y parece ser que tenía un
motivo. Yo no lo maté, pero estoy condenadamente feliz de que esté muerto. ¿Qué pasa ahora?

Eve se puso de pie. - Hablamos con otras personas en su situación. Y si averiguamos que usted está
mintiendo y que sí lo mató, regresaremos para arrestarla

-Genial. Estupendo - Robbins sonrió débilmente. - Ese abrigo sigue siendo fabuloso

Cuando bajaban al vestíbulo, Peabody iba cabizbaja.

-No te enfurruñes por esto - ordenó Eve – Suéltalo

-No estoy enfurruñándome, Estoy reflexionando. Sus declaraciones hacen incuestionable el hecho
de que nuestra víctima utilizó la droga para violar en numerosas mujeres, por lo menos durante los
últimos dos meses. Y esto también confirma que él extorsionaba dinero por lo menos a algunas de
ellas. Cada uno de esos actos igualan motivos. Combínalos y entonces se vuelve un motivo
verdaderamente fuerte. Sé que ella no tiene una coartada, pero yo no creo que ella lo haya hecho

-Porque ella te gustó y porque sentiste compasión después de que ella declarara que había sido
drogada para ser violada en el pasado

-Bueno, sí. En parte de cualquier manera ¿Tú no?

-A mí no es que no me gustara ella y por su declaración de haber sido previamente violada con la
droga, ella también indicó que nunca lo reportó. No podemos confirmar que alguna vez sucediera

-No, no podemos, y sí, podría haber sido un poco de compasión. Pero le creí - Aún cabizbaja,
Peabody salió del elevador, cruzó el vestíbulo con Eve. - Supongo que tú no lo hiciste

-De hecho, lo hice. Atravesar por esa humillación y el trauma ¿por una segunda vez? Eso añade al
motivo

-No lo pensé de esa manera -Peabody alzó la mirada a la ventana de Robbins mientras caminaban
hacia el coche. – Maldición.

-Tenemos a un cabrón, gilipollas, violador en serie como víctima, Peabody. Vamos a sentir lástima
por casi todos los sospechosos. Por las mujeres que usó, los esposos, novios, padres, hermanos,
amigos, todos los que supieron de esto y ahora nos desviamos todavía a otro ángulo

-¿Otro ángulo?

-Competidores - Ella se deslizó detrás del volante.

-David 'Rock' Britton también tiene un motivo personal. La víctima se tiró a su hermana menor y tal
vez, quién sabe, él le dio algo para meterla entre las sábanas

-Bueno, demonios - Peabody sacó la dirección del gimnasio de su PPC, la introdujo en la


computadora de la consola.

-Espero que él no me guste


Capítulo 8

A Eve él le agradó, o más exactamente le gustó su gimnasio. Un montón.

Ella veía el Rock Hard como una instalación libre de polvo y paja, para sudar y gruñir. Limpia, bien
iluminada, y sin una sola decoración. Equipo de primera, incluyendo bolsas pesadas, bolsas de
velocidad, y un cuadrilátero, para entrenar peleas, que ocupaba el escenario central atraía a aquellos
que querían pasar el tiempo allí, ducharse el sudor, y continuar con sus días.

No había música, de manera que los sonidos de los puños golpeando bolsas, de pies saltando cuerdas
que siseaban al cortar el aire, y pies golpeando el suelo tocaban todas las melodías necesarias
¿Líricos? Gruñidos, maldiciones, insultos, y órdenes de no bajar la guardia, no seas un marica, eran
voceados.

A ella le gustaban las paredes de un color beige industrial, un piso gris como es debido, las ventanas
pavonadas que aislaban la calle y la vereda. Este no era un lugar para pavonearse. Este era un lugar
para trabajar.

Ella reconoció a Rock por la foto de su identificación, lo observó sostener una pesada bolsa,
escupiendo palabras duras de ánimo a la mujer, que vestía sólo un sujetador deportivo, pantalones
cortos, y sudor, que lo aporreaba.

-Desde el hombro, Angie, por todos los cielos. Usa tu cadera. Levántala. ¡Cruce derecho! ¡Cruce
izquierdo! ¡Cruce Derecho! ¡Gancho, gancho, gancho!

Aunque detestaba cortarlo, la mujer daba lo suyo, Eve se acercó. Mostró su placa por detrás de la
mujer, esperó que los ojos oscuros de Rock le echaran un vistazo, y la mirara a la cara.

-Termínalo, Ang. Acribíllalo. Acribíllalo. Dale, dale, dale! Ok, ok, tómate un descanso.

-Gracias a Jesús y a su querida madre,- dijo Angie en un acento de Brooklyn tan pesado como un
ladrillo. Ella abrazó la bolsa, se balanceó con ella mientras recuperaba el aliento.

-Quiero que hagas diez minutos con la cuerda,- le dijo Rock.

-Eres un jodido sádico, Rock.

-Tienes toda la maldita razón.- Él le lanzó una toalla, le hizo un gesto con la cabeza a Eve y echó a
andar hacia lo que ella vio que era una oficina incluso más pequeña que la suya.

El agarró una bebida energizante de un escuálido estante, el contenido de la cual se parecía mucho
para su gusto a orina infectada. Pero él se la bebió.

-¿Ziegler?- dijo él con una voz que encajaba con su nombre. Dura, con un filo áspero.

-Así es.
Él se encogió de hombros, meneó el pulgar hacia una raída silla plegable.

-Estamos bien- le dijo a él. -Usted y Ziegler eran los contendientes principales para el premio de
entrenador personal para esta primavera.

-Tal vez- El encogió sus excelentes hombros, desnudos excepto por las tiras de una camiseta negra.
El tatuaje de un dragón, respirando fuego, se enroscaba alrededor de su impresionante bíceps -Hay
un largo invierno entre ahora y la primavera. Las cosas cambian. Supongo que las cosas cambian
con la muerte del hijo de puta. No tengo ningún problema con que él esté muerto. No me lo
imaginaba de esa manera, pero no tengo problema con ello.

-Usted tuvo un altercado con él.

-No éramos amigos- Sonrió con una mueca más parecida al desprecio antes de beber un poco más
del líquido color orina –Lo odiaba, pero no pensaba mucho en él.

-El altercado fue debido a su relación sexual con su hermana.

Ahora esos ojos oscuros despidieron fuego. -Meter con engaños a la cama a una chica borracha,
luego despacharla cuando ella estaba medio enferma y confundida, y entonces ponerse a fanfarronear
sobre eso, no es una relación. Él sabía que ella era mi hermana. Él lo hizo para enfadarme. Me sacó
de quicio.

-En su lugar, yo hubiese querido patearle el trasero.

-Lo consideré. Tal vez debería haberlo hecho, pero puede añadirle la cobardía a sus otros pecados.
Al final le planté cara, le dije que si alguna vez volvía a tocarla otra vez, o siquiera volviera a decir
su nombre, y yo me enteraba, le rompería esa cara bonita de la cual estaba tan orgulloso.

-Tal vez él sí . . . volvió a mencionar su nombre.

-No que yo me haya enterado.- Rock descansó una cadera en la esquina de su maltratado escritorio
de metal.

El era un hombre grande, con brazos definidos, un amplio pecho, un rostro que mostraba un par de
cicatrices y una nariz que se desviaba hacia la izquierda. Atractivo, pensó ella, en una manera ruda y
angulosa.

-¿Usted boxea?- preguntó Eve.

-Solía hacerlo. Me gustaba, pero me llegué a cansar de meter puñetazos a la gente, de manera que
hice el cambio. Ziegler, él tenía ese trabajo en Buff Bodies, pero le gustaba desprestigiar mi
gimnasio. Juice, él es el que me dijo que ustedes vendrían, decía que Ziegler estaba celoso porque
quería su propio lugar. No había razón para que fuera tras mi hermana menor. Lo hizo por rencor.
Lo hizo porque pudo.

-El lo dejó a usted fuera del primer premio los últimos dos años- señaló Eve.

-Sí. Me importa un carajo el trofeo, pero el premio en efectivo hubiese sido de ayuda. El BB, los
sitios como ese, tienen una fuerte reputación, de manera que los entrenadores también la consiguen, y
eso pesa en la competición. BB tiene…¿como es que le dicen?

-¿Distinción?- Aventuró Peabody, y él la apuntó con un dedo.

-Sí, eso. Yo he estado levantando mi lugar. Tal vez no sea distinguido, pero soy sólido, y tengo un
buen respaldo ahora. Mi tiempo estaba por llegar. Yo no mato a alguien por una competencia o por
mil dólares.

-Añada a su hermana,- dijo Eve.

-Yo no mato a alguien por lo que ya ha sido hecho. Eso no cambia lo que pasó.

-¿En donde estuvo usted el día que él fue asesinado?

-Aquí hasta cerca de las cuatro. Llegué a las cuatro y treinta—A.M.--ese día para trabajar con un tipo
peso welter que está tratando de volver a pelear. Así que me marché cerca de las cuatro. Me fui a
casa, me tomé una cerveza, una ducha, vi algo de deportes, hice algo de papeleo. Es difícil poder
hacer algo de papeleo aquí, trabajar en programas para los clientes. Entonces fui a lo de mi mamá
para la cena. Llegué allí alrededor de las siete, estoy suponiendo. Tal vez un poco más tarde. No vi
la hora. Regresé a casa como a las nueve, me quedé allí.

-¿Habló o vió a alguien entre las cinco y las siete?

-No. ¿Me va a arrestar?

-Todavía no.

-¿Donde vive su madre?

-En mi mismo edificio de apartamentos, dos pisos más abajo. Me mudé allí para ayudarla. Ella
piensa que es al revés. Probablemente ambos estamos haciendo eso.

El había sonreído, una verdadera sonrisa, cuando habló, pero ahora su rostro volvió a endurecerse. -
Ella no sabe nada sobre Kyria. No quiero que ella lo sepa. Ustedes no tienen ningún motivo para
traerlo a cuento, si hablan con ella.

-No, no lo tenemos. Apreciamos su tiempo.

-¿Eso es todo?

-¿Tiene algo más que decirnos?

-Va a sonar como que lo digo por rencor.

-¿Por qué me importaría?

-Ok. Yo sólo voy a decir que él tenía más dinero del que debería tener, eso me parece a mí. Más de
el que debería haber sacado de su trabajo. No sé cómo llegó a tenerlo.
-Pero usted tiene sus sospechas,- finalizó Eve.

-Las tengo. Kyria estaba bastante alterada cuando me enteré, cuando la presioné para que me dijera
lo que sucedió. Finalmente ella me dijo cómo la sacó a patadas después de haberlo hecho con ella.
Me dijo que había querido quedarse, que no se sentía bien, que no creía que pudiera llegar a casa por
su cuenta. Y él le dijo que las mujeres no se quedaban en su casa a menos que pagaran para hacerlo.
Le dijo que quizás la dejaría quedarse hasta el día siguiente por mil dólares. La muchacha no tenía
esa cantidad con ella, de manera que él la sacó.

El miró fijamente su bebida energizante. -Me imagino que tenía mujeres que le pagaban. Todo el
mundo sabía que se tiraba a las clientas, eso era decisión de la clienta, para mi forma de pensar. No
es de mi incumbencia. Pero cuando uno cobra dinero, eso no es legal sin una licencia. Tal vez él
tenía una.

Rock volvió a encogerse de hombros, bebió nuevamente. -Pero no lo creo.

-Apreciamos la información, y el tiempo.

-¿Ustedes van a hablar con Kyria?

-Podríamos.

El soltó un largo suspiro, miró lo que quedaba de su bebida.

-No sean duras con ella, ¿ok? Ella se siente avergonzada de lo que sucedió. Lo dejó atrás de la
manera que uno debería hacerlo con los errores. Pero está avergonzada.

-Entendido.- Eve echó a andar hacia la puerta de la oficina, la abrió, se dió la vuelta. -Me gusta su
gimnasio.

Su sonrisa se extendió, rápida, brillante, añadiendo un encanto inesperado a su rostro -¿Usted boxea?

-Yo peleo- Eve le devolvió la sonrisa -Hay una diferencia.

Peabody esperó hasta que estuvieron fuera, y entonces pinchó con un dedo el bíceps de Eve. -Él te
gustó. Piensas que no lo hizo porque él te gusta.

-Me gustó. Sé que no lo hizo porque él hubiese utilizado sus puños. Sé que no lo hizo porque la
víctima nunca le hubiese abierto la puerta y mucho menos hacerlo pasar a su dormitorio. Habría
habido señales de lucha, de una pelea. Alternativamente, si Britton hubiese agarrado el trofeo en un
impulso, la furia habría saltado en ese mismo momento. El no se hubiese conformado con dos
golpes. El habría golpeado la cabeza de Ziegler, y también hubiese ido por la cara. La 'linda cara' de
la que Ziegler estaba tan orgulloso.

-Oh, bueno, cuando lo pones de esa manera. Pero él sigue gustándote.

-El dijo directamente que odiaba a Ziegler y que no lamentaba que estuviese muerto. Para eso se
necesita tener pelotas. Él se resistió a golpear la cara de Ziegler y el cráneo hace meses cuando
sucedió lo de su hermana. Eso requiere control. Me gustan los que tienen pelotas y respeto el
control.

-¿Vas a hablar con la hermana y con la madre?

-No veo ninguna razón para apresurar eso.- Tiempo, para que la mente de Eve lo volviera a repasar.
-Vamos a regresar a hacer un seguimiento con Natasha Quigley.

-Ok. ¿Por qué?

-Porque ella está mintiendo; se acostó con Ziegler. Ayer se me ocurrió que era una mentira. Estoy
más segura de ello ahora, es atractiva, acaudalada, una clienta. Casada. Es un objetivo excelente.
Vamos a hacer que lo suelte.

-Ok. ¿ Por qué habría mentido, especialmente cuando podría haberse sumado a la táctica de 'el
también me dio té'?

-Primero, porque no estábamos completamente seguras de que el té estuviese cargado, y esa


posibilidad salió después de que ella ya había, con bastante vehemencia, negado haber tenido sexo
con la víctima.

-Eso es correcto- Peabody se bajó las orejeras para asegurarlas bien -Tenemos tantas mujeres
diciendo que le pagaron por sexo, o que le pagaron para que lo mantuviera en secreto después del
sexo inducido por el té, que vamos a necesitar una hoja de cálculo. O un gráfico- Ella se entusiasmó
un poco -Me gusta hacer gráficos. De cualquier manera, si eso es lo primero, ¿qué es lo segundo?

-Segundo, porque es más fácil decir que no, yo no.

-Lo es. Y es algo reflejo, también, por lo menos en las mujeres que he entrevistado.

-Y tercero, apuesto a que estaba desquiciada sabiendo que ella y su hermana se habían acostado con el
mismo tipo.

-Eso sería raro- Peabody se sentó en el coche. -Mi hermana, la más cercana a mi edad, y yo tuvimos
algo serio por el mismo tipo cuando éramos adolescentes. De manera que nos hicimos el juramento
de que ninguna de las dos trataríamos de hacer algo al respecto. Primero peleamos por ello, pero
hicimos un juramento.

Peabody se acomodó -Resultó que él hubiese preferido que mi hermano se le acercara, pero nosotras
no lo captamos hasta que habíamos tomado el juramento. Zeke no se le acercó porque a él no le
gustan los tipos de esa forma, pero él debería haber hecho un juramento, por otra parte.

-Va a ser genial verlos a todos en Navidad. Me preguntó que le habrá pasado a . . . ¿Cómo demonios
se llamaba? Stanley, creo. Sí, Stanley Physter. Pero él quería que todo el mundo lo llamara Stefano.

-¿Y no te diste cuenta de que era gay?

-Huh. Buen punto.

Ellas regresaron al edificio de piedra, fueron admitidas por el mismo androide doméstico. Mientras
tomaban asiento en la sala de estar, Eve sacó su PPC. -Muéstrate severa- le dijo a Peabody.

-Ok.

-No estreñida, severa.

Peabody relajó la mirada de forma mínima cuando Quigley entró taconeando.

-Lo lamento. Acabo de regresar de una reunión de comité, y estaba volviendo. ¿Puedo pedir que les
traigan algo?

-Estamos bien.

-¿Tienen más preguntas acerca de Trey?- preguntó ella mientras tomaba asiento -No sé qué más
puedo decirles.

Eve levantó la mirada de su PPC, y deliberadamente le dió la vuelta a la pantalla, pero la mantuvo en
la mano -Usted puede empezar por decirnos por qué negó haber tenido sexo con Trey Ziegler.

-Porque yo no tuve sexo con él.

-Peabody¿qué sucede cuando un individuo le miente a la policía durante una investigación?

-Se levantan cargos. Obstrucción a la justicia es el primero por lo general, pero podemos seguir
con…

-Sólo empezaremos por ahí,- interrumpió Eve. -Y aquí: Usted tiene derecho a permanecer en
silencio.

-Espere. Por todos los cielos. Esto es ridículo.

-Va a querer escuchar sus derechos y obligaciones, Sra. Quigley,- aconsejó Eve, entonces recitó el
resto del Miranda Revisado -¿Entiende usted sus derechos y obligaciones en este asunto?

-No soy una idiota. Por supuesto que lo hago. Y me niego a ser tratada como a una criminal.

-Entonces usted va a tener motivo para un mayor resentimiento cuando hagamos este interrogatorio
en la Central.- Eve se puso de pie.

-No voy a ir a ninguna parte. Ustedes no pueden obligarme a ir a ninguna parte.

-¿Peabody?

-El sospechoso puede ser interrogado de forma voluntaria. O podemos conseguir una autorización
persuadiéndola de someterse a un interrogatorio. Ella tiene, por supuesto, derecho a reclamar un
representante legal de cualquiera de las formas, pero la segunda opción podría incluir ser esposada.

-Esto es ridículo- El color le cubrió las mejillas; sus manos se hicieron puños -Esto es indignante.
Voy a contactar a mi abogado.
-Por favor, hágalo. El puede encontrarnos aquí, si es que habla voluntariamente. O mi compañera
conseguirá la autorización, y su representante puede encontrarnos en la Central. Usted decide.

-Le dije que no tuve sexo con Trey Ziegler.

Eve echó un vistazo a su PPC, y volvió a mirar a Quigley -Usted está mintiendo.

-¿Qué es lo que tiene allí? ¿Qué está mirando?

-Peabody, consigue la autorización.

-Espere, espere. Sólo . . . espere.- Quigley volvió a dejarse caer en el sillón. -Todo esto, toda esta
locura por el sexo. Muy bien, yo me acosté con él. No quería que lo supiera Tella. Yo no quiero que
JJ,mi esposo, lo sepa. No veo que esto sea asunto suyo.

-Su compañero de cama fue asesinado.

-Bueno, yo no lo maté ¿Por qué lo haría? ¿Por el sexo? Ella le quitó importancia meneando la mano
haciendo destellar la esmeralda en su dedo. -Fue algo estúpido, a nadie le gusta anunciar la
estupidez. Es humillante hablar sobre esto con desconocidos, con la policía. Mi matrimonio ha
estado un poco tirante estos últimos meses.

-¿Tirante?

-Hemos estado pasando por una época difícil, y estamos trabajando para superarla. Los matrimonios
tienes tiempos difíciles.- Ella cruzó los brazos defensivamente sobre el pecho. -De hecho, las cosas
están mejorando. Pero bueno, tengo necesidades como todo el mundo y Trey hizo obvio que yo lo
atraía, que estaba interesado. Se mostró comprensivo cuando le conté que las cosas no estaban bien
entre mi esposo JJ y yo, y que, bueno, que estábamos durmiendo en dormitorios separados. El
sugirió venir aquí, cuando JJ estuviera ausente, y darme un masaje privado.

Poniéndose de pie, ella caminó hacia un gabinete, sacó una licorera, se sirvió un líquido ámbar en un
vaso corto. -Yo sabía lo que él quería decir. No era un secreto que él ofrecía servicios aparte y
privados.

Ella miró su vaso -Servicios íntimos. No iba a hacer que él viniera aquí, a mi casa. No, no podría. . .
no en la misma cama donde dormía con mi marido. De manera que, como también sé que otras
clientes lo habían hecho, le sugerí un hotel. Yo reservé una suite, pedí que subieran champagne. El se
encontró allí conmigo. Entonces tuvimos sexo. El era bueno en eso, y JJ llevaba tiempo sin ser muy
atento.

-¿Cuánto le pagó?

El color volvió a teñir sus mejillas antes de que bebiera.

-Tres mil extra, luego reservé otra sesión privada. Tuvimos dos semanales durante tres semanas
antes de . . . que él muriera. Teníamos reservada una justo después de Navidad. Iba a cancelar esa ya
que JJ y yo . . . las cosas están mejor. Estamos hablando de tomarnos unas vacaciones después del
primer día del año. Es idea de JJ. Estamos tratando de volver a encontrar la magia.
-¿Ziegler amenazó con contarselo a su marido?

-¿Por qué lo haría? Teníamos un arreglo de mutuo beneficio. Si él se lo contaba a JJ, eso no podría
continuar. Yo todavía no había cancelado la última sesión.

-¿Por qué no, si usted está saliendo de ese tiempo difícil?

-Dios- Ella se masajeó las sienes -Yo había pensado que lo vería una vez más, no por el sexo, sino
para decirle que teníamos que terminar con eso. Había planeado darle algo más extra, un gracias. Y
entonces. . . No sólo me enteré de que había sido asesinado, sino que mi propia hermana se había
acostado con él. El no debería de haberse acostado con Tella, es algo simplemente impropio. Y
créame, fue algo embarazoso cuando ella me lo contó.

-Impropio,- repitió Eve. -Embarazoso.

-Sí. Una mujer podría compartir un estilista, por ejemplo, con su hermana. Un diseñador, un
decorador. Pero no un amante. Básicamente, fue una transacción comercial. Yo lo sabía al meterme
en eso. Pero . . . una mujer en mi posición no puede contratar a un profesional. Una aventura, y
puedo permitirme pensar en esto como una aventura, tenía más . . . un romance.

-¿Usted estaba enamorada de él?- preguntó Peabody. Quigley se rió.

-Por favor. Lo dije antes, no soy una idiota. El proporcionaba un servicio, yo pagué. Pero él era
alguien a quien yo conocía, alguien que entendía mi cuerpo y mis necesidades. Fue bueno para mí.
Eso podría haber ayudado a mi matrimonio, aunque JJ nunca podría verlo de ese modo. Me gustaría
salvar mi matrimonio si puedo. Soy lo bastante realista para saber que puede no ser posible, pero me
gustaría darle algún tiempo, e intentarlo.

-Usted decidió el tiempo y el lugar, un entendimiento claro de lo que iba a suceder a ambos lados de
este arreglo con Ziegler.

-Sí. Mi matrimonio puede haber estado en esa época difícil, pero tengo el suficiente respeto por JJ
para no tener una aventura en el hogar que compartimos.

-¿Usted está tan segura de que su esposo no lo sabe?

-Si lo supiera, incluso si lo sospechara .Como han estado las cosas estas últimas semanas, él nunca
hubiera sugerido que hagamos un viaje, que pasemos una semana en Tahiti reavivando nuestro
matrimonio. No- Ella endureció la mandíbula -El me lo hubiese arrojado a la cara, y llamado a un
abogado de divorcio.

-¿Se lo hubiese arrojado a la cara de Ziegler? ¿Él no era también un cliente?

-¿Enfrentarse a Trey? No, no, él me culparía a mí, y nunca me dejaría olvidarlo. El no se habría
enfrentado a Trey -Pero ella se humedeció los labios y volvió a beber -JJ es excitable, y él ha estado
furioso conmigo, y yo con él, pero realmente no es un hombre violento. El nunca hubiese . . . él no
lo haría.

-Usted no suena muy convencida- señaló Eve.


-Porque usted me está arrojando todo esto encima- Se le alzó la voz, rozando la histeria -Porque
todo esto es tan angustiante; tuve una aventura, y pagué por ella. Literal y emocionalmente.

Bebió otro sorbo, inhaló y exhaló, recuperando el aliento -Mi esposo no lo sabe, y quiero mantenerlo
de esa forma. Me gustaría enmendar las peleas en mi matrimonio. Si no puedo, preferiría terminar
ese matrimonio tan limpiamente como fuera posible.

-¿Usted ama a su marido?- le preguntó Peabody.

-Quiero una oportunidad para averiguarlo, eso es todo. Me gustaría tener la oportunidad para
encontrar la respuesta.

-¿Dónde estaba usted cuando Ziegler fue asesinado? Su hermana nos dio su paradero.

-Estaba aquí, preparándome para la fiesta de esa noche. Puede interrogar a mi servicio, al equipo de
decoradores, ellos y yo estuvimos aquí todo el día. El personal del servicio de banquetes llegaba a las
siete y quince, y estaba aquí para hablar con ellos. Estuve aquí todo el día, supervisando los
preparativos.

-¿Y su esposo?

-Honestamente no estoy segura, y eso es ridículo. Yo estaba trabajando con el personal, los del
servicio de banquetes, de manera que no estoy segura de la hora en que él llegó. Pero sé que estuvo
aquí para cambiarse para los primeros invitados.

-¿Dónde está su esposo ahora?- le preguntó Eve.

-Yo…en su oficina, supongo. Por favor- Ella volvió a sentarse, se inclinó hacia Eve -Teniente,
Detective, por favor no me quiten la oportunidad de salvar mi matrimonio. Si ustedes le dicen a JJ
que tuve una aventura con Trey, todo se termina. Él no me perdonará por esto. Yo sólo quiero la
oportunidad de arreglar las cosas, intentar mantener mi matrimonio. Cometí un error, un estúpido y
egoísta error, pero en este momento lo que hice no lastimaba a nadie más que a mí misma. Si ustedes
se lo dicen a JJ, eso lo lastimará, y destruirá el futuro que queremos lograr juntos. Por favor.

-No puedo hacerle ninguna promesa, pero no compartiremos esa información a menos que lo
encontremos necesario para la investigación; mientras que su prioridad es su matrimonio, Sra.
Quigley, la nuestra es encontrar a la persona responsable por quitarle la vida a Trey Ziegler.

Eve se puso de pie -¿Alguna vez Ziegler la presionó por más dinero, nunca indicó que podría usar su
relación con él en su contra?

-No. Esto fue, como dije, un beneficio mutuo. Disfrutamos uno del otro por un breve tiempo. Nada
más ni nada menos.

-Ok. Gracias por su tiempo.

-¿Qué haría usted?- Quigley se puso de pie, juntó sus manos. -En mi lugar, ¿qué haría usted?

-No puedo decirlo. No estoy en su lugar.


Peabody se volvió a envolver en su abrigo mientras salían al exterior -¿Qué harías tú? ¿Confesarías
el engaño, o lo enterrarías como ella está tratando de hacer?

-Yo no lo habría engañado en primer lugar.

-Bueno, sí, pero…

-No hay 'peros'.- Eve abrió la puerta del coche, se deslizó dentro. -Cuando empiezas un matrimonio,
labras un camino. Vas a encontrar tiempos difíciles, y algunos tal vez serán más difíciles y durarán
más que otros, pero tienes elecciones que hacer. Trabajas para arreglar las cosas, y te mantienes
hasta que se arreglen, o no se arreglan. Tú sigues en el camino, o te retiras. Pero no haces algo para
empeorar las cosas, no haces algo que tal vez te haga sentir mejor por un corto tiempo mientras que
eso lastima a la persona con la que te casaste.

-Introduce la dirección de la oficina de Copley. Es el siguiente con el que hablaremos.

Peabody tecleó la dirección en la consola. -Algunas personas engañan porque no pueden ver una
salida.

-Tonterías, siempre hay una salida. Tú sólo tienes que pagar el precio, ya sea que éste sea dinero,
estatus social, el golpe emocional, o todo eso y más. Engañar es mezquino y es despreocupado-
Deteniéndose ante una luz, ella tamborileó los dedos en el volante -No es sólo acerca del sexo- dijo
ella -El matrimonio es una serie de promesas- Cuando ella se había dado cuenta de eso, que el
matrimonio era igual a hacer promesas, ella no lo había temido. No mucho.

-Quizás no puedas mantenerlas todas. Toda la cuestión de “hasta que la muerte los separe” tal vez no
puedas mantenerla. La vida puede ser larga, y la gente cambia, cambian las circunstancias, así que
está bien. Te das cuenta que en realidad no quieres esa vida o a esa persona, o la persona a la que le
hiciste las promesas no es quien tu pensabas, o han cambiado de una manera que no puedes aceptar o
apoyar. Lo que sea. Tú haces una elección. Te mantienes e intentas hacerlo funcionar, o no. Pero no
me vengas con el buu-huu, no soy feliz así que me voy a desnudar con alguien más aparte. Eso
insulta a todo el mundo.

-Te vas o lo haces funcionar- concluyó ella. -Pero no busques excusas.

-Yo puedo sentirme de esa manera personalmente y filosóficamente. Pero . . . las personas son
imperfectas.

-Las personas no son imperfectas, Peabody. Las personas están profundamente jodidas.

-Así que, considerando eso, ¿no sentiste un poco de lástima por ella? ¿Por Quigley?

-Lo haría si ella desarrollara un par de pelotas y fuera a contarle a su marido que la había jodido,
siendo estúpida y egoísta y etc. etc. Ella lo engañó, ahora está mintiendo. ¿Cómo eso va a poder
arreglar algo si ella en serio quiere arreglar las cosas? Además, no siento lástima por ninguno de
ellos en este punto porque uno de ellos puede haber asesinado a Ziegler. Sabiendo que ella es
tramposa y mentirosa, podría estar mintiendo acerca de que Ziegler no la presionó por más. Y si lo
hizo, porrazo, porrazo. O la ilusión de romance que ella declara era más real, y descubre que está
jugando con ella como jugó con el resto.

-Porrazo, porrazo,- dijo Peabody mientras Eve buscaba donde estacionar.

-O, Copley sí lo descubrió, y se enfrentó a Ziegler. Porrazo, porrazo de parte de él. De manera que
mantengámonos objetivas aquí.

Peabody bajó del coche, se puso sus guantes -Casi todos los que hemos entrevistado tenían motivo
para el porrazo, porrazo. Nuestra víctima es el tipo a quien la gente adoraba odiar. Ellos lo usaron,
como un entrenador, como un empleado, como un terapista del masaje, como un compañero de
cama, pero cualquiera de ellos podría haber agarrado ese trofeo y haberle dado a él un par de sólidos
castañazos.

-Y el asesinato supera al engaño, la mentira, el chantaje, y a ser un cabrón en general. Así que
veamos donde cae John Jake Copley en el mapa.

En el interior del vestíbulo gris-acerado del edificio de oficinas, Eve mostró su placa al guardia de
seguridad en la estación de entrada -John Jake Copley. ImageWorks Relaciones Públicas.

El escaneó la placa, asintió. -Ese es su piso treinta y nueve, elevador B.

Peabody se quitó los guantes mientras se unían a un pequeño grupo de ejecutivos para el ascensor. La
mitad de ellos parloteaban por los audífonos, otros arrugaban el ceño significativamente mirando sus
enlaces o PPCs mientras revisaban la información.

Uno de ellos, una rubia de seis pies de altura en un abrigo morado oscuro con los labios teñidos
haciendo juego, hacía ambas cosas.

-La reunión con Simpson se arruinó- ladraba ella mientras todos se apilaban en el carro -Cambia mi
tres y treinta a las tres y cuarenta y cinco, y mi cuatro a las cuatro y treinta. Sé que tengo una a las
cuatro y treinta, Simon, la vas a reprogramar para las cinco, copas en la Maison Rouge. Seguiré con
la de las cinco y treinta, en el mismo lugar. Mantén estas reuniones a la hora, Simon. Habrá un
infierno que pagar si falto esta noche a la obra navideña de Chichi. Estoy subiendo. Organízalo todo.

Cuando la mujer se bajaba en el piso veintidos, Eve decidió que sostendría su propio aturdidor contra
su garganta, descarga completa, si tuviera que vivir para reuniones programadas minuto a minuto.

Ella más bien jodería esas reuniones mostrando su placa.

Que fue lo que hizo en el lustroso mostrador de recepción de ImageWorks.

Un trío atendía el mostrador, todas en trajes oscuros, todas perfectamente arregladas, con amplias
sonrisas profesionales.

La brillante sonrisa de la morena no vaciló ni una fracción.

-¿Qué puedo hacer por ustedes, Oficial?

-Teniente -Eve le dió un golpecito a su placa. -Dallas. Con la Detective Peabody. Necesitamos hablar
con John Jake Copley.

-El Sr. Copley, por supuesto.- Ella dió unos toques en su pantalla con unas uñas pintadas de un frío
color azul. -El Sr. Copley está en la sala de ejecutivos para una reunión de estrategia. Pero él tiene
unos minutos libres esta tarde donde puedo programarla.

-¿Vé usted esto?- Eve puso en alto su placa otra vez -Esta es mi reunión de estrategia. ¿Dónde está la
sala de ejecutivos?

-Está detrás de las puertas dobles a su derecha, bajando hasta el extremo del corredor, a la izquierda,
detrás de las puertas dobles, y--

-Yo la encontraré,- dijo Eve.

-Pero . . . Es para ejecutivos,- dijo la morena mientras Eve se daba la vuelta.

Eve sólo volvió a levantar su placa, siguió caminando.

-Realmente adoro esta parte- dijo Peabody. -Estoy un poco avergonzada, pero no puedo evitarlo.

Ellas pasaron las puertas, ambas se abrieron y cerraron, pasaron por ocupadas colmenas de
cubículos, giraron en una esquina, pasaron por una sala del personal con sus máquinas expendedoras
y un par de sofás, una pantalla de pared donde se veían anuncios.

Las cosas se silenciaron al pasar por el siguiente par de puertas.

Eve asintió hacia otro par de puertas más -Son las probabilidades,- dijo ella y caminó hacia ellas, las
abrió de par en par.

Se escucharon unas carcajadas.

En la pantalla de pared un jugador de golf colocaba la pelota en el soporte en el onceavo agujero


bajo cielos soleados en un prado verde como Irlanda. Alrededor del salón los hombres, excepto por
una solitaria mujer que se veía aburrida y enfadada, estaban sentados o de pie con bebidas en sus
manos.

JJ Copley estaba de pie en frente de la pantalla, colocando la pelota en el soporte como su equivalente
en pantalla. Atractivo y en buena forma en mangas de camisa y con la corbata aflojada, el dió el
golpe. En pantalla, su avatar reflejó perfectamente el movimiento, y envió la pequeña pelota blanca
remontando, sobre una trampa de arena, sobre una laguna azul centelleante, y hacia el borde del área
verde del onceavo agujero.

Se produjeron estrepitosos aplausos.

-Y así es como se hace- Sonriendo, él se volvió hacia otro atractivo hombre en buena forma que
sostenía un palo de golf, entonces divisó a Eve.

-¿Damas? ¿Puedo dirigirlas a algún otro lugar?


-¿Copley, John Jake?

-Culpable

-Bueno, eso lo pone fácil- Eve sacó su placa nuevamente -Tiene usted el derecho a permanecer en
silencio…

-¡Vale, vale!- Él se rió, pero esta vez con un poco de nerviosismo -¿De qué se trata todo esto?

-Asesinato,- dijo Eve llanamente. -Trey Ziegler.

-Oh, bien, bien. Es una lástima. Me encantaría sentarme con ustedes en, digamos, ¿treinta? Estamos
en una sesión de estrategia.

-Sí, puedo verlo. En este instante funciona para mí. En este instante funciona para usted, ¿Detective
Peabody?

-Sí, señor, lo hace. Esta sala funciona, también, pero entonces también lo hace la Central.

-Sí.- Eve miró fijamente a Copley. -De cualquier manera.

-Bien, entonces, bien. Que nunca se diga que no cooperé con los muchachos, y muchachas, de azul.
Amigos, déjenme la sala por unos minutos. Muchachos, oh y Marta, necesito la sala. Seguiremos
con esto tan pronto como haya terminado.

Eve observó a la mujer solitaria lanzarle a Copley una mirada de frío desagrado antes de salir con el
resto.

-Tomen asiento ¿Qué les puedo ofrecer?

-Respuestas.

-Ningún problema con eso.- Él se dejó caer sobre un sofá negro -Parecía como que hubiésemos
estado ganduleando, pero el hecho es que nosotros representamos a la compañía, y al portavoz, de
los juegos. Un nuevo equipo de juegos de deportes interactivos y videos de entrenamiento que ellos
esperaban lanzar la próxima primavera. Nosotros estamos trabajando en equipo con la compañía de
publicidad para un lanzamiento ingenioso. Uno tiene que conocer el producto para representarlo.

-Seguro. Hábleme sobre su relación con Trey Ziegler.

-Él es, él era, mi entrenador personal. Uno muy bueno, también. Trabajé con él en mi gimnasio.
Buff Bodies.

-¿Y fuera del gimnasio?

-Jugamos al golf un par de veces. A él le encantaba el juego. Él, mi cuñado y yo jugamos unas
cuantas veces. Lo invité a una ronda, algunos tragos, ese tipo de cosas.

-¿Cuándo fue la última vez que estuvo usted en su apartamento?


-Yo . . . ¿Para qué iría yo a su apartamento?

-Usted dígamelo.

-Nunca fui alli. No tenía ninguna razón para hacerlo. Él era un buen entrenador, te trabajaba hasta
que querías ponerte a llorar como una niña. Daba unos buenos masajes también. Un golfista muy
bueno. Pero no éramos amigos, si eso es lo que quiere decir.

El se puso de pie, caminó hacia el bar, se sirvió un alto vaso de agua, le exprimió una tajada de
limón. -¿Seguro?- El inclinó el vaso a derecha e izquierda.

-Sí ¿Cuándo fue la última vez que usted lo vio o habló con él?

-Supongo que debe haber sido el lunes por la mañana, una sesión regular con él en el gimnasio. En
realidad tenía una programada para ayer, pero ellos me llamaron, me dijeron que lo habían
asesinado. Eso fue chocante,- añadió Copley, y le dió un buen sorbo a su bebida.

-¿Alguna vez él le pidió dinero? ¿Le pidió un préstamo?

-¿Dinero?- Copley volvió a beber, deslizó una mano en su bolsillo, sacudió lo que sea que llevaba
allí. -No. Yo siempre le daba algo extra después de un masaje, pero él nunca me extendió la mano
para una propina. Mire, a mí me gustaba el tipo. Él era un buen entrenador, así que me gustaba
trabajar con él. Le dí un par de beneficios, golf en el club, cosas así. La pasamos bien en el campo.
Eso es todo.

-¿Alguna vez él se puso en contactó con usted en su casa, en su oficina?

-¿Para qué?

-Se los estoy preguntando a usted.

-No recuerdo nada de eso. Yo lo veía un par de veces a la semana en el gimnasio. Un par de veces en
el club cuando Lance, el esposo de mi cuñada, o yo nos reuníamos. Tal vez una vez por semana
pediría un masaje con él. Eso es todo.

-¿Está usted nervioso, Sr. Copley?

-La policía está hablando conmigo acerca de un tipo que yo conocía y que fue asesinado. Así que, sí,
algo. Además tengo trabajo esperando. Yo no puedo decirles nada sobre lo que le sucedió a Ziegler,
así que . . . si hay algo más ustedes deberían dirigirse a mi abogado. Lo mantendremos entretenido de
esa manera ¿Es eso todo?

-Por ahora- Eve comenzó a dirigirse a la puerta -Oh, usted mencionó a su cuñado. Pero no
mencionó que su esposa también utilizaba al difunto como entrenador y terapista de masajes.

-¿Y qué?

-Es interesante.- Dejándolo así, Eve se puso en camino.


Ella caminó por el amplio pasillo otra vez, a través de las puertas, le echó un vistazo a Peabody.

-El está mintiendo.

-Oh sí, lo está haciendo.


Capítulo 9

Quería a Copley encerrado, pensaba Eve, pero saber por instinto que estaba mintiendo no era lo
mismo que tener pruebas. Al minuto de estar hablando con él, él habló sobre acudir a su abogado.
Ella no le regateaba la representación legal, para algo eran las reglas, pero un abogado estaba
legalmente obligado a bloquear y evadir sus preguntas, asegurarse de que ella estaba en una
expedición de pesca.

Pero Copley estaba mintiendo, y existía una maldita razón para eso, también.

-Profundicemos- le dijo a Peabody mientras tomaban el ascensor en la Central para subir -


Profundicemos en Copley hasta que encontremos lo suficiente para afianzarnos, entonces lo traemos
a interrogatorio. Él no va a hablarnos otra vez sin un abogado, así que encontremos algunos
resquicios.

Miraba la hora en su unidad de muñeca cuando una pareja de uniformados metieron a un Santa
heroicamente borracho quien se veía y olía, como si hubiera pasado algún tiempo revolcándose en
estiércol de reno.

-¿En serio? ¿No podían llevarlo por las escaleras un par de pisos hacia el depósito de borrachos?

-Tenemos que llevarlo arriba a Crímenes Sexuales, Teniente. El…

- ¡Ey, chiquita!- El Santa borracho le mandó a Eve una sonrisa amodorrada -¡Tengo lo que quieres
para Navidad justo aquí!

Se agarró la ingle, impulso sus caderas hacia arriba, y luego se abrió la bragueta de unos sucios
pantalones rojos para revelar un desafortunado pene mugriento.

-Eso- terminó de decir el uniformado.

-¡Ellas me gustan obscenas!- exclamó Santa, y luego se tiró un fantástico pedo.

-Oh, por todos los cielos.

-¡Que alguien abra una ventana!- sugirió Santa, y añadió -¡Jo, jo, jo!

Eve hizo algo mejor. Bajo del ascensor en el siguiente piso, un paso antes que Peabody. Mientras las
puertas se cerraban, escuchó gritar a Santa, -¡Feliz Navidad para todos!- justo antes de los sonidos de
las arcadas.

-Creo que eso estaba vivo.- Con cautela Peabody se olió la manga. -Podríamos necesitar
desintoxicación. Los uniformados no están bien pagados.
-Nadie está bien pagado por aquí. Envía un memorándum departamental. Nadie puede subir a ese
ascensor durante un mes. Eso debería ser tiempo suficiente. No estoy bromeando - añadió cuando
Peabody se rió.

-En seguida.

-Mientras tanto, regresemos al asesinato. Vamos a profundizar en Copley. Sus negocios, su


matrimonio, sus finanzas, todas las anteriores sin importar lo menores que sean. Sus preferencias
políticas, su religión, su jodido color favorito. Todo.

-¿Piensas que quizás Ziegler lo estaba chantajeando?

-Es posible- dijo Eve mientras ella y Peabody subían al deslizador -Simplemente es posible que el
desliz de su esposa con Ziegler no fuera tan discreto como ella piensa. Enviemos a un par de
uniformados al edificio de Ziegler con una foto de Copley. Tal vez encontremos a alguien que lo
viera visitar el apartamento de Ziegler. Sólo necesitamos encontrar una mentira para profundizar el
agujero.

-Me da la impresión de ser muy pequeño. ¡Mierda! Desearía no haber dicho pequeño porque me hace
pensar en el tamaño del de ese enfermo pervertido ¿Huelo como el pedo de ese Santa Borracho?

-Si lo hiciéramos, la gente estaría huyendo de este deslizador como ratas.

-Tienes razón- Aun así, Peabody le dio otra cautelosa olida a su manga -Escapamos a tiempo.
Necesito un reemplazo para la palabra con P. Copley me dio la impresión de ser demasiado miedoso.
Eso es, una M en lugar de una P.

-Los miedosos también asesinan-Eve salió del deslizador, se dirigió a Homicidios -Descubre que su
esposa ha estado montándoselo con el entrenador. Piensa: Ese cabrón se está follando a mi esposa,
riéndose de mí a mis espaldas. Yo le estoy pagando, y él se está tirando a mi esposa. Lo llevé a jugar
golf a mi club, por todos los cielos. ¿Quién mierda se cree que es?

-Estaría cabreado,- concordó Peabody -Cualquiera estaría cabreado.

-Va a casa de Ziegler para enfrentarse, o tal vez si en realidad es un miedoso, va a pedirle a Ziegler
que termine con eso. De todos modos, ¿por qué Ziegler lo dejaría entrar? Hola, hombre, estoy
empacando, pero por favor adelante. ¿Qué pasa?

-Copley le dice, Te has estado tirando a mi esposa. Eso tiene que parar.

-Tal vez. Y tal vez Ziegler empieza a negarlo, tal vez no,- especuló Eve. -Tal vez presiona por dinero.
Sólo estaba proporcionando un servicio. Puedo interrumpir el servicio, pero tú tienes que ocuparte de
la tarifa. Una simple transacción de negocios. Ziegler no está preocupado por este tipo. Diablos, él es
el entrenador. Tu esposa estaba feliz de pagar, así que si no quieres que proporcione el servicio, hazte
cargo tú.

-Y Copley revienta. Golpe tras golpe.


-Tal vez,- dijo Eve mientras doblaban hacia el departamento de homicidios.

Alguien había añadido una menorah abollada a la decoración. Esta estaba colocada en una cama de
follaje virulento que sospechaba se suponía que eran ramas de pino. Al su lado se encontraba una
figura de color gris enfermizo en un traje de Santa, sonriendo cruelmente.

-¿Qué diablos es eso?- dijo.

Santiago levantó la vista de su trabajo. -Es un Santa Zombi. Estamos tratando de incluir todo.

-¿Fabrican Santas zombis? ¿Quién piensa en cosas como esas?- Sacudiendo la cabeza, echó a andar a
su oficina.

La sorprendió encontrar a Feeney estudiando su tablero.

El capitán del Departamento de Detectives Electrónicos, su antiguo entrenador y compañero, llevaba


un traje arrugado del color del… estiércol de reno, decidió Eve. Tiesos mechones plateados
sobresalían a través de su explosión de cabello pelirrojo como guirnaldas tiradas al descuido.

Como el traje, su rostro tenía una apariencia arrugada y cómoda. Sus ojos podrían reflejar los de un
perro de caza Basset Hound, pero éstos eran los de un policía, agudos mientras escaneaba sus fotos,
líneas de tiempo, información.

-Tu víctima era un cabrón.

-Completamente- concordó, caminando directamente a su AutoChef para programar dos cafés,


fuertes y negros -El principal sospechoso, hasta ahora, es este tipo.

Sacó la foto de identificación de Copley después de pasarle su café -Uno de los clientes regulares de
la víctima. Resulta que la víctima se estaba tirando a su esposa dos veces por semana durante las
últimas semanas, por una tarifa extra. Ella declara que su esposo no lo sabía.

Feeney sopló su café, y bebió. -Es difícil ocultar encuentros sexuales regulares.

-Correcto- Contenta de tenerlo para sopesar especulaciones, apoyó una cadera en la esquina de su
escritorio -Tiempos difíciles, declara la esposa. Dormitorios separados por un tiempo.

-No tener sexo por un tiempo son tiempos difíciles. Dormitorios separados es un cráter.

-¿Sí?

Él la miró -¿Cuánto tiempo llevas casada?

-Un par de años.

-Tómame la palabra. Puedes salir de un cráter, pero es mucho más duro que salir de un tiempo difícil.

-Declara que salieron de éste, en su mayoría, y que están trabajando en lo que queda del camino. Pero
si él descubre que se desnudó con su mutuo entrenador, ese matrimonio se va al garete.
-Tú no se lo dijiste.

-Todavía no. Le hicimos las preguntas básicas, y estaba nervioso. Y estaba mintiendo. Hay algo más
allí, algo con la víctima que está ocultando. Así que está al inicio de mi lista en este momento.

-Le destrozó la cabeza, cargó el cuerpo sobre la cama, luego le metió un cuchillo en el pecho. Con un
jo, jo, jo.

Al igual que Feeney, estudió la fotografía de la escena del crimen, bebió su café.

-Lo último fue una especie de furia, ¿no es así?- dijo -Una furia fría. Destrozo, el golpe, eso me da la
impresión de algo hecho con ira. ¿Pero la rúbrica? Para eso se requiere sangre fría. Copley podría
encajar.

-Un mentiroso es una cosa. Uno nervioso es otra. Deberías sacudirlo.

-Sí, pero él ya sacó a relucir la palabra con A. Voy a indagar un poco en sus cosas, dejarlo que se
tranquilice. Su negocio es un club de muchachos.

Las desgreñadas cejas de Feeney se alzaron. -¿Trabaja con niños?

-No, una gran firma de relaciones públicas, pero la dirige como un club de muchachos, a nivel
ejecutivo, por lo menos. Había una mujer en la reunión que interrumpí hoy, y no se la veía realmente
feliz con él. Creo que él es un cabrón, pero tengo que preguntarme si sólo es que me gustaría
encontrar a un asesino cabrón para el cabrón de mi víctima.

Se encogió de hombros, bebió café, estudió su tablero. -Tenía un montón de clientes, usó a un
montón de mujeres. El campo de muerte es grande.

-Alguien que necesitaba poner un cuchillo en un tipo muerto se va a romper en algún punto.

-Eso es lo que pienso también. Necesito estar ahí cuando eso ocurra.

Él asintió, y por uno o dos minutos bebieron sus cafés, estudiaron la muerte en un cómodo silencio.

-Mi esposa está sobre mí para que lleve un traje de pingüino mañana.

Eve frunció el ceño, cambio su proceso de pensamiento. -¿Por qué?

-¿Cómo diablos voy a saberlo? Tú eres mujer. ¿Por qué a las mujeres les gustan los hombres
vestidos de pingüino?

-A mí no, especialmente.

-Dime esto.- La apuntó con un dedo -¿Roarke se va a poner un traje de pingüino para este jolgorio de
mañana?

-No. No lo sé- Por razones inexplicables, tuvo un momento de pánico -¿Cómo podría saberlo?
-Tú vives con él.

-Yo vivo conmigo también, y ni siquiera sé qué voy a usar mañana- Pero Roarke lo sabría, pensó.
Jesús, ¿se suponía que debería saber que se pondría mañana? ¿Era esa otra maldita regla del
matrimonio?

-¿Uso uno el año pasado?- ¿Cómo se suponía que lo debía recordar? Pero lo intentó -No lo creo.
Puedo pedirle que no lo haga si eso puede ayudarte en algo.

-Haz eso. Hazlo- Con un asentimiento presuntuoso, Feeney pasó una mano por su ajada chaqueta -
Bastante malo es tener que arreglarse bien sin eso.

-Dímelo a mí,- dijo, con sentimiento. -Yo soy la que tendrá que tener un emplasto por toda la cara
mientras camino por ahí con zancos.

-Eso es lo que consigues por ser mujer.

-Eso no es justo.

-A mi esposa le gusta lo lujoso, y los zancos. También le quedan muy bien. De cualquier manera- Él
se rascó la oreja. -De cualquier manera, voy a contarte que ella os ha hecho un tazón en su clase de
cerámica. No está mal, ni siquiera se bambolea. Mucho.

-Ah… eso es algo muy bonito por su parte,- dijo Eve cautelosamente.

-Me imagino cuántos tazones puede usar alguien, pero eso no es algo que uno dice cuando está
casado con alguien que sigue haciéndolos. A menos que quieras encontrarte con tiempos difíciles.

-Lo entiendo.

-Así que conseguí esto.- Metió la mano dentro del bolsillo interior de su fea chaqueta, sacó un
cuadrado pequeño y delgado envuelto en un brillante papel rojo.

-Oh,- dijo Eve cuando él se lo dio.

Ella era terrible dando regalos; y era peor recibiéndolos.

-No quería entregártelo mañana, con la fiesta y la gente y todo eso.

-Vale. Gracias.- Después de una embarazosa pausa, dedujo que se suponía que abriera el regalo en ese
momento.

Le quitó el papel, lo arrugó, lo tiró en su reciclador. Levantó la tapa, y sólo se quedó mirando
fijamente.

Pequeñas reproducciones de las medallas que les habían concedido a ella y a Roarke el mes anterior
flotaban dentro de un vidrio transparente. Grabados debajo de cada una estaban sus nombres, el
premio, y la fecha en que las otorgaron.
-Esto es…- Se le cerró la garganta-Demasiado- se las arregló para decir -Esto es muchísimo.

-Me imaginé que podrías ponerlo en algún lugar en donde pudieras echarle un vistazo cuando el
trabajo se hiciera muy pesado. Tal vez no aquí. Es un poco como alardear si lo pones aquí.

-Sí. Debería ser en casa. Es de Roarke, también.

-El honor más alto otorgado a un policía- Había una luz en su voz que hacía que a ella se le cerrara la
garganta -El más alto otorgado a un civil. Estaba realmente orgulloso de los dos.

Ella luchó por recomponerse antes de arriesgarse a mirarlo. -Eso también es mucho.

-Si no puedes ponerte un poquito sentimental en Navidad, ¿cuándo puedes entonces? Bueno- Le dio
un ligero puñetazo en el brazo, los estabilizó a ambos. -Tengo que regresar Nada de traje de
pingüino,- le recordó.

-Se lo diré a él. Gracias, Feeney.

Se quedó dónde estaba cuando se marchó, pasó la punta del dedo sobre su nombre, sobre el de
Roarke. Alzó la vista hacia su tablero, a la imagen de Trey Ziegler sentado en la cama, esa burlona
nota prendida en su pecho con un cuchillo de cocina.

-Eras un cabrón, Ziegler. Un manipulador, un prostituto y un violador. Desearía que estuvieras vivo
para poder arrojarte a una celda. Pero como estás muerto, vas a obtener lo mejor que puedo darte.

Cuidadosamente, volvió a tapar la caja, la puso a un lado.

Tomó asiento con lo que había quedado de su café, y se puso a trabajar.

Cerca de dos horas más tarde, programó otra taza de café, se la tomó de pie mirando afuera por su
escuálida ventanita el ajetreo y bullicio de Nueva York.

Oyó las pisadas de las botas de Peabody, no se molestó en dar la vuelta -Oscurece muy temprano.

-Acabamos de pasar el solsticio, de manera que los días están empezando a alargarse.

-Toma demasiado tiempo. Copley parece normal. Padres divorciados, medio hermano por el lado del
padre. Estudiante promedio. Un pequeño episodio por posesión recién saliendo de la universidad,
probablemente eso no lo hubiesen tomado en cuenta si no hubiese insultado a los policías. Multas de
tránsito, y excavé en esas un poco. Fue al tribunal por cada una, y en dos casos terminó pagando una
fianza extra por insultar al juez. De manera que, hay algo de mal genio allí, es algo presuntuoso, y
algún comportamiento insensible. Nada violento.

-Tampoco encontré nada allí- dijo Peabody -El primer matrimonio duró cuatro años, no hay
informes de disputas domésticas, pero con seguridad que presentó varias denuncias contra su ex. La
separación probablemente le costó tres veces más de lo que hubiera costado si no hubiese seguido
presionando los botones. Aun así, ella tenía más dinero que él, y no había contrato pre-nupcial, de
manera que luchó por conseguir más de lo que podría haber conseguido.
Intrigada, Eve se dio la vuelta-Todavía no he visto lo del primer matrimonio, pero Quigley nadaba en
dinero. El ingreso de él es una fracción del de ella. Hay un contrato pre-nupcial, apuesto tu trasero. El
segundo matrimonio para ambos, sí, ella se cubrió bien. Sería interesante echarle una mirada a los
términos de ese contrato.

-Ella es la tramposa que lo admitió. Me parece a mí que él lo haría en mayor escala, considerando lo
que sabemos.

-Eso no significa que ella sea la única que engañó.

Peabody apretó los labios -Hmm. No he comprobado eso. Hice una primera pasada por sus finanzas.
No vi nada fuera de lo normal, nada que indique que esté sacando los pies del plato. A menos que lo
esté haciendo sin gastar mucho. No hay cuentas de hotel en la ciudad, no está pagando un segundo
alquiler, no hay viajes personales que no encajen con los de la esposa. Y no hay retiros que indiquen
que haya un chantaje.

-Él tendría una cuenta de gastos. Vale la pena darle una mirada. Y tal vez, habiéndose casado por
segunda vez con una mujer con dinero, haya aprendido algo acerca de guardar dinero en algún otro
lugar.

Vería si Roarke quería jugar con eso.

-Por lo que puedo ver, es bueno en su trabajo- continuó Eve -Tal vez es un cabrón presuntuoso
cuando tiene que ver con ser atrapado haciendo algo malo, o con estar separado de su esposa, pero ha
luchado para llegar a ser socio en ImageWorks.

-No pude encontrar nada que indicara que no es más que un imbécil, pero más que nada es un
profesional respetuoso de las leyes con alguna habilidad en el campo de trabajo elegido- Peabody
levantó el hombro -No pude encontrar nada realmente trascendente.

-Eso no significa que no esté allí. Da por terminado el día.

-¿Tú también?

-Casi. Creo que me pasaré por lo de los Schuberts de camino a casa, presionar un poco al marido.
Podría conseguir otro ángulo.

Ladeó la cabeza cuando escuchó unos pasos saltarines que se acercaban y que reconoció como los de
McNab.

Apareció bailando en su puerta-Hola Dallas. Peabody, ¿te quedas o sales?

-Justo me estaba marchando.

-Yo también. Podemos ir a casa juntos. Tengo alguna información de la mini computadora de la casa
de tu víctima, Teniente. La habría tenido más temprano, pero me sacaron para encargarme de un caso
muy intenso. Sólo pude volver hace un par de horas.

Le ofreció un disco a Eve.


-¿Informe?

-Lo que es interesante es el programa de contabilidad que desenterré. Este no tiene lista de nombres,
sólo las iniciales, pero hice una rápida verificación con su lista de clientes, y hay un montón que
concuerdan. Algunos se repiten, otros aparecen una sola vez. Y él registra las cantidades. Esto
parecería de nunca acabar si no hubiese sabido lo que Peabody me contó acerca de la forma en que se
llevaba a algunas clientes a una cabalgata entre las sábanas, por un costo. Las ha registrado como
masajes privados o entrenamiento o consultas. Iniciales, fechas, tarifas, y lo que estoy pensando que
es un sistema de clasificación.

-¿Clasificación?

-Ey, algunos tíos son unas mierdas. Él califica. Tienes algunas clasificadas con estrellas. De una a
tres. Me figuro que clasificaba a las clientes por su, ya sabes, desempeño.

-Escoria de mierda,- murmuró Peabody.

-No diría otra cosa.- Entonces él se inclinó, le susurró algo al oído a Peabody que la hizo sonrojarse
y soltar una risita.

-Acabas de decir alguna mierda acerca de que no hay suficientes estrellas, o algo igualmente lleno de
ellas- dijo Eve

McNab sólo sonrió. -¿Qué puedo decir? Soy un romántico, no una escoria de mierda.

-Vayan a casa, fuera de aquí, desaparezcan. Ambos.

-Te veo mañana. ¡Fiesta!- Peabody hizo un rápido bailecito en sus botas rosas, y luego se fueron
corriendo.

Sola, Eve le dio vueltas al disco en su mano. Esto podría esperar, pensó, hasta llegar a casa.

No era desviarse mucho, y quería atar, o por lo menos acortar, tantos cabos sueltos como pudiera
antes de que la fiesta, el fin de semana, todo el elaborado espectáculo de la locura de la Navidad
absorbieran el tiempo para el trabajo y la realidad.

Una vez que estacionó, se unió al tráfico peatonal, aquellos que se dirigían a casa, aquellos que salían
de ella, aquellos que cargaban bolsas de compras y posiblemente se dirigían en una marcha forzada
autoimpuesta hacia otra tienda al por menor en donde podrían acumular más bolsas de compras.

Gracias a Jesús recién nacido, ya había terminado con esa parte.

La casa de los Schubert estaba a la distancia de un escupitajo del edificio de la hermana de Martella.
Aun así, en la distancia relativamente corta había una sección más activa en donde Eve se imaginaba
que se instalarían artistas callejeros durante el día, y en los cómodos espacios exteriores de los que
unos pocos restaurantes presumían probablemente de tener mucho trabajo cuando el clima era
agradable.

Una verdadera voz humana le respondió a Eve cuando tocó el timbre de la puerta.
-¿Puedo ayudarla en algo?

-Teniente Eve Dallas, NYPSD, para hablar con Martella o Lance Schubert.

-Un momento por favor, Teniente.

Apenas pasó un momento antes de que abriera la puerta una mujer con piel color caramelo y helados
ojos azules. Llevaba su pelo castaño dorado en docenas de delgadas trencitas recogidas en una cola, y
hacía que unos sencillos pantalones negros y una camisa blanca se vieran sofisticados.

-Por favor pase adelante, Teniente. Soy Catiana Dubois, secretaria social de la Señora Schubert.
¿Puede darme su abrigo?

-Así estoy bien.

-Si me sigue- La guio hacia la izquierda cruzando el vestíbulo, todo era brillante y fresco con
aquellas flores rojas de tallos largos cuyo nombre Eve no podía recordar, agrupadas en abundancia
sobre una larga mesa hacia una espaciosa sala de estar con más brillo y frescura en colores atrevidos,
con molduras plateadas, y una pequeña chimenea en la pared con fuego ardiendo.

El árbol estaba centrado en la ventana. Ángeles volaban sobre sus ramas y destellaban en sus
diminutas luces blancas. Bajo éste, regalos elegantemente envueltos, artísticamente arreglados,
añadían más color.

-Los Schuberts bajarán en un momento. ¿Puedo ofrecerle algo? ¿Café o té, o sidra caliente?

La sidra sonaba tentadora, pero tenía la esperanza de hacer esto con rapidez -No, gracias.

-Por favor, tome asiento, póngase cómoda. Es una adorable imagen, ¿no es así?- dijo Catiana cuando
vio que Eve estudiaba la imagen de Martella en millas de espumoso blanco nupcial cargada en brazos
de un atractivo hombre ataviado en negro formal.

-Hacen una buena pareja.

-Lo son. Y todavía muy parecidos a esos recién casados que usted ve allí. Teniente, no sé si es
apropiado o necesario, pero quisiera decirle que yo conocía a Trey Ziegler. No muy bien- añadió
rápidamente cuando Eve se volvió hacia ella -Parte de mis beneficios es una membresía en el Buff
Bodies. Yo no entrenaba con el Señor Ziegler. No uso entrenador, pero asistía a algunas clases
cuando podía intercalarlas con mi trabajo, y a menudo utilizo las instalaciones temprano en la
mañana o después del trabajo. De manera que lo conocía, un poco.

-¿Alguna vez se acostó con él?

Catiana se contrajo -Usted es directa. Pero supongo que eso es mejor. No. No me atraía de esa
manera, lo cual de acuerdo con lo que yo advertía era la excepción más que la regla. Yo no le
gustaba, y no me gustaba que se me insinuara, sutilmente, pero inequívocamente. Tal vez alguien más
podría haber aceptado su oferta de una prueba gratuita como entrenador como cortesía, o una manera
de fomentar el negocio, pero para mí, daba la sensación de ser demasiado… sugestivo. No puedo
decir que cruzara alguna línea, pero pasó rozándolas extremadamente cerca, para mí. Y cuando las
rozó demasiado de cerca para mi comodidad personal, le dije que se largara.

-Usted es directa.

Catiana sonrió -Puedo serlo. Traté de ser tanto firme como discreta, pero pensé que debería decírselo
a usted en caso de que no hubiese sido tan discreta como asumí serlo. No le gustó mi reacción, y
cuando una de las mujeres con las que a menudo tomaba clases me invitó a salir y mi reacción fue de
sorpresa, ella se sintió avergonzada, y me dijo que el rumor era que yo prefería a las mujeres.
Sucede que no es así, y fue fácil rastrear la fuente del rumor.

-A Ziegler.

-Sí, lo dejé pasar. No me importaba, no estaba buscando comenzar ningún tipo de relación romántica
o sexual en el gimnasio, así que no tenía importancia. Y él me dejó tranquila. Asumo que creía que la
única razón por la que lo rechazaba era porque estaba inclinada hacia las mujeres. Pero entonces…

Se interrumpió cuando Martella y su marido entraron.

-No quiero entretenerla. ¿Puedo ofrecerle algo antes de que me vaya?- le preguntó a Martella.

-¿Por qué no termina de hablar?- Eve miró a Catiana, luego a sus empleadores -¿Algún problema con
eso?

-¿Se lo estás contando?- preguntó Martella -Deberías contarle todo, cuéntaselo, Cate.

-Está bien, gracias. Preferiría terminar de decirlo. Yo no habría pensado nada, o casi nada al respecto,
Teniente, pero después…, resumiendo, un par de semanas atrás un hombre con el que me he estado
viendo se detuvo por el gimnasio, me iba a encontrar con él para desayunar entre la clase y el trabajo,
pero él entró justo cuando yo salía del vestidor. Supongo que era obvio que estábamos juntos ya que
varias personas me preguntaron por él la siguiente vez que fui al gimnasio.

-Todavía están en la etapa del deslumbramiento- dijo Martella -Es muy dulce.

-Todavía es algo nuevo- dijo Catiana -tenía un masaje reservado para esa semana, para el final del
día, con mi terapista de costumbre. Pero cuando me llamaron para salir de la sala de relajación y
entrar en la de masajes, Ziegler estaba allí. Él dijo que Lola, mi terapista usual, no estaba disponible,
de manera que él iba a hacer el masaje. Me ofreció un poco de té. Yo decliné, y le dije que iba a
reprogramar la sesión.

-¿Por qué?

-¿Conclusión?- Ella movió los hombros en una especie de encogimiento elegante -No quería sus
manos sobre mí, era tan simple como eso. De manera que salí de allí, me vestí, y me fui a casa. Eso
fue un par de días antes de que lo asesinaran, no habría pensado nada sobre eso, sólo era una
molestia, pero…

-Le conté todo - Martella buscó la mano de su esposo -Le conté a Tatiana y a Lance todo lo que
sucedió, acerca de lo que usted averiguó. Acerca… se lo iba a hacer a ella. Usted me dijo cuándo me
contactó esta mañana, que él había puesto algo en mi té.
Lance Schubert, tan atractivo como en su fotografía de bodas, atrajo a su esposa a su costado. Sus
ojos, duros como piedras, sostuvieron los de Eve -Eso es violación. No es diferente a un asalto
sexual.

-No, no lo es,- dijo Eve.

-Si él no hubiese hecho que se me pusiera la piel de gallina, era tan simple y tan instintivo como eso,
yo hubiera seguido adelante con el masaje.

Catiana se frotó los brazos, entonces suspiró, se apoyó un poco cuando Lance le pasó un brazo
alrededor a su vez.

-Hubiese probado el té. Cuando Martella me lo contó, me di cuenta que él no solamente era molesto,
no era sólo alguien que me hacía sentir incómoda. Era un depredador. No quiero meterme en el
medio del asunto por el que usted ha venido a hablar, pero pensé que debería contárselo.

-Aprecio el que lo haya hecho. Ese era su patrón de conducta, y sus instintos estaban bien. Retirarse
evitó que usted fuera otra víctima.

-Yo no me retiré. Lo dejé entrar. Lo lamento tanto, Lance.

-Basta- Él se inclinó para presionar los labios en el cabello de Martella -Basta.

-Los dejaré para que hablen- comenzó Catiana.

-Quédate, por favor ¿Puede quedarse?- le preguntó Martella a Eve -Le he contado todo, y luego ella
me contó lo suyo. Eso ayuda un poquito.

-Depende de usted.

-¿Por qué no nos sentamos? Tomemos asiento todos- Lance guio a su esposa hacia el sofá, mantuvo
su mano en la de él.

-Señor Schubert, usted está consciente de que el fallecido, Trey Ziegler, administró una sustancia
ilegal a su esposa, sin su conocimiento, y mientras ella estaba bajo la influencia de la misma, él la
violó.

El rostro tranquilo y atractivo de Schubert se endureció -Sí.

-¿Y cuándo fue usted consciente de estas circunstancias?

-Esta tarde. Catiana me llamo, me dijo que necesitaba venir a casa lo más pronto posible. Vine a casa,
como a la una y media, y Tella me contó lo que había sucedido.

-Pensé que te había engañado - las lágrimas llenaron los ojos de Martella -Creí que había engañado a
Lance, y no podía entender cómo podía haberlo hecho. Traté de decirme a mí misma que fue sólo un
terrible error, sólo sexo, y en un momento de debilidad, pero me hacía sentir enferma interiormente.
Entonces usted me contactó, y me dijo que había algo en el té, que él había puesto algo en el té que me
había dado, y…
-Se desmoronó- dijo Catiana. -Yo estaba aquí, y cuando terminó de hablar por el enlace, se hizo
pedazos. Me contó todo, y cuando estuvo lo bastante calmada, le conté lo que había sucedido
conmigo. Le di un tranquilizante y contacté con Lance.

-Usted también entrenó con Ziegler,- le dijo Eve a Schubert -¿No tuvo alguna sospecha previa a día
de hoy de este incidente con su esposa?

-Ninguna. Nunca lo habría pensado o considerado. Supe que algo estaba mal-Tú has estado muy rara-
le murmuró a Martella. -Supe que había algo, pero nunca lo pensé… si lo hubiese hecho, hubiera
sabido lo que hizo, y lo habría matado.

-¡Lance!

-Lo habría matado- repitió él, con la voz fría como una piedra, un reflejo de sus ojos -Lo habría
golpeado hasta convertirlo en pulpa con mis propias manos. Desearía poder hacerlo. Ella es ingenua,
amable, confiada- le dijo a Eve. -Él tomó ventaja de todo eso y del hecho de que habíamos tenido una
estúpida pelea, y salí de la ciudad por negocios antes de haberla resuelto. Violó a mi esposa. Hubiese
ido tras él, y lo hubiese golpeado hasta dejarlo tirado en el suelo por eso.

-¿Fue usted a su apartamento?

-Ni siquiera sé dónde está. Pero lo habría averiguado. No- se corrigió, con una furia viva en cada
palabra -No, habría ido a su trabajo, donde se sentía orgulloso de sí mismo, donde presumía y se
pavoneaba, y lo habría hecho pedazos, en público. Lo habría humillado y lastimado, de la forma en
que humilló y lastimó a mi esposa. La violó, y después la extorsionó sacándole dinero. Yo no lo
maté, por eso lo lamento más. Pero le daría un apretón de manos a la persona que lo hizo.

-Nunca debería haberle permitido que viniera aquí. No debería haber…

-No eres tú a la que hay que culpar- Schubert la hizo girar hacia él, la tomó suavemente de los
hombros -Tú no eres culpable por esto, por nada de esto - Abrazó a Martella, miró a Eve -Ella no
tiene la culpa.

-No- concordó Eve -no la tiene. Hubo otras, Martella. Estamos encontrando a muchas otras. Tampoco
se les puede culpar a ellas.

Capítulo 10

Ella dejó que todo eso diera vueltas en su mente en su camino a casa, esperando encontrar algún
lugar sólido para que una teoría aterrizara. Pero el terreno permanecía demasiado suave.

Demasiada gente, pensaba ella, con demasiados motivos. Coartadas que ella se imaginaba que podían
venirse abajo o por lo menos ser sacudidas con un solo empujón.

Tal vez esta fuera la época de la buena voluntad hacia los hombres, no es que ella alguna vez hubiese
encontrado que eso se sostenía mucho, pero con la mala voluntad de Ziegler parecía ser la emoción
principal.

Y maldita sea, ella sentía algo de mala voluntad por su parte. Ella quería cerrar la puerta a la
investigación, y al asesino, atarlo todo para que pudiera disfrutar de las festividades, la Navidad, las
luces, el árbol, el tiempo con Roarke.

A través de su infancia la Navidad había sido vacía o dolorosa o simplemente no existía. El día en
que otros niños salían disparados de sus camas para romper papeles y cintas y encontrar sus
brillantes sueños realizados.

Hasta que ella había tenido ocho años, su mejor regalo había sido si su padre había estado demasiado
borracho como para golpearla. O algo peor.

Y después de que había matado a Richard Troy, para salvarse a sí misma de “lo peor”, ella había sido
la hija de nadie. Una recogida, una añadidura, una ficha. Parte de eso fue probablemente por su
propia actitud, admitió ella mientras pasaba a través del portón. Pero había tenido muy mala suerte
en el sistema. El colegio del Estado había sido soso y gris, pero más fácil.

Pero ahora, tenía hogar, tan esplendoroso y brillante como podía ser. Tenía a Roarke, el epítome de
los regalos. Y por razones que a menudo la desconcertaban, ella tenía amigos. Más de los que ella
algunas veces, la mayoría de las veces, sabía qué hacer con ellos, pero ellos habían agregado una
dimensión a su vida cuando ella no estaba mirando.

Pensando en su víctima, en lo que él había hecho para llenar su propia vida, se encontró agradecida
por lo que tenía.

Incluso por, cuando ella entró y lo vió, Summerset.

De alguna manera.

El gato corrió hacia ella, tintineando todo el camino. Ella suponía que había sido Summerset quien le
había añadido el lazo y las campanas al collar de Gallahad.

Ella habría dicho alguna crítica aguda, pero el gato parecía disfrutar del adorno.
-El primer equipo de decoradores estarán aquí a las ocho a.m. en punto- le informó Summerset -
Empezarán en el salón de baile. Un segundo equipo llegará a las diez para completar el trabajo en las
terrazas. El servicio de banquetes llega a las cuatro de la tarde, y el personal de meseros a las seis
para un repaso. Otro personal auxiliar llegará a las seis y media.

-Okay.

-Su estilista llegará a las seis, dándole a ella noventa minutos para que se ocupe de usted. Usted estará
lista, preparada para dar la bienvenida a los invitados a las siete y cincuenta y cinco.

-Yo no quiero noventa minutos, por todos los cielos, con Trina. ¿Quién necesita noventa minutos
para estar lista para una fiesta?

Las cejas se alzaron, Summerset miró por encima de su nariz.

-Los arreglos han sido hechos. El programa está decidido. Los regalos que usted trajo a casa están
envueltos, etiquetados, y bajo el árbol en la suite principal. Lo que usted ha envuelto o está en el
proceso de envolver de forma inexperta para Roarke permanece en el Salón Azul.

Sus ojos se entrecerraron -¿Qué estabas haciendo allí dentro?

-Mis obligaciones. ¿Quiere usted que todos aquellos regalos sean envueltos y traídos abajo hacia el
árbol en el vestíbulo principal?

-Yo lo haré- Su espalda se tensó -Conozco las reglas. Se supone que yo lo haga. Todavía hay
tiempo. Tan sólo . . . mantente fuera de allí hasta que yo haya terminado.

Nerviosa, ella subió disparada las escaleras con el gato encampanado tintineando alegremente tras
ella.

No había olvidado los regalos de Roarke, Dios sabía que se había estrujado el cerebro hasta
convertirlo en masilla para pensar en cosas que el hombre más acaudalado del mundo libre no
tendría y quisiera tener, pero más que nada ella había puesto a un lado la realidad de tener que
envolverlos.

Ahora ella tenía que hacer eso, dar órdenes a los decoradores, lidiar con Trina, ser agradable con una
casa llena de invitados, y, oh, sí, cerrar un caso de asesinato.

Tal vez podría contratar a alguien (no a Summerset) para terminar de envolver las cosas para
Roarke. En realidad no era estar haciendo trampa si ella pagaba. La gente lo hacía todo el tiempo
¿verdad?

De hecho, ¿cómo sabía ella si Roarke físicamente, en persona envolvía lo que sea que le hubiese
comprado?

Pensando en ello, marchó hacia el dormitorio en donde Roarke estaba parado poniéndose un suéter
gris-acero.

-¿Envuelves personalmente mis regalos?


El terminó de ponerse el suéter, se tiró hacia atrás el cabello y la miró -¿No es para eso para lo que
están los elfos? ¿Por qué razón dejaría sin trabajo a unos buenos y emprendedores elfos?

-Eso es correcto - Ella lo pinchó con un dedo -¡Eso es completamente excelente!

-Me alegra que estemos de acuerdo.

-¿En dónde consigues los elfos?

-Cada uno tiene que encontrar los suyos - El se adelantó, tomó su rostro en las manos y la besó -
Hola, Teniente.

-Sí, hey. Déjame preguntarte algo más.

-Estoy aquí para servirte.

-¿Qué sería lo primero que harías si averiguaras que te he estado engañando con . . . un elfo? Un elfo
sexy y musculoso.

-¿Lo primero?

-Sí, déjate llevar por el instinto.

-Te sacaría de aquí, desnuda, porque habría quemado toda tu ropa junto con el resto de tus
pertenencias.

Razonable, pensó ella.

-¿Qué pasaría si las cosas fueran al revés, financieramente, y la mayor parte de la masa fuera mía?

El pasó un dedo sobre la hendidura en su barbilla -¿Qué diferencia hace eso? Tú estarías desnuda en
la calle, lloriqueando mientras suplicas un perdón que nunca llegará.

-Cruel, pero justo.

Aquellos salvajes ojos azules se iluminaron de diversión, pero ella en verdad quería ese instinto.

-Okay. ¿Qué tal si descubrieras que he sido drogada, que me habían puesto en la bebida un ilegal de
manera que el elfo pudiera follarme sin mi consentimiento, pero sin que yo objetara ya que estaba
bajo la influencia de la droga?

-Aporrearía al elfo hasta convertirlo en pus de duende inmediatamente y sin misericordia, luego. . .
ácido, creo- él dijo después de pensarlo un momento -El ácido sería el toque final, vertido
liberalmente sobre la pus.

-Agradable, con tus puños- ¿la parte de aporrearlo hasta hacerlo pus?

-¿Yo te amo?
-Sí, me amas- Ella le dió a su pecho un ligero puñete -Tonto.

-Entonces tiene que ser con mis puños, él te puso la mano encima. Tengo que ponerle la mía a él.

-Sí, Sí- Ella se sentó y se sacó las botas. -Sí. Ellos se aman uno al otro.

-¿Quiénes son ellos?

-Los Schuberts, Martella y Lance. La víctima la dopó, y él estaba en mi lista. Pero ahora está al
fondo de la lista porque, sí, pienso que él hubiese confrontado a Ziegler si hubiese sabido. Pienso que
él lo hubiese perseguido como a un perro enfermo, y pienso que hubiese llegado a lo físico. Pero no
a lo físico de agarrar un objeto contundente. Si él hubiese sabido que ella se había acostado con
Ziegler, haya sabido o no acerca de la droga, él hubiese utilizado sus puños. Esa es la sensación que
me da; aún así, tengo que considerarlo.

Ella se puso de pie para sacar unas medias gruesas -Ella es hermana de otra marca de Ziegler aunque
la hermana, Natasha Quigley, estaba dispuesta y pagó por el sexo. No me gusta el marido, el de
Quigley. El me dió una mala impresión, es como si no tuviera agallas. No puedo decir si es sólo eso
o es que está escondiendo algo. Pero quiero una buena investigación de sus finanzas.

-Ah. Me toca jugar.

-Eso me ayudaría, si tienes tiempo para ello.

-¿Por qué no nos tomamos una copa, comemos algo y me cuentas más al respecto?

Su primer pensamiento era el escribirlo todo, entonces se dió cuenta de que lo podría tener más
conciso después de darle vueltas con él.

-Funciona para mí. Oh, casi lo olvidé. Tenemos un regalo de Navidad.

Ella rebuscó en el bolsillo de su abrigo y sacó la caja. -De Feeney, me advirtió que su esposa nos
hizo un tazón, pero éste es de él para nosotros dos.

-Yo encuentro la cerámica de su esposa encantadora.

-Sí, lo sé ya que de verdad encuentras sitios para ponerlos en lugar de romperlos por accidente o
esconderlos en algún oscuro armario. Imagínate. Pero pienso que éste realmente te va a gustar.

El abrió la caja, sacó el vidrio, y simplemente se lo quedó mirando.

-Yo tuve la misma reacción. El dijo que quería que lo tuviéramos, para recordar, para poder verlo
cuando las cosas se volvieran pesadas. El dijo que estaba realmente orgulloso de nosotros. Y eso fue
todo, de verdad no sabía qué decir.

-Esto significa mucho- murmuró Roarke. -Es algo muy grande que él hiciera esto, que pensara en
hacerlo.

-Lo sé. Y él lo entendió. El dijo que pensaba que deberíamos tenerlo en casa, porque si lo pongo en
la oficina, era algo así como estar alardeando.

Los labios de Roarke se curvaron. -Confía en Feeney.

-Me imagino que tiene razón, que esto debería permanecer aquí. Y pensé no en mi oficina, ni en la
tuya, porque esto es de nosotros dos juntos. Pensé que tal vez debería quedarse aquí porque este es
nuestro espacio. Especialmente nuestro, quiero decir.

-Sí. Especialmente nuestro- Despues de echar un vistazo, Roarke se acercó a una mesa en la sala de
estar, puso el regalo encima -¿Qué te parece?

-Se ve bien.

Ella enlazó su mano con la de él y echaron a andar. El gato se adelantó corriendo, tintineando
alegremente -¿Summerset le puso esa estúpida campana?

-Yo le puse esa estúpida campana.

-¿Tú?- Ella le lanzó una mirada pasmada -¿En serio?

-Fue un momento de debilidad - admitió Roarke -Para darle a él un poco de la festividad, pensé. Y
ahora está tintineando como un loco, para mí que lo hace a propósito. Lo está disfrutando.

-¿El lazo también?

-Dije que fue un momento de debilidad. Tuve que hacer varias apariciones cortas en un número de
fiestas en la oficina hoy día. Obviamente, eso disminuyó mi resistencia.

-¿Cuánto bebiste?- preguntó ella.

-Nada de nada, pero lo haré ahora.- En la oficina de Eve él abrió la ranura de la pared y escogió una
botella de vino -Un buen y vigoroso tinto ¿Qué tal un filete? Toda la socialización entre reuniones
hizo que me perdiera el almuerzo. Estoy hambriento.

-Podría querer un filete, eso es lo primero que comí alguna vez en esta casa ¿Por qué recuerdo eso
ahora?

-Sentimentalismo por fiestas.

-Te amo.

El puso la botella a un lado y dió un paso para abrazarla-Siempre es adorable oírlo.

-Pensé en eso hoy cuando estaba escuchando y observando a los Schuberts. Ellos se aman. Podía
verlo, tan claro como el agua, porque puedo sentirlo, por todo mi ser. Por eso no pienso que ellos
estén involucrados en el asesinato de Ziegler. Lo cual es estúpido porque amarse el uno al otro no
significa que uno de ellos no haya aporreado a Ziegler y luego le haya dado una puñalada.

-Pero tú no piensas eso.


-No lo hago. Pero estoy un poco preocupada por el sentimiento de las fiestas, no acostumbraba a
tenerlo.

-Es el resultado de tener amor y un hogar- Ella la separó un poco -Y vida.

-Supongo que sí. Yo traeré la comida.

-No, ocúpate del vino y yo traeré la comida, o sino no habrá más que filete y papas en los platos.

-¿Por qué tiene que haber algo más?

-Porque te amo.

-Sí, sí - Pero ella abrió el vino, lo sirvió para ambos.

-Déjame contarte sobre la secretaria social de Martella.

Cuando tomaron asiento, ella le contó todo desde el principio.

-Yo la creí - dijo Eve - Había algo tan honesto y lúcido al respecto. Y aún así, es tan malditamente
conveniente. No hay manera de que yo pueda probar lo que me dijo, y se adapta al patrón de
conducta, le da a Martella, e incluso al marido, alguna cobertura.

-Y aún así tú le crees.

-¿Será que simplemente quiero hacerlo? Tal vez estoy perdiendo mi lado cínico.

-Jamás- Riéndose, él brindó con ella -Tu eres una policía de arriba a abajo, Teniente. Tu cinismo y
tus instintos permanecen sólidos. Para mí, la historia suena plausible, y se desliza justo en el patrón
de conducta de tu víctima. ¿Es atractiva, esta Catiana?

-Impactante. Más impactante que su empleadora, y no sentí ninguna vibra, ni siquiera el olor , de
interés entre ella y el marido.

-Pero vas a investigarla.

-Claro.

-Ese es mi punto- El chocó su copa con la de ella. -Tu cinismo permanece intacto.

-Uff. Ahora la hermana - Eve cortó más filete, consideraba otro milagro que ella pudiera disfrutar
de verdadera carne de res en cualquier momento -Ayer ella dijo que no había pasado nada entre ella y
Ziegler. Lo dejé pasar porque obtuvimos información de Marella, pero no encajaba, no
completamente. Y encajó menos cuando confirmamos que Ziegler utilizó la droga en varias mujeres,
lo hizo extracurricularmente con varias más por dinero. ¿Y el sexo directo por dinero? El explotó a
las clientas adineradas, con buena apariencia, y mayores que él por diez o quince años. Mujeres
mayores acaudaladas con tiempo y dinero para gastar. Natasha Quigley encaja en ese criterio ¿pero
ella dijo que no sucedió nada?
-No todas las mujeres ricas, casadas, un tanto mayores, se van a la cama con un gigoló.

-Gigoló- Experimentalmente lo dejó rodar sobre su lengua -Esa palabra es demasiado divertida y
elegante para Ziegler.

-¿Y tú prefieres?

-Escoria de mierda, pero regresando al punto. De hecho, no todas las mujeres ricas, casadas, un tanto
mayores caen, pero ella encaja en el patrón de marcas de él en toda la línea. De manera que si ella
hubiese dicho, sí, él se me acercó, pero ella no pagó por el sexo, o que tiene tanto sexo en casa que
no puede lidiar con más, o cualquier cosa que sonara verdadera, okay. Hay una docena de maneras
con las que ella podía haber jugado, pero lo jugó equivocadamente, así que supe sin lugar a dudas
que lo había hecho con él.

Ella comió, levantó su copa, y entonces sonrió -Hey, tienes razón. El cinismo está intacto.

-Y los instintos correctos, me doy cuenta.

-Sí, ella lo soltó todo una vez que hice saltar el corcho. Tiempos difíciles en el matrimonio. Eso es
parte del curso, ¿correcto? No entiendo que usen eso como una excusa para hacer trampa.

Juguetonamente, él hizo caminar sus dedos por el dorso de la mano de ella -Razón por la cual tú no
estás desnuda en la calle, mi querida Eve.

-Dos pueden decir eso. De cualquier manera, cometió un error, bla, bla. Está tratando de arreglar su
matrimonio, por favor no se lo cuente a mi despistado esposo o él me abandonará etc. etc. Me dice
que nunca la drogó, sino que ella voluntariamente aceptó, reservó una suite de hotel, le pagó por los
servicios prestados. Pero había terminado con eso cuando ella y su marido decidieron tratar de
arreglar las cosas, y que iban a salir de viaje después de las fiestas.

-¿Piensa ella que mintiéndole y engañándolo sobre esto, mejorará las cosas?

Satisfecha de que él tuviera la misma reacción, que hiciera la misma pregunta le dió un bocado a
alguna especie de papa cremosa -Un montón de gente piensa de esa forma. Cuando la presioné para
que me dijera qué haría él si lo supiera, ella declaró que él no es violento. Pero allí hubo una
pequeña vacilación. Y con algunas comprobaciones averigüé que él tiene una mecha corta. Nada
realmente físico, pero por bocón ha estado metido en problemas.Y es un cabrón.

-¿Qué tipo? Hay tantas clases- señaló Roarke.

-Eso es tan cierto. Misoginia, la cual es sólo una palabra elegante para un hombre que trata a las
mujeres como apoyo o conveniencias menores. Estaba nervioso cuando hablamos con él, pero
también arrogante. Pienso que no le importaba ser interrogado por un par de 'chicas.'

-Bueno ahora él lo lamentará.

-Lo que es una forma elegante de decir que le voy a patear el trasero en la caja si puedo tenerlo allí.
Lo cual me lleva a buscar dinero. La mayoría de es de su esposa. De manera que si un tipo como ese
tiene una esposa rica, apuesto a que tiene algún dinero escondido en otra parte de modo que nunca
termine desnudo en la calle. Y si él lo tiene escondido, tal vez podamos encontrar retiros que pueden
indicar que él le estaba pagando a Ziegler para que mantuviera la boca cerrado sobre algo. O que él
tiene una falda o faldas aparte para aquellos tiempos difíciles. Habitaciones de hotel o regalos, o un
pequeño nido de amor. Algo.

-Bueno. El no te gustó en absoluto.

-Ni siquiera un poquito.

-Estaré feliz de echarle una mirada ¿Qué dijiste que hacía él?

-Relaciones públicas. Algo en lo que aparentemente es muy bueno. De manera que él está
encabezando mi lista. Junto con él, tengo una escritora que fue una de las clientas de la víctima, a
quien le dió la droga, quien no tiene coartada para el tiempo en cuestión. Y un antiguo boxeador,
actualmente propietario de un gimnasio y entrenador quien odiaba a la víctima, y tenía una buena
razón para querer alguna venganza.

-Hay otros- añadió ella -lo cual es el problema. No tenemos escasez de personas quienes podrían
haberle dado a Ziegler un buen batacazo, con lo que podría ser argumentado como causa.

-Tú podrías darme un prematuro regalo de Navidad- sugirió Roarke. -Proporcióname una lista, y yo
revisaré todas las finanzas.

-En verdad considerarías eso un regalo.

-Robar era una maldita diversión - El se reclinó hacia atrás, gesticulando con su copa antes de
saborear más vino -La emoción de deslizarte a través de la oscuridad hacia lugares que estaban
cerrados y prohibidos para mí. Lugares con tanta belleza, del tipo que una rata callejera de Dublín
nunca esperaría ver, mucho menos tocar. Y nunca retenerlas, jamás guardarlas. Más allá de la
necesidad de sobrevivir que fue lo que lo inició abriendo cerraduras o robando carteras, se convirtió
en un mundo de posibilidades, tanto como un arte como las pinturas o joyería que podría haber
robado.

-Que robaste- corrigió ella.

-Lo hice, en verdad- dijo él con el afecto nostálgico de los recuerdos -Y más allá de los dedos ligeros
y deslizarse en la oscuridad, había una tecnología que me era muy atractiva.

-Un ladrón electrónico.

-Como tú quieras. Más deslizamientos, más robos. Un mundo de posibilidades. Ahora el robo está
fuera de cuestión ¿no es así?

-Lo está, tú mismo lo dejaste.

-Sin un solo lamento estando en donde estoy sentado ahora, mirando al único mundo de posibilidades
que necesito para toda una vida.

-¿Eso es como decir que no hay suficientes estrellas?


Curioso, él le sonrió -Podría ser. Pero el punto es, querida Eve, la supervivencia a través de las
posibilidades, y aquellas posibilidades se convirtieron en una especie de juego o indulgencia ya que
he aprendido a hacer las mías a través de los negocios. Legítimamente. Un hombre puede dejar de
lado juegos e indulgencias por premios mayores.

El le alzó la mano, besó sus dedos -Eso no significa que él no pueda disfrutar un poco de ser
escurridizo si el robar es para una causa buena y justa. Tú me das eso, con tu confianza en mí, y
compartiendo lo que eres conmigo. Tengo una medalla colocada al lado de la tuya, flotando en
cristal, entregada a mí por un hombre que representa a tu padre. Un hombre que respeto más que a la
mayoría. También tengo eso porque tú me diste otras posibilidades, abriste nuevos mundos para mí
que una vez estaban cerrados y prohibidos.

-Tú los abriste por tí mismo. Te lo ganaste por tí mismo.

-Nunca hubiese mirado hacia ellos sin tí. Eso no significa que no pueda disfrutar de meter mis dedos
dentro de partes de negocios en los que algunos dirían que no son de mi incumbencia.

-Encontraré las cuentas - le prometió a ella -ya que estoy de acuerdo en que están allí para ser
halladas. Y considera el tiempo bien empleado.

Ella puso su mano en su mejill -Entonces Feliz Navidad. Oh, espera. Mierda. No te pongas un
esmoquin.

-Había pensado cambiarme a una corbata negra por un poco de infiltración cibernética, pero puedo
quedarme como estoy si quieres.

-No, mañana. La esposa de Feeney ha estado sobre él para que use uno, y él se mantiene firme, pero
si tú usas uno, ella lo acosara por eso. Así que no lo hagas.

-No estaba planeando usarlo.

-Bien. Entonces es sencillo. ¿Qué voy a usar yo?

-No un esmoquin.

-Otra vez, bien, porque ella probablemente lo acosaría por eso también. No vas a decírmelo- decidió
ella después de un rato.

-Si no te gusta lo que Leonardo diseñó para la ocasión, puedes escoger algo más. Espero que no lo
vayas a hacer- El volvió a besarle la mano -He visto la imagen holográfica, y lucirás increíble.

-Si voy a lucir tan increíble después de ponérmelo ¿por qué necesito una hora y media con Trina
untándome cosas por todo el cuerpo primero?

El le dió a su mano un apretón, y luego una rápida palmadita -Yo me quedo fuera de tales asuntos,
por mi propio bienestar.

-No voy a pensar sobre eso; eso es mañana, y esto es ahora y ¿quién sabe lo que pasara?
-Puesto en pocas palabras.

-Cállate. Dinero para tí, asesinato para mí - Ella se puso de pie, se inclinó hacia adelante y lo besó -Y,
supongo, que para nosotros eso no se pone mucho mejor.

Ella estaba sentada ante su escritorio, el café listo, su tablero a plena vista. Y volvió al comienzo.
Trajo la reconstrucción de la escena del crimen a su pantalla, estudió las dos figuras, los ángulos, el
arco del primer golpe, del segundo.

Para ser meticulosa, ella revisó sus notas, encontró la declaración de Sima, volvió a revisar la de
Alla Coburn. Las dos mujeres que se sabía que habían tenido acceso al dormitorio declararon ambas
que el último trofeo de la víctima estaba colocado sobre la cómoda en un lugar prominente.

De manera que la reconstrucción se sostenía desde su punto de vista. Como lo hacía la probabilidad,
97.4 %, de que el asesinato fue por el impulso y la pasión del momento.

Un hombre, de aproximadamente seis pies de altura, o una mujer de esa altura o con tacones que la
elevaba a esa altura.

A menos que Sima haya estado parada sobre una caja, eso la dejaba fuera. Y a pesar de lo que Eve
sentía personalmente por Trina, no podía ver al monstruo de la cara y piel golpeando la cabeza de un
tipo por que él había humillado a una amiga.

Coburn. Posiblemente si ella hubiese usado tacones de cinco pulgadas, lo cual extrañamente era lo
que las mujeres hacían ¿por qué dejar tanta evidencia que la ataba a la escena? ¿Pánico? Era posible.
Pero escribir una nota, tomar un cuchillo de la cocina, enterrar ese cuchillo en un cuerpo muerto, no
hablaba de pánico.

Si una mujer tenía la sangre fría para eso, tenía el suficiente control para agarrar su sujetador y sus
zapatos.

Aún así . . . Eve jugó con sus notas ¿Podría esa misma mujer ser lo bastante inteligente para dejar
evidencia incriminatoria detrás como una especie de cubierta? Una dilatación, pensó Eve. Algo que
sopesar, pero ella no había tenido la sensación de que Alla Coburn fuera una astuta calculadora.

Lill Byers, la supervisora de la víctima. No había absolutamente ninguna evidencia de que ella
hubiese tenido nada más que una relación profesional con la víctima. Físicamente, ella encajaría.
Altura, fuerza, y habría conocido la dirección de la víctima. Ella había sabido al menos algo de lo
que él hacia por su lado.

¿Posible soborno? La víctima le paga a ella un porcentaje de su negocio ilícito para poder
manejarlo tranquilamente fuera de las instalaciones. Ella quiere más, ellos discuten al respecto, ella
pierde la cabeza.

Débil, pensó Eve, muy débil. Y la computadora concordó con ella con una probabilidad del 53.6%.

David “Rock” Britton. Casi la altura correcta, con seguridad lo bastante fuerte. Motivo y
oportunidad potencial con la falta de una coartada.
A la computadora le gustaba él, advirtió ella, con una probabilidad de casi el 90%. Pero la
computadora no lo había mirado a los ojos. Si él hubiese ido tras Ziegler, hubiese usado sus puños.

La bloguera de modas. Lo bastante alta, en buena forma. Y si su experiencia anterior con la


violación en una cita era cierta, tenía motivo más que suficiente. Alguien se salió con la suya una
vez, por Cristo, este hijo de puta no se iba a escapar de eso.

De manera que había motivo, no tenía coartada, era físicamente capaz.

Eve se puso de pie, caminó alrededor de su tablero, volvió a acomodar algunas fotos, alguna
información.

Ella volvió a sentarse, lo estudió nuevamente.

De ese grupo, la bloguera iba a la parte superior. La rúbrica de la nota ¿el cuchillo? Sí, ella podía
verlo. Sal en la herida.

Martella Schubert. Delicada, pero esa era su personalidad más que su físico. Ella parecía delicada,
un poco en el lado frágil. Adinerada, mimada y siempre había poder en el dinero. A simple vista, su
declaración indicaba que ella no había sabido que había sido drogada, se sentía culpable por
traicionar su matrimonio.

Y, tomada a simple vista, su declaración podía indicar que se sentía lo bastante culpable como para
confrontar a la víctima, discutir con él. El quiere más dinero para mantener su encuentro amoroso en
secreto. Ella pierde la cabeza.

Eso podría encajar, reflexionó Eve. Podía ver cómo sucedía. Pero no podía ver a la delicada Martella
agregando la rúbrica.

¿Pero con quién estaba ella la primera vez que Eve la había entrevistado?

La hermana. La hermana mayor.

Impulso, ira, violencia, pánico.

Qué tal si ella hubiese llamado a la hermana.

'¡Tash, estoy en problemas! ¡Oh Dios, él está muerto! Yo lo maté. ¿Qué debería hacer'?

¿Qué haría la hermana mayor? ¿Correría al rescate, para evaluar la situación? Y con el
conocimiento de que la víctima se había acostado con ella y con la hermana, ¿daría rienda suelta a su
propia rabia?

La nota, el cuchillo, y entonces la solidaridad. Cada uno guardando el gran secreto.

Tal vez.

O Natasha Quigley sola. Ella declaró que el arreglo con Ziegler se había terminado, finalizó por las
esperanzas que tenía ella de arreglar su matrimonio. Tal vez Ziegler no quería que terminase, quería
que ella le siguiera pagando. O tal vez ella había descubierto lo de su hermana, y confrontó a
Ziegler.

La coartada estaba razonablemente comprobada, reflexionó Eve. Pero toda la verificación fue hecha
por el personal de un tipo o de otro, y el personal a menudo decía o hacía lo que les decían que digan
o hagan.

Y físicamente ella daba la talla.

Y sobre los maridos, ella no podía ver a Schubert haciéndolo. Como Rock, él hubiese usado sus
manos, los puños.

Ahora JJ Copley no le daba la impresión de ser un tipo que se dejaba dominar por los puños. Un
objeto contundente parecía ser más de su estilo. Y la rúbrica, bueno, eso le iba, también. Revancha
sin ningún riesgo de confrontación.

Ella podía verlo apuñalando a un hombre muerto. Sí, ella podía ver eso.

Pero quizás podía verlo porque simplemente él no le gustaba.

De todas formas, él lideraba la lista de este siguiente grupo, con su esposa en un segundo lugar.

Y aún así, no era suficiente, pensaba Eve.

De manera que se sirvió más café, se volvió a sentar, puso los pies sobre el escritorio y dejó que todo
el asunto empezara otra vez dentro de su mente-

Capítulo 11

Roarke alzó la vista, distraído, por las tintineantes campanas. Galahad se escabulló en su oficina
justo por delante de Eve.

-Tengo alguna información para tí- le dijo -pero no he terminado por completo.

-Okay.

Ella depositó una copa fresca de vino al lado de él, sabiendo que él cortaba el consumo de cafeína
muchísimo antes que ella.

-Gracias. ¿Y esto es por?

-Interrumpirte, sigue adelante y termina. Yo simplemente estoy llevando a mi mente a un nuevo


espacio.

El gato se preparó y dió un salto al regazo de Roarke con un tintineo de campanas, se frotó y dió
vueltas mientras Eve se acercaba a la amplia ventana.

El espacio de su oficina era más elegante y más conciso que el de ella, pensó Eve, por el diseño. El
había creado el de ella para reflejar su antiguo apartamento, y para atraerla aquí con algo que le
fuera familiar.

Ingenioso.

¿No era interesante el hecho de que esa sola habitación fuera en verdad casi tan grande como su
antigua vivienda por completo? No lo había pensado, sólo se había encontrado, inicialmente,
perpleja y conmovida porque él se hubiese tomado ese trabajo, por el hecho de que pudiera
entenderla tan bien en tan corto tiempo.

Miró por la ventana, a los terrenos, la fantasía navideña brillando en ellos contra la oscuridad. El
había pensado en eso, también, lo había edificado. Para ambos ahora.Echó un vistazo sobre su
hombro a la fotografía que le había dado a él en su primer aniversario, una de ellos dos bajo la
pérgola floreciente ese día de verano. El día de su boda.

El la había colocado allí, en donde pudiera verla desde su estación de trabajo. Ella también había
llegado a conocerlo a él ¿no era así? Era suficiente saber que él atesoraría esa imagen de ambos en
ese momento de promesas.

El podía verlo cuando trabajaba, cuando negociaba desde ese lugar. Cuando compraba y vendía,
ordenaba o persuadía, y hacía todas las cosas que ella no comprendía completamente.
El estaba sentado ahora, con el cabello atado en modo de trabajo, las mangas de su suéter subidas
hasta los codos, el gato enroscado en su regazo, y sus ojos, de una azul tan brillante, enfocados en
una de las tres pantallas que utilizaba para hacer los deslizamientos de los que había hablado antes.

-Tienes algo en la mente que has traído aquí,- dijo Roarke mientras continuaba trabajando. -Sería
bueno que lo dejaras salir. Sólo estoy atando algunas cosas aquí.

-Tengo a tres personas merodeando en el tope de mi lista de sospechosos. La computadora no está


completamente de acuerdo, sabiduría de probabilidades, pero ellos son mi trío.

-Siendo uno de ellos Copley.

-Definitivamente. Y su esposa, Natasha Quigley. Tengo un par de teorías que la podrían poner a ella
en la combinación.

-Desarrolló verdaderos sentimientos por Ziegler, no quería seguir compartiendo. ¿Lo mató en vez de
verlo acostarse con otras mujeres por diversión o beneficios?

-Huh. Esa no era una de las teorías, pero la voy a agregar, y a darle vueltas.

-¿Quién es tu tercero?

-Kira Robbins, la escritora de modas.

Las cejas de Roarke se alzaron desviando la vista de las pantallas -¿En serio?

-No tiene coartada. Físicamente encaja con la reconstrucción. Añádele que fue víctima de violación
anteriormente. No puedo confirmarlo positivamente, pero me sonó a cierto. Tú.. . tú lo captas cuando
has pasado por eso.

El cogió su vino, le dió un sorbo, no dijo nada.

-Hay una parte de mí, puedo admitirlo, que tiene la esperanza de que no sea ella debido a eso. Pero
tengo que considerarlo.Si ella fue violada como dijo, cuando era una adolescente, eso la dejó
marcada. No hay curación que borre la marca, ¿y lo que no traje a colación cuando hable con ella?
¿Si esto le fue hecho a ella antes, no se preguntaría, o sospecharía que se lo habían hecho otra vez?
Por segunda vez en su vida experimenta una violación, ¿podría ella simplemente pasarlo esta vez
como un mal juicio, como una debilidad personal? Mientras más me lo pregunto a mí misma, más
me parece una mierda.

-Tú crees que ella sabía lo que había sucedido, lo que él había hecho.

-Yo creo que ella tenía que hacerse esa pregunta, y sé que tengo que hablar otra vez con ella, y
presionar en ello.Y lamento hacerlo.Si resulta que ella es la asesina, voy a lamentarlo incluso más.

El se reclinó hacia atrás -Hubo un tiempo en el que te hubiera cuestionado al respecto. Hay una parte
de mí que todavía lo hace, aún cuando conozco la respuesta. Aún cuando lo entiendo, y casi lo acepto
por completo.
-No se puede cambiar lo que fue- dijo ella con un encogimiento de hombros -De manera que lidias
con lo que es.

-Eso deja una marca- Mirándola, él repitió sus palabras -No hay curación que borre la marca
completamente. Ella fue una víctima, y si lo mató, tenía motivo. Un motivo que tu y yo entendemos
demasiado bien. Era el tipo de persona desagradable, un cruel manipulador de personas, un violador.
Pero tú vas a ponerte de pie por él incluso sobre una mujer a la que él uso tan vilmente. Tienes que
hacerlo. Tienes que hacerlo.

El lo repitió porque esa única realidad vivía ahora en ellos dos.

-Más que un trabajo, es un deber, y tu sentido del bien. Tu línea.

-Mi línea y la tuya sólo corren paralelas hasta antes que se bifurquen. Algunas veces eso es un
equilibrio. Algunas veces es un problema.

Reflexionando, ella pasó un dedo alrededor de la tapa de uno de los tazones bamboleantes que la
esposa de Feeney les había regalado.

El había puesto eso aquí también, pensó ella, como la fotografía, en su espacio. Porque él entendía,
valoraba las conexiones y símbolos de la familia, mucho más que ella.

-Así que, si resulta que es ella, presionaré para que Mira la evalúe y a las circunstancias, su estado
mental, el ángulo del síndrome de estrés postraumático. Las evaluaciones de Mira tienen peso.

-Lo tienen. Como lo tienen las tuyas.

-Pero eso es adelantarnos, e ir muy lejos. En donde estamos ahora, voy a inclinarme hacia ella,
presionaré botones, aún sabiendo cómo se siente que te los presionen.

-Tú vas a ponerte de pie por ella también, si ha asesinado. Porque siempre es algo más que el trabajo,
más que el deber.

-No es acerca de mí.

-Tonterías- El lo dijo de forma amable, incluso sonrió un poco cuando ella frunció el ceño, aunque
sus palabras removieron recuerdos de lo que él sabía que ella había sobrevivido -Investigar
objetivamente no te inhabilita. Tus experiencias, tu comprensión de la victimología desde el punto de
vista de la víctima es tanto una parte de lo que tu haces, de lo que eres, como lo es tu entrenamiento y
tus instintos. Tú eres, por siempre, todos los puntos de la triada, Teniente: víctima, asesino, policía. Y
conoces cada sección íntimamente.

-Porque no sólo he sido una víctima, no soy solamente una policía, sino que he matado.

-Sí. Para salvar tu propia vida, para salvar las vidas de otros, has tomado vidas. Cada parte de eso
pesa sobre tí tanto como lo que te sucedió cuando eras una niña indefensa e inocente. Y eso te hace la
persona que eres.

-Tal vez son tonterías porque yo no quiero ser ella - Y debido a que eso también pesaba sobre ella,
hundió las manos en los bolsillos, y vagó por el espacio de él -Porque, poniendo la objetividad a un
lado por el aquí y el ahora, quiero que sea Copley porque eso caería más fácilmente.

-Podría ser capaz de ayudarte ahí.

-¿Sí?- Ella se detuvo y se volvió hacia él -Lo tomaré.

Roarke levantó al gato, dándole una caricia de disculpa cuando lo puso en el piso. Entonces hizo
girar su silla hacia Eve, sonrió, y palmeó su rodilla.

-Ponte serio. No voy a jugar a hacer el amor en la oficina.

-Es el precio, y uno justo, por la información- El volvió a palmearse la rodilla.

Ella hizo rodar los ojos, pero se acercó, se sentó en su regazo -¿Satisfecho?

-Espero estarlo, eventualmente. Pero por ahora.

El hizo bailar los dedos sobre las teclas, puso la información en la pantalla de pared.

-Como puedes ver este es el dinero Quigley, y aquí está la parte de Natasha Quigley, la cual es
bastante cómoda.

-Ja. ¿Un insignificante cuarto de billón?- Ella inclinó el rostro hacia él, sonrió -No es moco de pavo
desde donde estoy, literalmente, sentada.

-Sea como fuere.

-Sí, que sea o que fuera eso, esa parte la conocía. La hermana recibió lo mismo. Inversiones,
fideicomisos, y demás, todo por el mismo camino hasta que cada una cumpla los veinticinco años.
Algunas divergencias allí, elecciones, diferentes inversiones, gastos, la hermana mayor compró el
edificio en Nueva York y una segunda casa en Aruba, un piso en París, todo a su nombre. La menor y
su esposo, quien también tiene una cantidad de dinero propio incluso más insignificante de ciento
setenta y cinco millones, compraron la casa de Nueva York juntos. Ella también tiene un piso en
París, en el mismo edificio que la hermana mayor, comprado a su nombre un par de años antes de su
matrimonio. Y como pareja ambos poseen un lugar en Sta. Lucía. Copley, por otro lado, tiene a su
nombre unos patéticos seis millones

-Prácticamente mendigando en la calle.

-Comparativamente -Cambiando de posición, ella enganchó un brazo alrededor del cuello de Roarke,
estudió los números -El se lleva el crédito por ganárse un millón por vez ¿y eso escuece, no es así?
¿el ver que todo lo que tiene sea para la forma de pensar de su esposa unas monedas sueltas?

-¿Lo es?

Esta vez ella recostó la cabeza contra la de él -No mientras sigas trayendo el café ¿Pero para él? Me
dá la impresión de ser un fanfarrón, tan sólo la manera en que lo encontramos hoy.
-El tiene un gusto por las cosas más finas, no puedo objetar esas nimiedades. Guardarropa,
vehículos, aunque la esposa parece ser razonablemente generosa en esas cosas. Su cuenta de gastos
en la firma es consistente al máximo. El viaja muy bien, profesionalmente y personalmente.

-¿Todo le va cada vez mejor?

-Esa parte, sí. Le va bien, sin embargo, tiene otras dos cuentas, ambas abiertas en el extranjero, desde
el matrimonio, y ambas bajo tapaderas muy delgadas. Tuvo algunos problemas para ocultarlas, y
probablemente podrían permanecer escondidas de cualquier registro superficial que su esposa o sus
asesores financieros pudieran organizar. A menos que se convirtiera en algo serio.

-O que se volviera serio en una investigación por asesinato con un excepcional consultor civil
fisgoneando en sus cuentas.

-O eso.

El intercambio pantallas manualmente -Doce millones aquí, ocho allá.

-¿En dónde los consiguió?

-Aquellos eran unos de los cabos que estaba atando. Voy a querer excavar un poco más profundo,
pero otra vez superficialmente, por encima. Gastos personales y de negocios, cuidadosamente y
sutilmente y los personales serían de su esposa.

-Le está robando a su esposa.

-Un poco a la vez, y esos pocos, he encontrado que empiezan en los primeros días de su matrimonio.
No particularmente codiciosamente, pero consistente. Algo de eso lo ganó de forma bastante
correcta, sólo que los separó en estas otras áreas, fuera de los cofres de la familia podrías decir.
Inversiones por su cuenta, disputas por impuestos todo cerca de la línea pero en realidad no sobre
ésta.

-¿Qué es esa de allá? El trato mensual de pago directo. Seis mil, el primero de cada mes.

-Ah, tienes una vista aguda. Esa sería la tarifa de la administración, la cual incluye limpieza tres
veces por semana, todo el mantenimiento y cosas así en el condominio. En la zona residencial de
Upper East End. Comprado con una de sus cuentas escondidas hace como seis meses atrás. Como no
hay una ganancia coordinada de la propiedad, no lo llamaría una inversión.

-Un lugar propio, en el extremo opuesto de la ciudad y de la casa familiar - Eve volvió a cambiar de
posición, inclinando la cabeza mientras seguía los números -Me huele como a un nido de amor.

-Tiene esa distinción. También verás algunos desembolsos, hoteles, restaurantes, boutiques. Vienen
desde cuatro meses atrás, hay considerables gastos en diseñadores, muebles.

-Emplumando el nido ¿Qué quiere decir eso? ¿Acaso los pájaros usan plumas para hacer sus nidos?
¿Por qué lo harían? ¿Cómo lo harían? No lo entiendo.

-No podría decirte, pero estoy de acuerdo con el idioma. El lo compró, lo amuebló, y como algunas
de las tiendas que pagó de esas cuentas son boutiques para damas, diría que también atavió a la pájara
con la que está haciendo su nido.

-El tiene una trampa.

Cuando ella empezó a levantarse, Roarke simplemente la envolvió en sus brazos -No he terminado.
Sigue mirando.

-Retiros de efectivo, tres semanas seguidas, seis semanas atrás, por cinco mil cada una. ¿Pagándole a
alguien en negro? Tiene que ser la víctima. Espera, espera, es el doble en esa marca de las tres
semanas. Semanalmente otra vez, pero por diez mil cada una. Ese no es dinero para ir paseando por
ahí.

-Quizás el pasea en zonas muy refinadas.

-A eso lo llamo una mierda. Eso es soborno, y encaja con la cuenta que McNab sacó del ordenador
de Ziegler.

-¿Por qué no me enteré de eso?- se quejó Roarke.

-Me perdí en los detalles, lo siento. Yo sólo me enteré antes de venir para aquí. McNab sacó una
especie de libro de cuentas del ordenador de casa de la víctima. Cantidades, iniciales, él las tenía
registradas como servicios legítimos. Entrenamiento, consultas, masajes, pero esas son tus tonterías.

-No son mías.

-De quien sean. El también calificó algunas, las cuales tienen que ser escalas de sexo, con un sistema
de estrellas. El le dió a Kira Robbins dos y media de tres.

-En verdad que tu víctima era más que un pedazo de cerdo.

-Sí, pero mi cerdo. Tengo estas cantidades correspondientes a las iniciales JJ, registradas como
sesiones privadas de entrenamiento. No me imaginaba que lo fueran. No puedo probar que no lo
fueran. ¿Pero viendo que retiró las cantidades, en efectivo, de cuentas secretas? Eso dice soborno
alto y claro. Esto dice, para mí, que Ziegler descubrió lo de la trampa, Copley le pagó para que
mantuviera el pico cerrado, y entonces Ziegler se puso codicioso. Dobló el soborno. Podría
empezar a cabrearte. Tal vez él quería más.

-Necesito a la trampa. Necesito hablar con ella.

-Eso no te lo puedo conseguir.

-Sí, tu puedes, tienes que hacerlo. Tienes hoteles, restaurants, boutiques, el nido de amor. Alguien en
aquellos lugares la conoce. La puedo encontrar. La encontraré, y Copley tiene que haberle contado
algo ¿Con quién puede desahogarse acerca de que Ziegler está aprovechándose de él o de su esposa?
Con su amante.

Ella dió unas vueltas. -Su esposa declara que ellos estaban arreglando las cosas, que él sugirió que
hicieran un viaje. Tal vez él haya terminado con su trampa. Eso la haría enfadar ¿ no es así? El nido
acababa de ser emplumado, y ahora él estaba haciendo lo que usualmente hace un marido tramposo,
corre de regreso a su esposa. Su esposa rica. Demasiada presión por parte de Ziegler- especuló ella.
-Y él se dió por vencido.

-Estas poniendo otro sospechoso en tu tablero. La amante.

-Amante es una palabra demasiado amable para una mujer que deja que algún bastardo tramposo le
compre zapatos. Yo prefiero ociosa, perra codiciosa.

-Un poco severo, sin saber las circunstancias. Quizás ella ama al bastardo tramposo.

-Nadie ama a un bastardo tramposo. El tiene cuentas secretas, tiene una dirección separada, una
amante, y muy probablemente él ha estado pagando el chantaje de su entrenador personal. El
definitivamente lidera la lista, con la esposa y la perra codiciosa y ociosa pisándole los talones.

-Tal vez ella lo sabía.

-Voy a asumir que te refieres a la esposa.

-Sí -Eve asintió, alineándolo en su mente -Ella sabe que él tiene algo aparte. Generalmente ellas
tienen conocimiento de ello incluso si no lo saben a ciencia cierta. Eso causa tensión en el
matrimonio. Dormitorios separados.

-Dormitorios separados es mucho más que tensión,- comentó Roarke. -Es una fractura en los
cimientos.

-Sí, Feeney dijo lo mismo. De manera que tienes tu cráter, o tu cimiento fracturado,- continuó ella. -
Pero Copley es feliz tirándose a la amante de modo que para él está bien si no tiene que follarse a su
esposa. Excepto que ahora está siendo presionado. Por su esposa que toma represalias teniendo sexo
con su mutuo entrenador, y tal vez está pensando en mandar a la mierda ese matrimonio. Tal vez por
su amante que quiere que deje a su esposa, y él no quiere hacerlo debido a las cantidades industriales
de dinero, y al prestigio del nombre Quigley y al estatus social. El no querría renunciar a eso.
Entonces allí está Ziegler aumentando la presión. Dobló la cantidad . . .

-Copley termina, o intenta hacerlo, con la amante,- sugirió Roarke, -y eso pone el listón más alto.
Ahora es más importante mantener ese pequeño interludio silenciado.

-Bien pensado.

-A fin de cuentas, es sólo un sórdido asunto de negocios. Estoy sorprendida de que la morgue no esté
atestada con los cuerpos de los participantes.

-Todavía no se ha terminado. Todavía necesito hablar con Robbins. Ella encaja bastante nítidamente.
Pero Copley, él simplemente está hecho a la medida.

Reflexionando, Eve cambió de posición, volvió a deslizar un brazo por el cuello de Roarke, se puso
a jugar con su cabello -Necesito dos horas.

-Yo tengo todo el tiempo del mundo - le aseguró él mientras sus dedos subían danzando por su
muslo.

-No para eso. Cielos, siéntate en el regazo de un tipo y se va derechito al modo sexual.

-Somos criaturas débiles y previsibles.

-Necesito dos horas mañana, a primera hora de la mañana, para ver si puedo conseguir información
de la amante, y hablar con la blogger de modas. Si encuentro a la amante, podría necesitar un poco
más de tiempo para trabajar en Copley, pero tal vez podría hacerlo en dos horas.

-¿Me estás diciendo esto, mientras tácitamente estás aludiendo al sexo porque. . . ?

-Sólo un par de horas -Ella le dió un leve e incitante beso -Puedo estar de regreso a las diez. Al
mediodía como mucho. Y me zambulliré de cabeza en los preparativos para la fiesta y todo eso.
Totalmente enfocada en eso.

-Yo no tengo ningún problema con eso. Pero -añadió él cuando ella sonrió y se inclinó para darle
otro beso, -tú no hiciste el trato conmigo. Lo hiciste con Summerset.

-¿Es nuestra fiesta, verdad? Podrías hablar con él.

-Es tu trato. Habla tú con él.

-Maldición.

-Mientras tanto . . . - El la cargó, se puso de pie, y echó a andar fuera de la oficina con ella.

-Todavía no he terminado.

-Tienes lo suficiente para masticar hasta mañana. Y tú te sentaste en mi regazo.

-Tal vez no quiero sexo.

-Deberías de haber pensado en eso antes de tratar de usarlo para escabullirte de tu trato.

-Yo no hice el trato contigo.

-Exactamente.

-Maldición -Eve planeaba cómo podría salir y volver antes de que Summerset se diese
cuenta.Entonces con la cama debajo de ella, y su hombre encima de ella, decidió preocuparse por ello
en la mañana.

En algún lugar en la oscuridad, el sueño se formó. Ella no luchó contra éste, no trató de forcejear
para escapar de su agarre, sino que se dejó llevar.

A través de la oscuridad llegaron las luces muy, muy brillantes, y la música palpitante. Ella los vió en
las bandas giratorias, sobre las colchonetas, en las otras máquinas, envueltos en coloridos conjuntos
deportivos, mientras que sus rostros y cuerpos relucían de sudor.
Trey Ziegler estaba de pie en el centro, sobre una especie de tarima que giraba lentamente para darle
una perspectiva de trescientos sesenta grados del espacio. El vestía de negro,algo ceñido para
alardear de cada entalle y ondulación.

El se veía, reparó ella, como el trofeo que lo había matado.

-Ellos tienen que hacer lo que yo les digo- le dijo a Eve. -Yo soy el entrenador…

-Al menos uno de ellos no lo hizo.- Ella hizo un gesto hacia la empuñadura del cuchillo que
sobresalía de su pecho, y la nota con sus grandes letras rojas y su hilo de sangre.

-Yo soy el entrenador - insistió él. -Yo soy el mejor. Tengo trofeos para probarlo ¿Por qué ellos no
deberían pagar más, muchísimo más, por el mejor? ¿Tú piensas que ellos se verían así si no fuera
por mí? Mierda. Jinetes de escritorio, miembros de la alta sociedad, perras ricas, y bastardos
ociosos.

-En otras palabras,- dijo Eve, -clientes.

-Eso es correcto. Ellos han conseguido buenos cuerpos debido a mí. Ellos le pagarían a un escultor
para que les saque la grasa por el doble de lo que yo consigo. Yo los mantengo honestos, de manera
que me merezco más.

-Tú no te conformaste con eso, Ziegler. No te conformaste con lo que merecías.

-¿Por qué conformarme? Todo lo que eso te consigue es una basura de apartamento, zapatos de
mierda, y algunas cabezas de chorlito lloriqueando por más. Quien no arriesga, no gana -Sonriendo
burlonamente, él se tocó el pecho con los pulgares a ambos lados del cuchillo -Yo conseguí ganar.

-Tú eres un violador.

-¡Diablos, no!- ¡Tú!- El dió un grito sobre la música, apuntó un dedo hacia Martella -¡Levanta esas
pesas! Exprime esos bíceps. ¡Déjame ver algo de sudor! Yo nunca violé a nadie en mi vida,- le dijo a
Eve.

-Tú las drogaste.

-Era un producto natural -insistió él -Sólo para ayudarlas a relajarse, liberar aquellas inhibiciones.
Algunas mujeres se dicen a sí mismas que no lo quieren hacer, pero lo hacen. Yo sólo les dí un poco
de ayuda para relajarse. Y cada una de ellas se corrió- El sonrió, agarrándose la entrepierna -Yo soy
el entrenador.

-Tú eres un cabrón, las violaste. Y a aquellas mujeres que estaban dispuestas, aunque sólo Dios sabe
el por qué, te les vendiste. Ilegalmente.

-No es venderse el recibir una agradable propina por un servicio excepcional. ¿Ellas se corrieron,
no es así?¿ De manera que cuál es el problema si ellas me dieron unos cuantos dólares?

-A otros los chantajeaste.


-Eso dices tú. Alguien me ofrece unos cuantos sólares para mantener la boca cerrada,¿ por qué no
los voy a tomar? Yo soy mejor que este lugar. Voy a tener mi lugar propio. Tú recibes dinero por
lo que haces,- señaló él. -No eres distinta a mí. Jesús, JJ, quiero unos verdaderos abdominales, no
esas excusas de abdominales para blandengues. Quema un poco de grasas.

-Ellos siguen regresando,- le dijo Ziegler a Eve -porque yo soy el mejor.

Ellos seguían regresando, pensó ella. Copley, Quigley, los Schuberts, Robbins, Sima, Alla Coburn.
Todos ellos levantando pesas, corriendo en el lugar, entrenando, sudando.

Y todos ellos observando a Ziegler con los ojos llenos de odio.

-Ellos regresan, pero te odian.

-No estoy en esto por amor.

-¿Por dinero, por sexo, por lo que para tí representa el poder? Eso fue lo que te mató.

-Esa no fue mi culpa. Se supone que tú lo arregles, así que arréglalo -El extendió el brazo, le agarró
el brazo, apretó. -Necesitas construir más músculo. Yo puedo ayudarte con eso. Puedo ayudarte con
un montón de cosas.

-Quítame las manos de encima -Ella se soltó con fuerza, pero él sólo sonrió. Sonreía mientras la
sangre de su cráneo aplastado comenzaba a gotear.

-¿Qué vas a hacer al respecto?-volvió a agarrarla -¿Vas a tratar de detenerme como detuviste a tu
viejo?

La mano de Eve se cerró sobre el mango del cuchillo. Ella sintió el calor, la sangre húmeda en su
mano, recordando, recordando cómo se vertía cuando ella había hundido el cuchillo una y otra vez.

El le sonreía mientras la sangre se deslizaba entre sus dedos.

-Si tuvieras una oportunidad de matarlo ahora, lo harías. Lo cortarías en pedazos si tuvieras la
oportunidad de hacerlo todo otra vez.

-No -Y Dios, querido Dios, eso era una alivio -No, no lo haría. No estoy indefensa ahora, no temo
por mi vida ahora. Soy una jodida policía.

Ella le dió un empujón.

-Soy una policía- repitió ella. -Y lo haré lo mejor posible para tí.

-¡Yo soy el mejor!- gritó él mientras ella bajaba y echaba a andar hacia las puertas.

-Tú no eres nada. Eres peor que nada. Pero eres mío.

Ella salió al exterior, hacia la noche. Bajó la mirada hacia sus manos, y las encontró limpias.
Ella despertó en la suave luz grisácea de la mañana en la calidez de su propia cama.

-Todo está bien,- murmuró Roarke, acercándola hacia él. -Tú estás bien.

-Estoy bien,- repitió ella. -Mis manos están limpias.- Ella levantó una, le dió la vuelta en la quieta
luz. -Mis manos están limpias.

Medio riéndose, ella se volteó, encontrándolo con los ojos abiertos y observándola. -¿Qué estás
haciendo aquí?

-Yo vivo aquí.

-Eso es correcto. Yo, también. ¿Pero qué estás haciendo aquí cuando el sol ya salió? ¿Por qué no
estás conferenciando con Zurich o comprando un sistema solar?

-Estoy durmiendo con mi esposa un Sábado por la mañana.

-El día de la semana no significa nada en tu eterna cruzada por la dominación del mundo. Podría ser
que te estás escabullendo, amigo. ¿Entonces en donde conseguiré mi café?

-Siempre puedo comprar un sistema solar esta tarde si eso te hace sentir más confiada en mi
habilidad para proporcionar café.

-Sacudes mi confianza allí, yo podría ir a cazar a otro proveedor. El podría no ser tan bonito, pero
tengo mis prioridades.

-Estás sintiéndote juguetona esta mañana, ¿verdad?

-Tal vez. Mis manos están limpias.

-Eso es lo que sigues diciendo.

-Eso es importante. Y ya que ellos están . . . - Ella le recorrió con una mano el pecho, bajando y
bajando, y entonces cerró los dedos alrededor de él. -Mira lo que me encontré.

-¿Y ahora que lo tienes?

-Probablemente puedo pensar en algo constructivo que hacer con él.

Pero primero ella simplemente rodó hasta quedar encima de él, con su rostro enterrado en la curva
de su garganta, su corazón latiendo ligeramente sobre el de él.

Cálido, pensó ella, todos era tan cálido y suave y relajado.

-Nosotros perdemos demasiadas mañanas sabatinas.

El le pasó la mano arriba y abajo de la espalda. -El día de la semana no significa nada.

Ella se rió, presionó los labios en esa curva, entonces levantó la cabeza. -Tienes razón- lo besó,
ligeramente como los latidos de sus corazones. -Pero ya que los sistemas solares son para más tarde
. . .

Ella volvió a tocar sus labios con los suyos, y entonces separó los suyos para deslizarlos hacia abajo
por la línea de su garganta, sobre su pecho. Cualquiera fuera el día, era adorable tener el tiempo para
simplemente estar con él, para sentirse como se estaba sintiendo ahora. Cálida y suave y relajada.

Cuando se incorporó para sentarse a horcajadas sobre él, las campanas sonaron y hubo un
inconfundible sonido de irritación justo antes del salto del gato abandonando la cama hacia el piso.

-Hemos molestado al gato,- comentó Roarke.

-Bueno, tres son multitud de cualquier manera. Excepto que en realidad no lo es. Uno persona de
más en una circunstancia dada no hace una multitud. ¿Por qué hay refranes tan estúpidos?

-Al igual que al sistema solar, quizás podamos considerar eso más tarde.

-Buena idea.

Ella se inclinó hacia abajo, y esta vez el beso fue largo, lento, y profundo. Estimulándolos a ambos
de manera que las manos que se deslizaban hacia abajo de su espalda cerraron en sus puños el
delgado material de la camisa de dormir que ella usaba.

No había mucha gente aquí, pensó ella, justo la cantidad exacta. Sólo él, Sólo ella. Eve sintió su
necesidad por ella despertar tan rápidamente, la fuerza de ésta, la profundidad de la misma. Esto
siempre era una maravilla para ella. Ella esperaba que esto siempre fuera así, ya que la maravilla
añadía una capa de belleza sobre el deseo.

Su corazón latía un poco más rápido contra el de ella. Ella juraba que sentía la vibración de éste
cuando se volvió a incorporar.

Aquellos ojos, que la seguían observando, enloquecedoramente azules y hermosos, mientras ella
cruzaba los brazos y se sacaba la camisa de dormir por la cabeza, mientras cambiaba de posición,
mientras iba descendiendo, y cuando lo tomaba dentro de ella.

La luz de la mañana la bañaba en plata, el largo torso, los delgados brazos esculpidos. Y en el
silencio de la mañana no había otro sonido más que las respiraciones de ambos, y el suave
deslizamiento de las sábanas cuando ella se movía sobre él. Lentamente, meciéndose casi en cámara
lenta para brindarle el placer en oleadas largas y silenciosas.

El calor de ella lo atrapó, gloriosamente, le trajo luz con la misma certeza con que el sol se deslizaba
a través de la claraboya encima de ellos.

Ella les trajo a ambos la mañana, un recordatorio de lo que ellos estaban juntos sin importar lo que el
día pudiera traer.

Cuando el ritmo de ella se hizo más rápido, igual lo hizo su corazón, su sangre, su necesidad.

Ella se arqueó hacia atrás, un arco fuerte y esbelto, con un suspiro gimiente al entregarse a ese calor,
a esa luz.

Entonces una vez más ella se inclinó hacia él, sosteniéndose a sí misma mientras capturaba su boca.
Y moviéndose, meciéndose, dando de sí, y llevándolos a ambos por encima de la ola final.

Ella estaba acostada sobre otra vez, corazón a corazón, con los latidos más rápidos y fuertes ahora.
Esta vez su suspiro fue largo y relajado y saciado.

-Deberían de hacer una ley.

Con los ojos cerrados, el cuerpo relajado, él volvió a acariciarle la espalda.

-Ya hay demasiadas ¿ no es así?

-Una ley que diga que cada día tiene que comenzar con un orgasmo.

-Creo que podría adherirme a esa ley sin quejarme.

-Deberías dedicarte a la política de manera que pudieras hacer de esto una ley.

-Si yo me dedicara a la política, me comprometería a mí mismo ya que, indiscutiblemente, habría


perdido la cabeza.

-Sí, ahí tienes eso.- Ella se acurrucó contra él. -Tuve un sueño.

-Lo sé. Te alteró.

-Alguna parte de él. Todos estaban en este gimnasio enorme. Como el Buff Bodies, pero más grande.
Igualmente ruidoso, pero más grande. Todos mis sospechosos y participantes entrenando y sudando,
con Ziegler sobre esa plataforma dirigiendo el espectáculo. Incluso en el sueño él era un gilipollas.
'Soy el entrenador,' decía todo el tiempo.

Ella levantó la cabeza. -Esa es la cuestión, lo que él pensaba. Sin él, de la manera en que él lo veía,
todos ellos serían unos cerdos gordos y perezosos. El los hizo a ellos. El es el entrenador, y ellos
hacían lo que él les decía que hicieran. El sexo, voluntario o forzado, sólo era otro aspecto de lo
mismo. Igualmente con el dinero. Era todo lo que se le debía porque él, en su mente, era el que
estaba a cargo. Toda su existencia, en realidad, era un darse aires de grandeza. La gente que venía a
él para que los entrenara tenía más dinero, más prestigio, más de lo que fuera, pero él daba las
órdenes, y ellos obedecían.

-¿Eso te es de alguna ayuda?

-Principalmente sólo reafirma lo que yo ya sabía, tal vez lo hace un poco más posible. ¿El andar con
aires de grandeza durante un buen tiempo sin tener un poder real? Alguien te va a patear el trasero.
El me puso las manos encima.

-¿Así que le pateaste el trasero, oníricamente hablando?

-No. Podría haberlo hecho. Podría haberle hecho algo peor. El me provocó; dijo que éramos
iguales, que recibíamos dinero por dar un servicio. Eso era algo demasiado estúpido como para
hacerle caso, así que me puso las manos encima y me preguntó que qué iba yo a hacer al respecto.
¿Lo iba a apuñalar como lo hice con Richard Troy?

-Ah, Eve.- El cambió de posición para envolverla con sus brazos.

-No, esa es la cuestión. Tal vez una parte de mí quería hacerlo. Y cerré mi mando alrededor del
mango del cuchillo, él tenía el cuchillo en su pecho, como cuando lo encontré. Pero no lo usé, ni
siquiera consideré el usarlo. Porque soy una policía. Porque aún cuando yo podía ver que compartía
algunos rasgos con Troy, sus aires de grandeza, el absoluto desprecio por los demás, sigo siendo una
policía y él es una víctima. El es mío, y eso es todo. Me alejé, y mis manos estaban limpias.

-Querida Eve, tus manos siempre lo han estado.

Ella volvió a acurrucarse contra él y su consuelo -No estaba segura, no sé la razón, pero no estaba
un cien por ciento segura hasta el momento en el sueño estúpido en que puse mi mano sobre el
mango de ese cuchillo de si yo lo mataría a él, ¿si no hubiese matado a Troy tiempo atrás y él se me
presentara ahora, lo podría hacer, lo haría, lo mataría por lo que él me había hecho?

Ella soltó un suspiro -No, haría lo que se necesitara para encerrarlo, para sacarlo de circulación,
para hacerlo pagar aún cuando el pago nunca equilibra la balanza. Lo maté en ese entonces porque
estaba indefensa y aterrorizada. Ahora ya no soy ninguna de esas cosas. Soy una policía, y mis
manos están limpias.

El tomó sus manos y las besó.

-Tal vez no lo he dejado completamente atrás- dijo ella. -Sigo pensando que lo hice, cuando lo peor
de las pesadillas cesaron, cuando regresé a Dallas, cuando conocí a mi madre, a McQueen. Pero
siempre hay algún otro ángulo con el que lidiar. Estoy bien con eso. Eso sucedió, todo eso sucedió,
y eso te deja una marca, como ya dije. Pero estoy bien con eso.

Ella se acurrucó más cerca. -Y te tengo a tí en una mañana de Sábado.- Permanecieron como
estaban, tomándose un poquito más de tiempo.

Capítulo 12

Después del desayuno en la sala de estar del dormitorio, planeó su estrategia para el día.

-Pensé en hacer una llamada a Reo, para tratar de conseguir una orden de registro para el nido de
amor de Copley.

Eve mordió el Bacon, francamente, buen sexo, una ducha caliente, ¿y después Bacon? ¿Podía mejorar
la mañana? -Reo es una inteligente Asistente del Fiscal, y relacionará los puntos que yo le presente.
Pero aun así, es un largo y escuálido trecho para causa probable.

-Podría hacer que entraras.

-Sí- Ella le echó un vistazo. -Es tentador ir por la ruta de los dedos hábiles y la ganzúa, pero no.

-Poseo el edificio - dijo él e ingirió más huevos.

-Debería habérmelo imaginado. Pero incluso con eso, no hay un gancho legal de dónde agarrarse
para entrar y registrar.

-Mantenimiento general, una posible fuga de gas, sonidos sospechosos, olores, comportamiento. Me
imagino que hay ganchos.

-Débiles.

-Así que ¿tu plan es?

-Mentir, si y cuando sea necesario. Pasaré a través de la seguridad del edificio, tengo una placa. Si no
surge nada más, tocaré puertas, veré si puedo conseguir de los vecinos un nombre y/o una
descripción de la amante, rastrearla desde ese punto. Quiero una conversación.

-Puede ser que ella viva allí.

-Sí, eso es lo que espero, pero cuento con tener tanta buena suerte. De cualquier modo, no tardaré
mucho tiempo. A menos que…

-¿A menos que?

-Digamos que la encuentro, tengo una conversación y ella dice- JJ fue a ver a ese hombre espantoso,
y hubo un terrible accidente. No fue culpa de mi Viejo Ricachón.

-¿Viejo Ricachón?

-Él reúne los requisitos. Y ella me cuenta cómo Copley trató de razonar con Ziegler, pero Ziegler se
fue a las manos y entonces una cosa condujo a la otra. Buu-huu.
-Pero no estás contando con mucha buena suerte.

-Sólo estoy señalando la muy pequeña posibilidad de que pueda necesitar más de dos horas,
considerando que si la encuentro, y habla de más, tendría que ir a arrestar a Copley y tratar de
interrogarlo antes de que comience a gritar pidiendo un abogado. Algo así.

-Todo es muy razonable, pero no tienes que explicármelo a mí. Voy a estar bastante ocupado; tengo
algo de trabajo que organizar, y luego algunos preparativos que supervisar.

-Está bien, pero…- Ella le llenó la taza de café, le envió una calculada mirada inocente. -Si sucede
que debieras encontrarte con Summerset mientras estoy fuera, podrías…

-No.

-Vamos.

-Absolutamente no. Es tu asunto.

Ella estuvo enfurruñada mientras comía sus huevos. Incluso el bacón perdió un poco de atractivo con
el prospecto de la discusión con Summerset.

-¿No es lo suficientemente malo que tenga que enfrentarme a la plaga de decoradores durante horas,
luego terminar esa pequeña pesadilla teniendo a Trina embadurnándome con ese menjunje por todas
partes? ¿Ahora tengo que encarar la presumida desaprobación de nuestro cadáver residente?

-Diriges una división completa de policías de homicidios con firmeza, inteligencia y eficiencia. Te
pondrías frente a un aturdidor para salvar a un transeúnte inocente. Podrías y lo has hecho,
enfrentarte a crueles asesinos. Creo que puedes manejar a Summerset, a los decoradores que hemos
contratado, y a una consultora de cabello y piel - le llenó la taza de café a su vez -Arriba el ánimo,
Teniente.

-Muérdeme.

-Incluiré eso en mi agenda.

Se tomó el café, se levantó -Bien, pero no es mi culpa el no saber dónde diablos está él, y esta es en
verdad una casa grande así que…

Se interrumpió y tuvo que aguantarse un gruñido cuando Roarke simplemente alzó sus cejas.

-Vale, ¡bien!- Perdida la batalla, se acercó a la computadora de la casa -¿dónde está el maldito de
Summerset?

Buenos días, querida Eve. Summerset actualmente está en la habitación de huéspedes Vista del
Parque.

-Genial ¿Dónde diablos está eso?

Antes de que Roarke pudiera contestar, la computadora continuó en tono llano.


La Vista al Parque está ubicada aquí.

La pequeña pantalla desplegó un plano del piso con un punto rojo pulsando en una de las
habitaciones.

-El elevador podría llevarte directamente allí si lo solicitas - señaló Roarke.

Había opciones de que Summerset se hubiera movido si iba a pie. De manera que ganó tiempo -
¿Todas las habitaciones de huéspedes tienen nombres?

-Es una manera simple de organizarlas. ¿Querrías una lista?

-No. ¿Cuántas hay?

-Más que suficientes.

-¡Ja!- Lo apuntó con un dedo -Ni siquiera tú lo sabes.

-El número puede variar ya que algunos de los salones, las salas de estar, incluso las zonas de
esparcimiento pueden ser utilizados como habitaciones de huéspedes, si es necesario. ¿No deberías
estar en camino?

-Ya voy- Hundió las manos en sus bolsillos -Estaré de regreso con suficiente tiempo para hacer lo
que sea.

-Estoy seguro que lo estarás, te desearé suerte aun cuando con ella podrías necesitar más tiempo.

-Correcto- Vaciló, pero no podía encontrar otra excusa razonable para ganar tiempo -Si necesito más
tiempo, te lo haré saber.

Cuando sólo él sonrió, ella salió. Se desvió a su oficina, haraganeó unos cuantos minutos, agarró el
abrigo que había dejado allí, entonces siguió la ruta del mapa de la pantalla.

Todo olía ligeramente a pino y arándanos, ¿cómo era eso siquiera posible? Los suelos relucían, el
arte brillaba.

Encontró el dormitorio, comenzó a llamar. Se detuvo. Esta también era su casa, se recordó, y abrió la
puerta.

Era fácil ver cómo consiguió su nombre ya que las ventanas enmarcadas con relucientes cortinas se
abrían a una vista del gran parque.

La cama le dio la impresión de realeza con un montón de tallas profundas en madera oscura, y más
cosas relucientes flotando sobre ésta bajo un llamativo jardín de almohadas. Galahad estaba
despatarrado sobre el pie de la cama como si viviera allí.

Summerset, en su negro fúnebre de costumbre, colocaba un gran florero pintado lleno de lilas color
rojo sangre sobre la mesa, se dio la vuelta hacia ella.
-¿Hay algo que necesite, Teniente?

-No ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Esas flores son para el gato o qué?

-Estoy seguro de que las sabe apreciar, pero no. Usted va a ofrecer una fiesta esta noche, y podría
presentarse la posibilidad de que un invitado se excediese y sería mejor servido quedándose por la
noche.

-Para eso son las Sober-Up.

-De todas formas, la hospitalidad decreta que las habitaciones para huéspedes estén preparadas para
cualquier eventualidad. Se le llama cortesía.

-Yo diría que ser cortés no es ponerse borracho perdido cuando vas a una fiesta a casa de alguien,
pero eso es lo que pienso yo. Tengo que salir cerca de una hora. Regresaré para hacer las cosas.

Él arqueó una delgada ceja, que hizo que quisiera rechinar los dientes-Es un asunto policial, soy la
policía. No me estoy echando atrás del trato. Regresaré.

-Como usted diga.

-Eso está bien, como yo diga. Así que… ve a preocuparte de otras habitaciones para borrachos
potenciales.

Salió de la habitación, no se sentiría culpable por hacer su trabajo. Tenía una pista posible, y tenía que
hacer el seguimiento mientras estuviese caliente, ¿verdad? Jodidamente correcto.

Pero miró la hora, y apresuró sus pasos.

Pensó en llamar a Peabody, pero no veía el punto. Si sacaba un nombre de su expedición de pesca, se
lo daría a su compañera, para que Peabody hiciera la investigación.

Mientras que ella les decía a personas, quienes lo sabían mejor que ella, donde poner las flores, las
luces y las bolas brillantes.

Y quizás, si pasaba por eso con rapidez, y Peabody aparecía con alguna información sólida, podría
exprimir otra hora para seguir esa línea.

Honraría el trato y contribuiría pero no iba a pasarse un día entero jugando a la dama de la mansión.
Eso la hacía sentirse estúpida.

Se dirigió al este, volando a través el tráfico, felizmente ligero debido a que las tiendas no habían
abierto todavía. Esto no detenía a los dirigibles anunciando a todo volumen con una especie de
frenética desesperación la cantidad de días, horas, minutos que quedaban para hacer sus compras.

Los carritos estaban abiertos, humeando con ofertas de bocadillos de huevo y castañas de la estación,
empezando a horas tempranas para los pobres tontos que abrirían aquellas tiendas y lidiarían con la
locura del sábado anterior a Navidad.
Un dirigible de SkyMall anunciaba que los primeros doscientos clientes que pagaran recibirían un
¡REGALO! Decidió que trabajar en seguridad en el SkyMall clasificaba para un nivel alto en su lista
de los diez peores trabajos, justo allí arriba con los limpiadores de tanques de tiburones y, alguien
tenía que hacerlo, los proctólogos.

Considerar las motivaciones para obtener un grado médico para meter el dedo en los anos la
mantuvo entretenida hasta que aparcó frente al edificio de brillante cristal y acero que miraba hacia el
East River.

Esperaba que el portero en su librea negra y dorada se apresurase en acercarse y comenzara a echar
pestes sobre su vehículo de calidad inferior, y estaba preparada para gruñirle.

A él le faltaron pies para acercarse, y abrió la puerta del coche antes de que ella lo hiciera.

-Teniente - Le ofreció la mano y una digna sonrisa -Estaré pendiente de su vehículo.

Ella entrecerró los ojos -Roarke contactó con usted.

-Hace unos momentos. Soy Brent si es que hay algo en que pueda ayudarla. Ya revisé nuestros
registros, como Roarke me requirió. Me temo que no tenemos en lista a ningún John Jake Copley.

Eve sacó su ordenador personal, buscó hasta encontrar la foto de identificación de Copley.

-¿Lo reconoce?

-Sí, por supuesto, ese es el Señor Jakes - Los ojos de Brent se abrieron como platos -Oh, ¡ya veo! El
Señor Jakes, o el Señor Copley, tiene el número 37-A. En la unidad de la esquina noreste en el piso
treinta y siete. Comparte la unidad con la Señora Prinze.

-¿Nombre completo?

-Un minuto.- Sacó su propio ordenador personal. -El Señor John Jakes y la Señora Felicity Prinze.

-Vale. Deme algunos datos.

-Son relativamente nuevos en el edificio. No veo al Señor Jakes, Copley - se corrigió -muy seguido.
Estoy bastante seguro de que él trabaja en la ciudad ya que conversé una o dos veces con su chofer.
La Señora Prinze es muy amable, ah, considerablemente más joven. Ella es una… ¿artista?

-Seguro ¿Qué tipo?

-De acuerdo a lo que he oído, era una bailarina. Está tomando clases de actuación, de danza y creo
que lecciones de canto.

-Vale, ¿está ella arriba?

-Diría que sí. No es lo que usted llamaría una madrugadora ¿Ha hecho algo malo, Teniente?

-Estoy averiguándolo.
-Espero que no- dijo él mientras abría la puerta del edificio para ella -Es una joven muy agradable.
¿Debería anunciarla?

-No, gracias. ¿Sabe si Copley está arriba?

-No puedo estar seguro ya que llegué esta mañana a las ocho. No ha entrado ni salido desde que he
estado en la puerta.

-Si lo ve, entrando o saliendo, llámeme. A este número.

Le pasó su tarjeta a Brent, caminó hacia al ascensor -Aprecio la ayuda, Brent.

-Cualquier cosa que pueda hacer, Teniente.

Entró al ascensor, le texteó a Peabody el nombre de la amante, la dirección, los demás datos, con las
instrucciones de hacer una investigación completa.

El ascensor subía suavemente, Roarke sabía cómo brindar suavidad a un edificio. El pasillo en el
treinta y siete era ancho, silencioso y pintado con gusto, con alfombras de remolinos negros con
estilo sobre un elegante color gris.

Buena seguridad y no hubiese esperado nada menos aquí en una propiedad de Roarke. Cámaras
discretas funcionaban dentro de las molduras, y cada apartamento equipado con escáner de palma de
primera calidad, cámaras y alarmas.

Se detuvo ante el 37-A. Puertas dobles, notó, para añadir ese toque de poder y de importancia.
Presionó el timbre y esperó.

Lo intentó tres veces, aumentando la duración del timbre, antes de que el intercomunicador cliqueara.

-¿Eres tú, nene?

-No lo sé, cariño.

-¿Huh?

-Dallas, Teniente Eve - Eve levantó su placa -Me gustaría hablar con usted, Señora Prinze.

-En realidad no se puede vender cosas en el edificio. Podría meterse en problemas.

-No estoy vendiendo nada. Soy la policía.

-¿La policía?

-NYPSD. Dallas, Teniente Eve.

-Oh… pero… ¿Cómo puedo estar segura de que usted es de la policía, Oficial Eve?

-Teniente - Por segunda vez en esa mañana Eve trató de no rechinar los dientes -Teniente Dallas. Mire
la placa, Señora Prinze. Puede escanearla.

-Creo que no sé cómo hacer eso. Toda esta cosita de seguridad es tan complicada.

Ya que ella no sentía compasión por los ineptos en tecnología, Eve buscó paciencia -Vale. ¿Conoce a
Brent, el portero?

-Oh, claro. Es un divino.

-Puede llamarlo, verificar con él. Puedo esperar.

-Oh, bueno, diablos, eso está bien.- Los cerrojos cliquearon antes de que se abrieran las puertas y
enmarcaran a una mujer seriamente despampanante. No podía tener más de veintiuno o veintidós
años. Curvilínea como una carretera, medía tal vez un metro cincuenta y siete, descalza con sus
brillantes uñas rojas. Cada dedo gordo del pie llevaba un copo de nieve pintado en azul brillante.

Llevaba lo que Eve suponía que sería llamado un salto de cama, blanco como los copos de nieve, un
dúo de camisa de dormir larga y sedosa, con un corte bajo sobre cada saludable seno, y una bata
desatada con esponjosas plumas blancas enmarcando el cuello.

Tenía un rostro en forma de corazón, todo rosa y crema, con una boca profundamente arqueada,
acentuada con una diminuta marca de belleza en la comisura. Ojos soñolientos del color azul de los
de una muñeca china sonreían a través de un grueso abanico de oscuras pestañas.

-No se supone que deje entrar así a cualquiera, ¿sabe usted? Pero ya que usted es de la policía…
¡OH! Simplemente adoro su abrigo. ¡Es tan totalmente genial! No podría llevarlo, pero… ¡OH! ¿Es
cuero verdadero?

Antes de que Eve pudiera responder o evadirse, Felicity extendió la mano para acariciar la manga -
¡OH! ¡Sí lo es! Es totalmente suave. Adoro el cuero real, ¿usted no? Me pregunto si lo hacen en rojo.
Adoro el rojo, y podría hacer que lo corten a la altura de la rodilla tal vez. ¿Dónde lo consiguió?

-Fue un regalo.

Los ojos de muñeca china chispearon -Simplemente adoro los regalos, ¿usted no?

-¿Puedo pasar y hablar con usted, Señora Prinze?

-Oh seguro, lo siento. Me puede llamar Felicity. Estoy pensando en quitar el apellido,
profesionalmente, ¿sabe? Es más divertido, y más sexy. Sólo un nombre. Usted sabe, como Roarke.

-Huh- fue lo mejor que Eve puso pensar.

-Ya sabe: Roarke. Absolutamente rico. Y completamente forrado. En realidad él es el propietario de


este edificio. Moriría por conocerlo, ¿usted no?

-Bueno -Decidió que era mejor no mencionar que recientemente acababa de tirarse al susodicho
absolutamente forrado Roarke hasta derretirse mutuamente.
-¡Ey, lo siento! ¿Tal vez quiera café? Tengo una reserva del verdadero. La policía probablemente no
consigue el verdadero muy a menudo. Tengo un amigo cuyo hermano es policía en Shipshewana. Es
un dulce, pero con seguridad que no gana mucho dinero.

-¿En dónde?

-Shipshewana -dijo Felicity con una burbujeante risita -Indiana. De ahí es de donde vengo, pero he
estado en Nueva York casi un año entero hasta el momento. Acabo de levantarme, así que de hecho
podría tomarme un café. Lo prepararé para las dos, ¿vale?

-Genial.

Eso le dio a Eve una oportunidad para pensar. Observó a Felicity andar, quién hubiera sabido que un
trasero podía moverse en tantísimas direcciones y entonces evaluó la situación.

Para ser un nido de amor, Eve lo consideraba lujoso. Una sala de estar de buen tamaño con una vista
estelar del río a través de una pared de vidrio. El árbol navideño estaba colocado en el centro,
elevándose desde el suelo al techo, con un ángel blanco en la punta y cubierto con bolas rojas y
doradas.

Sospechaba que Copley había permitido que Felicity se ocupara de la decoración ya que ésta se
inclinaba a plumas, abalorios brillantes y recargados. Como un alegre burdel, decidió Eve, todo
suave y femenino.

Se puso a deambular, reparó en el comedor, lo bastante grande para realizar cenas con una mesa
laqueada en rojo en cuyo centro se había colocado un Santa de casi un metro de altura.

Se movió en silencio, hizo un rápido escaneo de un tocador; acabados en rojo, lujosos jabones,
toallas con volantes, una habitación con una barra para ballet, un teclado, una pantalla de pared,
esterillas enrolladas para yoga, una nevera con la puerta de vidrio llena de agua embotellada. En una
pared había una pantalla, la otra estaba completamente llena de espejos.

Echó un rápido vistazo al dormitorio principal, dorados y rojos, más plumas y abalorios, una
enorme cama, una cómoda con una docena de elegantes botellas de perfume en la parte superior, un
cajón masculino. Un sillón apilado con animales de peluche y muñecas.

Midiendo el tiempo, Eve se deslizó de regreso a la sala de estar justo antes de que Felicity saliera
cargando una bandeja roja que contenía dos floridas tazas con una jarra a juego y una azucarera.

-No le pregunté cómo toma su café.

-Sólo negro está bien.

-¡Ugh! A mí me gusta con montones de crema y azúcar - Colocó la bandeja sobre una mesa baja y
tomó asiento. Cuando se inclinó para preparar su café, y ella en realidad quería decir montones, Eve
esperó que los impresionantes senos salieran disparados del salto de cama.

-Así pues -Felicity se reclinó hacia atrás, sosteniendo su taza con el dedo meñique curvado -¿Está
usted completamente preparada para Navidad?
-Prácticamente, escuche. -¿Cómo empezar? Con una amante estándar, habría sabido cómo abordarla.
Pero despampanante o no, ésta estaba más verde que el pasto -¿Usted vive aquí con John Jake
Copley?

-¡Conoce a JJ!- El deleite le sonrojó las mejillas -¡Por qué no me dijo eso! ¿No es él un sueño? Es el
hombre más dulce, y tan bueno para mí. Realmente no se supone que hable mucho sobre él porque
bueno, ya sabe, tiene que conseguir su divorcio y todo eso.

-¿Cómo lo conoció?

-Oh, ¿él no se lo contó?

-No llegamos a eso.

-¡Fue algo tan lindo! Soy bailarina. Soy un triple hilo, eso es lo que dice mi profesor de voz. Estoy
tomando lecciones, lecciones de actuación, y más lecciones de danza. JJ está pagando por todo eso.
Soy una inversión.

Ella se ruborizó bellamente.

-En realidad, simplemente no podía quedarme toda la vida en Shipshewana, ¿verdad?

Eve pensó en una extraña imagen de un barco pirata navegando a través de campos de maíz y vacas -
No veo cómo.

-Lo sé, aun cuando extraño a todos como una loca tú tienes que, ya sabe, tratar de realizar tu destino.
Mi profesor de teatro en casa decía que tenía un verdadero talento. Un talento natural. De manera que
vine a Nueva York. Quiero trabajar en Broadway, pero es en verdad difícil. Pueden ser tan crueles en
las audiciones. Y no tenía tanto dinero como tal vez debería tener. Las cosas son muy caras aquí.
Conseguí un trabajo como camarera, pero se vuelve realmente confuso, entonces conseguí un trabajo
como bailarina. En uno de aquellos lugares, ya sabe.

Se avergonzó un poco.

-Sí, lo sé.

-Fue embarazoso al principio, pero como Sadie dijo, todo el mundo tiene un cuerpo, así que no es
para tanto. Y si tienes uno bonito, puedes hacer algo de dinero. A mí no me gustaba mucho pero
estaba dispuesta a sacrificarme hasta que consiguiera mi gran oportunidad. Uno tiene que pagar sus
deudas.

Ella tomó un sorbo de su café con sabor a crema y azúcar.

-De manera que- especuló Eve, -usted conoció a JJ en el lugar donde bailaba.

-Oh sí, correcto. Una noche JJ llegó allá, y pidió un baile privado, y luego pidió otro más, y me
compró una copa. Él quería, ya sabe, pero yo no hago eso. No estoy autorizada, además no quiero
hacerlo, ¿usted sabe? Como por dinero.
Eve reflexionó sobre el elegante apartamento, el emplumado salto de cama, se reservó su juicio -
Vale.

-Así que JJ estaba con algunos, cómo les dicen ustedes, colegas y algunos de ellos se pusieron un
poco pesados, pero JJ no. De cualquier manera, él volvió la siguiente noche y me compró otra copa y
era agradable hablar con él. Entonces me invitó a salir.

Ella volvió a sonrojarse -Un verdadera cita con cena y todo lo demás. Salimos unas cuantas veces;
dos veces a un espectáculo en Broadway, el cual fue lo máximo. Entonces nosotros, ya sabe, pero no
fue como si él fuera un cliente. Nosotros estábamos saliendo. No sabía que él estaba casado, entonces
me lo dijo y yo iba a romper con él porque, ya sabe, eso simplemente no está bien.

-Él no le contó que estaba casado antes de… ¿ya sabe?- dijo Eve.

-No pero me explicó que su esposa era terrible y controladora, y que estaba tratando de conseguir el
divorcio, y que ni siquiera tienen sexo.

-Ella no lo entiende, no lo aprecia- dijo Eve.

-¡Lo sé!- La ironía flotaba sobre los rubios rizos de Felicity -Entonces compró este lugar para que
tuviera un sitio agradable y seguro donde vivir. Y me consiguió las lecciones. Y tengo una cuenta de
gastos y todo. Sólo tengo que ser paciente. A veces me siento sola porque tiene que viajar mucho por
trabajo y está tratando de convencer a su terrible esposa para que esté de acuerdo con un divorcio
civilizado. Es tan dulce conmigo, y después de que consiga su divorcio nos vamos a casar ¿Ve?

Ella extendió su mano, con las uñas pintadas igual que las de los pies, para mostrar la roca en su dedo
anular.

Eve pensó en las cuentas secretas, calculó cuánto valdría esa roca, si es que era verdadera. No había
cargos o retiros que correspondieran a esa cantidad, por lo que recordaba.

Le dio la impresión de que a Felicity le hicieron el cuento de siempre y le dieron un diamante falso, y
que era lo bastante ingenua para creerse ambas cosas.

-Estamos simplemente locos el uno por el otro. Pasaríamos juntos cada minuto que pudiéramos si no
fuera por su horrible esposa y si no tuviese que viajar por el trabajo, como lo está haciendo ahora.

Eve se preguntaba si todos ellos crecían tan ingenuos y crédulos en Shipshewana.

-¿Está en viaje de negocios ahora-preguntó ella.

-Sí, tuvo que viajar hace un par de días para hacer una gran presentación en Nueva Los Ángeles. Es
realmente muy importante, pero ya sabe eso, de manera que los clientes lo querían a él especialmente.
Pero va a estar de regreso para Navidad. Quizás tenga que pasar la mayoría de las fiestas con su
esposa, debido a la forma en que la gente habla y cosas así, pero vamos a tener nuestra propia
Navidad aquí. ¿No es lindo el árbol?

-Sí, es bonito. ¿Usted conoce a Trey Ziegler?


-Uh-uh. ¿Es un amigo de JJ? No he podido conocer a sus amigos por la cuestión de los chismes y
cómo su horrible esposa usaría eso para arruinarlo en el divorcio. Es agradable conocerla a usted,
de manera que puedo tener a alguien con quien conversar. Sadie, mi amiga de donde acostumbraba
bailar, dice que los hombres nunca se divorcian de sus esposas como dicen, pero JJ no es así.
Estamos locos el uno por el otro.

-¿De manera que usted no ha visto a JJ desde hace un par de días?

-Uh-uh, tuvo que salir de la ciudad, como le dije, algo repentino. Pero me llama todos los días y
envió esas flores de justo ayer.

Sus extraordinarios senos se hincharon por sobre la seda y las plumas cuando suspiró.

-Es un amor. Está bajo mucho estrés por su trabajo y su esposa así que ya no salimos mucho. Él
necesita calma. Ella es, cómo se suele decir, vengativa. De manera que trato de ser verdaderamente
comprensiva y hago que las cosas sean agradables para él cuando está aquí.

-Estoy segura de que lo hace ¿Cuándo salió de la ciudad?

-Um. Miércoles tal vez ¿Fue entonces? -Ella se mordió el labio inferior mientras rebuscaba en su
memoria -Estoy confundida. Él tenía que hacer la fiesta con su esposa, usted sabe, por las apariencias,
esa noche. ¿Usted asistió?

-No pude llegar.

-Oh, muy mal. Yo adoro las fiestas. JJ iba a venir aquí después. E íbamos a tener un elegante
desayuno almuerzo en el lugar del caviar como un regalo. Simplemente adoro el caviar, ¿usted no?
Pero él tuvo que salir de la ciudad.

-¿Y él nunca ha mencionado a Ziegler?

-No lo creo. ¿Es un cliente? JJ cuida realmente bien a sus clientes. Es por eso que tiene tanto éxito.

-Apuesto que sí.

-¿Quiere usted salir a desayunar quizás? Yo invito. Hoy no tengo lecciones de actuación o de danza, y
mi profesor de voz no viene hasta las dos.

-Lo lamento. No puedo.

-Oh, ¿ya se tiene que ir?- preguntó Felicity cuando Eve se puso de pie.

-Sí, pero tal vez regrese. Cuando JJ esté aquí.

-¡Eso sería genial! Podemos tener una fiestecita.

-¿Por qué no se pone en contacto conmigo cuando lo esté esperando?- Eve extrajo una tarjeta -
Tendremos esa fiestecita.
-¡Claro! Esto es, bueno, es simplemente magnífico. No puedo esperar.

-Yo tampoco- Abrió la puerta, volvió a mirar a la bomba despampanante -Sabe Felicity, su amiga
Sadie me suena bastante inteligente.

-Oh, ella es inteligente de verdad. Es una verdadera buena amiga, pero se preocupa por mí, y no tiene
que hacerlo. Piensa que debería volver a Shipshewana.

Eve decidió que Sadie podía ser la única persona en Nueva York que le decía la verdad a Felicity.

-¿Ha hablado con ella recientemente?

-Hablo con ella casi todos los días. JJ no quiere que venga aquí porque, bueno, la gente no siempre
entiende las cosas sobre las bailarinas pero… uno tiene que tener amigas, ¿correcto?

-Sí. ¿Qué dijo ella acerca de que JJ tuviese que salir de la ciudad repentinamente?

-Oh, bueno, Sadie no confía en la mayoría de los tipos. Ha tenido algunas malas experiencias. Nunca
cree que JJ me esté diciendo la verdad.

-Como dije, me parece bastante inteligente. Tal vez debería escucharla. Debe de hablar con ella. Y,
¿Felicity? Tal vez debería preguntarse por qué un hombre exitoso e importante está fuera de la ciudad
haciendo negocios durante un fin de semana en lugar de coger un transporte de regreso y llevarla a
comer caviar.

Dejándolo allí, era lo mejor que podía hacer, Eve regresó a la salida del edificio, le hizo un gesto de
asentimiento a Brent.

Detestaba sentir pena por la mujer, no, se corrigió, muchacha. No era más que una muchacha en
realidad. Pero esto lo equilibraba, supuso. Mientras más lástima sintiera por Felicity, más desprecio
sentía por Copley.

En la primera oportunidad, se prometió a sí misma, ellos iban a tener una larga y fascinante
conversación.

Y ésta no tendría nada que ver con tener una fiesta.


Capítulo 13
La misma Kira Robbins dejó entrar a Eve. Tenía los ojos encapotados, fatigada, y llevaba unos
anchos pantalones de pijama floreados y una sudadera gris de NYC. Bastante lejos, pensó Eve, del
vestido rojo y los tacones del día anterior.

-Usted quiere volver a repasarlo todo otra vez- No le ofreció asiento a Eve, no le ofreció una bebida,
simplemente se dejó caer en el sofá -Así es como esto funciona. Simplemente regresando a lo mismo
una y otra vez.

-Usted dijo que estaba sola, fuera de contacto, durante el tiempo en que Ziegler fue asesinado.

-Sí. Maldito libro. No he escrito ni una sola palabra desde que hablé con usted ayer. No voy a cumplir
con la fecha límite. Sólo quiero dormir, pero…

-¿Cuántas veces Ziegler estuvo aquí para una sesión privada?

-Cuatro, no, cinco. Dos veces conmigo y mi asistente, tres veces sólo conmigo. Eso creo.

-¿Cuánto dinero extra le dio por agregar a su asistente?

-Ah… quinientos -Robbins se frotó el entrecejo con dos dedos -Sí, quinientos.

Eso concordaba con las cuentas de Ziegler.

-¿Cuántas veces tuvo intimidad con él?

-Eso no fue tener intimidad. No hay nada íntimo cuando te han quitado tu derecho a elegir. Tuvo sexo
conmigo, una vez. Me violó. Una vez - Algo llameó en sus ojos. -Eso no fue tener intimidad.

-Tiene usted razón.

-Usted se está preguntando, yo me estoy preguntando ¿acaso yo lo pedí? ¿Acaso abrí la maldita
puerta para eso? Lo tuve a él aquí, le pagué para que viniera. Sabía que era un manipulador. Escuché
lo que se decía, pero seguí con él, e hice que viniera a mí.

-¿Por qué?

-Era de verdad un buen entrenador- Se presionó los ojos con los dedos -Oh Dios -Era rudo conmigo,
y encantador al respecto. Me ayudaba a mantenerme en forma. Bloguera de modas - dijo riendo a
medias con amargura -Tienes que verte bien. No estás compitiendo con la gente acerca de la que
escribes, las estrellas y las mariposas y las nenas con fideicomisos, pero absolutamente sí lo haces.
No quería ir a un escultor de cuerpo, quería hacerlo por mí misma. Es algo de lo que sentirte ufano
cuando sabes quién está haciendo el trabajo, y cuán a menudo. De manera que me quedé con él. Me
quedé con Trey.

Dejó caer su cabeza hacia atrás -De manera que me estoy preguntando si yo lo pedí. Cuando sucedió
antes, yo estaba enamorada del bastardo. Sólo era una chica, y estaba enamorada como lo estás a los
dieciséis. Después él me dijo que yo lo había querido. Que lo había incitado. De manera que me
había dado un poco de algo para relajarme, de modo que pudiera mantenerme echada cuando dije que
no, cuando dije que parara. Pero yo lo había querido, y si hacía mucho escándalo, todo el mundo
sabría que se lo había pedido.

-Nadie pide ser violada, Kira.

-No, y lo sé. Simplemente no puedo llegar a eso todavía. Pensé que podría manejar a Ziegler, ningún
problema. Soy inteligente, soy fuerte, aprendí cómo llevar lo que sucedió anteriormente y me volví
más inteligente, más fuerte. Pero saberlo es una cosa, sentirlo es otra.

Sus ojos se humedecieron; los presionó con los dedos como si pudiera retener las lágrimas. -Lo
siento, he tenido una noche dura.

-Usted había sido drogada y violada anteriormente, pero no reflexionó, no se preguntó, si había
vuelto a suceder. Sólo sintió la urgencia, tuvo sexo con un hombre por el que no se sentía atraída,
según declaró, que ni siquiera le gustaba ¿Y después, no se lo preguntó?

-Nunca pensé en ello. Nunca hizo otra cosa más que flotar sobre mi cabeza. Lo dejé pasar, ya no era
esa chica. Era demasiado inteligente, demasiado fuerte, demasiado cuidadosa. Eso jamás podría
volver a pasarme.

Cerró con fuerza los ojos por un momento, hizo puños con sus manos hasta que los nudillos se
pusieron blancos. -Pero sucedió, sucedió otra vez, y me siento como si fuera esa chica de dieciséis
años. Tal vez incluso peor, porque realmente creía que no podría pasarme otra vez.

Aflojo sus manos, respiró un par de veces lenta y profundamente -No lo maté, eso es lo mejor que
puedo decirle. No lo hubiese hecho si hubiera sabido que alguien más lo haría. Pero no podría haber
cometido el mismo error que cometí a los dieciséis. Hubiese ido directamente a la policía. Y si
algunas personas quisieran creer que lo pedí, que se jodan. Que se vayan a la mierda.

Riendo a medias, se frotó la cara con las manos -Sí, noche dura. Pero tengo una cita con mi terapeuta
en un par de horas.

-Bien. Usted no significó nada para él.

-¿Qué?

-Entienda esto - dijo Eve -Usted no significó nada; fue sólo otra muesca para él, otro cuerpo, otra
manera para sentirse importante y poderoso. Usted no lo pidió, no abrió la puerta para eso. Fue
simplemente otra oportunidad para él, otra fuente de ingresos y eso es todo.

-¿Se supone que eso me haga sentir mejor?

-Eso lo decide usted, pero es la verdad. Es un hecho.

Kira soltó el aliento -Es duro, y tal vez debido a que es duro, me hace sentir mejor.
-Aprecio su tiempo- Eve echó a andar hacia la puerta, se detuvo -Creo que logrará entregar su trabajo
a tiempo.

-¿Oh, sí?

-Sí. No le permitirá volver a joderla otra vez.

Reflexionó sobre la conversación, sus impresiones, lo que había visto, oído y sentido durante su
camino a casa. Todo lo que necesitaba era tal vez una media hora más, eso no era mucho, para
ponerlo todo por escrito, enviárselo a Peabody y a Mira. Y vale, tal vez otros diez o quince minutos
para actualizar su tablero, revisar la información que Peabody podría haber acumulado hasta el
momento.

Cuarenta y cinco minutos, otra hora como mucho, entonces cambiaría engranajes, iría al modo
preparativos de fiesta.

Eso era justo.

Satisfecha con eso, condujo a través del portón. Y paró el coche en seco en medio del largo camino
de entrada para mirar boquiabierta. En shock.

Camiones, furgonetas y personas atestaban y pululaban por la entrada de la casa. Aquellas personas
cargaban árboles, cómo era posible que necesitaran más árboles, plantas, flores, cajas de madera y de
cartón y sólo Dios sabía qué más.

Observó que algunos de los vehículos eran conducidos alrededor de la casa para, ella asumía, ir por
el costado hacia la parte trasera en donde sin lugar a dudas descargarían más árboles, plantas, flores,
cajas de madera y de cartón y sólo Dios sabía qué más.

Se componían por un ejército de obreros, decoradores, recaderos. Y se imaginaba que esta primera
oleada no incluía la segunda fuerza que se encargaría de la comida y las bebidas.

No necesitabas ejércitos para una fiesta. Necesitabas ejércitos para una guerra.

Aparentemente, esto era una guerra.

¿Y donde diablos se suponía que debía dejar tirado su coche? Viendo poco donde elegir, y esperando
evitar los varios batallones durante el mayor tiempo posible, condujo hacia el garaje.

Se quedó sentada en el coche por un momento, tamborileando los dedos, tratando de recordar cómo
entrar a la casa a través del garaje. El maldito lugar era tan grande como la casa. Normalmente,
simplemente aparcaba delante. Sabía que Summerset, en su obsesión porque todo estuviera en su
estúpido sitio, conducía por control remoto hacia el garaje cualquier vehículo que dejara por allí
aparcado, y lo traía de regreso delante por la mañana de la misma manera.

De manera que ella no se agobiaba con el garaje. Consideró dejarlo donde estaba, pero eso parecía
algo estúpido. En cambio, llamó a Roarke por el enlace de la consola del coche.

-Teniente.
-Sí, hola. Pensé que debería decirte que estoy de regreso.

-Y puntualmente.

-Sí. Hay un montón de gente en el frente. Un lote de vehículos estacionados de manera que voy a
aparcar dentro del garaje.

-Bueno, está bien entonces.

-Pero, la cuestión es, que no puedo recordar el código.

En la pantalla de la consola él le sonrió -Eve, ¿todavía no has leído el maldito manual de tu vehículo?

-Encuentro las cosas cuando las necesito.

-En ese caso, encontrarás que sólo tienes que acceder a tu ordenador en la consola, para requerir
accesorios, para ordenar que se abran las puertas del garaje por control remoto. Esta tiene tu
impresión de voz. Las cerrarías de la misma manera, o por el ordenador del garaje una vez que hayas
aparcado.

-Bien, lo tengo. Gracias.

-Podría señalar, que si hubieras leído el manual, podrías haber aparcado en la entrada y enviado el
coche al garaje por control remoto, pero eso sería como restregártelo, ¿verdad?

En lugar de responder, lo cortó, y gruñó cuando la pantalla se apagó -Sabelotodo. Computadora


enciende.

Encendida, Dallas, Teniente Eve.

-Accesorios.

Accesorios confirmados. ¿Quisiera un listado por orden alfabético o por categoría?

-Tan sólo abre la maldita puerta.

¿Desea abrir la puerta del garaje en su ubicación actual, la cual es la residencia, o en una
ubicación alternativa?

-¿Por qué diablos querría abrir una puerta donde no estoy? No importa. Abre la puerta, ubicación
actual.

Puerta de garaje, residencia. Le gustaría abrir la puerta principal, la trasera, el segundo nivel…

-Puerta principal, por todos los cielos. Abre la puerta principal del garaje, residencia.

Garaje, residencia, apertura de puerta principal.

Esperó mientras ésta se elevaba, lenta y silenciosa, y entonces condujo al interior.


No se molestaría en mirar al cielo ante el número de vehículos almacenados en el interior. O tan sólo
una leve volteada de ojos.Todoterrenos, sedanes, coches deportivos, camionetas poderosas,
motocicletas sensuales.

Algunos llamativos, otros con clase, algunos poderosos, otros elegantes.

Estaba bastante segura de que había habido algunos cambios desde la última vez que había estado en
el interior, sabía que no había habido un espacio etiquetado DLE, la marca de su coche, la última vez
que había estado aquí dentro. Habían habido algunas adiciones porque el hombre compraba vehículos
de la misma manera que otros podrían comprar calcetines.

Aparcó en el espacio mientras la computadora preguntaba con cortesía,

¿Desea usted cerrar las puertas principales del garaje, residencia, en este momento?

-Sí, sí, haz eso.

Salió del coche, echó un vistazo alrededor a los brillantes juguetes de Roarke, y divisó un prístino
mostrador para trabajo, ¿quién más tenía un garaje prístino, con una computadora, un AutoChef y
una nevera?

-Un garaje en el que podrías vivir. ¿Quién más?

Inspirada, cruzó hacia el mostrador, entrecerró los ojos ante la computadora.

-Encender computadora.

Esta saltó inmediatamente a la vida.

Buenos días, Dallas, Teniente, Eve.

-Sí, sí. ¿Puedes hacer interfaz con la computadora de mi oficina en casa?

Afirmativo. ¿Le gustaría hacer eso en este momento?

-Sí. Me gustaría hacer eso. Abrir archivos de Ziegler, Trey, sub-grupo Entrevistas. Crear nuevo
documento para Prinze, Felicity, cruzado con Copley, John Jake.

Trabajando…

-Subir cualquier comunicación entrante o información de Peabody, Detective Delia.

Segunda orden en progreso. Orden inicial completa.

-¿Por qué la computadora de mi oficina no trabaja así de rápido?

¿Le gustaría un escaneo y diagnóstico de esa computadora específica?

-¿Cuál es el punto? Negativo.


Entendido. Orden secundaria completa.

-Dame primero la información de Peabody. En pantalla.

Información en pantalla.

Había acertado en la edad de Felicity. Apenas veintiuno. Nacida en Shipshewana, Indiana, una de tres
hijas de Jonas y Zoe Prinze, siendo Felicity la más joven. Nada criminal, ni siquiera una pequeña
violación, a menos que contara dos violaciones menores de tráfico durante sus años adolescentes.

Y ella no lo hizo.

Graduada de la preparatoria y Peabody había añadido los datos brillantes. Reina del Baile de
Bienvenida, capitana de las animadoras, la protagonista del musical del colegio durante dos años,
presidenta del club de teatro.

Dos años en la universidad comunitaria especializándose en teatro. Empleada de medio tiempo por
tres años en el Go-Hop como camarera.

Reubicada en Nueva York, residió durante siete meses en Ciudad Alfabeto en un refugio, notó Eve,
leyendo la búsqueda de la dirección que hizo Peabody, que se alquilaba por la hora, el día o la
semana. Empleada como bailarina, Club Starshine, durante tres meses. Residencia actual, el
apartamento grande y brillante que miraba hacia el río.

Ningún matrimonio ni convivientes, sin empleo actual.

Una chica ingenua, criada con maíz, potencialmente con algún talento, con grandes sueños, que fue
recogida por un tipo que le dobla la edad. Que era potencialmente un asesino.

Eve añadió sus notas, recopilándolas en un informe. Mientras lo releía, lo refinaba, la puerta lateral
de abrió.

Roarke ingresó -¿Te perdiste?-arqueó una ceja -¿Estás trabajando en el garaje?

-Esto estaba aquí, aquí es tranquilo, y sólo necesitaba unos pocos minutos- Echó una ojeada a su
unidad de muñeca, se encogió -O algo así.

Lo revisaría más tarde, si era necesario, pero le envió el informe a Peabody, a Mira y una
actualización a su comandante.

-Ya está. Voy a entrar. ¿Por qué hay más árboles?

-¿Más que qué?

-Más de los que ya teníamos. Los tipos estaban metiendo más árboles cuando llegué. ¿Por qué?

-Porque es Navidad- La tomó de la mano -Si necesitas más tiempo, no tienes que tomarlo aquí en el
garaje.
-Se está bien aquí dentro. Un palacio de vehículos con tecnología y bocadillos. Pero eso es todo por
ahora- Siempre podría escaparse más tarde, ganar un poco más de tiempo.

-Muy bien entonces. ¿Quieres que te lleve de regreso?

Él hizo un ademán hacia una corta línea de carritos motorizados.

-Tengo piernas.

-Las cuales yo admiro tan a menudo como es posible.

Aun sosteniendo su mano, la guío hacia la puerta lateral.

-Entraremos de nuevo entonces y tú me puedes explicar lo de la amante.

-Es patética. No, eso no es justo- Metió la mano libre en su bolsillo para calentarla. -Es una chica,
Roarke, veintiún años y penosamente ingenua. Viene de algún lugar situado por maizlandia.
Shipshewana, Indiana.

-¿Shipshewana? ¿Me estás jodiendo?

-Es una ciudad real, lo busqué. Si puedes considerar un lugar con cerca de una milla cuadrada como
ciudad. Apenas viven allí seiscientas personas. Muchos de ellos son granjeros. Probablemente tienen
más vacas que personas.

Lo que sólo pensarlo le dio serios escalofríos.

-De manera que nuestra joven amante le dijo adiós a Shipshewana, vino a las luces brillantes, a la
gran ciudad, y terminó en un apartamento con vista al río, mantenida por un hombre casado.

-Esa es la historia corta -concordó ella. -La larga tiene más áreas grises. Estaba desesperada por ser
una estrella de Broadway. Vino a Nueva York por esas luces brillantes, y terminó trabajando en un
club de striptease.

-Todo demasiado común, ¿no es así?

-Dice que sólo bailaba, nada de sexo, y tienes que creerle. No es sólo esa cara sincera, la forma en
que suelta resmas de información porque está sola, sino porque sus antecedentes completan la
imagen. Copley la convenció con la basura habitual. Su esposa no lo entiende, lo trata mal, está
trabajando en el divorcio, y entonces ellos se casarán.

-Estás diciendo que los crían verdes en Shipshewana.

-Si Felicity es un ejemplo, no los hacen crecer más verdes. Y mientras tanto, Copley invertirá en su
futuro pagándole clases de danza, canto y actuación. Y ella se acuesta con él cada vez que está
disponible, lo adula, lo hace sentir deseable e importante. Piensa que está fuera de la ciudad en este
momento, en negocios importantes.

-¿Le dijiste otra cosa?


-No directamente, no me hubiese creído. Sembré un par de ideas allí, y la animé para que hablara con
su amiga desnudista quien parece saber de lo que habla. Me tomó por una amiga de él, estaba tan
penosamente agradecida de conocer a alguien que creía que era una amiga, de pasar el tiempo, de
hablar sobre él porque, ella dice, que no es bueno en realidad que ella hable de él o de ellos. Hijo de
puta. Va a tener unas cuantas cicatrices de esto. Aunque tal vez vayan a ser buenas para ella a la larga.

-¿Y Ziegler?

-No reconoció el nombre. No sabe nada sobre eso. Copley le dice lo que le conviene, y eso es todo.
¿Qué me dijo esto a mí? Es joven, sexy, y creada como el sueño húmedo de cualquier hombre hetero.

-¿A sí? ¿Tienes una foto?

-Pervertido- dijo ella.

-Tal vez, pero como hombre hetero yo podría verificar tus descubrimientos.

-Mis descubrimientos me dicen que él quiere conservar su juguete sexy tanto tiempo como pueda.
Consigue sexo, adoración, y devoción, y ya que está pagando por ello con el dinero que le ha robado
a su esposa, es como sacarse la lotería. Una lotería por la que podría haber asesinado si Ziegler lo
descubrió, y amenazó con decírselo a su esposa.

-De manera que te las arreglaste para tachar un nombre de tu lista de sospechosos con la joven
esperanzada en Broadway, y ganaste otra área de motivo para uno de los principales de tu lista. No es
está mal para tan poco tiempo.

-Puse a Peabody a investigarla, de manera que eso me ahorró tiempo. La información indica que la
chica vino de un hogar sólido, con los dos padres, tiene dos hermanas mayores, lo hizo bien en el
colegio. ¿Por qué lo llaman bienvenida a casa?- preguntó.

-¿Quién llama a qué bienvenida a casa?

-La gente, la cuestión en la preparatoria.

-Ah.- Él hizo una pausa frente a una puerta lateral de la casa. -Esa es una cuestión Americana, ¿no es
así?

-Tú vives aquí- le recordó ella.

-Lo hago, sí. Creo que es algo que tiene que ver con el futbol. El futbol Americano, y un juego en
particular que se celebra específicamente con un baile, tal vez un desfile también. Y ellos escogen
estudiantes para que sean el rey y la reina.

-Eso es casi raro. Pero ella era una de aquellas, y animadora principal, protagonista en actuaciones,
trabajo a medio tiempo en alguna tienda de comida rápida hasta que vino aquí. Unos cuantos meses
trabajando en un club de strip debería haberle raspado un poco lo verde. No lo hizo. Creo que eso
está enraizado.

-Ella te gustó bastante- dijo él mientras entraban.


-No sé si me gustó, pero espero que alguien pueda amortiguar la caída cuando descubra la verdad
sobre Copley.

-Una familia sólida, hermanas mayores. Eso podría proporcionar la amortiguación.

-Supongo que podría. De cualquier manera, mi trabajo es escudriñar a Copley. Ella va a contarle que
estuve allí - Reflexionando sobre eso, Eve entró al elevador con Roarke -La próxima vez que él la
llame, se lo dirá. Eso le va a rajar el trasero. ¿Cómo descubrí lo de ella? ¿Fue algo que Ziegler había
documentado?, lo cual me recuerda que tengo que revisar la hoja de cálculo de los negocios de
Ziegler. Va a querer saber exactamente qué me contó Felicity, y si no es inteligente y cuidadoso en la
manera en que lo haga, va a tener incluso a la ridículamente crédula Felicity preguntándose qué
diablos sucede. A menos que su amiga desnudista se lo diga primero.

Salió con él del elevador hacia su oficina. -¿Qué estamos haciendo aquí?

-Tú no vas a necesitar tu abrigo, ni yo el mío -Tomó el de ella, luego el suyo y los llevó a un
pequeño armario en el que ella nunca había pensado y mucho menos utilizado -Y vas a querer un
poquito más de tiempo para actualizar tu tablero y revisar esa hoja de cálculo.

-No me tomará mucho tiempo.

-Otra vez, no me estás dando una respuesta sobre esto.

Sus hombros se encorvaron. -No voy a hablar con Summerset otra vez, estoy de regreso. Estaré
arriba, en el campo de batalla en algo así como quince minutos.

-Estoy seguro de que te veré en algún momento durante el combate.- La cogió por los hombros, la
atrajo para un beso duro y rápido -Asegura tu arma, antes de que te nos unas ¿lo harás, Teniente? De
otra manera podrías ser tentada para usarla antes de que terminemos.

-La mantendría en aturdidor bajo.

-De todas maneras -La volvió a besar -Si te pasas mucho más de los quince- dijo mientras echaba a
andar -Summerset tendrá algo a lo que agarrarse durante años.

-Mierda- Eso era cierto.

Fue directamente a su tablero. Añadió la foto de Felicity, alguna información básica, la cruzó con la
de Copley. Entonces después de pensarlo por un momento, con la de Natasha Quigley, con un signo
de interrogación.

No podía estar segura de que la esposa supiera algo sobre la amante.

Dando un paso hacia atrás, estudió el tablero.

De todos los participantes, Felicity y Sima le daban la impresión de ser las más ingenuas y
vulnerables. Aunque Sima no tanto como Felicity. Entonces otra vez, Eve se figuraba que nadie sobre
la edad de cuatro años podría igualar el nivel de ingenuidad de Felicity.
Aun así ¿no era interesante que Ziegler y Copley, víctima y potencial asesino, hubieran perseguido la
ingenuidad y confianza? Copley pagaba todo o con más exactitud su esposa (lo supiera ella o no)
pagaba por la vivienda y los gastos. Ziegler había explotado el deseo de Sima de tener un novio
atractivo de manera que ella pagó la mayoría.

Pero ambos habían manipulado mujeres para conseguir lo que querían.

Ziegler hizo un hábito de la manipulación y explotación, pensaba ella mientras daba vueltas alrededor
de su tablero.

¿Lo había hecho Copley?

Tal vez otra revisión a sus finanzas se lo diría, pero para eso sería más fácil con Roarke. Además,
simplemente no tenía tiempo en este momento. Pero podría tomarse un poco de tiempo para la hoja
de cálculo.

Ante su escritorio, la puso en pantalla y la repasó buscando las iniciales de Copley. Las resaltó,
transfirió los pagos y fechas a su tablero.

Encontró otros juegos de iniciales con diferentes cantidades, pero nada más así consistente durante
las pasadas seis semanas, las cuales correspondían a los nuevos cerrojos del casillero de la víctima
en el vestidor de empleados.

Registros y pagos para NQ (Natasha Quigley), MQS (Martella), KR (Kira Robbins), todo encajaba
con sus declaraciones. También esto lo añadió a su tablero.

Había una buena cantidad de otros, él había tenido bastantes negocios suplementarios. Aquellos que
podía cruzar con los clientes que ya entrevistados también encajaban. Por extorsión en algunos casos
o pago en efectivo por sexo en la mayoría de los otros.

Sexo y dinero, dos de los motivos principales para un asesinato. Podía atribuir ambos a Copley,
sumando el temor a ser expuesto, lo cual probablemente podría llevar a la pérdida del dinero cuando
su esposa le diera la patada.

¿Y acaso no lo haría ella?

Había atravesado tiempos difíciles, tratando de salvar el matrimonio. Quigley casi le había suplicado
que no contara a Copley acerca del arreglo sexual que había tenido con Ziegler.

Retrocedió en sus notas hasta esa entrevista, se refrescó la memoria.

Quigley declaró que si Copley se enteraba que ella había estado sexualmente involucrada con Ziegler,
podría ponerle fin al matrimonio. Porque no toleraría el engaño, asumió Eve.

Pero, ¿qué tal si Quigley había descubierto el arreglo de Copley con la joven sexy y había utilizado
ese conocimiento para presionar a Copley para que arreglaran el matrimonio o perdería la gran casa,
el gran ingreso y el estatus? A ella no le convendría que se enterara que había estado haciendo lo
mismo que él. Perdería su ventaja.
Le da a Copley el ultimátum. El decide que Ziegler lo traicionó y lo asesina. En un arrebato de pasión
y temperamento, seguido por la rúbrica. Feliz Navidad, hijo de puta. Se va a casa a tomar parte de la
fiesta, le dice a su esposa que terminará su aventura, que se fueran de viaje. Tiene que decirle a la
cosita sexy que lo llamaron para salir de la cuidad, le da a todo una oportunidad para que se enfríen
las cosas.

Tendría que romper con Felicity o convencer a Quigley de que lo había hecho. Con Ziegler fuera de
escena, tendría una mejor oportunidad de mantener las cosas status quo si se hiciera el arrepentido
con su esposa. Tenía que volver a hablar con Quigley, decidió Eve. Dejar caer el nombre de Felicity y
conseguir una reacción. Arruinando un matrimonio, era lo más probable, pero uno que estaba
construido sobre una pila de mentiras y traiciones. Probablemente se vendría bajo de esa tambaleante
pila, pero potencialmente arrestaría a un asesino.

Algo en lo que pensar.

-Pero no ahora, maldita sea.

Viendo que había pasado mucho más tiempo del que tenía, cerró todo y se apresuró a salir de la
oficina.

Regresó aprisa, maldiciendo por lo bajo mientras se quitaba el arnés del arma. La aseguró en el cajón
de su escritorio y aseguró las puertas de la oficina por si acaso. Luego salió corriendo en dirección
del salón de baile para enfrentar la música.

Se dio cuenta de que esto era una guerra cuando entró por las puertas abiertas del salón de baile. Igual
de caótico, igual de atestado, igual de ruidoso.

Algunos gritaban o espetaban órdenes o instrucciones como jefes a los obreros que acarreaban,
cargaban o chocaban entre sí. Algunos estaban subidos a escaleras tan elevadas que hacían que se le
retorciera el estómago. Gente de todos los tamaños, formas y colores pululaban por el enorme salón,
entraban y salían por las puertas abiertas de la terraza donde más de ellos pululaban.

Los árboles que habían traído estaban colocados en cada esquina, gigantes conmemorativos que
ahora estaban adornados o siendo adornados con luces, cuentas doradas, bayas rojas, y largas
lágrimas de cristal.

Bajo uno, alguien acomodaba cajas envueltas en papel rojo con lazos dorados, o papel dorado con
lazos rojos, tan meticulosamente como si estuvieran colocando explosivos. Vio lo que parecían ser
millas de lucecitas blancas, acres de follaje, lagunas de bayas, y suficientes cristales para cegar al sol.

Eso sin contar las guirnaldas, los cortinajes vaporosos, las plantas, o las flores.

Pensó en fugarse, lidiar con la justa ira de Summerset. Esto lo valdría.

Incluso dio un paso atrás de prueba.

-¡Señora Roarke!

Una mujer emergió de entre el enjambre de gente. Hacía ondear una tablet, pasó como un rayo a
través del atestado piso sobre resplandecientes botines de aire. Lo que parecían un par de juegos de
palitos chinos pintados sobresalían hacia afuera y hacia arriba de su cabello amarrado de cualquier
manera.

Sin retroceder, se ordenó Eve a sí misma, sin rendirse.

-Dallas. Teniente Dallas.

-Sí, sí, por supuesto. Discúlpeme, es que estoy un poquito frenética. Ja. Ja. Ja.

En verdad se reía de esa manera. En tres, distintos Jas.

-Ya hemos trabajado antes juntas- Extendió su mano, le dio a la de Eve un fuerte sacudón. -Soy
Omega.

-¿Eso es un nombre?

-Ja ja ja. Sí, de verdad. Soy la diseñadora en jefe, me doy cuenta de que no tuvimos oportunidad de
revisar la decoración y los detalles para el evento de esta noche, pero Roarke autorizó el diseño.

-Vale.

-Naturalmente siempre hay unas cuantas modificaciones de última hora, particularmente cuando hay
que coordinar con otros proveedores. Y mientras que la florista ha hecho un trabajo increíble…

Se dio la vuelta, dirigió una mirada hacia otra mujer apuntando con los dedos en el aire mientras un
par de individuos acarreaban una gran urna dorada con enormes flores rojas y blancas. La vista no
hablaba de admiración.

-Un trabajo increíble - continuó ella -hay algunos ajustes que necesitamos hacer.

-Vale.

-Sólo necesito repasar algunos puntos con usted, y hacerle unas cuantas preguntas. Todos nosotros,
por supuesto, queremos que el evento de esta noche sea absolutamente perfecto.

-Bien, vale- Eve se preparó, pensó: Listos. Apunten -Dispare.

Después de diez minutos, con la cabeza palpitándole, admitió que Roarke había tenido razón al
decirle que dejara el arma en su oficina. En serio, podría haberle hecho un servicio a toda la
humanidad aturdiendo a la decoradora y a la florista.

Después de treinta minutos, consideraba regresar, tomar su arma y dejarlas a las dos sin sentido. Se
halagaban una a otra con sonrisas heladas y palabras como brillante, hermosa, generosa. Luego se
punzaban una a la otra con insultos mordaces.

Las urnas eran demasiado doradas. El tul era demasiado vaporoso. La florista clamaba que sus
medidas eran precisas. La diseñadora no estaba de acuerdo, las de ella lo eran. Y hasta donde Eve
podía decir, apenas había unas pulgadas de diferencia.
-Necesito ese espacio para mis copos de nieve de poinsettia - insistía la florista, quien se había
presentado a sí misma como Bower -Han sido creados específicamente y exclusivamente para este
evento.

-Como puedes ver claramente en mí diseño, ese espacio es requerido para la mesa de regalos y tú
tienes que proporcionar para esa mesa, según mis notas, mini árboles dorados, amarilis rojas, y velas
blancas sin llamas.

-Ya discutimos ese cambio en el diseño, Omega.

-No recuerdo eso, Bower.

-Nosotras seguro…

-¿Qué mesa para regalos?- demandó Eve, y detuvo los gruñidos de ambas mujeres.

-Los regalos navideños para sus invitados -le dijo Omega. -Una bolsa dorada para las damas
contendrá una botella de edición limitada de la nueva fragancia, Reina de la Nieve, que no saldrá al
mercado hasta Febrero. Una bolsa roja para los caballeros contendrá un juego de bar portátil en una
caja hecha a la medida. Hasta el último conteo, el número de invitados…

-No quiero saberlo -Eve lo desestimó meneando la mano -Podemos poner las bolsas de regalos en
uno de las otras salas allá afuera.

-Pero… bueno, yo no quiero insultar a sus invitados, por supuesto, pero si los regalos son colocados
en cualquier otro sitio algunos podrían, por error, por supuesto, tomar más de lo que les
corresponde. O algunos del personal podrían servirse.

-Si nosotros estamos regalando cosas, ¿qué nos importa?-Allí afuera hay una sala, nosotros nos
esparcimos hacia allí cuando tenemos estos eventos. Simplemente pongan los regalos allí, hagan la
cuestión de los copos de nieve aquí dentro. Problema resuelto. ¿El siguiente?

-Yo tendría que ver el área del salón,- insistió Omega -Para poder exponer los regalos de la mejor
manera por si necesitara ajustes futuros, y agregar algunas decoraciones para ese espacio.

-Sírvase usted misma. Por allí - Señaló Eve -Hacia la izquierda. Si quiere agregar oropel o luces o lo
que sea, por mí está bien.

-Necesitaremos estar seguros de que haya arreglos florales complementarios- interpuso Bower.

-Genial. Ocúpese.

Ambas mujeres, entusiasmadas con la idea de tener otro espacio para regatear, se apresuraron a salir.
Eve soltó un agradecido suspiro.

-Bien hecho - Roarke se le acercó, le ofreció una lata de Pepsi.

-Gracias -Ella la abrió, tomó un poco -¿Por qué tienes regalos para todo el mundo? Van a venir, van
a comer, van a beber, van a tener música en vivo. Veo el escenario por allí.
-Son invitados, es Navidad. Es un detalle.

-No sonaban como detalles. Pero es tu dinero.

Él deslizó un brazo alrededor de su cintura, la besó en la sien -Nuestra fiesta.

-Sí- Habiendo desaparecido la florista y la decoradora, echó un vistazo alrededor.

Todos los árboles estaban colocados y adornados, y si, se veían espectaculares. Observó a un tipo
con una gorra de lana y botas de combate juguetear con una especie de control portátil, y entonces
sonrió cuando las luces, de un dorado pálido, esparcieron diminutas estrellas por el techo.

-¡Excelente, simplemente soy así de bueno!- gritó, y alguien se rio.

Las mesas, asumió que eran para la comida, estaban puestas a lo largo de dos paredes laterales.
Pequeños botines estaban agrupados aquí y allá, todos envueltos en ese mismo dorado pálido. Notó
que algunas de las mesas ya tenían un despliegue de flores rojas, pequeñas piñas de pino doradas, y
velas blancas.

Comenzó a imaginar cómo se vería todo.

-Bastante elegante.

-Eso espero -Él tomó la lata, le dio un sorbo.

-Pero amistoso. Y… ahora entiendo los cristales, los copos de nieve. Es Navidad, es invierno. Pero
esto es cálido. Es acogedor, supongo.

-Entonces hemos conseguido nuestro cometido, ¿no es así?

-¡Ey!- gritó a través del salón, le quitó su lata a Roarke y caminó a zancadas hacia los dos obreros
que estaban acarreando otra torre de flores -No traigan eso aquí dentro.

-Bower dijo…

-Es demasiado para aquí dentro. Estará mejor en la terraza.

-Pero Bower dijo…

-Me importa un carajo lo que Bower dijo. Esta es mi fiesta. Aquí mando yo. Sáquenlo. Les mostraré
donde.

Metiendo las manos en sus bolsillos, Roarke la observó señalarles a los obreros que salieran otra
vez.

Sí, de verdad, pensó él. Ellos habían conseguido su cometido.


Capítulo 14

Eve no podría decir que disfrutó el par de horas dando órdenes a las decoradoras y floristas y a la
gente que, aparentemente, les temían. Pero no podía negar una cierta satisfacción al hacerlo. Y una
satisfacción más profunda al asegurarse de que todos los involucrados le temieran más a ella.

Aunque con un gran alivio pudo escabullirse, confiando en que todo estaba bajo todo el control que
era posible, para aprovechar veinte minutos, okay tal vez una hora, en su oficina.

Ella revisó sus mensajes primero, sorprendida y agradecida de encontrar uno de Mira.

Ella lo abrió, lo dio una rápida leída, y luego se enfocó en una sección.

La víctima Zieg ler y el sospechoso Copley ambos demuestran una habilidad en reconocer las necesidades y deseos, puntos
fuertes y débiles de otros, y han forjado carreras que utilizan esa habilidad. Zieg ler en entrenamiento personal, a saber, el
deseo de un cliente por parecer más atractivo o estar en mejor forma, lo cual los motivará para tener éxito o parecer que lo
tienen. Tiene instinto para seleccionar entre aquellos clientes, y otros, a mujeres que estarían dispuestas a intercambiar
dinero por sexo y su explotación del mismo. Su éxito en esas áreas lo animaron a expandir sus límites, explotando a otros
clientes para su beneficio, usando ileg ales para “persuadir” a otras mujeres de tomar parte en el sexo, y lueg o sacando
provecho financiero.

En el caso del sospechoso Copley, sus habilidades lo g uiaron a las relaciones públicas en donde podía estudiar a sus clientes,
usando palabras o imág enes para crear campañas que influenciaran a la opinión. Sus cuentas secretas, financiadas
principalmente con el dinero que tomó de su esposa, demuestra una necesidad de controlar y, otra vez, beneficiarse.
Mientras que los beneficios de su carrera lo hacen financieramente seg uro por derecho propio, él quiere más, y siente que
merece más.

El, como Zieg ler, ha tenido con éxito y al menos a corto plazo, una doble vida. Con el dinero que le ha quitado a su esposa,
dinero que él siente suyo justificadamente, Copley ha establecido una seg unda residencia en donde ha colocado a una mujer
para su propia g ratificación sexual y para su eg o. Su elección, una mujer joven e ing enua, demuestra una necesidad de
dominar. Su esposa tiene más madurez, experiencia y dinero, sin embarg o él no puede dominar en esa relación. El se
aprovecha de una mujer más joven, financieramente inferior e inexperta, usando sus habilidades para identificar sus
necesidades, deseos, fortalezas y debilidades. Al usar la mentira y fabricar hechos, aseg ura su devoción mientras que
continúa beneficiándose de la posición social y financiera de su esposa.

Ambos individuos demuestran tendencias narcisistas, comportamiento sexual depredador, una necesidad de probar su
propio valor y atractivo a través del sexo, de las apariencias y del dinero.

Si, como tú crees, Zieg ler chantajeó a Copley, el beneficio para Zieg ler habría sido el dinero y la demostración de que a
pesar de que Copley parecía superior en estatus social y financiero, Zieg ler “g anó”. El costo de dicho chantaje a Copley fue,
además de los dólares y centavos, una pérdida de cara y eg o.

Considerando la naturaleza impulsiva y no planeada del asesinato, seg ún la evidencia, seg uida por el deliberado insulto
físico y personal, el perfil de Copley y su personalidad lo hacen un fuerte sospechoso. El estrés y el miedo a ser descubierto
por su esposa y por la mujer que ha establecido en una seg unda residencia, junto con la verg uenza de ser superado por
alg uien que él consideraría un subordinado, aumenta la probabilidad en este incidente.

Si y cuando sea traído para un interrog atorio formal, me g ustaría observar.

-Sí, nos aseguraremos de eso.

Sexo, dinero y ego para ambos. Y ambos trabajando tiempo extra para parecer superiores a otros,
mejores que otros.

Ella recordó a la mujer en la reunión de personal de Copley; ignorada sabiéndolo, tanto cabreada
como resignada según la opinión de Eve. Incluida en la reunión, pensó Eve, pero no tratada como al
resto. Simplemente un poco menos que el resto.

Esto la hizo pensar en clubs de campo y de golf, y la invitación a bebidas sofisticadas y varoniles a un
hombre que proporcionaba un servicio.

Siguiendo una corazonada, hizo una investigación. En diez minutos tenía al profesional del golf del
club de Copley en el enlace. En cinco más, con un poco de presión, tenía al caddy habitual de Copley.
Cerca de siete más, con algo de persuasión, ella tenía una clara imagen en cómo había terminado esa
ronda inicial de golf.

Ella lo añadió a sus nota, evidencia anecdótica tal vez, pero sumaba.

Olvidándose de la hora, regresó a revisar sus mensajes, abrió uno de Peabody.


Tuve una idea durante mi pedicura así que me puse a naveg ar. Conseg uí alg o debilucho sobre Copley, un par de artículos
adjuntos. El quid de la cuestión es: La primera esposa era adinerada. No como Quig ley, pero bastante. Duraron cinco años,
se divorciaron. Acusaciones de infidelidad por ambos lados. El rumor es que él terminó con un lindo si no principesco
acuerdo.

Estuvo casi comprometido con otra mujer de altos vuelos un par de años después. Acusaciones de ser infiel y uno de los
otros era…ag uarda…Natasha Quig ley, también casada en ese tiempo. El y Quig ley se casaron veintidós meses después.

La historia romántica es que él se la llevó a Hawai, en donde la familia de ella tiene una casa en Maui, le propuso matrimonio
allí. El ya había solicitado la licencia, hecho el papeleo, incluso le compró el vestido, las flores y entonces la sorprendió con
todo eso. Se casaron al día sig uiente en la playa. Alg unos rumores en ese tiempo afirman que él estaba saliendo con su casi
prometida anterior, y hubieron problemas en el paraíso Quig ley-Copley, pero él los sofocó con la fug a.

En verdad me g usta la parte del romance, pero suena como que lo atraparon siendo infiel o Quig ley lo sospechó y él lo
manejó con una boda rapidita. Más vale pájaro en mano, ¿verdad?

Todo esto son cosas del Canal del chismes, de manera que necesita montones de sal. Pero él está apareciendo como un hijo
de puta, creo yo.

¡No puedo esperar para bailar con mis nuevas uñas brillantes de los pies! Te veo pronto.

P,DD

-Buen trabajo- murmuró Eve y guardó el mensaje, leería los artículos después.

Por ahora, volvió a poner en pantalla sus finanzas, haciendo énfasis en sus cuentas secretas. Las
amantes, incluso cuando no compras un lujoso apartamento para mantenerlas, cuestan dinero.

Dinero, regalos, pequeñas escapadas.

Ella empezó a peinar las cuentas, puso también las finanzas de Quigley en pantalla para tratar de
coordinar.

Sus ojos adoloridos de tanto estudiar números se alzaron cuando Roarke entró.

-Hice todo. Sólo me estaba tomando un descanso. Sólo he estado aquí... cuarenta y seis minutos -
calculó ella después de dar una rápida chequeada.

-Lo diré de nuevo, yo no estoy a cargo de todo eso, diré que sólo hice un recorrido. Se ve muy bien,
y los ajustes que hiciste aquí y allá funcionan muy bien. Además, la primera oleada del servicio de
banquetes acaba de llegar. El jefe de ellos está nariz con nariz con la jefa de decoradores. Podría
correr sangre.

-Si eso sucede, yo haré el arresto. Sólo los voy a dejar que se arreglen por un ratito.

-¿Qué tal una copa de vino?

-Oh, sí, ¿qué tal eso? Recibí un informe de Mira y en verdad quería leerlo. Este añade peso a Copley
como mi primer sospechoso. Luego hablé con su caddy.

-¿Como en el golf?- Preguntó Roarke mientras servía el vino.

-Sí. Su informe y análisis me puso a pensar en la manera en que él y Ziegler tenían ese ego que
necesitaba ser adulado; sexo, estatus, dinero. Así que ¿cómo iría ese juego de golf? Le dije al caddy
que estaba buscando información sobre Ziegler dado que él está muerto, entonces le sonsaqué lo que
quería saber de Copley. Copley se las daba de benefactor y se aseguró de que Ziegler lo supiera y
sintiera. Era su club, su juego, su caddy, su regalo.

-Para algunos un regalo sólo es un símbolo de su propia situación superior, lo cual no lo hace un
regalo en absoluto.

-Yo simplemente diría que el regalo vino con cintas afiladas y pegajosas, lo cual es prácticamente lo
mismo.

-Y más visual. ¿Cuál fue la reacción de Ziegler ante la generosidad de Copley?

-El caddy dijo que Ziegler le expresó su gratitud pero que no era esa su intención, no si prestabas
atención. El caddy dijo que pensó que Copley era un poco descortés, pero probablemente debido a
que Ziegler lo venció en cuatro hoyos seguidos, y Copley se pone un poco irritable cuando está
perdiendo, lo cual según me contó el caddy, significaba que lo culpaban a él y no recibía propina al
final de la ronda.

-De manera que agregamos un pobre espíritu deportivo a los pecados de Copley.

-El caddy me confió ya que congeniamos, que Copley era conocido por arrojar sus palos de golf
hacia los árboles después de un mal, como se dice, golpe. Y una vez después de una mala… ¿tirada?

-A mí no me preguntes -Roarke sólo se encogió de hombros -No soy admirador de ese juego.

-Después de lo que sea que haya sido, Copley y el tipo contra el que estaba jugando comenzaron a
gritarse y eso degeneró en un enfrentamiento a empujones. El otro tipo terminó metido en esa cosa
de la trampa del agua.

-Una extremada pobreza de espíritu deportivo.

-El tipo mojado amenaza con patearle el culo a Copley y ponerle una demanda por todo lo demás. Se
estaba levantando de la laguna por sí solo -Eve continuó -La gente está empezando a acercarse en
esos carritos y Copley se echa para atrás, le ofrece montones de disculpas. Le compra al tipo un palo
de golf de categoría. Y de acuerdo al caddy, difama al tipo mojado en cada oportunidad que se le
presenta.

-Tenemos a un mal deportista con un pobre temperamento a juego, y también es un cobarde


calumniador.

-Eso es lo que yo veo. Así que regresando a Ziegler y a ese juego de golf, Ziegler claramente está
ganando por el sexto hoyo -hizo una pausa para beber -¿Quién es el que decide cuántos hoyos tienen
que haber?

-Otra vez, sólo juego si no puedo evitarlo. Pregúntale a alguien más.

-Tal vez lo haga. Mientras tanto, Ziegler va a la cabeza, Copley está enojado. Pero entonces Copley
pide unos tragos, licor del mejor. El siguió tomando agua y bebidas energizantes mientras que
Ziegler medio se embriagó, y estando así, perdió su concentración y su forma.

-Y Copley ganó la ronda.

-Sí, se lo restregó un poco, pero llevó a Ziegler al hoyo diecinueve para seguir tomando; entiendo la
razón por la que llaman al bar el hoyo diecinueve, pero ¿por qué hay dieciocho para empezar?

-Es tan buen número como cualquiera- supuso Roarke -¿Por qué hay cuatro bases en el béisbol?

-Porque forman un diamante.

-Uno tendría que preguntarse qué tiene que ver un diamante con el béisbol, pero no lo haré o
seguiremos con esto la mitad de la noche. Sólo terminemos con el golf.

-Bien. Copley lo volvió a invitar un par de veces más, pero junto con el cuñado, y eso es todo con
respecto a la porción del golf. Entonces Peabody me vino con más pero de la variedad de los
rumores. Cuentos de infidelidad, divorcio, infidelidad, fugas.

-Podría necesitar más vino- reflexionó Roarke.

-La versión rápida: Copley le fue infiel a su primera esposa, engaño a su casi prometida con la actual
esposa y podría haber engañado a la actual esposa con la casi prometida antes de la fuga.

-Se mantiene ocupado.

-Sí y para ambos todo es por sexo y el dinero. No por placer, sino por ego y poder. Tenían mucho en
común sólo que Ziegler estaba chantajeando y abriéndose camino a la cima acostándose con mujeres.
Copley consiguió subir a través del matrimonio.

-Aún así la amante ¿esta sería Felicity?- Él le dio un golpecito a la foto en el tablero.

-Sí, Shipshewana Felicity.

-Es adorable y muy joven; Shipshewana Felicity no tiene dinero ni estatus social.

-Ella proporciona sexo, adoración, y hace a Copley sentirse superior.


-Si no hay sentimientos genuinos involucrados ¿por qué no encontrar sexo y adoración con dinero?

-No sería el primero que pierde la cabeza por unos grandes ojos y tetas. Quizás esta vez él quiere ser
el del dinero, comparativamente. Pero si su esposa lo corta, no puede permitirse su actual estilo de
vida. Puede permitirse una buena vida, una con la que muchas personas estarían felices de tener, pero
no a lo que está acostumbrado. De manera que Ziegler mantiene la amenaza.

Eve estudió su vino -Tengo que ir allá arriba, ¿no es así? Tengo que volver allá arriba con la gente
loca del salón de baile.

-Eso lo decides tú.

-Lo que significa que tengo que ir arriba y pararme entre los del banquete y los decoradores. No
estoy equivocada por preferir los asesinatos.

-Yo nunca diría eso. Pero antes de que vayas a enfrentar lo peor, tengo un regalo de Navidad
anticipado para ti.

-Casi estamos allí ¿por qué tiene que ser anticipado?

-Es para esta noche, y como Trina estará aquí dentro de una hora…

-¡Por qué! ¡Por qué tenías que decir ese nombre!- Ella se agarró el pelo en sus puños, se dio una
rápida vuelta -Estaba relajada.

-Tú saldrás del paso. En cualquier caso, ella va a necesitar esto.

Él le extendió una cajita envuelta. Eve la miró con suspicacia.

-¿Es algo que ella me va a untar?

-No pensaría eso. Ábrela, descúbrelo por ti misma.

Ella desató la recargada cinta y rasgó el papel brilloso. La elegante cajita tenía el nombre de la
joyería grabado en la tapa.

Ursa.

La tienda dirigida por una familia, la cual le había proporcionado una pista sólida sobre otro asesino.
Recordaba a Ursa, el digno hombre mayor que se había sentido horrorizado al saber que había
comprado relojes antiguos de unos padres asesinados por su desagradecido y asesino hijo.

-Presta atención.

-¿A ti? Siempre.

-No sé qué es esto, pero significa mucho que hayas ido allá.

-Es un buen sitio, como dijiste, dirigido por buena gente. Me pidieron que te diera sus mejores
deseos.

Ella sacudió la caja, oyó el suave traqueteo -Esto probablemente lo es.



El se rió -Todos concordamos en que te sentaría bien.

La abrió, era una especie de peine. Desde la parte superior incrustada caía una rica combinación de
diamantes y rubíes.

-Trina sabrá cómo acomodártelo en el cabello.

-Siempre encuentras otras maneras de colgar cosas brillantes sobre mí -Ella lo sacudió levemente,
observó cómo bailaban las piedras -Se mueve. Es realmente hermoso. Se ve antiguo en una buena
forma, con clase.

-A principios del siglo veinte, supuestamente fue un regalo de bodas de un novio a la novia. Unas
cuantas generaciones después, la fortuna fue derrochada, y esto, entre otras cosas, fue vendido. El Sr.
Ursa lo adquirió en una venta del estado hace un par de años, y él me cuenta que lo tuvo guardado en
la bóveda, esperando por la persona correcta. Pensó que eras tú, y yo también.

-Desde que me estás dando esto ahora, apuesto a que hace juego con lo que sea que vaya a usar más
tarde.

-Creo que lo hace, puedes juzgar por ti misma, pero espero que lo uses.

-Lo usaré -Ella se adelantó un paso y lo besó -Aún cuando sufriré durante el tiempo que Trina me lo
esté poniendo en el cabello.

-Eso es amor.

-Así parece. Y para que estemos parejos...

Ella fue hacia su escritorio, abrió un cajón y sacó una cajita con la misma envoltura y la cinta -Uno
anticipado para ti.

El parpadeo de sorpresa, la media sonrisa le dijo a ella que lo había tomado desprevenido. -¿En
serio?

-Tú no eres el único que puede pensar en estas cosas.

-Aparentemente no. Y parece que Ursa sabe cómo ser discreto. Nunca mencionó que te había visto.

-Quizás tú llegaste primero, pero en ese caso, lo mismo va para ti.

Al igual que Eve, sacudió la caja y luego la desenvolvió. No podía empezar a suponer cómo el
comprar joyería de cualquier clase no estaba en el radar de ella. Pero en el interior descansaba una
pequeña flor blanca hecha de madreperla y platino.

-Tú no eres del tipo que usa cosas brillantes, nada más que una unidad de muñeca para ti. Pero dos
pueden jugar. Es una cosa para la solapa. Una petunia blanca.

-Sí, ya veo. Tu flor nupcial.

Cuando él levantó la vista, cuando aquellos fabulosos ojos azules se encontraron con los suyos y ella
vio que había dado en el blanco.

-La hizo el sr. Ursa. No puedo tomar mucho crédito, sólo le pregunté si podía hacer esa cosita y él
hizo el resto. Es pequeña porque tú no eres de los que usan cosas vistosas, sino personales. Y se
sostiene en la solapa con este pequeño súper imán, de manera que no se necesitan alfileres o agujeros.
Fue su idea.

-¿Hiciste que lo hagan para mí?

-El hizo el trabajo.

-Esto no puede significar más para mí. La intención, o el símbolo. El día que tú llevaste esas flores
fue uno de los mejores días de mi vida.

Ella le sonrió con suficiencia -¿Uno de?

El sacó un botón gris de su bolsillo -El día que te conocí, el día que esto se cayó de ese feo traje que
usabas, es otro.

-Tonto.

-Culpable.

-Yo también- Ella se le acercó y lo abrazó -Me estoy sintiendo bastante afortunada. Ni siquiera los
decoradores, las floristas, los del banquete ni las Trinas pueden quitarme eso- inclinó la cabeza hacia
arriba -Casi me dan ganas de tener una fiesta.

Volviendo a reírse, la besó.

-Aw, ¡miren qué dulces se les ve!

Eve echó una ojeada, y observó a Mavis Freestone entrar saltando. Usaba pantalones elásticos rojos
con botas del mismo color que se adherían subiendo hacia la entrepierna y un top blanco brillante que
apenas se las arreglaba para cubrirla. Su cabello era una masa plateada tambaleante con mechas
azules.

-No puede ser tan tarde - dijo Eve.

-Llegué temprano, bastante temprano. Vine con Trina. Ella quería el tiempo suficiente para instalarse.
Leonardo se ha quedado con Bella hasta más tarde, y entonces vendrá volando hacia acá después de
que llegue la niñera. Pensé que podría vestirme aquí, sorprenderlo, porque mi traje es fan-mega-
tástico. Y aún cuando lo diseñó, todavía no me lo ha visto puesto.

Ella se acercó bailando hacia ellos, como un hada, incluso con los tacones finísimos de sus botas, los
abrazó a los dos.

-¡Feliz-al-cuadrado! Amo tantísimo la Navidad, a ustedes chicos y a todo el mundo.

-¿Cómo te sientes con los encargados del banquete?

-Tengo bombeando buena voluntad fuera de mis poros. Al extremo.

-Entonces ven conmigo.

Cuando Mavis entró al salón de baile jadeó. Luego chilló. Luego comenzó a saltar.

-¡Esto es ultra-increíble! Santo wow, Dallas, esto es como un set de video o un país de las hadas. Es
como ambas cosas y añadiéndole la elegancia.

Eve le dio una buena mirada. Los enormes árboles, las luces, las flores, las plantas que se veían como
si crecieran de los prístinos montículos de nieve. Todo el oro pálido, brillando sobre las mesas y las
sillas, el rojo llamativo, el blanco brillante, la pérgola de follaje y cristales alrededor de la chimenea,
todo combinado para ser justamente eso. Ultra-increíble.

Una mujer vestida de negro avanzó hacia ellas, miró despectivamente a Eve.

-¿Por qué el bar de la terraza no está instalado? No tenemos tiempo para estar paradas sin hacer nada.

Mavis le dio a la mujer una palmadita en el brazo -Ella no es una de ustedes totalmente, es la jefa.
Hey, ustedes muchachos van a pasar bebidas también ¿cierto? Las burbujeantes de seguro. Y
bocaditos, adoro las burbujas y los pequeños bocaditos. Si necesitan practicar, me ofrezco como
voluntaria. Hey, Dallas, tal vez deberías poner bandejas de bocaditos en esa otra sala, tú sabes cuál es.
La gente se queda allí algunas veces, y unas bandejas con bocaditos serían mag.

-Bandejas de bocaditos -le ordenó Eve a la mujer de negro -en la sala en donde están expuestos los
regalos.

-Por supuesto. Nosotros lo organizaremos.

-Genial - Eve se volvió hacia Mavis -¿Algo más?

-Oh... veamos.

Durante los siguientes minutos, Eve se entretuvo observando a Mavis haciendo que la jefa de
banquetes se precipitara para cumplir con sus sugerencias, deseos e incorporaciones. Debido a que
era Navidad optó por la clemencia y se llevó a Mavis de allí.

-Eso fue divertido- comentó Mavis.

-No para ella, pero sí. Lo mejor es que todo está bajo control, mantuve mi parte del trato, Summerset
puede encargarse de despachar lo demás.

-Ahora nos vamos a acicalar. Mi actividad favorita pre-fiesta.


-¿Por qué?

Mavis enganchó su brazo con el de Eve -Porque se siente bien, huele bien, y cuando todo está hecho,
te ves bien. Pero nosotras no nos vamos a ver bien.

-¿no?

-Demonios, no. Nosotras nos vamos a ver ultra-increíbles. Tómatelo con calma con Trina, ¿okay?

-De nuevo digo ¿por qué?

-Todavía está un poco alterada por haber encontrado al tipo muerto. El tipo muerto de Sima, se está
haciendo la valiente debido a que está velando por Sima, pero se desahogó conmigo. Por eso es que
sé que todavía está bastante alterada por eso. La mayoría de la gente no encuentra cadáveres a menos
que ellos sean tú. Encontrarlos, quiero decir, no ser uno de ellos.

-No habría encontrado un cadáver si no hubiese estado en donde no debería de haber estado. Okay,
okay - Eve farfulló cuando Mavis simplemente se la quedó mirando.

-Es quizás todavía peor porque lo conocía y en verdad no le gustaba.

-El realmente no le gustaba a nadie.

-A Sima sí. Mayormente.

-¿lo conocías?

-Nop, no voy a Buff Bodies. Empecé a ir a Fit Plus. Es 'plus' porque tienen todas estas clases de
padre/hijo, o clases para niños. Todos nosotros vamos, mi oso de miel, nuestra Bellísima y yo,
cuando podemos. O uno de nosotros va con Bella. Es completamente familiar, así que nos gusta. Pero
conozco un poco a Sima, y Trina me contó toda la verdad sobre el tipo muerto antes de que se
muriera, y más verdades después de muerto. Está un poco nerviosa de que vayas a arrestarla por
algo, pero no lo vas a hacer. ¿Cierto?

-Lo haría si sólo pudiera mantenerla lejos de mi cabello. Literalmente.

Con Mavis, Eve fue hacia su dormitorio.

Trina estaba de pie, arreglando silenciosamente las cosas en las que Eve pensaba como instrumentos
de tortura sobre algún tipo de mesa al lado de una especie de sillón de peluquería. Otra mesa, una
mesa para masajes, reconoció Eve, estaba colocada frente al fuego.

-¡Hey!- Con voz alegre, Mavis se acercó a Trina.

-Dallas ha terminado, ¡y temprano! Podemos empezar con esta parte de la fiesta. ¿Qué te parece si nos
tomamos algo?

-Quiero ducharme - dijo Eve -Pero sírvanse.


-Cuando hayas terminado, sería mejor si vinieras con sólo una bata -dijo Trina, con la voz apagada y
los ojos puestos en sus herramientas -Empezaremos con el masaje y la fluorescencia para el cuerpo.

-¿Qué diablos es una fluorescencia para el cuerpo?

-Es un hidratante con un leve brillo. Podemos probarlo en tu brazo para asegurarnos de que lo
apruebas. También traje el que no tiene brillo si decides no ponerte el otro.

Eve entrecerró los ojos. A ella no le gustaba la Trina real, con su brusco carácter mandón y sus
formas solapadas. Pero esta Trina falsa y evasiva le gustaba todavía menos.

-Lo que sea -Eve vio la bolsa de regalo sobre su cómoda, le dio un toque con el dedo y notó el
nombre de Trina en la tarjeta. Como había prometido, Roarke se había ocupado de eso.

-Esto es tuyo -Eve alzó la bolsa, y se la dio a Trina.

-¿Qué?

-Una cosa. Una cosa de Navidad.

Eve se dio la vuelta y echó a andar hacia el baño, giró otra vez cuando escuchó sollozos balbuceantes.

Trina, con su torre de pelo arremolinado, lloraba con el rostro en manos mientras Mavis la
acariciaba y arrullaba.

-Mierda. ¡Mierda! ¿Por qué está haciendo eso? Deja de hacer eso. Lo digo en serio.

-Es mi culpa. Sima es un desastre, y no estaría tan mal si no lo hubiese visto a él. El todavía estaría
muerto, el hijo de puta, pero no lo hubiese visto y entonces ella no estaría tan mal. Es mi culpa. Y tú
me diste un regalo.

-Te lo quitaré si no dejas de hacer eso, ni siquiera sé qué diablos es. Roarke lo hizo. Anda busca a
Roarke si vas a hacer eso.

-Yo pensé, qué hubiera pasado si le hubiese dicho que fueramos para alla y quien sea que lo haya
matado estuviera allí, y la mataba a ella, pensé…

-¡Espabila!- Eve soltó la orden con fuerza, causando que Mavis se quedara boquiabierta en shock, y
que la cabeza de Trina diera un respingo.

-Los 'hubiera' no valen un carajo, no pasó; no es tu culpa que fuera allá. ¿Acaso la arrastraste
pateando y gritando? E incluso en ese caso, él habría estado muerto de cualquier manera; era una
mierda, un cabrón, un violador, un chantajista y un tramposo. Encontraré a quien lo mató porque ese
es mi trabajo, pero si ella estaba desperdiciando lágrimas por él, alguien necesita decirle que es una
estúpida. Y si estás lloriqueando por lo que no se puede cambiar de todos modos, tú eres una estúpida.

-Dallas,- empezó Mavis.

-Cállate un minuto. ¿Tú quieres un 'hubiera'? ¿Y si ella hubiera regresado para recoger sus cosas o
confrontarlo a él, y lo encontraba ella misma? Sola. ¿Sin ti allí para mantener la compostura? Ella no
tenía ni idea de lo que tenía que hacer. Tú lo hiciste. Tú me llamaste. El hijo de puta se merecía más
que calcetines rotos y polvo de picapica, no que fuera tu lugar el dárselos, pero no merecía la muerte.
El merecía un par de décadas en la cárcel, pero ¿acaso estoy lloriqueando porque no puedo darle lo
que se merecía? Así que espabila.

Hubo un momento de silencio absoluto. Entonces Trina sorbió por la nariz -Tienes razón, tienes toda
la razón. Y cuando termine aquí voy a regresar y a decirle a Sima unas cuantas verdades, incluso si
tengo que emborracharla primero.

-Genial, ahora que esto está arreglado quiero una ducha - Ella recordó, y sacó la caja de su bolsillo -
Roarke quiere esto en mi cabello.

Trina la abrió. Tanto ella como Mavis emitieron un ooooooh. Luego ambas se limpiaron las lágrimas
de las mejillas, y se volvieron a mirar a Eve.

-Esto es un ganador total- decretó Trina. -Voy a hacer algo diferente con tu cabello.

-¿Qué? No. No, no lo vas a hacer.

-No con el corte o el color. Por todos los cielos, ¿acaso te he jodido el cabello hasta ahora?

-No, pero…

-Si tienes una obra de arte como esto para usar en tu cabello, entonces tu cabello debería ganárselo.
Voy a pensar al respecto. Tómate la ducha, pero no uses ninguna esencia. Yo me voy a ocupar de eso.

-No quiero tener…

-Tú no sabes lo que quieres, me ocuparé de eso. Mejor será que entres allí y te duches. A menos que
quieras que me ocupe de eso, también.

-Mantente lejos del baño -Eve salió dando zancadas.

La Trina real estaba de regreso. Tal vez, si le hubiese dado tiempo, le hubiese gustado la Trina falsa.
Ahora probablemente nunca lo sabría.

Capítulo 15

Podría haber sido peor, supuso Eve. Podría haber sido atacada por vacas come carne. Nadie podría
nunca convencerla de que las vacas ocasionalmente no disfrutaban de un jugoso bocadillo de carne.

De modo que podría haber sido peor.

Se decía eso a sí misma mientras Trina untaba cosas sobre ella, en su casi desnudo cuerpo y Mavis
parloteaba alegremente. Para distraerla de lo que estaba sucediendo, Eve lo sabía muy bien,
especialmente cuando Trina cambiaba de marcha, la cambiaba de posición, y le ponía una capa de
alguna especie de menjunje verde que parecía tóxico por toda la cara.

Entonces le decía que se relajara por diez minutos.

¿Quién podía relajarse con un menjunje verde que parecía tóxico por toda la cara, que posiblemente
era literalmente tóxico?

Pero Mavis le puso una copa de champagne en la mano, y se sentó ansiosamente mientras Trina
empezaba a pintar la cara de Mavis con un arsenal de pinturas, cepillos, polvos, y Dios sabía con qué
otras cosas venía ella armada.

Aparentemente, por la conversación que Eve trataba de ignorar, Mavis había pasado por la etapa del
menjunje verde, auto-infligido esa mañana.

El menjunje fue retirado, y hasta donde Eve podía decir, no se llevó su piel con el. Siguió más
porquería, con Mavis conversando mientras se desnudaba por completo. Siempre desconcertaba a
Eve la forma en que algunas personas podían estar desnudas sin un sólo escrúpulo.

Afortunadamente, Mavis se volvió a vestir en un trocito diminuto de vestido brillante que hizo pensar
a Eve en un regalo bellamente envuelto, justo hasta el lazo resplandeciente en el trasero de Mavis.
Ella se calzó unos zapatos altos de tacones delgados con tiras delgaditas que se envolvían alrededor
del talón, se colgó un trío de bolas brillantes en cada oreja, un ejército de relucientes brazaletes en un
brazo hasta el codo, todo mientras seguía conversando.

Era algo fascinante, decidió Eve, incluso admirable de alguna manera, y Dios sabía que era difícil no
estar divertida y feliz con Mavis haciendo resplandecer la habitación.

-Oh, ese es exactamente el lápiz labial correcto- decretó Mavis -Sutil, apenas se nota. Sólo los
resaltamos mostrando su forma.

-Todo tiene que ver con los ojos - dijo Trina sabiamente.

Eve estudió el dorado brillante y el plateado reluciente en los párpados de Mavis. Sintió encogerse
todo su ser.

-No quiero que mis ojos queden brillantes de esa manera. Sin ofender, Mavis.

-No me ofendo. Los párpados relucientes no son para Dallas -Ella dio un pequeño giro y se estudió
en el espejo -Y sí completamente para mí. Abso-mag en mí, Trina. Perfectos para la fiesta. Los tuyos,
también -añadió ella, volviéndose hacia Eve -A la manera Dallas. Lo prometo.

Ella cruzó sus dedos sobre el corazón -Hey, Treen, si tienes tiempo, ¿puedes hacerme un tatuaje
temporal en el seno? Estoy pensando en un arbolito de Navidad con dos presentes bajo él. Bella en
uno, Leonardo en el otro.

-Dulce. Sí, no hay problema. Tan pronto como haya acabado -Dio un paso atrás y le dio a Eve una
mirada larga y maliciosa. -Sí, sí, eso va a funcionar.

Ella se movió detrás de su sillón. Por el rabillo del ojo, Eve la vio tomar un tubo, poner un poco de la
porquería que penosamente parecía semen en su mano.

-¿Tienes que hacer eso?

-Este es un buen producto, especialmente bueno para el cabello.

Ella jaló, estiró, restregó, y luego levantó una herramienta que se veía, penosamente otra vez, como
un vibrador delgadito.

-¿Qué es eso? ¿Que hace eso?

-Magia- dijo Trina, y volvió a estirar.

-¿Qué estás rociando en mi cabello?- demandó Eve -¿Por qué le estás rociando cosas?

-Porque ese es mi trabajo.

-Escalofriante -dijo Mavis, caminando alrededor del sillón. -Ooooh, ya lo entendí. Oh sí, bastante
elegante, Trina. Suave y sexy, ¿cierto?

-Ese es el plan.

-¿Define sexy? Mi comandante va a estar aquí, y probablemente el jefe. Con sus esposas. No necesito
un cabello sexy.

-Escalofriante -Trina hizo eco de la palabra de Mavis, pero su tono era muchísimo más contundente.

-Es el tema del centro - comenzó Mavis -A ella no le gusta.

-¿Qué centro? ¿Mi cabello tiene un centro?

-Me refiero a ti. Le estoy explicando a Trina cómo es que a ti no te gusta ser el centro de atención
cuando no es un asunto policial. Se te ponen los pelos de punta. Pero, tú sabes, es tu fiesta y hola,
Roarke, de manera que simplemente tómalo así.

Ella tomó la copa de Eve, la volvió a poner en su mano -Bebe tu champán. Vas a alternar un poco por
allí.

-No quiero alternar por allí. Quiero que se termine esta parte.

-Casi he acabado. ¿Mave? ¿Me das la peineta, por favor?

-Clase A-plus,- comentó Mavis pasándole la peineta a Trina -¡Okay!- añadió ella cuando Trina
colocaba la peineta -Trina, eres lo mejor de lo mejor.

-Sólido -concordó Trina, pero para consternación de Eve, le roció más.

-El que va a estar sólido va a ser mi cabello si sigues rociándolo.

-Terminado. Échale una mirada -Ella hizo girar el sillón de Eve para que encarara el espejo.

Eso fue un shock pero no una impresión, lo cual era algo de cualquier manera. El rostro en su
mayoría se veía como el suyo. Sus labios parecían estar pintados de rojo, pero el lápiz de labios era
transparente y bastante sutil. Y no había nada de cosas relucientes en sus ojos, de manera que eso era
un gran punto. En cambio, se veía más definida, suponía ella, y más recargada con el dorado pálido
en sus párpados, y toda la materia más oscura mezclada por doquier. Pero podía reconocerse a sí
misma. El cabello no estaba como su cabello. ¿Lo estaba? Recogido hacia atrás, más alto en la
coronilla, más recargado nuevamente con unos cuantos rulos.

-Tienes que ver la parte de atrás -le dijo Mavis y agarró un espejo de mano grande -Todo se centra en
la parte de atrás.

Mavis puso en alto el espejo; Trina ladeó el sillón.

Eve veía ahora la parte más alta de la coronilla y unos cuantos rulos pendiendo hacia abajo con los
rubíes y los diamantes.

-Es... de chicas.

-Sé una chica esta noche. No te matará. El peinado va de acuerdo con la peineta y el vestido.

-¿Cómo sabes que va de acuerdo con el vestido? Yo ni siquiera sé cómo es el vestido.

-¿Cómo se supone que te arregle si no sé lo que vas a usar? Yo vi el vestido. El peinado y el resto de
ti están diseñados para el vestido.

-Y es fabulicioso -le aseguró Mavis.

-¿Por qué no lo traes, Mavis? Roarke dijo que estaría al frente y en el centro de su armario, los
zapatos y los accesorios están allí.

-En seguida los traigo.


-Te ves bien -Trina empezó a empacar sus herramientas -Mi trabajo siempre se ve bien. Te dejaría el
brillo de labios, pero no recordarías retocártelo de cualquier manera, así que se lo dejaré a Mavis.
Ella te lo hará recordar. Tu hombre se va a ver tan bueno como para decirle des-nu-da-me, porque
nació así. Tú necesitas verte bien.

-No quiero que la gente se desnude cuando me mire.

Soltando una carcajada, Trina continuó empacando.

-Ellos te van a mirar y a pensar: Esa es una fría perra policía. Tal vez naciste siendo una perra
policía, yo agregue lo de fría. Es lo que hago.

-Puedo vivir con eso. Para una fiesta.

-Esto es lo máximo -Mavis iba murmurando con admiración mientras regresaba del armario -Lo
mag máximo. Se ve como si alguien hubiese derretido antiguas monedas de oro haciendo con ellas
un vestido. Ese es mi Leonardo.

Eve lo estudió cuando Mavis lo puso en alto. De un tono dorado pálido y luminoso, de alguna manera
fluido con lo que parecía un escote muy bajo y mangas largas y delgadas. Ella no lo hubiese llamado
por completo, un trocito diminuto de vestido como el de Mavis. Pero definitivamente se ganaba el
adjetivo de diminuto.

-¿Ese es todo el vestido?

-Tienes el cuerpo para usarlo. Modelo de pasarela pero con músculos tonificados -Trina cerró dos
bolsos, del tamaño de las Dakotas, del Norte y del Sur -La tela es el motivo por el que usé el tono de
Polvo de Oro en la fluorescencia para el cuerpo.

-Te vas a ver impresionante,- declaró Mavis. -¿Quieres que te ayude a ponértelo?

-Puedo vestirme sola.

-Párate dentro, y tira hacia arriba,- ordenó Trina. -No te lo pongas por la cabeza. Vamos, Mavis.
Encontraremos un lugar y te haré el tatuaje temporal.

Ella se colgó los enormes bolsos en los hombros, recogió la pequeña bolsa de regalo. -Gracias por
las velas. En verdad me gusta encender las fragancias, parece que hay una para cada estación.

-No hay problema. Realmente yo no…

-Gracias -la cortó Trina -Quitaremos del medio el sillón y la mesa después que haga el tatuaje.

-Voy justo detrás de ti, Trina -Pero Mavis se escabulló hacia Eve mientras Trina salía -La ayudaste -
besó a Eve ligeramente en la mejilla.

-No lo hice a propósito.

-Quizás no, quizás eso fue mejor todavía. ¡Te veo en la Fiesta Central a la Hora de Divertirse! ¡Y
todos vamos a celebrar a lo grande!

Sola, al fin, Eve tomó su copa de champán y bebió. Respiró por uno o dos minutos. Toda esa energía
femenina en un sólo lugar tendía a ponerla nerviosa. Y, sí, Mavis lo tenía claro. Toda esa energía
enfocada un poquito demasiado cerca en ella la ponía nerviosa.

Ella volvió a mirar el vestido, luego a los zapatos que Mavis le había dejado al lado de la cama.
Nuevamente dorados, con altos tacones rojos, con un cordoncillo en los bordes, incluso alrededor de
la parte descubierta de los dedos. Pero, felizmente, sin tiras recargadas. Aunque no se los iba a poner
hasta la hora cero, se prometió a sí misma, y se miró los pies.

Las uñas de los pies estaban pintadas de dorado. ¿Cuándo había sucedido eso?

Viviría con ello, eso era todo. Era sólo una noche. Podía vivir con las uñas de los pies doradas por
una estúpida noche. Vio la increíblemente diminuta tanga que iba con el vestido, suspiró y se la puso
meneándose. Felizmente, Leonardo había incorporado un soporte para los senos, así que ahora se
meneó para ponerse el vestido, como le ordenaron, de abajo hacia arriba.

Le encajaba como si hubiese sido hecho para ella porque así había sido. De manera que era cómodo,
al menos, y en realidad era una linda tela, suave, lisa, con un resplandor en lugar de ser brillante.
Podía vivir con el resplandor.

Ella abrió el joyero. Unas largas lágrimas de diamantes y rubíes entrelazados para las orejas, otro
rubí engastado en forma de estrella colgaba de tres finas cadenas que tintineaban con pequeños
diamantes. Su unidad de muñeca de vestir, y un trío de delgadas pulseras—una de rubíes, dos de
diamantes.

Se sintió un poco aliviada ya que, al menos, había visto todas las piezas anteriormente. De manera
que él no había salido a comprarle más. Se puso los aretes, el collar y estaba luchando con la última
pulsera cuando Roarke entró.

Trina tenía razón, pensó. El sí que se veía tan bueno como para desnudarse para él, en su traje oscuro
y corbata perfectamente anudada dorada y roja. Usaba la pequeña petunia en la solapa.

-¿Cuándo te vestiste?

-Usé otra habitación. Te ves maravillosa. Absolutamente maravillosa.

-La palabra es ultra-increíble.

-Con seguridad encaja -El hizo un círculo en el aire con el dedo, sonrió cuando ella le soltó un
resoplido -Compláceme, ¿quieres?

Ella se dio una vuelta.

-¿Una vez más?- le pidió mientras se aproximaba a ella. Entonces la cogió de los hombros por detrás
-Ahora sí, esto es adorable.

-¿Qué? ¿Qué?- Ella luchaba para verse su propia espalda, logró ver algo pintado justo encima del
bajo escote trasero del vestido, casi rozándole el culo. -Mierda. ¡Mierda! ¿Qué diablos es eso? ¿Qué
me pintó ella? ¡Quítamelo!

-Creo que es una ramita de muérdago, y no la quitaría por nada del mundo.

-¿Por qué haría eso?- Indignada, Eve siguió retorciéndose para tratar de tener una vista completa -En
verdad fui agradable con ella. O algo así.

-Esa podría ser la razón. Muérdago, Eve. ¿Y cuál es la tradición al estar bajo un muérdago?

-¿Cómo diablos voy a saberlo—esa cosa de besarse? Es el asunto de besarse, ¿cierto?

-Esa es. Y me parece que ella sólo te dio una manera festiva de decir bésame el trasero. Eres tú,
querida. Absolutamente tú.

-No se supone que ella, espera - Volvió a retorcerse hacia atrás, entrecerró los ojos en el espejo -
¿Bésame el trasero? Huh. Tal vez no le patearé el suyo por hacer esto- Se enderezó, lo miró.

-Me vestiste para hacer juego con las decoraciones.

-Precisamente lo contrario. Las decoraciones fueron escogidas para resaltar tu vestido. A ti- El pasó
un dedo por la hendidura en su barbilla -Deberíamos subir al salón de baile, estar preparados para
saludar a nuestros invitados o sufriremos la ira de Summerset.

-Okay -Ordenándoles a sus pies que se aguanten, se puso los zapatos -Si los hombres tuvieran que
usar tacones, serían prohibidos en toda la tierra.

Pero tomó su mano, y caminó con él.

En verdad todo se veía genial, admitió Eve, y se veía incluso realmente mejor cuando la gente
comenzó a llegar. Cuando empezaron a departir con los demás invitados o a reunirse en grupos. Los
camareros serpenteaban entre los invitados con bandejas del espectacular despliegue de comida o con
espumosas bebidas de uno de los bares.

Y hablando de colorido, ella divisó a Peabody y a McNab entrando. El vestía un frac navideño color
rojo con una camisa plateada, una corbata de reno, y botas cortas plateadas. Para complementarlo,
suponía Eve, Peabody llevaba un vestido vaporoso color verde acebo punteado con destellos
plateados. Debido a que el peinado de su compañera era una masa de ricitos con hilos plateados
entretejidos, Eve se sintió menos consciente de los pocos rizos en el suyo.

-Peabody -Roarke le besó la mano, luego la mejilla, y luego los labios -Estás preciosa.

-Ah Caray. En realidad me esmeré.

-Eres una visión. Ian, eres un hombre con suerte.

-Así es. Aquí tienes, Cuerpazo.- El tomó dos copas de champán de una bandeja -Esta es la fiesta más
formidable del año. Estamos listos para cortar la alfombra, chocar los tacones y sacudir el trasero.
-Mira la comida. Es tan bonita. Tenemos que bailar como locos para que yo pueda comer esa comida.
¿Ese es un árbol de caramelos de ciruela? Es un árbol de caramelos de ciruela. Oh mi Dios.

-Antes de que saques caramelos de ciruela - la interrumpió Eve -te necesito un minuto.

Deseando dejar atrás esta parte, Eve echó a andar, fue detenida dos veces por personas que querían
ser sociables y finalmente se las arregló para entrar a la sala y cerrar la puerta a espaldas de Peabody.

-Esto va a durar horas,- dijo Eve. -Horas en que la gente va a querer conversar conmigo.

-Aquí tienes, tú lo necesitas más que yo -Peabody comenzó a extenderle a Eve su copa -Espera, aquí
hay más. -En lugar de darle su copa, se aproximó a una hielera, sirvió champán en una de las copas
que habían en una bandeja cercana.

-Genial. Bien. Gracias. Escucha.

-Voy a seguir investigando a Felicity Prinze mañana. Pienso que está limpia, al igual que tu, pero
puedo investigar un poco más a fondo, ver si hay algo más.

-Esto no se trata de eso - Ella levantó una caja de la mesa en la que Summerset había acomodado sus
regalos envueltos -Esto es para ti. Roarke tiene algo para McNab.

-¡Oh! Nosotros pusimos los suyos debajo del árbol que está abajo. Puedo ir a traerlos.

-No, los recibiremos. Gracias por adelantado. Yo sólo estoy entregando estos regalos ahora que
puedo, eso es todo.

-¿Así que puedo abrirlo ahora? Adoro cuando tengo que abrirlos al instante. El papel es tan bonito.

Ella comenzó a desenvolverlo, con mucho cuidado, rompiendo los sellos.

-Jesús, Peabody, rasga el papel y abre la maldita caja. No tengo toda la noche.

-Lo puedo usar de nuevo. Todavía no he envuelto nada.

Ella liberó la caja y dobló con cuidado el papel, guardó la cinta y el lazo. Y finalmente abrió la caja.

-¡Oh!- Ella sacó el regalo, lo miró con fijeza, boquiabierta y con los ojos como platos -Es un abrigo
mágico. Es mi propio abrigo mágico. ¡Y es rosado! Es un abrigo mágico rosado. ¡Santa Mierda!
Santa mágica y rosada mierda, Dallas.

-Lo rosado fue idea de Roarke. No puedes achacarme eso. Yo dije marrón.

-Tengo que sentarme. No, tengo que probármelo, y luego tengo que sentarme. Santa mierda, me
regalaste un abrigo mágico rosado.

-¡No lloriquees! ¿Por qué hay tanto lloriqueo hoy?

-Gracias a Dios utilicé productos a prueba de agua, a prueba de sudor, maquillaje que no mancha,
porque voy a lloriquear. Dallas, caray. Sólo caray, es de cuero. Es de cuero rosado.

-El rosado no fue mi idea. Jamás.

-Santa, santa, santa mierda. No puedo parar de decirlo -Ella se puso el abrigo sobre el vaporoso
vestido. Se veía absurdo, pensó Eve, el estilo militar del abrigo sobre el vestido de fiesta. Pero
aparentemente Peabody no lo pensaba así. Ella dio un giro con él de manera que el cuero rosado a la
altura de las rodillas se infló y se arremolinó.

-Oh mi Dios, esto va más allá. Simplemente más allá. Se siente como de cuero. Es de cuero. Tiene
bolsillos y lindos botones. Y es mágico, y es rosado.

-No puedo ir por allí usando abrigos con chaleco anti-balas interno cuando mi compañera no lo
tiene.

Peabody paró de girar. No estaba llorando, pero se le cayeron un par de lágrimas -Esto significa
tanto para mí, el que lo hubieras mandado a hacer para mí. Para mi seguridad. Sólo eso por sí mismo
significa mucho. ¿Pero el resto? Esto no tenía que ser de cuero, no tenía que ser rosado. Pero tú
hiciste eso porque sabías que me haría feliz.

-Si te aturdieran, o te apuñalaran o te hicieran volar por los aires, sería algo condenadamente
inconveniente para mí -Ante la risa llorosa de Peabody, Eve suspiró -Tú eres... familia. Eso es todo.

Peabody la agarró y la apachurró -Okay, okay- Eve le dio unas palmaditas en la espalda -Okay, okay.

-Te quiero. Las personas no se dicen eso lo suficiente entre sí, así que te lo estoy diciendo. En verdad
te quiero, y voy a soltarte en un segundo más porque sé que esto te hace sentir rara. Pero gracias.
Muchísimas gracias.

-Okay.

-Tengo que ir a agradecerle a Roarke -Peabody se apartó -Y mostrárselo a McNab. Y luego necesito
ponerlo en un lugar seguro. ¿Hay algún sitio en donde pueda ponerlo?

-Dáselo a Summerset. Él lo guardará.

-Cierto. Oh, caray. Sólo caray. Te estoy volviendo a agradecer en este instante sin volver a abrazarte y
besarte en los labios.

-Y yo te estoy diciendo que no hay de qué al no empujarte una bota por el culo.

Todavía con el abrigo puesto, Peabody salió disparada.

Eve se tomó otro minuto. En realidad no se había opuesto al rosado, pero estaba bien. Mirándolo en
perspectiva, el color había sido la guinda en el pastel de Peabody, así que estaba bien.

Eve abrió la puerta justo para encontrarse con Charles Monroe y Louise acercándose -Hey.

Charles la besó en los labios -Feliz Navidad, Teniente Azúcar.


-Feliz Navidad. Hey, ¿si te doy un regalo- le dijo a Louise -puedo hablar un par de minutos con
Charles?

-¿Qué clase de regalo?- Sonriendo, luciendo pulcra y elegante en un brilloso traje blanco nieve, la
Dra. Louise DiMatto le hizo un guiño a su marido -El mismo es un regalo bastante especial.

Eve retrocedió y les hizo un gesto para que pasaran. Encontró la bolsa de regalo para Louise -Esta
clase.

-Estaba bromeando, pero lo tomaré -Louise retiró lámina tras lámina de brillante papel de seda, y
desenterró el bolso de mano. Este había sido hecho copiando la forma de los antiguos maletines de
los doctores, cambiando el color a un lavanda ahumado y los broches plateados.

El inestimable Tiko lo había completado con una de sus bufandas, púrpura profundo y plateado
metálico, atada artísticamente en las asas.

-¡Oh, lo adoro! Dallas, es fabuloso. Es precioso y la bufanda es simplemente adorable. Gracias.

Eve recibió otro abrazo, y un besote en la mejilla.

-Bien, de nada. Ahora dame un par de minutos con Charles. Si ves a Summerset, le puedes dar eso
para que te lo guarde.

-Puedo idear un conjunto con este bolso y la bufanda como punto de partida.

Cuando ella los dejó solos, Charles hizo un gesto hacia la hielera -¿Te importa?

-No, adelante. Esto es una fiesta. Sólo quería un par de minutos para utilizar tu cerebro explotar tus
dos profesiones, ¿si te parece bien?

-Siempre está bien. ¿Así que quieres averiguar sobre el sexo?

-Podrías decirlo. Cuando eras un Acompañante Autorizado, y supongo que ahora también, en tu
trabajo de terapista sexual, ¿conociste o conoces mucha gente que intercambia sexo por dinero? Sin
licencia ¿Quienes sólo lo hacen como un negocio aparte?

-Seguro. No siempre por dinero, sino por compensación. Ropa, joyería, un favor, un viaje. Algunos
viven sus vidas intercambiando sexo por dinero o cosas. Deberías de saberlo.

-Sí- Pero esto era diferente, pensó ella. -Quiero decir alguien que se dedica a eso como un serio
trabajo aparte, que incluso lleva libros.

-Bueno, eso sería menos común -El tomó asiento, un hombre tan atractivo como una estrella de
videos que muy bien podría haber nacido con una copa de champán en la mano -No he trabajado con
nadie en terapia que haya tenido ese problema, pero conocí unos pocos en mis días de Acompañante.

-¿Y de qué tipo de clientela estamos hablando? ¿Qué los induce a negociar, en ambos lados?

-¿Para el proveedor? El sexo es una materia prima, un poder o algo tan confundido con su auto
estima que ellos no pueden diferenciarlos. Para el receptor, lo más usual es que sea una confusión
romántica. Pueden decirse a sí mismos que no es un negocio, lo cual lo es en este caso, que sólo es un
negocio ilegal o estructurado. O, muy a menudo si hay una diferencia por la edad o monetaria, el
receptor siente que ellos están simplemente cuidando del proveedor. Simplemente proporcionándole
pequeños regalos o beneficios.

Esto les da el poder, o por lo menos la ilusión de éste, en la relación.

-Por qué no simplemente ir a un Acompañante Autorizado, mantenerlo…

-¿Dentro de lo legal? Para muchos eso podría ser más excitante, o más íntimo, o podría ser que la
relación degenerara en pagar por participar ¿Quién fue asesinado?- preguntó él -¿El proveedor o el
receptor?

-El proveedor. También sospechó que usaba el chantaje. Y sé que en varios casos no era un receptor
en el sentido de que lo acordaran, las drogaba.

Sus ojos cambiaron, se endurecieron -Eso lo cambiaba bastante. ¿Sabes si tuvo la intención de
conseguir una licencia?

-No hasta donde sé. Mantenía una hoja de cálculo, mantenía su dinero fuera de los libros, pero
guardaba un registro personal. Mujeres sólo para el sexo. Y algunas estaban de acuerdo con pagarle.
Otras, generalmente más jóvenes que las dispuestas a hacerlo, algunas de ellas casadas, él las atraía,
las drogaba, las violaba, y luego las chantajeaba.

-Él nunca hubiese pasado a través del entrenamiento o las pruebas psicológicas para obtener una
licencia, no en Nueva York. Ni siquiera a nivel callejero si hubiese sido evaluado. Lo que estás
describiendo, para mí, es alguien que no sentía una conexión real con el receptor. Es un intercambio
comercial, por supuesto, pero uno íntimo que requiere al menos en los niveles más elevados, algo de
sutileza, algo de cuidado y considerable entrenamiento para manejar varias necesidades y situaciones.
Sobre todo, tenía que existir confianza en el proveedor. Un hombre como ese nunca hubiese sido
capaz de ganar una confianza verdadera. ¿Has hablado con Mira?

-Sí, y ambas estamos de acuerdo en esto. Pero tú has estado en esa vida, y ahora tratas a la gente por
cosas sexuales.

Asintiendo, Charles tomó un sorbo del espumoso vino -¿Sospechas de una de las mujeres que él
utilizó?

-Tal vez, quizás. Da la sensación, si ese es el caso, okay, lo golpeas en la cabeza un par de veces por
impulso. Así es como él se lo ganó. Pero entonces si vas a añadir un mensaje, y el asesino añadió una
¿no le cortarías las pelotas, o le clavarías el cuchillo en la ingle? ¿algo que tenga relación?

-Primero, déjame decir: Ouch. Lo apuñalaron después, de manera que estás pensando que podría
haber sido la pareja celosa de una de las mujeres ¿o una de las personas, hombre o mujer, que él
chantajeaba?

-Tal vez, probablemente. Estoy reuniendo información.


-¿Qué clase de firma, si me lo puedes decir?

-Apuñalado. Con su propio cuchillo de cocina.

-¿Quise decir en dónde fue apuñalado?

-En el pecho.

-¿El corazón?

-No exactamente. Fue algo más… oh. ¿El corazón? estás pensando en algo simbólico.

-Algunos receptores se enamoran. Es el trabajo de un buen Acompañante Autorizado poner un límite


entre la confianza y el afecto, incluso de un toque de enamoramiento, y de amor. Un cliente que se
enamora es peligroso para el Acompañante, y para ellos mismos. ¿Un cuchillo atravesando el
corazón?- volvió a beber y sacudió la cabeza -no soy policía así que no puedo decirlo y me imagino
que has visto muchos que han sido apuñalados en esa zona sin haber perdido o ganado en el amor,
pero…

-Sip, pero es algo más en lo que pensar. Te lo agradezco.

-Absolutamente cuando quieras - se puso de pie y la tomó de la mano para salir con ella.

-Tú y Louise todavía se ven bastante flamantes.

-Me siento bastante flamante. El matrimonio es una aventura. Y un refugio.

Para algunos, pensó Eve ¿Para otros? Pensó en Quigley y Copley. Para otros, tal vez una
competencia.

La música vibraba ahora, y el salón de baile palpitaba con ella y con gente. Eve reparó en que
mientras había estado en la sala, había llegado muchísima gente.

Divisó a Feeney, quien no usaba un esmoquin sino un traje negro que sabía que él guardaba para
homenajes y funerales, cerca a uno de los bares chismorreando con Jenkinson. Y Nadine, vestida de
color plata pica hielo, bailando con el casi siete pies de alto Crack. La reportera estrella y el
propietario de un club de sexo parecían estar pasándoselo a lo grande.

Ella tendría que llevar a Nadine a la sala y entregarle ese regalo.

Y allí estaba Mira y el verdaderamente adorable Sr. Mira sentados en una de las mesas riendo con el
Comandante y la Sra. Whitney. Probablemente tenía que acercarse y decir algo. Pero pocas veces veía
a su comandante riendo a carcajadas, así que mejor esperaría un poco.

-Y aquí estás.

Ella se volvió hacia Roarke -Sip, justo aquí. Supongo que sabes que a Peabody le gustó el abrigo.

-Es un poco más satisfactorio dar cuando ves al receptor tan genuinamente feliz.
-Ja, eso sigue la línea de mi rápida charla con Charles sobre sexo. El caso relacionado con el sexo.

-Naturalmente.

-Además que quería darle a Louise su regalo. Necesito reunir a Mira, a Nadine y a las otras para
darles aquellas cosas. Entonces habré terminado.

-¿Y si te tomas unos minutos para compartir ideas relacionadas con el caso? Para mí está bien.
Mientras que bailes conmigo.

-Pero…

La música había cambiado, se había vuelto más lenta, romántica y un poco soñadora. Sin embargo,
ella siempre se sentía increíblemente incómoda de bailar en público. La atrajo hacia él y comenzó a
dar vueltas con ella, rió al mirarla.

-Tienes unas zonas de modestia tan interesantes. Las parejas rutinariamente abrazan cuando bailan
lentamente.

-Sí, tal vez, pero apuesto a que no muchas de ellas tienen a su comandante en jefe observándolas.

-Es un baile, no te estoy desvistiendo, Eve.

-Apuesto a que lo estás haciendo en tu mente.

-Bueno, lo estoy haciendo ahora, gracias por la idea.

Cuando ella rió por eso, la abrazó para darle un rápido beso. Ella respondió enlazando los brazos
alrededor de su cuello.

-Qué demonios. Es una fiesta de Navidad.


Capítulo 16

Eve siempre se sentía rara y un poco incómoda socializando con el Comandante Whitney. La imagen
más fuerte que tenía de él siempre sería cuando estaba sentado detrás de su gran escritorio, con la
ciudad de Nueva York elevándose por la ventana a sus espaldas. Su sobrio rostro moreno agobiado
por las preocupaciones, sus anchos hombros sosteniendo el peso del mando.

De manera que verlo bailando (incluyendo la sacudida de trasero mencionada por McNab) con su
elegante y de alguna manera intimidante esposa simplemente sacaba su mundo de órbita.

Ella no tenía la habilidad para relacionarse, no como Roarke, quien aparentemente conocía a todo el
mundo dentro y fuera del planeta o tenía el talento para actuar como si lo hiciera. Sin embargo ella
manejaba las conversaciones triviales, incluso con personas que no conocía como los peces gordos
de lo que ella pensaba como el Universo de Roarke, sus esposas o citas, de los tipos de investigación
y desarrollo, colegas de negocios.

En su mayoría querían hablar entre ellos, bailar o ir al bar y a los buffet de manera que ella podía
llevar a cabo su deber, y seguir adelante.

Pero lo que le parecía todavía más raro era ver a su gente mezclarse con la de él. Ver a Baxter
inclinado en una de las mesas conversando con uno de los ejecutivos de Roarke de I&D. Y bueno, el
ejecutivo era femenino, soltera y sexy, así que eso no era un shock.

Y allí estaba Caro, la eficiente administradora de Roarke, bailando con el adorable Dennis Mira. Por
allá, Santiago tomando parte en una discusión obviamente animada con una pareja de ingenieros de
Roarke sobre altas copas de licor.

-Aquí tienes- Nadine se le acercó y le entregó una copa de champagne -Incluso con ese increíble
vestido te pareces demasiado a una policía parada aquí.

-Los mundos han colisionado y yo observo- dijo Eve y tomó un sorbo -no parece haber ningún daño
o destrucción.

Nadine miró alrededor como hacía Eve -Has dado fiestas anteriormente incluyendo a ambos mundos.

-Sí, pero parecen volverse más poblados, y los nativos de cada uno tienen más interacción.

-Y aún así, el planeta sigue girando- finalizó Nadine -Adoro tus fiestas. Primero porque sé que va a
haber tanta gente aquí que conozco y me agrada, y personas que puedo no conocer pero que son
interesantes. Y segundo, en el caso de esta noche, porque consigo un fabuloso regalo. De verdad que
adoro ese bolso.

-¿Por qué acarreas por todas partes tantísimas cosas? Esa es la cuestión.

-¿Cómo puedo saber lo que podría necesitar en cualquier momento dado durante el día? Es mejor
estar preparada para cualquier cosa. Oh, Morris va a tocar con la banda. Adoro cuando él toca el
saxofón. El está mejor- dijo quedamente -pero aún sigue llevando a cuestas mucha tristeza. Nunca he
perdido a alguien que haya amado realmente. No sé cómo alguien maneja algo así.

-Camisa plateada, corbata roja, una tira plateada entre la trenza.

Nadine ladeó la cabeza -¿Qué?

-Color, ha estado usando más color otra vez desde hace algún tiempo. Lo está superando.

-Sabes, soy observadora y bastante intuitiva también, reportera y escritora, pero nunca me he dado
cuenta de eso. Tienes razón. El está poniendo algo de color otra vez en su vida, y eso es bueno de
ver, también. ¿Así que, cuál es la historia sobre él y DeWinter?¿Son algo?

-No.

-Bueno, suenas muy segura, y, si no estoy equivocada, determinada. Acaso no te gusta. . . hablando de
Roma, creo que ella se está dirigiendo hacia aquí. Y hablando de vestidos increíbles.

DeWinter usaba un color rojo flameante y lustroso en una larga columna lisa que abrazaba cada
curva. Un corte al costado corría casi hasta su cadera, revelando una larga, larga pierna tonificada y
tacones enjoyados que destellaban como las luces de Navidad con cada paso.

-Dallas, no he tenido la oportunidad de agradecerte por tu hospitalidad. Es una fiesta fabulosa. Tu


hogar está más allá de lo espectacular.

-Gracias. Ah, Nadine Furst, la Dra. Garnet DeWinter.

-Nos conocemos desde el caso de El Santuario- Aún así, DeWinter extendió una mano -Disfruté
muchísimo la última emisión de Ahora, pero me he convertido en una seria admiradora de tu trabajo
por completo.

-Gracias. Yo soy una seria admiradora de tu vestido. ¿Valencia?

-¡Sí! Qué buen ojo tienes. Resultó ser una elección divertida cuando ví que Morris había escogido una
corbata roja- Tomó de su propio champagne y se tiró hacia atrás el cabello, una explosión de rizos
color caramelo y oro -Adoro oírlo tocar.

-¿Así que. . . tú y Morris están saliendo?

La alegre sonrisa de Nadine no se atenuó bajo la torva mirada de Eve.

-Nos acompañamos mutuamente; ninguno de nosotros quiere, o está preparado, diría yo, para salir
en otro plan. Yo tengo que considerar a mi hija. Y él tiene a Amaryllis. Pienso que es más fácil para
él hablar de ella conmigo ya que no la conocí, o los conocí juntos. Pero ciertamente está haciendo
que mi transición a Nueva York sea más fácil.

-¿Oh?- Nadine amplió su sonrisa -¿Cómo es eso?


-Puede ser un reto ser la persona nueva, especialmente la nueva persona a cargo. Morris me da
buenos consejos y una idea de las personas con las que trabajo. Una de las razones por las que dejé
D.C. fue que sentí que me había vuelto complaciente conmigo misma, y necesitaba un cambio. Era
una máquina bien dirigida, insisto en ello, pero la estructura y las personalidades individuales, no
permitían mucha camaradería o… alegría. He encontrado ambas cosas aquí.

Ella hizo un gesto hacia el salón de baile -El trabajo que hacemos nosotros tres es difícil y muy a
menudo oscuro ¿Sin esto? Sin las conexiones personales, la alegría, el interés del uno en el otro, esto
puede convertirse en algo más difícil, y más oscuro. Quiero ser capaz de ponerme un increíble
vestido rojo de vez en cuando, escuchar a un hombre que encuentro inteligente e interesante tocar el
saxofón. Quiero comer y beber por nada particularmente importante o por lo vitalmente importante,
con personas que me gustan, que respeto y admiro. Hacer eso me hace ser mejor en mi trabajo. Me
hace una mejor madre.

Ella dio un sorbo de champagne mientras estudiaba a Eve -No te gusto todavía, pero lo haré. Yo
creceré en tí.

-¿Qué? ¿Como el moho?

DeWinter tiró la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada, plena y gutural -Posiblemente, y sospecho
que podrías hacer lo mismo conmigo porque tu tampoco me gustas todavía. Veremos. Lo que sí sé,
absolutamente, es que tú eres su amiga. Tú eres la buena y fuerte amiga de Li. Puedo prometerte que
soy su amiga. Así que eso es un comienzo.

-Acostumbraba coquetear con él de vez en cuando- murmuró Nadine -Dejé de hacerlo después que
Coltraine fue asesinada.

-Deberías empezar otra vez. Lo normal lo mantiene estable. Dallas le da eso a él ¿Viniste sin pareja?-
preguntó DeWinter a Nadine.

-Sí. Pensé en traer una cita, pero en realidad no estaba de humor. Citarse durante las fiestas se vuelve
tan pegajoso, demasiado importante, demasiado simbólico.

-¡Lo sé! Juro que es el único tiempo del año que deseo a medias que estuviera casada de manera que
la gente dejara de preguntarme si tengo una cita para la Navidad, para la noche del Año Nuevo, para
esa fiesta, para ese evento.

-¡Dios, sí! Y si tienes una cita para el Año Nuevo, algunas personas están sobre tí con: ¿Así que esto
es serio?

-Exactamente ¡El año pasado estaba viendo a alguien, muy casualmente, y entonces porque yo, contra
mi mejor juicio, lo invité a un evento por fiestas, la gente se me vino encima!

-Dímelo a mí.

Ellas se habían inclinado una hacia la otra, notó Eve, atraídas por el tema como imanes.

-Tuve que dejar de ver a alguien porque empezó a presionarme sobre los planes para la Navidad
desde Octubre- dijo Nadine -Eso te vuelve loca.

-Violencia doméstica, suicidio y los porcentajes de homicidios suben exponencialmente entre Acción
de Gracias y Año Nuevo- comentó Eve y recibió miradas perplejas de DeWinter y de Nadine –
Continúen- dijo ella, y se alejó.

Consideró entrar a la sala, diez minutos de calma y soledad, pero captó voces y risas, así que se
desvió para el otro lado. Ella podría escabullirse a su oficina, pensó, tomarse esos diez minutos.
Pero si la atrapaban allí, Summerset, habría un infierno que pagar.

Había montones de habitaciones aquí arriba, pensó, y echó andar alejándose de la música, las voces,
las luces, dio la vuelta entrando a lo que ella recordaba que era una pequeña sala de estar.

Feeney estaba despatarrado en uno de los grandes y mullidos sillones, con los pies en alto y la
corbata floja. Se veía medio dormido, con la pantalla de pared silenciada mostrando un juego de
basketball.

Él le lanzó una mirada tímida -Sólo quería chequear el juego, tomar un descanso.

-Genial. Ahora tú eres mi excusa -Ella se dejó caer en otro sillón, soltó un suspiro -Jesús, Feeney
¿porque a la gente les gusta las fiestas?

-¿Una como esta? Licor y comida de primera, un lugar fabuloso. Y principalmente las chicas,
algunos de los muchachos también, disfrutan de engalanarse con elegancia. Sheila está teniendo el
momento de su vida. Cuando me escabullí, estaba hablando con Ana Whitney y alguno de los
ejecutivos de Roarke sobre tejidos. Los tres estaban tan concentrados en eso como si fuera su
religión. Necesitaba unos minutos.

-Yo acabo de escaparme de Nadine y DeWinter hablando sobre citas. Sobre citas durante las fiestas.

-Tal vez ganas esta vez, pero lo de los tejidos está bastante cerca. La música buena, sin embargo.
Roarke sabe cómo hacer que la casa baile ¿Cómo está yendo el caso?

-Tengo algunas pistas fuertes. Estoy buscando… -se interrumpió cuando sintió movimiento, echó un
vistazo para ver a Santiago vacilante en la puerta.

-¿Fiesta privada?- preguntó él.

-No. Sólo tomando un descanso de la multitud.

-Entonces me apunto- El trajo consigo un trago y agarró una silla -Es una fiesta formidable,
Teniente. Formidable. Estaba hablando con este tipo Derrick, trabaja para Roarke. El jugó en las
ligas menores por un par de años pero se jodió el brazo y cambió a programación y diseño. De
cualquier manera, él tiene una liga local que juega pelota. Voy a echarle un vistazo, ver si puedo
entrar en eso.

-¿Qué juegas?- le preguntó Feeney.

-¿En la preparatoria y la universidad? Campo corto. Conseguí una temporada parcial en la


universidad con la beca deportiva. No hay nada como el baseball.

-¿No permaneciste en eso?- preguntó Eve.

-Yo quería la placa. Adoro jugar, pero para mí sólo es por jugar. No es un trabajo. Yo quería el
trabajo.

Hablaron sobre baseball y sobre el trabajo. Eve se dijo que tenía que levantarse y regresar, cumplir
con su obligación. Entonces entró Reineke.

-Hey ¿Alguien más se quedó perplejo viendo a Whitney destrozar la pista de baile?

-¡Sí!- dijeron juntos Eve y Santiago y Feeney sacudió la cabeza.

-¿Piensan que porque alguien es unos años mayor que ustedes, no sabe moverse? Jack y yo
podíamos tirarlos a ustedes al suelo bailando y bebiendo.

-No lo veo allá afuera- señaló Reineke dejándose caer en un sillón.

-Lo harás.

Carmichael entró viéndose cómoda en un pequeño vestido negro, descalza, y con las uñas de los pies
de un rojo brillante -¿Esto es homicidios?

Ella se sentó en el brazo del sillón de Santiago, le quitó la cerveza para darle un sorbo -¡Caray! Qué
fiesta, jefa. Esta fiesta es cosa seria. Acabo de ver a Dickhead haciendo un baile sexy con la Dr.
DeWinter. Tuve que retirarme para salvar mis ojos. Ella es bastante sexy. Si me gustaran las chicas,
estaría bastante prendada. Pero Dickhead es simplemente espeluznante.

-Cristo. Mejor será que regrese allá afuera.

-Usted podría ser la siguiente en la fila del baile sexy.

Eve echó a andar pero hizo una pausa lo bastante larga para darle un golpecito al tatuaje en la base de
su espina.

-¿Qué es eso?- demandó Reineke.

-Quiere decir 'bésame el culo- le dijo ella y dejó atrás a los policías muertos de risa.

Sopesando las tácticas, ella se fue por el camino más largo, salió, luego comenzó a hacer un rodeo
hacia la terraza del salón de baile. Si alguien preguntaba, había estado socializando allá afuera.

El rodeo fue la causa de que ella se encontrara a Trueheart y a su novia dándose un pico, lo que causó
que los tres involucrados pasaran por un momento profundamente embarazoso. Eve siguió
avanzando mientras la pareja se ponía como un tomate detrás de ella.

Al siguiente que se encontró fue a Baxter, justo entrando al salón de baile -Hey Dallas ¿quieres
bailar?
-Absolutamente no. ¿No tienes una cita o algo?

-Un hombre no puede traer una cita a este tipo de jolgorio. Es demasiado simbólico de cosas en serio
tan cerca de la Navidad. Y eso lo previene de estar rondando a féminas solteras.

-Así que es cierto para ambas partes ¿Eh?

-Ya que esto es una fiesta y también es cierto, voy a decirte que te ves incendiaria. Adoro el tatuaje en
tu trasero.

-¿Qué haces mirando mi trasero, Detective?

-Porque está ahí- dijo él impenitente -Todo envuelto en precioso oro, y estamos fuera de servicio y es
un trasero seguro de mirar por que está casado.

-De forma extraña, encuentro todas esas respuestas razonables, pero detente y mira el trasero de
alguien más.

-Sí, señor ¿Quieres un poco de esto? El tomó una copa de champagne de una bandeja que pasaba.

-¿Por qué diablos no? Mientras bebía, divisó a Roarke, sonriendo mientras se inclinaba para besar a
Mavis.

-Es bonito- dijo Baxter con un suspiro relajado y satisfecho -cuando la familia se reúne.

Ella alzó la mirada hacia él. Un maldito buen policía, pensó ella, y ni de cerca tan superficial como a
él le gustaba pretender.

-Un baile- decidió ella -Y mantén las manos fuera de mi trasero.

Ella sí que vio bailar a Feeney, como lo prometió. La divirtió verlo defenderse bien con los
ridículamente energéticos Peabody y McNab. Cuando se quitó el saco para una segunda vuelta, Eve lo
recogió y comprobó la medida.

-Quiero un abrigo mágico para él- le dijo a Roarke -Debería de haberlo pensado antes. Tal vez él no
está mucho en el campo como solía estarlo, pero él debería tener uno. Marrón mierda porque él usa
mucho marrón mierda, así que debe de gustarle ¿Podemos conseguirle un abrigo mágico?

-Por supuesto que podemos. Cuarenta y dos regular en marrón mierda.

-Bien- Ella deslizó un brazo alrededor de su cintura, dejó descansar la cabeza ligeramente contra su
hombro -Los pies me están matando.

-Una cantidad de las damas se ha quitado los zapatos. Tú podrías hacer lo mismo si no tuvieras esa
fobia por estar descalza en público.

-Los pies son algo personal. No sé por qué nadie entiende eso.

Divertido y enamorado, él le rozó la sien con un beso -La multitud está disminuyendo un poco.
Podemos encontrar una mesa y sentarnos por un rato, hasta que disminuya más.

-Está bien, ya pasaron la etapa de “si sólo puedo sentarme”. Son como familia, como me dijo
anteriormente Baxter. Algunos de ellos son tu familia, algunos míos, algunos nuestros, pero
afortunadamente, por esta noche, todos la están pasando bien. Además, están entremezclándose, así
que ya veremos cómo va eso. Santiago podría terminar jugando pelota con uno de tus muchachos.
Baxter va a terminar acostándose con la rubia de por allá de tu I&D. Caro y Mira tienen las cabezas
juntas como hermanas o lo que sea. Montones de ese tipo de cosas están sucediendo esta noche.

-¿Cómo te sientes respecto a esta mezcla?

-Estoy bien con eso. No estaba segura, pero me siento bien con eso. Aunque después de esta noche no
quiero hablar con nadie que no sea policía, sospechoso, testigo y tú. No en ese orden, pero eso es lo
que quiero. Tanto como sea posible.

-Entendido. Podríamos reducir eso considerablemente ¿Tengo que negociar contigo para
convencerte de tomarnos un descanso después de Año Nuevo? Tú, yo y una isla.

-De acuerdo. Mientras que…

-También entendido; los casos resueltos, ninguna persecución en progreso de algún asesino loco.

-Estar casado con una policía apesta.

-Estás completamente equivocada.

Debido a que sabía que lo decía en serio, se sonrió -¿Piensas que McNab podría ser un auténtico
fenómeno de la naturaleza? Nadie debería ser capaz de moverse y retorcerse de esa forma si en
realidad tiene huesos y una columna vertebral. Tal vez debería preguntarle a DeWinter. Quien no está
románticamente involucrada con Morris, lo cual es algo bueno, pero él es su amigo, lo cual también
es bueno. Además, esta noche aprendí que no se supone que tengas citas durante las fiestas a menos
que vayas muy en serio debido al simbolismo y la locura, y Santiago jugó como campocorto.
Trueheart y su novia deben estar tomando las cosas en serio porque cada uno tenía su lengua hundida
en la garganta del otro durante las fiestas, y tú tienes a un tipo, algún ejecutivo, que considera que el
tejido es su religión.

-Caramba, caramba, Teniente. Has socializado.

-Demonios que sí. Claro que requirió un considerable consumo de champagne, pero mantuve mi
línea de fondo.

Él le dio una leve palmada en el trasero -Bellamente.

Ella mantenía su línea de fondo, si es que se lo repetía a sí misma mientras la gente se retiraba,
tiempo en el cual demasiada gente insistía en abrazarla. Debido a que estaban un poco más que
pasados de copas y era lo más sencillo, Summerset instaló a Peabody y a McNab en uno de las
habitaciones para huéspedes que había preparado, y esto estaba bien para ella.

Como ella esperaba, Baxter y la rubia se fueron juntos, y con destellos gemelos en sus ojos.
Cuando el último rezagado salió por la puerta, Eve cojeó hacia el dormitorio, sacó sus sufridos pies
de los zapatos, con una mueca de dolor se dirigió al baño para usar la porquería que Trina había
dejado para sacarse la porquería que Trina le había puesto.

Se quitó las joyas, recordó la cosa del cabello, luchó para sacársela, peinó una y otra vez sus cabellos
con los dedos hasta que lo sintió normal. Se quitó el vestido, la tanga, cogió una camiseta larga y sin
forma y cayó en la cama.

-¿Qué hora es? No, no me lo digas. Sí, dímelo.

-Son casi las tres y media.

-Dios.

El gato se subió a la cama, tintineando, la olisqueó, se subió sobre ella, y se hizo un nido en la parte
baja de su espalda.

Roarke se deslizó dentro, la beso en el entrecejo.

-Hice mi parte- dijo ella, arrastrando las palabras -No estuvo tan mal.

Y cayó en un sueño profundo.

Ella se despertó sola, lo cual no era una sorpresa y menos si veía la hora. ¿Las diez pasadas? ¿Diez?

Se sentó y se frotó la cara con las manos. Necesitaba café, necesitaba moverse. Después de salir
gateando de la cama, se dirigió al AutoChef, y se premió a sí misma con cafeína. Decidió que se iría
a nadar. Unas cuantas vueltas le despejarían la cabeza, sacudirían los residuos de la fiesta. Entonces
podría ordenarle a Peabody que se levante, era su culpa haber bebido más de la cuenta anoche, y
podrían trabajar en el caso un par de horas.

Ella se dio la vuelta hacia el elevador, entonces reflexionó que estaban a mitad de la maldita mañana.
Alguien podría entrar y encontrarla en la piscina. Desenterró un traje de baño tipo camiseta, se lo
puso, y encima se colocó la camisa de dormir. Pensó en llamar a Roarke y decirle que venga a
unírsele. Pero era muy probable que a él se le ocurrieran ideas una vez que estuvieran mojados y
había gente en la casa, probablemente mucha gente recogiendo los restos de la fiesta en el salón de
baile.

Mejor nadar en solitario.

Salió del elevador a la exuberancia de las plantas tropicales. Escuchó la música, un sonido bajo y
calmante y pensó que Roarke se le había adelantado.

De modo que a ella no le importaría si a él se le ocurrían ideas mientras que… -¡Dios!

Ella se tapó la cara con las manos, pero la imagen de Peabody y McNab acariciándose mutuamente en
la piscina se le quedó grabada a fuego en las retinas -¿Por qué? ¿Por qué no estoy ciega? ¿Por qué no
tienen clemencia?
-¡Lo siento!- canturreó Peabody -No estamos desnudos ni nada de eso; Roarke dijo que podíamos
usar la piscina y había trajes de baño en el vestidor. Ambos estamos usando trajes de baño ¡Te lo
prometo!

Eve extendió sus dedos y se arriesgó a echar un vistazo a través de ellos.

Estaban medio desnudos, McNab de pie con el agua hasta la cintura, con su huesudo torso desnudo y
brillando por la humedad pero con un bañador negro bajo la línea del agua. Peabody usaba uno de
un azul brillante que mostraba bastante escote. No era ninguna sorpresa que las manos de McNab
hubieran estados llenas con las chicas de Peabody.

Ella no se iba a negar unas braceadas en la piscina, rehusaba rendirse a la cobarde urgencia de dar la
vuelta y regresar al piso superior.

-Esta mitad es mía- Ella cortó el aire con la mano -Esa mitad es de ustedes. Permanezcan en su lado.

-Gracias por dejar que nos quedemos- dijo McNab cuando ella se quitó el camisón -No hay nada
como una buena noche de sueño después de una fabulosa fiesta y de yapa poder darnos un chapuzón.

-Cierto, su lado, mi lado- repitió ella, y se zambulló.

Ella los sacó de su mente, concentrándose en el movimiento, en bracear a través del agua, impulsarse,
y volver a dar una braceada. Su cuerpo relajado; su mente despejada.

Después de veinticinco vueltas, se sintió humana y quería más café. Se dejó hundir y volvió a la
superficie en una rápida zambullida.

Y vio a Peabody y a McNab, todavía allí, flotando uno al lado del otro. Para su sorpresa, ella vio a
Roarke, sentado en una de las mesitas bebiendo café.

Se volvió a zambullir, se impulsó y nadó bajo el agua hacia el extremo más alejado. Ella salió,
escurriendo agua, alcanzó su café primero y luego una toalla.

-Buenos días- dijo Roarke.

-Ahora está mejor. Supongo que has estado lidiando con los estropicios de después de la fiesta.

-En realidad tenía algunos otros asuntos que atender. Summerset está en eso ¿Qué te parece algo de
desayuno? Podría tomar algo. Te estaba esperando.

-Seguro, sí- Cuando él apenas le arqueó las cejas, ella se dio la vuelta -Desayuno, en quince minutos,
en mi oficina.

Peabody se dio la vuelta en el agua, manteniéndose a flote -Eso sería agradable ¿Está bien?

-Acabo de decirlo. Quince- repitió ella, y se adentró en las exuberantes plantas. “Utilicé mi provisión
limitada de amabilidad anoche.”

-No creo que Peabody o McNab la requieran. Querrás algún tiempo para trabajar con ella. ¿No hay
motivo para que alguien esté con hambre mientras lo hacen, no es así?

-Supongo que no. Ellos estaban, tú sabes, empezando a hacerlo cuando llegué. Sus tetas estaban
medio salidas de su bañador.

-Lamento habérmelo perdido.

-Lo lamentarías. Pervertido.

El la agarró cuando salieron del elevador y le revolvió los sesos con el beso -Si tan sólo hubieses
dicho treinta en vez de quince minutos, te mostraría un poco de perversión.

Ella se rió, pero se liberó contoneándose -No se me ocurrió que ellos ya se hubiesen levantado. Sólo
me tomé la molestia con el bañador porque recordé que habría gente aquí, haciendo cosas y es mejor
ser precavida. Si me hubiese levantado diez minutos más tarde, ellos habrían estado desnudos y
follando como ballenas.

-¿Las ballenas follan?

-Así suena bien.

-Bastante extraño. Me encargaré del desayuno mientras te vistes.

-Me vestiré rápidamente.

-Haz eso. ¿Y después? Después de cualquier trabajo con el que ambos tengamos que lidiar hoy, me
gustaría tener una cita.

-¿Una cita para qué?

-Una cita para relajarme contigo. Un video, algo de palomitas de maíz, un fuego ardiendo y
absolutamente nada que hacer excepto estar allí recostados.

La imagen la hizo sonreír -Eso suena como una cita perfecta.

Absolutamente perfecta, decidió ella mientras se vestía con unos vaqueros negros, un suéter gris
palomo suave, y botas sin tacones. Sacó el colgante con el diamante en forma de lágrima y se lo
deslizó bajo el suéter. Empezó a extender la mano hacia el arnés y su arma, un hábito, y recordó que
los había guardado en el cajón de su escritorio.

Metió su placa, su enlace, y otras cosas de uso diario en sus bolsillos.

¿Qué más necesitaba llevar la gente? Se preguntaba mientras se dirigía hacia su oficina. Material de
trabajo, tal vez, o sea un bolso de archivos o un maletín. Pero nadie podría convencerla de que uno de
aquellos bolsos del tamaño del planeta era necesario para sobrevivir.

Captó el olor a comida, café y siguió a su nariz hacia su oficina en donde la mesa en la que ella y
Roarke acostumbraban compartir a menudo había sido ampliada para hacer lugar para cuatro
personas.
Observó a Roarke salir de la pequeña cocina cargando una gran bandeja cubierta.

-Tienes droides para hacer eso. Sé que los tienes.

-Es cierto, los tenemos, pero es divertido ocuparse un poco uno mismo por los amigos y la familia
de vez en cuando. Escogí un Irlandés completo para todos, ya que un Escocés reconocería la similitud
de la tradición.

-¿Ellos comen lo suficiente para cinco personas también?- preguntó Eve mientras iba hacia su
escritorio para recoger su arma.

-Esta es una buena comida que cubre todos los frentes- se acercó a ella, le pasó un brazo por los
hombros, y estudió el tablero como lo hacía ella -¿Entonces ya tienes un plan de acción?

-Algo así; estoy trabajando en ello. Estoy pensando en pinchar a la esposa, conseguir que suelte algo
más sobre el marido. Copley tiene las manos sucias y pienso que lo están con sangre. Ella no es
estúpida. No me dio la impresión de serlo. Si juego bien mis cartas ella se lo preguntará y podría
decirme algo de lo que agarrarme. O la hermana. Tampoco es estúpida, pero es suave. Probablemente
pueda encontrar uno o dos puntos débiles en ella con los cuales presionar. Si se preocupa por su
hermana, podría conseguir algo de ella.

-Tengo el presentimiento de que esa familia no va a tener una feliz Navidad.

-No si las cosas me salen bien.

Peabody y McNab entraron, ambos vistiendo pantalones cómodos y camisetas sueltas.

-¿De dónde sacaron esa ropa?- preguntó Eve.

-Summerset las tenía para nosotros. Suaves- Peabody acarició su manga -Sería raro tomar desayuno
con la ropa de fiesta y más raro aún hablar sobre el caso usándola.

-Entonces comeremos y hablaremos- Eve se acercó a la mesa, levantó la cubierta de la gran bandeja.

-¡Caray! Miren todo eso. Huelan todo eso- Peabody olisqueó el aire y suspiró.

-Son bollos de patata- El rostro de McNab se iluminó como el de un niño -Tienes bollos de patata ¿Te
acuerdas, Peabody? Comimos algunos cuando fuimos a Escocia, para pasar las fiestas con mi familia
allá. Mi abuelita los hizo.

-¿Bollos de patata? Oh, sí. Letales y deliciosos. Fue bueno que bailara como una loca por horas.

Roarke les hizo un gesto para que tomaran asiento -Summerset los hizo pensando que podrías
disfrutar un poco del hogar.

-Llénense el tanque, aconsejó Eve -Después de esto, se acabó la fiesta.

-Bollos de patata- volvió a decir McNab, y se metió de cabeza allí.


Capítulo 17

Eve descubrió que los bollos de patatas no eran tan malos. Como tampoco lo era comerlos en la
mañana siguiente de una gran fiesta con Peabody y McNab. Ella dejó que el análisis de después del
partido, esa era la idea que ella tenía de la fiesta, siguiera su curso con discusiones, comentarios,
opiniones sobre qué vistió quien, quién hizo que, y con quién, quién dijo que. Era muy curioso, en
serio, la cantidad de cotilleos que podían destilarse durante un desayuno Irlandés completo.

-Todavía estoy tratando de procesar mi reacción al ver a Dickhead haciendo el baile sexy- comentó
Peabody.

-No quiero volver a oír nunca más las palabras Dickhead y baile sexy en ningún tipo de conjugación.
En serio- añadió Eve -Es una orden. Sigamos adelante con nuestro asunto.

Hizo un gesto hacia el tablero -Copley continúa como sospechoso principal en la lista. El se ajusta al
perfil, sus registros financieros demuestran codicia y engaño, e indican pagos de sobornos
potenciales.

-Dándole el motivo- concordó Peabody -Pero entonces ya que Ziegler era el hombre al que mucha
gente odiaba, esa gente tenía motivo.

-Exacto; ahora mira el método. Dos golpes fuertes e impulsivos, creemos que dados con furia, con
un instrumento contundente a la mano. Ahí es en donde yo descalifico a varios de ese montón de
gente. Rock podría haberlo convertido en papilla, y si la víctima mostraba algunas lesiones por una
pelea o una golpiza, nosotros sospecharíamos seriamente de él. Lance Schubert no aparece en la hoja
de cálculo, pero podría haber sabido que la víctima tuvo sexo con su esposa, y lo fue a confrontar.
Pero mi índice personal de probabilidades dice que Schubert le habría dado uno o dos puñetazos
directamente. Lo hubiese hecho en el momento en vez de ir hacia su dormitorio mientras la víctima
estaba empacando.

Ella se retiró de la mesa antes de seguir comiendo tocino solamente porque estaba allí servido -
McNab ¿qué fue lo que hiciste cuando pensaste, equivocadamente, que Charles había estado con
Peabody?

-Le dí un puñetazo- McNab le acarició el brazo a Peabody -Ahora todo está bien.

-Porque él no había estado con ella y porque Charles es un tipo de persona razonable. Pero mi punto
es, tu primer impulso fue un puñetazo en la cara. Schubert me da la impresión de ser igual, y no lo
veo permitiendo que eso quede así con su esposa, quien simplemente no tiene la astucia para
mentirme acerca de que él lo supiera. Sin embargo, él no está fuera de sospecha.

-La víctima le pide que vaya a verlo- especuló Peabody -Trata de extorsionarlo con dinero para
mantenerlo en secreto.
-Exactamente; furia instantánea. Agarra el objeto contundente a mano. Y lo termina con la nota. La
nota encaja con él y también con Copley. Lo que Copley no tiene es el autoestima que tiene Schubert.
Schubert no tiene la codicia de Copley o su patrón de ir tras mujeres acaudaladas, engañándolas, y
sacándoles dinero.

-La reacción de Copley, según pienso, sería algo así como: Jesús, él llevó a Ziegler a su club, lo
invitó a jugar golf y a tomar unos tragos y todo eso. Aún cuando Ziegler es obviamente inferior
social y financieramente. ¿El le hizo favores, y qué consiguió? Ser chantajeado. Esto ha durado lo
suficiente, es tiempo de hacerme cargo, tiempo de mostrarle a este cabrón quién es el mandamás.
Pierde los estribos, lo cual también es un patrón, agarra el arma, porque no es del tipo que pelea
limpio. Mira ahora lo que me ha hecho hacer Ziegler. Pero esto no es suficiente. Ziegler lo humilló,
así que le va a devolver el favor.

-¿No hubiese sido más inteligente revolver un poco el lugar?- Reclinado en el asiento, Roarke bebía
su café, tan cómodo con la conversación de los policías sobre un asesinato como lo estaba con las de
negocios y finanzas -Llevarse algunos objetos de valor, hacerlo parecer como si hubiese habido un
robo o una confrontación con alguien que podría sacar algún beneficio de eso.

-No es inteligente, esa es la cuestión. Cagey tal vez, pero eso es diferente. Y necesitaba clavar el
cuchillo, literal y figurativamente, para estimular su propio ego.

Ella se paseó alrededor del tablero -Entonces otra vez. . . Charles mencionó algo anoche cuando
hablé sobre esto con él. El cuchillo en el corazón. Tal vez es una exageración, pero podría significar
una conexión romántica.

-¿De regreso a las novias?- especuló McNab.

-No lo veo, simplemente no lo veo, pero me gustaría que investigaras eso más de cerca si Feeney
puede dejarte libre. Sima está cubierta. Estaba con varias personas en un lugar público cuando Ziegler
fue asesinado, pero podrías investigar sobre Alla Coburn y darles una repasada a algunas de las
mujeres que le pagaron por tener sexo.

-Siempre hay tiempo para darles una repasada a las mujeres- dijo McNab y se ganó un codazo de
Peabody en el costado por su provocación.

-Si fue sexo, sólo sexo, el simbolismo hubiese sido un cuchillo en las pelotas, de manera que si
tocamos esa tonada, es romance y emoción, no sólo sexo. Peabody, tú y yo vamos a jugar con ambos
ángulos hoy. Esposo enfurecido y/o víctima de chantaje, una mujer casada enamorada. Y el tercer
ángulo, el de debilitar a las mujeres casadas lo suficiente para decírselo al marido enfurecido. Si es el
caso.

-Natasha Quigley, Martella Schubert.

-Sí, vamos a sepáranos, para ahorrar tiempo y alterar el acercamiento. Tú tomas a Schubert. Es más
suave, más vulnerable e más ingenua. Ella responderá a tu acercamiento amable y comprensivo. Le
cuentas que una vez tuviste sentimientos románticos por un Acompañante Autorizado.

-¡No los tuve! No exactamente. Solamente. . . yo sólo. . .


-Improvisa- insistió Eve -si hacerlo hace que entre en confianza. Le vas a hablar en tu día de
descanso, sólo para tener una idea clara porque tu compañera está presionando el ángulo de que su
esposo descubrió que había habido sexo, y que se había acercado a Ziegler incluso antes de que se
supiera que el sexo no había sido de mutuo acuerdo debido a la droga. Si ese no es el acercamiento,
ya encontrarás otro.

-Tal vez, pero si parece que dá resultado puedo insinuar que pienso que es más probable que haya
sido Copley. La parte de sólo entre nosotras, y que parece que Copley le estaba pagando un chantaje a
Ziegler. Las hermanas parecían bastante unidas, de modo que si piensa que el esposo de su hermana
podría ser el asesino, podría abrirse más para proteger a la hermana.

-Eso no está mal- Eve hizo una pausa, estudió el rostro de Martella Schubert en el tablero. -No está
mal. Si sabe algo malo de Copley, lo más probable es que te la diga. Pruébalo. Veamos si podemos
llegar a algo.

-Y tu tomarás a Quigley.

-Ella no es ingenua, ni suave. Puedo entrar con dureza, lanzárselo a la cara; utilizó la ilusión del
romance como una excusa para pagarle a Ziegler por sexo, así que puedo presionar en eso. Y puedo
presionar en su preocupación porque Copley se entere ¿Tal vez ya está enterado, qué pasa entonces?
Y podría probar el mismo ángulo que tú, el esposo de su hermana está en mi lista corta. Lo haré
igual que tu, de manera que pueda lograr algo, y seguir desde allí.

-¿Está bien si voy con McNab? Somos una pareja, y puedo utilizar eso. Entiendo lo que es estar
enamorada y todo eso. También tengo una hermana, toda la cuestión de las cosas en común con ella.

-Tal vez pueda convencerla de dejarme instalar un micrófono en el enlace de la casa, en su enlace
personal- especuló McNab -Explicarle que es para su protección, para la protección de su hermana.

-Si se traga eso, es más ingenua de lo que pensé, pero inténtalo. Si muerde el anzuelo, asegúrate bien
de que firme la autorización. No quiero que eso termine pateándonos el trasero después.

-Sólido- prometió McNab -Llevaré algunos juguetes conmigo en caso de que ella acepte.

-Informe completo cuando hayas acabado. Pero primero, por todos los cielos, vayan a casa y
póngase ropa de policías.

-Voy a usar mi abrigo mágico rosado- Peabody se paró de un salto e hizo un rápido baile -
¡Buenísimo! Gracias otra vez por todo, por cada momento.

-Envíanos una fotografía de tu dama con el abrigo- le dijo Roarke a McNab.

-La tienes. Vamos a celebrar con su abrigo y mis botas. Muchísimas gracias por todo. Sólido.

-Entonces fuera de aquí- dijo Eve -Sólido.

Cuando se marcharon, Eve se volvió hacia Roarke -¿Qué botas?

-Las botas de aire diseñadas para él que le regalamos por Navidad. Estoy seguro de que te lo dije.
-Tal vez ¿Quién puede acordarse? No me digas que son rosadas- Incluso el pensarlo la hizo
apretarse el puente de la nariz -Simplemente no lo hagas.

-Son como el tartán de McNab, una llamativa y más bien atractiva tela escocesa en rojo y verde.

-Botas de aire escocesas en rojo y verde. Bueno, no son rosadas, así que ya es algo. Voy a tener que
ponerme en marcha para poder regresar y poder hacer la cuestión del video y palomitas.

-Voy contigo- dijo él -Y como McNab, voy a buscar unos cuantos juguetes en caso de que ella acepte
una intervención.

-No aceptará. No tienes que joder tu día por esto.

-¿Cómo podría joderse? ¿Contigo?

-Podrías ser de ayuda- reflexionó ella -Dinero, estatus social, ese es su lenguaje. Y si él está allí,
podrías incentivarlo para que te muestre sus palos de golf o algo.

-Bueno, eso podría joder mi día, pero me arriesgaré.

-Anda a buscar tus juguetes. Te encontraré en la puerta de entrada.

Cuando ella llegó abajo, el vehículo la estaba esperando. No su DLE de apariencia engañosamente
desabrida, sino un SUV negro grande y fuerte.

-¿Vamos a subir una montaña?- le preguntó a Roarke cuando él llegó.

-¿Quién sabe? Hice una debida diligencia de Copley y Quigley cuando entré en sus finanzas, pero
asumo que tú te tomaste más tiempo en eso. Me puedes poner al día mientras nos dirigimos hacia allá.

-Ambos son tramposos- dijo ella llanamente -Ambos tenían pareja cuando comenzaron a ser pareja,
luego él se divirtió un poco más; entonces se la llevó a Hawai para una fuga que él había planeado,
utilizando las instalaciones de la familia de ella.

-A ti no te gusta ninguno de los dos.

-No mucho.

-Motivo por el cual mandaste a Peabody con la hermana y el cuñado, porque ellos sí te gustan.

-Ni me gustan ni me disgustan. Pero ellos me dan la impresión de estar bastante limpios. No
chirriando de limpios. Martella pensó que se había acostado con Ziegler voluntariamente y le pagó
para mantenerlo en secreto en vez de hacer de tripas corazón y lidiar con ello. Y él me dio la
impresión de tomarse todo esto con demasiada tranquilidad una vez que se descubrió ¿Quigley,
Copley? Ellos están mintiendo abiertamente, pero los otros dos esconden cosas. Quizás están
ocultando el asesinato.

-Podrían ser ambos; los Schuberts están lidiando a su manera con el trauma que les causó esto. Es un
doble golpe para él. El primero fue enterarse que su esposa creía que lo había traicionado con otro
hombre. El segundo, saber que no lo había hecho como ella había creído sino que fue drogada y
violada. Para cualquier hombre es algo muy difícil de enfrentar.

El lo sabría, pensó Eve. El sabría lo que sería enfrentar algo así -Tal vez, quizás ambos están
tratando de encontrar la manera de manejarlo. Hay otro jugador en su campo. Catiana Dubois, la
secretaria social, lo cual es una mierda de título en mi mundo de títulos.

-Para algunos, la vida social es una especie de carrera o vocación y tener a alguien que mantenga el
orden es útil.

-Tú no tienes uno.

-Tengo a Caro y a Summerset. Un hombre necesita un poco más.

Ella no podía discutirle eso - parecen íntimos, ellos tres. No íntimos del tipo “tenemos un trío cada
martes” pero lo bastante íntimos. De acuerdo a Catiana, Ziegler se le insinuó y ella lo rechazó.
Entonces él difundió el rumor de que era lesbiana, lo cual dejó pasar porque no le importaba. Y él se
molestó cuando el tipo con el que ella estaba saliendo fue al gimnasio y quedó demostrado que a ella
le gustaban los hombres.

-Lo siento, estoy un poco distraído por lo del trío cada Martes.

-Sácalo de tu mente. El punto es, Ziegler jodió en varios niveles a cinco personas en aquellas dos
casas. ¿Cuáles son las probabilidades?

-Otra razón para que te guste uno de ellos como el asesino, particularmente Copley ya que parece ser
el más débil moralmente, y de alguna manera un gilipollas.

-Eso lo resume. Además de tu motivo básico, o sea, la oportunidad. Porque tuvo el tiempo, tuvo el
tiempo suficiente. Cualquiera de ellos lo hizo, en realidad, si uno de los otros los cubría.

-¿Cómo conseguiste la medida de zapatos de McNab?

-Tengo mis métodos.

-En realidad los tienes ¿apuñalarías mi cadáver en el corazón con un cuchillo de cocina si yo te
hubiese engañado?

-Tu mente es la máquina más maravillosa- dijo Roarke, con un dejo de asombro -De asesinato a tríos
a medidas de calzado a especular sobre asesinato. No.

-¿Tú no apuñalarías mi cadáver en el corazón con un cuchillo de cocina si te hubiese engañado?- Ella
se encontró a sí misma extrañamente insultada.

-No quedaría de ti lo suficiente para apuñalar. Espero que ya te hubiera sacado tu tramposo corazón y
le hubiese prendido fuego. Eso, por supuesto, después de que hubiese, ¿cuál era tu frase?, golpeado a
tu amante hasta 'convertirlo en papilla', después de lo cual lo hubiese castrado. Pero no con un
cuchillo de cocina, eso sí. Yo hubiese utilizado una hoja sin filo, oxidada y dentada, utilizándola otra
vez en lo ya mencionado de sacarte el corazón. Y le daría de comer su polla y sus pelotas a un
sanguinario perro rabioso que ya habría adquirido para ese propósito específico.

-Eso lo cubriría todo- Ahora, en vez de sentirse insultada, se sintió bien amada -Somos violentos-
dijo después de un rato.

-Habla por ti misma- El sorteó un triple tranvía cargado de tiritantes cuerpos, con luces brillantes y
guirnaldas -Si no me hubieses engañado, yo nunca te hubiera puesto una mano encima a no ser que
fuera por amor, pasión, y ternura.

-Le diste una paliza a Webster porque él deseó que yo te engañara con él.

-Eso debía de proporcionarle una justa advertencia.

-Somos violentos- repitió ella -Crecimos de esa manera. Conocemos nuestras propias naturalezas y
en general las canalizamos. Pero nuestro instinto sería reaccionar con violencia en este tipo de
situación. O amenazarla de una forma que debería, y casi siempre podría, tener al oponente
retrocediendo. Entonces la poseeríamos. Esa también es nuestra naturaleza. Esta gente no es violenta,
de la misma forma, por naturaleza. Esa violencia fue del momento, una pérdida de control y en
cualquier caso si es que fue uno de los cuatro, un buen abogado lo sacaría por locura temporal,
capacidad disminuida, circunstancias atenuantes. Excepto que eso se va por el tubo con la firma.

-La firma fue puro ego, fue estúpido, fue fanfarronear demasiado.

-Razón por la cual te gusta Copley.

-Por esa razón.

Ella lo dejó dar vueltas en su mente mientras él estacionaba.

-Sígueme la corriente ¿okay?

-Naturalmente. Sabes que puede que no estén en casa en esta brillante y fría tarde de Domingo.

-Están en alguna parte, los encontraré.

Eve presionó el timbre, efectuó el trámite del escaneo para la computadora. El proceso avanzó
rápidamente esta vez y el droide doméstico abrió la puerta.

-Teniente ¿En qué puedo ayudarla?

-Quiero hablar con la Sra. Quigley. Con el Sr. Copley también.

-Me temo que el Sr. Copley no está en casa en este momento, la Sra. Quigley tiene una cita en breve.

-Entonces trataré de no quitarle mucho tiempo.

-Por supuesto. Entren, por favor. Le avisaré que usted está aquí. Pónganse cómodos-añadió
precediéndolos hacia la sala de estar -¿Puedo servirles algo?
-Estamos bien.

Eve esperó hasta que el droide dejó la sala - sabes que ya le dijo a Quigley quién estaba en la puerta
¿Por qué siempre actúan como si no lo hubiesen hecho?

-Es un procedimiento. Es un bonito edificio antiguo- observó él -Muy bien rehabilitado.

-¿Gusto y dinero?

-Tomaría ambas cosas, y un admirable respeto por el carácter de la piedra arenisca.

El se dio la vuelta, como hizo ella, ante el rápido repiqueteo de tacones

-Teniente, no estaba esperando. . . Roarke- La sonrisa de Natasha destelló mientras se acercaba


extendiendo una mano -Nos conocimos, muy fugazmente, hace varios años, en una exposición de arte
en Londres.

-Es adorable verte otra vez.

-Por favor, tomen asiento.No lo asocié antes cuando hablé con usted- le dijo a Eve -Supongo que el
malestar por todo nubló mi concentración. Eve Dallas, la esposa de Roarke y la estrella de La Agenda
Icove.

-Marlo Durn es la estrella de eso, yo soy una policía-Y tú eres una mentirosa, pensó Eve. Ella ya
había hecho la conexión. ¿Por qué pretender otra cosa?

-Por supuesto. Escuché que Nadine Furst está trabajando en un segundo libro basado en uno de sus
casos. Estaré impaciente por leerlo más ahora que nos hemos conocido. Incluso bajo las
circunstancias.

-¿En dónde está su esposo?

Natasha parpadeó una vez ante el tono seco, pero mantuvo la sonrisa en su lugar -JJ está jugando al
golf. El, Lance y dos de sus amigos tienen un juego regular cada cuarto domingo, en Florida.
Tomaron el transportador de la corporación esta mañana. Estará de regreso alrededor de las seis, si
esto es algo importante.

-Con usted es suficiente. La última vez que hablamos usted expresó una considerable preocupación
porque su marido se enterara de su aventura con Ziegler.

-Yo. . .- Un ligerísimo rubor, embarazo, ira, una combinación de ambos, subió a sus mejillas -fui
franca con usted, Teniente. Preferiría no volver a discutirlo.

-Si usted conoce el libro de Nadine y el video, está consciente de que Roarke a menudo actúa como
un consultor civil experto.

-Puedes confiar en mi discreción, Natasha- Roarke habló suavemente y con un ligerísimo toque de
comprensión.
-Agradezco eso, por supuesto. Aún así, es muy incómodo. Eso no fue una aventura, aunque pretendí
que lo fuera, bueno, endulzarla para mí misma. Fue una transacción de negocios, de ambas partes, en
la cual me involucré durante un tiempo difícil en mi matrimonio. Ciertamente no estoy orgullosa de
ello.

-Usted estaba preocupada de que si su esposo se enteraba, terminara el matrimonio. Aunque esta no
sería la primera vez que ustedes dos se involucraran en aventuras.

El color se profundizó -No veo qué tiene que ver con la muerte de Trey o con mi actual estado
marital.

-Es más difícil para mí creer que él tiraría por la borda todo por. . . una transacción de negocios, dada
la historia.

-La historia es precisamente la razón. Hemos cometido errores, ambos hemos sido infieles en el
pasado. Nos prometimos uno al otro que nunca volveríamos a hacerlo otra vez.

-Felicity Prinze.

Ella lo vio, de inmediato. Natasha lo sabía.

-Usted no está tirándolo todo por la borda por la. . . transacción de negocios de su esposo.

-Hemos terminado- se puso de pie abruptamente -No voy a permitir que venga aquí y me insulte, no
le permitiré que fisgonee en mi vida privada.

-Su vida privada es parte de mi investigación. Trate de decirme la verdad, y no tendré que fisgonear.
Usted sabía sobre Felicity Prinze.

-Sí, lo sabía. Eso se acabó.

-¿Hace cuánto lo ha sabido?

-Semanas- Ella meneó la mano en el aire -Estoy perfectamente consciente del patrón de JJ, y de sus
debilidades. La situación creó tirantez en nuestro matrimonio.

-El tiempo difícil.

-Sí. Discutimos sobre ir a un consejero, lo comentamos y discutimos sobre el divorcio. Y yo . . .yo


empecé mi asunto con Trey. Estaba muy herida y enfadada. Entonces JJ prometió terminarlo, me
pidió otra oportunidad. Necesitaba pensarlo, por supuesto, buscar en mi corazón, pero en realidad yo
quería salvar mi matrimonio. Tenía la intención de terminar mi asociación con Trey, como le dije a
usted. Y cuando JJ me preguntó si me iría con él después de las fiestas, sólo nosotros dos, supe que
tenía que darle, darnos, otra oportunidad.

-Usted lo descubrió engañándola. ¿Cómo resuelve usted su frenética preocupación de que él


descubriera su relación con Ziegler?

Natasha cerró los ojos por un momento, entonces soltó el aliento -Un momento, por favor- Ella se
acercó al intercomunicador de la casa -Hester, por favor ponte en contacto con Brianne y dile que
voy a llegar un poquito tarde.

Regresó y tomó asiento -Perdería mi ventaja. Perdería cualquier oportunidad de arreglar las cosas y
seguir adelante. Estaba furiosa cuando me enteré acerca de esta, esta, bailarina. Casi eché a JJ en ese
mismo instante, pero . . . discutimos, nos dijimos las cosas horribles de costumbre el uno al otro.
Pero entre aquellas cosas horribles él tenía uno o dos puntos con respecto a mi negligencia . . . hacia
algunas áreas de nuestro matrimonio, acerca de esperar que él estuviera presente para mis eventos y
necesidades sociales mientras que a menudo no estaba disponible para las de él.

Se tiró el pelo hacia atrás, pareció recomponerse -Usted está casada. Hay altas y bajas. Quería tiempo
para pensar, para evaluar lo que realmente quería de JJ, para mí misma. Y en un momento de
debilidad, salté a este asunto con Trey. Fue una estupidez, fue algo emocional. Al involucrarme con
Trey hice precisamente, o casi, lo que JJ había hecho. ¿Escasamente puedo pretender estar enfurecida
y hacer una lista de todos los requerimientos para seguir casada con él si se entera que tuve sexo con
nuestro entrenador personal, no es así? Estamos trabajando para hacer que funcione, y esto podría
separarnos otra vez.

-¿Nada de ojo por ojo?- dijo Eve.

-Como la mayoría de los hombres, al menos en mi experiencia, él piensa que una cosa es que un
hombre flirtee, y otra que lo haga una mujer. Puedo poner a un lado lo que él hizo. El nunca haría lo
mismo.

-¿Qué haría él?- preguntó Eve.

-El me lo echaría en cara y se marcharía, o me lo echaría en cara y se quedaría para sacármelo en


cara cada vez que tuviéramos un problema. Puedo vivir con el secreto. Puedo olvidarlo. Pero no
puedo vivir con él usándolo en mí contra todo el tiempo.

-Usted me dijo que él no era violento, pero describe una palabra violenta para describir su reacción.

-Verbalmente, por supuesto. Y. . . emocionalmente- Pero ahí hubo un titubeo, uno muy leve.

-¿Alguna vez la golpeó?

-¡No! ¡Absolutamente no! Es cierto que tiene genio fuerte, es tonto negarlo. Pero él desfoga su enfado
en cosas inanimadas. Podría arrojar algo, o tirar las puertas. El es. . . un poquito como un niño
realmente, como para hacer un berrinche. Una de las cosas de las que hemos discutido es acerca del
manejo de la ira.

Ella se inclinó hacia adelante, con seriedad -El grita, y eso molesta a la gente, las hace sentir mal.
Tenemos droides domésticos en vez de ayuda humana ya que ellos no se sienten ofendidos. Puedo
prometerle que si él supiera sobre Trey, me haría pagar, pero no me haría daño físicamente. O a
cualquiera.

Ella se frotó la garganta arriba y abajo -Usted no puede pensar que él tuvo algo que ver con lo que le
pasó a Trey. Lo sabría. Lo haría. El estaba aquí, vistiéndose para nuestra fiesta esa noche. Y estaba
calmado y alegre. Hubiese estado enfadado, pero no lo estaba. Nosotros incluso. . . estuvimos juntos
esa noche, por primera vez desde que supe de la bailarina. El nunca podría haber hecho lo que usted
está pensando y luego venir a casa, estar tan calmado y alegre, ser anfitrión de una fiesta, hacerme el
amor. El no podría haberlo hecho.

-Montones de 'él no podría' allí- observó Eve cuando caminaban de regreso al vehículo.

-Tú la inquietaste.

-Eso quería hacer.

-No lo suficiente para que aceptara que interceptáramos sus comunicaciones, lo cual es una lástima.

-Ella estaba bastante inquieta por eso también. Montones de 'absolutamente no.' No espiar a su esposo.
No más fisgonear en las vidas privadas.

-Puede haber protestado y demasiado como diría el poeta, pero mostró un poco de temor, muchas
dudas.

-Sí, lo hizo. Aunque la ventaja tiene más sentido, me suena más verdadero que el 'Oooh, no le digan a
JJ que hice lo inmoral con el entrenador- Hay algo de cierto envuelto allí, es sólo que está envuelto
con mentiras, medias verdades y basura. Necesito algo de tiempo para desenredarlo todo.

-Ella no lo ama.

Haciendo una pausa, Eve lo miró con ojos entrecerrados -¿Por qué dices eso?

El abrió la puerta del coche para ella, se dio la vuelta para deslizarse detrás del volante -¿La parte
acerca de la ventaja? Eso es algo sobre lo que tú y yo bromearíamos, como lo de cortar corazones o
bailar tangos sobre cuerpos maltrechos si fuéramos infieles.

-¿Quién dice que estoy bromeando acerca de bailar tango sobre tu cuerpo maltrecho?

El se inclinó hacia ella y la besó -Eso es amor. Ella quiere esa ventaja, si es que hay que creerle que él
usaría ese error en su contra. Ventaja, peso, revancha. Eso no es amor.

-No. Es una lucha por el poder con sexo. El matrimonio es eso, algo así, pero eso sólo está bien
cuando hay amor. Ella se iría a ese viaje con él, y harían ruidos de hacer el amor, no quiero decir
ruidos de sexo. Entonces, si él no es el asesino, en cuyo caso yo lo tendré en una celda, él volverá a
engañarla. Ella espera eso. La próxima vez lo pondrá de patitas en la calle. Tendrán un acuerdo pre-
nupcial de manera que él conseguirá algo, pero ella es demasiado inteligente y el dinero es
demasiado antiguo, como para entrar a ese matrimonio sin haber planeado las cosas en ese caso. Fue
infiel con ella, le será infiel a ella.

-Bastante lógico- concordó Roarke.

-Igualmente con ella. Fue infiel con él, y etc. etc. Mierda, cuando llegamos a eso, se merecen el uno al
otro.

-¿Nosotros tenemos un contrato pre-nupcial, verdad?

-Lo tenemos, sí. Tú lo leíste, hiciste que tu abogado lo revisara. Lo firmamos y lo guardamos en un
lugar en el que nunca tenemos que volver a pensar.

-Sí, cierto. Yo no lo leí o hice la cuestión del abogado. Yo sólo lo firmé.

El paró el coche en seco, irritando a varios coches que venían detrás -¿Qué? Cristo Jesús, Eve.

-Conduce, antes de que saquen los bates. ¿A mí qué mierda me importa? Tu dinero era una gran
barrera en tu contra al principio de cualquier manera, colega. Yo nunca lo quise.

-Ese no es el maldito punto.

Ella oyó el mal genio, muy real, tensar su tono y simplemente lo ignoró -Es exactamente el maldito
punto. Tú has conseguido billones de billones, organizaciones, corporaciones, empresas dentro y
fuera del planeta, y yo ni siquiera quiero saber nada de eso de cualquier manera. Tienes gente que
depende del ingreso que ganan de aquellas organizaciones y el resto. Todo eso necesita ser
protegido, y si no lo hiciste eres un idiota. Tu no eres un idiota o no me hubiese casado contigo y
nosotros no estaríamos hablando de esto de cualquier manera.

-El maldito punto es que tú tienes derechos, expectativas, derechos para aquellas expectativas ¿Y
hablando de idiotas, quién firma un jodido documento legal sin leerlo primero?

-Industrias Roarke necesitaba el documento legal. Tú y yo nunca lo necesitamos.

Así como así, ella vio disolverse el mal genio -Ah, Cristo, Eve.

-¿Tu crees que no conozco la diferencia? ¿Que no la supe siempre? Lo firmé porque pensé: Genial,
esto quita de en medio lo que me pone nerviosa. No todos los nervios porque casarme me daba
muchos. Pero los nervios principales, me los quité firmando, y eso me dio un poco de tranquilidad. Y
si piensas que me llevaría un centavo si me dieras la patada, eres un idiota. Me llevo lo que traje,
excepto esto- Ella le dio un golpecito a su anillo de bodas con el pulgar -Y esto- Sacó el diamante de
debajo de su camisa -Estos son míos, y si eso no está allí escrito, va a tener que ser enmendado.

-Me dejas sin palabras.

-Ese será el día.

-Yo te amo más allá de las palabras. Más allá de la razón.

-Eso funciona para mí. Tu funcionas para mí- Ella se reclinó hacia atrás, bajó la vista. -También me
quedaría con estas botas, y el abrigo. Sí, si me das la patada, me quedo definitivamente con el abrigo.

El le sonrió, le tomó la mano.

-Tu te quedas con Summerset, eso es algo definitivo- dijo Eve.


-Estoy completamente de acuerdo con todos tus términos- Le respondió Roarke.

Ella le lanzó una mirada mientras él conducía a través del portón -¿Puedo agregar ahí un suministro
de café de por vida? Eso debería cubrirlo todo.

El volvió a detener el coche. Esta vez desabrochó su cinturón de seguridad, el de ella, y la atrajo a sus
brazos -Te adoro. Pero nada de esto importa ya que sólo te daría la patada si me engañaras. Entonces
está todo el asunto de sacarte el corazón con un cuchillo y seguidamente prenderle fuego.

-Cierto, me olvidé de eso- Ella se quedó allí por un momento, contenta -Me encantaría leer el
contrato pre-nupcial de Quigley y Copley.

-¿Te gustaría que me haga cargo de eso?

-Tentador, pero no. Eso no es urgente y pienso que removí un poco de polvo. Tal vez Peabody hizo
lo mismo- Se recostó hacia atrás -Voy a ponerme en contacto con ella, y a escribir todo esto. Luego
escojamos un video en donde exploten montones de mierda, y comamos palomitas hasta
enfermarnos.

-Un buen plan, con una adición.

-¿Qué?

-Bebamos una cantidad considerable de vino con las palomitas, y tengamos sexo delirante después
del video, como programa doble.

-Es un mejor plan. Hagámoslo.

Capítulo 18

Tardó algún tiempo en poner todo en su lugar hasta el punto en que se sintió justificada de tomarse
otras pocas horas de descanso. Habló con Peabody en detalle y brevemente con McNab. Escribió su
actualización, leyó la de Peabody. Actualizó su tablero y su informe.

La familia Quigley-Copley era un desastre, reflexionó ella. Y bueno, con su experiencia sabia que
una gran cantidad de familias se desenvolvian a menudo en un terreno desagradable, inestable y lleno
de baches.

-Algunas veces nosotros lo hacemos- le dijo al gato, quien parecía más interesado en tomarse la
siguiente siesta de la larga serie de siestas que se tomaba en el sillón para dormir de su oficina -La
parte inestable. En este momento estamos funcionando bien, pero siempre van a haber baches en el
camino.

Retrocediendo, enganchó los pulgares en los ojales de su cinturón, y se puso a estudiar las fotos de
los DNI, la manera en que ellos se veían juntos -Ambos atractivos, tienen una apariencia refinada que
habla de dinero incluso en sus documentos de identidad. Ellos inclusive lucen como una pareja, como
dos personas que deberían encajar. Pero simplemente no lo hacen.

-Simplemente no encajan- repitió ella y se recostó en su escritorio.

-La gente podría decir eso sobre nosotros- dijo ella cuando Roarke pasó de su oficina a la de ella -
Probablemente un montón de gente lo hace.

-¿Qué sería eso?

-Que nosotros no encajamos.

-Me permito disentir- El caminó hacia ella, se reclinó en el escritorio a su lado -Nosotros encajamos
tan limpiamente como un traje hecho a la medida.

-Estoy diciendo lo que la gente de fuera podría decir. Eso es percepción, colega. Míralos a ellos,
Quigley, Copley. Parecen un equipo, eso es percepción visual y una probable percepción social. Pero
cuando abres la tapa, no encajan bien. Ella nunca va a confiar en él, no en el fondo, y él siempre va a
buscar la manera fácil de conseguir más. Sexo, dinero, prestigio. Cuando están amenazados, o tal vez
simplemente aburridos, ellos se agreden. Ambos utilizaron el sexo para eso.

-Y posiblemente un objeto contundente.

-Sí, muy posiblemente. Peabody dijo que Martella estuvo muy cooperadora, se alteró un poco de vez
en cuando. La secretaria, Catiana, la mantuvo tranquila, como lo hizo el innato acercamiento de
Peabody del 'vamos, está bien. Aceptó la intervención, con un empujoncito de cómo podría ayudar
eso para aclarar las cosas, cómo podría proteger a su hermana. Eso significó que tuvo que utilizar el
ángulo de que yo estoy sospechando de su esposo, pero ella está sospechando de Copley, y parece
que ella tiene el caso más fuerte.

-En esencia están enfrentando a las parejas una contra la otra para ver qué sale.

-Más o menos. Está allí. Mi instinto me dice que está allí. Tuve otra ronda con Robbins, la bloguera, y
allí no hay nada. No es sólo por lo del ángulo de la violación, sino que pienso que la entiendo. Y no
hay nada allí sobre esto.

-Entonces estás acortando tu lista en definitiva.

-Así parece. Peabody va a darle otra pasada a la novia, pero tampoco veo nada allí. Si no lo cerramos
mañana . . .

-NocheBuena.

-Sí, eso. Si no lo hacemos, esto podría tardar unos días más, si tenemos suerte, con Peabody viajando
a ver a su familia, y con todo cerrado. Demonios, media ciudad cierra entre Navidad y Año Nuevo, y
si mi sospechoso principal vuela a los trópicos, no puedo evitar que lo haga. No con lo que tenemos.

-A tí te gustaría que él tuviera su ganso de Navidad y su pudín en una celda.

-Yo pienso que lo mejor que él puede conseguir en una celda sería pavo sucedáneo, tal vez un pedazo
de pastel, pero sí.

-¿Ayuda la idea de que no es muy posible que tenga unas felices fiestas contigo pisándole los talones?

-Pienso que a cualquiera que pudiera clavar ese cuchillo en el fallecido Ziegler, y de acuerdo a las
declaraciones de testigos, irse directamente a una fiesta después, eso no lo va a hacer sudar. Todo es
acerca de este instante. Es la manera en que pudo instalar a Felicity en un elegante apartamento,
olvidarse de su matrimonio mientras estaba allí, olvidarse de ella cuando estaba con su esposa.

-Te diré quienes encajan- añadió ella -Ziegler y Copley. Dos cabrones codiciosos, egoístas y
tramposos. Y ese es todo el tiempo que les vamos a dedicar a ellos por hoy. Vamos a reventar algo de
maíz.

-Yo quiero el mío- le dijo a ella mientras salían de la oficina -En verdad me gustaría sentir su sabor
en vez de mantequilla y sal.

-Sigo diciéndote que el maíz es sólo el sistema de entrega para la mantequilla y la sal ¿Cuál es el
video?

-Tenemos una copia de promoción de Espontáneo. Está siendo estrenada para el Día de Navidad, muy
bien cotizada. Invasión extraterrestre, elenco de primera, muy buenos efectos especiales.

-¿Pero las cosas explotan?

-Ciertamente lo hacen si el avance que ví es alguna indicación de ello.


-Suena perfecto.

Y lo fue. Estirados en el sofá cadera con cadera, montones de palomitas de maíz y un agradable y
suave vino tinto para bajarlas. Y la acción en la pantalla dió en el clavo.

Invasores extraterrestres empeñados en conquistar el planeta, diezmando o esclavizando a sus


habitantes humanos. El video ofrecía una líder guerrera aunque emocionalmente marcada, la
contraparte masculina, temerario pero encantador, y la banda variopinta y valiente de combatientes de
la resistencia que se unieron a ellos. La historia funcionó, el romance se dió, y montones de cosas
explotaron por los aires.

Los efectos estaban tan bien realizados que ella se sintió ligeramente mareada durante una batalla
aérea. Y los personajes hacían resonancia, causando un sobresalto cuando el inútil gilipollas del
hermano del héroe se sacrificó por la causa.

A fin de cuentas, el video proporcionó una excelente excusa para haraganear un domingo comiendo
palomitas de maíz y embriagándose un poco con vino mientras Galahad se despatarraba sobre las
piernas de ambos.

-Estuvo bien. Fue divertido ver al tipo que caracterizó a Feeney en el video Icove interpretar al rudo
ex-veterano de la Armada. Pensé que estaba acabado, pero él descubrió que la pelirroja quejica era
una extraterrestre infiltrada justo a tiempo. No entiendo a los extraterrestres.

-¿No?

-Siempre están quieren apropiarse del planeta y hacen explotar las ciudades principales en su
trayectoria. Eso nunca les funciona- se metió en la boca más palomitas saturadas de mantequilla y sal
-Es más inteligente empezar por el medio.

Él se las arregló para extender el brazo, coger la botella de vino, y verter lo último que quedaba en
sus copas -¿Por el medio de qué?

-Del país, ya que aparentemente están detrás de los Estados Unidos como su principal objetivo. Que
empiecen por el medio, por las zonas menos habitadas como, digamos, Shipshewana, Indiana.

-Por supuesto que debe de ser Shipshewana.

-Entonces comenzar a avanzar por las ciudades mientras ganan terreno, eliminando a las habitantes-
Ella se tomó con gusto un buen sorbo de vino -Podrías pensar que si consiguieran llegar aquí de
dónde diablos sea que vengan, serían más inteligentes.

-Para nuestra suerte, la de Shipshewana y la del planeta, no lo son.

-Estoy de acuerdo ¿Quién quiere un implante metido en la base de tu cráneo para controlar tus
pensamientos y acciones?

-Yo no.

-¿Y qué es lo que los extraterrestres quieren lograr?- Animada, ella le pinchó el pecho con un dedo -
Seguro que arrasan algunas ciudades, matan a un montón de gente y siempre hay al menos una de
aquellas personas que trata de negociar con ellos.

-Tontos.

-Apuéstalo. Después de que destruyen Nueva York o Nuevo Los Angeles, o Washington del Este,
porque esos son habitualmente los objetivos principales, los sobrevivientes terminan uniéndose al
mundo fragmentado, creando héroes fuera de lo común y ayudando a un par de personas realmente
bellas, ensangrentadas y sudorosas a encontrar el verdadero amor y sexo ardiente.

-Viéndolo de esa manera, deberíamos estar esperanzados en una invasión extraterrestre.

Ella puso a un lado su tazón de palomitas, se volvió un poco sobre su cadera -No necesitamos una, ya
encontramos eso sin ellos.

-Y no tuve que arriesgarme a ser vaporizado para tenerte aquí.

-Cierto, pero esa no es una mala manera de morir ¿verdad? Que te vaporicen es rápido. Ni siquiera lo
sabrías, sólo ¡ppsssht! Desaparecido. Eso es mejor a que te atropelle un maxibus o sobrevivir apenas
a un accidente aéreo, o ser partido en dos por un tiburón. Y luego…

-Silencio- Le calló la boca con la suya, empezando a hacer bailar los dedos por sus costillas para
hacerla reír. La puso boca arriba, y luego debajo de él, complaciéndose en acariciar su cuello, su
garganta.

Galahad maulló, y luego cayó al suelo con un agudo tintineo de las campanas del collar.

Hundiéndose, ella deslizó su pie descalzo arriba y abajo por la pierna de Roarke, inclinando la
cabeza para darle más acceso libre antes de enderezarla para ofrecerle sus labios. Ella torció y
retorció sus dedos en el cabello de él, sintiéndose relajada y perezosa. El vino empañaba su mente; el
placer la nublaba. Ella abrazó a ambos, lo abrazó a él.

La pantalla se quedó en blanco cuando los créditos del video terminaron. Ahora ella oía el crepitar
del fuego, el susurro de sus movimientos en el nido del sofá. Las luces del árbol resplandecían
mientras que el corto día se deslizaba hacia la larga noche.

Él le sacó el suéter, se deslizó hacia abajo para poseer sus senos con la boca, con las manos.
Mientras que aquella niebla se espesaba y giraba, ella se presionó contra él, generando más calor.
Protestando ella tiró de su camisa.

-Fuera, fuera. Demasiada ropa.

Ella volvió a encontrar su boca con la suya mientras luchaba por sacarle la camisa. Tenía los dientes
en su hombro; él le había bajado los pantalones hasta la mitad de las piernas y su comunicador sonó.

-Ah, maldición- fue la respuesta amarga y sin aliento de él.

-No escuché nada. No pares…- Este volvió a sonar ¡Mierda! Mierda, mierda, mierda.
Ella se salió de debajo de él, se tambaleó hacia la mesa mientras luchaba por subirse los pantalones.

-Bloquear video- ordenó ella –Joder, Joder, Dallas.

-Despacho, Dallas, Teniente Eve- masculló -¿Por qué?- Entonces con los pantalones todavía sin
abrochar, se sentó sobre la mesa.

-Reportarse a 18 Vandam. Una persona muerta, otra lesionada. Posible homicidio.

-¿Quién está muerto?- demandó ella, poniéndose de pie para abrocharse los pantalones.

-Información incompleta. Ver a los oficiales en la escena.

-Contactar a Peabody, Detective Delia. Estoy en camino.

Ella metió el comunicador en su bolsillo -Ese es el edificio de Quigley.

-Lo sé- Él ya estaba de pie, poniéndose una camisa -Iré contigo.

-Tengo a Peabody…

-Cristo, Eve, estuvimos sentados en esa sala de estar hace sólo unas horas. Voy a ir contigo.

-Dios, estoy media borracha- Ella extendió la mano para alcanzar el arnés de su pistola.

-Toma algo de Sober up antes de que te coloques eso. Y yo podría tomar un poco también.

-¿Qué maldita hora es?- farfulló ella de camino al baño.

-Siete y veinte.

Ella hizo una pausa, se volvió a mirarlo -Ella dijo que Copley llegaría a casa alrededor de las seis.

Ceñuda ella se fue corriendo al baño por las pastillas.

Con eso, y el café que Roarke programó en tazas para llevar, la niebla se levantó, la bruma se apartó.
Por segunda vez en el día, ella se trepó al fuerte SUV.

-Planté eso en su cabeza. Lo hice deliberadamente pensando que me soltaría algo o que rebuscaría
algo y me lo entregaría. Nunca se me ocurrió que él se volvería contra ella, nunca se me ocurrió que
sería tan estúpido. Si el la mato…

-Estas saltando a conclusiones, Eve.Tú no eres así.

Ella cerró los ojos, se recompuso -Tienes razón, sé hacerlo mejor. Nada de nociones preconcebidas.
Pero lo dijiste tú mismo. Parecía un poco temerosa de él, no le ofrecí protección, no seguí ese
camino, porque ella podía haber sido parte de eso y el temor era útil.

No sirve, de nada sirve especular, se advirtió a sí misma. Por todo lo que ella sabía, Copley podría
estar muerto.
Su comunicador volvió a sonar -Dallas.

-Dallas, estamos en camino- Peabody hablaba con rapidez -pero es probable que nos vaya a tomar
cerca de veinte minutos. Estamos en el SkyMall y el tráfico es de locos. Llamamos a un coche patrulla
para acelerar las cosas, pero probablemente nos demoremos veinte minutos.

-Sólo lleguen allá.

-Tan pronto como podamos ¿Sabes de quien es el cuerpo?

-Todavía no, te volveré a llamar- volvió a meter el comunicador en su bolsillo.

En el momento en que Roarke estacionó detrás de un coche patrulla, ella se apeó de un salto, sacó su
placa del bolsillo. Largas zancadas la llevaron hasta la puerta donde un uniformado escaneó su placa,
su rostro, echó un vistazo hacia Roarke. Asintió.

-Qué información tiene, Oficial. . . ¿Kenseko? Demandó ella, leyendo su nombre en su placa de
identificación.

-El cuerpo es femenino, traumatismo craneal. Otra mujer está en camino al hospital, inconsciente.
Heridas craneales y faciales. Un hombre está retenido en el sitio, identificado como John Jake
Copley, domiciliado en esta dirección. Él identificó a la mujer lesionada como su esposa, Natasha
Copley. Quería irse con ella, pero lo retuvimos aquí. Él es un problema, Teniente.

-Lo entiendo. Manténganlo fuera de mi camino por ahora ¿Usted fue el primero en llegar a la escena?

-No, señor, esa sería la Oficial Shelby. Ella respondió al 911. Ella y mi compañero tienen retenido a
Copley.

-Quédese en la puerta, Kenseko. Mi compañera estará aquí en quince minutos.

Mientras entraba, escuchó a Copley gritando desde la otra habitación, amenazando con demandar a
los oficiales, a todo el departamento, al estado de Nueva York. Ignorándolo, Eve sacó el Sellador del
equipo de campo que Roarke le ofreció, lo utilizó mientras estudiaba la escena.

Había esperado encontrar a Martella, lo cual probaba la regla de no hacer suposiciones.

Una morena yacía con la cabeza sobre el filo de mármol de la chimenea. Boca arriba, un corte largo
y profundo cruzaba su frente y la sien derecha. La sangre se encharcaba sobre el mármol, en el piso,
teñía la mano extendida, manchaba el abrigo azul brillante, el diseño llamativo de la bufanda.

-Catiana Dubois.

-¿La secretaria social?

-Sí, esa es ella. Alguien le dió la vuelta, alguien movió el cuerpo ¡Maldición, Kenseko!

-Señor- El entró corriendo desde la puerta.


-¿Usted o su compañero giraron el cuerpo?

-No, señor. La oficial Shelby nos dijo que la escena había sido comprometida desde antes que ella
llegara.

-Muy bien. Tuvieron una pelea aquí, el sillón está caído, la mesa está patas arriba, hay vajilla y
cristales rotos. Y eso.

Ella levantó la barbilla señalando un jarrón grande de cristal grueso y facetado, manchado ahora con
sangre. Había más sangre en el piso y en la alfombra cerca al jarrón quebrado.

-¿Qué demonios estabas haciendo aquí, Catiana?

Siguiendo el procedimiento se aproximó al cuerpo, utilizó su equipo para identificar formalmente a


la víctima -Víctima femenina, raza mixta, edad treinta y tres. Catiana Dubois, empleada por Martella
Schubert, quien es hermana de Natasha Quigley. El corte profundo y el moretón en la frente parecen
ser la causa de la muerte. Cayó o fue empujada de cara, golpeó la repisa en el borde, con fuerza -
Botas con tacones finos- murmuró ella -No tienen mucha tracción. Ella pierde el equilibrio, cae, se
golpea la cara en este borde.

Tomó los calibradores que Roarke le entregó -No lleva muerta ni una hora.

Con suavidad Eve le levantó las manos, una a la vez, por las muñecas, las examinó -No hay heridas
defensivas que pueda ver, ni signos de piel bajo las uñas, pero Morris mirará más de cerca.

-Tiene desabotonado el abrigo, la bufanda está desatada. Hace bastante frío allá afuera, de manera que
es probable que hiciera eso después de entrar aquí. Viene hacia la puerta, el droide doméstico la deja
pasar. Iremos a ver al droide. Ella entra aquí . . .

Sentándose sobre sus talones, Eve echó un vistazo alrededor de la sala -No veo tazas, ni vasos, rotos
o enteros. No hay bebidas, ni refrescos. Todavía lleva puesto el abrigo, de manera que tal vez planeó
hacerlo con rapidez. Una discusión, una pelea, una confrontación ¿Con quién?¿Copley o Quigley?
Quigley tiene traumatismo craneal y facial, pero Catiana tiene manos delicadas. No hay signos de que
haya golpeado a nadie. Si ella peleó con Quigley, llegaron a las manos y la dejó inconsciente
golpeándola con ese jarrón, ¿por qué está muerta en este sitio y el jarrón yace por allá? No cuadra. Si
peleó con Quigley y Quigley la empujó, la mató ¿quién golpeó a Quigley con el jarrón y por qué?
Esto no se sostiene.

-Así que- Ella se puso de pie -Veremos lo que Copley y el droide tienen que decir.

Aunque Copley había dejado de gritar, ella echó a andar hacia el lugar de donde habían procedido los
gritos. Lo encontró enfurruñado en una sala de estar que reflejaba una decoración masculina. Colores
oscuros, asientos de cuero, un costoso centro de esparcimiento, arte golfístico y viejos recuerdos.

Uno de los uniformados, el de más edad, tenía la palabra veterano escrita por todas partes, estaba
sentado cómodamente trabajando en su PC mientras una joven policía estaba de pie en posición de
descanso.

Ella cambió a la posición de firmes cuando Eve entró.


Copley se puso de pie tambaleante.

-Por todos los cielos. Mi esposa ha sido atacada, podría estarse muriendo, por todo lo que sé, y
estos…estos guardias de asalto me están forzando a permanecer aquí. Necesito llegar al hospital.
Necesito estar con Tash.

-Oficial- Eve miró en dirección al veterano -¿Podría contactar al hospital y averiguar el estado de la
Sra. Quigley y su condición?

-Sí, señor- Él se marchó.

-Tome asiento, Sr. Copley. En un momento estaré con usted. Oficial Shelby, por favor sígame afuera.

-Sí, señor, Teniente.

-¡Demando que me lleven con mi esposa! ¡De inmediato!

-Dije que se siente- Espetó Eve rápida y fríamente, lo cual hizo que Copley retrocediera
conmocionado -Y háganos a todos un favor, manténgase allí mientras hago mi trabajo.

Ella salió de la sala, dio unos cuantos pasos más y le hizo un gesto de asentimiento a Shelby -Deme
un informe.

-Sí, señor, Teniente. Estaba haciendo mi ronda, era casi la hora para sentarme a descansar por diez
minutos, cuando el 911 transmitió. Estaba a sólo tres manzanas al norte, de manera que respondí. La
llamada de la central llegó a las dieciocho cincuenta y nueve. Estuve en esta ubicación a las
diecinueve y uno.

-Usted se mueve rápido, Oficial.

-Sí, señor, Teniente. No hubo respuesta al tocar la puerta o el timbre durante veintitrés segundos.
Eestaba por informar a la central cuando el hombre, identificándose posteriormente como John Jake
Copley, respondió. El parecía visiblemente perturbado, gritaba incoherencias y volvió a entrar
corriendo en la residencia. Lo seguí al interior y observé a la víctima femenina al lado de la
chimenea, a la otra víctima femenina al lado de una mesa girada patas arriba a una distancia
aproximada de diez pies. Ambas víctimas sangraban profusamente de la cabeza. Me ví forzada a
ordenarle al Sr. Copley que se tranquilizara, que no estorbara, mientras yo le revisaba el pulso a cada
víctima. La mujer que él identificó como su esposa, Natasha Quigley, estaba viva. Llamé por
asistencia médica y por respaldo a medida que Copley se agitaba más, y usaba lenguaje ofensivo.

-¿Es eso un hecho?

-Sí, señor, Teniente. El me llamó puta inútil, perra idiota y hubo un momento en que me puso las
manos encima. Me vi forzada a esposarlo.

-¿Él le hizo el moretón en la mandíbula?

-Durante el proceso restrictivo, sí, señor.


-Podría haberme sentido obligada a patearle el trasero. Esposarlo fue una mejor elección.

Los labios de Shelby temblaron con una rápida sonrisa -Sí, señor, Teniente. Los oficiales Kerenko y
O'Ryan llegaron a la escena, al igual que los paramédicos a las diecinueve y ocho y diecinueve y
nueve respectivamente- Ella se aclaró la garganta, parpadeó ligeramente cuando Roarke le ofreció un
vaso con agua.

-Adelante- le dijo Eve -Beba, luego termine su informe.

-Sí, señor, Teniente, gracias- tomó un poco de agua -Después de que mis compañeros oficiales
retiraron al Sr. Copley hacia otra sala y los paramédicos comenzaron su trabajo con la Sra. Copley
volví a comunicarme con la central, quien me informó que Copley tenía que ser detenido aquí hasta
su llegada. La persona que llamó al 911, quien se identificó como Natasha Quigley, fue atacada
mientras llamaba al 911, y al finalizar la llamada gritó.

En este punto Shelby pasó a una nueva hoja en su cuaderno de apuntes -¡JJ! ¿Qué estás haciendo? JJ
¡para, para! ¡No!- antes de que terminara la llamada. Hay un enlace de bolsillo roto en el piso de la
escena del crimen.

-Sí, lo vi. Buen trabajo, Shelby. Quédese por aquí- Eve le echó un vistazo a Roarke -¿Por qué no
entras conmigo para esto? Añades una capa extra de miedo e intimidación.

-Siempre complacido de prestar una mano. Oficial Shelby. Usted debería conseguirse un paquete de
hielo para esa mandíbula.

-Está bien, señor, gracias. El sólo me dio con el hombro cuando lo esposé.

-Nada de paquete de hielo hasta que lo documentemos- ordenó Eve -Resistencia y asalto a un oficial
aumenta los cargos.

Eve regresó a la sala de estar. Copley se paseaba bebiendo lo que parecía ser whisky de un vaso corto.
Obviamente había convencido a Shelby de que le sacara las esposas y daba igual.

Ella volvió a asentir cuando O'Ryan se le acercó y le murmuró al oído -Quédese por aquí- le dijo a él
-Sr. Copley.

El giró abruptamente, casi haciendo rebalsar el whisky por sobre el borde del vaso -¿Qué diablos
está sucediendo aquí? Una maniática entra en mi casa y asalta ¿esa era una empleada de Tella? ¿Esa
era Katherine?

-Catiana.

-¡Sí! Santo Dios, estaba muerta. Se podía ver que estaba muerta. Sus ojos estaban fijos. Y la sangre.
Pero Tash, entré corriendo cuando la oí gritar. Corrí escaleras abajo, llamándola, y allí estaba ella
tirada, sangrando. Corrí hacia ella, traté de levantarla. No podía decir si estaba muerta o viva. No
podía decirlo, pensé que estaba muerta ¿Por qué razón esa mujer atacaría a Tash?

-No creo que ella lo hiciera. La escena no se lee de esa manera.


-Pero tenía que ser.

-Usted tiene sangre en la camisa. Sangre en sus pantalones.

-Tash, es la sangre de Tash. Traté de levantarla. Escuché gritar a Tash, y vine corriendo. Fueron sólo
unos segundos. No podían haber sido más que unos segundos. No había nadie aquí. Esa perra trató de
matar a mi esposa. Tash debe de haberse defendido, la derribó.

-¿Después de haber caído inconsciente?

-Antes, por supuesto, fue cuando ellas lucharon o pelearon, acerca de sólo Dios sabe qué, ella golpeó
a Tash. Tash debe de haber caído, tal vez las mujeres se resbalaron y cayeron. ¿Cómo voy a saberlo?

-¿A qué hora llegó usted a casa de su viaje de golf?

-No estoy seguro, no exactamente. Cerca de las seis, más o menos.

-¿Y entonces?

-¿Qué quiere decir?

-¿Qué hizo usted después de llegar a su casa?

-Fui arriba, hablé brevemente con mi esposa. Hablamos sobre salir más tarde a tomar unas copas, a
cenar. Me di una rápida ducha, me cambié, si usted quiere especificaciones, me recosté, encendí la
pantalla. Justo estaba relajándome, como muchos hacen una noche de Domingo, cuando oí gritar a
Tash desde abajo.

-¿Usted y su esposa discutieron?

-¿Qué? Por supuesto que no.

-¿Discutió usted con Catiana Dubois?

-¡No! Apenas si conozco a la mujer. Ella es del personal de mi cuñada. Quiero ver a mi esposa.
Quiero saber qué está sucediendo con Tash.

-Su estado es crítico. Tiene una inflamación en el cerebro y está en cirugía.

Él se puso pálido como una sábana mientras Eve hablaba -Los doctores tienen confianza en que ella
se recuperará.

-Teniente, su compañera ha llegado.

-Gracias, Oficial. Pídale al detective que está con ella que asegure al droide doméstico y lo
interrogue.

-Sí, señor.
-¿Que interroguen al droide?- gritó Copley -¡Interrógueme a mí, no a una maldita máquina! Mi
esposa está en una cirugía cerebral de emergencia. No puede retenerme aquí.

-Ella puede- Roarke se desplazó para bloquearle la salida -Sí, ella puede.

-Sólo quítese de mi camino- advirtió Copley, pero retrocedió mientras lo hacía -¡Tengo derechos!
Usted no puede mantenerme en esta sala, no estoy bajo arresto. Soy libre de ir y venir como me dé la
maldita gana.

-Podemos arreglar eso- decidió Eve y echó un vistazo hacia una Peabody sin aliento -Peabody, léele
al Sr. Copley sus derechos.

-¿De qué está hablando? Todos ustedes están locos. Me voy.

El trató de embestir a través de la sala. Eve pivoteó, pero Roarke fue más veloz, y simplemente estiró
un pie. Eso mandó a Copley a una zambullida de cara.

-Ups- dijo Roarke.

-Peabody, esposa al sujeto y léele sus derechos. John Jake Copley, usted está bajo arresto por
sospecha de asesinato, por intento de homicidio, por asalto, por asaltar a un oficial.

-Usted tiene el derecho de permanecer en silencio- comenzó Peabody, entonces su voz fue ahogada
por los gritos furiosos de Copley.

-Entrégaselo a la oficial Shelby. Haz que ella y los otros dos oficiales lo trasladen a la Central. A una
sala de interrogatorios. Iré allá a tratar con él cuando hayamos terminado aquí.

-Déjame echarte una mano con eso, Peabody- Roarke tiró de Copley para ponerlo de pie y con
Peabody en el otro lado lo custodiaron afuera, mientras él seguía gritando.

-Uff- McNab entró -Y yo que pensé que el SkyMall era un manicomio. El droide doméstico ha estado
apagado desde las dieciséis y treinta, Teniente.

-¿Apagado?

-Sip, apagado. Hay un segundo droide, pero ese ha estado apagado desde el mediodía. El droide
principal informa que la Sra. Quigley le ordenó apagarse, como lo hace rutinariamente los domingos
cuando no están esperando compañía o recibir visitas. Ella informa que nadie entró o salió después
de que usted y Roarke vinieron hoy más temprano. Ninguna ayuda por ese lado.

-Revisa la cámara de seguridad, y saquémosle una copia.

-Allá voy.

Ella sacó su comunicador, contactó con Despacho -Despacho reproduzca la llamada al 911 desde esta
ubicación hecha por Quigley, Natasha, a las dieciocho cincuenta y seis.

-Recibido, un momento. No hay grabación de video. Sólo audio, reproducción comenzando.


911, ¿cuál es su emergencia?

¡Ella está muerta! ¡Creo que ella está muerta! Oh Dios mio, Cate. Es . . . Espere, por favor. Oh
Dios Soy Natasha Quigley en el 18 Vandam. Necesito reportar un ¡JJ! Oh, JJ, algo terrible sucedió.

JJ! ¿Qué estás haciendo? JJ, para ¡para! ¡ No!

Eve escuchó un grito, un golpe, se imaginó el enlace cayendo al suelo. Luego la grabación se detuvo.

-Reproducción completa.

-Ok, copiar la grabación a mis archivos. Dallas y Peabody junto con el Detective McNab, actualmente
en la escena. Dallas y Peabody transferirán a Copley, John Jake a la central para interrogatorio,
acusado de sospecha de asesinato y cargos relacionados.

-Recibido.

-Dallas, fuera. Te tengo- murmuró Eve.

-Tu sospechoso está en camino a la Central- le dijo Roarke.

-Y va a hervir allí por un rato. Cuando terminemos aquí, necesitamos pasar por el hospital, chequear
a Quigley. Si ella está despierta, conseguiremos su declaración. Puedes irte a casa.

-¿Por qué me quieres castigar?

Ella sacudió la cabeza -Haz lo que quieras- salió con él y se unieron a Peabody.

-Ella me gustaba- dijo Peabody -Había algo agradable en ella.

-Sí, lo había. Ponte en contacto con los barredores y la morgue. Comencemos a conseguir que se
haga justicia con ella.

-Me estaba quejando, o algo así, acerca de trabajar por una víctima que era un cabrón- Peabody
lanzó una mirada hacia Catiana -Y ahora . . .

-Lo sé- Eve se acuclilló para estudiar el enlace roto -Parece como si lo hubiesen pisado. Se le cae, él
se acerca a ella, lo pisa. El jarrón está justo allí. Colocado sobre esa mesa. Él lo agarra, viene hacia
ella, pisa el teléfono, y la golpea con el jarrón.

Antes de que pudiera pedirla, Roarke le entregó una bolsa para evidencias. Ella embolsó y selló el
teléfono.

-Él deja caer el jarrón, no le da el segundo golpe como a Ziegler. El jarrón es grande y pesado. Se
quiebra, pero no se rompe ¿Acaso pensaba que aplastando el teléfono se borra la maldita llamada al
911? Estaba tan alterado, tan fuera de sí, como para pensarlo. Sólo atacar, sólo cubrirlo todo ¿Y
luego echarle toda la culpa a una mujer muerta? Él estaba arriba, ocupándose de sus cosas, escuchó
gritar a su esposa, bajó corriendo.
-Pero no hay un reporte ¿no es así? de que él llamara pidiendo ayuda, a los paramédicos, a la policía.

Ella miró a Roarke mientras marcaba el jarrón –Nop, ninguno. A Shelby le tomó dos minutos llegar
aquí, y a él le tomó otros dos para responder. Estaba trabajando en su historia, poniéndose a sí mismo
bajo control. No había tiempo suficiente para simular un allanamiento o un robo. Piensa que tiene dos
mujeres muertas, hasta que Shelby comprueba y siente un pulso. Ahora él tiene que llegar hasta su
esposa, arreglar esto de alguna manera. O huir. Pero Shelby se ocupó de eso, y entonces la ayuda
llegó. Él no puede abrirse paso a través de tres policías. Tiene que estar enfurecido, el esposo
preocupado, la víctima- Ella volvió a enderezarse -La manera en que se ve es así; por alguna razón y
vamos a necesitar hablar con la hermana, Catiana viene aquí. Copley la deja entrar. Entran aquí,
discuten. Tal vez ella sabía algo, quizás él pensó que sabía algo. El pierde los estribos, la empuja. Ella
se cae de mala manera, y eso es todo. El apenas tiene tiempo para pensar. ¡Miren lo que ella le hizo
hacer! Y entonces entra su esposa y ve el cuerpo. Llama al 911. Él no podía haber estado en la sala.

Frunciendo el ceño, ella giró en un círculo -Si él hubiese estado aquí, nunca la hubiese dejado a ella
hacer la llamada. Así que él debe de haber salido corriendo, para traer algo, o esconder algo, para
conseguirse un maldito trago, pero tuvo que haber regresado en ese punto de la llamada en que ella
estaba nombrándolo. Ella lo está arruinando todo. Él tiene que hacer que se detenga. El estalló, o
todavía estaba fuera de sus casillas, agarra el jarrón, y va a la carga.

Se volvió otra vez, estudió una vez más el cuerpo, con la culpa y el remordimiento clavándose en ella
-¿Qué es lo que sabías? ¿Cómo encajas en esto?

-Dallas- McNab entró y le entregó un disco -Lo tengo copiado. Puedes ver a la víctima acercarse a la
puerta. No puedes ver quién la dejó entrar. Lo verás por ti misma, pero a mi parecer, ella se veía
perturbada, preocupada. Entró aprisa, hablando rápido.

-¿Sin audio?

-Así es, sin audio.

Con los ojos puestos en Catiana, Eve deslizó el disco en su bolsillo.Si sabías algo, cualquier cosa,
¿por qué viniste aquí? ¿Por qué no acudiste a mí?

Pero era demasiado tarde para esa pregunta, pensó ella.


Capítulo 19


El fuerte todoterreno probó ser una buena elección ya que McNab y Peabody necesitaban ir con ellos.
Eve ignoró a McNab mientras él jugaba con los controles y las opciones en el asiento trasero
mientras ella trabajaba en su computadora.

Catiana tenía padres, divorciados, la madre se había vuelto a casar, viviendo en Brooklyn. El padre
también se había vuelto a casar, viviendo en Phoenix, Arizona. Una hermana, casada, dos hijos, en
Nueva Rochelle.

Necesitaría ir a Brooklyn, hacer la notificación. Pero esa miseria vendría después de que comprobara
a Quigley. Necesitaba… ¿era chocolate lo que estaba oliendo?

Se dio la vuelta en su asiento y entrecerró los ojos al mirar a Peabody -¿Qué es eso que hay en tu
labio superior, Detective?

Apresuradamente Peabody se lo limpió -Ah, um. Un poco de crema batida. Es chocolate caliente. Es
chocolate caliente de verdad. No pude aguantarme. McNab lo hizo.

Con descaro McNab le sonrió -El Mini AutoChef de aquí atrás tiene un menú completo de bebidas.
Peabody tenía antojo de chocolate caliente ¿Quiere un poco?

Sí, pensó Eve, pero dijo -No.

-Aquí atrás hay accesorios increíbles- le dijo a Roarke -Lo último.

-Hacemos lo que podemos- respondió Roarke.

-Puedes entretenerte con videos, pantalla plana, tonos, libros, capacidades D y C completas, mapeo,
solo, en dúo o en modo completo de vehículos. Y luego hay…

-Él probablemente sabe lo que está cargado en esa cosa- interrumpió Eve.

-Añádele las comidas y bebidas, podríamos conducir hasta Utah- dijo McNab.

-La próxima vez que planeemos ir a Utah te lo haremos saber. Mientras tanto, estamos un poquito
preocupados aquí con un asesinato.

-Sí, acerca de eso. Tengo aquí el disco de seguridad de la escena del crimen- Sus ojos verdes se
volvieron hacia la pantalla mientras tomaba contento un sorbo de su propio chocolate caliente -
Podríamos ser capaces de aumentar y analizar la sombra de quien sea que le haya abierto la puerta a
la víctima. Es una posibilidad remota, pero debemos hacer la prueba. El programa lector de labios
está ejecutándose en la víctima. Tenemos una mejor oportunidad en eso, pero su rostro se inclina
fuera de la cámara y pone su mano sobre la boca una vez, así que va a ser difícil.
Algunas veces, pensó Eve, se olvidaba de que él no era un idiota.

-Bien, sigue con eso. Aquí está el plan- le dijo a Peabody -Hablamos con Quigley, si es posible,
conseguimos los detalles. Las probabilidades de que trate de proteger a Copley en este punto son muy
pocas, pero si trata de hacerlo podemos hacerla escuchar la llamada al 911 y presionarla. Con un
cadáver, la esposa en el hospital y sin allanamiento, ni siquiera una flota de abogados van a aflojar el
nudo.

Le lanzó una mirada a McNab -Si tenemos suerte con la identificación de la sombra, mucho mejor.
Confirma que Copley le abrió la puerta a la víctima, lo cual tira abajo su declaración de que estaba
arriba cuando esto ocurrió. Además, lo ligamos con Ziegler, eso llevará más, pero lo vamos a hacer.
Con la declaración de Quigley, lo podemos hacer sudar. La madre de la víctima vive en Brooklyn.
Tenemos que ir a avisarle.

-Caray, dos días, menos, antes de Navidad. Siempre es difícil, pero esto es mucho más duro.

-Tiene un esposo y un hijastro viviendo en la casa, otra hija en Nueva York. Eso la ayudará en algo.
La víctima podría haber hablado con ella sobre Ziegler, sobre Copley. Tenemos que conseguir lo que
podamos. Necesitaremos hablar con los Schuberts otra vez, lo antes posible y quiero ir a verificar en
la morgue, darle una causa de muerte oficial, conseguir que Morris, ya se lo he pedido, se ocupe de
ella.

-Ese es un montón de tiempo para sudar- dio Peabody mientras Roarke maniobraba a través del
garaje de estacionamiento en el hospital -Bastante tiempo para inventarse una historia y para que los
abogados la pulan.

-Eso no va dar resultado, no cuando su esposa nos diga que él la atacó. No cuando ella nos dé una
declaración desde su cama del hospital. Yo entro a la sala de interrogación con él, y se va a quebrar.
Voy a hacer que se quiebre- Maldita sea si no hacía que se quebrara, pensaba Eve mientras bajaban del
coche y echaban a andar hacia la entrada principal del hospital.

-El lector de labios no nos da mucho, Dallas- McNab sostuvo en alto su PC -Sale ella diciendo:
Necesitamos hablar. Corte. Pasa. Corte. Recordé.Y eso es todo. La víctima entró en la casa, fuera de
cobertura.

-¿La sombra?

-Trabajando en eso, pero diablos, Dallas, no hay mucho allí.

-Inténtalo- le dijo a él.

Cruzó el colorido vestíbulo con su zona de restaurantes, pasó a un grupo de niños con uniformes
escolares cantando villancicos frente de un gran árbol y se dirigió directamente a un guardia de
seguridad.

-NYPSD- Puso en alto su placa -Esto es lo que necesito que haga y rápido. Necesito el piso, la sala y
al doctor encargado de Quigley, Natasha, ingresada esta noche urgente en ambulancia, con un severo
traumatismo craneal.
-No se supone que yo acceda a la información de los pacientes sin la autorización de mi supervisor.

-En este instante yo soy su supervisor. Quigley, Natasha. Ahora. Si ella muere antes de que llegue a
ella, volveré a por usted.

-Sí, señora.

Él salió en desbandada.

-Detesto eso de señora, pero está bien.

-Entre McNab y yo- comentó Roarke -podríamos haber pirateado esa información en casi la misma
cantidad de tiempo.

-Hubiese sido divertido también- dijo McNab melancólicamente.

-La próxima vez- Eve se encontró con el guardia de seguridad a medio camino.

-Está en el seis, es decir, la traerán al seis. Todavía está en cirugía. La Doctora Campo está a cargo.

-Bien, gracias.

Se fue directamente hacia los elevadores -Todavía en cirugía, maldita sea. No es probable que
podamos entrevistarla muy pronto- dijo cuando entraron al elevador -Vamos a presionar al personal
de enfermería para que nos den una actualización más detallada y de allí seguimos.

El elevador en el sexto piso se abrió ante otro vestíbulo, más pequeño, pero todo engalanado para las
fiestas. Este tenía una zona de espera, máquinas expendedoras y un despliegue de gente angustiada
sentada en sillas que se veían miserables.

La mujer de la recepción lanzó una brillante sonrisa que fue ensombreciéndose cuando Eve le mostró
la placa -Necesito información sobre Quigley, Natasha. La Doctora Campo la está operando.

-El Acta de Privacidad del Paciente…

-Está superada- Eve puso la placa sobre el mostrador de un manotazo -Quigley es la víctima de un
asalto. Tengo a un sospechoso en custodia quien mató a otra mujer e intentó asesinar a Quigley.
Necesito su estado, y lo necesito ahora.

-Necesito verificar su identificación y la identificación de los que la acompañan. Una vez verificado,
puedo hacerla pasar a la estación de enfermeras. La jefa de enfermeras, Janis Vick, podría darle la
información que tenga disponible.

-Hágalo.

Mientras ella lo hacía, Roarke deambuló hacia la máquina expendedora. Conocía las preferencias, y
les ofreció a Peabody y a McNab gaseosas, a Eve le entregó una Pepsi.

Antes de que pudiese abrirla, la mujer de la recepción se dio la vuelta -Están verificados. Vayan recto
a través de las puertas dobles.

Estas zumbaron, cliquearon, y se abrieron lentamente.

Más decoraciones, luces más brillantes y el sonido de suelas de goma caminando sobre las baldosas.
Eve sintió el olor de hospital, un olor que siempre la golpeaba en las entrañas. Enfermedad,
antisépticos, limpiadores fuertes y un olor metálico subyacente que pensaba que era el miedo.

Se acercó al amplio semicírculo del mostrador donde algunos del personal, todos llevando una
variación de una túnica coloreada que suponía que quería ser alegre, trabajaban en enlaces o
computadoras.

-Janis Vick.

Una mujer en una computadora levantó un dedo. Tenía un cabello gris brutalmente corto con unos
reflejos serpenteantes azules. Poniéndose de pie, salió de detrás del mostrador.

-¿Teniente Dallas? Usted quiere el estado de Natasha Quigley. Todavía está en cirugía.

-Eso es lo que sé.

-Puedo decirle que hubo algunas complicaciones. Su presión arterial cayó y en un punto su corazón
se detuvo. La Doctora Campo encontró una hemorragia secundaria menor. Pudieron estabilizar a la
paciente mientras la Doctora Campo detenía las hemorragias. Mientras que la paciente ha sido bajada
de categoría a estado crítico, la jefa de enfermeras de cirugía informa que la paciente está, como ya
dije, estabilizada en este momento.

-¿Cuánto tiempo estará allí dentro?

-No puedo decirle eso, pero de lo que puedo deducir, la cirugía debería terminar en una hora. De allí,
la paciente será monitoreada en Recuperación. Eso podría ser durante dos horas, o varias horas, antes
de que pueda ser capaz de hablar con usted.

-¿Cuáles son sus oportunidades? Usted no es la jefa de la planta de cirugía por nada- presionó Eve
cuando Vick titubeó -Usted tiene una estimación.

-Puedo decirle que la paciente tiene suerte. La Doctora Campo, en mi opinión, es la mejor
neurocirujana que tenemos. Con ella llevando a cabo la cirugía, le daría a la paciente muchas
probabilidades. Si me da su información para contactarla, puedo hacer que la avisen cuando esté en
Recuperación.

Eso era lo mejor que podría conseguir, determinó Eve. No podían esperar horas para seguir con el
resto.

-Quieres empezar con Copley- dijo Peabody mientras bajaban otra vez al vestíbulo -Yo puedo hacer
la notificación. Puedo manejarlo- añadió cuando Eve la miró -Puedes trabajar en Copley mientras
nosotros, McNab y yo, vamos a Brooklyn, nos encargamos de eso.

Eve abrió la lata de su bebida y reflexionó -Eso ahorrará tiempo, le daré la primera pasada mientras
notificas al pariente más cercano. Si no lo quiebro en el primer pase, volveremos a tratar con
Quigley y luego lo tomaremos juntas. Necesitas llegar a la madre y hacer que incluya a la hermana
para que puedas trabajar con ella. Consigue que te digan cualquier cosa, y quiero decir cualquier
cosa, que la víctima les haya dicho sobre Ziegler, Copley y Quigley. Busca las conexiones. Todo
importa ahora.

-Lo sé.

-¿Quieres transporte?

-Sería bueno- dijo Peabody, luego suspiró -Pero el subterráneo probablemente es más rápido.

-Comunícate conmigo una vez que lo hayas hecho- ordenó Eve y se separaron -No me gusta
encargarle la notificación. Se tomará más tiempo del que yo me demoraría.

-Lo dudo- dijo Roarke -Tú no pierdes todo el tiempo.

Declarar lo contrario sería una mentira, admitió ella y para qué tomarse la molestia -Voy a perder mi
tiempo diciéndolo otra vez, pero puedes irte a casa.

-Nada es más entretenido que observarte interrogar a un sospechoso.

-Como quieras- Sacó su enlace mientras él conducía, llamó a Mira -Lamento molestarte en casa-
empezó -pero me dijiste que estabas interesada en observar cuando tuviera a Copley en
interrogatorio.

Después de hacer arreglos con Mira contactó con la Central para asegurarse de que Copley estaba en
donde ella lo quería.

-Sala de Interrogatorio B- dijo cuando Roarke entró al garaje de la Central -Reo va hacia allí. Él usó
su única llamada telefónica para su abogado. No la usó para preguntar por su esposa. El abogado está
con él, haciendo ruidos legales.

-No esperaba menos.

Eve miró el elevador con desconfianza, pero entró -La última vez que estuve en uno de estos, Santa
Borracho soltó un pedo nuclear mientras me mostraba su pequeño pene mugriento.

-Llevas una vida tan original.

-Estoy bastante segura que él vomitó después de que salí, porque escuché que tuvieron que cerrar este
carro del elevador dos horas- Olfateó cautelosamente -Todavía puedes oler el eliminador de toxinas.

-Podemos esperar que este viaje pruebe ser menos ajetreado.

Como lo fue, se fue directamente a su oficina -Voy a formar un archivo, el cadáver, la primera
grabación en la escena de Quigley, la escena en sí misma, el llamado a 911.

-¿Y Ziegler?
-Segundo archivo. Puedo retener ese, dependiendo. No conoce el estado de su esposa y puedo usar
eso. Su abogado no puede acceder a eso, Acta de Privacidad del Paciente, de manera que no saben que
no la he entrevistado.

-Vas a mentir.

-Afortunadamente, puedo mentir todo lo que quiera- Comprobó la hora -Ha sudado bastante tiempo,
el abogado le ha dicho que tenga la boca cerrada, pero él no lo hará.

-Él es… excitable- Roarke le lanzó una mirada -Vas a usar eso.

-Demonios que sí; no sabe qué diablos está pasando con respecto a Quigley. Sin embargo tendrá una
historia, y querrá contarla.

-Y con o sin abogado, te asegurarás de que lo haga.

-Ese es el plan- Recogió los archivos -Si te llegas a aburrir en Observación, te encontraré. Si te
quieres ir a casa, vete.

Él le puso las manos en los hombros, la besó -Estaré aquí.

Armada con sus archivos, echó a andar hacia Interrogatorios B y entró.

-Dallas, Teniente Eve, entrando a Interrogatorio con Copley, John Jake, con referencia al caso de
archivos H-28901 y H-28902. El Señor Copley ha ejercido su derecho a representación legal.

-Edie McAllister con Silbert, Crosby y McAllister, representando al Señor Copley.

-Así consta.

-Como consejera legal del Señor Copley demando su liberación inmediata- Remarcó las palabras,
como abogada confiada e indignada -Ha sido retenido aquí casi tres horas. No se le ha permitido
acompañar a su esposa lesionada al hospital. No se le ha permitido comunicarse con el hospital para
saber de la condición de su esposa. Esta privación extrema es…

-¿Es usted consciente de que la evidencia indica fuertemente que el Señor Copley es el responsable de
las lesiones de su esposa?

-¡Eso es mentira!- Copley dio un puñetazo sobre la mesa, haciendo traquetear las cadenas que lo
tenían asegurado.

-JJ- La abogada, una rubia con el cabello arremolinado vestida de rojo potente, puso una mano sobre
la de él -Usted no tiene evidencia tangible, y de hecho, tiene la declaración del Señor Copley de que
encontró a su esposa inconsciente. Nosotros creemos fuertemente y la evidencia lo demuestra, que
Catiana Dubois asaltó a la Señora Quigley y que murió durante la lucha.

-Si está pensando en usar eso como su declaración de apertura en el juicio, no le va a llevar muy
lejos. Catiana Dubois fue a su residencia, su propio disco de seguridad claramente lo muestra y
muestra que estaba perturbada en ese momento. La dejó entrar, y discutieron. Tiene un temperamento
impresionante, Copley, del cual puedo dar un testimonio personal. Usted la empujó. Ella cayó,
golpeándose la cabeza en el borde del mármol de la chimenea en su sala de estar.

-Nunca la toqué. Apenas la conozco. Nunca la vi.

-¿Usted no vio esto?- Eve tomó la foto de la escena del crimen de Catiana del archivo, la arrojó sobre
la mesa -¿En su sala de estar?

Él bajó la mirada hacia la foto de archivo, y la retiró rápidamente.

-Quise decir que no la había visto antes, no la dejé entrar. Estaba en el piso de arriba. Natasha debió
dejarla entrar.

-Y, de acuerdo a su cuento de hadas, Catiana posteriormente atacó a su esposa. ¿Por qué?

-¿Cómo demonios voy a saberlo?

-El Señor Copley ignora si había alguna fricción entre su esposa y la fallecida- McAllister habló con
firmeza, trabajando para atraer la atención de Eve hacia ella y lejos de su cliente.

-Sin embargo, en su desarrollo como secretaria social de la hermana de la Señora Quigley, la


fallecida a menudo se metía en asuntos personales.

-¿Cómo hacía eso?- Ignorando a la abogada, Eve le habló directamente a Copley -Pensé que apenas la
conocía ¿Cómo es eso, Copley?¿Apenas la conocía o ella metió las narices en sus asuntos?

-No le prestaba ninguna atención; trataba con las cosas sociales de Tella, con asuntos de mujeres.

-Defina asuntos de mujeres.

-Fiestas, compras, almuerzos- Él desechó el asunto -Clubs de jardinería y lo que sea que hagan las
mujeres.

Eve le sonrió con todos los dientes a McAllister -¿Esos son sus asuntos? ¿Fiestas y almuerzos?¿Así
es como usted consiguió poner su nombre en el membrete? ¿Asistiendo a clubs de jardinería?

-Obviamente mi cliente quiere decir que la víctima manejaba el calendario social de su cuñada.

-Creo que ambas sabemos lo que él quiso decir y que es un cabrón misógino, pero lo dejaremos
pasar por ahora ¿Sabía usted si había alguna tensión entre su esposa y la fallecida?

-No, no entiendo ese tipo de cosas. Pero atacó a Tash. Es obvio.

-Al contrario, eso es imposible- Eve sacó otra foto -Como usted puede ver, hay tres metros entre el
cuerpo de la fallecida y el de la Señora Quigley ¿Cómo es que Catiana Dubois se las arregló para
golpear en la cabeza a su esposa con ese pesado jarrón de cristal mientras estaba muerta a tres
metros?

-No sea estúpida- espetó Copley aun cuando su abogada le ordenó que permaneciera callado -Esa
perra atacó a Tash, Tash se defendió. La perra cayó, se golpeó la cabeza. Claramente es defensa
propia. Entonces Tash trató de salir, llegar a mí, y no pudo ir más lejos.

-Divirtámonos un poco con eso, usted ya lo está viendo- le dijo ella locuazmente a McAllister -
Catiana ataca a su esposa, le da un porrazo en la cabeza con el jarrón, el jarrón que está aquí,
quebrado y ensangrentado en el suelo justo al lado del cuerpo inconsciente de su esposa. Entonces, de
alguna manera, con el cráneo fracturado, con una hemorragia cerebral, su esposa se las arregla para
luchar con la fallecida, la lleva a través de la sala, donde convenientemente se cae y se mata a sí
misma en la chimenea. Entonces, en este milagro de determinación física, su esposa retrocede a
través de la sala, y llega justo a la marca donde fue atacada, y cae.

-Es una mujer fuerte.

-Su neurocirujana está de acuerdo con usted. También dice que su creativo escenario es imposible.
Nuestra reconstrucción respaldará eso- Con los ojos en él, Eve se reclinó hacia atrás, mantuvo su voz
y el lenguaje de su cuerpo casi casual.

-Usted discutió con Catiana, la empujó, al igual que empujó a su colega de golf, Van Sedgwick, en su
club de campo.

-Eso es ridículo. Eso es una mentira. Se resbaló. Yo nunca…

-Solamente que usted no tiene una trampa de agua en su sala de estar, de manera que este empujón
resultó en la caída de Catiana Dubois y en su muerte.

Eve se inclinó hacia adelante, sólo un poquito, endureció su tono de voz, sólo un poquito -¿Adónde
se fue usted después? ¿Entró en pánico, huyó, tratando de imaginar cómo cubrirlo? Un accidente,
tenía que parecer un accidente- Presionó más, más duro, más fuerte, golpeando con los dedos más y
más rápido la foto de la escena del crimen.

-Pero cuando usted regresó a la sala, Natasha había entrado y había visto ¡Se atravesó en su camino,
maldita sea! Tenía que sacarla del camino. Callarle la boca, sólo callarle la boca, de manera que
levantó el jarrón, y lo descargó sobre ella.

-¡Yo estaba arriba!- Él se impulsó hacia arriba, sacudió la mesa -Oí gritar a Tash, y corrí abajo para
ayudarla. Ella es mi esposa, pedazo de zorra ignorante.

-¡JJ, para! Siéntate, y para. Mi cliente no tiene nada más que decir en este momento.

-Bien, escuchemos lo que Natasha Quigley tiene que decir- Eve colocó la mini grabadora con la
copia de la llamada al 911 sobre la mesa, ordenó reproducir.

¡Ella está muerta! ¡Creo que está muerta! Oh mi Dios, Cate.

Es… espere, por favor. Oh Dios. Soy Natasha Quigley del 18 Vandam. Necesito reportar un… ¡JJ! Oh,
JJ, algo terrible sucedió. ¡JJ! ¿Qué estás haciendo? JJ, ¡para, para! ¡No!

Copley miraba fijamente la grabadora, boquiabierto -Estaba demasiado enfurecido para escucharla-
Eve toqueteó la grabadora -Demasiado perturbado para pensar. Fue actuar. Actuar ahora.

-Eso es un truco ¡Es un truco! ¡Estaba en el suelo cuando entré corriendo! Ella… debía de haber
alguien más allí. Alguien más debía de haber estado allí. Tal vez se parecía a mí. Ella estaba alterada.
Ella… no me estaba hablando a mí. Ella estaba… llamándome para que pudiera ir a ayudarla.

-Quizás necesita volver a escucharlo- Eve lo volvió a reproducir, dejando que siguiera bajo los
gritos histéricos de Copley que iban en aumento.

-Usted está haciendo esto ¡Es usted, es usted! Usted me la tiene jurada. Lo supe en el momento en que
entró a esa reunión. Está tratando de tenderme una trampa. Alguien más estaba allí. Yo estaba arriba.

-JJ, hemos terminado- dijo McAllister, prácticamente manteniéndolo sentado a la fuerza en la silla -
Ni una palabra más. ¿Me oyes?

-Tal vez fue más que furia, más que pánico. Tal vez usted vio su oportunidad. Matarla a ella, matarlas
a ambas y hacerlo parecer como si hubiesen peleado. Esto les despeja el camino a usted y a Felicity.

-Yo no… ¿Cómo lo sabe? ¡Fue usted! Usted es la razón por la que Felicity se mudó, usted es la razón
por la que no responde su enlace. ¡Perra! ¡Podría matarte!

-No hay un objeto contundente- Al igual que Copley, Eve se puso de pie bruscamente. Se inclinó hacia
adelante, con determinación -Ziegler lo sabía, lo chantajeó y nunca era suficiente. Eso nunca
terminaría. Usted lo hizo parar. Le enseñó a ese bastardo desagradecido una lección. Catiana lo sabía
y no escucharía razones. Usted perdió los estribos, la empujó; y luego estaba Natasha.Era tiempo de
terminar con eso, sólo terminarlo. Así que le fracturó el cráneo. Pensó que lo había acabado, lo
habría acabado, pero los policías llegaron a la puerta tan rápido, demasiado rápido.

Ella continuó, levantando su voz sobre los gritos de él y los de su abogada -La chica policía en tu
puerta, zorra estúpida ¿qué diablos sabe? Pero ella se interpone en tu camino, no hará lo que le dices
que haga. Tienes que dar tu mejor discurso, es la manera en que te ganas la vida. Pero eso no
funcionará, Copley. Esta todo justo aquí.

Ella estampó su mano sobre el archivo -Todo está justo aquí. Ziegler- sacó una foto de la escena del
crimen –Catiana- Estampó la de ella al lado de la otra –Natasha- Añadió la última -Pero dejaste a
Natasha respirando y ella te va a enterrar.

Su rostro se volvió de un rojo intenso. Sus ojos literalmente sobresalían de sus órbitas. Eve medio
esperaba que simplemente explotara, lanzando carne, sesos y furia por toda la sala.

En cambio, colapsó, resollando, con el sudor corriendo por aquellas mejillas de un rojo brillante.

-¡Consigan un médico!- ordenó McAllister y dio un salto para arrodillarse a su lado.

Eve echó un vistazo al vidrio doble, se volvió hacia la puerta y la abrió de un tirón. En segundos Mira
entró apresuradamente.

-Soy doctora. Teniente, ¿un poco de agua?


-Mierda. Mira, Doctora Charlotte, ingresando a Interrogatorios para tratar al sospechoso. Dallas,
saliendo de Interrogatorios para…

Se interrumpió, tomó la botella de agua que Roarke le ofrecía desde el umbral de la puerta.

-Corrección, Dallas permanece en Interrogatorios.

Abrió la botella de agua y se la ofreció a Mira.

-Respire más despacio, Señor Copley. Míreme ahora, está teniendo un ataque de ansiedad. Relaje su
respiración. Tome un poco de esto.

-No puedo respirar- resolló, mirando fijamente con unos ojos del tamaño de la luna -No puedo.

-Lentamente. Necesita hacer aspiraciones lentas. Teniente, llame a un médico.

-Ya está hecho- le dijo Roarke a Eve cuando ella alcanzó su comunicador.

-Vamos a conseguirle algo de oxígeno, Señor Copley, eso le ayudará. Vamos a ayudarlo, y llevarlo a
la Enfermería.

-Su corazón- comenzó McAllister.

-Le haremos todas las pruebas necesarias, pero este es un severo ataque de ansiedad.

-Muriendo. Pecho…

-Usted no se está muriendo- dijo Mira con calma -Míreme. Señor Copley, míreme. Soy la Doctora
Mira. Quiero que me mire, escuche mi voz- Hizo una señal para que le alcanzaran el equipo médico
cuando el paramédico entró corriendo -Tómele la presión arterial- murmuró mientras sacaba la
máscara de oxígeno y la activaba -Voy a ponerle esto sobre la nariz y la boca. Míreme, JJ. Quiero que
haga aspiraciones lentas una vez que lo haga. Lentamente.

-Dos diez sobre uno diez, Doc. La Benzodiazepina está en el equipo.

-Esperemos un minuto. JJ, sé que le duele el pecho y es difícil respirar. Eso va a pasar. Tome esas
aspiraciones lentamente. Eso está bien, muy bien. Va a sentir algo de alivio en un momento. Aspire.
Transportémoslo abajo a la Enfermería.

-Lo haremos. Presión arterial uno noventa sobre noventa. Está disminuyendo.

-Nadie habla con él sino estoy presente.

-Cálmese, McAllister- aconsejó Eve.

-¡Usted lo acosó hasta ocasionarle un ataque al corazón! No me diga que me calme.

-Señorita McAllister ¿no es así?- En el mismo tono calmado, Mira le calló la boca a la abogada -Su
cliente no ha tenido un incidente cardíaco sino un ataque de ansiedad, el cual está pasando. Por
supuesto que lo examinaremos, le haremos pruebas y lo trataremos.

-Quiero que sea llevado al hospital de inmediato y examinado por su propio médico.

-Eso no va a suceder- replicó Eve -a menos que la Doctora Mira lo crea necesario. Vamos fuera- le
ordenó cuando McAllister empezó a protestar.

Saliendo, avanzó varios metros lejos de la sala -Mire, ambas sabemos que la grabación mostrará que
él se indujo a una furia que se convirtió en un ataque de ansiedad. Jodido apoplético. La asistencia
médica fue veloz y el tratamiento médico continuará. Pero él lo recibe aquí, en mi casa.

-Conseguiré una orden del tribunal para que lo transfieran a una instalación médica exterior.

-Inténtelo, adelante. La grabación y la reputación de Mira se mantendrán. Lo estoy acusando de dos


asesinatos y un intento. Lo tengo frío y su propia esposa está añadiendo el hielo. Tuvo un jodido
ataque de pánico. Ella ha estado en la mesa de operaciones para que le reconstruyan el cerebro
durante las últimas horas, de manera que no trate de torcer esto.

-Usted no hablará con él nuevamente sin una autorización médica.

Eve se encogió de hombros –Esperaré- Eve inclinó la cabeza -¿Los otros dos socios son hombres,
correcto?

-No sé cómo eso puede ser relevante.

-Y están fuera de la ciudad por las fiestas, no están disponibles esta noche. De otra manera, él no la
tendría a usted como su representante legal en esto. Él no la respeta. Usted y yo lo sabemos. La va a
utilizar, hasta que uno de los del género masculino llegue aquí, pero usted es un reemplazo temporal
para él.

-Usted es insultante.

-¿Yo?- Eve observó a otro paramédico acarrear una camilla hacia Interrogatorios B -Usted tiene una
manera muy extraña de definir ser insultante- Eve esperó hasta que lo sacaran de la sala, con
McAllister caminando al lado de la camilla como un perro guardián.

Mira se acercó a Eve -Iré a supervisar las pruebas, pero estoy segura de que sufrió un ataque de
pánico. Su presión arterial está en rango seguro ahora y está respirando normalmente.

-Lamento echarte a perder tu noche.

-Para nada, es parte del trabajo ¿no es así? No podrás continuar con la entrevista esta noche. No
podría aprobarlo médicamente, y su abogada con seguridad hará lo que sea para bloquearlo.

-Me lo figuraba.

-Fue real el ataque de pánico. Y eso es algo que hay que considerar. Su reacción al estrés extremo fue
tanto física como emocional. El asesino de Ziegler no entró en pánico.
-Asesinar no lo altera tanto como lo hace el ser atrapado por ello- Pero eso dejaba un pequeño
agujero que necesitaría llenar -Se sentía atrapado allí dentro, conmigo. Con la evidencia. Con la
verdad. No podía manejarlo.

-Ciertamente es posible. Voy a revisar su historia clínica para determinar si ha experimentado estos
ataques antes o si ha sido tratado por ellos- Mira soltó el aliento -Es un hombre pequeño y
desagradable ¿no es así? Aun así, lo voy a atender con lo mejor de mis capacidades, y a menos que
las pruebas me comprueben que estoy equivocada, estará listo para que lo interrogues mañana. Te
enviaré un informe.

-Gracias- Eve se quedó parada en su sitio por rato mientras Mira se alejaba hacia el deslizador -
Joder. Quiero café.

-Podría tomar uno también- le dijo Roarke, y se fue con ella a su oficina.

-Ya lo tenía, lo habría tenido- Hizo un puño con la mano -No estaba escuchando a la abogada, la
chica abogada. Enredándose con su historia y luego con otra ¿Que había alguien más allí que se
parecía a él? O sea, Jesús.

Se dejó caer en su escritorio, bebió café, frunció el ceño.

-Ataque de pánico. Sus ojos de verdad se salían de sus órbitas. Era algo más parecido a una pataleta,
con todo el respeto para Mira. Él quería atacarme. Si hubiese tenido un arma, la hubiese usado- Se
puso de pie, se puso a pasear por la pequeña oficina, mientras Roarke se sentaba con su café en su
miserable silla para visitas.

-No podía hacer eso, de manera que tuvo el ataque. Tal vez, tal vez. No podía liberar la furia de
ninguna manera, así que su cuerpo enloqueció. Debería haberle preguntado a Mira al respecto, por
explicaciones médicas/psicológicas para eso.

-Yo sólo puedo estar de acuerdo con Mira. Él es un hombre pequeño y desagradable.

-¿Cómo es que hombres pequeños y desagradables consiguen acostarse con alguien de la manera en
que él lo hizo?- se preguntó Eve -Voy a ponerme en contacto con Felicity, quien aparentemente tuvo
el buen sentido de romper la relación.Y quiero hablar con los Schuberts. Y hacerle una visita a
Morris.

-No hace falta que me recuerdes que puedo irme a casa. Tengo una memoria excelente. Estoy contigo,
por la diversión y la fascinación.

-Es tu elección. Voy a decirle a Peabody que está fuera de servicio, no es necesario que venga.
Interrogaremos a Copley juntas mañana. Tal vez su modo suave evitará que se ponga púrpura y caiga
al suelo coleando como un pescado.

Sacó su enlace. Recibió una comunicación cuando lo tenía en la mano -Dallas.

-Enfermera Vick, Teniente. La Doctora Campo me autorizó para decirle que la Señora Quigley salió
de cirugía. Su condición ha mejorado a ser seria pero estable. La paciente requiere descanso y
tranquilidad las siguientes horas. Si usted viene por la mañana, después de las ocho, la Doctora
Campo estará disponible, y puede decirle si la Señora Quigley puede hablar con usted.

-Bastante justo. Gracias hacérmelo saber. Estaré allí mañana.

Eve cortó -Hay buenas noticias. Si puedo conseguir su declaración, puedo envolver a Copley en esta.
Bueno- Terminó su café -Vamos a arruinarle las fiestas a los Schuberts. Sin importar lo que el cabrón
de Copley piense, Dubois era más para ellos que la que manejaba los asuntos de mujeres de Martella.

-Te iría mejor, como a mí, con algo más que palomitas de maíz en nuestros sistemas.

-Tal vez- Se emparejó con él -Podríamos comer una porción de pizza después de la morgue.

Él la tomó de la mano -¿Ves lo que quería decir cuando hablé de diversión y fascinación? ¿Cuánta
gente podría decir justo eso?

-Todas las muchas personas que son policías.

Él se rió un poco. Ella tenía razón en eso.


Capítulo 20


Una risueña Martella abrió la puerta antes de que Eve tocara el timbre. Ambos, ella y Lance Schubert
tenían los abrigos puestos y bufandas, y ambos tenían chispas en sus ojos.

Eve reconoció las chispas. Mientras que obviamente estaban de salida, la pareja había disfrutado un
poco de sexo antes de partir.

-Oh, Teniente, con las justas nos encontró- Martella deslizó su mano en la de su esposo -Estamos
ridículamente atrasados.

-Lo lamento. Necesitamos hablar con ustedes.

-¿No puede esperar hasta mañana?- preguntó Schubert -Deberíamos haber salido hace casi una hora.

Martella no logró disimular del todo una risita mientras le lanzaba otra mirada chispeante a su
marido -Tan grosero.

-Me temo que no puede esperar. Sería mejor si pudiéramos entrar y tomar asiento.

-Oh, bueno. Unos cuantos minutos más no pueden importar tanto- Mientras daba un paso atrás para
dejarlos pasar, la mirada de Martella pasó de Eve a Roarke -¿Es Roarke, no es así? Es agradable
conocerlo. Martella Schubert- Ella le ofreció una mano -Mi esposo, Lance.

-Supongo que esto es alguna especie de asunto oficial ¿No podemos ofrecerles algo de beber?-
Lance los guió hacia la sala de estar, en donde encendió las luces.

-No, pero gracias.

Roarke esperó al igual que Eve mientras Martella se quitaba el abrigo de piel plateada, lo puso a un
lado. Debajo ella vestía un sexy vestido de coctel azul con diamantes transparentes como el hielo.
Schubert no se molestó en quitarse el abrigo, pero se sentó con su esposa.

-Si esto es acerca de Ziegler- empezó él -No sé qué más puedo decirle. No diré que lamento que esté
muerto.

-¡Lance!

-No hay motivo para fingir, Tella. Hasta donde me concierne, él tuvo lo que se merecía. Usted tiene
un trabajo que hacer- le dijo a Eve -Pero nosotros tenemos nuestras vidas para vivirlas.

-No estamos aquí por Trey Ziegler, no directamente. Tengo noticias difíciles- Las más difíciles era
mejor decirlas rápidamente -Lamento informarles que Catiana Dubois fue asesinada hace unas horas
esta noche. Lamento mucho su pérdida.

-¿Qué? No- Martella cogió la mano de su esposo -Eso es algo terrible de decir, Cate estaba en una
cita, con Steven.

-Ella fue asesinada y su hermana atacada esta noche en la residencia Vandam. John Jake Copley está
en custodia, acusado de su asesinato y del ataque a su hermana.

-¿Tash está herida? No, no- Con el color encendido y la respiración rápida, Martella se puso de pie –
Debe estar confundida, hablé con Tash esta tarde.

-Tella- Schubert se puso de pie y la rodeó con un brazo, pero sus ojos siguieron fijos en los de Eve -
¿Qué sucedió?

-Pero está equivocada.

-Tella- volvió a decir Schubert con gentileza, mientras la hacía volver a sentarse en el sofa. -¿Qué
sucedió? Por favor.

-La Srta. Dubois fue a la residencia Quigley-Copley. Creemos que posteriormente hubo una
confrontación entre ella y Copley. Durante la cual cayó, se golpeó la cabeza con el mármol de la
chimenea, y murió.

-No. No. No.

-¿Podría traerle un poco de agua, Sra. Schubert?

Schubert miró a Roarke -Le hemos dado al personal la noche libre, si no le importa la cocina . . .

-La encontraré, lo lamento- le dijo él a Martella.

-JJ no podría lastimar a Cate- insistió Martella, pero las lágrimas se derramaban por sus mejillas -
¿Por qué haría eso? Y Tash ¿ella está herida? ¿En dónde está? Necesito ir con ella.

-Fue llevada al hospital, esta bajo cuidado médico. Le daré los detalles, pero en este momento está
sedada.

-Por favor, tengo que ir con ella. Ella me necesita.

-Cuando hayamos terminado aquí, haré los arreglos para su transportación. He hablado con los
médicos, personalmente. Está estable.

-JJ no la lastimaría. El nunca…Lance, díselo.

-No entiendo esto; jugué golf con JJ hoy. Regresamos alrededor de las seis. Tuvo una ronda
excepcional, no estaba alterado ni estaba enfadado ¿Por qué piensa usted que hizo esto? No tiene
sentido.

-La Sra. Quigley llamó al 911. En la grabación se le puede escuchar gritándo el nombre de su cuñado,
suplicándole que pare, antes de que el enlace fuera tirado y dañado. Una oficial llegó a la escena en
cuestión de minutos. Copley estaba solo en la casa.

-Alguien se metió…

-No hay señales de allanamiento- Eve interrumpió a Schubert mientras Roarke regresaba con un
vaso alto y transparente con agua -La cámara de seguridad muestra la llegada de la Srta. Dubois. La
hora señalada de su entrada a la residencia es aproximadamente diez minutos antes de la hora de su
muerte.

-No puede estar muerta. Oh, Lance, no Cate. No nuestra Cate.

-Esto todavía no tiene sentido; JJ y Cate raras veces interactuaban ¿Por qué alguien pensaría que él . .
.?- Schubert se tensó -Ziegler, todo esto tiene que ver con Ziegler.

-Sé que esto es duro, pero hay preguntas que tengo que hacer.

-¿Esto es culpa mía? ¿Esto es culpa mía porque lo dejé venir aquí? Tuve sexo con él.

-Usted no tuvo sexo con él Sra. Schubert- la corrigió Eve -Ziegler la drogó y violó. Eso no es tener
sexo. Y la persona que mató a Catiana y atacó a su hermana es la culpable. Nadie más. ¿Sabía usted
que Catiana tenía la intención de ir a la casa de su hermana esta noche?

-No, no. Pensé que estaba yendo a su casa a prepararse para su cita. No sé por qué fue allá.

-Usted dijo que ella y Copley rara vez interactuaban ¿Existía alguna fricción?

-Ninguna fricción- Schubert se puso de pie para quitarse el abrigo y colocarlo sobre el de su esposa -
JJ puede ser un gilipollas con las mujeres, especialmente con aquellas que ve como subordinadas,
pero ese tipo de cosas le resbalaban a Catiana. Le pedí disculpas a ella más de una vez, pero
simplemente se reía sin darle importancia.

-¿Por qué razón se disculpó?

-Oh, él le dijo que le trajera algo de beber, como si fuese del personal de servicio. No era tanto lo que
él decía, sino el tono. De amo a sirviente. Lo he hablado con él un buen número de veces y él finge
ignorancia. Debido a que Cate podía restarle importancia, lo dejé pasar en vez de suscitar un
conflicto familiar.

-El no le gustaba a ella, nunca lo dijo realmente- dijo Martella con voz espesa -Ella nunca podría, así
que no lo hizo. Ella es familia también, Lance.

-Lo sé, Tella. Lo sé.

-Tampoco a ustedes les agrada él- observó Eve -A ninguno de ustedes.

-El es de la familia- dijo simplemente Schubert mientras su esposa lloraba silenciosamente en su


hombro -Uno no puede escoger, Tella y Tash son unidas. El es el esposo de Tash. Puede que lo
considere un poco gilipollas, como dije, pero no puedo concebir que haga algo como esto. Usted
piensa que él también asesinó a Ziegler.

En lugar de responder, Eve cambió de táctica -Usted y Catiana deben de haber hablado acerca de
Ziegler; sobre lo que había hecho y su asesinato. Y ahora que se ha descubierto que su hermana y él
tuvieron un arreglo íntimo, deben de haber hablado al respecto.

-Nos sorprendimos, todos nosotros- confirmó Schubert -Pero entonces . . . él es su tipo.

-Oh, Lance.

-Lo siento, cariño, pero los manipuladores atractivos parecen ser el tipo de Tash.

-¿Ustedes tres hablaron sobre esa situación hoy?

-En verdad, realmente no hablé con Cate hoy, sólo de pasada mientras se preparaba para irse cuando
regresé de Florida.

-Lo hicimos, Cate y yo lo hicimos- Luchando con las lágrimas, Martella se acurrucó más cerca de su
esposo -Yo estaba un poco enfadada de que Tash no me lo hubiese dicho, incluso cuando sabía lo mal
que me sentí cuando pensé que había engañado a Lance. Se lo dije a Cate y ella me tranquilizó. Ella
hace eso. Ella . . . Oh Dios.

-Voy a traerte un poco de brandy- Schubert la besó en la sien antes de levantarse.

-Usted y Catiana hablaron sobre la situación- la instó Eve.

-Lo hicimos. Todo eso era tan. . . tan sórdido, realmente. Lo que me sucedió. Cate y Lance han sido
un gran apoyo. Y Tash, también. De manera que estaba alterada cuando Tash finalmente me contó que
había tenido una aventura con Trey, y que JJ estaba teniendo una con una desnudista. Puedo entender,
de verdad que si, el motivo por el que Tash se acercó a Trey; supongo que era una especie de
revancha.

-De manera que Catiana conocía los detalles.

-Yo se lo conté, también era como mi hermana. Era de la familia. Su pobre mamá. Oh, Lance, su
madre.

-Estaremos allí para ella- El le entregó a Martella su copa de brandy e hizo girar la suya -Catiana
nunca se metería en los asuntos maritales de Tash, nunca.

-¿Estaba invitada a la fiesta en la residencia Quigley-Copley la noche que Ziegler fue asesinado?

-Sí, bueno, algo más en realidad. Tash le pidió que ayudara con los preparativos. Cate es un genio
con los preparativos para las fiestas. De manera que estuvo allá una buena parte del día. Familia-
repitió ella.

-Tash y Cate eran buenas amigas, eran unidas. Debe de haber ido allá esta noche para hablar con
Tash sobre algo, no lo sé. No puedo imaginarme el resto. Simplemente no puedo. Esto no parece real.
-Usted sabía sobre la relación de su cuñada con Ziegler- le dijo a Schubert.

-Acabo de enterarme.

-¿Y Copley? Según su conocimiento ¿cuándo él supo sobre eso?

-No lo sé, no sé si él lo sabía o no. De verdad, él no me lo contó o mostró alguna señal sobre eso.
Pero entonces, no sabía que él estaba teniendo una aventura. Esa no es la forma en que vivimos, Tella
y yo. No vivimos de esa manera.

-Mi hermana.; por favor, necesito ver a mi hermana.

-Deme un momento- Poniéndose de pie, Eve sacó su comunicador y salió de la sala.

-¿Sabe. . . sabe en dónde está Catiana?- le preguntó Martella a Roarke -¿Podemos verla? ¿Podemos
hacer algo? ¿Cualquier cosa?

-Conozco a la persona que se está haciendo cargo de ella ahora, él es bueno. La Teniente Dallas se
está ocupando ahora de ella también, lo que ha pasado es algo terrible. Cuando cosas terribles le
suceden a aquellos a quienes amamos, no podríamos pedir a nadie más capaz y determinado que la
Teniente Dallas.

-¿Cómo él pudo hacerle esto a Cate, a Tash? Ni siquiera pregunté. Estoy tan perdida, estoy vuelta del
revés ¿Qué le hizo él a Tash? ¿La golpeó?

-¿La ha golpeado antes?- preguntó Roarke.

-¡No! Por supuesto que no, yo. . .- Una mezcla de horror y pena se reflejó en sus ojos -Ya no lo sé;
hace una hora habría dicho absolutamente que no. Nunca hubiese creído esto de él, aún cuando tenía
mal genio. Y hubiese jurado que ella me lo habría dicho si alguna vez lo hubiese hecho. Ahora no lo
sé, no sé nada. No sé qué le pasó a mi familia.

Eve regresó -He hecho los arreglos para que unos oficiales vengan para llevarla al hospital y la
escolten a la habitación de su hermana. Es lo más rápido.

-Gracias, yo. . . quiero cambiarme. No quiero ir a ver a Tash vestida para una fiesta. Se siente mal.
Quiero ir a ver a la madre de Cate tan pronto como pueda ¿Se me permite hacer eso?

-Por supuesto.

-Y Steven, Steven Dorchester, él hombre que ella ha estado viendo ¿Sabe lo que sucedió?

-Puedo hacer que se ocupen de eso.

-Estaban enamorados, justo en ese adorable comienzo. Ella estaba felíz, y estaba tan agitada por su
cita de esta noche.

-¿Cómo? ¿Agitada cómo?


-Oh, simplemente apurada por llegar a casa y prepararse; pareció agitarse por eso de repente. Estaba
distraída. Discúlpeme, por favor, necesito cambiarme, necesito ver a Tash.

Cuando ella salió apresurada, Eve se volvió hacia Schubert -¿Usted se dió cuenta de esa distracción?

-Lo hice, ahora que lo menciona. Desearía haber prestado más atención, supongo que es así siempre.
Uno siempre piensa: Oh, hablaremos de eso mañana. Y entonces. . . no quiero que Tella esté sola.

-Conocemos la salida- le dijo Roarke a él.

-Tengo que escribir esto- dijo Eve cuando volvieron a salir al exterior -Necesito meditarlo,
ordenarlo. Sórdido. Esa es una buena palabra. También enredado.

-¿Todavía quieres pasar por la morgue?

-Sí, necesito hacer eso y necesito escribir esto.

-Hazlo. Yo estoy conduciendo.

El la dejó con sus anotaciones, sus murmullos y sus cortos períodos de silencio con los ojos
cerrados; luego más anotaciones y murmullos.

-Cuando era una niña- dijo ella abruptamente -en todo el ciclo de casas de acogida y colegios
estatales, algunas veces deseé tener un hermano ¿Lo deseaste alguna vez?

-Tenía a mis compañeros, eso era una familia para mí.

-Compañeros, uno piensa que esa palabra es usada primero para describir a unos amantes, esa
conexión de dos personas. Pero es una buena palabra para los amigos cuando la dices de verdad. Mi
impresión de Tella y Catiana es que eran compañeras, ella ama a su hermana y se siente unida a ella,
pero para las cosas profundas se volvía hacia su compañera. Ella le hubiese contado a Catiana acerca
de lo que sucedió con Ziegler antes de decírselo a su hermana. Y aquí hay algo más. A ninguno de
ellos les agradaba mucho Copley. Jugarían golf con él, saldrían, irían a fiestas, tendrían reuniones
familiares, pero ninguno hubiera considerado confiar en él, no hubieran confiado en que guardara
una confidencia. Y les irritaba que tratara a Catiana como una sirvienta pero se lo aguantaban,
principalmente por el bien de su hermana.

-Y aún así- dijo ella cuando llegaron a la morgue -Ambos declaran con aparente sinceridad, que no
pueden concebir que Copley lastimara a alguien.

-Pienso que, hablando de la población en general y no de los policías, o de mí, la mayoría no puede
concebir que alguien que conozcan bien y con el que tengan lazos familiares, pueda asesinar a
alguien.

-Muchos de la población en general están equivocados.

Eve caminó enérgicamente a través del túnel y a través de las puertas dobles de la sala de Morris.

El usaba una capa transparente de protección sobre un traje azul acero con rayas grises, una corbata
trenzada que enlazaba los dos tonos. Su oscuro cabello estaba peinado en tres colas delgadas y
unidas; estaba sentado ante un mostrador trabajando en una computadora mientras alguna especie de
himno salía de su sistema musical como alas de ángeles.

-Lamento haberte metido en esto.

-No lo sientas, las noches son largas; el trabajo las hace más cortas ¿Y las noches de ella?-se puso de
pie y camino hacia la losa en donde yacía Catiana -Se terminaron ¿Sustituyendo a Peabody?- le
preguntó a Roarke con una leve sonrisa.

-Así es.

-Hablé con nuestra detective favorita hace poco. La familia de Catiana vendrá pronto, no quieren
esperar hasta mañana para verla. Tengo tiempo suficiente para suavizar lo peor- indicó el corte en la
cabeza -no tiene otras heridas de las que hablar. La caída le rompió la nariz y como pueden ver, hay
algunas laceraciones menores, contusiones en sus rodillas y antebrazos. Deben de haber sido
causadas en la caída.

-Cayó con fuerza.

-La profundidad de la herida podría indicar una fuerza considerable ¿las heridas secundarias en sus
extremidades? No tuvo tiempo de prepararse para la caída o tratar de agarrarse de algo; cayó de cara
golpeando un borde sólido.

-Chimenea de mármol.

-Sí.

-¿Tropezó o fue empujada?

-Hmm, pueden ser las dos cosas. No es probable un resbalón a menos que hubiese estado incapacitada
de alguna manera y no encontré ilegales o alcohol en su sangre, debería haber intentado sostenerse
de algo. Sus palmas deberían mostrar algún impacto. Nuevamente, la profundidad y el ancho del
corte indican fuerza. Yo especularía que fue empujada desde atrás y perdió el equilibrio…

-Estaba usando aquellos tacones altos y finos.

- Es más difícil de recuperar el equilibrio ya que los tacones, por su estructura, inclinan el cuerpo
hacia adelante. Cayó duro y rápido y tuvo la muy mala suerte de tener una saliente de mármol en el
camino de la caída. No vas a conseguir Asesinato en Primer Grado para ella. No encuentro heridas
ofensivas o defensivas aparte de las que ya te he dicho.

-No, eso lo sé, asesinato en Segundo Grado es suficiente. Aún así ¿Estás seguro de que fue empujada
por detrás?

-Es la probabilidad más alta dado el ángulo de la herida y la falta de otras lesiones en el cuerpo.

-Ella le dió la espalda, tal vez alejándose, excepto que la chimenea está en el otro lado de la puerta de
la sala al vestíbulo. Pero ella le dió la espalda.
-Paseando.

Eve le lanzó una mirada a Roarke -¿Qué?

-Paseando, haces eso cuando estás pensando o estás molesta. Caminas, de aquí para allá.

-Huh, sí; estaba molesta, había ido allí sin decírselo a su jefa y amiga. Estaba distraída. Tenía una cita
con el tipo de quien estaba enamorada, pero lo bastante molesta y distraída como para pasar por allá
primero. Estuvo hablando, paseando y diciéndole a él, especulativamente, algo que ella había
averiguado o que sabía que podía implicarlo a él con Ziegler. Eso es lo que a mí me parece. Y, como
con Ziegler, él reacciona con el impulso furioso del momento. En este caso, la empuja. Cae con
fuerza y rapidez, y está muerta. La sangre comienza a salir rápido también. Herida craneal, siempre
sale mucha sangre.

Eve se paseaba ahora, y esa acción hizo sonreír a Roarke.

-El salió de la sala, tiene que haberse ido de la sala o su esposa nunca habría llegado tan lejos con la
llamada al 911 ¿Acaso él la oyó? Tal vez ella gritó. La gente lo hace cuando se encuentra con sangre
y un cuerpo. De manera que él regresa a la sala de prisa, la ve a ella. Y él todavía está furioso, de
manera que va tras ella. Es lo que me parece a mí.

-Y bastante bien- comentó Morris.

-Sí, es el 'bastante' lo que tengo que eliminar.

-Va a ser difícil para su familia por las fiestas. Ya es bastante difícil- continuó Morris -pasar las
fiestas después de una pérdida, pero cuando es tan cercana a ellos, es mucho más duro.

Con vacilación, Eve metió las manos en los bolsillos -Si tienen cualquier pregunta, puedes decirles
que se pongan en contacto conmigo.

-Lo haré, pero debería ser capaz de responder la mayoría.

-Ok, bueno. Escucha, si no tienes ningún plan para Navidad podrías pasarla con nosotros.

Morris la miró. Sus ojos se oscurecieron por un instante, una guerra de emociones. Entonces se
acercó a ella -¿No te importará?- le dijo a Roarke, y poniendo sus manos en los hombros de Eve, le
besó las mejillas, una y luego la otra -No necesitas preocuparte por mí.

-No es eso, es que. . . estamos bastante desocupados ese día.Dependiendo ¿Correcto?- dijo ella,
apelando a Roarke.

-Lo estamos, y no- le dijo a Morris -No me importa en absoluto.

-Voy a pasar el día con mis padres y algunos otros familiares. Planeo viajar mañana, temprano por la
tarde, si es posible.

-Bien, eso es bueno- Eve dejó las manos en los bolsillos, sin estar segura de qué hacer con ellas -Que
tengas una buena Navidad, Morris.
-Y ustedes dos- volvió la mirada a Catiana -haremos todo lo mejor posible por ella.

Ella trabajó camino a casa, se había olvidado de la cena, pensaba Roarke, pero él vería que comiera
algo, incluso si fuera esa porción de pizza, una vez que llegaran a casa.

El se encontró añorando el hogar, símbolo y santuario. Demasiada pérdida en una noche, tanta furia y
dolor. Y todo, por lo que él podía ver, generado por un hombre. La codicia de Trey Ziegler había
esparcido oleadas de traición, temor, sangre, y asesinato.

Confianza perdida, amor perdido, alegría perdida y vida perdida.

Así que él quería el hogar, aún cuando aquellas pérdidas los seguirían.

-Mira informa que fue un severo ataque de ansiedad, como se creyó. No hay otros problemas y no
hay motivo para que Copley no pueda ser interrogado mañana- Ella frunció el ceño mientras
llegaban al camino de entrada -La abogada tratará de bloquearlo. Puedo necesitar traer a Reo y
bloquear el bloqueo. Quiero terminar de una vez con ese hijo de puta. Verificar el estado de Quigley,
porque quiero hablar con ella a primera hora de la mañana, arrojarle a Copley lo que sea que ella me
diga.

Salió del coche y se quedó mirando al cielo por un momento. No había estrellas, notó ella y no había
luna. Una lluvia fría estaba por caer.

-Si no hubiesen tenido sexo, se hubiesen ido cuando llegamos allá y hubiesen tenido unas horas más
sin saber que habían perdido a alguien que amaban. Los Schuberts.

-Estoy consciente de ello, inevitablemente el dolor todavía llegaría. Y el hecho de que hayan estado
juntos demuestra que no están permitiendo que lo que sucedió con Ziegler los divida y que arruine su
relación. Pasarán a través de esto con más facilidad porque están juntos.

-Ella está decepcionada de su hermana- añadió Eve mientras entraban a la casa y comenzaban a subir
las escaleras -no permitirá que eso se interponga en el camino, o no por mucho tiempo, pero está
decepcionada no solamente porque Quigley no le contó que le había pagado a Ziegler por sexo, sino
porque Quigley engañó a Copley. No siente mucho respeto por Copley después de todo, pero me da
la impresión de que respeta mucho el matrimonio y las promesas hechas.

-Y Quigley no lo tiene.

-Es la segunda vez, de la que sabemos, que ha sido infiel. No se merece que le den un golpe en la
cabeza por eso, pero tampoco se ha ganado demasiado respeto.

En su oficina, con el abrigo todavía puesto, camino alrededor de su tablero -Si hubiese sido franca
conmigo desde el comienzo, tal vez las cosas no estarían tan mal como están. Tal vez no estaría
moviendo la foto de Catiana al estado de víctima y ella no estaría en el hospital. Martella podría
llegar a pensar eso, y si lo hace, va a resquebrajar su relación.

-Jodido sexo y dinero- murmuró ella.

-Los cuales pueden ser unos enormes extras además de motivos para asesinar. Necesitamos comer.
-¿Qué? Oh, íbamos a detenernos por unas porciones de pizza. Nos olvidamos.

-Tú puedes haberte olvidado, pero pensé que podríamos comerlos aquí, en casa.

-Incluso mejor- Lo había arrastrado por toda la ciudad, pensó, viendo a la muerte- lo traeré.

-Trata con Reo, arma tu bloqueo con nuestra abogada favorita. Yo me ocuparé de eso.

-¿Roarke? Una gran cantidad de cosas son mejores porque estamos juntos.

-Sabias palabras- dijo él, y se fue a la cocina.

Ella comió, contactó con Reo, habló con Peabody y verificó el estado de Quigley; estable, todavía
inconsciente con la hermana y el cuñado a su lado, verificó el estado de Copley. Sedado, en una
celda.

Después de otra revisión de sus notas, perfiló un informe. Ella estudió su tablero, hizo correr
probabilidades en la computadora. Y para eliminar cualquier posibilidad, le dió una buena mirada a
las finanzas de Catiana.

Un salario bastante generoso, para su modo de pensar pero probablemente no estaba fuera de línea,
considerando para quién trabajaba, y su relación. Vivía dentro de sus posibilidades, ahorraba para
días lluviosos ¿Por qué los días lluviosos requieren más dinero que los días sin lluvia? Se preguntaba
ella. En serio, ¿cuánto costaba un paraguas?

Cuando su mente comenzó a deambular se obligó a concentrarse y se frotó la parte de atrás de su


cuello adolorido. Tenía a Copley, lo tenía frío, pero todo esto sólo la molestaba.

Ziegler a Quigley, sexo por dinero. A Copley, dinero por silencio. Entonces a Martella ¿Era ese un
golpe de Ziegler para Copley o simplemente otra conquista? ¿Por qué meterse con la hermana de un
cliente que pagaba? ¿Acaso sólo había sido así de arrogante?

No era imposible.

El había flirteado con Catiana también, una conexión familiar cercana. Ella cerró los ojos, trató de
trabajarlo en su mente. Lo siguiente que supo era que Roarke la estaba cargando fuera de la oficina.

-Estoy despierta, estoy despierta.

-No lo estabas. Dale un descanso.

-Estaba desarrollando algo. El flirteaba con todas las mujeres, las mujeres de la conexión Quigley
¿Era para darle un golpe a Copley? Claro que me llevas a jugar a tu club, pero te aseguras de que
sepa que soy inferior ¿Sabes qué, hijo de puta? Me estoy tirando a tu esposa, me tiré a tu cuñada, me
tiraría a la mejor amiga de tu cuñada pero es lesbiana. Excepto que no lo era. Catiana estaba
conectada a ambas. Verifiqué sus finanzas, pero tal vez…

-No tiene otras cuentas, no tiene dinero en cuentas ocultas. Ya miré.


-¿Lo hiciste?

-Lo hice- El la puso en la cama -Anticipándome a ti.

-Oh- Ella lo observó con cariño, somnolienta, mientras él le quitaba las botas.

-No se sintió bien de cualquier manera, pero uno tiene que pensar en eso.

-Las mentes desconfiadas lo hacen, lo cual iguala la tuya y la mía. Ahora, nosotros vamos a apagar
esas mentes desconfiadas de manera que podamos ponerlas a trabajar mañana.

Ella se desvistió, no se molestó en ponerse un camisón eso se llevaba demasiada energía.

-¿Necesitas una mente desconfiada mañana?

-Necesito una todos los días, la tuya y la mía- repitió él y se deslizo al lado de ella.

-Es pasada la medianoche.

-Bastante después.

-De manera que es Noche Buena.

-Lo es en verdad.

-Voy a resolver esto para mañana por la tarde, entonces tendremos la nuestra ¿correcto?

-Tendremos la nuestra- Cuando ella le acarició la mejilla, él la atrajo hacia él y sabiendo como
arrullarla, le frotó suavemente la espalda hasta que se quedó dormida.

Ellos tendrían la suya, pensó él, pero por un instante vió a Catiana yaciendo en su propia sangre.
Otros, sin importar la justicia, sufrirían. Presionó los labios contra el cabello de Eve, aspiró su
aroma y dejó que éste lo arrullara para dormir también.

Capítulo 21


Por la mañana, Eve salió temprano y aun así el tráfico era terrible. La fría lluvia llegó, como lo
habían pronosticado y trajo además una granizada helada que crepitaba como carne friéndose cuando
golpeaba el pavimento y permeaba las carreteras.

Observó a un tipo, asumía que era hombre aunque estaba envuelto como un explorador Ártico en una
parca con capucha, dar una corrida hacia un carrito deslizador, resbalar y aterrizar sólidamente en su
espalda en donde se bamboleó como una tortuga patas arriba.

Mientras que el vendedor del carrito, probablemente percibiendo una venta, caminó hacia allí para
ayudarlo a ponerse de pie; un tipo delgaducho usando un gorro mugriento con orejeras más
mugrientas aún, hurgó dentro del carrito y agarró algunas bolsas de patatas fritas y un pretzel suave
que metió dentro de los bolsillos de su gabardina incluso más mugrienta todavía. Divisando al
ladrón, el vendedor se puso a perseguirlo, soltando al tipo del Ártico de manera que una vez más éste
se cayó y se bamboleó.

La corta viñeta de la vida en la calle la entretuvo durante el semáforo.

Observó a la gente resbalarse y deslizarse, coches derrapando mientras tomaban una esquina
demasiado aprisa, escuchó la estridente música de las bocinas explotando cuando otros vehículos no
se movían lo bastante rápido para adaptarse al flujo del tráfico. Arriba, encima de todo, un dirigible
publicitario anunciaba frenéticamente a través del sombrío cielo gris ¡ULTIMA OPORTUNIDAD!
¡ULTIMAS HORAS! de modo que la Noche Buena en Nueva York se envolvía en el aura del
apocalipsis.

Ya que el clima estaba terrible y el apartamento de Peabody estaba de camino al hospital, Eve hizo los
arreglos para recoger a su compañera. Cinco minutos antes de llegar, le envió un texto a Peabody.

Llego en cinco. Si me haces esperar, vas caminando.

Cuando estacionó, le echó una mirada a las ventanas de su antiguo apartamento, actualmente las
ventanas de Mavis y su familia, y las encontró delineadas con festivas luces verdes y rojas. Brillaban
alegremente contra la lluvia fría y gris. Se los imaginaba allí arriba, tal vez desayunando, la niña
cotorreando, Mavis riéndose y Leonardo sonriéndoles a “sus chicas.”

Se habían forjado una buena vida, reflexionó. Una vida extravagante para los patrones de cualquiera,
pero una vida buena y sólida ¿Quién hubiese pensado, sólo unas Navidades atrás, que cualquiera de
ellas tendría un verdadero hogar y todo lo que éste traía?

Mientras lo estaba pensando, divisó a Leonardo en una de las ventanas iluminadas, difícil no verlo
con su gran estructura envuelta en una bata con remolinos de cintas psicóticas con los colores del
arco iris. En su cadera Bella, con sus rizos como rayos de sol, rebotaba, y, sí, cotorreaba. Mavis
apareció a la vista, debajo del brazo libre de Leonardo.
Agradable, pensó Eve, una pequeña escena agradable de la vida hogareña en lo que una vez había
sido poco más que un lugar para trabajar y dormir.

Entonces, observó otra escena mientras Peabody salía del edificio. Pavoneándose, pensó Eve ¿Oh
Jesús, qué habían hecho? Abrigo rosa, botas rosas, un gorro multicolor, sobresaliendo el rosa con
una rizada borla rosa encima.

Peabody entró al coche con una brisa de aire helado y lluvia.

-¡Podría nevar! Están diciendo que ni hablar, pero pienso que tal vez sí. ¿No sería adorable que
nevara? Aun cuando estamos saliendo de viaje esta noche, sería adorable.

-No se te permite pavonearte.

-¿Huh?

-Puedes caminar- continuó Eve mientras apartaba el coche de la acera -Puedes andar a zancadas o
pisando fuerte. Puedes correr en una persecución. Puedes cojear si estás herida. En ciertas
circunstancias puedes dar un paseo. Pero no se te permite pavonearte. Los policías no se pavonean.

-¿Me estaba pavoneando?

-Te ves como una especie de caramelo rosa con una borla rizada encima. Un caramelo rosa
pavoneándose. El pavoneo cesa de inmediato.

-Caramelo rosa- En vez de sentirse insultada lo que había sido la intención de Eve, Peabody parecía
complacida -Amo mi abrigo. Amo, amo mi abrigo mágico rosa, me hace sentir bonita. Sexy, fuerte y
con estilo. Por lo tanto me pavoneo.

-Bueno, para con eso o… mierda ¿es el Santa Borracho el que está en este momento enseñándole el
culo al tráfico que pasa?

-Caray, es un culo bien feo ese que tiene allí, ese es el Santa Borracho ¡Oh, por favor! ¿Tenemos que
detenernos? Piensa en el olor. Témelo.

-No podemos dejar ese culo feo paseándose por la Novena Avenida- Resignada, Eve comenzó a
estacionarse, entonces divisó a dos apresurados policías que patrullaban a pie esa zona. Sintiendo
lástima por ellos, siguió adelante.

-Es un milagro de Navidad- dijo Peabody, con reverencia.

-¿Por qué la gente hace eso? ¿Por qué? Por qué vestirse como un ícono, lo cual tampoco entiendo. Es
un tipo gordo con una gran barba blanca en un extraño traje rojo que quiere que los niños se le
sienten en el regazo. Los niños deberían tener miedo, pero en cambio lo convertimos en un ícono.
Luego unos cabrones se visten como él y menean sus feos culos frente al tráfico. ¿Qué consiguen con
eso?

-¿En una mañana como esta? Un resfrío, un culo mojado y unas cuantas horas en el tanque para
borrachos.
-Cierto, pero de alguna manera eso no es suficiente. Tal vez si tocaran esas canciones tintineantes de
Navidad en un chascarrillo interminable en el tanque sería suficiente. Tal vez.

-Eso tiene que estar en contra de la Convención de Ginebra.

-Y aun así.

Después de estacionar en el aparcamiento subterráneo del hospital, viajaron en el elevador hasta el


sexto piso. Eve se preguntaba cuántos gérmenes de enfermedades flotaban alrededor como mosquitos
invisibles, sólo buscando a alguien en quien aterrizar.

La mujer en el vestíbulo del sexto piso le lanzó una mirada a Eve, asintió en reconocimiento y la hizo
pasar. En el interior, Eve pilló a la primera enfermera que encontró.

-NYPSD. Teniente Dallas, Detective Peabody. Necesitamos hablar con Natasha Quigley.

-Ella es paciente de la Doctora Campo. Permítame llamarla, luego...

Hubo un dramático estruendo en una habitación cercana, seguido por unos gritos.

-¡No quiero esa porquería! Quiero irme a casa.

-La diversión nunca termina- dijo la enfermera con cansancio -Henry, es la Señora Gibbons otra vez
y tu sacaste la paja corta- La enfermera sacó un portátil del bolsillo de su túnica, tecleó la llamada.

-¿Puede usted decirnos el estado de Quigley?

-Puedo decirles que tuvo una noche tranquila y fue llevada abajo para unas pruebas esta mañana
temprano. Es mejor si hablan con la Doctora Campo y aquí está ella. Doctora Campo, las policías
están aquí por la Suite 600.

Eve se dio la mano con una mujer baja que llevaba una túnica blanca sobre unos pantalones negros.
Su cabello surgía en rizos cortos y oscuros alrededor de un rostro delgado con una mandíbula
pronunciada. Sus agudos ojos verdes evaluaron a Eve y luego a Peabody.

-Conocí a los Icoves- dijo ella en un tono brusco -A ambos.

-Yo también, brevemente.

-No me gustaban, nunca lo hicieron y me gustan menos ahora. Dicho eso, nuestra Señora Quigley es
muy afortunada. Sin una rápida intervención médica estaría enfrentando un camino mucho más
difícil, si hubiese vivido. Supongo que no querrán toda la jerga médica más de lo que yo quiero un
montón de charla policial. Si se llega a juicio, puedo dar todo eso. Ahora, les diré que es afortunada.
No tiene daño cerebral y no hay razón para que no debiera recuperarse por completo. Su memoria
está un poco irregular y está experimentando doble visión ocasional, pero eso no es raro en esos
casos. Les voy a decir lo que espero que ya sepan. Ha pasado por una dura experiencia física y
emocional, requiere descanso y tanta tranquilidad como sea posible. Pueden hablar con ella, pero que
sea breve. Si se altera demasiado, se acabó.
-Bastante bien.

-Dicen que su esposo la golpeó.

-Él está en custodia.

-Tuve uno de esos una vez, un esposo. En lugar de golpearlo, y era tentador hacerlo, me divorcié de
él.

-Es la simple razón por la que usted no está en custodia.

-Aún deseo que él lo estuviera. Vale, por aquí. Vemos demasiada basura doméstica por aquí- dijo
Campo mientras las guiaba por un ancho corredor -No tanto como ustedes, espero, pero bastante. Me
hace preguntarme por qué las personas no necesitan tomarse una prueba psicológica antes de
conseguir la licencia matrimonial.

El comportamiento de Campo pasó de inclinarse a ser irascible a amable cuando entró al 600. El olor
a rosas de los enormes ramos al frente de la cama dominaba el olor pegajoso del hospital.

Natasha yacía en la cama con la cabeza levantada para apoyarla en un soporte inclinado. Prístinos
vendajes blancos cubrían el lado derecho de su cabeza y se envolvían alrededor de su frente, pero no
cubrían completamente todo el moretón. Su cabello yacía sobre su hombre izquierdo en una trenza
suelta. Sin maquillaje, con el estrés de las últimas horas, se veía mayor y más delicada. A su lado,
Martella estaba sentada en un cómodo sillón para dormir, con la mano de su hermana en la suya y
con los ojos exhaustos.

-Doctora, oh, ya llegó la policía. Está durmiendo, necesita dormir- Moviéndose lentamente, Martella
soltó la mano de su hermana, se puso de pie para andar silenciosamente a través de la habitación que
parecía más la suite de un buen hotel que un hospital -¿Pueden regresar más tarde? Acaba de tener
todas esas pruebas y esta cansada. Lance salió corriendo para conseguirle un yogurt Griego y
algunas bayas ¿Dijo que eso estaba bien?

-Sí, eso está bien- le dijo Campo, le dio una palmadita en el hombro a Martella mientras se acercaba
para estudiar los números en las máquinas -Está estable, Martella, usted debería descansar un poco, y
comer algo.

-Lo haré, lo haré. Pero no quiero dejarla hasta que...

-Tella.

La voz de Natasha, poco más que un susurro, hizo que Martella regresara corriendo al lado de la
cama -Estoy justo aquí. No te preocupes, estoy justo aquí.

-Señora Quigley.

¿Quién es esa?- Natasha giró la cabeza, su ojo derecho mostraba más magulladuras y una severa
hinchazón del golpe –Oh sí, la conozco.

-¿Está bien como para contestar algunas preguntas?- le preguntó Eve.


-Puedo tratar.

-No necesitas cansarte, Tash- comenzó Martella.

-Está bien, quiero saber qué sucedió. Todo está tan confuso ¿Catiana? ¿En verdad está muerta Cate?
Parece un terrible sueño.

-¿Qué es lo que recuerda?

-Yo estaba arriba. Estaba molesta, todavía un poco molesta de cuando usted había estado antes. JJ
estaba en casa. Sí, es correcto, había llegado a casa. Había estado… ¿En dónde había estado?

-Jugando golf- le recordó Martella -Con Lance.

-Eso es correcto, sí ¿De qué hablamos? No estoy segura. Es sólo que no puedo recordar
completamente. Entonces… yo estaba abajo ¿Estaba buscándolo a él? Fui a la sala de estar, y… y yo
vi… yo vi a Cate.

Las lágrimas empañaron sus ojos y espesaron su voz -La vi al lado de la chimenea. Había sangre,
tanta sangre. Corrí hacia allí ¿Grité? No lo sé. Corrí hacia ella y le di la vuelta, pero era demasiado
tarde. Tanta sangre, y sus ojos… Oh, Tella.

-Ssh, ssh- Martella presionó los labios en la mano de su hermana -No pienses más en eso.

-¿Usted le dio la vuelta?- persistió Eve.

-Sí, eso creo… está todo tan nublado y en pedazos. Creo que lo hice… tratando de ayudarla, pero…
creo que grité. En mi cabeza, mi cabeza estaba llena de gritos. Necesitaba conseguir ayuda. Creo que
traté de pedir ayuda ¿Grité llamando a JJ? Creo…

-¿Recuerda haber llamado al 911?

-Yo… ¡Sí!- Ella luchó para enderezarse un poco más en la cama -Sí, sí. Llamé por ayuda. Oh gracias
Dios, llamé por ayuda. Yo llamé por ayuda, pero…

Sus ojos se llenaron con más lágrimas con más confusión. Y miedo -Algo sucedió. Algo… alguien-
Su mano libre se alzó hacia los vendajes.

-¿Quién la golpeó, Señora Quigley?

-Yo…- Los ojos empapados se evadieron -No puedo recordar, no está claro. No puedo decir porque
no está claro. No puedo recordar.

-Señora Quigley, tenemos la grabación del 911.

Su mirada saltó hacia Eve, la apartó otra vez -No puedo recordar, ya no quiero hablar más de esto.
Estoy cansada. Tella, estoy cansada.

-Tienen que retirarse ahora- dijo Tella -Tienen que dejarla sola ahora.
-No se altere, Señora Quigley- La Doctora Campo se acercó -Lo hizo muy bien. Descanse un poco
más y regresaré para revisarla más tarde. Teniente, Detective, eso es todo por ahora.

-Ya no tiene que temer- dijo Peabody antes de abandonar la habitación -Ahora está a salvo.

En respuesta, Natasha soltó un sollozo, y volteó la cabeza para otro lado.

Insatisfecha, Eve lanzó una mirada hacia el 600 -¿Por qué no nos lo dice? Está mintiendo. Recuerda.
¿Por qué no nos lo cuenta simplemente?

-Está confundida, insegura, asustada. Aquí estás tratando de salvar tu matrimonio, sabes que ambos la
han jodido, pero estás tratando de volver a juntar los pedazos. Y en una gran revelación, descubres
que tu esposo es un asesino, y que trata de matarte. Añade el escándalo, la vergüenza y el furor de los
medios.

Eve añadió el enfado al descontento -¿En qué clase de mundo vive en el cual una mujer se avergüenza
de que su esposo haya tratado de matarla? En donde el escándalo, el cual es inevitable considerando
que Catiana está en la morgue, pesa más que decirle a la policía: Santa mierda, mi esposo trató de
matarme. Enciérrenlo y protéjanme.

-En el mundo de los que nacieron ricos, supongo- Bajaron al garaje -Ha pasado por un gran trauma,
y tal vez sí, está mintiendo, pero tal vez también se haya convencido a sí misma de que no está
realmente segura, que no ve claras las cosas. Va a volver en si cuando esté más estabilizada.

-De cualquier manera- Eve sacudió la cabeza -Estaremos al tanto de ella con actualizaciones
regulares de su estado. Si tan siquiera piensan en darle de alta, lo sabremos.

-Es bastante seguro que vaya a pasar la Navidad en el hospital. Al menos es una habitación elegante.

-Un hospital es un hospital. Vamos a trabajar a Copley, porque si ella no vuelve a sus sentidos, el
trabajo se va a poner difícil. Vamos a meter a Reo en esto y que nos aclare los procedimientos legales
en el peor de los casos, pero vamos a trabajarlo a él y vamos a cerrar el caso.

Pero cuando entró en el departamento de Homicidios, Jenkinson le pasó la voz -Ey, Teniente, hay un
tipo esperando en la sala de descanso, Steven Dorchester. Quiere hablar con usted. Dice que es el
novio de Catiana Dubois.

-Vale, hablaré con él- le dijo a Peabody -Prepara el interrogatorio, contacta a Reo. Sería bueno que
también avisases a Mira- Se quedó parada por un momento, estudiando el par de falsas mazorcas de
maíz que ahora colgaban del patético árbol.

-¿Eso del maíz no es por Acción de Gracias? ¿Por qué hay maíz falso colgando de ese árbol?

-Por Kwanza- le dijo Jenkinson -Trueheart dijo que es uno de los siete signos, lo averiguó. Todos
estamos incluidos en Homicidios, porque sin importar tu raza, color o credo, puedes terminar
muerto.

-Deberíamos escribir eso debajo de un letrero de Feliz Navidad.


Echó a andar hacia la sala de descanso con su desorden de mesas y máquinas expendedoras. Alguien
estaba maldiciendo frente a una de ellas, le dio un golpe con un lado de su puño. Saber que ella no era
la única que tenía que guerrear con aquellas máquinas le subió el ánimo de inmediato. Vió a algunos
policías, un par hablando quedamente con civiles. Y al hombre que estaba sentado solo, mirando
fijamente sus manos unidas.

Se dirigió hacia él -Señor Dorchester.

Él alzó la vista mirándola con ojos enrojecidos –Sí, yo soy Steven Dorchester. Usted es la Teniente
Dallas.

-Eso es correcto, lamento mucho su pérdida, Señor Dorchester.

-Steven, es Steven. Yo… sigo pensando que voy a despertar y que todo va a ser una terrible pesadilla.
O sólo algún horrible error. Pero…

Volvió a mirar fijamente sus manos cuando Eve se sentó frente a él.

Un rostro fuerte, pensó, aunque el estrés se notaba. Cabello más bien largo, unas cuantas hebras
rojizas entre el castaño oscuro, un solo aro plateado en su lóbulo derecho, un trío de estrellas
tatuadas en el dorso de su muñeca derecha. Había algo artístico en él, pensó. Alguien bueno con sus
manos. Ella especuló sobre esto, consideró que él y Catiana habrían hecho una pareja atractiva,
mientras esperaba que se compusiera y hablara.

-No hay nada que pueda hacer, voy a ver a su familia esta mañana y estar con ellos, pero no hay nada
que alguno de nosotros pueda hacer. Ella se ha ido- Volvió a alzar la vista -Sé que probablemente no
hay mucho que usted pueda decirme, pero si hay algo… estaré con su familia.

-Puedo decirle que haré todo lo que pueda para ver que la persona responsable de quitársela a usted y
a su familia, la que tomó su vida, sea castigada con todo el rigor de la ley. Puede haber algo que usted
pueda hacer para ayudar.

-Lo que sea. Haré cualquier cosa.

-¿Cuándo fue la última vez que usted vio o habló con Catiana?

-Ayer por la mañana cuando se marchó al trabajo. Fuimos a una fiesta el sábado por la noche y se
quedó en mi casa. Íbamos a… íbamos a salir anoche y volveríamos otra vez a mi casa. Algo así como
una Navidad previa, sólo nosotros dos, porque íbamos a ir a casa de nuestros padres esta noche. Lo
míos, y luego los de ella. Estábamos pasando la Noche Buena en casa de su madre, la noche, quiero
decir. Lo celebran en grande, de manera que nos quedamos y nosotros íbamos a tener nuestra propia
Navidad anoche. Pero…

-¿Puede decirme si estaba alterada por algo? ¿Preocupada por algo?

-No, estaba genial. Estábamos genial. Yo…- Metió la mano en su bolsillo y sacó una bonita cajita -
Hice esto para ella, trabajo algo con la plata e hice esto para ella. Iba a dárselo anoche- Abrió la caja;
dentro había una intrincada llavecita colgando de una delicada cadena.
-Es un hermoso trabajo.

-La llave era un símbolo, iba a pedirle que se mudara conmigo. Dijimos que lo tomaríamos poco a
poco pero quería que se mudara conmigo. Así que, la llave era para ella ¿Cómo sucedió esto?

-Cuando tenga todos los detalles, le prometo que se los diré. ¿Habló con usted sobre Trey Ziegler?

-Sí, gilipollas. Esa era su palabra para él. Se le insinuó un poco, pero lo rechazó, de manera que
esparció el rumor de que le gustaban las chicas. Como si rechazarlo significara que no le gustaban
los hombres. Eso no la molestó ¿Por qué lo haría? Fui al gimnasio un par de veces, sólo para darle
en los morros. Probablemente no debería haberlo hecho.

-¿Ustedes hablaron sobre su asesinato?

-Sí, eso la sacudió un poco. Él no le gustaba, pero aun así -Él acarició la llave, todavía en su caja, con
los dedos -Ella tenía un corazón blando.

-¿Le habló a usted sobre quién pensaba que podría haberlo asesinado?

-Jugamos a hacerlo, uno no puede evitarlo ¿verdad? Y después, cuando se supo lo que le había hecho
a Tella, y Cate dijo que había hecho lo mismo con otras mujeres, nos imaginamos que alguna de ellas
lo descubrió y lo mató. O uno de sus esposos o amigos, ya sabe. Es por eso que fue a trabajar en
domingo aun cuando podía haberse tomado el día libre. Quería estar con Tella.

-¿Usted no habló con ella el domingo después que se marchara a trabajar?

-No, se suponía que nos encontraríamos a las ocho para cenar, en ese sitio que nos gusta, y no
apareció. Traté de contactar con ella, pero no contestaba su enlace. Fui a su casa, pero no estaba allí e
incluso fui a la casa de los Schubert, pero tampoco estaban. Entonces su hermana… su hermana me
llamó, y me lo dijo. Y todo simplemente se detuvo…todo se detuvo. No sé si alguna vez volveré a
seguir adelante otra vez.

-¿Quiere un poco de café?

-No, gracias, no. No creo que pueda tragar nada.

-¿Steven, puede decirme cómo se sentía ella con respecto a Natasha Quigley y JJ Copley?

-Se llevaba bien con ellos, era bastante unida a Tella, ella y la hermana de Tella se llevaban bien. No
le gustaba mucho el esposo, decía que era un poco presumido- Sonrió apenas -Tenía sus opiniones.
Podía ayudar a la señora Quigley de vez en cuando.

-Como para la fiesta de Navidad.

-Sí, como esa. Yo no tenía que ir y eso estaba bien, eran un poco estirados para mí, si sabe lo que
quiero decir. Pero ella los ayudaba de vez en cuando; con las fiestas, enviando las invitaciones o los
agradecimientos si la Señora Quigley estaba agotada. A ella no le importaba. Le gustaba el trabajo.

-Vale.
-No la ayudé en nada.

-Lo hizo, me ha dado una buena imagen de ella. Quién era, cómo era. Espero que le ayude saber que
ella me importa y conseguir que se le haga justicia importa.

-¿Alguna vez deseó poder volver el tiempo atrás? Sólo un día- Sus ojos enrojecidos, anegados en
lágrimas se fijaron en los de ella -Incluso sólo unas horas. Si le hubiese dicho, Por favor no vayas a
trabajar hoy día o ey, iré contigo. Alguna cosa, esto no hubiese sucedido. ¿Alguna vez deseó poder
hacer eso, simplemente volver el tiempo atrás?

-Todo el tiempo.

Cuando se marchó, Eve se dirigió a su oficina para sacudirse la pena. Eso no ayudaría en el
interrogatorio.

-Toc, toc- Cher Reo entró en la oficina. La linda rubia de raíces sureñas podía parecer delicada, pero
Eve sabía que podía ser una amazona en la corte -Estaba en el edificio, manteniéndome cerca por si
acaso. Dame café y hablaremos sobre John Jake Copley.

-Sírvete tú misma. Recibiste el informe. No hay señales de allanamiento, solamente él estaba en la


casa con el cadáver y su esposa inconsciente. La esposa hizo la llamada al 911 en la que claramente
dice su nombre.

-Yo misma la escuché- Con su café, Reo se acercó y se sentó en la silla del escritorio de Eve. -No me
voy a sentar en esa horrible silla para visitas ¿Hablaste con la esposa esta mañana?

-Estaba despierta, tal vez todavía un poco confundida- Eve le dio el resumen de la entrevista -No va a
tirar del gatillo- finalizó Eve -No va a confirmar que Copley la golpeó.

-Ese podría ser un pequeño problema.

-La grabación del 911…

-Oh, le sacaremos el jugo a eso, pero si yo fuera su abogado también lo usaría. Declararía que la
víctima estaba en shock, asustada, que estaba llamando a su marido y que entonces fue atacada, y que
este asaltante desconocido huyó.

-Cómo la cámara muestra claramente…

-Por la ventana, escondiéndose en algún lugar hasta que él o ella pudiera escaparse sin ser detectado.
Es débil, Dallas y puedo prometerte que lo haremos pedazos, pero podría ser un problemita. Una
confesión elimina ese problemita. Podríamos tratar el asesinato como homicidio involuntario en
primer grado…

-¡Y una mierda!

-Escucha, homicidio involuntario en primer grado para Dubois, asalto con intento de homicidio en la
esposa; cumple veinticinco, sin libertad condicional. Otros diez concurrentes por la esposa. Otra vez,
si yo fuera su abogado, lo tomaría. Se ahorra el juicio, elimina la posibilidad de cadena perpetua.
Veinticinco años es una buena cantidad de tiempo.

-Catiana Dubois no tendrá otros veinticinco años.

-Nada que hagamos cambia eso. Pero piensa en cómo un hombre como Copley lidiará con un cuarto
de siglo en prisión.

Gritaría, se quejaría y lloriquearía como una niñita, pero eso no era suficiente -Lo acusaré por
Ziegler, también.

-Si lo acusas por Ziegler, el trato no se hace- Para ilustrarlo, Reo chasqueó los dedos en el aire -Esos
son dos asesinatos y un intento. Homicidio en segundo grado para ambos ¿pero la adición del
cuchillo en el corazón? El jurado estará en shock, te lo prometo. Pero tienes que hacerlo confesar, en
este instante no lo tienes.

-El día es joven.

-Puedes llamarme hasta las ocho. Después de las ocho, estoy fuera de servicio y lo digo en serio,
hasta el veintiséis de Diciembre. Atalo antes de eso y le pondremos un listón encima. De otra manera,
que tengas una pequeña feliz Navidad. Y eso también es en serio- Se puso de pie, le dio una palmadita
al bolso que Eve le había dado -Esto me encanta.

Cuando se marchó, Eve le dio una patada al escritorio -Homicidio Involuntario, ¡mi culo!- Pensó en
Steven Dorchester y en la llave que había hecho, puesta en una linda cajita. A la mierda Homicidio
involuntario.

Ella salió dando zancadas -¡Peabody! Conmigo, hagámoslo- le dijo mientras Peabody se levantaba
bruscamente de su escritorio.

-Su abogada no está aquí.

-Entonces será mejor que se apure.

Eve abrió de un empujón la Sala de Interrogatorios B -Dallas, Teniente Eve, Peabody, Detective
Delia, entrando a interrogatorio con Copley, John Jake.

-No voy a hablar con usted sin mi abogada.

-Entonces no hable- Eve arrojó sus archivos sobre la mesa, reprodujo la llamada al 911, le dio a
volver a reproducir y lo reprodujo otra vez.

En la tercera vez él se quebró, sólo un poquito -Me estaba llamando, llamándome para que la
ayudara. Cualquiera que escuche esto lo sabrá.

-¿En serio? Lo escuché y no es eso lo que sé. ¿Peabody?

-No sonó así para mí. Justamente lo contrario.

-Claro que sólo somos nosotras dos, podríamos hacer una encuesta- le sugirió Eve a Peabody -
Apuesto a que la gente que la escuche, como un jurado, escucha lo que nosotras escuchamos. Al igual
que escucharan lo que nosotros escuchamos cuando hablamos con Natasha esta mañana.

-¿Ustedes hablaron con ella? ¿Qué dijo?

Eve sacudió la cabeza -Quiere que respondamos sus preguntas, Peabody, pero él no responderá las
nuestras. No me da la impresión de ser lo que llamarías equitativo.

-¡Quiero saber qué dijo ella! ¿Sabe que estoy aquí, en este lugar? ¿Sabe lo que ustedes están tratando
de hacer?

Él golpeó la mesa con sus puños. Dirigiendose a otra pataleta, pensó Eve, y se dio la vuelta de forma
casual hacia Peabody.

-Así que, ¿a qué hora sale tu transportador?

Peabody sonrió -Estamos tomando uno a las seis, si podemos aclarar las cosas. Pero agarraremos
uno más tarde si tenemos que hacerlo ¿Y qué hay de ti y de Roarke? ¿Gran cena fuera? ¿Noche
tranquila en casa?

-¡Dígame qué le dijo ella!

-Vamos, JJ, debe vigilar esa ansiedad y su presión arterial. Mi compañera y yo sólo estamos pasando
el tiempo hasta que llegue su abogada.

-Olvídese de la abogada. Quiero saber qué dijo Natasha.

-¿Está usted declinando su derecho de tener a su representante legal presente durante el


interrogatorio?

-Bien, sí ¿Qué le dijo ella a usted?

-Dejemos que la grabadora muestre que el Señor Copley ha declinado voluntariamente dicho derecho
¿Qué dijo? Se dio la vuelta enderezándose para mirarlo de frente, y sonrió -Dijo que el hijo de puta
trató de matarme. Enciérrenlo y tiren la llave.

-Estás mintiendo. Eres una perra mentirosa.

-Vamos JJ, tienes que esperar que esté un poco alterada por el golpe que le diste en la cabeza y
porque está pasando la Navidad en el hospital.

-Nunca la toqué, nunca la golpeé. Yo estaba arriba, ya te lo he dicho. Estaba arriba. Tenía puesto el
juego. Me quedé dormido.

-¿Te quedaste dormido? Esa es una nueva ¿Vas a seguir haciendo estas adiciones? Porque te puedo
decir que la historia no se está poniendo mejor.

-Oh, no lo sé, Dallas- Peabody encogió los hombros -Tienes que darle un poco de crédito por tratar
de añadir más textura a todas estas tonterías.
-Me dormí- Endureció la mandíbula -Jugué dieciocho hoyos, marqué sesenta y ocho. Fueron cuatro
por debajo del estándar.

-Caray ¿No eres algo especial?- comentó Peabody.

-Sólo cierra el pico, pedazo de coño ignorante.

-Aw Dallas, me llamó coño ¿Cómo es que consigues ser una perra, pero sólo consigo ser un coño?

-Es el rango- le dijo Eve -Algún día llegarás a ser una perra.

-Gracias, eso significa mucho para mí.

-Haré que las dos lo lamenten, las haré pagar a las dos.

-Bla, bla, bla- Eve se inclinó hacia atrás y le sonrió burlonamente -¿Quieres fanfarronear sobre tu
juego de golf, intercambiar insultos o añadir más textura a tu historia de mierda? A nosotras nos da
lo mismo.

-Maldita sea, yo estaba arriba. La escuché gritar, me tomó un minuto tal vez un par de minutos,
porque pensé que tal vez era un sueño. Estaba dormido, un poco aturdido. Me levanté, grité su
nombre y salí corriendo. Corrí escaleras abajo.

-¿Por qué abajo?

-Porque de allí es de donde venía el grito.

-Si estabas dormido ¿cómo sabes de dónde vino?

-Sólo lo supe- Él golpeó la mesa con los puños -Entré corriendo, la vi en el suelo y vi a la otra, la
chica de Tella.

-¿La chica de Tella?

-Así es, escuché algo- Sus ojos parpadearon mirando en otra dirección -Como alguien corriendo tal
vez. Tal vez una puerta cerrándose.

-¿En serio? ¿Ahora hay pasos corriendo y puertas cerrándose?

-Eso sí que es una buena textura de mierda- interpuso Peabody -Tienes que admirarle eso.

Eve soltó una risotada –Cierto, así que JJ ¿por qué no mencionaste esos misteriosos pasos corriendo
y las puertas cerrándose al oficial que respondió a la llamada? ¿O a mí en el interrogatorio anterior?
¿O a cualquiera antes de este momento?

Él se limpió las gotas de sudor de la frente, más del labio superior -No pensé en eso en el momento
porque sólo podía pensar en mi esposa. Tenía que ayudar a Tash.

-¿Cómo? ¿No llamando por ayuda?


-¡No tuve tiempo! Estaba en shock y entonces la policía estaba en la puerta, todo sucedió tan rápido.
Estaba arriba cuando alguien mató a esa mujer y lastimó a Tash. Quiero hablar con mi esposa,
maldita sea. Está confundida y asustada, tiene que estar preocupada por mí.

-¿La preocupación de ella? Es que trates de matarla otra vez, ha terminado contigo, JJ. Ha terminado,
Felicity ha terminado. No tienes nada ni a nadie.

-Deja a Felicity fuera de esto- Para conmoción de Eve, sus ojos se llenaron de lágrimas -Tú le
contaste mentiras sobre mí ¿no es así? ¡me dejó! Le contaste mentiras y me abandonó. ¡la amo!

-¿A quién? ¿A tu esposa o a Felicity?

-Yo…- Él se sobrepuso -A ambas, de maneras diferentes.

-¿Las maneras diferentes en que le dices a tu esposa que terminaste la aventura y le dices a Felicity
que tu esposa no te comprende?

-Tú no sabes nada al respecto.

-Cristo JJ, ¿piensas que no hemos tenido antes a los de tu clase aquí? ¿Cuántas veces, Peabody?

-No podría contarlas- Peabody volvió sus ojos oscuros al techo, sacudió la cabeza -Pero todos
piensan que son originales.

-Son tan jodidamente simples, así fue como pasó. Tú alardeaste con Ziegler acerca de la bailarina
ardiente con la que tenías una aventura. Él te chantajeó. Finalmente tuviste suficiente, aun cuando le
habías estado pagando con dinero que le sacabas a tu esposa.

-Eso es ridículo.

-Encontramos las otras cuentas JJ. En el extranjero, corporaciones ficticias. Eres un aficionado,
Ziegler mantenía un libro y tu nombre está allí. El dinero que le pagaste está registrado.

Eve se puso de pie -Fuiste a su apartamento para decirle que se terminaba para mostrarle quien era el
jefe. Él trabajaba en un gimnasio, por todos los cielos. ¿Quién se creía que era? Pero no iba a soltarte.
Perdiste los estribos, eres bueno en eso. Levantaste el trofeo y lo golpeaste, y lo volviste a golpear.

-No hubo un ataque de pánico en esa ocasión- añadió Peabody -No cuando finalmente habías resuelto
el problema, se sentía bien. Se sentía como algo que deberías de haber hecho muchísimo antes. Sin él,
estabas libre y con el camino despejado.

-Así que te pusiste creativo, eres un tipo creativo. Lo arrastraste hasta la cama, agarraste un cuchillo
de la cocina. Escribiste un divertido mensajito, eres bueno para eso también, y se lo clavaste en el
pecho con el cuchillo.

-No hice nada de eso- Su respiración se acortaba, el sudor permeaba su rostro -Eso es una locura,
nunca estuve allí, nunca fui. Quiero hablar con mi abogada. Demando hablar con mi abogada.

-Peabody, consíguele algo de agua. Cálmate, JJ. Cálmate antes de que termines en la enfermería otra
vez. Créeme, tengo todo el tiempo del mundo para esto.

-No tengo nada más que decir hasta haber hablado con mi abogada.

-No hay problema.

Ella esperó mientras Peabody traía una taza de agua.

Su mano temblaba mientras bebía.

Eve se acercó a Peabody y le habló quedamente -Consigue un agente para que lo vigile en caso que
tenga otro de esos ataques otra vez. Vamos a averiguar qué está reteniendo a la abogada. Lo tenemos
contra las cuerdas y necesitamos terminarlo. Quiero comprobar algo. Dallas, saliendo de
interrogatorios- dijo para la grabación. De regreso en su oficina, llamó al enlace de Felicity. El
estómago se le hizo un nudo cuando una mujer mayor respondió.

-¿Sí?

-Soy la Teniente Dallas, NYPSD. Necesito hablar con Felicity Prinze.

-Soy su madre, no va a hablar con usted. Usted es la amiga de ese tal Copley.

Los músculos de su estómago se aflojaron otra vez cuando usó el tiempo presente -No, señora, no
soy su amiga. Tengo a Copley bajo custodia.

-¿Por qué?

-Por asesinato.

-Oh Dios mío ¡Oh Dios mío! Mi pequeña niña.

-¿Ella ha sido lastimada, señora?

-No, no, no de esa manera. Pero él lastimó el corazón y el alma de mi pequeña ¿Mató a su pobre
esposa, no es así?

No por no haberlo intentado, pensó Eve -Señora, necesito hablar con su hija, puede quedarse con ella
mientras lo hago.

-Puede estar segura de que lo haré ¡Chantal! Trae a tu hermana ¡En este instante! Volvió a casa- le dijo
la mujer a Eve -Estoy agradecida por eso, vino a casa porque descubrió que él le había estado
mintiendo y usándola. Y he tenido conmigo su enlace porque él siguió tratando de hablar con ella.
Felicity, es esa policía de la que nos hablaste. Arrestó a ese horrible hombre.

-¡Arrestado! Mamá, dame el enlace ¡Hola, hola! Olvidé su nombre.

-Es Dallas, Teniente Dallas. Felicity ¿viste o hablaste con JJ después de que habláramos?

-No podría, me quedé pensando cuando usted se marchó. No soy tan estúpida como la gente piensa.
-Nadie piensa que seas estúpida- le dijo su madre.

-Él lo hacía, pensaba que era estúpida y lo era. Pero empecé a pensar, llamé a Sadie y hablamos.

-Eso es bueno.

-Y después de que hablé con Sadie, hice lo que él me dijo que no hiciera. Llamé a su casa. Me
contestó el ama de llaves y me dijo que ella tomaría el mensaje porque él no podía. Así que le dije,
Oh, él está fuera de la ciudad y el ama de llaves dijo que no, que estaba en la residencia, eso es lo que
dijo, pero que no podía acercarse al enlace y que ella tomaría el mensaje. Sólo le dije que no era nada
porque estaba enfadada. Él me mintió. ¿Usted sabía que él me mintió?

-Sí, lo siento, Felicity, sabía que él te mintió.

-Es por eso que me dijo que debería hablar con Sadie y ella me dijo que necesitaba averiguarlo con
seguridad. Así que lo hice, incluso fui para allá, a su casa y vigilé, lo vi a él. Los vi a él y a su esposa
salir juntos y subir a un coche, él no estaba de viaje. Se estaban riendo. No estaba siendo mala con él.
Él… él la besó antes de subir al coche y supe que todo era una mentira por lo que regresé a casa.
¿Estoy en problemas?

-¿Por qué estarías en problemas?

-Tomé algunas de las prendas que él me compró y utilicé la tarjeta de crédito que me dio para pagar
el viaje a casa. No tenía lo suficiente ya que había dejado de trabajar, lo pagaré.

-¿Él te dio las prendas?

-Sí, pero…

-¿Te dio la tarjeta para que la usaras?

-Lo hizo.

-Entonces no estás en problemas.

-Le dejé un memo; le dije que me iba y que no tenía nada que hacer con alguien que mentía y
engañaba de esa manera, y que me hacía a mí una mentirosa y una tramposa también. No voy a
regresar. No lo creo. Creo que no pertenezco a Nueva York ¿Él hizo algo realmente malo? ¿Peor que
mentir y engañar?

-Así parece.

-Era muy bueno conmigo, así que lo amaba. Pero no era real.

-Podría necesitar volver a hablar contigo, pero estoy contenta de que hayas ido a casa. Estoy contenta
de que estés con tu familia.

-Yo también. Um, Feliz Navidad, Dallas.


-Igual para ti.

Eve cortó, se reclinó hacia atrás, mientras meditaba al respecto.

-La abogada está aquí,- dijo Peabody desde la puerta.

-Les daremos algo de tiempo, entonces empezaremos otra vez.




Capítulo 22


Eve les dio una hora, tomándose el tiempo para afinar su aproximación y luego caminó a través del
bullpen para llegar a Peabody.

Vio que Jenkinson le había tomado la palabra. Una pancarta colgaba sobre la puerta de la sala de
descanso, mirando hacia fuera de manera que cualquiera que entrara pudiera ver el sentimiento:

“NO IMPORTA TU RAZA, CREDO, ORIENTACION SEXUAL,

O AFILIACION POLITICA, NOSOTROS PROTEGEMOS Y

SERVIMOS, PORQUE PODRIAS TERMINAR MUERTO.”

Obviamente, había habido alguna discusión, algún trabajo en equipo en la redacción, pero el
sentimiento original de Jenkinson permanecía. Su primera reacción no fue la diversión que ella había
esperado, sino un tirón de orgullo. Porque esa era la pura verdad.

Ella echó un rápido vistazo a los hombres y mujeres que servían bajo ella. Trueheart en su prístino
uniforme trabajando con seriedad en su computadora. Baxter, tirado hacia atrás, con los zapatos de
diseño apoyados sobre su escritorio, hablando por el enlace de su escritorio. Jenkinson frunciendo el
ceño ante su pantalla mientras masticaba un dudoso sándwich de la máquina expendedora.

La sala olía a un café verdaderamente horrible, al almuerzo grasiento de alguien, al aroma a pino que
alguien había rociado en el tonto árbol. Esto olía como los policías en Navidad, pensó ella.

-Peabody vamos a cerrar esto ¿El resto de ustedes? Eso - señaló hacia la pancarta - Eso se queda allí.
Si cualquiera de Mantenimiento, Normas o de Legal trata de bajarlo, me lo mandan de una patada.

Peabody se apresuró detrás de Eve – ¿En serio vamos a dejarlo allí arriba?

-¿Cómo empezamos esta investigación? Dando nuestro tiempo y esfuerzo para conseguir justicia
para un cabrón inútil. El letrero se queda. Dice la verdad.

Ella ingresó a Interrogatorios, leyó la información necesaria para la grabadora, luego se sentó en
frente de Copley y su abogada.

-Así que, aquí estamos de nuevo - Y no dijo nada más, McAllister rompió el silencio.

-Mi cliente es una víctima de Trey Ziegler, un chantajista, un extorsionador, un hombre que a través
de evidencia que usted misma descubrió usó sustancias ilegales para violar a un número de mujeres.

-Le concederé que Ziegler era un repugnante ser humano. Aún sigue siendo ilegal el asesinar a un ser
humano, repugnante u otra cosa.
-Mi cliente no asesinó a nadie, y en el tiempo establecido de la muerte de Trey Ziegler él estaba en su
propia casa.

-Eso dice él, pero no tiene a nadie que respalde eso incluyendo a la esposa que él envió al hospital
recientemente.

-Nunca toqué a Natasha.

-Ella dice algo distinto.

-No creo eso- continuó Copley, incluso cuando su abogada trataba de hacerlo callar - Estás
mintiendo.

-¿Quieres que vuelva a reproducir la llamada al 911?

-JJ - Haciendo hincapié en el nombre, la abogada cerró su mano sobre la de Copley - La Sra.
Quigley temía por su vida y gritó llamando a su esposo. Lo llamó para que viniera a ayudarla.

Eve sonrió -Puede intentar explicarlo así, pero sabe lo que el jurado va a escuchar, de la grabación,
de los propios labios de Natasha Quigley en la corte.

-La Sra. Quigley sufrió una severa lesión craneal durante el ataque de un asaltante desconocido, uno
que muy probablemente mató a Ziegler, uno que muy probablemente estaba en asociación con él. Su
memoria y su testimonio sobre los eventos, no son confiables.

-Y este ”asaltante desconocido” desapareció misteriosamente.

-Mi cliente cree que Catiana Dubois asaltó a su esposa y en la lucha se cayó y se mató. Mi cliente cree
que la fallecida estaba en asociación con Ziegler.

La rabia le cosquilleó en la garganta. Eve dejó que se notara, la dejó venir.

-De manera que quieres colgarle a ella a Ziegler, permítanme decir esto, de manera que ambos
puedan oírlo: Inténtenlo, tan sólo inténtenlo. Su cliente es un mentiroso, un tramposo, un adúltero y
un fraude ¿Con quién cree que el jurado va a simpatizar? ¿Con un hombre que engaña a su esposa
con una joven ingenua a la que le miente, una que él ha instalado con el dinero que le ha robado a su
esposa? ¿Un hombre que le pagó a un chantajista para que mantuviera ese arreglo en secreto? o ¿con
una mujer inocente, una que trabajaba para ganarse la vida, que venía de una agradable familia y que
no tenía manchas en su registro?

-Deja a Felicity fuera de esto- demandó Copley.

-Hablé con ella también, apenas hace una hora, ¿Recibiste su memo?

Él se puso de pie abruptamente, Eve se levantó con él.

-No tenías ningún motivo para hablar con ella, le voy a explicar todo. Va a regresar conmigo, la
amo. Me voy a casar con ella
-Pero no podrías hasta que te deshicieras de la esposa que ya tienes. Asesinarla te despeja el camino.

-¡No tengo que matarla! Por qué crees que le pagué a Ziegler para que se acostara con ella.

-JJ, ¡Dios! ¡Cállate la boca!

-No me digas que me calle la boca - Con el color subido, él se volvió hacia McAllister -Pedazo de
perra inútil ¿Por qué no me ha sacado de aquí?

-Te dije que quería a Silbert o a Crosby

-Me tienes a mí

Eve volvió a sentarse y miró a Peabody -Ahora, esto es interesante ¿No te parece interesante,
Peabody?

-Estoy cautivada, absolutamente cautivada ¿Él dijo lo que pienso que dijo en la grabación que le pagó
a Ziegler para que se acostara con su esposa?

Peabody le lanzó una mirada a Copley - ¿Pudiste mirar?

-Cierra el pico, eres repugnante

-Él le paga a un sinvergüenza para que se acueste con su esposa ¿y yo soy la repugnante? Cielos, Ok,
si no lo hiciste por pervertido ¿para qué lo hiciste?

-¡Por Felicity!

-¿Ella podía mirar?

El corazón de Eve estaba henchido de orgullo mientras Copley le gruñía a Peabody.

-Quiero hablar con mi cliente en privado

-Ha tenido suficiente tiempo para eso- dijo Eve -Esto me suena como que JJ tiene cosas que decir
¿Tienes algo que decir JJ?

-Demonios, sí. Y tú cierra el pico- le dijo a su abogada, quien sólo sacudió la cabeza y suspiró.

-Fue amor a primera vista con Felicity. Quería darle lo que necesitaba, hacer realidad sus sueños.

-Así que le mintió.

-No mentí, sólo necesitaba tiempo. Tenía la intención de divorciarme de Natasha, pero sin ciertas
estipulaciones y acuerdos, el divorcio me hubiera dejado incapaz de realizar los sueños de Felicity.

-Necesitabas el dinero de tu esposa para realizar los sueños de la mujer por la que estabas dejando a
tu esposa.

-No es necesario ser grosero. El amor es su propia razón. Natasha y yo nos habíamos separado y…
-En serio, evítame todas las castañas pasadas, Están asando unas frescas en la calle

-Vas a pagar por tu falta de respeto.

-Pon tu precio- Eve se le volvió a encarar – Porque no te respeto. Si tienes algo que decir, dilo.
Claramente, en la grabación. Hiciste un trato con Trey Ziegler. Explícate.

La mirada que él le lanzó ardía de odio, pero escupió las palabras -Puesto simplemente, estaba
consciente de que Ziegler tenía sexo con las clientas, alardeaba sobre ello conmigo. Decía que podía
tener a cualquier mujer que quisiera.

Aun haciendo el intento, McAllister metió su cuchara -Mi cliente no estaba consciente de que Ziegler
utilizaba sustancias ilegales en aquellas clientas.

Luego de un parpadeo que le dijo a Eve que Copley lo “había sabido” Copley continuó -Por supuesto
que no, eso es deplorable. Hasta donde sabía todas las mujeres estaban dispuestas. Le dije que le
pagaría si podía seducir a Natasha. Ella tenía opción - Copley golpeó la mesa con un dedo para darle
mayor énfasis - Ella escogió tener sexo con él y más de una vez. Tenía que ser más de una vez, tenía
que existir una clara aventura para poder preservar mis… ventajas financieras

-Tu contrato pre-nupcial especificaba que si tu esposa tenía una aventura sexual ¿tu conseguías el
divorcio con un voluminoso acuerdo?

-Es lo justo

-De manera que contrataste a Ziegler para inducirla a una aventura sexual, una que asumo que
documentaste.

-Eso es correcto, no es ilegal.

Por el contrario, pensó Eve, pero los cargos por proxeneta no valían la pena ser mencionados.

-Sólo necesitaba que lo hicieran un par de veces más. El primero del año o justo después y podría
presentar la demanda.

-Pero sugeriste un viaje con Natasha, para consolidar tu matrimonio, después del primero del año.

-Ok, lo hice- El cambió de posición en la silla, se inclinó hacia adelante un poco como explicando
que era perfectamente razonable -Eso nunca hubiese ocurrido, pero era importante que pareciera que
estaba tratando de arreglar las cosas. Es un matrimonio- dijo él, obviamente frustrado -Es un asunto
personal, no un asunto policial.

-Si querías que las cosas quedarán asi, no deberías de haber asesinado a Ziegler.

-¡No lo hice! Sólo necesitaba que se acostara con ella un par de veces más. Ahora está muerto.

-Él no podía finalizar el trabajo porque ella lo cortó, o estaba por hacerlo.

-Tal vez ella lo hizo, tal vez no. Pero él la hubiese persuadido.
-¿De una u otra forma? - dijo Eve.

-Él me dijo que la persuadiría- Copley miró hacia otro lado -Le dije que no tendría el dinero hasta
que no lo hiciera. Sólo dos veces más y podría llevar eso a mi abogado de divorcio.

-¿Cuándo se lo dijiste a él?

-Justo la semana pasada cuando fui…

-A su apartamento - Finalizó Eve.

-Mira, está bien. Fui allá. Una vez. Sólo esa vez porque me dijo en nuestra sesión de entrenamiento
que el día anterior ella había hablado sobre tratar de arreglar su matrimonio y tal vez dejar de tener
sexo con él. Y ella me estaba hablando sobre arreglar las cosas, poniéndose llorosa y poniéndose
coqueta. Sólo necesitaba un par más de veces para sellar el trato.

-Él no podía hacerlo, pero aún quería el dinero. Si no se lo pagabas, él iría con tu esposa, le
confesaría y tu perderías; le contaría sobre Felicity. Y perderías. El cabrón te tenía cogido por todos
los ángulos. Eso nunca iba a terminar. De manera que lo terminaste.

-Yo no lo maté. Yo no estaba allí.

-De la misma manera que estabas arriba cuando Catiana fue asesinada ¿y cuando tu esposa fue
atacada? ¿De qué se había enterado Catiana? ¿Qué era lo que ella sabía? Se lo contaría a Natasha y tú
volverías a perder por lo tenía que ser detenida y la detuviste. Pero tu esposa entra y no es sólo
perder tus “ventajas financieras”, eso es perderlo todo. Tenía que ser detenida.

-Me utilizó, todos me utilizaron“Yo soy la víctima aquí”. Yo soy la maldita víctima, no hice nada. No
estaba allí. Quiero hablar con Natasha, quiero hablar con Felicity.

-Ellas han terminado contigo, a quien tienes ahora es a mí. Así que empecemos de nuevo.

El balbuceó y se trabó, vociferó una o dos veces; suplicó e insultó. Pero no dio su brazo a torcer.

Eve decidió que pasar la Navidad en una celda podría añadir el incentivo final y lo envió allá,
despotricando.

-Solito se ha metido en esto- comentó Peabody -¿No dijo Mira algo por el estilo? Cómo él podía
hacerse creer a sí mismo la mentira hasta que se convertía en su verdad

-Algo así. Puede ser más difícil para él creerlo después de otro par de días tras las barras. Sigue
haciéndose líos con las cosas; ir al apartamento de Ziegler y pagarle a Ziegler para tirarse a su
esposa. Seguiremos apilando sus traspiés hasta que caiga redondo.

-Hay más que suficiente para ir a juicio -

Sin una confesión, el Fiscal va a ofrecer un trato, eso no es suficiente. Tal vez me puedo tragar lo de
Ziegler, pero no lo de Catiana. Volveremos a trabajarlo después de Navidad. Anda, agarra el huesudo
trasero de McNab, cojan su transportador y vean a tu familia.
-¿En serio? Tenemos que escribir el…

-Yo me encargo

-Tú siempre dices eso. Voy a…

-Lo digo porque yo soy la jefa, largo de aquí.

-Gracias, Feliz Navidad, Dallas. No me pegues.

Peabody le echó los brazos alrededor a Eve y la apretujó -Espero que te guste tu regalo la mitad de lo
mucho que yo amo mi abrigo- Ella salió corriendo, presumiblemente para agarrar dicho abrigo.

En su oficina, Eve escribió el informe, le mandó una copia a Reo, al comandante, a Mira y a Peabody.
Podía trabajar en los giros y vueltas de éste, pensó, tal vez enderezar algunos de ellos, hablar con
Quigley una vez más. Entonces ella pensó: ¡Al diablo con eso!

Se iba a casa.

Tal vez eso la persiguió persistentemente en el viaje, el enloquecedor viaje lleno de lluvia y
parranderos. La persiguió lo suficiente como para que utilizara su computadora de consola y
divagara sobre algunas ideas y especulaciones para revisarlas después.

Pero cuando ella entró en la casa, se ordenó a sí misma a dejarlas de lado.No fue difícil, no cuando
ella entró a la calidez, la luz y las carcajadas. Incluso algunas de las carcajadas eran de Summerset.

Estaban en la salita, Roarke estaba despatarrado en un sillón, con una copa de vino en la mano.
Summerset estaba sentado en una postura perfecta frente a él. Ella no pensaba que Summerset pudiera
despatarrarse debido al palo que tenía metido en el culo.

Entonces se recordó a sí misma que era Navidad y tiempo para una moratoria de insultos.

-¿Cuál es el chiste? - preguntó ella.

Roarke sonrió - Sólo un paseo por el sendero de los recuerdos.

-¿Cuántos bolsillos hurgaron durante el paseo?

-¿Quién está contando?- Él se puso de pie para besarla, tomo el abrigo y lo arrojó sobre el brazo del
sofá -Te traeré un poco de vino.

-Lo tomaré, comida de fiesta- Ella estudió la bandeja de sofisticados bocaditos, escogió uno y se lo
metió a la boca, no estaba segura de lo que era excepto de que era bueno.

-¿Todo está atado? - preguntó Roarke cuando le entregó el vino.

-Atado, pero no bien atado y con lazo. Aun así, Copley está acumulando piedras en su calcetín de
Navidad.
-Eso es carbón.

-¿Qué es carbón?

-No importa- Roarke la volvió a besar, la hizo sentarse con él en el sillón.

Nerviosa porque Summerset estaba justo allí, empezó a levantarse -Tenemos montones de sillones.

-Estamos economizando- Roarke la sostuvo con rapidez -Summerset me estaba contando sobre una
Navidad durante las Urbanas cuando él y algunos médicos fabricaron un árbol con varillas y trapos
entre otras cosas.

-Era bastante festivo, considerando -añadió Summerset -Lo iluminamos con mini antorchas a batería
y alguna alma emprendedora robó una caja de MRES (Comidas listas para comer) del campo
enemigo de manera que tuvimos un festín.

-Ese serías tu.

Summerset le levantó una ceja a Eve -Quizás lo fui, hacer algo puede añadir un sentido de
comunidad.

-Mi equipo arrastró un árbol quebrado, una menorah astillada y mazorcas de maíz falsas- Ella tomó
un sorbo de vino -Eso alegró el lugar de inmediato- Ella se relajó, dejó que la noche hiciera
desaparecer el día. Tal vez la policía que había en ella no pudiera aprobar algunas de las historias que
contaban o el robo que a menudo involucraban, pero…diablos, el estatuto de limitaciones las
convertía a todas en meros recuerdos.

-Tengo amigos esperando- dijo Summerset, y se puso de pie.

Eve se guardó la réplica automática involucrando espíritus, cadáveres y tiempo de espera. Moratoria,
se recordó a sí misma.

-Feliz Navidad para ambos. Es una más feliz para mí sabiendo que este es un hogar que cumple su
promesa y propósito.

Contenta de haberse guardado la pulla, Eve se aclaró la garganta -Ayuda el tener a alguien que sabe lo
que está haciendo para manejar los detalles.

-Gracias es un regalo inesperado. Buenas noches.

Roarke le besó la mejilla a Eve después de que Summerset se marchara -Inesperado y dulce.

-Yo no soy dulce. Esa es la verdad. Estoy llena de verdades esta noche.

-¿Tuviste momentos difíciles en tu día?

-Sí y algunos más pero no vamos a pensar en eso porque, hey ¡mira! Están todos esos regalos debajo
del ¡Mierda! ¡Mierda!- Ahora ella se puso de pie -Necesito veinte minutos.
-Está bien.

-Anda…haz algo- le sugirió ella y salió volando para envolver los regalos que no había envuelto a
tiempo porque había un montón de tiempo para hacerlo.

Los arrastró a la salita y los metió debajo del árbol. Resoplando enfurruñada, dio un paso atrás. Y
casi pegó un grito cuando divisó a Roarke tendido en uno de los sofás leyendo un libro, con el gato
estirado al lado de él.

-No te ví.

-Eso fue lo que deduje cuando ibas a agarrar tu arma.

-No la desenfundé. Estás leyendo un libro.

-Es el Yeats que me regalaste en nuestra primera Navidad juntos, lo releo todos los años a esta hora.

-Eres tan tonto- Pero ella sonrió cuando lo dijo porque la idea la llenó de placer -¿Quieres ver lo que
recibes este año?

-Sí quiero- Se levantó y puso el libro a un lado. El gato simplemente se dio la vuelta quedándose en el
sofá -Podríamos dejar los regalos de los amigos para mañana -sugirió él, sirviendo más vino para
ambos -Para el Día de Navidad.

-Funciona para mí. Entonces podríamos terminar lo que empezamos anoche. Tú sabes, tomar
montones de vino, tener sexo como locos.

-Eso podría funcionar absolutamente para mí o… -Le puso una mano en la nuca y la besó lentamente
-Podríamos empezar por el final de eso, hacerlo a la inversa. Sexo como locos, montones de vino y
regalos.

-Ese es un plan pero… - Ella se separó agarrando una caja larga torpemente envuelta -Abre esto. Me
imagino que sería el… - Ella lanzó las manos al aire e hizo un sonido sibilante – ¿Qué es eso?

-La explosión- Dijo Roarke.

-No, no, cuando un tipo que…-Con los puños sueltos ondeó sus brazos en el aire -Y todos los
músicos…

-¿El crescendo?- Él se río y se sentó en el piso con la caja -Te adoro. Así que, en este caso, primero
el crescendo.

-Sip, quiero ver si di en el clavo. La envoltura es una mierda

-Es encantadora- desató la cinta y rasgó el papel. Cuando abrió la caja, ella evaluó la sorpresa. Pero
sorpresa no significaba necesariamente haber dado en el blanco.

-No te hiciste un abrigo mágico - le señaló ella.


-No he llegado a eso.

El sacó el suave cuero negro en un estilo clásico y notó conmovido que los botones tenían el símbolo
de la trinidad de nudos Célticos -Me maravillas

-Puedes comprar tu propia ropa y se la puedes comprar a todo el mundo pero esto es… también te
quiero a salvo.

-Querida Eve- Cuando él se inclinó hacia adelante y la besó, ella supo que había dado en el clavo.

-Te va a quedar bien- le dijo ella - Fui donde tus chicos de R&D para el forro y eso no fue fácil. Creo
que podría entrar a la Sala de Guerra de la Casa Blanca con más facilidad. Y donde tu sastre.

Él se puso de pie para ponérselo - Es perfecto, absolutamente perfecto.

Y en él, el dúctil cuero negro hasta la rodilla, se veía ridículamente sexy.

-Hay un agregado oculto en los bolsillos interiores. Me imagino que un tipo como tú puede
encontrarlos con bastante facilidad. Para llevar cosas que incluso un consultor civil experto no se
supone que lleve.

-¿Eso es así? - Él lo hizo, de hecho los encontró y sonrió como un chico.

Dos veces en el blanco, pensó Eve. Imparable, ella comenzó a alcanzar otro regalo.

-No, ahora es tu turno -Él se quitó el abrigo y lo puso con el de ella -Sólo seguiremos con el tema del
crescendo - El escogió una pequeña caja.

-Esta.

Ella esperaba encontrar joyería, él no podía evitarlo. De manera que lo primero que sintió al abrirla
fue desconcierto al encontrar una simple tarjeta de negocios - ¿Maestro Wu? No lo entiendo.

-Lo tienes a él. El trabajará contigo, en su dojo, o aquí en el dojo que vamos a instalar al lado del
gimnasio en el nivel inferior.

-¿El qué? Dojo ¿Aquí?

-Los trabajos empiezan la semana que viene. El Maestro Wu te entrenará. Si alguna vez no puedes
conectar con él en persona, hemos ideado un programa holográfico…

-El Maestro Wu trabajará conmigo ¿El Maestro Wu? -Ella había conocido brevemente a la leyenda
de las artes marciales en un caso y lo había admirado por años -¿Tú me compraste al jodido Maestro
Wu?

-Es una manera de decirlo

-¡Santa mierda, santa mierda! -Ella dio un salto, literalmente se puso a bailar alrededor de la sala,
deteniéndose para golpear a un oponente imaginario, destruyéndolo con una feroz patada de lado.
-¡Maestro Wu!

Ella saltó sobre Roarke haciéndolo caer, besándolo con fuerza cuando él se rió y mientras, el gato
corría hacia allí para ver qué diablos estaba pasando.

-Este es el mejor. Este es el regalo más maravilloso que jamás haya habido en la historia de los
regalos. Sabes que ahora voy a poder patearte el culo seriamente.

-Ya lo veremos.

-El Maestro Wu- se levantó tirando de él con ella - Estas instalando un dojo aquí.

-Estamos ¿Será divertido para ambos, no es así? Te mostraré el diseño, los planos. Ah caray-
murmuró él cuando la loca alegría en los ojos de Eve se nubló con lágrimas.

-Tú- dijo ella y lo abrazó con fuerza -Tú me conoces y me amas de cualquier manera. Nunca lo voy
a entender.

-Y tú. Mi policía puso bolsillos ocultos en mi abrigo mágico. No podría haber soñado con alguien
mejor que tú.

Ella sorbió por la nariz, retrocedió y sacó otro regalo de debajo del árbol.

-Este, este necesita ser el siguiente.

-Podría sentarme aquí contigo, bajo estas alegres luces y no necesitar nada más en el mundo. Pero ya
que esto está aquí - añadió él, haciéndola reír mientras abría el regalo.

Ella había enmarcado una foto de los dos en el preestreno de La Agenda Icove. No una tomada en la
deslumbrante alfombra roja, sino una tomada después de que se había enfrentado con el asesino y de
que él le ensangrentó la cara al bastardo. Estaban parados sonriéndose el uno al otro con los nudillos
raspados de él en la mejilla magullada de ella.

-Estos somos nosotros, eso fue lo que dijiste cuando viste esta foto -El alzó la vista hacia ella -Y así
es, esto va directamente sobre mi escritorio. Abre este.

Aliviada de que el ataque emocional hubiese pasado, rasgó la envoltura. Y encontró exactamente la
misma foto. Con diferente marco, pero la misma foto. Nada podría haberla sacudido más.

-Míranos. Nos conocemos uno al otro.

-Y nos amamos uno al otro de cualquier manera.

-Todos elegantemente vestidos y tú con los nudillos sangrando y mi ojo ya poniéndose morado.
Pensar en toda esa preparación de mierda para las cámaras. El tratamiento de Trina. El vestido, el
cabello, el rostro y yo termino con un ojo morado de cualquier manera

-Atrapaste a tu hombre. Y la celebración fue una fiesta de los mil diablos.


-Arrestar a Frye fue la mejor parte, lo fue. Si las fiestas no tomaran tanto tiempo y trabajo,
podrían……..Espera. Espera.

-¿Para qué?

-Ella ayudó con los preparativos de la fiesta. Eso es lo que Tella me dijo hoy. Catiana estaba allá,
prestó su ayuda y se arregló para la fiesta allá. Catiana

Roarke tentaba a Galahad con una cinta para que juegue - Sospecho que es la Navidad la que va tener
que esperar.

-Necesito...No, esto puede esperar- Ella comenzó a extender el brazo para agarrar otro regalo, pero
él le tomó la mano.

-Nos conocemos uno al otro.

Ella volteó su mano bajo la de él y apretó con fuerza -Gracias a Dios, puedes usar tu nuevo abrigo.

Entonces se puso a pensar en aquellos giros y vueltas mientras él conducía y se preguntaba si ella
efectivamente había enderezado algunos de ellos. Esto le daba un sentido retorcido y despreciable.Y
considerando a aquellos involucrados, se tocaba la melodía directamente a un crescendo.

No se tomó la molestia de hacer que trajeran a Copley, sino que bajó a las entrañas de la Central, se
registró y mostrando su placa se dirigió dónde estaba Copley dando vueltas en su celda.

-¿Qué quieres? No tengo que hablar contigo. Vete a la mierda y tú con ella- le dijo a Roarke.

-Puedes hacer venir a la abogada a la que no respetas o puedes responder a un par de preguntas ¿La
noche de tu fiesta de Navidad, a qué hora viste o hablaste con tu esposa por primera vez?

-¿Cómo diablos voy a saber? No estaba mirando el maldito reloj.

-Bien - Eve se dio la vuelta.

-Espera ¿Por qué es importante? Te dije a qué hora llegue a casa, te dije que subí a vestirme. Tash
llegó más tarde. Ella estaba retrasada.

-¿Qué hay acerca del cabello, el maquillaje?

-¿Qué tienen? Espera, espera. Tuvo que arreglarse sola; estaba apurada, algo acerca de un problema
con el servicio de banquetes. Estaba alterada y habló de cómo había tenido que apagar una docena de
incendios. Sé que había estado corriendo por todos lados lidiando con las cosas porque la chica de
Tella llamó, me agarró justo después que salí de la ducha, buscándola.

-¿Por qué no llamar a Natasha directamente?

-¡No lo sé! No le pregunté, tenía que estar listo para una fiesta. No me meto con el personal
doméstico. Tash se ocupa de eso. Ella se ocupa del personal.
-¿Cuánto tiempo te tomó estar listo?

-Jesús Cristo, no lo sé. Me tomo mi tiempo. Tal vez noventa minutos.

-¿De manera que Catiana estaba buscando a tu esposa alrededor de las seis y treinta? O ¿En algun
momento alrededor de las seis y treinta?

-Alrededor de esa hora ¿Y qué? La chica debería de haber sido capaz de manejar cualquiera fuera el
problema en lugar de molestarnos. Pero no la maté por eso.

-Tú eres un completo gilipollas, JJ - comentó Eve, y se marchó con los gritos de él detrás de ella.

-Él es de hecho, un completo gilipollas - concordó Roarke.

-Sí, pero él no es el asesino.

EPILOGO

Un personal reducido manejaba el hospital. Eso significaba que Eve tenía que pasar a través de más
aros para que la admitieran en el ala de cirugía, pero se sentía tolerante. Cuando entró a la habitación
de Natasha con Roarke, reparó en que habían traído un árbol, regalos, y colgado algunas luces.

Natasha estaba sentada en la cama, flanqueada por su hermana y su cuñado. Se veía más alerta y se
había puesto lápiz de labios y otros realzadores. Vestía una bata de encaje sobre un camisón de seda.

-Teniente - Martella se le acercó para saludarla -Roarke ¡Oh, usted trabaja demasiado para estar
todavía en esto en Noche Buena! Por favor, sírvanse un poco de champagne. La doctora dijo que Tash
podía tomar media copa. Ella ya se está mejorando tanto.

-Así veo. Se le ve mejor, Sra. Quigley.

-Me siento más yo misma. Un poco débil y temblorosa, pero mucho mejor. Tella y Lance me trajeron
la Navidad

-Agradable. Tendremos que saltarnos el champagne, pero esto no nos tomará mucho tiempo. Quería
ver cómo estaba y darle algunas actualizaciones

-Tan amable

-Le voy a hacer sólo un par de preguntas, para atarlo todo. Lo mantendré simple

-Por supuesto si está segura que eso no puede esperar

-Cuando estamos así de cerca para envolver las cosas, no queremos ningún cabo suelto

-¿Usted sabe lo que pasó?

-Lo sé ¿Le importa? - preguntó Eve mientras se sentaba a los pies de la cama.

-Por supuesto que no. Estoy tan agradecida por su dedicación

-Sólo hago mi trabajo. Y haciéndolo, debería recordarle que usted puede tener presente a un
representante legal. Le leí sus derechos el otro día, pero puedo refrescarle la memoria si usted lo
necesita

-Tan formal. No hay necesidad de eso. Por supuesto que recuerdo. No quiero un abogado- Ella
incluso palmeó la mano de Eve -Haga sus preguntas de manera que pueda irse a casa y disfrutar sus
propias Navidades

-Gracias. Hablé con su doctora antes de venir aquí. Está muy complacida con su progreso, y espera
que tenga una recuperación completa, y tiene la esperanza de que pueda ser dada de alta en pocos días

-Esto se siente como un milagro

-Estoy segura que lo hace. Lamento informarle que tenemos a su esposo en custodia. Ha sido acusado
por el asesinato de Trey Ziegler, por el asesinato de Catiana Dubois, y por el ataque hacia usted

-Oh Dios

-Tienes que ser fuerte, Tash- Martella agarró la mano de su hermana cuando se volvió hacia Eve -
Lance y yo hablamos sobre esto. Lo hablamos una y otra vez porque esto simplemente no parece
posible. Pero lo es. Esa es la única posibilidad. Debe de haberse vuelto loco

-Él es un hombre difícil. Entiendo su lealtad, Sra. Quigley Natasha- dijo Eve, y luego amablemente -
Pero es tiempo de la verdad

-Él es mi esposo ¿Cómo acepto todo esto? ¿Cómo acepto que mi esposo es un asesino?

-Es duro. Esto tiene que ser realmente duro. Pero hemos sido capaces de juntar todas las piezas. Los
acontecimientos, las líneas de tiempo, todo eso

-JJ-Natasha lo dijo con voz ahogada -Traté de decirme a mí misma que estaba confundida. Que eso
no podía haber sido… ¿Pero por qué, por qué?¿Por qué él lastimaría a Catiana, por qué me haría
daño a mí? ¿Por qué asesinaría a Trey?

-Tella tiene razón. Él se volvió loco. Yo debería de haberlo visto, yo debería haberle conseguido
ayuda antes de que fuera demasiado tarde

Martella se sentó sobre la cama, abrazó a su hermana -No te culpes, Tash. No

-No entiendo esto. No entiendo nada de esto

-Él sabía sobre usted y Ziegler - le dijo Eve.

-Oh Dios. Dios, yo sabía que se enfadaría si lo descubría, pero…

-Él no lo descubrió- la corrigió Eve -Él lo arregló

-¿Qué…?

-Él le pagó a Ziegler para que se acueste con usted

-El… - Las lágrimas en los ojos de Natasha se secaron hasta convertirse en duras brasas. - ¿Qué está
diciendo usted?

-Estoy diciendo que le pagó a Trey Ziegler para que iniciara una aventura con usted, la cual, con la
ayuda de Ziegler, documentó para retener su generoso acuerdo financiero cuando presentara la
demanda de divorcio.
-Oh, Tash - Tella se inclinó más para ofrecer más consuelo. Natasha la empujó a un lado.

-Él está mintiendo. JJ debe de estar mintiendo.

-Tenemos los registros de Ziegler, corroborando las transacciones. Eso sólo fue otro trabajo
realmente lucrativo ya que ambos, usted y su esposo estaban, fundamentalmente, pagándole por el
mismo servicio. Sólo otra forma de sacar partido. Usted no significó nada para él aparte de otro
cuerpo, otra marca.

-Eso no es verdad. Eso no es verdad en absoluto.

El relampagueo de su mirada le dijo a Eve lo que necesitaba saber.

-El la; Ziegler la usó, él y su esposo se reían de eso a sus espaldas.

-No. Yo le importaba a Trey.

-A él le importaba el dinero que le daba, el dinero que consiguió de su esposo. Él jugó a dos cartas, y
terminaron asesinándolo.

-Nosotros teníamos una relación. ¿Usted me entiende?

-No estoy segura de hacerlo

-Tash, no te alteres. El hombre era un bastardo. Él se aprovechó de ti.

-De ti - Quigley se lo devolvió a Martella - No de mí. Nadie se aprovecha de mí.

-Es difícil de aceptar - Eve le palmeó la pierna a Natasha- Es realmente duro de aceptar para una
mujer inteligente y tenaz cuando ha sido embaucada. Todo lo que él le dijo fue una mentira y una por
la que su esposo pagó, peor aún, pagada con su dinero. Sé que es doloroso. Ya fue bastante malo
cuando descubrió que Ziegler estaba viendo a esa idiota de Alla Coburn nuevamente, bastante malo
cuando le mintió acerca de ella, acerca de las otras.

-El hizo que usted se sintiera especial, excitada -continuó - Cuando se escabulló de su fiesta ese día
para verlo, usted sólo quería verlo antes de que se marchara al seminario. Pero usted vio que él había
estado con alguien más. El sujetador barato, los zapatos de zorra, justo allí, en su cara.

-¿De qué está usted hablando?- demandó Martella. Eve la ignoró.

-Él le restó importancia ¿Tenía una forma de hacerlo, no es así? Ella no significaba nada para él.
Sólo sexo ¿Él se rió cuando le dijo que no lo toleraría? ¿Se burló cuando le dijo que lo amaba, que
quería que sólo estuviera con usted? ¿Se estaba riendo cuando levantó el trofeo y lo golpeó en la
cabeza?

-No puede hablarle de esa manera- Martella tiró del brazo de Eve -Está lastimada, ha sido victimada.
Lance, haz que se detenga.

-Espera- El miró con fijeza a Eve, volvió lentamente su mirada al rostro de Natasha - Sólo espera.
-No quiero hablar con usted- Natasha tiró de las sábanas y soltó unas lágrimas -Usted está diciendo
cosas horribles.

-Clavó el cuchillo en su corazón porque él había clavado uno en el suyo. Todo era mentira, Natasha.
Las suyas, las de su marido, las de Ziegler. Todo lo que usted hizo: mentiras. Pensó que se había
librado, se dijo a sí misma que hizo lo que tenía que hacer y que eso era todo ¿Pero el tiempo que le
tomó? Eso complicó todo. Tuvo que cancelar a sus técnicas de cabello y cara. He verificado con
ellas también.

-Yo estaba ocupada preparándome para la fiesta.

-Usted no estaba en casa a la hora que Ziegler murió. Catiana la buscó, no la pudo encontrar.

-Yo estaba en casa. Por supuesto que yo estaba en casa. Docenas de personas me vieron.

-Y cuando las entreviste a cada una de ellas, ninguna será capaz de verificar que estuvo allí entre las
seis y las siete esa noche porque usted estaba en camino al apartamento de Ziegler, asesinándolo, y
regresando de prisa a su casa.

-Estaba en casa - dijo Natash fríamente- Nunca probará lo contrario.

-Seguro que lo haremos. Y ayer Catiana se dio cuenta. Hablando con su hermana empezó a juntar las
piezas. Comenzó a preguntarse por qué no podía encontrarla en la casa, por qué había cancelado la
cita para el arreglo del cabello y el maquillaje. De seis a siete y treinta, de acuerdo a sus técnicas de
cabello y piel. Pero ella era leal, Natasha. Ella no corrió a decírmelo a mí, a la policía, ella con usted,
fue esperando que se lo explicara. Pero usted no podía explicarle.

-Tella, por favor, llama a la enfermera. Me duele la cabeza.

-Tash- Lentamente Martella comenzó a alejarse de la cama- Oh mi Dios, Tash. Eso no puede ser
verdad, no a Cate. Tú no podrías haber hecho eso.

-Pero lo hizo, tenía que protegerse a sí misma. Tal vez usted le ofreció dinero. Estaría en shock, se
sentiría insultada. Usted no podía confiar en que mantuviera la boca cerrada, de manera que usted
discutió y la amenazó. La empujó ¿quería matarla o fue sólo un feliz accidente?

Natasha sacudió la cabeza, mirando de forma suplicante a su hermana -No lo hice, no podría.
Créeme

-Pienso que fue un impulso violento- continuó Eve - Como con Ziegler. Y al igual que con Ziegler,
no podía dejarla así. Después de voltearla y asegurarse de que estaba muerta supo cómo sacarle
provecho a eso. Se podría librar de JJ, hacerlo encerrar como se merecía por engañarla con esa
pequeña desnudista de las tetas grandes. Se necesitaría algo de agallas, pero las tiene. De manera que
hizo la llamada al 911, podía declarar que bloqueó el video por el apuro, por estar conmocionada.
Simuló un ataque, usando el nombre de su marido. Luego tiró el teléfono al suelo y lo aplastó; se
armó de valor y agarró el jarrón. Gritó estimulando su adrenalina, alertando a JJ y entonces se
golpeó a sí misma tan fuerte como pudo. Más fuerte de lo que debería haberlo hecho. Ese golpe casi
la mató. Estuvo a punto de morir por orgullo, por su ego y por vengarse de un esposo tramposo
¿Valío la pena?

-Completamente

Cuando Martella empezó a llorar, Roarke le pasó un brazo por los hombros y miró a Lance - Debería
llevarla afuera, no debería estar aquí ahora

-Vamos, querida. Anda, vamos

-¡Anda, vete! Tú siempre fuiste la débil- le gritó Natasha - Anda a llorarle a Papito, como
acostumbrabas hacer

Martella se detuvo y echó la vista atrás - Tu eres mi hermana -enderezó los hombros y levanto la
barbilla -Pero ella era mi mejor amiga. Cate. Nunca te perdonaré por Cate- Y se marchó.

-Personal- Natasha se reclinó hacia atrás -Cualquiera que haga amigos o considere familia al
personal pagado es un tonto- Miró a Eve -Estaba bajo coacción. Las mezquinas crueldades de mi
esposo y su descuido, un amante alardeando de sus aventuras. Tuve un ataque de nervios

-Puede hacerlo de esa forma

-Un ataque de nervios ¿Lo que sucedió con Trey ese día? Fue como si alguien más estuviera dentro
de mi cuerpo. No podía controlarme ¿Catiana? Ella se resbaló.

-Estábamos hablando. Yo estaba alterada, por supuesto, pero ella se resbaló y cayó. Yo estaba en
shock. Otra vez, perdí la razón. Nadie en su sano juicio se golpearía a sí mismo de esa manera

-Va a conocer la diferencia entre estar legalmente cuerda y el ser solamente una perra fría, cruel y
egoísta.

-Estoy en el hospital, estuve a punto de morir. Tengo muchísimo dinero para pagar abogados
contundentes. Nadie llora por Trey, sólo yo ¿Y Catiana? Ella se resbaló.

-Usted es una buena mentirosa, pero con la evidencia que voy a presentar contra usted, hasta sus
mentiras se hundirán. Natasha Quigley, usted está bajo arresto por el asesinato de Trey Ziegler y por
el asesinato de Catiana Dubois, seres humanos. Los cargos adicionales incluirán, pero no serán
limitados a obstrucción de la justicia, mintiendo a una oficial de policía durante una investigación.
Será retenida aquí, bajo vigilancia hasta el momento en que pueda ser transportada de forma segura a
la prisión para esperar por su juicio

-Saldré con una fianza

-No apostaría por eso - Eve sacó sus esposas y dio un paso adelante.

-Manténgase lejos de mí, no puede ponerme esas esposas

-Tampoco apostaría por eso- Eve agarró una de sus muñecas, se las arregló para bloquear los
arañazos con los antebrazos -Añadir resistencia al arresto a los cargos mencionados- dejó que la
alcanzara la bofetada, aun cuando la mujer tenía su fuerza -Y un pequeño bono para mí con asalto a
un oficial de policía. Lo cual me permite…-sacó un segundo par de esposas y esposó la otra muñeca
de Quigley.

-Tendré su placa por esto

-Lo que usted tendrá es una vida de mierda en una celda. El gilipollas tramposo de marido que tiene
probablemente va a conseguir una buena cantidad de su dinero después de todo. Su nombre y su
rostro van a estar salpicados por todos los medios y el único club social al que pertenecerá es el
Círculo de Peleas de Putas de la Gran Nellie. Usted será la mascota. Feliz Navidad

-¿La Gran Nellie? - preguntó Roarke mientras se marchaban.

-Fue lo primero que se me vino a la mente. Oficial- Ella le hizo una seña al uniformado que había
pedido para el servicio -Vigílela bien. Lo tengo en rotaciones de cuatro horas, así no se perderá toda
la Navidad.

-Yo soy judío, señor

-Okay, Feliz Hanukah

Ella habló con la jefa de enfermeras de servicio, le transmitió a la Dra. Campo la situación actual vía
enlace.

-Su hermana va a sufrir

-Está casada con un tipo estable, una jodida roca. Pero, sí, va a sufrir. El asesinato no se detiene en la
víctima, no es así la mayoría de las veces. Ella le tendió una buena trampa, y él fue tan imbécil que
cayó en ella. Con algunos molestos detalles aquí y allá, pero le salió bien. Son tan parecidos Copley y
Quigley, él podría haberlo hecho, por todas las mismas razones. Excepto que no tiene las pelotas para
casi matarse a sí mismo para salirse con la suya.

-Cerraste el caso. Les hiciste justicia a tus dos víctimas,

-Enmarañado, pero cerrado. Ahora tengo que ir a liberar a Copley, ese cabrón.

-Podrías hacerlo en la mañana, dejar que se pudra sólo un poco más.

-Podría, pero no lo haré.

-Eso es lo que te hace no ser ni un poquito como ninguno de ellos.

-Eso es un fastidio en este momento. Me va a tomar un tiempo- Lo miró cuando salían del elevador -
Un par de horas para lidiar con el papeleo y los abogados. Nos echa a perder nuestra Noche Buena.

-Ya hemos tenido el crescendo, el resto puede esperar

-Sí- Ellos salieron al exterior. La fría lluvia había parado. Ella pensó que había captado el destello de
un par de estrellas. Lo tomó de la mano y le dio un balanceo a su brazo -Bonito abrigo- dijo ella, y lo
hizo reír.
Cumpliría con su deber y haría su trabajo. Entonces ella y el hombre que la conocía y la amaba de
cualquier manera se irían al hogar para la Navidad.


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